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Administración Nacional de educación Pública - A.N.E.

P / Consejo de
Formación en Educación - C.F.E / Instituto de Profesores Artigas – I.P.A

Segundo Parcial del curso Epistemología y


Teoría del Conocimiento

Estudiante: Germán Andrés Ríos

C.I: 4.973.834 – 1

Grupo: Literatura 2°A

Docente: María Laura Aguirre

Octubre 2015

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Temas:
1. Comparación de las posiciones ante la metafísica del Neopositivismo y de
Karl Popper.

El principio de la diferencia existente entre la posición popperiana ante la


metafísica y la sostenida por los teóricos del Círculo de Viena podría señalarse en
la negación de la “tabula rasa” mental. Popper quiebra una noción que por querer
ligarse a un empirismo extremo parece acercarse al idealismo, dado que no se
sustenta en hechos comprobables sino en una aspiración epistemológica: el
científico no debe acercarse a su objeto de estudio con ideas previas. Pero las
ideas siempre están ahí, de un modo o de otro, ya que en la propia percepción se
formulan representaciones mentales, e incluso hay formas de conocimiento o de
observación que escapan a los procesos conscientes. El neopositivismo tiende a
ver un signo invariablemente negativo en la influencia que los preconceptos
puedan tener cuando se somete un objeto a observación, como si de ello solo
resultara una mirada “contaminada”, una distorsión de la realidad. La posición de
Popper reconoce la posibilidad de una interacción de los objetos con el universo
de representaciones previas, disparadora de significados o de formas de
comprensión que no podrían tener lugar en una “mente vacía”. Todo conocimiento
implica ideas preexistentes; la ignorancia absoluta, si se entiende como un estado
“incorrupto” en el que el observador escapa a cualquier influencia externa, también
significa una situación de impotencia para entablar una comprensión del objeto o
fenómeno observado. En el terreno de la psicología ausubeliana diríamos, para
sostener este punto, que está en la posibilidad de aprehender más significados
nuevos quien cuenta con mayor cantidad de significados previos (los llamados
subsunsores o ideas ancla) que sirvan de base; no quien intente formar sus ideas
en el vacío.
La apertura del llamado contexto de descubrimiento parte de ese
reconocimiento; no solo con la lógica se hace ciencia, sino que los pensamientos
más abstractos pueden encontrar un punto de aplicación a la realidad. La
investigación es una tarea creativa, ligada incluso a lo afectivo e instintivo, no

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puramente a lo racional. Para el hombre conocer es una necesidad, siempre
proyectada hacia la realización de un deseo, la satisfacción de una inquietud, el
mejoramiento de algún aspecto de su bienestar; de ahí que las cuestiones más
íntimas o subjetivas jueguen un papel en el posible desarrollo de una teoría o de
una explicación hipotética a algo percibido como problema solo en relación con
determinada expectativa incumplida o fracasada.
El giro lingüístico neopositivista establecía una distinción extrema entre
cualquier enunciación sujeta al valor de verdad y aquellas que no tuvieran dicho
valor; las que inmediatamente integraban la metafísica, igual al sinsentido, al ruido
mismo. La perspectiva popperiana reconoce el valor de otras formas de
enunciación, como se desprende de su interés en problemas relativos a la moral,
el perfeccionamiento de los sistemas que garanticen la libertad de los individuos,
etc.

4. Analiza la noción de paradigma de Kuhn en sus 3 etapas de pensamiento.

La noción de paradigma, central en la obra La estructura de las


revoluciones científicas, fue generadora de grandes controversias desde que el
volumen se dio a conocer en 1962 por romper con la idea del desarrollo lineal de
la ciencia instalado por el discurso positivista, y por refutar también explícitamente
la visión falsacionista de aproximación a la verdad. Sostenía Kuhn, a partir de una
visión utilitarista del trabajo científico, que el investigador desarrolla su tarea más
como un solucionador de enigmas que como un verificador de teorías, por lo cual
las anomalías observadas en el transcurso de su trabajo (es decir, aquellos datos
que contradicen las reglas generales proporcionadas por la teoría) no son motivo
de una ruptura de dicho proceso hasta tanto su acumulación no obligue, primero a
un pequeño grupo dentro de la comunidad científica, luego a una masa mayor de
investigadores, a plantear la necesidad de buscar otro instrumental y metodología
para desplazar el campo de investigación hacia la búsqueda de respuestas a
problemas nuevos. Para Kuhn, si cada dato contrario a la teoría dejase a esta sin

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efecto, como se desprende del pensamiento de Popper, la ciencia no avanzaría
nunca.
El término paradigma (y esta fue una de las críticas más repetidas en contra
del planteo kuhniano) resulta muy vago en la obra del teórico estadounidense,
aunque se la puede entender como el conjunto de supuestos teóricos, principios
epistémicos y metodológicos, instrumental y sistemas de medición, que dan
cuerpo a la labor de los investigadores y guían su accionar. Es un concepto
medular en la obra de Kuhn porque de acuerdo con la estabilidad y unanimidad
de aceptación que un paradigma posea dentro de una comunidad científica, y a
partir de la eficacia que el paradigma demuestre para guiar la solución de
enigmas, se habla del estado de ese período en el desarrollo de la ciencia. Así, el
llamado período de ciencia normal señala el momento en el que un paradigma
(como explicación general de cierta categoría de fenómenos, análoga a unos
anteojos de los que el científico se sirve para ver el mundo de una determinada
manera) revela aptitudes para hacer avanzar a la comunidad investigadora en el
descubrimiento de respuestas a problemas concretos. Por contraposición, el
resquebrajamiento del paradigma da lugar a un período de crisis, caracterizado
por las luchas entre grupos contrapuestos dentro de la comunidad, que elaboran
interpretaciones nuevas con miras a subsanar las dificultades que el paradigma
haya mostrado en su aplicación práctica. Con ello se intenta abrir un período
nuevo de afianzamiento de una visión unívoca del quehacer científico, y
desentrañar las interrogantes que el viejo paradigma no consiguió dilucidar, en
una forma similar a la que las revoluciones históricas cambian las pautas sociales,
los sistemas económicos y de gobierno, las relaciones de clases, etc.
Esta dinámica, tal como la presenta Kuhn, choca con la visión tradicional
del desarrollo científico por varios motivos. En principio, siguiendo la idea de
pragmatismo que guía al teórico, implica que el principio de verdad no es la
principal materia en cuestión en la discusión que lleva a la aceptación o el rechazo
de un paradigma. El científico no maneja un concepto abstracto ni universal sobre
el valor del conocimiento, sino que subordina sus elecciones epistemológicas y
metodológicas a necesidades del momento; esto significa que en la pugna por la

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elección de un paradigma nuevo, la comunidad posiblemente entable una pelea
basada en cuáles fenómenos deben estudiarse con más urgencia, cuáles
necesitan más inmediata respuesta. Si entendemos, sumado a esto, que las
investigaciones altamente especializadas involucran inversiones multimillonarias,
se comprende que el campo de debate de los principios rectores de la ciencia no
es inocuo; antes bien, está mediado por multiplicidad de intereses que pueden
definir el rumbo a seguir de la labor investigadora. Kuhn agrega a este panorama
de por sí complejo el polémico concepto de inconmensurabilidad, según el cual los
distintos paradigmas, o corpus de presupuestos y nociones aspirantes a
paradigmas, responden a formas de ver e interpretar el mundo que no pueden
compararse entre sí. Es un argumento que pone en peligrosa debilidad la
capacidad de debate e intercambio racional de los investigadores; supone que dos
grupos contrapuestos de una comunidad no pueden llegar a entender
recíprocamente los fundamentos del adversario. En tanto uno expone la validez de
su paradigma basándose en determinados presupuestos y matrices teóricas, el
otro desconoce la relevancia de dichos presupuestos y otorga preponderancia a
otras categorías de fenómenos, otras metodologías, otras formas de medición. Lo
que vale para la visión de un grupo, para el otro es un hecho secundario; el
diálogo entonces no prospera. Kuhn termina implícitamente renunciando al
principio de verdad y haciendo una afirmación que en el seno de una comunidad
científica solo puede ser vista como de un relativismo temerario, metafísico más
que empírico: “El hombre que adopta un nuevo paradigma en una de sus primeras
etapas, con frecuencia deberá hacerlo, a pesar de las pruebas proporcionadas por
la resolución de los problemas. O sea, deberá tener fe en que el nuevo paradigma
tendrá éxito al enfrentarse a los muchos problemas que se presenten en su
camino, sabiendo sólo que el paradigma antiguo ha fallado en algunos casos. Una
decisión de esta índole sólo puede tomarse con base en la fe.1”
La posdata de 1969 señala el proceso de revisión al que Kuhn debió
someter su teoría, dado el tipo de afirmaciones extremas o inexactas, como la del

1
La estructura de las revoluciones científicas, Fondo de cultura económica, pág.244. El subrayado es
mío.

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párrafo anterior, contenidas en el volumen de 1962. Responden a un tipo de
escritura descuidada y ágil, pero también a nociones no del todo afinadas, que
Kuhn intentó corregir posteriormente, aunque sosteniendo siempre que mantenía
los términos medulares de La estructura. El concepto de paradigma, que sometido
a análisis por algunos críticos de la obra se empleaba al parecer con más de
veinte acepciones bien diferenciadas, mereció en la posdata una redefinición.
Básicamente se redujo a dos acepciones: la de “constelación” de valores,
creencias y técnicas de trabajo de una comunidad y la de cierto tipo de modelos
teóricos, célebres en la antigüedad (la física newtoniana, la teoría del campo
electromagnético de Maxwell), que por la fuerza con que lograron dominar todo un
período de la ciencia se convierten en referencia y constante fuente de estudio y
de inspiración, como modelos para desarrollos ulteriores; se les llama ejemplares
porque posibilitan búsquedas y tentativas análogas a las que proporcionaron
experiencias exitosas en el pasado. Kuhn insiste en que los métodos de
enseñanza y aprendizaje de la ciencia, los manuales con los que se educa al
futuro científico, las prácticas que este se acostumbra a observar y desarrollar,
forman parte de los hábitos y de la mentalidad que se establece en las
comunidades de investigadores; la posdata redefine estos modelos con el nombre
de matriz disciplinar.
En una etapa tardía ya entrados los noventa, más cercana a una
recapitulación que a una formulación nueva de sus postulados, Kuhn vuelve a
acotar el alcance de las expresiones vertidas en La estructura. El hecho más
significativo es que la noción de paradigma que ocupaba tanto espacio en el
desarrollo teórico de 1962, no vuelve a ser mencionada, y la relativización de
algunos de los términos más fuertes de aquella obra primaria los reduce a casos
concretos y acotados, con lo que toda la obra pierde parte de su fuerza sugestiva
original. Una de las aclaraciones más enfáticamente subrayadas por Kuhn es la
que intenta elucidar el relativismo y la aparente irracionalidad que tenía la labor
científica en su teoría de las revoluciones. El teórico admite entonces la posibilidad
de subsanar la incomprensión mutua entre defensores de modelos
epistemológicos o metodológicos distintos y conseguir una comunidad bilingüe

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que valore tanto sus propias formulaciones como las contrarias. Asimismo, repara
la noción de que las representaciones del mundo tengan existencia separada en la
mente de cada investigador, lo cual ligaba su pensamiento a un idealismo de tipo
kantiano, y formula la idea de que hay un mundo objetivo, que solo en parte se ve
alterado o moldeado por los sistemas de medición e interpretación elaborados
dentro de una comunidad científica.

5. Las epistemologías del Sur – Boaventura de Sousa Santos

a. “No hay justicia social sin justicia cognitiva”, ha señalado el autor, y la


afirmación es una prueba de la distancia que propugna con respecto a la tradición
crítica de raíz marxista o ligada al anarquismo (tradición eurocéntrica), por señalar
las dos mayores corrientes de oposición al pensamiento liberal capitalista. Antes
que en las bases materiales de la desigualdad, que serían presentadas como
problema central en cualquier desarrollo ligado al materialismo dialéctico,
Boaventura indica la asimetría en el acceso al conocimiento como raíz de la
imposibilidad de transformar las desigualdades en otros campos. Las formas y los
efectos de esta injusticia son variados. A saber: determinan el monopolio de un
poder de definición que legitima a las voces autorizadas para opinar y formular
una visión del mundo, restringiendo ese derecho a quienes, desde sus
parámetros, se definen como improductivos, atrasados o subdesarrollados.
Imponen asimismo una mirada ligada a una tradición centrada en un tipo de
cultura, propia del occidente europeo, que desconoce por completo la diversidad
cultural existente en el mundo y tiende a uniformar la percepción e interpretación
de la realidad. Y concentran, por supuesto, los saberes que posibilitan el
desarrollo en todas sus formas, poniéndolos al servicio no de un bienestar común
sino de intereses particulares de los grupos de poder que ostentan el dominio
cognitivo. En el otro extremo, quienes no cuentan con una voz propia por
desconocimiento de su subordinación o por falta de medios para expresar una
perspectiva disonante con el orden hegemónico, no disponen de herramientas
para operar una transformación en esa desigualdad. Por esto Boaventura de

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Sousa ha insistido, en el terreno específico de las prácticas universitarias, en la
necesidad de impulsar un diálogo con todos los sectores de la sociedad, de
manera que la pluralidad enriquezca la noción del conocimiento y la cultura, y
acerque a las masas intelectuales a la defensa de las causas que involucran al
pueblo y a los sectores sociales más desfavorecidos.2

b. Las asimetrías, como se sabe, se presentan tanto a nivel global como local.
Como existen potencias hegemónicas y naciones consideradas de segundo orden,
subordinadas en el poder económico y político, también hay en el seno de cada
sociedad desigualdades derivadas de una dominación por el capital cultural
(fundamental para Boaventura), nivel socioeconómico, edad, género, etnia,
religión, etc. El autor entonces establece metafóricamente la oposición norte – sur
en relación a esa antinomia entre dominados y dominadores, que no siempre tiene
un correlato geográfico. Las naciones del hemisferio norte, principalmente Estados
Unidos y los países europeos, quienes detentan la hegemonía a nivel global,
tienen su propio “sur” en las poblaciones marginadas dentro de su seno (los
inmigrantes, los pobres, las minorías raciales, sexuales o religiosas, las mujeres),
al tiempo que las naciones del sur que ocupan una posición secundaria en el
escenario global, tienen su “norte” en cada una de las élites locales, privilegiadas
en el orden económico, político, social y cultural. El “Sur” de las epistemologías es
la posición desventajosa dentro del orden imperante, que obliga a la búsqueda de
un cambio más equitativo.

c. La apertura de los modelos de conocimiento a perspectivas más amplias e


inclusivas parece especialmente adecuada a estos tiempos en que los contenidos
educativos dados de por sí, ya desarrollados para la incorporación pasiva de los
estudiantes, ha perdido vigencia. Si hoy se le da preponderancia al conocimiento
construido con una intervención activa de los educandos, tomando además en
consideración el protagonismo que van adoptando las nuevas generaciones en la

2
El autor vierte estos conceptos en la entrevista “¿Por qué las epistemologías del Sur?”, de mayo
de 2012, para el canal televisivo de la Universidad de Río Cuarto, de Córdoba, Argentina.
https://www.youtube.com/watch?v=KB6RbYWfzk0

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revolución tecnológica, en donde se ve que el signo del aprendizaje se invierte y
los más jóvenes guían a los adultos en los procesos de cambio, el “universalismo
negativo” al que hace referencia el autor invita a un intercambio sostenido, que
contemple y aproveche la capacidades de todos. A esto habría que agregar que
las exigencias depositadas en la institución escolar han variado
considerablemente, y además de los contenidos curriculares se propugna por una
formación integral de la persona en su dimensión de ciudadano, en el respeto de
la diversidad y los derechos humanos, en la protección medioambiental, en el
cuidado de la salud y el bienestar. Son terrenos de realizaciones plurales y
necesariamente participativas, donde la labor de traducción propuesta por
Boaventura, es decir, el trabajo en busca de acuerdos y posiciones comunes, sin
exclusiones, es fundamental. La labor educativa actual se orienta más a las
alternativas posibles que a las disponibles, es decir que ese “todavía no”, latente,
tiene en las aulas uno de los campos más fértiles en donde prosperar.

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