Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Castilla era el territorio más poderoso de la nueva monarquía, tanto por su mayor población como
por su dinamismo económico. Además, el poder real era mayor.
El objetivo principal de los Reyes Católicos fue el reforzamiento del poder real. Su medio principal
fue la política religiosa:
1. La creación de la Inquisición española, que fue un medio para reforzar el poder real y
que dependía directamente de los monarcas.
2. Fomentaron las regalías, que suponían un control en el nombramiento de los obispos.
3. La uniformidad religiosa se concretó en la expulsión de los judíos en 1492.
4. Los mudéjares fueron expulsados de Castilla y de Aragón.
1. Los Reyes Católicos crearon otros instrumentos para aumentar su poder: un ejército
permanente pagado por la monarquía e independiente de la nobleza. También la
formación de un nuevo cuerpo de funcionarios.
2. Se reorganizó el Consejo Real de Castilla que se constituyó en el principal órgano de
gobierno, con ello la aristocracia perdió influencia política.
3. Se establecieron los secretarios reales, que eran funcionarios con formación en leyes.
Los virreyes representaban a los soberanos en los territorios en los que estos no se
hallaban presentes.
4. Se redujo el papel de las Cortes de Castilla.
5. En los municipios se revitalizó el cargo de corregidor. Su actuación limitó el poder de
las oligarquías urbanas en favor de la autoridad real.
6. Se reorganizó el sistema judicial, se crearon las Chancillerías o Audiencias a nivel
regional.
7. Se creó la Santa Hermandad, un cuerpo armado para mantener el orden en los
caminos.
Durante los siglos XVI y XVII se mantuvo en el trono español la dinastía de los Habsburgo o de
los Austrias. España formó un amplísimo imperio y se convirtió en la potencia hegemónica mundial.
Carlos va a asumir la importante herencia territorial de los Reyes Católicos: las Coronas de
Castilla y Aragón con sus posesiones en Italia, el norte de África y América.
Va a heredar el patrimonio de Felipe el Hermoso (el Franco Condado y los Países Bajos) y
posteriormente el de su abuelo Maximiliano de Austria (sus posesiones en Alemania y Austria y los
derechos al título de emperador del Sacro Imperio.
En Castilla se extendió el malestar porque este reino pagaba la elección de Carlos como
emperador y porque el rey nombró a extranjeros para los altos cargos.
Felipe II tuvo que hacer frente a varias rebeliones importantes en sus territorios españoles:
La primera fue la sublevación de los moriscos en las Alpujarras. Los moriscos se habían
convertido al cristianismo para permanecer en España, pero mantenían la lengua y las
costumbres islámicas. Los moriscos de Granada se levantaron en 1568 contra el trato
discriminatorio que recibían. La rebelión fue aplastada y fueron deportados.
En 1591, se produjeron las llamadas alteraciones de Aragón. Las políticas autoritarias del
monarca chocaban con los privilegios forales aragoneses. La nobleza aragonesa se oponía al
intervencionismo del rey. La revuelta fue aplastada pero los fueros y las instituciones del reino
se mantuvieron.
Otro problema fue el del bandolerismo.
El problema interno más grave fue la crisis de la Hacienda a causa de la costosa política
exterior. Se van a declarar tres bancarrotas.
El imperio Otomano se expandía por el Mediterráneo y sus aliados, los piratas berberiscos,
asaltaban a los barcos y los puertos españoles. Se formó una alianza contra los turcos entre el
papado, Venecia y la Monarquía Hispánica, la Liga Santa. Una gran flota derrotó a los
otomanos en la batalla naval de Lepanto.
La rebelión de Flandes fue un conflicto que comenzó cuando el rey quiso aumentar su poder
en esos territorios, a lo que se opusieron las oligarquías autóctonas. Al malestar político se
unía el religioso. El calvinismo era una rama del protestantismo que se había extendido por
Holanda y que creía en la predestinación. El rey quiso castigar a los herejes. En 1566 estalló
una rebelión conocida como la Guerra de los Ochenta Años. Los territorios rebeldes que se
independizaron pasaron a llamarse Provincias Unidas.
En Inglaterra la reina era Isabel I. Los ingleses lanzaron ataques corsarios contra los barcos
españoles. Además, Isabel I, ferviente protestante anglicana, apoyó desde un principio a
rebeldes flamencos.
Para cortar la ayuda inglesa a los sublevados flamencos, Felipe II organizó la invasión de
Inglaterra en 1588 con una gran flota, que fue conocida como la Armada Invencible. La
expedición fue un fracaso completo.
Felipe II conseguirá la victoria de San Quintín frente a los franceses, a los que obligará a firmar
la paz.
Sistema polisinodial:
Sistema de gobierno utilizado por los reyes católicos y los Austrias/Habsburgo basado en diversos
consejos territoriales y temáticos que asesoraban al monarca en el gobierno.
La crisis financiera de la monarquía venía heredada del reinado anterior. Para remediarla se
impulsó una política exterior pacifista, pero no fue suficiente. Como consecuencia, el Estado tuvo que
declarar la bancarrota en 1607 (bancarrota=el Estado no reconoce las deudas)
La otra cuestión fue la expulsión de los moriscos en 1609. La minoría morisca era rechazada
por la población, que consideraba falsa su conversión al cristianismo y se les consideraba aliados de
los piratas berberiscos y de los turcos. Además, la monarquía utilizó este episodio como una
demostración de fuerza para aumentar su prestigio en una época de críticas a la política exterior
pacifista. Otra causa fue puramente racista.
Las consecuencias de la expulsión fueron muy graves para los reinos de Valencia y de Aragón,
donde se despoblaron numerosas comarcas.
3.1.2 La política internacional de Felipe III
La política exterior de Felipe III, se puede considerar pacifista, después de que Felipe II hubiese
firmado la paz con Francia.
Con Inglaterra se firmó la Paz de Londres. Con las Provincias Unidas se acordó la tregua de
los doce años (1609) (tregua=descanso de la guerra).
Hasta entonces el principal esfuerzo financiero y humano para la defensa de la monarquía lo había
efectuado Castilla, pero esta se hallaba exhausta y empobrecida. Por ello, Olivares planteó la Unión
de Armas; un ejército permanente sostenido por todos los reinos en función de su población y riqueza.
Estas reformas se inscribían en un plan más amplio que pretendía unificar políticamente el
imperio, suprimiendo las diferencias forales y repartiendo por igual cargas y beneficios entre todos los
territorios de la corona. El plan buscaba crear una estructura casi centralizada del Estado.
A pesar de todas las reformas, a lo largo del periodo se sucedieron varias bancarrotas.
La crisis de 1640
En Cataluña, los sucesivos intentos de la corona por lograr la aprobación de las Cortes del
proyecto de la Unión de Armas fracasaron. En junio se produjo una sangrienta revuelta que
solo terminará con la rendición de Barcelona en 1652.
Paralelamente, en 1640 se produjo otra rebelión en Portugal en contra del proyecto de la
Unión de Armas. Los intentos de Felipe IV por recuperar Portugal fracasaron y la
independencia portuguesa se consolidó.
Otras rebeliones y conspiraciones se produjeron también en distintos territorios de la
Monarquía Hispánica: Andalucía, Nápoles, Sicilia y Aragón. La monarquía quedó sumida en
una grave crisis.
3.2.2 La política exterior de Felipe IV
La política exterior de Felipe IV se caracterizó por la agresividad:
La Monarquía Hispánica intervino en la guerra de Los Treinta Años (1618-1648) como aliada
de los Habsburgo austriacos en su lucha contra los príncipes protestantes germanos y las
potencias que los apoyaban. Entrelazada con este conflicto estuvo la guerra contra las
Provincias Unidas, que se reanudó tras expirar la tregua de los doce años en 1621.
El temor de Francia a una posible hegemonía de los Habsburgo la impulsó a apoyar a los
protestantes. La intervención francesa provocó el descalabro español.
La Paz de Westfalia (1648) puso fin a La Guerra de los Treinta Años. Significó la aceptación por
España de la independencia de las Provincias Unidas y la aceptación de la hegemonía de los
Habsburgo en Europa.
La guerra con Francia no concluyó hasta la Paz de los Pirineos (1659) con la victoria completa
de Francia.
Otro de los objetivos fundamentales de la monarquía era la defensa del tráfico marítimo con
América, interrumpido frecuentemente por ingleses, holandeses y franceses por medio, sobre
todo, de ataques piratas.
Carlos II dejó como heredero a Felipe de Borbón, Felipe V. Su decisión pretendía lograr el
apoyo de Francia, la principal potencia del momento. En 1700 moría el último representante de los
Austrias en España y una nueva dinastía, los Borbones, comenzaba a dirigir el reino tras la Guerra de
Sucesión.
La expedición, compuesta por tres naves, salió de Palos de la Frontera (Huelva) el 3 de agosto
y el 12 de octubre de 1492 se avistó tierra y los barcos llegaron a la isla de Guanahani (San Salvador).
Colón realizó tres viajes más. Murió convencido de que había llegado a las costas asiáticas.
Los descubrimientos de Colón habían hecho resurgir las tensiones con Portugal por el control
de nuevas tierras. Se firmó el tratado de Tordesillas en 1494, por el cual se trazó una línea divisoria
entre las zonas de influencia de cada reino, que dejó involuntariamente Brasil para Portugal.
Las grandes conquistas las llevaron a cabo Hernán Cortés, (conquista del Imperio Azteca, en
México), Pizarro (conquistó el Imperio Inca en la zona de los Andes.)
La administración política de los territorios americanos a nivel municipal se llevó a cabo con
los cabildos.
Para las labores de gobierno se crearon los virreinatos. Los virreyes representaban al rey y
dirigían la administración, el ejército y la justicia.
Bolivia (las ricas minas de Potosí) y en México (las de Zacatecas). Para el trabajo en las minas los
españoles emplearon indígenas mediante la mita. Se trataba de un sistema de trabajo de origen inca
basado en levas de indios que, de forma rotatoria y obligatoria, debían trabajar en las minas.
Estas explotaciones tenían también necesidad de mano de obra y, para obtenerla se usó el
sistema de encomienda. Consistía en la entrega de un grupo de indígenas a un colonizador para que,
a cambio de su evangelización y protección, realizasen trabajos obligatorios para el encomendero. Era,
en realidad, una forma de servidumbre, igual que la mita.
Una consecuencia indirecta de esta catástrofe demográfica fue recurrir a esclavos africanos.