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El proyecto urbano forma parte de la cultura de una época y se vincula con las categorías
estilísticas de esa cultura. En este artículo, examinamos los distintos aspectos de las
ciudades hispanoamericanas que fueron proyectadas y trazadas en el siglo XVI, en relación
a la cultura de la sociedad "hispanoamericana" que estilísticamente vivió el pasaje de la
Edad Media al Renacimiento y el encuentro con lo americano. Antes de 1530, las
fundaciones en el Caribe y Tierra Firme practicaron un urbanismo medieval, regular pero
lejano de la cuadrícula y funcionalmente policéntrico. Afirmamos que en la nueva ciudad
hispanoamericana inventada como cuadrícula urbana hacia 1530, el renacimiento es la
categoría dominante de su estructura urbana y de su organización funcional. Regularidad,
geometría, modulación, simplicidad, centralidad son las cualidades que la colocan en
armónica relación con el ambiente renacentista de los tiempos de la corte del emperador.
Pero también en la ciudad cuadricular pueden encontrarse rasgos del paisaje urbano de
carácter medieval como también una sorprendente escala en el tamaño de las manzanas y
de la plaza mayor que sugieren un origen americano.
el ámbito del Caribe y encontró en México, hacia 1530, la fórmula que le permitió
regular de planta cuadrada con la plaza al centro; solución que bien pudo adaptarse
pragmáticamente cuando las condiciones del sitio lo hicieron necesario. Dicho tipo se
toda Hispanoamérica a lo largo del siglo XVI.1 Fue una solución de regularidad
las ciudades que acababan de trazarse. Pero muchos de los sitios elegidos para fundar
toda esa tarea, el modelo urbano geométrico estaba definido; la primera escritura de los
plasmado en el territorio. A las innovaciones asombrosas del siglo XVI les siguió la
consolidación conservadora del siglo y medio siguiente; era un mundo que había
alcanzado cierto grado de estabilidad; “a fines del siglo XVI...las principales rutas
cambios hasta fines del período colonial...las bases del sistema administrativo y
experimental que se prolongó durante la mayor parte de la primera mitad del siglo XVI.
BRECHA CRECIENTE
Las distancias ideológicas entre el denominado judío religioso y el judío laico se agravan
en todo el mundo llevando al pueblo judío a un abismo cuyo fondo no alcanza a verse.
Chile más de un cuarto de su población tiene una pertenencia directa a un espacio urbano
que es parte de la ciudad desarrollada con
ejemplos patéticos como los de algunas Comunas de la perifaria de Santiago que tienen
unos pocos teléfonos para cientos de miles de
habitantes, mientras existe discado directo con lugares tan recónditos como Madagascar
o Dacca, que nos está dando una idea de las condiciones de esta ciudad.
Santiago, que treinta años atrás tenía aproximadamente dos millones de habitantes en
una superficie aproximada de 22,000 hectáreas. ha pasado a tener 4.800.000 hectáreas en
unasuperficie de 50.000 hectáteas, manteniendo una densidad cercana a los 100
habitantes por hectáreas. Obviamente que comparando estas cifras con Lima, México o
Sao Paulo no son preocupantes. Lo que sí motiva a una reflexión es la creciente
marginalidad y segregación en áreas estancas que está produciéndose en Santiago a un
acelerado ritmo en los últimos quince años y con características que parecen poco
reversibles.
Tenemos una "ciudad" con una gran extensión y baja densidad, sin infraestructura
adecuada para servir eficientemente y a bajo costo a esta "mancha amorfa" y con
permanentes embates naturales como terremotos e inundaciones y con uno de los niveles
de polución ambiental más graves del mundo.
Estas características en ningún caso tienen relación con las expectativas de mejoramiento
de la calidad de vida que buscan los habitantes de la "periferia involuntaría".
Algunos ejemplos son demostrativos de esta realidad: sólo cinco comunas, que
representan el 25% de la población, concentran el 80% de las plazas, parques y áreas
verdes y el 95% de equipamiento comercial, administrativo y de salud.