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a adquirir el libro original y confía, basándose en experiencias anteriores,
en que no se restarán ventas al autor, sino que aumentará el disfrute de
los lectores que hayan comprado el libro.
Traductores
AntoD
Blonchick
Elizeen
Lorenita_166
Kathy92
Jane
&Rebeca&
Squarepants1o
Valkiry2342
AnaSmith
Jhosel
LizHerondale
StayStrong
Ale
Mika
Angiekjn
Gabbii
Eva Masen-Pattinson
ItBurnLikeIce
Moderadora de Corrección
KatieGee
Correctores
Shaz
Anjhely
Azhar23
Ruth M.
Kora
Recopilación
Eli25
Revisión
Eli25
Diseño
Shaz
Índice
Créditos ................................................................................................................... 3
Sinopsis .................................................................................................................... 7
Capítulo 1 ............................................................................................................... 8
Capítulo 2 .............................................................................................................16
Capítulo 3 .............................................................................................................28
Capítulo 4 .............................................................................................................44
Capítulo 5 .............................................................................................................60
Capítulo 6 .............................................................................................................79
Capítulo 7 ...........................................................................................................104
Capítulo 8 ...........................................................................................................124
Capítulo 9 ...........................................................................................................145
Capítulo 10 .........................................................................................................161
Capítulo 11 .........................................................................................................181
Capítulo 12 .........................................................................................................198
Capítulo 13 .........................................................................................................208
Capítulo 14 .........................................................................................................213
Capítulo 15 .........................................................................................................216
Capítulo 16 .........................................................................................................220
Capítulo 17 .........................................................................................................223
Epílogo ................................................................................................................231
Sobre la autora ..................................................................................................233
Sinopsis
Ella es demasiado joven para él.
Esta soy yo en la cima del mundo. Estoy sobre mis manos y rodillas
mientras uno de los chicos de la fraternidad (¿Tim, quizás?), tiene
agarradas mis caderas fuertemente en sus manos mientras se empuja
en mí. Es irónico que la música de fondo se trate sobre querer conocer
mi fantasía. Esta no lo es. Él no dura mucho más y ya está apartándose.
Maldita sea. Si estuviera un poquito más sobria, lo haría regresar y
hacerme acabar también. Sin problemas. Puedo hacerlo yo misma. Él se
fue, quién sabe a dónde, así que caigo de espaldas sobre la cama. Mis
piernas están bien abiertas y mi mano se extiende hacia abajo para
terminar con el trabajo.
¿Ves? Como una profesional. Debería ser una profesional por ahora, no
por la cantidad de tiempo que llevo haciendo esto, sino por la cantidad
de veces que he hecho esto. Agarro una banda elástica de la palanca
de cambios y tiro mi ondulado cabello rojo oscuro en una coleta. Luego
me pongo las gafas de sol para ayudar con esa espantosa luz solar
antes de finalmente alejarme y conducir a casa. Ahora, me siento como
si pudiera conquistar el mundo. Anoche no fue un buen ejemplo de mis
normales sábados por la noche, así que estoy lista para llegar a casa,
quitarme la suciedad de encima y cepillar mis malditos dientes.
Odio los domingos por la mañana. Los. Odio. Estamos cerca de una
ciudad universitaria, por el amor de Dios. ¿Por qué todo el mundo
conduce como ancianos holgazaneando en una perezosa tarde de
domingo? ¿Por qué? Probablemente para molestarme. Ya les he
mostrado el dedo a dos personas mientras los pasaba. Soy tan esa clase
de conductor que todo el mundo odia y enoja a las personas. Cómo
sucedió, no estoy segura. Todavía tengo unos buenos quince minutos
para llegar cuando el peor sonido en el mundo comienza.
—Señora —él comienza, un leve sonrojo trepando por sus mejillas, pero
mi gran boca decide interrumpirlo.
—Viendo como ya está teniendo una mala mañana sin pantalones, iba
a darle una advertencia. Pero dado que está obviamente con resaca,
a pesar de que no ha alcanzado la edad legal para beber, y dado que
pidió una multa, se la daré sin duda. Quédese ahí. —Y entonces él
camina de regreso a su coche.
Bastardo.
Lo miro antes de mirar a mi multa para ver qué tan rápido iba. 73 de 55.
—Gracias a Dios que estás en la bañera —dice con alivio mientras baja
el asiento del inodoro y se sienta en él.
—Necesito hablar contigo. Me diste una llave, así que aquí estoy. Sé que
hoy es tu día a solas o cómo demonios se llame, pero esto es
importante.
—Gracias, Ryan. Mejor me voy. Nos vemos luego. —Se para y me deja
en paz.
***
Hasta ahora, esta semana realmente apesta. Con suerte, espiar al novio
de Viv será divertido en vez de otra cosa que añadir a mi lista de cosas
que han salido mal. Sin embargo, las palabras de mi madre se me
quedan. Solo tengo diecinueve años y estoy en mi segundo año de
universidad. Todavía estoy tomando clases de educación general. No
tengo ni idea de lo que quiero estudiar. Es una gran decisión. Voy a
sellar el destino de mi futuro con esa elección. ¿Cómo se supone que
voy a decidir en este momento lo que quiero hacer con el resto de mi
vida? Es intimidante, y prefiero no pensar en ello.
—¿Qué estás haciendo? —pregunta Viv, viniendo detrás de mí. Otra vez
está entrando en mi apartamento sin llamar siquiera.
—Sí.
Son casi las nueve, y ya estoy cubierta con unos vaqueros negros, una
camiseta y un gorro de lana. Viv parece igual, menos por el gorro.
Aunque se ha recogido el pelo. Cierro el portátil y la sigo hacia su
coche.
Viv se ríe.
Froto maliciosamente mis manos, sabiendo que quiero sacar una buena
emoción de esto.
—Tenemos que pasar a hurtadillas por su casa mínimo una vez. De otra
forma, mi atuendo no tiene sentido.
Las cejas de Viv se juntan mientras frunce el ceño, con el corazón roto
ya.
—La sala de estar. Está sentado en el sofá, solo. —Justo entonces una
chica entra en la habitación, completamente desnuda—. ¡Espera! Hay
una chica. Mierda —agrego cuando ella se sienta a horcajadas sobre
él, y literalmente se ponen a ello. Nada de juegos preliminares de ningún
tipo. Estaba sentado allí viendo la televisión, ella entra, y ¡bam! Ahora se
están quitando la ropa.
—Bueno, el vecino las ha visto y dio el aviso. Ven conmigo, por favor. —
Me agarra ligeramente por el codo y me dirige hacia su coche.
Gabe me mira.
—Supongo, pero…
—Veinticinco. ¿Tú?
Gabe me deja para ir dentro y hacer lo que sea que tenga que hacer.
Sale unos treinta minutos más tarde. Camina de vuelta, vestido con
vaqueros y una camisa roja de botones.
Se ve más grande ahora, que con su uniforme. Sin ese sombrero puedo
ver que tiene el cabello rizado. ¿Podría verse más sexy?
―¿A dónde quieres ir? ―pregunta apenas sube al coche.
―No, significa que soy un caballero y que no tienes por qué hacerlo.
La camarera toma nuestra orden. Una vez que se va, estoy a punto de
preguntarle algo, pero se me adelanta.
―Mis padres querían a un niño, y les encantó el nombre Ryan, nada los
pudo hacer cambiar de opinión, así que me pusieron Ryan igual. ¿Qué
tal tú? ¿Significa algo en especial tu nombre?
―Sí, todos los hombres de la familia, y algunas mujeres tienen que ver
con el orden público en alguna parte de sus vidas, mi padre y mi abuelo
están retirados, mi hermano trabaja para el FBI, ser policía simplemente
encajaba bien.
Gabe se ríe.
―¿Por qué crees que la gente debe irse lejos para ir a la universidad?
―Tiene sentido para mí, aunque yo nunca me fui lejos de casa ―dice en
respuesta.
―Vuelvo enseguida.
―Yo invito. ¿Recuerdas? ―Me levanto antes de que pueda decir algo
más.
Es por estas cosas que siempre llevo algo de efectivo en los bolsillos,
porque dejo la cartera en el apartamento. Gabe se acerca para
decirme que dejó algo de propina, es hora de ir a casa.
Baja la ventanilla y pide que me acerque, voy a ver que quiere, quizás si
sea un tipo de esos después de todo.
―Ten. ―Me acerca un pedazo de papel―. Pareces ser una persona que
se mete en problemas a menudo. Llámame si necesitas ayuda.
―¿Es tu forma de darme otra oportunidad de verte? ―pregunto con un
guiño.
―Para ti también.
―No, era el mismo oficial que me puso la multa la vez pasada. Fuimos a
comer, porque su turno había terminado. ―Con un gesto de victoria,
agito el papelito con su número frente a ella.
***
Hey, soy Ryan, pensé que deberías tener mi número en caso que
quisieras llamarme e invitarme a salir, ya que yo di el primer paso. Ahora
te toca a ti =)
Pasan 5 minutos.
Ahora estoy segura que ese fue el mensaje más estúpido que jamás he
enviado.
Demonios.
Sueno como un chico. Al menos como lo que creo que suena como un
chico. Quizás debí haber nacido varón, algunos de mis gustos
definitivamente “no de chica” encajarían, y mis padres estarían
contentos conmigo. Mi teléfono comienza a vibrar, y se enciende con
una llamada entrante. Cielos ¡Me está llamando! Cojo solo mi cartera y
me deslizo fuera del salón de clase.
―Ni lo pienses.
―Genial, porque eres una persona intrigante, Ryan, te daré los detalles
pronto.
Misión cumplida.
Capítulo 3
Gabe
Traducido por Kathy92, Jane y Kathy92
Me gustó eso.
Demasiado.
Ahora tengo que pensar en qué vamos a hacer en esa cita. Películas y
cena parece muy anticuado, incluso para mí. Es un clásico, seguro,
pero algo me dice que Ryan tendría más diversión haciendo algo más.
Qué es eso, no estoy seguro aún. Esto es muy difícil de hacer sin
involucrarla porque no sé mucho sobre ella. Ella podría amarlo u odiarlo.
Esta casi oscureciendo cuando me teléfono suena, y sonrió cuando veo
que es mi hermano pequeño. Quien es solo tres años más joven que
Ryan. Esto es deletrear problema una y otra vez. La opinión de mi familia
importa para mí, y puedo garantizar que la edad de Ryan sería de
interés para ellos.
—Bien. La escuela apesta como siempre, pero las cosas están bien —
dice.
—Genial. Comienza a las 7:30, pero las personas normalmente llegan allí
temprano. Temprano como a las seis, a veces.
Owen ríe.
Me río.
—¿Algo? —pregunta.
—Lo lamento, no tengo una buena excusa para ese silencio. Mi mente
comenzó a pensar. De todos modos —divaga—, eso suena fantástico.
Estoy emocionada. ¿A qué hora debería estar lista?
—¿A las siete menos cuarto?
***
Ella sonríe.
—¿Valió la espera?
—Definitivamente.
Ryan camina, toma mi mano, y me dirige fuera. Ella ya está muy
cómoda conmigo. Me gusta. Su cabello cae en cascada alrededor de
su rostro, y no puedo ver sus facciones realmente bien, pero cuando
abro la puerta del coche de mi Dodge Charger para ella, veo una
sonrisa. Una vez que entro en el coche, Ryan se gira hacia mí un poco.
—Gracias.
—No.
—Uf. Bien. —Luego se retracta—. Quiero decir, estoy segura de que son
geniales, pero en realidad no soy material para conocer a los padres.
Demonios, incluso lo arruiné la primera vez que me conocieron mis
padres. —Suena un poco resentida, pero entonces cambia de tema
antes de que pueda preguntar al respecto—. ¿Jugaste al fútbol? Tienes
el gran torso de un jugador de fútbol. —Con esto aprieta mi bíceps.
—¿Jugué?
Ryan toma mi mano una vez más mientras nos dirigimos hacia la puerta
principal. Pago nuestra cuota para entrar, y luego vamos de cacería
por asientos. Hay personas en todos lados. Oh, claro, pienso mientras
recuerdo lo que Owen dijo. Equipos rivales están jugando esta noche.
Eso es porque me dijo que la gente llegaba aquí tan temprano. En
realidad nunca noté esta parte cuando jugaba. Siempre estaba más
enfocado en jugar que en las personas mirando.
—Es lindo —me dice Ryan cuando me siento y ella se acomoda entre
mis piernas una vez más. Lo decía más como si él fuera un niño
pequeño y no un adolescente—. Es obvio que son hermanos. Todos
tienen el mismo cabello café rizado. —Sin golpear a las personas a
ninguno de sus dos lados, ella se gira para tirar de uno de mis rizos con
una sonrisa.
—Keith. Tiene treinta y tres. Oye, ¿quieres algo del puesto de concesión?
—No puedo creer que no le hubiera preguntado antes.
—¿Quizás justo antes del medio tiempo? ¿A menos que quieras algo
ahora entonces no tenemos que esperar?
Owen lo está haciendo genial esta noche también. A medio camino del
segundo cuarto, estamos arriba por tres touchdowns. Ryan me hace un
par de comentarios sobre lo bien que él está jugando. Incluso menciona
algunas de las jugadas que le expliqué. Hay una chispa de orgullo
corriendo a través de mí al ver que ella no solo está preguntando sobre
lo que pasa, sino que lo está absorbiendo.
—Lamento que tengas que explicarme esto, Gabe. Nunca tuve a nadie
alrededor que supiera de lo que estaban hablando para hacerlo.
Honestamente, cuando veo, la mayoría del tiempo estoy revisando a los
jugadores. Estoy consiguiendo el truco de ello sin embargo.
Ríe.
—No me molesta. Lo estoy disfrutando de hecho.
Con esto, ella se gira para mirarme, una sonrisa juguetona en sus labios.
Ryan pide unos nachos de chile y queso, y una Sunkist, si tienen. Si no,
prefiere una botella con agua. Le digo que se quede para guardar
nuestros asientos. Termino yéndome más de lo que quería porque me
encuentro a personas que conozco de la secundaria o personas que
me conocen por Owen. Además, me detengo en el camino de regreso
a nuestros asientos incluso por más personas debido a que es medio
tiempo. A este ritmo, todo estará frio cuando llegue de vuelta con Ryan.
Ella toma mi mano mientras bajamos los escalones de las gradas antes
de dirigirnos hacia el campo de juego donde los jugadores están
reunidos. Nos quedamos de pie en las líneas laterales con otros padres
mientras esperamos a que su entrenador termine de hablar con ellos.
Ryan se inclina hacia mí, sosteniéndose de mi brazo. Me muevo para
envolver un brazo alrededor de su cintura. Owen capta un vistazo de
mí, y sonríe aún más cuando ve a Ryan. Su entrenador termina las cosas,
y Owen se dirige directo hacia nosotros. Él es demasiado genial para un
abrazo rodeado de sus amigos, así que le sostengo el puño para que lo
golpee.
Él sonríe.
—Gracias. —Él se gira hacia mí una vez más—. ¿La trajiste aquí? ¿Cómo
una cita? No es de extrañar que seas soltero. —Ríe.
—Le pregunté si estaba bien, y ella dijo que sí. Además, estamos a
punto de ir a otro lugar. ¿Quién viene a recogerte?
Él gira y trota hacia sus amigos. Ryan da un paso para ponerse en frente
de mí, una astuta sonrisa en sus labios antes de que holgadamente
envuelva los brazos alrededor de mi cintura.
—Mierda. Quiero decir, mierda. Lo siento. Eso es, um, no es algo bueno,
que una dama diga eso. —Sus mejillas se sonrojan de un rosa claro, sus
ojos se centran en su pastel. Algo me dice que esta es la primera y
última vez que volveré a ver su sonrojo porque no parece ser algo que
hace a menudo—. Realmente no tengo un favorito. Si es divertido o si
hay algún tipo de emoción en ello, entonces soy feliz. Algo parecido a
lo que dije sobre mi especialidad. Nada despierta una pasión en mí.
Incluso actividades sencillas aparentemente porque ni siquiera puedo
elegir una cosa favorita o adecuada que me gusta hacer. ―Los ojos de
color verde oscuro de Ryan me miran desde debajo de sus pestañas—.
Lo siento, no quería divagar.
Ryan se ríe. Es tan sexy cuando lo hace. Cuales sean las emociones con
las que está lidiando desaparecen en simple alegría, despreocupada
cuando se ríe.
Ella niega con la cabeza ligeramente, su pelo cae hacia adelante para
cubrir ese hombro que me muero de ganas de tocar de nuevo. La
mano en mi regazo tiene mente propia a medida que se mueve para
descansar en su rodilla.
Ante esto, Ryan sonríe. Estoy confundido por un segundo hasta que, con
la risa en su voz, ella dice:
—Ya encontraste algo nuevo que enseñarme, ¿eh? Tal vez deberías
haber sido maestro en su lugar.
Hay tantos secretos ocultos sobre Ryan. Ella va y viene entre hablar un
poco amargamente de su infancia a actuar como si no fuera un gran
problema en absoluto. Su tono lleva todo un aire de actitud “no hay
nada que pueda hacer al respecto”. La familiar urgencia de averiguar
los daños y grietas de su amargura y repararlos me recorre. Siempre
encuentro a mujeres que están de alguna manera rotas, y siempre
quiero arreglarlas. De alguna manera, estoy solo al final. Sin embargo,
eso es para otro día.
Me mira mientras acerca su cara a la mía, sus labios rozando los míos
suavemente al principio. Se levantan en una rápida, pequeña sonrisa
como si supiera que estoy enganchado antes de presionarlos contra mis
labios. Ryan coloca sus manos sobre mi pecho. Su sensación, está en
todas partes, en todo mi cuerpo, exigiendo atención. Cuando abre la
boca, mi lengua busca instintivamente la de ella. Ryan tiene un sabor
dulce del pastel. Agarra la parte de atrás de mi cuello, profundizando el
beso, ahogando mis sentidos. Nada existe en este momento, excepto
ella.
Yo, el buen chico clásico, acabo de tener sexo en la primera cita con
una chica de diecinueve años. Casi veinte. Casi me siento ruin. Así de
fácil fue capaz de llevarme más allá de una línea que normalmente ni
siquiera cruzo. Por no hablar de que, basándome en el hecho de que
me invitó a entrar, probablemente hace esto a menudo. El sexo en la
primera cita es probablemente normal para ella. Sin querer, sacudo la
cabeza. Esta chica ya está jugando conmigo.
—Sí. Probablemente debería irme. —Meto mis manos en mis bolsillos. Sus
largas piernas se exhiben para mí, y mi mente ya está pensando en sexo
de nuevo.
—Sí, lo haremos.
Tal vez mi intuición sobre Gabe siendo un buen chico al cien por cien es
cierta. Antes de irse, él debe haberse dado cuenta de que esto, yo,
evidentemente, no terminaría bien en su nombre y eso es lo que fue la
expresión en su rostro. Mi teléfono vibra en mi mesita de noche, pero es
solo Viv, y no quiero hablar con ella ahora mismo. Por desgracia, mi
instinto me dice que Gabe se va a colocar en mi larga lista de
deficiencias. Oh, bueno, ¿verdad? No estoy saliendo concretamente de
todos modos.
***
—Muy bien. Me muero por saber, Ryan. ¡Dime ya! —dice Viv una vez
que entramos en nuestra primera tienda del día.
—No lo sé —me voy apagando. Viv puede ser mi mejor amiga, pero
todavía hay muchas cosas que no le digo—. Parece que se arrepintió
antes de irse. Dudo que vaya a llamarlo si alguna vez me meto en
problemas. Eso es probablemente lo último que veremos de Gabe
O'Connor. —Odié decir la última parte. Decirlo en voz alta hace que
parezca más real, y estoy casi segura de que tengo razón en esto.
—¿Tú tienes sexo en la primera cita? ¿Siempre? —Oh, vamos. Ella tenía
que saber eso. Hemos sido amigas desde el primer año. ¿Ella no se ha
dado cuenta de esto todavía? Pensé que iba a conseguir un sermón,
pero supongo que no sabía este hecho divertido sobre mí.
Así que empezamos a buscar una de esas. Pero Viv regresó a Gabe.
—No.
—Bueno, ¿qué edad tiene su hermano? —pregunta.
—Tiene dieciséis años, pero tiene uno mayor que es de treinta y tres.
Entrecierro mis ojos desde el otro lado del estante. ¿Dónde va ella con
esto?
—Veinticinco.
Me río.
—Por supuesto. ¿Ves algo aquí que desees o estás lista para saltar a la
siguiente tienda?
Ugh. No. Detente ahí mismo, Ryan. Esta noche es noche de fiesta. No
hay tiempo para pensar en lo próximo que voy a hacer para
decepcionar a mis padres. Aunque, me gustaría tener un hermano,
como Gabe, y luego mis padres centrarían toda su atención en él. Pero
dejaron de tratar de tener un niño después de mí, porque mi madre
tuvo dos abortos involuntarios. Después de eso, no querían pasar por ese
tipo de pérdida de nuevo. Dejando con ello, sus esperanzas y sus sueños
atascados conmigo.
—Ey, Ry —saluda. Ah, sí. Ese es el por qué. Porque él insiste en acortar mi
nombre.
—Gracias.
Graves desde los altavoces haciendo todo este lugar retumbar a través
de mi cuerpo con el alcohol. 43 me está mirando con deseo mientras
me tiraba hacia él. Desliza su mano, que no tenía cerveza, debajo de mi
chaqueta, su pegajosa mano toca mi espalda desnuda. 43 se inclina
para susurrar en mi oreja, algo desubicado, para nada esas cosas
calientes y sucias para convencerme de ir al piso de arriba con él. Pero
cuanto más habla y baja sus manos hacia mi culo, menos me excita.
Probablemente estoy demasiado ebria en el pasado para recordar o
preocuparme sobre esas características.
—No me siento del todo bien. Creo que voy a buscar a Viv y hacer que
me lleve a casa. —Lo empujo con un poco más de fuerza de lo que
intento.
—Vamos, Ry.
—Ryan —inserto.
—Ry… —empieza.
—¿No? No dudaste antes, Ry. Todos en el campus saben que eres una
chica fácil, ¿y ahora me estás diciendo no?
—Puedo ser fácil, pero no soy tan fácil para ti esta noche. —Intento
alejarlo de mí, pero es imposible. No se está moviendo—. Aléjate de mí.
—Intento hacer mi voz lo más nivelada posible, pero incluso yo escucho
como tiembla un poco.
Gabe me mira.
—Um, todo está bien. —Giro hacia 43, quien se ve un poco molesto—.
Nos vemos luego. —Inmediatamente me doy la vuelta, saco la llave de
la casa de mi sostén y entro sin volver a mirar atrás.
Frunce el ceño.
—Parecía que necesitaba ser molestado. ¿Segura que estás bien? ¿No
tendría que perseguirlo?
—Lo haré.
Sin perder tiempo, llamo a Viv. Ya está en camino con mi móvil y verme
ella misma ya que no había recibido respuesta todavía. Cuando llega
aquí, la convenzo que no me sentía bien después de explicarle lo que
pasó. Deja mi teléfono y se va a casa, por suerte. Ver a Gabe me
confundió completamente, especialmente desde que me calentó
fácilmente. Me muero por tener sexo ahora. Me pregunto si vendría aquí
cuando termine.
Gabe:
“Sé que es tarde y descortés invitarme yo mismo, pero ¿te importa si voy
después de mi turno?”
—Aquí tienes.
—Gracias. Entra.
Gabe ríe.
—No sé. Netflix lo eligió por mí. Está a mitad de terminar. ¿Quieres elegir
una nueva?
Se encoge de hombros.
—Depende de ti.
Gabe pone sus manos sobre mis piernas. Una en el muslo y la otra en la
rodilla. Las aprieta un poco antes de mirarme.
—¿La verdad?
—Por supuesto.
Se ríe de mi pregunta.
Y dormir conmigo en la primera cita jodía eso para él. Ahora todo tiene
sentido. Por primera vez, me siento culpable por acostarme con los
chicos tan rápidamente. No debería haber venido. Soy su error. Algo
que no debería haber ocurrido. Es hora de que Gabe se vaya porque
no voy a dificultar la imagen que tiene de sí mismo más de lo que ya he
hecho. Quito lentamente mis piernas bajo sus manos y de sus piernas.
—Eso es, um, interesante. —Tengo que decir algo, y no voy a dejarle
saber que sé que estoy en su lista de lo que no debería tener—. Es tarde,
Gabe. Probablemente es hora de ir a casa.
—Ryan, yo no…
—No. —Quiero preguntarle por qué. ¿Por qué quiere salir conmigo de
nuevo cuando claramente se sintió tan terrible en la primera vez? ¡Ni
siquiera tiene sentido!
—¿No?
—Sí. Tengo una larga lista de primeras citas y de cero para las segundas
citas.
—Exactamente.
—¿Por qué diablos haría eso? —Sale de mi boca antes de que lo pueda
evitar—. Quiero decir, no, gracias. No me gustaría empañar esa
armadura brillante tuya. —Sonrío dulcemente. Entonces me levanto y
me voy hacia la puerta, abriéndola así no hay duda de lo que quiero.
Gabe pasa las manos por sus muslos y luego se levanta. ¡Por fin! Se
acerca, deteniéndose frente a mí. Su cabeza se inclina mientras me
mira como si fuera un rompecabezas que no puede resolver. Creo que
está a punto de salir, pero en cambio, da un paso adelante, ahueca mis
mejillas con sus manos, y me besa. Sin quererlo, me relajo en él mientras
suavemente separa mis labios con su lengua. Dios, es un fantástico
besador. Nuestras bocas se mueven lentamente, como si no existiera
ninguna cosa en el mundo más que saborear este momento.
Sacudo la cabeza.
Aleja sus manos de mis mejillas y quita mi mano del pomo de la puerta
antes de cerrar y bloquear la puerta. Como la chica confiada y segura
de sí misma que soy, lo tomo de la mano y lo llevo al baño primero.
Gabe se ríe.
—Claro.
Oh, se ve tan caliente. Nunca habría pensado que sería fan del vello en
el pecho, pero se le ve perfecto. Por no hablar de su camino feliz y
luego esos profundos músculos en V. Mierda. Seré yo quien se estará
resistiendo a tener relaciones sexuales. ¡No él! No es justo.
Gabe se ríe.
Escuché lo que le dijo acerca de que era “fácil”, y lo que ella respondió.
Aun así, le mandé un mensaje, para ver si podía ir a su casa. Ryan,
obviamente, se dio cuenta de cómo me veía cuando me fui el otro día,
porque interpretó lo que dije sobre tener miedo a eso. No era lo que
quería decir. Y luego me rechazó con un montón de excusas tontas.
Cuando se levantó y abrió la puerta, tuve toda la intención de irme.
Eso era lo que ella quería después de todo. Yo, por otro lado, quería
besarla, así que lo hice. Se veía tan hermosa después del beso, tal como
dije, sus pestañas caían sobre sus mejillas, se veía tan perdida, como yo
me sentía. No puedo creer que nadie se lo haya dicho antes, ¿Qué le
dicen entonces? De todas formas, me invitó a pasar la noche, y no
pude decir que no.
—A mis padres, no mentía cuando te dije que soy una decepción para
ellos desde que nací. Sus expectativas son demasiado altas, y nunca
puedo alcanzar ninguna de ellas. Es todo lo que voy a decir. ¿Qué
vamos a hacer en nuestra segunda cita? —Cambia de tema y se gira
para mirarme.
Se ríe.
—Buenas noches.
Cierro mis ojos con ella, pero mi mente se mantiene pensando. Sus
padres son, obviamente, un asunto delicado, y quiero saber más al
respecto. Desafortunadamente, le prometí no volver a preguntar. Quizás
ella quiera compartir eso conmigo, algún día.
Mi instinto me dice que si alguna vez las cosas se ponen serias con ella,
no solo perderé. Quedaría completamente derrotado y agotado de
amor para dar.
Debería haber una barrera alrededor de mi corazón, para poder,
definitivamente, dejar de ser ese tipo quien es demasiado bueno y está
ansioso por confiar.
***
—¡Lo siento!
¿Mi Día? Deja la puerta semiabierta, así que puedo oír parte de la
conversación.
Sus ojos recorren todo mi cuerpo. Ahora desearía haberme puesto una
camiseta. Cuando llego a ella, extiendo mi mano.
—Adiós —dice sobre sus hombros antes que Ryan cierre la puerta tras
ella.
Me rio.
Sonriendo, digo:
Se me escapa una risa, hay unas cuantas cosas que quería hacer antes
de la cena con mis padres, pero parte del día había pasado ya.
Todavía podía hacerlo todo, sin embargo. Levantando la cabeza, miro
a Ryan con una sonrisa.
—¿Cómo son Owen y Keith? Ósea, conocí a Owen, pero solo por unos
minutos.
—Keith encaja muy bien en el estereotipo de “agente del FBI”, cuando
está en casa y lejos del trabajo, está mucho más relajado y es más
como mi hermano. Y Owen, es un buen chico, tiene buenas notas,
juega bien al fútbol, es una persona llena de sueños.
—¿Qué? —pregunto, sin despegar los ojos de sus piernas hasta que se
da la vuelta.
—Sunkist, el agua es solo para las visitas que no aprecian mis gustos.
Se lleva los platos, los pone sobre la mesa de la cocina, y se va. Pongo
las bebidas sobre la mesa y me siento a esperarla. Regresa del
dormitorio con su teléfono y unos auriculares. Sobre su hombro, dice:
—Escucho música todos los días, pero especialmente los domingos, hoy
tengo ganas de mi lista de reproducción Los días pasados. ¿Está bien?
—Claro. —Me pregunto a qué le tipo de música se referirá ella con los
días pasados.
—¿Cómo son los otros hombres de tu familia? Dijiste que todos ustedes
se juntan una vez al mes para ir de caza, ¿cierto?
—De hecho eso suena realmente divertido. Con las cosas que salen de
mi boca, a veces es más fácil pasar el tiempo con hombres que con
mujeres.
—Nos juntamos el fin de semana que viene. Aún podemos tener una
lección privada primero si quieres. Eso, si es que quieres venir.
Tina Turner empieza a cantar una canción que nunca había escuchado
sobre la lluvia. Cuando terminamos de comer, ponemos los platos en el
lavaplatos y yo voy al baño, aprovechando también para cepillarme los
dientes. Salgo y escucho The temptations. Vagamente escucho
también a Ryan cantar My girl. Tiene una linda voz pero una vez que
escucha que me acerco, se detiene.
—No tenías que parar —susurro en su oído al pararme detrás de ella,
agarrando su cadera.
—Estuve pensando en algo —me dice. Por esa familiar mirada en sus
ojos, sé que su mente está en el mismo lugar que la mía.
Deja mis manos para agarrarse de mis hombros en su lugar. Las mías ni
se molestan en volver a su cadera. Se dirigen directamente a esos firmes
muslos que quiero envueltos alrededor de mi cintura. La sedosa
suavidad de su piel me desorienta más que nada. Tengo apenas la
claridad necesaria para evitar que exploren más allá porque en el
momento en que lo hagan, estaré perdido en ella nuevamente. Ryan se
separa de mis labios, besando mi mandíbula, antes de volver a mi
cuello. Ese hermoso hombro está en frente mío, así que empiezo desde
la derecha, besando y succionando hasta la curva de su cuello
mientras sus labios viajan para mordisquear mi oreja.
—¿Gabe? —suspira.
—Deja que tus manos se muevan. —Siento sus manos sobre las mías,
levantando los dedos un poco—. Tu agarre es demasiado fuerte.
—Lo siento.
—Está bien.
—Estoy aquí porque eres más que una clase de chica. Siempre hay más
en las personas que eso y tú no eres la excepción. Sé que hay más de ti
que sexo y más que una personalidad que te incluye en una categoría.
—¿Tus defectos?
—Estas cosas no son tus defectos, Ryan. Son las que te hacen quién eres
y no veo nada malo en eso. —Asiente, pero me doy cuenta de que no
me cree—. Pero si de verdad quieres saberlo, te lo diré. Todas estas
cosas me asustan, seguro, pero también me gustan estas cosas sobre ti,
¿entiendes? —Una vez que asiente, continúo—: Eres hermosa y tienes un
muy tentador y espléndido cuerpo. Casi demasiado, considerando tu
edad. Sabes usar ese cuerpo muy bien y ser parada por un policía
cuando estás semidesnuda no te molesta para nada. Luego está que
soy seis años más mayor que tú y eso no sonaría tan mal si hubieras
pasado los veinte. Sigues en la facultad mientras mi estilo de vida es
muy distinto a eso. Ya he terminado con esa parte de mi vida y tú estás
en la mitad de ella. Ryan, a veces no tengo ni idea de cómo manejar tu
personalidad. Pero me gusta. Eso es todo lo que importa.
—¿Está bien?
—Sí. Ahora puedo entenderte mejor y en verdad eso era todo lo que
quería lograr.
—Ah, gracias.
Me levanto y voy a preparar nuestro baño. Sí, dije nuestro. Nunca tomé
un baño de burbujas pero eso se siente como algo que debería hacer
con Ryan. Por suerte, su bañera es lo suficientemente profunda y ancha
para los dos. Al menos, eso parece. Una vez que hay suficiente agua y
espuma, cierro el grifo y me desvisto rápidamente. Justo cuando me
estaba poniendo cómodo, escucho You make me feel like a Natural
Woman que empieza a reproducirse.
—¿Gabe? ¿Está todo… —Ryan entra al baño, sus ojos abiertos de par
en par—…bien? —termina, inclinando su cabeza al mirarme.
—Lo hay.
Mis dedos están ansiosos por tocarla y abandonar su lugar actual sobre
los lados de la bañera. Los muevo para tocar sus hombros, moviéndose
hacia abajo del agua, decididos a detenerse una vez que hayan
llegado a su cadera.
—No. Aunque eres muy tentador, Gabe, decidí que no quiero tener
sexo contigo.
—¿Ah, sí?
—¿Lo hice?
Ryan sonríe.
―¿Ryan?
―Mis padres querían un niño, pero me tuvieron a mí. He oído eso miles
de veces, todos los días de mi vida. Ese nombre, mi nombre, estará
atado a mí para siempre, algo que ellos nunca quisieron. Por eso me
molestó tanto que dijeras que era un nombre de varón. Desde que
empecé la universidad dejé de pensar en cambiarlo.
―¿Por qué te tratan así tus padres?, ¿Por qué no tuvieron otro bebé si
querían tener un niño con tantas ganas?
―Lo siento ―me inclino hacia ella―, trataré de arreglarlo ―digo. Todo lo
que quiero hacer es hacer que se sienta mejor antes de irme. Parece
que no cree que pueda arreglarlo, así que la tomo por la barbilla y la
atraigo hacia mí―. Cierra los ojos ―ordeno suavemente.
Es tan hermosa.
Sin demorar más, presiono suavemente mis labios sobre los de ella y los
suyos se abren, pidiendo más. Deja escapar un suspiro entre mis labios,
mientras recorre mi rostro con sus dedos. Ese suspiro, provoca tantas
cosas en mí.
La beso con pasión, sin prisas, como si el reloj se hubiera detenido y
tuviéramos todo el tiempo del mundo.
Esos ojos verde oscuro, por fin se fijan en mí, y comienza a aparecer una
sonrisa en su rostro.
―Gracias ―susurra.
―Siempre.
Fija su mirada en mí, pasándola por todo mi, duro y dolorido, cuerpo.
Probablemente es hora de irme, pero no quiero dejar las cosas así. No sé
qué es lo que Ryan quiere, pero no creo que deba dormir con ella en
este momento. Esto necesita hacerse bien, y yo necesito aguantar la
lujuria antes que haga algo de lo que me arrepienta.
―Yo, ejem… ―Me detengo para aclarar la garganta―. Tengo que irme.
Terminé con demasiada fuerza para que ella se burlara de mí hoy. Sus
manos se posan sobre mis muslos, y trago con fuerza, esperando que
ella hiciera algo. Mi enfoque no vacila de sus manos arrastrándose,
incluso cuando habla. Estoy congelado por esos dedos delgados. Ella
me ha paralizado.
Salimos de la bañera, cojo una toalla del estante y se la paso por los
hombros, su boca titubea, sus cejas se unen con confusión.
No sé cómo esperaba que reaccionara, pero gira los ojos y niega con la
cabeza como si yo estuviera siendo imposible y tonto no fuera todo. No
dice que no piensa que fuera posible o que lo considera algo ridículo.
De hecho, no va discutir conmigo sobre eso porque solo dice:
—Bien.
—Gracias, nos vemos luego —le doy un beso en los labios antes de irme.
***
—Lo sé, lo sé. —Tomo asiento porque llegué tarde, y todos ya estaban
sentados en la mesa—. Hola papá, Owen.
—Hola —responden.
Mi padre sonríe.
—Sí, la conoce —digo antes que Owen pueda decir algo más.
—¿Cuántos años tiene Ryan? —dice igualmente.
Mamá asiente.
—La detuve, le puse una multa, y luego salí corriendo tras ella. Así es
como la conocí. Ella es otra cosa, eso es seguro.
Mamá no nos deja seguir hablando de trabajo, pero sí nos deja hablar
de fútbol, y ahí es donde el resto de nuestra conversación va. Se siente
bien estar en la cena del domingo, pero en el fondo de mi mente, mis
pensamientos por Ryan persisten.
Capítulo 6
Ryan
Traducido por AnaSmith_ Elizzen y Jhosel
—No hay nada jugoso que decir. Solamente vino, pasó la noche, tomó
un baño de burbujas conmigo y se fue. Y no hubo sexo tampoco.
—¿Nada?
—Hay una primera vez para todo. —Mi teléfono vibra ruidosamente en
la mesa así que lo atiendo.
—Pues sí. —No puedo evitar reírme cuando leo el mensaje. Al parecer,
Owen cree que soy sexy. Una pizca de recelo pasa por mi cuerpo. ¿Eso
significaba que ha hablado con sus padres también? ¿O solo con
Owen? Si era solo Owen, lo podía controlar. Le escribo de vuelta:
—Solo dijo algo sobre su hermano. Hay que volver a lo nuestro, Viv.
—Eso parece. Sé que esto es a fin de mes, pero, ¿cuándo es que vamos
de compras para Halloween? Ya sabes que van a haber fiestas y como
de alguna manera celebraremos mi cumpleaños da lo mismo que lo
hagamos disfrazándonos y yéndonos de fiesta.
Yo gruño.
Viv no sabe mucho sobre mis padres porque nunca comparto más de lo
necesario sobre ellos y entendió que es mejor no preguntar. Después de
tomar un poco de agua asiente con la cabeza.
—La vida no tiene que ser divertida veinticuatro horas al día, siete días a
la semana, Ryan. También necesitas momentos aburridos.
—Sí, pues, no quiero aburrirme por el resto de mi vida. Soy buena para
las matemáticas pero, ¿quién quiere ganarse la vida resolviendo
ecuaciones? Genética suena interesante, pero no, gracias. Si tuviera
que… —lo digo como si fuera una idea desagradable—… escoger
alguna de las que mencionaste sería Estudios de Comunicación o
español, porque seguramente no es muy difícil y porque ya sé bastante
de eso.
Viv asiente, feliz de que escogiera algo. Hace varios clics y después
cuenta.
—Pues créelo. Las únicas cosas que atraen a Ryan Kavanaugh son el
sexo y los hombres. Aunque no creo que le agrade a mis padres una
carrera como prostituta o mantenida.
Ella se ríe.
—Estás loca. Deberías trabajar para bebidas Sunkist de tanto que las
bebes. —Cabecea hacia la botella en mis manos mientras yo tomo un
sorbo.
—Me pregunto si me darían bebidas gratis de por vida. Eso es algo que
sí vale la pena investigar, Viv. Buena idea.
—Chao.
Yo: “Bien. La tarea ya está lista y la casa está limpia. Solo falta lavar la
ropa.”
Ugh.
Yo: “Esas cosas son un poco relajantes… Intentar decidirte por una
especialización. Quizás debería ser un ama de casa ya que limpiar me
relaja. Ja.”
Hacerlo con él otra vez estaría bien. ¡No puedo creer que se fuera con
las ganas! Yo también tenía ganas pero para eso tengo un vibrador.
Aunque puede que no se refiriera a eso. Pasan cinco minutos y sigo
pensándolo.
***
Sacudo la cabeza.
—Eh, no lo creo. ¿Por qué no te vas a buscar a la tipa esa que te follaste
en tu sofá? Ahora Viv está más allá de tus límites.
—Esto no tiene nada que ver contigo. —Me mira mal y gruñe,
molestándose.
—Hola, Ryan.
Gabe sonríe.
—Lo hago.
—Bueno. Estoy feliz de haber sido capaz de verte hoy. —Por alguna
razón, eso me hace sospechar. Entrecierro los ojos hacia él, y se ríe,
levantando sus manos—. Quiero decir, tenía ganas de volver a verte.
—Pero en cierto modo tengo malas noticias sobre este fin de semana.
—Deja de pensar.
—Eso suena sucio —le digo. Él se ríe, pero espera a que continúe. Odio
cuando hace eso. Es difícil evitar responder cuando está tan
obviamente esperando a que hable—. Si estás seguro acerca de esto y
estás seguro que no les importará, entonces sí. Eso está bien.
—Nos reunimos alrededor de las dos, por lo que ¿podríamos estar allí
antes de la una? Eso nos da al menos una hora para ver cómo lo haces.
—¿Lo hice?
Gabe asiente.
—Tú.
—Sí, solo espero que se pegue. Oye —digo, recordando de repente que
tenía la intención de preguntarle por su compañero—. ¿Por qué ha
pasado tanto tiempo desde que has tenido tu último compañero? ¿Te
gusta este?
—Sí. —No hay necesidad para mí decir más o cualquier otra cosa que
eso. Sí, es la verdad, y no veo el punto en decir lo contrario.
***
—Soy policía. Por supuesto que sé cómo usar un arma. —Deja de hacer
lo que está haciendo y se acerca a mí, pasando sus manos arriba y
abajo por mis brazos entre el codo y el hombro. Con sus labios contra mi
frente, añade con dulzura—: Si no quieres, no tienes que hacerlo. —
Gabe me mira, esperando a ver si voy a pirarme o no.
—Vas a querer quedarte así. —Tiene su pie izquierdo por delante del
derecho, como si estuviera intentando usar sus piernas para anclar
mejor su cuerpo. También inclina su cuerpo un poco a la derecha. Una
vez que asumo la misma posición, continúa, mostrándome mientras lo
explica. Levanta la escopeta para que descanse en su hombro—. Así es
cómo vas a sostenerla, ¿de acuerdo? Esta parte va a descansar aquí en
tu hombro, y usarás tu mano izquierda para sujetarla bien aquí. —
Asiento, mis manos temblando ligeramente—. Las orejeras ayudarán
con el sonido. Póntelas. Está cargada, pero el seguro está puesto. Solo
quiero que la sostengas, ¿bien?
—Lo usarás para apuntar. Quieres que esto esté un poco más abajo que
el punto que quieres golpear. Quiero que apuntes a las latas. ¿Estás
segura? —pregunta con ternura, llegando a poner su mano sobre la
mía, todavía temblando en el cañón.
—Quita el seguro empujando esto. —Me muestra donde está, cerca del
gatillo—. Después aprieta el gatillo.
—¿Eso es todo? ¿No vas a decirme qué esperar? —Necesito saberlo, así
no voy a enloquecer cuando pase lo que sea que pase.
Santa.
Mierda.
Gabe se ríe.
—Lo vi. Eso fue increíble. Te has tomado tu tiempo, lo que es propio de ti,
y lo clavaste. —Levanta su mano, y choco los cinco, con una risa, la
prisa aún en marcha a través de mí—. Vamos a mirar el daño. —Gabe
pone la pistola en la mesa de picnic antes de tomar mi mano,
llevándome al poste.
Gabe se ríe.
—¿Estás segura que nunca has hecho esto antes? —La débil voz de
Gabe retumba a través de las orejeras.
Rio.
—Esto no tiene seguro —me dice, mirando a mis ojos abiertos. Gabe se
ríe—. Está bien, Ryan. No enloquezcas conmigo.
—Eso tiene sentido, y no me importa hacer todo el trabajo para ti. —Me
sonríe antes de regresar a los negocios—. Está bien, esto es un poco
diferente que la escopeta. Así es como vas a sostenerla. —La curva del
mango es donde descansó la curva entre mi pulgar e índice. —Quieres
estar segura de que así es como se sostiene. Cuando sacas los
cartuchos, esto va a amartillarse hacia atrás, y si tu mano está ahí, va a
doler cuando se dispare hacia atrás. Vas a envolver tus dedos alrededor
de ella, dejando tu índice en línea recta hasta que estés lista para
disparar. Después se coloca la mano izquierda sobre la otra mano para
estabilizarla. Este retroceso es diferente al de la escopeta. El arma en sí
va a hacer un corto lanzamiento hacia atrás, así.
—Estoy bien ahora —le digo, y él toma un paso hacia atrás lejos de mí.
Con largas, lentas ingestas de aire a través de mi nariz y respirando fuera
de mi boca, encuentro mi calma. El arma está estable en mis manos
cuando tiro atrás del gatillo. Él tenía razón, el culatazo es diferente, pero
sucede tan rápido, que no estoy segura de poder describir que lo hace
exactamente. Apunto a la diana, por supuesto, pero la bala golpea la
esquina derecha baja en el blanco.
La parte superior del arma vuelve hacia atrás, como Gabe dijo que
haría cuando estuvo sin balas. Los ojos de Gabe estaban abiertos
cuando se la entrego de regreso.
A pesar de mis manos temblorosas del poder que algo tan pequeño
tiene, sonrió.
—Solo un poco. —Mi cuerpo entero se siente ligero por ser sobre
abrumado por la fuerza del arma—. Necesito un descanso. —Sostengo
mi mano extendida, así él puede verla temblando. La toma en la suya,
enlazando nuestros dedos mientras nos llevaba de regreso a la mesa de
picnic, poniendo el arma abajo antes de tomar asiento con su espalda
contra la mesa.
—Sí. Esos serán ellos. —Se gira para mirarme de nuevo—. No estés
nerviosa, Ryan.
Es un enorme alivio cuando veo a Owen salir del camión que estaciona
cerca de la zona de disparo. Él me sonríe y luego su hermano. Todos los
hombres desde cinco diferentes vehículos se ven similares. Asusta, en
serio. Hay uno, sin embargo, que sobresale bastante como un pulgar
dolorido con su cabello rubio.
—Hola, Ryan —dice Owen—. Es bueno verte de nuevo. —Sus ojos hacen
una rápida toma de mi cuerpo, y recuerdo lo que Gabe me dijo.
Antes de que pueda pensar sobre ello, digo con una ceja arqueada:
—¿Todavía tan caliente como recuerdas?
—Sí.
—Es un placer conocerte, querida. Gabriel no nos dijo que traería una
cosa linda y joven para distraernos. Tal vez esté retirado, pero puedo
disparar mejor que cualquiera de estos chicos cualquier día. Ya verás. —
Hace un guiño, y me rio, pero mi estómago es un desastre de molestas
abejas. ¿Gabe no les dijo que venía?
Gabe me mira.
—Sí.
Gabe recarga la escopeta, y todos los ojos están sobre mí mientras
caminamos a donde estábamos de pie más temprano. Cuando miro
sobre mi hombro, los hombres están en línea, brazos cruzados sobre sus
pechos, observado desde diez pies de distancia. Todos excepto Owen.
Él parece como si tuviera fe en mí.
Una vez me ubico en medio de la lata y me siento segura, tiro del gatillo.
Mi disparo ha muerto mientras la lata estalla. Una emoción corre a
través de mí. Reculo el arma para lanzar el casquillo vacío y empujo el
seguro de regreso antes de darme la vuelta para ver a siete hombres
aturdidos y a un Gabe sonriente. Mis ojos brevemente aterrizan sobre
cada hombre hasta que alcanzo a Larry, su padre.
—¿Satisfecho?
Los hombres estallan en risas, una débil sonrisa sobre los labios de Larry.
Gabe camina hacia mí, toma el arma, y me da un beso mientras
remueve las orejeras.
Sus ojos se estrechan, y los hombres se dan la vuelta para ver a Gabe
cuando él habla.
Mi edad tiene la atención de todos los hombres. Oh, oh. ¿Es mi edad
realmente un problema? Eso me hace la segunda persona más joven
aquí gracias a Owen.
—Si lo fuera, ¿estaría aquí? —Veo una pista de sorpresa parpadear ante
sus ojos entrecerrados a mis palabras. Mierda. No necesito empujarlo a
odiarme más. Esto fue una mala idea. No debería haber venido. Mis
padres no creen que sea lo suficientemente buena. No debería haber
pensado que los de Gabe serían diferentes. Y su padre se suponía que
era el de mente abierta de los dos. Su madre definitivamente me
odiaría. Un disparo suena, pero apenas lo escucho.
Sacudo mi cabeza.
—Nada —suspiro—. Quiero ir a casa. Por favor, Gabe. —Mis ojos están
enfocados sobre los surcos de la madera que compone la mesa de
picnic, pero Gabe engancha un dedo debajo de mi barbilla para
hacerme mirarlo.
Silenciosamente, digo:
—Te dije que esto no era una buena idea. —Un disparo se apaga,
momentáneamente distrayéndome cuando veo algo naranja caer roto
en el cielo. Para evitar que Gabe haga su pregunta de nuevo, explico—
: Me dijiste que mi edad te asusta, y no se lo dijiste. No veo porque es un
gran problema, pero así soy yo. A ellos les importa. A ti te importa. No
quiero causar ningún problema, Gabe.
—¿De qué estás hablando?
—Pero…
—Sí, excepto por ti. —El abuelo camina alrededor y pone un brazo
alrededor de sus hombros.
—Podrías tener casi mi edad, pero aún eres muy joven. Eres lindo sin
embargo.
Mi hermano gime.
—¿Ya has dormido con ella? —Dios, ¿qué pasa con él hoy? Está
actuando peor de lo usual. Todos los ojos en mí, esperando a que lo
confirme o lo niegue. Especialmente mi padre. Ha estado callado,
pero ha estado escuchando. Ryan me observa, también esperando.
Ryan está callada mientras preparamos todo. Una vez que está
hecho, empezamos a despedirnos, Ryan siendo cortés con todos.
Parece hablar en serio cuando dice que fue un placer conocerlos. A
excepción de mi padre. Honestamente no esperaba que se
comportara de esa manera, tengo que preguntarle más tarde. Todos
empiezan a subirse en sus coches y a irse. Ryan está apoyada en la
puerta del pasajero. Yo camino hacia ella.
—¿Y ahora no? —Ella ríe—. Oh, tu más ciertamente. Gracias por hoy,
me divertí, pero la próxima pienso que prefiero que seamos tú y yo
todo el tiempo.
Asiente, así que abro la puerta para ella. Vamos a hacer una parada
en mi casa, así podré dejar las armas. Me doy cuenta de que Ryan
no ha estado allí antes, y me pregunto si le gustará. Entramos en el
estacionamiento de mi casa de ladrillo de un piso. Es una simple casa
de dos habitaciones, suficientemente grande para mí. Nada especial
sobre ella, excepto que es mía. Le pido a Ryan que abra la puerta
para mí mientras reúno todo. Ella mantiene la puerta abierta, y voy
hacia la habitación libre, donde guardo mis armas. Tengo que
limpiarlas luego.
—Oh, yo, em, no sabía que estabas ahí parado. Tienes una linda
casa.
—Gracias.
—Nada.
—Dime.
—No.
—¿Sobre?
—Vamos entonces.
—¿Te das cuenta que eso significa que eres insegura? —digo a pesar
de mi instinto cuando la alcanzo mientras desbloquea su puerta. Su
espalda está rígida, y definitivamente toqué un nervio. Nunca he
visto a Ryan tan tensa. Mece abierta la puerta, ve algo adentro, deja
caer sus hombros.
Miro a hurtadillas sobre sus hombros para ver a una mujer mayor con
rasgos similares.
—¿Francés? ¿Me puedes explicar por qué razón querrías hacer eso?
—No.
—Pues, las cosas materiales de la vida también, pero justo ahora, sí.
—¿Y esa obsesión con el sexo? —Nunca he visto a una chica hablar
sobre eso tanto y de manera tan abierta.
—Ajá, ya veo…
Yo me encojo de hombros.
—Usas el sexo para que alguien te diga que eres buena en algo
porque tus padres son unos idiotas que piensan que no puedes ser
exitosa en las cosas que haces.
—Creo que es algo lindo. —Gira sus ojos pero aun así la hace reír—.
¿Sabes qué creo que deberías hacer? —Ella niega con la cabeza—.
Crear tus propios estándares para ti misma. Decidir quién quieres ser
e ignora a todos los demás. —Sentándome, miro a sus verdes ojos,
obligándola a escucharme—. Si la gente quiere juzgarte, bien. Eso
nos dice más sobre ellos que de ti. Porque, si me lo preguntas, yo diría
que estás un poco en el lado loco y cuando hablas, parloteas y
parloteas sin fin. Piensas simplemente demasiado cada cosa. Eres
una chica intentando demostrar su valor a personas que nunca
estarán satisfechas. Creo que te han tirado a tantas direcciones que
no tienes ni idea de hacia dónde quieres ir. Si me lo preguntas, Ryan,
te diría que solo necesitas alguien que te guíe y te apoye. Eres una
chica absolutamente hermosa y perdida.
Ryan ríe.
—No, está bien. Solo empaqueta tus cosas, y nos dirigiremos allí.
—Listo.
Ryan se sienta.
Eso es todo. Tengo que tenerla. No hay más frenado. Ella lo quiere, y
buen Dios si no lo hago. No contesto. No puedo. Nada va a salir.
Ajeno mi agitación, Ryan se agacha para recoger su bolso.
—No —repito, llegando a una parada frente a ella. Acuno sus mejillas
e inmediatamente la beso brevemente—. Vamos a tener sexo. ¿Está
bien?
Chupo tan fuerte que cuando me alejo, un pop suena. Mientras sigo
con el otro, ordeno:
Lo hace, y los tiro hacia abajo, la tarea extra difícil gracias a que
están húmedos. Estoy seriamente tratando de despegarlos. El aire es
expulsado de mis pulmones cuando veo que no está usando
ninguna ropa interior. La miro mientras se sienta sobre sus codos para
verme, y sonríe. Sus pantalones se posan en sus rodillas cuando me
muevo fuera de la cama para quitar sus zapatos y calcetines antes
de finalmente removerlos completamente. Ella es completamente mi
prisionera.
No puedo creer que acabemos de tener sexo. Fue incluso mejor que
la primera vez y me encantó que él estuviera a cargo la mayor parte
del tiempo. Es distinto a lo que estoy acostumbrada pero realmente
me gustó. Gabe se levantó para tirar el preservativo hace un rato y
ahora seguimos acostados en la cama. Estoy boca abajo y las
puntas de sus dedos se deslizan cuidadosamente por los tatuajes de
mi espalda como si fueran caminos y él tuviera que recorrer cada
uno. Luego siento sus labios posar un beso sobre mi omóplato, justo
donde mi colibrí debería estar. Miro sobre mi hombro para ver que
sus ojos están completamente cautivados por el camino sobre el que
están sus dedos. Por alguna razón, eso provoca que me ría
suavemente.
—No es eso. Solo estoy fascinado por los tuyos y recién ahora tengo
la oportunidad de apreciarlos.
Cuanto más lo pienso, más quiero que él tenga uno. Será incluso más
caliente con uno.
—Todos tienen que ver con mi abuela, ahora que lo pienso. Era mi
única abuela y era una persona asombrosa. Cuando era niña, ella
fue quien me enseñó a pedir deseos con dientes de león y yo lo
adoraba. Solía decirme que después de pedir un deseo, las semillas
vuelan lejos para que mi deseo pudiera ser concedido. Sigo
haciéndolo cuando veo uno.
«Mi abuela me llevó al acuario una vez. Pensé que los caballitos de
mar se veían un poco raros comparados con la mayoría de los otros
peces que vimos. Eran hermosos, sin embargo. Solo distintos. Cuando
se lo conté, se rió. Nunca olvidaré lo que dijo, tampoco. Me dijo que
son las diferencias entre las cosas vivas las que las hacen hermosas.»
Suelta una risa detrás de mí. Mientras saco mis pijamas, me palmea
con fuerza el trasero y luego susurra con voz ronca en mi oreja:
—Sí pero solo déjalas en el cesto. Tengo que lavar la ropa y meteré
esas también. —Hace una pausa y mientras abro la puerta para
hacer lo que dice, escucho—. Para cuando vuelvas aquí ya habré
hecho la mitad.
Una vez que tiro las cosas en el cesto, voy a la cocina. La lluvia
amaina fuera pero sigue cayendo. Se pueden ver relámpagos desde
la ventana de su cocina. Gabe está parado en frente de su nevera
con la puerta abierta.
—Suena bien. ¿Qué más vamos a comer junto con las chuletas?
Tentativamente, pregunto:
—¿Gabe?
Gabe camina hacia mí, poniendo sus manos sobre mi cadera para
hacer que rote mi cuerpo hacia él.
—No tenemos que hablar de eso de nuevo. —Le doy un rápido beso
antes de cambiar de tema—. Si quemas la comida, nunca te
perdonaré.
Otra vez, recuerdo las diferencias entre nuestras familias. Esta gente
se ama mucho entre sí. Tanto que comparten cosas importantes
sobre sus vidas con los otros y le dan mucha importancia a sus
opiniones. Cuando estaba mirando las fotos antes, podía ver su
felicidad, su cercanía y el orgullo que tenían los unos de los otros. Así
es como una familia debería ser. No como el grupo de persona que
yo llamo mi familia. Incluso ahora, Gabe está un poco ansioso por lo
que piensa su madre. Puedo escucharlo en su tono ya que se
esfuerza demasiado por relajarse.
—Te envié un mensaje para avisarte que iba a venir, Gabriel. Pensé
que era raro que no respondieras pero ahora puedo ver que estabas
ocupado. Tu padre me contó sobre el día de hoy —dice como si eso
explicara todo.
—Adiós, mamá.
—Adiós, Gabriel.
—Lo siento, estaba espiando, pero gracias por lo que dijiste —le
susurro en su cuello.
Gabe se ríe.
Él ríe.
—Apenas sabía lo que estabas haciendo, y era todo lo que podía
pensar.
Gabe sonríe.
—Vuelvo enseguida —le digo a Gabe. Agarro sus llaves que están en
la puerta y desbloqueo su coche. Mi bolso está todavía allí porque
estaba demasiado ocupada mojándome para recordar agarrarlo.
La lluvia se ha detenido momentáneamente, por lo que salgo
corriendo para conseguir mi bolso, limpiando mis pies en el tapete
cuando vuelvo. Cierro sus puertas y cierro la puerta de la casa—. Me
olvidé del mensaje de texto para Viv —explico cuando veo que
Gabe me mira con curiosidad.
Viv suspira.
—Ryan, ¡es una gran fiesta! Sabes que siempre lo son cuando los
chicos de la fraternidad arrojan una. No puedo creer que no vengas.
—Te necesitaba como respaldo, porque iba a salir con ese chico.
¡Eres mi plan de seguridad, lo sabes! ¿Quién va hacer mi excusa si las
cosas van al Sur?
—¿De verdad quieres pasar el rato con ese chico? —le pregunto,
mirando a la puerta ocultando a Gabe y el sentimiento de
culpabilidad que me invade.
—No, está bien. Dije que iba a ir contigo. —Lamento toda palabra
que sale de mi boca cuando Gabe sale del cuarto de lavado y
empieza a caminar hacia mí con un propósito—. Conseguiré que
Gabe me lleve a casa, y me preparo para la fiesta. —Gabe frunce el
ceño ligeramente, pero no dice nada mientras agarra mis caderas,
tirándome contra él. Dios, él esta duro de nuevo.
—No, Ryan, no hagas eso. ¿Qué tal esto? Estarás en modo de espera
y si te necesito, te mando un texto. Entonces el oficial puede correr
contigo aquí para salvarme.
—Mhm. Adiós.
Gabe levanta la cabeza para mirarme, con una sonrisa en sus labios.
—Sobre la mesa.
Un estremecimiento me recorre debido a su orden. Muevo una silla
fuera del camino y salto hasta sentarme en la mesa. Él desaparece
por el pasillo y entra en su baño, pero vuelve a aparecer momentos
después con un condón. Gabe se acerca y empuja las servilletas,
saleros y pimenteros, que están detrás de mí, fuera del camino antes
de asentarse finalmente entre mis rodillas. Toma mi cintura y me
inclina hacia adelante, así que estoy en el borde de la mesa.
Con mis manos a cada lado, lo hago. Gabe engancha sus dedos en
la cinturilla de mis pantalones cortos y les da un tirón. Dios, es muy
caliente cuando se pone así. Está pensando con claridad acerca de
una sola cosa, y eso es lo que está a punto de hacer para mí. El
condón se arroja sobre la mesa antes de que Gabe tire de la silla,
tomando asiento.
Una vez que hacemos nuestras rondas, nuestra ropa en algún lugar
entre su habitación y la cocina, él salta sobre la cama. Gracias a
Dios. No creía que su energía jamás se agotara. Por desgracia para
él, no estamos cerca de terminar aún. Mi boca se hace agua con lo
que quiero hacer. Sus ojos fruncidos me miran mientras me arrastro
sobre él, mis pechos rozando sus piernas.
Él niega con su cabeza un poco, pero hay una leve sonrisa en sus
labios. Me arrastro para estar junto a él, agotada como si me hubiera
golpeado. Cuando me pongo cómoda en sus brazos, mi teléfono
suena desde la cocina.
Gabe se ríe.
—Voy a buscarlo.
Él se va, y oigo que responde por mí, volviendo segundos más tarde
con el teléfono tendido hacia mí.
—Bien.
***
—¿Cómo lo sabes?
Rio.
—¿A dónde?
Gabe sacude su cabeza.
—¿Honestamente?
—Guau —susurro.
—Sí, me gusta.
Él aprieta mi mano.
—Esta es mi favorita.
Nos movemos por todo el lugar mirando todas las diferentes piezas
de arte. Pero cuando llegamos tras una pintura grande que tiene su
propia pared, estoy impresionada. Por un lado, es simple. Una pintura
de fuego. Naranja, rojo, blanco, todos mezclados entre sí sobre un
fondo negro. Ni siquiera puedo empezar a absorber su
magnificencia. Después de cinco minutos sin que haga un
movimiento para ir hacia la siguiente pintura, Gabe se para junto a
mí, envolviendo sus brazos alrededor de mi cintura, y posa su barbilla
en mi hombro. Como si colocándose de esa forma, pudiera ver
exactamente lo que me ha cautivado.
Eso es lo que siento mientras mis ojos pasan sobre cada pincelada.
Las violentas llamas bailan con el viento como si fuera forzado a ir en
cualquier forma diferente siendo empujado mientras luchan por subir
hasta llegar a su destino deseado. Es mucho para mí. Quiero seguir mi
propio camino, pero estoy enredada con la compulsión de mis
padres y sus esperanzas para mi vida. Y como el fuego batallando
contra las manos invisibles de los gustos del aire, lucho contra mis
padres. Mientras trato de encontrar un terreno neutral, termino
peleando conmigo misma también y destruyendo lo que está a mi
alrededor. Quiero alcanzar el cielo. O por lo menos ser una estrella. Es
mucho más tranquilo allá arriba que aquí abajo con el fuego.
—De nada. Estoy feliz de que lo hayas disfrutado tú misma, pero hay
más que ver, sabes.
—Si te gustó eso, tal vez podamos hacer un viaje a Raleigh. Tienen un
gran museo allí que me encantaría ver —me dice Gabe con un dejo
de emoción. Él realmente ama estas cosas, y yo nunca hubiera
pensado eso.
—No te preocupes tanto sobre eso, Ryan. Encontrarás esa cosa que
te marque. Lo prometo.
Cuando miro, veo que es Ryan. Ella está con Viv, que está vestida como
enfermera, y se ve como si fuera una especie de chica sexy de salón de
un western o algo así. Hay una boa de plumas colgando de su cuello
para que coincida con su traje negro y rojo. El "vestido" apenas cubre su
culo o sus pechos en cuestión y lleva puestas unas medias negras que
llegan a la mitad del muslo. Ellas están tropezando por la acera, riendo.
Obviamente está borracha aunque es menor de edad. No me debería
sorprender porque cuando la conocí, estaba con resaca.
—¿Qué? —pregunta él, ajeno—. Está buena. Ambas lo están, pero las
pelirrojas son supuestamente locas en la cama.
—Sí, estoy saliendo con ella. —Le oigo decir "oh" justo antes de llegar a
las chicas—. Guau, hey, Ryan. —Ella torpemente envuelve sus brazos
alrededor de mí.
—¡El mejor regalo del mundo! —grita ella en mi oído. Ryan besa
descuidadamente mi cuello—. ¿Vienes a casa con nosotras?
—Ryan —le digo en voz baja, agarrando sus manos—. Tenemos que
caminar.
—Está bien.
—¿Oh sí?
Ponemos las mantas sobre ellas. Se ven ridículas en sus trajes mientras
yacen en la cama. Viv ya se ha desmayado. Fredrick sale
silenciosamente.
¿O soy yo, una vez más confiando en una chica, esperando que ella
sea de una forma, cuando es realmente lo contrario? No, no creo eso.
En algún nivel, creo que ambos sabemos que ella es mía. Dijo que no
durmió con los chicos, por mí. Sigo pensando que es demasiado pronto
para que conozca a mi madre, pero he odiado no haber estado
mucho alrededor de ella últimamente. Honestamente, la he echado de
menos. Me gustaría que me hubiera hablado de su cumpleaños. ¿Es
porque sus padres arruinaron eso también? Eso no explica por qué no
me lo hubiera dicho, sin embargo. Tal vez solo he estado demasiado
ocupado, así que ella no lo mencionó.
***
Son las tres de la tarde cuando llego a fuera del apartamento de Ryan,
llamando a su puerta. Su cabello se lanza en una alta cola de caballo, y
está llevando una sudadera negra con capucha azul. Gime cuando me
ve.
—Lo siento, Gabe —dice ella cuando levanto una ceja—. Pero veo que
significa que no estaba imaginando nada anoche. Vamos. —Ryan se
hace a un lado para que yo pueda entrar.
—¿Lo recuerdas?
—Ven aquí. —Una vez que la he tirado en mi regazo con ella sentada
de lado, continúo. —No es “solo otro día”. Es tu cumpleaños y uno
grande también. El gran 20, ya no eres una adolescente.
—Estás dejando que todo el aire frío entre. —Esta vez, es ella quien está
sorprendida sin palabras, así que la llevo de nuevo al sofá, tirando de
ella en mi regazo una vez más. Una vez que mis brazos están con
seguridad a su alrededor, le digo—: Ahora, dime lo que está pasando.
Sus ojos buscan en los míos, al igual que lo hice antes. No sé lo que está
buscando, pero poco a poco comienza a relajarse en mí, apoyando su
frente en mi hombro, resignada. Durante mucho tiempo, Ryan no dice
nada, y no la presiono. Cuando de verdad habla, su voz es cansada.
—Ni siquiera sabía lo que era una fiesta de cumpleaños hasta que
empecé la escuela y los padres de un niño llevaron tarta a clase para
una fiesta. Quiero decir, sabía que había un cierto día del año en que
nací, pero celebrarlo era completamente ajeno a mí. Nunca tuve una
fiesta o regalos ni nada de eso. Mi abuela siempre me llevaba a cenar o
íbamos de compras alrededor de mi cumpleaños, sin embargo. Nunca
diría que era por eso por lo que íbamos. Creo que quería, pero no era
quién para ir en contra de mis padres, incluso si no estaba de acuerdo.
Ella y mi madre no tenían la mejor relación, y probablemente no quería
empeorar las cosas.
«De todos modos, de alguna manera tiene sentido porque mis padres
me compraban lo que quisiera durante todo el año. Siempre estuvieron
muy ocupados con el trabajo también. Además, compartir un
cumpleaños con Halloween significaba que tenía que disfrazarme e ir a
pedir dulces, así que funcionó. Larga historia corta, no te lo dije porque
no celebramos los cumpleaños. No en un sentido tradicional. Nos damos
unos a otros tarjetas de cumpleaños con un poco de dinero en el
interior, y eso es todo.
Ryan ríe, sin esperar eso. Se sienta para mirarme. Con la yema de mis
pulgares, seco sus lágrimas silenciosas.
Frunce el ceño.
—Sí —miento. Bueno, algo así. Se supone que debo irme, pero voy a
cancelarlo—. Te enviaré un mensaje de texto cuando me vaya, ¿y
puedes pasar la noche en mi casa?
—Bien. Supongo que podría pasarme. Mejor haz que valga la pena,
oficial. —Ryan me da un beso rápido.
—Lo haré.
Pongo mi mano sobre sus ojos, solo para estar seguro de que no dé un
vistazo. Sus pestañas me hacen cosquillas en la palma.
—Sí.
Mi mano se aleja. Doy un paso al lado de ella para ver lo que piensa.
Sus labios se separan mientras asimila sus alrededores. Mi casa ha sido
transformada. Hay serpentinas colgando del techo de la cocina hasta
la sala, globos flotando por todas partes. En medio de la cocina, una
piñata de caballito de mar, la cual tomó un eternidad encontrar, está
colgando. Hay una tarta situado en mi mesa con patatas fritas y platos
de Feliz Cumpleaños esperando a ser usados junto con dos de esos
sombreros de cono que los niños usan a veces. Ryan camina más en la
casa y hacia el salón, viendo un juego de Ponle la Cola al Burro y más
recuerdos de fiesta. En la parte final de mi mesa, hay burbujas
esperando para ser sopladas, serpentina gelatinosa, e incluso un mini
juego de billar.
—¡Está bien! ¡Está bien! —Se rinde desde detrás de mi sofá mientras me
agacho detrás del sillón reclinable—. ¡Tú ganas! Quiero tarta ahora. —Se
asoma sobre el sofá, y puedo ver que tiene la serpentina gelatinosa
verde toda enredada en su cabello rojo—. ¿Tregua? —pregunta.
—Tu turno.
—Los tres.
Riendo entre dientes, me las arreglo para conseguir un poco de los tres
en la cuchara, levantándola a sus labios. Chupa el helado de la
cuchara con más fuerza de la necesaria, y sacudo mi cabeza hacia
ella, sonriendo. Seguimos yendo de un lado para el otro hasta que el
trozo de pastel se ha ido, y el helado se ha derretido en charcos
alrededor de los bordes del recipiente.
—El mejor cumpleaños de mi vida —dice en voz baja. Cuando sus ojos
destellan abiertos, están acuosos, haciendo que me dé cuenta de su
respiración superficial, cautelosa como si estuviera tratando de no
llorar—. Gabe, yo… —Su voz se tambalea, luchando con lo que sea que
quiera decir. Su boca se cierra y se abre varias veces, pero nada más
sale, así que decido aliviar la tensión.
—Puede ser tu fiesta, pero vas a tener que limpiar este desastre porque
yo no voy a hacerlo —digo, tirando de la serpentina gelatinosa de su
cabello.
—Es broma. —Hago una pausa—. Algo así. —Ryan ríe, y empujo su
cabello detrás de su oreja.
—Tal vez más tarde. —Eso es inusual para Ryan. Con un abrir y cerrar de
ojos, su deseo se ha ido, y tantas emociones toman su lugar.
—Por supuesto.
—Vas a tener que darme más que eso, Ryan. ¿Qué quieres decir?
Ella niega con la cabeza.
Estoy agotado, así que voy al baño para lavarme. Cuando vuelvo, Ryan
está acurrucada debajo de las sábanas, las cuales están subidas todo
el camino hasta su cuello. Su sonrisa crece cuando me ve. Me arrastro a
su lado y se acurruca en mí.
No voy a dejar que Ryan se escape de mí, sin embargo. Como estaba
pensando antes, ella es mía. No quiero que vaya a ninguna parte. Solo
la quiero dónde está ahora mismo. En mis brazos. Mientras me duermo,
mi último pensamiento es que tal vez es hora de que Ryan conozca a mi
madre.
Capítulo 10
Ryan
Traducido por Lorenita_166
Recuerdo que Gabe me dijo algo, sobre que era intrigante cuando me
conoció, pero eso no prueba nada, no significa que sintiera algo por mí.
Quizás era que había algo, en el momento que nos conocimos, o
puede no significar nada. No importa, porque sé sin lugar a dudas que
yo sí estoy enamorada de él. Los pequeños detalles y cosas que hace,
hicieron que me enamorara rápidamente de él. Hay algunos
momentos, como ayer, en los que no me caigo, pero tropiezo y ruedo
cuesta abajo en la colina, tomando velocidad mientras caigo, sin poder
detenerme.
No me toma más de una hora dejar todo limpio, lavar los platos, poner
los juegos cerca de la mesa de la cocina. Felizmente trabajar duro me
distrae un poco.
Él sonríe lentamente.
—No estoy cansada —digo sabiendo que aún me quedan cosas por
limpiar.
Es una petición simple. Algo que me gustaría más que nada, aunque no
sé si podré hacerlo.
—De acuerdo —respondo, sintiendo la necesidad de decir algo más.
—Ven —me dice, y abre los brazos para que me acurruque a su lado,
ahora él es mi almohada. Enreda nuestras piernas, ahora estoy en él, de
la cabeza a los pies.
—Vi el canal del clima ayer —le digo como si fuera la ciencia más
exacta. Haciéndolo reír más fuerte—. ¿No podemos quedarnos aquí?
¿Cómo regalo de cumpleaños? —digo, quizás eso funcione, lo dudo
pero no cuesta nada intentarlo.
—Hay una película de terror que estrena pronto, así que pensé que
quizás querrías verla.
Deslizo mis dedos bajo la cubierta y veo una tarjeta de regalo de Gabe,
leo lo que está escrito a mano.
—Te has estado portando bien, pero nunca sabes si la vas a necesitar.
Es legítima. Si alguna vez estás en problemas, llámame y te ayudaré.
Mereces sentirte especial todos los días de tu vida, pero especialmente el día de tu cumpleaños.
Es el día en el que viniste al mundo, haciendo que todo se vuelva más hermoso.
Eres una persona maravillosa, Ryan, estoy muy agradecido de que quisieras pasar este día conmigo.
Espero que haya podido hacer de este día, algo para recordar.
―Gabe.
Mis ojos releen lo que está escrito, me hace sentir cosas tan dulces. Sé
que Gabe espera mi reacción, pero no puedo apartar los ojos de esta
tarjeta. Finalmente, me giro para verlo y arrojo mis brazos alrededor de
su cuello.
—De nada.
—Bésame.
Se mueve más allá y mete mis regalos dentro de la bolsa. Miro el reloj, y
me doy cuenta que realmente tengo que apurarme si no quiero llegar
tarde. No es que sea nada nuevo, así que no me preocupa mucho. Aun
así me ducho rápido. Cuando termino de prepararme Gabe me
pregunta si estoy libre el jueves por la noche.
—Está bien, hablamos más tarde, entonces. Vete antes de que sea muy
tarde.
Me sonrojo.
—Deja que terminen las clases, y luego iremos por un masaje. He estado
esperando uno de todas formas.
―¿Estás bien?
* * *
―Está bien, Ryan. ¿Qué diablos está pasando? ―pregunta Viv con
curiosidad, pidiéndome explicaciones.
―Es Gabe ―murmuro, viendo cómo la mujer del spa se encarga de mis
pies.
―Nunca conocí a un chico como él, uno que quiera más de lo que mi
cuerpo puede ofrecerle. O sea, no es que antes haya querido algo así,
no en este momento al menos. Estaba bien así, ofreciendo de mí solo
eso. Quería dar todo lo que alguien quisiera de mí, pero Gabe…
―Sacudo la cabeza―. Él hace que piense siempre en más, en dar más.
―Me detengo para tomar una bocanada de aire, sin dejar de mirar a la
pedicurista―. Es extraño. ―Sonrío.
―¿Él lo sabe?
―¡Por supuesto que no! —grito, haciendo que todos se giren para
vernos. Después, tranquilamente, añado―. ¿De verdad crees que
podría decírselo si ni siquiera sé cómo poner mis emociones bajo
control? Además, ¿no se supone que los hombres deben dar el primer
paso?
Viv se ríe.
―En realidad no hay reglas, Ryan. El amor tiene sus propias reglas
secretas. Estoy feliz por ti, porque esto significa que dejarás de dormir
con todos los chicos del campus.
―Es en serio. Gabe realmente se preocupa por ti. Creo que deberías
decírselo, averigua cómo se siente, y luego díselo.
―Esperemos, hmm.
―Quería verte.
―No hace mucho. Sabía más o menos a qué hora llegarías, así que
pasé a verte.
―¿Vas a seguir intentando adivinar por qué estoy aquí? ¿O vas a dejar
que te lo diga?
Por el tono que usa, obviamente está intentando no reírse. Le doy una
mirada rápida antes de dirigirme a la cocina.
―No, gracias.
―Está bien. Dime por qué estás aquí. ―Le miro fijamente y tomo un sorbo
de mi bebida.
Gabe camina hacia mí, pone las manos en mis caderas y me dice:
―No sabes cuánto me gusta que estés tan emocionada por esto, como
yo.
Asiento.
Gabe sonríe.
―Bueno, no sé tú, pero yo tuve un día muy cansado, ve a por tus cosas,
yo iré a tomar una ducha.
Gabe levanta ligeramente mi camiseta para poder jugar con sus dedos
en mi espalda. Por momentos, luego nos besamos detenidamente,
muerde mi labio superior y luego me besa intensamente. No puedo
evitar un pequeño gemido. Gabe me aparta sonriendo.
―Sí, pero no me refería solo a eso, sino al feliz gemido que diste.
―Sí, algo así. ―Se ríe―. Creo que debemos dormir un poco.
Antes que pueda responder le doy otro beso, esta vez dejo que mi
lengua separe sus labios.
―Hmm ―dice.
***
Hemos estado aquí durante casi una hora, y aún no hemos ido al
segundo piso. Cada pintura capta mi atención, haciéndome ver la
textura que logró el pincel, examinar cada pieza y apreciar la belleza
que cada uno de los cuadros ofrece. Este lugar es mucho más grande
que el de nuestra ciudad. ¡No puedo absorber todo esto en un solo día!
Pero lo estoy intentando, quien sabe cuándo volveré por aquí. Ninguna
de las pinturas me cautiva como la pintura del fuego, pero logro ver
algunas de mis favoritas.
Mientras más veo, más quiero seguir viendo, más y más. Honestamente,
los amo todos, puedo apreciar las esculturas, pero las pinturas, los
dibujos y las fotografías, me hipnotizan. Me empapo de ellas,
codiciando más. Las horas pasan cuando caminamos por este lugar.
Frunzo el ceño ante ese pensamiento. Las cosas no han estado del todo
bien últimamente, así que seguramente las fiestas van a ser un asco.
Quizás deba quedarme aquí este año.
Las palabras que pensaba, se repiten otra vez, pero en la vida real,
probablemente no debí decir nada, o hacer nada, pero siento como si
debiera. Como que tengo que hacer algo, para sellar lo importante que
acaba de suceder ahora. ¿Pero que me está pasando?
―Nada.
―¿Qué?
―Dijiste que no sabías qué hacer, así que nada, no hagas nada. Estás
feliz y no tienes que hacer nada. Por lo pronto, solo déjalo ser.
―No comiences a darle vueltas, Ryan ―me dice con una pequeña
sonrisa en su rostro.
―No.
Y la verdad es que no la necesitamos, podemos estar aquí en completo
silencio. Gabe juega con mi cabello, lo coloca detrás de mis orejas, así
puede besar mi cuello. Con sus labios sobre mi piel murmura:
―Sí, exactamente.
Así que Gabe relaja sus manos sobre mi estómago, y deja de intentar
que cambie de opinión. Como la última vez, dejo caer mi cabeza, que
reposa sobre su hombro y cierro mis ojos. Como estamos mojados,
pronto me quedo perdida en mis pensamientos. Este fin de semana
parece perfecto, estoy aquí con Gabe, fuimos al museo de arte, y
encontré mi pasión. ¿Qué pensarán mis padres de esto? No estaban
contentos cuando les dije que quería estudiar algo de idiomas, así que
no dudo que no les guste nada que les diga que quiero estudiar Arte.
¿El mundo perfecto en el que estoy viviendo ahora, se derrumbará
cuando llegue a casa?
—No sé, Gabe… —digo lentamente, con cuidado—. Tú quieres que les
guste, y yo también, ¿Pero crees realmente que sea posible? Basado en
lo que ha pasado hasta ahora. Sin mencionar que es una fiesta para
estar en familia. No quisiera ser la razón por la que tu familia tuviera un
menos feliz Día de Acción de Gracias que de costumbre por mi culpa.
Y no creo que eso vaya a pasar. Sus padres definitivamente dan miedo.
Sé que nada de eso realmente importa. Al menos espero que no. Gabe
quiere dar este paso. Y es importante para él, y también para mí. Así
que no puedo decir que no.
—¿Estás seguro? —Necesito que lo diga en voz alta una vez más.
—Completamente.
Amo que Ryan obviamente no parece estar segura de esto, pero está
determinada a hacerlo de todas formas. Si al abuelo pudo gustarle,
entonces a mis padres también. Su edad parece ser su mayor
preocupación. Eso no me importa. Todo lo que necesitan ver es que
Ryan es una buena persona, y una buena persona para mí. El agua está
fría ahora y estoy listo para salir.
—Bien.
Ryan me rodea y alcanza el jabón y una esponja. Nos lavamos
rápidamente, mis ojos pegados a su cuerpo. Está en exhibición solo
para mí hasta que se envuelve en una toalla una vez que sale de la
ducha. Me estiro, agarro la tela blanca y doy un tirón.
—No lo creo.
Ryan pone sus manos sobre sus caderas, su largo, rojo cabello tratando
de cubrir su pecho, pero fallando.
Traje algo conmigo este fin de semana para que lo probásemos y ahora
es definitivamente el momento de hacerlo.
—Sácalas. Averigüémoslo.
—Seré honesta, ¿está bien? Nunca he hecho algo así antes y estoy algo
nerviosa. Sin embargo, confío en ti. Siempre que no te pases ni nada,
estoy segura de que será divertido. Si no lo es, te lo diré sin dudar. ¿Has
retenido a alguien durante el sexo alguna vez?
Sacudo mi cabeza.
Ryan deja ir mi mano y empuja mi equipaje más cerca de mí. Dirijo mis
ojos a su toalla.
—Sácatela y acuéstate.
Ella sonríe sabiendo que voy a hacerlo. Mientras ella lo hace, abro el
bolsillo frontal y retiro las esposas mientras dejo mi equipaje en su lugar.
—¿Son las que usas para el trabajo? —pregunta, dándole una mirada
al par plateado en mi mano.
Ella levanta los ojos, mirando cómo cierro una de las esposas en su
muñeca. La pongo cerca de la cabecera donde la quiero y alcanzo la
otra muñeca. Lo hago de manera que la unión entre las esposas rodee
uno de los postes para mantener sus manos allí. El poste no es mucho
más alto que la cabecera y las almohadas le dan apoyo a Ryan. Sus
codos están levemente doblados, lo que es perfecto en caso de que
quiera detenerse y remover sus manos de su lugar.
—Si quieres bajarlas, solo empuja tus muñecas hacia atrás y levántalas.
Deberías poder hacerlo, por más que sea así de grueso y redondeado
como es. Pruébalo para mí, solo para asegurarnos. —Sus codos se
tensan mientras estira sus brazos y los levanta—. Bien. —Asiento,
suavemente empujando sus muñecas de vuelta en donde estaban—. A
menos que no te guste, no las muevas hasta que te lo diga.
Ella deja caer sus piernas a mis lados, un gesto silencioso de que está
lista para mí. Tomo nuestra última reserva de condones de la mesilla de
noche.
—Mhm —canturrea.
—Gabe —suspira.
—¿Sí?
—¿Cómo eso?
—Mírame.
Esos ojos verdes se abren con apuro. Ryan me mira mientras mis
movimientos se aceleran hasta que siento que se aprieta contra mí. Mi
mano se desliza por su torso, alcanzando con mi pulgar el punto que la
empujará más alto y sobre el borde. Ryan grita, sus ojos cerrándose,
arquea su espalda, sus talones clavándose en mis hombros. Se
desenreda de mí, pulsando mi polla.
—¿Sí?
—Está bien, Gabe. Tiré más fuerte de lo que pensé, supongo. Ya vuelvo.
—Fue divertido y muy bueno. —Ryan sale vestida con pijama, y se sienta
a horcajadas en mi regazo, recorriendo mi pecho desnudo con sus
manos—. Pero prefiero mucho más poder tocarte cuando quiera.
—Amo tu toque.
***
Ryan sonríe.
—Sí, gracias.
—¿Ustedes necesitan algo? —Todo el mundo sacude la cabeza—.
Estaremos de vuelta en un momento.
—En parte. He querido hacer eso desde el momento en que te vi. Sin
embargo, tu boca se movía como uno de esos juguetes de castañeteo
de dientes, así que pensé que podrías querer algo para entrar en calor.
Me río de ella.
—¿Lista ahora?
Espero que Ryan se tense, y ella lo hace por un momento, pero luego
sonríe dulcemente al abuelo.
—Apuesto a que sí, abuelo. No pudo haber sido hace mucho tiempo —
dice ella.
Se ríe.
—Un fumble. —Ryan se gira hacia mí, y asiento porque es correcto. Ella
sonríe, satisfecha, antes de volver su atención al partido—. ¿Dudaste de
tus habilidades de enseñanza, Gabe? —se burla, sin alejar la vista del
partido.
Ella ríe, pero no dice nada más. Miramos el resto del partido con solo
algunos comentarios aquí y allá. Como era de esperar, ganamos. El
equipo de Owen llevó a cabo una buena ventaja durante todo el
partido. Mi familia nos sigue a Ryan y a mí mientras caminamos hacia los
postes de gol del campo, esperando a que su entrenador termine de
hablar con ellos. Ryan está cerca de mí, tanto como antes, y sigo con
mi brazo alrededor de ella.
—Sí, señora. Los veo después —murmura. Owen choca su puño con el
mío, abraza a Ryan, y luego abraza a mis abuelos.
Todos decimos adiós, el abuelo abraza a Ryan, y luego vamos por
caminos separados. Tuve la oportunidad de aparcar cerca de Ryan y
mientras caminamos hacia nuestros vehículos, ella me mira.
—Sí. —Le doy un beso antes de que ella entre, y me voy a mi propio
coche. Estoy tan feliz de que le dije que debía hacer las maletas antes
de tiempo y venir a quedarse conmigo esta noche.
—¿En serio? —dice con sarcasmo—. Es por eso que todos me hablaban
como hicieron el abuelo o incluso Owen. —Ryan suspira, y me doy
cuenta de que tiene razón. Ninguno de ellos realmente le habló—. Pero
no soy yo quien tiene que acostumbrarse a eso, Gabe. Quiero decir, lo
que estoy tratando de decir es que no hay muchas posibilidades de
que les agrade a tus padres y que Acción de Gracias vaya a ser un
disparo al infierno. Así que si planeas mantenerme a tu alrededor, tú eres
el que tiene que acostumbrarse a eso.
—¿Has intentado hablar con ellos? —le pregunto, levantando una ceja.
— ¿Qué tal si olvidamos a mis padres por esta noche? ¿Qué te parece?
—Perfecto.
Ryan agarra una bebida de la nevera, con una sonrisa cuando ve que
hay algunos Sunkists allí.
—Absolutamente.
Sonrío.
Ryan está emocionada acerca de cómo elegir una carrera, una que
quiere sin duda. Eso está claramente escrito en toda su cara, y me
encanta verlo. Me gusta sobre todo tenerla en mi casa, viendo lo
cómoda que está aquí. Tiene que gustarle a mi familia. O por lo menos
respetar que yo la quiero en mi vida. Su opinión me importa mucho, a
pesar de que he ignorado a algunos de ellos desde que vi a Ryan. He
ignorado las suyas y mis propias reservas acerca de su edad, que en
realidad ya no me preocupa. Definitivamente, he optado por ignorar los
comentarios acerca de sus tatuajes, porque me encantan.
—Hey, ¿ya te decidiste sobre tu próximo tatuaje? —pregunto después
de haber terminado mi sándwich.
—Sí, lo hice. En realidad, no hay una razón para que me haga este en
particular, sin embargo. Estaba buscando en Internet en busca de
inspiración, encontré éste, y sabía que lo necesitaba. Solo es cuestión
de ir a hacérmelo.
Ella ríe.
—Mi costado. ¿Dónde está Max? —Ryan gira hacia mí para hacerme
saber de quién está hablando—. No me hice mis tatuajes hasta que me
mudé aquí para la escuela, y Max los hizo todos.
—No está esta noche por desgracia. Todos nuestros otros artistas están
ocupados. Puedes esperar a uno de ellos o yo podría hacerlo. Solo
estoy cubriendo a Sally hasta que termine de fumar su cigarrillo.
—Si esperas tatuarme, deja de mirarme así. —Sin sacar sus ojos del
ordenador, inclina su cabeza hacia mí y agrega—. No lo aprecio, y
dudo que él lo haga también.
Él me mira.
—¿Y quién es él? Nunca has venido aquí con un chico antes. —Toda su
actitud ha cambiado ahora que Ryan le ha obligado a ser consciente
de mi presencia.
—Te dije que esa boca tuya sería para meterse en problemas —dice—.
¿Eso es lo que quieres? —añade, al parecer viendo el tatuaje en la
pantalla.
—Sí, y quiero hacerlo bien aquí. —Ryan levanta su camisa sobre su lado
izquierdo y apunta a un lugar un poco lejos de la parte de su pecho,
sino un poco más en su caja torácica.
—Bueno.
—Lo siento mucho —dice ella en voz baja—. Es un gran ligón, y siempre
he coqueteado de vuelta.
—Está bien. ¿Qué estás haciendo?
—¿Por qué es eso? Has dejado que Max trabaje en ti tres veces. Creo
que merezco dos veces más para hacerte algunos. Él hizo un buen
trabajo, sobre todo en este caballito de mar. —Pete pasa sus dedos
sobre ella, mirando igual que yo estoy seguro que hice cuando hice lo
mismo—. ¿Por qué demonios te has hecho un enorme caballito de mar
de color rosa de todos modos?
Me muevo en mi asiento.
—Sí, pero ahora sé por qué nunca he querido un tatuaje. ¿El sonido y
luego ver qué sucede? —Niego con la cabeza, resistiendo el impulso de
estremecerse.
—Bien. No lo haré. Pero hay que admitir que es gracioso que un mísero
tatuaje asuste al gran y malo policía.
Inclinándome hacia delante para descansar los codos sobre las rodillas,
le digo en voz baja:
—De nada.
***
Amor.
¿Cierto?
Gabe está de pie al otro lado de la puerta con una enorme sonrisa. Por
lo menos alguien está feliz por esto. Yo no estoy feliz, pero mis nervios
desaparecen cuando lo veo. Entonces, son reemplazados por
determinación. Haré todo lo que pueda para agradarle a sus padres.
Realmente deseo esto. Es suficientemente complicado estar
enamorada de Gabe sin que lo sepa. No necesito que sus padres me
rechacen y hagan esto más complicado.
—Increíble, lo sé.
—No tienes permitido dejarme sola con nadie más que Owen o el
abuelo, ¿está bien?
—Con una vista como esa, ¿cómo podríamos olvidarla? —dice Frank Jr.,
el primo de Gabe, mientras sonríe.
Asiento, sentándome con Owen. Es mejor estar aquí que con las
mujeres. A mi lado está Owen, y el abuelo toma el otro lado. El padre de
Gabe, Larry, comienza a hablar con Keith de fútbol americano y
entonces todos los hombres comienzan a hacerlo. Yo escucho,
prestando atención a lo que dicen, en caso de que pueda aprender
algo de un nuevo deporte. Gabe vuelve a la habitación, pero no tengo
ni idea de dónde va a sentarse. Pasa por delante del abuelo y me da su
mano para que me levante.
—Sí —dice Keith—. Todo lo que escuché es cómo te hiciste notar sobre
papá después de solamente tirar durante una hora.
—Estaba teniendo una mala mañana. Tan mala que cuando me llamó
señora me enfurecí. Luego le dije algunas cosas y le pedí que me
pusiera una multa. Él aceptó. No puedo culparlo, sobre todo por
algunas de las cosas que le dije.
—¿Y trabajas?
Eso debería ser algo bueno de decir, ¿no? Porque significa que
concentro todos mis esfuerzos en el estudio.
—Yo creo que Gabriel… —Él flaquea mientras la rabia cruza a través de
mi cuerpo—… es lo suficientemente adulto, como la encanta
señalarme, y suficientemente inteligente para manejarse por sí mismo.
Lamento que haya tenido que ser grosera haciendo las preguntas más
estúpidamente ridículas que no tienen nada que ver con quién soy
como persona. —Me giro hacia Gabe—. Y Gabe, muchas gracias por
defenderme. Claramente puedo ver cuánto significo para ti. Ahora, si
me disculpan, tengo que encargarme de mis malditos problemas en vez
de tratar con tu familia.
El sonido de mi silla retrocediendo es ensordecedor, y escapo de allí lo
más rápido que puedo.
No quiero estar cerca de él, pero si lo que necesita es terminar, pues eso
tendrá. Dejaré que diga lo que quiera. En realidad no importa porque es
una idea terrible. Otro error enorme. Gabe se acomoda hacia atrás en
su asiento, colocándole más fuerza de la necesaria al acelerador. Una
vez que estamos en la carretera, comienza a hablar.
—Deja de ser tan dramática, Ryan. Es Acción de Gracias. Nos dijiste que
nos quedáramos aquí, así que vinimos a decirte qué carrera hemos
escogido para ti —dice mi madre—. No sabíamos que estarías con él.
—Ryan. —Mi padre alza el tono de su voz—. Este es nuestro último día en
la ciudad. Preferiríamos no perder el tiempo con tus tontas rabietas de
niña.
—¿De dónde vino eso? No puede ser en serio, Ryan. Esa es una terrible
decisión. Nunca deberíamos dejarte sola porque es obvio que no
puedes tomar decisiones razonables. Aunque supongo que deberíamos
haber esperado eso.
Rabia pura corre a través de mí, mis manos duelen por golpear algo.
Entro en la cocina, ignorándolos, y con la esperanza de que solo se
vayan. Mi cadera se tropieza con el mostrador y grito de frustración,
tirando el lavavajillas para abrirlo. Sí. Romper algo va a liberar parte de
esto. Agarró un plato de vidrio, lo sostengo sobre mi cabeza, y luego lo
lanzo al suelo. Una energía frenética bulle a través de mí, con un toque
de emoción. Dios, se siente bien.
—Ryan —comienza.
—Gabriel —comienza.
—¿Qué fue eso? —pregunto con dureza, mis manos cerradas en puños
a mis costados. Ahora que estoy de vuelta, estoy enfadado.
—Lo siento…
—Ryan no es como nadie con quien haya salido antes. Debiste haber
confiado en mi juicio. E incluso si no lo hacías, no deberías haber dicho
esas cosas porque ahora tengo que arreglar lo que estropeaste.
Me giro, paso junto a mi padre y salgo antes de que algo más pueda ser
dicho. No estoy de ánimos para seguir estando cerca de ellos o para
escuchar una disculpa de mamá. Lo que realmente quiero es ir y ver
cómo está Ryan, pero en vez de eso me voy a mi casa. Ella
probablemente necesita más tiempo para calmarse, y no quiero
interrumpir y hacer que necesite aún más tiempo. Cuando llego a casa,
me baño y luego me tumbo en el sofá para ver la televisión.
Llamo a Ryan dos veces. No responde, así que le dejo un mensaje breve
pidiéndole que me devuelva la llamada. No lo hace. Trato de
permanecer despierto por si llama una hora más tarde, decidiendo que
quiere hablar conmigo. Los ojos empiezan a pesarme mientras veo un
programa de entrevistas nocturno, y al cabo de poco tiempo me
duermo.
***
—¿Hola? —respondo.
—No, no está. ¿No está contigo? —Estoy seguro de que me dijo que
iban a ir de compras hoy.
—¿Qué pasa? —Mi cuerpo se tensa, esperando oír qué había pasado.
Estaba fascinada con el cuadro del fuego, y apuesto que es ahí donde
está. Esa es mi primera parada. Tal y como pensaba, la encuentro
encarando la pared, mirando las llamas. Silenciosamente, camino
detrás de ella y me aclaro la garganta.
Ryan echa un vistazo detrás suyo. Sus ojos antes llenos de lágrimas se
endurecen al verme. Mira la pintura de nuevo y en un susurro áspero me
dice:
—Vete.
—Puedo…
—No lo haré.
La ignoro y continúo:
El sombrío fondo negro contrasta con las rojizas llamas. Siento la batalla
de las llamas tratando de levantarse, cada llama tratando se alzarse
más alto que las demás. Cuanto más miro, más puedo sentir la misma
batalla dentro de mí. Esto apesta. No me está haciendo sentir mejor, así
que me doy la vuelta y me voy.
Puedo y voy a estar bien sin él. Una parte de mí quiere luchar para
quedarme con él, pero no puedo. No lo haré. Mi estúpida mente sigue
reproduciendo el silencio de Gabe. Una y otra vez. Si él hubiera tenido
la ligera idea de que sentía algo por mí, me habría dicho algo al
instante.
No lo hizo.
Sin embargo, nada de eso importa. Solamente hablo con Viv. Les dije a
mis padres que necesitaba algo de espacio, así que han dejado de
llamarme. Y sigo ignorando a Gabe. Él llama y me deja mensajes, pero
no los escucho. No puedo. Si lo hago, tengo miedo de rendirme y
llamarle. Todavía estoy resentida y enfadada con él. Ahora mismo, es
más fácil para mí estar cabreada que enfrentarme a la música y
escuchar a Gabe.
Si dejo de estar enfadada, entonces tendré que asumir que fui una
perra con él y que era posible que hubiera estado diciendo la verdad. Él
podría haber estado a segundos de hacer frente a su madre. Jamás lo
sabré porque hablé primero. Él debería haber hecho algo, pero no lo
hizo. Incluso si iba a hacerlo, no quiero convertirme en una traba entre él
y su familia. Sin contar a su madre, Gabe tiene una fabulosa familia. Su
amor no tiene fin. No quiero interferir en eso.
Cuando salgo a patrullar por el centro y paso por donde nos vimos en
Halloween, pienso en ella tambaleándose en la calle y yo llevándola a
casa. Cada vez que Fredrick dice algo inapropiado, recuerdo esa
noche. Pienso en ella cada vez que lavo los platos. ¡Es de locos! Termino
lavando el mismo plato durante diez minutos porque el día de Acción
de Gracias se repite en mi mente, recordando la imagen de ella
lanzando y rompiendo la cristalería contra el suelo. La vi relajarse cada
vez más con cada cosa que destruía, pero aun así la detuve. Todos mis
recuerdos de ella dan vueltas en mi mente.
***
Recibo dos tiros, los cuales hacen que sienta un dolor abrasante en mi
hombro y me derriban. Sus pasos dejan de escucharse. Momentos
después, Fredrick está junto a mí. Dios, esto duele. Las horas siguientes
pasan en un borrón mientras soy llevado al hospital y comienzan a
curarme el hombro.
—Dígamelo usted.
—No tenías que quedarte toda la noche, mamá —le digo mientras la
enfermera se va.
—Eres mi hijo. Claro que tengo que hacerlo. Yo, uh… —Duda—… no
sabía si decirle a Fredrick que se lo dijera a Ryan, así que le dije que no
lo hiciera hasta que hablara contigo y supiera qué querías hacer. No sé
qué ha estado pasando. —Un atisbo de culpa cruza su rostro, incluso
habiendo sido yo el que había dejado de hablar con ella.
—Deberías descansar.
—Sí, supongo.
Mamá regresa a la silla y cierro los ojos, sabiendo que veré a papá y a
Owen por la mañana. Mamá probablemente les ha mandado a todos
a casa. Su mención de Ryan me ha hecho pensar en ella otra vez. Todo
este tiempo he sabido lo que siente, o sentía, por mí, y nunca le dije lo
que yo sentía. Sin importar si quiere o no, va a hablar conmigo. En
cuanto salga de aquí.
Capítulo 16
Ryan
Traducido por Angiekjn
—Buenos días, Ryan —dice ella—. Siento que sea tan temprano. ¿Puedo
pasar?
—Ryan, espera.
—No, no he hablado con Gabriel. —Me da rabia que ella diga su primer
nombre así, es ridículo.
—No sabía hasta anoche que Gabriel no había escuchado nada de ti.
Lo has estado ignorando, y él ha estado ignorándome. —¿Gabe no ha
estado hablado con su madre?—. Vine para disculparme y para dejarte
saber que lo hirieron anoche.
¿Le dispararon a Gabe? Oh, por Dios. Mi corazón choca con mi pecho
furiosamente. Ella dijo que está bien. Eso es lo que mantengo repitiendo
en mi mente mientras asiento hacia ella para dejarle saber que quiero
verlo y me voy a cambiar. Soy un desastre, y estoy divagando en mi
punto más alto mientras me preocupo. Dos frases son un mantra
calmante en mi mente.
—Absolutamente.
—¿No lo sabías?
—Lo siento mucho, Gabe. No debí haber estado tan enojada para no
escucharte, debí haber dejado que te explicaras. Con tus padres y
luego mis padres, quería algo de tiempo para despejar mi cabeza. Lo
siento mucho.
—Te amo —la interrumpo. Solo quiero que lo sepa, pero no detiene sus
palabras. Por la mirada lejana de terror en sus ojos, sé que ni siquiera me
ha escuchado.
—Tienes que entender que solo estaba molesta. Desde que te conocí,
abriste mis ojos a cosas mejores, a la posibilidad de que puedo tener
más, de que debo tener más, y no he podido entender completamente
qué hacer con eso. O cómo arreglar las cosas contigo.
—Te dije dos veces… —Añado con un tono alegre—… que te amo. —
Finalmente lo digo, agradecido de tener toda su atención.
—¿En serio?
—No es nada serio. Estoy bien. Estoy más que feliz de verte.
—Oh. Bueno, les dije lo mucho que quería especializarme en Arte y por
qué lo había escogido. Me dijeron que apoyarían mi decisión con unas
pocas condiciones. Aparte de eso, no hemos hablado mucho. Creo
que explotar de la manera que lo hice, en serio llamó su atención.
Todavía hay un largo camino antes de que las cosas mejoren.
Se ríe.
—Sí, lo haré.
—Gracias.
Ryan se ríe.
—Claro, Gabe.
—Así es.
—Aquí estoy.
—¿Me extrañaste?
Cuando me alejo, mi vista favorita está delante de mí. Los ojos de Ryan
están cerrados mientras trata de saborear lo que sintió hace pocos
minutos. Sus ojos se abren y yo sonrío.
—Vayamos a comer.
—¿Por qué te hiciste este? Todos tus tatuajes significan algo para ti, pero
nunca dices algo más que lo encontraste en Internet y te gustó como se
veía.
Mientras más lo pienso más curioso estoy. Ryan no solo se tatúa. Siempre
hay un significado para cada tatuaje, pero no sé lo que significa este
corazón.
—Sé que te dije que si ibas a ponerte uno, no quería que te pusieras
algo relacionado conmigo porque debe significar algo para ti, pero
fuiste una de las razones por la que lo hice y significas algo para mí. —
Sigo sin comprender, pero Ryan continúa divagando, en algo que sin
dudas no entiendo—. Cuando vi el corazón, me sentía vulnerable
contigo, y todo en lo que podía pensar era amor. Amar esto y amar
aquello. Era tan molesto, Gabe. Pero necesitaba este corazón. Al inicio
pensé que era porque necesitaba un corazón bonito y perfecto al lado
del mío que no es tan bonito ni es un corazón perfecto. Ahora, creo que
lo quería porque te amo. Eres la única persona a quien le puedo decir
algo sin preocuparme de las expectativas y aún cuando me asusta,
podría poner mi corazón por fuera para que lo veas porque sé que lo
cuidarías. Es un símbolo de que estoy con y para ti. —Termina de hablar.
Sonrío.
Me preocupé de Gabe, tal como dije que haría, hasta que estuvo
completamente sano de nuevo. Él me besaba cada vez que lo
ayudaba y hasta cuando me negaba. Empezó a preguntar por cosas
ridículas e imposibles, enloqueciéndome con su creatividad, y cada vez
que decía que no, él me besaba. En cierto modo apestó cuando se
mejoró y no me necesitó más ahí como excusa para ayudar. Me quedé
con él todo el tiempo y, con él sano, volví a quedarme en mi
apartamento.
—¿Vienes o no, Ryan? —me llama Gabe desde el baño donde me está
esperando para nuestro baño de espuma.
—Absolutamente.
Sobre la
autora
Lindsay Paige es la autora de múltiples romances de Deportes, Young
Adult y New Adult. También a coeditado romances deportivos Mary
Smith. Junto con escribir, adora leer, ver hockey, especialmente el
Pittsburgh Penguins, y encuentra terriblemente divertido los juegos de
palabras y las recetas en Pinterest. Mientras tanto, también está
concentrada en completar la Universidad.