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¿Qué son los valores?

Los valores se confunden con las cosas, constituyen su entraña. La perspicacia


intelectual del hombre ha de servirle para descubrirlos, es decir, saber descifrar
por qué una cosa es buena. Descubrir los valores sólo es posible a quien mira
positivamente el mundo, al que previamente ha comprendido que todo lo que
existe “existe por algo y para algo”; que cualquier ser, por pequeño que sea, tiene
su sentido y su razón de ser, es decir VALE. Para el que se coloca así ante el
mundo, y no pasivamente como cosa entre las cosas, todo cuanto existe es
bueno, todo cuanto existe es bueno, es un BIEN. De modo que podemos llamar
BIEN a cualquier a cualquier ser en cuanto es portador de valores. Y podemos
designar como VALOR aquello que hace buenas a las cosas, aquello por lo que
las apreciamos, por lo que son dignas de nuestra atención y deseo.
LA INTERIORIZACIÓN DE LOS VALORES
El ser humano, para comportarse como tal, ha de tender al bien que la razón le
propone corno objetivo de su natural tendencia a la felicidad. Hablar de valores
humanos es una redundancia, porque no puede hablarse de valores, sino en
relación con el hombre. Toca a éste hacer una valoración de las cosas, es decir,
entre los bienes que le solicitan y a los que naturalmente aspira. Porque los
valores no “existen” con independencia unos de otros, sino en lógica
subordinación, en referencia a una mayor o menor importancia en la apreciación
del sujeto que los descubre, ordenándolos en una “escala interior” que va a
constituirse en guía de su conducta.
Sólo así comprenderá que hay valores cuyo destino no es otro que el de ser
sacrificados en aras de valores más altos; que el dinero, por ejemplo, debe servir a
la persona y no la persona al dinero; que el sexo es un medio para expresar el
amor y no un fin en sí mismo; que se puede renunciar a la propia comodidad para
dar un minuto de felicidad a alguien.
Si la distinta jerarquización de los valores es lo que otorga la talla moral a cada
individuo, es evidente que la educación de una persona dependerá sin duda de
esta “escala moral” que haya interiorizado, y que se encuentra en congruencia con
el propio proyecto de vida como canalización de todas sus energías.
FUNCIONALIDAD DE LOS VALORES
El sujeto valora, pues, las cosas en función de sus circunstancias especiales,
puesto que siempre se encuentra en interacción con el mundo, es decir, con las
cosas, los bienes, los valores.
Un mendrugo de pan o un vaso de agua adquieren mayor valoración para un
sujeto que se esta muriendo de hambre o desfalleciendo de sed, que para el
glotón que, después de su hartazgo, siente náuseas con sólo mentarle la comida.
No es que el pan pierda o adquiera su valor a merced de las circunstancias. Lo
posee a despecho de las mismas; pero siempre dirá relación a un sujeto que
valora su importancia según sus motivaciones o necesidades.
“El mundo de los valores” constituye la puerta de entrada al “mundo de la
trascendencia”, puesto que los valores pueden hacer referencia a una realidad
metaempírica (realidad no verificable ni por los sentidos ni por la lógica de la
razón).
La valoración que hacemos de las cosas no la efectuamos con la sola razón, sino
con el sentimiento, actitudes, las obras... con todo nuestro ser.
Cuando nos situamos frente a una obra de arte y contemplamos la armónica
proporción de una estatua, el equilibrio de una estructura arquitectónica, la
armonía de una composición musical o el cromatismo y diseño de una pintura...,
con frecuencia sentimos un escalofrío que conmueve nuestro ánimo y nos impele
a pronunciarnos en emotivas exclamaciones de aprobación y admiración.
Es difícil expresar entonces lo que sentimos; pero, el juicio que emitiremos sobre
la belleza experimentada distará mucho de ser un juicio teórico.
Los lirios de Van Gogh o Los girasoles podrán venderse por miles de millones de
pesetas; pero una cosa es lo que cuestan y otra lo que valen. ¿Es que cuando el
célebre pintor malvivía en su indigencia aquellos cuadros no poseían el valor
artístico que hoy día se les reconoce? ¿Quién puede poner precio a un
sentimiento o a una emoción?
La venalidad del arte tal vez pruebe la mayor sensibilidad de nuestra cultura ante
los valores económicos; pero no creo que haya progresado mucho en otro tipo de
sensibilidades.
Concepto de Cívica
El concepto de cívica es un término proveniente del latín derivado del de
ciudadano, entendido como aquel miembro de la sociedad que ha llegado al grado
de madurez social suficiente como para actuar de acuerdo con las normas
vigentes. De este modo, se convierte en un adjetivo que caracteriza a las
personas que cumplen con una serie de pautas, orientadas hacia una buena
convivencia social en el seno de una comunidad.
No es habitual la utilización del término aislado, ya que los diccionarios lo
reconocen como adjetivo y no como un sustantivo, aunque puede oírse de ese
modo, como concepto abstracto que salude a la conciencia humana vinculada con
el comportamiento respetuoso con vecinos, o con las instituciones e intereses de
la patria. En general, el término funciona como adjetivo y por tanto acompaña a
sustantivos, para hacer referencia a algún principio u objeto, y vincularlo
directamente con esos valores sobre la patria y la buena convivencia.
La expresión “cumplir con el deber cívico“, que se utiliza coloquialmente en la
Argentina para hacer referencia al acto de votar, expresa la importancia que se le
asigna al sufragio en las democracias. Del mismo modo, el valor cívico es el coraje
para cumplir con esos deberes sin temor a represalias políticas, así como la
‘corona cívica’ es la que se le asignaba en la Antigua Roma a los héroes de
guerra, o la libreta cívica es un documento que acreditaba la condición de
ciudadanos en algunos países de Latinoamérica en el siglo pasado.
Se ha dicho que la cívica es una cualidad a la que se accede a partir de un
proceso madurativo. Sin embargo, no puede pensarse que las personas adquieren
esta maduración de manera azarosa o natural, por el simple paso de la edad. Por
el contrario, la familia, la tradición y la cultura resultan puentes fundamentales para
la adquisición de esa cultura cívica, pero al mismo tiempo se necesita una
formalización de esta inserción en el ámbito de la vida en sociedad. Dicho de otro
modo, es necesaria la existencia de una educación cívica en los ámbitos de
estudio, que transmita, cuanto menos, los valores que los niños deben adquirir
para ser buenos ciudadanos.

Definición de civismo
El civismo ante todo es una actitud que deberían observar todos aquellos
ciudadanos de una comunidad y que consiste en el cumplimiento de las
obligaciones que se presentan para con la comunidad a la cual pertenece.
El civismo supone la observación de unas pautas mínimas de comportamiento
social que son las que permitirán que los seres humanos podamos vivir en
colectividad. Las bases que propone esta conducta social son el respeto hacia el
prójimo, hacia el entorno natural, los objetos y las instituciones públicas, la buena
educación, la urbanidad y la cortesía.
Una persona puede demostrar su civismo a través de diferentes acciones
concretas: no arrojando papeles ni basura en el piso y en su defecto utilizando el
cesto, ayudando a sus pares cuando se sucede algún hecho que complica a
alguna región de la comunidad en la cual vive, preocupándose por aquellos que no
encuentran posibilidades para desarrollarse en los niveles profesional y personal y
el cumplimiento de su obligación de votar en aquellos países en los cuales el voto
resulta ser obligatorio; en tanto, este cumplimiento además de ser físico, es decir,
de asistir al lugar de votación que le corresponde por ley, lo más importante es que
se encuentre comprometido con un pensamiento de elegir aquella opción que se
considere más adecuada para garantizar la unión y prosperidad del lugar en el
cual habita. Es común, ya sea por falta de interés o porque directamente no le
interesa, que la mayoría de la gente vote por obligación, porque sí y no pensando
conscientemente en aquella propuesta que resulte la más apropiada para su
bienestar y el del mundo que la rodea.

Aquellos que demuestren capacidad para convivir en sociedad respetando y


considerando siempre al otro y también cumpliendo las alternativas mencionadas
en el párrafo anterior, se podrá decir de ellos que viven de acuerdo a la propuesta
fundamental del civismo.
Por otro lado, cuando una persona se maneja con suma educación y respeto se
dirá de la misma que se maneja con muchísimo civismo en su vida.
Definición de cultura
La cultura es el conjunto de formas y expresiones que caracterizarán en el tiempo
a una sociedad determinada. Por el conjunto de formas y expresiones se entiende
e incluye a las costumbres, creencias, prácticas comunes, reglas, normas,
códigos, vestimenta, religión, rituales y maneras de ser que predominan en el
común de la gente que la integra. El término cultura tiene un significado muy
amplio y con múltiples acepciones. Lo mismo sucede con palabras como ciencia,
conocimiento o fe, vocablos concretos con diferentes valoraciones y sentidos.
Al mencionar la palabra cultura se está haciendo alusión a un conjunto amplio de
conocimientos referidos a un ámbito concreto. Se puede hablar de cultura desde
un enfoque personal, gremial o colectivo y también como idea referida a una
globalidad de valores compartidos por una comunidad.
Decimos que un individuo tiene una amplia cultura cuando manifiesta
conocimientos diversos en temas muy variados: deporte, literatura, derecho o
medicina.
La variedad de culturas, así como el variado universo de formas y expresiones que
estas suponen, es materia de estudio principalmente de disciplinas como la
sociología y la antropología. Por ejemplo, y para ilustrar con un ejemplo esto que
comentamos más arriba, el festejo que se sucede tras la obtención de un
campeonato de fútbol, suele ser uno de los rituales más observados en varias
culturas latinas y europeas.
Si se utiliza la noción de cultura dentro de una profesión (pongamos como ejemplo
la medicina) estaríamos hablando de la cultura médica, esto es, el conjunto de
conocimientos, métodos y vocabulario propios de esta actividad profesional.
En el contexto de una comunidad de personas, cultura se aplica con un sentido
muy general, al hacer mención a las ideas, valores, creencias y tradiciones que la
conforman. Es lo que sucede cuando nos referimos a la cultura romana, griega o
escandinava.
En un sentido general, la cultura no es una realidad acabada, sino que es
totalmente dinámica y cambiante. En la cultura occidental, el conjunto de sus
elementos va modificándose con el paso del tiempo, produciéndose el fenómeno
de la fusión entre culturas. Este fenómeno es muy habitual y sucede cuando dos
planteamientos o visiones culturales se relacionan (pensemos en oriente y
occidente), provocando como resultado final una síntesis entre las dos
cosmovisiones.
Respecto del origen de la palabra y como consecuencia también de la utilización
que se le dará al término, más o menos, se remonta a la Edad Media, cuando se
lo usaba para referirse al cultivo de la tierra y el ganado, ya que proviene del latín
cultus que significa cuidado del campo y del ganado, en tanto, cuando se esté ya
en el siglo XVIII o Siglo de las Luces como también se lo conoce a este, en el cual
nacerá en muchos una profunda vocación por el cultivo del pensamiento,
inmediatamente el término mutará hacia el sentido figurado de cultivar el espíritu.
La cultura tiene sus lugares propios; centros o instituciones en los que se
desarrolla. Los museos, las escuelas o las bibliotecas son lugares especializados
en la cultura, donde las personas aprenden y se ejercitan para alcanzar un
determinado nivel de conocimientos.
El valor y la importancia de la cultura son indiscutibles. Hay un consenso global
sobre su relevancia. De hecho, cuando un pueblo tiene un índice elevado de
analfabetismo o falta de escuelas, hay un evidente problema social. La ausencia
de conocimientos o la pobreza de los mismos es lo que se denomina como
incultura. La frontera entre ambas es difícil de precisar, al requerir de una
valoración subjetiva y sujeta al debate y la discusión.
La cultura tiene un cariz sencillo y cotidiano cuando es de carácter popular. Y
adquiere un nivel superior si es una cultura especializada. En cualquier caso, no
se puede prescindir de la cultura, vivimos en ella.

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