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DISLALIA

Lo ideal es hacerlo tumbado, en una alfombra o esterilla, y en caso de no poder,


hacerlo sentado. A veces son ejercicios muy tediosos para un niño pequeño, por
lo que hay que buscar hacerlo del modo más lúdico posible. (Por ejemplo, antes
de empezar, se le pide que proponga un tema, y tras cada respiración que haga
decir el nombre de un animal, dibujo animado, futbolista… o previamente le
decimos, vamos a hacer 5 de cada una de ellas, etc.) No hay que dedicar un
tiempo excesivo, para no aburrir al niño nada más empezar

– Coger el aire con la nariz, con la boca cerrada, suave y lentamente (sin que
“suene” el aire al entrar), mantenerlo en los pulmones durante un segundo y
soltarlo suave y lentamente sin que “suene”.

– Coger el aire por la nariz suave y lentamente, mantenerlo y soltarlo rápido


y fuerte.

– Coger el aire rápidamente, mantenerlo y soltarle suavemente.

– Coger el aire suave y lentamente, mantenerlo y soltarlo en tres o cuatro


veces

– Y todas las variantes que se os puedan ocurrir.

Ejercicios de soplo.

Es importante, que cada vez que el niño vaya a soplar, pedirle que coja el aire
por la nariz con la boca cerrada (como ya sabe hacer de los ejercicios de
respiración) y que lo suelte por la boca.

– Con una vela. Apagar la llama, soplar suave sin que se apague, etc.

– Con una pajita. Hacer burbujas en un vaso de agua, llevar el agua con la
pajita de un vaso a otro, etc.

– Con un molinillo de viento.

– Con pitos, matasuegras, trompetillas, etc.

– Soplar bolitas de papel, hacer carreras con ellas, partidos de fútbol, etc.

– Hacer pompas de jabón con un pompero.


Ejercicios de discriminación auditiva.

Son tareas que se realizan para que el niño aprenda a diferenciar auditivamente
entre los diferentes fonemas, sobre todo aquellos en los que presenta
dificultades, para que su sistema fonológico se estructure y desarrolle
correctamente.

– Discriminación de fonemas. Hay que hacer una lista de pares de


palabras en las que solamente varía un fonema. Uno de ellos ha de ser aquel que
no puede articular, el que no diferencia, el que sustituye, etc. Por ejemplo, si
tenemos un niño que no puede producir el fonema /rr/, que sustituye por el
fonema /d/, los pares serían rama-dama, día-ría, etc. A ser posible siempre
palabras con un significado, aunque no pasa nada si tenemos que elegir alguna
que no lo tenga. Una vez tenemos varios pares de palabras, se pueden realizar
diferentes ejercicios con los mismos. Dos de los más habituales son, por una
parte se le dice al niño unos de los pares, y él decide sin son iguales o no (hay
que variar por tanto entre pares diferentes e iguales). Y otro sería decirle el par
(igual o diferente) y el niño debe repetirlo. En principio, se puede hacer lo
mismo con sílabas, pero el nivel de discriminación es mucho mayor y si el niño
es pequeño le va a costar mucho más que si son palabras.

– Y algo más elaborado, sería realizar fichas con los pares de palabras que
hayamos buscado, y enseñándole las dos a la vez, decirle que señale una de ellas,
que diga el nombre de las dos, etc. Así podrá ver que aunque muy parecidas
auditivamente, son dos palabras totalmente diferentes en cuanto a lo que
representan.

– Decirle una palabra y que nos diga si lleva o no un determinado fonema o


sílaba, que se esté trabajando.

– Otro ejercicio de reconocimiento de fonemas, puede ser buscar dentro de


los catálogos de los hipermercados, objetos que tengan el fonema que se está
trabajando con el logopeda o que se intenta adquirir. Igualmente se pueden
recortar y pegar en fichas que luego utilizaremos en los ejercicios de
articulación.

Ejercicios de motricidad bucolinguofacial.

Son ejercicios para realizar con el niño delante del espejo. Con ellos buscamos
un mejor funcionamiento de los diferentes órganos y músculos que intervienen
en la articulación, así como mejorar la velocidad, la motricidad fina, la
coordinación, etc. de los mismos.

– Ejercicios con la lengua. Sacarla y meterla, llevarla a los lados,


relamerse, intentar tocar la nariz y la barbilla, mantenerla en los dientes o
detrás de ellos durante unos segundos, recorrer el paladar, hacer el sonido del
caballo trotando, etc. Esos mismos ejercicios, primero lentamente y luego cada
vez más deprisa.

– Ejercicios con la boca. Abrir y cerrar, dar besos, poner morritos,


apretar los labios, etc.

– Ejercicios con la cara. Poner gestos, sonreír, cara de tristeza, de enfado,


etc.

– Ejercicios con un depresor de madera. Empujarlo con la lengua,


sostenerlo con los labios, etc.

Ejercicios de articulación.

Los ejercicios de este aspecto van encaminados a la mejora de todo lo


relacionado con el proceso de articulación.

– Ejercicios de sonidos. Imitar el sonido de diferentes grupos, de


animales, de medios de transporte, de objetos cotidianos, de estados de ánimo
(llorar, reír, enfadarse…).

– Ejercicios para que repita sonidos, sílabas, palabras, frases, etc.


Pero siempre con fonemas que ya domina o está empezando a afianzar.

– Ejercicios de denominación. Para que nombre fichas, objetos que


estén a la vista etc.

– Ejercicios para que nos diga palabras que empiecen por un determinado
sonido o sílaba.

Este es solamente un pequeño resumen de las tareas que se pueden realizar con
un niño. Por supuesto, hay muchas más, que se nos pueden ocurrir a nosotros o
que nos puede indicar el logopeda que trabaja con nuestro hijo.

Espero que os sea de utilidad, os sirva como guía y sobre todo para darse cuenta
de la cantidad de cosas que se pueden realizar como apoyo al trabajo
logopédico, para que la evolución del niño sea mucho más positiva.

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