La claustrofobia del latín claustrum (cerrado), según el Manual
diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, es considerada una fobia específica dentro de los trastornos de ansiedad.
Al ser un miedo a los espacios cerrados, aquellos que la padecen
suelen evitar los ascensores, los túneles, el metro, las habitaciones pequeñas.
la persona claustrofóbica no tiene miedo al espacio cerrado en sí
mismo, sino a las posibles consecuencias negativas de estar en ese lugar, como quedarse encerrado para siempre o la asfixia por creer que no hay suficiente aire en ese lugar.
Se estima que entre un 3 y un 6% de la población general padece de
claustrofobia, originada generalmente por haber vivido una experiencia desagradable en un espacio cerrado (como quedarse encerrado en un ascensor).
En declaraciones a ELMUNDO.es, Matthew Longo reconoce:
"Hemos encontrado que las personas con más niveles de claustrofobia tienen un exagerado sentido del espacio que les rodea. En este momento, no sabemos aún si es la distorsión en la percepción espacial la que lleva al miedo, o viceversa. Ambas situaciones son probables".
“Si aumentamos nuestra comprensión sobre los factores que
contribuyen a la claustrofobia, tal vez podamos ayudar a los médicos a desarrollar terapias más eficaces contra este tipo de miedo que puede ser muy debilitante” mencionan algunos investigadores.
Se cree que la claustrofobia puede comenzar por un hecho traumático
en un lugar pequeño y cerrado. “Sin embargo sabemos que algunas personas que experimentan estos sucesos, en espacios reducidos, no desarrollan claustrofobia” insiste el Doctor Longo.