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• ¿Qué queremos?
Como voluntariado juvenil queremos demostrar que si podemos vivir sin violencia y
seguros, si en nuestra vida diaria aplicamos buenas prácticas para garantizar los bienes y
servicios de los que dependen la vida, la salud, la educación y en general el bienestar de
nuestra población empezando por los NNA.
• ¿Qué buscamos?
Buscamos las formas de hacer política, reconociendo a los funcionarios e instituciones que
cumplen con eficiencia y calidez las tareas a su cargo para garantizar el cumplimiento de
los derechos de la infancia y la adolescencia.
• ¿Quiénes lo impulsan?
La campaña es impulsada por el colectivo interinstitucional por los derechos de los niños,
niñas y adolescentes que reúne a entidades del estado, organizaciones de la sociedad civil
y la cooperación internacional, así como las instituciones privadas comprometidas con los
derechos de la niñez a la adolescencia.
Carta de compromiso
“Decálogo para el buen trato a la infancia. Diez buenas prácticas en la educación familiar” es una
publicación desarrollada entre el Centro de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y
Prevención del Maltrato Infantil (CAVAS Cantabria), la Federación de Asociaciones para la la
Prevención del Maltrato Infantil (FAPMI) y el Ministerio de Sanidad Política Social e
Igualdad.
Mediante esta publicación se trata de incidir en el objetivo común de cumplir los derechos de la
la infancia y la juventud enmarcados en la Declaración de los Derechos del Niño aprobada por
la Asamblea General de la ONU el 20 de Noviembre de 1989. Puesto que la familia sigue siendo el
contexto fundamental para la socialización y la formación de la personalidad de cada niño y niña,
se pretende con este material que se reflexione sobre nuestro papel como padres y madres
desde un referente común, que es el de las necesidades y los derechos de la infancia; de este
modo se constituye un punto de partida importante.
En este decálogo se explican de forma sencilla y agradable una serie de normas de
comportamiento y apoyo que los padres, madres y tutores deben trabajar por el bienestar y
protección de sus hijos:
1. Aceptar incondicionalmente a nuestros hijos e hijas: Lo cual implica aceptar a los hijos como
son, demostrándoles diariamente que les queremos y que estamos orgullosos de ser sus padres,
incluso en aquellas situaciones en las que no aprobamos su conducta.
2. Proporcionándoles amor y afecto: Según la Declaración de los Derechos del Niño, nuestro hijo
“tiene derecho a mantener contacto con sus padres, aunque estos estén separados o
divorciados“.
3. Establecer límites razonables: Recordando que mantener las normas no deben estar reñido con el
cariño y el afecto.
4. Respetar su derecho al juego y a tener relaciones de amistad con sus compañeros: Los niños y
niñas deben poder jugar sin estar sometidos continuamente al control de los adultos.
5. Respetar y fomentar su autonomía: No debemos correr el riesgo de sobreprotegerlos pensando
que les ayudamos.
6. Protegerles de los riesgos reales o imaginarios: Es importante proteger a nuestros hijos, pero
también lo es establecer una buena relación de afecto y comunicación que les permita acudir a
nosotros cuando se enfrentan con algún problema que no saben solucionar.
7. Aceptar su sexualidad y ofrecer una imagen positiva de la misma: Para los jóvenes la sexualidad
es complicada porque por un lado se mantienen numerosos prejuicios, pero al mismo tiempo y
fundamentalmente desde los medios de comunicación, se sobredimensiona y comercializa.
8. Comunicación y empatía: Debemos escuchar, comprender y actuar coherentemente ante las
demandas de nuestros hijos e hijas.
9. Participación: Los niños y niñas tienen derecho a participar en la toma de decisiones de los asuntos
que les afectan directamente. Esto es un derecho recogido en la Convención de los Derechos del
Niño y en la legislación vigente.
10. Dedicarles tiempo y atención: A este reto nos enfrentamos tanto como personas, como en la
educación de nuestro hijos e hijas, “comprender que lo valioso está en las personas y no en los
objetos“.