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SEMANA 1

PROCEDIMIENTOS INFRACCIONALES Y
RESPONSABILIDAD PENAL ADOLESCENTE
Lea esto primero. UNIACC, semana 1

DERECHO PENAL ADOLESCENTE, CONCEPTO, EVOLUCIÓN Y


CARACTERÍSTICAS

Introducción. Responsabilidad penal adolescente

1. Evolución histórica de la legislación de menores

En los primeros tiempos, la infancia y adolescencia no formaban parte de la


preocupación de la humanidad, es más, no había un reconocimiento a las
diferencias existentes entre adultos y niños. Sin embargo, con el paso del
tiempo, la maternidad e infancia, comenzaron a transformarse en una
preocupación que requirió reconocimientos especiales que fueron dando paso
a las primeras legislaciones tendientes a darles protección.

Es así que, Francia fue el primer país que legisló buscando protección especial
a los niños a mediados del siglo XIX, así se convirtió en el primer peldaño que
dio paso al desarrollo del derecho de los niños. Comenzó gradualmente, el
reconocimiento de ciertos derechos de los niños como a la educación,
restricciones al trabajo infantil etc.

La doctrina de los derechos del Niño, tuvo sus inicios en Francia y comenzó un
largo recorrido por Europa Occidental y Estados Unidos, así como en el ámbito
latinoamericano. Es aquí, donde la sensibilidad a favor de los niños se
fortaleció notablemente durante la segunda mitad del siglo XIX. A comienzos
del siglo XX, ya estaba asentada la idea de que a los niños se les debía
asegurar un cierto nivel de bienestar material y espiritual. Sin embargo, esto no
siempre significó un reconocimiento explícito de derechos en un sentido
estricto, sino más bien, el desarrollo de un sentimiento de compasión y piedad.
No obstante aquello, la idea de que los niños requerían de cierta protección por
su propia condición de vulnerabilidad y fragilidad pronto se relacionó con el
concepto de derechos. La influencia cultural europea y, luego la
norteamericana, fueron clave para la difusión de este enfoque.

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Es así que, la primera declaración de derechos del niño de carácter


sistemática, fue la Declaración de Ginebra sobre los derechos del niño, 1924,1
primer tratado internacional sobre este tema y base de la actual Convención
internacional sobre derechos de los niños (CDN). Este instrumento fue
redactado por Eglantyne Jebb, fundadora de la organización internacional
llamada Save the Children, que fue aprobada por la Sociedad de Naciones el
26 de diciembre de 1924.2

Las Naciones Unidas aprobó en 1948 la Declaración universal de los derechos


humanos3, que reconocía implícitamente los derechos infantiles, sin embargo,
después se llegó al convencimiento de que las particulares necesidades de los
niños y niñas debían estar enunciadas y protegidas en forma especial.

A raíz de aquello, la Asamblea General de la ONU aprobó en 1959 la


Declaración de los derechos del niño,4 que constaba de 10 principios,
concretando para los niños los derechos contemplados en la Declaración
universal de derechos humanos. Seis años antes había decidido que el Fondo
Internacional de Emergencia de las Naciones Unidas para los niños (Unicef)
continuara sus labores como organismo especializado y permanente para la
protección de la infancia (denominándolo oficialmente Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia).

A partir de 1979, con ocasión del Año Internacional del Niño, se comenzó a
discutir una nueva declaración de derechos para los menores, fundada en
nuevos principios.5

1
www.humanium.org/es/ginebra-1924
2
Save the Children Fund, comúnmente conocido como Save the Children o Save the Children
International (Proteged a los Niños) es una organización no gubernamental (ONG), fundada en
1919, por Eglantyne Jebb para ayudar a los millones de niños refugiados y desplazados
diseminados por Europa después de la Primera Guerra Mundial.
http://www.savethechildren.org/
3
http://www.derechoshumanos.net/
4
http://www.juridicas.unam.mx/publica/librev/rev/derhum/cont/4/pr/pr20.pdf
5
www.unicef.cl

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Las primeras regulaciones en materia de menores en Chile, se caracterizaron


por una manifiesta imprecisión en concebir y definir el concepto de niño, lo que
habría permitido a familias, sociedad y Estado privar de derechos a los
menores bajo el pretexto de realizarlo en pos de su bienestar o protección.

Existían procesos sin forma de juicio, aplicación de medidas restrictivas de


derechos sin abogados defensores y dictadas por tiempo indeterminado,
imposición de sanciones privativas de libertad que vulneraban el principio de
legalidad, dándose la inconsecuencia de que el sistema especial de menores
creado para proteger sus derechos, terminó por conculcar derechos y garantías
sustantivas y procedimentales, desmedrando su posición jurídica en relación al
sistema penal de adultos.

Dicha legislación equiparaba el tratamiento jurídico de las infracciones a la ley


penal, con situaciones de amenaza o vulneración de derechos de los niños,
generándose una confusión entre protección y medidas sancionatorias. Por
ejemplo, un niño abandonado era internado en el mismo sitio y en las mismas
condiciones que un niño infractor de ley penal.

Doctrina de la situación irregular

La doctrina de la situación irregular encuentra su fundamento en el tratamiento


igualitario que, por mucho tiempo, recibieron niños y adultos por parte del
estado, pues no existían legislaciones diferenciadas para ellos, en
consecuencia, resultaba irrelevante si quien cometía un delito era niño,
adolescente o adulto, la persecución penal, no hacía distinciones. Por ello, a
fines del siglo XIX surgen movimientos reformistas dirigidos a crear normativas
especiales para regular la situación de los menores vulnerables, ya sea en
situación de abandono o infractores de ley penal. A raíz de aquello y, por las
devastadoras consecuencias de la aplicación de dichos procedimientos
legales, un sinnúmero de niños y adolescentes sufrieron privaciones de
libertad, por lo que se propugnó la creación de normativas protectoras de la
infancia que incluyeran un tratamiento particular y exclusivo para los menores
de edad.

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Esto fue el fundamento de las doctrinas de protección pretendidas para niños y


adolescentes en estado de abandono, desprotección, en situación social de
vulnerabilidad, víctimas de delitos y aquellos menores cuyos derechos se
habían trasgredido, etc. Estas circunstancias de vida de los menores impuestas
por la justicia podrían devenir en futuras conductas desajustadas a la norma
social imperante, poniendo en riesgo al niño tras de involucrarse en el mundo
delictual. De ahí la visión proteccionista y tutelar de los tribunales.

En el ámbito internacional el Instituto Interamericano de la Niñez (IIN), 6


dependiente de la Organización de Estados Americanos (OEA) también definió
la doctrina de la situación irregular como: “Aquella en que se encuentra un
menor tanto cuando ha incurrido en hecho antisocial, como cuando se
encuentra en estado de peligro, abandono material, moral o padece un déficit
físico o mental. Dícese también de los menores que no reciben el tratamiento,
la educación y los cuidados que corresponden a sus individualidades”.

Esta doctrina exigía la protección y reducación de niños infractores de ley penal


y aquellos que se encontraban en situación de abandono, pues representaban
un peligro social. El Estado debía intervenirlos a través de políticas públicas y
normas de control, para evitar su desviación futura. De ahí surge el término
jurídico de minoridad o menor de edad.

En el ámbito jurisdiccional, esta doctrina fue llamada tutelar o paternalista, pues


los jueces de menores disponían de facultades discrecionales que les
permitían adoptar decisiones respecto de la vida del menor, como decretar
internamiento en centros privativos de libertad en procedimientos sin forma de
juicio, sin defensa técnica ni derecho a ser oído por el juez. Lo más grave de
esta situación, es que dichas medidas se adoptaban por tiempo ilimitado.

6
El IIN es el organismo especializado de la OEA en materia de niñez y adolescencia. Como tal,
asiste a los Estados en el desarrollo de políticas públicas, contribuyendo a su diseño e
implementación en la perspectiva de la promoción, protección y respeto a los derechos de
niños, niñas y adolescentes en la región. En este marco, el IIN destina especial atención a los
requerimientos de los Estados miembros del sistema interamericano y a las particularidades de
los grupos regionales, buscando consensos y compromisos de los Gobiernos

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De la misma manera, el profesor Emilio García Méndez7 definió la doctrina de


la situación irregular como: “La legitimación de una potencial acción judicial
indiscriminada sobre aquellos niños y adolescentes en situación de dificultad”.
Como se evidencia de estas definiciones, bajo esta doctrina se dictaron normas
que, tal vez, en un primer momento, buscaron en realidad la protección de
niños y adolescentes vulnerables, sin embargo, se terminó paradójicamente,
vulnerando sus derechos y garantías como ser humano, sin la posibilidad de
discutir dichas decisiones.

A pesar de aquello, esta doctrina fue apoyada y sostenida de manera


predominante en América Latina hasta los años 80. Se sostuvo, porque se
basó en la idea de que el Estado protegía a los niños, los reeduca, socializa y
corrige, separándolos de ambientes que contribuyen a una desviada formación,
para evitar así, que se conviertan en delincuentes al alcanzar la adultez.

Esta doctrina disponía un tratamiento igualitario para menores abandonados


como para aquellos que infringían la ley. El Estado otorgaba discrecionalidad
ilimitada a la judicatura, pues podían disponer medidas respecto de menores
como consideraran más adecuado y por el tiempo que consideraran
conveniente, es decir, el menor no era un sujeto de derecho sino que adquiría
la calidad de objeto digno de compasión, represión, etc., era una persona sin
derechos individuales ni garantías procesales en el juzgamiento.

La característica predominante de esta doctrina es que no diferencia el ámbito


tutelar del penal, promoviendo una intervención represiva judicial frente al
riesgo social. Lo que se traduce en un derecho penal juvenil de autor por medio
de un tratamiento tutelar del problema penal y un tratamiento penal del
problema tutelar. Asimismo, criminaliza la pobreza, pues un menor en riesgo
social, era potencial sujeto de intervención judicial para evitar ser contaminado
con su entorno social y evitar conductas disruptivas al llegar a la adultez. De
este modo, el juez es se transformó en un buen padre de familia, es decir,

7
Consultor de Unicef, diputado de Argentina, preside la fundación Sur Argentina
(www.surargentina.org.ar), que trabaja en las reformas legislativas de la infancia y
adolescencia. Ha trabajado en varios proyectos que buscan favorecer a los jóvenes de su país.

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reemplazó la labor de padre (ausente o inexistente) en el ámbito de la


corrección conductual, lo que derivó en grandes arbitrariedades, encubriendo
las verdaderas consecuencias en la vida de niños y adolescentes las
intervenciones del sistema tutelar/proteccionista.

Ahora, en relación a los niños infractores, dicha doctrina sostiene que, a este
no se le puede imputar la realización de actos considerados como delitos, pues
el menor de edad solo realiza actos antisociales, en consecuencia, el juez de
menores al asumir el rol de buen padre de familia, que protege, cuida y corrige,
tiene la libertad para adoptar las medidas protectoras que estime pertinentes
aplicar. Consecuentemente con ello, el menor antisocial y vulnerado, no
contaba con derechos individuales ni garantías procesales que lo protegieran,
es decir, para él no existía un debido proceso.

Modelo de la protección integral

El modelo de la protección integral surge con motivo de la proclamación de la


Convención sobre los derechos del niño la que considera al menor como sujeto
de derecho, cambiando radicalmente el paradigma de la doctrina de la
situación irregular que gobernó en el pasado.

Esta doctrina plantea el respeto irrestricto de los derechos humanos de los


niños y adolescentes, más los derechos específicos y propios de estas
personas en desarrollo. Se les reconoce también, todas las libertades propias
de la adultez y, lo más importante, los Estados partes de la convención, deben
asegurar que todos sus órganos, garanticen el cumplimiento absoluto de los
derechos y garantías establecidas en su favor.

Asimismo, esta doctrina postula la responsabilidad penal de los adolescentes


(14 a 17 años) que cometan delitos, es decir, pueden ser sujetos de
persecución penal, en el marco de un proceso de juzgamiento diferenciado al
de adultos, con sanciones diversas, favoreciendo aquellas ejecutadas en el
medio libre y teniendo como ley marco la CDN. El menor no podrá ser
formalizado por un delito que no esté previamente tipificado en la ley penal,

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dentro de un debido proceso, como es propio de un Estado de derecho,


principio de legalidad.

En otras palabras, mientras la doctrina de la situación irregular llamaba al


menor que mataba o robaba como un acto antisocial, la doctrina de la
protección integral, los llama delitos. Antes, el juez de menores calificaba el
acto según su propio criterio, ahora, el juez de garantía o familia en su caso,
debe verificar que el acto cometido por el adolescente/menor, esté previamente
tipificado como delito o falta en el Código Penal o leyes especiales.

En relación a niños y adolescentes que se encuentren en conflicto con la ley


penal, es fundamental fijar una edad por debajo de la que el Estado renuncie a
la aplicación de todo tipo de medidas, en el caso de Chile son los 14 años.
Para aquella fracción etárea que se pueda imputar la comisión de un delito
(esto es, declararlo responsable) deberán reconocérsele todas las garantías
del debido proceso. Se aplicará la privación de libertad como medida de último
recurso y por el tiempo más breve que proceda, debiendo privilegiarse medidas
menos intrusivas.

El juez ya no es “un buen padre de familia”, sino un juez técnico que ejerce
funciones jurisdiccionales, abandonándose la utilización de eufemismos que
otorgaban absoluta discrecionalidad para intervenir en cuestiones penales y
asistenciales. En este ámbito, los problemas asistenciales fueron excluidos de
las cuestiones penales y, por lo tanto, surge la imperiosa necesidad de elaborar
políticas públicas que garanticen la satisfacción plena de los derechos de los
niños en esa área.

De ahí, nacen nuevas visiones y perspectivas que las culturas, sociedades y


legislaciones propugnan sobre las especiales necesidades de los niños,
pasando de ser un “objeto” de derechos y deberes, a ser un “sujeto” activo de
ellos, los que deben ser necesariamente garantizados y satisfechos por el
Estado, pues los derechos de los niños son una clase especial y delicada de
derechos humanos.8

8
Convención Internacional de Derechos del Niño (CDN) suscrita en 1989 y ratificada por Chile
el año 1990.

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A los niños y jóvenes se les reconoce cierta autonomía progresiva en el


ejercicio de sus derechos a medida que sus facultades lo van permitiendo, de
modo que están facultados para participar activamente en todas aquellas
decisiones que incumban en el desarrollo de su vida, participación que se
verificará de acuerdo a su rango etáreo, a mayor edad, más independencia.
Así, por ejemplo, un niño de 10 años, tiene más posibilidades de expresar ante
un tribunal su voluntad frente a una situación en que se está debatiendo
respecto de su tuición, en cambio, en un niño de 3 años es obvio que esa
capacidad se ve mermada y limitada por razones netamente biológicas.

Con dicho avance, debió abandonarse las interpretaciones autoritarias que se


conjugaban respecto del concepto de interés superior del niño, por una
concepción de los derechos humanos que permitiera oponerse a las
arbitrariedades y abusos de poder, superando con ello el paternalismo que
había sido históricamente el eje tradicional que había guiado temas de infancia
y adolescencia, basados en la doctrina de la situación irregular.

Con la ratificación de la CDN el año 1990 en Chile, la judicatura ha debido


replantearse la forma de administrar justicia, debiendo considerar los derechos
de los niños como un asunto muy serio, teniendo como guía y límite en la
aplicación de la normativa pertinente, el principio de interés superior, como una
garantía reforzadora de derechos y garantías en lo sustantivo y procedimental.

2. Ley de responsabilidad penal de adolescentes en Chile

En 11 agosto del año 2002, el Presidente de la República de Chile, Ricardo


Lagos Escobar, presentó al Congreso Nacional, el proyecto de ley que creaba
un sistema de responsabilidad para adolescentes infractores de ley penal (Ley
20.084), manifestando la necesidad de adecuar la legislación vigente a la
Convención internacional de derechos del niño y otros instrumentos
internacionales vigentes en Chile, acorde a un sistema democrático y a un
Estado de derecho.

La finalidad de dicho proyecto, fue reformar por completo la respuesta estatal


frente a las infracciones de carácter penal cometidas por jóvenes menores de

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18 años, puesto que, hasta ese momento, la legislación de menores no


cumplía con los estándares establecidos por la Constitución Política de la
República, tratados internacionales suscritos y ratificados por Chile, como la
Convención internacional de derechos del niño y Convención americana sobre
derechos humanos entre otros.

La Convención americana sobre derechos humanos en su Artículo 1º,10 exige a


los Estados que la han ratificado, la obligación de respetar y garantizar los
derechos y libertades de toda persona como, asimismo, asegurar el libre y
pleno ejercicio de esos derechos y libertades, tarea aún pendiente para el
Estado chileno. Agrega dicho instrumento, que no es suficiente el deber
general de los Estados respetar los derechos humanos establecidos en la
convención, sino que además, se requiere, que los estos accionen
positivamente con el fin de asegurar que las personas sujetas a su jurisdicción
estén en condiciones de ejercerlos y gozar de ellos libremente.

El deber esencial de todo Estado importa una obligación negativa, es decir, que
los órganos y agentes del Gobierno no realicen actos que atenten contra los
derechos y libertades establecidas en la convención, lo que trae como
consecuencia que los Estados deben asegurarse de que las normas
internacionales operen dentro de su jurisdicción, efectuando, si es necesario,
una adecuación y revisión de la legislación interna con el fin de evitar
eventuales discrepancias con las normas internacionales.

Asimismo, los Estados deben fijar el alcance y los contenidos de los derechos
humanos, como también sus restricciones, mediante la regulación de su
ordenamiento jurídico.

10
Artículo 1º. Obligación de respetar los derechos. 1) Los Estados Partes en esta
Convención se comprometen a respetar los derechos y libertades reconocidos en ella y a
garantizar su libre y pleno ejercicio a toda persona que esté sujeta a su jurisdicción, sin
discriminación alguna por motivos de raza, color, sexo, idioma, religión, opiniones políticas o
de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier
otra condición social.

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Es la norma nacional, la que debe dar el marco jurídico que oriente a los
órganos del Estado en cuanto al ámbito desde el cual deben operar y, a su
turno, debe implementar los mecanismos para que sus ciudadanos accionen
eficazmente ante los tribunales de justicia, dando así cumplimiento a la
obligación internacional de respeto y garantía de los derechos humanos
contraída por el Estado.

A consecuencia de aquello, es que Chile debía necesariamente adecuar su


legislación interna y dictar una normativa especial para niños y adolescentes
infractores de la ley acorde a los estándares impuestos por la norma supralegal
CDN, con el fin de otorgarles la categoría de sujetos de derecho y, con ello,
asegurar por parte del Estado el cumplimiento irrestricto de los derechos y
garantías propios de niños y adolescentes, establecidos en la Convención
internacional de derechos humanos.

3. Cambios relativos a la persecución penal de los adolescentes en


Chile

En el ámbito nacional, la persecución penal de adolescentes, estaba


determinada por un sistema de imputabilidad basada en la declaración judicial
de discernimiento (Ley 16.618) que daba lugar a procedimientos diferenciados
para los jóvenes infractores.

En efecto, este procedimiento se realizaba solo respecto de adolescentes entre


los 16 y 18 años, puesto que bajo ese rango etáreo, todos los adolescentes se
consideraban inimputables, es decir, sin capacidad delictual o, en otras
palabras, sin opción de ser culpado por la comisión de un ilícito.

Así, un juez debía determinar si el menor actuó con o sin discernimiento, es


decir, con capacidad de entender el alcance y consecuencia de sus actos y,
con ello, la posibilidad de entender lo bueno o malo de su actuar.

El discernimiento que permitía dilucidar si el infractor tenía conciencia de haber


transgredido la ley y si distinguía entre el bien y el mal. En la práctica, el
magistrado a cargo del proceso pedía a profesionales como psicólogos y

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asistentes sociales un informe psicosocial a partir del cual tomaba una


decisión, de declarar que un adolescente actuó con o sin discernimiento.

Este procedimiento fue cuestionado, pues dichos informes medían


características del autor del delito y no del acto propiamente. De esta forma, el
discernimiento no tenía que ver con el delito, sino con las características
psicológicas y sociales del infractor. Si era hallado con discernimiento, se
seguía un proceso criminal en su contra en el sistema penal de adultos.

En caso contrario, el infractor era declarado inimputable y derivado al Tribunal


de Menores, donde el juez podía terminar la causa entregándolo a la familia o
dar curso a una medida de protección que podía llegar a significar hasta
privación de libertad en centros para jóvenes infractores de ley.

De acuerdo a estos antecedentes surgió la interrogante de cómo combinar los


conceptos de penalización, protección de derechos y de rehabilitación. Según
estudios de Paz Ciudadana (Hein, 1999) la mayoría de estos jóvenes, ha sido
objeto de violencia intrafamiliar, es desertor escolar —no llegan a completar la
educación básica— trabaja, consume alcohol y drogas y, su grupo de
pares/amigos tienen antecedentes delictuales. Dentro de ese contexto, se
presentó el proyecto de Ley de Responsabilidad Penal Juvenil (Ley 20.084)
que, a su vez, introdujo reformas al Servicio Nacional de Menores, Sename.

La fuente inspiradora y orientadora de esta reforma fue la normativa y los


principios contenidos en la Convención internacional sobre los derechos del
niño, adoptada por la Asamblea General de las Naciones Unidas el 20 de
noviembre de 1989, ratificada por Chile con el Decreto Supremo 830 (1990). 


Para los adolescentes inculpados de infringir la ley penal, la reforma propició la


instalación de una justicia penal de adolescentes y la creación de una
institucionalidad especializada, encargada de diseñar, financiar e instalar una
red de programas privativos y no privativos de libertad para la ejecución de las
sanciones impuestas por los tribunales de justicia.

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Este sistema tiene por objeto responsabilizar a los jóvenes infractores de la ley
penal, estableciendo un tratamiento garantista, acorde con su calidad de
personas en proceso de desarrollo y procurando su reinserción social.

Reforma al Servicio Nacional de Menores

Frente a los antecedentes de cambio respecto a los derechos de los menores,


era necesario modificar el sistema de reclusión de jóvenes infractores de ley
penal en Chile, ya que las cárceles (para adultos) cobijaban en lugares
segregados a jóvenes entre 16 y 18 años, situación que contravenía los
convenios suscritos por el país (principio de separación del CDN y Artículo 31
de la Ley 20.084) donde se acordó la erradicación de los jóvenes infractores de
ley de cárceles de adultos.

Asimismo, debían corregirse situaciones anómalas, en que se atendía en un


mismo lugar a menores infractores de Ley con aquellos derivados de medidas
de protección, puesto que se generaba una alta contaminación delictual.

Además, los menores que ingresaban a recintos en extremo masificados e


impersonales, permanecían muchas veces prolongadamente en estos lugares
sin una derivación a programas sociales adecuados a su realidad y situación
particular, privándolos de la posibilidad de encontrar una solución
biopsicosocial y efectiva reinserción social.

Derecho penal de adolescentes en Chile

Tras un largo proceso de deliberación legislativa, se aprobó la Ley 20.084


(2005), modificatoria del Código Penal y la Ley de Menores, cuerpo legal que
“establece un sistema de responsabilidad de los adolescentes por infracciones
a la ley penal”.

Esta reforma representa una sustancial transformación del sistema jurídico


chileno en lo que se refiere al estatuto personal de la aplicación de la ley penal
en razón de la edad.

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La regulación legal de esta materia había sido objeto de profundas críticas por
la doctrina nacional y observaciones formales del Comité de Derechos del Niño
de Naciones Unidas, que denunciaban el desajuste entre la legislación de
menores vigente y las obligaciones adquiridas por Chile al momento de ratificar
instrumentos internacionales de derechos humanos.

Esta situación afectaba gravemente los derechos de los niños y adolescentes


imputados por infracciones a la ley penal, quienes estaban sometidos al
modelo del discernimiento, un modelo condicional de imputabilidad,
caracterizado por la discrecionalidad judicial para apreciar la concurrencia de
los elementos subjetivos relativos a la capacidad de culpabilidad.

El Presidente Ricardo Lagos, en el mensaje del proyecto de la Ley 20.084,


planteó en su primer párrafo, que este proyecto se inscribe en el marco más
amplio de la adecuación de la leyes y políticas de la infancia y adolescencia a
los nuevos “requerimientos jurídicos y sociales (…) y a los principios y
directrices contenidos en la Constitución Política de la República, la
Convención internacional sobre los derechos del niño y demás instrumentos
internacionales vigentes en Chile”.

El diagnóstico de la legislación nacional que hace el presidente es indicativo de


la gravedad del problema de vulneración de derechos que se pretende resolver
con esta ley.

Desde un punto de vista jurídico, esta reforma se fundamenta en que la

actual legislación de menores, en no pocas materias, entra en

contradicción con disposiciones de la Constitución y de la Convención

internacional sobre los derechos del Niño y, en algunos casos,

directamente vulnera estos cuerpos jurídicos.

Como ejemplo de esta anómala situación, el mensaje presidencial agrega:

Procesos sin forma de juicio; aplicación de medidas sin participación de

abogados defensores y dictadas por tiempo indeterminado; sanciones

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privativas de libertad que vulneran el principio de legalidad a través de la

utilización de fórmulas abiertas como la irregularidad, los desajustes

conductuales o el peligro material o moral.

El mensaje también identifica el núcleo del problema cuando señala que:

Se da la inconsecuencia que el sistema especial de menores, nacido

para proteger los derechos de los niños, ha terminado por desmedrar su

posición jurídica, situación que se ha hecho aún más evidente a partir

del perfeccionamiento de la justicia penal de adultos con la entrada en

vigencia del nuevo sistema de enjuiciamiento penal.

La pretensión de fortalecer la posición jurídica de los adolescentes ha de ser,


entonces, uno de los parámetros a los que debe someterse la evaluación de
las disposiciones del texto legal y los resultados de su aplicación práctica.

Junto al propósito de corregir esta situación, el mensaje del presidente


enunciaba también otro problema:

Por su parte, desde un punto de vista social, es evidente que la

preocupación pública por la seguridad ciudadana y el perfeccionamiento

de la Justicia penal en todos los ámbitos ha crecido. La actual justicia de

menores es objeto de críticas no sólo porque no se somete a los límites

y controles que la Constitución establece para la jurisdicción criminal

general, sino también, porque no satisface las exigencias de protección

de los derechos de las víctimas de la delincuencia.

En los párrafos transcritos queda de manifiesto el marco jurídico y político


criminal que el Gobierno tuvo en consideración al impulsar este proyecto de
ley. Con él se pretendía plasmar un sistema complejo, que limitara las
necesidades de prevención del delito con el reconocimiento de las garantías

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penales sustantivas y procesales, junto con asegurar la protección de los


derechos humanos de la infancia y la adolescencia (Cillero, 2006).

1. Concepto

Es aquel que regula la responsabilidad penal de los adolescentes por los


delitos que comentan, el procedimiento para la averiguación y establecimiento
para dicha responsabilidad, la determinación de las sanciones procedentes y la
forma de ejecución de estas (Artículo 1º de la Ley 20.084).

2. Evolución

La Ley de Responsabilidad Penal Adolescente tuvo su origen en la adecuación


que el Estado chileno debió efectuar de su normativa interna, a propósito de la
suscripción de la CDN, norma supralegal que obliga a los Estados suscritores a
adecuar sus legislaciones, acorde a los parámetros formulados por dicho
tratado internacional.

Es así que en dicho proceso, se dejó atrás el proceso de discernimiento


(desarrollado previamente) para dar paso, a un sistema de responsabilización,
incorporado por la Ley 20.084.

3. Características de la Ley 20.084

a) Reconoció a los jóvenes como sujetos de derechos, dotándolos de garantías


sustantivas que le permitirían exigir el cumplimiento de derechos
establecidos en su favor.

b) Suprimió el trámite del discernimiento y estableció los 14 años, como edad


mínima de imputabilidad penal.

c) Estableció un sistema diferenciado de juzgamiento y creó sanciones de


naturaleza diversa a las contenidas en el Código Penal. Así, la mayoría de
las sanciones, no tiene carácter restrictivo ni privativo de libertad, sino más

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bien, son penas que se cumplen en el medio libre como, por ejemplo, la
amonestación, multa, trabajos comunitarios, libertad asistida, etc.

d) Dispuso un sistema especial de ejecución de sanciones, que tienen por


finalidad la prevención especial positiva (plantea la posibilidad de que
mediante la imposición de la pena, se logre resocialización del infractor) y
reinserción social del condenado adolescente. Se confirió la ejecución de las
sanciones a Sename y su control, al juez de garantías correspondiente al
domicilio del condenado.

4. Rol del Estado en la estructura de un sistema de persecución penal


diferenciado para los adolescentes

El Estado debe procurar establecer los mecanismos que garanticen, el efectivo


respeto y cumplimiento de los derechos y garantías establecidos en favor de
los adolescentes infractores, mediante la especialización de sus actores y
otorgando los recursos necesarios, para implementar las medidas establecidas
en la ley. Por ejemplo, el Sename —organismo encargado de ejecutar
sanciones— debe ser dotado de suficientes recursos para desarrollar
programas que logren la resocialización de jóvenes con mayor compromiso
delictual, pues son ellos los destinatarios de sanciones más duras: las
privativas de libertad. En efecto, los centros privativos de libertad requieren una
gran infraestructura, personal calificado y programas adecuados para
adolescentes, que permitan lograr el fin resocializador establecido en la ley. De
no dotarse a los centros con dichos recursos, el fin de responsabilización y
reinserción social, se vuelven solo retórica y dicha sanción, se transforma un
simple encierro en la cárcel.

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Conclusiones

La Ley 20.084, que estableció un sistema de responsabilidad penal para


adolescentes infractores, permitió terminar con procedimientos abusivos e
informales, desprovistos de normas que garantizaran el respeto de derechos
fundamentales en procedimientos que terminaban castigando a jóvenes con
sanciones más duras que a los adultos en ciertos casos. Puso fin al
discernimiento, dejando fuera la arbitrariedad del juez, estableciendo una edad
cierta de imputabilidad penal, de plazos máximos de juzgamiento, sanciones
diferenciadas a las de adultos y normas propias de determinación de
sanciones. Culmina instituyendo normas especiales de ejecución de sanciones,
que busca reinsertar socialmente al condenado adolescente.

Es el primer paso en la transformación y cambio de paradigma que rigió la


justicia de menores, pasando de un modelo tutelar a uno de protección integral
de derechos.

La Ley Responsabilidad Penal Adolescente es la concreción de la obligación


internacional adquirida por Chile, al suscribir y ratificar la CDN. Este
instrumento se erige como guía y límite en la aplicación de sanciones a
adolescentes infractores. Sin embargo, hay mucho camino aún por recorrer,
desafíos por superar y ajustes que instaurar, pues esta ley adolece de defectos
que pueden generar otro tipo de vulneraciones, que se espera puedan ser
corregidas sin mayores vacilaciones.

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Referencias bibliográficas

Cárdenas, N. L. (2011). Menor infractor y justicia penal juvenil. Edición

electrónica gratuita. Disponible en: www.eumed.net/libros/2011a/913/

Cillero, M. (2006). Ley nº 20.084 sobre Responsabilidad Penal de

Adolescentes. Anuario de Derechos Humanos 2006. Disponible en:

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19
Lea esto primero. UNIACC, semana 1

Unicef. (1989). Convención sobre los derechos del niño. Disponible en:

http://www.unicef.cl/unicef/index.php/Texto-Oficial-de-la-Convencion

Unicef. Disponible en: http://www.unicef.org/spanish/

Si usted desea referenciar este documento, considere:

UNIACC (2013). Derecho penal adolescente, concepto, evolución y

características. Procedimientos Infraccionales y Responsabilidad Penal

Adolescente. (Semana 1).

20
SEMANA 2

PROCEDIMIENTOS INFRACCIONALES Y
RESPONSABILIDAD PENAL ADOLESCENTE
Lea esto primero. UNIACC, semana 2

LEY 20.084 QUE ESTABLECE UN SISTEMA DE RESPONSABILIDAD DE


LOS ADOLESCENTES POR INFRACCIÓN A LA LEY PENAL

Introducción

Antes de la dictación de la Ley 20.084, la legislación aplicable a jóvenes


infractores de ley penal, era la Ley de Menores nº 16.618, que no ofrecía
garantías propias del debido proceso ni respetaba derechos fundamentales
propios de todo ser humano objeto de persecución penal. En efecto, los
adolescentes no contaban con asesoría técnica especializada (derecho a
defensa técnica especializada), no existían procedimientos especiales para el
conocimiento y juzgamiento de hechos constitutivos de delitos (derecho al
debido proceso), tampoco plazos acotados para su tramitación (derecho al
plazo razonable), ni sanciones diferenciadas acorde a su minoridad (sanciones
distintas de las establecidas para adultos), no tenían derecho a manifestarse
frente al tribunal (derecho a ser oído), entre otras. Dicha normativa no ofrecía
sanciones proporcionales ni adecuadas a la edad de los adolescentes, ni
tampoco brindaba la posibilidad de reinserción social mediante la imposición de
penas, que hoy se plantea como una de las finalidades de la sanción.

La Ley 20.0841 introdujo modificaciones que han consagrado una incipiente


separación de vías entre los procedimientos y respuestas aplicables a niños, a
los que se les imputa haber cometido un delito o que han sido vulnerados en
sus derechos.

Antes de la modificación legal, se especificaba un catálogo único de medidas


de protección, aplicable en principio, indistintamente a niños, niñas y
adolescentes inimputables (menores de 14 años) y a aquellos con necesidad
de asistencia y protección.

1
Esta ley entró en vigencia 7 de junio de 2007.

2
Lea esto primero. UNIACC, semana 2

Con la entrada en vigencia de la Ley 20.084,2 se logró separar claramente los


procedimientos policiales que pueden adoptarse respecto de menores de edad
que han infringido la ley, de aquellos niños, niñas y adolescentes que han sido
vulnerados en sus derechos.

En relación a los procedimientos adoptados por las policías, se sustituyeron


términos que no correspondían a la situación procesal real que afectaba a
menores y adolescentes detenidos como, por ejemplo, el término retención se
sustituyó por el vocablo detención y, en aquellos casos en que se precisaba la
intervención de funcionarios de Carabineros para dar protección a niños, niñas
y adolescentes vulnerados en sus derechos, la ley utiliza la palabra conducir.
Dichas modificaciones, aparentemente solo de nomenclatura, resultaban
necesarias y fundamentales para enfrentar el cambio de paradigma que trajo
consigo la suscripción y ratificación de la Convención internacional de derechos
del niño, pues esta, representa el marco regulatorio mínimo sobre la que el
Estado debía ajustar su normativa interna a los estándares internacionales
propuestos por ella. De ahí, la importancia del cambio de vocablos, pues su
alcance es diverso en materia sustantiva y procesal. En efecto, la detención
otorga derechos desde el primer momento en que esta acontece, en cambio, la
retención, es una situación de hecho que no otorga derechos procesales como
que se informe de manera clara el motivo de su detención, plazos máximos de
detención (24 horas), asistencia de un abogado defensor; derecho a guardar
silencio, no ser sometidos a torturas ni tratos crueles ni degradantes etc.
(Artículo 95 del Código Procesal Penal).

La Ley 20.084 (Ley de Responsabilidad Penal Adolescente, RPA) dispuso


regular específicamente la responsabilidad penal de los adolescentes por los
delitos que cometan, el procedimiento para la averiguación y establecimiento
de dicha responsabilidad, la determinación de las sanciones procedentes y la
forma de ejecución de estas. En lo no previsto por ella, serán aplicables
supletoriamente las disposiciones contenidas en el Código Penal y en las leyes
penales especiales (Artículo 1º).

2
Suscrito por Chile en 1989 y ratificado en 1990. Ver: http://www.alaee.org/derechos/listf.html

3
Lea esto primero. UNIACC, semana 2

Esta ley se aplica a quienes, al momento en que se hubiere dado principio de


ejecución del delito, sean mayores de 14 y menores de 18 años, los que para
efectos de esta legislación, se consideran adolescentes (Artículo 3º).

Relevante es destacar que la Ley RPA estableció plazos de prescripción


restringidos en relación a los estipulados en el Código Penal, disminuyendo a
cinco años la prescripción de los crímenes, a dos años en casos de simples
delitos y mantuvo el plazo de seis meses respecto de las faltas. En relación a
esta última, el legislador limitó su punibilidad solo a adolescentes de entre 16 y
17 años y únicamente respecto de aquellas faltas señaladas en el Artículo 1º
inciso 2º de la Ley 20.084. (Art. 5º)

Aparece también, el establecimiento de reglas especiales3 respecto a delitos


sexuales, disponiendo la impunidad en aquellos casos en que la diferencia de
edad existente entre víctima e imputado no supere los dos o tres años en los
ilícitos señalados en el Artículo 4º.

Consecuencias jurídicas de la declaración de responsabilidad

Las consecuencias jurídicas de la declaración de responsabilidad están


asociadas al concepto de imputabilidad (Bustos, s. f.), que conlleva la
posibilidad de ser sancionado penalmente o a la capacidad de comprender el
alcance y consecuencias del actuar y adecuar ese accionar a dicho
conocimiento. Implica atribuir al sujeto activo, las consecuencias de su obrar,
para lo cual es preciso determinar previamente, si se actuó con discernimiento
(conocimiento), intención (voluntad) y libertad (sin coacción). Es un concepto
jurídico con fundamentos psicológicos del que dependen los conceptos de
responsabilidad y culpabilidad. Quien carece de estas capacidades, ya sea por
no tener la madurez suficiente (menores de edad) o por sufrir graves
alteraciones psíquicas (enajenados mentales), no pueden ser declarados
culpables y, en consecuencia, no pueden ser responsables penalmente, es

3
Esta regla especial para delitos sexuales, solo se estableció en la Ley 20.084, a favor de
adolescentes que se encuentran en los rangos etáreos de acuerdo al Artículo 4º.

4
Lea esto primero. UNIACC, semana 2

decir, son considerados inimputables (Bustos, s. f.).

La inimputabilidad, por el contrario, se asocia a quien actúa sin voluntad y sin la


capacidad de comprender las consecuencias de su proceder. Por lo tanto, una
vez que se haya determinado si se actuó o no con discernimiento, será posible
atribuir responsabilidad penal e iniciar un procedimiento en su contra.

La Ley 20.084, entre otras finalidades, pretende que el adolescente infractor se


responsabilice de su actuar y, en tal sentido, si hay declaración de culpabilidad,
se le impondrá una sanción de acuerdo al catálogo de penas/sanciones, la que
a su vez, debe cumplir una función resocializadora, esto es, que la pena sea un
vehículo que permita insertar socialmente al adolescente infractor, a través de
programas especiales de intervención, que son ejecutados por diversas
organizaciones o programas dependientes del Servicio Nacional de Menores
(Sename) y que contemplan una intervención integral. Dichos programas se
construyen de acuerdo a las particularidades de cada adolescente y se
ejecutan bajo la supervisión de profesionales del área de las ciencias sociales
como trabajadores sociales, sicólogos, educadores, etc., los que deben instar y
motivar al adolescente al cumplimiento de los objetivos propuestos en su plan
de intervención individual.

En cuanto a las penas, la Ley Penal Juvenil, contiene un catálogo que es de


naturaleza diversa respecto a las del Código Penal (aplicables a adultos),
llamadas sanciones; estas tienen una doble finalidad, la responsabilización y la
reinserción social del adolescente. Estas sanciones, al ser de naturaleza
distinta, pueden ser cumplidas en el medio libre o en centros privativos de
libertad. Esta ley no contempla beneficios alternativos al cumplimiento de
penas corporales, de allí su diferencia con las penas del Código Penal. Para el
evento de imposición de penas privativas de libertad, cada región del país debe
contar con, al menos, un centro de reclusión juvenil para el cumplimiento de las
sanciones (Artículo 42, Ley 20.084).

Estos recintos son administrados por el Sename, en tanto, la custodia y


vigilancia perimetral está a cargo de Gendarmería de Chile. Asimismo, la Ley

5
Lea esto primero. UNIACC, semana 2

RPA instauró un novedoso sistema de ejecución de sanciones a cargo del juez


de garantía del lugar de cumplimiento (Artículo 50).

También se incorporó un sistema de sustitución de penas, modificando una


sanción más gravosa por otra de menor intensidad. Por ejemplo, una sanción
de régimen semicerrado con programa de reinserción social, puede ser
sustituida por libertad asistida especial si se dan los requisitos señalados en el
Artículo 53 (Ley RPA).

Del mismo modo, se instauró la institución de la remisión de pena, que consiste


en que el tribunal con antecedentes calificados y refrendados por un informe
del Sename, da por cumplida la pena en forma anticipada, si se dan los
requisitos legales y resulte más favorable para la integración social del infractor
(Artículo 55, Ley RPA).

En cuanto a las penas, como se ha señalado, la ley introdujo sanciones


privativas de libertad y otras no privativas de libertad, estas últimas ejecutadas
por instituciones colaboradoras del Sename y financiadas por medio del fondo
de subvenciones de ese organismo, el que se incrementará gradualmente de
acuerdo a las necesidades de cada programa.

Entre las sanciones no privativas de libertad figuran, de acuerdo a su nivel de


intensidad las siguientes (Ley RPA):

1) Amonestación (Art. 8º).


2) Multa (Art. 9º).
3) Reparación del daño (Art. 10º).
4) Servicios en beneficio de la comunidad (Art. 11).
5) Libertad asistida con programa de reinserción social (Art. 13).
6) Libertad asistida especial con programa de reinserción social (Art. 14).
7) Internación semicerrada con programa de reinserción social (Art. 16).

Se contemplan, además, sanciones accesorias consistentes en prohibición de


conducir vehículos motorizados y obligación de someterse a tratamiento de
rehabilitación contra las drogas y el alcohol (Artículo 7°).

6
Lea esto primero. UNIACC, semana 2

Otro aspecto relevante que recoge la Ley RPA, es la especialización de sus


actores. En relación a ellos, se estableció un refuerzo institucional al Ministerio
Público, a Defensoría Penal Pública y al poder judicial. En efecto, se aumentó
la dotación de fiscales con 22 nuevas contrataciones y una unidad
especializada a nivel nacional en el Ministerio Público. Asimismo, la Defensoría
Penal Pública creó una unidad especializada de defensa penal adolescente,
contratando 40 profesionales distribuidos en todo el país para prestar servicios
de defensoría especializada (en la actualidad es la única institución que
mantiene la especialidad).

Por su parte, el poder judicial, contaría con nueve nuevos jueces de garantía y
una sala de tribunal oral en lo penal, además, de recursos destinados a
capacitación.

Cabe destacar que jueces de garantía, de tribunal de juicio oral en lo penal, así
como también, fiscales adjuntos y defensores penales públicos que
intervengan en causas de adolescentes, deben estar capacitados en temas
vinculados con adolescencia y criminalidad, sicología, sociología entre otras
materias vinculadas a características y especificidades propias de la etapa
adolescente, como asimismo, al sistema de ejecución de sanciones
establecidas en la ley.

La especialización de los actores, es una exigencia contenida en el Artículo 29


de la Ley 20.084, que se orienta a la intervención de profesionales con una
especial sensibilidad respecto del adolescente infractor, pues, a pesar de su
capacidad delictual, son personas que aún requieren de protección y cuidados
especiales. De allí, la necesidad de que los actores se especialicen es materias
propias de infancia y adolescencia.

7
Lea esto primero. UNIACC, semana 2

Convención internacional de derechos del niño e interés superior del


adolescente

La Convención internacional de derechos del niño (CDN), es el primer


instrumento internacional jurídicamente vinculante4 que incorpora toda la gama
de derechos humanos, reconocidos por la gran mayoría de naciones del orbe,
coincidiendo en la necesidad de crear una normativa especial para las
personas menores de 18 años, al precisar de cuidados y protección especiales
por su condición de seres humanos en desarrollo. La CDN establece derechos
y define derechos humanos básicos de los niños como el derecho a la vida,
derecho a la supervivencia y al desarrollo, derecho a la no discriminación,
dedicación al interés superior del niño. La CDN protege los derechos de la
niñez al estipular pautas en materia de atención de salud, educación,
integración a programas de sociales y comunitarios.

Los Estados, al suscribir y ratificar la CDN —entre ellos Chile—, se obligan y


comprometen a proteger y asegurar los derechos de la infancia y, en
consecuencia, son responsables de su vulneración ante la comunidad
internacional. Los Estados que han ratificado la CDN están obligados adecuar
su normativa interna, a las exigencias de la convención e implementar políticas
públicas para efectivizar el interés superior del niño.

La CDN introdujo un nuevo paradigma llamado doctrina de la protección


integral,5 que deja atrás la vieja justicia tutelar de menores, en la que el juez
básicamente controlaba a los adolescentes, dictando resoluciones sin respetar
garantías fundamentales y derechos establecidos en la convención. Con la
ratificación de este instrumento, el juez debe replantear la forma de administrar
justicia, considerando los derechos de los niños como un límite a la
conculcación de sus derechos y garantías, constituyéndose en el motor de
cambio jurídico. Un juez que aplique la CDN y que respete las garantías
4
CDN vinculante para aquellas naciones que lo han suscrito y ratificado.
5
Incorporada por la CDN, que reconoce derechos fundamentales a adolescentes infractores de
ley penal.

8
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constitucionales de niños y jóvenes, necesariamente debe ser un juez


especializado, ya que de otro modo, arriesga caer en la creencia que el
derecho penal de adolescentes es el derecho penal de adultos atenuado en las
penas.

Entre los años 1997 y 2000 se elaboraron los anteproyectos de la Ley de


Responsabilidad Adolescente, de Tribunales de Familia y un sistema de
atención a la niñez y adolescencia a través de la red de colaboradores de
Sename y su régimen de subvenciones.

El año 2002 se presentó el proyecto oficial de la Ley de Responsabilidad Penal


Adolescente, siendo aprobado por la Cámara de Diputados el 2004 y pasando
a comisión mixta el 2005, donde sufrió importantes cambios para ser aprobada
finalmente el mismo año.

Interés superior del adolescente

El concepto de interés superior del niño, surgió a propósito de la dictación la


Convención internacional de derechos del niño y relacionado con el pleno
respeto a sus derechos y libertades, como asimismo, a la satisfacción integral
de ellos.

Los derechos de los niños, al ser constitutivos de derechos humanos, deben


ser considerados como elementos esenciales de todo sistema democrático y
de un Estado de derecho, por lo tanto, aquel debe enarbolarse como un límite
para cualquier arbitrariedad que provenga de la familia, sociedad del Estado y
sus órganos.

De ahí, nacen nuevas visiones y perspectivas que las culturas, sociedades y


legislaciones tienen sobre los niños. El niño pasa de ser un objeto de derechos
y deberes, a ser un sujeto activo de ellos. En efecto, se lo reconoce como un
ser humano portador de derechos que le son inherentes por su calidad de
persona y se le reconocen otros adicionales, por su condición de ser humano
en desarrollo, razón por la cual deben ser protegidos y preservados. Estos

9
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derechos deben ser necesariamente satisfechos, pues los derechos de los


niños son una clase especial y delicada de derechos humanos, que buscan
proteger la vida y el desarrollo integral del adulto del futuro.

A los niños y jóvenes se les reconoce cierta autonomía progresiva en el


ejercicio de sus derechos a medida que sus facultades lo van permitiendo. Con
dicho avance, debieron abandonarse las interpretaciones autoritarias respecto
del concepto de interés superior del niño, por una concepción de los derechos
humanos que permitiera oponerse a las arbitrariedades y a los abusos de
poder, superando, en consecuencia, el paternalismo que fue el eje tradicional
que gobernó temas de infancia y adolescencia en el pasado (Cárdenas, 2011).

Dicho concepto emerge asimismo como una garantía, pues toda decisión que
concierna a un niño, debe considerar primordialmente sus derechos, obligando
no solo al legislador y a la judicatura, sino también a todas las autoridades,
instituciones públicas y privadas y a las familias (padres) en la promoción y
respeto efectivo de sus derechos.

El concepto de interés superior de niño, también cumple una función


interpretativa y resolutiva, pues debe ser el principio que dirime entre derechos
igualmente protegidos. Incluso, algunos autores como Miguel Bruñol (s. f.) han
estimado que es un elemento integrador que puede salvaguardar vacíos
legales, determinando el modo en que deben integrarse dichos vacíos, que se
traduce finalmente en respetar y garantizar el pleno ejercicio y goce de los
derechos garantizados en la convención.

Asimismo, debe ser una directriz superior para la formulación de políticas


públicas, que tienen que considerar el respeto irrestricto de los derechos
humanos de personas en formación, orientándose al desarrollo armónico de los
derechos de toda la comunidad. Es así que destacan como pilares
fundamentales el derecho a la supervivencia, al desarrollo pleno, a la
protección contra influencias peligrosas, a los malos tratos y a la explotación, a
la plena participación en la vida familiar, cultural y social, todos derechos
consagrados en la CDN.

10
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La convención contiene principios estructurantes entre los que destacan:

1) No discriminación (Art. 2º).


2) Protección (Art. 3º).
3) Efectividad de los derechos (Art. 4º).
4) Autonomía y participación (Arts. 5º y 12).

Estos principios se traducen en proposiciones que describen derechos como el


de igualdad, protección efectiva, libertad de expresión, no discriminación, entre
otros y, que permiten hacer efectivos otros derechos.

Estos principios son vinculantes para las autoridades y se convierten en un


límite infranqueable, donde le queda vedado al Estado, intervenir limitando
aquellos derechos y garantías (Cillero, s. f.).

Los derechos establecidos en la convención deben ser respetados por los


Estados y por privados, no solo porque los destinatarios de la norma sean
personas en desarrollo, sino porque antes de adoptar medidas que los puedan
afectar o conculcar algunos de ellos, debe procurar promover y garantizar su
efectivo e irrestricto cumplimiento.

El interés superior del adolescente es un principio acuñado en la CDN y que


fue recogida expresamente en el Artículo 2º de la Ley 20.084. Este principio se
plasma como un refuerzo de derechos y garantías, una protección más intensa
respecto de los derechos que asisten a adolescentes sometidos a un
procedimiento de carácter penal. Se erige como fuente integradora, dado que
permite aplicar, en su conjunto, normas nacionales o internacionales,
protectoras de derechos de la infancia; es una guía para la judicatura en
preferir siempre aquello que se oriente a materializar la satisfacción de sus
derechos como ser humano-niño y evitar conculcación de ellos.

Este principio en apariencia difuso en la teoría, es uno de aquellos que se


visibiliza y concretiza clara y expresamente en una norma. En efecto, el Artículo
31 de la Ley 20.084, plantea la hipótesis de detención de un adolescente en
casos de comisión de delitos flagrantes e impide a la policía realizar cualquier
diligencia de investigación sin la presencia de un abogado defensor. Esta
11
Lea esto primero. UNIACC, semana 2

norma representa un reforzamiento de los derechos a guardar silencio y ser


asistido desde los inicios del procedimiento por un abogado defensor, puesto
que en la sede policial, existen altas posibilidades de abuso y arbitrariedad en
la obtención de información, ya que los adolescentes por su inexperiencia y
situación de vulnerabilidad frente a la autoridad, son más proclives de sentirse
amenazados en caso de no consentir a los requerimientos de la autoridad. La
infracción a dicha norma, trae aparejada la nulidad de todo lo realizado por el
órgano persecutor.

12
Lea esto primero. UNIACC, semana 2

Conclusiones

La dictación de la Ley 20.084 puso fin a un régimen tutelar que consideraba al


adolescente “objeto” de un sistema irrespetuoso de garantías fundamentales.
Así, existían procedimientos abusivos sin forma de juicio, sin asistencia jurídica
especializada, se adoptaban medidas privativas de libertad por tiempo
indefinido, no existían centros separados de internamiento para jóvenes
infractores y jóvenes vulnerados. La Ley RPA introdujo el paradigma de
protección integral de derechos a partir de la Declaración internacional sobre
derechos del niño, que reconoció a niños y adolescentes como personas
portadoras de derechos, por lo tanto, los Estados suscriptores de dicho
instrumento internacional, debieron ajustar sus legislaciones internas a dichos
estándares. De ahí que Chile, en el marco de tal ajuste y acorde a la
suscripción de la CDN, dictó la Ley 20.084.

Esta normativa es un gran avance al reconocer a niños y adolescentes,


personas con derechos y garantías solo por su condición de seres humanos, y
derechos especiales, por la circunstancia de ser persona en desarrollo.

Asimismo, esta es sin lugar a dudas, el primer paso en la deuda histórica que
Chile ha tenido con la infancia y adolescencia infractora de ley penal, sin
embargo, se precisa seguir avanzando en esa línea, partiendo por instruir a la
ciudadanía en relación al especial tratamiento que requiere la infancia, pues
ellos son los futuros adultos del mañana. Se espera también del Estado, que
implemente políticas públicas que abarquen no solo la intervención para
sancionar, sino también, para prevenir la comisión de delitos.

13
Lea esto primero. UNIACC, semana 2

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http://www.iin.oea.org/imputabilidad_y_edad_penal.pdf

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electrónica gratuita. Disponible en: www.eumed.net/libros/2011a/913/

Cillero, M. (s. f.). El interés superior del niño en el marco de la Convención

internacional sobre los derechos del niño. Disponible en:

http://www.iin.oea.org/el_interes_superior.pdf

Ley 19.696. (2000). Establece Código Procesal Penal. Publicada en el Diario

Oficial el 12 de octubre de 2000. Ministerio de Justicia. Gobierno de

Chile. Disponible en: http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=176595

Ley 20.084. (2005). Establece un sistema de responsabilidad de los

adolescentes por infracciones a la ley penal. Publicada en el Diario

Oficial el 7 de diciembre de 2005. Ministerio de Justicia. Gobierno de

Chile. Disponible en: http://bcn.cl/128u

Unicef. (1989). Convención sobre los derechos del niño. Disponible en:

http://www.unicef.cl/unicef/index.php/Texto-Oficial-de-la-Convencion

Si usted desea referenciar este documento, considere:

UNIACC (2013). Ley 20.084 que establece un sistema de responsabilidad de

los adolescentes por infracción a la ley penal. Procedimientos

Infraccionales y Responsabilidad Penal Adolescente. (Semana 2).

14
Fallo de la Cuarta Sala de la Corte Suprema que quita a la jueza
Karen Atala la tuición de sus hijas

Santiago, treinta y uno de mayo de dos mil cuatro.-


VISTOS Y TENIENDO UNICAMENTE PRESENTE:

PRIMERO.- Que don Jaime López Allende ha recurrido de queja en contra


de los Ministros y la Fiscal Judicial de la Corte de Apelaciones de Temuco
don Fernando Carreño Ortega, don Héctor Toro Carrasco y doña Tatiana
Román Beltramin, por estimar que procediendo arbitraria e injustamente
y actuando contra derecho, confirmaron la sentencia de primera instancia
que otorgó la tuición de sus hijas Matilde, Victoria y Regina a su madre
doña Jacqueline Karen Atala Riffo;

SEGUNDO.- Que en el escrito respectivo se imputan a los magistrados


recurridos las siguientes faltas o abusos graves, que fundamentan el
recurso:
a) Haber privilegiado los derechos de la madre sobre los de las niñas;
b) Haber faltado a su deber legal de proteger la vulnerabilidad de las
menores, contrariando lo ordenado en normas constitucionales y legales
relativas a la materia;
c) Haber transgredido los principios que regulan la apreciación de la
prueba en conciencia en los juicios sobre asuntos de familia;

TERCERO.- Que la resolución objetada por el recurso se dictó en los autos


sobre tuición definitiva de las menores antes individualizadas, hijas
matrimoniales del demandante don Jaime López Allende y de la
demandada doña Jacqueline Karen Atala Riffo;

CUARTO.- Que del examen de los antecedentes reunidos en dichos autos,


que se tuvieron a la vista, es posible tener por acreditados los hechos que
se reseñan a continuación:
1° Que el demandante y la demandada contrajeron matrimonio el día 29
de marzo de 1993 y sus hijas nacieron en agosto de 1994, enero de 1998
y diciembre de 1999, de modo que en la actualidad cuentan con diez, seis
y cuatro años, respectivamente;
2° Que la vida conyugal y familiar de matrimonio se alteró por problemas
de convivencia que condujeron a la separación de hecho de los cónyuges
en febrero del año 2002, quedando de común acuerdo a cargo de la madre
la tuición y cuidado personal de las menores;
3° Que, con posterioridad, doña Jacqueline Karen Atala Riffo, asumiendo
explícitamente su condición homosexual, llevó a vivir con sus hijas a una
pareja de sexo femenino;

QUINTO.- Que, en las circunstancias descritas, el padre de las menores


dedujo su demanda dirigida a obtener la tuición de sus hijas, sobre la base
de argumentar que la decisión adoptada por la madre siguiendo su
tendencia homosexual, provoca daños en el desarrollo integral psíquico y
en el ambiente social de las tres menores; que el interés de sus hijas hace
necesario precaver las consecuencias perniciosas que les provocará
criarse bajo el cuidado de una pareja homosexual y que, en cambio, la vida
junto al actor, les brindará un ambiente en el que psicológica y
emocionalmente tendrán mayores seguridades en su desarrollo personal;

SEXTO.- Que para resolver sobre el recurso de queja entablado en contra


de los jueces que se pronunciaron en segundo grado sobre la tuición de
las menores antes individualizadas, es preciso tener en cuenta que las
normas que rigen la materia se contienen básicamente en el Título IX de
Libro I del Código Civil y han sido aplicadas en la sentencia que motiva el
presente recurso disciplinario;

SEPTIMO.- Que entre esas disposiciones, que tratan “De los Derechos y
Obligaciones entre los Padres y los Hijos”, los incisos primeros de los
artículos 224 y 225 versan sobre el “cuidado personal de la crianza y
educación de sus hijos”, el que radican de consuno en los dos padres o
únicamente en la madre, si ellos viven separados, estableciendo en ambos
casos lo que se denomina un derecho-deber para los progenitores, tal
como lo reconoce expresamente el artículo 236 del mismo Título al
referirse a la educación de los hijos;

OCTAVO.- Que, en efecto, la tuición que ellos pueden ejercer en conjunto


o únicamente la madre, en caso de separación, no sólo importa el ejercicio
de facultades, como las señaladas en el artículo 234 del mismo Código
Civil o la de “escoger el establecimiento de enseñanza para sus hijos”, que
contempla el inciso cuarto del N°11° del artículo 19 de la Constitución
Política, sino especialmente obligaciones y responsabilidades para
quienes tienen a su cargo el cuidado personal de los hijos;
NOVENO.- Que el ejercicio de las potestades y la ejecución de los deberes
que comprende la tuición debe llevarse a cabo en el marco del principio
básico que orienta en la materia el ordenamiento jurídico nacional y que
recoge, entre otros preceptos, el inciso segundo del artículo 222 del
mismo Código Civil al declarar que “la preocupación fundamental de los
padres es el interés superior del hijo…” y al que responden igualmente las
disposiciones de los párrafos primeros de los artículos 3° y 9° de la
Convención Internacional sobre Derechos del Niño” ratificada por Chile,
según las cuales en todas las medidas que le conciernan, es primordial
atender al interés superior del niño sobre otras consideraciones y
derechos relativos a sus progenitores y que puedan hacer necesario
separarlo de los padres;

DECIMO.- Que los tribunales están obligados a considerar ese principio


esencial al resolver los asuntos relacionados con derechos y obligaciones
de padres e hijos, tanto porque esa noción representa el espíritu general
de la legislación en la materia, cuanto porque así lo manda el legislador al
establecer, en el inciso segundo del artículo 242 del Código citado, que
“en todo caso, para adoptar sus resoluciones, el juez, atenderá como
consideración primordial, el interés superior del hijo…”;

UNDECIMO.- Que la mencionada regla del inciso primero del artículo 225
del Código Civil, que previene que en el caso de que los padres vivan
separados el cuidado personal de los hijos toca a la madre, no es una
norma absoluta y definitiva. El inciso segundo del mismo artículo
prescribe que, “no obstante, mediante escritura pública o acta extendida
ante cualquier oficial del Registro Civil, subinscrita al margen de la
inscripción de nacimiento del hijo dentro de los treinta días siguientes a
su otorgamiento, ambos padres, actuando de común acuerdo, podrán
determinar que el cuidado personal de uno o más hijos corresponda al
padre” y su inciso tercero dispone que “en todo caso, cuando el interés del
hijo lo haga indispensable, sea por maltrato, descuido u otra causa
calificada, el juez podrá entregar su cuidado personal a otro de los
padres…”;

DUODECIMO.- Que, en consecuencia, el tribunal puede confiar el cuidado


personal de los hijos al otro padre, haciendo cesar la tuición de quien la
ejerce, si existe una causa calificada que haga indispensable adoptar la
resolución, siempre teniendo en cuenta el interés del hijo;

DECIMO TERCERO.- Que la situación planteada en los autos en que se ha


entablado el presente recurso de queja, revela que los jueces recurridos
no consideraron debidamente los efectos que ella puede acarrear en el
cabal resguardo de los intereses de las hijas y cometieron falta o abuso
grave tanto al aplicar las normas legales que rigen la materia, como al
apreciar los antecedentes de la causa en que pronunciaron la sentencia
que ha originado el recurso;

DECIMO CUARTO.- Que, en ese sentido, cabe anotar que en el campo de


los asuntos de familia o que afectan a menores, las decisiones que la ley
comete al tribunal también son y deben ser de resorte y responsabilidad
propia e indelegable de los jueces respectivos, de suerte que los informes
o dictámenes de psicólogos o asistentes sociales u otros profesionales que
se alleguen por las partes a la causa o que ordene el tribunal, son sólo
elementos de la convicción que deben formarse personalmente los jueces,
al ponderar en su conjunto los medios de prueba;

DECIMO QUINTO.- Que en el juicio de tuición de las menores López Atala


se hizo valer la opinión de diferentes psicólogos y asistentes sociales
acerca de que la condición de homosexual de la madre no vulneraría los
derechos de sus hijas, ni la privaría de ejercer sus derechos de madre,
pues se trata de una personal normal desde el punto de vista psicológico y
psiquiátrico. En cambio, se ha prescindido de la prueba testimonial,
producida tanto en el expediente de tuición definitiva como del cuaderno
de tuición provisoria, que se han tenido a la vista, respecto al deterioro
experimentado por el entorno social, familiar y educacional en que se
desenvuelve la existencia de las menores, desde que la madre empezó a
convivir en el hogar con su pareja homosexual y a que las niñas podrían
ser objeto de discriminación social derivada de este hecho, pues las
visitas de sus amigas al hogar común han disminuido y casi han cesado de
un año a otro. Por su parte, el testimonio de personas cercanas a las
menores, como son las empleadas de la casa, hacen referencia a juegos y
actitudes de las niñas demostrativas de confusión ante la sexualidad
materna que no han podido menos que percibir en la convivencia en el
hogar con su nueva pareja;

DECIMO SEXTO.- Que, en el mismo orden de consideraciones, no es


posible desconocer que la madre de las menores de autos, al tomar la
decisión de explicitar su condición homosexual, como puede hacerlo
libremente toda persona en el ámbito de sus derechos personalísimos en
el género sexual, sin merecer por ello reprobación o reproche jurídico
alguno, ha antepuesto sus propios intereses, postergando los de sus hijas,
especialmente al iniciar una convivencia con su pareja homosexual en el
mismo hogar en que lleva a efecto la crianza y cuidado de sus hijas
separadamente del padre de éstas;

DECIMO SEPTIMO.- Que, aparte de los efectos que esa convivencia puede
causar en el bienestar y desarrollo psíquico y emocional de las hijas,
atendida sus edades, la eventual confusión de roles sexuales que puede
producírseles por la carencia en el hogar de un padre de sexo masculino y
su remplazo por otra persona del género femenino, configura una
situación de riesgo para el desarrollo integral de las menores respecto de
la cual deben ser protegidas;

DECIMO OCTAVO.- Que, por otro lado, fuerza es admitir que dicha
situación situará a las menores López Atala a un estado de vulnerabilidad
en su medio social, pues es evidente que su entorno familiar excepcional
se diferencia significativamente del que tienen sus compañeros de
colegios y relaciones de la vecindad en que habitan, exponiéndolas a ser
objeto de aislamiento y discriminación que igualmente afectará a su
desarrollo personal;

DECIMO NOVENO.- Que las condiciones descritas constituyen


ampliamente la “causa calificada” que el legislador ha incluido entre las
circunstancias que en conformidad con el artículo 225 del Código Civil,
autorizan al juez para entregar el cuidado personal de los hijos al padre
en lugar de la madre, pues ellas configuran un cuadro que irroga el riesgo
de daños, los que podrían tornarse irreversibles, para los intereses de las
menores, cuya protección debe preferir a toda otra consideración, en los
términos definidos imperativamente por la normativa que gobierna la
materia;

VIGESIMO.- Que al no haberlo estimado así los jueces recurridos, por no


haber apreciado estrictamente en conciencia los antecedentes
probatorios del proceso y haber preterido el derecho preferente de las
menores a vivir y desarrollarse en el seno de una familia estructurada
normalmente y apreciada en el medio social, según el modelo tradicional
que le es propio, han incurrido en falta o abuso grave, que debe ser
corregido por la vía de acoger el presente recurso de queja; y

EN CONFORMIDAD, además, con lo dispuesto en los artículos 545 y


siguientes del Código Orgánico de Tribunales, SE ACOGE el recurso de
queja deducido a fojas 24 y, por ello, SE INVALIDAN, tanto la sentencia de
treinta de marzo de dos mil cuatro, escrita a fojas 768, como el fallo de
primer grado de fecha veintinueve de octubre de dos mil tres, que se lee a
fojas 659 y SE DECLARA que se concede a don JAIME LOPEZ ALLENDE la
tuición de sus hijas menores Matilde, Victoria y Regina López Atala,
haciéndose lugar a la demanda de lo principal de fojas 18.

Acordada con el voto en contra de los Ministros señores José


Benquis C. y Orlando Álvarez H., quienes estuvieron por rechazar el
recurso de queja de que trata, en virtud de las reflexiones que
siguen:

1°) Que este Tribunal debe decidir el recurso de queja interpuesto por
don Jaime López Allende en contra de los Jueces de segunda instancia de
la Corte de Apelaciones de Temuco, por haber confirmado la sentencia de
primer grado que otorgó a la madre la tuición de sus tres hijas menores
de edad.

2°) Que antes que nada se hace indispensable precisar que el recurso
sublite no es un recurso procesal que habilite a este Tribunal para
resolver todas las cuestiones de hecho y de derecho planteadas por las
partes en el pleito. Es plenamente sabido, ya que así lo dispone el artículo
545 del Código Orgánico de Tribunales, que el recurso de queja es un
recurso disciplinario, cuya exclusiva finalidad es la corrección de las faltas
o abusos graves cometidos en la dictación de una resolución
jurisdiccional, a través, a) de la invalidación de ella y b) de la aplicación de
medidas disciplinarias a los jueces que incurrieron en la grave falta o
abuso contenida en la resolución anulada.

3°) Que, entonces, y descartando por imperativo legal que el recurso de


queja pueda significar en esta Corte Suprema la apertura de una tercera
instancia –que nuestro sistema procesal no acepta- o que fuese un medio
apto para imponer opiniones o interpretaciones discutibles, corresponde
examinar si los jueces impugnados han incurrido en alguna falta o abuso
grave al entregar a su madre, doña Jacqueline Karen Atala Riffo el cuidado
de sus tres hijas menores, Matilde, Victoria y Regina López Atala, de 10, 8
y 4 años.

4°) Que la materia en cuestión se encuentra regida por el artículo 225 del
Código Civil que en lo pertinente dispone: “Si los padres viven separados,
a la madre toca el cuidado personal de los hijos”.

“En todo caso, cuando el interés del hijo lo haga indispensable, sea por
maltrato, descuido u otra causa calificada, el juez podrá entregar su
cuidado personal al otro de sus padres.”
Como se advierte, el legislador hizo primar por sobre las pretensiones de
los padres el interés superior del niño, dando de esta forma aplicación a la
Convención sobre los Derechos del Niño. En cuanto a la redacción que los
legisladores dieron al artículo 225 aludido, la doctrina ha interpretado
que al establecer una preferencia legal respecto de la madre en la tuición
de sus hijos menores no se ha hecho otra cosa que hacer primar el
principio del interés superior del niño por sobre el principio de igualdad
(Claudia Schmidt,”Relaciones filiales personales y patrimoniales”; Claudia
Schmidt y Paulina Veloso, “La filiación en el nuevo derecho de
familia”,Conosur,2001).

5°) Que para una más acabada interpretación de la normativa, si se


recurre a la historia fidedigna de la ley que modificó en el Código Civil el
estatuto de la filiación, se advierte que primó en los legisladores la idea de
privilegiar, cuando los padres estuvieren separados, la opción de la madre
en el cuidado de los hijos menores, por estimar que ello constituye un
hecho natural. En efecto, de acuerdo con lo que aparece en las actas
respectivas de la Comisión Constitución, Legislación, Justicia y
Reglamento, “la mayoría de la Comisión -integrada por los HH Senadores
Sres. Fernández, Larraín y Otero- estimó que, en principio, el cuidado
personal de los hijos pertenece naturalmente a la madre, por ser más
idónea, y las indicaciones sólo consagran esa realidad al darle el carácter
de regla general”. La minoría –los HH Senadores Sres. Hamilton y Sule-
hizo presente que, aunque mantenía sus prevenciones, como creía que en
esta materia, por ser tan delicada, era conveniente que la Comisión
tuviere un criterio unánime, se sumaría a la idea de establecer que si los
padres viven separados, toca a la madre el cuidado personal de los hijos.
Ello motivó que la citada indicación fuera aprobada por unanimidad en la
Comisión.

En el Informe emanado de la Comisión aparece que “La radicación legal


del cuidado de los hijos…evita numerosas dificultades y responde a la
práctica, que demuestra que lo más frecuente es que sea la madre la que
lo asuma cuando los padres no viven juntos” (Anexo Documentos, sesión
12).

6°) Que, como ya se vió, esta regla general admite modificaciones “cuando
el interés del niño lo haga indispensable, sea por maltrato, descuido u otra
causa justificada”, en cuyo caso el juez podrá (no es imperativo) entregar
su cuidado personal al otro de los padres.
Por consiguiente, el juez no puede variar la norma general de la
radicación del cuidado de los hijos, por arbitrio o con fundamentos faltos
de justificación, livianos o ambiguos, sino únicamente cuando un examen
restrictivo de la normativa legal y de los antecedentes acompañados
demuestre un “indispensable” interés del niño.

7°) Que no aparecen de los autos tenidos a la vista que existan


antecedentes de los que pudiera especularse que la madre (de profesión
Abogado y que se desempeña como Jueza) hubiese maltratado o
descuidado a sus hijas.

Ya se mencionó que puede originar la alteración de la citada regla general


la existencia de una “causa justificada”. Lo cual lleva a asentar que la
calificación de la justificación no puede estar regida por el mero capricho
o arbitrio del juez.
El padre de las menores imputa a la madre una supuesta inhabilidad
moral para ejercer el cuidado de sus hijas porque ésta, luego de la ruptura
matrimonial, manifestó una opción homosexual y se encuentra
conviviendo con una pareja femenina.

8°) Que para armonizar las diferentes disposiciones legales aplicables en


la especie e interpretar debidamente a qué tipo de causa se refiere el ya
referido artículo 225, conviene examinar el artículo siguiente (art. 226,
inc.1°), el cual previene que “podrá el juez, en el caso de inhabilidad física
o moral de ambos padres, confiar el cuidado personal de los hijos a otra
persona o personas competentes.”
El concepto de inhabilidad física o moral se encuentra expresamente
definido en el artículo 42 de la Ley de Menores, que señala : “Para los
efectos del artículo 226 del Código Civil, se entenderá que uno o ambos
padres se encuentran en el caso de inhabilidad física o moral: 1°) cuando
estuvieren incapacitados legalmente; 2°) cuando padecieren de
alcoholismo crónico; 3°) cuando no velaren por la crianza, cuidado
personal o educación del hijo; 4°) cuando consintieren en que el hijo se
entregue en la vía o en lugares públicos a la vagancia o a la mendicidad…;
5°) cuando hubieren sido condenados por secuestro o abandono de
menores; 6°)cuando maltrataren o dieren malos ejemplos al menor o
cuando la permanencia de éste en el hogar constituyere un peligro para
su moralidad; 7°) cuando cualesquiera otras causas coloquen al menor en
peligro moral o material”.

9°) Que, al respecto, en los dictámenes que obran en los autos agregados,
tanto los sicólogos como las asistentes sociales, infieren que la
homosexualidad de la madre no vulnera los derechos de las niñas, ni
priva a aquella de ejercer su derecho de madre, ya que desde una
perspectiva sicológica o siquiátrica, a juicio de dichos expertos, se trata de
una persona absolutamente normal. De ello puede desprenderse que está
también habilitada, como sucede en la realidad para ejercer como Jueza,
cargo para en cuyo desempeño no aparece cuestionada su moralidad.

En tal emergencia, restarle a la madre, sólo por su opción sexual, la


tuición de sus hijas menores de edad –como lo ha requerido el padre
sobre la base de apreciaciones netamente subjetivas- involucra imponer
tanto a aquellas como a la madre una sanción innominada y al margen de
la ley, amén de discriminatoria.

10°) Que, en síntesis, de lo reflexionado –a lo que cabe añadir que en este


tipo de materias los jueces tienen la facultad de apreciar la prueba en
conciencia- corresponde concluir que, en opinión de estos disidentes, los
Jueces recurridos al dictar sentencia confirmando el fallo de primera
instancia que entregaba la tuición de sus hijas a la madre, no sólo no han
cometido ninguna falta o abuso grave, que los haga merecedores de ser
castigados disciplinariamente, sino que por el contrario han dado
correcta aplicación a la normativa vigente.
Pasen estos antecedentes al Tribunal Pleno, de conformidad con lo
dispuesto en el inciso final del artículo 545 del Código Orgánico de
Tribunales.

Regístrese, agréguese copia autorizada de esta resolución a los autos


originales tenidos a la vista, los que serán devueltos en su oportunidad,
hecho, archívese.
Nº 1.193-03.

Pronunciada por la Cuarta Sala de la Corte Suprema integrada por


los Ministros señores José Benquis C., José Luis Pérez Z., Orlando
Álvarez H., Urbano Marín V. y Jorge Medina C. Santiago, 31 de Mayo
de 2004.

Autoriza el Secretario de la Corte Suprema, señor Carlos Meneses Pizarro.


SEMANA 3

PROCEDIMIENTOS INFRACCIONALES Y
RESPONSABILIDAD PENAL ADOLESCENTE
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SANCIONES ESTABLECIDAS EN LA LEY 20.084

Introducción

La nueva Ley de Responsabilidad Penal Adolescente n° 20.084, estableció


sanciones de naturaleza diversa a las del Código Penal, no solo por su
denominación o nomenclatura, sino también por su naturaleza y finalidad. Esta
innovación, deviene del cambio de paradigma que trajo consigo la CDN,
incorporando diversos propósitos a la sanción, además de la pura retribución
por el delito cometido. Así, se determinó que la mayoría de las sanciones de la
Ley RPA no son de carácter corporal (restrictivas o privativas de libertad).

La Ley 20.084 se refiere a ellas como sanciones, penas o medidas, todos


términos que se utilizan indistintamente y que llevan a confusión en relación al
alcance jurídico de cada una de ellas. Es así que, las penas del Código Penal,
en cuanto a su naturaleza, son mayoritariamente restrictivas de derechos y
corporales, es decir, su cumplimiento se ejecuta efectivamente privado de
libertad, sin perjuicio, de la posibilidad de ser cumplidas mediante la concesión
de beneficios alternativos como remisión condicional de la pena, reclusión
nocturna y libertad vigilada Ley 18.216 que establece medidas alternativas a
las penas privativas o restrictivas de libertad, actualmente llamadas penas
sustitutivas por la Ley 20.603, que modificó la Ley 18.216.

Asimismo, estas sanciones gozan de características propias que las diferencian


sustancialmente de las penas dispuestas para adultos, no solo por su
naturaleza o finalidades, sino también por las formas en que estas se ejecutan
y cumplen.

2
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Catálogo de sanciones establecidas en la Ley 20.084

Las sanciones establecidas para adolescentes infractores de ley penal, se


encuentran enunciadas en el Artículo 6º de la Ley 20.084 y definidas desde el
Artículo 8º al 17, explicando en qué consiste cada una de ellas. Asimismo, el
Artículo 7º establece las llamadas sanciones accesorias, en tanto, el Artículo 19
dispone las sanciones mixtas y la forma en que estas se imponen.

La Ley RPA dispuso una escala de sanciones que van desde lo menos intenso
o intrusivo para los derechos de los adolescentes, hasta lo más gravoso —
privación total de libertad—, distinguiendo entre sanciones no privativas de
libertad, sanciones privativas de libertad, sanciones mixtas y sanciones
accesorias.

En efecto, a partir del Artículo 8º y hasta el Artículo 14, se establecieron


sanciones no privativas de libertad, es decir, aquellas que se cumplen o
ejecutan en el medio libre, sin ningún tipo de restricción en la libertad
ambulatoria de los jóvenes. Entre ellas se encuentran:

Amonestación (Artículo 8º):1 consiste en un llamado de atención que el juez


dirige al joven respecto de la conducta realizada y lo insta a no seguir
delinquiendo. Esta sanción es posible aplicarla, cuando la pena asignada al
delito va desde 1 a 60 días, es decir, tiene asignada pena de prisión. La
amonestación, una sanción verbal, cara a cara, que se ejecuta en audiencia,
por lo tanto, se cumple in actum (en el acto). Se caracteriza por ser la pena de
menor intensidad del catálogo de sanciones. Sin embargo, lo gravoso de esta
medida, no es propiamente tal la amonestación, sino la anotación que se
1
Es la reprensión enérgica al adolescente hecha por el juez, en forma oral, clara y directa, en
un acto único, dirigida a hacerle comprender la gravedad de los hechos cometidos y las
consecuencias que los mismos han tenido o podrían haber tenido, tanto para la víctima como
para el propio adolescente, instándole a cambiar de comportamiento y formulándole
recomendaciones para el futuro. La aplicación de esta sanción, en todo caso, requerirá una
previa declaración del adolescente, asumiendo su responsabilidad en la infracción cometida.
Los padres o guardadores del adolescente serán notificados de la imposición de la sanción, en
caso de no encontrarse presentes en la audiencia.

3
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efectúa en el registro especial de condenas de adolescentes infractores de ley


penal, que mantiene el Servicio de Registro Civil e identificación. Estas
anotaciones, si bien no aparecen en el extracto de filiación o antecedentes, son
registradas en un extracto especial de condenas de adolescentes, que puede
ser consultado por el Ministerio Público, para estar al tanto de los antecedentes
previos que pueda tener el joven. Asimismo, puede ser consultado por
Carabineros o las Fuerzas Armadas, en caso de que el adolescente
pretendiera ingresar a sus filas. Esta sanción al ser una condena, conlleva
perder la irreprochable conducta anterior, que es una circunstancia
modificatoria de responsabilidad que permite al tribunal, atenuar o rebajar la
pena que finalmente se imponga (Artículo 11, nº 6 del Código Penal). En
relación a este punto, es preciso mencionar que la fiscalía cuenta con un
sistema de apoyo que registra todas las oportunidades que una persona ha
tenido vinculación con el sistema penal, ya sea en calidad de imputado, víctima
o testigo y, en el caso de haberse iniciado la persecución penal en su contra,
aparece la forma de término de la causa, ya sea condena, absolución,
sobreseimiento, etc. Este sistema es llamado SAF (sistema de apoyo fiscal),
que si bien no se encuentra establecido en la ley como mecanismo de registro
de condenas de imputados, la práctica judicial, ha permitido consultar este
registro para saber si un adolescente ha sido condenado previamente o no.

Multa (Artículo 9º): esta sanción consiste en el pago de una suma de dinero a
beneficio fiscal que tiene un límite máximo de 10 UTM (unidades tributarias
mensuales). Esta sanción es posible aplicarla, cuando la pena asignada al
delito va de 1 a 60 días, es decir, tiene asignada pena de prisión. El juez al
escoger imponer esta sanción, debe considerar la gravedad del delito de que
se trate, edad del adolescente infractor, si participó en calidad de autor,
cómplice o encubridor, el grado de desarrollo del delito, a saber, consumado,
frustrado o tentado, la extensión del mal causado y si la pena es idónea para el
cumplimiento de los objetivos queridos con la imposición de la sanción.
Además, el juez debe considerar las capacidades económicas de los adultos

4
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que estén cargo del adolescente para determinar el quántum de la multa,


presumiendo que el adolescente por su minoridad, no tiene ingresos propios y
los adultos responsables serán los que, en definitiva, asuman el pago de la
multa, la que puede ser cancelada en cuotas, según la parcialidades que el
juez conceda. En incumplimiento del pago de la multa, trae como consecuencia
la sustitución de la sanción por una más gravosa, trabajos comunitarios, los
que no pueden superar las 30 horas por cada 3 UTM.

La práctica judicial al imponer este tipo de sanción, por regla general, rebaja la
multa por debajo del mínimo legal (facultad otorgada al juez en el Artículo 70
del Código Penal) hasta llegar a 1/3 de UTM, dando por cumplida la sanción,
en atención al tiempo de privación de libertad que ha padecido por la causa. En
otras palabras, el juez rebaja la multa y conmuta su pago por el día de
privación de libertad, que puede ir desde el momento de la detención hasta que
el adolescente es puesto en libertad, dicha conversión la autoriza el Artículo 49
del Código Penal.

Reparación del daño (Artículo 10º):2 esta sanción consiste en reparar a la


víctima el perjuicio que se ha producido producto de la comisión del ilícito. La
reparación puede consistir en el pago de una suma de dinero, devolver el
elemento sustraído si procediere o realizar un servicio no renumerado a favor
de la víctima, caso en el cual ambos deben estar de acuerdo. Esta condena se
puede imponer si la pena asignada al delito va desde 1 a 60 días, es decir, que
el delito tenga asignada una pena de prisión. En la práctica judicial, esta
sanción prácticamente no se impone, puesto que el modo de cumplimiento
puede realizarse en el marco de una salida alternativa a un juicio y, en
consecuencia, el pago de una suma de dinero o la devolución del elemento

2
La imposición de la sanción requerirá de la aceptación previa del condenado y de la víctima.
El cumplimiento de la sanción no obstará a que la víctima persiga la responsabilidad
contemplada en el Artículo 2.320 del Código Civil, pero solo en aquello en que la reparación
sea declarada como insuficiente.

5
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sustraído, puede ser la condición de una suspensión condicional del


procedimiento o un acuerdo con la víctima de pagar una suma determinada,
salidas alternas que permite poner término a la causa sin que exista de por
medio un pronunciamiento judicial respecto de la responsabilidad del
adolescente en el hecho que se le imputa. En otros términos, son salidas que
evitan la realización de un juicio y, en consecuencia, evitan el riesgo de una
eventual condena. Esta norma deja indemne el derecho de la víctima de
solicitar en sede civil, indemnización de perjuicios por los daños derivados de la
comisión del delito.

Servicios en beneficio de la comunidad (Artículo 11): esta sanción consiste


en la realización por parte del adolescente condenado de servicios no
remunerados a favor de la comunidad. Esta sanción es posible imponerla si la
pena asignada al delito pertinente, va desde 1 día a 3 años, es decir, comienza
desde la pena de prisión (1 a 60 días) y culmina en presidio menor en su grado
medio (61 días a 3 años). Estos servicios no remunerados no pueden exceder
de 4 horas diarias y deben ser compatibles con las actividades escolares o
laborales del adolescente. Se estableció para su imposición, una extensión
mínima de 30 horas y un máximo de 120 horas. La imposición de esta condena
requiere el consentimiento del adolescente y en caso de no hacerlo, el juez
puede condenarlo a cualquier pena no privativa de libertad.

En la práctica, esta sanción se ejecuta previa entrevista del adolescente con un


delegado designado por el Sename, que debe indagar en los intereses del
joven y, de acuerdo a ellos, buscar una actividad de su interés y, a la vez, de
servicio a la comunidad. La ejecución de esta sanción tiene como límite, la
realización de cualquier actividad que pueda resultar degradante o denostante
para el joven. Su incumplimiento trae como consecuencia, la sustitución a la
pena de libertad asistida hasta por un lapso de 3 meses.

6
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Libertad asistida (Artículo 13):3 esta sanción consiste en el control realizado


por un delegado de acuerdo a un plan de intervención que contiene actividades
personales destinadas a la responsabilización por la infracción cometida y
servicios que favorezcan su reinserción social (ambas finalidades de las
sanciones penales juveniles según el Artículo 20). El plan de intervención debe
ser elaborado por el delegado designado por el Sename y representa la forma
en que se cumplirá la sanción. En él se abordan tópicos relativos a la
intervención directa con el joven como, por ejemplo, se deben realizar talleres
de responsabilización, autocuidado, incorporación al sistema escolar,
incorporación al sistema de salud y ayudas sociales/comunitarias en caso de
ser necesario. También se trabaja con la familia (en caso de que exista) con el
fin de promover el control parental y de apoyo en el camino de la reinserción
social. Este plan se elabora de acuerdo a la extensión de la sanción y se
determinan los objetivos a tratar, de acuerdo a las características de cada
joven. En otros términos, es un plan a la medida que se confecciona según las
particularidades de cada adolescente. Esta sanción es posible imponerla si la
pena asignada al delito va desde los 61 días y hasta los 5 años, es decir,
desde el presidio menor en grado mínimo al presidio menor en grado máximo.

Libertad asistida especial (Artículo 14):4 esta sanción es idéntica a la


anterior y se diferencia de la libertad asistida simple, solo en cuanto a la

3
La función del delegado consistirá en la orientación, control y motivación del adolescente e
incluirá la obligación de procurar por todos los medios a su alcance el acceso efectivo a los
programas y servicios requeridos. La duración de esta sanción no podrá exceder de 3 años. El
control del delegado se ejercerá de acuerdo a las medidas de supervigilancia que sean
aprobadas por el tribunal, que incluirán, en todo caso, la asistencia obligatoria del adolescente
—a encuentros periódicos previamente fijados con él mismo— y a programas socioeducativos.
Para ello, una vez designado, el delegado propondrá al tribunal un plan personalizado de
cumplimiento de actividades periódicas en programas o servicios de carácter educativo,
socioeducativo, de terapia, de promoción y protección de sus derechos y de participación. En
él, deberá incluir la asistencia regular al sistema escolar o de enseñanza que corresponda.
4
En esta modalidad de libertad asistida, deberá asegurarse la asistencia del adolescente a un
programa intensivo de actividades socioeducativas y de reinserción social en el ámbito
comunitario que permita la participación en el proceso de educación formal, la capacitación
laboral, la posibilidad de acceder a programas de tratamiento y rehabilitación de drogas en
centros previamente acreditados por los organismos competentes y el fortalecimiento del
vínculo con su familia o adulto responsable.

7
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frecuencia de los contactos con el delegado, que son más intensos, dos veces
a la semana. Se puede imponer esta sanción si la pena asignada al delito,
comienza desde los 61 días hasta los 5 años, o sea, de presidio menor en
grado mínimo a presidio menor en grado máximo. El incumplimiento de esta
sanción, puede llevar aparejada la sustitución a una sanción restrictiva o
privativa de libertad, régimen semicerrado y cerrado. Por su parte, el Artículo
16 y 17 definieron las sanciones privativas de libertad, que son aquellas que se
ejecutan en centros privativos de libertad y aquellos donde se restringe
parcialmente la libertad a los adolescentes condenados. Ambas sanciones con
programas de reinserción social.

Sanciones privativas de libertad

Estas sanciones no están definidas en la Ley 20.084, pero se pueden definir


como aquellas que afectan la libertad del condenado, ya sea restringiéndola
total o parcialmente. Estas sanciones pueden tener dos modalidades: régimen
semicerrado y régimen cerrado, ambas con programa de reinserción social.

 Régimen semicerrado con programa de reinserción social (Artículo


16):5 esta sanción consiste en la residencia obligatoria del adolescente en un

En la resolución que apruebe el plan, el tribunal fijará la frecuencia y duración de los


encuentros obligatorios y las tareas de supervisión que ejercerá el delegado. Duración máxima:
3 años. Red institucional (Art. 41) en la modalidad de libertad asistida especial se asegurará la
intervención de la red institucional y de protección del Estado, según se requiera. Será
responsabilidad del Sename la coordinación con los respectivos servicios públicos.
5
Una vez impuesta la pena y determinada su duración, el director del centro que haya sido
designado para su cumplimiento, propondrá al tribunal un régimen o programa personalizado
de actividades, que considerará las siguientes prescripciones: a) Las medidas a adoptar para la
asistencia y cumplimiento del adolescente del proceso de educación formal o de
reescolarización. El director del centro deberá velar por el cumplimiento de esta obligación y
para dicho efecto mantendrá comunicación permanente con el respectivo establecimiento
educacional; b) el desarrollo periódico de actividades de formación, socioeducativas y de
participación, especificando las que serán ejecutadas al interior del recinto y las que se
desarrollarán en el medio libre; y c) las actividades a desarrollar en el medio libre
contemplarán, a lo menos, ocho horas. El programa será aprobado judicialmente en la
audiencia de lectura de la sentencia o en otra posterior, que deberá realizarse dentro de los 15
8
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centro privativo de libertad, sujeto a una intervención realizada por un


delegado de Sename, de acuerdo a un plan de intervención confeccionado
para el adolescente y aprobado previamente por el tribunal. Este plan de
intervención debe contener actividades desarrolladas en el medio libre y
deben contemplar a lo menos 8 horas, no pudiendo realizar actividades
entre las 22 y las 7 hrs. Dichas actividades deben estar destinadas
fundamentalmente a la escolarización y actividades de reinserción social.
Luego, el adolescente debe pernoctar diariamente en el centro.

 Régimen cerrado con programa de reinserción social (Artículo 17):6


esta sanción importa la privación total de libertad del adolescente condenado
en un centro de Sename, debiendo de igual forma trabajar un plan de
intervención previamente aprobado por el juez y que aborde tópicos relativos
a la responsabilización, escolarización, tratamientos por adicciones en caso
de ser necesario, etc. Esta sanción es la más gravosa que contempla el
catálogo de penas juveniles y se impone respecto de aquellos delitos que
tiene asignada pena de presidio menor en grado máximo a presidio mayor
en grado mínimo y superior con un tope máximo de 10 años. Es decir, esta
pena puede imponerse desde los 3 años y un día hasta 10 años. Esta
sanción a pesar de ser tan intensa, puede ser modificada si se dan ciertos
requisitos, como haber cumplido efectivamente la mitad de la sanción y
haber trabajado de buen modo el plan de intervención, el tribunal puede
revisar la sanción impuesta y eventualmente modificarla por una más
beningna, régimen semicerrado con programa de reinserción social.

días siguientes a aquella. El director del centro informará periódicamente al tribunal acerca del
cumplimiento y evolución de las medidas a que se refiere la letra a).
6
Este régimen considerará necesariamente: la plena garantía de la continuidad de los estudios
básicos, medios y especializados, incluyendo su reinserción escolar, en el caso de haber
desertado del sistema escolar formal y la participación en actividades de carácter
socioeducativo, de formación, de preparación para la vida laboral y de desarrollo personal.
Además, deberá asegurar el tratamiento y la rehabilitación del consumo de drogas para
quienes lo requieran y accedan a ello.

9
Lea esto primero. UNIACC, semana 3

Por su parte las sanciones mixtas,7 son aquellas en que se imponen en forma
complementaria cuando el tribunal condena a sanciones privativas o restrictivas
de libertad, pudiendo conjuntamente imponer una sanción que se cumple en el
medio libre por un lapso que no supere el tiempo de la condena principal. Esto
no quiere decir que la sanción complementaria sea accesoria, sino solamente,
que se cumple una después de otra.

Para el cumplimiento de este tipo de sanciones el Artículo 19 estableció dos


modalidades:

a) El tribunal condena a dos penas que se cumplen una después de otra,


iniciándose el cumplimiento por la más gravosa. En efecto, el adolescente
puede ser condenado a una sanción de régimen cerrado o semicerrado con
programa de reinserción social, complementariamente con la sanción de
libertad asistida simple o libertad asistida especial con programa de
reinserción social. En esta modalidad, el cumplimiento se inicia por la pena
más gravosa y, a continuación, la de menor intensidad (aquella que no priva
ni restringe la libertad del joven), la que en ningún caso puede ser superior a
la pena más grave. Por ejemplo, un adolescente es condenado a 4 años de
sanción mixta, 2 años de régimen semicerrado más 2 años de libertad
asistida especial, ambos con programa de reinserción social. En este caso,
la pena de libertad asistida especial, tiene la misma extensión que la pena
de régimen cerrado. Sin embargo, esto no es obstáculo para que el tribunal
pueda imponer un tiempo superior a la pena privativa e inferior a aquella que
no lo es, 3 años de régimen cerrado y 1 año de libertad asistida especial. Lo
que al tribunal le está vedado, es imponer una extensión temporal superior a
aquella pena que no es privativa de libertad.
7
Artículo 19: en los casos en que fuere procedente la internación en régimen cerrado o
semicerrado, el tribunal podrá imponer complementariamente una sanción de libertad asistida
en cualquiera de sus formas, por un máximo que no supere el tiempo de la condena principal.
Esta última se cumplirá: a) Con posterioridad a la ejecución de la pena privativa de libertad,
siempre y cuando en total no se supere la duración máxima de ésta; b) en forma previa a su
ejecución. En este caso la pena principal quedará en suspenso y en carácter condicional, para
ejecutarse en caso de incumplimiento de la libertad asistida en cualquiera de sus formas, en el
caso de las penas que se extienden hasta 540 días.

10
Lea esto primero. UNIACC, semana 3

b) El tribunal impone una sanción no privativa de libertad, pero asimismo


dispone en la sentencia, que de no cumplirse bajo aquella modalidad, se
cumplirá la pena mediante una sanción más gravosa como un régimen
semicerrado. Así, el cumplimiento se inicia con la más beningna y solo en
caso de incumplimiento, la pena deberá seguir cumpliéndose bajo el
régimen semicerrado con programa de reinserción social. La Ley en este
caso, estableció un límite temporal máximo que no puede superar los 540
días, es decir, esta modalidad solo es posible imponerla, respecto de
aquellos delitos que tengan asignadas penas que no superen ese rango de
penalidad.

En cuanto a las sanciones accesorias,8 no fueron definidas por la ley, sino


que el legislador optó por mencionarlas y otorgar discrecionalidad al juez para
imponerlas. Estas sanciones, por su naturaleza, son definidas como aquellas
que se imponen en la medida que exista una sanción de carácter principal. Por
su naturaleza accesoria, accede a lo principal y, en principio, sigue la suerte de
esta, de modo que de incumplirse la sanción principal, debiera llevar aparejada
en consecuencia, una sanción por el incumplimiento. Sin embargo, esto no se
vislumbra tan exacto en este tipo de sanción, puesto que, al incumplirse la
sanción principal, debiera necesariamente tener una consecuencia perniciosa
para el incumplidor, pero esta consecuencia, no alcanza afectar la sanción
accesoria. Ahora, que ocurre si se incumple la sanción, accesoria. En principio,
nada ocurriría, pues la ley no le ha dado consecuencias de ningún tipo al
incumplimiento. A primera vista, parece incomprensible que el incumplimiento
de una sanción quede impune, sin embargo, es propio recordar, la naturaleza
de esta sanción, es accesoria, en consecuencia, resulta pertinente analizar
previamente si se ha cumplido primero la sanción principal, para determinar
posteriormente, la relevancia del cumplimiento o no de la pena accesoria, pues
esta, no es más que un “agregado”.

8
El juez estará facultado para establecer, como sanción accesoria a las previstas en el Artículo
6º de esta ley y siempre que sea necesario en atención a las circunstancias del adolescente, la
obligación de someterlo a tratamientos de rehabilitación por adicción a las drogas o al alcohol.

11
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El Artículo 7º establece como sanción accesoria la obligación de someterse a


tratamientos de rehabilitación por adicción a las drogas o alcohol, en tanto, el
Artículo 129 dispone como pena accesoria la prohibición de conducir vehículos
motorizados.

Respecto de la obligación de someterse a tratamiento en contra de la adicción


a drogas o alcohol, es una medida que si bien se impuso como una forma de
intervenir a jóvenes que delinquen movidos por sus adicciones, resulta más
bien una carga que a un adulto no se le impone si es condenado por un delito
de la misma naturaleza. Aparece como un resabio del sistema tutelar, que con
sus pretensiones de “mejorar” a un infractor enfermo, se termina por imponer
aún mayores gravámenes y castigos al adolescente. Además, esta pena
accesoria, evidencia un contrasentido interno, pues es sabido que un
tratamiento de rehabilitación no surte efectos positivos si se realiza en contra
de la voluntad del afectado.

En la práctica judicial, las sanciones accesorias tienen muy poca aplicación,


primero, porque su incumplimiento no lleva aparejada sanción alguna y, en
segundo término, porque el Ministerio Público es el organismo que debe
aportar los antecedentes que permitan al tribunal determinar la necesidad de
imponer dicha sanción. En síntesis, para solicitar la aplicación de un
tratamiento para la adicción de drogas o alcohol, el fiscal debe presentar
prueba que acredite el consumo del adolescente y, luego, que este es
problemático y requiere intervención.

En relación a la prohibición de conducir vehículos motorizados, el Artículo 12


dispone como medida accesoria la prohibición de conducirlos, cuando la
condena se funde en un delito que se haya cometido manejando un vehículo

9
Prohibición de conducir vehículos motorizados: La prohibición de conducir vehículos
motorizados se podrá imponer a un adolescente como sanción accesoria cuando la conducta
en que se funda la infracción por la cual se le condena haya sido ejecutada mediante la
conducción de dichos vehículos. La sanción se hará efectiva desde el momento de dictación de
la sentencia condenatoria y su duración podrá extenderse hasta el período que le faltare al
adolescente para cumplir veinte años.

12
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motorizado, sanción que se cumple desde la dictación de la sentencia,


pudiendo extenderse hasta los 20 años de edad.

A diferencia de la sanción accesoria de someterse a un tratamiento en contra


de alguna adicción, la ley sancionó el incumplimiento a la prohibición de
conducir vehículos motorizados. En efecto, se dispuso un sistema de
quebrantamiento de condena propio de las sanciones señaladas en el Artículo
6º, sin perjuicio de la nueva condena que pudiera recibir el adolescente por la
nueva conducción si alguna persona resulta lesionada. Esta disposición es, a
todas luces, contraria a los principios fundantes de esta ley, al interés superior
del adolescente y a los principios básicos del derecho, como que “lo accesorio
sigue la suerte de lo principal”. Así, no parece claro como proceder si el
adolescente ha dado estricto cumplimiento a la sanción principal e incumple la
accesoria ¿es posible castigar más duramente al joven por incumplir la sanción
accesoria? ¿Puede imponerse una sanción más gravosa por quebrantamiento
que aquella impuesta como sanción principal? Por cierto, parece
absolutamente desproporcionado proceder de tal forma, pues contraría el
espíritu de la ley. Agravar el incumplimiento de una sanción accesoria,
superando incluso en intensidad de la sanción principal impuesta, pareciera
rebasar el principio de legalidad y de certeza jurídica, pues ambos son base y
fundamento de un sistema de justicia propio de un Estado de derecho.

En la práctica judicial, esta sanción accesoria es pocas veces impuesta,


primero porque en principio los adolescentes no están legalmente autorizados
para conducir vehículos motorizados, la ley de tránsito exige como requisito
para obtener licencia de conducir, ser mayor de edad, es decir, tener 18 años
cumplidos y segundo, porque en el evento de incumplirla, es poco probable
que se decrete quebrantamiento de la sanción si se ha cumplido la sanción
principal.

13
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Principales características de las sanciones penales juveniles.

1) Las sanciones establecidas en la Ley 20.084 son esencialmente


modificables

La Ley RPA estableció sanciones de naturaleza diversa a las del Código Penal
que no implican necesariamente restricción o privación de libertad del
adolescente en caso de incumplimiento parcial o total, sino que, el
incumplimiento de una sanción podría tener como consecuencia una eventual
modificación de sanción, si se cumplen los requisitos legales para su
procedencia. En consecuencia, estas penas, pueden ser sustituidas ya sea por
una más gravosa o intrusiva en caso de incumplimiento o, también puede ser
modificada por una menos gravosa, en caso de cumplimiento efectivo de la
pena y cumplimiento de objetivos del plan de intervención individual.

Preciso es destacar que la Ley 20.084 no establece beneficios, solo penas, a


diferencia de lo que dispone el Código Penal para adultos. En efecto, la Ley
18.216 dispuso beneficios alternativos para el cumplimiento de las penas, los
que el tribunal puede otorgar si se cumplen los requisitos exigidos para su
concesión. En caso de ser otorgados, deben ser cumplidos a cabalidad, de no
ser así, el beneficio se revoca y se debe cumplir la pena corporal originalmente
impuesta.

En la legislación penal adolescente, al no existir beneficios y solo sanciones, el


incumpliendo de una pena pudiera eventualmente traer aparejada una
modificación de sanción, por lo que el juez debe evaluar, dentro de la escala de
sanciones de la Ley RPA, la sanción a escoger para sustituir la incumplida, por
aquella que estime suficiente para cumplir los fines de la pena y acorde
también, a la gravedad o magnitud del ilícito. En consecuencia, si no se ha
cumplido la sanción, el juez debe modificar la pena por aquella que sigue en
intensidad.

2) La modificación de sanciones debe realizarse de acuerdo al orden de


prelación establecido en la Ley 20.084

14
Lea esto primero. UNIACC, semana 3

Las sanciones penales juveniles están agrupadas en relación a la extensión de


la pena asignada al delito según lo dispuesto en el Código Penal,
estableciendo variadas sanciones dentro de cada grado en relación a su
extensión temporal,10 por ejemplo. El delito de hurto simple se encuentra
establecido en el Artículo 432 y sancionado en el Artículo 446 del Código
Penal,11 con presidio menor en su grado mínimo, es decir, de 61 a 540 días en
caso de que el elemento hurtado no supere las 4 UTM. Dentro de ese rango de
pena, es decir, del presidio menor en grado mínimo, la Ley 20.084, dispuso
cuatro tipos de sanciones: a) Reparación del daño; b) servicios en beneficio de
la comunidad; c) libertad asistida en cualquiera de sus formas; y d) régimen
semicerrado con programa de reinserción social.

En el caso propuesto, el adolescente podría ser sancionado con la sanción de


trabajos comunitarios, por un lapso de 30 horas, en consecuencia, si se llegara
a incumplir dicha sanción, el juez debiera en principio, modificar o sustituir la
sanción por aquella que le sigue en intensidad que, en el caso propuesto, sería
libertad asistida por un lapso que no supere los tres meses.

10
Artículo 23 de la Ley RPA sobre reglas de determinación de la naturaleza de la pena. La
determinación de la naturaleza de la pena que deba imponerse a los adolescentes con arreglo
a la presente ley, se regirá por las reglas siguientes: 1) Si la extensión de la pena supera los 5
años de privación de libertad, el tribunal deberá aplicar la pena de internación en régimen
cerrado con programa de reinserción social. 2) Si la pena va de 3 años y 1 día a 5 años de
privación de libertad o si se trata de una pena restrictiva de libertad superior a 3 años, el
tribunal podrá imponer las penas de internación en régimen cerrado con programa de
reinserción social, internación en régimen semicerrado con programa de reinserción social o
libertad asistida especial. 3) Si la pena privativa o restrictiva de libertad se extiende entre 541
días y 3 años, el tribunal podrá imponer las penas de internación en régimen semicerrado con
programa de reinserción social, libertad asistida en cualquiera de sus formas y prestación de
servicios en beneficio de la comunidad. 4) Si la pena privativa o restrictiva de libertad se ubica
entre 61 y 540 días, el tribunal podrá imponer las penas de internación en régimen semicerrado
con programa de reinserción social, libertad asistida en cualquiera de sus formas, prestación de
servicios en beneficio de la comunidad o reparación del daño causado. 5) Si la pena es igual o
inferior a 60 días o si no constituye una pena privativa o restrictiva de libertad, el tribunal podrá
imponer las penas de prestación de servicios en beneficio de la comunidad, reparación del
daño causado, multa o amonestación.

11
Artículo 446 del Código Penal. Los autores de hurto serán castigados: 1) Con presidio menor
en sus grados medio a máximo y multa de 11 a 15 UTM, si el valor de la cosa hurtada
excediera de 40 unidades tributarias mensuales. 2) Con presidio menor en su grado medio y
multa de 6 a 10 UTM, si el valor excediere de 4 UTM y no pasare de 40. 3) Con presidio menor
en su grado mínimo y multa de 5 UTM, si excediere de media UTM y no pasare de 4 UTM. Si el
valor de la cosa hurtada excediere de 400 UTM, se aplicará la pena de presidio menor en su
grado máximo y multa de 21 a 30 UTM.
15
Lea esto primero. UNIACC, semana 3

La lógica de esta fórmula tiene su fundamento en la inexistencia de beneficios,


de modo que no todo incumplimiento lleva aparejado necesariamente una
modificación o sustitución de sanción. Así, ciertos incumplimientos puede que
no revistan la gravedad o reiteración que exige la normativa para sustituir
definitivamente la pena. En efecto, se busca en definitiva que el adolescente
condenado, cumpla su pena y, por ello, se estableció un sistema de castigos
en casos de ciertos incumplimientos como medida de apremio, con el fin de no
sustituir en forma definitiva la sanción originalmente impuesta. Este punto será
tratado en la semana 5, a propósito de ejecución de sanciones.

Se podría decir también, que las sanciones se sustituyen en forma ascendente.

3) La temporalidad del cumplimiento puede ser menor a la establecida en


la sentencia

A diferencia de las penas del Código Penal, que deben ser cumplidas de
acuerdo al tiempo o rango temporal efectivo de imposición o del tiempo
otorgado para el cumplimiento alternativo de algunos beneficios de la Ley
18.216, las sanciones impuestas a adolescentes infractores, pueden darse por
cumplidas en forma anticipada si se han cumplido los objetivos del plan de
intervención individual, que no necesariamente coincide con el plazo impuesto
en la sentencia condenatoria. Dicha petición puede ser solicitada por el
condenado, su defensa o un delegado de Sename, acompañada de un informe
favorable del delegado correspondiente. El juez, en audiencia convocada al
efecto, analizará los antecedentes y determinará si es procedente la sustitución
de sanción por una más benigna o la remisión de saldo de condena, por
haberse cumplido los objetivos del plan de intervención.

16
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4) Fines de la sanción penal juvenil

La sanción penal juvenil tiene una doble finalidad (Artículo 20, Ley 20.084),12
por una parte se busca responsabilizar al joven respecto de la conducta ilícita
cometida, buscando que el adolescente rectifique su conducta en el futuro no
volviendo a delinquir, finalidad que debiera materializarse, mediante la
elaboración y ejecución del plan de intervención individual. Asimismo, se busca
mediante dicha intervención la reinserción social, objetivo que se debiera
alcanzar vinculando al adolescente con instituciones que permitan de algún
modo, ejercer cierto control conductual, como la incorporación a algún sistema
de educación formal. Del mismo modo, la intervención individual debe buscar
incorporar al adolescente a organismos sociales que lo incorporen a ciertos
servicios que lo vinculen con el grupo social y etáreo en el que se encuentra,
como el ingreso a un centro de salud primaria, búsqueda y acceso a becas de
alimentación, asignación familiar, algún otro beneficio estatal de acuerdo a su
condición social.

Determinación de sanciones

La legislación especial para adolescentes infractores de ley penal, introdujo


normas propias de determinación de sanciones, establecidas en los artículos
18, 20, 21, 22, 23, 24, 25 y 26, que difieren de las normas de determinación de
penas establecidas en el Código Penal. No obstante aquello, supletoriamente
estas se aplican en caso de no existir norma expresa. Así, el Artículo 22 de la
Ley 20.084, dispone que en forma supletoria se aplique lo dispuesto en el
Código Penal, Código Procesal Penal y leyes especiales.

12
Las sanciones y consecuencias que esta ley establece tienen por objeto hacer efectiva la
responsabilidad de los adolescentes por los hechos delictivos que cometan, de tal manera que
la sanción forme parte de una intervención socioeducativa amplia y orientada a la plena
integración social.

17
Lea esto primero. UNIACC, semana 3

En cuanto a la duración de las sanciones, el tribunal deberá aplicar a partir de


la pena inferior en un grado al mínimo señalado por la ley para el ilícito
correspondiente, según las reglas de determinación de penas establecidas en
el Código Penal en los artículos 50 a 78, con excepción de lo dispuesto en el
Artículo 69 de dicho código.

Regla de duración y extensión

El Artículo 18 de la Ley 20.084 estableció límites temporales máximos para la


imposición de sanciones13 que están relacionados únicamente con la edad del
infractor, fijando dos tramos de penalidad, un rango inferior aplicable a jóvenes
entre 14 y 15 años y, un tramo superior, aplicable a jóvenes entre 16 y 17 años.
Así, una condena impuesta a un adolescente de 14 o 15 años, no puede
superar una extensión máxima de 5 años, en tanto jóvenes de 15 y 16 años, no
puede ser condenado a una sanción que supere el límite máximo de 10 años.

Si aplicados los criterios de determinación de pena resulta una extensión


superior a los 5 o 10 años respectivamente, la extensión o quántum de
sanción, debe ajustarse a dichos límites.

En síntesis, para determinar la extensión o quántum de pena, el cálculo se


inicia desde el grado inferior asignado al delito respectivo. Por ejemplo, la pena
asignada al delito de hurto simple que no supere las 4 UTM, es de presidio
menor en grado mínimo, es decir, de 61 a 540 días. Por lo tanto, la pena
eventual aplicable al adolescente, será la de prisión, que va desde 1 a 60 días.
Dentro de ese rango o extensión de pena, el juez escogerá la sanción a aplicar
dentro del abanico de sanciones propuestas en dicho rango (Artículo 23 nº 5)14.

13
Límite máximo de las penas privativas de libertad. Las penas de internación en régimen
cerrado y semicerrado, ambas con programa de reinserción social, que se impongan a los
adolescentes no podrán exceder de 5 años si el infractor tuviere menos de 16 años o de 10
años si tuviere más de esa edad.
14
Si la pena es igual o inferior a 60 días o si no constituye una pena privativa o restrictiva de
libertad, el tribunal podrá imponer las penas de prestación de servicios en beneficio de la
comunidad, reparación del daño causado, multa o amonestación.

18
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Esta norma ordena rebajar en un grado la pena asignada al delito, para hacer
los cómputos pertinentes. Esta disposición no es una novedad, puesto que
antes de la dictación de la Ley RPA existía una norma que establecía el mismo
mecanismo (Artículo 72 del Código Penal) respecto de aquellos jóvenes que
actuaron con discernimiento y que, en consecuencia, eran sometidos a un
procedimiento penal de adultos.

Esta norma encuentra su fundamento en que el legislador al asumir que el


adolescente es una persona en desarrollo, reconoce una culpabilidad
disminuida, pues no parece razonable exigirle un comportamiento al mismo
nivel de un adulto.

Regla de determinación de la extensión de la pena

El Artículo 23 de la Ley 20.084 en su enunciado hace referencia a reglas de


determinación de la naturaleza de la pena, sin embrago, esto es un error
porque el artículo se refiere a la determinación de la extensión de la pena. En
tal sentido, el referido artículo dispone la forma en que se determinará el
quántum de la sanción, teniendo como base la pena asignada al delito según lo
dispuesto en el Código Penal.

Así, el juez primeramente debe ubicar la pena que el Código Penal asigna a un
delito determinado y luego, rebajarla en un grado desde su límite inferior. Por
ejemplo, el delito de homicidio tiene aparejada una pena que comienza en los 5
años y 1 día, a saber, presidio mayor en grado mínimo, por tanto, para el
adolescente, la sanción aplicable al delito de homicidio comienza a partir de los
3 años y 1 día y llega a los 5 años (presidio menor en grado máximo). Una vez
establecido el rango de penalidad, el tribunal debe aplicar los criterios
establecidos en el Artículo 24 de la Ley 20.084,15 para escoger la naturaleza de
la pena que en definitiva se aplicará.

15
El Artículo 24 sobre los criterios de determinación de la pena, expresa que para determinar la
naturaleza de las sanciones, dentro de los márgenes antes establecidos, el tribunal deberá
atender, dejando constancia de ello en su fallo, a los siguientes criterios: a) La gravedad del
19
Lea esto primero. UNIACC, semana 3

Criterios de determinación de la pena

El Artículo 24 de la Ley 20.084,16 ha establecido criterios para determinar la


naturaleza de la sanción, de acuerdo a elementos relacionados con el hecho
punible, el infractor y criterios de prevención general (Bustos, 1995). Así, la
determinación o selección de la pena, no es un acto arbitrario o discrecional del
juez, sino que debe fundarlo de acuerdo a los criterios allí establecidos,
debiendo dejar constancia de ello en la sentencia.

Esta norma ha sido ampliamente debatida y criticada en el foro penal, pues se


ha estimado por algunos autores como María Inés Horwitz (2006) que ciertos
criterios —letras b) y c) del Artículo 24— no debieron ser incluidos como
elementos valorativos, pues fueron utilizados previamente para determinar la
extensión de la sanción, quedando vedado al juzgador, considerar nuevamente
dichas circunstancias para determinar, ahora, la naturaleza de la sanción. Esto
acorde al principio de prohibición de doble valoración, denominada “non bis in
ídem” (“no dos veces por lo mismo”).

En síntesis, el juez debe revisar cada uno de los criterios señalados y escoger
la sanción más acorde a las particularidades del hecho y del autor. Aquí en
sede de “adjudicación”, el juez debiera ortorgar mayor relevancia a aquellos
elementos que no fueron considerados para determinar la extensión de la
sanción, es decir, las circunstancias establecidas en las letras e) y f). Estos dos
criterios o circunstancias, son los únicos que no fueron tenidos en
consideración por el juez para determinar la extensión de la sanción, en

ilícito de que se trate; b) la calidad en que el adolescente participó en el hecho y el grado de


ejecución de la infracción; c) la concurrencia de circunstancias atenuantes o agravantes de la
responsabilidad criminal; d) la edad del adolescente infractor; e) la extensión del mal causado
con la ejecución del delito; y f) la idoneidad de la sanción para fortalecer el respeto del
adolescente por los derechos y libertades de las personas y sus necesidades de desarrollo e
integración social.
16
Para determinar la naturaleza de las sanciones, dentro de los márgenes antes establecidos,
el tribunal deberá atender, dejando constancia de ello en su fallo, a los siguientes criterios: a)
La gravedad del ilícito de que se trate; b) la calidad en que el adolescente participó en el hecho
y el grado de ejecución de la infracción; c) la concurrencia de circunstancias atenuantes o
agravantes de la responsabilidad criminal; d) la edad del adolescente infractor; e) la extensión
del mal causado con la ejecución del delito; y f) la idoneidad de la sanción para fortalecer el
respeto del adolescente por los derechos y libertades de las personas y sus necesidades de
desarrollo e integración social.

20
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consecuencia, el tribunal no debiera valorar nuevamente estas circunstancias


para escoger ahora, qué pena imponer al adolescente. La letra f (“La idoneidad
de la sanción para fortalecer el respeto del adolescente por los drechos y
libertades de las personas y sus necesidades de desarrollo e integración
social”) es la única circunstancia que hace aulsión directamente al adolescente
infractor y a los fines de la pena. En el proceso de individualización judicial (de
imposición de pena en concreto), el tribunal en virtud del principio de interés
superior del adolescente de mínima intervención debiera escoger una sanción
orientada al cumplimientos de sus fines, responsabilización y reinserción social.

Límites a la imposición de sanciones

Según el Artículo 26 de la Ley 20.084,17 es trascendental a la hora de


determinar la pena final, pues un adolescente que se encuentra en una misma
situación procesal respecto de un adulto, no puede recibir una pena más
gravosa que la que se le pudiera imponer a aquel. Así, por ejemplo, un adulto
sin antecedentes penales, es condenado por el delito de robo por sorpresa a la
pena de 541 días de prisión en grado medio, con el beneficio de remisión
condicional de la pena; un adolescente por el mismo hecho, encontrándose en
el rango de presidio menor en grado mínimo (por la rebaja en un grado del
Artículo 21) debiera necesariamente ser condenado a una sanción en el medio
libre, es decir, dejar fuera regímenes privativos de libertad.

Suspensión de la imposición de condena

Según el Artículo 41 se otorga al tribunal la facultad de suspender la pena y su


ejecución si hubiere mérito para imponer sanciones privativas o restrictivas de

17
La privación de libertad se utilizará solo como medida de último recurso. En ningún caso se
podrá imponer una pena privativa de libertad si un adulto condenado por el mismo hecho no
debiere cumplir una sanción de dicha naturaleza.

21
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libertad inferiores a 540 días y, copulativamente, existieran antecedentes


favorables que hicieren desaconsejable su imposición.

Si transcurrido el plazo de seis meses, el adolescente no es formalizado por un


nuevo hecho, el tribunal dejará sin efecto la condena y dictará sobreseimiento
definitivo de la causa.

Esta suspensión de la pena y sus efectos, deja indemne el derecho de la


víctima de reclamar indemnización de perjuicios por el daño sufrido a
consecuencia del delito.

Asimismo, deja indemne la posibilidad de terminar la investigación mediante


una salida alternativa, como la suspensión condicional del procedimiento.

Esta disposición es una gran posibilidad que la ley otorga al juez, cuando
estime, de acuerdo a las circunstancias personales del joven, suspender la
sanción y sus efectos, favoreciendo con ello la mínima intervención del sistema
penal en casos de jóvenes sin antecedentes, que estén escolarizados, con
redes de apoyo, etc. En estos casos, se debe preferir no intervenir para evitar
eventuales daños a un joven que por circunstancias del momento se ve
involucrado en la comisión de un delito.

Es importante es recordar que todas las sanciones se anotan en un registro


especial de adolescentes infractores de ley penal, por lo que al suspenderse la
pena y sus efectos, trae como consecuencia también la suspensión de la
anotación en dicho extracto y esto, en ciertas oportunidades, es lo más
relevante para la vida futura de los jóvenes, pues implica quedar sin
antecedentes penales. Esta sería una de las consecuencias más importantes
de esta norma.

También se vislumbra como una nueva oportunidad que se le otorga al


adolescente de enmendar el rumbo.

22
Lea esto primero. UNIACC, semana 3

Conclusiones

La Ley RPA estableció normas especiales de determinación de penas, dispuso


la forma de calcular la extensión de la sanción de acuerdo a la pena asignada
al delito; también determinó la forma en que el juez debe escoger la naturaleza
de la pena y explicitó la manera en que se deben ejecutar.

En efecto, dispuso sanciones diferenciadas a las penas de adultos y creó un


catálogo de sanciones que se mueven desde las privativas de libertad, las no
privativas, sanciones mixtas y accesorias.

Las sanciones fueron establecidas y agrupadas de acuerdo a límites


temporales asociados a la gravedad del delito y dentro de cada grado, el
legislador estableció al menos tres sanciones que pueden ser eventualmente
impuestas al adolescente infractor y que el juez, de acuerdo a criterios
determinados, debe escoger la sanción a imponer.

Así también la Ley RPA introdujo límites a la imposición de las penas


relacionados al adolescente infractor y a la sanción escogida. En efecto, si el
adolescente se encuentra dentro del rango etáreo de 14 y 15 años, el límite
máximo de imposición de pena es de 5 años. Si en cambio, el adolescente se
encuentra dentro del rango de los 16 a 17 años, ese límite aumenta a 10 años.

En relación a la sanción, si la condena impuesta al adolescente es de multa el


límite máximo es de 10 UTM, si es condenado a trabajos comunitarios, el límite
son 120 horas y si la sanción impuesta es de libertad asistida, el ímite máximo
es de 3 años.

Finalmente, introdujo un límite relacionado con la privación de libertad, pues


esta se debe considerar como medida de último recurso y si un adulto en una
situación similar, no debiere cumplir la pena privado de libertad, un adolescente
en consecuencia, no debiera ser condenado a sanciones privativas de libertad.

En síntesis, la Ley RPA estableció un catálogo de sanciones diferenciado de


las penas de adultos, pero calculada de acuerdo a las reglas del Código Penal
creado para castigar a adultos; estableció criterios para determinar la
23
Lea esto primero. UNIACC, semana 3

naturtaleza de la sanción a imponer, evitando la total discresionalidad del juez


en dicha elección; innovó en materia de ejecución, pues señaló el modo en que
se debe ejecutar.

La Ley RPA adolece de problemas de técnicas legislativas en su redacción, por


lo que ha llevado a interptaciones equívocas respecto de situación similares y
ha permitido interpretaciones desajustadas a los principios basales de la ley y
de la CDN, desajustes que se pretende corregir con cambios legislativos que
están en discusión en el seno del foro penal juvenil.

24
Lea esto primero. UNIACC, semana 3

Referencias bibliográficas

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el Diario Oficial el 22 de junio de 2012. Ministerio de Justicia. Gobierno

de Chile. Disponible en: http://bcn.cl/19a6j

Ley 20.084. (2005). Establece un sistema de responsabilidad de los

adolescentes por infracciones a la ley penal. Publicada en el Diario

Oficial el 7 de diciembre de 2005. Ministerio de Justicia. Gobierno de

Chile. Disponible en: http://bcn.cl/128u

Si usted desea referenciar este documento, considere:

UNIACC (2013). Sanciones establecidas en la Ley 20.084. Procedimientos

Infraccionales y Responsabilidad Penal Adolescente. (Semana 3).

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SEMANA 4

PROCEDIMIENTOS INFRACCIONALES Y
RESPONSABILIDAD PENAL ADOLESCENTE
Lea esto primero. UNIACC, semana 4

ASPECTOS PROCESALES DE LA LEY 20.084

Principios formativos del procedimiento

Los principios formativos del procedimiento penal juvenil son aquellos


establecidos en la norma general aplicable a adultos, es decir, los contenidos
en el Código Procesal Penal y aquellos introducidos por la Convención
internacional de derechos del niño (CDN).

El modelo de responsabilización incorporado por la Ley 20.084, derivado a su


vez de la CDN, reconoce derechos y garantías especiales al adolescente a
partir del reconocimiento de su calidad de ser humano en desarrollo, inexperto
que requiere protección y cuidados especiales. Es así que estas
consideraciones se han proyectado en principios que han influido en la
dictación de diversas legislaciones en el mundo y que se han erigido en
principios tales como:

1) El adolescente es sujeto de derechos.


2) Interés superior del adolescente.
3) Protección integral.
4) Autonomía progresiva.

Este último principio, asociado al adolescente como sujeto de derechos, está


cimentado en su nivel de desarrollo, conforme el crecimiento y avance de sus
facultades físicas como mentales.

En esta particular etapa vital, el adolescente, debe ser protegido y orientado,


pues está expuesto a riesgos e influencias que pueden vincularlo
eventualmente al sistema penal.

Fruto del principio de autonomía progresiva, adquiere relevancia la


determinación de la edad y las características del adolescente al establecer su
responsabilidad frente a la comisión de un delito. El grado de evolución de sus
facultades intelectuales y volitivas exige ponderarlas según su desarrollo para
determinar si procede asignar una consecuencia a su actuar y la intensidad de
una eventual respuesta estatal. De allí, que sea preciso determinar una edad
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mínima de imputabilidad, en Chile es de 14 años. Es por ello, que la gravedad


de la sanción exige cautelar, al enjuiciar la conducta del menor, sus
posibilidades de comprensión en la decisión.

A partir de la autonomía progresiva, es que se busca limitar al mínimo la


intervención de la justicia penal y, en caso de que aquella opere, se deben
privilegiar sanciones en el medio libre, restringiendo al mínimo sanciones
privativas de libertad (arts. 26 y 47). La internación en régimen cerrado con
programa de reinserción social, ha de imponerse si la extensión de la pena
supera los cinco años (art. 23, nº 1).

Consecuencia del modelo de responsabilización, que considera al adolescente


sujeto a una regulación especial en todos los ámbitos de su desarrollo —sea
este social, psíquico o jurídico—, el sistema penal juvenil ha adoptado una
concepción punitivo-garantista, pues se le atribuye responsabilidad por el
hecho delictivo cometido, pero, a su vez, se le reconoce una serie de garantías
sustantivas y procesales, que pretenden evitar en la medida de lo posible,
mantener vinculado al adolescente con el sistema penal, evitando la privación
de libertad como sanción general y aplicarla solo como último recurso en
aquellos casos de criminalidad grave.

5) Prevención especial positiva versus sanción.

Uno de los principios primordiales del Derecho Penal Juvenil, propio de la


doctrina de la protección integral, prioriza la prevención frente a la sanción. Así,
su fundamento descansa en políticas criminales destinadas a la intervención
encaminada a la prevención, más que al castigo como retribución. Así, se
refleja en la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente (RPA), al establecer
sanciones prioritariamente no privativas de libertad, considerando criterios de
prevención y futura resocialización.

6) Principio de desformalización o desjudicialización de la justicia penal


juvenil.

La tendencia en el derecho penal juvenil es a la desformalización, que trata de


evitar que se imponga una sanción propiamente dicha, a través de soluciones

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de justicia restaurativa o bien el archivo del asunto a través de la aplicación de


criterios de oportunidad reglados. Lo que se pretende es evitar el
pronunciamiento de una sentencia condenatoria con su carácter estigmatizador
y la imposición de una sanción, especialmente privativa de libertad. La
desformalización de los procedimientos surge como consecuencia de las
características propias de este régimen, del énfasis en criterios de reinserción
social. Esto mismo explica la necesidad de flexibilizar la aplicación de las
penas. Así el Artículo 40 (inciso 3º, letra b) de la CDN, reafirma la idea de evitar
someter a los niños a procedimientos judiciales. Por otro lado, los principios de
ultima ratio (último recurso) y de desformalización fueron recogidos en la regla
11 de las Reglas de Beijing.

En el ámbito europeo es importante mencionar la recomendación letra R (87)


20 del Comité de Ministros del Consejo de Europa, en la que se aconsejó:
“Alentar el desarrollo de procedimientos de desjudicialización y de mediación a
nivel del órgano de prosecución (clasificación sin persecución) o a nivel policial,
en los países donde la policía tenga funciones de persecución, a fin de evitar a
los menores la asunción por el sistema de justicia penal y las consecuencias
derivadas de ello; asociar a los servicios o comisiones de protección a la
infancia de estos procedimientos” y “adoptar las medidas necesarias para que
en el curso de estos procedimientos: se aseguren la aceptación por el menor
de las eventuales medidas que condicionan la desjudicialización y, si es
preciso, la colaboración de su familia; se conceda una atención adecuada tanto
a los Derechos e intereses de la víctima como a los del autor”. A su vez, la
Corte Interamericana de Derechos Humanos se pronunció con respecto a la
desformalización del procedimiento penal seguido contra adolescentes, en la
Opinión Consultiva OC-17/2002 del 28 de agosto del 2002, en pro de medidas
alternativas a la sanción.

7) Flexibilidad en la adopción y ejecución de sanciones penales


juveniles.

La desformalización judicial repercute en las consecuencias jurídicas que cabe


imponer, en la naturaleza de las sanciones y en su forma de determinación. La
adecuación de la sanción a la conducta y condición del joven infractor exige la

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flexibilidad suficiente para valorar la gravedad de la infracción y seleccionar la


respuesta en el caso concreto. El legislador no es ajeno a este proceder. La
Ley 20.084 y su mensaje son claros. Este presenta, como uno de sus objetivos,
fijar un sistema de responsabilidad adecuado a los adolescentes entre 14 y 18
años, pero considerándolos como sujetos de derecho que deben ser tratados
con especial diligencia. Habla de exigir una “responsabilidad especial
adecuada a su carácter de sujeto en desarrollo”, que busca “considerar al
adolescente como un sujeto de derecho que debe ser protegido en su
desarrollo e inserción social y lograr objetivos de prevención de delito”. Las
consecuencias que se imponen son sanciones que persiguen la reinserción
social del condenado. De ahí, entonces, que las sanciones aplicadas a estos
sujetos no deben tener un carácter únicamente punitivo, sino que tienen que
considerar su desarrollo personal, su nivel de educación, el medio en el que se
desenvuelve y sus posibilidades de reinserción en la sociedad, etc.

Esto explica que la ley haya otorgado gran preponderancia a soluciones


alternativas de terminación procesal, tales como la suspensión de la ejecución
de la pena o la suspensión condicional del procedimiento. El legislador incluso
ha ido más allá, alterando el régimen normal de la cosa juzgada (efecto de la
sentencia en virtud de la que la hace inmutable e inimpugnable) y
estableciendo la posibilidad de que una sentencia dictada en un procedimiento
pueda ser modificada o dejada sin efecto a través de la figura de la sustitución
de la condena, contemplada en el Artículo 53, inciso 1º.

Por lo tanto, el rol del juez en el procedimiento es distinto al que normalmente


desempeña. Primero, porque los factores a considerar en la determinación de
la sanción son mucho más amplios que en otros procedimientos y porque
implican la referencia a distintas disciplinas, no todas del orden jurídico. Ello,
sin perjuicio de que se le impongan ciertos límites en casos de mayor
gravedad, cuando la extensión de la pena supera los cinco años. En tales
situaciones, aunque el juez debe imponer una pena privativa de libertad,
siempre ha de aplicar un programa de reinserción social y verificar la necesidad
de su mantención. Así, posee también amplias facultades en relación al control
de la ejecución de las medidas que, en el caso de Chile, corresponde al juez de
garantía.
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En este sentido, el sistema chileno plantea que la pena es esencialmente


modificable, desde que el legislador la consideró parte de una intervención
socioeducativa amplia, que busca la reinserción social del adolescente.

8) Principio de preferencia de las sanciones no privativas de libertad.

Constituye un principio elemental del Derecho Penal de Adolescentes el que en


los casos en que no es posible aplicar medidas alternativas a la sanción y se
ha dictado en contra del joven una sentencia condenatoria, las penas privativas
de libertad deben constituir el último recurso. Este carácter de última ratio de la
sanción privativa de libertad es un principio consagrado en reglas
internacionales y se traduce en el establecimiento de sanciones diferentes a las
privativas de libertad, que se aplican de modo preferente a ellas.

9) Preponderancia del principio educativo en la determinación y ejecución


de las sanciones.

El principio educativo parece ser el centro de todos los demás, pues


desempeña un papel de protección de los derechos fundamentales del
adolescente sometido a la justicia penal juvenil y suavizando la reacción penal
estatal. Tiene, además, gran importancia en la ejecución de las sanciones, en
especial con aquellas que dicen relación con la privación de libertad. Sobre
este punto, las Reglas de Beijing disponen en el Artículo 26.1: “La capacitación
y el tratamiento de menores confinados en establecimientos penitenciarios
tienen por objeto garantizar su cuidado y protección, así como su educación y
formación profesional para permitirles que desempeñen un papel constructivo y
productivo en la sociedad” y en el Artículo 26.2: “Los menores confinados en
establecimientos penitenciarios recibirán los cuidados, la protección y toda la
asistencia necesaria, social, educacional, profesional, sicológica, médica y
física, que puedan requerir debido a su edad, sexo y personalidad y en interés
de su desarrollo sano”.

La ley entrega al juez facultades de control y fiscalización en la fase de


ejecución de la pena y tal finalidad fundamenta claramente los mecanismos de
revisión de sanciones que se crearon. En todo caso, es indudable que también
están presentes finalidades de prevención general y de inocuización

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(inutilización), pues solo ello podría explicar la ampliación de las penas


privativas de libertad hasta 10 años.

10) Reglas de determinación de sanciones.

A diferencia de lo que sucede en el sistema penal de adultos, en el que cada


delito tiene asociada una pena específica, en el régimen penal de adolescentes
no sucede así. En principio, el juez podrá imponer cualquiera de las medidas
previstas en los artículos 6º y siguientes de la Ley 20.084, aunque con ciertas
reglas específicas para determinados delitos, como en el caso de ilícitos cuyas
penas excedan los cinco años de duración (art. 23, nº 1), que exigen la
imposición de una sanción privativa, y sin perjuicio de que el juez deba motivar
la sentencia, expresando en detalle las razones por las que se aplica una
medida en cuestión.

La ley contiene tres tipos de sanciones: sanciones educativas; sanciones de


orientación y supervisión y sanciones privativas de libertad.

Las sanciones formativas contemplan la amonestación, la libertad asistida, la


prestación de servicios a la comunidad, la reparación de los daños causados a
la víctima y la prohibición de conducir vehículos motorizados. Ante el
requerimiento de la pluralidad de sanciones, y con el fin de que prevalezca el
principio de la intervención mínima, el juez puede aplicar las sanciones
educativas en aquellos casos en los que el bien jurídico afectado no sea de
carácter fundamental o, aun en ese caso, cuando la afectación ha sido leve y
se considere que, por las condiciones personales del sujeto, este tipo de
respuestas son las más adecuadas. El periodo máximo de duración de estas
sanciones es diferente en cada una de ellas. En el caso de la libertad asistida,
ese período es de tres años; en el caso de la prestación de servicios a la
comunidad es de 120 horas y, en el caso de la reparación de daños, cuando se
confirme la suficiencia de la reparación del daño por parte del juez.

Las sanciones de orientación y supervisión se componen de diversas


obligaciones que le son impuestas al adolescente, y que en la legislación
chilena se reflejan en la imposición de sanciones accesorias, tales como la
obligación de someterse a tratamientos de rehabilitación para superar la

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adicción a las drogas o al alcohol.

El fundamento de este tipo de sanciones, al igual que con las educativas, se


encuentra en el objetivo de evitar la imposición de una sanción más grave.

Por último, la ley dispone acerca de las sanciones privativas de libertad. Se


regulan dos tipos de "internación": el sistema de internación en régimen
semicerrado con programa de reinserción social y el sistema de internación en
régimen cerrado con programa de reinserción social. Este último tipo de
sanciones tienen un carácter excepcional o de ultima ratio y su imposición debe
ser la respuesta a conductas que lesionan, de manera grave, bienes jurídicos
fundamentales de la sociedad, estableciéndose un límite máximo de cinco o
diez años para la duración de estas penas.

Las sanciones privativas de libertad se cumplen en centros especializados


dependientes del Servicio Nacional de Menores (Sename), que es el
encargado de administrar estos centros y de desarrollar los programas
necesarios para la ejecución y control de las medidas que se impongan
(Aguirrezábal, Lagos y Vargas, 2009).

Reglas de procedimiento

La Ley 20.084 estableció normas de procedimiento especiales para el


conocimiento y juzgamiento de las infracciones penales cometidas por
adolescentes, como plazos de investigación reducidos 6 meses (art. 38, Ley
20.084, versus dos años para adultos), procedimientos más breves y
concentrados, plazos de prescripción reducidos, reglas especiales para delitos
sexuales (art. 4º, Ley 20.084), limitación del castigo por faltas penales, se
sancionan solo aquellas establecidas en el Artículo 1º de la LRPA, limitación de
sanciones privativas de libertad, reforzamiento de garantías sustantivas
durante el curso del procedimiento penal, como derecho a guardar silencio,
derecho a que no realicen diligencias de investigación sin la presencia de su
abogado defensor, etc.

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El Artículo 27 de la Ley 20.0841 establece que el procedimiento simplificado,


será el aplicable para aquellos casos en que el Ministerio Público ha solicitado
sanciones no privativas de libertad. Este procedimiento, en consecuencia, será
el de aplicación general, puesto que el índice de criminalidad grave (delitos que
merezcan pena de crimen sobre 5 años y un día) es inferior al de criminalidad
leve o media. En efecto, si se considera que el legislador introdujo una rebaja
de pena de un grado menos (art. 20, Ley RPA) en relación a la pena asignada
en el Código Penal, la mayoría de los simples delitos no superará el rango del
presidio menor en grado medio (541 días a 3 años) y, en dicho rango de
penalidad, la mayor parte de las sanciones no son privativas de libertad. Por
tanto, dicho procedimiento es el que se aplicará con mayor frecuencia.

Es relevante asimismo, el tipo de procedimiento a aplicar por sus


consecuencias en temas recursivos, pues el recurso dispuesto por la ley para
recurrir en contra de una sentencia en procedimiento simplificado (recurso de
nulidad), es el mismo que se establece para recurrir en contra de una sentencia
dictada en procedimiento ordinario en un tribunal oral. En tanto, respecto del
procedimiento abreviado, solo procede el recurso de apelación.

1ª regla. Procedimiento breve y concentrado (Art. 27, LRPA).

Esta norma establece la regla general en materia de investigación y resolución


de causas seguida en contra de adolescentes, pues dispone que el
procedimiento aplicable será el simplificado, es decir, un procedimiento breve y
concentrado, fijándose dicha regulación, al momento en que el fiscal solicita
una sanción no privativa de libertad. Es decir, el procedimiento aplicable en
cada caso, dependerá de la sanción que solicite el fiscal aplicar, la que puede
mutar de ordinario a simplificado o de simplificado a monitorio.

1
Artículo 27. Reglas de procedimiento. La investigación, juzgamiento y ejecución de la
responsabilidad por infracciones a la ley penal por parte de adolescentes se regirá por las
disposiciones contenidas en la presente ley y supletoriamente por las normas del Código
Procesal Penal.

El conocimiento y fallo de las infracciones respecto de las cuales el Ministerio Público requiera
una pena no privativa de libertad se sujetará a las reglas del procedimiento simplificado o
monitorio, según sea el caso, regulados en el título I del libro IV del Código Procesal Penal.

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Esta regla no es aplicable a los adultos, puesto que el procedimiento a aplicar,


está determinado por la pena asignada al delito, según lo dispuesto en el
Código Penal y no por la sanción pedida por el fiscal. Así, un delito que tenga
aparejada una pena de prisión en grado mínimo como el hurto por ejemplo,
debiera tramitarse según las normas del procedimiento simplificado, pues no
supera los 540 días de privación de libertad, en tanto, un delito de robo con
intimidación que se sanciona con una pena que parte en el presidio mayor en
grado mínimo, debe necesariamente tramitarse bajo las normas del
procedimiento ordinario.

Esta regla deviene del principio de plazo razonable,2 que dispone un plazo
breve y acotado para la resolución de casos de adolescentes infractores de ley
penal.

2ª regla. Concurso de procedimientos.

Delitos cometidos como adolescente y adulto (Art. 28, inciso 1º, Ley 20.084):

Esta norma resuelve el problema de determinar bajo que procedimiento se


conocerán aquellos delitos cometidos por una persona siendo adolescente y
luego adulto. En efecto, el legislador solucionó el problema prefiriendo la
aplicación del procedimiento establecido para adultos, Código Procesal Penal,
a la normativa de la Ley 20.084.

Si a una misma persona se le imputa haber cometido una infracción


sancionada por esta ley y un delito cometido, siendo mayor de 18 años, la
investigación y juzgamiento de estos hechos se regirá por las normas del
Código Procesal Penal aplicable a los mayores de edad.

2
Artículo 38 de la LRPA. Plazo para declarar el cierre de la investigación. Transcurrido el plazo
máximo de seis meses desde la fecha en que la investigación hubiere sido formalizada, el fiscal
procederá a cerrarla, a menos que el juez le hubiere fijado un plazo inferior. Antes de cumplirse
cualquiera de estos plazos, el fiscal podrá solicitar, fundadamente, su ampliación por un
máximo de dos meses.

Artículo 40 de la CDN. Inciso 2º, b iii: Que la causa será dirimida sin demora por una autoridad
u órgano judicial competente, independiente e imparcial en una audiencia equitativa conforme a
la ley, en presencia de un asesor jurídico u otro tipo de asesor adecuado y, a menos que se
considerare que ello fuere contrario al interés superior del niño, teniendo en cuenta en
particular su edad o situación y a sus padres o representantes legales.

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3ª Regla. Delitos cometidos por menores y adultos.

Si en un mismo procedimiento se investiga la participación punible de personas


mayores y menores de edad, tendrá lugar lo dispuesto en los artículos 185 y
274 del Código Procesal Penal, es decir, la posibilidad de separar
investigaciones. En todo caso, si se hubiere determinado la sustanciación
conjunta de los procesos, se dará cumplimiento, respecto del menor, de las
normas que conforme esta ley son aplicables al juzgamiento de adolescentes.
En consecuencia, esta norma establece que en una determinada investigación,
seguida en contra de imputados adolescentes y adultos, el fiscal puede separar
investigaciones y seguir el procedimiento de acuerdo al procedimiento
simplificado, si solicita respecto de los jóvenes, sanciones no privativas de
libertad; en tanto, respecto de los adultos, seguirá el procedimiento de acuerdo
a las reglas del procedimiento ordinario.

Es relevante destacar, que la investigación es unívoca, no hay dos


investigaciones paralelas, sino solo una que puede constar materialmente en
dos carpetas para el solo efecto de resolver la situación procesal de adultos y
menores en una misma investigación. En dicha hipótesis, el fiscal puede seguir
adelante el procedimiento simplificado para adolescentes y ordinario para
adultos. Lo anterior, no deja fuera la posibilidad de seguir la tramitación de la
causa, solo en procedimiento ordinario y luego mutar ha simplificado.

4ª regla. Juicio inmediato (Artículo 37, LRPA en relación al Artículo 235


del Código Procesal Penal)

Las reglas del juicio inmediato son aplicables aquellos casos en que se
produce una detención en situación de flagrancia, es decir, cuando se está
frente a las hipótesis establecidas en el Artículo 130 del Código Procesal
Penal.3 Ahora, para revisar brevemente en qué consiste cada una de estas
hipótesis, previamente se debe definir qué se entiende por flagrancia.

3
Art. 130. Situación de flagrancia. Se entenderá que se encuentra en situación de flagrancia:

a) El que actualmente se encontrare cometiendo el delito;

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Flagrancia encierra en sí misma las pruebas de su realización, es decir, es


aquello que se puede percibir en forma personal por los sentidos del agente (se
refiere al sujeto facultado para tomar detenido a otro, que puede ser un policía
o un particular), en forma instantánea, inmediata, aquello que se puede ver,
escuchar, no se debe demostrar. El hecho delictivo debe ser apreciado
directamente por el agente.

En tal sentido, un hecho flagrante será aquel que fue percibido directamente
por quien detiene, fue víctima o testigo de los hechos. No olvidar que las
hipótesis contempladas en el Artículo 130 del Código Procesal Penal,
contempla situaciones que no necesariamente puedan estimarse como
flagrancia, sin embargo, la ley las ha incorporado igual, pues presume que
quien es detenido en la hipótesis contemplada en la letra d, por ejemplo,
alguna vinculación debe tener con la perpetración del hecho punible.

En estas situaciones, cuando se tienen antecedentes suficientes que puedan


acreditar el hecho punible y la participación del imputado, es posible solucionar
el conflicto penal mediante un juicio inmediato (art. 37, LRPA4 en relación al art.
235 del Código Procesal Penal).5

b) El que acabare de cometerlo;

c) El que huyere del lugar de comisión del delito y fuere designado por el ofendido u otra
persona como autor o cómplice;

d) El que, en un tiempo inmediato a la perpetración de un delito, fuere encontrado con objetos


procedentes de aquel o con señales, en sí mismo o en sus vestidos, que permitieren sospechar
su participación en él, o con las armas o instrumentos que hubieren sido empleados para
cometerlo, y

e) El que las víctimas de un delito que reclamen auxilio, o testigos presenciales, señalaren
como autor o cómplice de un delito que se hubiere cometido en un tiempo inmediato
4
Artículo 37. Juicio inmediato. Las reglas del juicio inmediato establecidas en el artículo 235 del
Código Procesal Penal serán plenamente aplicables cada vez que el fiscal lo solicite y
especialmente cuando se trate de una infracción flagrante imputada a un adolescente. En estos
casos, solo por razones fundadas que el fiscal señalará en su petición, el juez de garantía
podrá autorizar la realización de diligencias concretas y determinadas para la investigación de
una infracción flagrante, las que no podrán exceder de 60 días, rigiendo, en lo demás, lo
dispuesto en el artículo siguiente. Igual derecho asistirá a la defensa del imputado, en el mismo
caso.
5
Art. 235. Juicio inmediato. En la audiencia de formalización de la investigación, el fiscal podrá
solicitar al juez que la causa pase directamente a juicio oral. Si el juez acogiere dicha solicitud,
en la misma audiencia el fiscal deberá formular verbalmente su acusación y ofrecer prueba.
También en la audiencia el querellante podrá adherirse a la acusación del fiscal o acusar

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Detención en caso de flagrancia

Las personas que realicen la detención deben entregar inmediatamente al


aprehendido a la policía, Ministerio Público o autoridad judicial más próxima. El
agente policial que hubiere realizado la detención o el encargado del recinto de
detención deberán informar al Ministerio Público dentro de las 12 horas, con el
fin de que el fiscal decida si deja sin efecto la detención o la mantiene. En este
caso, el detenido debe ser puesto a disposición del tribunal dentro de las 24
horas siguientes desde el momento de la detención. En dicho acto, el fiscal
debe informar al abogado de confianza o a la Defensoría Penal Pública de la
detención del adolescente. Ahora bien, si se excede el plazo de las 24 horas, el
tribunal debe declarar ilegal la detención.

Desde el momento de la detención nacen para el adolescente imputado los


derechos y garantías establecidos en su favor, es decir los generales para
adultos y reforzados según lo dispuesto en los artículos 37 y 40 de la CDN. En
otras palabras, siempre podrá ejercer los derechos consagrados en los
artículos 93 y 94 del Código Procesal Penal.

Ahora, si el hecho imputado al adolescente es una falta, la policía se limitará a


citar al menor a la presencia del fiscal y lo dejará en libertad, previo
señalamiento de domicilio bajo apercibimiento de que si otorga un domicilio
falso o que no corresponde al real.

Por su parte, la LRPA dispone que en casos de detención en flagrancia, las


policías solo podrán detener sin realizar ninguna diligencia de investigación,
salvo que esté destinada a la averiguación de la identidad en caso que no porte
algún documento de identificación. Así, se impone la presencia del defensor
para la realización de cualquier diligencia destinada al esclarecimiento de los

particularmente y deberá indicar las pruebas de que pensare valerse en el juicio. El imputado
podrá realizar las alegaciones que correspondieren y ofrecer, a su turno, prueba.

Al término de la audiencia, el juez dictará auto de apertura del juicio oral. No obstante, podrá
suspender la audiencia y postergar esta resolución, otorgando al imputado un plazo no menor
de quince ni mayor de treinta días, dependiendo de la naturaleza del delito, para plantear sus
solicitudes de prueba.

Las resoluciones que el juez dictare en conformidad a lo dispuesto en este artículo no serán
susceptibles de recurso alguno.

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hechos, incluso aunque el adolescente voluntariamente quisiera declarar. La


sanción al incumplimiento de esta norma, trae aparejada la nulidad de la
diligencia. Este es un claro ejemplo de un derecho/garantía reforzadas —
derecho a contar con un abogado desde el primer momento en que se dirige la
persecución penal en su contra— y derecho a guardar silencio.

Esta norma es una novedad incorporada por la Ley 20.084 y su fundamento, se


encuentra en el principio de interés superior del adolescente, que se plasma en
el reforzamiento de garantías, en concreto, derecho a defensa, en su vertiente
defensa técnica. Esta disposición se incorporó con la finalidad de evitar un
eventual abuso en razón de la condición de vulnerabilidad del adolescente
sometido al sistema o circuito de enjuiciamiento penal.

Internación provisoria

La internación provisoria es una medida cautelar personal que priva de libertad


ambulatoria al imputado. Esta medida cautelar la decreta un tribunal en el
marco de un procedimiento, en el que el fiscal ha acreditado preliminarmente la
existencia del hecho punible y la participación del imputado en él y se decreta
con la finalidad de asegurar los fines del procedimiento.

La internación provisoria solo puede decretarse cuando al adolescente se le


imputa un delito que tenga asignada pena de crimen, es decir, sobre 5 años y
un día de presidio mayor en grado mínimo y cuando los fines previstos en el
Artículo 155 del Código Procesal Penal, no pueden ser alcanzados mediante la
imposición de otras medidas cautelares personales (art. 32 LRPA). Por su
parte, el Artículo 26 de la LRPA6 establece la privación de libertad como el
último recurso.

6
Artículo 26. Límites a la imposición de sanciones. La privación de libertad se utilizará sólo
como medida de último recurso.

En ningún caso se podrá imponer una pena privativa de libertad si un adulto condenado por el
mismo hecho no debiere cumplir una sanción de dicha naturaleza.

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Proporcionalidad de las medidas cautelares

Las medidas cautelares decretadas por un tribunal, deben ser proporcionales


a la sanción probable que corresponda aplicar en caso de eventual condena.

Este ejercicio intelectual debe realizarse teniendo como base la pena asignada
al delito en el Código Penal, para luego rebajar en un grado la pena, como lo
dispone el Artículo 21 de la LRPA. Como resultado de tal ejercicio, se obtendrá
el rango de penalidad aplicable y dentro de aquel marco, el juez deberá revisar
las sanciones existentes en cada tramo. De no existir una sanción privativa de
libertad en dicho tramo, no es posible decretar la internación provisoria (art. 33,
LRPA).

Como se vislumbra, el Artículo 33 de la LRPA se contrapone a lo dispuesto en


el Artículo 32, pues el primero impone al juez considerar la pena en abstracto
asignada al delito, con el fin de analizar si procede decretar la medida cautelar
de internación provisoria. Luego, el Artículo 33 impone al juez considerar la
pena en concreto que eventualmente podría recibir el adolescente en caso de
condena. Esta ambigüedad en la norma debe ser interpretada y resuelta de
acuerdo a principios inspiradores de la LRPA como “mínima intervención”,
“proporcionalidad” y “privación de libertad como último recurso”.

Principio de oportunidad

El principio de oportunidad se encuentra establecido en el Artículo 170 del


Código Procesal Penal y es una herramienta establecida en la ley, que permite
al Ministerio Público no iniciar la persecución penal o abandonar la ya iniciada
cuando se trate de un hecho que no comprometa gravemente el interés
público, a menos que la pena asignada al delito exceda 541 días o se trate de
un delito cometido por un funcionario público en el ejercicio de sus funciones.

La aplicación del principio de oportunidad relativo a adolescentes fue recogido


expresamente en el Artículo 35, disponiendo que el fiscal deberá considerar la
incidencia que su decisión tendrá en la vida futura del adolescente. En
consecuencia, lo que se le pide al fiscal es evitar al máximo involucrar al

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adolescente en el sistema penal, si no se trata de delitos importantes.


Asimismo, se dispuso con la finalidad de descongestionar el sistema de delitos
menores y de irrelevancia social.

Juicio oral y sentencia. Audiencia del juicio oral (Artículo 39, LRPA).7

En general, las normas aplicables al juicio oral y sentencia son las mismas
establecidas para adultos, solo se restringen los plazos en virtud del principio
de plazo razonable para adolescentes.

Audiencia de determinación de la pena (Artículo 40, LRPA).8

La audiencia de determinación de pena se lleva a cabo una vez que se ha


dictado sentencia condenatoria. En dicha audiencia, los intervinientes pueden
alegar antecedentes al tribunal con el fin de fundamentar la petición de pena
que se pretende. Asimismo, se podrá rendir prueba pericial si fuere ofrecida por
alguno de los intervinientes.

Suspensión de la imposición de condena (Artículo 41, LRPA).9

7
Artículo 39. Audiencia del juicio oral. El juicio oral, en su caso, deberá tener lugar no antes de
los 15 ni después de los 30 días siguientes a la notificación del auto de apertura del juicio oral.
En ningún caso el juicio podrá suspenderse o interrumpirse por un término superior a 72 horas.
8
Artículo 40. Audiencia de determinación de la pena. La audiencia a que se refiere el inciso
final del artículo 343 del Código Procesal Penal deberá llevarse a cabo en caso de dictarse
sentencia condenatoria. En dicha audiencia, el tribunal podrá requerir la opinión de peritos.
9
Artículo 41. Suspensión de la imposición de la condena. Cuando hubiere mérito para aplicar
sanciones privativas o restrictivas de libertades iguales o inferiores a 540 días, pero
concurrieren antecedentes favorables que hicieren desaconsejable su imposición, el juez podrá
dictar la sentencia y disponer en ella la suspensión de la pena y sus efectos por un plazo de
seis meses.

Transcurrido el plazo previsto en el inciso anterior sin que el imputado hubiere sido objeto de
nuevo requerimiento o de una formalización de la investigación, el tribunal dejará sin efecto la
sentencia y, en su reemplazo, decretará el sobreseimiento definitivo de la causa.

Esta suspensión no afectará la responsabilidad civil derivada del delito.

Lo dispuesto en este artículo, es sin perjuicio de la posibilidad de decretar la suspensión


condicional del procedimiento.

16
Lea esto primero. UNIACC, semana 4

Esta norma es de vital importancia, pues permite al tribunal suspender la


ejecución de la sanción y su consecuente anotación en el registro especial de
adolescentes que debe llevar el Registro Civil. En muchos casos, esta se
transforma en el real perjuicio para el adolescente, dado que a pesar de que la
naturaleza de la sanción resulte detallada, como una amonestación, por
ejemplo, la anotación en ese registro especial, implica que el adolescente
pierde su irreprochable conducta anterior y esta se torna en la real sanción que
afectará la vida futura del joven.

Especialización de la justicia penal para adolescentes (Artículo 29,


LRPA).10

La especialización es una deuda con la institucionalidad creada para el


juzgamiento de adolescentes, puesto que Chile al ratificar la CDN, hizo suya
las obligaciones allí contenidas y debió ajustar su normativa interna a dichos
parámetros, sin embargo, para una adecuada administración de justicia penal
juvenil, es preciso que todos los actores que participan en dicho procedimiento,
sean especializados, pues se corre el riesgo de aplicar el derecho penal de
adultos morigerado.

10
Artículo 29. Especialización de la justicia penal para adolescentes. Los jueces de garantía,
los jueces del tribunal de juicio oral en lo penal, así como los fiscales adjuntos y los defensores
penales públicos que intervengan en las causas de adolescentes, deberán estar capacitados
en los estudios e información criminológica vinculada a la ocurrencia de estas infracciones, en
la Convención de los Derechos del Niño, en las características y especificidades de la etapa
adolescente y en el sistema de ejecución de sanciones establecido en esta misma ley.

No obstante, todo fiscal, defensor o juez con competencia en materias criminales se encuentra
habilitado para intervenir, en el marco de sus competencias, si, excepcionalmente, por
circunstancias derivadas del sistema de distribución del trabajo, ello fuere necesario.

En virtud de lo dispuesto en los incisos precedentes, los comités de jueces de los tribunales de
garantía y orales en lo penal considerarán, en el procedimiento objetivo y general de
distribución de causas, la radicación e integración preferente de quienes cuenten con dicha
capacitación.

Cada institución adoptará las medidas pertinentes para garantizar la especialización a que se
refiere la presente disposición.

17
Lea esto primero. UNIACC, semana 4

Conclusiones

El Procedimiento Penal Adolescente está revestido de las mismas reglas y


principios establecidos para adultos, más aquellos introducidos por la CDN que
se plasmaron en la LRPA como reducción en los plazos de duración de la
investigación y de prescripción.

Se contemplan para los adolescentes infractores los mismos derechos y


garantías procesales establecidas para adultos, pero reforzados por el principio
de interés superior.

Los procedimientos aplicables para el conocimiento y juzgamiento de causas


penales, son aquellos establecido en el Código Procesal Penal, es decir,
procedimiento monitorio, simplificado y ordinario, dependiendo del delito de que
se trate. El procedimiento simplificado es el que tiene mayor aplicación, pues la
mayor parte de los delitos no son sancionados con penas privativas de libertad.

En relación a las medidas cautelares, estas son establecidas en el Código


Procedimiento Penal, privilegiando la imposición de medidas no privativas de
libertad, por sobre aquellas que la restringen.

En materia de recursos, no hay modificación en relación a la norma general,


son aplicables en su totalidad y en la forma establecida en la ley.

18
Lea esto primero. UNIACC, semana 4

Referencias bibliográficas.

Aguirrezábal, M.; Lagos, G. y Vargas, T. (2009). Responsabilidad penal juvenil:

Hacia una “Justicia individualizada”. Revista de Derecho (Valdivia), vol.

22, nº 2. Disponible en: http://is.gd/QORpfW

Código Procesal Penal. Disponible en:

http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=176595&idParte=0

Decreto 100. (2005). Fija el texto refundido, coordinado y sistematizado de la

Constitución Política de la República de Chile. Publicado en el Diario

Oficial el 22 de septiembre de 2005. Ministerio Secretaría General de la

Presidencia. Gobierno de Chile. . Disponible en:

http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=242302

Ley 20.084. (2005). Establece un sistema de responsabilidad de los

adolescentes por infracciones a la ley penal. Publicada Diario Oficial 7

de diciembre de 2005. Ministerio de Justicia. Gobierno de Chile.

Disponible en: http://bcn.cl/128u

Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos

Humanos, OACNDH. (1985). Reglas Mínimas de las Naciones Unidas

para la administración de la justicia de menores (Reglas de Beijing).

Disponible en: http://www2.ohchr.org/spanish/law/reglas_beijing.htm

19
Lea esto primero. UNIACC, semana 4

Recomendación Del Comité De Ministros Del Consejo De Europa

Recomendación Nº R (87) 20. Disponible en: http://goo.gl/v3nPKz

Unicef. (s. f.). Texto oficial de la Convención sobre los Derechos del Niño. .

Disponible en: http://www.unicef.cl/unicef/index.php/Texto-Oficial-de-la-

Convencion

Si usted desea referenciar este documento, considere:

UNIACC (2013). Aspectos procesales de la Ley 20.084. Procedimientos

Infraccionales y Responsabilidad Penal Adolescente. (Semana 4).

20
SEMANA 5

PROCEDIMIENTOS INFRACCIONALES Y
RESPONSABILIDAD PENAL ADOLESCENTE
Lea esto primero. UNIACC, semana 5

EJECUCIÓN DE SANCIONES PENALES JUVENILES

Introducción

El sistema de ejecución de sanciones impuestas a jóvenes infractores de ley


penal en Chile, está basado en una de las legislaciones más avanzadas en
justicia juvenil, la de Costa Rica, normativa contenida en la Ley 7.5761 (1996).
Esta legislación dispone, en primer término, la especialización de sus actores,
es decir, judicatura, fiscales y defensores, los que deben contar con los estudios
propios en la materia para aplicar adecuadamente la norma interna como los
instrumentos internacionales que regulan temas de justicia juvenil.

La especialización, también recogida expresamente en el Artículo 29 de la Ley


20.084 (LRPA), es uno de los principios comunes recogidos en todas las
legislaciones que tratan el tema, pues se erige como un pilar fundamental en la
etapa de ejecución de sanciones. En efecto, la especialización debe ser el
valuarte que permita una adecuada aplicación de la norma y el mecanismo que
conduzca a la judicatura a resolver correctamente en etapa de ejecución de
sanciones.

Los adolescentes condenados deben mantenerse vinculados al procedimiento


hasta el cumplimiento total de la sanción, en atención a que las penas juveniles,
se caracterizan por ser esencialmente mutables, es decir, de ser decretado el
quebrantamiento de sanción, es posible imponer una más gravosa o, por el
contrario, de cumplir a cabalidad la sanción, los objetivos del plan de
intervención, es posible sustituirla por una menos gravosa o remitir el saldo de
condena.

En esta etapa se vislumbra otra vez la relevancia de tener estudios acabados


en el tema, para evitar resoluciones arbitrarias o adoptadas con estándares de
resoluciones de adultos. Se pretende que las resoluciones que afecten a los
adolescentes infractores, sean lo menos intrusivas a sus derechos y eso solo se
consigue, si se aplican cabalmente el cuerpo de normas de protección y

1
Disponible en: http://cpj.go.cr/docs/derechos/justicia-penal.pdf

2
Lea esto primero. UNIACC, semana 5

reforzamiento de derechos y garantías, conformados por instrumentos


internacionales, Constitución Política de la República y normas de derecho
interno.

Es así que la sanción penal juvenil, tiene un doble objetivo:2 la


responsabilización del adolescente infractor, como también, su reinserción
social. Estos objetivos se deben alcanzar mediante el cumplimiento de la
intervención estatal, que se verifica a través de la elaboración y el desempeño
de un plan de intervención individual especialmente diseñado para cada joven
según sus circunstancias personales.

Este plan de intervención, debe fijar los objetivos que el adolescente ha de


alcanzar durante el tiempo de condena, mediante la realización de actividades
destinadas al cumplimiento de dichas finalidades, que se materializan en la
realización de diversas actividades relacionadas al ámbito de reparación,
responsabilización, integración al medio social, integración del adolescente al
ámbito escolar o laboral -según sea el caso- e integración del adolescente a
programas de salud o de ayuda social comunitaria en caso de ser necesario. El
cumplimiento de las actividades formuladas en el plan de intervención
individual, son supervisadas por profesionales (delegados) del Sename con
formación sobre todo en el área de las ciencias sociales, como educadores,
trabajadores sociales, psicólogos etc., todos ellos pertenecientes a programas
que licita periódicamente Sename.

La figura del delegado es trascendental en esta etapa, dado que, es quien


adoptará las medidas tendientes a asegurar la asistencia del adolescente a un
programa y de motivarlo para lograr el cumplimiento cabal de los objetivos.

La frecuencia y duración de los encuentros obligatorios con el delegado y las


tareas de supervisión que este ejercerá, son fijados en la audiencia de
aprobación de plan de intervención, que se realiza dentro de los 15 días

2
Artículo 20. Finalidad de las sanciones y otras consecuencias. Las sanciones y
consecuencias que esta ley establece tienen por objeto hacer efectiva la responsabilidad de los
adolescentes por los hechos delictivos que cometan, de tal manera que la sanción forme parte
de una intervención socioeducativa amplia y orientada a la plena integración social.

3
Lea esto primero. UNIACC, semana 5

después desde la ejecutoria del fallo condenatorio (Artículo 16, inciso 6º de la


LRPA).3

En síntesis, la mayor parte de los planes de intervención individual, trabajan en


torno a sanciones ejecutadas en el medio libre como son las sanciones de
trabajos en beneficios de la comunidad, libertad asistida simple y especial,
régimen de internación en régimen semicerrado. Solo respecto de la sanción de
régimen cerrado, no existen inconvenientes respecto del cómputo, puesto que
se contabiliza desde el momento en que el fallo queda firme, sin perjuicio de la
aprobación posterior del plan de intervención que en nada afecta al plazo de
observación fijado en la sentencia.

En etapa de ejecución aparece la figura del delegado quien será la persona


encargada de ejercer las medidas de supervigilancia que sean aprobadas por el
tribunal que incluirán, en todo caso, la asistencia obligatoria del adolescente a
encuentros periódicos previamente fijados con el adolescente y a programas
socioeducativos. Para ello, una vez designado, el delegado propondrá al
tribunal un plan personalizado de cumplimiento de actividades periódicas en
programas o servicios de carácter educativo, socioeducativo, de terapia, de
promoción y protección de sus derechos y de participación. Asimismo, deberá
incluir la asistencia regular al sistema escolar o de enseñanza que corresponda.
Podrán también incorporarse en dicho plan, medidas como la prohibición de
asistir a determinadas reuniones, recintos o espectáculos públicos, de visitar
determinados lugares o de aproximarse a la víctima, a sus familiares o a otras
personas, u otras condiciones similares (arts. 13, 14 y 16 de la LRPA).

Del mismo modo, la labor del juez de ejecución (su competencia se fija de
acuerdo al lugar donde el adolescente cumplirá su sanción) (Artículo 50, LRPA),
es preponderante en las resoluciones que se sometan a su conocimiento, como
por ejemplo (Artículo 32, LRPA):

3 Artículo 16, inciso 6º de la LRPA. El programa será aprobado judicialmente en la audiencia de


lectura de la sentencia o en otra posterior, que deberá realizarse dentro de los quince días
siguientes a aquella.

4
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1) Controlar el cumplimiento de la sanción, es decir, si el adolescente adhiere y


cumple las actividades propuestas en su plan de intervención.

2) Sancionar al adolescente por el incumplimiento irregular de su sanción. Esta


medida se adopta para evitar el quebrantamiento y posterior sustitución de la
medida por una más gravosa.

3) Declarar el quebrantamiento en aquellos casos que sea procedente y,


consecuencialmente, sustituir la medida original impuesta, por otra de mayor
entidad.

4) Decretar la suspensión de la ejecución de la sanción, en aquellos casos en


que materialmente se haga imposible el cumplimiento de sanciones
paralelas, ya sea por la naturaleza diversa de cada una de ellas o por la
inconveniencia del cumplimiento conjunto.

5) Decretar la remisión del saldo de pena cuando se han cumplido los objetivos
del plan de intervención o sobrevenga una circunstancia personal del joven
que lo imposibilite continuar con el cumplimiento de la sanción. Ello, sin
perjuicio del cumplimiento de los demás requisitos legales.

¿Que es un plan de intervención?

El plan de intervención individual es una guía de trabajo elaborada a partir de


un diagnóstico realizado al adolescente y en cuya virtud, se proponen
actividades destinadas a obtener la responsabilización y reinserción social del
infractor.

Un plan de intervención es esencialmente modificable, puesto que si cambian


las circunstancias personales del adolescente condenado, es posible que el
juez de ejecución lo revise y modifique de acuerdo a dichos cambios.

5
Lea esto primero. UNIACC, semana 5

Ejecución de sanciones en la Ley 20.084

La LRPA a partir del Artículo 42 reguló el tratamiento de la ejecución de


sanciones y dispuso normas para controlar su cumplimiento, estableciendo en
el reglamento respectivo, derechos y garantías propios de esa etapa.

El tribunal por su parte debe, una vez más, interpretar y aplicar la norma a la luz
de los principios inspiradores de esta normativa, que adolece de errores,
vacíos, contradicciones derivados de la mala técnica legislativa utilizada en su
redacción.

En efecto, no hay claridad respecto de ciertos puntos, como determinar desde


cuándo se inicia el cumplimiento de la sanción, que en el caso de las sanciones
privativas de libertad, no reviste mayor problema, sin embargo, las sanciones
ejecutadas en el medio libre requieren una determinación en relación a la fecha
exacta de inicio, pues la Ley 20.084 nada expresa a ese respecto. A raíz de
aquello, han surgido diversas posturas que se han ido plasmando en
resoluciones judiciales muy disímiles respecto de situaciones similares,
atentatorias el principio de igualdad, legalidad y certeza jurídica.

El problema se plantea entonces en determinar desde cuándo se inicia dicho


cómputo, si desde que la resolución de condena queda firme y ejecutoriada,
desde que el adolescente se reúne por primera vez con el delegado para
trabajar en la elaboración del plan de intervención, desde que se aprueba el
plan de intervención por parte del tribunal o desde que se aprobó el plan de
intervención y el adolescente asiste a su primera actividad estipulada en el plan
de intervención.

Del mismo modo, ha surgido como controversia en la práctica judicial,


determinar si el plan de intervención forma o no parte de la sentencia,
entendiendo que esta resolución debe establecer en forma clara y precisa el
delito por el cual se condena y el quántum o extensión de la pena a imponer al
condenado, así como también, la procedencia o no de beneficios, en el caso de
adultos.

6
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El problema se plantea entonces, en relación a aquellas sanciones que se


cumplen en el medio libre, pues el plan de intervención determinará el cómo se
ejecutará dicho plan de trabajo y la forma en que se abordarán los objetivos
exigidos por la ley. Evidentemente, el plan de intervención se confecciona luego
de existir una sentencia de término con veredicto condenatorio que se
encuentre firme y ejecutoriada, vale decir, desde que han transcurrido los
plazos legales para la interposición de recursos en contra del fallo o desde que
se resolvió el recurso en segunda instancia y el tribunal a quo o de primera
instancia decretó el cúmplase. Esta situación, en ciertos casos, se ha tornado
perjudicial para los derechos del adolescente condenado, puesto que un adulto
en las mismas circunstancias, nada debe esperar para iniciar el cumplimiento
de pena, ya que si le fueron concedidos beneficios alternativos al cumplimiento
de la pena, simplemente debe presentarse a efectuarlos y, en el caso de ser
condenado sin beneficios, se inicia su cumplimiento desde que el tribunal
declara que el fallo se encuentra firme. Para los adolescentes la situación es
más compleja y aún no hay uniformidad de criterios en torno a ese punto.

Dicha controversia se inicia a partir del momento en que el tribunal que falló la
causa, fija audiencia de aprobación de plan de intervención individual, mientras
otros tribunales, una vez dictado el fallo, remiten los antecedentes al tribunal de
ejecución para su posterior aprobación.

De adherir a la postura que plantea como hipótesis que el plan de intervención


forma parte de la sentencia, significaría necesariamente entender que los
plazos de inicio de la condena se computarían una vez aprobado el plan de
intervención por el tribunal que dictó la sentencia. Por el contrario, de adherir a
la segunda postura e interpretando a la Luz de Interés Superior del
Adolescente, restrictivamente y a favor del condenado, de acuerdo a los
principios de legalidad, igualdad ante la ley y certeza jurídica, el inicio del
cumplimiento debiera contabilizarse desde que la sentencia de término quedó
firme y ejecutoriada. Esta parece ser la postura que más se acerca a los
principios básicos del Derecho Penal aplicables indistintamente a adolescentes
y adultos.

7
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Es preciso indicar que el plan de intervención tiene la virtud de ser modificable,


de acuerdo a las circunstancias personales del adolescente condenado y
buscando con ello el éxito de la intervención, que a diferencia de las penas
impuestas a adultos, el objetivo es el cumplimiento de la finalidad establecida
en la ley, los que se pueden alcanzar incluso antes del tiempo de observación
de la pena (Artículo 42, LRPA).

Control de ejecución de las sanciones penales juveniles

Los artículos 50 y 51 de la LRPA establecen la figura del juez de ejecución, que


no es más que el juez de garantía correspondiente al lugar donde el
adolescente cumplirá su sanción.

El juez de ejecución es quien debe resolver cualquier problema que surja


durante la etapa de cumplimiento de la pena, por el respeto de los derechos y
garantías especialmente establecidos para los condenados en esta etapa (arts.
49 al 60, LRPA) y, en especial, la labor de Sename, representada por el
delegado designado en cada caso.

Es el juez de ejecución quien en presencia del adolescente en todos los casos,


acompañado de su abogado defensor y delegado, oirá alegatos de los
intervinientes tendientes a discutir cualquier situación relativa al incumplimiento
de la sanción. Es el delegado quien informa previamente al tribunal, cualquier
situación de incumplimiento, de modificación del plan de intervención o de la
posibilidad de remisión de sanción. Una vez recibido dicho informe, el tribunal
fija audiencia de control de ejecución, quebrantamiento o remisión según sea el
caso.

En relación a los centros privativos de libertad (Artículo 43, LRPA) son recintos
administrados por el Sename, que albergan adolescentes respecto de los
cuales se les impuso la medida cautelar personal de internación provisoria o
jóvenes condenados a régimen cerrado con programa de reinserción social. Su
régimen interno está dispuesto para realizar actividades socioeducativas,
recreativas y de desarrollo personal mientras se resuelve la situación procesal

8
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de aquellos internos provisorios o de cumplimiento de sanción en caso de


condenados. Gendarmería solo cautela el perímetro externo de dichos recintos
y solo se le faculta ingresar en casos de motín o de riesgo para la integridad de
los adolescentes. Estas situaciones son las que los diferencian de un régimen
carcelario propiamente tal.

El Artículo 46, por su parte, dispone la normativa que regula las sanciones
disciplinarias en recintos de privación de libertad (art. 46, LRPA).

En consonancia con la Convención sobre los Derechos del Niño (CDN), la ley
recoge expresamente el principio de separación en el Artículo 48 de la LRPA.

Condiciones básicas de los centros privativos de libertad (art. 44, LRPA).

Quebrantamiento de condena. Art. 52.

La institución de quebrantamiento de condena surge como un castigo al


incumplimiento de la sanción impuesta. La ley dispone una forma de sustituir
las sanciones que van desde la de menor intensidad a aquella medida más
intrusiva y gravosa, como es el régimen cerrado. Dicho de otro modo, las
sanciones se van sustituyendo en forma de cascada a la inversa.

La sustitución de sanción que surge de la declaración de quebrantamiento, se


caracteriza por ser flexible y modificable cada vez que las circunstancias del
caso lo permitan y se diferencian del quebrantamiento establecido para las
penas de adultos, en que una vez que se declara quebrantada una pena, el
condenado, debe cumplir sin más, la pena originalmente impuesta sin
posibilidad de modificarla.

Así, el Artículo 52 de la LRPA establece la forma en concreto de sustituir las


sanciones y sus límites4.

4
Artículo 52 LRPA. Si el adolescente no diere cumplimiento a alguna de las sanciones
impuestas en virtud de la presente ley, el tribunal encargado del control de la ejecución
procederá, previa audiencia y según la gravedad del incumplimiento, conforme a las reglas
siguientes: 1.- Tratándose de la multa, aplicará en forma sustitutiva la sanción de prestación de
servicios en beneficio de la comunidad por un máximo de 30 horas. Si el adolescente no
aceptare la medida, aplicará la libertad asistida en cualquiera de sus formas hasta por el lapso

9
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1) Como se revisó previamente, la sanción de trabajos comunitarios tiene


límites temporales mínimos y máximos para su imposición, 30 y 120 horas,
se podría entender también, siendo consecuentes con el principio de
proporcionalidad, que el juez debería sustituir una pena de 30 horas por un
mes de libertad asistida, 60 horas por dos meses de libertad asistida y 120
horas por tres meses de libertad asistida.

2) Idéntica regla se seguirá en caso de infracción de la prohibición de conducir


vehículos motorizados, sin perjuicio de la mantención de la prohibición por el
tiempo restante.

Es preciso recordar que esta sanción tiene el carácter de accesoria, es decir,


accede a una principal, de modo que surge la interrogante de saber ¿qué
ocurre si se está cumpliendo a cabalidad la sanción principal? ¿Es posible
que se decrete el quebrantamiento de una sanción accesoria sin decretar el
quebrantamiento de la pena principal? Intuitivamente parece que el
incumplimiento de una sanción, ya sea principal o accesoria, no puede
quedar al arbitrio del condenado cumplirla o no, sin embargo, tampoco
parece plausible que se pueda intensificar la sanción recibida, si se están
cumpliendo los objetivos queridos por la ley, mediante la ejecución de la
sanción principal. En consecuencia, resulta prácticamente inaplicable esta
norma, por contraponerse al principio de proporcionalidad y atentar contra la
lógica de sustitución de penas.

3) Tratándose del incumplimiento de las medidas de reparación del daño y


prestación de servicios en beneficio de la comunidad, se aplicará de manera
sustitutiva la libertad asistida en cualquiera de sus formas por un periodo de
hasta tres meses.

4) El incumplimiento de la libertad asistida se sancionará con libertad asistida


especial o con internación en régimen semicerrado con programa de
reinserción social, hasta por 60 días, lo que se determinará según la
gravedad de los hechos que fundan la medida, sin perjuicio del cumplimiento

de tres meses.

10
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de la sanción originalmente impuesta. En caso de incumplimiento reiterado


de la libertad asistida, se aplicará lo dispuesto en el siguiente numeral.

Esta norma dispone un castigo para el caso de cumplimiento irregular de la


sanción, pero que no reviste la gravedad y reiteración exigida por la ley para
decretar el quebrantamiento, más bien, aparece como una medida de apremio
con el fin de que el adolescente se motive al cumplimiento de la sanción. El
punto de discusión en torno a este asunto, se ha centrado en determinar si este
apremio impuesto por el tribunal debe ser considerado dentro del plazo de
observación de la sanción. Las posturas judiciales han sido disímiles y no ha
resultado pacífica su aplicación. Por un lado, se sostiene por la jurisprudencia
que por tratarse de un apremio, no debe computarse dentro del plazo de
cumplimiento, en tanto otros tribunales, estiman que debe formar parte del
plazo legal de la sanción impuesta en un principio. La falta de regulación
expresa en la ley como de especialización del sistema, han terminado por
fraguar situaciones absolutamente contrarias a las finalidades de la sanción
penal juvenil y atentando contra derechos y garantías fundamentales de los
adolescentes en etapa de ejecución. Así, por ejemplo, se puede aumentar el
plazo de observación o cumplimiento de una pena, basado en apremios, que
pueden resultar a veces más gravosos que la sanción original, situaciones a las
que un adulto en circunstancias similares, no le ocurrirían.

5) El incumplimiento de la libertad asistida especial permite sustituir por


internación en régimen semicerrado con programa de reinserción social, por
un periodo equivalente al número de días que faltaren por cumplir.

Este numeral por su parte, ha planteado controversia en la última frase que


alude a “(…) por un tiempo equivalente al número de días que faltaren por
cumplir (...)”. En efecto, nuevamente se presentan situaciones confusas,
poco claras para el intérprete que pueden redundar en vulneración de
derechos para el adolescente. La hipótesis planteada tiene como
fundamento una sanción revocada y la problemática nace al momento de
establecer la fecha exacta de cumplimiento de la pena. Como en los casos
anteriores, las posturas que se han presentado en la práctica, no han sido
uniformes, por un lado se postula la idea de que el tiempo de cumplimiento,

11
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se inicia a partir de la ejecución de la nueva sanción impuesta, perdiéndose


el tiempo que media entre la dictación de la sanción originalmente impuesta
y la ejecución efectiva de la nueva pena. Entretanto, otros tribunales son del
parecer de iniciar el cómputo a partir de la fecha en que la sentencia
primigenia fue dictada o desde la aprobación del plan de intervención,
debiendo, en consecuencia, cumplir el saldo de pena mediante la ejecución
de la nueva sanción, por un plazo que se contará desde la fecha en que se
realice la audiencia respectiva hasta el término impuesto en la sentencia.

6) El incumplimiento de la internación en régimen semicerrado al igual que la


sanción anterior, puede ser castigada con internación en un centro cerrado
por un periodo no superior a 90 días, sin perjuicio, del cumplimiento de la
sanción originalmente impuesta por el tiempo restante. En caso de
reiteración de la conducta refractaria, podrá aplicarse la sustitución, en forma
definitiva, por un periodo a fijar prudencialmente por el tribunal, que no
puede superar el tiempo de duración de la condena impuesta en un inicio.
Como se desprende de la sola lectura de esta disposición, el juez tiene la
posibilidad de sancionar previamente por el incumpliendo, sin revocar la
pena en forma definitiva. Por el contrario, de darse la reiteración y gravedad
en el incumplimiento, el juez sustituirá la sanción a régimen cerrado.

7) El incumplimiento del régimen de libertad asistida simple o especial,


facultará al juez para sustituir su cumplimiento por internación en régimen
cerrado con programa de reinserción social por el tiempo que resta.

Sustitución de condena (Artículo 53)5

Esta institución tiene como objetivo fundamental dar eficacia al sistema de


enjuiciamiento penal, evitando demoras innecesarias en la intervención si se
han alcanzado los objetivos del plan de trabajo del condenado. Se busca
priorizar la reinserción social del infractor, evitando al máximo la imposición de
sanciones restrictivas de libertad, por sus graves consecuencias en el ámbito
personal, familiar y comunitario.

5
Artículo 54, LRPA.

12
Lea esto primero. UNIACC, semana 5

Cabe recordar que el tribunal para sustituir una sanción, previamente requiere
un informe favorable elaborado por el delegado Sename, que debe contener
los motivos por los que se propone el cambio de sanción y el avance en el
cumplimiento de objetivos.

Finalmente, surge como en pocas instituciones de esta normativa, la figura de


la víctima, que debe ser escuchada por el tribunal antes de adoptar una
decisión. Para su concurrencia, el tribunal deberá notificarla para la audiencia
respectiva. De no concurrir estando válidamente emplazada, pierde su derecho
de ser oída.

Por el contrario, si el tribunal omite citarla, la resolución que se adopte sin su


presencia es totalmente anulable.

Sustitución condicional de las medidas privativas de libertad (Artículo


54)6

La sustitución condicional de una sanción privativa de libertad, consiste en que


el tribunal modificará la sanción bajo la condición de que el incumplimiento de
la sanción modificada traerá como consecuencia, la revocación inmediata de la
pena sustituida, regresando al régimen originalmente impuesto, sin revisar de
nuevo sus condiciones. Para ello, el tribunal solo constata las circunstancias
que motivan la revocación, no hay discusión de las razones que la motivan.

La resolución que impone la sanción en forma condicionada, debe constar


claramente en la sentencia respectiva.

6 Artículo 54, LRPA. La sustitución de una sanción privativa de libertad podrá disponerse de
manera condicionada. De esta forma, si se incumpliere la sanción sustitutiva, podrá revocarse
su cumplimiento ordenándose la continuación de la sanción originalmente impuesta por el
tiempo que faltare.

13
Lea esto primero. UNIACC, semana 5

Remisión de condena (Artículo 55, LRPA)7

Esta institución, al igual que la anterior, tiene como finalidad evitar la


sobreintervención del condenado cuando se vislumbra innecesaria por el
cumplimiento anticipado de los objetivos establecidos en el plan de
intervención.

La remisión de la sanción consiste en dar por cumplida anticipadamente la


pena si se dan los requisitos exigidos por la ley. Para ello, el tribunal en
presencia del condenado, su defensa y delegado más el adulto responsable,
resolverá acerca de la petición del condenado. La víctima en esta etapa
igualmente debe ser escuchada para adoptar una decisión. La falta de
emplazamiento de la víctima puede traer aparejada la nulidad de la resolución
que determinó remitir el saldo de condena. Si la víctima decide no concurrir a
dicha citación, es posible pensar que su derecho a oponerse, precluye con su
inasistencia.

El tribunal para resolver la petición debe contar con un informe favorable del
Sename, en que conste que el infractor ha cumplido los objetivos del plan de
intervención y se hace innecesaria su continuación. En el caso de sanciones
privativas de libertad, esta petición solo se puede efectuar, si se ha cumplido
más de la mitad de la sanción.

Modificaciones al Decreto Ley 645, sobre registro general de condenas


(Artículo 59, LRPA)

Esta norma trata la incorporación de antecedentes penales de adolescentes


infractores a un registro especial de condenas que lleva el Registro Civil e
Identificación. Este registro solo puede ser consultado por el fiscal y tribunales,
con el fin de obtener información respecto de anotaciones previas y hacer las
solicitudes que correspondan en relación a las penas que se solicitan por el

7
Artículo 55, LRPA. El tribunal podrá remitir el cumplimiento del saldo de condena cuando, en
base a antecedentes calificados, considere que se ha dado cumplimiento a los objetivos
pretendidos con su imposición.

14
Lea esto primero. UNIACC, semana 5

fiscal y el tribunal revisará por su parte, revisará su procedencia en cada caso.


En virtud de ello por ejemplo, el fiscal podría solicitar la concurrencia de una
circunstancia agravante como reincidencia específica.

Asimismo, puede ser consultado por las policías o las fuerzas armadas, si el
adolescente pretende ingresar a sus filas.

Este registro especial es un símil al extracto de filiación de adultos, pero a


diferencia de aquel, el extracto de filiación de un adolescente condenado,
siempre aparecerá sin antecedentes, pues como es dijo, es un extracto distinto
y se busca con dicha medida, que el adolescente al alcanzar su mayoría de
edad, no aparezca con condenas previas y no tenga inconvenientes para
reinsertarse en la vida laboral.

Medidas cautelares

La Ley 20.084 trata las medidas cautelares en los artículos 31 al 34,


estableciendo normas especiales respecto de la detención de adolescentes en
caso de flagrancia, destacando que durante el tiempo de detención del
adolescente, que no puede superar de las 24 horas desde el momento en que
efectivamente fue detenido, las policías no pueden realizar ninguna diligencia
de investigación, si el adolescente no está en compañía de su abogado
defensor. Toda actividad de investigación realizada incluso con la anuencia del
adolescente, no tiene ninguna validez si falta el acompañamiento del defensor.
Transgredir esta norma traerá como consecuencia la eventual exclusión de
prueba en el momento procesal pertinente, por vulnerar la garantía
constitucional del debido proceso, en su vertiente de defensa técnica. Dicha
norma se estableció en resguardo de los derechos y garantías procesales
establecidas a favor del adolescente, puesto que por su minoridad y falta de
experiencia, el joven puede verse presionado a entregar información que lo
pueda inculpar, teniendo derecho siempre a guardar silencio.

En definitiva, el Artículo 32 establece expresamente que la medida de


internación provisoria puede ser decretada si la pena asignada al delito por el
que fue formalizado el imputado adolescente, corresponde a “en abstracto a

15
Lea esto primero. UNIACC, semana 5

crimen”, es decir, a partir de 5 años y un día, el tribunal está facultado para


decretarla. Sin embargo y, seguidamente el Artículo 33, indica que las medidas
cautelares impuestas a los adolescentes deben ser proporcionadas a las
sanciones probables que pudiera recibir como sanción. Esta norma obliga al
tribunal, a pesar de lo mandatado por el Artículo 32, a revisar las posibles
sanciones que pudiera recibir el adolescente en caso de condena y si de tal
cálculo resulta que pudiera ser condenado a una sanción no privativa de
libertad, el juez debiera preferir imponer una medida cautelar no privativa de
libertad.

Conclusiones

El sistema de ejecución de sanciones se caracteriza por fomentar la reinserción


social del infractor condenado, otorgando una amplia gama de medidas que
hagan posible que el adolescente se responsabilice por la infracción cometida y,
al mismo tiempo, logre vincularse adecuadamente en el ámbito social.

Se han creado instituciones que premian al adolescente que cumple su sanción


en forma adecuada y otras que castigan su incumplimiento, sin embargo, todas
están destinadas a favorecer las condiciones para un cumplimiento eficaz de la
pena.

Asimismo, se han dispuesto centros que permiten dar cumplimiento efectivo a


los fines buscados por la ley, estableciendo normas de convivencia claras y
precisas y dotando a los adolescentes de derechos y garantías específicos en
etapa en etapa de ejecución.

Por otro lado, destaca la naturaleza modificable de la sanción, pues entrega al


condenado la posibilidad de moderar o agravar su pena, dependiendo de su
actitud frente al cumplimiento o incumplimiento de la sanción impuesta.

El Sename surge como la institución encargada de ejecutar las sanciones


mediante la incorporación de diversos programas que se licitan periódicamente
(sanciones del medio libre) así como también, de ejecutar las sanciones
privativas de libertad. En este caso, están encargadas de administrar los

16
Lea esto primero. UNIACC, semana 5

centros respectivos, limitándose Gendarmería solo al resguardo perimetral y al


control en caso de motines o de situaciones en que peligre la vida o integridad
física de los adolescentes internos. Esto las diferencia de las cárceles de
adultos, pues no existe un régimen carcelario propiamente tal.

En definitiva, destaca el reconocimiento expreso a la culpabilidad disminuida del


adolescente, al establecer un mecanismo de oportunidades para el caso de
incumplimientos o de premios en las hipótesis de acatamiento y cumplimiento
de la sanción, distinguiendo de ese modo entre el tratamiento entre adultos y
adolescentes infractores, demostrando con claridad la intención de reinsertar
socialmente al joven infractor.

17
Lea esto primero. UNIACC, semana 5

Referencias bibliográficas

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sistema de responsabilidad de los adolescentes por infracciones a la ley

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Disponible en: http://www.unicef.cl/unicef/index.php/Texto-Oficial-de-la-

Convencion

18
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Si usted desea referenciar este documento, considere:

UNIACC (2013). Ejecución de sanciones penales juveniles. Procedimientos

Infraccionales y Responsabilidad Penal Adolescente. (Semana 5).

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SEMANA 6

PROCEDIMIENTOS INFRACCIONALES Y
RESPONSABILIDAD PENAL ADOLESCENTE
Lea esto primero. UNIACC, semana 6

PREVENCIÓN ESPECIAL POSITIVA Y REINSERCIÓN SOCIAL

Introducción

Para iniciar el estudio del tema de esta semana, primeramente se analizará, en


forma somera, el concepto de pena y las teorías que se han desarrollado en
torno a sus finalidades, las que han ido evolucionando conforme lo han hecho
las diversas civilizaciones a lo largo del tiempo.

La pena es una sanción jurídica administrada por el Estado, que se impone a


quienes violentan bienes jurídicos preciados socialmente y que, en forma
previa, han sido reconocidos en tal carácter por la colectividad.

La comisión de un delito1 importa la realización de una conducta desajustada a


la norma que provoca un daño o un mal a otro y, desde ese punto de vista, la
pena podría definirse como la imposición de un mal, pues el Estado como
administrador de la fuerza, restringe coercitivamente derechos fundamentales
de los infractores como medio de retribución por el bien jurídico lesionado.

La pena2 es una consecuencia jurídica de carácter penal, prevista por el


legislador e impuesta por un tribunal competente, a quienes se les ha estimado
partícipes en calidad de autores, cómplices y encubridores, de una acción u
omisión previamente tipificada y que trae como consecuencia, la privación total
o parcial de derechos de los condenados.

Las sanciones penales o penas se imponen con la finalidad de desmotivar o


desincentivar al infractor en la comisión de delitos, en consecuencia, su
imposición debiera inhibir al delincuente de seguir quebrantando las normas

1
Definido en el Artículo 1º del Código Penal chileno.
2
El Código Penal no definió el concepto de pena, sino que la doctrina y jurisprudencia han sido
las que han elaborado diversas definiciones del precepto. De este modo, Mario Garrido Montt,
la definió como: “Una forma de reaccionar del Estado frente a la comisión de un delito, que
consiste en causarle un mal a aquel que se sindica como responsable (culpable de un hecho
típico), en otras palabras pena es un mal que se impone a una persona sindicada como autora
de un delito, sanción que ha sido dispuesta y determinada previamente por la ley”.

2
Lea esto primero. UNIACC, semana 6

socialmente prestablecidas. De ahí es que surgen diversas teorías que se han


ocupado de los fines que debe cumplir la pena, pasando por la Ley de Talión
(“ojo por ojo, diente por diente”) a ocuparse de la rehabilitación y reinserción
social del delincuente. Sin embargo, para el desarrollo de este trabajo, solo se
hará referencia a algunas teorías pertinentes para la compresión de la finalidad
de la sanción penal juvenil.

Prevención general y prevención especial positiva 3

Teorías tradicionales

Absolutas

Según Crespo (2001), dentro de las teorías absolutas, se encuentran las teorías
retribucionistas, que postulan la reconciliación del delincuente consigo mismo
mediante la imposición de un castigo proporcional al daño infringido, a otro o a
la comunidad.

Estas teorías prescinden de cualquier fin utilitario de la pena, pues la pena


obedecería a la exigencia de justicia, donde se exige una restitución al estado
de derecho. Se valora que se imponga una sanción que ocasione un sufrimiento
a alguien que ha quebrantado el derecho.

Por medio de la pena debiera ser alcanzada la justicia, esto es, en


restablecimiento del orden perturbado por el hecho delictivo.

Se le ha criticado a estas teorías, que causar un mal a un sujeto por haber


infringido este un mal a otro o a la comunidad sin buscar algún tipo de finalidad
con la imposición de la pena, no resulta justificado en el contexto de un Estado
democrático donde debe imperar el Estado de derecho.

3
Crespo, E. D. (2001).

3
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a) Relativas

Según estas teorías, las penas cumplen un fin de utilidad para la sociedad, es
decir un fin utilitario, al estimar que la pena no es un fin en sí mismo, sino que
un medio para procurar fines de paz social.

Así, las penas se deben imponer para reeducar al infractor y reinsertarlo en la


comunidad o disuadir a quienes aún no han delinquido para que no perpetren
conductas delictivas.

Estas tendencias que niegan el libre albedrío, tienen una visión determinista de
la existencia del individuo y, en consecuencia, la pena no se impone por la
comisión de un delito, sino para prevenir la comisión de nuevos delitos, para
contener a los delincuentes, para reeducarlos o para que la sociedad se
defienda. Esta es la llamada prevención general que se logra a través de la
coacción psíquica sobre el actuar desajustado del hombre, con el fin de que
prevea la eventual imposición de un mal y lo disuada a ajustar su conducta a la
norma. En otras palabras, es la amenaza permanente de la imposición de una
sanción en caso de realizar una conducta desajustada a la norma.

Teorías de la prevención general

Estas teorías atribuyen a la pena la finalidad de evitar que en el futuro se


cometan nuevos delitos por parte de todos los ciudadanos en general.

La pena que se imponga a quien comete un delito es una advertencia a la


generalidad de los ciudadanos. Se busca motivar a los ciudadanos a que
ajusten su comportamiento conforme a la norma.

La prevención general se puede clasificar en ser negativa o positiva (Crespo,


2001):

4
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a) Prevención general negativa

Con la prevención general negativa se busca intimidar a los potenciales


delincuentes. Se busca que la pena que se imponga al infractor sirva como
medio de advertencia para los integrantes de la comunidad. Representa una
amenaza coactiva de carácter psicológico.

Se le puede criticar a las teorías de prevención general negativa, que no


contemplan medidas para la delimitación de la duración de la pena.
Eventualmente, pueden atentar contra la dignidad humana.

b) Prevención general positiva

Este tipo de teorías plantean que la pena cumple la función de reforzar la


conciencia colectiva, de los valores éticos de la colectividad.

Según estas teorías, las penas cumplen la finalidad de reforzar los valores de la
sociedad, es decir, cumplirían una función integradora. No es la intimidación a
través de la amenaza penal la forma de motivar a los ciudadanos a ajustar su
conducta a la norma o a no lesionar bienes jurídicos, sino que el fortalecimiento
que se produce en la comunidad, está dado por la convicción de la población
sobre la intangibilidad y valor de los bienes jurídicos protegidos.

Teorías de la prevención especial

Estas teorías sostienen que la finalidad de la pena es evitar que el infractor


vuelva a delinquir, por lo tanto, se busca mediante la imposición de la pena,
disuadir al autor de cometer nuevos ilícitos en el futuro. Así, la pena solo será
indispensable si se logra dicho objetivo (Crespo, 2001).

El efecto preventivo especial se puede cumplir ya sea impidiendo mediante el


uso de la fuerza que el infractor recaiga en el delito, sea disuadiéndolo o
procurando condiciones que permitan que se abstenga de cometerlos.

5
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a) Prevención especial negativa

Según Crespo (2001) esta teoría plantea que la pena debe lograr el objetivo de
intimidar al sujeto con el fin de que no vuelva a reincidir, debe cumplir una
función rehabilitadora en que la pena deberá tender a corregir al delincuente.

Si ese sujeto no es corregible, deberá ser inocuizado, es decir, debe ser


eliminado como peligro futuro o una amenaza latente de realización de nuevas
conductas disruptivas, en otras palabras, se busca, sustraerlo del ámbito social.

A esta posición se le puede reprochar que no proporciona un estándar o límite


para la pena, es decir, se puede dar el caso de imposición de penas
indeterminadas o desproporcionadas, que pueden afectar derechos
fundamentales afectando la dignidad humana.

b) Prevención especial positiva

Esta teoría tiene por finalidad someter al malhechor a un tratamiento para lograr
su reinserción social. Se propone que el infractor, aquel que no se ha adaptado
correctamente a las normas sociales, retome al camino correcto, encuadre su
accionar de acuerdo a los estándares colectivamente impuestos, es decir, se
trataría de un acto de asistencia del Estado, puesto que se realizan acciones
directas sobre el condenado, donde también se hace presente una finalidad
humanizadora, pues hay una preocupación por el individuo concreto, por la
persona del delincuente (Crespo, 2001).

Delincuencia juvenil y prevención especial positiva

La Ley 20.084 determinó asignar una finalidad preventivo especial positiva a


las sanciones dispuestas en su catálogo, es decir, se buscó otorgar una
finalidad dirigida a responsabilizar al adolescente infractor y reinsertarlo
socialmente mediante una intervención individualizada de acuerdo a las
características particulares de cada joven. En otras palabras, se privilegió el
tratamiento del individuo para rescatarlo del camino delictual y reinsertarlo
6
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socialmente, listo para comenzar una vida de adulto sin faltas. En


contraposición al solo retribucionismo, que no es más que la imposición de una
pena por haber ocasionado un mal.

Se asignó dicha finalidad a la sanción penal juvenil, pues se entendió que el


adolescente debido a la etapa vital que atraviesa, puede ser acompañado,
instruido y encaminado a temprana edad con el fin de disuadirlo de continuar el
camino delictivo. Por otro lado, esta tendencia es acorde a los principios
internacionales recogidos por la Ley de Responsabilidad Penal Adolescente
(LRPA) e incorporados por la Convención internacional de derechos del niño
(CDN) y demás instrumentos internacionales que consagran derechos
fundamentales a todo ser humano, entre ellos, la búsqueda de la reinserción
social mediante una intervención (plan de intervención individual)
socioeducativa orientada a la preparación, capacitación del adolescente.

Este fin preventivo especial positivo, se plasma expresamente en la Ley 20.084,


en el Artículo 24 letra f) de la LRPA, al referirse a la idoneidad de la sanción que
debe recibir el adolescente, para fortalecer el respeto por los derechos y
libertades de las personas (fin retributivo de la sanción) y sus necesidades de
desarrollo e integración social (fin preventivo especial, se busca ayudar al
infractor a reinsertarse socialmente). Como se puede apreciar de esta norma, el
juez, al determinar la naturaleza de la sanción que impondrá al adolescente
infractor, debe tener presente ambos objetivos, que a todas luces, parecen
contraponerse a sus objetivos, al pretender, por un lado, responsabilizar al
adolescente mediante la imposición de un castigo y, por otro lado, reinsertarlo
socialmente durante la ejecución del mismo. Sin embargo, aquello no es tan
exacto, pues son fines que pueden ser alcanzados en forma paralela, no son
incompatibles en su ejecución. En efecto, el problema se presenta al momento
de determinación de la pena, pues el juez debe interpretar la norma de acuerdo
a fines de prevención general negativa o de prevención especial positiva.

En esta etapa del procedimiento, en el juzgamiento propiamente tal, se


debieran aplicar los principios rectores de esta especial normativa, que se
superponen a la norma general, en consecuencia, deben primar en su
7
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aplicación en lo sustantivo y adjetivo y, con mayor razón, al momento de


determinar a naturaleza de la pena. Aquí es donde el principio de interés
superior (interpretar en favor del adolescente) debe emerger como reforzador
de garantías individuales a favor del infractor, tales como mínima intervención,
traducido en que la privación de libertad quede asignada a infractores con un
alto compromiso delictual y respecto de hechos de verdadera relevancia social
como, por ejemplo, un adolescente de 17 años, con antecedentes previos y
condenado por el delito de homicidio. En tal sentido, la prevención general,
debe ceder frente a la prevención especial positiva, en tanto el interés colectivo
debiera ceder ante el interés individual del adolescente infractor. Dicho en otros
términos, el juez al ponderar la idoneidad de la sanción, debiera considerar
primeramente el interés superior del adolescente infractor versus los intereses
colectivos. El principio de interés superior debiera inclinar la balanza a favor de
imponer la pena menos intrusiva a los derechos del adolescente condenado. De
interpretar esta norma (Artículo 24 letra f) de la Ley 20.084) sobre prevención
especial negativa o de prevención general, sería seguir adoptando el criterio
que imposición de sanciones para los adultos.

Los delitos tipificados en el Código Penal y leyes especiales, contienen


sanciones que, en general, tienen un fin preventivo general o preventivo
especial negativo, pues sus objetivos principales son la retribución y la
inocuización del delincuente, es decir, apartarlo de la comunidad.

Con la dictación de la Ley 20.603 —que vino a modificar la Ley 18.216 que
establece beneficios alternativos a las penas privativas o restrictivas de libertad
respecto de condenas para adultos—, modificando con ella la mirada respecto
de los fines que aquella normativa asignaba a las penas. En efecto, a raíz de
las precarias condiciones de subsistencia de los condenados en las cárceles en
Chile y la sobrepoblación actual de ellas, se revisó la posibilidad de restringir la
imposición de penas privativas de libertad a ciertos delitos de escasa relevancia
social, pues las condenas impuestas por ilícitos de tal naturaleza, podrían ser
cumplidos en el medio libre y, con ello, fomentar la reinserción social de los
condenados.

8
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Dicha modificación se produjo, asimismo, por la necesidad de ajustar el sistema


carcelario a la modernización del sistema de justicia que se ha venido
implementado paulatinamente a partir del año 2000 en Chile y, en consonancia
con ello, se llegó a un consenso en cuanto al rol que cumplen las medidas
alternativas al cumplimiento de penas privativas y restrictivas de libertad,
facilitando con ello la reinserción social y evitando, por otro lado, carreras
delictivas.2 Se reconoce del mismo modo, el rol que deben jugar las medidas
alternativas en el sistema de penas en Chile, por un lado como una herramienta
preventiva especial, es decir, hacerse cargo del sujeto condenado para
reinsertarlo socialmente y, por otro, como un arma efectiva en el control de
delito (función de prevención general).

Efectos de la aplicación de la Ley 20.084 en la criminalidad juvenil

Con la entrada en vigencia de la Ley 20.084 y la experiencia obtenida durante


los seis años de funcionamiento del nuevo sistema penal juvenil, se han visto
los inconvenientes que ha traído aparejada la imposición de sanciones
múltiples, especialmente a jóvenes que se encuentran dentro del tramo de más
baja edad (14 y 15 años) y en relación a delitos de bagatela o de escasa
relevancia social. En efecto, la imposición de múltiples sanciones en forma
conjunta, ha hecho extremadamente difícil o imposible su cumplimiento no solo
por la incerteza del tiempo total de la pena, sino por la forma en que deben
cumplirse. Esto ha redundado, en definitiva, en la imposibilidad material de
cumplir las penas o por la poca significación del cumplimiento de objetivos
cuando el adolescente cumple la mayoría de edad o cambian sus
circunstancias personales.

Claramente con la dictación y entrada en vigencia de la Ley 20.084, se ha


incrementado en un porcentaje insospechado el número de jóvenes
condenados y con antecedentes penales, lo que redunda en el perjuicio que

2
Historia de la Ley 20.603, mensaje del ejecutivo. pp.5-8.

9
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traerá aparejada en la vida futura del adolescente dicha anotación. Así


también, ha tenido efectos no deseados, la interacción en los circuitos de
programas de intervención, que han debido mantener adolescentes de bajo
compromiso delictual con aquellos infractores más experimentados.

La entrada en vigencia de la LRPA no ha disminuido la criminalidad juvenil, por


el contrario, año tras año, se ven incrementadas las cifras de adolescentes
condenados, lo que puede atribuirse a que con el sistema previo se requería
declarar, en forma previa, la imputabilidad del infractor, para ser sometido a
proceso y eventualmente aplicar la sanción penal. Hoy, cualquier adolescente
que sea declarado culpable por un tribunal de la república, en el marco de un
procedimiento racional y justo, puede ser condenado si se encuentra en el
rango etario establecido por la Ley 20.084.

Proyecto de reforma a la Ley 20.084

Con la puesta en marcha de la Ley 20.084 y la experiencia acumulada durante


la vigencia de la LRPA, se han detectado problemas de fondo y de forma que
requieren ser corregidos a la brevedad, por los efectos perniciosos que se
están produciendo para el sistema y los sujetos a quienes se les aplica esta
legislación, pues no se estarían cumpliendo los objetivos de la ley.

Una mesa de trabajo conformada por miembros del Ministerio de Justicia,


poder judicial, Ministerio Público y Defensoría Penal Pública, han elaborado
ciertas propuestas de reforma en diversos tópicos de la LRPA, que han surgido
de las intervenciones de los operadores del sistema y especialistas en el tema,
así como también, de las observaciones e inquietudes formuladas por
instituciones como la Corte Suprema y la Cámara de Diputados en materias
tales como el fortalecimiento legal de la especialización de jueces, fiscales y
defensores, suspensión condicional de procedimiento, reglas especiales en
caso de internación provisoria y competencia para la aprobación de planes y
programas.

10
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Fundamentación de las modificaciones propuestas en el proyecto que


modifica la Ley 20.0844

Las modificaciones propuestas en el proyecto de reforma a la Ley 20.084,


abordan diversas materias que van de lo sustantivo a lo organizacional. A
continuación, se mencionarán las propuestas contenidas en el proyecto:

1) Una de las deudas de este nuevo sistema de enjuiciamiento penal juvenil,


ha sido la falta de especialización de sus actores y, por ello, se pretende
fortalecer la especialización de sus operadores, elevando los estándares de
conocimiento y de estudios especializados, con el fin de intensificar la
especialidad en materias sustantivas que permitan restringir la aplicación
supletoria de la norma general, cuando esta entra en oposición con los fines
de la Ley 20.084, lo que redunda finalmente en un perjuicio para el
adolescente imputado, pues en lo no previsto por la norma general, se
aplica la normativa establecida para el juzgamiento de adultos, en
consecuencia, el estándar superior que debiera tener la norma especial
(Ley 20.084) se diluye al aplicar la norma general y, en consecuencia, se
pierde la especialidad y el criterio diferenciador en el juzgamiento.

2) También se incorpora la idea de reestructurar la organización de los


tribunales, con el fin de que se permita revisar las causas de adolescentes
con preferencia a las de los adultos cuando en una misma audiencia se
siguen investigaciones en contra de ambos. Con ello también, se hace
efectivo el cumplimiento del principio de separación, para en un futuro no
muy lejano, crear tribunales dedicados exclusivamente al juzgamiento de
causas de adolescentes.

3) También se proponen cambios en materia de medidas cautelares


personales, en particular la internación provisoria, pues se ha abusado de

4
Boletín n° 7032-07, MINJU 2007, proyecto que modifica la Ley 20.084 de responsabilidad
penal del adolescente con el objeto de fortalecer la especialización de la justicia penal juvenil,
profundizar su función rehabilitadora y resolver algunos problemas surgidos en la práctica .

11
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su aplicación, de acuerdo a criterios contenidos en la norma general por


falta de regulación. En efecto, el Código Procesal Penal es el que regula los
criterios para decretar medidas cautelares, lo que ha significado, resolver
con el mismo criterio que se aplica a los adultos, perdiéndose la idea de que
la privación de libertad sea el último recurso y, lo más grave de esta
situación, ha sido que un gran porcentaje de jóvenes privados de libertad
mientras se investiga su causa, han sido condenados a sanciones
ejecutadas en el medio libre, por lo tanto, la internación provisoria se ha
transformado en una pena anticipada, que es lo que precisamente se ha
querido evitar.

4) Asimismo, se aborda el punto referido a la imposición de sanciones


múltiples, proponiéndose incriminar una pena única en caso de que sean
varios delitos, con el fin de que se puedan cumplir las finalidades de la
sanción, pues, en muchos casos, la imposición de múltiples penas de
naturaleza diversa ha redundado en la sobreintervención del adolescente
(múltiples planes de intervención) o derechamente, la imposibilidad de
cumplir las sanciones.

5) Asimismo, se pretende incorporar nuevas herramientas de justicia


restaurativa, lo que no es una novedad en la ley 20.084, pues la estableció
como sanción en el catálogo de penas (Artículo 10º de la LRPA reparación
del daño). El problema que surgió con la aplicación de esta sanción, es que
se pretendía aplicar justicia restaurativa respecto de delitos de menor
entidad y a los que podrían ser objeto de salidas alternativas a un juicio, por
lo tanto, no resultaba conveniente para los derechos del adolescente
preferir reparar el daño, porque igualmente representa una condena que
quedará registrada en su extracto especial de condenas. Por esa razón, ese
tipo de sanción no se aplica.

6) Otro asunto propuesto en el proyecto de reforma, es el tratamiento de las


adicciones, que se impone como sanción accesoria y que al incumplirse no
acarrea efectos ulteriores. Esta situación se produjo por la forma en que fue
establecida y no produjo el efecto deseado, que era la rehabilitación de los
12
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adolescentes adictos. Con la reforma pretendida se busca incorporarlos


mediante mecanismos de incentivos jurídicos, como la suspensión
condicional del procedimiento en casos en que hoy no es posible. Se
incorpora como un imperativo para el juez valorar la participación en un
programa de rehabilitación en casos de sustitución y así evitar que los
adolescentes persistan en el consumo problemático.

7) Se pretende eliminar la aplicación del procedimiento monitorio que se aplica


en caso de faltas, por ser incompatible con los fines de la Ley 20.084, sobre
todo, porque la sanción asociada a esos ilícitos de bajísima entidad, tienen
asignadas penas de multas, que claramente no es eficaz para que el
adolescente se responsabilice (pues el adulto responsable debe pagarla) ni
tampoco es útil como mecanismo de reinserción social y, lo más relevante,
se le merma su derecho a defenderse del cargo que se le imputa.

8) También se propone modificar ciertas normas de quebrantamiento, en


particular aquella referida a la sanción de libertad asistida especial, pues las
consecuencias del incumplimiento, son más gravosas que la de otras
sanciones incluso más intensas en su cumplimiento. Se propone introducir
advertencias, sanciones transitorias para evitar el quebrantamiento
definitivo, acorde a los principios de proporcionalidad, mínima intervención,
reinserción social como fin de la sanción penal juvenil, etc.

9) Finalmente, se modifica el Artículo 56 de la LRPA, que trata sobre el


traslado de adolescentes condenados que cumplen la mayoría de edad en
cárceles de adultos. Esta modificación era vital, puesto que al ser
trasladados los adolescentes a dichos recintos, se impide el cumplimiento
de los fines de la Ley 20.084, en razón de que Gendarmería no posee la
infraestructura ni los programas de reinserción social que exige la ley
especial. En consecuencia, dicho traslado se transforma en un cambio de
sanción-pena que impide la reinserción social y vulnera el principio de
legalidad.

13
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Conclusiones

Con la entrada en vigencia de la Ley 20.084 se estableció un sistema


diferenciado de juzgamiento para adolescentes infractores de la ley penal con
finalidades diferenciadas a las penas de adultos. En efecto, las finalidades
relacionadas a las sanciones de adolescentes son la responsabilización
asociada al fin preventivo general (retributivo) y, paralelamente, la reinserción
social, asociada al fin preventivo especial positivo (rescate del condenado para
insertarlo en la comunidad como un sujeto útil a la sociedad). En tanto, las
penas de adultos están relacionadas con un fin preventivo general y preventivo
especial negativo, que implican objetivos netamente retributivos y se busca la
inocuización del condenado.

Así, entonces, se busca que la imposición de la pena cumpla una finalidad


resocializadora que desmotive al adolescente a infringir la norma penal.

Los desafíos que plantea la aplicación de la LRPA son múltiples y de diversa


naturaleza, metas que deben ser tratadas con urgencia, si lo que se busca es
disminuir las tasas de criminalidad juvenil que, por estos días, parecen
aumentar exponencialmente. En la teoría, es plausible reinsertar a un
adolescente condenado si se cuenta con los recursos humanos, de
infraestructura y, en especial, con la voluntad política de mejorar el sistema,
pues si se llega al convencimiento de que vale la pena invertir en la
recuperación de la juventud infractora, se ahorra después en la mantención de
condenados adultos, con las secuelas a nivel familiar y social que ello trae
aparejado.

14
Lea esto primero. UNIACC, semana 6

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Cruz, B. (2006). Educación y prevención general en el derecho penal de

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Disponible en: http://goo.gl/1vjl2u

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alternativas a las penas privativas o restrictivas de libertad. Publicada en


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Lea esto primero. UNIACC, semana 6

el Diario Oficial el 27 de junio de 2012 (con vigencia diferida). Ministerio

de Justicia. Gobierno de Chile. Disponible en:

http://www.leychile.cl/Navegar?idNorma=1040510

Boletín n° 7032-07, MINJU 2007, proyecto que modifica la Ley 20.084 de

responsabilidad penal del adolescente con el objeto de fortalecer la

especialización de la justicia penal juvenil, profundizar su función

rehabilitadora y resolver algunos problemas surgidos en la práctica.

Disponible en: http://sil.congreso.cl/cgi-bin/sil_proyectos.pl?7032-07

Si usted desea referenciar este documento, considere:

UNIACC (2013). Prevención especial positiva y reinserción social.

Procedimientos Infraccionales y Responsabilidad Penal Adolescente.

(Semana 6).

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