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PRIMER ENCUENTRO DE FORMACIÓN

PARA CANDIDATOS A MINISTROS/AS EXTRAORDINARIOS DE LA COMUNIÓN (21-12-2017)

PRESENTACIÓN

Nuestro pueblo lleva muy en su corazón la devoción a la Eucaristía. Es por ello mis queridos hermanos y hermanas:
todo candidato/o debe tener un amor profundo a la Santa Eucaristía. “Nadie puede amar a alguien a quien no
conoce”. Para amar a Jesús debe haber tenido un verdadero encuentro con Jesucristo Vivo”.

Hagamos la experiencia de formación como los primeros discípulos que se formaban a los “pies del Maestro”, a
quienes instruyó Él mismo. Deseo que este camino que iniciamos hoy lo terminemos bien formados/as para vivir
coherentemente el ministerio que la Iglesia me conferirá y confiará. Empecemos pues nuestra formación
conociendo algunos documentos eclesiales que citaremos a lo largo del proceso.

La Instrucción Pontificia “Inmensae Charitatis” otorga al Obispo la facultad para designar a laicos y religiosos, no
ordenados, como Ministros Extraordinarios de la Sagrada Comunión. esto responde a la preocupación conciliar:
“La liturgia misma impulsa a los fieles a que, saciados con los sacramentos pascuales, sean concordes con la
piedad; ruega a Dios que conserven en su vida lo que recibieron en la fe; y la renovación de la alianza del
Señor con los hombres y mujeres en la Eucaristía enciende y arrastra a los fieles a la apremiante caridad de
Cristo” (SC. 10b).

La Eucaristía es el centro de toda la vida cristiana. En ella Cristo está presente en la persona del Ministro, o sea, en
la persona del sacerdote, en la comunidad de los fieles, en la Palabra de Dios y en su propio Cuerpo y Sangre: en la
Comunión. La Misa es la Celebración comunitaria en la cual los fieles se unen íntimamente a Cristo que renueva su
sacrificio de la cruz y los fieles, a su vez, participan en el banquete Eucarístico.

1. ¿Qué son los Sacramentos?

Las acciones de Dios: Dios quiere tanto a todas las personas (recuerda que Dios nos creó y somos obra suya) que
continuamente está mostrando cuánto nos ama. Todas las acciones de Dios son importantes para nosotros, pues
muestran ese amor de Dios y cuál es su voluntad. De cada acción de Dios podemos aprender mucho. Pero hay que
saber “leer” lo que Dios quiere enseñarnos. Por ejemplo, cuando Dios expulsó a Adán y Eva del Paraíso, quería
mostrarnos lo disgustado que estaba con el pecado original y todo el mal que ese pecado había traído. O cuando
Jesús hacía milagros y curaba a los enfermos nos enseñaba que Él había venido a librarnos del mal y del pecado y
que la salvación había llegado.

Signos sensibles: El Señor quiso que algunas de esas acciones de Dios también pudiesen realizarlas sus Apóstoles.
Y que, cada vez que la celebrasen, Dios mismo sería quien las hiciese.

Instituidos por Jesucristo: Jesús eligió unos signos: el agua del Bautismo, el pan y el vino de la Eucaristía… que
por su poder, porque es Dios, cuando fuesen usados y celebrados en los Sacramentos, tendrán un nuevo y más real
significado: el agua del Bautismo lavará de momo que limpiará nuestros pecados y nos hará hijos e hijas de Dios; el
pan y el vino ya no serán simple alimento, sino que por las palabras de Jesús se convertirán en su Cuerpo y en su
Sangre.

Para darnos la gracia: De este modo cuando celebramos y recibimos los Sacramentos, es el mismo Jesús quien lo
celebra con nosotros y nos da su gracia y amor. ¡Qué bueno es Jesús con todos y qué amor más grande debemos
tener a los sacramentos!

Para comprender la definición de Sacramento diremos entonces que son: Signos sensibles instituidos por
Jesucristo para darnos su gracia.

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