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Hécuba

Mujeres (Coro)
-¡Habla!
(Mujer 1 no contesta)
-Te hemos visto
-No puedes negarlo
(Mujeres van violentándose y casi la golpean)
-Mujer 1: ¿Qué quieren? Díganlo con palabras exactas que no las entiendo
-Tuviste una revelación, palideciste y quedaste como muerta
-Mujer 1: No es cierto
-Hipócrita. Vimos con qué atención escuchabas.
-Mujer 1: Fue un sueño de una mujer desesperada. Un sueño horrible
-¿Sobre nuestro destino? ¿Sobre nuestra muerte?
-Mujer 1: ¡No sean necias! ¿No les basta con haber soportado una guerra de 10 años? ¿No
les basta haber perdido? No tienen nada, son esclavas de los griegos porque sus hombres
ya no viven ¡Y así quieren profecías! ¡JAJAJAJA! ¿Quieren saber el nombre de su amo?
-¿Y por qué no?
-Mujer 1: (Sarcástica) ¿Si? ¿Y por qué? ¿Acaso ya se enamoraron de los griegos? (Otra
mujer la abofetea) Perdona…
-Es solo por saber el futuro
-Mujer 1: ¿Y para qué quieren saber? Si no tenemos futuro… Pero está bien. Es acerca de
una troyana
-¿De quién? Quizás sea bueno que sepamos su desgracia para poder consolarla
-Mujer 1: No hay consuelo posible
-Entonces hablas de Hécuba, el destino de ella ya se sabe, no es secreto
-Mujer 1: ¿Ah no? ¿No les interesa el dolor de su reina?
-Si nos importa, solo que ya es demasiado lo que ha sufrido
-¿Qué más puede perder si ya no le queda nada?
-Mujer 1: Algo le queda… O así cree ella
-Callase, olvida lo que saben
-Mujer 1: ¡Que irónicas son!
-¡Se lo dirás a ella!
-Mujer 1: (Muy fuerte) ¡Nunca! No seré yo quien agravie sus males
-¿Y si tú eres la elegida?
-Mujer 1: Callaré. Pero en fin… ¿Quieren o no escuchar su mensaje?
-Con una condición. Podemos guardar silencio si nos apetece
-Mujer 1: Estamos de acuerdo entonces
Ella ocultaba su última esperanza: Polídoro, el hijo menor de la reina, de quien aquí no se
mención nombre. Ella decidió ponerlo a salud en la torre de Polimnéstor. Ya saben
ustedes como es Poliméstor mató al hijo de Hécuba, robó su oro y tiró su cuerpo al mar…
(Mujeres atemorizadas)
*(Entrada de Hécuba. Anciana torpe, cansada)
*Silencio
-Hécuba: ¿Empezaron el día con lamentos? (Pausa) Tienen razón, lloren por el presente
porque no sabemos lo que nos espera en el futuro. (Pausa) Tuve un sueño horrible…
Vengan hijas mías. He soñado que me arrebataban a Polixena para matarla. Pero no es
real, he ido a verla y está durmiendo en su tienda.
-Maldita Helena, hay que matarla
-Hécuba: Pero está viva, escondida entre los griegos (Pausa) Mujeres ¡Que extraño día) No
hay viento, ni sol, ni lluvia!
-Parece día funesto… Quizás Helena muera hoy
(Se ve una sombra de lejos y Hécuba se pone de pie. Es Ulises)
-Ulises: Si, soy Ulises. Te saludo Hécuba. En la calma de la noche se ha visto al fantasma de
Aquiles y ha exigido que…
-Hécuba: ¿Ha exigido que…?
-Ulises: Exige el sacrificio de tu hija
-Hécuba: ¿QUE? ¿Qué has dicho? Lávate la boca con agua del mar, tal vez así se borran tus
palabras. Mi hija Polixena, mi paloma, mi cuidad, la piedra donde duermo. ¿Estás en tu
sano juicio? ¿Desde cuándo te importa lo que hablen los fantasmas?
-Ulises: No vi el fantasma yo, los griegos piden una dencella muy joven y pura
-HCB: ¿Y por que Polixena?
-Ul: Ella pudo ser mi esposa: Solo has que la traigan
-HCB: Mujeres, tráiganla. Tal vez al verla se ablanda su corazón
Uli: No depende de mí, es para honrar a los aliados
-HCB: ¿De qué estás hecho que no puedes sentir ni razonar? ¡Polixena es la hija que me
queda, es una niña y nada malo ha hecho!
-Uli: Por eso vale más su muerte que la mía en aquel momento
-HCB: Eres ingrato. Las personas ingratas terminan siempre en poco el favor recibido…
Pero tú vas más lejos, piensas que cometí un error al salvarte la vida y Príamo una
indiscreción… Y si no fuera por nosotros no estuvieras vivo. Eres un ingrato
-Uli: ¿No entiende que al mismo tiempo que puedo valorar mi vida, puedo exigir la de
Polixena?
HCB: No es de almas nobles.
Ulises: Jamás me entenderás… ¿Por qué no la traen?
HCB: (Con el rostro a la entrada) Allí está
*Momento madre e hija antes de entregarla* *Ulises de espalda*
HCB: ¡Mírame Ulises! ¡Mírame, no te escondas! Esta es mi cierva, mi paloma. ¿Qué puedo
hacer sin ella? Es mi cielo, mi niña, mi tron…
Uli: ¡Basta Hécuba! Nada se puede hacer. Dile que me siga
HCB: No puedes decírselo ¿Verdad? No te atreves
Uli: Sueltala y hazla que venga
HCB: ¡Me matarán con ella! ¡No la dejaré! (Histéroca)
Uli: (Violento) ¡Maldita mujer! ¡Me obligas a llevármela a la fuerza!
-Polixena: Madre, no me toques
-HCB: (Suplicante) Habla con él, conmuévelo, habla, pide, ruega…
(Encuentro, despedida)
-Uli: No pierdas tiempo princesa. Ven conmigo
-Polixena: Señor, se que le mortifixa escucharme tanto como a mi hablar. He crecido entre
esclavas y no tengo costumbre de hablar con un hombr…
Uli: Se breve
-Polixena: Hace tiempo soñaba que era una princesa libre. Me despertaron para decirme
que iria contigo. Mi madre, infeliz, ha sufrido tanto…
(Hécuba y las mujeres se quedan mudas. Ulises está sorprendido, pero sabe que cuanto ha
oído no es sino la muestra de mayor desprecio para los griegos)
-Ulises: ¿Entonces?
-Polixena: Entonces, vamos. Y escucha, sólo ciento que no hubieras venido hace 3 días o
ayer mismo. Pero si hubieras venido mañana, me encontrarías todavía más dispuesta, más
fácil de matar.
-Ulises: Fuiste prometida de Aquiles y te hubieras desposado con él.
-Polixena: No lo vi nunca. Ahora Aquiles está muerto y ya hace tiempo que a mis ojos no
fue sino un griego más.
-Ulises: Muchacha, vas a morir despreciando
-Polixena: No es mi culpa. Si fuera una ternera no correríamos peligro.
-Ulises: (Acercándose) Vámonos entonces
-Polixena: No me toques, yo puedo seguirte sin que nadie me lleve
(Antes de irse, Polixena ve a Hécuba, de pie entre las mujeres, desorbitado, casi loco.
Parece que se va a despedir de ella.)
-Hécuba: (Gritando) ¡No! ¡No quiero! ¡No quiero que te lleven!
-Polixena: (A las mujeres) Sosténganla (Ellas lo hacen y Polixena se va sin saludar. Ulises
seguro de que le seguirán se va. Polixena se envuelve con su manto y sale detrás de él. En
ese mismo instante, Hécuba se cae al suelo, incapaz de hablar o gritar. Las mujeres la
rodean y la atienden. Ella parece muerta. Los parlamentos de mujeres vienen respetuosas.
-La princesa habló bien
-Digna hija de Príamo y hermana de Héctor
-Así ha de quedar su recuerdo, como el de la única troyana que comprendió el destino.
-Que sabía, que ejemplo de discreción y nobleza.
(Hécuba, echada en el suelo habla de pronto)
-Hécuba: (Con voz ronca) Cállense de una vez. Yo solo soy su madre. Todo cuanto decís de
Polixena me hace sentir mal. Una vieja desvergonzada que no buscaba más que el
consuelo de la carne de su carne. Y es cierto, yo quise humillarla frente a Ulises y ella no
pensó en mí. No me dedicó ni un pensamiento porque sabía que sus motivos eran
nobles… Pero yo soy su madre y como mi hija no supo que palabras decirme, porque no
nos hubieran hecho honor. Lavaremos su cuerpo, traigan agua del mar t miren si en la
tienda no quedó una tela digna de envolverla. ¿No les enloquece el silencio? (Alzando el
oído) Vayan porque no tengo fuerzas… Hécuba parece una mendiga. ¿Escuchan algo?...
No, solo silencio… Menos mal, menos mal…
(Las mujeres se afanaban a su alrededor, unas sacan de la tienda 2 recipientes de época y
estilo más o menos adecuados para traer agua y se alejan con ellos. Una de las que sale es
la mujer 1, otras extienden y revisan una tela al lado de Hécuba. Aparece un solado joven
que viene a cumplir una misión que ellas conocen. Las mujeres presentes se ponen a
escucharle. Hécuba sabe que está ahí pero no habla ni se mueve
-Soldado: (Torpemente) Vengo de parte del ejercito triunfante a… (Las mira como si no
supiera a quien dirigirse)… A avisar que todo ha concluido. La ofrenda está hecha y…
(Adivina la agresividad de las mujeres). Una parte del ejército estaba a favor y otra en
contra… (Va a mentir y se nota). Yo estaba en contra, porque… (No encuentra razón
porque nunca se le ha ocurrido)… Pero ganó la mayoría. Como saben nuestros asuntos
públicos se deciden por votación; es un sistema muy confiable, ganan los más ruidosos.
Agamenón estaba en contra porque tienen en su lecho a Casandra y… (Ahora dice el
argumento que en realidad pensaba decir, de porque estaba a favor del sacrificio). Y esas
son razones personales. El general Agamenón me ha mandado… De mala manera… Para
que yo viniera a avisar a Hécuba y las demás mujeres que ya pueden ir a lavar el cuerpo y
aprender la pira. ¿Dónde está? (Las mujeres la señalan) ¡Esa no es! ¿Dónde está?
-Ya te escuchamos, ahora te puedes ir
Soldado: No me iré sin ver a la reina
(Las mujeres toman piedras dispuestas a golpearle)
Soldado: Díganme la respuesta
-Tranquilo, no estamos sordas.
(El soldado sale corriendo. Ellas vuelven a lo suyo como si nada hubiera pasado)
HCB: ¿Por qué no vienen sus compañeras? Según parece tienen prisa para enterrarla.
Díganle que se apresuren
(Las mujeres salen y HCB está reducida a una especie de parálisis)
-HCB: Dioses denme fuerza. Que puedan lavarla y vestirla solamente. ¡Ah, Polixena que
poco pensaste en mí (Se escuchan voces de lamento de mujeres HCB se quiere levantar y
al no poder gritar de impotencia) ¿Qué pasó? ¿Qué hacen? (Aparecen con un cuerpo y lo
dejan en el suelo, HCB se arrastra para verlo) ¿Qué es esto? (Lo reconoce y grita) ¡Es
Polídoro! ¡Mi hijo Polídoro! ¿Dónde estaba? ¡Háblenme!
(Nadie contesta)
M1: Cuando nos mandaste por agua lo encontramos flotando. Lo trajimos y nada más
HCB: Si el agua lo trajo asesinado es porque el crimen no debe quedar impune
M1: (Llorando) Ay, Señora… (Se arrodilla) Perdóneme por la mala noticia
HCB: ¿Y por qué no me dijiste nada?
M1: No me atreví, fui arrogante…
HCB: Mi hijo ha sido asesinado… ¡Oh dioses! Cuanto me han ayudado… Yo seguiré los
planes de los dioses, yo no soy rebelde… (Las mujeres la miran hipnotizadas) Vengan,
acérquense. Les voy a decir algo… No me tengan miedo
(Se reúnen todas y de la boca de HCB sale una especie de invocación y súplica)
Protección, fuerza, escúchenme dioses, mándenme un camino…
(Se quedan inmóviles, todos con la mirada pérdida)
Agamenón: Hola, Hécuba… El ejército espera el rito final y quiero llevarte. Vine para
hablar contigo a solas. No quiero que tengas récores contra mí. No deseo pasar por impío.
Tampoco a ojos de los dioses. Quiero que sepas que tienes mi amistad y que cuentas con
mi apoyo para consolarte de tus dolores. Sé cómo sufres y quisiera ayudarte
HCB: ¿Cuánto?
Agá: ¿Qué dices? No entiendo
HCB: Quiero saber cuánto quieres hacer por mi
Agá: Llevo a Casandra conmigo. Que eso corresponda a mi sinceridad
HCB: No me basta
Agá: Se trata de tu hija
HCB: Quiero que cumplas una promesa que me has venido a hacer sin yo pedírtelo
Agá: Me gustaría pensar que no tramas nada en contra de los griegos o de mí
HCB: No, te lo prometo
Agá: ¿De qué es entonces?
HCB: Se trata de que me demuestres lo que acabas de decirme. Y tu opinión sobre los
aliados
Agá: ¿Cómo? ¿De Aquiles otra vez?
HCB: Aquiles ya murió y me imagino que nadie seguirá pidiéndole a un fantasma. Se trata
de Polimnéstor
Agá: (Aliviado) Tantos rodeos para hablarme de ese
HCB: Los tratos que tuve con el… Dejaron mal resultado. (Se mueven las mujeres dejando
ver el cuerpo de Polídoro) Ese es el resultado mi hijo está muerto… Entiendo que no
quieres ser mi cómplice solo se amigó y eso basta
Agá: Mejor pedime otra cosa. Te ofrezco mi libertad
HCB: No me interesa
Agá: ¿No te interesa una muerte tranquila?
HCB: Nada me importa sino lo que pido. Mándame al tracio
Agá: Como quieras, pero recuerda no soy tu cómplice
HCB: Tú has como que no sabes nada, nada viste.
Agá: Ojala te arrepientas
(Sale con prisa. Cuando el desaparece, Hécuba se vuelve a las mujeres a hablar)
HCB: Saquen el cuerpo y llévenlo a la tienda. Quédense con el
(Aparece Polimnéstor y se inclina para hacer un saludo de ansiedad, pero soberbio y con
alivio de ya no tener que lidiar con Troya y Hécuba)
Poli: Señora, Agamenón me ha mandado.
HCB: Gracias por ser rápido. ¿Y dime, hay noticias de Polídoro? ¿Cómo se encuentra?
Poli: Polídoro vive bien en Tracia
HCB: ¿Le has educado bien?
Poli: Sí, será el varón perfecto. Algún día reconstruirá Troya
HCB: Eres tan noble, generoso. Quiero recompensarte ahora, quiero colmar tus bondades
porque han endulzado mi oído de madre. Como sabrás hay riquezas que he podido
guardar
Poli: No lo sabía
Hécuba: Debo encargarlo antes de partir. Una segunda garantía por Polídoro. Además ni
lo podemos llevar, sino pasará a manos de los griegos. Llama a tus hijos, es bueno que se
enteren y nos servirán de testigos.
Polimnestor: eres muy sabia… dime qué debo hacer.
Hécuba: llévalo de mi tienda a la tuya. Saca el tesoro y vuelve a troya e informa a mi hijo
de lo que sucederá.
Polimnestor: listo. (sale)
Hécuba: ¡Qué terrible hubiera sido encontrarse imponente con ese hombre y ser su
víctima. (a si misma) ahora, pon atención a la jugada Hécuba. (gritos y gemidos de
hombres y mujeres) ¡Ya, ya, ya!
Polimnestor: ¡GRIEGOS, A MI! Miren cómo me engañaron estas mujeres de troya. Y por lo
que estoy así… mataron a mis hijos y me dejaron ciego.
Hécuba: ¡Llaman al gral Agamenón!
Polimnestor: ¡HECUBA! ¿Estás ahí? Infame bestia. ¿A dónde estás? (hecuba rie atrás)
HECUBA
Hécuba: al entrar, viste el cuerpo de tu hijo junto al de mi hijo? (polinestor agacha rostro)
Traté a tus hijos como príncipes, como tú crees que se trata un príncipe.
Polimnestor: ASESINA, BESTIA. ME DEJASTE CIEGO.
Hécuba: Ciega me tenías tú, con tanto engaño sobre mi hijo…
Agamenón: ¿Qué está pasando aquí? Se escuchan sus gritos por todos lados.
Polimnestor: (de rodillas) ¡piedad y justicia! Hecuba ordenó a sus mujeres que nos
apuñalara a mis hijos y a mi, matándolos a ellos. ¡por favor, dime a donde está hecuba!
Agamenón: ¿qué tienes para decir, hecuba?
Hécuba: No mucho… este hombre recibió como huésped a mi hijo y luego lo mató para
robarle y lo arrojó al río.
Agamenón: habla polimnestor..¿que respondes a esto?
Polimnestor: Todo lo hice por grecia. Polidoro ers una amenaza para el pueblo…
Hécuba: ¡miente! Si fuera verdad, no estarías rogando piedad con adulaciones.
Polimnestor: ¡no la escuches! Devolveré las joyas y metales. En tus manos dejaré el tesoro
si me entregas a esa mujer.
Agamenón: Estas intentando sobornarme…
Polimnestor: No, se trata de actuar de buena fé
Agamenón: Basta! Mientras mas hablas, mas te condenas… Soldados, llévenselo, después
veré que castigo le pongo. Hécuba, ve a enterrar a tu hijo.
Hécuba: Hoy aprendí que tenemos dos pensamientos, dos corazones, dos oportunidades
de actuar…

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