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/lusmore dauda
septiembre de 2015, con sus 169 4 retos para avanzar en los ODS
metas que abarcan desde la
Promesas que hay que mantener en 2016
protección de los océanos hasta la
erradicación del hambre y la
pobreza, pasando por la reducción de los muertos en carretera o el paro
juvenil. ¿Y ahora qué? Los 193 países de las Naciones Unidas que suscribieron
el inmenso documento están llamados a cumplir con esta agenda en 2030,
pero antes de ponerse manos a la obra dentro y fuera de sus fronteras, según
se requiera, parece que todavía queda mucho, muchísimo por decidir y mucho
papel en modo informe que producir.
Rodríguez, de Greenpeace y REDS, lo tiene claro: no cree que los ODS vayan a
impregnar la acción de un Gobierno en España, sino al revés. “Será la acción
de gobierno la que se encaje en la agenda”, explica. En su opinión, se seguirán
tomando decisiones independientemente de lo acordado y se observará
Oxfam Intermón y Unicef han ido un paso más allá, al menos, en España.
Mientras Nueva York se llenaba de mandatarios, diplomáticos y prensa de
todo el mundo para la ratificación de los 17 ODS el pasado septiembre, estas
entidades presentaban una propuesta de indicadores para España. Dos
ejemplos. Medir la desigualdad con el índice de Palma —la relación de
ingresos del 10% más rico de la sociedad comparado con el del 40% más
pobre (cuanto más bajo, más equitativa es una comunidad)— y reducirlo del
1,36 que marcaba en 2014 a menos de 1,00 en 2030. Otro: reducir el
desperdicio anual de alimento de los 7,7 millones de toneladas en 2010 a 3,3
millones de toneladas en 2020. Lara Contreras, de Oxfam, avisa: “Mediremos
anualmente el progreso de España con nuestros propios marcadores”.
“Llevará un año o dos que cada país fije sus prioridades”, estima Boubaker
Ben Belhassen, director de la división de Comercio y Mercados de la FAO y
responsable del equipo de los ODS de este organismo. Es el tiempo que han
calculado en la agencia y tras el cual esperan empezar a recibir peticiones de
asistencia para implementar los objetivos relacionados con la alimentación.
“Hay ocho que están directamente ligados a nuestro mandato, y 14 en los que
podemos contribuir de algún modo. Nos estamos preparando para esa
demanda que nos llegará predominantemente de países en desarrollo”,
asevera.
También con los ODM se tardó varios años en arrancar, pero se hizo, repiten
los más optimistas. Obvian, sin embargo, que la mayoría de objetivos
quedaron sin cumplir, si bien se avanzó algo, mucho o bastante en ellos. “15
años no van a ser suficientes en ningún caso. Es posible que haya aspectos de
la agenda clásica, como la lucha contra la malaria, que se consigan”, apunta
Fanjul. El investigador y divulgador opina, en este sentido, que aquellos
primarán sobre otros, hasta el punto de que algunos objetivos serán olvidados.
La filantropía y los grandes dinamizadores podrían jugar aquí su papel. “La
acción de actores como la Fundación Bill y Melinda Gates pesará mucho.
Harán valer sus prioridades. Y, por ejemplo, la reforma del modelo migratorio
o acceso a medicamentos esenciales, que son temas radiactivos para los
países ricos, van a quedar arrinconados”, detalla.
¿Cuál es el plan para que estas empresas contribuyan a lograr los ODS en 15 años?
Primero toca organizar charlas y encuentros informativos para dar a conocer la agenda
y las materias en las que les compete: educación, creación de empleo joven,
transparencia y medio ambiente. ¿Y en la práctica? Garro responde: “En una
organización, revisar los 17 objetivos y mirar cuáles de ellos afectan a tu negocio, el
impacto que tiene en tu cuenta de resultados. O a la inversa, en función de tu actividad
adonde, a qué elementos o grupo de personas estoy afectando como empresa”. Y
sigue: “A partir de ahí, fijar tus metas. Por ejemplo, reducir tus emisiones o gasto de
agua. Y buscar alianzas con universidades, académicos, investigadores, ONG… para
conseguir esos objetivos. Y finalmente, decidir si aplicar medidas en la matriz o en las
filiales”.
Como ocurre con los países, la rendición de cuentas es voluntaria. “No tenemos un
mandato de auditoría”, asevera Garro. “Dependerá de los gobiernos y la sociedad
civil”. La vigilancia externa será, de este modo, quien determine si las compañías
españolas se aplican en cumplir con los Objetivos como, por ejemplo, la creación de
trabajo decente y reducir el paro juvenil. Veremos.
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