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Primer DIa: camino

( El texto esta extraído de “Camino de Emaús”. Mamerto Menapace)

Era el atardecer de un domingo. Cleofás sentía el alma atorada de tristeza. El


fracaso de su esperanza le dolía por dentro y no se animó a hacer solo ese
camino que lo llevaría de regreso a su pueblito. Por eso fue a invitar a su amigo
para que lo acompañara a Emaús.

¿Con quién camino? ¿Cuáles son mis caminos de desánimo?

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¿Quién se acerca a mis caminos?
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¿ a quienes invito a caminara a mi lado?
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¿Las personas que caminan a mi lado a qué me desafían?
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¿ Sé compartir mis angustias y penas? ¿Con quién comparto lo que vivo?
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Haz memoria de momentos época de tu vida en lo que has estado a punto de


alejarte de Jesús, de algún ser querido, de un proyecto que habías iniciado, de
tu Comunidad. Recuerda alguno de esos momentos y la experiencia que viviste
de falta de sentido. De ausencia y/o lejanía de tu verdadero centro.

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La soledad del camino También indigesta el alma;


Sólo devuelve la calma Sentirse con un amigo.

Segundo DIa: JeSUs se hace presente en mi camino


En la misma huella
Ya no tenían nada que esperar en Jerusalén. Ellos se habían puesto en camino
detrás de Jesús, el de Nazaret, esperando que fuera él quien liberaría a su
pueblo.
Pero ya hacía tres días que lo habían matado; y en esa muerte había sucumbido
también la esperanza de ellos. Estaban realmente desanimados. Por eso volvían
a su pueblo en un triste regreso, conversando entre sí lo que había pasado... Y
en ese pasar y repasar los sucesos, por momentos la bronca se adueñaba de
sus corazones y la conversación se volvía discusión.
Y así, sin saberlo, iban creciendo hasta ese momento que el Señor esperaba
para intervenir. El momento en que la bronca sube al corazón del desanimado, y
convierte su desánimo en desesperación.
Porque el Señor sabe muy bien que es casi imposible hacer nacer la esperanza
en un corazón desanimado. El desanimado ya no encuentra más motivos para
seguir luchando. Y a través de la bronca el Señor Dios lo quiere conducir,
haciéndolo crecer hasta la desesperación.
La desesperación es el carecer de esperanza, es necesitarla urgentemente. La
desesperación es combativa, inquieta, busca apasionadamente: discute. Y el
Señor Dios sabe que la esperanza más auténtica es la que nace de la
desesperación superada.
Y sin embargo en el amanecer de ese mismo día que ahora atardecía, el Señor
había resucitado. Jesús de Nazaret estaba vivo y glorioso. Sin que ellos hubieran
hecho nada para que ello sucediera. Dios Padre había resucitado a Jesús...
Pero Jesús necesitaba que estos dos hombres llegaran hasta esa crisis de su
esperanza. Quería que esos dos amigos recorrieran juntos ese camino de
atardecer hasta el fondo de su negrura, para encontrarse precisamente con
ellos allí.
Porque Jesús ya los acompañaba y les escuchaba sus discusiones y sus broncas;
sus porqué sin respuesta, y sus silencios cargados de tristeza.
Mientras ellos conversaban y discutían el mismo Jesús se acercó y siguió con
ellos. Pero sus ojos estaban retenidos para que no lo conocieran.
Y Jesús les pregunto: ¿De qué discutían mientras iban caminando?
Nosotros esperábamos
El Señor, Dios a veces necesita hacerse el ingenuo, el que nada sabe de
nuestras amarguras y desilusiones, para animarnos a que iniciemos con él un
diálogo a través del cual quiere darnos una respuesta que nosotros nunca
lograríamos encontrar mediante nuestro solo esfuerzo.
-¿es que vos sos el único que no sabe lo que está pasando?
Y el Señor Dios sigue su juego de hacerse el ingenuo:
-¡Qué! ¿Qué cosa?
-Lo de Jesús de Nazareth. El que suscitó tantas esperanzas, que ahora están
hechas trizas. Nosotros esperábamos que fuera él quien libraría a nuestro
pueblo. Pero lo han liquidado, y ya van para tres días que todo terminó.
Cierto: hay unas mujeres que nos han venido con el cuento de que la tumba
está vacía, y de que no sé qué ángeles les comentaron que él estaba vivo.
Algunos de los nuestros fueron a fijarse, y realmente encontraron la tumba
vacía: pero lo que es a Jesús, no lo vieron.
Los dos amigos largan un tirón el carozo de su mascada. En el fondo son
siempre las dos mismas cuestiones fundamentales que acompañan a toda
desesperación. Por un lado la tumba vacía, que no prueba nada, pero que deja
con la espina. En todo caso quita la posibilidad de descartar el problema. Porque
casi siempre el Señor Dios prepara su dialogó con nosotros obligándonos a
aceptar la tumba vacía. Quitándonos la seguridad de algo.
¡Cuántas veces no es la tumba vacía, sino el vació que uno siente en la vida,
aquello que nos obliga a entrar en dialogo con el Señor Dios., aunque más no
sea que para dirigirle nuestro reproche.
Pero por otro lado, la tumba vacía no es ningún argumento. Ellos quisieran ver
algo: quisieran verlo al Señor. Ya Felipe le había dicho a Jesús en la última cena:
-Muéstranos al Padre, y eso nos alcanza. Nosotros también quisiéramos ver a
Dios Nos parece que con eso se nos acabarían todos los problemas de fe y de
esperanza. Y sin embargo, el Señor Dios no piensa lo mismo.
El camino de las Escrituras
Porque el actuar del Señor dios no tiene nada de dulzón no novelero. Dios toma
las cosas en serio. Porque es el único que toma al hombre en serio.
Jesús no quiere regalarles una respuesta que los consuele. Quiere que ellos
descubran la verdad de los sucesos para que se animen a corajear un camino.
¡Pucha que son torpes para entender todo lo que dijeron los profetas! ¿No se
dan cuenta de que era necesario que sucediera todo esto, que Cristo padeciera,
para entrar así en su gloria?
Y entonces empezó a explicarles las Escrituras. Y arrancando por el principio,
allá por los tiempos viejos, fue recorriendo con ellos todos aquellos personajes a
quienes Dios embretó por los senderos de la fe arreándolos detrás de una
esperanza. La palabra del Señor Jesús fue haciendo desfilar ante sus ojos las
figuras de los grandes patriarcas, y de todos aquellos hombres y mujeres,
jóvenes y viejos, a quienes les tocó caminar por esta misma senda antes que a
nosotros.

¿De qué manera Jesús se hace presente hoy entre nosotros?


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¿Dónde encuentras fuerza para vivir con esperanza?


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¿Te acercas a la Palabra de Dios y a la Eucaristía?
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Jesús da su tiempo… Se revela en la vida, con palabras y gestos ¿Cómo se está


revelando en tu vida?
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Recuerda cuales fueron los caminos misteriosos por los que volviste (o sentiste
el deseo de volver…) a Jesús: personas, acontecimientos, palabras… y con el
resucitado se ha hecho tantas veces el encontradizo con vos, para devolverte la
alegría, la paz, el perdón, el sentido.
Deja que fluyan en vos el agradecimiento y la alabanza por el reencuentro con
Jesús y su evangelio, por la alegría de hacer la experiencia deque es posible la
relación autentica con los demás, de que vale la pena luchar por un mundo más
humano y fraterno.

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Mito del laberinto


El castigo de Poseidón continuaba. El Minotauro sólo comía carne humana, y
conforme crecía se volvía más salvaje. Cuando la criatura se hizo incontrolable,
Minos ordenó a Dédalo construir una jaula gigantesca de la cual el Minotauro no
pudiera escapar. Dédalo entonces construyó el laberinto, una estructura
gigantesca compuesta por cantidades incontables de pasillos que iban en
distintas direcciones, entrecruzándose entre ellos, de los cuales sólo uno
conducía al centro de la estructura, donde el Minotauro fue abandonado.
[cita requerida]

A la par que el laberinto encerraba al Minotauro, uno de los hijos de Minos,


Androgeo, fue asesinado en Atenas después de una competición olímpica donde
quedó campeón[El rey de Creta declaró la guerra a los atenienses y a su rey,
Egeo. Minos atacó el territorio ateniense y, ayudado por la peste que azotó a los
asediados, conquistó Megara e hizo rendir a Atenas. 5 La victoria de Minos
imponía varias condiciones por la rendición, y se dice que el oráculo de Delfos
fue quien aconsejó a los atenienses a ofrecer un tributo a Creta. 6 Así, una de las
condiciones emergentes era entregar a siete jóvenes y siete doncellas como
sacrificio para el Minotauro. Existen dos versiones conocidas respecto a la
frecuencia de este tributo. Según una historia, las catorce vírgenes eran
enviadas anualmente; en cambio, otra versión dice que los siete muchachos y
siete doncellas eran llevados cada nueve años. Los catorce jóvenes eran
internados en el laberinto, donde vagaban perdidos durante días hasta
encontrarse con la bestia, sirviéndole de alimento.
De acuerdo con la leyenda, el día del sacrifico, Minos ordenó a los 14 jóvenes
que entraran en el laberinto. Ariadna entonces le entregó a Teseo una punta de
un hilo muy largo, y le dijo que por ningún motivo lo soltara mientras estuviera
dentro del laberinto. Ella sostenía la otra punta del hilo, y gracias a eso, Teseo
podía seguir el hilo de vuelta a la entrada del laberinto. El héroe y los demás
jóvenes entraron al laberinto, y después de varias horas de caminar por éste se
encontraron con el Minotauro. Teseo luchó contra él desarmado, pues el rey no
le permitió llevar consigo sus armas, y lo derrotó. Para salir del laberinto, Teseo
siguió de vuelta el hilo que Ariadna le había dado, y así guió hasta la salida a los
demás jóvenes.

Puedo sentir la vida como un laberinto, y esto tiene la ventaja de que el camino
se busca, se va haciendo.
Pero ¿para dónde ir? ¿Cómo hacer? ¿Qué elegir?.
La experiencia de la fe en Jesucristo y su Reino, puede ser el punto fijo, que
ayude a establecer relaciones y a valorar líneas y superficies en el laberinto.
Tercer DIa: Volver al camino del pueblo

Y levantándose en esa misma hora, regresaron a Jerusalén, y hallaron reunidos


a los once y a los que estaban con ellos, que decían: Es verdad que el Señor ha
resucitado y se ha aparecido a Simón.
Y ellos contaban sus experiencias en el camino, y cómo le habían reconocido en
el partir del pan.

¿Qué situaciones siento que tengo que cambiar "dar un giro" para vivir mejor y
ser mensajero de vida?
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¿A quién tendría que llevarle el mensaje de vida (,del colegio, etc)


amigos ……………………………………………………………..

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familia……………………………………………………………..……………………………………………………………………

compañeros de grupo……………………………………………..
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Querido hermano, hermana:

Hay cosas que nunca vemos claras cuando permanecemos sentados. ¿Te das
cuenta de que las mejores cosas suceden cuando nos ponemos en camino?
Abrahán salió de su tierra y encontró una nueva patria. El pueblo de Israel
descubrió a Dios de otro modo cuando salió de Egipto y anduvo hacia la tierra
prometida. Mi madre, llena del Espíritu, se puso en camino para compartir esta
alegría con su prima y para ponerse a su servicio. Yo mismo viví mi vida como un
camino de Galilea a Jerusalén, de mi vida tranquila de Nazareth al lugar donde
entregar mi vida.
Por eso, mis últimas palabras son las mismas que dirigí a mis apóstoles:
¿Pónganse en camino! No se dejen llevar por la comodidad de quien cree que
todo está ya hecho. Esta comodidad es la antesala de la rutina, de la
desesperanza y de la muerte.
Cuando sientas que no tenes nada dentro, ponete en camino y da algo de vos
mismo/a a otros. Cuando tu mundo te resulta muy pequeño, ponete en camino y
entra en relación con las personas, con otros lugares.
Cuando te parezca que la fe se apaga, que no merece la pena seguir, ponete en
camino y sentí, como mis discípulos de Emaús, que yo camino a tu lado, que
escucho tus preocupaciones, que te regalo mi Palabra, que comparto con vos el
pan y que te devuelvo la alegría y el entusiasmo para que sigas caminando y
anuncies mi nombre a otros hermanos.
Cada vez que te pones en camino estás amando, porque el amor es un viaje que
va de nosotros a los demás. El amor es una salida de nosotros mismos en busca
de los que nos necesitan. ¡Animate a caminar y confía en el Espíritu que te va
conduciendo por la senda de la vida!
Jesús

Después de escuchar a Jesús pídele ayuda para volver al ritmo diario con un
entusiasmo nuevo que pueda permanecer aún en la dificultad.

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Algunas pistas que te pueden ayudar:

1 Es importante renunciar a la pretensión de que somos perfectos, los


mejores discípulos o hacemos todo bien.
2 Renunciar a reconocerme como el centro de la realidad. No leer todos los
acontecimientos según mis estados de ánimos, mis intereses. Controlar,
dominar y poner bajo mi servicio a las personas, las experiencias. Y poner
en centro a Dios.
3 Vivir el tiempo presente, sin poner tanta atención a lo que pasó o a lo que
va a venir.
4 No debemos pasar nuestra vida tratando que los otros nos acepten. Lo que
tenemos que hacer es arraigarnos a la realidad, y después pararnos firmes
en la base de nuestro propio ser, andando por nuestro propio laberinto.
5 Prestar atención a mi tarea diaria, sin pretender acaparar todo.
6 Dejar de pensar siempre en mi, en lo que necesito, lo que me hace bien, lo
que yo quiero por encima del bien de los hermanos y hermanas que
comparten la vida día a día.

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