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Compañeros y profesores Gina y Adalberto, buenas tardes: Es un ejercicio muy enriquecedor, les

confieso personalmente un poco difícil –éticamente hablando- hacer un juicio de valor al docente
y más con una evidencia de casi 13 minutos.

Bueno pero ¿cómo mejoraría la clase de historia? Según lo observado, el docente se muestra
como protagonista de la clase ya que la mayor parte del tiempo habla, hace preguntas pero que
no llevan al estudiante a hacer una relación de lo histórico y el contexto, parece casi una clase
tradicional/magistral. Si me dieran este tiempo de clase delimitaría el contenido propuesto, dando
más fuerza a ciertos conceptos como por ejemplo: Renacer, hombre y dios, ubicaría estos
conceptos – o uno solo- en la realidad inmediata o cercana de los jóvenes como lo sugiere Cajiao
(1989) para que sean susceptibles a ser observados, descritos, observados y analizados, para luego
ser comparados con otras realidades (p. 53) haría uso del recurso didáctico cartográfico, pidiendo
con anterioridad se trajeran fotografías o imágenes del barrio o del hogar que los estudiantes
pudieran relacionar con los conceptos desarrollados. También podría hacer una lluvia de ideas,
usando preguntas vitales como también nos lo propone Cajiao (1989) “¿quién soy?, ¿Quiénes son
los otros?, ¿qué es un grupo?, ¿cómo vive la gente?...” (p. 61). Así, haciendo uso de estrategias
didácticas que llevan a investigar, junto al hacer por medio de la participación, lleven poco a poco
al estudiante a sentirse y entenderse como un ser histórico. Hacer un trabajo más cooperativo con
el uso de carteles o murales –como lo llevé a cabo en mi intervención- en donde se construyera
conocimiento con la participación no solo del docente, sino, de los estudiantes. En la intervención
que llevé a cabo, hice uso de los anteriores recursos didácticos, pero en mayor medida, usé los
carteles y murales para el conocimiento de las culturas juveniles, tema que saca a flote la
historicidad del sujeto, desde lo cultural como un proceso de hábitos y costumbres individuales y
sociales.

Puede mejorarse la enseñanza de la historia, haciendo uso de herramientas tecnológicas pero


dando la posibilidad de que los estudiantes interactúen directamente con ellas –seguro saben
usarlas más que nosotros- , en solo una ocasión una joven se acerca al tablero. Pero, también
rescatando recursos didácticos y educativos más “tradicionales” que motiven a los estudiantes y
les ayuden a su proceso de enseñanza-aprendizaje, ya que en el vídeo observo la mayoría de
alumnos poco interesados, creo que es poco o nada significativa esta clase de historia.

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