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Nombre del Artículo: Conversatorios: Espacios de formación integral para los estudiantes

en formación escolar y universitaria

Autor: El Principito

A menudo, las aulas se convierten en escenarios donde no tiene cabida la reflexión

crítica y científica de los conocimientos de los docentes y de los libros. Estos espacios, si

bien contribuyen para que los estudiantes asuman con criterio los diversos módulos para ser

puestos en escena en un caso concreto, no promueven el enriquecimiento integral del joven,

por lo que se requiere una estrategia académica y pedagógica que la posibilite. Es el caso

del Conversatorio, que puede ser una herramienta esencial en la educación de los

estudiantes de las diferentes escuelas y universidades.

Cuando se habla de un conversatorio en un instituto de formación, se tiende a

considerarla como un momento en que los jóvenes han de expresar sus ideas sin

fundamentos claros y específicos. Es pensar que los estudiantes carecen de la sapiencia y de

la experticia intelectual para argumentar sus conocimientos, por el hecho de que ellos se

encuentran en un proceso de aprendizaje.

Sin embargo, hay que aclarar que este mecanismo, lejos de discriminar a los

estudiantes entre sí y entre ellos con los profesores, lo que busca, en gran medida, es

enriquecer la experiencia académica, rompiendo con las anteriores relaciones tradicionales,

propiciando el acercamiento de toda la comunidad educativa en torno a un espacio y un

tema específico que merece la atención de todos, sin distinción alguna.


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Es una propuesta que, actualmente, se encuentra desarrollada en algunas

instituciones de educación superior del país. Por ejemplo, la Universidad Católica Luis

Amigó ha facilitado la realización de diferentes conversatorios, en torno a diferentes

temáticas, como las artes, la pedagogía y la filosofía. Asimismo, son resaltables los

conversatorios en ingles en esta universidad, lo cual, además de contribuir al desarrollo de

este segundo idioma, promueve el acercamiento de saberes con diferentes estudiantes de

otras asignaturas.

En muchos lugares de Latinoamérica, sobretodo en México, específicamente en la

Universidad Autónoma de Coahuila (UAdeC), se han propiciado estos ambientes

académicos, que no buscan relegar otros espacios tradicionales de enseñanza, como las

clases en los salones y las actividades independientes, sino fortalecer el aprendizaje integral

de los estudiantes.

En el reconocimiento de esta estrategia, cada uno, desde el estudiante hasta el rector

del colegio o de la universidad, posee de manera intrínseca las capacidades intelectuales

que pueden dar cuenta, de manera reflexiva, de un asunto determinado, bien sea en el

campo de la política, la economía, las artes, el deporte, e incluso la educación, haciendo

énfasis en lo que sucede en estos campos a nivel nacional.

Es un momento para conocer las diferentes propuestas, además de apoyar y orientar

a quienes no tengan un conocimiento claro sobre el tema expuesto. Este es un espacio

donde dicho tema convoca a todo un núcleo formativo, reconociendo que, más allá de los

niveles académicos, intelectuales y profesionales que cada uno pueda tener, lo que

verdaderamente es común para todos es la sensibilidad por los problemas que aquejan a los
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colombianos, y que, por ende, dificultan el progreso para la consecución de una paz estable

y duradera.

Muchos otros beneficios se pueden extraer de los conversatorios para el ambiente

académico, tato escolar como universitario. Se destaca que, con esta propuesta, los

estudiantes aprenden a intercambiar y a confrontar ideas, a construirlas, a enriquecerlas y a

darles valor, todo desde un clima de respeto hacia las opiniones e ideas ajenas, puesto que,

si bien nadie tiene las mismas perspectivas, todos, al final, si buscan el bienestar y las

mejores alternativas, tendrán la razón.

Otro beneficio que se deriva de estos espacios académicos es que los mismos

estudiantes rompen con el hielo que los paraliza a exponer sus ideas de manera libre y

empoderada, abandonando todo temor y timidez para hablar en público. Sin dejar de lado la

necesidad de aprender a escuchar, los jóvenes desarrollan habilidades y destrezas que les

ayuden a exponer un tema sin pensar en el “qué dirán”, sabrán desenvolverse con soltura y

espontaneidad, y estarán capacitados para transmitir, de manera prudente, las opiniones e

ideas que se puedan generar en los pasillos o en las redes sociales, de modo que, sin

traspasar la línea del respeto hacia otros miembros del recinto académico, se empiece a

construir, desde allí, una sociedad democrática y digna de los ciudadanos que la componen.

Cabe mencionar que los profesores y demás miembros del cuerpo directivo de las

instituciones también se benefician de los resultados de los conversatorios. Por medio de

estos, se enriquece la labor docente, se nutre el contenido académico, se adquieren nuevas

propuestas pedagógicas, y se facilita la comunicación entre educadores y educandos.


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No es fácil proponer un conversatorio en un ambiente escolar o universitario, donde

las ideas convergen, pero el desinterés por confrontarlas es evidente. A pesar de ello, este

espacio se hace mucho más enriquecedor si los participantes se adhieren a la propuesta de

manera libre y voluntaria, solamente por el deseo de querer aprender y conocer otras

perspectivas. Por lo cual, el colegio o la universidad se convierten en ciudadelas

académicas interactivas, donde se disfruta del aprendizaje y del reconocimiento de las

opiniones que puedan tener otras personas.

Como toda propuesta, no debe ser asumida sin una previa preparación. Debe

contener un objetivo general, unos objetivos específicos, un cronograma; los temas deben

ser acordes, tanto con los gustos e intereses de los estudiantes, como a las necesidades del

momento; quiénes lo van a coordinar, cómo se va a desarrollar y en dónde, etc.

En algunos conversatorios sería muy enriquecedor, no solo tener en cuenta a los

estudiantes, docentes y demás miembros de la dirección del colegio o de la universidad,

sino también la oportuna participación de los padres de familia. Por supuesto, ellos tienen

voz y voto para expresar sus ideas y, como miembros de la comunidad educativa, la

experiencia que puedan tener del recorrido de la vida puede estimular, en sus hijos, el deseo

de seguir aprendiendo.

Los colegios y universidades de Colombia son responsables de la educación y

formación de los jóvenes. Por eso, no hay que olvidar que la misma palabra “educar” exige

mucha más atención. Etimológicamente, este término deriva de las voces latinas “educare”

(instruir, formar, de afuera hacia adentro) y “educere” (extraer, sacar, de adentro hacia

afuera). En consecuencia, los conversatorios y otras propuestas académicas innovadoras


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están pensadas para que, explotando las capacidades intrínsecas de los estudiantes, se

estimule el deseo de fortalecer el proceso de aprendizaje integral de los mismos.

Cuando se facilitan los ambientes propicios para la construcción de verdaderos y

auténticos educandos, por medio de diversas propuestas creativas de formación académica,

como son los conversatorios, se puede hablar de un auténtico proceso de educación, donde

el objetivo será impulsar una nueva generación de jóvenes, que contribuyan, con su

esfuerzo, disciplina y dedicación, a construir una sociedad democrática y educada.

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