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(Eslovaquia)
ISSN: 2254-4496
Reseñas
•La cámara y el cálamo. Ansiedades cinematográficas en la narrativa
hispánica de vanguardia, de Gustavo Nanclares. POR BEATRIZ LEAL RIESCO, PÁG. 173
•Unidades fraseológicas y TIC, de Mª Isabel González Rey (ed.). POR ROBERTO
RUBIO SÁNCHEZ, PÁG. 183
Editorial
El
impulso
de
las
redes
sociales
como
objeto
de
estudio
y,
ya
sin
duda
alguna,
como
método
de
difusión
de
la
ac9vidad
académica,
sigue
avanzando
y
este
número
de
Caracteres.
Estudios
culturales
y
crí7cos
de
la
esfera
digital
da
buena
muestra
de
ello
por
la
confluencia
de
arPculos
sobre
los
diferentes
espacios
de
comunicación
social
en
la
red.
Los
procesos
de
consolidación
y
maduración
de
las
redes
se
están
dando
en
estos
momentos,
algo
lógico
si
tenemos
en
cuenta
los
años
que
suman
ya
las
más
populares,
como
Facebook
(fundada
en
2004)
o
TwiMer
(originaria
de
2006),
pero
también
las
profesionales
o
académicas,
como
pueden
ser
LinkedIn
(debutó
en
2003)
o
Academia.edu
(desde
2008).
Del
mismo
modo,
surgen
cada
año
nuevas
redes
sociales
de
todo
9po,
orientadas
a
diferentes
públicos
y
necesidades
comunica9vas,
y
otras
caen
en
el
olvido.
Desde
luego,
el
componente
social
de
la
red
en
cualquier
forma
(compar9r
imágenes,
grabaciones,
lecturas
y,
por
supuesto,
compar9r
también
las
experiencias
de
recepción)
no
es
ya
una
novedad,
sino
una
realidad
común
que
no
ignoran
individuos,
ni
empresas,
ni
ins9tuciones.
Los
usos
que
se
dan
a
estas
redes
y
cómo
se
ha
llegado
a
esta
ellas
(tanto
creadas
desde
cero
como
a
través
de
procesos
de
integración
de
funciones
de
sociabilidad
sobre
plataformas
previas)
se
expanden
y
son
ya
herramientas
co9dianas
para
los
expertos
en
comunicación,
polí9cos
y,
en
realidad,
una
can9dad
creciente
de
profesionales
que
encuentran
en
estas
formas
de
relación
digital
vías
comunica9vas
aptas
para
los
diferentes
obje9vos
que
surgen
en
cada
momento.
La
red
es
un
espacio
semionauta
que
sufre
una
bipolarización
entre
el
eje
empresarial
(los
servicios
de
pago
y
los
servicios
en
los
que
los
usuarios
se
erigen
como
valor
propio
y,
por
tanto,
como
producto
que
aporta
potencia
monetaria
a
la
empresa
que
suministra
dicho
servicio)
y
el
procomún,
el
potlatch
digital
o,
si
queremos,
el
ubuntu
en
internet:
la
lealtad
máxima
entre
las
personas
y
entre
las
relaciones
que
se
establecen
con
las
personas
que
habitan
la
digitalidad.
“Lo
que
es
mío
es
de
todos”
es
uno
de
los
lemas
que
se
derivan
de
estos
5
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
conceptos
basados,
principalmente,
en
el
bien
compar9do,
en
el
éxito
de
la
colec9vidad
frente
a
lo
individualizado.
El
choque
de
fuerzas
entre
los
modelos
de
negocio
(legí9mos)
y
quienes
defienden
ese
procomún
es
constante
y
cada
vez
más
evidente
en
internet
y
esto
influye
también
en
el
tratamiento
de
la
información,
en
el
derecho
real,
percibido
o
asumido
más
allá
de
lo
estrictamente
cedido
por
el
autor
o
los
autores
primigenios
de
los
ítems
creados
o
distribuidos
en
la
red
de
redes.
Los
textos,
por
ejemplo,
son
procesados
y
reprocesados,
imitados,
copiados,
reenviados…
y
así
sucede,
potencialmente,
con
cualquier
ítem-‐objeto
(aunque
sea
digital)
o
cualquier
ítem-‐intelectual.
Hay
nuevas
fronteras
de
la
propiedad,
del
esfuerzo
y
de
la
creación
que
ex9enden
sus
raíces
hasta
los
principios
antropológicos
de
la
solidaridad
grupal.
Internet
es
el
campo
de
acción,
pero
la
red
social
es
la
vía
de
comunicación
y,
más
todavía,
la
vía
de
conceptualización
y
visibilización
de
la
colec9vidad:
el
germen
de
la
conciencia
de
grupo.
No
puede
extrañarnos,
por
tanto,
que
se
haya
dado,
como
decíamos
antes,
una
fuerte
confluencia
de
arPculos
que
orbital
en
torno
a
la
esfera
de
la
red
social
como
ítem
de
estudio
académico.
Así,
Pablo
Marín
Escudero
firma
una
visión
sociocrí9ca
de
los
discursos
de
Google
y
TwiMer,
dos
de
los
mayores
gigantes
de
internet.
De
la
misma
manera,
Rocío
Flax
propone
en
su
arPculo
el
estudio
discursivo
de
Juan
Cabadié,
figura
polí9ca
argen9na,
a
través
de
sus
mensajes
y
relaciones
en
TwiMer.
El
estudio
lingüís9co
realizado
en
torno
a
las
comunicaciones
de
chat
realizado
por
Anais
Holgado
y
Álvaro
Recio
nos
permite
aproximarnos
a
los
elementos
discursivos
par9culares
de
estas
formas
de
comunicación:
el
chat
no
es
solo
una
forma
de
comunicación
en
sí
misma,
sino
que
se
integra
en
plataformas
como
las
redes
sociales
de
mayor
impacto
y
muchos
de
sus
rasgos
son
apreciables
en
microblogueo,
nanoblogueo
y
otras
formas
de
comunicación
textual
que
favorecen
la
velocidad
y
lo
instantáneo.
Esta
presencia
capital
de
lo
social
se
aprecia
también
en
la
entrevista
a
Yoani
Sánchez
que
ofrece
Vinicius
Mariano
de
Carvalho,
acompañada
de
las
reflexiones
en
torno
a
la
blogosfera.
En
este
contexto,
no
debe
extrañarnos
que,
entre
las
reseñas
de
este
número,
encontremos
la
del
libro
Unidades
fraseológicas
y
TIC
editado
por
Mª.
Isabel
González
Rey.
6
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
La
otra
reseña
que
se
presenta
en
este
número
es
la
del
libro
La
cámara
y
el
cálamo.
Ansiedades
cinematográficas
en
la
narra?va
hispánica
de
vanguardia,
de
Gustavo
Nanclares.
El
cine
es
una
de
las
vías
expresivas,
narra9vas
y
arPs9cas
que
más
trayectoria
-‐por
su
extensa
historia,
por
supuesto-‐
abarca
como
foco
de
reflexiones
intermediales
en
todas
sus
ver9entes.
Su
relación
con
las
obras
literarias
no
es
ningún
secreto
y
ese
es
uno
de
los
puntos
principales
de
atención
en
este
trabajo.
Los
estudios
de
Humanidades
Digitales
en
su
concepción
más
clásica
—la
que
nace
de
la
informá9ca
humanís9ca
(esto
es,
la
aplicación
de
recursos
tecnológico-‐informá9cos
a
las
áreas
herederas
de
la
tradición
del
humanitas)—
son
extensamente
analizadas
por
Antonio
Rojas
Castro,
quien
presta
atención
a
la
trayectoria
de
este
ámbito
de
estudio
y
trabajo
en
España.
Se
traza,
de
este
modo,
un
extenso
mapa
de
proyectos
en
nuestra
esfera
nacional
sin
obviar
el
contexto
transnacional.
En
una
línea
muy
próxima,
Claudia
Porcel
nos
permite
con
su
arPculo
aproximarnos
a
los
métodos
digitales
que
se
aplican
en
la
tarea
arqueológica:
el
uso
de
tecnologías
y
herramientas
para
un
mejor
desarrollo
de
las
prác9cas
y
técnicas
del
estudio
de
la
Historia.
Loreto
Alonso,
por
su
parte,
aporta
un
estudio
sobre
las
prác9cas
simbólicas
en
el
arte
más
actual,
el
de
comienzos
de
este
siglo
que
ahora
habitamos.
Sin
duda
alguna,
el
análisis
de
las
prác9cas
discursivas
de
la
cibercultura
que
aporta
Julio
César
Sal
completa
una
amplia
perspec9va
de
las
expresiones
culturales,
arPs9cas
y
sociales
en
el
espacio
de
la
red.
El
trabajo
de
Sal
se
sitúa
también,
en
buena
medida,
en
el
espectro
de
los
estudios
en
torno
a
los
espacios
sociales
de
internet.
En
la
senda
del
potlatch
de
la
red
Wladimir
Chávez
analiza
la
figura
de
una
palabra
tan
maldita
como
plagio
en
los
nuevos
espacios
tecnológicos
de
internet.
La
posmodernidad
abre
caminos
que
redefinen
qué
es
lo
propio
y
cuál
es
el
papel
del
creador
no
solo
entre
sus
iguales
sino
también
en
la
aportación
de
la
máquina
(el
código
informá9co),
los
remezcladores
y
reprocesadores
de
contenidos
que
avanzan
hacia
el
homo
sampler.
Una
influencia
similar
es
la
que
se
da
en
los
estudios
de
la
memoria:
las
tecnologías,
los
espacios
digitales,
crean
una
nueva
estructura
del
recuerdo
y
de
la
permanencia
del
mismo.
El
archivo
clásico,
escritorial
y
bibliotecario,
se
convierte
en
nuevas
vinculaciones
no
lineales,
en
formas
no
anatómicas
—y,
7
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
por
tanto,
no
atomistas,
sino
pertenecientes
al
reino
(trans)rsico
del
bit—
,
como
plantea
Juan
Carlos
Cruz
en
su
arPculo.
El
siguiente
número
de
Caracteres
será
el
primero
en
contar
con
un
dossier
monográfico.
Este
dossier
está
siendo
coordinado
por
Álvaro
Llosa
Sanz.
Con
el
Ptulo
de
Universos
transmedia
y
convergencias
narra7vas
perseguirá
analizar
la
reciente
convergencia
de
medios,
soportes,
plataformas
y
audiencias
que
se
está
consolidando
mediante
la
incorporación
de
nuevas
tecnologías
digitales
con
el
fin
de
contar
historias.
hMp://revistacaracteres.net/revista/vol2n2noviembre2013/editorial
8
Artículos de investigación:
Caracteres
Inves7gaciones
en
torno
a
las
disciplinas
que
componen
las
Humanidades
Digitales.
Los
arBculos
son
some7dos
a
arbitraje
doble
con
sistema
de
doble
ciego.
ABSTRACT:
This
ar7cle
is
divided
into
three
sec7ons:
the
first
focuses
on
some
analogies
and
historical
parallels
that
shape
digital
technology,
the
hypertext
and
interac7vity,
such
as
the
book
and
the
prin7ng
press.
My
aim
in
the
second
sec7on
is
to
map
the
development
of
the
crea7on
of
digital
environments
for
archives,
corpus,
libraries
and
scholarly
edi7ons
of
medieval
and
Golden
Age
literary
works
by
the
Spanish-‐speaking
academic
community
from
1986
to
2005.
Of
course
my
account
cannot
be
comprehensive,
but
it
aims
to
be
representa7ve,
nevertheless.
The
last
sec7on
traces
the
evolu7on
of
the
rela7onship
between
the
literary
studies
and
informa7on
technology
from
2006
un7l
2013
when
the
first
official
Digital
Humani7es
conference
took
place
in
Spain.
RESUMEN:
Este
arjculo
consta
de
tres
partes:
en
la
primera
me
ocupo
de
algunas
analogías
y
paralelismos
históricos,
tales
como
el
libro
y
la
imprenta,
que
han
moldeado
la
reflexión
en
torno
a
la
tecnología
digital,
al
hipertexto
y
a
la
interac7vidad.
En
la
segunda
parte
mi
obje7vo
es
trazar
una
panorámica
ordenada
cronológicamente
sobre
los
principales
proyectos
de
digitalización
(bibliotecas,
archivos,
corpus
y
ediciones
de
obras
literarias
medievales
y
áureas)
aparecidos
en
el
ámbito
académico
hispánico
desde
1986
hasta
2005;
por
supuesto,
el
recuento
es
incompleto
pero
aspira
a
ser
representa7vo.
Por
úl7mo,
la
tercera
parte
se
centra
en
cómo
ha
evolucionado
la
relación
entre
estudios
literarios
y
la
tecnología
digital
desde
2006
hasta
la
celebración
del
primer
congreso
oficial
sobre
Humanidades
Digitales
en
2013.
KEYWORDS:
prin7ng
press,
hypertext,
digital
library,
digital
scholarly
edi7on,
Digital
Humani7es
PALABRAS
CLAVE:
imprenta,
hipertexto,
biblioteca
digital,
edición
académica
digital,
Humanidades
Digitales
____________________________
Finding
new
precedents
in
past
things
and
experiences
is
how
we
make
sense
of
what
is
new,
perhaps
even
how
we
perceive
the
new
at
all.
Willard
McCarty
1. Introducción
El
trabajo
con9nuo
de
inves9gadores
como
Charles
B.
Faulhaber,
Francisco
Marcos
Marín,
Antonio
R.
de
las
Heras,
José
Manuel
Lucía
Megías
o
Alejandro
Bia
en
torno
a
ciertos
temas
recurrentes
y
lecturas
compar9das
puede
percibirse
como
la
existencia
en
estado
latente
de
10
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
una
red
de
interesados
en
la
relación
entre
la
literatura
y
la
informá9ca
o
la
tecnología
digital 1.
Esta
red,
con
sus
nodos
y
enlaces,
sería
anterior
a
la
difusión
del
membrete
“Humanidades
Digitales”
en
España 2,
entre
2005
y
2006,
y
a
su
aún
más
reciente
ins9tucionalización
por
medio
de
asociaciones,
congresos,
másteres
y
revistas.
Las
Humanidades
y
la
informá9ca
han
confluido
en
proyectos
de
inves9gación
desde
finales
de
los
ochenta
en
el
seno
de
las
disciplinas
humanís9cas
tradicionales,
especialmente
en
los
departamentos
de
Filología.
Pensar
lo
contrario
supondría
caer
en
una
de
las
trampas
del
realismo
platónico;
o
dicho
u9lizando
una
metáfora
geopolí9ca,
confundir
el
mapa
con
el
territorio.
No
solo
han
exis9do
numerosos
proyectos,
como
el
ADMYTE,
la
Biblioteca
Virtual
Miguel
de
Cervantes,
el
CORDE
y
el
CREA,
sino
que
la
bibliograra
sobre
la
tecnología
como
herramienta
u
objeto
de
estudio
en
las
humanidades
es
abundante
y,
desde
un
punto
de
vista
metodológico,
muy
variada 3.
Hacia
2003,
sin
embargo,
se
perciben
los
primeros
intentos
de
dotar
de
autonomía
a
los
estudios
humanís9cos
interesados
en
el
uso
de
la
informá9ca;
José
Manuel
Lucía
Megías
(2003)
publica
en
la
revista
Incipit
un
arPculo
que
lleva
por
Ptulo
“La
'Informá9ca
Humanís9ca':
notas
volanderas
desde
el
ámbito
hispánico”
pero
el
membrete
carece
de
difusión
y
es
muy
poco
u9lizado.
Dos
años
más
tarde
la
expresión
“Humanidades
Digitales”
empieza
a
u9lizarse
en
España
en
arPculos
académicos
pero
no
se
consolida
hasta
el
nacimiento
de
la
asociación
Humanidades
Digitales
Hispánicas
en
2011.
Este
arPculo
se
vertebra
en
tres
grandes
bloques
en
torno
al
libro
y
al
hipertexto,
a
la
edición
académica
digital
y
a
la
emergencia
de
las
Humanidades
Digitales
como
disciplina
autónoma.
Sin
embargo,
las
secciones
comparten
más
afinidades
que
diferencias,
pues
un
mismo
espíritu
de
interconexión
anima
tanto
a
las
tenta9vas
de
interrelación
-‐mediante
enlaces
o
e9quetas-‐
que
ofrece
el
medio
digital
a
los
editores,
por
un
lado,
como
a
las
prác9cas
colabora9vas
de
los
humanistas
digitales,
por
el
otro.
En
este
sen9do
creo
que
el
hipertexto
ha
dado
vuelo
a
la
imaginación
de
los
editores
mientras
que
las
limitaciones
técnicas
de
la
digitalización,
que
a
1 Este arjculo ha sido financiado por el proyecto de inves7gación TODO GÓNGORA II [I+D+I FFI2010-‐17349].
2 He intentado centrarme en publicaciones y proyectos radicados en España pero resulta muy di‚cil obtener una
fotogra‚a
completa
del
desarrollo
y
las
relaciones
entre
los
estudios
literarios,
la
tecnología
digital
y,
más
recientemente,
la
emergencia
de
las
Humanidades
Digitales
sin
tener
en
cuenta
las
aportaciones
de
los
hispanistas,
es
decir,
cuánto
se
ha
hecho
o
se
ha
dicho
más
allá
de
las
fronteras
estatales
y
en
otros
idiomas.
3
Por
ejemplo,
el
grupo
de
Humanidades
Digitales
de
Zotero
cuenta
en
la
actualidad
con
más
de
cien
referencias
bibliográficas
en
varios
formatos
e
idiomas
y,
aunque
probablemente
predominen
trabajos
filológicos,
la
Semió7ca
y
la
Teoría
de
la
Literatura
están
bien
representadas.
El
enlace
es
el
siguiente:
<hXps://www.zotero.org/groups/
humanidades_digitales>.
11
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
menudo
imponen
jerarquías
y
una
rígida
estructuración
de
los
datos,
han
disuelto
algunas
de
las
quimeras
de
la
teoría.
El
obje9vo
de
este
apartado
es
dar
cuenta
de
las
principales
contribuciones
crí9cas
sobre
el
modo
en
que
se
ha
revisado
la
historia
del
libro
y
se
han
pensado
las
implicaciones
del
hipertexto
en
el
territorio
peninsular
durante
los
años
noventa
del
siglo
pasado
y
la
primera
década
del
XXI.
Por
lo
general,
la
tendencia
es
interpretar
la
tecnología
digital
en
términos
históricos,
es
decir,
buscando
antecedentes
tanto
para
legi9mar
los
cambios
como
para
neutralizar
su
aparente
novedad.
Desde
mediados
de
los
años
noventa
Internet
y
el
libro
electrónico
se
comparan
a
menudo
con
otros
soportes
o
tecnologías
pasadas;
por
lo
general
no
se
percibe
una
fractura
total
con
la
tradición
sino
más
bien
la
culminación
de
un
proceso
democra9zador
iniciado
con
el
invento
de
Gutenberg.
Si
la
imprenta
redujo
el
coste
de
la
producción
de
libros
y
facilitó
la
mul9plicación
de
copias,
Internet
se
considera
un
nuevo
cauce
de
transmisión
de
la
información,
más
barato,
más
inmediato
y
de
alcance
global;
por
su
parte,
el
libro
electrónico
suele
ponerse
en
relación
con
otras
mutaciones
precedentes
como
el
paso
del
volumen
al
códice
y
por
eso
se
debate
sobre
la
posible
desaparición
del
libro
impreso.
Uno
de
los
primeros
trabajos,
al
menos
hasta
donde
tengo
no9cia,
que
ar9culan
la
analogía
entre
la
invención
de
la
imprenta
y
la
tecnología
digital
pertenece
a
Charles
B.
Faulhaber
(1986),
recoge
las
actas
del
noveno
congreso
de
la
Asociación
Internacional
de
Hispanistas
(AIH)
y
en
él
resuenan
las
siguientes
palabras
del
gran
hispanista:
La
comparación
con
el
siglo
XV
es
instruc9va.
Hace
500
años
la
imprenta
balbuceaba.
Los
impresores
aún
imitaban
a
ojos
cerrados
el
formato
del
libro
manuscrito,
dejando
si9o
para
las
iniciales
y
orlas
iluminadas,
preparando
textos
escolares
con
glosas
interlineares
y
marginales,
dando
comienzo
a
la
obra
con
la
primera
hoja
del
texto,
sin
portada.
Tardaron
mucho
en
darse
cuenta
de
que
las
técnicas
para
la
producción
de
manuscritos
se
amoldaban
mal
a
las
posibilidades
de
la
imprenta;
ésta
necesitaba
un
formato
propio.
[...]
Estamos
en
el
período
“incunabular”
del
ordenador.
De
hecho,
los
paralelismos
cronológicos
son
asombrosos.
La
12
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
imprenta
se
desarrolló
en
los
cuarenta
del
siglo
XV;
el
ordenador
en
los
cuarenta
de
éste.
La
imprenta
se
internacionalizó
en
la
década
de
1460;
el
ordenador
en
la
de
1960.
En
1987
el
ordenador
está
donde
la
imprenta
en
1487.
Estamos
dándonos
cuenta,
por
fin,
de
que
el
producto
del
ordenador
no
9ene
que
ser
un
libro
impreso.
De
hecho,
para
aprovecharnos
de
sus
capacidades
inherentes,
no
debe
ser
un
libro
al
es9lo
an9guo.
(Faulhaber,
1986:
170)4
Algunos
años
más
tarde
Jenaro
Talens
(1994)
dis9ngue
tres
fases
históricas
y
sus
modos
de
comunicación
propios
(oralidad,
escritura
y
medio
electrónico)
en
“El
lugar
de
la
teoría
literaria
en
la
era
del
lenguaje
electrónico”.
Seguidamente
el
autor
establece
el
paralelismo
entre
imprenta
y
formato
electrónico
en
los
siguientes
términos:
de
la
misma
manera
que
los
9pos
móviles
propiciaron
el
paso
del
“auditor”
al
lector
y
de
la
teatralidad
a
la
escritura,
y
de
alguna
manera
forjó
lo
que
hoy
conocemos
como
“literatura”,
Talens
9ene
el
convencimiento
de
que
Internet
y
las
nuevas
tecnologías
producirán
un
cambio
de
paradigma
que
desplazará
al
libro
impreso
(Talens,
1994:
132).
Tres
años
más
tarde,
en
Literatura
y
mul?media,
José
Romera
Cas9llo
afirma
que
las
nuevas
tecnologías
influyen
en
todo
el
proceso
de
la
“semiosis
literaria”,
es
decir,
en
la
autoría
porque
la
obra
no
está
totalmente
acabada
por
el
autor,
en
la
factura
del
texto
porque
éste
puede
ser
actualizado
constantemente,
en
la
difusión
porque
plantea
una
alterna9va
al
canal
impreso,
en
la
recepción
porque
el
lector
lee,
mira
y
oye,
y
en
la
enseñanza
porque
hace
posible
la
educación
a
distancia
(Romera
Cas9llo,
1997:
35).
En
cuanto
al
parangón
entre
la
imprenta
y
los
medios
electrónicos,
que
durante
los
noventa
-‐hay
que
recordarlo-‐
abarcan
tanto
Internet
como
el
CD-‐ROM,
el
profesor
Romera
no
habla
de
“sus9tución”
sino
de
relación
complementaria
o
coexistencia
pacífica
entre
los
dis9ntos
soportes:
el
libro
impreso
no
va
a
desaparecer,
aunque
algunas
obras
que
requieren
una
lectura
no
lineal,
como
los
diccionarios
y
enciclopedias,
son
más
proclives
a
difundirse
en
formato
electrónico
(Romera
Cas9llo,
1997:
40-‐41).
Para
José
Manuel
Lucía
Megías,
en
cambio,
el
parangón
histórico
que
ayuda
a
entender
el
presente
no
se
encuentra
en
el
siglo
XV
sino
novecientos
años
antes,
en
el
siglo
VI,
cuando
algunos
grupos
de
cris9anos
empiezan
a
u9lizar
el
formato
códice
porque
facilita
la
localización
de
pasajes,
resulta
más
cómodo
de
transportar,
permite
ahorrar
superficie
de
escritura
y
aumenta
el
número
de
copias.
La
idea
de
que
la
traducción
de
signos
materiales
a
signos
13
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
electrónicos
implica
un
cambio
de
tecnología
más
arn
al
paso
del
volumen
al
códice
ha
sido
defendida
por
este
inves9gador
en
varios
lugares,
por
ejemplo,
en
“Internet
y
edición:
algunas
notas
preliminares”
(2000)
y
más
recientemente
ha
vuelto
a
aparecer
en
Elogio
del
texto
digital
(2012)
pero
su
primera
formulación,
hasta
donde
sé,
se
encuentra
en
la
primera
nota
a
pie
de
página
de
“Editar
en
Internet”
(1998);
el
autor
u9liza
este
argumento
para
rela9vizar
el
impacto
de
la
imprenta
así
como
los
pronós9cos
pesimistas
sobre
el
futuro
del
libro
impreso:
No
nos
parece
comparable
[...]
la
situación
que
se
produce
a
finales
del
siglo
XV
y
durante
el
siglo
XVI
del
paso
del
manuscrito
al
impreso
a
la
imprenta,
ya
que
el
libro
impreso
no
deja
de
nacer
en
su
forma
externa
siguiendo
el
modelo
del
códice
manuscrito;
sólo
un
proceso
mecánico
de
reproducción,
unos
medios
que
se
convierten
en
industriales
les
diferencian…
pero
el
formato
y
las
(im)posibilidades
en
gran
medida
las
comparten.
Esta
imagen,
tan
apreciada
por
algunos
como
forma
de
condenar
al
olvido
al
libro,
no
refleja
en
absoluto
los
cambios
culturales
que
el
mundo
de
la
informá9ca
y
el
de
la
Red
están
imponiendo
en
nuestros
días.
(Lucía
Megías,
1998:
1)
El
punto
de
par9da
de
los
autores
de
la
“Norma-‐recomendación
de
la
Asociación
Internacional
Siglo
de
Oro
sobre
edición
de
textos
electrónicos
áureos”
es
precisamente
las
mutaciones
del
libro;
además
de
la
analogía
con
la
imprenta,
José
Luis
Canet
y
Ricardo
Serrano
incorporan
la
lección
de
José
Manuel
Lucía
Megías:
En
la
época
actual,
la
de
la
información
e
Internet,
se
ha
dado
un
gran
salto
divulga9vo
de
la
ciencia
y
de
la
documentación,
siendo
un
caso
parecido
al
que
ocurrió
en
el
siglo
VI
con
la
aparición
del
codex
mediante
el
soporte
de
pergamino,
o
al
de
la
imprenta
de
Gutenberg
con
los
9pos
móviles
y
la
amplia
difusión
de
los
textos
mediante
el
soporte
papel.
Todas
estas
revoluciones
presentan,
a
pesar
de
su
separación
en
el
9empo,
ciertos
patrones
comunes,
como
son
1)
la
implantación
de
modos
de
producción
o
tecnologías
que
permiten
la
mul9plicación
de
ejemplares
idén9cos
(o
casi
idén9cos)
y
2)
el
abaratamiento
del
texto
producido
y
de
su
distribución.
(Canet,
2002:
1897)
De
esta
manera,
Internet
y
la
tecnología
digital
dejan
de
verse
como
amenazas
y
se
integran
en
la
historia
del
libro
y
de
los
medios
de
comunicación.
Al
mismo
9empo,
se
suele
apelar
a
los
orígenes
del
Humanismo
ligados
a
la
imprenta,
con
la
finalidad
de
jus9ficar
la
conversión
de
textos
impresos
al
medio
digital
por
parte
de
los
filólogos
y,
en
consecuencia,
de
demostrar
la
vigencia
y
u9lidad
de
las
humanidades:
14
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Nos
encontramos,
pues,
ante
un
proceso
algo
similar
al
que
tuvo
lugar
hace
unos
quinientos
años,
que
implicó
cambios
estructurales
en
la
propia
enseñanza
escolar
y
universitaria.
Como
es
bien
sabido,
se
modificó
el
modelo
de
aprendizaje
completamente
memorís9co
de
la
etapa
anterior
hacia
cauces
más
en
consonancia
con
el
mundo
actual,
pues
la
información
que
proporcionaba
el
libro
era
ya
accesible
a
una
mayoría
de
profesionales
que
podían
poseerlo,
con
lo
que
no
se
tenía
la
perentoria
necesidad
de
extraer
frases
y
citas
con
la
finalidad
de
memorizarlas
o
de
copiar
aquellos
fragmentos
que
más
les
interesaba;
y
apareció,
cómo
no,
la
filología
crí9ca
en
todo
su
esplendor,
posibilitando
la
selección
y
comparación
de
diferentes
versiones
de
un
mismo
texto.
(Canet,
2002:
1898)
Dos
años
más
tarde,
en
La
vieja
diosa.
De
la
filología
la
postmodernidad
de
Joaquín
Rubio
Tovar
(2004)
se
vuelve
a
asociar
la
imprenta
con
las
nuevas
tecnologías
pero
para
desmen9r
que
Internet
y
el
libro
electrónico
supongan
el
fin
del
libro
impreso:
[...]
es
indiscu9ble
que
la
imprenta
no
acabó
con
la
cultura
oral
y
manuscrita
y
con
la
prác9ca
de
la
copia
y
de
la
lectura
en
comunidad.
Permítaseme
en
este
punto
una
comparación
con
los
9empos
actuales.
Está
muy
extendida
la
opinión
de
que
los
medios
informá9cos
van
a
sus9tuir
al
libro
impreso
de
la
misma
manera
que
la
imprenta
sus9tuyó
al
manuscrito
y
a
la
cultura
oral.
La
primera
parte
de
la
frase
entra
en
el
terreno
de
la
futurología,
mientras
que
la
segunda
es
falsa.
Poco
queda
en
la
historiograra
especializada
de
las
tópicas
ideas
sobre
lo
que
supuso
la
imprenta,
pero
al
ser
un
lugar
común
muy
extendido
conserva
parte
de
su
predicamento.
(Rubio
Tovar,
2004:
258-‐259)
Aunque
no
se
pronuncia
ni
a
favor
ni
en
contra
de
la
sus9tución
del
libro
impreso
por
el
libro
electrónico,
Domingo
Sánchez-‐Mesa
(2004:
16)
afirma
en
Literatura
y
cibercultura
que
la
tecnología
digital
está
cambiando
el
sistema
literario
del
mismo
modo
que
la
vulgarización
de
los
manuscritos,
de
los
9pos
móviles
y
del
cine
o
la
televisión
lo
hicieron
en
el
pasado.
Por
otro
lado,
en
“Nuevas
tecnologías
y
saber
humanís9co”,
contenido
en
el
mismo
volumen,
Antonio
R.
de
las
Heras
(2004:
154)
caracteriza
el
libro
impreso
como
una
“máquina
de
confinamiento
de
información
muy
evolucionada”
pero
reconoce
que
el
libro
electrónico
lo
supera
en
su
capacidad
de
almacenaje,
precio,
ligereza
y
posibilidades
interac9vas.
15
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
De
la
misma
forma
que
el
humanismo
del
siglo
XV
nació
abrazado
a
las
tecnologías
de
la
imprenta,
del
libro
y
de
los
studia
humanita;s,
las
humanidades
del
siglo
XXI
9enen
que
desarrollar
las
tecnologías
digitales
y
los
procesos
sociales
que
permitan
la
actualización
de
su
programa
de
cultura
para
poder
seguir
ofreciendo
un
modelo
de
intercambio
con
el
mundo
según
una
escala
humana.
(Suárez,
2010:
34)
En
resumen,
durante
los
años
noventa
y
aún
a
inicios
del
siglo
XXI,
la
tecnología
digital
se
suele
interpretar
tomando
como
puntos
de
referencia
dos
acontecimientos
históricos:
por
un
lado,
las
más
de
las
veces,
la
invención
de
la
imprenta
en
el
siglo
XV
porque
se
asocia
con
el
Renacimiento
y
los
orígenes
del
humanismo 5;
por
el
otro,
con
menor
frecuencia,
el
paso
del
volumen
al
códice
en
el
siglo
VI.
El
debate
en
torno
a
la
desaparición
del
libro
impreso,
la
desnaturalización
del
códice
que
ahora
se
considera
una
máquina,
o
la
necesidad
de
legi9mar
la
labor
del
humanista
en
términos
u9litarios
ante
el
avance
de
las
polí9cas
neoliberales
son
en
sí
mismos
índices
del
modo
en
que
la
informá9ca
y
la
tecnología
digital
están
cambiando
la
cultura
literaria
y
la
relación
entre
el
humanista
y
la
sociedad.
La
reflexión
en
torno
al
hipertexto
es
sin
duda
una
de
las
cues9ones
que
mayor
atención
ha
recibido
por
parte
de
los
humanistas.
Desde
la
generalización
de
Internet
el
hipertexto
ha
sido
objeto
de
reflexión
desde
dis9ntos
puntos
de
vista:
se
han
buscado
sus
antecedentes
históricos
y
se
ha
teorizado
sobre
las
implicaciones
de
la
lectura
no
secuencial
y
del
papel
del
lector,
y,
quizá
de
manera
insuficiente,
se
han
analizado
las
propiedades
de
hipertextos
literarios
reales.
Los
inves9gadores
españoles,
además,
demuestran
haber
leído
a
autores
tan
relevantes
en
la
materia
como
Ted
Nelson
y
George
P.
Landow,
por
lo
que
no
creo
errado
afirmar
que
el
tráfico
y
el
préstamo
de
ideas,
aunque
unilaterales,
entre
el
ámbito
anglosajón
y
el
ámbito
hispánico
son
otra
de
las
caracterís9cas
de
los
estudios
sobre
el
hipertexto.
Una
búsqueda
en
Dialnet
del
término
arroja
un
resultado
de
415
documentos
relacionados
por
lo
que
resulta
imposible
llevar
a
cabo
un
análisis
exhaus9vo
de
todas
las
contribuciones;
en
consecuencia,
me
limitaré
a
un
puñado
de
publicaciones
que
considero
representa9vas
del
conjunto.
5 Aunque como recuerda María Morrás (1999: 201): “la imprenta no inventó la paginación, los índices y las tablas
haciendo
posible
la
erudición.
Estas
son
técnicas
de
lectura
y
consulta
desarrolladas
en
las
universidades
a
par7r
de
los
siglos
XII
y
XIII
en
el
mundo
del
manuscrito”.
16
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Pero
antes
conviene
dejar
claro
qué
se
en9ende
por
hipertexto.
La
definición
más
sencilla
corresponde
a
cualquier
texto
presentado
en
una
pantalla
de
ordenador,
u
otro
disposi9vo
electrónico,
que
contenga
referencias,
es
decir,
enlaces
(links),
a
otros
textos
a
los
que
el
lector
puede
acceder
de
manera
inmediata 6.
En
sus
orígenes,
y
en
esto
la
influencia
de
Vannevar
Bush
(1945)
resulta
ineludible,
se
caracteriza
como
una
manera
de
asociar
información
que
reproduce
el
funcionamiento
de
nuestro
cerebro
y
sus
conexiones
neuronales 7.
Sin
embargo,
durante
los
años
ochenta
y
noventa,
la
teoría
literaria
casi
elevó
el
hipertexto
a
una
categoría
metarsica
por
su
carácter
no
secuencial
y
porque
otorga
mayor
responsabilidad
al
lector
durante
el
proceso
de
construcción
del
sen9do.
El
hipertexto,
para
decirlo
en
pocas
palabras,
fue
percibido
como
una
manifestación
de
las
teorías
de
la
escritura
que
los
principales
autores
postestructuralistas
concibieron
décadas
atrás,
y
en
esto
España
no
iba
a
ser
menos.
Así,
por
ejemplo,
en
Literatura
e
Hipertexto.
De
la
cultura
manuscrita
a
la
cultura
electrónica
(1998),
Carlos
Moreno
Hernández
destaca
la
aportación
de
Roland
Barthes
(1987)
en
“De
la
obra
al
texto”,
de
1971,
y
afirma
lo
siguiente:
[...]
todas
y
cada
una
de
las
“proposiciones”
en
las
que
Barthes
explica
su
noción
de
Texto
son
aplicables
a
la
variedad
de
texto
no
lineal
que
es
el
hipertexto:
el
Texto
no
es
un
objeto
computable;
no
se
reduce
a
la
(buena)
literatura
y
a
sus
jerarquías
genéricas
o
clasificatorias;
es
dilatorio
respecto
al
significado;
es
plural
en
relación
con
los
significantes
que
lo
tejen
y
el
lector
percibe
en
él
algo
múl9ple
e
irreduc9ble,
procedente
de
sustancias
y
planos
heterogéneos;
puede
leerse
sin
la
garanPa
de
su
padre,
el
autor
propietario;
ya
no
es
objeto
de
consumo,
sino
de
un
juego,
trabajo,
producción,
prác9ca;
está
ligado
al
goce,
al
placer
sin
separación,
pues
es
el
espacio
en
el
que
ningún
lenguaje
corta
el
camino
a
otro,
en
el
que
circulan
los
lenguajes.
Y
concluye
que
estas
proposiciones
no
cons9tuyen
una
Teoría
del
texto,
pues
el
discurso
sobre
el
Texto
no
debería
ser,
a
su
vez,
más
que
texto,
búsqueda,
trabajo
de
texto.
(Moreno
Hernández,
1998:
22)
A
menudo
los
humanistas
olvidaron
que
el
hipertexto,
además
de
una
forma
de
escribir,
es
la
primera
palabra
de
las
siglos
HTML
(Hypertext
Markup
Language),
un
lenguaje
de
marcado
que
pone
el
acento
en
la
apariencia
de
los
documentos,
no
en
su
contenido
estructural;
esto,
en
mi
6 Parafraseo aquí la información contenida en la Wikipedia inglesa: <hXp://en.wikipedia.org/wiki/Hypertext>.
7 Este, por cierto, es el argumento que vertebra el reciente Memory Machines de la australiana Belinda Barnet. En
él
se
puede
encontrar
una
definición
más
elaborada
del
hipertexto:
“WriXen
or
pictorial
material
interconnected
in
an
associa7ve
fashion,
consis7ng
of
units
of
informa7on
retrieved
by
automated
links,
best
read
at
a
screen”
(Barnet,
2013:
ebook).
17
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
opinión,
ha
tenido
consecuencias
muy
nega9vas
a
la
hora
de
pensar
el
funcionamiento
de
Internet
porque
no
se
ha
contemplado
la
existencia
de
otros
lenguajes
de
marcado
mucho
más
eficaces,
como
SGML
(Standard
Generalized
Markup
Language)
y
XML
(eXtensible
Markup
Language).
Además,
en
los
úl9mos
años
han
surgido
dis9ntos
modelos,
usos
y
dinámicas
-‐la
Web
2.0-‐,
y
se
han
planteado
alterna9vas
más
ambiciosas
como
la
Web
3.0
y
Web
semán9ca 8.
En
otras
palabras,
los
teóricos
del
hipertexto
tomaron
Internet
y
el
hipertexto
como
una
tecnología
acabada
y
perfecta
ajena
al
devenir
histórico
y
al
progreso.
Con
todo,
lo
que
me
interesa
aquí
no
es
tanto
la
exac9tud
y
la
pericia
técnica
de
los
inves9gadores
como
las
analogías
y
los
lugares
comunes,
es
decir,
las
formas
en
que
la
mayoría
de
humanistas
ha
interpretado
la
tecnología
digital.
Antonio
R.
de
las
Heras
es
posiblemente
uno
de
los
humanistas
que
más
ha
reflexionado
al
respecto;
en
“Hipertexto
y
libro
electrónico”
(1997)
este
inves9gador
dis9ngue
acertadamente
entre
“hiperdocumento”,
cuando
el
enlace
se
da
entre
textos
dis9ntos,
e
“hipertexto”,
cuando
el
enlace
revela
fragmentos
que
pertenecen
a
un
solo
documento.
Entre
las
imágenes
y
metáforas
que
este
humanista
ha
u9lizado
se
cuentan
las
del
“pliegue”
para
referirse
al
enlace,
la
del
“bucle”
para
referirse
a
los
bloques
de
información
-‐“lexías”
de
George
P.
Landow
(1992)-‐,
y
por
úl9mo
la
comparación
del
hipertexto
con
un
ejercicio
de
papiroflexia
que
9ene
como
resultado
una
pajarita:
Es
importante
apreciar
la
oportunidad
del
término
plegar
para
denominar
esta
tarea
hipertextual.
Porque,
de
la
misma
manera
que
la
papiroflexia
trabaja
con
una
hoja
de
papel
sin
cortarla,
solo
la
pliega,
el
hipertexto
nos
ofrece
un
texto
plegado,
no
un
conjunto
de
textos
hilvanados
por
medios
informá9cos.
De
ahí
que
la
lectura
de
un
libro
electrónico
despliega
un
discurso
más
o
menos
extenso,
no
una
sarta
de
fragmentos
textuales.
Y
éste
es
el
principal
esfuerzo
-‐crea9vo,
construc9vo,
imagina9vo-‐
para
el
autor
de
un
libro
electrónico.
(R.
de
las
Heras,
1997:
90)
Como
muchos
otros
inves9gadores,
Antonio
R.
de
las
Heras
destaca
el
carácter
inacabado
del
hipertexto
en
tanto
que
el
autor
siempre
puede
actualizar,
quitar,
añadir
o
modificar
los
“bucles”.
El
libro
electrónico
se
erige,
así,
como
un
“libro
poliédrico”
(R.
de
las
Heras,
1997:
90).
Para
José
Antonio
Millán
(1999:
152),
al
menos
en
“Estaciones
filológicas”,
el
hipertexto
es
el
aspecto
más
innovador
de
la
lectura
en
pantalla
aunque
reconoce
que
es
deudor
de
las
técnicas
8 Sobre todo esto en español puede consultarse Lluís Codina et al. (2009).
18
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
de
referencia
del
códice.
Aunque
este
apartado
no
es
lugar
para
hablar
de
las
ediciones
crí9cas,
creo
importante
citar
cómo
este
inves9gador
describe
la
lectura
hipertextual
y
sus
aspectos
posi9vos
para
el
estudio
de
los
clásicos:
Supongamos
una
obra:
La
vida
de
Lazarillo
de
Tormes.
Nos
aparece
en
la
pantalla
la
imagen
de
la
primera
página
de
un
ejemplar.
Al
lado,
el
texto
de
la
leyenda
“Prólogo”
y
el
comienzo:
“Yo
por
bien
tengo
que
cosas
tan
señaladas,
y
por
ventura
nunca
oídas
ni
vistas,
vengan
a
no9cia
de
muchos
y
no
se
en9erren
en
la
sepultura
del
olvido”.
La
palabra
“Prólogo”
está
de
color
rojo,
lo
que
nos
indica
que
9ene
una
nota
del
editor.
Hacemos
clic
sobre
ella,
y
aparece
una
nueva
ventana:
“Sobre
el
Prólogo
puede
consultarse
S.
Gilman
(1966),
F.
Lázaro
(1969),...”.
Los
dos
nombres
están
también
en
color.
Hacemos
clic
sobre
“Gilman”
y
nos
aparece
en
otra
ventana
la
ficha
bibliográfica
completa:
“Gilman,
S.,
The
Death
of
Lazarillo
de
Tormes,
Publica9ons
of
the
Modern
Language
Associa9on
of
America,…”.
Un
icono
que
representa
una
página
indica
que
el
texto
está
disponible.
Hacemos
clic
en
él,
y
surge
otra
ventana
con
el
arPculo.
Lo
leemos
y
volvemos
al
texto
principal.
Nos
llama
la
atención
“cosas”,
y
queremos
consultar
la
palabra
en
el
Tesoro
de
la
Lengua
Castellana
de
Covarrubias.
Pulsamos
con
el
botón
derecho
del
ratón
y
aparece
una
nueva
ventana
(por
supuesto,
el
programa
sabe
que
“cosas”
es
un
plural):
“COSA.
Quasi
quodsa:
del
nombre
quis
vel
quid,
etc.
Todo
lo
que
9ene
en9dad
llamamos
cosa”.
Esto
nos
da
una
idea
para
un
comentario,
y
creamos
sobre
la
palabra
del
texto
del
Lazarillo
un
9po
especial
de
anotación
privada:
“cosas”
aparecerá
de
color
verde.
En
total,
hemos
dado
seis
saltos
hipertextuales,
que
nos
han
relacionado
fácilmente
elementos
heterogéneos.
Varios
de
ellos
estaban
predeterminados
(los
enlaces
imagen-‐texto,
texto-‐nota,
nota-‐bibliograra
y
bibliograra-‐texto);
otro
ac;va
un
programa
de
consulta
a
una
base
de
datos
(el
Tesoro
de
Covarrubias)
y
el
úl9mo
crea
un
enlace
nuevo
(a
una
anotación
privada).
(Millán,
1999:
152)
Dos
años
más
tarde,
en
“Internet
y
la
edición
crí9ca
de
textos”,
Guillermo
Serés
(2002:
17)
se
lamenta
del
“poco
uso
que
se
hace
de
las
posibilidades
que
el
llamado
hipertexto
ofrece
a
la
edición
y
estudio”;
y
Joan
Torruella
(2002:
23)
afirma
en
“Los
diccionarios
en
la
red”
que
el
soporte
natural
de
las
obras
de
lexicograra
es
el
informá9co
porque
requieren
lecturas
fragmentadas,
accesos
por
múl9ples
puntos
y
una
hipertextualidad
muy
completa.
19
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
basada
en
la
escritura
no
secuencial
y
en
la
interrelación
textual;
para
María
José
Vega
tales
propiedades
no
son
específicas
del
hipertexto,
pues
existen
ejemplos
en
formato
impreso
como
las
ediciones
anotadas
con
aparatos
crí9cos
o
las
simples
notas
a
pie
de
página
que
distribuyen
los
bloques
de
información
de
manera
cruzada
siguiendo
una
secuencia
múl9ple.
Por
úl9mo,
porque
apela
a
la
historia
del
libro
para
entender
la
verdadera
naturaleza
de
la
tecnología
digital:
Estas
reflexiones
no
quieren
conducir
a
la
conclusión
fácil,
y
falaz,
de
que
todo
está
ya
previsto
o
es
posible
con
la
tecnología
de
la
imprenta,
sino
a
la
observación
de
que
las
definiciones
más
comunes
del
hipertexto
son
insuficientes
porque,
al
juzgarlo
y
describirlo
compara9vamente
con
las
formas
anteriores
de
disposición
de
la
escritura,
simplifican
extraordinariamente
las
posibilidades
de
los
formatos
que
se
derivan
de
la
imprenta.
No
son
pues
definiciones
que
ignoren
la
naturaleza
del
hipertexto,
sino
que
trivializan
la
historia
del
libro,
y,
por
tanto,
subrayan
y
celebran
aspectos
presuntamente
diferenciales
o
novedosos
que
no
son
realmente
tales.
(Vega,
2003)
En
cuanto
a
la
literatura
hipertextual,
pueden
encontrarse
precedentes
en
formato
impreso
en
la
obra
de
Sterne,
Borges,
Cortázar,
Calvino,
Robbe-‐Grillet,
Nabokov,
Queneau…
La
inves9gadora
de
la
Universitat
Autònoma
de
Barcelona
reivindica
la
validez
de
la
linealidad
de
las
obras
impresas
al
mismo
9empo
que
reconoce
la
importancia
de
las
estructuras
abiertas
y
las
combinatorias
experimentales,
pero
en
su
justa
medida,
sin
olvidar
que
“de
las
muchas
tramas
posibles,
el
lector
hipertextual
lee
linealmente
solo
una”.
La
supuesta
novedad
de
la
poesía
visual
también
debe
ponerse
en
cuarentena,
pues
los
anagramas,
los
laberintos
y
los
poemas
caligráficos
9enen
una
historia
an9quísima.
Acaso,
para
esta
inves9gadora,
lo
que
realmente
resulte
novedoso
sea
la
gran
capacidad
de
almacenaje
del
ordenador
y
la
posibilidad
de
integrar
una
tercera
dimensión
a
los
artefactos
literarios:
el
movimiento
y
el
9empo.
Un
año
más
tarde,
en
un
capítulo
de
La
vieja
diosa,
Joaquín
Rubio
Tovar
(2004)
niega
la
novedad
de
la
lectura
hipertextual
u9lizando
el
argumento
contrario
al
esgrimido
por
María
José
Vega;
la
con9nuidad
entre
libro
impreso
y
libro
electrónico
se
fundamenta
no
en
la
lectura
lineal
sino
en
la
lectura
no
secuencial
en
ambos
formatos:
Permítaseme
recordar
que,
desde
siempre,
leer
un
libro
no
es
sólo
leer
ese
libro.
Una
de
las
más
hondas
potencias
del
hombre
es
la
capacidad
que
le
hace
trascender
el
ejemplar
rsico
que
está
leyendo.
Ni
ante
la
pantalla
de
ordenador
ni
ante
un
volumen
encuadernado
leemos
solo
lo
que
tenemos
delante.
Releemos
libros
que
leímos
antes
y
quizá
estemos
intuyendo
libros
que
20
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
leeremos
en
el
futuro.
Esta
capacidad
va
mucho
más
allá
de
las
navegaciones
ciberné9cas.
(Rubio
Tovar,
2004:
261)
Posteriormente
se
han
publicado
más
trabajos
sobre
el
tema.
Laura
Borràs
(2004)
conectó
el
hipertexto
y
el
e-‐learning
con
las
teorías
de
las
lecturas
de
Gadamer,
Jauss
e
Iser
en
“De
la
esté9ca
de
la
recepción
a
la
esté9ca
de
la
interac9vidad”;
el
mismo
año
Domingo
Sánchez-‐
Mesa
(2004)
recogió
un
ramillete
de
trabajos
de
procedencia
anglosajona
en
Literatura
y
cibercultura
y
Susana
Pajares
Tosca
(2004)
se
ocupó
de
las
nuevas
formas
de
narrar
en
Literatura
digital:
el
paradigma
hipertextual.
De
2005
es
el
volumen
Textualidades
electrónicas:
nuevos
escenarios
para
la
literatura
con
contribuciones
de
inves9gadores
internacionales
al
cuidado
de
Laura
Borràs
(2005).
Un
año
más
tarde
vio
la
luz
Teoría
del
hipertexto
editado
por
Vilariño
y
Abuin
(2006),
quienes
recogieron
traducciones
de
George
P.
Landow,
Stuart
Moulthrop,
Espen
Aarseth,
Michael
Joyce
y
Jay
David
Bolter.
De
2006
también
es
Escrituras
nómadas:
del
libro
al
hipertexto
de
Belén
Gache
(2006).
Romero
López
y
Sanz
Cabrerizo
(2008)
editaron
Literaturas
del
texto
al
hipermedia,
que
contó
con
la
presencia
de
inves9gadores
internacionales
como
George
P.
Landow
y
Steven
Tötösy
de
Zepetnek
y
nacionales
como
José
Manuel
Lucía
Megías,
Laura
Borràs,
Susana
Pajares
Tosca
o
Domingo
Sánchez-‐Mesa.
Por
úl9mo,
conviene
mencionar
el
reciente
Narra?vas
transmedia
de
Carlos
A.
Scolari
(2013).
Pese
a
la
abundancia
de
referencias
bibliográficas,
desde
la
consolidación
de
las
redes
sociales,
el
interés
por
el
hipertexto
ha
sido
desplazado
por
otros
fenómenos
como
la
par9cipación
en
comunidades
online
y
la
escritura
en
blogs
y
wikis,
tal
y
como
pone
en
evidencia
la
publicación
en
2006
de
dos
Ptulos
como
La
blogosfera
hispana:
pioneros
de
la
cultura
digital,
a
cargo
José
M.
Cerezo,
o
Pangea.
Internet,
blogs
y
comunicación
en
un
nuevo
mundo
de
Vicente
Luis
Mora.
La
Web
2.0,
en
la
que
el
usuario
interviene
como
productor
de
contenidos
y
no
únicamente
como
receptor,
ha
modificado
qué
entendemos
por
interac9vidad;
además,
ha
servido
para
rela9vizar
las
virtudes
liberadoras 9
atribuidas
al
hipertexto
y
para
poner
en
evidencia
que
los
saltos
hipertextuales
a
menudo
dificultan
la
lectura.
La
interac9vidad
y
la
conexión
hoy
no
se
establecen
entre
textos
y
documentos
alojados
en
dis9ntos
servidores
sino
entre
personas
que
par9cipan
y
colaboran
en
dis9ntas
comunidades.
Es
deseable
por
tanto
que
el
humanista
salga
de
la
cárcel
textual,
dirija
su
mirada
hacia
la
interacción
entre
los
actores
sociales
y
analice
sus
prác9cas
culturales.
9 Mucho de esto es debido a la influencia de Ted Nelson, cuyos escritos sobre el hipertexto se en7enden mejor si
se toma en consideración el ambiente hippy californiano en que sus teorías se fraguaron.
21
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Una
vez
más
la
abundancia
de
proyectos
y
de
referencias
bibliográficas
sobre
éstos
o
sobre
cues9ones
afines
a
la
digitalización
del
patrimonio
bibliográfico
impone
la
selección.
Para
una
mayor
comodidad
he
estructurado
la
información
en
dos
bloques:
1986-‐1996
y
1997-‐2005;
pero
no
creo
que
se
pueda
atribuir
a
cada
uno
una
e9queta
definitoria
y
unificadora.
Aunque
he
intentado
incluir
cuantas
más
referencias
posibles
con
el
obje9vo
de
proporcionar
una
visión
plural
de
la
materia,
un
primer
criterio
de
selección
ha
sido
el
9po
de
objeto
digital:
me
he
ceñido
a
los
textos
literarios
-‐con
especial
atención
a
los
medievales
y
áureos-‐
y
he
dejado
de
lado
los
proyectos
sobre
imágenes
como,
por
ejemplo,
el
Banco
de
imágenes
del
Quijote 10.
Tampoco
he
reseñado
en
esta
sección
las
tempranas
contribuciones
en
forma
de
catálogos
y
repertorios
de
Sagrario
López
Poza
sobre
literatura
emblemá9ca,
relaciones
y
polianteas
<hMp://www.bidiso.es/index.htm>;
ni
he
tenido
en
cuenta
la
creación
de
valiosas
bases
de
datos
bibliográficas
como
PhiloBiblon
<hMp://bancro‡.berkeley.edu/philobiblon/>
o
la
BibliograSa
de
la
Literatura
Española
desde
1980
<hMp://ble.chadwyck.co.uk/>.
Sirvan,
pues,
estas
menciones
a
modo
de
reconocimiento
y
jus9ficación.
En
cuanto
a
la
lengua
y
nacionalidad,
me
he
centrado
en
la
bibliograra
en
lengua
española
-‐lo
que
no
quiere
decir
que
no
se
mencionen
algunos
trabajos
en
inglés-‐;
por
úl9mo
he
intentado
10 Sobre este proyecto ver la descripción de José Manuel Lucía Megías (2005) y, por supuesto, la web <hXp://
www.qbi2005.com>.
22
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
dar
cabida
a
proyectos
radicados
en
otros
países
sobre
patrimonio
español
como
El
Proyecto
Cervantes
2001.
3.1. 1986-‐1996
El
primer
tes9monio
de
la
confluencia
entre
las
humanidades
españolas
y
la
informá9ca
se
produce
con
toda
probabilidad
fuera
de
España,
en
el
noveno
congreso
de
la
AIH
celebrado
en
Berlín
del
18
al
21
de
agosto
de
1986.
Charles
B.
Faulhaber
(University
California-‐Berkeley)
y
Francisco
Marcos
Marín
(Universidad
Autónoma
de
Madrid)
coordinaron
una
reunión
de
interesados
sobre
el
tema,
a
la
que
acudieron
una
veintena
de
personas.
Como
ya
se
ha
dicho
más
arriba
las
actas
de
la
reunión
fueron
publicadas
por
el
primer
convocante
el
mismo
año
en
la
revista
Incipit
con
el
Ptulo
“Hispanismo
e
informá9ca”;
allí
se
recogen
los
principales
puntos
de
la
discusión.
Algunas
de
las
preocupaciones
discu9das
hoy
pueden
parecer
superadas.
Por
ejemplo,
qué
9po
de
ordenadores
era
posible
encontrar
en
la
época
-‐sistema
centralizado
o
microordenador-‐,
si
es
necesario
recibir
formación
para
su
uso
o
bien
contratar
personal
técnico,
qué
soZware
puede
facilitar
la
automa9zación
de
las
tareas
de
los
humanistas
-‐procesador
de
textos,
hojas
de
cálculo
y
bases
de
datos-‐,
cómo
funcionan
las
impresoras
y
escáneres
láser,
o
cuáles
son
los
principales
disposi9vos
de
almacenaje
—cintas
magné9cas,
disquetes,
CD-‐ROM—.
Otras
cues9ones,
en
cambio,
se
siguen
planteando
en
la
actualidad:
la
necesidad
de
trabajar
con
estándares
-‐de
hecho
el
inves9gador
de
Berkeley
menciona
la
reciente
creación
del
SGML-‐,
la
existencia
de
programas
para
analizar
textos
y
recuperar
información
-‐se
alude,
por
ejemplo,
al
Oxford
Concordance
Package-‐,
y
el
modo
en
que
la
inves9gación
se
organiza
internacionalmente
mediante
asociaciones,
congresos
y
revistas
-‐Faulhaber
menciona
la
Associa9on
for
Computers
and
the
Humani9es,
la
Associa9on
for
Literary
and
Linguis9c
Compu9ng
y
la
revista
Literary
and
Linguis?c
Compu?ng-‐.
La
conclusión
a
la
que
llega
el
hispanista
también
sigue
siendo
vigente
en
muchos
sen9dos,
aunque
por
supuesto
se
han
producido
muchos
avances
al
respecto:
En
el
campo
de
lo
estrictamente
hispánico
lo
que
más
hace
falta,
el
sine
qua
non,
son
textos
originales
en
forma
electrónica.
Y
al
principio
estos
textos
deben
ser
transcripciones
rigurosas
de
las
fuentes
primarias,
manuscritos
y
ediciones
an9guas,
al
es9lo
del
Seminario
de
Madison.
¿Por
qué?
Por
dos
razones:
(1)
es
urgenPsima
la
necesidad
de
conservar
estos
textos
en
la
forma
más
permanente
posible,
de
pasarlos
de
papel
o
la
emulsión
fotográfica
a
medios
23
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
El
arPculo
finaliza
con
la
predicción
de
que
en
el
año
2000
no
se
imprimirán
más
catálogos
ni
bibliograras.
Aunque
no
declara
la
muerte
del
libro
impreso
para
inicios
del
nuevo
milenio
Faulhaber
se
muestra
op9mista
sobre
la
existencia
en
forma
electrónica
de
facsímiles
y
transcripciones
de
manuscritos
con
el
obje9vo
de
poner
al
“alcance
del
mundo
erudito
entero
recursos
accesibles
ahora
sólo
a
los
pocos
afortunados
que
viven
al
lado
de
las
grandes
bibliotecas
nacionales”
(Faulhaber,
1986:
170).
Francisco
A.
Marcos
Marín,
el
segundo
convocante,
publica
en
1986
“Metodología
informá9ca
para
la
edición
de
textos”
en
la
revista
Incipit
y
un
año
más
tarde
“Metodología
informá9ca
para
la
edición
y
crí9ca
de
textos”
en
Hispania,
así
como
la
edición
unificada
de
El
libro
de
Alexandre
en
Alianza,
que
con9ene
un
apartado
explica9vo
9tulado
“Filología
e
informá9ca”.
Todos
estos
trabajos
se
centran
en
el
uso
del
soZware
UNITE
para
automa9zar
el
proceso
de
comparación
de
dis9ntos
tes9monios
-‐la
colla?o
de
Carl
Lachmann-‐
y
la
obtención
de
una
versión
unificada.
El
proceso
de
comparación
de
los
tes9monios
ha
sido
explicado
por
el
autor
en
varias
ocasiones
y
puede
resumirse
en
las
siguientes
fases:
por
un
lado,
el
editor
debe
enumerar
y
separar
las
estrofas;
por
el
otro,
UNITE
se
encarga
de
comparar
el
texto
verso
por
verso
y
de
elegir
la
lectura
adecuada
-‐o
unir
varias-‐
siguiendo
parámetros
estadís9cos.
Tras
esto
se
ob9ene
un
archivo
con
la
versión
unificada
y
otros
ficheros
con
resúmenes
de
las
acciones
tomadas
y
con
las
variantes.
El
uso
del
ordenador
que
propone
Francisco
A.
Marcos
Marín
merece
algunas
aclaraciones.
En
primer
lugar,
conviene
señalar
que
está
determinado
por
el
9po
de
texto
con
el
que
el
inves9gador
trabajaba,
esto
es,
textos
medievales
que
se
han
transmi9dos
en
varias
copias
manuscritas,
así
como
por
la
metodología
propia
de
la
estemá9ca.
El
editor
que
sigue
los
principios
de
Carl
Lachmann
necesita
comparar
palabra
por
palabra
con
el
obje9vo
de
reconstruir
el
arque9po;
es
por
eso
que
el
ordenador
puede
u9lizarse
como
un
siervo
para
realizar
con
gran
precisión
tareas
mecánicas
y
repe99vas.
En
segundo
lugar,
UNITE
solo
puede
procesar
textos
poé9cos
porque
la
unidad
de
comparación
es
la
estrofa:
el
editor
no
estructura
24
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
En
1992
Charles
B.
Faulhaber
y
Francisco
Marcos
Marín
publican
en
la
revista
Hispania
“La
conservación
y
u9lización
de
textos
en
el
futuro
inmediato:
ADMYTE,
el
archivo
digital
de
manuscritos
y
textos
españoles”.
En
este
arPculo
los
autores
afirman
que
la
digitalización
es
un
mecanismo
de
preservación
del
patrimonio
cultural
y
un
instrumento
de
trabajo
siempre
y
cuando
se
lleve
a
cabo
con
rigor
cienPfico.
Pero
el
obje9vo
principal
es
presentar
ADMYTE,
una
colección
de
tres
CD-‐ROMs
en
la
que
colaboraron
varias
universidades
(Universidad
Autónoma
de
Madrid
y
Complutense
de
Madrid,
Universidad
de
Berkeley,
Wisconsin
y
Toronto),
diversas
bibliotecas
nacionales
(la
Biblioteca
Nacional
de
España,
entre
otras),
la
Sociedad
Estatal
para
la
Ejecución
de
Programas
del
Quinto
Centenario,
la
Na9onal
Endowment
for
the
Humani9es
y
la
empresa
MICRONET,
S.
A.
(Faulhaber,
1992:
1010).
Los
autores
destacan
que
ADMYTE
es
“un
proyecto
basado
en
la
lengua
española,
pero
realizado
por
un
equipo
internacional
e
interdisciplinario,
en
la
medida
de
lo
necesario”
(Faulhaber,
1992:
1011)
y
afirman
que
con
él
“España
será
precursora
en
el
uso
de
la
tecnología
que
no
tardarán
en
aplicar
los
estudiosos
de
otras
lenguas
y
períodos
históricos”
(Faulhaber,
1992:
1012).
El
contenido
del
CD
0
de
ADMYTE
es
el
siguiente:
en
primer
lugar,
un
catálogo
general
de
fuentes
primarias
-‐impresas
y
manuscritas-‐
de
textos
españoles
medievales,
la
BibliograSa
Española
de
Textos
An?guos
(BETA/BOOST),
que
realizó
la
Universidad
de
California
y
la
Complutense
de
Madrid;
en
segundo
lugar,
el
Diccionario
del
Español
An?guo
(DOSL),
originalmente
basado
en
las
obras
de
Alfonso
X
a
cargo
del
Hispanic
Seminary
of
Medieval
Studies
de
la
Universidad
de
Madison;
en
tercer
lugar,
un
programa
de
recuperación
textual
12 La primera propuesta de la TEI conocida como P1 es de 1990 pero la primera versión considerada “defini7va” es
la
P3
publicada
cuatro
años
más
tarde.
Para
más
detalles
sobre
la
historia
de
la
TEI
puede
verse
el
primer
capítulo
de
las
recomendaciones
o
la
página
web
del
consorcio
<hXp://www.tei-‐c.org/About/history.xml>.
25
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
que
permite
seleccionar
palabras
para
construir
concordancias
e
índices
referenciales,
así
como
realizar
búsquedas
complejas,
el
TACT,
ideado
por
John
Bradley
en
el
Centre
for
Compu9ng
in
the
Humani9es
de
la
Universidad
de
Toronto;
en
cuarto
lugar,
la
Colección
de
Textos
Medievales
cedidos
por
el
Hispanic
Seminary
of
Medieval
Studies;
por
úl9mo,
el
programa
UNITE
desarrollado
por
Francisco
Marcos
Marín
para
automa9zar
la
producción
de
ediciones
unificadas
(Faulhaber,
1992:
1011).
Los
otros
dos
discos
(1
y
2)
con9enen
los
textos
transcritos
en
código
ASCII,
las
imágenes
digitalizadas
de
los
manuscritos
(facsímiles
en
blanco
y
negro
y
reproducción
en
color
de
miniaturas)
y
un
programa
diseñado
por
MICRONET,
llamado
CLARITY-‐CD,
que
permite
recuperar
índices
de
palabras
e
imágenes
en
alta
resolución
para
guardarlas
en
formato
TIFF
en
el
ordenador
del
usuario
o
imprimir
los
documentos
mediante
una
impresora
domés9ca
(Faulhaber,
1992:
1011).
Sobre
la
relevancia
del
proyecto
hay
que
admi9r
que
ADMYTE
se
convir9ó
en
una
referencia
para
todos
los
interesados
en
la
digitalización
de
imágenes
y
textos,
no
solo
por
su
envergadura
y
ambición
sino
también
porque
en
él
colaboraron
numerosas
en9dades,
públicas
y
privadas,
de
dis9ntos
países.
ADMYTE
ha
tenido
una
segunda
vida
online
desde
2002
a
cargo
de
la
empresa
MICRONET
y
su
contenido
es
accesible
mediante
suscripción
<hMp://
www.admyte.com/suscrip.htm>.
En
1994
apareció
en
la
editorial
Gredos
Informá?ca
y
Humanidades.
En
este
libro
Francisco
A.
Marcos
Marín
trata
asuntos
básicos
como
el
funcionamiento
del
ordenador,
el
almacenaje
en
CD-‐ROM
o
el
uso
del
correo
electrónico
y
profundiza
en
cues9ones
ya
reseñadas
aquí,
como
la
creación
de
ADMYTE,
el
funcionamiento
de
UNITE
o
el
potencial
analí9co
de
TUSTEP
y
TACT.
El
libro
también
con9ene
nuevo
material,
como
las
páginas
dedicadas
a
PhiloBiblon,
y
se
hace
eco
de
las
recomendaciones
de
la
TEI
y
de
la
codificación
SGML.
Dos
años
más
tarde,
en
El
comentario
filológico
con
apoyo
informá?co
el
mismo
autor
(Marcos
Marín,
1996)
actualiza
muchos
de
estos
temas
en
los
dos
primeros
capítulos
del
libro
y
luego
demuestra
en
el
resto
cómo
se
puede
u9lizar
herramientas
digitales
para
releer
tanto
las
jarchas
mozárabes
y
el
Libro
de
Alexandre
como
la
obra
de
autores
más
modernos,
en
concreto
la
de
Borges
y
Unamuno.
También
de
1996
es
La
edición
electrónica
y
mul?media
/
Electronic
and
Mul?media
Publishing
de
José
Antonio
Millán.
En
este
conciso
libro
el
desarrollador
de
la
versión
electrónica
en
CD-‐
ROM
del
Diccionario
de
la
Lengua
(1995)
trata
varios
aspectos
de
la
edición
digital,
desde
los
9pos
de
ordenador
(Mac
y
PC)
y
los
medios
de
almacenamiento
—disquete,
CD-‐ROM…—
26
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
disponibles
en
la
época
en
que
fue
escrito
el
libro,
pasando
por
algunas
ideas
esenciales
—enlace,
concordancias,
búsquedas
booleanas,
mul9media—,
hasta
varias
páginas
dedicadas
a
las
par9cularidades
de
las
enciclopedias
y
los
diccionarios.
La
parte
final
se
centra
en
algunos
cambios
del
modelo
de
la
industria
editorial
(por
ejemplo,
en
los
derechos
de
autor
y
la
piratería)
y
en
las
posibilidades
de
negocio
que
Internet
brinda
al
editor.
El
libro
incluye
un
pequeño
glosario
y
varias
láminas
en
color
seguidas
por
la
traducción
inglesa
del
texto.
3.2. 1997-‐2005
En
1997
se
publica
tanto
en
CD-‐ROM
como
en
Internet
el
Teatro
del
Siglo
de
Oro
(TESO)
a
cargo
de
María
del
Carmen
Simón
Palmer
en
colaboración
con
la
empresa
Chadwyck
Healey
<hMp://
teso.chadwyck.com/>.
El
TESO
es
probablemente
el
primer
proyecto
de
digitalización
español
que
u9liza
lenguaje
de
marcado
para
reproducir
las
obras
completas
de
dieciséis
autores
de
los
siglos
XVI
y
XVII
como
Miguel
de
Cervantes,
Lope
de
Vega,
Calderón
de
la
Barca
o
Francisco
de
Rojas
Zorrilla.
Tal
y
como
explica
María
del
Carmen
Simón
Palmer
en
su
contribución
al
libro
Literatura
y
mul?media,
la
conversión
a
soporte
electrónico
se
realiza
a
través
de
un
doble
proceso
de
tecleado
por
diferentes
personas
y
un
programa
de
filtrado
posterior
que
elimina
los
posibles
errores
de
transcripción
(Simón
Palmer,
1997:
320).
El
sistema
de
codificación
elegido
es
SGML
(Standard
Generalized
Mark-‐up
Language)
pero
me
es
imposible
afirmar
si
sigue
las
recomendaciones
de
la
TEI
a
par9r
de
la
información
que
aporta
la
editora
en
dicho
trabajo
(Simón
Palmer,
1997:
320).
En
cuanto
a
los
criterios
editoriales,
los
textos
contenidos
en
TESO
son
una
transcripción
paleográfica
porque
reproducen
los
signos
que
aparecen
en
el
original
sin
modernizar
a
la
grara
actual
(Simón
Palmer,
1997:
320);
en
su
mayoría
corresponden
a
las
primeras
ediciones
y
proceden
de
la
Biblioteca
Nacional
de
España.
TESO
no
solo
proporciona
acceso
completo
a
los
textos
y
permite
imprimirlos;
también
ofrece
la
posibilidad
de
realizar
búsquedas
complejas
por
palabras
clave
(combinadas
o
no),
personajes
y
géneros
(auto
sacramental,
coloquio,
comedia,
entremés,
paso,
sainete,
tragedia).
Además,
las
opciones
de
búsqueda
se
pueden
limitar
a
algunos
elementos
par9culares
de
las
obras
como
los
preliminares,
los
Ptulos,
las
acotaciones,
etc.
(Simón
Palmer,
1997:
322-‐323).
27
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
informá9co,
el
vocabulario,
las
concordancias,
una
base
de
datos
lingüís9cos
y
el
programa
Data
Base
Testuale
(DBT)
al
cuidado
de
Joan
Torruella.
Tal
y
como
este
inves9gador
ha
explicado
posteriormente
(2008),
DBT
fue
diseñado
por
Eugenio
Picci
del
CNR
de
Pisa
y
el
Seminario
de
Filología
e
informá9ca
de
la
Universitat
Autònoma
de
Barcelona
se
encargó
de
su
adaptación
al
español.
El
programa
facilita
el
análisis
de
textos
literarios
mediante
la
obtención
de
concordancias.
Así,
es
posible
estudiar
el
léxico
y
el
es9lo
pero
también
analiza
aspectos
sociales
e
históricos
de
la
época
(Torruella,
2008:
12).
Por
úl9mo,
DBT
resulta
ú9l
porque
visualiza
la
distribución
de
dichas
frecuencias
a
lo
largo
del
texto
(partes,
capítulos,
cuadernos,
pliegos,
etc.)
(Torruella,
2008:
15).
Por
las
mismas
fechas
y
en
paralelo
la
misma
obra
cervan9na
centra
los
esfuerzos
de
otro
equipo
de
inves9gación
de
la
Texas
A&M
University.
La
Edición
Electrónica
Virtual
Variorum
del
Quijote
(EEVV-‐DQ)
dios
sus
primeros
pasos
en
1998
gracias
a
Eduardo
Urbina,
Richard
Furuta
y
Shueh-‐Cheng
Hu
<hMp://quijote.tamu.edu/index.htm>.
La
edición
se
enmarca
en
un
proyecto
más
amplio,
que
incluye
la
publicación
de
una
revista
y
un
bolePn,
conocido
como
Proyecto
Cervantes
2001.
A
cinco
años
del
cuarto
centenario
de
la
publicación
de
la
obra
cervan9na,
los
inves9gadores
mencionados
se
propusieron
“ensayar
un
nuevo
arte
de
editar
textos
en
este
9empo”
(Urbina
et
al.:
1999).
El
resultado
permite
al
lector
cotejar
dis9ntos
ejemplares
de
la
edición
princeps
junto
con
otras
ediciones
posteriores,
visualizar
transcripción
y
facsímil
en
ventanas
paralelas
y
crear
su
propia
edición
del
Quijote
a
par9r
de
los
materiales
proporcionados.
Para
ello
se
escanearon
los
microfilms
de
las
ediciones,
que
se
procesaron
para
mejorar
su
calidad;
se
transcribieron
los
textos
y
se
automa9zó
el
cotejo
y
la
visualización
sincronizada
de
las
dis9ntas
ediciones.
Aunque
el
planteamiento
resulta
atrac9vo
porque
al
acceso
se
añade
la
manipulación
de
los
textos,
como
la
mayoría
de
proyectos
durante
los
años
noventa,
EEVV-‐DQ
u9lizó
HTML
para
codificar
y
publicar
sus
contenidos;
en
consecuencia,
la
información
depende
del
soZware
y,
al
no
u9lizar
un
estándar,
la
comunicación
con
otros
proyectos
se
vuelve
más
dircil.
También
en
1998
aparece
en
la
revista
Incipit
“Editar
en
Internet
(che
quanto
piace
il
mondo
è
breve
sogno)”
de
José
Manuel
Lucía
Megías.
En
este
trabajo
el
profesor
de
la
Universidad
Complutense
de
Madrid
repasa
los
dis9ntos
9pos
de
edición,
desde
la
edición
diplomá9ca,
pasando
por
la
edición
sinóp9ca
integral
(que
presenta
la
transcripción
de
todos
los
28
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
tes9monios)
y
por
la
edición
interac9va 13,
hasta
la
edición
crí9ca,
aquella
que
permite
al
lector
comprender
la
génesis
y
la
transmisión
de
la
obra
(Lucía
Megías,
1998:
9);
asimismo,
recupera
el
concepto
de
“hiperedición”,
que
ya
había
u9lizado
Charles
B.
Faulhaber
en
1991,
para
describir
el
9po
de
edición
que
no
solo
permite
acceder
al
texto
sino
que
aprovecha
las
posibilidades
el
hipertexto
para
tejer
una
red
de
relaciones
y
correspondencias
entre
texto
crí9co
y
variantes,
tes9monios,
imágenes
u
otros
documentos
orales.
José
Manuel
Lucía
Megías
comenta
algunos
proyectos
internacionales
(Project
Gutenberg
<hMp://www.gutenberg.org>,
Para
José
Manuel
Lucía
Megías
Internet
puede
ser
u9lizado
de
dos
maneras,
bien
como
almacén
y
medio
de
difusión,
bien
como
herramienta
de
análisis;
por
eso
dis9ngue
entre
la
mera
acumulación
de
objetos
digitales
y
la
construcción
de
una
infraestructura
que,
por
un
lado,
contenga
concordancias
e
índices
de
frecuencias,
y
por
otro,
ofrezca
al
lector
una
serie
de
materiales
interrelacionados
(Lucía
Megías,
1998:
35).
Las
“bibliotecas
telemá9cas”,
concluye,
deberían
cumplir
ambas
misiones 14.
13 Un ejemplo de este 7po es la edición de Miguel Garci-‐Gómez de la Celes1na: <hXp://mgarci.aas.duke.edu/cgi-‐
bin/celes7na/sp/index-‐dq.cgi?libroId=1001>.
14
Muchas
de
las
ideas
tratadas
en
este
trabajo
reaparecen
en
arjculos
posteriores
del
mismo
autor.
Por
ejemplo,
en
"Internet
y
edición:
algunas
notas
preliminares"
de
2000
se
analizan
los
mismos
proyectos
y
se
presenta
la
misma
dicotomía
entre
acumulación-‐calidad.
Sobre
el
concepto
de
“hiperedición”
ver
ahora
Edward
VanhouXe
(2010)
en
donde
se
analiza,
entre
otros
asuntos,
la
propuesta
editorial
de
Marilyn
Deegan
y
Peter
Robinson
durante
los
años
noventa.
29
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Un
año
más
tarde,
en
1999,
el
inves9gador
de
la
Universidad
Autónoma
de
Madrid
Fernando
Sánchez,
junto
con
otros
nueve
inves9gadores
de
la
Real
Academia
Española,
presentaron
en
“La
anotación
de
los
corpus
CREA
y
CORDE”
sus
obje9vos
y
el
desarrollo
de
una
inicia9va
que
empezó
en
1995
y
vio
la
luz
cinco
años
más
tarde.
Como
es
bien
sabido,
el
Corpus
Diacrónico
del
Español
(CORDE
<hMp://corpus.rae.es/cordenet.html>)
se
estructura
en
tres
grandes
épocas
(Edad
Media,
Siglos
de
Oro
y
Época
contemporánea)
mientras
que
el
Corpus
de
Referencia
del
Español
Actual
(CREA
<hMp://corpus.rae.es/creanet.html>)
abarca
los
úl9mos
vein9cinco
años.
Juntos
suman
más
de
200
millones
de
palabras
recogidas
tanto
en
territorio
peninsular
como
la9noamericano.
Los
textos
fueron
codificados
con
SGML
siguiendo
las
recomendaciones
de
la
TEI
(Sánchez
et
al.,
1999)15.
Si
a
estos
dos
corpus
añadimos
el
Corpus
del
Español
<hMp://www.corpusdelespanol.org/x.asp>
creado
por
Mark
Davis
en
2002
no
resulta
arriesgado
afirmar
que
los
hispanistas
disponen
de
tres
ú9les
herramientas
para
conocer
en
profundidad
la
lengua
española.
Siguiendo
con
la
temá9ca
de
los
corpus,
también
en
1999,
Joan
Torruella
y
Joaquim
Llisterri
publican
“Diseño
de
corpus
textuales
y
orales”
en
el
libro
colec9vo
Filología
e
informá?ca.
Los
principios
y
las
u9lidades
de
los
corpus
pueden
sinte9zarse
de
la
siguiente
manera:
La
función
principal
de
un
corpus,
tanto
textual
como
oral,
es
establecer
la
relación
entre
la
teoría
y
los
datos;
el
corpus
9ene
que
mostrar
a
pequeña
escala
cómo
funciona
una
lengua
natural;
pero
para
ello
es
necesario
que
esté
diseñado
correctamente
sobre
unas
bases
estadís9cas
apropiadas
que
aseguren
que
el
resultado
sea
efec9vamente
el
modelo
de
la
realidad.
(Torruella,
1999:
45-‐46)
Es
necesario,
por
tanto,
que
el
corpus
sea
neutro,
que
recoja
muestras
proporcionales
de
todos
sus
aspectos
y,
para
que
sea
rentable,
que
pueda
reu9lizarse
y
modificarse
en
el
futuro.
Tras
dis9nguir
las
principales
áreas
de
aplicación
de
la
lingüís9ca
de
corpus,
los
autores
dis9nguen
según
un
orden
ascendiente
de
estructuración
y
selección
entre
archivo,
biblioteca
y
corpus
informa9zado
(Torruella,
1999:
51).
A
con9nuación
ofrecen
una
clasificación
basada
en
cuatro
criterios:
1)
el
porcentaje
y
la
distribución
de
los
diferentes
9pos
de
texto
(corpus
grande,
equilibrado,
piramidal,
monitor,
paralelo,
comparables,
mul9lingües,
oportunista);
2)
la
especificidad
de
los
textos
(corpus
general,
especializado,
genérico,
canónico,
periódico,
diacrónico);
3)
la
codificación
y
la
anotación
(simple
o
codificado);
y
4)
la
documentación
que
15 Para un análisis más detenido de la composición del corpus ver Mercedes Sánchez (2007).
30
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
acompaña
(documentado
o
no)
(Torruella,
1999:
53-‐55).
Por
úl9mo
describen
algunos
aspectos
generales
como
la
finalidad,
los
límites
y
el
9po
de
corpus,
la
proporción
de
los
diferentes
grupos
temá9cos,
las
nociones
de
población
y
muestra,
la
captura
de
los
textos
y
su
e9quetado,
su
procesamiento
informá9co
y
varias
cues9ones
legales
(Torruella,
1999:
59-‐67).
El
que
quizá
sea
el
primer
trabajo
en
español
dedicado
a
la
codificación
de
textos
con
lenguaje
de
marcado
aparece
en
Filología
e
informá?ca
y
pertenece
a
Gerardo
Arrarte
(1999).
Se
trata
de
“Normas
y
estándares
para
la
codificación
de
textos
y
para
la
ingeniería
lingüís9ca”.
El
inves9gador
del
Ins9tuto
Cervantes
pone
el
énfasis
en
el
uso
del
estándar
SGML
para
preservar
la
información
e
intercambiarla
o
reu9lizarla
en
el
futuro,
y
se
aproxima
desde
un
punto
de
vista
histórico
a
inicia9vas
como
la
TEI
(Arrarte,
1999:
17-‐20).
Aunque
en
la
actualidad
XML
ha
sus9tuido
a
SGML,
pocos
trabajos
en
lengua
española
se
han
escrito
con
posterioridad
que
ofrezcan
una
visión
tan
completa
sobre
la
codificación
electrónica.
Todos
los
datos
implicados
hasta
ahora
deben
poder
estar
en
comunicación,
y
se
deben
poder
presentar
en
forma
accesible,
incluso
simultáneamente.
Los
sistemas
de
ventanas
permiten
la
presencia
simultánea
de
-‐por
ejemplo-‐
la
imagen
de
una
obra,
la
transcripción
de
su
texto,
el
texto
de
un
arPculo
sobre
el
tema,
un
diccionario
de
consulta
y
el
procesador
de
textos
donde
se
realizan
las
anotaciones
que
conducen
al
resultado.
(Millán,
1999:
151)
Por
su
parte,
María
Morrás
(1999)
interviene
en
el
mismo
volumen
con
“Informá9ca
y
crí9ca
textual:
realidades
y
deseos”.
La
inves9gadora
de
la
Universitat
Pompeu
Fabra
se
ocupa
de
algunas
cues9ones
ya
recogidas
más
arriba,
como
el
uso
de
programas
informá9cos
para
cotejar
y
afiliar
textos,
pero
también
de
otros
asuntos
que
aún
no
han
aparecido,
como
las
innovaciones
teóricas
que
la
tecnología
digital
ha
alentado
en
el
plano
de
la
edición
académica:
Un
examen
superficial
de
las
publicaciones
de
los
úl9mos
años
deja
ver
una
profunda
insa9sfacción
con
el
concepto
tradicional
de
edición
crí9ca,
entendida
como
la
producción
de
un
texto
singular
a
par9r
de
la
selección
de
las
lecciones
extraídas
de
los
dis9ntos
tes9monios
o
del
31
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
juicio
crí9co
del
editor.
Desde
posturas
teóricas
diferentes,
incluso
contrarias,
se
han
puesto
de
relieve
las
carencias
de
la
labor
editorial
que,
salvo
casos
de
imposibilidad
por
exis9r
dos
o
más
versiones
muy
alejadas
entre
sí
de
una
misma
obra
literaria,
lleva
a
construir
un
texto,
que
sin
haber
exis9do
en
ningún
momento,
representa
el
texto
ideal.
(Morrás,
1999:
192)
En
efecto,
si
algo
caracteriza
a
la
teoría
editorial
a
finales
del
siglo
XX
es
la
diversidad
de
planteamientos
teóricos
y
metas;
así,
a
la
crí9ca
neolachmanniana,
hay
que
sumar
los
principios
de
la
crí9ca
documental,
de
la
bibliograra
material
o
de
la
crí9ca
gené9ca;
estas
corrientes
se
han
aliado
con
la
informá9ca
para
defender
la
publicación
de
cada
uno
de
los
documentos
o
versiones,
en
dis9ntas
presentaciones
(texto
crí9co,
transcripción
paleográfica
y
facsímil),
que
integran
la
historia
de
la
transmisión
textual
de
una
determinada
obra.
El
resultado
se
parecería
más
a
un
archivo
o
a
una
biblioteca
que
al
9po
de
edición
al
que
estamos
acostumbrados
en
papel
(Morrás,
1999:
193-‐195).
También
con
el
cambio
de
siglo
ve
la
luz
el
proyecto
más
ambicioso
que
se
ha
realizado
hasta
la
fecha
en
España,
la
Biblioteca
Virtual
Miguel
de
Cervantes
(BVMC
<hMp://
www.cervantesvirtual.com>),
fruto
de
la
colaboración
entre
la
Universidad
de
Alicante
y
el
Banco
Santander
Central
Hispano.
Sus
orígenes
se
encuentran
en
1999
pero
no
es
hasta
dos
años
más
tarde
que
aparecen
algunos
trabajos
en
que
se
explica
su
desarrollo
y
funcionamiento 16.
En
“The
Miguel
de
Cervantes
Digital
Library:
the
Hispanic
Voice
on
the
Web”,
aparecido
en
la
revista
Literary
and
Linguis?c
Compu?ng,
Alejandro
Bia
y
Andrés
Pedreño
(2001a)
exponen
las
líneas
maestras
del
proyecto:
el
9po
de
objetos
digitales
que
ofrece
(en
su
mayoría
textos
literarios
de
dominio
público 17
en
lengua
española
pero
no
exclusivamente),
la
composición
del
equipo
de
inves9gadores
(129
inves9gadores
de
los
cuales
un
71%
se
dedica
a
la
corrección
de
textos
y
codificación
con
lenguaje
de
marcado)
y
los
servicios
que
presta
(publicación
digital
de
tesis
doctorales,
grabación
de
lecturas
literarias,
catálogo
de
enlaces,
foros
y,
las
joyas
de
la
corona,
las
llamadas
“Bibliotecas
de
autor”)
(Bia,
2001a:
163-‐165).
El
diseño
de
la
BVMC
está
concebido
tanto
para
dar
amplio
acceso
a
un
gran
número
de
textos
como
para
que
sea
posible
recuperar
parte
de
la
información
textual
(números,
nombres
y
fechas)
y,
en
algunos
casos,
incluso
analizarla
(por
ejemplo,
mediante
concordancias
basadas
16 Aparte del arjculo reseñado aquí el lector puede acudir a Alejandro Bia (2001b) y Francesca Marí-‐Domènec
(2002)
en
donde
se
profundiza
en
muchos
aspectos
del
proceso
de
codificación.
17
Es
decir,
clásicos
cuyos
derechos
de
autor
han
caducado
(70
años
después
de
la
muerte
del
autor
según
la
legislación
española).
32
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
en
TACT)
(Bia,
2001a:
167).
No
hace
falta
decir
que
los
textos
que
con9ene
la
BVMC
fueron
codificados
con
XML
y
siguen
las
recomendaciones
de
la
TEI
(Bia,
2001a:
170-‐171).
Por
otra
parte,
debido
al
volumen
de
textos,
sus
creadores
tuvieron
que
automa9zar
gran
parte
de
la
codificación
XML18
y
de
la
transformación
de
los
archivos
resultantes
en
otros
formatos
(HTML
para
su
publicación
en
la
web
y
PDF
para
su
impresión)
(Bia,
2001a:
172-‐174) 19.
En
2002
se
produce
el
que
quizá
sea
el
único
intento
de
regularización
de
las
prác9cas
editoriales
en
formato
digital.
Me
refiero
a
la
publicación
de
la
“Norma-‐recomendación
de
la
Asociación
Internacional
Siglo
de
Oro
sobre
edición
de
textos
electrónicos
áureos”
a
cargo
de
José
Luis
Canet
(Universidad
de
Valencia)
y
Ricardo
Serrano
(Université
du
Québec
à
Trois-‐
Rivières).
Tras
considerar
los
aspectos
posi9vos
y
nega9vos
de
la
digitalización,
los
autores
proponen
las
siguientes
recomendaciones,
que
grosso
modo
siguen
la
estela
de
la
TEI:
1)
que
los
textos
se
alojen
en
los
servidores
de
las
universidades
para
garan9zar
su
preservación;
2)
que
los
editores
indiquen
información
complementaria
sobre
los
textos
(nombre
del
editor,
20
De
hecho
el
mismo
Alejandro
Bia
lo
reconoce:
"This
is
the
area
[exploita7on]
where
more
development
is
needed.
Currently,
users
can
retrieve
only
en7re
files,
based
on
catalogue
searches.
We
want
to
provide
complex
searches
on
smaller
textual
objects
(as
defined
by
our
markup
scheme).
For
instance:
'show
all
the
paragraphs
that
include
the
person
name
Cervantes',
or
'all
headings
with
the
word
cartas'
(leXers).
To
allow
such
searches,
a
consistent
markup
scheme
is
needed
for
the
whole
collec7on,
and
adequate
indexing
and
filtering
techniques
for
search
and
retrieval
of
textual
objects.
This
is
a
filed
where
research
is
needed
to
develop
efficient
methods
for
these
costly
complex
tasks"
(Bia,
2001a:
175).
21
Puede
verse
la
postura
de
un
usuario,
Marcos
Taracido,
en
el
blog
Libro
de
Notas:
<hXp://librodenotas.com/
textosdelcuervo/21549/procomun-‐y-‐biblioteca-‐virtual-‐miguel-‐de-‐cervantes>.
33
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
lugar,
año
de
su
realización
y
versión;
ediciones
manejadas
o
procedencia;
si
se
trata
de
una
edición
crí9ca
o
no,
si
procede
de
una
tesis
doctoral,
etc.);
y
3)
que
en
la
cabecera
de
cada
texto
se
incluya
con
lenguaje
de
marcado
el
Ptulo
y
otros
metadatos
(autor,
palabras
clave
y
descripción
del
documento)
a
fin
de
ser
detectados
por
los
motores
de
búsqueda
(Canet,
2002:
1901-‐1902).
En
cuanto
a
los
formatos
recomendados
para
su
publicación
en
Internet
los
profesores
Canet
y
Serrano
recomiendan
duplicar
los
documentos
y
ofrecerlos
al
lector
en
formato
HTML,
XML
y
PDF
(Canet,
2002:
1904).
Otras
recomendaciones
atañen
a
la
inclusión
de
imágenes
y
preliminares.
Por
úl9mo,
los
autores
declaran
que
“la
mejor
edición
es
aquella
que
incorpora
una
edición
facsimilar
del
texto
y
su
transcripción”
(Canet,
2002:
1905).
En
2002
aparece
Literatura
románica
en
Internet:
los
textos.
En
él
José
Manuel
Lucía
Megías
reformula
muchas
de
las
ideas
expuestas
en
sus
arPculos
anteriores.
El
libro
es
extenso
y
variado:
por
un
lado,
ofrece
un
recuento
de
bases
de
datos
y
bibliotecas
telemá9cas
en
lengua
románica
(portugués,
gallego,
castellano,
catalán,
provenzal,
francés,
italiano
y
rumano)
y
una
breve
descripción
de
sus
funciones
y
contenido;
por
el
otro,
se
ocupa
de
algunas
ediciones
individuales
que
podían
hallarse
en
Internet
a
principios
del
siglo
XXI.
Pero
lo
que
interesa
aquí
es
sin
duda
el
concepto
de
“edición
crí9ca
hipertextual”
presentado
en
la
Introducción
al
libro.
Según
este
inves9gador,
que
sigue
los
preceptos
de
la
crí9ca
neolachmanniana,
el
hipertexto
permite
nuevas
modalidades
de
presentación
del
texto,
es
decir,
afecta
de
lleno
tanto
a
la
cons?tu?o
textus
como
a
la
disposi?o
textus
porque
rompe
con
la
linealidad
del
códice
(Lucía
Megías,
2002:
22-‐24).
El
modelo
ideal
de
edición
crí9ca
hipertextual
propuesto
en
este
libro
es
el
siguiente:
El
texto
crí9co
ha
de
considerarse
el
centro
siempre
de
la
edición,
en
los
cimientos
sobre
los
que
se
levantan
otros
materiales
presentados;
en
otras
palabras,
se
ofrece
una
determinada
interpreta;o
textual,
que
ha
u9lizado
una
serie
de
materiales
que
ahora
se
ofrecen
para
que
el
lector
o
pueda
contrastar
la
hipótesis
de
trabajo
concretas
que
se
presentan
en
la
edición,
o
pueda
trabajar
con
ellos
de
una
manera
independiente,
poniéndolos
en
relación
con
otros
materiales
de
igual
naturaleza.
A
un
9empo
se
ofrece
una
lectura
contemporánea
y
cienPfica
de
un
texto
medieval
(texto
crí9co)
junto
a
los
materiales
que
forman
parte
de
su
post-‐texto
(facsímil
de
los
tes9monios
conservados,
trascripción
paleográfica
de
cada
uno
de
ellos,
análisis
de
los
aspectos
externos
que
caracterizan
cada
tes9monio,
estudio
de
las
marcas
que
proporcionan
datos
de
su
lectura
coetánea).
De
este
modo,
la
variance,
que
es
más
un
sistema
34
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
cultural
que
textual
para
comprender
el
mundo
medieval
se
ofrece
en
la
edición
hipertextual
de
una
manera
“real”,
al
contrario
de
lo
que
le
sucedía
a
sus
lectores
(u
oidores)
coetáneos.
Y
al
mismo
9empo,
la
edición
crí9ca,
como
sistema
cienPfico
antes
que
cultural
para
la
comprensión
del
mundo
medieval,
muestra
también
su
esencial
(y
par9cular)
mouvance,
gracias
a
las
diversas
notas
textuales,
estudios
preliminares
o
interpretaciones
crí9cas
que
jus9fican
una
determinada
elección
y
que
pueden
ser
modificadas.
(Lucía
Megías,
2002:
27)
Un
año
más
tarde,
en
“Nuevas
posibilidades
y
nuevas
exigencias
de
la
crí9ca
textual”,
Pedro
Sánchez-‐Prieto
Borja
recupera
algunas
de
las
ideas
de
José
Manuel
Lucía
Megías:
por
un
lado,
afirma
que
la
mera
acumulación
de
contenidos
no
es
garanPa
de
calidad;
por
el
otro,
sitúa
al
texto
crí9co
en
el
centro
de
la
red
de
hipervínculos.
El
catedrá9co
de
la
Universidad
de
Alcalá
valora
posi9vamente
el
acceso
simultáneo
a
las
transcripciones
de
los
manuscritos
o
impresos,
a
los
facsímiles
de
éstos
y
las
grabaciones
de
las
lecturas
orales,
pero
insiste
en
que
el
texto
limpio
de
errores
y
modernizado
debe
tener
prioridad:
La
pantalla
básica
de
la
edición
electrónica
tendría
que
contener
el
texto
crí9co
como
centro,
y
simultáneamente
tres
de
información
que
cons9tuyen
el
soporte
fundamental
de
la
“lectura
asis9da”:
las
notas
léxicas,
el
aparato
de
variantes
textuales
y
el
de
variantes
de
la
lengua.
La
información
que
muestren
estas
ventanas
debería
“actualizarse”
automá9camente
a
medida
que
nos
movamos
en
el
texto
crí9co,
de
modo
que
al
visualizar
una
determinada
porción
del
texto
se
nos
muestren
en
las
ventanas
de
notas
léxicas,
variantes
textuales
y
variantes
de
la
lengua
las
entradas
correspondientes
a
esa
porción
del
texto.
[...]
En
segundo
plano
debería
mantener
otra
información;
primero,
el
facsímil
de
uno
de
los
tes9monios,
manuscrito
o
impreso.
El
grado
de
ar9culación
con
el
texto
crí9co
queda
jus9ficado
como
ilustración
de
una
de
las
manifestaciones
concretas
de
la
obra.
Representa,
como
se
ha
dicho,
una
importante
fuente
de
información
textual,
pero
no
cons9tuye
el
texto,
fundado
crí9camente
en
el
examen
de
toda
la
tradición.
En
segundo
lugar,
la
versión
oral.
(Sánchez-‐Prieto,
2003:
124)
Otras
publicaciones
interesantes
vieron
la
luz
en
2003.
Por
ejemplo,
el
tercer
volumen
de
la
revista
Lamusa
digital
cuenta
con
varios
arPculos
sobre
edición
académica
digital.
Por
su
parte,
José
Manuel
Lucía
Megías
vuelve
a
publicar
un
importante
trabajo
en
2003
9tulado
“La
'Informá9ca
Humanís9ca':
notas
volanderas
desde
el
ámbito
hispánico”.
El
catedrá9co
de
la
Universidad
Complutense
de
Madrid
alude
de
manera
explícita
a
las
Humani?es
Compu?ng
anglosajonas,
u9liza
el
membrete
“Informá9ca
Humanís9ca”
para
designar
en
español
a
la
nueva
disciplina
y
localiza
sus
orígenes
en
el
celebre
proyecto
de
Roberto
Busa
sobre
la
obra
de
santo
Tomás
de
Aquino.
Para
este
inves9gador
la
situación
española
es
alarmante
porque
35
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
apenas
ha
tenido
cabida
en
la
enseñanza
universitaria,
a
excepción
de
una
asignatura
impar9da
en
la
Universidad
de
Deusto
por
Carmen
Isasi
y
Joseba
Abaitua
llamada
“Lenguas
Modernas
y
Nuevas
Tecnologías
de
la
Información”
(Lucía
Megías,
2003:
94).
En
cuanto
a
la
inves9gación
cienPfica,
José
Manuel
Lucía
Megías
destaca
algunos
proyectos
enmarcados
en
lo
que
llama
“Informá9ca
Textual”
como
PhiloBiblon,
Parnaseo
<hMp://parnaseo.uv.es/>,
ADMYTE
o
el
CORDE.
En
estos
años
también
surgen
otros
proyectos
interesantes
para
la
edición
digital,
como
la
red
CHARTA,
que
ha
establecido
una
metodología
común
para
la
edición
de
textos
y
la
creación
de
corpus
documentales
en
transcripción
paleográfica,
crí9ca
y
facsimilar
<hMp://www.charta.es/
nosotros/> 22.
Como
broche
para
terminar
esta
sección
he
elegido
“Bibliotecas
digitales
españolas
a
texto
completo”
de
José
Luis
Canet
(2005).
En
este
trabajo
el
catedrá9co
de
la
Universitat
de
València
destaca
que
los
primeros
proyectos
de
digitalización
se
conformaban
con
dar
acceso
a
los
textos
en
formato
HTML
y
en
ocasiones
explotaban
los
recursos
mul9media
y
las
posibilidades
relacionales
del
hipertexto.
Ahora
bien,
muchos
de
estos
proyectos
no
pueden
considerarse
verdaderas
bibliotecas
digitales
pues
se
estructuraban
“mediante
listados
alfabé9cos
o
por
afinidades
genéricas,
sin
verdaderas
fichas
catalográficas
o
de
descripción
bibliográfica
indicadoras
del
autor,
editor,
lugar
de
publicación,
etc.”
(Canet,
2005:
150).
A
con9nuación
el
profesor
Canet
establece
tres
9pos
de
biblioteca
digital:
en
primer
lugar,
encontramos
las
Bibliotecas
de
Divulgación,
que
solo
aspiran
a
dar
acceso
a
textos
digitalizados
(Project
Gutenberg,
Electronic
Text
Lis9ng 23,
ABU:
La
Bibliothèque
Universelle,
ATHENA
<hMp://
athena.unige.ch/athena/admin/ath_id_en.html>,
etc.);
en
segundo
lugar,
se
sitúan
las
Bibliotecas
de
Inves?gación,
“aquellas
que
intentan
aunar
el
rigor
filológico
con
el
temá9co,
agrupando
normalmente
textos
de
una
o
varias
áreas
de
conocimiento”
(Canet,
2005:
151),
que
a
su
vez
pueden
dividirse
en
tres:
las
que
publican
textos
en
formato
HTML,
XML,
SGML
o
PDF;
las
que
solo
publican
facsímiles;
y
las
que
publican
texto
y
facsímil.
Normalmente,
afirma
Canet,
este
9po
de
bibliotecas
digitales
están
ges9onadas
por
un
profesor
universitario.
Por
úl9mo,
22 Para más información sobre el proyecto puede verse Pedro Sánchez-‐Prieto Borja (2012).
36
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
están
las
Bibliotecas
Tradicionales
Mixtas,
como
Gallica
<hMp://gallica.bnf.fr/?lang=ES>
o
en
la
actualidad
la
Biblioteca
Nacional
de
España 24,
que
han
digitalizado
parte
de
sus
fondos.
Sobre
la
situación
en
suelo
peninsular,
a
la
altura
de
2005,
el
profesor
Canet
destaca
la
labor
de
varios
proyectos.
Como
representantes
del
9po
Biblioteca
de
Inves?gación
cita
a
Parnaseo,
a
la
Biblioteca
Virtual
Extremeña
<hMp://www.paseovirtual.net/biblioteca/>
y
al
Centro
Virtual
Cervantes
del
Ins9tuto
Cervantes
<hMp://cvc.cervantes.es/>
,
entre
otras.
La
Biblioteca
Virtual
Miguel
de
Cervantes
ejemplifica
el
modelo
de
la
Biblioteca
de
Divulgación,
aunque
el
autor
reconoce
que
en
los
úl9mos
años
se
han
realizado
algunos
progresos
orientados
a
la
inves9gación.
En
cuanto
a
las
Bibliotecas
Tradicionales
Mixtas,
Canet
afirma
que
son
muy
escasas
en
España:
Dioscórides
de
la
Universidad
Complutense
de
Madrid
<hMp://
biblioteca.ucm.es/atencion/24063.php>,
las
diversas
colecciones
de
la
biblioteca
de
la
Universitat
de
Barcelona
<hMp://www.bib.ub.edu/es/recursos-‐informacion/colecciones/
colecciones-‐digitales/>
y
la
Col·∙lecció
Somni
de
la
Universitat
de
València
<hMp://roderic.uv.es/
handle/10550/43>
son
solo
algunos
ejemplos.
Lo
que
caracteriza
a
este
9po
de
biblioteca
es
que
“los
documentos
están
perfectamente
catalogados
por
profesionales,
incluyendo
en
cada
ficha
bibliográfica
todas
las
posibilidades
de
enlaces
y
búsquedas
secundarias,
normalmente
mediante
los
enlaces
ac9vos”
(Canet,
2005:
154).
La
ausencia
de
una
verdadera
polí9ca
nacional
o
autonómica
sobre
Bibliotecas
Digitales
Mixtas
a
texto
completo
acarrea
reduplicaciones
y
complica
su
acceso
porque
las
búsquedas
deben
realizarse
en
varios
si9os
(Canet,
2005:
155).
Pero
éstas
no
son
las
únicas
debilidades
del
sistema
español:
la
falta
de
coordinación
dificulta
la
exportación
o
transformación
del
material
digitalización,
es
decir,
su
preservación
y
el
diálogo
entre
dis9ntos
proyectos,
pues
la
mayoría
se
ha
diseñado
de
manera
autónoma
sin
contemplar
el
uso
de
estándares
(Canet,
2005:
156).
Finalmente,
para
paliar
el
descontrol
en
lo
referente
a
las
publicaciones
electrónicas,
Canet
propone
la
creación
de
un
registro
de
textos
con
una
numeración
normalizada
de
localización
(algo
así
como
un
ISBN
para
el
medio
digital).
En
resumen,
para
que
la
situación
española
mejore,
es
necesario
voluntad
polí9ca,
que
podría
derivar
en
un
pacto
entre
ministerios
y
Comunidades
Autónomas.
De
esta
manera
los
bienes
públicos
no
se
conver9rían
en
bienes
privados,
se
evitarían
duplicidades
y
el
material
existente
podría
ser
reu9lizado
en
el
futuro
por
otros
inves9gadores
(Canet,
2005:
158-‐159).
24
Por
ejemplo,
de
entre
las
muchas
inicia7vas,
puede
destacarse
la
Biblioteca
Digital
Hispánica:
<hXp://
www.bne.es/es/Catalogos/BibliotecaDigitalHispanica/Inicio/>.
37
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
25
Todas
las
búsquedas
que
menciono
en
este
apartado
han
sido
realizadas
el
día
2
de
sep7embre
de
2013.
Durante
la
fase
de
revisión
de
este
arjculo
ha
aparecido
una
panorámica
sobre
las
Humanidades
Digitales
y
el
proyecto
ReMetCa
de
la
mano
de
Elena
González-‐Blanco
García
(2013).
38
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
mediante
API 26
a
todas
las
bibliotecas
y
colecciones
digitales
públicas,
la
reforma
de
los
estudios
de
Humanidades
o
la
creación
de
herramientas
por
y
para
los
humanistas.
Por
úl9mo,
desde
otra
perspec9va,
Luis
Rodríguez-‐Yunta
(2012)
reflexiona
en
“Humanidades
digitales,
¿una
mera
e9queta
o
un
campo
por
el
que
deben
apostar
las
ciencias
de
la
documentación?”
sobre
las
posibilidades
laborales
que
la
nueva
disciplina
brinda
a
archiveros,
documentalistas
y
bibliotecarios.
El
arPculo,
publicado
en
la
revista
digital
Anuario
ThinkEpi,
esboza
unos
planteamientos
principalmente
basados
en
el
desarrollo
y
prác9cas
del
ámbito
anglosajón,
aunque
hacia
el
final
del
arPculo
menciona
al
máster
en
Humanidades
Digitales
de
la
Universidad
de
Cas9lla-‐La
Mancha
y
la
creación
en
México
de
la
RedHD
<hMp://
www.humanidadesdigitales.net>.
Si
se
amplía
la
búsqueda
a
publicaciones
la9noamericanas,
cabe
añadir
al
recuento
el
Ptulo
“¿Qué
son
las
humanidades
digitales?”
de
Isabel
Galina
Russell.
El
arPculo
apareció
en
Revista
Digital
Universitaria
y
trata,
muy
brevemente,
temas
como
el
papel
jugado
por
Roberto
Busa
en
los
orígenes
de
las
Humanidades
Digitales
y
principios
elementales
como
la
interdisciplinariedad
o
el
diseño
de
bases
de
datos.
A
con9nuación,
la
inves9gadora
de
la
Universidad
Nacional
Autónoma
de
México
ofrece
al
lector
un
listado
de
las
principales
organizaciones,
centros
de
inves9gación,
congresos
y
revistas
de
Humanidades
Digitales
de
habla
anglosajona.
Por
úl9mo,
se
ocupa
de
la
situación
mexicana
de
las
Humanidades
Digitales
y
destaca
tres
proyectos:
el
Corpus
Histórico
del
Español
en
México
<hMp://
www.corpus.unam.mx:8080/cemc/>,
el
Proceso
judicial
a
Francisco
I
<hMp://
www.iisue.unam.mx/ahunam/madero/>
y
la
Biblioteca
Digital
del
Pensamiento
Novohispano
<hMp://www.bdpn.unam.mx>.
En
resumen,
la
bibliograra
en
español
indexada
en
bases
bibliográficas
que
lleva
el
membrete
Humanidades
Digitales
en
el
Ptulo
está
orientada
hacia
el
ámbito
anglosajón:
de
los
cuatro
arPculos
mencionados
solo
uno
se
ocupa
de
las
Humanidades
Digitales
en
el
ámbito
hispánico.
Ahora
bien,
conviene
tener
presente
que
la
realidad
siempre
es
más
compleja,
más
vasta,
y
que
al
fin
y
al
cabo
las
bases
de
datos
son
siempre
una
selección,
una
representación
a
escala
menor
del
territorio.
De
hecho,
durante
la
revisión
de
este
trabajo,
mientras
buscaba
los
enlaces
a
los
proyectos
mencionados,
he
topado
por
accidente
con
un
arPculo
que
no
está
26 En español, IPA (Interfaz de Programación de Aplicaciones), es el conjunto de funciones y procedimientos que
ofrece una biblioteca para ser u7lizado por otro so7ware como una capa de abstracción.
39
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
indexado
ni
en
Scopus
ni
en
Dialnet
y
que
adelanta
un
año
la
fecha
en
que
el
membrete
Humanidades
Digitales
es
u9lizado
en
el
Ptulo
de
una
contribución
en
lengua
española.
Me
refiero
a
la
comunicación
“Humanidades
Digitales,
crí9ca
textual
y
la
Edición
Variorum
Electrónica
del
Quijote
(EVE-‐DQ)”27
que
dio
Eduardo
Urbina
en
el
XXIII
congreso
de
la
Associazione
di
Ispanis9
Italiani
celebrado
en
2005,
pero
cuyas
actas
fueron
publicadas
dos
años
más
tarde,
en
2007.
El
arPculo
expone
las
líneas
de
acción
del
proyecto
ya
descrito
más
arriba
por
lo
que
no
es
necesario
volver
sobre
su
contenido.
Lo
interesante,
a
mi
juicio,
es
que
si
el
membrete
en
inglés
9ene
sus
orígenes
hacia
el
año
2000
y
su
difusión
generalizada
se
produce
en
2004
con
la
publicación
del
célebre
A
Companion
to
Digital
Humani?es
de
Schreibman
y
otros;
esto
quiere
decir
que
los
contactos
y
préstamos
entre
la
comunidad
anglosajona
y
la
comunidad
hispánica
son
más
estrechos
de
lo
que
cabría
imaginar
en
un
primer
momento.
Ahora
bien,
no
me
atrevo
a
insinuar
que
el
trabajo
del
profesor
de
la
Texas
A&M
University
sea
el
primero
que
9tula
con
tal
membrete
-‐sería
demasiado
imprudente
por
mi
parte
cuando
la
diferencia
entre
la
comunicación
y
su
publicación
en
formato
CD-‐ROM
dista
de
dos
años-‐
pero
es
posiblemente
uno
de
los
más
tempranos,
junto
con
el
arPculo
reseñado
de
Isabella
Leibrandt
(2006).
Por
otra
parte,
el
uso
y
difusión
del
membrete
“Humanidades
Digitales”
no
significa
que
otras
fórmulas
anteriores
desaparecieran.
Como
ocurrió
en
Reino
Unido
y
Norteamérica
con
la
expresión
Humani?es
Compu?ng
durante
los
primeros
siete
u
ocho
años
de
la
pasada
década,
en
los
úl9mos
años
se
han
seguido
publicando
en
España
algunos
trabajos
que
u9lizan
los
términos
“Informá9ca
Humanís9ca”.
Así,
José
Manuel
Lucía
Megías
firmó
en
2008
un
arPculo
aparecido
en
Revista
poé?ca
medieval
que
lleva
por
Ptulo
“La
Informá9ca
Humanís9ca:
una
puerta
abierta
para
los
estudios
medievales
en
el
siglo
XXI”
y
más
recientemente,
en
2010,
Francisco
José
Varela
Pose
ha
escrito
un
trabajo
9tulado
“La
Informá9ca
Humanís9ca
y
la
transmisión
del
texto
digital”
publicado
en
el
libro
colec9vo
Teoría
del
Humanismo.
Del
arPculo
de
José
Manuel
Lucía
Megías
no
solo
interesa
aquí
el
Ptulo
si
no
cómo
caracteriza
la
situación
española
de
los
estudios
literarios
y
la
informá9ca
cinco
años
atrás.
Según
el
catedrá9co
de
la
Universidad
Complutense
de
Madrid,
pese
a
la
existencia
del
CORDE,
el
CREA
o
la
Biblioteca
Virtual
Miguel
de
Cervantes,
la
brecha
entre,
por
una
parte,
la
digitalización
del
27
El
lector
atento
se
habrá
percatado
de
que
los
creadores
de
la
edición
han
acortado
el
nombre:
en
1998
el
proyecto
se
llamaba
Edición
Electrónica
Virtual
Variorum
del
Quijote
(EEVV-‐DQ).
40
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
patrimonio
cultural,
y
por
otra,
la
inves9gación
y
la
didác9ca
era
entonces
abismal
porque
no
se
habían
creado
redes
de
colaboración
entre
dis9ntas
universidades:
Quizás
esta
falta
de
una
vinculación
real
con
los
centros
universitarios
-‐unidos
a
la
falta
de
interés
de
las
universidades
españolas
en
el
tema
de
la
Informá9ca
Humanís9ca-‐
hayan
mo9vado
que
no
se
convir9eran
en
este
9empo
en
un
punto
de
referencia,
en
motor
para
proyectos
similares.
Dircilmente
estos
centros
de
inves9gación
que,
por
su
propia
naturaleza,
están
cerrados
en
sí
mismos,
podrían
liderar
“redes
de
inves9gación”
o
exportar
sus
resultados
y
modos
de
trabajo
más
allá
de
sus
instalaciones.
(Lucía
Megías,
2008:
179)
Esta
situación,
no
obstante,
empezó
a
cambiar
en
2011
cuando
se
pueden
percibir
varios
intentos
por
dotar
de
una
estructura
oficial
a
los
dis9ntos
proyectos
humanís9cos
que
se
valen
de
la
tecnología
digital.
Grupos
de
inves9gación
como
BIDESLITE
y
DIALOGYCA
(Universidad
Complutense
de
Madrid),
SIELAE
(Universidade
da
Coruña),
El
Seminario
Alfonso
Irigoien
(Universidad
de
Deusto)
o
PROLOPE
(Universitat
Autònoma
de
Barcelona)
han
llevado
a
cabo
seminarios,
simposios
y
encuentros
con
el
obje9vo
de
intercambiar
experiencias
y
dar
a
conocer
su
trabajo;
en
otras
palabras,
con
el
obje9vo
de
construir
una
comunidad
de
inves9gadores
interesados
en
la
convergencia
entre
las
Humanidades
y
la
informá9ca.
Desde
mi
punto
de
vista,
la
consolidación
del
nuevo
membrete
no
solo
se
explica
porque
los
interesados
son
ahora
más
numerosos
sino
porque
están
muy
distribuidos
por
la
geograra
española,
es
decir,
su
irradiación
no
se
restringe
al
centro,
a
la
capital
madrileña
y
a
algunos
otros
centros
que
habían
despuntado
hasta
entonces
como
la
Universidad
de
Cas9lla-‐La
Mancha
y
la
Universidad
de
Alicante.
Tras
el
seminario
sobre
bibliotecas
digitales
y
bases
de
datos
organizado
por
Consolación
Baranda
Leturio
(BIDESLITE)
en
julio
de
2011
y
el
seminario
sobre
edición
digital
con
lenguaje
de
marcado
XML
organizado
por
Sagrario
López
Poza
en
sep9embre
de
2011,
la
idea
de
crear
la
asociación
Humanidades
Digitales
Hispánicas
(HDH
<hMp://www.humanidadesdigitales.org>)
surge
en
noviembre
del
mismo
año
en
el
marco
del
Simposio
sobre
Edición
de
Textos
Múl9ples
celebrado
en
la
Universidad
de
Deusto.
Sus
promotores,
como
reza
la
página
web
de
la
asociación,
fueron:
Carmen
Isasi
(Universidad
de
Deusto),
Sagrario
López
Poza
(Universidade
da
Coruña),
Fiona
Maguire
(University
of
Liverpool),
José
Camoes
(Universidade
de
Lisboa),
Domenico
Fiormonte
(Università
Roma
Tre),
Bau9sta
Horcajada
Diezma
(Universidad
41
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Complutense
de
Madrid),
Francesco
Vincenzo
Stella
(Università
di
Siena)
y
María
Jesús
Torrens
Álvarez
(CSIC).
La
asociación
cuenta
en
la
actualidad
con
52
miembros
afiliados 28.
En
2013
otras
inicia9vas
han
confirmado
el
proceso
de
ins9tucionalización:
en
primer
lugar,
el
congreso
organizado
por
el
GRISO
durante
los
días
23
y
24
de
mayo
9tulado
“Humanidades
Digitales:
visibilidad
y
difusión
de
la
inves9gación”
<hMp://www.unav.edu/congreso/
humanidades-‐digitales/>;
en
segundo
lugar,
el
Día
de
las
Humanidades
Digitales
(10
de
junio)
que
puso
en
contacto,
por
un
lado,
a
los
humanistas
digitales
de
habla
española
de
las
dos
partes
del
Atlán9co
(España
y
México,
principalmente)
y,
por
otro,
a
la
comunidad
hispánica
con
la
luso-‐brasileña
<hMp://dhd2013.filos.unam.mx/acerca/>.
Por
úl9mo,
hay
que
sumar
el
reciente
anuncio
por
parte
del
Departamento
de
Filología
Española
de
la
Universitat
Autònoma
de
Barcelona
de
la
creación
de
un
máster
en
Humanidades
Digitales
<hMp://dfe.uab.es/
mhd.php>.
Si
dejamos
de
lado
la
organización
de
actos
y
seminarios,
y
dirigimos
la
mirada
hacia
los
proyectos
iniciados
en
el
período
que
va
desde
2006
hasta
el
presente,
es
obvio
que
la
creación
de
bases
de
datos
sobre
literatura
es
una
tendencia
al
alza.
Así,
por
ejemplo,
se
puede
encontrar
proyectos
como
CLARISEL
<hMp://clarisel.unizar.es>,
que
bajo
la
dirección
de
Juan
Manuel
Cacho
Blecua
y
María
Jesús
Lacarra
(Universidad
de
Zaragoza),
recoge
tres
bases
de
28 Según las actas remi7das por la Secretaría el 19 de sep7embre de 2013 en la lista de correo de la asociación.
42
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
43
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
textos
en
formato
HTML
sino
añadir
el
componente
analí9co
que
a
menudo
se
echa
en
falta,
pues
permite
realizar
búsquedas,
obtener
estadís9cas,
visualizar
marcas
en
las
acotaciones,
apartes
y
versos
par9dos,
y
mostrar
el
9po
de
métrica
y
su
localización
en
el
texto.
Por
lo
que
respecta
a
las
ediciones
académicas
digitales,
que
9enen
por
obje9vo
publicar
un
solo
texto,
hay
que
señalar
el
proyecto
coordinado
por
Paul
Spence
desde
King's
College
llamado
La
entretenida
<hMp://entretenida.outo‡hewings.org/index.html>.
El
texto
de
Cervantes
ha
sido
codificado
siguiendo
el
modelo
TEI/XML
de
tal
modo
que
el
lector
pueda
comparar
con
facilidad
dis9ntas
presentaciones:
facsímil,
texto
modernizado,
texto
sin
puntuación,
y
edición
crí9ca
y
traducción
inglesa
de
la
mano
de
John
O'Neill.
Por
si
no
esto
no
fuera
de
por
sí
elogiable,
la
edición
ofrece
diversos
índices
que
facilitan
la
exploración
del
texto
y
localiza
en
un
mapa
los
lugares
mencionados
en
la
obra
valiéndose
del
servicio
de
Google.
No
me
gustaría
terminar
este
breve
recuento
sin
mencionar
dos
proyectos
de
edición
digital
relevantes
pese
a
no
u9lizar
el
sistema
de
codificación
TEI:
por
un
lado,
en
2009
vio
la
luz
el
Quijote
interac?vo
<hMp://quijote.bne.es/libro.html>,
un
proyecto
coordinado
por
José
Manuel
Lucía
Megías
que
cuenta
con
la
colaboración
de
la
Biblioteca
Nacional
de
España
y
de
Telefónica,
que
ofrece
transcripción
paleográfica,
texto
modernizado
y
facsímil
del
clásico
de
Cervantes
junto
con
otros
recursos
audiovisuales;
por
el
otro,
el
proyecto
creado
en
2012
por
Pedro
Ruiz
Pérez
(Universidad
de
Córdoba),
PHEBO.
Poesía
Hispánica
del
Bajo
Barroco
<hMp://
phebo.es>,
que
9ene
por
obje9vo
publicar
en
PDF
poesía
impresa
entre
1650
y
1750
que
no
haya
sido
reeditada
en
época
contemporánea 30.
Conclusiones
La
abundancia
de
referencias
bibliográficas
y
menciones
a
proyectos
demuestra
que
la
historia
de
las
Humanidades
Digitales
en
España
es
dilatada.
La
tecnología
digital
ha
servido
para
que
los
humanistas
revisaran
la
historia
del
libro
y
para
que
reflexionaran
sobre
el
valor
de
su
trabajo
en
un
momento
en
que
cualquier
ac9vidad
parece
que
deba
jus9ficarse
en
términos
u9litarios.
Asimismo,
el
hipertexto
y
la
interac9vidad,
desde
perspec9vas
más
teóricas
que
30 Para una descripción del proyecto en detalle puede verse Pedro Ruiz Pérez (2012).
44
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
posi9vistas,
han
servido
para
situar
al
lector
en
una
situación
privilegiada
respecto
al
autor
y
al
texto,
que
la
Filología
y
los
formalismos
habían
encumbrado
durante
gran
parte
del
siglo
XX.
Tal
y
como
he
intentado
exponer
en
este
trabajo,
desvincular
teoría,
crí9ca
y
edición
no
me
parece
acertado
porque
el
hipertexto
ha
permi9do
imaginar
la
potencialidad
de
la
edición
académica
digital;
en
términos
generales,
los
inves9gadores
coinciden
en
que
el
acceso
a
los
textos
no
es
suficiente:
a
la
mera
publicación
de
contenidos
digitales,
en
CD-‐ROM,
Internet
o
quizá
en
el
futuro
en
forma
de
app,
hay
que
sumar
algo
más.
Por
supuesto,
este
suplemento
que
dis9ngue
a
la
edición
académica
digital
de
la
edición
impresa
es
muy
variado
pero
quizás
puedan
señalarse
tres
opciones
mayoritarias:
1)
la
posibilidad
de
comparar
dis9ntas
versiones
o
presentaciones
de
una
obra,
de
tal
modo
que
el
lector
tenga
argumentos
para
juzgar
las
decisiones
editoriales;
2)
el
uso
de
enlaces
para
conectar
los
textos
con
varios
documentos
crí9cos
o
recursos
mul9media,
como
audio
y
vídeo,
con
el
obje9vo
de
mejorar
la
comprensión
de
la
obra;
y
3)
el
diseño
de
una
infraestructura
que
permita
la
recuperación
de
la
información
textual
mediante
búsquedas
complejas
estructuradas,
concordancias
o
índices.
En
cualquier
caso,
lo
que
está
claro
es
que
en
la
edición
digital
quien
9ene
la
úl9ma
palabra
es
el
lector,
de
quien
se
espera
un
alto
grado
de
formación
y
par9cipación.
Olvidar
cómo
el
hipertexto
y
la
idea
de
colaboración
han
moldeado
la
edición
académica
digital
sería
desaprovechar
una
gran
oportunidad
para
establecer
puentes
entre
la
filología,
la
teoría
literaria
y
los
estudios
culturales.
Las
Humanidades
Digitales
en
territorio
peninsular
y
en
general
en
el
ámbito
hispánico
gozan
de
buena
salud
en
la
actualidad.
Diversas
universidades
y
grupos
de
inves9gación
han
iniciado
en
los
úl9mos
años
un
proceso
de
ins9tucionalización
que
dota
de
cohesión,
estabilidad
y
legi9midad
a
la
nueva
disciplina.
Pero
para
que
las
Humanidades
Digitales
sean
un
concepto-‐
paraguas
que
dé
cobijo
no
solo
a
la
filología
o
a
los
estudios
literarios,
sino
también
a
otras
áreas
de
conocimiento,
como
la
historia
del
arte
y
la
filosora,
es
necesario
que
la
comunidad
de
prac9cantes
fomente
y
valore
la
pluralidad
de
preguntas,
objetos
de
estudio
y
metodologías,
tales
como
el
estudio
de
las
narra9vas
transmedia,
la
creación
de
grafos,
la
visualización
de
datos
y
el
análisis
de
artefactos
digitales,
ya
sean
redes
sociales,
blogs
o
colecciones
de
imágenes.
Por
úl9mo,
la
promoción
del
uso
de
estándares
que
garan9cen
la
preservación
de
los
contenidos
y
faciliten
el
intercambio
de
datos,
la
difusión
de
buenas
prác9cas
rela9vas
al
45
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
acceso
abierto,
que
permita
la
reu9lización
del
patrimonio
digitalizado
con
fondos
públicos,
y
el
fomento
de
una
estrategia
de
documentación
que
facilite
el
examen
crí9co
de
los
proyectos
por
parte
de
todos,
son
algunos
de
los
retos
que
conviene
afrontar
en
el
futuro
para
que
la
innovación,
la
transparencia
y
la
diversidad
sean
algunos
de
los
rasgos
definidores
de
las
Humanidades
Digitales
en
España.
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53
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
ABSTRACT:
We
realize
a
sociocri7cal
reading
of
the
discursive
universe
of
Google
and
TwiXer,
looking
for
correla7ons
between
the
underlying
signs
of
these
discourses
and
the
social
structure
of
the
moment
in
which
they
are
generated.
We
try
to
detect
the
absorp7on
of
elements
of
the
science
fic7on
as
well
as
the
implicit
meanings
in
the
interface
and
other
ques7ons
rela7ng
to
the
forms.
RESUMEN:
Realizamos
una
lectura
sociocrí7ca
del
universo
discursivo
de
Google
y
TwiXer,
buscando
correlaciones
entre
los
signos
subyacentes
en
estos
discursos
y
la
estructura
social
del
momento
en
que
se
generan.
Intentando
detectar
la
absorción
de
elementos
de
la
ciencia
ficción
así
como
los
significados
implícitos
en
la
interfaz
y
otras
cues7ones
rela7vas
a
las
formas.
____________________________
1. Introducción
Intentamos
una
aproximación
a
estos
dos
nuevos
medios
sociales
en
tanto
fenómeno
discursivo
y
en
úl9ma
instancia
ideológico
u9lizando
algunas
herramientas
teóricas
de
la
sociocrí9ca
de
Edmond
Cros.
Es
nuestro
obje9vo
la
transcripción
de
la
estructura
social
a
través
de
elementos
como
formas,
significados
subyacentes
y
mitos
discursivos.
Todo
ello
a
par9r
de
la
inmanencia
del
texto.
Sin
entrar
a
fondo
en
el
detalle
de
la
teoría,
extraordinariamente
expuesta
por
su
creador
(Cros,
2010)
hay
que
recordar
que
nos
hallamos
en
el
marco
de
una
semán9ca
de
las
relaciones
entre
signos,
más
que
del
propio
signo
aislado,
debemos
fijarnos
por
tanto
en
estructuras
amplias
de
relaciones
entre
signos.
Recordemos
también
que
estamos
ante
un
hecho
insoslayable
como
es
el
carácter
ideológico
del
signo
(palabra
o
no)
ideológicamente
pluriacentuado,
espacio
de
tensión
y
contradicción.
El
texto
del
que
hablamos
proviene
del
encuentro
de
freudismo,
marxismo
y
estructuralismo.
Es
ese
texto
en
que
el
que,
una
vez
vista
la
problemá9ca
del
significante,
el
sen9do
fluctúa,
no
es
estable
ni
cerrado,
es
cambiante
y
sus
blancos
y
vacíos
serán
índices
mayores
para
hacérnoslo
legible.
Además
hay
una
dialéc9ca
a
la
que
prestar
especial
atención,
la
del
texto
54
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
El
signo
aislado
no
nos
interesa,
porque
no
es
tal
más
que
en
relación
con
otros
signos,
es
decir
en
su
estructuración.
Cros
(2010)
llama
ar?culador
semió?co
a
esta
estructuración
cuando
se
manifiesta
en
prác9cas
sociales
o
discursivas
visibles
en
el
pretexto
o
fuera
de
texto
y
llama
a
estos
ar9culadores
semió9cos,
a
esta
estructuración,
ar?culadores
discursivos
cuando
se
dejan
ver
en
el
texto.
El
ideosema
será
la
relación
entre
ambos.
La
red
de
ideosemas
es
la
micro-‐
semió9ca
intratextual.
Nos
basamos
pues
en
la
premisa
según
la
cual
los
objetos
culturales
analizados,
y
en
especial
los
discursos
que
les
dan
sustento,
contendrán
una
transcodificación
de
una
estructura
social
concreta.
No
obstante,
al
hablar
de
estructura
social
hemos
de
reconocer
que
estamos
ante
uno
de
los
conceptos
más
abstractos
y
polisémicos
de
la
Sociología
y
que
no
es
sencillo
llevar
a
cabo
una
definición
unívoca
del
mismo.
Uno
de
los
retos
que
se
nos
plantea
a
la
hora
de
observar
la
comunicación
en
red
desde
los
ojos
de
la
sociocrí9ca
es
la
conceptualización
de
la
interfaz.
Nos
surge
en
principio
la
posibilidad
de
considerarla
como
un
aspecto
formal,
en
el
sen9do
de
un
significante,
pero
también
vemos
la
legi9midad
de
explorarla
en
tanto
que
mediación,
en
tanto
que
constricción.
En
todo
caso
podemos
decir
que
la
mediación
simbólica
de
la
interfaz
es
la
que
hace
que
nos
resulte
comprensible
y
que,
en
tanto
que
significante,
alberga
una
memoria
ideológica
e
histórica
que
hay
que
rastrear.
La
presencia
primero
del
ordenador
y
luego
la
entrada
en
la
llamada
era
post-‐PC
convoca
todo
un
escenario
metafórico
(como
en
Castells,
2009
y
2012),
que
apela
al
ordenador
para
55
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
entender
el
funcionamiento
de
la
mente,
aunque
se
trata
de
un
circuito
metafórico,
pensamos
de
ida
y
regreso,
tal
vez
con
múl9ples
vericuetos
y
diversos
recorridos.
Pero
para
nosotros
“en
la
base
neuronal
o
en
la
localización
rsica
se
encuentran
los
trazos
mínimos
de
un
pensamiento
que
está
en
otra
parte”
(Català,
2010:
73).
En
primer
lugar,
en
el
caso
de
TwiMer,
es
interesante
observar
como
una
limitación
técnica
elemental
que
se
remonta
a
la
prehistoria
de
los
mensajes
cortos
de
texto
(SMS),
y
que
no
deja
de
ser
un
encorsetado
de
la
extensión
discursiva,
se
presenta
en
el
discurso
oficial
de
TwiMer,
en
lugar
de
como
lo
que
es,
una
limitación,
como
todo
lo
contrario,
como
un
elemento
facilitador,
incluso
premeditado,
de
la
libertad
en
la
comunicación.
Es
así
como
los
1120
bits
en
paquetes
de
8
bits
se
convierten
en
el
piar
de
un
pájaro
azul
que
nos
hace
libres,
obvio
es
decirlo,
como
un
pájaro,
poniendo
a
nuestro
alcance
(al
alcance
de
todos
los
seres
humanos,
no
hay
brecha
digital)
una
libertad
y
esperanza
nada
menos
que
sin
límites,
es
decir,
algo
manifiestamente
sobrehumano
y
tan
singularmente
parecido,
adelantamos,
a
esa
mí9ca
ausencia
de
límites
con
que
el
capitalismo
defiende
su
onírico
crecimiento
ilimitado.
De
este
modo,
la
jaula
estrecha
de
los
140
caracteres
aparece
representada
como
el
más
vasto
de
los
espacios,
condición
necesaria
de
la
libertad.
La
vindicación
de
una
fluida
sencillez
libertadora,
en
origen
no
es
más
que
la
trasmutación
del
pensar
forzosamente
simplificado,
bajo
la
estrechez
de
la
codificación
Unicode.
Tenemos
por
una
parte
una
evidente
estrategia
de
marke9ng,
la
llamada
opacidad,
un
elemento
prevalente
de
la
publicidad
mediá9ca
actual.
Por
otro
lado,
debemos
hacer
una
contenida
mirada
al
menos
de
soslayo
hacia
la
distopía
lingüís9ca
orweliana,
en
la
que
la
neolengua
trataba
de
eliminar
el
pensamiento
crí9co,
es
decir,
complejo.
Curiosamente,
Orwell
ilustraba
esta
idea
con
un
concepto
que
conectaba
el
habla
humana
con
el
sonido
emi9do
por
un
ave
(es
este
caso
un
pato)
para
declarar
su
intención
de
ir
en
busca
de
la
patolengua
(duckspeak).
Por
otra
parte,
con
mo9vo
de
uno
de
los
rediseños
de
su
logo9po,
en
el
año
2012,
el
director
crea9vo
de
la
compañía
Doug
Bowman,
afirmaba:
Nuestra
nueva
ave
nace
del
amor
por
la
ornitología,
diseño
dentro
de
las
limitaciones
crea9vas,
y
la
geometría
simple.
Este
pájaro
se
hace
a
mano
únicamente
a
par9r
de
tres
series
de
círculos
que
se
superponen,
de
manera
similar
a
cómo
sus
redes,
intereses
e
ideas
conectan
y
se
cruzan
56
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
con
sus
compañeros
y
amigos.
Ya
sea
volando
por
encima
de
la
9erra
a
tomar
en
un
sen9do
amplio,
o
acudiendo
a
otras
aves
para
lograr
un
propósito
común,
un
ave
en
vuelo
es
la
representación
de
la
libertad
y
la
esperanza
sin
límites.
(Payo,
2012)
La
idea
de
la
brevedad
convoca
además
el
signo
de
la
rapidez,
y
en
el
progresivo
cambio
de
diseño
el
pájaro,
éste
se
ha
vuelto
más
abstracto,
simplificado,
ha
perdido
su
copete,
sigue
siendo
pequeño,
ya
no
9ene
los
9ernos
ojos
del
mundo
Disney
(y
su
acerbo
ideológico
de
los
valores
del
viejo
American
Way
of
Life),
ahora
alza
el
vuelo,
esférico,
matemá9co,
abandona
en
parte
una
similitud
con
los
pájaros
azules
de
Cenicienta.
La
raíz
de
aquel
dibujo
animado
era
la
humanización,
pero
esta
vía
de
significado
parece
perder
peso
en
favor
de
la
sobrehumanizacion
cienPfico-‐tecnológica
que
quizás
en
este
contexto
llamaríamos
poshumanizacion.
Es
un
ave
algorítmica:
57
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Figura
2.
Los
dos
extremos
del
proceso
de
transformación.
Fuente:
<hXp://es.disney.wikia.com/wiki/
Los_Pájaros_(Cinderella)>
(15-‐11-‐13)
y
Payo
(2012).
En
segundo
lugar,
tenemos
el
caso
de
la
interfaz
Google,
donde
aparece
un
cajePn
de
búsqueda
aparentemente
neutral
y
un
cursor
parpadeante,
supuestamente
esperando
nuestras
indicaciones,
pero
ni
el
cajePn
de
búsqueda
está
tan
neutralmente
vacío
como
parece
hacernos
creer,
ni
el
cursor
está
a
la
espera
de
nuestras
indicaciones,
sino
más
bien
se
diría
lo
contrario,
somos
nosotros
los
que
en
ese
marco,
estamos
a
la
espera
de
las
suyas.
Se
trata
de
un
entorno
planificadamente
acogedor,
cómodo
y
familiar.
El
concepto
caja
blanca
apela
al
de
caja
negra
(un
instrumento
que
genera
un
output
recibiendo
y
elaborando
inputs).
Podemos
pensar
que
el
blanco,
es
el
mismo
de
la
magia
blanca,
porque
leemos
connotaciones
mágicas
en
su
funcionamiento.
El
espacio
en
blanco
está
cargado
de
significados
y
de
funciones
técnicas
y
por
tanto
connotado
aquí
posi9vamente.
Según
el
colec9vo
IPPOLITA
(2007)
esta
blank
box
encarna
también
una
cosmovisión,
la
del
servicio
total,
con
respuesta
a
cualquier
consulta.
La
ac9vidad
de
la
búsqueda
en
general
se
confunde
con
el
instrumento
(uno
de
ellos)
de
que
disponemos
para
realizarla.
El
espacio
en
blanco
podrá
responder
a
todo,
sea
cual
sea
el
nivel
de
profundización
o
las
caracterís9cas
concretas
de
cada
ac9vidad
que
deseamos
llevar
a
cabo
en
la
red.
Esta
es
la
confusión
que
genera
la
interfaz
y
a
cuya
interpretación
debemos
estar
atentos.
Repasamos
en
este
apartado
algunos
de
los
signos
que,
consideramos,
empastan
las
formaciones
discursivas
en
torno
a
Google
y
TwiMer.
58
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Ciberné9ca
se
refiere
en
principio
a
los
sistemas
de
control
basados
en
retroalimentación
(feedback)
y
se
considera
en
los
orígenes
de
lo
que
comúnmente
denominamos
revolución
tecnológica.
Kybernetes
es
en
griego
el
9monel,
la
persona
que,
tomando
decisiones
sobre
la
marcha
de
los
imponderables
climatológicos
o
de
las
mareas
corrige
el
rumbo
de
manera
que
la
nave
pueda
llegar
a
su
des9no.
Pero
este
9monel
es
humano.
Lo
ciberné9co
está
en
la
raíz
de
la
robó9ca,
de
lo
automá9co,
también
cómo
no,
del
concepto
cíborg1 ,
del
algoritmo,
como
veremos,
en
tanto
objeto
creado
por
humanos
que
9ende
a
desprenderse
del
control
de
éstos.
Siendo
así,
es
comprensible
que
halle
un
molde
mitológico
en
el
que
habitarnos,
un
discurso
en
el
que
cobrar
vida.
Sin
remontarnos
al
fuego
de
Prometeo
o
a
la
electricidad
de
Frankenstein,
debemos
pensar
en
el
valor
interdiscursivo
(que
más
convencionalmente
diríamos
intertextual)
de
la
inquietante
par9da
de
ajedrez
del
protagonista
de
2001,
una
odisea
del
espacio
(1968),
con
la
computadora
lógico-‐paranoica
Hal
que,
recordemos
tuvo
un
interesante
correlato
mediá9co
años
después
con
la
disputa
de
diversas
par9das
entre
Deep
blue
de
IBM
y
el
campeón
del
mundo
Kasparov
(1996,
1997,
con
victoria
humana
en
la
primera
ocasión
y
derrota
humana
en
la
segunda).
Es
notable
que
estos
pequeños
torneos
hombre-‐máquina
se
planteasen
como
tales,
así
como
la
nula
repercusión
mediá9ca
de
la
demostración
del
hecho
de
que
ser
humano
y
máquina
juntos
jueguen
mejor
que
la
máquina
y
el
ser
humano
por
separado.
Evidentemente
la
cooperación
no
aporta
nada
a
este
mito,
y,
por
tanto,
cae
en
las
carreteras
secundarias
del
olvido
mediá9co
y
social,
es
una
excreción,
un
silencio
necesario
del
discurso.
No
hay
que
olvidar
como
contexto
la
interesante
secuencia
histórica
en
la
que
de
la
rivalidad
Fisher-‐Karpov
(Guerra
Fría
EE.UU.-‐
URSS),
se
pasó
a
la
rivalidad
Karpov–
Kasparov
(ortodoxia
sovié9ca-‐
fin
de
la
Unión
Sovié9ca),
para
luego
en
la
década
de
los
noventa
entrar
en
escena
de
la
post-‐guerra
fría
la
rivalidad
hombre-‐máquina,
en
este
caso
la
tecnología
de
una
mul9nacional
estadounidense
jugando
sus
cartas
de
marke?ng.
Se
diría
que
el
tablero
de
ajedrez
como
escenario
geopolí9co,
hubiese
generando
un
recorrido
metafórico
de
ida
y
vuelta
y
de
larga
tradición.
Las
referencias
dentro
de
las
grandes
producciones
cinematográficas
hollywoodienses,
con
su
inexcusable
peso
simbólico
a
la
hora
de
construir
discursos,
9enen
no
pocos
Ptulos
emblemá9cos
en
los
úl9mos
treinta
años:
Entre
éstas,
destacamos
algunas
como
War
Games
(1983),
una
reconocible
representación
del
empoderamiento
generacional
de
un
adolescente
de
clase
media
estadounidense
que
desde
el
salón
de
su
casa,
llega
a
acumular
cuotas
de
poder
1 El concepto cíborg fue acuñado en 1960 por Manfred Clynes y Nathan S. Kline.
59
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
notables
en
la
ges9ón
de
una
posible
guerra
nuclear
final.
Nos
interesa
este
personaje
en
la
medida
en
que
pueda
ser
una
representación
inaugural
de
la
figura
del
hacker
como
condensación
de
saber-‐poder,
replicada
actualmente
en
la
ideación
del
tuitero,
que
cree
hacer
la
revolución
reproduciendo
o
emi9endo
frases
desde
el
salón
de
su
casa
con
un
pretendido
efecto
incendiario
en
una
plaza
pública
a
veces
situada
a
miles
de
kilómetros.
Esta
imagen
de
empoderamiento
individual,
subversor
y
desproporcionado
ha
tenido
una
de
sus
más
recientes
encarnaciones
mediá9cas
en
Julian
Assange
y
sospechamos
que
su
génesis
no
es
del
todo
ajena
a
la
del
vaquero
solitario
icónico
del
western.
En
Tron
(1982)
el
so‡ware,
el
objeto
algorítmico,
adquiere
representaciones
humanizadas
y
las
fronteras
entre
el
mundo
real
y
lo
que
hoy
llamaríamos
realidad
virtual
pueden
atravesarse
con
el
cuerpo
y
en
el
espacio
rsico.
Las
cues9ones
formales
además,
insisten
en
la
realización
de
esta
confusión
(animación
por
ordenador
mezclada
con
imagen
real).
Años
después
Cronenberg
plantearía
una
trama
similar
en
eXistenZ
(1999),
coetánea
de
Matrix,
con
la
singularidad
de
que
el
hardware
ya
ha
adquirido
una
dimensión
orgánica
que
genera
la
violenta
indis9nción
con
lo
real
y
lo
construido,
se
conecta
con
una
disociación
de
la
iden9dad
al
borde
de
lo
psicó9co.
El
imaginario
que
por
su
parte
promueve
Robocop
(1990)
es
el
del
cíborg,
el
del
organismo
que
combina
elementos
orgánicos
y
mecánicos.
El
implante
para
potenciar
peligrosamente
las
capacidades
del
humano
aparece
en
Johnny
Mnemonic
(1995)
y
en
el
imaginario
más
reciente
de
la
muy
influyente
Matrix
(1999),
distopía
en
la
que
el
hombre
absorbido
ya
por
la
máquina
lucha
por
emanciparse
de
esta
esclavitud
y
de
la
suges9ón
de
libertad
que
la
máquina
ha
diseñado,
topándose,
al
liberarse,
con
una
realidad
desér9ca,
subterránea,
an9cipada
en
La
Jetée
de
Chris
Marker
(1962).
Más
recientemente,
Avatar
(2009)
ha
presentado
una
espinosa
alquimia
de
la
naturaleza,
la
técnica
y
lo
divino.
“un
todo
orgánico
de
resonancias
mís9ca,
superficie
sensible,
y
ma9z
onírico.
Danza
totémica
de
la
reverberación
extra-‐humana”
(Susca,
2010b:24).
Film
en
que
un
militar
y
cienPfico,
gemelos
representarían
la
iden9ficación
saber
y
poder.
Son
de
especial
interés
para
nosotros
las
reflexiones
que
Susca
presenta
acerca
de
esta
película:
El
film
anuncia
la
superación
del
imaginario
tecnológico
moderno,
según
el
cual
la
técnica
del
logos,
(tecnología)
es
el
conjunto
de
instrumentos
capaces
de
modificar
el
orden
natural
de
las
cosas,
adaptando
el
entorno
al
hombre,
sosteniendo
el
impulso
prometeico
y
la
cadena
del
progreso,
a
favor
del
imaginario
tecnomágico
contemporáneo,
que
sumerge
al
hombre
en
sus
raíces
más
ancestrales,
some9éndolo
a
un
orden
mayor
que
el
suyo
y
el
extranjero.
El
hombre
ya
no
es
el
autor
de
la
historia,
maestro
de
sí
reivindicado
por
Descartes
y
las
Luces,
sino
un
ser
60
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
reenviado
a
la
solemne
autoridad
del
des9no,
que
sufre
una
cura
de
humildad
al
descubrir
que
no
es
sino
un
órgano
entre
otros,
de
un
cuerpo
majestuoso
que
le
sobrepasa.
(2010b:
35-‐36)
Pero
hay
más
anclajes
reseñables
en
este
sustrato
de
mitos
literario-‐cinematográficos,
como
aquel
Planeta
prohibido
(1956)
que
adaptaba
La
tempestad
de
Shakespeare,
donde
un
hombre
a
través
de
una
máquina
desarrollaba
sus
capacidades
intelectuales
con
la
terrible
contrapar9da
de
un
monstruoso
desarrollo
de
un
oscuro
y
devastador
inconsciente-‐
Frankenstein.
Lo
prohibido
de
aquel
planeta
tal
vez
era
la
superación
de
los
límites
de
lo
humano
a
través
de
la
técnica,
podríamos
decir
que
en
ese
territorio,
muy
literalmente,
los
sueños
de
la
razón
tecnomágica
producían
monstruos,
tal
vez
como
en
la
actualidad.
Nuestro
obje9vo
aquí
no
va
más
allá
de
señalar
la
enorme
y
sintomá9ca
vigencia
de
los
mitos
en
torno
a
lo
creado
por
el
ser
humano
y
los
casi
siempre
amenazadores
(en
este
imaginario)
efectos
de
su
toma
de
autonomía.
Pensamos
aquí
en
el
creciente
número
de
operaciones
financieras
que
no
son
ejecutadas
por
humanos:
baste
el
dato
de
que
el
llamado
trading
de
alta
frecuencia
o
trading
algorítmico
representa
un
tercio
de
las
operaciones
en
Gran
Bretaña
en
2011
y
en
Estados
Unidos
tres
cuartas
partes
de
las
operaciones
son
generadas
por
computadoras
(King,
2011).
2 Adaptación, recordemos, de la novela de 1968 de Philip K. Dick: ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?
61
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Este
9po
de
monstruo
generado
en
el
contacto
del
hombre
y
la
técnica,
nos
interesa
por
su
funcionamiento
discursivo
más
o
menos
consciente,
en
tanto
que
una
de
las
figuras
en
las
que
leer
el
encofrado
y
el
andamiaje
de
nuestra
experiencia
tecnomágica
actual.
Brevemente
debemos
aludir
a
la
propuesta
de
leer
la
crisis
de
la
modernidad
en
la
muy
interesante
reflexión
en
torno
a
lo
monstruoso
que
propone
David
Conte
(2009),
mediante
tres
ejemplos
cinematográficos
con
cada
uno
de
los
cuales
ilustra
una
caracterís9ca
de
lo
monstruoso
refiriéndose
respec9vamente
a
las
ominosas
criaturas
de
Alien,
el
octavo
pasajero
(Ridley
ScoM,
1979)
La
Cosa
(John
Carpenter,
1984)
y
La
mosca
(David
Cronenberg,
1986).
Pienso
que
estos
mismos
mecanismos
de
lo
monstruoso
(la
hibridación,
lo
informe
y
el
proceso
metamórfico)
son
iden9ficables
con
cierta
claridad
en
torno
al
mito
del
cíborg
y
en
las
cues9ones
del
avatar,
lo
iden9tario
y
en
general
en
torno
a
la
virtualidad
y
la
conflic9vidad
que
nuestro
modelo
de
relación
con
la
tecnología
presente
frente
al
propio
cuerpo.
Ese
cuerpo
que
parece
preocupar
tanto
a
nuestro
9empo,
cuando
se
reac9va
como
zombi
o
cuando
muta
como
en
los
X-‐men.
Por
otra
parte,
veo
muy
necesario
también
dedicar
unas
líneas
a
Neuromante
(William
Gibson,
1984)
icónica
novela,
inspiradora
de
buena
parte
de
la
imaginería
de
los
films
que
hemos
citado
y
considerada
inaugural
del
subgénero
ciberpunk,
donde
la
desintegración
social
convive
con
la
tecnología
avanzada,
derribando
el
mito
del
progreso
tecnológico
como
vanguardia
de
todo
progreso,
cues9onando
tal
vez
la
idea
misma
de
progreso.
En
esta
novela
se
crea,
por
ejemplo,
el
concepto
ciberespacio.
Más
allá
de
otras
consideraciones
fijémonos
de
momento
en
que
la
genealogía
de
un
concepto
tan
connotado
como
perteneciente
a
un
discurso
cienPfico,
proviene
de
una
novela
de
ciencia-‐ficción.
¿Cabrá
sugerir
a
la
ciencia
como
ficción
o
al
método
cienPfico
como
un
discurso
en
su
funcionamiento
social
no
menos
de
ficción
que
cualquier
otro?
Los
vaqueros
de
la
novela
“cabalgan”
en
el
ciberespacio,
sobre
monturas-‐hardware
llamadas
consolas.
Se
dedican
a
la
intrusión
y
robo
de
información
en
sistemas
digitales,
ac9vidades
que
prefiguran
a
los
crackers
y
hackers
actuales.
(Moreno,
2003:
106-‐107)
Sugerir
en
este
marco
la
metamorfosis
del
llanero
solitario
en
la
del
tuitero
solitario,
sería
posiblemente
algo
más
que
un
mero
juego
de
homofonías.
62
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Gran
parte
de
los
personajes
de
esta
novela
posee
un
cuerpo
modificado,
hibridado
por
la
tecnología,
pensemos
en
nuestras
prótesis:
marcapasos,
len9llas,
implantes
cocleares,
etc.,
tendentes
a
pasar
de
nuestro
tradicional
fuera
a
nuestro
tradicional
dentro,
(delimitado
por
la
piel),
en
nuestra
cirugía
esté9ca
(denegatoria
del
envejecimiento
y
de
la
muerte)
o
en
la
modificación
bioquímica
de
nuestros
psicofármacos
y
nuestras
drogas
ilegales,
así
como
en
nuestras
soñadas
modificaciones
gené9cas,
en
la
mitología
irresis9ble
de
las
células
madre
en
torno
a
la
regeneración
corporal.
Pero
recordemos
que
en
Johnny
Mnemonic
(Gibson,
1981)
la
modificación
corporal
9ene
como
finalidad
insertar
atributos
de
la
máquina
en
el
cuerpo
humano.
Y
hay
que
señalar
aquí
una
metáfora,
que
al
igual
que
la
de
lo
llamado
escultural
9ene
camino
de
ida
y
regreso:
para
sustentar
la
idea
de
la
mejora
corporal,
en
concreto
la
idea
de
la
mejora
de
las
capacidades
mentales
superiores
mediante
la
técnica,
equipara
estas
funciones
con
las
que
provienen
de
la
informá9ca.
En
este
imaginario
el
ordenador
ha
de
funcionar
como
la
mente
y
la
mente
ha
de
funcionar
como
el
ordenador.
Observemos
que
las
metáforas
rela9vas
a
interconexiones
y
redes
(que
tan
pronto
son
neuronales
como
sociales
o
telemá9cas)
9enen
un
elevado
grado
de
presencia
en
la
psicología
cogni9va
(premisas
que
asume
y
amplifica,
por
ejemplo,
Castells
(2009)
en
sus
trabajos
más
recientes
sobre
lo
que
él
denomina
la
sociedad-‐red).
Después
de
todo,
si
creemos
tener
una
buena
idea,
lo
representamos
con
una
bombilla
eléctrica
encendida
sobre
nuestras
cabezas,
lo
cual
no
deja
de
ser
un
breve
estado
de
iluminación,
una
fugaz
visita
de
la
divinidad,
para
rescatarnos
de
las
esas
9nieblas
que
solemos
llamar
ignorancia.
En
otro
nivel,
esas
luces
son
las
de
la
modernidad,
las
de
la
Ilustración
que
para
construir
su
propia
luminosidad,
debió
fabricar
una
Edad
Media
oscura.
Más
acá
de
los
diversos
trayectos
y
metafóricos
de
significado
subyacentes
que
estamos
intentando
recopilar,
la
relecturas
inevitables
de
Frankestein
de
Mary
Shelley
son
manifiestamente
ineludibles.
Al
igual
que
esta
obra
transcodificaría
aspectos
esenciales
de
la
estructura
social
de
la
época
de
la
que
proviene,
sus
reinterpretaciones
actuales
nos
marcarían
el
camino
de
determinadas
cues9ones
de
la
estructura
social
que
habitamos.
La
electricidad
hizo
pensar
intensamente
en
la
vida
ar9ficial,
como
el
fuego
en
la
an9güedad.
El
hombre
prometeico
busca
aparentemente
un
mundo
mejor
a
través
de
la
tecnociencia.
Ahora
no
se
trata
ya
de
médicos
estudiando
el
efecto
de
los
impulsos
eléctricos
sobre
lo
orgánico,
sobre
el
cuerpo
humano,
se
trata
de
laboratorios
farmacéu9cos
controlando
los
impulsos
eléctricos
neuronales
mediante
la
bioquímica
de
los
psicotrópicos.
(Neo,
en
Matrix
(1999),
ha
63
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
de
ingerir
una
pas9lla,
lo
protagonistas
de
THX-‐1138
(1971)
delinquen
si
no
se
medican).
Pero
las
criaturas
(auto)
aprendientes
(este
es
un
elemento
recurrente
cuando
se
apela
a
los
constructos
“inteligentes”
a
la
“inteligencia”
ar9ficial)
acaban
en
el
mito,
albergando
aspiraciones
o
demandas,
de
naturaleza
humana.
El
monstruo
mira
su
reflejo
en
el
lago
como
Narciso,
no
es
temible
mientras
es
una
máquina,
es
temible
cuando
se
vuelve
humano,
“reflejo”
de
su
creador,
que
teme
el
emerger
de
su
Mr.
Hide,
de
un
alter
Ego
feroz,
quizás
de
un
alter
Ello.
¿Una
nueva
bofetada
al
yo
tras
las
de
Copérnico,
Darwin,
Marx
y
Freud?
(El
inicialmente
apocado
protagonista
de
EXistenz
se
sorprende
al
ser
hablado
por
su
yo
-‐avatar,
personaje-‐
virtual,
se
extraña
de
oír
en
su
propia
boca
palabras
que
no
diría
normalmente).
Pero
si
el
objeto
creado
es
mejor
que
el
yo
creador,
más
rápido,
más
inteligente,
más
fuerte,
¿deja
de
necesitar
al
humano
o
lo
subordina
a
sí,
esclavizándolo,
y
si
finalmente
es,
por
qué
no,
“inmortal”?
Cabe
interrogarse
acerca
de
qué
clase
de
interferencia
genera
este
9po
de
discurso
frente
al
discurso
darwinista,
es
decir,
determinar
si
se
está
postulando
que
la
tecnosfera
sus9tuirá
a
la
biosfera
como
medio
configurador
de
las
mutaciones
evolu9vas
y
las
fantasías
distópicas
o
eufóricas
que
este
imaginario
pueda
conllevar.
Virilio
señala
que,
en
estos
discursos,
en
torno
a
la
superación
del
cuerpo
como
límite,
éste
es
considerado
un
traje
demasiado
estrecho
que
9ra
de
sus
costuras
[masa,
volumen,
envergadura...],
un
traje
demasiado
pesado
para
quien
está
condenado
a
usarlo,
a
moverlo.
Como
si
exis9era
una
incompa9bilidad
radical
entre
las
dimensiones
de
la
envoltura
de
carne
que
viste
al
sujeto
y
el
espacio/9empo
sin
comienzo
ni
fin
conocidos
de
su
ser
en
el
mundo.
(Virilio,
1996:
91)
Recordamos
que
en
Metrópolis
(Fritz
Lang,
1927),
la
máquina
(además
de
esa
mujer
esquemá9ca,
santa
devenida
bruja)
es
sobre
todo,
el
sistema
de
funcionamiento
“la
máquina
corazón”,
el
sistema
produc9vo
capitalista
que
requiere
un
pacto
mediador
para
“humanizarse”.
Según
la
insistente
moraleja
de
la
obra:
la
mano
de
obra
(esa
caricaturesca
masa
obrera
del
filme)
necesita
para
conectarse
con
el
cerebro
(el
patrón)
la
mediación
del
corazón
que,
singularmente
es
el
hijo
del
patrón,
conmovido
por
la
explotación
extrema
del
obrero
conver9do
en
engranaje
de
una
máquina.
Pero
la
“máquina”
produc9va
capitalista
no
64
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
debe
en
ningún
caso
ser
destruida
(eso
provocaría
la
muerte
de
todos)
sino
conservada,
conciliadoramente.
4. Conclusiones
Libertad
comunica9va
sin
límites,
libertad
en
general,
sobrehumana,
para
volar
como
pájaros,
democra9zación
absoluta,
empoderamiento
individual
y
salto
evolu9vo
humano
son
los
cimientos
del
edificio
discursivo
que
dos
gigantes
de
Sillicon
Valley
como
TwiMer
y
Google
han
construido
para
presentarse
y
legi9marse
ante
nosotros.
Es
decir,
se
da
una
apropiación
de
diversos
elementos
del
imaginario
de
la
ciencia
ficción
hacia
ciertos
discursos
empresariales.
Literatura
y
cine
de
ciencia
ficción
son
en
buena
parte
el
cemento
y
los
ladrillos
de
ese
mismo
edificio
que
se
hace
creíble
acudiendo
al
molde
de
la
ficción,
para
defender,
curiosamente
a
una
ciencia
casi
divinizada,
erigida
en
discurso
social
hegemónico,
capaz
de
funcionar
con
mecanismos
de
consagración,
curias
y
excomuniones
de
forma
similar
a
la
profesión
de
autos
de
fe
que
nos
exigen
ciertas
religiones,
de
hecho
decimos
que
las
pruebas
experimentales,
son
fe-‐hacientes
y
la
empresa
Google
expresa
sus
directrices
en
forma
de
mandamientos,
de
autén9cas
verdades
reveladas
aunque,
curiosamente,
cambiantes.
Todo
ello
singularmente
envuelto
en
una
cierta
magia,
la
del
saber
total,
la
del
oráculo.
Máquinas
que
sobrehumanizan,
fuerte
condensación
del
saber-‐poder.
Cues9onamiento
también
de
las
fronteras
corporales.
Pensamos
que
la
ausencia
de
límites
es
un
elemento
discursivo
apetecible
a
un
capitalismo
que
con9nua
esgrimiendo
la
utopía
del
crecimiento
ilimitado
en
un
planeta
con
recursos
limitados.
Esta
es
la
transcodificación
en
la
estructura
social
que
proponemos
para
ese
signo.
El
capitalismo
experimenta
sus
límites,
tal
vez
su
propio
final
y
acude
a
representaciones
en
las
que
se
da
una
superación
de
los
límites
de
lo
humano
hacia
un
universo
de
milagros
mesiánicos
tecnológicos,
donde
se
acude
a
la
denominación
posthumano
para
ensordinar
la
ensoñación
de
un
post-‐capitalismo
capaz
de
sobrevivir
a
los
epígonos
del
tardocapitalismo
que
se
hace
tecnológico
porque
cree
hallar
en
una
utopía
tecnológica,
más
bien
inspirada
en
la
ficción
literaria
y
rlmica,
la
resolución
de
sus
conflictos
y
limitaciones.
Morozov
(2012)
ha
llamado
solucionismo
a
esta
ideología
crucial
para
los
gigantes
de
Silicon
Valley,
según
la
cual
la
solución
a
los
problemas
de
la
humanidad
en
general
se
halla
en
la
tecnología.
El
capitalismo
es
un
silencio
discursivo,
está
desplazado
por
el
discurso
de
la
ciencia
ficción
y
de
la
ciencia
como
factor
de
progreso
en
general.
65
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Al
mismo
9empo
que
TwiMer
es
acogido
por
el
Va9cano
como
herramienta
evangelizadora,
los
países
occidentales
alimentan
la
idea
de
que
la
eliminación
de
ciertas
barreras
de
la
comunicación
social
serán
herramientas
de
la
exportación
a
todo
el
mundo
de
los
modelos
de
democracia
representa9va
occidentales.
Sobre
la
creencia
de
que
la
facilidad
en
la
circulación
de
la
información
lleva
a
la
democracia
directamente,
obviándose
los
usos
totalitarios
de
las
mismas
tecnologías.
No
faltan,
dentro
de
la
cultura
popular
y
las
artes
referencias
a
lo
que
podríamos
llamar,
apelando
al
propio
imaginario
reivindicado,
una
especie
de
cuerpo
posthumano.
Tenemos
así
a
Neil
Harbisson,
es
el
primer
humano
sobre
el
cual
circula
un
discurso
según
el
cual
está
reconocido
por
un
gobierno
como
cíborg;
también
está
el
caso
del
ar9sta
australiano
Stelarc,
que
predicaba
la
obsolescencia
del
cuerpo
y
el
final
de
la
piel
como
límite
con
lo
exterior.
No
están
por
consiguiente
los
discursos
de
Google
y
de
TwiMer
aislados,
desconectados
de
todo
contexto,
sino
que
forman
parte
de
una
tendencia
de
pensamiento
mayor.
Señala
Català
(2010)
que
la
concepción
de
los
instrumentos
técnicos
como
prolongaciones
de
nuestros
sen9dos
y
por
tanto
de
nuestro
cuerpo,
está
ín9mamente
relacionada
con
la
metarsica
de
la
presencia
de
la
que
hablaba
Derrida
(2010:
166).
Así
entre
el
interior
y
el
exterior
del
ser
humano
existe
una
simetría
que
cons9tuye
la
esencia
de
lo
humano.
El
interior
subje9vo
y
el
exterior
técnico.
La
técnica,
el
espacio
exterior
se
subje9va
de
la
misma
manera
que
el
sujeto
se
tecnifica
(2010:
173).
Català
está
de
acuerdo
en
que
hay
establecido
un
circuito
entre
el
cerebro
y
el
exocerebro.
Pero
no
se
conectan
directamente
sino
a
través
de
espacios
denominados
interfaces.
(2010:
182).
Según
él
nuestras
funciones
cogni9vas
se
han
tecnificado
y
la
tecnología
se
ha
mentalizado.
Se
puede
pensar
como
Mcluhan
en
la
técnica
como
extensión
de
los
sen9dos,
un
instrumento
que
amplía
funciones
específicamente
humanas
e
intrínsecamente
separadas
de
los
procesos
de
razonamiento.
La
técnica
en
esta
visión
9ene
poco
que
ver
con
el
proceso
mental
en
sí.
Català
considera
esta
visión
ingenua
porque
preserva
el
sujeto
cartesiano.
Es
interesante
recordar
que
Freud
(1919)
ve
lo
ominoso
en
el
autómata,
en
el
objeto
que
cobra
vida
(¿no
es
lo
conflic9vo
del
monstruo
de
Frankenstein
o
del
Golem
su
deseo
de
humanidad?),
aquí
ese
objeto
sería
el
objeto
tecnológico,
ciberné9co,
algorítmico.
Pero
cabe
preguntarse,
si
esta
mitología
que
inocula
algo
terrible
y
amenazante
en
el
objeto
animado
no
es
una
realización
de
esa
otra
del
zombi,
que
ha
proliferado
exponencialmente
en
las
producciones
de
66
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
cine,
televisión,
literatura
y
videojuegos
superventas
recientes.
Freud
también
señala
entre
otras
la
indiferenciación
entre
lo
orgánico
y
lo
inorgánico,
entre
lo
humano
y
lo
inhumano.
Pensamos,
por
otra
parte,
también
en
la
aparición
de
conceptos
nada
débiles
como
transhumano
y
posthumano
y
en
su
sen9do
en
torno
a
la
idea
de
la
superación
de
los
límites
de
lo
humano
(diríamos
del
cuerpo
humano)
a
través
del
control
tecnológico
suministrado
por
ejemplo
por
la
biotecnología,
representando
la
idea
de
que
una
Razón
con
mayúsculas,
la
del
siglo
de
las
luces,
la
que
alumbra
la
ciencia
autoconcebida
como
el
techo
de
la
evolución
humana,
no
puede
imaginar
nada
después
de
ese
humano
razonador,
luminoso,
que
no
sea
post-‐humano.
Parece
que
los
límites
de
lo
humano,
entre
ellos
el
más
innegable
de
todos,
la
muerte,
no
casan
bien
en
este
imaginario.
Y
los
miramos
al
mismo
9empo
que
esa
concepción
animista
que
señala
Freud
(1919)
acerca
de
lo
ominoso:
El
análisis
de
los
casos
de
lo
ominoso
nos
ha
reconducido
a
la
an9gua
concepción
del
mundo
del
animismo,
que
se
caracterizaba
por
llenar
el
universo
con
espíritus
humanos,
por
la
sobres9mación
narcisista
de
los
propios
procesos
anímicos,
la
omnipotencia
del
pensamiento
y
la
técnica
de
la
magia
basada
en
ella,
la
atribución
de
virtudes
ensalmadoras
-‐
dentro
de
una
gradación
cuidadosamente
establecida-‐
a
personas
ajenas
y
cosas
(mana),
así
como
por
todas
las
creaciones
con
que
el
narcisismo
irrestricto
de
aquel
período
evolu9vo
se
ponía
en
guardia
frente
al
inequívoco
veto
de
la
realidad.
(Freud,
1919:
10)
¿No es este acaso el mundo de los llamados objetos inteligentes?
Los
inventores
de
Google
nos
hablan
explícitamente
de
la
creación
de
inteligencia
ar9ficial
y
al
mismo
9empo
enuncian
el
hecho
de
traspasar
ciertos
límites
de
lo
humano.
Estas
revelaciones
9enen,
cómo
no,
sus
propios
profetas.
Pensemos
en
el
transhumanista
Ray
Kurzweil
y
su
concepto
denominado
Singularidad,
según
el
cual
“no
son
los
ordenadores
los
que
están
tomando
el
poder
sobre
los
hombres,
sino
los
humanos
los
que
cada
vez
están
más
próximos
a
devenir
maquinas
pensantes”
(Kyrou,
2013:
195).
Se
trata
de
mul9plicar
y
superar
el
potencial
de
las
neuronas
humanas
hacia
una
nueva
inteligencia.
Google
es
uno
de
los
motores
de
esta
nueva
inteligencia
que
“permi9rá
desembarazarse
al
hombre
de
su
envoltorio
corporal,
tan
limitado,
en
beneficio
de
un
cuerpo
integralmente
mecánico”
(Kyrou,
2013:
196).
Recordemos
que
el
concepto
inteligencia
ar?ficial
proviene
de
1956,
“su
hipótesis
fuerte
es
que
no
habría
diferencia
entre
una
verdadera
conciencia
y
una
maquina
simulando
una
67
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
conciencia”
(Kyrou,
2013:
201),
cues9ón
verificable
mediante
el
test
de
Turing.
He
aquí
como
en
este
discurso
inteligencia
se
confunde
con
conciencia.
No
hablamos
pues
de
inteligencia
ar9ficial
sino
de
una
mí9ca
conciencia
ar9ficial,
confusión
permanente
en
diversos
contextos.
Kuzweil
(que,
no
lo
olvidemos,
es
un
empleado
de
Google,
en
2009
inauguró
en
Silicon
Valley
la
llamada
Universidad
de
la
Singularidad)
predice
que
un
ordenador
pasará
el
test
de
Turing
en
2029.
La
singularidad
es
un
trasvase
al
ámbito
de
la
tecnología
del
concepto
singularidad
espacio
temporal
de
los
agujeros
negros,
es
decir
se
refiere
a
los
límites
de
las
leyes
de
la
rsica,
el
espacio
9empo
en
que
estas
dejan
de
funcionar.
No
es
nuevo
este
trasvase,
ya
se
jugó
con
68
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
esta
idea
acerca
de
la
naturaleza
mesiánica
de
la
tecnología
en
los
años
50
y
en
los
80,
tal
vez
también
en
otros
momentos
de
la
historia.
Otro
elemento
que
hay
que
reseñar
es
el
de
la
velocidad,
la
instantaneidad,
presentes
tanto
en
los
discursos
de
TwiMer
como
de
Google.
Aquél
en
su
referencia
a
la
rapidez
de
la
comunicación,
como
un
valor
indiscu9ble,
éste
en
cuanto
a
la
instantaneidad
de
la
obtención
de
resultados
de
la
búsqueda,
consecuencia
de
la
eliminación
del
factor
9empo
de
su
algoritmo.
El
prodigio
visible
de
Google,
lo
que
lo
lleva
al
terreno
de
la
magia,
es
la
inmediatez
en
la
obtención
de
los
resultados
de
la
búsqueda.
Para
una
búsqueda
profunda
hace
falta,
entre
otras
cosas,
9empo,
pero
Google
opta
por
prescindir
de
esta
variable,
prescinde
del
9empo
para
que
el
resultado
sea
inmediato.
En
esa
decisión,
altamente
significa9va,
se
sacrifica
nada
menos
que
la
profundidad
de
la
búsqueda
(la
llamada
Internet
profunda
o
invisible,
que
representa
el
95%
de
la
información
encontrable
en
la
red)
a
cambio
de
algo
que
se
considera
mucho
más
valioso
como
es
la
velocidad
en
la
presentación
de
los
resultados.
No
es
un
tema
menor.
Siguiendo
a
Virilio
(1996:134),
esto
llevaría
al
borrado
de
los
límites
del
cuerpo,
a
la
indiferenciación
entre
el
interior
y
el
exterior,
tan
querido
en
la
mitología
de
ciencia
–ficción.
Además
de
la
supresión
del
9empo
necesario
para
una
búsqueda
verdaderamente
profunda,
el
algoritmo
se
basa
desde
su
origen
en
trasladar
el
principio
académico
de
la
evaluación
entre
pares
(peer-‐review)
de
las
publicaciones
cienPficas
a
la
per9nencia
de
las
páginas
web.
Cada
enlace
a
una
página
es
una
cita,
una
evaluación
favorable
a
la
misma,
lo
cual
determina
su
per9nencia,
que
a
su
vez
condiciona
su
orden
de
aparición
en
la
lista
de
resultados,
conllevando
la
diferencia
entre
obtener
o
no,
en
el
caso
de
que
medien
intereses
económicos,
ganancias
millonarias.
Para
los
fundadores
de
Google
“las
ecuaciones
matemá9cas
9enen
un
doble
sen9do
universal:
representan
a
la
vez
la
base
de
un
conocimiento
obje9vo
y
el
carburante
de
una
intervención
subje9va
sobre
la
sociedad”
(Kyrou,
2013:
40).
Pero
esta
ecuación
análoga
a
la
de
la
de
la
evaluación
académica
por
pares
no
es
una
ecuación
cualquiera,
porque
al
buscador
la
calidad
o
el
contenido
de
la
búsqueda
no
le
incumbe,
tan
solo
deduce
la
per9nencia
de
una
analogía,
dircil
de
aceptar
en
su
literalidad,
sobre
el
mundo
académico
con
centro
en
Stanford,
que
es
a
su
vez
objeto
posible
de
cues9onamiento,
como
cualquier
otra
opción
en
úl9ma
instancia,
ideológica.
69
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
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Susca,
Vincenzo
(2010b).
“La
masse
se
fait
avant-‐garde:
généalogie
du
‘polbus9ng”.
Media
Tropes
eJournal
II
(2):
pp.
94-‐108.
Virilio,
Paul
(1996).
El
arte
del
motor:
aceleración
y
realidad
virtual.
Buenos
Aires:
Editorial
Manan9al
Wachowski, Lana y Wachowski, Paul (dir.) (1999). Matrix. Warner Bros. Entertainment Inc.
72
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
hMp://revistacaracteres.net/revista/vol2n2noviembre2013/aproximacion-‐sociocri9ca-‐
google-‐twiMer
73
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
ABSTRACT:
This
paper
is
part
of
a
research
project
that
examines
the
discursive
construc7ons
of
the
Argen7nean
poli7cal
group
called
La
Campora.
In
this
occasion,
we
analyze
the
TwiXer
profile
of
one
of
their
leaders:
Juan
Cabandié.
First,
we
describe
the
construc7on
of
different
poli7cal
addressees.
Then,
we
consider
the
different
speech
acts
performed.
The
working
hypothesis
is
that,
due
to
the
coexistence
of
a
mul7plicity
of
illocu7onary
forces
in
the
same
discursive
space
plus
the
cross-‐linking
among
different
addressees,
the
poli7c
figure
constructs
three
types
of
foo7ng:
1)
the
young
militant,
2)
the
poli7cal
leader
and
3)
the
public
official.
RESUMEN:
El
presente
trabajo
forma
parte
de
un
proyecto
de
inves7gación
que
examina
las
construcciones
discursivas
en
torno
a
la
agrupación
polí7ca
argen7na
denominada
La
Cámpora.
En
esta
ocasión,
se
analiza
la
página
de
TwiXer
de
uno
de
sus
dirigentes:
Juan
Cabandié.
En
primer
lugar,
daremos
cuenta
de
la
construcción
de
los
diferentes
des7natarios
polí7cos.
Luego,
se
consideran
los
diferentes
actos
de
habla
que
realiza.
La
hipótesis
del
trabajo
es
que,
a
par7r
de
la
coexistencia
dentro
del
mismo
espacio
discursivo
de
una
mul7plicidad
de
fuerzas
ilocucionarias
diversas,
sumado
al
entrecruzamiento
que
se
realiza
de
los
diferentes
des7natarios,
el
polí7co
fluctúa
entre
tres
formas
de
posicionamiento:
1)
el
joven
militante,
2)
el
dirigente
polí7co
y
3)
el
funcionario
público.
____________________________
1. Introducción
Si
bien
la
agrupación
polí9ca
argen9na
denominada
La
Cámpora
comenzó
a
gestarse
con
la
llegada
del
kirchnerismo
al
poder,
recién
a
principios
del
2010
-‐más
precisamente
el
11
de
marzo-‐
en
el
acto
en
homenaje
a
la
victoria
electoral
de
Héctor
Cámpora
en
1973,
la
juventud
peronista
comienza
a
cobrar
importancia
en
la
escena
pública.
Sin
embargo,
ni
en
esta
oportunidad
ni
tampoco
en
el
siguiente
acto
organizado
por
dis9ntas
fracciones
de
la
Juventud
Peronista
kirchnerista,
el
14
de
sep9embre
de
2010,
el
nombre
de
La
Cámpora
sobresalió
especialmente.
La
irrupción
masiva
de
este
movimiento
en
la
escena
pública
coincidió
con
el
día
de
la
muerte
de
Néstor
Kirchner.
Los
jóvenes,
en
general,
tuvieron
una
representa9vidad
muy
considerable
en
el
velorio
del
ex
presidente,
pero
los
medios
masivos
de
comunicación
–
tanto
los
gráficos
como
los
audiovisuales-‐
recalcaron
el
par9cular
entusiasmo
de
un
sector
de
la
74
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
juventud
kirchnerista:
La
Cámpora.
Si
bien
se
definen
como
peronistas,
cons9tuyen
un
grupo
diferenciado
de
otros
sectores
del
peronismo
tradicional
y
se
encuentran
fuertemente
vinculados
con
las
figuras
de
los
presidentes
Néstor
Kirchner
y
Cris9na
Fernández,
de
quienes
se
presentan
como
posibles
herederos
polí9cos.
En
este
trabajo
en
par9cular,
nos
proponemos
examinar
la
página
de
perfil
de
TwiMer
de
uno
de
los
máximos
referentes
de
la
agrupación:
Juan
Cabandié.
La
selección
de
este
actor
polí9co
está
vinculada,
por
un
lado,
por
su
importancia
dentro
de
la
agrupación
y,
por
el
otro,
por
una
limitación
propia
de
la
tecnología
en
cues9ón.
En
TwiMer
es
muy
común
que
existan
cuentas
falsas
de
personajes
públicos.
En
el
caso
de
los
dirigentes
de
La
Cámpora,
ninguno
9ene
el
símbolo
de
cuenta
verificada
que
marca
que
se
trata
de
la
cuenta
oficial
de
la
persona
en
cues9ón.
Por
lo
tanto,
la
cuenta
de
Cabandié
es
la
única
fidedigna
en
tanto
se
encuentra
linkeada
con
su
página
web
oficial.
La
selección
del
corpus
fue
guiada
por
el
auge,
en
los
úl9mos
años,
de
las
redes
sociales,
que
tuvo
como
consecuencia
la
creación
de
un
nuevo
9po
de
vínculo
entre
polí9cos
y
ciudadanos,
caracterizado
entre
otras
cosas,
por
una
(supuesta)
mayor
horizontalidad
(Balardini,
2005).
Por
ello,
este
trabajo
se
centra
en
la
construcción
de
la
iden9dad
polí9ca
a
través
de
las
nuevas
tecnologías.
El
análisis
tendrá
dos
ejes.
En
primer
lugar,
se
da
cuenta
de
la
construcción
de
los
diferentes
des9natarios
polí9cos
que
construye
Juan
Cabandié
(Verón,
1987).
Luego,
se
consideran
los
diferentes
actos
de
habla
que
este
realiza
(Searle,
1991;
WiMgenstein,
1988).
La
hipótesis
del
75
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
trabajo
es
que,
a
par9r
de
la
coexistencia
dentro
del
mismo
espacio
discursivo
de
una
mul9plicidad
de
fuerzas
ilocucionarias
diversas,
sumado
al
entrecruzamiento
que
se
realiza
de
los
diferentes
des9natarios,
el
polí9co
fluctúa
entre
tres
formas
de
posicionamiento
(Goffman,
1981):
1)
el
joven
militante,
2)
el
dirigente
polí9co
y
3)
el
funcionario
público.
El
presente
trabajo
se
inscribe
dentro
del
Análisis
Crí9co
del
Discurso
(ACD)
(Fairclough,
(2003a,
2003b,
2005),
corriente
que
considera
que
el
uso
del
lenguaje
no
es
un
simple
efecto
o
reflejo
de
los
procesos
sociales
y
de
la
organización
social:
es
parte
del
proceso
social
y,
por
lo
tanto,
cons9tuye
significaciones
y
prác9cas
sociales.
Hay
que
tener
en
cuenta
que
los
discursos
no
envuelven
solamente
un
campo
de
objetos
sino
también
la
definición
de
una
perspec9va
legi9ma
para
el
agente
de
conocimiento
en
un
determinado
contexto
(van
Leeuwen,
2008).
Es
decir,
que
no
solo
representan
lo
que
sucede
sino
que
lo
evalúan,
le
adscriben
propósitos,
lo
legi9man
o
deslegi9man.
En
este
sen9do,
los
discursos
construyen
y
expresan
las
representaciones
y
creencias
de
los
hablantes
y,
en
consecuencia,
influyen
en
sus
ac9tudes
y
decisiones.
Las
representaciones
sociales
presentes
en
discursos
que
9enen
la
posibilidad
de
una
gran
circulación
social
contribuyen
con
la
creación,
el
mantenimiento
o
la
resistencia
de
los
discursos
hegemónicos
que
buscan
perpetuar
la
desigualdad
social.
Si
el
discurso
ar9cula
significaciones
sociales,
entonces
el
acto
de
ar9culación
en
contexto
afecta
a
las
situaciones
y
a
las
relaciones
sociales
que
formaron
inicialmente
esas
significaciones.
Muy
a
menudo,
el
efecto
consiste
en
reafirmar
y
consolidar
las
estructuras
sociales
existentes.
De
esta
forma,
el
ACD
se
centra
en
las
estrategias
de
manipulación,
legi9mación,
creación
de
consenso
y
otros
mecanismos
discursivos
que
influyen
en
el
pensamiento
y
en
la
acción
en
beneficio
de
las
estructuras
de
poder
hegemónicas.
A
con9nuación
definimos
algunos
conceptos
que
nos
permi9rán
llevar
a
cabo
el
análisis
propuesto.
La
noción
de
foo?ng
o
posicionamiento,
u9lizada
por
el
sociólogo
Erving
Goffman,
se
aplica
a
los
cambios
concernientes
a
la
alineación
de
los
par9cipantes
durante
una
interacción
comunica9va;
es
la
posición
que
toma
un
individuo
al
enunciar
una
expresión
lingüís9ca
(Goffman,
1981).
Un
cambio
en
el
posicionamiento
implica
un
cambio
en
el
alineamiento
que
76
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
tomamos
para
nosotros
mismos
y
para
los
otros,
expresado
en
la
forma
en
que
manejamos
la
producción
y
la
recepción
de
una
emisión
y
supone
una
modificación
en
nuestro
marco
de
interpretación
para
los
eventos
comunica9vos.
Goffman
desarrolla
la
noción
de
posicionamiento
a
par9r
de
la
noción
de
marco.
Los
marcos
(Goffman,
1974)
son
principios
organizacionales
sociocogni9vos
que
definen
y
ges9onan
las
situaciones
comunica9vas.
Una
emisión
puede
ser
interpretada
de
maneras
diversas
y
la
gente
decide
cómo
hacerlo
sobre
la
base
de
su
definición
de
lo
que
está
ocurriendo
en
el
momento
de
la
interacción,
en
términos
de
un
marco
o
esquema,
iden9ficable
y
familiar
a
cada
hablante
(Carrizo,
2012).
Siguiendo
la
propuesta
de
Eliseo
Verón
(1987)
se
pueden
reconocer
tres
9pos
de
des9natarios
que
son
propios
del
discurso
polí9co.
En
primer
lugar
se
encuentra
el
prodes9natario,
o
des9natario
posi9vo
“que
corresponde
a
un
receptor
que
par9cipa
de
las
mismas
ideas,
que
adhiere
a
los
mismos
valores
y
persigue
los
mismos
obje9vos
que
el
enunciador”
(Verón,
1987:
17)
y,
por
lo
tanto,
forman
parte
del
mismo
colec9vo
de
iden9ficación.
Al
prodes9natario
se
dirigen
los
elementos
del
discurso
polí9co
vinculados
con
la
reafirmación
iden9taria.
En
segundo
lugar,
se
encuentra
el
contrades9natario,
aquel
al
que
se
excluye
del
colec9vo
de
iden9ficación.
El
lazo
que
une
a
ambos
interlocutores
es
el
de
la
inversión
de
creencias:
“lo
que
es
verdadero
para
el
enunciador,
es
falso
para
el
contrades9natario
e
inversamente;
o
bien:
lo
que
es
bueno
para
el
enunciador
es
malo
para
el
contrades9natario;
o
bien:
lo
que
es
sinceridad
para
el
enunciador
es
mala
fe
para
el
contrades9natario”
(Verón,
1987:
17).
Este
úl9mo
es
el
obje9vo
al
que
van
dirigidas
las
amenazas
y
las
injurias
en
el
discurso
polémico
y
cuyos
argumentos
se
busca
desvalorizar.
En
tercer
lugar
se
encuentra
el
parades9natario
(iden9ficado
habitualmente
como
el
grupo
de
“indecisos”)
que
es
aquel
a
que
se
intenta
persuadir
y
convencer
sin
ser
blanco
de
los
ataques
por
no
formar
parte
de
la
polémica.
A
par9r
de
la
noción
de
WiMgenstein
de
juegos
de
lenguaje
(WiMgenstein,
1988)
y
de
los
actos
de
habla
de
Searle
(1991),
consideramos
que
todos
los
enunciados
son
conductas
o
ac9vidades
gobernadas
por
reglas.
En
otras
palabras,
hablar
siempre
consiste
en
realizar
actos
(Searle,
1991:
31).
En
este
sen9do,
consideramos
al
acto
de
habla
como
una
prác9ca
social
que
se
define
a
par9r
de
reglas
cons9tu9vas
y
que
se
realiza
a
través
del
lenguaje.
Sin
embargo,
preferimos
la
caracterización
realizada
por
WiMgenstein
en
tanto,
al
ser
menos
rígida,
permite
dar
cuenta
mejor
de
la
mul9plicidad
y
crea9vidad
constante
de
los
usos
del
lenguaje,
donde
algunos
juegos
o
actos
se
inventan,
se
estacan
o
caen
en
desuso.
Siguiendo
esta
corriente,
no
77
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
es
necesaria
la
u9lización
norma9va
de
reglas,
sino
que
estas
surgen
y
se
aprenden
a
par9r
de
las
prác9cas
mismas
de
los
juegos
(WiMegenstein,
1988:
75).
Los
9pos
de
juegos
del
lenguaje
se
reconocen
así
a
través
de
parecidos
de
familia
y
no
a
través
del
aprendizaje
de
reglas
rígidas.
Luego
de
la
crisis
polí9ca
y
económica
argen9na
de
2001
y
del
fenómeno
del
“que
se
vayan
todos”1,
la
imagen
del
polí9co
tradicional
dejó
de
ser
persuasiva 2
para
la
mayoría
de
la
población.
Surgió
una
serie
de
prác9cas
nuevas,
des9nadas
a
mostrar
a
los
polí9cos
en
una
faceta
más
informal,
alejada
del
protocolo,
como
forma
de
demostrarle
a
la
población
que,
en
efecto,
se
estaba
llevando
a
cabo
una
transformación.
Esto
se
vio,
por
ejemplo,
en
la
asunción
de
Néstor
Kirchner
en
el
2003,
donde
el
presidente
decidió,
en
varias
ocasiones,
pasar
por
alto
el
protocolo.
En
la
misma
línea,
se
puede
citar
al
actual
vicepresidente
Amado
Boudou
tocando
la
guitarra
junto
a
un
grupo
de
rock
local
durante
la
campaña
electoral.
En
el
caso
del
par9do
Propuesta
Republicana,
se
pueden
tener
en
cuenta
los
festejos
luego
de
las
victorias
electorales,
donde
es
común
que
sus
principales
figuras
se
pongan
a
bailar,
o
el
video
de
un
festejo
de
cumpleaños,
donde
se
observa
al
mismo
Jefe
de
Gobierno
de
la
Ciudad
de
Buenos
Aires,
Mauricio
Macri,
imitando
al
cantante
Freddie
Mercury.
Todos
estos
casos
parecen
intentos
de
los
polí9cos
de
mostrar
una
imagen
menos
rígida
y
más
cercana
al
ciudadano
común.
Dentro
de
esta
nueva
imagen,
otro
elemento
a
tener
en
cuenta
es
la
edad.
Empezando
por
los
dos
úl9mos
presidentes
y
siguiendo
con
el
resto
de
los
cargos
de
los
tres
poderes,
los
funcionarios
polí9cos
son
notoriamente
más
jóvenes.
De
esta
forma,
frente
al
“que
se
vayan
todos”,
se
respondió
con
una
irrupción
de
nuevas
generaciones.
La
Cámpora,
en
este
sen9do,
surge
como
una
agrupación
conformada
por
jóvenes
que
apoyan
al
kirchnerismo.
Creada
por
el
1
Este
fenómeno
se
vinculaba
con
la
desilusión
que
experimentaba
la
población
por
la
clase
polí7ca
y
la
imposibilidad
de
encontrar
una
propuesta
novedosa.
Véase
Balsa
(2013).
2
Entendemos
por
persuasión
una
forma
de
comunicación
que
intenta
generar
una
determinada
conducta
en
los
otros,
no
a
par7r
de
la
argumentación,
sino
a
través
de
las
sensaciones
y
las
emociones
(Trueba
A7enza,
2009;
Barthes,
1982).
78
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
hijo
de
los
presidentes
Néstor
Kirchner
y
Cris9na
Fernández,
posee
una
fuerte
impronta
generacional,
sus
miembros
se
reconocen
como
la
herencia
de
la
generación
del
703.
Si
observamos
el
TwiMer
de
Juan
Cabandié,
dirigente
de
la
mencionada
agrupación
juvenil
kirchnerista,
notaremos
varios
elementos
que
buscan
construir
una
imagen
de
polí9co
más
relajada
e
informal,
que
por
un
lado
intenta
acercarlo
al
electorado
y,
por
el
otro,
mostrar
que,
en
efecto,
ha
habido
una
renovación
en
la
polí9ca
argen9na.
Por
esta
razón,
antes
de
proceder
al
análisis
propuesto,
realizaremos
una
descripción
de
la
página
de
TwiMer
tanto
en
sus
aspectos
verbales
como
no
verbales.
Para
ello
nos
centraremos
en
las
imágenes
de
perfil
y
de
fondo,
la
biograra
y
los
temas
de
sus
tuits.
4. El perfil
Los
perfiles
del
usuario
de
TwiMer
están
separados
en
tres
columnas:
1)
Imagen
o
avatar;
2)
Nombre
de
usuario
/
cuenta
de
TwiMer
(precedida
por
@)
/
Biograra;
3)
Ícono
para
seguir
o
dejar
de
seguir
al
usuario
e
ícono
con
opciones
desplegables
/
número
de
tuits
publicados
/
número
de
usuarios
a
los
cuales
sigue
/
número
de
seguidores.
Además,
se
puede
elegir
una
imagen
de
fondo
de
pantalla
que
se
man9ene
en
todas
las
opciones
del
perfil:
tuits,
siguiendo,
seguidores,
favoritos,
listas,
fotos
recientes,
etc.
En
el
espacio
dedicado
a
la
biograra
aparece
un
esquema
que
u9lizan
muchos
de
los
miembros
de
La
Cámpora
(recordemos,
sin
embargo,
que
no
podemos
asegurar
que
se
traten
de
los
perfiles
reales):
se
mezclan
las
funciones
polí9cas
con
los
gustos
personales.
Si
bien
el
espacio
se
denomina
“biograra”,
lo
más
usual
es
que
no
se
lo
u9lice
para
contar
cosas
que
uno
haya
hecho,
sino
para
describir
lo
que
uno
“es”.
Así,
en
la
página
de
Cabandié
se
puede
encontrar:
“Soy
militante
de
La
Cámpora,
presido
el
bloque
del
FPV
de
CABA,
Bostero
y
Riquelmista”.
Esto
úl9mo
en
referencia
al
equipo
argen9no
Club
Atlé9co
Boca
Juniors
y
al
jugador
Juan
Román
Riquelme.
Está
biograra
está
construida
a
través
de
una
enumeración
coordinada
de
modo
tal
que
se
da
entender
que
todos
los
elementos
se
encuentran
en
el
mismo
nivel.
3 Así como en la úl7ma década se hizo fuerte la idea de que quienes comenzaban a ocupar los espacios de poder
era
la
generación
que
había
sido
perseguida
en
los
años
’70
durante
la
más
cruenta
dictadura
militar
argen7na,
en
los
úl7mos
años
aparecieron
jóvenes
que
se
autoproclaman
sus
herederos.
El
vínculo
entre
ambas
generaciones
es
filial,
en
algunos
casos,
real
y
en
otros,
fic7cio.
79
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Para
el
análisis
de
las
fotos
subidas
por
Cabandié
consideramos
la
propuesta
de
van
Leeuwen
(2008)
en
cuyo
trabajo
Discourse
and
Prac?ce
unifica
herramientas
para
analizar
la
construcción
de
los
actores
sociales
representados
tanto
a
través
de
modos
verbales
como
no
verbales.
El
autor
propone
tres
ejes
a
través
de
los
cuales
se
puede
analizar
las
imágenes
y,
en
par9cular,
a
los
actores
sociales
que
aparecen
representados
en
ellas.
Los
ejes
en
cues9ón
son:
1)
La
distancia
social,
2)
la
relación
social
y
3)
la
interacción
social.
Los
tres
9enen
en
cuenta
la
relación
entre
los
actores
representados
y
los
observadores.
Teniendo
en
cuenta
este
esquema
de
análisis,
podemos
decir
que
la
foto
de
fondo
de
Cabandié,
a
pesar
de
su
convencionalismo,
busca
trasmi9r
confianza
y
familiaridad.
Con
respecto
a
la
distancia
social,
la
toma
es
rela9vamente
cercana
(plano
medio).
Por
otra
parte,
se
plantea
una
igualdad
de
poder
entre
Cabandié
y
el
observador,
en
tanto
el
ángulo
de
la
toma
está
al
nivel
de
los
ojos
(eye
angle).
Además,
en
el
plano
horizontal,
el
ángulo
se
encuentra
de
frente
al
observador
creando
un
lazo
entre
ambos.
La
combinación
del
ángulo
ver9cal
con
el
horizontal
hace
que
Cabandié
mire
a
su
interlocutor
a
los
ojos.
Esto
también
podría
resultar
en
una
postura
confronta9va,
pero
este
claramente
no
es
el
caso,
debido
a
la
expresión
facial
del
polí9co
(si
bien
las
comisuras
muestran
que
el
gesto
no
es
espontáneo
ni
relajado 4,
se
trata
de
una
amplia
sonrisa).
Todas
estas
estrategias
visuales
(cercanía,
igualdad
de
poder
e
interacción
mutua
entre
el
fotografiado
y
el
observador)
permiten
representar
a
Cabandié
y
al
observador
como
parte
de
un
mismo
grupo.
En
cuanto
a
la
ves9menta,
si
bien
está
ves9do
de
traje,
lleva
una
camisa
informal,
abierta,
arrugada
y
sin
corbata;
además
9ene
la
barba
sin
afeitar.
De
cualquier
forma,
la
foto
simula
ser
casual
(por
medio
de
los
rasgos
informales
antes
mencionados),
pero
no
lo
es:
es
la
toma
que
hacen
todas
las
figuras
polí9cas,
cuerpo
a
tres
cuartos
de
perfil
y
mirada
de
frente.
Por
úl9mo,
su
avatar
es
el
logo
de
La
Cámpora.
Sin
embargo,
los
colores
de
la
bandera
argen9na
aparecen
sobre
la
silueta
de
las
Islas
Malvinas,
cuya
recuperación
es
un
tema
presente
en
la
agenda
del
gobierno
argen9no
actual.
4 Puede decirse que la sonrisa no es natural porque las comisuras no se elevan (Ekman, 2003), además de no ser
simétrica.
El
borde
derecho
parece
ligeramente
más
abierto
que
el
izquierdo.
En
términos
de
Ekman
esto
es
una
filtración,
porque
la
idea
del
emisor
no
es
brindar
una
señal
confusa
o
ideas
contrapuestas.
En
términos
de
Forte
(2012)
esta
filtración
remite
a
la
intencionalidad,
no
necesariamente
mala
o
siniestra,
sino
simplemente
al
hecho
de
que
es
una
pose,
algo
construido
y
de
ninguna
manera
espontáneo.
80
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Figura 1: perfil de TwiXer de Juan Cabandié (2012, agosto)
5. Los tuits
A con9nuación, se presentan los dis9ntos usos que Cabandié le otorga a sus tuits:
1)
Información
de
ac9vidades
polí9cas
de
miembros
de
FPV,
donde
el
agente
es
la
presidenta,
otros
miembros
del
kirchnerismo
o
el
mismo
tuitero.
5 Los ejemplos se transcriben igual que como aparecieron en las páginas de TwiXer, muchas veces conteniendo
81
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
“Entrega
de
premio
de
la
Unesco
a
las
abuelas
de
plaza
de
mayo
con
@CFKArgen9na
hMp://
t.co/uKwPsuq”.
(14-‐09-‐2011)
“Siendo
Pino
un
reconocido
cineasta,
porque
hizo
spots
de
campana
tan
espantosos?”.
(18-‐08-‐2011)
“Por
que
no
buscaron
a
isidoro
madueno,
antes
de
derrumbar????”.
(10-‐11-‐2011)
“@mauriciomacri
en
vez
de
twitear
sobre
el
borda,
veni
a
ver
las
condiciones
desastrosas
de
los
pacientes”.
(2-‐05-‐2012)
“Que
paso
con
las
obras
del
arroyo
vega?”.
(2-‐02-‐2012)
“@aldyavella
fue
un
gusto,
la
pase
muy
bien!
Abrazo
Aldy”.
(24-‐09-‐2011)
“@juaniustarroz
felicitaciones
Juani,
fue
una
gran
jornada
militante.
Abrazo”.
(15-‐10-‐
2011)
“@sanfulano
bien
San
Fulano.
Suena.
Muy
bien!!!”.
(21-‐11-‐2011)
“@PatryFilo
bien
patry,
gracias
x
avisarme.
Saludos”.
(27-‐02-‐2012)
“@Natucho
hola
natanael,
necesita
ir
al
CIC
centro
integrador
comunitario
mas
cercano.
Puede
ser
que
en
alumine
haya
uno”.
(10-‐05-‐2012)
“@graesro
graciela
estoy
de
acuerdo
con
vos,
pero
el
incumplimiento
es
del
gob
de
la
ciudad,
no
del
poder
legisla9vo.
Saludos”.
(21-‐05-‐2012)
“@carinadellacasa
debe
ir
al
inadi”.
(25-‐05-‐2012)
“@BastadeDemoler
si
apoyo
la
ley.
(25-‐11-‐2011)
82
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
“@cuervolarroque
esa
foto
fue
después
de
la
derrota
del
2009,
en
esos
9empos
nacia
el
ejercito
de
la
igualdad
y
el
amor.
Abrazo
cuervo!”.
(3-‐03-‐2012).
“La
alegría
es
inmensa.
Gracias
Nestor
x
abrirnos
el
camino”.
(14-‐08-‐2011)
“Nestor,
fuiste
todo
para
mi.
Gracias.”.
(27-‐10-‐2011)
“Cris9na
es
como
Gardel,
cada
día
gobierna
mejor”.
(4-‐11-‐2011)
“El
tenia
razón,
en
la
polí9ca
no
se
puede
ser
Roberto
Carlos
y
tener
un
millón
de
amigos.”.
(6-‐01-‐2012).
“La
no9cia
twitera
mas
linda
del
aÑo.
@c•argen9na
(la
jefa)
me
sigue
en
tw.
Gracias
presidenta.”.
(10-‐02-‐2012)
“Recital
de
la
campora
universidad
con
@amadoboudou
y
@manuelquieto.
Pura
alergia”.
(9-‐08-‐
2011)
“Desde
el
jueves
varias
organizaciones
estamos
repar9endo
ropa,
frazadas
y
colchones
que
donaron
cientos
de
vecinos
de
dis9ntas
comunas.”.
(7-‐04-‐2012)
“El
viernes
todos
a
Velez
junto
a
@c•argen9na”.
(24-‐04-‐2012)
83
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
“En
estas
elecciones
también
gano
la
polí9ca.
Gano
la
construcción
polí9ca
real
sobre
la
construcción
media9ca.”.
(16-‐08-‐2011)
“Isidro
madueno
de
70
años
con9nua
desaparecido.
No
hay
que
demoler
el
edificio
hasta
ver
donde
se
encuentra
esta
persona.”.
(6-‐11-‐2011)
“los
aumentos
generalizados
afectan
a
todos
los
sectores
sociales(subte),
muy
dis9nto
a
la
qita
d
subsidios
a
sectores
de
mayores
ingresos.”.
(5-‐01-‐2012)
“Si
no
hay
disenso,
confrontación
de
ideas
y
discusión,
la
polí9ca
se
transforma
en
1
corporación
de
intereses
comunes.”.
(6-‐01-‐2012)
6. Los des7natarios
A
diferencia
de
otros
polí9cos
que
se
dirigen
a
la
ciudadanía
en
general,
Cabandié
genera
la
sensación
de
que
su
perfil
de
TwiMer
está
des9nado
principalmente
no
a
ciudadanos
o
futuros
votantes,
sino
a
compañeros
de
militancia.
Sin
embargo,
también
intercambia
información
de
interés
para
dis9ntos
ciudadanos
que
le
acercan
sus
dudas.
Esta
tensión
se
encuentra
en
correspondencia
con
su
foto
de
perfil,
en
la
cual
si
bien
se
muestra
informal
y
relajado,
no
deja
de
adoptar
la
postura
de
polí9co
en
campaña.
Sin
embargo,
en
úl9ma
instancia,
los
des9natarios
son
siempre
los
militantes
o
simpa9zantes
de
La
Cámpora.
Por
ejemplo,
en
los
pocos
casos
en
que
selecciona
como
des9natario
explicito
a
la
oposición
–contrades9nario
en
términos
de
Verón
(1987)–,
las
personas
que
leerán
y
comprenderán
el
tuit
son
aquellos
que
forman
parte
del
prodes9natario.
Esto
se
observa
en
el
uso
de
la
ironía
y
el
lenguaje
compar9do
que
solo
sería
entendido
por
personas
que
ya
están
84
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
familiarizadas
con
los
tuits
de
Cabandié
y
que
comparten
sus
ideas
polí9cas.
Por
ejemplo,
en
referencia
al
Gobernador
de
la
Ciudad
de
Buenos
Aires,
escribe:
“El
vetador
serial
veto
una
ley
de
fer9lizacion
asis9da.
Su
próxima
acción
es
vetar
la
legislatura”
(27-‐01-‐12)”.
O
en
el
caso
de
la
vicegobernadora,
si
bien
se
dirige
a
ella,
serán
las
personas
que
se
adhieran
a
las
mismas
ideas
y
valores
que
Cabandié
los
que
aprecien
la
burla:
“Felicitaciones
a
@mariuvidal,
a
quien
la
corte
suprema
le
dijo
qe
lo
qe
hizo
en
asistencia
a
personas
sin
techo,
no
sirvio
para
nada”
(25-‐04-‐12).
De
cualquier
forma,
los
casos
en
los
que
se
dirige
a
la
oposición
son
escasos.
En
general,
abundan
tuits
que
se
refieren
a
ella,
pero
cuyo
des9natario
directo
es
el
prodes9natario.
Por
ello
nos
centraremos
en
la
composición
de
su
colec9vo
de
iden9ficación.
Postulamos
la
existencia
de
dos
niveles
dentro
del
prodes9natario
en
los
tuits
de
Cabandié.
No
solo
se
dirige
a
los
ciudadanos
que
simpa9zan
o
militan
para
agrupaciones
kirchneristas
y,
en
par9cular,
para
La
Cámpora,
sino
que
también
se
dirige
al
resto
de
los
funcionarios
polí9cos
de
su
propio
par9do.
A
su
vez,
el
primero
de
estos
grupos
puede
dividirse
teniendo
en
cuenta
el
nivel
de
horizontalidad
que
el
dirigente
de
La
Cámpora
muestra
con
respecto
a
los
interlocutores
militantes.
Así,
están
los
tuits
que
hablan
sobre
sus
propuestas
polí9cas
o
sobre
dis9ntos
eventos
mediá9cos
en
los
que
par9cipa,
marcando
su
posición
de
funcionario
o
dirigente,
mientras
que
en
otras
publicaciones
dialoga
de
igual
a
igual
con
el
resto
de
los
seguidores.
Dentro
de
esta
categoría,
también
se
puede
incluir
los
tuits
que
incluyen
citas
de
otros
polí9cos
o
figuras
de
relevancia
polí9ca
(como
es
el
caso
de
las
Madres
de
Plaza
de
Mayo)
o
mensajes
supuestamente
dirigidos
para
Cris9na
Fernández
y
Néstor
Kirchner,
ya
que
en
ambos
la
posición
que
adoptan
es
la
del
militante
citando
o
dirigiéndose
(fic9ciamente,
como
en
el
caso
de
Kirchner,
donde
no
hay
dudas
que
el
des9natario
real
no
puede
ser
el
ex
presidente
puesto
85
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
que
ya
había
fallecido)
a
sus
ídolos.
Es
decir,
copian
el
modelo
de
mensaje
que
los
militantes
suelen
u9lizar
y,
efec9vamente,
ellos
son
los
des9natarios
reales:
En
este
grupo
se
encuentran
mensajes
que
también
son
dirigidos
a
los
militantes,
pero
en
los
que
varía
la
posición
desde
la
cual
Cabandié
escribe.
Aquí
se
incluyen
tuits
que
convocan
a
eventos
o
que
indican
a
quién
deben
votar
sus
seguidores.
Además,
se
pueden
incluir
en
esta
categoría
los
mensajes
que
se
refieren
a
sus
propias
ac9vidades
como
polí9co
y
que
informan
acerca
de
sus
posturas
y
medidas
en
tanto
legislador.
Estos
mensajes
9enen
como
des9natarios
a
los
militantes
o
seguidores,
pero
desde
una
posición
de
dirigente
de
la
agrupación
o,
incluso,
funcionario
polí9co.
En
el
ejemplo
citado,
se
da
cuenta
de
la
asistencia
a
un
acto
de
la
militancia,
pero
Cabandié
se
coloca
al
lado
del
candidato
a
Vicepresidente
(Amado
Boudou)
y
no
como
un
militante
raso.
Cabe
destacar
que
algunos
de
estos
mensajes
también
están
dirigidos
hacia
los
parades9natarios,
en
tanto
jus9fican
sus
opiniones
polí9cas,
sus
propuestas
en
la
legislatura
y
también
sirven
para
orientar
a
ciudadanos
que
le
realizan
consultas:
86
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
“@Natucho
hola
natanael,
necesita
ir
al
CIC
centro
integrador
comunitario
mas
cercano.
Puede
ser
que
en
alumine
haya
uno.”.
(10-‐05-‐2012)
3) Polí9cos kirchneristas
En
este
caso,
se
dirige
a
otros
polí9cos
del
mismo
colec9vo
de
iden9ficación.
No
solo
se
tratan
con
familiaridad
entre
ellos,
sino
que
algunos
tuits
marcan
una
mayor
cercanía
con
personas
con
mayor
poder,
como
por
ejemplo
Cris9na
Fernández.
En
todos
estos
casos,
man9ene
el
perfil
de
polí9co
joven
e
informal
que
lo
caracteriza,
pero
la
familiaridad
con
personas
de
poder,
a
su
vez,
lo
separa
de
sus
seguidores.
En
este
grupo,
también
se
pueden
incluir
los
diálogos
con
otros
kirchneristas
que,
a
pesar
de
no
ser
polí9cos,
están
en
una
situación
de
poder
mayor
que
la
del
militante
raso:
figuras
reconocidas
del
periodismo,
la
música,
etc.
87
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Cabe
destacar
la
u9lización
del
consejo,
la
convocatoria
y
las
felicitaciones:
estos
tres
9pos
de
acto
de
habla
suponen
una
desigualdad
entre
la
persona
que
realiza
el
acto
y
el
des9natario.
En
el
primer
caso,
el
emisor
posee
un
mayor
conocimiento
que
le
permite
aconsejar.
En
el
segundo,
9ene
el
poder
de
organizar
y
movilizar
personas
y,
en
el
tercero,
evaluar
la
performance
de
los
otros
militantes.
Cabandié
u9liza
los
tres
9pos
de
acto
de
habla.
El
primero
desde
el
lugar
de
funcionario
con
conocimientos
y
los
otros
dos
desde
su
rol
de
líder
de
La
Cámpora.
También
abundan
los
declara9vos
que
informan
sobre
sus
posturas
polí9cas.
8. Consideraciones finales
Teniendo
en
cuenta
los
usos
y
funciones
de
los
tuits
del
dirigente
polí9co
Juan
Cabandié,
fue
posible
agruparlos
según
cuatro
9pos
de
des9natario.
A
par9r
de
la
propuesta
de
Verón
(1987),
diferenciamos
un
contrades9natario,
compuesto
principalmente
por
los
miembros
del
par9do
Propuesta
Republicana 6;
un
parades9natario
que
incluye
los
mensajes
dirigidos
a
la
población
o
6
Recordemos
que
en
los
tuits
dirigidos
al
contrades7natario,
la
u7lización
del
sarcasmo
y
la
ironía
permite
suponer
que
el
des7natario
final
de
ese
mensaje
es
el
prodes7natario.
88
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
ciudadanía
en
general;
y
dos
9pos
de
prodes9natarios:
los
militantes
de
La
Cámpora,
por
un
lado,
y
polí9cos
o
figuras
de
relevancia
pública
dentro
del
kirchnerismo,
por
el
otro.
Ambos
pertenecen
al
mismo
colec9vo
de
iden9ficación,
pero
se
diferencian
por
el
lugar
de
poder
que
ocupa
cada
uno.
Dentro
del
primer
subgrupo,
se
incluyen
las
conversaciones
con
seguidores
y
los
mensajes
para
miembros
de
La
Cámpora,
pero
también
los
tuits
que
hablan
sobre
la
oposición
o
sobre
Néstor
Kirchner
y
Cris9na
Fernández,
ya
que
estos
suponen
no
solo
valores
y
experiencias
compar9das,
sino
también
la
existencia
de
cierta
complicidad
que
surge
a
par9r
del
humor
y
la
ironía
(Brown
y
Levinson,
1987).
Aquí
también
se
puede
encontrar
dos
niveles,
Cabandié
se
dirige
a
los
militantes
como
iguales
o
como
dirigente
de
la
agrupación.
Dentro
del
segundo
subgrupo
de
prodes9natarios,
se
incluyen
los
mensajes
que
se
dirigen
a
otros
funcionarios
o
miembros
del
par9do
FPV.
Sin
embargo,
hay
que
tener
en
cuenta
que
algunos
de
estos
mensajes,
en
par9cular
los
dirigidos
a
la
presidenta
o
su
marido,
9enen
por
función
ser
leídos
por
los
seguidores
y
no
por
las
figuras
de
poder.
Si
cruzamos
los
dos
ejes
de
análisis
considerados
–9pos
de
des9natario
y
actos
de
habla-‐,
podemos
encontrar
tres
roles
o
posicionamientos
entre
los
que
fluctúa
Juan
Cabandié.
89
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
En
efecto,
Cabandié
es
un
funcionario
polí9co:
es
legislador
de
la
Ciudad
de
Buenos
Aires.
Por
eso,
resulta
interesante
su
intento
por
desplazarse
de
ese
posicionamiento
que
le
otorga
su
cargo
público
para
generar
la
ficción
de
otro
9po
de
vínculo
con
el
ciudadano
común,
en
especial,
en
el
dialogo
con
seguidores
en
cues9ones
relacionadas
con
lo
personal
o
en
la
u9lización
de
un
tono
coloquial
y
amistoso.
Por
úl9mo,
cabe
destacar
que
la
tensión
entre
los
roles
de
1)
militante
2)
dirigente
y
3)
funcionario
polí9co
que
se
observa
a
nivel
discursivo
se
encuentra
en
concordancia
con
los
elementos
no
verbales
del
perfil
de
Cabandié.
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La
argumentación
interaccional.
Efectos
del
uso
del
discurso
referido.
Tesis
no
publicada.
Universidad
de
Buenos
Aires,
Argen9na.
7 Los mensajes dirigidos a aquellos que definimos como un segundo 7po de prodes7natario (otros polí7cos de FPV
y
figuras
públicas)
podrían
coincidir
con
el
segundo
y
tercer
7po
de
posicionamiento.
Sin
embargo,
si
lo
cruzamos
con
los
actos
de
habla,
el
nivel
de
informalidad
que
se
maneja,
coincidiría
mejor
con
el
rol
de
dirigente
de
un
movimiento
joven
que
con
el
de
funcionario
polí7co.
90
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
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hMp://revistacaracteres.net/revista/vol2n2noviembre2013/posicionamientos-‐discursivos-‐
twiMer
91
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
ABSTRACT:
This
paper
examines
non-‐norma7ve
uses
of
Spanish
in
chat
language.
Using
a
corpus
of
real
online
conversa7ons,
we
analyzed
their
linguis7c
features
from
a
norma7ve
perspec7ve
and
classified
them
into
phone7c,
lexical,
and
morphosyntac7c
devia7ons
from
the
standard.
Our
results
suggest
that
chat
language
is
closer
to
spoken
language
than
to
prototypical
wriXen
language.
This
analysis
can
be
seen
as
a
new
contribu7on
to
the
very-‐well-‐studied
phenomenon
of
cyberlanguage.
RESUMEN:
Este
trabajo
examina
los
usos
no
norma7vos
del
español
en
el
lenguaje
de
chat.
A
par7r
de
un
corpus
de
conversaciones
en
línea
reales,
hemos
analizado
sus
caracterís7cas
lingüís7cas
desde
un
punto
de
vista
norma7vo
y
las
hemos
clasificado
en
desviaciones
del
estándar
de
7po
foné7co,
léxico
y
morfosintác7co.
Nuestros
resultados
sugieren
que
el
lenguaje
de
chat
está
más
próximo
al
lenguaje
oral
que
al
lenguaje
escrito
protojpico.
Este
análisis
puede
ser
concebido
como
una
nueva
contribución
a
los
estudios
sobre
ciberlengua.
1. Introducción
El
obje9vo
de
este
arPculo 1
es
analizar
usos
no
norma9vos
del
español
en
el
lenguaje
de
chat,
una
modalidad
de
lenguaje
escrito
altamente
influenciada
por
el
discurso
oral.
Nuestra
meta
principal
es
demostrar
que
las
desviaciones
del
español
estándar
aproximan
este
9po
de
interacción
al
lenguaje
oral,
a
pesar
de
emplear
un
registro
escrito.
La
estructura
de
este
trabajo
se
organiza
de
la
siguiente
manera:
en
primer
lugar,
llevamos
a
cabo
una
breve
presentación
de
las
bases
teóricas
del
proyecto
—las
diferencias
entre
lenguaje
oral
y
escrito,
sus
problemas
de
definición,
el
chat
como
una
nueva
forma
de
comunicación
(el
1
Este
trabajo
es
un
desarrollo
a
par7r
del
arjculo
“The
influence
of
oral
discourse
in
chat
language
from
a
norma7ve
perspec7ve:
devia7ons
from
standard
Spanish”,
perteneciente
a
la
obra
The
spoken
language
in
a
mul1modal
context.
Descrip1on,
teaching,
transla1on
(2013),
publicada
por
Frank
&
Timme
Verlag
für
wissenscha•liche
Literatur
en
Berlín,
Alemania.
92
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
“texto
escrito
oralizado”)
y
los
conceptos
sociolingüís9cos
de
lenguaje
norma9vo
y
estándar;
en
segundo
lugar,
profundizaremos
en
nuestro
estudio
sobre
el
lenguaje
de
chat
desde
una
perspec9va
norma9va,
explicando
la
metodología
u9lizada,
los
resultados
del
análisis
—
organizados
en
tres
9pos
de
desviaciones
(foné9cas,
léxicas
y
morfosintác9cas)—,
y,
por
úl9mo,
las
conclusiones
que
hemos
alcanzado.
2. Marco teórico
2.1. Lenguaje oral y lenguaje escrito
2.1.1. Diferencias y problemas de definición
Tradicionalmente
se
ha
conceptualizado
una
gran
diferencia
entre
hablar
y
escribir.
Los
límites
entre
estos
dos
9pos
de
discurso
han
sido
definidos
en
las
úl9mas
décadas
por
diversos
autores 2,
que
han
intentado
sistema9zar
las
propiedades
que
definen
la
lengua
oral
y
la
escrita.
La
clasificación
de
Hughes
(1996:
33-‐34)
es
probablemente
uno
de
los
mejores
ejemplos
para
ambos
9pos
de
discurso,
como
se
ve
en
la
tabla
1.
HABLADO ESCRITO
-‐
Tendencia
a
la
elipsis -‐
Frases
completas
y
oraciones
con
poca
-‐
Abreviación
de
los
verbos
abreviación
o
elipsis
GRAMÁTICA -‐
Habilidad
de
los
sintagmas,
especialmente
-‐
Gramá7ca
estándar
en
lo
referente
al
sintagmas
nominales,
para
formar
enunciados
orden
de
palabras
y
la
construcción
de
la
completos frase
-‐
Oraciones
simples
y
cortas,
con
subordinadas
poco
-‐
Oraciones
más
largas
y
complejas
con
elaboradas
(especialmente
en
los
sintagmas
subordinadas,
especialmente
en
forma
de
nominales)
oraciones
nominales
con
información
densa
-‐
Gran
incidencia
de
oraciones
coordinadas
-‐
Marcadores
explícitos
y
variados
para
-‐
Uso
de
y
como
marcador
general
de
con7nuación
relacionar
las
oraciones,
por
ejemplo,
uso
-‐
Análisis
de
oraciones
problemá7cos,
p.
ej.
de
conjunciones
subordinantes
entre
las
estructuras
de
‘tópico
y
comentario’ oraciones
-‐
Formas
verbales
ac7vas
-‐
Baja
densidad
léxica
-‐
Alta
densidad
léxica
LÉXICO -‐
Tendencia
al
vocabulario
poco
abstracto -‐
Vocabulario
complejo
y
uso
de
términos
-‐
Tendencia
al
vocabulario
más
general
y
simple,
con
abstractos
con
mayor
incidencia
de
mule7llas
vacías
de
contenido
semán7co palabras
de
origen
la7no
o
griego
-‐
Uso
de
términos
que
dependen
del
contexto
de
-‐
Gran
variedad
en
la
elección
del
producción
para
su
comprensión vocabulario,
con
niveles
de
repe7ción
bajos
2 Algunos de ellos son Ochs (1979), Akinnasso (1982), Pérez Juliá (1997), Bustos Tovar (1997), Briz Gómez (1998) o
93
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
-‐
Discurso
producido
por
más
de
un
par7cipante -‐
Presentación
explícita
de
ideas
a
un
-‐
Alta
incidencia
de
marcadores
de
dinámica
des7natario
no
presente
DISCURSO interpersonal -‐
Pocos
marcadores
del
discurso
-‐
Repe7ciones
y
ecos
entre
los
hablantes
interpersonal
u
orientado
a
lo
personal
-‐
Reformulación
y
refinamiento
de
los
enunciados,
a
-‐
Indicación
explícita
de
la
organización
del
veces
con
cooperación
entre
hablantes texto,
por
ejemplo
a
través
del
término
-‐
Indicación
de
la
presencia
del
autor
del
discurso,
véase
bien
por
la
naturaleza
del
tema
o,
en
situaciones
más
-‐
Discurso
presentado
como
el
producto
de
formales,
por
la
tendencia
a
cubrir
ideas
y
mostrar
la
un
solo
par7cipante
ac7tud
Tabla
1.
Hughes
1996.
Sin
embargo,
parece
que
hay
una
premisa
problemá9ca
en
muchos
de
estos
intentos
de
clasificar
la
lengua
escrita
y
la
oral:
muchos
autores,
en
realidad,
toman
en
consideración
diferentes
géneros
y
registros.
Como
señala
Gibbs
(1999),
los
estudios
tradicionales
comparan
la
lengua
oral
informal
con
la
lengua
escrita
formal,
y
por
tanto
encuentran
una
gran
can9dad
de
diferencias,
cuando
en
realidad
sería
más
adecuado
comparar
el
discurso
informal
con
la
escritura
informal,
y
el
discurso
formal
con
la
escritura
formal 3.
Este
acercamiento
tan
limitado
ha
provocado
que
algunos
autores
sugieran
una
nueva
dicotomía
que
se
añada
a
la
oposición
oral
/
escrito:
discurso
planificado
frente
a
discurso
no
planificado.
Combinar
las
dos
dicotomías
daría
como
resultado
cuatro
9pos
de
discurso:
oral
planificado,
escrito
planificado,
oral
no
planificado
y
escrito
no
planificado.
Aunque
estamos
de
acuerdo
con
esta
clasificación,
para
nuestro
experimento
asumimos
que
el
lenguaje
escrito
es
protoPpicamente
planificado
y
el
lenguaje
oral
es
protoPpicamente
no
planificado,
por
lo
que
trabajaremos
con
los
parámetros
tradicionales
de
oral
y
escrito.
Desde
el
nacimiento
de
la
lingüís9ca
cienPfica,
se
le
ha
dado
prioridad
al
lenguaje
oral
por
diversas
razones,
recogidas
por
Stubbs
(1980:
25-‐28):
-‐
El
lenguaje
oral
apareció
antes
en
la
historia
de
la
humanidad.
-‐
El
lenguaje
oral
aparece
antes
en
los
individuos.
94
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
4
El
chat
ha
sido
definido
como
“discurso
escrito”
(Elmer-‐DewiX,
1994),
“comunicación
por
medio
del
ordenador”
(Baron,
2000),
“discurso
escrito
interac7vo”
(Werry,
1996),
“diálogo
escrito
“
(Azcona,
2000),
“netspeak”
(Crystal,
2001),
“(rápida)
conversación
escrita”
(Merchant,
2001
y
Blanco
Rodríguez,
2002),
“forma
textual
híbrida”
(Pietrosemoli
y
Domínguez,
2001),
“simulaciones
escritas
de
conversaciones
orales”
(Borreguero,
2002),
“sistema
electrónico
de
comunicación
escrita”
(Rocha
Silva,
2004)
y
“falsa
conversación
oral”
(Cabedo
Nebot,
2009),
entre
otros.
95
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Nuestro
análisis
ha
sido
llevado
a
cabo
dentro
de
un
marco
teórico
sociolingüís9co
basado
en
el
concepto
de
la
lengua
estándar
y
su
prevalencia
en
los
textos
escritos
oralizados.
Muchas
lenguas
poseen
una
variedad
que,
de
forma
arbitraria,
se
considera
“mejor”
que
otras
debido
a
factores
sociales
y
de
pres9gio.
Como
indica
Borrego
(2001):
“Las
grandes
lenguas
de
cultura
cuentan
con
un
estándar
[…]
que,
en
su
versión
ideal,
9ende
a
ser
único,
inmutable
y
omnipresente,
que
se
basa
en
los
registros
formales
de
la
lengua
escrita”.
El
estándar
proporciona
la
base
de
la
norma,
que
en
español
está
fijada
por
la
Real
Academia
Española
(RAE).
Esta
ins9tución
norma9vista
define
la
norma
como
un
“conjunto
de
preferencias
lingüís9cas
vigentes
en
una
comunidad
de
hablantes,
adoptadas
por
consenso
implícito
entre
sus
miembros
y
transformadas
en
modelos
de
buen
uso”
(Real
Academia
Española,
2005).
En
consecuencia,
la
norma
y
el
estándar
son
dos
conceptos
sociolingüís9cos
muy
próximos,
cuyos
límites
no
están
claramente
definidos,
especialmente
en
lenguas
como
el
español,
que
poseen
una
ins9tución
prescrip9vista
encargada
de
sancionar
los
usos
que
los
hablantes
perciben
como
estándar.
Sin
embargo,
nadie
habla
o
escribe
constantemente
en
esta
variedad
específica:
los
hablantes
siempre
varían
y
adaptan
su
comportamiento
lingüís9co
a
los
diferentes
contextos
de
comunicación,
incurriendo,
consciente
o
inconscientemente,
en
desviaciones
del
estándar.
Para
nuestro
experimento,
siguiendo
a
Gómez
Torrego
(2004:
10-‐11),
hemos
clasificado
estas
desviaciones
en
tres
categorías
principales:
desviaciones
foné9cas,
léxicas
y
morfosintác9cas.
El
discurso
oral,
debido
a
su
carácter
protoPpicamente
no
planificado,
con9ene
un
mayor
número
de
usos
no
norma9vos
que
el
lenguaje
escrito,
y
más
adelante
sugeriremos
que
esta
hipótesis
puede
aplicarse
también
a
la
conversación
virtual.
Nuestro
estudio
analiza
un
conjunto
de
usos
no
norma9vos
en
textos
escritos
oralizados
en
español.
La
hipótesis
inicial
que
trataremos
de
demostrar
es
que,
desde
una
perspec9va
norma9va,
el
lenguaje
de
chat
es
muy
cercano
al
lenguaje
escrito
a
causa
de
la
abundancia
de
desviaciones
del
estándar
que
con9ene.
96
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
3.1. Metodología
Hemos
recopilado
un
corpus
de
diez
conversaciones
reales
de
chat
entre
amigos,
a
través
de
Skype,
Facebook
y
WhatsApp.
Todos
los
par9cipantes
provenían
de
la
ciudad
de
Salamanca,
en
el
centro-‐norte
de
España,
y
eran
por
tanto
hablantes
na9vos
del
dialecto
castellano
norteño
del
español.
Esta
variedad
lingüís9ca
es
percibida
por
muchos
como
la
más
próxima
al
estándar,
de
modo
que
no
9ene
una
gran
can9dad
de
desviaciones
intrínsecas 5.
Todos
tenían
entre
20
y
29
años
y
poseían
formación
universitaria.
En
estas
conversaciones,
hemos
analizado
las
desviaciones
del
estándar,
clasificándolas
en
tres
categorías:
foné9cas,
léxicas
y
morfosintác9cas.
3.2.
Análisis
3.2.1.
Desviaciones
foné9cas
La
ortograra
es
el
código
más
unitario
de
una
lengua:
aunque
la
pronunciación
de
los
hablantes
varía
notablemente
a
lo
largo
de
la
amplia
gama
de
dialectos
y
registros,
9ende
a
haber
una
homogeneidad
en
las
reglas
de
la
ortograra
y
la
escritura
de
las
palabras.
A
pesar
de
ello,
la
conversación
virtual
se
ha
conver9do
en
un
texto
híbrido
—el
texto
escrito
oralizado—,
donde
se
puede
encontrar
una
gran
can9dad
de
usos
foné9cos
no
norma9vos.
Como
se
muestra
en
otros
estudios
(Llisterri,
2002),
la
elisión
y
la
epéntesis
son
las
dos
desviaciones
foné9cas
más
comunes
en
el
lenguaje
de
chat.
La
tabla
2
muestra
los
múl9ples
casos
de
elisión
que
encontramos
en
nuestro
corpus:
5 Para detalles específicos sobre la supuesta relación cercana entre este dialecto castellano y el español estándar,
97
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Como
se
puede
observar
en
la
tabla,
se
hallan
algunos
ejemplos
de
aféresis,
es
decir,
la
pérdida
de
sonidos
al
comienzo
de
palabra:
pera
en
lugar
de
espera,
toy
por
estoy,
taluego
en
lugar
de
hasta
luego.
Algo
que
ocurre
con
más
frecuencia
es
la
síncopa,
la
pérdida
de
sonidos
en
el
interior
de
una
palabra:
morao
por
morado,
llegao
en
vez
de
llegado,
o
quedao
por
quedado.
La
elisión
del
sonido
dental
aproximante
intervocálico
[ð̞]
en
el
par9cipio
de
la
primera
conjugación
verbal
(ado
>
ao)
es
un
uso
no
norma9vo
muy
frecuente
en
el
español
hablado.
Muy
pocos
hablantes
pronuncian
[ʎeγ̞áð̞o]
al
hablar:
la
mayoría
9enden
a
decir
[ʎeγ̞áo],
eliminando
el
sonido
dental
entre
las
vocales,
incluso
en
registros
formales.
En
el
lenguaje
escrito,
en
cambio,
normalmente
se
escribe
siempre
llegado,
nunca
llegao.
Es
un
hecho
destacable
que
en
nuestro
corpus
haya
numerosos
casos
de
esta
síncopa,
un
fenómeno
que
asimila
claramente
los
textos
del
chat
al
lenguaje
oral.
La
desviación
que
encontramos
con
más
frecuencia
es
la
apócope,
la
pérdida
de
sonidos
a
final
de
palabra:
micro
en
lugar
de
micrófono,
pa
por
para,
na
por
nada,
peli
en
lugar
de
película,
o
info
en
vez
de
información.
Lo
contrario
de
la
elisión
es
la
epéntesis:
la
adición
de
sonidos
al
principio
(prótesis),
en
el
interior
(epéntesis)
o
a
final
de
palabra
(paragoge).
Aunque
este
fenómeno
foné9co
no
es
tan
frecuente
como
el
anterior,
encontramos
algunos
casos
en
nuestro
corpus,
recopilados
en
la
tabla
3:
98
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
palabra
no,
que
da
como
resultado
nop,
un
proceso
que
no
ocurriría
en
el
lenguaje
escrito
a
menos
que
se
estuviera
intentando
imitar
el
lenguaje
oral.
Encontramos
un
buen
número
de
préstamos,
la
mayoría
de
ellos
del
inglés:
yeah
(‘sí’),
cousin
(‘primo’),
ok
(‘de
acuerdo’),
bye
(‘adiós’),
etc.
Algunos
de
ellos
cons9tuyen
incluso
oraciones
completas:
don’t
worry
(‘no
te
preocupes’).
Es
obvio
que
estos
préstamos
no
pertenecen
al
estándar,
pues
no
son
elementos
léxicos
adaptados,
no
forman
parte
del
vocabulario
co9diano
de
la
mayoría
de
los
hablantes
y
no
están
incluidos
en
el
DRAE.
Ok
podría
ser
considerada
una
excepción
porque
es
un
marcador
discursivo
de
acuerdo
u9lizado
con
mucha
frecuencia
en
algunas
zonas
de
América,
pero
todavía
no
se
u9liza
de
este
modo
en
España,
lugar
de
origen
de
nuestros
par9cipantes.
Los
neologismos
son
las
desviaciones
léxicas
más
interesantes
que
hemos
encontrado
en
nuestro
corpus.
Algunos
de
ellos
no
están
registrados
en
el
diccionario
de
la
RAE,
y
por
tanto
no
hay
duda
de
que
no
son
norma9vos,
(tabla
4),
mientras
que
otros
se
han
incluido
hace
poco
6
Para
más
información
sobre
comunicación
no-‐verbal,
véase
Yus
(2011:
179-‐188)
y
Sanmarjn
(2007:
62-‐64,
78-‐82).
99
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
9empo
y
aún
están
marcados
como
coloquiales
o
conversacionales,
por
lo
que
su
estatus
como
norma9vo
o
parte
del
estándar
es,
cuando
menos,
cues9onable
(tabla
5).
Todos
estos
ejemplos
son
más
fáciles
de
encontrar
en
el
lenguaje
oral
que
en
el
lenguaje
escrito,
independientemente
de
estar
registradas
o
no
en
el
DRAE.
Algunos
de
ellos
también
están
relacionados
con
el
vocabulario
específico
de
la
gente
joven,
el
segmento
de
la
población
con
mayor
tendencia
a
adoptar
neologismos
y
palabras
no
norma9vas.
Encontramos
un
gran
número
de
voca9vos,
que
desde
una
perspec9va
discursiva
presuponen
la
presencia
de
un
interlocutor,
por
lo
que
hacen
que
el
ciberlenguaje
se
asimile
de
nuevo
al
lenguaje
oral.
Estos
incluyen
adje9vos
como
loco,
xikillo,
wapo/a,
majo/a,
y
algunos
que
son
claramente
no
norma9vos
o
incluso
inventados,
como
perri,
golfis
o
cuki.
Dentro
de
otros
fenómenos
léxicos,
aparte
de
los
usos
no
norma9vos
ya
mencionados,
parece
relevante
mencionar
algunas
palabras
malsonantes,
eufemismos
y
disfemismos
que
100
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
encontramos,
ya
que
sin
duda
están
marcados
como
palabras
coloquiales
que
se
u9lizan
con
mayor
frecuencia
cuando
se
habla
que
cuando
se
escribe.
Una
selección
de
estas
expresiones
se
puede
ver
en
la
tabla
6.
PALABRAS
MALSONANTES
Joder
Hijo
puta
Estamos
jodidos
Cogido
por
los
huevos
Me
está
jodiendo
Jo,
joer
Puta
Mierda
Zorras
Tabla
6
Los
usos
no
norma9vos
morfológicos
y
sintác9cos
son
probablemente
los
casos
más
interesantes
de
nuestro
corpus,
ya
que
muchos
de
ellos
son
Ppicos
del
lenguaje
oral
y
raramente
se
encuentran
en
textos
escritos;
además,
han
recibido
escasa
atención
en
estudios
anteriores
sobre
el
lenguaje
de
chat7 .
En
esta
sección
analizaremos
fenómenos
grama9cales
relacionados
con
el
estándar
cuya
frecuencia
de
uso
entre
nuestros
par9cipantes
resulta
significa9va.
Algunos
hablantes
de
español
emplean
un
paradigma
diferente
de
pronombres
personales
de
forma
totalmente
inconsciente:
en
lugar
de
atender
a
la
función
sintác9ca
que
el
pronombre
desempeña,
basan
su
u9lización
en
el
género
morfológico.
Por
ello,
aunque
el
pronombre
personal
la
es
un
acusa9vo
femenino
y
le
es
un
da9vo
sin
marca
de
género,
estos
hablantes
usan
la
para
el
da9vo
cuando
el
referente
es
femenino,
en
un
proceso
llamado
laísmo
(1),
y
le
para
el
acusa9vo
masculino,
leísmo
(2):
101
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Una
desviación
frecuente
en
el
lenguaje
oral
que
encontramos
en
las
conversaciones
virtuales
es
la
despronominalización.
Los
pronombres
rela9vos
9enen
dos
funciones,
debido
a
su
naturaleza
rela9va:
por
un
lado,
ejercen
como
nexos,
uniendo
la
construcción
rela9va
al
sustan9vo
correspondiente;
por
otro
lado,
desarrollan
una
función
sintác9ca
nominal
dentro
de
la
oración
rela9va:
sujeto,
complemento,
etc.
En
el
español
hablado
los
pronombres
rela9vos,
especialmente
cuyo
y
que,
parecen
experimentar
una
tendencia
hacia
un
proceso
de
despronominalización,
es
decir,
la
pérdida
de
su
función
nominal
para
conver9rse
en
meros
nexos
o
conectores.
Dicho
de
otro
modo,
los
rela9vos
pierden
su
carácter
pronominal
y
funcionan
como
si
fueran
conjunciones.
Este
fenómeno
puede
observarse
al
comparar
las
estructuras
no
norma9vas
u9lizadas
por
los
hablantes
en
(3a)
y
(4a)
con
sus
equivalentes
norma9vos
en
(3b)
y
(4b).
La
despronominalización
ha
causado
la
pérdida
de
la
preposición
por
y
el
arPculo
lo
en
(3),
y
la
aparición
en
(4)
de
un
elemento
que
desempeña
la
función
sintác9ca
que
el
rela9vo
ejercía
antes:
el
determinante
posesivo
su.
(3)
a.
entonces
es
por
eso
que
no
me
coge
el
teléfono
b.
entonces
es
por
eso
por
lo
que
no
me
coge
el
teléfono
(4)
a.
es
una
persona
que
su
familia
no
se
da
cuenta
b.
es
una
persona
cuya
familia
no
se
da
cuenta
El
rela9vo
posesivo
cuyo
se
u9liza
prác9camente
solo
en
el
español
escrito
y,
por
lo
general,
se
reemplaza
por
la
“conjunción”
que
y
el
posesivo
su
en
el
español
hablado.
Este
proceso,
conocido
por
los
gramá9cos
prescrip9vistas
como
quesuismo,
puede
ser
considerado
exclusivo
de
la
oralidad,
de
manera
que
su
presencia
en
nuestro
corpus
encamina
la
interacción
de
chat
hacia
el
lenguaje
oral.
El
uso
del
arPculo
determinado
antes
del
nombre
propio
no
es
un
rasgo
del
español
estándar,
pero
los
par9cipantes
de
este
experimento
producen
algunos
ejemplos
de
esta
estructura,
como
puede
verse
en
(5)
y
(6):
102
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Otro
fenómeno
grama9cal
es
la
ausencia
de
palabras
de
enlace,
hecho
que
puede
ser
explicado
como
una
caracterís9ca
oral
de
la
gramá9ca
simplificada
mencionada
por
Hughes
(1996)
—
véase
la
figura
1—,
trasladada
a
los
textos
del
chat.
En
(7)
la
preposición
a
que
marca
el
acusa9vo
no
aparece,
mientras
que
en
(8)
el
sintagma
preposicional
seleccionado
por
el
verbo
(darse
cuenta
de)
pierde
su
preposición
inicial
de.
(7)
yo
creo
que
[a]
***
lo
que
le
pasa
es
que
le
resulta
todo
demasiado
cercano
(8)
pero
[de]
lo
que
no
se
da
cuenta
es
que
es
otro
rollo
Más
interesante
desde
un
punto
de
vista
teórico
es
la
ausencia
de
la
conjunción
condicional
(si)
en
(9),
probablemente
debido
a
la
marca
de
modo
subjun9vo
en
el
verbo
subordinado
que,
junto
al
9empo
pluscuamperfecto,
permite
que
la
secuencia
sea
interpretada
como
una
oración
condicional
por
sí
misma,
sin
necesidad
de
un
nexo
condicional.
(9)
puta
carrera
de
mierda
/
[si]
hubieramos
estudiado
cualquier
otra
cosa,
estariamos
sacando
matriculas
y
disfrutando
de
la
vida
Un
caso
específico
de
nexos
o
enlaces
que
desaparecen
es
el
llamado
queísmo:
la
ausencia
de
la
preposición
de
cuando
es
necesaria
porque
la
selecciona
el
verbo,
sustan9vo
o
adje9vo
al
que
complementa.
Esta
desviación
del
estándar
es
habitual
en
español
y
su
explicación
radica
en
el
intento
por
parte
del
hablante
de
evitar
el
proceso
opuesto
(muy
condenado
por
los
gramá9cos
norma9vistas):
el
dequeísmo,
es
decir,
la
adición
de
la
preposición
de
cuando
no
es
necesaria
(ej.
Pienso
de
que
viene).
En
(10)
hay
un
ejemplo
de
queísmo
extraído
de
nuestro
corpus:
(10) pero ella es bastante consciente [de] que 9ene que superarlo
El
fenómeno
morfológico
más
importante
que
hemos
hallado
son
las
analogías
verbales,
en
par9cular
la
que
afecta
a
la
segunda
persona
del
singular
del
pretérito
indefinido.
En
español,
la
segunda
persona
del
singular
termina
en
-‐s
en
todos
los
9empos
verbales
(escribes,
escribías,
escribirás,
escribirías)
excepto
el
pretérito
indefinido
(escribiste).
Los
hablantes,
de
forma
inconsciente,
añaden
una
-‐s
al
final
del
indefinido,
formando
una
analogía
para
que
todos
los
9empos
tengan
una
–s
al
final
de
la
segunda
persona
del
singular.
Algunos
de
los
ejemplos
usados
por
nuestros
par9cipantes
incluyen
escribistes
o
contestastes.
A
pesar
de
ser
un
proceso
103
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
lógico
con
sus
propias
razones
internas
de
homogeneización
paradigmá9ca,
todavía
no
forma
parte
del
español
norma9vo.
Por
úl9mo,
aunque
no
son
en
realidad
desviaciones
del
lenguaje
norma9vo,
explicaremos
algunas
estructuras
coloquiales
que
se
encuentran
Ppicamente
en
el
lenguaje
hablado
y
cuya
presencia
en
nuestro
corpus
resulta
considerable.
Una
de
ellas
es
el
uso
del
nexo
causal
que,
como
se
muestra
en
(11):
(11)
a.
tengo
que
dejarte,
que
me
muero
de
hambre
b.
tranquila,
que
esta
vez
esta
planeado
c.
no
tardare,
q
me
aburro
En
español,
el
nexo
causal
protoPpico
es
porque,
pero
hay
muchos
otros
dependiendo
de
la
estructura
concreta
o
las
implicaciones
semán9cas
de
la
oración
causal:
como,
ya
que,
puesto
que,
pues,
dado
que,
etc.
Uno
de
ellos
es
que,
—homófono
de
la
conjunción
comple9va
que
(Creo
que
viene)—,
que
siempre
va
pospuesto
tras
un
acto
de
habla
modalizado
y,
lo
que
es
más
importante
para
nuestros
obje9vos,
se
usa
únicamente
en
el
lenguaje
hablado.
La
abundancia
de
este
que
causal
en
nuestros
resultados
confirma
de
nuevo
la
hipótesis
de
que
el
lenguaje
de
chat
se
halla
muy
próximo
al
lenguaje
hablado.
Otros
dos
rasgos
de
la
oralidad
son
el
adverbio
igual
para
expresar
incer9dumbre
(12),
en
lugar
de
quizá
o
a
lo
mejor,
más
neutros
y
menos
informales,
así
como
la
inversión
del
sujeto
en
oraciones
como
(13a),
siguiendo
patrones
de
estructura
de
la
información,
que
contrastan
con
el
orden
no
marcado
que
se
muestra
en
(13b).
Al
contrario
de
lo
que
podría
esperarse,
los
usos
no
norma9vos
que
pertenecen
al
nivel
morfosintác9co
son
bastante
abundantes,
y,
al
contrario
de
los
encontrados
en
el
nivel
foné9co
o
léxico,
son
extremadamente
heterogéneos
en
su
naturaleza:
desde
autén9cas
despronominalizaciones
a
meras
analogías
verbales
morfológicas.
A
pesar
de
esta
diversidad,
todas
imitan
los
9pos
de
estructuras
encontrados
en
el
lenguaje
oral.
104
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
4. Conclusiones
Los
hablantes
muestran
desviaciones
del
español
estándar
en
todos
los
niveles
lingüís9cos:
foné9co,
léxico
e
incluso
morfosintác9co.
Aunque
pueden
hallarse
usos
no
norma9vos
en
ciertos
textos
escritos,
la
incidencia
en
nuestro
corpus
ha
sido
considerablemente
más
alta.
Además,
encontramos
caracterís9cas
protoPpicas
del
lenguaje
oral.
En
consecuencia,
parece
que
la
variación
lingüís9ca
se
torna
más
evidente
en
los
chats,
ya
que
la
conciencia
de
la
norma
por
parte
de
los
hablantes
se
diluye
gradual
e
inconscientemente.
Teniendo
en
cuenta
que
la
norma
está
ligada
al
estándar
y
el
estándar
se
basa
en
el
lenguaje
escrito,
si
el
lenguaje
de
chat
con9ene
múl9ples
usos
no
norma9vos,
debe
estar
bastante
alejado
del
lenguaje
escrito.
Los
resultados
de
nuestro
estudio,
con
una
gran
can9dad
de
desviaciones
del
estándar
en
todos
los
niveles
lingüís9cos,
confirman
la
hipótesis
de
que
el
lenguaje
de
chat
está
más
próximo
al
lenguaje
oral
que
al
lenguaje
escrito
protoPpico,
cons9tuyendo,
pues,
un
9po
de
discurso
no
planificado.
Este
trabajo
pretende
ser
una
pequeña
contribución
a
la
comprensión
del
lenguaje
de
chat.
Desde
una
perspec9va
norma9va
y
sociolingüís9ca,
según
nuestro
análisis,
los
chats
están
sin
duda
más
cerca
del
lenguaje
oral
que
del
lenguaje
escrito.
Aunque
nuestros
resultados
iniciales
apuntan
en
esta
dirección,
se
hacen
necesarias
más
inves9gaciones
para
que
esta
hipótesis
sea
del
todo
concluyente.
Asumimos
que
nuestros
par9cipantes
9enen
un
buen
conocimiento
del
lenguaje
norma9vo,
ya
que
todos
poseen
formación
universitaria,
pero
este
parámetro
debería
ser
analizado
en
profundidad
con
un
cues9onario
para
medir
su
conciencia
de
la
norma,
y
estos
resultados
deberían
ser
comparados
con
los
usos
no
norma9vos
encontrados
en
nuestro
corpus
de
chats.
Llevaremos
a
cabo
otro
experimento
donde
pediremos
a
los
mismos
hablantes
que
mantengan
conversaciones
en
persona
con
el
objeto
de
comprobar
la
presencia
de
usos
no
norma9vos
y
contrastarlos
con
las
conversaciones
virtuales.
Finalmente,
recogeremos
un
corpus
de
textos
informales,
como
cartas
privadas,
mensajes
electrónicos,
notas
y
otras
formas
de
lenguaje
escrito,
a
fin
de
analizar
sus
desviaciones
del
estándar.
Una
vez
que
hayamos
comparado
los
resultados
de
todas
estas
fuentes
(corpus
de
chat,
cues9onario,
corpus
de
conversaciones
105
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
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del
concepto
de
escritura”.
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Filologia
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Diccionario
panhispánico
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los
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las
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107
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
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108
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
ABSTRACT:
Several
postmodern
literacy
prac7ces
have
been
associated
with
plagiarism.
However,
the
adapta7on
and
appropria7on
of
texts,
from
a
tradi7onal
perspec7ve,
do
not
necessarily
mean
literary
the•.
At
the
same
7me,
new
technologies
and
the
concept
of
electronic
literature
enrich
produc7on,
exchange
and
fusion
of
works.
This
paper
reflects
on
the
limits
of
postmodernism
and
literary
plagiarism,
both
elusive
concepts,
and
their
poten7al
partnerships
in
the
current
literature.
RESUMEN:
Diversas
prác7cas
postmodernas
de
creación
literaria
han
sido
asociadas
con
el
plagio.
Sin
embargo,
el
préstamo
y
la
apropiación,
desde
una
perspec7va
tradicional,
no
implican
necesariamente
el
robo
literario.
Al
mismo
7empo,
las
nuevas
tecnologías
y
la
ciberliteratura
enriquecen
el
horizonte
de
producción,
intercambio
y
fusión
de
elementos.
El
presente
trabajo
reflexiona
sobre
los
límites
tanto
del
postmodernismo
como
del
plagio,
ambos
conceptos
esquivos,
y
sus
potenciales
asociaciones
en
la
literatura
actual.
____________________________
1. Introducción
En
el
siglo
II
a.
C.
se
organizó
en
Egipto
una
competencia
literaria
donde
los
poetas
recitaban
sus
creaciones
frente
al
público
y
a
un
dis9nguido
comité
calificador1.
Uno
de
los
jueces
era
Aristófanes
el
Gramá9co,
conocido
también
como
de
Bizancio.
El
faraón
en
aquella
época,
Ptolomeo
Filadelfo,
escuchó
con
atención
a
los
concursantes
y
al
final
preguntó
a
los
jueces
por
el
veredicto.
Aristófanes
señaló
que
se
debía
premiar
al
poeta
que
peores
versos
había
declamado.
Tras
ser
consultado
por
la
razón
de
tan
peculiar
parecer,
el
sabio
afirmó
que
el
peor
poeta
del
certamen
era
el
único
que
no
había
recitado
versos
de
otros
líricos,
que
era
el
único
que
había
escrito
y
referido
sus
propias
composiciones.
El
faraón
y
su
séquito
dudaban,
así
que
para
despejar
cualquier
incógnita
se
dirigieron
a
la
biblioteca
de
Alejandría
(la
más
grande
del
mundo
an9guo,
con
900.000
manuscritos),
en
donde
Aristófanes
desenmascaró
–uno
a
uno–
a
los
par9cipantes
del
certamen
comparando
sus
creaciones
con
fragmentos
de
otros
autores.
El
109
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
faraón,
hijo
de
Ptolomeo
I
Soter,
el
mismísimo
fundador
de
la
biblioteca,
ordenó
que
los
presuntos
poetas
fueran
encerrados
por
robo.
Al
mismo
9empo,
premió
a
Aristófanes
nombrándolo
director
de
la
biblioteca,
trabajo
en
el
que
destacó
por
su
difusión
de
las
obras
de
Homero,
Hesíodo
y
Eurípides.
He
recreado
esta
anécdota,
contada
a
su
modo
por
el
romano
Marco
Vitruvio
Polión
en
el
siglo
I
a.
C.
–y
retomada
en
un
estudio
más
actual
por
Kevin
Perromat
(2010:
34)–
con
la
intención
de
resumir
la
problemá9ca
de
la
apropiación
y
adaptación
de
textos
literarios.
El
presente
estudio
debate
el
vínculo
entre
postmodernidad
literaria
y
plagio.
Dada
la
naturaleza
del
objeto
de
inves9gación,
se
requiere
de
un
marco
teórico
ecléc9co:
se
definirán
algunos
conceptos
básicos,
principalmente
a
par9r
de
las
posturas
de
Gilbert
Ulloa
Brenes
y
Gerard
GeneMe.
A
con9nuación
se
resumirá
la
perspec9va
de
dos
creadores
(Helene
Hegemann
y
Kathy
Acker)
antes
de
observar
las
relaciones
entre
las
nuevas
tecnologías
y
el
plagio.
Finalmente,
habrá
espacio
para
las
conclusiones.
Eclec9cism
is
the
degree
zero
of
contemporary
general
culture:
one
listens
to
reggae,
watches
a
western,
eats
McDonald's
food
for
lunch
and
local
cuisine
for
dinner,
wears
Paris
perfume
in
Tokyo
and
"retro"
clothes
in
Hong
Kong;
knowledge
is
a
maMer
for
TV
games.
(2003:
10)
Cabe
ma9zar
que
existen
dis9ntas
maneras
de
entender
el
eclec9cismos
y
que
la
elegida
por
Lyotard
es
par9cularísima,
aunque
seductora.
La
noción
se
complementa
recordando
que
el
teórico
francés
considera
al
dinero
como
único
elemento
unificador
en
una
época
donde
reina
el
caos
de
iden9dades.
110
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
el
conjunto
de
cambios
sociales,
tecnológicos,
culturales
y
económicos
que,
hacia
la
segunda
mitad
del
siglo
XX,
modificaron
algunos
rasgos
de
la
sociedad
moderna:
por
ejemplo,
en
economía
se
pasó
de
la
economía
liberal
clásica
al
denominado
neoliberalismo,
la
introducción
de
los
medios
de
comunicación
de
masas
(tv
e
internet)
ha
conver9do
al
medio
en
el
gran
legi9mador
del
mensaje,
el
conocimiento
cienPfico
deja
de
estar
anclado
en
grandes
sistemas,
etc.
(2011:
web)
111
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Plagio,
igual
que
postmodernismo,
es
otro
vocablo
dircil
de
delimitar.
Tiene
relación
tanto
con
las
artes
como
con
los
campos
moral
y
jurídico.
En
este
estudio
se
adoptará
una
perspec9va
literaria
y
tradicional,
si
bien
cuando
se
proceda
a
evaluar
a
los
escritores
posmodernos,
será
per9nente
reflexionar
sobre
la
noción
de
derechos
de
autor.
En
relación
con
la
literatura,
“plagio”
aparece
como
sinónimo
de
“robo
literario”
en
Epigramas
del
romano
Marco
Valerio
Marcial,
quien
publicó
en
el
siglo
I
de
nuestra
era.
Sin
embargo,
la
noción
de
“hurto
en
las
letras”
era
muy
anterior,
y
la
anécdota
sobre
Aristófanes
y
el
faraón
Ptolomeo
Filadelfo
es
solo
una
muestra.
Acusaciones
de
ese
9po
–robo
literario-‐
proliferaron
en
la
época
greco-‐romana,
y
se
señalaron
como
imitadores
serviles
a
Terencio,
Plauto
u
Ovidio,
entre
otros
(White,
1965:
5).
Se
diferenciaba
entonces
a
la
imitación
servil
de
la
imitación
como
disciplina
retórica,
pues
esta
úl9ma
defendía
la
emulación
de
modelos
clásicos
como
fuente
de
formación.
Harold
White
recoge
varias
posturas
ejemplarizadoras
de
aquella
época.
Primero,
la
opinión
de
Quin9liano,
quien
afirmaba
que
la
sola
imitación
no
bastaba.
Segundo,
el
parecer
de
Séneca,
según
el
cual
las
mejores
ideas
son
de
propiedad
colec9va,
pero
la
obligación
del
autor
era
incrementar
lo
que
había
heredado;
para
ello
recurría
a
la
metáfora
de
la
abeja,
la
cual
toma
néctar
de
dis9ntas
flores
antes
de
hacer
su
miel.
Isócrates,
por
su
parte,
creía
innecesario
buscar
temas
jamás
tratados,
aconsejaba
enfocarse
en
las
viejas
historias
y
volverlas
diferentes.
Se
rescata
asimismo
en
esa
línea
la
opinión
de
Horacio,
tradicionalista
también,
quien
prefería
volver
obra
teatral
la
Ilíada
antes
que
arriesgarse
a
abordar
un
tema
desconocido.
Estos
úl9mos
pareceres
están
en
relación
con
lo
que
se
daba
en
llamar
“la
perversión”.
Según
nos
recuerda
White
(1965:
16-‐17),
la
“perversión”
es
una
postura
adoptada
por
aprendices
que
se
negaban
a
imitar
exclusivamente
a
los
mejores
autores
y
sus
mejores
obras.
Esta
ac9tud,
junto
al
“secre9smo”
(que
significaba
ocultar
las
fuentes),
la
copia
servil
y
la
superficialidad
eran
condenados
por
autores
de
la
talla
de
los
mismos
Séneca,
Horacio
y
Quin9liano.
112
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Se
ha
procedido
a
una
pequeña
recapitulación
del
plagio
desde
el
Mundo
An9guo
como
paso
previo
a
una
definición
opera9va
del
plagio
a
par9r
de
la
tradición.
Contrario
a
lo
que
podría
creerse,
el
plagio
no
es
un
término
que
nace
con
los
derechos
de
autor
en
el
siglo
XVIII.
Tampoco
es
válido
confundir
imitación
con
plagio.
La
definición
será
encarada
posteriormente
con
el
entendimiento
o
los
entendimientos
que
se
9ene
de
robo
literario
a
par9r
del
postmodernismo.
Definimos
entonces
el
plagio,
desde
la
tradición,
como
la
presencia
de
un
texto
en
otro
y
la
intención
de
ocultamiento
de
una
fuente.
En
este
aspecto,
por
ejemplo,
estamos
de
acuerdo
con
la
propuesta
de
Gerard
GeneMe
(1989:
10)
recogida
en
Palimpsestos.
Sin
embargo,
el
concepto
merece
ampliarse.
El
plagio
es
la
repe9ción
en
un
escrito
de
elementos
con
caracterís9cas
específicas
que
no
están
asimilados,
lo
que
implica
la
inexistencia
de
un
cambio
de
sen9do
con
respecto
al
original.
Por
su
tratamiento,
esos
mismos
elementos
levantan
la
sospecha
de
una
copia
y
no
puede
ser
confundido
con
cualquier
otra
noción
canónica
(imitación,
secuela,
entre
otras)
dentro
de
la
tradición
literaria.
Julie
Sanders
(2006:
34),
teórica
enfocada
en
préstamos
postmodernos,
cues9ona
cierta
postura
academicista
donde
las
alusiones
de
Shakespeare
a
los
autores
clásicos
(Ovidio,
Plutarco,
etc.)
son
consideradas
como
una
prác9ca
legí9ma
mientras
que
el
ejercicio
intertextual
a
creadores
contemporáneos
ingresa
en
el
terreno
del
plagio.
Estas
mismas
opiniones
en
la
An9gua
Roma
habrían
sido
consideradas
de
“perversión”.
Sin
embargo,
pragmá9camente,
resultan
más
ú9les
las
alusiones
a
las
obras
clásicas:
el
vínculo
textual
se
en9ende
con
facilidad.
Mas
si
dicho
vínculo
apuntase
a
obras
menos
conocidas,
la
solución
reposa
en
elementos
paratextuales:
menciones
en
las
notas
al
lector,
prólogos,
epígrafes,
etc.
Justamente,
en
la
prác9ca
de
este
hábito
difieren
algunos
creadores
postmodernistas.
113
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
We
live
in
a
world
in
which
simula9on
is
all-‐important
–in
which
real
objects
are
replaced
by
their
copies
and
in
which
culture
has
to
be
seen
as
an
assemble
of
texts,
all
of
which
are
intertextually
related
to
one
another
and
gain
their
meaning
from
the
connec9on
to
other
texts
that
preceded
them.
(2003:
ix)
En
la
misma
línea
Asa
Berger
interpreta
que
el
obje9vo
de
la
intertextualidad
es
debilitar
la
supuesta
importancia
de
la
llamada
originalidad
(2003:
viii-‐x).
Podemos
resumir
ese
sen9r
posmoderno
desde
Julie
Sanders
(2006:
34),
la
cual
apunta
que
la
originalidad
no
es
un
concepto
de
interés
cuando
la
producción
arPs9ca
actual
se
basa
en
el
bricolaje
de
elementos
y
en
los
préstamos.
Sanders
ha
reflexionado
sobre
las
dis9ntas
clases
de
versiones
y
la
diferenciación
entre
apropiar
y
adaptar.
En
ocasiones
se
centra
directamente
en
la
discusión
postmoderna:
On
what
grounds,
a‡er
all,
could
such
a
judgement
(“good”
or
“bad”
adapta9ons)
be
made?
Fidelity
to
the
original?
[…]
it
is
usually
at
the
very
point
of
infidelity
that
the
most
crea9ve
acts
of
adapta9on
and
appropria9on
take
place.
(Sanders,
2006:
20)
Es
dircil
estar
en
desacuerdo
con
Sanders.
Al
mismo
9empo,
teóricos
como
GeneMe
argumentarían
que
justamente
este
9po
de
trasgresiones
(“las
versiones
infieles
del
original”)
ejecutan
un
cambio
en
el
nuevo
texto,
un
cambio
que
teóricamente
se
reflejaría
en
el
nivel
semán9co.
Aseverar
la
presencia
de
una
relación
entre
cambio
semán9co
y
de
plagio,
desde
el
punto
de
vista
tradicional,
parece
contradictorio.
En
principio,
lo
es.
Sin
embargo,
podría
ocurrir
que
el
plagio
se
produjera
no
a
través
de
una
copia
completa
y
literal,
sino
parcial:
la
apropiación
de
párrafos
o
elementos
considerados
sustanciales,
además
del
ocultamiento
de
la
fuente
–de
vital
importancia
desde
el
punto
de
vista
canónico–.
Pas9che,
by
its
very
nature,
draws
upon
the
past,
cannibalizing
whatever
it
can.
You
can
see
this
par9cularly
well
in
architecture,
where
a
postmodernist
building
may
have
a
number
of
different
architectural
styles
all
mixed
together
[...]
A
pas9che
is,
for
our
purposes,
a
literary
work
made
114
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
up
of
selec9ons
from
other
works.
In
the
visual
arts,
pas9ches
are
called
collages.
(Asa
Berger,
2003:
5)
Un
pas?che
se
define,
en
el
Diccionario
de
la
Real
Academia
Española,
como
sinónimo
de
plagio.
Sin
embargo,
cabría
ma9zar
que
teóricos
como
el
mismo
GeneMe
no
encuentran
en
el
pas9che
literario
un
robo
sino
un
9po
de
imitación
es9lís9ca,
esto
es,
el
texto
nuevo
ha
sufrido
una
transformación.
Señala,
incluso,
par9cularidades
norma9vas:
Un
texto
sólo
podría
funcionar
plenamente
como
un
pas9che
cuando
hubiese
establecido,
entre
el
autor
y
el
público,
el
“contrato
de
pas9che”
que
sella
la
co-‐presencia
cualificada,
en
algún
lugar
y
bajo
alguna
forma,
del
nombre
del
que
hace
el
pas9che
y
del
que
es
objeto
del
pas9che:
aquí,
X
imita
a
Y.
(GeneMe,
1989:
156-‐157)
La
formalidad
que
no
cumplen
ciertos
autores
postmodernistas
podrían
volver
a
sus
creaciones
plagios
desde
una
perspec9va
tradicional
–perspec9va
a
la
cual
GeneMe
se
adscribe-‐.
Nuevamente,
la
excepción
la
encontramos
en
los
textos
ampliamente
difundidos.
Por
ejemplo,
el
inicio
de
la
novela
Copyright:
plagios
literarios
y
poder
polí?co
al
desnudo,
de
Jorge
Maronna
y
Luis
María
PesceŠ,
ciertamente
no
necesita
de
referencias
paratextuales.
El
contrato
intertextual
es
tácito:
Anne
Sheppard
(1987:
12)
recuerda
que
entender
las
convenciones
juega
un
papel
fundamental
en
nuestra
comprensión
del
arte.
Podríamos
especular
con
la
posibilidad
de
que
el
plagio
se
haya
vuelto
un
9po
de
convención
extendida
dentro
de
la
esté9ca
postmoderna.
Sin
embargo,
es
asimismo
probable
que
sus
propios
creadores
confundan
plagio
con
formas
canónicas
de
apropiación.
O
que
sus
definiciones
de
plagio,
originalidad
y
auten9cidad
no
sean
tan
convencionales
como
suponen.
Los
casos
de
las
escritoras
Helene
Hegemann
y
Kahty
Acker
apuntan
en
esa
dirección.
115
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Helene
Hegemann
fue
acusada
de
plagio
porque
su
obra
Axolotl
Roadkill
(2010)
copiaba,
sin
molestarse
en
mostrar
la
fuente
de
su
préstamo,
párrafos
literales
de
Strobo
(2009),
un
texto
ajeno
escrito
bajo
el
seudónimo
de
Airen.
Hegemann
en
su
defensa,
señaló:
“There’s
no
such
thing
as
originality
anyway,
just
authen9city”
(Kulish,
2010:
web).
Recordemos
que
la
conciencia
esté9ca
posmoderna,
de
acuerdo
a
Cashmore
y
Rojek
(cit.
en
Asa
Berger,
2003:
ix),
y
respaldados
por
Sanders
(2006:
34)
y
Asa
Berger
(2003:
ix),
no
busca
la
originalidad
porque
esta
es
una
mera
ilusión.
Sin
embargo,
resulta
dircil
descubrir
de
qué
manera
la
auten9cidad
debe
diferenciarse
de
la
forma
en
que
los
an9guos
retóricos
comprendían
la
originalidad.
Esto
es,
la
aceptación
de
la
influencia
y
la
asimilación
de
elementos
existentes.
Quizás,
justamente,
en
el
hecho
de
que
no
existe
asimilación.
El
caso
de
Hegemann
incen9vó
el
debate
sobre
los
límites
del
préstamo
literario
y
la
respuesta
no
ha
sido
necesariamente
de
tolerancia
hacia
lo
que
parte
de
la
prensa
dio
en
llamar
“la
generación
del
copy-‐paste”
(Bergmo,
Tonje
y
Knut
Hoem,
2010:
web).
En
un
comunicado
firmado
entre
otros
ilustres
escritores
por
Christa
Wolf
y
el
premio
nobel
Günter
Grass,
y
que
los
medios
de
comunicación
alemanes
interpretaron
como
una
alusión
a
Hegemann,
se
apunta
que
“si
el
plagio
es
considerado
digno
de
alabanza,
y
el
robo
y
la
falsificación
son
vistos
como
arte,
esto
implicaría
la
aceptación
de
textos
ilegí9mos
por
parte
de
la
industria
del
libro”
(2010;
traducción
propia).
Hegemann
se
vio
obligada
a
pedir
disculpas
por
no
ser
más
clara
en
el
uso
de
sus
fuentes,
prome9endo
que
en
las
próximas
ediciones
su
libro
incluirá
una
mención
explícita
a
Airen
(Kulish,
2010:
web).
Al
mismo
9empo,
se
negó
a
admi9r
que
su
planteamiento
arPs9co
fuera
un
plagio.
Como
se
aprecia,
el
plagio
luce
cercano
y
alejado
de
la
convención
postmoderna.
Hegemann
reniega
de
la
originalidad,
pero
se
rehusa
a
catalogar
su
propia
obra
como
hurto
literario.
Ocurre
lo
mismo
con
la
novelista
Kathy
Acker.
Sobre
ella,
estudiosos
de
literatura
postmoderna
como
Victoria
de
Zwaan
no
dudan
en
encasillar
parte
de
su
obra
como
de
plagio:
“Both
Pynchon
and
Acker
weave
together
material
from
other
texts,
without
always
signaling
to
us
what
they
are,
where
they
come
from,
or
even
that
they
are
li‡ed
out
of
another
text.
This
is
precisely
what
we
call
plagiarism”
(2002:
14).
La
afirmación
de
De
Zwaan
sobre
hurto
literario
se
acerca
a
la
propuesta
tradicional:
copia
sustancial
del
original
y
ocultamiento
de
la
fuente.
116
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Sin
embargo,
al
clarificar
los
procesos
de
los
supuestos
plagios
de
Acker,
De
Zwaan
se
acerca
más
a
la
intertextualidad
que
al
plagio
en
sí:
This
is
similar
to
Acker’s
approach
to
plagiarism
in
Blood
and
Guts
in
High
School
and
Don
Quixote,
where
narra9ves
are
placed
into
modern
seŠngs
with
ironic,
parodic,
and
diverse
effects.
They
are
signalled
as
“other
texts”.
(2002:
131)
La
paradoja
es
evidente.
Si
no
solo
se
señala
la
fuente
del
préstamo,
sino
que
adicionalmente
el
texto
original
ha
sufrido
un
cambio
(se
ha
vuelto
irónico
o
paródico),
¿puede
realmente
e9quetarse
el
trabajo
de
Acker
como
‘plagio’?
Su
naturaleza
compleja
en
el
arte
contemporáneo
hace
que
el
término
se
confunda
excesivamente
con
el
de
intertextualidad.
E
incluso
con
la
noción
de
derechos
de
autor.
La
propia
Kathy
Acker
se
refiere
en
una
entrevista
a
la
transformación
de
un
texto
cuando
alude
a
su
propio
proceso
crea9vo:
“If
I
had
to
be
totally
honest
I
would
say
that
what
I’m
doing
is
a
breach
of
copyright
–it’s
not,
because
I
change
words–
but
so
what?”
(DeMmar,
1999:
106).
Es
obvio
que
Acker
puede
ser
intertextual.
Su
obra
Don
Quixote:
which
was
a
dream
(1986)
pertenece
a
una
larga
tradición
de
reescrituras
y
prolongaciones
de
la
novela
de
Cervantes.
Y
en
estricto,
Acker,
igual
que
Hegemann,
también
toma
distancia
del
hurto
literario.
En
su
momento
la
autora
ha
apuntado
que
su
técnica
no
9ene
vínculo
con
el
plagio,
al
cual
considera
un
acto
de
cobardía
(105).
Por
extensión,
sería
arriesgado
suponer
que
los
autores
experimentales
de
los
úl9mos
años
se
inclinan
en
su
mayoría
al
ocultamiento
intertextual.
El
respeto
a
la
tradición
y
al
trabajo
intelectual
conspiran
contra
posturas
postmodernas
que
siguen
la
línea
del
préstamo
sin
mención
a
la
fuente.
Ambas
autoras
eluden
la
reivindicación
directa
del
robo
literario,
es
más:
intentan
alejar
de
sus
obras
la
sensación
de
mala
fe.
En
cambio,
enfocan
el
problema
en
conceptos
vagos
que
se
enlazan
en
una
nueva
manera
de
producir
literatura:
la
auten9cidad,
según
Hegemann;
la
apropiación,
según
Acker.
Sabemos
que
el
posmodernismo,
tal
y
como
nos
lo
recuerda
Richard
Appignanesi,
es
u9lizado
en
ocasiones
como
un
derivado
del
“modernismo”.
En
ese
caso,
no
deberíamos
pasar
por
alto
el
impacto
que
tuvo
la
nueva
tecnología
en
la
modernidad.
No
solamente
los
nuevos
materiales
y
medios
de
transporte
que
revolucionaron
la
sociedad
de
finales
del
siglo
XIX
e
inicios
del
XX.
117
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Nos
referimos,
ante
todo,
a
los
nuevos
medios
de
comunicación:
el
teléfono,
el
cine,
la
fotograra,
etc.
Si
trazamos
una
línea
paralela
con
la
posmodernidad,
vale
la
pena
reflexionar
en
el
papel
del
internet
como
espacio
de
creación
y
su
vínculo
con
el
plagio.
Para
empezar,
resulta
indudable
que
la
noción
de
autoría
se
ha
enriquecido.
Rebecca
Moore
Howard
(1999:
127)
apunta
a
que
las
computadoras
destruyen
la
idea
de
un
solo
literato
como
el
creador
de
trabajos
únicos
y
originales.
Apoya
la
creencia,
bastante
extendida
por
cierto,
de
que
la
información
electrónica
se
resiste
a
tener
dueño.
Dado
que
el
internet
indudablemente
ha
favorecido
la
proliferación
de
trabajos
colec9vos,
procedemos
a
poner
a
prueba
esos
límites
con
tres
conceptos
actuales
catalogados
por
Kevin
Perromat
y
Cris9na
Quintana
Déniz:
ficción
interac9va,
fanzine
y
fan-‐ficción.
Ficción
InteracCva:
Modalidad
ficcional
que
permite
la
interacción
entre
varios
lectores-‐autores,
a
traves
[sic]
de
soportes
como
Internet,
u
otras
redes
de
intercambio
textuales.
La
producción
textual
resultante
adquiere,
por
consiguiente,
el
estatus
de
obra
de
creación
colec9va,
cuyos
derechos
de
autor
se
reparten
de
forma
solidaria
entre
todos
los
coautores,
y,
por
lo
tanto,
está
sujeta
sin
lugar
a
dudas
a
la
protección
de
su
Propiedad
Intelectual
(s.f:
web)
Recalcamos
el
énfasis
que
Perromat
y
Quintana
Déniz
han
puesto
en
la
idea
de
los
derechos
de
autor.
Nuestro
obje9vo
no
es
inmiscuirnos
en
la
terminología
legal,
opinión
que
Moore
Howard
no
comparte
en
su
estudio.
Y
es
que
vivimos
la
segunda
revolución
tras
la
era
Gutenberg,
o
como
dice
Kernan:
“The
concept
of
copyright
could
appear
only
in
a
print
society,
since
in
oral
and
even
manuscript
cultures,
texts
never
stabilize
sufficiently
to
become
an
objec9ve
property”
(1990:
109).
En
principio,
Moore
Howard
parece
especialmente
interesada
en
la
posibilidad
de
un
acceso
libre
a
la
información.
Al
respecto,
evaluemos
dos
términos
más
que,
si
bien
tuvieron
como
padres
de
nacimiento
al
papel
y
la
fotocopiadora,
ahora
se
encuentran
estrechamente
vinculados
a
la
producción
electrónica:
Fanzine:
[de
fan
y
magazine]:
Revista
[…]
donde
en
ocasiones
se
insertan
producciones
fanficcionales
donde
los
fans
se
apropian
de
los
personajes
y
del
mundo
(marco)
narra9vo
de
obras
de
éxito.
Fan-‐ficción:
Ficción
[…].
Su
interés
literario
radica
en
el
hecho
de
que
los
"faná9cos"
suelen
dar
el
paso
que
separa
la
mera
recepción
de
la
construcción
ac9va
y
coopera9va
de
la
ficción,
añadiendo
materiales
de
su
propia
cosecha;
creando,
por
ejemplo,
tramas
alterna9vas,
y
llegan
118
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
incluso
a
"corregir"
los
"errores"
de
los
guionistas
o
escritores
oficiales
(9tulares
de
los
derechos
de
autor)
(Perromat
y
Quintana,
s.f:
web)
Se
puede
comprobar
que
la
potencial
problemá9ca
que
estas
prác9cas
enfrentan
9ene
relación
con
los
derechos
de
autor
(el
plagio
en
las
leyes)
y
no
con
el
plagio
literario.
Desde
el
punto
de
vista
tradicional,
rescribir
una
obra
es
una
prác9ca
completamente
legí9ma
y
no
es
un
invento
esté9co
de
la
modernidad
o
la
posmodernidad.
La
Celes?na,
publicada
en
1499
por
Fernando
de
Rojas,
tuvo
múl9ples
imitaciones,
hasta
tal
punto
que
dio
surgimiento
el
llamado
género
celes9nesco.
Lo
mismo
ocurrió
con
Los
siete
libros
de
Diana,
de
Jorge
de
Montemayor,
publicada
en
el
s.
XVI
y
de
enorme
fama
entre
sus
contemporáneos.
Tanta,
que
hasta
1635
se
contabilizaban
casi
una
veintena
de
novelas
pastoriles
derivadas
de
ella.
En
ningún
caso,
los
nuevos
autores
trataban
de
hacerse
pasar
como
los
creadores
del
trabajo
de
Rojas
o
De
Montemayor
ni
ocultaban
la
fuente
en
sus
secuelas.
Al
mismo
9empo,
la
preocupación
tácita
de
Moore
Howard
sobre
derechos
de
autor
puede
llevar
a
una
confusión
sobre
el
plagio.
Es
verdad
que
el
internet
ayuda
a
una
mayor
difusión
de
textos,
pero
eso
no
conlleva
necesariamente
a
un
aumento
de
la
flexibilización
en
la
figura
de
autor
como
dueño
y
responsable
de
su
discurso.
Incluso
desde
el
punto
de
vista
jurídico,
los
textos
publicados
en
documentos
electrónicos
man9enen
protección.
Y
aunque
el
internet
facilite
el
calco
exacto
(el
tan
mentado
copy
&
paste),
a
la
par
ofrece
herramientas
para
la
detección
de
esas
mismas
copias
literales.
Enfocada
en
el
punto
de
vista
esté9co,
Andrea
Aus9n
hace
apuntes
sobre
las
creaciones
de
la
generación
copy
&
paste
en
internet.
Indirectamente
se
interesa
en
la
ciberliteratura:
obras
literarias
que
toman
en
consideración
el
formato
digital.
Asa
Berger
(2003:
89)
señala
los
resultados
del
estudio
de
Aus9n:
el
pas9che
en
la
red
normalmente
funciona
como
un
ensamblaje
de
pequeños
fragmentos
de
otros
textos
conseguidos
aquí
y
allá.
Sin
embargo,
el
estudio
también
concluye
que
en
los
úl9mos
años
esta
prác9ca
postmoderna
ha
devaluado
el
valor
del
pas9che
tradicional.
Desde
luego,
nos
encontramos
en
otro
campo
de
batalla
en
torno
a
un
término.
¿Qué
es
finalmente
el
pas9che?
Recordemos
la
opinión
de
GeneMe,
que
desvincula
a
dicha
prác9ca
del
plagio
o
la
copia
literal.
Las
conclusiones
del
estudio
de
Aus9n
no
dejan
de
resultar
sugerentes.
119
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Como
ejemplo
de
ciberliteratura
valdría
profundizar
en
uno
de
los
fenómenos
que
Kevin
Perromat
denomina
“literatura
transformacional”
y
que
encuentra
en
la
red
un
excelente
caldo
de
cul9vo.
El
Pirateo
de
soZware
o
La
máquina
de
hacer
poesías,
propuesta
desarrollada
por
José
Manuel
Gimeno,
entra
en
la
9pología
del
uso
de
internet
en
la
autoría
colec9va.
El
mismo
Gimeno
lo
define
como
una
prác9ca
de
plagio
a
traves
de
la
informá9ca.
Estas
son
las
reglas:
Manuel
Gimeno
echa
mano
de
un
poema
conocido
para
ejemplificar
su
proceso
de
creación.
Cito
a
con9nuación
fragmentos
de
su
modelo.
Primero,
se
copia
la
poesía
en
un
traductor
automá9co:
El
uso
de
un
poema
conocido
nos
da
mayores
posibilidades
de
comparar
un
resultado
final
con
algún
9po
de
intertextualidad
que,
según
GeneMe,
pueden
incluir
la
alusión
o
el
plagio.
Asimismo,
es
posible
rastrear
algún
9po
de
hipertextualidad
geneŠana
(la
presencia
masiva
de
un
texto
A
en
un
texto
B).
Pasamos
al
segundo
paso,
que
es
traducir
con
dicho
programa
la
poesía
al
inglés:
120
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
El
nuevo
texto
aparece
con
problemas
propios
de
un
programa
de
traducción,
incluso
con
las
opciones
a
elegir
(ya
sea
its,
her
o
afresh
o
again).
La
traducción
en
sí
es
un
9po
de
transformación
directa,
según
GeneMe
(1989:
56-‐57),
en
donde
se
produce
un
cambio
de
códigos
lingüís9cos.
Sin
embargo,
si
este
fuese
el
final
del
proceso
crea9vo,
la
traducción
debería
mostrar
su
condición
como
tal.
Ahora
se
procede
al
paso
tercero,
que
es
traducir
nuevamente
el
poema,
esta
vez
del
inglés
al
español:
La
similitud
con
el
poema
original
de
Bécquer
entra
en
discusión
abierta.
Gimeno,
sin
embargo,
insiste
en
que
el
texto
debe
retocarse,
en
lo
que
consideraríamos
un
9po
de
transformación,
denominada
específicamente
por
GeneMe
una
transposición
formal,
ya
sea
por
ampliación,
reducción
o
sus9tución
de
elementos
del
texto.
Entonces,
se
modifica
el
resultado
obtenido:
121
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
¿Es
el
resultado
final
un
plagio,
tal
y
como
el
mismo
Gimeno
lo
supone?
La
primera
pregunta
es
si
semán9camente
se
trata
de
un
poema
que
depende
de
Bécquer,
si
la
respuesta
es
posi9va,
el
segundo
paso
buscaría
las
caracterís9cas
de
la
copresencia
textual.
Pero
esta
evaluación
es
innecesaria.
El
poema
no
puede
ser
un
plagio
porque
su
autor
(Gimeno)
ha
escrito
el
nombre
de
Bécquer
junto
al
suyo.
No
se
oculta
la
fuente.
Mas
otras
preguntas
surgen.
¿No
debería
incluirse
una
indicación
de
que
Google
Translator
<hMp://translate.google.com/>
forma
parte
de
la
autoría
de
este
poema?
Andrea
Aus9n
afirmaba,
en
su
momento,
que
el
pas9che
en
internet
comienza
a
ganarse
mala
fama.
Eso
probablemente
se
deba
a
que
“copiar
y
pegar”
no
9ene
tanta
relación
con
el
trabajo
intelectual,
tal
y
como
tradicionalmente
se
concibe.
Tiene
más
relación
con
el
trabajo
manual,
mecánico,
prác9ca
a
la
que
el
plagio
se
adscribe.
Cierto
aspecto
peculiar
que
notamos
en
este
poema
9ende
a
popularizarse
entre
los
escritores
en
internet:
se
vuelven
autores-‐editores.
Esta
equivalencia
parece
encontrar
parangón
en
el
arte
pictórico
postmoderno,
donde
el
creador
se
vuelve
curador.
La
úl9ma
alusión
no
es
casual.
Las
dis9ntas
artes
pueden
corresponderse.
En
efecto,
el
préstamo
y
la
apropiación
pueden
pasar
desde
la
obra
literaria
a
otra
manifestación
arPs9ca.
De
la
literatura
al
cine,
o
viceversa.
En
esos
casos,
el
término
intertextualidad
requeriría
ampliar
la
noción
de
texto
hacia
ámbitos
no
literarios
(como
lo
hace,
por
ejemplo,
Yuri
Lotman).
Gerard
GeneMe
(1989:
478-‐88),
por
su
parte,
aunque
no
se
atreve
a
u9lizar
el
vocablo
texto
cuando
se
refiere
al
mundo
pictórico
o
audiovisual,
cree
firmemente
en
la
correspondencia
entre
las
artes,
y
menciona
la
adaptación
de
la
novela
de
Joseph
Conrad
El
corazón
de
las
?nieblas,
escrita
a
finales
del
s.
XIX
con
todo
su
122
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
colonialismo
europeo
de
fondo,
con
la
película
Apocalypse
now,
de
Francis
Ford
Coppola,
enmarcada
en
la
Guerra
de
Vietnam.
GeneMe
también
cree
en
la
prác9ca
de
la
apropiación
dentro
del
mismo
género
audiovisual,
sin
necesidad
de
interponer
un
texto
literario,
y
recurre
como
ejemplo
a
la
película
Casablanca
(1942)
y
su
lazo
con
la
comedia
Play
it
again,
Sam
(1972)
de
Woody
Allen.
Estos
intercambios
son
tan
complejos
que
ameritan
un
estudio
aparte.
Sin
embargo,
en
cuanto
a
la
correspondencia
entre
artes,
y
específicamente
en
el
vínculo
entre
películas
y
literatura,
más
que
la
teoría
de
Gerard
GeneMe
es
la
aproximación
de
Julie
Sanders
la
que
brinda
una
atención
profunda
a
este
fenómeno.
4. Conclusiones
Los
modos
de
colaboración
e
imitación
que
nos
muestran
conceptos
como
ficción
interac?va,
fan-‐ficción
y
fanzine
encuentran
equivalentes
en
el
papel
y
9enen
la
venia
de
la
tradición.
Las
123
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
prác9cas
de
autoría
colec9va,
aunque
se
potencian
con
las
nuevas
tecnologías
como
el
internet,
no
parecen
amenazar
cierta
estabilidad
que
el
concepto
plagio
ha
tenido
desde
su
nacimiento:
esto
es,
su
dejo
nega9vo
vinculado
a
la
mala
intención,
al
“secre9smo”.
La
aceptación
del
plagio
en
un
futuro
a
corto
plazo
parece
muy
poco
probable.
El
plagio
atenta
contra
principios
tradicionales
y
aunque
muchas
tendencias
se
esfuerzan
permanentemente
por
redefinir
determinadas
nociones,
otros
conceptos
son
menos
proclives
al
cambio.
No
luce
previsible
que
la
carga
nega9va
que
acompaña
al
término
varíe
a
corto
plazo,
ante
todo
porque
aún
importa
el
capital
simbólico
del
autor:
los
lectores
colaboran
con
la
creación
de
ese
capital
y
con
la
aceptación
o
no
de
nuevas
convenciones.
El
presente
arPculo
comenzó
con
una
anécdota
de
Marco
Vitruvio
Polión
sobre
Aristófanes
el
Gramá9co.
Para
finalizar,
nada
mejor
que
otra
historia
reseñada
por
el
mismo
Marco
Vitruvio
y
mencionada
asimismo
por
Perromat
(2010:
36-‐37),
pero
que
ahora
nos
ejemplifica,
justamente,
la
importancia
de
la
tradición
y
el
capital
simbólico
de
los
escritores.
Un
conocido
crí9co
y
gramá9co
griego,
Zoilo,
vivía
y
trabajaba
en
Egipto
en
la
época
del
faraón
Ptolomeo
I
Sóter,
fundador
de
la
biblioteca
de
Alejandría.
Zoilo
se
atrevió
a
cri9car
a
Homero,
un
autor
sagrado
no
solo
para
los
sabios
de
su
9empo,
sino
también
para
el
mismo
faraón,
griego
de
origen.
Ptolomeo
I
Soter
ordenó
su
ejecución.
Los
detalles
son
oscuros,
no
se
conoce
con
certeza
si
fue
crucificado,
lapidado
o
quemado
vivo,
pero
Zoilo
murió
acusado
de
“parricidio”:
nadie
podía
cri9car
a
Homero.
Éste
era,
al
fin
y
al
cabo,
el
padre
de
los
autores
griegos.
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P s i c o l o g i a ,
c u l t u r a ,
s o c i e d a d
y
e d u c a c i ó n .
< h M p : / /
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127
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
ABSTRACT:
This
ar7cle
raises
some
issues
regarding
symbolic
prac7ces,
understood
as
devices.
The
approach
to
these
ways
of
doing
is
set
from
the
understanding
of
the
term
"device"
beyond
the
"electronic
devices"
als
structures
of
power,
knowledge
and
control.
The
text
begins
with
a
reflec7on
on
the
term
"device"
from
philosophical
interpreta7ons
from
Michel
Foucault
to
Jean-‐Louis
DéoXe,
to
Gilles
Deleuze
and
Giorgio
Agamben.
The
ques7ons
are
approached
through
contemporary
examples
of
current
symbolic
prac7ces,
in
which
we
include
both
ar7s7c
and
media
tac7cs
procedures.
We
dis7nguish
five
issues:
The
vital
process
documenta7on
(documenta7on
devices),
the
expressive
possibili7es
of
the
media
devices
(intona7on
devices),
the
means
of
conveyance
network
(distribu7on
devices),
transforma7ons
around
the
idea
of
crea7vity
in
mass
produc7on
(resistance
devices)
and
ac7ve
modes
of
diversion
that
seem
to
invite
the
rapid
exchange
of
signs
that
occurs
(diversion
devices).
RESUMEN:
Este
arjculo
plantea
algunas
problemá7cas
en
relación
con
las
prác7cas
simbólicas,
entendidas
como
disposi7vos.
El
acercamiento
a
estos
modos
de
hacer
se
establece
desde
el
entendimiento
del
término
"disposi7vo"
más
allá
de
los
"devices"
electrónicos,
como
estructuras
de
poder,
de
saber
y
de
control.
El
texto
inicia
con
una
reflexión
alrededor
del
término
“disposi7vo”
a
par7r
de
las
interpretaciones
filosóficas
que
se
han
ido
sucediendo
desde
Michel
Foucault
hasta
Jean-‐
Louis
DéoXe,
pasando
por
Gilles
Deleuze
o
Giorgio
Agamben.
Las
problemá7cas
son
abordadas
través
de
ejemplos
contemporáneos
de
prác7cas
simbólicas
actuales,
en
las
que
englobamos
tanto
procedimientos
arjs7cos
como
tác7cas
mediá7cas.
Se
dis7nguen
cinco
cues7ones:
la
documentación
de
procesos
vitales
(disposi7vos
de
documentación),
las
posibilidades
expresivas
de
los
medios
de
comunicación
(disposi7vos
de
entonación),
las
formas
de
difusión
en
red
(disposi7vos
de
distribución),
las
transformaciones
en
torno
a
la
idea
de
crea7vidad
en
la
producción
masiva
(disposi7vos
de
resistencia)
y
los
modos
ac7vos
de
desvío
al
que
parecen
invitar
el
acelerado
intercambio
de
signos
que
acontece
(disposi7vos
de
desvío).
____________________________
Los
disposi9vos
que
vemos
y
podemos
iden9ficar
son
aparatos
electrónicos,
rsicos,
móviles
y
digitales,
que
9enen
botones
(cada
vez
menos)
y
están
llenos
de
"puertos"
de
entrada
y
salida
128
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
que
los
conectan
con
otros
disposi9vos
(cada
vez
más) 1.
Estos
gadgets
se
vinculan
entre
ellos
a
través
de
antenas,
cables
y
sistemas
inalámbricos
wi-‐fi
que
los
conectan,
estén
donde
estén,
a
las
redes
sociales.
Al
igual
que
las
ondas
de
trasmisión
que
emiten,
estos
aparatos
implican
disposi9vos
que
no
vemos
pero
que
sí
podemos
iden9ficar:
programaciones,
protocolos
de
actuación,
códigos
y
una
composición
específica
de
materiales
minúsculos
encerrados
al
vacío
dentro
de
las
entrañas
del
aparato.
Pero
además
de
estos
disposi9vos
que
iden9ficamos
como
aparatos
electrónicos,
podemos
pensar
en
otros
disposi9vos
más
complejos
de
iden9ficar
e
interpretar,
se
trata
de
disposi9vos
no
tanto
invisibles
como
invisibilizados
formados
de
interrelaciones
múl9ples
de
individuos
y
colec9vidades.
Acercarnos
a
este
9po
de
disposi9vos
implica
desnaturalizar
los
procesos
que
generan,
desde
un
análisis
filosófico,
presente
fundamentalmente
en
el
discurso
entre
pensadores
franceses
contemporáneos,
el
concepto
de
disposi9vo
se
ha
vuelto
un
término
tan
importante
como
complejo.
Para
Michel
Foucault,
el
término
“disposi9vo”
fue
central
en
el
desarrollo
de
dos
de
sus
obras
más
representa9vas:
Vigilar
y
cas?gar,
escrita
en
1975
y
el
primer
volumen
de
la
Historia
de
la
sexualidad,
acabado
en
1976
en
las
que
el
concepto
es
u9lizado
estratégicamente
para
hacer
comprensible
las
tensiones
e
interrelaciones
que
se
establecen
entre
el
sujeto,
el
poder
y
el
saber.
Se
puede
decir
que
Foucault
no
sólo
introdujo
la
cues9ón
de
los
disposi9vos
en
las
preocupaciones
sobre
el
poder
y
los
procesos
de
subje9vación,
sino
que
también
abrió
con
ello,
todo
un
campo
de
discusión
que
siguiendo
a
Deleuze,
podríamos
denominar
como
"filosora
del
disposi9vo"
(1990:
158).
Deleuze
define
el
concepto
de
"disposi9vo"
en
un
libro
dedicado
a
su
amigo
Michel
Foucault,
como
"máquinas
para
hacer
ver
y
hacer
hablar"
(1990:
155)
trasladando
la
problemá9ca
definitoria
alrededor
del
concepto
"disposi9vo"
a
una
definición
igualmente
compleja
de
su
concepto
de
"máquina".
Deleuze
aporta
no
sólo
la
noción
de
"máquina"
a
la
discusión
del
disposi9vo
sino
también
una
metáfora
que
pretende
explicar
las
ideas
de
Foucault
y
las
suyas
propias,
la
imagen
de
un
ovillo
1 Este escrito recoge algunas de las ideas expuestas en una ponencia presentada Seminario Internacional de Arte y
Tecnología
organizado
por
el
Centro
Mul7media,
celebrado
en
el
CENART
el
13
de
sep7embre
de
2012.
Se
basa
también
en
una
organización
de
conceptos
desarrollados
como
materias
para
un
proyecto
de
Maestría
en
Producción
simbólica
al
que
fui
invitada
por
el
Doctor
Ramón
Cabrera
en
el
Ins7tuto
Superior
de
Arte
de
La
Habana.
Considero
que
este
ensayo
representa
un
espacio
de
confluencia
entre
las
inquietudes
sobre
los
modos
de
hacer
en
el
arte
a
principios
del
siglo
XXI
que
planteo
en
el
libro
Poé1cas
de
la
producción
arOs1ca
a
principios
del
siglo
XXI.
Distracción,
desobediencia,
precariedad
e
invertebrados
e
inquietudes
alrededor
de
la
cultura
electrónica
en
el
ámbito
de
los
media.
129
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
A
par9r
de
sus
inves9gaciones
en
base
a
la
dis9nción
entre
la
ontología
de
los
seres
vivos
y
las
sustancias,
Giorgio
Agamben
considera
como
disposi9vo
"cualquier
cosa
que
tenga
de
algún
modo
la
capacidad
de
capturar,
orientar,
determinar,
interceptar,
modelar,
controlar
y
asegurar
los
gestos,
las
conductas,
las
opiniones
y
los
discursos
de
los
seres
vivientes"
(Agamben,
2011:
259),
par9endo
de
Fouacult
y
de
Deleuze,
el
pensador
italiano
vuelve
a
ar9cular
la
cues9ón
del
disposi9vo
describiendo
unos
puntos
definitorios
que
si
bien
no
pueden
considerarse
cerrados,
sí
resultan
al
menos,
numerables:
lingüís9co
y
lo
no-‐lingüís9co,
al
mismo
Ptulo:
discursos,
ins9tuciones,
edificios,
leyes,
medidas
de
policía,
proposiciones
filosóficas,
etc.
El
disposi9vo
en
sí
mismo
es
la
red
que
se
establece
entre
estos
elementos.
130
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
2.
El
disposi9vo
siempre
9ene
una
función
estratégica
concreta
y
siempre
se
inscribe
en
una
relación
de
poder.
3.
Es
algo
general,
un
reseau,
una
"red",
porque
incluye
en
sí
la
episteme,
que
es,
para
Foucault,
aquello
que
en
determinada
sociedad
permite
dis9nguir
lo
que
es
aceptado
como
un
enunciado
cienPfico
de
lo
que
no
es
cienPfico.
(Agamben,
2011:
250)
La
separación
de
la
que
parte
Agamben
entre
los
disposi9vos
y
los
seres
vivos,
entendida
desde
la
preocupación
por
los
disposi9vos
electrónicos,
nos
plantea
un
territorio
de
cues9onamientos
sobre
la
integración
de
los
mismos
en
la
propia
naturaleza
humana.
Se
trata
de
una
cues9ón
bastante
explosiva,
abordada
muy
frecuentemente
desde
posicionamientos
morales
como
por
ejemplo
la
implicación
de
elementos
y
procesos
electrónicos
en
la
vida
biológica
(clonación,
prótesis,
etc.)
o
social
(globalización,
espectacularización,
banalización,
etc.).
En
este
sen9do,
frente
a
quién
pueda
entender
los
disposi9vos
electrónicos
como
en9dades
ajenas
al
ser
vivo,
Agamben
propone
definirlos
como
fenómenos
cons9tuyentes
del
mismo:
El
hecho
es
que,
con
toda
evidencia,
los
disposi9vos
no
son
un
accidente
en
el
que
los
hombres
hayan
caído
por
casualidad,
sino
que
9enen
su
raíz
en
el
mismo
proceso
de
“hominización"
que
ha
hecho
"humanos"
a
los
animales
que
clasificamos
con
la
e9queta
de
homo
sapiens.
(Agamben,
2011:260)
En
este
mismo
sen9do
las
contribuciones
de
Jean-‐Louis
DéoMe
(2012a;
2012b)
a
la
filosora
del
disposi9vo,
nos
llevan
a
considerar
que
las
posibles
dis9nciones
entre
la
"vieja
técnica"
y
las
cosas
naturales
son
muy
dirciles
de
determinar.
DéoMe
considera
que
la
Naturaleza
va
absorbiendo
a
la
técnica,
aunque
reconoce
que
este
hecho
es
algo
enigmá9co,
el
filósofo
piensa
la
técnica
como
una
prolongación
de
la
naturaleza,
o
más
precisamente
como
“una
131
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
obje9vación
de
la
naturaleza”
2 .
Es
importante
señalar
antes
de
nada,
que
DéoMe
no
considera
los
disposi9vos
electrónicos
que
aquí
estamos
tratando
como
objetos
necesariamente
técnicos,
sino
que
interpreta
que
muchos
de
ellos
cons9tuyen
soluciones
falsas
que
ya
no
responden
a
verdaderas
necesidades
sociales.
Al
igual
que
en
el
caso
del
término
“máquina”
de
Deleuze,
Jean-‐Louis
DéoMe
aporta
a
la
discusión
sobre
los
disposi9vos,
su
propia
complejidad
conceptual,
en
este
caso,
introduciendo
el
concepto
par9cular
de
"aparato":
On
considérera
comme
un
appareil
toute
technique
qui
développe
un
jeu
autonome
sur
la
percep9on
et
la
sensibilité
et,
affectant
une
singularité,
la
transforme.
L’affect
est
le
principe
de
la
renversion
du
passif
en
ac9f:
affecté
par
une
rencontre,
le
corps
reconfigure
ses
habitudes,
gestes,
discours.
(DéoMe,
2012b:
web)
A
diferencia
del
disposi9vo,
que
se
planteaba
como
fenómeno
en
el
contexto
de
las
relaciones
entre
sujeto,
poder
y
saber,
el
concepto
"aparato"
sirve
a
DéoMe
para
centrar
la
discusión
en
el
fenómeno
percep9vo
y
esté9co
y
en
las
prác9cas
simbólicas,
inevitablemente
asociadas
a
la
construcción
de
una
temporalidad,
de
una
época.
En
la
concepción
del
"aparato"
que
introduce
DéoMe,
entra
en
juego
la
técnica
como
generadora
del
modo
de
aparecer
de
lo
sensible,
podría
decirse
que
el
"aparato"
cons9tuye
un
fenómeno
y
al
mismo
9empo
un
agente
que
marca
las
divisiones
de
lo
sensible,
que
Jaques
Rancière
ha
desarrollado
en
sus
indagaciones
entre
el
arte
y
la
polí9ca
también
en
relación
a
las
prác9cas
simbólicas.
DéoMe
plantea,
frente
a
la
teoría
ranceriana,
el
protagonismo
del
"aparato",
abriendo
de
este
modo
una
nueva
vía
de
reflexión
sobre
los
disposi9vos
electrónicos
en
la
actualidad,
pues
aunque
no
iden9fique
el
término
aparato
con
los
mismos,
sí
que
centra
la
discusión
en
cómo
los
aparatos
diseñan
una
recepción
de
los
fenómenos
percep9vos
(óp9cos,
tác9les,
etc.)
y
desencadena
unas
formas
de
registro,
de
trazos
que
se
ensamblan
en
dis9ntos
estratos.
Quizás
sea
necesario
recurrir
a
algunos
ejemplos,
para
DéoMe
un
"aparato"
es
el
responsable
de
las
innovaciones
"técnicas"
como
fue
en
el
siglo
XV
el
desarrollo
del
espacio
de
representación
a
través
de
la
perspec9va,
en
ese
espacio
organizado
es
capaz
de
proyectarse
otro
influyente
aparato
como
es
el
sujeto
descar9ano
que
funciona
hasta
nuestros
días
junto
a
otros
aparatos
de
aparición
más
reciente
como
son
"el
museo"
"la
fotograra"
"el
cine"
o
la
"cura
psicoanalí9ca"
(DéoMe,
2012a).
Sin
132
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
entrar
en
explicaciones
de
cada
uno
de
los
"aparatos"
que
iden9fica
y
desarrolla
DéoMe,
sí
resulta
interesante
resaltar,
el
rol
central
de
lo
esté9co
en
esta
inves9gación,
así
como
también
la
propuesta
metodológica
de
no
denominar
el
aparato
"fotograra"
o
"cine"
desde
el
disposi9vo
técnico
que
les
da
cuerpo,
como
es
la
cámara
u
otro
disposi9vo
electrónico,
sino
que
encuadra
el
problema
desde
un
ámbito
mucho
mayor
que
9ene
que
ver
con
innovaciones
técnicas
de
la
mirada,
del
habla,
de
la
escucha,
etc.
Finalmente
se
trata
de
posibilitar
un
acercamiento
al
análisis
de
mecanismos
muchas
veces
invisibles,
que
cons9tuyen
los
horizontes
de
una
acción
o
interacción
determinada.
En
este
sen9do,
puede
destacarse
que
tanto
los
teóricos
de
los
media
(Manovich,
Hansen,
Hutamo,
Winthrop-‐Young,
S9egler
entre
otros),
como
los
asociados
a
los
estudios
visuales
(Mitchell,
Mirzoeff,
Bal
entre
otros)
coinciden
en
sus
propuestas
en
el
propósito
de
desnaturalizar
el
carácter
neutro
de
los
disposi9vos
tecnológicos.
Para
hacer
visibles
las
complejas
y
cambiantes
interrelaciones
que
se
establecen
en
relación
a
los
objetos
electrónicos.
Lev
Manovich
(2006)
propone
dis9nguir
las
capas
cultural
e
informá9ca
para
entender
las
incesantes
transcodificaciones
que
entre
ellas
se
establecen.
Manovich
dis9ngue
por
un
lado
los
modos
de
operación
propios
de
los
aparatos
electrónicos,
como
son
el
proceso,
el
paquete,
la
clasificación,
la
concordancia,
la
función
variable,
el
lenguaje
informá9co
y
la
estructura
de
datos,
y
por
el
otro
y
una
capa
de
elementos
desarrollados
culturalmente
como
la
mímesis,
la
catarsis,
la
tragedia,
la
comedia,
la
historia,
la
trama,
la
composición,
el
punto
de
vista,
etc.
ambas
capas
se
están
constantemente
modificando
y
modelando.
Formas
culturales,
desarrolladas
históricamente,
que
acarrean
consigo
una
variedad
enorme
de
condicionamientos
polí9cos
y
económicos
y
cons9tuyen
las
actuales
condiciones
tecnológicas
y
también
a
la
inversa,
posibilidades
tecnológicas
que
ejercen
una
influencia
sobre
los
procesos
culturales
y
condicionan
sus
desarrollos.
A
par9r
de
estas
reflexiones
en
este
escrito
abordaremos
muy
sinté9camente
algunas
prác9cas
simbólicas
en
la
actualidad
que
asociamos
a
cinco
9pos
de
disposi9vos,
los
casos
elegidos
no
pretenden
ser
significa9vos
como
muestra
del
panorama
arPs9co,
trabajo
que
correspondería
a
una
visión
curatorial
de
selección
y
clasificación,
sino
como
fenómenos
en
los
que
se
visibilizan
problemá9cas
que
son
resueltas
en
cada
caso
con
imaginarios
muy
par9culares.
133
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
2. Dispositivos de entonación
Las
tecnologías
no
valen
sino
por
las
fuerzas
que
se
las
apropian
(Lazzarato,
2006:
162)
La
situación
actual
se
caracteriza
por
el
protagonismo
de
los
datos.
La
u9lización
del
dato,
como
unidad
de
información,
permite
igualar
fenómenos,
sujetos
y
espacios
en
una
misma
expresión
y
de
esa
manera
resulta
inevitable
en
muchas
ocasiones
perder
las
referencias
respecto
al
origen
de
los
elementos.
Todo
parece
tender
a
conver9rse
en
información
y
una
información,
tenga
el
origen
que
tenga,
es
acumulable
en
los
mismos
formatos.
La
homogenización,
es
uno
de
los
efectos
más
visibles
del
actual
proceso
de
convergencia
tecnológica
entre
viejos
y
nuevos
medios
de
comunicación,
pero
también
entre
los
campos
arPs9cos
y
culturales,
las
tecnologías
computacionales
y
la
polí9ca.
134
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Hay
prác9cas
simbólicas
que
pueden
ser
entendidas
como
disposi9vos
capaces
de
reinscribir
los
datos
en
una
realidad
o
idea
determinada,
dándole
una
nueva
expresión.
Una
formulación
Ppica
del
llamado
arte
digital
es
la
visualización
de
datos,
un
recurso
que
parece
fundamentarse
en
la
transcodificación
de
los
datos,
que
son
traducidos
como
imágenes,
sonidos,
textos
o
acciones.
Un
ejemplo
de
esta
visibilización
de
datos
lo
cons9tuye
la
obra
de
Juan
Manuel
Escalante
34612
<hMp://www.realitat.com/34612>,
aplicando
programas
informá9cos
para
generar
unas
coordenadas
en
las
que
hacer
visibles
algunos
datos
documentales
de
la
violencia
en
México,
una
"pieza
de
arte
genera9vo
que
ilustra
de
manera
gráfica
y
sonora
las
más
de
treinta
y
cuatro
mil
muertes
relacionadas
con
el
narcotráfico
en
México
entre
2009
y
2010"
(2011:
web),
un
trabajo
que
convierte
la
estadís9ca
en
una
expresión
sonora
y
pictórica
que
inevitablemente
nos
remite
a
una
mancha
de
sangre.
Figura 1. Fotogra‚a de un detalle de la obra 34612 “Transi7o_MX 04” (2011). CENART, Ciudad de México.
La
documentación
a
par9r
de
los
datos
digitales
puede
encarnarse,
hacerse
cuerpo,
actuando
desde
lo
performá9co
y
desde
dimensiones
individuales
o
colec9vas,
como
es
el
caso
de
la
acción
realizada
en
la
plaza
mayor
de
Madrid
por
un
grupo
heterogéneo
de
personas.
Cada
vez
que
los
datos
digitales
de
las
Bolsas
Internacionales,
indicaban
una
subida
de
la
"prima
de
135
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
riesgo"
del
estado
español
por
encima
de
los
500
puntos,
la
gente
bajaba
a
la
plaza
a
hacer
todo
el
ruido
posible,
algo,
que
podríamos
considerar
muy
cercano
al
escrache
y
a
las
caceroladas
que
conocimos
a
par9r
de
la
crisis
en
Argen9na.
Podríamos
decir,
como
en
el
caso
anterior
que
se
trata
de
una
visualización
de
datos
a
9empo
real,
juegos
de
transcodificación
de
los
lenguajes
intensamente
explotados,
tanto
en
la
escena
arPs9ca
como
en
los
media.
En
este
caso,
los
datos
digitales
no
están
modificados
por
ninguna
programación
computacional
extra,
son
los
mismos
par9cipantes
los
que
eligen
su
expresión
y
dan
vida
y
voz
al
dato,
son
los
agentes
autoorganizados
los
que
se
ac9van
como
disposi9vos
entonando
el
dato
en
forma
de
un
coro
o
una
orquesta.
Figura
2.
Acción
en
la
Plaza
mayor
de
Madrid
para
la
subida
de
la
prima
de
riesgo
española
en
las
bolsas
internacionales
<hXp://www.madrid.tomalaplaza.net>
(12-‐5-‐13).
3. Dispositivos de documentación
Si
el
reproducir
hace
de
los
originales
copias,
el
instalar
hace
de
las
copias,
originales
(Groys,
2008:
182)
136
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Esta
infinita
reproduc9bilidad
de
los
archivos
en
soportes
digitales,
plantea
muchas
nuevas
problemá9cas
en
relación
a
sus
usos
y
accesos,
más
allá
de
manipulaciones
(manejo
con
las
manos),
la
presencia
de
códigos
de
disposi9vos
digitales
suscep9bles
de
con9nuas
traducciones
de
los
datos
(transcodificaciones)
convierte
los
elementos
que
considerábamos
estables
en
procesos
de
mutación
aparentemente
sin
fin.
Son
pocas
las
ins9tuciones
tradicionales
que
son
capaces
de
responder
a
la
exigencia
de
esta
con9nua
actualización.
La
obsolescencia
de
las
formas
de
los
an9guos
archivos
afecta
a
las
prác9cas
simbólicas
en
muchos
sen9dos,
como
son
el
cambio
de
la
materialidad
a
formatos
digitales,
la
aparición
de
nuevos
modos
y
espacios
de
producción
y
nuevas
formas
de
exhibición,
difusión
y
almacenamiento
que
han
modificado
radicalmente
la
función
de
documentación.
Se
trata
en
parte
de
una
cues9ón
de
escalas
pues
la
gran
produc9vidad
de
archivos
de
imágenes,
textos
y
sonidos
que
producen
los
medios
digitales
no
puede
materializarse
desproblemá9camente
en
los
formatos
tradicionales
como
es
un
cuadro,
un
grabado,
una
escultura,
un
libro
o
un
disco.
El
ar9sta
digital
Anthony
Antonellis
(2012)
en
Document,
parece
ilustrar
esta
cues9ón
de
manera
irónica
instalando
una
impresora
en
el
ámbito
de
una
exposición
en
una
galería,
la
máquina
debía
imprimir
a
todo
color
cientos
de
obras
de
arte
diseñadas
por
él
“Papel
A4
contra
un
coche
A4”
,
la
pregunta
que
nos
deja
es:
“¿debe
lo
digital
mantenerse
como
tal?”
<www.anthonyantonellis.com>.
La
cues9ón
de
la
documentación
está
siempre
muy
cercana
al
problema
de
la
representación:
“¿Por
qué
y
quién
puede
tomar
la
decisión
de
manifestarse
en
lugar
de
otro?
¿Qué
criterios
se
aplican?
¿Con
qué
obje9vos?
¿Qué
polí9cas
de
deseo
sirven
de
impulso
a
las
diferentes
inicia9vas
alrededor
de
archivos,
a
su
surgimiento,
sus
modos
de
producción,
presentación,
137
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
La
función
de
las
prác9cas
simbólicas
como
disposi9vos
de
documentación
de
la
vida
por
medio
de
una
narración
determinada,
siempre
subje9va
y
siempre
inscrita
en
un
contexto,
contrasta
con
los
fenómenos
que
determinan
la
actual
situación
en
la
que
imágenes,
textos
y
sonidos
flotan
en
Internet,
data
que
parecen
no
tener
ya
ni
el
más
mínimo
lazo
con
un
supuesto
origen,
ni
tampoco
el
mínimo
vínculo
con
un
supuesto
fin,
data
sin
9empo,
en
el
que
se
mezclan
los
archivos
diferidos
con
otros
“a
9empo
real”,
encerrando
un
pasado
y
un
futuro
opacos,
invisibilizados
en
la
programación,
imágenes,
sonidos
y
textos-‐clon,
enmarañados
en
circuitos
descomprome9dos
de
cualquier
narración
y
de
cualquier
forma
contextual.
La
acción
de
inscribir
un
objeto
en
la
historia
o
en
un
contexto
determinado
puede
considerarse
una
de
las
funciones
más
importantes
de
los
disposi9vos
simbólicos
en
nuestros
días.
La
documentación
arPs9ca,
e
insis9mos
que
esto
no
solo
se
refiere
a
la
documentación
de
arte
sino
a
la
documentación
de
procesos
y
experiencias,
ha
sido
señalada
por
Boris
Groys
como
una
manera
de
reanimar
un
objeto
o
un
fenómeno:
“la
documentación
inscribe
la
presencia
de
un
objeto
en
la
historia,
le
confiere
a
esa
existencia
una
duración
vital
y
con
ello
le
da
al
objeto
vida
como
tal,
independientemente
de
si
ese
objeto
originariamente
era
vivo
o
no”
(Groys,
2008:
172-‐173).
3 "Archivomanía" presentación de Suely Rolnik en el 44º Congreso AICA, Asunción, Paraguay <hXp://www.aica-‐
paraguay.com/?p=2240>
(12-‐05-‐13).
En
este
texto
Rolnik
nos
invita
a
preguntarnos
Suely
Rolnik,
a
par7r
de
su
análisis
de
los
procesos
de
documentación
contemporánea
de
los
movimientos
arjs7cos
de
los
años
sesenta
y
setenta,
formas
vivas,
colec7vas,
mul7disciplinares,
que
parecen
estar
siendo
digeridas
y
neutralizadas
a
través
de
polí7cas
de
archivo
ins7tucionales,
que
fe7chizan
no
solo
los
objetos
sino
también
la
propia
documentación
y
los
archivos
de
los
ar7stas.
138
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Figura
3.
Acción
distribuida
"Toque
a
Bankia"
realizada
en
mayo
de
2013.
Fuente:
<hXp://foros.toqueabankia.net/>
(12-‐05-‐13).
Esta
importancia
de
la
función
documenta9va
queda
manifiesta
en
“Toque
a
Bankia”,
una
acción
colec9va
organizada
por
el
colec9vo
Gila
que
se
propone
paralizar
la
ac9vidad
de
las
oficinas
del
banco:
“vamos
a
saturar
la
ac9vidad
de
la
sucursal,
con
toda
la
potencia
de
nuestra
imaginación.
Desde
preguntar
exhaus9vamente
por
todos
los
productos,
hasta
pasear
al
perro
o
sufrir
una
lipo9mia
en
la
oficina.
La
palabra
clave
es
cansinismo”.
Además
del
obje9vo
propio
de
la
convocatoria,
como
era
interferir
la
ac9vidad
regular
del
banco,
se
plantean
dos
cues9ones
importantes
que
confluyen
en
una
ampliación
de
los
agentes:
"tender
al
riesgo
cero"
para
sus
colaboradores
y
“visibilizar
el
99%”
u9lizando
los
disposi9vos
electrónicos
a
su
alcance
para
propagar
la
propuesta
tanto
en
su
concepto
como
en
su
documento.
A
través
de
la
ac9vación
de
estrategias
crea9vas,
de
performances,
videos
e
instalaciones
site
specific
y
de
un
uso
eficiente
de
los
recursos
mediá9cos
y
electrónicos,
una
acción
como
la
de
Toque
a
Bankia,
puede
colapsar
la
banca
por
un
día,
pero
su
documentación,
difusión
y
discusión
en
los
foros
<hMp://foros.toqueabankia.net/>,
genera
una
corriente
de
opinión
aún
más
duradera
4 .
139
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
4. Dispositivos de distribución
Lo
que
el
objeto
había
perdido
en
primer
lugar
era
su
estatus
en
apariencia
inmutable,
su
sólida
promesa
de
producir
valor
de
uso.
Ahora
los
objetos
se
definían
como
totalmente
e[meros,
su
mera
función
era
la
de
desempeñar
la
labor
temporal
de
generar
valor
de
cambio.
(Buchloh,
2006:
157)
Benjamin
Buchloh
señaló
un
deslizamiento
en
las
propuestas
arPs9cas
de
Gabriel
Orozco
desde
la
producción
escultura
a
la
recolección
(Buchloh,
2006),
obras
como
Hasta
encontrar
otra
Schwalbe
amarilla
(1995)
<hMp://www.moma.org/interac9ves/exhibi9ons/2009/gabrielorozco/
#75>,
en
las
que
el
objeto
era
asumido,
no
por
su
estructura
morfológica
o
fenomenológica
sino
por
la
capacidad
de
ac9var
situaciones
a
través
de
juegos
de
distribución 5.
Buchloh
(2000)
analiza
estas
prác9cas
como
una
nueva
relación
con
el
espacio
de
intervención
que
es
reconstruido
de
fragmentos,
de
signos,
que
intrincados
en
la
co9dianidad
establecen
una
nueva
dimensión
y
que
en
cierto
sen9do,
prosiguen
la
estela
del
objet
trouvé,
un
objeto
encontrado
tan
inmaterial
que
su
forma
no
surge
tanto
de
la
acción
de
producción
o
reproducción
de
imágenes
u
objetos,
sino
de
la
distribución
estratégica
de
lo
dado.
Esta
interpretación
en
torno
5 En Hasta encontrar otra Schwalbe amarilla hay un elemento que se repite, una motocicleta Schwalbe (apelada
“golondrina”,
se
trata
de
un
modelo
especialmente
simbólico
por
su
reminiscencia
al
pasado
dividido
de
Alemania)
que
el
ar7sta
encuentra
distribuida
por
todo
el
espacio
de
la
ciudad,
él
mismo
ar7sta
conduce
una,
la
operatoria
que
propone
consiste
en
fotografiar
su
propia
moto
junto
a
cada
otra
moto
del
mismo
modelo
que
encuentra
en
Berlín.
Tras
encontrar
las
motos,
Gabriel
Orozco
invitaba
mediante
una
nota
a
los
propietarios
de
los
vehículos
a
encontrarse
en
el
espacio
de
exhibición
Finalmente,
la
obra
debía
exhibirse
en
la
Neue
Na7onal
Galerie
de
Berlin
y
debía
acabar
con
la
reunión
de
todos
los
moteros
encontrados.
Esta
reunión
no
llegó
a
realizarse
dentro
del
museo
por
deseo
del
comisario,
así
que
el
ar7sta
la
organizó
en
el
aparcamiento
del
museo.
140
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
a
una
prác9ca
arPs9ca
surgida
en
los
años
noventa,
ejemplifica
la
nueva
dimensión
que
adquiere
la
distribución
como
estrategia
de
creación
en
sí
misma.
Actualmente
las
posibilidades
conec9vas
de
los
medios
electrónicos
están
estableciendo
una
nueva
geograra
de
distribución
de
las
prác9cas
simbólicas,
transformando
el
sistema
tradicional
de
autor,
obra,
exhibición
y
público
a
par9r
de
nuevas
formas
de
crea9vidad
en
red.
La
lógica
de
la
distribución
en
red
se
iden9fica
con
la
facilidad
y
velocidad
de
intercambiar,
enviar
o
recibir
un
producto
digital
y
con
el
aumento
de
los
intercambios
de
muchos
con
muchos.
Figura 4. Mapa de comunidades en línea realizado por xkcd. Versión de 2007 y versión de 2010.
141
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
territorio
comunitario,
incluso
podríamos
incluir
un
mapa
imaginario
de
2013
y
en
los
tres
casos,
pese
a
la
diversidad
de
cons9tuciones
y
los
cambios
de
hegemonías,
siempre
encontraremos
una
tendencia
general
a
la
ampliación
de
personas
que
forman
estas
comunidades.
Desde
el
punto
de
vista
de
las
prác9cas
simbólicas,
la
ampliación
de
agentes
que
potencian
los
desarrollos
mediá9cos
y
digitales,
invita
a
la
redistribución
de
los
roles
del
ar9sta/
creador
y
el
público/espectador,
introduciendo
modificaciones
en
las
funciones
de
ambas
figuras.
Aunque
el
fenómeno
de
la
colaboración
de
agentes
que
se
desconocen,
pueda
remontarse
a
mucho
9empo
atrás,
el
término
crowdsourcing
apareció
por
primera
vez
en
un
arPculo
publicado
en
Wired
por
Jeff
Howe
(2006),
que
planteaba
esta
forma
de
acción
fundamentalmente
desde
una
dimensión
social,
polí9ca
y
económica.
A
par9r
de
entonces,
el
entusiasmo
por
las
nuevas
posibilidades
de
par9cipación,
ha
generado
una
copiosa
bibliograra
que
ha
celebrado
la
influencia
de
este
modo
produc9vo
en
los
negocios,
en
el
periodismo
y
sobre
todo
en
las
industrias
crea9vas.
Desgraciadamente,
esta
nueva
literatura
evita
frecuentemente
la
reflexión
sobre
la
organización
fác9ca
de
estas
prác9cas
y
el
reparto
de
sus
beneficios,
también
resultan
ser
mayoritarios
las
propuestas
que
plantean
una
celebración
desproblema9zada
de
las
condiciones
contemporáneas,
como
en
el
caso
de
Ten
Thousand
Cents
<www.tenthousandcents.com>
proyecto
de
Aaron
Koblin,
director
del
programa
de
142
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Google
Data
Arts
Team
de
San
Francisco,
quien
ofrece
comprar
a
los
propios
trabajadores
de
su
empresa
dibujos
que
finalmente
cons9tuyen
una
pequeñísima
parte
de
un
billete
de
100
dólares
Un
caso
muy
diferente
al
de
Koblin
lo
representa
la
convocatoria
pública
“Lavapiés,
un
barrio
feliz”
difundida
por
redes
sociales
y
vecinales
cuando,
aplicando
un
programa
de
seguridad
del
Ayuntamiento
de
Madrid,
se
anunció
la
monitorización
digital
y
electrónica
del
territorio
a
través
de
cámaras.
La
no9cia
no
cayó
en
el
vacío,
el
asociacionismo
vecinal
actuó
con
sus
herramientas
habituales:
abrir
el
debate
y
conseguir
que
la
opinión
de
los
vecinos
pudiera
ser
escuchada
a
través
de
una
convocatoria
de
carteles.
Hoy
en
día,
las
cámaras
instaladas
parecen
estar
funcionando,
aunque
resulta
inevitable
preguntarse
si
hay
alguien
efec9vamente
mirando
detrás
de
ellas,
policías
anónimos
para
vecinos
anónimos
que
pueden
en
cualquier
momento
dejar
de
serlo.
Más
allá
de
el
hecho
irrefutable
de
la
prevalencia
de
las
cámaras,
la
producción
distribuida
y
la
campaña
mediá9ca
difundida
en
redes
vecinales
y
telemá9cas
sigue
representando,
creando
un
sen9do
y
generando
efectos
en
otros
casos
semejantes
que
ocurren
alrededor
del
mundo.
Como
en
el
caso
de
"Toque
a
Bankia"
podemos
decir
que
la
tác9ca
específica
no
termina
con
el
problema
específico
pero
su
poder
simbólico
la
impulsa
más
lejos
en
el
espacio
rsico
y
su
vitalidad
crea9va
la
conserva
más
largo
en
el
9empo
que
el
hecho
puntual.
143
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Figura 5. Lavapiés un barrio feliz. Algunos de los carteles que se diseñaron.
Una
comunidad
emancipada
es
una
comunidad
de
narradores
y
de
traductores.
(Rancière,
2010:27)
Los
modos
de
resistencia
deben
ser
entendidos
no
como
fórmulas
generales
sino
como
maneras
totalmente
específicas,
tan
específicos
que
promueven
poé9cas
de
localización,
de
reubicación
del
"aquí
y
ahora"
que
nos
vinculan
con
la
realidad.
Es
en
esta
especificidad
donde
los
disposi9vos
electrónicos
pueden
ser
reformulados
a
par9r
de
un
mal
uso
o
un
uso
desobediente
de
sus
funciones
y
potencialidades.
La
resistencia
es
reac9va,
se
enmarca
en
un
conflicto
mayor
que
implica
a
la
fuerza
que
hay
que
resis9r
y
9ende
a
adoptar
un
modo
de
actuar
tác9co
desde
dentro
de
un
sistema
hegemónico
que
sobre
todo
desvela
su
presencia
en
lo
mediá9co,
así
los
movimientos
antagónicos
se
ven
frecuentemente
obligados
a
actuar
primeramente
en
el
terreno
del
otro
hasta
poder
consolidar
144
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Los disposi7vos de resistencia más efec7vos suelen organizarse desde la organización colec7va, como suma de
Los
disposi9vos
de
resistencia
se
sos9enen
sobre
la
fuerza
de
lo
común,
haciendo
uso
de
las
dis9ntas
formas
que
tenemos
de
crear
vinculaciones
y
transmi9r
demandas,
pero
también
sobre
la
fuerza
del
anonimato.
El
anonimato
es
posiblemente
una
de
las
condiciones
más
interesantes
que
puedan
aportar
los
desarrollos
tecnológicos.
El
anonimato
es
lo
contrario
de
la
firma
y
a
la
representación
que
ha
sido
un
elemento
consustancial
desde
el
Renacimiento.
El
anonimato
ha
sido
tradicionalmente
asociado
a
la
idea
de
crimen
en
forma
de
mensajes
amenazantes,
de
telegramas
confeccionados
de
letras
recortadas
de
la
prensa
o
de
llamadas
telefónicas
no
iden9ficadas,
actualmente
estos
modos
crecen
cobijados
en
la
pretendida
anonimia
de
la
red
y
145
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
también
en
las
calles
donde
el
personaje
y
la
máscara
Anonymous
se
manifiestan
desde
2008
en
protesta
a
favor
de
la
libertad
de
expresión,
de
la
independencia
de
internet
y
en
movimientos
sociales
de
muy
dis9ntas
partes
del
mundo,
denunciando
problemas
locales
y
globales
en
formas
siempre
cambiantes.
Fuente:
<hXp://www.taringa.net/posts/imagenes/13112496/Design-‐Anonymous-‐a-‐la-‐Mexicana.html>
(12-‐05-‐2013).
6. Dispositivos de desvío
Aunque
las
actuales
condiciones
tecnológicas
facilitan
la
proliferación
de
prác9cas
de
desvío
en
relación
al
lenguaje
y
a
los
media,
es
evidente
que
el
uso
de
este
recurso
en
las
formas
culturales
data
de
bastante
9empo
atrás,
siendo
a
finales
de
los
años
cincuenta
cuando
los
miembros
de
la
Internacional
letrista
lo
plantean
como
recurso
central
a
su
concepción
de
la
creación:
“cualquier
signo
o
palabra
es
suscep9ble
de
ser
conver9do
en
otra
cosa,
incluso
en
su
opuesto”
(Debord
y
Wolman,
1956:
48),
en
referencia
a
desvíos
de
las
palabras,
especialmente
de
los
Ptulos
de
novelas,
canciones,
desvío
de
las
frases
célebres
y
de
lo
monumental,
desvíos
146
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
de
las
imágenes,
sobre
todo
de
las
imágenes
en
movimiento
y
sonoras
(como
en
las
películas
realizadas
por
Guy
Debord)
desvío
también
en
el
espacio,
siendo
el
urbanismo
uno
de
sus
campos
privilegiados
de
acción
y
desvío
finalmente
de
la
vida
co9diana,
lo
que
ellos
denominan
“ultra
desvío”
y
que
9ene
que
ver
con
la
generación
de
contraseñas
y
lenguajes
secretos
basados
en
gestos,
ac9tudes,
ves9mentas
y
fórmulas
sociales
comunes
y
corrientes
pero
que
son
resignificados
por
el
grupo.
El
desvío
reacciona
contra
el
desaparecer
de
los
disposi9vos,
a
través
de
una
pantomima
busca
franquear
la
invisibilidad
en
la
que
operan
los
agentes
y
las
lógicas
que
modulan
el
sistema.
Se
trata
de
desnaturalizar
el
uso
de
ciertos
lenguajes
y
la
recepción
de
ciertas
ideas
y
así,
conseguir
poner
en
primer
plano
el
secreto,
hacer
visible
el
código.
Un
ejemplo
de
estos
intentos
es
“Fibra
Óp9ma”
(2011)
obra
realizada
por
Luis
Gárciga
que
pone
en
juego
los
elementos
contextuales
de
la
ins9tución
(VIII
Bienal
de
Mercosur),
para
trasladar,
disposi9vos
de
almacenamientos
de
datos
desde
la
ciudad
de
La
Habana
a
Portoalegre 6
escondidos
tras
la
forma
de
una
especie
de
esculturillas
artesanales
que
desvían
la
atención
del
contrabando
de
memorias
digitales.
6 Un trabajo anterior del mismo ar7sta, Las huellas de mi deseo, realizado durante los años 2007 y 2008 también se
plantea
desde
este
uso
del
desvío
que
consisja
en
la
acción
de
exportación
e
importación
de
una
video-‐instalación
sonora
que
servía
para
traficar
30
pares
de
zapatos
nuevos
desde
la
ciudad
de
Tampa,
EE.UU.,
hacia
La
Habana,
Cuba.
La
transparencia
en
la
presentación
de
los
datos
recogidos
en
el
contacto
con
los
par7cipantes
contrastaba
con
la
invisibilidad
de
los
zapatos
y
de
la
estrategia
por
la
cual
los
zapatos
viejos
enviados
desde
Cuba
eran
sus7tuidos
por
nuevos
que
entregaban
sus
parientes
y
amigos
en
el
Contemporay
Art
Museum
de
la
University
of
South
Florida
durante
la
exposición
de
arte
la7noamericano
7tulada
Homing
Devices.
147
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Figura
7.
Documentación
del
trabajo
fibra
óp7ma.
Fotos
del
proceso
y
la
instalación
en
la
Bienal
de
MERCOSUR.
(Portoalegre,
Brasil).
Imágenes
cedidas
por
el
ar7sta
Luis
Gárciga.
Los
modos
de
entonar,
documentar,
distribuir,
resis9r
y
desviar,
que
aquí
hemos
planteado,
parten
de
un
entendimiento
de
nuevas
formas
de
poder
relacionadas
con
los
datos,
la
información,
los
lenguajes,
las
nuevas
plataformas
digitales
y
las
redes
electrónicas.
El
uso
masivo
de
disposi9vos
electrónicos
con
sus
lógicas
homogeneizadoras
y
programables
supone
un
cambio
en
la
ar9culación
de
los
disposi9vos
de
poder
y
control
pero
no
anulan
su
potencial
de
desobediencia;
podemos
incluso
pensar
que
la
tendencia
a
la
mutabilidad
y
reproduc9vidad
que
fomentan
los
disposi9vos
electrónicos
expande
aún
más
estas
posibilidades
de
encontrar
nuevos
sen9dos.
Los
agentes
de
producción
simbólica,
que
contrariamente
a
marginarse,
se
proponen
insertarse
como
disposi9vos
ac9vos
de
distribución
y
desvío
y
actuar
desde
un
entendimiento
experto
de
los
procesos
económicos,
mediá9cos
y
tecnológicos
de
documentación
y
resistencia
entonando
su
propia
melodía.
148
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Los
modos
de
entonar,
documentar,
distribuir,
resis9r
y
desviar,
que
aquí
hemos
planteado,
parten
de
un
entendimiento
de
nuevas
formas
de
poder
relacionadas
con
los
datos,
la
información,
los
lenguajes,
las
nuevas
plataformas
digitales
y
las
redes
electrónicas.
El
uso
masivo
de
disposi9vos
electrónicos
con
sus
lógicas
homogeneizadoras
y
programables
supone
un
cambio
en
la
ar9culación
de
los
disposi9vos
de
poder
y
control
pero
no
anulan
su
potencial
de
desobediencia;
podemos
incluso
pensar
que
la
tendencia
a
la
mutabilidad
y
reproduc9vidad
que
fomentan
los
disposi9vos
electrónicos
expande
aún
más
estas
posibilidades
de
encontrar
nuevos
sen9dos.
Los
agentes
de
producción
simbólica,
que
contrariamente
a
marginarse,
se
proponen
insertarse
como
disposi9vos
ac9vos
de
distribución
y
desvío
y
actuar
desde
un
entendimiento
experto
de
los
procesos
económicos,
mediá9cos
y
tecnológicos
de
documentación
y
resistencia
entonando
su
propia
melodía.
Repensar
los
disposi9vos
desde
esta
perspec9va
implica
entender
los
medios
tecnológicos
y
entendernos
a
nosotros
mismos
en
un
ensamblaje
en
el
que
nuestros
deseos
y
habilidades,
nuestras
técnicas
y
nuestras
ideas
están
en
perpetua
movilidad
y
recombinación,
formando
disposi9vos
que
nos
arman
y
nos
desarman
simultáneamente.
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150
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
hMp://revistacaracteres.net/revista/vol2n2noviembre2013/repensar-‐los-‐disposi9vos
151
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
ABSTRACT:
In
the
context
of
cyberculture,
the
incorpora7on
of
ICT
into
different
spheres
of
social
prac7ce
has
encouraged
the
prolifera7on
of
new
genres
of
discourse.
These
genres
have,
together,
a
number
of
common
proper7es
-‐provided
by
the
support-‐,
which
allows
grouping
them
under
conceptual
category
of
“digital
discourse”.
However,
exhibit
individually,
certain
characteris7cs
cons7tuent
and
some
proprietary
aXributes
that
are
the
result
of
certain
condi7ons
of
enuncia7on.
The
purpose
of
this
ar7cle
is
to
analyze
the
“digital
comment”,
from
the
theore7cal
and
methodological
approach
provided
by
the
discourse
studies,
with
the
inten7on
of
revealing
his
prototypical
linguis7c
features
that
cause
specific
paXerns
of
interpreta7on
and
textualiza7on
mechanisms
par7cular.
RESUMEN:
En
el
contexto
de
la
cibercultura,
la
incorporación
de
las
TIC
a
dis7ntas
esferas
de
la
praxis
social
ha
es7mulado
la
proliferación
de
nuevos
géneros
discursivos.
Si
bien
estos
géneros
manifiestan,
en
conjunto,
un
número
de
propiedades
comunes,
otorgadas
por
el
soporte,
que
permite
agruparlos
bajo
la
categoría
conceptual
de
“discurso
digital”,
presentan,
de
manera
individual,
ciertas
caracterís7cas
cons7tu7vas
y
atributos
priva7vos
que
son
el
resultado
de
condiciones
de
enunciación
determinadas.
El
propósito
de
este
arjculo
es
analizar
el
“comentario
digital”
desde
el
enfoque
teórico
y
metodológico
de
los
estudios
del
discurso,
con
el
objeto
de
revelar
sus
rasgos
lingüís7cos
protojpicos,
que
provocan
pautas
de
interpretación
específicas
y
mecanismos
de
textualización
par7culares.
KEYWORDS:
digital
comment,
digital
discourse,
genres
of
discourse,
discourse
studies,
cyberculture
PALABRAS
CLAVE:
comentario
digital,
discurso
digital,
géneros
discursivos,
análisis
del
discurso,
cibercultura
____________________________
1. Introducción
En
esta
inves9gación
efectuaremos
un
abordaje
sistemá9co
del
comentario,
género
producido
e
interpretado
por
los
usuarios
del
ciberespacio,
en
el
ámbito
de
las
prác9cas
discursivas
del
periodismo
digital.
Para
ello,
primeramente,
expondremos
algunos
postulados
teóricos
del
1
Las
reflexiones
teóricas
preliminares
que
aquí
se
exponen
fueron
desarrolladas
en
el
marco
del
proyecto
de
inves7gación
PICT
2012-‐0773
“Representaciones
sociales
sobre
tópicos
polémicos
en
comentarios
de
lectores.
Estudio
de
caso
en
periódicos
digitales
de
la
provincia
de
Tucumán”,
subsidiado
por
el
Fondo
para
la
Inves7gación
Cienjfica
y
Tecnológica
(FONCyT
-‐
Argen7na).
152
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
análisis
del
discurso,
con
los
que
luego
intentaremos
dar
cuenta
de
sus
rasgos
cons9tu9vos
y
vertebradores.
En
este
sen9do,
el
vasto
territorio
de
límites
difusos
que
denominamos
“estudios
del
discurso”,
es
un
campo
interdisciplinar
(Haidar,
2000)
y
transdisciplinar
(Van
Dijk,
1985)
interesado
en
la
interacción
y
en
el
uso
del
lenguaje
en
contextos
diversos,
razón
por
la
cual
se
cons9tuye,
a
nuestro
juicio,
en
una
herramienta
ines9mable
para
describir
los
intercambios
comunica9vos
de
naturaleza
virtual
en
los
que
los
lectores
proyectan
diferentes
modos
de
percibir
y
construir
la
realidad.
1.1. Acerca de las nociones de interacción, prác?cas discursivas y ciberespacio
Una
de
las
consecuencias
de
la
aplicación
de
las
TIC
a
la
vida
co9diana
es
el
surgimiento
de
novedosas
formas
de
comunicación
e
interacción.
Al
respecto,
entendemos
con
Marc
y
Picard
(1992)
que
la
“interacción”
es
“el
campo
donde
las
relaciones
sociales
se
actualizan
y
se
reproducen
por
medio
del
discurso.
Cons9tuye
también
un
espacio
de
juego
donde
pueden
introducirse
la
intervención
y
el
cambio
y
donde,
en
cada
instante,
se
funda
de
nuevo
el
vínculo
social”
(1992:
16).
Ahora
bien,
estos
discursos
concretos
conforman
“prác9cas
discursivas”,
las
que
fueron
caracterizadas
por
Michel
Foucault
(1991)
como:
Un
conjunto
de
reglas
anónimas,
históricas,
siempre
determinadas
en
el
9empo
y
el
espacio
que
han
definido
en
una
época
dada,
y
para
un
área
social,
económica,
geográfica
o
lingüís9ca,
las
condiciones
de
ejercicio
de
la
función
enuncia9va.
(Foucault,
1991:
198)
Por
su
parte,
Julieta
Haidar
(1998)
completa
esta
descripción
al
postular
los
aspectos
cons9tu9vos
de
una
prác9ca
discursiva:
a. Está
antes,
durante
o
después
de
cualquier
prác9ca
social,
cultural
e
histórica;
b. Produce,
reproduce
y
transforma
la
vida
social
en
todas
sus
dimensiones;
c. Tiene
una
función
performa9va,
es
decir,
puede
producir
diferentes
9pos
de
prác9cas
socioculturales;
153
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
El
discurso
así
entendido,
en
consecuencia,
pertenece
al
campo
de
las
prác9cas
sociales,
ya
que
es
en
los
dominios
no
discursivos
donde
este
9ene
lugar
(Foucault,
1991:
272-‐276).
1.2. Acerca de los géneros discursivos y de su rol regulador del comportamiento comunica?vo
La
descripción
del
uso
de
la
lengua
en
contextos
específicos
de
comunicación
sigue
suscitando
preguntas
de
inves9gación
y
enfoques
de
estudio
diversos,
razón
por
la
cual
la
problemá9ca
de
los
géneros
discursivos,
interesada
en
ordenar
las
unidades
textuales
en
“clases
genéricas”
con
unas
caracterís9cas
protoPpicas,
cons9tuye
un
punto
de
par9da
básico
y
de
creciente
interés
para
las
ciencias
del
lenguaje.
En
efecto,
la
noción
de
género
discursivo
se
u9liza
como
criterio
taxonómico
para
inventariar,
e9quetar
y
catalogar
los
productos
comunica9vos
y
culturales
en
los
que
el
empleo
del
lenguaje
se
cons9tuye
en
factor
determinante.
154
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Los
textos
que
se
agrupan
bajo
una
misma
forma
genérica
se
han
desarrollado
históricamente
en
una
comunidad
de
habla
o
dentro
de
ámbitos
sociales
y
profesionales
par9culares
(comunidades
discursivas).
Comparten
similares
mecanismos
de
organización
informa9va
y
una
colección
semejante
de
recursos
lingüís9co-‐persuasivos.
No
obstante,
son
objetos
discursivos
de
contornos
variables
en
los
que
se
observan
cristalizaciones
lingüís9cas
más
o
menos
marcadas,
algunas
de
las
cuales
se
relacionan
con
rasgos
esenciales
-‐aquellos
que
permiten
establecer
entre
ellos
diferencias
funcionales
y
oposiciones
paradigmá9cas-‐,
y
otras
con
aspectos
generales
o
concomitantes
–los
que
funcionan
por
debajo
de
los
anteriores
y
posibilitan
comprender
cómo
son,
aunque
no
suponen
una
exigencia
en
su
construcción.
(Loureda
Lamas,
2009:
36-‐49).
Además,
los
géneros
discursivos
son,
a
nuestro
juicio,
disposi9vos
de
mediación
cultural
y
didác9ca,
puesto
que,
por
un
lado,
actúan
como
instrumentos
de
los
que
se
valen
las
prác9cas
discursivas
para
garan9zar
la
interacción
verbal
en
las
diferentes
situaciones
asociadas
con
las
diversas
esferas
de
las
prác9cas
sociales
(profesionales,
periodís9cas,
religiosas,
académicas,
etc.),
y
por
el
otro,
facilitan
el
acceso
de
los
estudiantes
a
las
significaciones
sociales
de
esas
prác9cas,
al
actuar
como
herramientas
per9nentes
para
enseñar
y
para
aprender
el
funcionamiento
comunica9vo
(leer,
escribir,
hablar,
escuchar,
interactuar).
155
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Ahora
bien,
en
la
actualidad,
la
vigencia
de
los
géneros
tradicionales
es
objeto
de
debate
constante,
puesto
que
se
sustentan
en
criterios
poco
flexibles
que
no
permiten
dar
cuenta
de
la
realidad
concreta
propia
de
los
productos
culturales
contemporáneos.
En
efecto,
hoy
en
día
hallamos
una
pluralidad
de
géneros
y
discursos,
así
como
numerosos
ejemplos
de
hibridación 2
y
transposición 3
genérica
y
de
otras
operaciones
discursivas
no
protoPpicas,
que
convocan
la
atención
de
los
analistas.
Por
su
parte,
muchos
de
estos
géneros
que
son
atravesados
por
diferentes
modos
de
organización
discursiva
(narración,
descripción,
argumentación,
exposición,
diálogo)
deben
pensarse
no
solo
en
el
plano
verbal,
sino
también
en
el
mul9modal,
que,
en
ocasiones,
resulta
central
en
la
asignación
de
significaciones.
Por
estos
mo9vos,
los
fenómenos
de
interacción
propiciados
por
los
géneros
que
circulan
en
comunidades
discursivas
y
de
prác9ca
par9culares,
como
las
que
se
cobijan
en
los
medios
digitales,
9enen
implicaciones
sociodiscursivas
e
ideológicas,
relacionadas
con
las
fronteras
dinámicas
de
los
campos
ligados
a
las
esferas
del
conocimiento
y
del
poder.
El
Diccionario
de
la
Real
Academia
Española,
en
su
vigésima
segunda
edición
(2001),
define
el
término
“comentario”
como:
“(Del
lat.
commentarĭum).1.
m.
Explicación
de
un
texto
para
su
mejor
intelección.//2.
m.
Juicio,
parecer,
mención
o
consideración
que
se
hace,
oralmente
o
por
escrito,
acerca
de
alguien
o
algo.//3.
m.
murmuración.”
2 Al respecto, Atorresi (1987: 40) señala que “si bien ciertas caracterís7cas discursivas nos permiten una primera
lenguaje”
(2005:
16).
A
nuestro
juicio,
puede
equipararse
a
la
noción
de
“mediamorfosis”,
esbozada
por
Fidler
(1998),
por
cuanto
remite
a
la
idea
de
complementariedad
de
medios,
esto
es,
de
coevolución.
Es
decir,
los
nuevos
medios
y
soportes
no
suponen
la
desaparición
de
los
previamente
existentes,
sino
una
reconfiguración
de
usos
y
lenguajes,
de
acuerdo
con
obje7vos
concretos
y
audiencias
iden7ficables.
También,
se
relaciona
con
la
adaptación
y
metamorfosis
de
los
viejos
medios
a
través
de
nuevas
extensiones
tecnológicas.
156
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Como
puede
apreciarse,
el
DRAE
no
9ene
incorporada
una
acepción
ligada
a
la
interacción
en
el
ciberespacio,
aunque,
como
intentaremos
demostrar,
muchos
rasgos
semán9cos
de
estas
tres
especificaciones
se
paten9zan
en
las
intervenciones
de
los
usuarios
que
configuran
un
nuevo
género
de
discurso.
En
efecto,
el
comentario
de
lector
(o
comentario
digital)
es
un
género
dialógico
–en
el
sen9do
de
que
los
roles
de
emisor
y
de
receptor
resultan
en
su
interior
perfectamente
intercambiables
y
de
que
remite
a
discursos
previos–,
producido
en
el
ámbito
de
los
nuevos
medios.
Su
naturaleza
es
eminentemente
interac9va,
puesto
que
cons9tuye
un
género
construido
a
medio
camino
entre
lo
social
y
lo
individual.
Este
dialogismo
se
evidencia,
entonces,
en
la
relación
que
establece
con
los
discursos
precedentes
y
en
el
carácter
direccional
de
sus
enunciados,
que
se
orientan
a
una
comunidad
concreta
y
que
procuran
obtener
una
respuesta
comprensiva
por
parte
de
sus
miembros.
Así,
este
género
se
sitúa
a
lo
largo
de
un
con?nuum
de
formas
de
interacción,
que
alcanza
tanto
a
la
conversación
como
a
la
discusión,
el
debate
o
la
disputa.
No
obstante,
a
diferencia
de
la
conversación
informal,
persigue
una
finalidad
que
trasciende
la
mera
relación
social,
ya
que
su
meta
es
la
manifestación
explícita
de
los
contenidos
y
opiniones
que
se
intercambian.
La
organización
informa9va
que
asume
refleja
esta
fisonomía
conversacional,
pues
estructura
el
mensaje
en
función
de
las
interacciones
previas,
pero
toma
distancia
del
texto
fuente,
incluso
9pográficamente,
al
aparecer
con
grara
diferenciada
y
de
cuerpo
menor,
como
ocurre,
por
ejemplo,
con
paratextos
como
la
nota
a
pie
de
cualquier
texto
escrito.
Sin
embargo,
posee
estatus
propio
y
añade
nuevas
problemá9cas
y
puntos
de
vista
a
la
reflexión
introducida
en
el
arPculo
periodís9co.
Es
decir,
el
comentario
es,
por
una
parte,
la
respuesta
a
una
no9cia,
ya
que
obra
como
la
exteriorización
que
efectúa
el
cibernauta
de
una
ac9tud
y
un
posicionamiento
crí9co
sobre
la
narración
de
un
acontecimiento
realizada
por
un
medio
de
prensa 4.
En
este
sen9do,
el
texto
periodís9co
es
el
esPmulo
y
el
comentario,
su
réplica.
Pero,
por
otra
parte,
no
es
menos
cierto
4 En este punto resulta interesante traer a colación la clasificación de “7pos de par7cipación del usuario en un
cibermedio”,
efectuada
por
Marjnez
Rodríguez
(2005),
quien
taxonomiza
las
contribuciones
de
los
lectores,
a
par7r
de
la
variable
temporal:
par7cipación
anterior
a
la
elaboración
de
contenidos
informa7vos;
coproducción
paralela
y
conjunta
del
material
periodís7co;
intervención
posterior
o
colaboración
añadida,
que
admite
aportes
de
los
internautas
solo
como
complemento
del
discurso
original,
cuya
información
no
puede
ser
alterada.
El
comentario
como
género
responde
a
esta
úl7ma
opción.
157
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
que
la
argumentación
se
forja
con
opinión.
Por
eso,
en
infinidad
de
casos,
este
género
no
sólo
responde
a
una
nota
de
la
prensa
sino
también
a
enunciados
formalizados
por
un
par.
Al
respecto,
siguiendo
a
Cervera
Rodríguez
(2001),
señalaremos
como
uno
de
sus
aspectos
caracterís9cos
“la
no
existencia
de
turnos
de
habla”,
puesto
que
la
par9cipación
de
los
lectores
puede
producirse
de
manera
simultánea
y
sucesiva.
Empero,
el
usuario
consigue
visualizar
las
intervenciones
en
la
pantalla
de
un
modo
secuencial
y
organizado.
En
lo
concerniente
a
este
punto,
las
formas
de
divisar
los
comentarios
–que
son
idén9cas
a
las
que
se
explotan
en
los
foros–
pueden
ser
de
dos
9pos:
“llana”
–todas
las
respuestas
se
ordenan
con
criterio
cronológico
inverso–
o
“anidada”
–cada
comentario
se
vincula
al
mensaje
original
o
a
alguna
de
las
contestaciones
subsiguientes
conformando
una
especie
de
árbol
genealógico
del
debate.
Dicho
de
otro
modo,
en
el
primer
caso,
la
interfaz
del
si9o
impide
contestar
directamente
a
otro
par9cipante
mediante
la
opción
“responder”5 .
Con
todo,
el
internauta
que
desea
hacerlo
puede
incluir
en
el
cuerpo
de
su
réplica
el
nickname 6,
si
lo
tuviera,
o
el
número
del
texto
producido
por
quien
pretende
conver9r
en
su
enunciador
explícito.
De
esta
manera,
el
comentario
siempre
va
orientado
a
alguien.
El
forista
en
su
alocución
se
posiciona
con
respecto
al
discurso
anterior,
al
9empo
que
selecciona
a
su
des9natario
mediante
el
asunto
que
aborda
y
las
“verdades”
que
afirma,
las
que,
por
supuesto,
se
hallan
siempre
condicionadas
por
su
ac9tud,
valoración
e
ideología.
Ahora
bien,
invariablemente
es
una
respuesta
a
voces
previas.
Debido
a
que
el
lenguaje
y
el
contexto
son
recíprocamente
cons9tu9vos,
el
comentario
digital
construye
los
significados
y
la
relación
entre
los
interlocutores
de
un
modo
dinámico.
Las
voces
de
la
sociedad
y
la
palabra
individual
del
sujeto
que
enuncia
se
entretejen
conjuntamente
en
un
entramado
rico
en
ma9ces
desde
el
que
pueden
oírse
al
unísono
el
locutor,
la
fuente,
los
dis9ntos
des9natarios
y
el
alocutor.
En
otros
términos,
el
discurso
precedente
se
toma
como
objeto
de
crí9ca,
de
parodia,
de
rec9ficación,
como
referente,
como
instancia
de
iden9ficación,
etc.
5 Pano (2008) sugiere que esta restricción opera para favorecer el desarrollo público de la discusión.
6 Anglicismo que equivale a mote, alias o apodo y que se emplea en informá7ca para iden7ficar a un usuario que
accede a internet.
158
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
El
pacto
lúdico,
que
contempla
el
uso
legí9mo
de
la
seudonimia,
9ene
sensibles
efectos
a
nivel
de
la
“condición
de
sinceridad
de
los
actos
de
habla”
(Searle,
1986),
pero
en
razón
de
las
operaciones
admi9das
de
ficcionalización
este
“infortunio”
no
implica
de
por
sí
–aunque
pueda
dar
lugar
a
ello–
un
salvaconducto
para
la
men9ra,
el
engaño,
la
impostura
o
el
fraude.
(Tabachnik,
2008:
33)
Sin
embargo,
este
atributo
no
supone
una
libertad
de
expresión
absoluta,
pues,
por
lo
general,
el
comentario
está
condicionado
a
la
aprobación
de
un
moderador.
Así,
el
papel
fundamental
de
quien
arbitra
un
medio
digital
de
encuentros
reside
en
propiciar
la
par9cipación
ac9va
de
los
usuarios
y
garan9zar
un
clima
de
respeto
en
la
interacción.
Para
ello,
apela
a
marcos
preestablecidos
–reglas
de
e9queta
y
cortesía
que
los
lectores
deben
conocer
y
aceptar
si
deciden
intervenir
en
este
9po
de
experiencia
de
entorno
virtual;
esto
es,
el
moderador
regula
los
códigos
de
comportamiento,
supervisa
su
cumplimiento,
autoriza
las
subscripciones
y
resguarda,
confidencialmente,
los
datos
personales
de
los
par9cipantes.
7 Acordamos con Tabachnik (2008: 32) en que este vacío que deja libre el nombre propio “suele ser ocupado por
otra
u
otras
voces,
“personajes”
con
diferentes
grados
de
estabilidad
y
consistencia
ficcional,
cuya
proximidad
o
distancia
respecto
del
sujeto
que
los
pone
en
la
escena
del
discurso
resulta
indiscernible
para
los
otros
par7cipantes”.
8
Acortamiento
de
la
expresión
inglesa
picture.
Fotogra‚a
o
retrato
que
suele
usar
un
cibernauta
como
presentación
en
el
marco
de
los
intercambios
comunica7vos
virtuales.
9
En
internet,
y
en
otras
tecnologías
de
la
información
y
de
la
comunicación,
se
u7liza
esta
denominación
para
hacer
referencia
a
la
representación
gráfica
–fotogra‚a,
ícono
o
dibujo–,
que
selecciona
un
usuario
para
iden7ficarse
como
miembro
de
una
comunidad
y
presentarse
en
la
interacción
con
sus
pares.
159
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Consecuentemente,
en
los
comentarios
digitales,
no
todas
las
intenciones
de
los
hablantes
pueden
vehicularse
de
modo
explícito,
sino
solo
aquellas
que
se
ajustan
a
las
normas
es9puladas
en
el
reglamento
de
la
comunidad
de
un
periódico 10.
Al
respecto,
Silvia
Tabachnik
(2008:
29)
sos9ene
que
los
mismos
especifican
expresamente
las
formas
legí9mas
de
par9cipación:
“enunciados
como
textos
prescrip9vos
bajo
el
formato
genérico
del
contrato,
cons9tuyen
un
breve
listado
de
interdicciones
sobre
aquello
que
no
puede
ni
debe
pasar
por
la
escritura
conversacional”.
En
ellos
se
incluyen
las
neoquene11.
Laborda
Gil
(2004)
establece
que
estas
buenas
maneras
o
ne?quene
están
ligadas
a
tres
factores
básicos
de
la
comunicación
en
la
red:
“lengua”
(corrección
y
pulcritud
en
la
expresión,
que
implican
el
dominio
del
género
discursivo,
del
registro
y
de
las
convenciones
gráficas),
“civismo”
(é9ca
lingüís9ca,
que
abarca
principios
de
cortesía
y
de
respeto
por
el
tono
y
por
el
contenido
de
las
intervenciones)
y
“juridicidad”
(obligaciones
legales
que
codifican
el
uso
de
los
recursos
telemá9cos
y
las
ac9vidades
de
información
y
publicación).
En
consecuencia,
la
libertad
de
opinión
no
debe
entenderse
como
licencia
para
ofender.
De
ahí
que
las
ins9tuciones
periodís9cas
eviten
la
publicación
de
insultos
que
no
aportan
nada
a
la
discusión
y
que
poco
9enen
que
ver
con
el
desempeño
público
de
los
sujetos.
Los
agravios
como
argumentos
encubren
debilidad
de
razonamiento,
pues
una
tesis
sólida
no
necesita
recurrir
a
estos
ar9lugios 12.
Del
mismo
modo,
resulta
imprescindible
que
el
cibernauta
enunciador
ostente
un
dominio
elemental
del
tópico
del
discurso
para
impedir
que
su
contribución
viole
la
máxima
de
disfemismo
y
la
descortesía
es
estratégica
y
se
relaciona
con
una
finalidad
destruc7va
del
lenguaje,
caracterís7ca
de
las
sociedades
contemporáneas,
tesis
que
comparten
Fuentes
Rodríguez
y
Alcaide
Lara
(2008).
En
la
misma
línea
se
inscriben
los
trabajos
sobre
foros
de
opinión
en
periódicos
digitales
de
Mancera
Ruedas
(2009)
y
Dandrea
(2009,
2010
y
2012)
para
casos
españoles
y
argen7nos,
respec7vamente.
160
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
relevancia.
Cuando
esto
no
ocurre,
los
mismos
miembros
de
la
comunidad
se
encargan
de
sancionar
esta
transgresión 13.
Por
lo
expuesto,
el
comentario
es
un
género
que
requiere
cierto
grado
de
formalidad,
tanto
en
lo
rela9vo
a
los
mecanismos
de
transición
de
la
palabra,
como
en
lo
concerniente
a
las
formas
elegidas
para
construir
los
enunciados
y
al
tratamiento
del
tema.
No
obstante,
debe
reconocerse
que
esta
clase
textual
es
enunciada
en
un
escenario
espacio
temporal
definido
y
limitado,
donde
el
canal
de
transmisión
es
la
escritura
aunque
muchos
de
sus
rasgos
la
vinculan
con
la
situación
de
oralidad
(Sal
Paz,
2007).
Esto
es,
el
comentarista,
por
lo
general,
adopta
para
la
construcción
de
sus
enunciados
un
registro
híbrido
que
podríamos
denominar
“escrito
informal”
(Tannen,
1982),
“hablado
escrito”
(Oesterreicher,
1996)
o
“coloquial
escrito”
(Briz,
1996).
Para
subrayar
esta
par9cularidad
que
comparten
los
géneros
digitales
se
han
propuesto
numerosas
e9quetas,
entre
las
que
pueden
citarse
la
de
“wriMen
conversa9on”
de
Rheingold
(1996),
la
de
“texto
escrito
oralizado”
de
Yus
(2001),
la
de
“escritura
ideofonemá9ca”
de
Torres
y
Vilatarsana
(2003)
y
la
de
“lengua
oral
tecleada”
de
Laborda
Gil
(2004),
entre
otras.
En
este
sen9do,
coincidimos
con
GiammaMeo
y
Albano
(2009)
en
que
el
ciberlenguaje
propio
de
los
géneros
digitales
interac9vos
es:
13 Con todo, los mensajes spam -‐de 7po publicitario, principalmente-‐ conforman el paisaje habitual de los entornos
161
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
En
consecuencia,
los
patrones
constantes
del
lenguaje
del
comentario
digital
son,
precisamente,
la
emo9vidad,
la
subje9vización
y
la
inestabilidad,
que
sobre
una
estructura
firme
(la
sintaxis)
consienten
la
innovación
y
el
cambio
con9nuo.
La
brevedad
y
condensación
son,
quizás,
sus
rasgos
esenciales
incues9onables,
mientras
que
la
claridad,
el
tono
coloquial,
la
fuerza,
originalidad
e
ingenio
son
algunos
de
sus
atributos
generales
o
concomitantes.
No
obstante,
en
ocasiones,
caen
en
verborreas
poco
significantes,
en
inexac9tudes
y
vaguedades
de
la
expresión
y
en
imprecisiones
en
la
estructuración
de
las
frases.
El
laconismo
no
solo
alega
razones
vinculadas
a
las
limitaciones
impuestas
por
el
canal
tecnológico
–que
a
menudo
pauta
el
número
de
caracteres
que
pueden
u9lizarse
en
determinadas
aplicaciones–,
sino
también
se
relaciona
directamente
con
la
necesidad
de
abordar
un
único
tema
en
cada
intervención
(de
ahí
que,
en
general,
pueda
percibirse
una
macroestructura
única
en
su
interior,
por
lo
que,
formalmente,
no
presenta
divisiones
entre
párrafos).
Por
eso,
con
frecuencia,
el
usuario
enunciador
envía
dos
comentarios
consecu9vos
al
si9o
del
periódico
para
dis9nguir,
en
cada
uno
de
ellos,
asuntos
e
interlocutores
explícitos.
En
cuanto
a
la
estructura
global,
o
sea,
las
partes
cons9tu9vas
del
género
con
funciones
específicas,
seguimos
a
Alcaraz
Varó
(2000:
135),
quien
las
divide
en
primaria
-‐integrada
por
las
secciones-‐
y
secundaria
-‐formada
por
los
movimientos
que
componen
cada
uno
de
los
elementos
anteriores-‐.
Desde
esta
perspec9va,
el
comentario
posee
una
estructura
interac9va
que
consta
de
tres
momentos
funcionales,
organización
tríadica
propuesta
por
Bolívar
(1994:
276)
para
el
análisis
de
los
textos
conversacionales:
una
introducción,
un
cuerpo
principal
del
mensaje
y
un
cierre.
Ahora
bien,
en
cada
una
de
estas
macrosecuencias
se
despliegan
movimientos
esquemá9cos,
segmentos
textuales
compuestos
de
rasgos
lingüís9cos
por
medio
de
los
cuales
se
logra
el
propósito
comunica9vo
del
texto.
Su
extensión
es
variable,
desde
unas
pocas
palabras
hasta
un
conjunto
de
oraciones.
Por
eso,
la
iden9ficación
de
los
límites
entre
cada
una
de
estas
unidades
se
logra
apelando
a
criterios
de
contenido
proposicional,
intención
comunica9va
y
marcadores
discursivos,
tales
como
expresiones
preparatorias,
palabras
explícitas,
performa9vos
clásicos,
conectores,
marcadores
de
cierre,
etc.
162
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
A
con9nuación,
presentamos
los
movimientos
que
hemos
iden9ficado
en
el
interior
del
género
comentario,
no
sin
antes
aclarar
que
no
todos
los
elementos
reconocidos
son
obligatorios
y
que
el
orden
de
aparición
de
alguno
de
ellos
puede
alterarse
puesto
que
poseen
una
posición
flexible
en
el
texto.
El
inicio
y
la
clausura
son
secciones
claramente
definidas
por
su
papel
en
la
interacción
verbal.
Sin
embargo,
frecuentemente,
el
comentario
se
abre
in
medias
res
pues
se
presupone
el
conocimiento
mutuo
y
compar9do
del
tema.
Generalmente,
no
lleva
encabezado,
pero
cuando
este
se
revela
lo
hace
como
una
categoría
muy
variable,
que
asume
funcionalidades
diversas
que
traslucen
la
crea9vidad
de
sus
autores.
Por
su
parte,
los
elementos
de
cortesía
en
los
segmentos
conclusivos
del
discurso
también
configuran
una
muestra
bastante
heterogénea
(pueden
no
aparece
o
bien
explicitarse
mediante
fórmulas
de
despedida
del
9po
“un
saludo”
o
informales
como
“bye”,
para
citar
dos
de
los
más
recurrentes).
Dentro
del
cuerpo,
finalmente,
pueden
reconocerse
los
siguientes
elementos
caracterís9cos:
sujeción
a
un
mensaje
anterior
–comentario
o
discurso
(una
nota
periodís9ca
o
una
ciberno9cia)–,
exposición
de
un
punto
de
vista
y
apelación
a
otros
miembros
de
la
comunidad
mediante
marcas
que
el
enunciador
relaciona
con
zonas
de
cambio
de
turno.
En
otro
orden
de
cosas,
es
importante
destacar
que
el
carácter
interaccional
del
comentario
condiciona
su
estructura
retórica.
El
usuario
infiere
que
el
lector
percibirá
su
intención,
presuposición
que
influirá
en
el
es9lo
que
elija
para
elaborar
su
discurso
y
en
la
can9dad
de
información
que
ofrezca
y
dé
por
sobreentendida.
Es
decir,
el
internauta
pretende
que
su
comentario
sea
comprendido
y
que
su
obje9vo
sea
captado
adecuadamente.
Para
hacer
más
efec9va
su
intervención
recurre,
en
consecuencia,
a
dis9ntas
estrategias
persuasivas.
En
este
sen9do,
recordemos
que
Aristóteles
en
su
Retórica
(1990)
sos9ene
que
el
hombre
no
es
solo
un
ser
racional,
sino
que
obedece
también
al
ámbito
de
las
emociones,
por
lo
que
resulta
imprescindible
abordar
el
discurso
persuasivo.
Así,
establece
que
todo
discurso,
si
pretende
incidir
sobre
la
audiencia,
debe
aludir
a
tres
dimensiones:
el
logos,
el
ethos
y
el
pathos.
Dicho
en
otras
palabras,
un
argumento
nos
convence
cuando
sus
premisas
nos
parecen
racionales
y
convincentes
(logos),
cuando
su
enunciador
merece
nuestra
confianza
(ethos)
y
cuando
sus
proposiciones
apelan
también
a
nuestras
emociones
(pathos).
163
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
En
el
marco
genérico
del
comentario,
el
enunciador
se
construye
discursivamente
“ethos”,
en
cada
intervención
que
realiza,
como
autoridad,
experto,
persona
confiable,
etc.,
apelando
en
dicho
proceso
a
los
diferentes
modos
semió9cos
que
posibilita
el
soporte
digital
(mul9modalidad:
palabra,
imagen
está9ca
o
animada,
fotograra,
sonido,
etc.).
También
lo
hace
a
través
de
los
enlaces
que
selecciona
para
presentar
u
exponer
un
tema
o
punto
de
vista
(hipertextualidad)
e
interactuando
con
sus
pares
-‐en
el
contexto
de
una
comunidad
virtual
(de
habla,
discursiva
o
de
prác9ca,
según
el
caso),
por
medio
de
un
registro
escrito
moldeado
por
la
inmediatez
comunica9va
e
impregnado
de
emo9vidad.
En
cuanto
al
pathos,
es,
bajo
nuestra
mirada,
el
recurso
retórico
dominante
de
los
cibergéneros
conversacionales
en
general
y
del
comentario
en
par9cular,
ya
que
reflejan
una
incues9onable
orientación
hacia
la
empaPa
y
el
desarrollo
de
sen9mientos
de
adhesión
comunitaria.
El
usuario
desea
que
lo
que
enuncia
sea
aceptado
por
los
otros
miembros
de
su
grupo
de
referencia,
que
sus
afirmaciones
sean
consideradas
legí9mas
y
bien
fundadas.
En
úl9ma
instancia,
su
aspiración
es
que
se
concre9cen
sus
metas.
14
Toda
reformulación
supone
la
“transformación
de
una
unidad
discursiva
en
otra
de
tamaño
variable
semán7camente
equivalente”
(Maingueneau,
2003:
83).
En
este
sen7do,
el
comentario
podría
considerarse
un
7po
de
reformulación,
cuya
par7cularidad
es
agregar
valoraciones
propias.
Por
otra
parte,
toda
reformulación
explica7va
implica,
respecto
de
la
fuente,
una
interpretación,
mutación
del
contenido
sin
alteración
radical
y
producción
de
un
nuevo
texto
(Fuchs,
1994:
18).
164
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
A
través
de
la
“teoría
de
los
actos
de
habla”
es
posible
descubrir
el
propósito
comunica9vo
de
este
género,
puesto
que
los
comentarios
vehiculan
actos
de
habla
globales,
equivalentes
formales
de
un
plan
de
acción
o
intención
discursiva
predominante,
estrategia
general
que
se
compone
de
una
secuencia
de
acciones
par9culares
orientadas
hacia
un
obje9vo.
Estas
macroproposiciones
esclarecen
la
intención
discursiva
del
enunciador
y
la
posición
de
los
par9cipantes
del
proceso
genérico.
Siguiendo
esta
línea
de
pensamiento,
podemos
decir
que
los
comentarios
digitales
procuran
cri9car,
protestar,
denunciar,
pedir,
exigir,
sugerir,
descalificar,
felicitar,
interrogar,
informar,
etc.
Estas
apreciaciones
implican
acciones
sociales
de
naturaleza
cultural
en
las
que
se
produce
una
interacción
entre
el
autor
material
del
comentario
y
la
comunidad
de
lectores
registrados,
debido
a
que
enunciar
una
opinión
supone
ponerla
en
relación
directa
con
las
creencias
propias
de
un
grupo
social
que
posee
una
serie
de
conocimientos
en
común,
a
par9r
de
los
cuales
los
sujetos
formulan
sus
ac9tudes,
que
resultan
expresión
individual
de
esas
verdades
compar9das.
Para
que
su
mensaje
sea
entendido
rápida
y
sencillamente,
el
hablante
aprovecha
estructuras
organiza9vas
previas,
esquemas
válidos
como
los
de
premisa-‐argumentos,
problema-‐solución,
causa-‐consecuencia,
etc.,
ya
que
así
su
texto
será
procesado
con
mayor
facilidad
por
el
resto
de
los
ciberlectores.
En
todo
comentario
la
secuencia
textual
dominante
o
envolvente
es
la
argumenta9va,
aunque
de
manera
recurrente
suelen
emerger,
como
secuencias
incrustadas,
otros
modos
de
organización
discursiva
como
la
narración,
la
descripción
o
la
exposición.
Ahora
bien,
los
navegantes
de
si9os
de
no9cia,
al
expresar
opiniones
sobre
acontecimientos
de
actualidad
pueden
conseguir
en
sus
interacciones
verbales,
que
un
asunto
rela9vamente
ignorado
gane
notoriedad
y
sea
abordado
más
a
fondo
en
la
cobertura
periodís9ca
de
un
medio
digital.
Del
mismo
modo,
pueden
desencadenar
réplicas
que
van
a
complementar,
apoyar
u
oponerse
a
la
postura
adoptada
por
el
cibernauta
en
su
intervención.
Asimismo,
además
de
proporcionar
puntos
de
vista,
colaboran
con
información
o
explican
aspectos
determinados
sobre
un
asunto
par9cular.
165
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Por
tanto,
podemos
afirmar
que
estamos
en
presencia
de
un
género
evalua9vo
ya
que
ac9va
juicios
y
valores
sobre
algún
estado
de
cosas.
Es
decir,
la
evaluación
cons9tuye
el
aspecto
central
del
comentario.
No
es
solo
una
cues9ón
individual
sino
social,
puesto
que
se
rige
por
el
sistema
de
valores
de
una
comunidad
determinada
en
la
que
el
género
se
produce.
Al
difundir
opiniones,
los
comentarios
apuntan
a
ideologías
y,
por
consiguiente,
se
sitúan
junto
al
poder
establecido
o
enfrente
de
él.
En
consecuencia,
el
conocimiento
compar9do,
el
saber
de
sen9do
común,
el
eco
de
la
voz
colec9va
de
sujetos
que
se
expresan
mediante
el
enunciado
par9cular
de
un
hablante,
que
se
pronuncia
y
construye
como
un
ciudadano
que
se
dirige
a
sus
pares,
es
la
base
epistemológica
a
par9r
de
la
cual
se
generan
los
procesos
comunica9vos
en
este
género.
Por
otro
lado,
frecuentemente,
el
usuario
lector
promueve
una
acción
e
intenta
producir
un
efecto
en
el
des9natario
de
su
discurso.
Dicho
de
otro
modo,
el
enunciador
de
estos
espacios
de
discusión
se
erige
en
intérprete
voluntario
de
la
sociedad
y
de
sus
intereses,
por
lo
que
llega
a
aconsejar
conductas
a
los
gobernantes,
sugerir
medidas
a
la
administración
y
proponer
caminos
alterna9vos
a
los
responsables
de
las
diferentes
ins9tuciones
sociales.
En
este
caso,
el
cibernauta
juzga
que
lo
que
plantea
es
lo
más
conveniente
para
el
futuro
del
colec9vo
que
integra.
Al
mismo
9empo,
la
opinión
puede
asumir
la
forma
de
una
crí9ca,
en
la
que
el
deseo
suele
formularse
en
términos
de
exigencia,
de
compromisos
o
de
acción.
El
comentario
digital
como
género
discursivo
periodís9co
es,
entonces,
un
marco
ideal
para
dar
formas
a
las
ideas
y
pensamientos,
para
adoptar
una
postura
ante
los
hechos
y
para
el
ejercicio
democrá9co.
Condensa
las
ideologías
de
los
ciudadanos
tal
como
son
vividas
en
su
co9dianeidad.
Organiza
manifestaciones
discursivas
concretas
de
las
prác9cas
sociales
y
facilita
la
par9cipación
ac9va
de
los
actores
de
una
comunidad
determinada
en
la
esfera
pública.
Por
úl9mo,
resta
aclarar
que
ha
recibido
el
legado
de
un
género
como
la
carta
de
lector,
propia
de
la
tradición
discursiva
del
periodismo
escrito,
y
que
hereda
sus
rasgos
a
las
intervenciones
de
los
medios
sociales
como
TwiMer
y
Facebook.
Además,
en
su
carácter
de
situación
discursiva
par9cular,
viabiliza
la
concreción
de
formas
genéricas
como
foros,
weblogs
y
ciberno9cias.
166
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Estos
aspectos
cons9tuyen
las
marcas
definitorias
que
nos
permiten
pensarlo
como
un
nuevo
género
discursivo,
al
que
proponemos
caracterizar
como
espacio
de
construcción
y
representación
de
una
realidad
social
efectuada
por
un
usuario
en
el
seno
de
los
medios
digitales,
a
través
del
empleo
casi
exclusivo
de
la
palabra
escrita,
aunque
recurra,
también
en
ocasiones,
al
hipertexto
y
a
otros
procedimientos
mul9modales,
con
la
intención
de
persuadir
a
un
des9natario
explícito
y
al
conjunto
de
lectores
de
una
cibercomunidad
acerca
de
la
validez
de
una
valoración
personal
(no
ins9tucional)
sobre
un
hecho
de
actualidad,
mediante
la
u9lización
de
estrategias
argumenta9vas
de
interacción.
3. Conclusiones
A
lo
largo
de
estas
páginas
hemos
intentado
demostrar
que
el
comentario
digital
es
una
nueva
clase
textual
empleada
por
usuarios
de
comunidades
par9culares
en
el
ámbito
del
ciberespacio.
En
el
contexto
de
las
prác9cas
discursivas
del
periodismo
electrónico,
los
comentarios
sobre
las
no9cias
representan
uno
de
los
recursos
de
par9cipación
más
explotado
por
los
medios
digitales.
Así,
son
para
los
ciudadanos
una
forma
simple
de
exponer
sus
impresiones
sobre
un
acontecimiento
y
discu9r
en
torno
a
ellos
con
otros
pares
y
para
las
empresas
informa9vas,
un
modo
natural
de
sondear
las
manifestaciones
de
la
opinión
pública,
de
observar
sus
reacciones
y
de
fidelizar
la
audiencia.
Es
decir,
con
la
irrupción
de
la
llamada
web
2.0,
el
género
del
comentario
digital
se
ha
tornado
en
una
vía
de
par9cipación
espontánea
en
el
marco
del
sistema
democrá9co.
No
obstante,
coincidimos
con
Pierre
Levy
(2007)
en
que
para
que
las
intervenciones
de
los
miembros
de
las
comunidades
virtuales
sean
compa9bles
con
la
democracia
deben
garan9zar
la
deliberación,
el
debate
y
el
pensamiento
crí9co.
En
consecuencia,
lo
significa9vo
no
es
solo
poder
enunciar,
sino
hacerlo
en
un
plano
de
respeto
hacia
el
otro
y
sus
argumentos,
movidos
por
un
afán
de
pluralismo,
tolerancia
y
aceptación
de
las
diferencias.
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171
Reseñas
Nanclares,
Gustavo.
La
cámara
y
el
cálamo.
Ansiedades
cinematográficas
en
la
narra?va
hispánica
de
vanguardia.
Iberoamericana-‐Vervuert.
2010.
212
pág.
24
€
Una
rama
de
los
estudios
literarios
hispánicos
ha
manifestado
en
los
úl9mos
años
un
interés
creciente
por
trabajos
interdisciplinares
que
sugieran
nuevos
modos
de
analizar
las
similitudes,
diferencias
e
interrelaciones
surgidas
del
contacto
entre
la
literatura
y
el
cine
en
el
ámbito
hispánico.
Encomiable
labor,
pues
permite
el
acceso
a
áreas
de
estudio
que,
al
ocuparse
del
rol
fundamental
del
cine
en
la
configuración
del
sujeto
de
la
modernidad,
trae
luz
nueva
sobre
autores
y
escuelas,
tradiciones
y
es9los,
obras
y
movimientos
literarios.
El
surgimiento
de
este
interés
por
inves9gaciones
conjuntas
de
cine
y
literatura
se
debe,
en
gran
medida,
a
la
atracción
y
aumento
imparable
de
los
estudios
audiovisuales
en
las
universidades
norteamericanas,
al
empuje
de
los
estudios
culturales
y
al
afán
innovador
del
espíritu
nacional,
siempre
al
acecho
de
nuevas
propuestas
y
revisiones
crí9cas.
Gustavo
Nanclares,
profesor
en
la
Universidad
de
Connec9cut,
forma
parte
de
este
grupo
de
académicos
e
inves9gadores
residentes
en
los
EE.UU.
que
buscan,
desde
la
literatura,
ofrecer
lecturas
originales
a
par9r
del
prisma
crí9co
del
cine.
Desde
su
invención
a
finales
del
siglo
XIX,
el
cine
provocó
un
maremoto
en
los
ar9stas
de
las
más
diversas
disciplinas.
El
arte
total
que
creían
ver
en
el
joven
cinematógrafo
deslumbró
a
los
ar9stas
de
la
época,
haciendo
que
pintores,
escultores
y
literatos
se
replanteasen
sus
respec9vos
campos
de
trabajo.
Tal
fue
el
impacto
del
nuevo
arte
que
sus
efectos
transformarían
el
género
novelesco
y
harían
cues9onar
sus
límites
a
sus
creadores,
con
especial
impacto
en
“la
narra9va
de
vanguardia
[la
cual]
cons9tuye
un
caso
excepcional
de
fusión,
superposición
y
acoplamiento
del
lenguaje
del
cine
en
la
prosa
literaria”
(Nanclares,
2010:
17).
Con
una
prosa
cuidada
y
un
es9lo
que
reflexiona
con
pulcritud
y
sencillez
sobre
el
lenguaje
cinematográfico
y
literario,
espacios
en
los
que
tantos
ensayistas
se
han
hundido
en
los
lodos
de
la
confusión
por
falta
de
claridad
argumental
o
desconocimiento
de
uno
u
otro
campo,
173
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Los
problemas
que
encuentra
el
autor
de
la
delimitación
de
su
objeto
de
estudio
son
abordados
en
una
introducción
caracterizada,
como
el
resto
del
libro,
por
su
claridad
exposi9va.
Como
la
crí9ca
literaria
carece,
todavía
hoy,
de
“una
definición
coherente
y
comprensiva
de
la
narra9va
de
vanguardia”
(Nanclares,
2010:
10)
que
no
se
reduzca
a
una
heterogénea
y
amplia
enumeración
de
caracterís9cas
temá9cas
y
formales,
Nanclares
recurre
a
Gustavo
Pérez
Firmat,
quien
había
usado
con
anterioridad
los
parámetros
extrínsecos
de
la
delimitación
temporal
y
espacial
para
estudiar
un
conjunto
de
novelas
publicadas
entre
1926
y
1931
en
España
y
México,
además
de
tres
epígonos
de
1934
publicados
en
las
colecciones
“Nova
Novorum”,
“Ulyses”
y
“Valores
Actuales”.
Es
así
como
salva
el
obstáculo
de
una
definición
vasta
e
imprecisa
anclada
en
parámetros
intrínsecos
a
la
obra.
Tras
fijar
su
objeto,
el
autor
intentará
explicar
“por
qué
estos
jóvenes
autores
se
entregaron
en
grupo
y
de
modo
casi
febril
a
escribir
este
conjunto
inclasificable
de
obras
y
en
el
transcurso
de
sólo
media
década
decidieron
abandonar
el
proyecto
de
manera
colec9va”
(Nanclares,
2010:
12).
Para
conseguir
dar
un
respuesta
acertada,
el
autor
realizará
un
pormenorizado
estudio
de
las
causas
que
lo
originaron,
los
rasgos
específicos
del
fenómeno
durante
sus
cinco
años
de
existencia
y
las
razones
de
su
inminente
agotamiento,
hallando
en
todas
ellas
al
cine
como
causa
y
elemento
modular.
Atraídos
por
la
irrupción
del
cinematógrafo,
los
jóvenes
escritores
de
vanguardia
se
lanzaron
a
la
búsqueda
de
un
lenguaje
literario
que
atrapase
con
igual
fuerza
psíquica
y
esté9ca
de
la
que
hacía
gala
el
cine
para
encandilar
a
su
audiencia.
En
sus
obras
literarias,
la
búsqueda
de
esa
esté9ca
nueva
les
llevaría,
en
un
primer
lugar,
a
situar
al
cine
en
un
lugar
central,
copiando
de
éste
elementos
y
estrategias
narra9vas
para,
en
un
segundo
momento,
probar
a
fusionar
la
ficción
narra9va
con
la
esté9ca
cinematográfica
y,
finalmente,
reconocer
la
imposibilidad
de
tal
hibridación
de
lenguajes.
Como
resultado
nos
dejaron
libros
ejemplares
de
los
límites
de
lo
novelesco
y
donde
las
ansiedades
producidas
tras
el
encuentro
de
autores
jóvenes
con
el
cine
(recogido
en
el
subPtulo
del
libro)
les
forzarían
a
reconocer
que
la
meta
anhelada
de
una
literatura
nueva,
tan
poderosa
como
el
cine
en
su
recepción
por
el
lector,
se
deshacía
entre
sus
páginas.
Francisco
Ayala,
Torres
Bodet,
Rosa
Chacel,
Antonio
Espina,
Benjamín
Jarnés,
Mario
174
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Verdaguer
y
Gilberto
Owen,
entre
otros,
son
los
autores
que
Nanclares
llama
a
la
palestra
una
y
otra
vez
para
apoyar
sus
tesis.
La
cámara
y
el
cálamo
está
estructurado
en
seis
capítulos
precedidos
por
una
somera
introducción.
La
contextualización
histórica
y
teórica
de
los
efectos
que
el
cine
produjo
en
los
escritores
de
vanguardia
y
su
complicada
relación
con
éste
es
el
meollo
del
primer
capítulo,
lleno
de
anécdotas
y
datos
históricos
que
nos
sitúan
en
el
vibrante
ambiente
cultural
y
literario
de
la
España
de
inicios
de
siglo
pasado.
Escritores
establecidos
y
ar9stas
de
vanguardia
se
fascinan
de
tal
modo
por
el
cine
que
recogen
en
sus
novelas
una
y
otra
vez
la
experiencia
de
asis9r
al
nuevo
espectáculo
de
masas
y,
desde
la
incipiente
cri9ca
cinematográfica,
reflexionan
sobre
el
fenómeno
en
profundidad.
Ortega
y
Gasset,
en
su
periódico
El
Imparcial,
funda
en
1915
la
primera
columna
dedicada
al
sép9mo
arte,
la
cual
caería
brevemente
en
manos
de
Federico
de
Onís,
quien
sería
relevado
por
el
tándem
mexicano
de
Alfonso
Reyes
y
MarPn
Luis
Guzmán.
Entre
una
miríada
de
ar9stas,
crí9cos
e
intelectuales
que
reflexionan
sobre
el
cine,
se
alza
por
derecho
propio
el
discípulo
de
Ortega,
Fernando
Vela,
quien
aún
espera
ser
reconocido
en
toda
su
valía
por
la
crí9ca
cinematográfica
internacional
y
española.
Es
éste
un
momento
de
explosión
y
florecimiento
en
paralelo
de
la
teoría
y
crí9ca
cinematográficas
y
las
vanguardias
históricas
en
toda
Europa,
y
Nanclares
nos
brinda
un
mapa
acertado
de
los
pensadores
y
filósofos
preocupados
por
el
análisis
del
cine.
La
invocación
de
teóricos
y
pensadores
europeos,
sin
ceñirse
a
los
hispanos,
es
encomiable.
Si
bien
es
mayor
el
espacio
dedicado
a
teóricos
y
productores
culturales
españoles
por
su
influjo
directo,
al
situarlos
en
diálogo
con
los
europeos
el
autor
abre
el
foco
que
tantas
veces
confina
a
un
falso
localismo
a
las
producciones
hispánicas.
A
esta
breve
presentación
del
panorama
crí9co-‐teórico
siguen
citas
de
novelas
donde
se
muestra
la
conmocionadora
fuerza
del
cine.
Un
caso
paradigmá9co
de
cómo
el
cine
se
convir9ó
en
la
nueva
panacea
arPs9ca
es
evidente
en
el
viraje
que
el
joven
Luis
Buñuel
dio
al
abandonar
la
poesía
y
filmar
Un
perro
andaluz
con
Salvador
Dalí,
convir9éndose
“de
la
noche
a
la
mañana
en
una
de
las
figuras
más
pres9giosas
y
admiradas
del
panorama
cultural
europeo”
(Nanclares,
2010:
28).
Este
cambio
en
el
valor
cultural
y
hegemónico
del
cine
explica
la
admiración
de
los
escritores
de
vanguardia
y
removería
los
cimientos
de
la
novela
en
esta
“lucha
de
poder”
de
la
que
hablaba
Eikhenbaum
y
en
la
que
Dreyer,
Clair,
Dullac,
Cavalcan9,
Charlos
y
Keaton,
Pudovkin,
Lang,
Eisenstein
y
Epstein,
maestros
del
cine
mudo,
saldrían
ganando.
El
poder
hipnó9co
y
lírico
del
cine,
su
fuerza
e
intensidad,
se
mostraban
imba9bles,
y
a
los
jóvenes
escritores
sólo
se
les
ocurriría
acercar
la
literatura
el
cine,
incorporando
en
ella
algunos
aspectos
de
la
esté9ca
rlmica.
A
la
parálisis
crea9va
y
falta
de
ideas
novedosas
se
unía
175
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
el
furor
cinéfilo,
aumentando
las
ansiedades
de
esta
cuadrilla,
pasando
rápidamente
de
la
loa
absoluta
a
la
crí9ca
de
determinados
aspectos
rlmicos
con
el
fin
de
diferenciar
sus
creaciones
y
recuperar
la
autonomía
de
la
literatura.
De
este
modo
establecían
fronteras
que
jerarquizaban
a
las
dos
artes,
situando
al
cine
como
un
“arte
sen9mental,
plás9co,
emo9vo
y
alusivo,
mientras
que
la
literatura
cons9tuiría
el
autén9co
arte
espiritual
y
mental”
(Nanclares,
2010:
45).
La
paradoja
surge
cuando
estos
mismos
escritores
vanguardista
han
de
recurrir
a
la
novela
tradicional
para
jus9ficar
la
jerarquía
entre
las
artes,
igualando
sus
producciones
al
cine.
El
papel
estelar
del
cine
en
ella
les
envolvía
y
pronos9caba
un
final
cercano
e
inevitable,
tal
y
como
reconocía
Rufino
Blanco
Fombona
en
su
definición
de
la
narra9va
de
vanguardia:
“Cinematógrafo
+
Poemita
+
Tontería
–
Talento=
Novela”
(Nanclares,
2010:
47).
Irónica
fórmula
que,
con
el
9empo,
se
mostrará
clarividente.
Tras
este
extenso
capítulo,
el
autor
se
centra
en
los
cuatro
capítulos
siguientes
en
análisis
específicos
de
la
narra9va
de
vanguardia
en
los
cuales
existe
una
influencia
patente
del
cine.
En
el
capítulo
segundo,
Nanclares
expone
la
apropiación
de
los
procedimientos
del
découpage
y
del
montaje,
así
como
el
impacto
en
la
mirada
moderna
y
en
la
creación
arPs9ca
del
concepto
rlmico
de
fotogenia.
Par9endo
del
gran
teórico
del
montaje
patrio
que
fue
Luis
Buñuel,
quien
lo
estudia
desde
el
punto
de
vista
de
la
producción
rlmica,
repasa
el
autor
posteriormente
las
reflexiones
que
el
novelista
Luis
Espina
hace
sobre
el
montaje
desde
la
perspec9va
de
su
recepción.
La
nueva
posición
del
público
ante
la
pantalla
es
violenta
y
exige
de
éste
un
esfuerzo
interpreta9vo
y
una
ac9tud
psicológica
nunca
vistos
en
la
historia.
Como
efecto,
el
principio
de
la
fotogenia
dota
de
protagonismo
al
objeto
en
la
narración,
revaloriza
la
plas9cidad
visual
y
modela
la
configuración
tradicional
del
espacio
y
el
movimiento.
La
narra9va
literaria
se
rear9cula,
presentándose,
a
través
de
la
mirada,
“como
un
conjunto
de
imágenes
o
estampas
que
el
escritor
arroja
sin
orden
ni
concierto
sobre
la
página
en
blanco
de
modo
análogo
a
la
proyección
de
las
imágenes
en
la
pantalla”
(Nanclares,
2010:
59).
Será
el
lector
quien,
con
sumo
cuidado
y
dotes
de
avezado
voyeur,
hallará
el
elemento
ar9culador
que
le
permi9rá
la
correcta
interpretación
del
texto.
La
fragmentación
y
segmentación
de
la
narración,
a
la
manera
del
découpage
y
del
montaje
rlmicos,
se
convierten
en
elementos
esenciales
en
la
vanguardia
literaria.
Se
rompe,
como
efecto,
la
lógica
discursiva
tradicional
de
la
novela
y
aparece
una
poé9ca
de
la
metáfora
espacial
y
temporal,
donde
sucesiones
de
imágenes
sin
fin
han
de
ser
posteriormente
descodificadas
por
el
lector.
El
mostrar
sus9tuye
al
contar,
puesto
que
“la
narración
se
divide
en
una
sucesión
de
formas
visuales
cuyas
disposiciones
geométricas
cons9tuyen
el
elemento
esencial
del
sen9do
que
se
desprende
de
dicha
narración”
(Nanclares,
176
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
2010:
69).
Como
entendería
pronto
el
crí9co
húngaro
Béla
Balázs
en
Der
sichtbare
Mensch
oder
Die
Kultur
des
Films,
la
aportación
principal
del
cine
a
la
modernidad
es
la
recuperación
de
una
cultura
visual
olvidada
tras
siglos
de
abstracción
intelectual
provocada
por
la
irrupción
de
la
imprenta.
El
lector
moderno
se
ha
transformado,
sin
posible
vuelta
atrás,
en
un
espectador
constreñido
a
servirse
de
un
aparato
visual
de
decodificación
semió9ca
a
la
hora
de
la
lectura.
Numerosos
son
los
ejemplos
en
novelas
vanguardistas
con
descripciones
de
espacios
y
objetos
fotogénicos,
desordenadas
y
caprichosas,
en
la
que
la
mirada
se
convierte
en
el
medio
esencial
a
través
de
la
cual
escritor
y
lector
acceden
a
la
narración.
Trucajes
y
efectos
visuales
como
filtros
o
lentes
deformantes
pueblan
la
novelas,
en
una
metapoé9ca
que
reflexiona
sobre
las
posibilidades
de
representación
de
la
realidad
del
lenguaje
arPs9co.
El
recorrido
que
hace
Caro
Baroja
en
su
Historia
de
la
fisiognómica
se
de9ene
precisamente
en
el
siglo
XIX,
(…)
excluye
el
significa9vo
incremento
del
interés
de
los
estudios
fisiognómicos
que
se
produce
a
comienzos
del
siglo
XX
a
raíz
del
nacimiento
y
de
la
expansión
del
arte
cinematográfico.
(Nanclares,
2010:
88)
Razón
por
la
que
Nanclares
lo
reemplazará
en
la
explicación
del
papel
que
el
cine
mudo
tuvo
a
la
hora
de
rescatar
los
estudios
fisiognómicos.
A
con9nuación,
el
autor
revisará
el
pensamiento
antropológico
de
Ortega
influenciado
por
la
fenomenología
de
Oswald
Spengler
en
La
decadencia
de
Occidente
(publicado
en
español
en
1923)
y
sus
repercusiones
en
los
narradores
de
vanguardia
hispanos.
Las
teorías
de
Splenger
y
el
valor
dado
al
rostro
y
al
gesto
en
el
cine
llevan
a
Ortega
a
meditar
sobre
algunas
ideas
de
su
pensamiento
antropológico
en
un
ciclo
de
conferencias
impar9do
en
Madrid
en
abril
de
1925
bajo
el
Ptulo
de
“Temas
de
antropología
filosófica”,
y
recogidas
en
parte
en
su
ensayo
“Vitalidad,
alma,
espíritu”.
Entre
ellas
se
halla
una
“reivindicación
del
cuerpo
como
elemento
cons9tu9vo
esencial
de
la
persona
en
su
dimensión
más
profunda”
ya
que,
“frente
al
idealismo
europeo
y
protestante,
Ortega
reivindica(ba)
la
importancia
que
a
su
juicio
otorgaron
históricamente
las
culturas
católicas
del
cuerpo”
(Nanclares,
2010:
90).
Estas
reflexiones
resultan
de
gran
interés,
al
establecer
una
esté9ca
fisiognómica
original
y
una
teoría
de
la
expresión
que
el
filósofo
desarrollaría
más
adelante
en
su
arPculo
“La
expresión,
fenómeno
cósmico”
(1925)
donde
afirma
que
“existe
un
177
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
vínculo
ontológico
defini9vo
entre
la
forma
material
del
cuerpo
y
las
caracterís9ca
tangibles
del
alma
y
de
la
conciencia”
(Nanclares,
2010:
91).
El
cuerpo
y
el
alma
son
una
unidad
y
es
en
el
gesto
y
el
cuerpo
del
hombre
donde
el
verbo
se
hace
carne.
De
estas
afirmaciones
a
comprender
la
importancia
dada
al
gesto
y
a
los
rasgos
fisiognómicos
por
los
crí9cos
de
cine
que
escribieron
en
la
columna
fundada
por
Ortega
hay
sólo
un
paso.
La
expresión
facial,
los
planos
detalle
del
rostro
y
de
ciertas
partes
del
cuerpo
con
especial
atención
en
las
manos,
serán
elementos
recurrentes
en
la
narra9va
de
vanguardia.
Este
lenguaje
de
la
expresión
fisiognómica
es
connota9vo
y
no
denota9vo,
y
al
inundar
las
páginas
de
estas
novelas
las
llena
de
ambigüedad,
polisemia,
indefinición
e
incer9dumbre,
creando
la
imposibilidad
de
una
comprensión
certera
y
única
del
personaje.
En
los
rasgos
y
gestos
de
un
rostro
las
lecturas
son
potencialmente
infinitas
y
la
inopera9vidad
de
esta
técnica,
“una
más
de
las
estrategias
de
dispersión
del
sen9do”
(2010:
104)
de
la
narra9va
de
vanguardia,
ayudaría
en
buena
medida
a
su
postrera
desintegración.
El
lector
ve
cómo
la
polisemia
esencial
del
signo
fisiognómico
se
transforma
en
asemia,
privándole
de
todo
sen9do
y
obligándole
a
un
ejercicio
lúdico
de
lectura
interminable.
El
mundo
de
subje9vidad
radical
creado
por
estos
escritores
descompone
al
sujeto
moderno
en
tal
modo
que
manifiesta
complicadas
limitaciones
semán9cas:
“el
sujeto
ya
no
cons9tuye
un
todo
unitario
e
indivisible,
sino
un
mecanismo
complejo
y
ar9culado,
caleidoscópico,
que
puede
observarse
desde
múl9ples
perspec9vas”
(Nanclares,
2010:
110).
Con
este
valor
dado
al
modelo
fisiognómico
de
caracterización
de
los
personajes,
en
realidad
se
está
produciendo
un
cues9onamiento
profundo
del
pensamiento
racionalista
y
cienPfico-‐
empirista,
de
la
metarsica
tradicional
y
de
la
mímesis,
a
favor
de
un
paradigma
donde
el
modelo
fenomenológico
se
ins9tucionaliza.
La
hermenéu9ca
derivada
de
la
gnosis
visual
se
vuelve
preponderante
y
el
jeroglífico,
signo
de
significación
vaga
e
inestable
cuyo
fin
úl9mo
es
entretener
jugando,
es
una
muestra
de
este
giro
radical
de
la
modernidad
hacia
la
dictadura
del
entretenimiento.
Los
efectos
oníricos
del
cine
serán
el
centro
del
cuarto
capítulo.
A
través
de
la
sombras
y
luces
que
plagan
la
pantalla
y
de
su
poder
de
suges9ón
psíquica
el
espectador
accede
al
mundo
de
los
sueños
y
de
la
infancia,
arrebatándole
el
monopolio
a
la
mente
racional.
El
pensamiento
crí9co-‐realista
se
interrumpe
para
sumergirse
en
la
ficción
cinematográfica
de
una
manera
similar
a
la
caída
en
los
brazos
de
Morfeo.
En
sintonía
con
la
inclinación
europea
por
el
mundo
de
los
sueños,
las
influencias
en
España
de
Freud
y
las
reflexiones
de
Bergson
sobre
la
percepción,
el
9empo
y
la
memoria,
son
enormes
en
la
época
del
cine
mudo.
Tal
y
como
demuestra
Gilles
Deleuze
en
su
archi-‐citado
volumen
La
imagen-‐?empo,
en
las
películas
de
178
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
El
lenguaje
visual
del
cine
mudo,
y
especialmente
del
cine-‐arte
y
el
cine
de
vanguardia,
abrió
todo
un
nuevo
abanico
de
incitaciones
visuales,
suges9ones,
insinuaciones,
sensaciones
de
todo
cariz
que
ensanchaban
y
renovaban
el
marco
de
representación
e
interpretación
de
la
obra
de
arte.
(2010:
127).
La
realidad
y
el
sueño
se
igualan
y
los
mundos
interiores
y
exteriores
pierden
sus
límites,
en
una
hibridación
de
espacios
y
9empos
ficcionales
opuestos
al
paradigma
realista
de
la
narra9va
tradicional.
Desde
la
narra9va,
estos
autores
tratan
de
importar
elementos
de
la
memoria,
del
sueño-‐visión
y
del
deseo
empleados
por
el
cine
para
hipno9zar
y
fascinar
sin
romper
con
el
principio
mimé9co,
pero
si
bien
el
cine
conseguía
envolver
al
espectador
detrayéndole
su
capacidad
analí9ca,
la
literatura
en
cambio
obligaba
al
lector
a
cues9onarse
con9nuamente
la
validez
de
los
mundos
ficcionales
por
un
efecto
de
“extrañamiento”
propio
del
discurso
metanarra9vo
al
que
se
veían
arrastrados.
Aunque
la
sección
que
se
ocupa
de
la
reducción
ontológica
de
los
personajes
de
esta
narra9va
a
presencias
fantasmá9cas
en
el
quinto
capítulo
es
de
gran
interés,
la
parte
menos
original
y
lograda
del
libro
es
la
parte
final
del
mismo,
dedicado
a
estudiar
la
reducción
de
la
mujer
a
mero
objeto
para
la
sa9sfacción
eró9ca
de
la
mirada
masculina.
Probablemente
más
mo9vada
por
esa
exigencia
de
los
estudios
culturales
americanos
de
incluir
un
capítulo
precep9vo
sobre
género
que
por
el
interés
de
este
análisis
para
la
hipótesis
de
académico,
Nanclares
recurre
a
teorías
cues9onadas
en
la
actualidad
por
su
falta
de
contextualización
histórica
y
análisis
casuís9co,
como
es
la
de
la
pulsión
escoporlica
del
espectador
masculino
y
la
correla9va
reducción
a
objeto
de
la
mujer,
dogmas
descubiertos
e
implantados
por
Laura
Mulvey
en
su
arPculo
de
1975
“Visual
Pleasure
and
Narra9ve
Cinema”.
Como
contrapunto
a
la
cuidada
revisión
de
teorías
y
autores
literarios
hispanos
contemporáneos
de
los
escritores
de
vanguardia
que
realiza
el
autor
en
otros
lugares
del
libro,
observamos
que
en
el
estudio
histórico
y
teórico
del
cine
existe
una
cierta
pereza
que
le
lleva
a
recurrir
a
lugares
comunes
cues9onados
por
la
teoría
cinematográfica
contemporánea.
Volvamos
ahora
a
la
parte
del
179
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
capítulo
que
se
ocupa
del
rebajamiento
ontológico
de
los
personajes
novelescos
vanguardistas,
sin
apenas
nexo
de
unión
con
la
sustancia
humana
que
les
sirve
como
referente:
Frente
a
la
solidez
y
profundidad
de
los
figurones
Ppicos
de
la
novela
decimonónica,
la
nueva
narra9va
presenta
a
unos
seres
descompuestos,
incorpóreos,
apenas
presen9dos
por
el
lector,
a
modo
de
seres
fantasmá9cos
que
pueblan
un
espacio
narra9vo
que
se
caracteriza
por
la
reducción
del
sen9do
de
realidad
y
la
ambigüedad
e
hibridación
de
los
mundos
ficcionales.
(Nanclares,
2010:
144).
El
capítulo
que
cierra
el
ensayo
funciona
como
colofón
a
las
afirmaciones
previas
de
Nanclares
desde
los
análisis
de
dos
novelas:
El
marido,
la
mujer
y
la
sombra
de
Mario
Verdaguer
y
Novela
como
nube
de
Gilberto
Owen.
La
reflexión
metatextual
que
se
da
en
ambas
demuestra
la
imposibilidad
de
la
fusión
entre
cine
y
literatura
perseguida
por
los
escritores
de
vanguardia,
a
la
vez
que
sirve
como
predicción
de
su
irremisible
fracaso
y
desaparición.
Estas
obras,
leídas
desde
esta
nueva
óp9ca
ligada
al
cine,
nos
hacen
reflexionar
sobre
la
naturaleza
del
arte,
sobre
las
peculiaridades
de
los
lenguajes
cinematográfico
y
literario,
y
sobre
el
cambio
copernicano
que
produjo
la
llegada
del
cine
en
el
sujeto
moderno.
La
búsqueda
febril
de
la
literatura
vanguardista
por
igualarse
al
cine
e
incluso
superarlo
se
vio
frustrada
por
“no
dar
con
un
proyecto
narra9vo
al
mismo
9empo
novedoso
y
convincente”
(Nanclares,
2010:
182),
provocando
en
sus
prac9cantes
bien
la
vuelta
al
género
tradicional
de
la
novela,
bien
el
abandono
defini9vo
de
la
escritura.
180
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
generales
de
grupos
de
novelas
y
relatos.
Adecuados
todos
ellos
a
la
hipótesis
de
estudio
de
Nanclares
y
contextualizados
a
par9r
de
la
teoría
y
crí9ca
literaria
y
cinematográfica
de
la
época,
el
espíritu
de
base
del
ensayo
es
“si
no
totalizador,
al
menos
lo
más
abarcador
y
comprensivo
posible”
(2010:
13).
La
prosa
cuidada
de
Nanclares
trabaja
a
favor
de
la
comodidad
del
lector
pero,
desde
la
perspec9va
de
los
estudios
cinematográficos
más
estrictos,
se
echan
en
falta
análisis
y
referencias
a
películas
mudas
que
sirvieron
de
esPmulo
para
los
literatos
estudiados,
así
como
menciones
a
usos
y
costumbres
de
la
época
que
nos
den
una
visión
pormenorizada
de
cómo
se
producía
la
recepción
cinematográfica
a
finales
de
la
tercera
década
del
siglo
XX.
Los
numerosos
ejemplos
y
anécdotas
tomados
de
novelas
y
libros
de
memorias
no
consiguen
hacernos
olvidar
la
ausencia
de
estudios
sociológicos
y
fuentes
heterogéneas
capaces
de
componer
un
panorama
más
exacto
de
lo
que
significó
la
experiencia
cinematográfica
para
el
sujeto
moderno.
Si
bien
el
libro
se
centra
en
obras
literarias,
para
un
lector
no
ducho
en
historia,
teoría
y
lenguaje
cinematográficos,
las
cambios
y
diferencias
entre
el
cine
mudo
y
el
sonoro
requieren
mayor
profundización.
Con
todo,
uno
de
los
mayores
logros
de
Nanclares
lo
topamos
en
su
manera
de
inver9r
las
expecta9vas
de
los
lectores
habituados
a
leer
sobre
teoría
de
la
adaptación
literaria
o
sobre
relaciones
cine-‐literatura.
Generalmente,
la
literatura
ocupa
el
lugar
privilegiado
en
estas
narra9vas
pero,
en
este
caso,
se
devuelve
al
cine
su
rol
determinante
en
la
configuración
del
sujeto
moderno
y
su
impacto
en
la
evolución
de
las
artes.
Las
conclusiones
finales
rezarían
así:
el
cine
y
la
literatura,
a
pesar
de
sus
concomitancias
y
espacios
esté9co-‐formales
compar9dos,
son
lenguajes
diferenciados
con
esté9cas
específicas.
Por
lo
tanto,
cuando
tanto
uno
como
el
otro
pretenden
reapropiarse
de
las
herramientas
del
otro
fracasan
estrepitosamente
en
su
intento.
El
descalabro
de
los
escritores
de
la
vanguardia
hispánica
fue
un
ejemplo
paradigmá9co
de
ello,
del
mismo
modo
que
las
adaptaciones
literarias
y
teatralizantes
de
las
primeras
décadas
del
cine
francés
sonoro
han
caído
en
la
desmemoria.
Ejemplos
como
este
úl9mo
apenas
apuntado,
traído
de
la
historia
del
cine,
ayudarían
a
lectores
no
duchos
en
la
materia
a
establecer
las
conexiones
per9nentes
para
una
correcta
revisión
de
la
historia
conjunta
del
cine
y
la
literatura
en
el
siglo
XX.
Añadiendo
estas
puntualizaciones,
el
estudio
de
Nanclares
se
muestra
como
un
modelo
posible
a
seguir
para
futuros
estudiosos
de
estas
materias.
181
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
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182
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
González
Rey,
Mª
Isabel
(ed.).
Unidades
fraseológicas
y
TIC.
Cersa/Ins9tuto
Cervantes.
2012.
307
pág.
Gratuito
Los
diferentes
estudios
que
se
presentan
en
esta
publicación
manifiestan
la
gran
importancia
que
está
adquiriendo
el
uso
de
las
TIC
como
herramientas
frucPferas
y
cada
día
más
necesarias
para
mejorar
la
can9dad
y
calidad
de
las
inves9gaciones,
en
este
caso
en
par9cular
en
el
ámbito
de
la
fraseología
y
paremiología.
La
obra
presenta
una
serie
de
arPculos
en
los
que
se
trabajan
diferentes
aspectos
en
torno
a
las
unidades
fraseológicas
(UF)
y
las
TIC:
planteamientos
teóricos
y
prác9cos,
presentación
de
bases
de
datos
con
UF
(monolingües,
bilingües
y
mul9lingües),
propuestas
de
análisis
y
opciones
de
explotación
de
las
UF
en
traducción
y
enseñanza/aprendizaje
de
idiomas.
En
el
primer
arPculo,
André
Gallego
Barnés
presenta
un
reflexión
sobre
la
evolución
de
las
condiciones
de
inves9gación
en
paremiología
y
fraseología
desde
la
emersión
de
las
nuevas
tecnologías.
El
autor
comenta
cómo
han
cambiado
ciertos
aspectos,
tales
como
la
búsqueda
de
fuentes
documentales
o
el
almacenamiento
de
datos,
entre
otros.
Estos
cambios
–afirma
Gallego
Barnés–
favorecen
la
inves9gación
en
equipo
y,
por
ello,
la
creación
de
grupos
de
inves9gación.
183
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Los
estudios
que
aparecen
a
con9nuación
están
orientados
a
la
creación
de
bases
de
datos
gracias
a
la
aplicación
de
las
TIC.
Así,
José
Enrique
Gargallo
Gil
habla
de
una
valiosa
herramienta
de
trabajo:
BADARE,
una
base
de
datos
sobre
paremias
del
ámbito
de
la
meteorología
y
del
calendario
en
la
Romania.
Esta
base
de
datos
–a
la
que
se
puede
acceder
a
través
del
enlace
<hMp://stel.ub.edu/badare>–
permite
cuatro
9pos
de
consulta:
textual,
conceptual,
por
lenguas
y
por
fuentes
bibliográficas.
Otra
excelente
base
de
datos
es
el
Refranero
mul?lingüe
<hMp://cvc.cervantes.es/lengua/refranero>
que
nos
presenta
Julia
Sevilla
Muñoz,
en
el
que
día
a
día
–desde
su
publicación
en
2005
en
el
Centro
Virtual
Cervantes–
se
van
registrando
y
ampliando
paremias
populares
españolas
con
su
correspondencia
en
otras
lenguas.
Además,
incluye
información
paremiológica
sobre
las
mismas
(9po
de
paremia,
sinónimos,
antónimos,
variantes,
etc.).
Algunas
aplicaciones
prác9cas
de
este
refranero
las
podemos
observar
en
el
trabajo
de
Vanessa
Fernández
Pampín,
con
el
que
pretende
enfa9zar
la
importancia
de
la
enseñanza
de
la
fraseología
y
paremiología
en
la
Educación
Secundaria.
Para
ello,
realiza
una
serie
de
propuestas
didác9cas
tomando
como
referente
esta
base
de
datos.
Por
otro
lado,
tenemos
la
inves9gación
realizada
por
Germán
Conde
Tarrío
en
la
que
intenta
mostrar
el
camino
para
la
enseñanza,
en
las
aulas
de
bachillerato,
de
las
paremias
gallegas
que
aparecen
en
el
refranero.
Con
ello,
el
autor
busca
una
educación
más
interac9va
para
aumentar
la
mo9vación
de
los
discentes.
Otro
trabajo
de
interés
nos
lo
presenta
Pedro
Mogorrón
Huerta,
quien
nos
muestra
cómo
su
grupo
de
inves9gación
FRASYSTRAM
está
elaborando,
mediante
la
consulta
de
fuentes
tanto
orales
como
escritas,
una
base
de
datos
mul9lingüe
centrada
en
las
construcciones
verbales
fijas.
Además,
el
autor
defiende
su
u9lidad
en
los
campos
de
la
traducción
y
la
enseñanza
de
lenguas,
dado
que
con9ene
las
construcciones
verbales
más
empleadas.
Algunos
de
los
estudios
nos
muestran
cómo
diseñar
una
base
de
datos
informá9ca.
De
esta
manera,
Mona
Salah
Edlin
Shalan
propone
la
elaboración
de
una
base
de
datos
con
el
fin
de
crear
un
diccionario
fraseológico
bilingüe
español-‐árabe,
aplicando
criterios
obje9vos
mediante
las
aplicaciones
que
brindan
las
TIC.
Por
su
parte,
Giovanna
Angela
Mura
plantea
la
realización
de
otra
base
de
datos
informá9ca
con
el
obje9vo
de
registrar
los
esquemas
fraseológicos
(estructuras
del
9po
QUÉ
+
verbo
ir
+
a
+
verbo
en
infini?vo)
del
español
juvenil,
mostrando
lo
provechosas
que
resultan
las
TIC
para
la
iden9ficación
y
el
análisis
de
las
UF
objeto
de
estudio.
Por
otro
lado,
Maddalena
Ghezzi
nos
muestra
y
analiza
su
base
de
datos
original
para
el
estudio
184
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
de
las
comparaciones
estereo?padas
(oraciones
como
Es
más
lento
que
el
caballo
del
malo).
Además,
la
autora
presenta
una
ú9l
explotación
didác9ca
de
la
misma
en
el
campo
de
ELE.
Otros
trabajos
se
centran
en
las
redes
sociales
con
el
obje9vo
de
estudiar
ciertos
fenómenos
lingüís9cos.
Así,
Marina
García
Yelo
trata
el
proceso
de
desautoma9zación
de
paremias
españolas
–parodia
del
refrán
en
su
forma
más
reconocida
(unidades
del
9po
No
hay
mail
que
por
bien
no
venga)–
en
las
redes
sociales.
La
autora
explica,
clasifica
y
analiza
los
procesos
más
comunes
de
modificación
de
la
forma
canónica
de
dichas
paremias.
A
su
vez,
Mario
Marcon
nos
presenta
su
estudio
en
torno
a
Facebook
analizando
una
serie
de
encuestas
realizadas
a
los
usuarios
para
demostrar
que
la
Web
y
los
contenidos
creados
por
sus
usuarios
pueden
servir
a
las
inves9gaciones
en
el
campo
de
la
paremiología.
En
el
ámbito
de
la
enseñanza
de
lenguas,
Justyna
Pietrzak
y
Maria
Antonella
Sardelli
presentan
conjuntamente
una
elaborada
propuesta
didác9ca
en
la
que
muestran
las
diferentes
posibilidades
que
ofrecen
las
TIC
en
este
campo.
Todo
esto
lo
realizan
en
torno
a
la
enseñanza
y
aprendizaje
del
refranero
en
la
clase
de
italiano
L2
en
el
que
trabajan
los
aspectos
grama9cales,
morfológicos,
sintác9cos,
semán9cos
y
pragmá9cos
de
las
paremias.
Además,
proponen
el
desarrollo
de
cursos
para
su
distribución
en
Internet
mediante
la
plataforma
free-‐learning
CourseLab.
Por
su
parte,
Natalia
Vyshnia
diseña
una
serie
de
ac9vidades
didác9cas
relacionadas
con
las
UF
cuyo
centro
de
interés
es
la
gastronomía
con
el
propósito
de
facilitar
la
enseñanza/
aprendizaje
de
ELE.
Con
estas
ac9vidades,
la
autora
demuestra
que
trabajar
con
TIC
en
el
aula
fomenta
la
mo9vación
de
los
aprendices,
se
amplían
los
conocimientos
de
la
lengua
y
la
cultura
y,
con
ello,
aumenta
el
porcentaje
de
aprobados
en
los
exámenes
del
DELE.
Desde
un
enfoque
construc9vista,
Mª
Ángeles
Solano
Rodríguez
nos
presenta
una
gran
variedad
de
herramientas
que
resultan
ú9les
para
el
estudio
paremiológico
en
las
aulas
de
Educación
Secundaria
(tanto
de
Lengua
como
de
Lenguas
Extranjeras),
tales
como:
la
pizarra
digital,
la
videoconferencia
o
los
blogs.
185
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
su
trabajo
cómo
u9lizar
los
recursos
en
línea
en
la
enseñanza/aprendizaje
de
la
traducción
al
español
de
UF
inglesas
basándose
en
la
iden9ficación,
caracterización
y
traducción
de
las
unidades
presentes
en
un
ejemplo
de
texto
audiovisual
dado.
Por
su
parte,
Lucía
Clara
Serrano
Lucas
se
centra
en
el
fenómeno
de
la
modificación
fraseológica,
realidad
con
la
que
el
traductor
en
formación
se
debe
familiarizar
para
ser
consciente
de
los
problemas
que
pueden
surgir
a
la
hora
de
traducir
estas
UF
manipuladas.
Con
ese
propósito,
la
autora
plantea
unas
tareas
para
trabajar
concretamente
la
traducción
de
estas
estructuras
modificadas.
Otro
estudio
que
resalta
la
gran
u9lidad
de
las
TIC
en
el
campo
de
la
traducción
es
el
de
María
Lucía
Navarro
Brotons.
En
su
trabajo
la
autora
persigue
la
elaboración
de
un
analizador
sintác9co
informa9zado
con
la
capacidad
de
detectar
y
de
recuperar
refranes,
tanto
canónicos
como
desautoma9zados.
Para
ello,
Navarro
Brotons
emplea
un
corpus
de
textos
periodís9cos
para
la
traducción
al
francés
de
refranes
españoles.
Por
úl9mo,
Carmen
Mellado
Blanco
elabora
un
estudio
en
el
que
defiende
el
uso
de
corpus
informa9zados
y
de
la
red
con
el
obje9vo
de
perfeccionar
el
estado
de
los
diccionarios
idiomá9cos
actuales.
Mediante
algunos
ejemplos,
la
autora
muestra
las
deficiencias
que
presentan
los
diccionarios
de
la
actualidad
–tanto
españoles
como
alemanes–
proponiendo
algunas
soluciones
de
descripción
lexicográfica.
En
resumen,
Unidades
fraseológicas
y
TIC
nos
muestra
una
visión
completa
de
los
avances
que
se
están
efectuando
en
los
úl9mos
años
en
fraseología
y
paremiología
a
través
de
las
TIC.
Es
preciso
destacar
la
gran
vitalidad
de
las
inves9gaciones
en
este
ámbito
y
prueba
de
ello
son
los
estudios
que
conforman
esta
publicación.
Los
autores
de
los
trabajos
son,
por
un
lado,
pres9giosas
autoridades
de
relevancia
internacional
y
representantes
de
importantes
grupos
de
inves9gación
en
fraseología
y
paremiología
–grupos
como
PAREFRAS,
FRASEPAL,
FRASYTRAM,
FRASEONET,
FRASEMIA–
y,
por
otro
lado,
jóvenes
inves9gadores
que
nos
muestran
sus
estudios
y
perspec9vas
para
futuros
desarrollos
de
los
mismos.
Por
todo
ello,
podemos
afirmar
que
se
trata
de
una
obra
muy
instruc9va
e
imprescindible
para
todos
aquellos
que
estén
interesados
en
estudios
de
fraseología
o
en
aplicaciones
de
las
TIC
en
el
ámbito
lingüís9co.
La
gran
variedad
de
temas
y
las
herramientas
presentadas
hacen
que
nos
encontremos
ante
una
obra
de
calidad.
Por
úl9mo,
consideramos
un
gran
acierto
que
la
obra
se
pueda
descargar
fácilmente
desde
la
página
web
de
la
Biblioteca
fraseológica
y
paremiológica
del
Centro
Virtual
Cervantes
en
dos
186
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
formatos:
pdf
o
epub.
De
esta
forma,
todo
usuario
de
internet
que
esté
interesado
en
este
tema
puede
acceder
a
la
obra
de
manera
rápida
y
simple.
Bibliografía
González Rey, M.ª Isabel (ed.) (2012). Unidades fraseológicas y TIC. Madrid: Cersa/ Ins9tuto Cervantes.
hMp://revistacaracteres.net/revista/vol2n2noviembre2013/resena-‐unidades-‐fraseologicas-‐y-‐
9c
187
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº1 mayo de 2013
Artículos de divulgación:
Intersecciones
ArBculos
que
desarrollan
experiencias
e
hipótesis
de
trabajo
de
interés
para
las
Humanidades
Digitales.
Los
arBculos
son
some7dos
a
arbitraje
doble
con
sistema
de
doble
ciego.
188
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
ABSTRACT:
The
use
of
digital
technology
and
the
implementa7on
of
methodologies
applied
first
to
other
disciplines
is
changing
the
way
archaeological
documenta7on
is
done.
In
the
following
ar7cle,
we
make
an
introduc7on
to
the
func7oning
and
possible
func7onali7es
of
three
of
these
tools
applied
to
archaeological
documenta7on.
RESUMEN:
Las
nuevas
tecnologías
y
la
aplicación
de
metodologías
provenientes
de
otras
disciplinas
están
cambiando
rápidamente
el
modo
en
el
que
se
realiza
la
documentación
en
arqueología.
En
el
siguiente
arjculo
se
realiza
una
introducción
al
funcionamiento
y
posibles
funcionalidades
de
tres
de
las
herramientas
digitales
aplicadas
a
la
documentación
arqueológica.
____________________________
1. Introducción
La
generalización
del
uso
de
la
tecnología
informá9ca
a
todos
los
aspectos
de
nuestras
vidas
ha
supuesto,
cómo
dudarlo,
una
revolución
en
muchos
campos
de
estudio
y
no
lo
ha
sido
menos
en
su
adaptación
a
las
necesidades
específicas
en
el
caso
de
la
arqueología.
Esta
incorporación
de
los
métodos
digitales
a
la
prác9ca,
documentación
y
divulgación
de
la
arqueología
ha
supuesto
la
posibilidad
de
inaugurar
nuevos
métodos
de
inves9gación
y
documentación,
mejorar
los
ya
existentes
o
adaptar
recursos
aplicados
a
otras
disciplinas
a
las
necesidades
concretas
que
exige
la
prác9ca
arqueológica.
En
este
breve
arPculo
realizaremos
una
somera
descripción
de
algunos
de
los
métodos
digitales
cuya
incorporación
ha
supuesto
una
mejora
en
el
campo
de
la
arqueología
y
la
divulgación
del
patrimonio
arqueológico.
189
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Para
comenzar,
unas
consideraciones
sobre
la
naturaleza
del
trabajo
arqueológico
que
pueden
ayudarnos
a
comprender
el
porqué
de
la
importancia
de
la
aplicación
directa
de
estos
nuevos
métodos
a
la
documentación
de
los
yacimientos
arqueológicos.
No
se
trata
de
una
dificultad
exclusiva
de
la
arqueología
como
disciplina,
está
claro,
pero
no
es
menos
cierto
que
el
establecimiento
de
ciertas
ideas
preconcebidas
en
torno
a
ella
hacen
dificultosa
la
verdadera
comprensión
de
la
misma
por
parte
del
público
general.
Así
pues,
expongo
a
con9nuación
unas
generalidades
que
nos
van
a
ayudar
a
comprender
la
información
que
se
detalla
después.
190
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
3.1. GeoRadar
El
GeoRadar
(o
GPR,
por
sus
siglas
en
inglés:
Ground
Penetra?ng
Radar)
es
un
medio
de
prospección
georsica
que
basa
su
funcionamiento
en
la
transmisión,
reflexión
y
recepción
de
ondas
electromagné9cas
en
diferentes
frecuencias.
Ha
sido
u9lizado
para
la
realización
de
prospecciones
georsicas
desde
los
años
60
del
siglo
XX
y
fue
introducido
en
la
disciplina
arqueológica
durante
los
años
80.
Consta
de
una
antena
emisora
y
una
receptora
y
una
unidad
de
adquisición
de
datos,
la
cual
posee
una
pantalla
en
la
que
puede
visualizarse
en
9empo
real
el
perfil
que
está
siendo
analizado.
La
primera
emite
impulsos
electromagné9cos
que
se
propagan
a
través
del
medio
a
prospectar.
En
un
medio
homogéneo
e
isótropo,
la
velocidad
de
propagación
de
estas
ondas
será
constante;
pero
en
un
medio
estra9ficado
se
dispersan
a
diferentes
velocidades
dependiendo
de
las
propiedades
de
los
materiales
que
lo
compongan
191
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
(composición
química,
densidad,
orientación,
etc.)
y
que,
al
encontrar
un
objeto
o
solución
de
con9nuidad
en
las
estructuras
del
subsuelo,
se
reflejan
y
son
recogidas
por
la
antena
receptora.
Estas
reflexiones
pueden
ser
provocadas,
entre
otras,
por
presencia
del
nivel
freá9co,
estructuras
sedimentarias
o
cuerpos
reflectores
o
capaces
de
producir
difracción,
como
pueden
ser
las
estructuras
de
origen
antrópico.
Introducido
en
los
úl9mos
años,
el
escáner
láser
3D
se
ha
conver9do
en
un
aliado
valiosísimo
para
la
documentación
arqueológica.
Posibilita,
no
sólo
el
completo
registro,
sino
también
el
estudio
de
conjuntos
arqueológicos
dirciles
de
abordar
ya
sea
por
su
compleja
disposición,
delicada
conservación
o
singulares
condiciones
ambientales.
El
escáner
láser
3D
permite
la
generación
de
un
modelo
métrico
tridimensional
de
un
objeto
a
par9r
de
la
nube
de
puntos
obtenida
tras
la
toma
de
muestras
geométricas
de
su
superficie.
El
modelo
resultante
ofrece
un
sinrn
de
posibilidades
de
estudio,
al
tratarse
de
una
copia
prác9camente
exacta,
tras
la
calibración,
al
yacimiento
o
a
la
pieza
de
referencia.
Las
principales
funcionalidades
podrían
englobarse
en
labores
de
documentación,
difusión,
maquetación,
análisis
y
restauración.
Entre
las
posibilidades
aplicadas
en
casos
concretos
que
adjuntamos
en
la
bibliograra
están
las
de
dividir
en
secciones
la
malla
tridimensional
obtenida
de
la
nube
de
puntos
tras
el
muestreo
para
realizar
estudios
por
sectores
más
minuciosos,
obtener
réplicas
de
objetos
para
proceder
a
su
clasificación
y
restauración,
extraer
datos
que
puedan
ser
procesados
para
obtener
estudios
estadís9cos
o
realizar
mediciones
de
precisión
192
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
sin
que
para
ello
sea
necesario
acceder
nuevamente
al
yacimiento
o
a
la
pieza.
Como
veremos
más
adelante,
los
datos
obtenidos
mediante
el
uso
del
escáner
3D
pueden
ser
combinados
con
la
fotograra
para
obtener
modelos
aun
más
detallados
de
las
superficies.
3.3. FotograSa
La
fotograra,
por
lógica,
pareciera
fuera
de
lugar
aquí.
Sin
embargo,
es
un
método
indispensable
hoy
en
día
para
realizar
un
seguimiento
exhaus9vo
del
progreso
de
una
excavación
arqueológica.
El
simple
uso
de
la
cámara
fotográfica
sin
la
aplicación
de
procesos
de
tratamiento
exactos
permite
la
obtención
de
documentación
que,
si
bien
no
es
rigurosamente
métrica,
puede
ser
visualizada
de
forma
inmediata
y
a
muy
bajo
coste.
Yendo
más
allá,
a
par9r
de
estas
imágenes
pueden
obtenerse
también
modelos
en
tres
dimensiones,
los
cuales
pueden
ser
visualizados
mediante
clientes
ligeros,
como
exploradores
web.
La
combinación
de
los
datos
obtenidos
mediante
un
escáner
láser
3D
y
una
fotograra
cuyo
contenido
haya
sido
georreferenciado
debidamente
permite
la
obtención
de
modelos
tridimensionales
de
gran
precisión.
Más
allá,
en
el
tema
que
tratamos,
existe
la
posibilidad
de
realizar
la
adquisición
de
datos
fotográficos
aplicando
parámetros
fotogramétricos,
que
dotan
a
estos
documentos
de
un
gran
detalle
y
fiabilidad
—es
posible,
por
ejemplo,
tomar
referencias
métricas
directamente
sobre
una
ortofotograra—.
La
calidad
y
la
usabilidad
de
los
datos
que
vamos
a
obtener
de
la
ortograra
dependen
de
tres
factores
principales:
la
resolución
de
la
imagen,
la
calibración
y
el
posicionamiento
del
equipo
fotográfico
y
la
precisión
del
modelo
digital
del
terreno.
En
los
úl9mos
años,
el
empleo
de
equipos
de
vuelo
no
tripulados
ha
permi9do
la
toma
de
fotograras
de
gran
detalle
y,
por
tanto,
su
aplicación
a
la
documentación
métrica
de
excavaciones
y
yacimientos
arqueológicos.
4. Conclusiones
La
incorporación
de
las
tecnologías
digitales
a
la
disciplina
arqueológica
ha
permi9do
mejorar
y
acelerar
la
recogida
de
datos,
haciéndola
más
exhaus9va
y
precisa.
No
sólo
eso,
sino
que
estos
métodos
permiten
enlazar
y
cruzar
constantemente
la
información
obtenida,
de
forma
que
se
consigue
un
acceso
completo
a
la
información
que
proporcionan
mucho
más
inmediato
y
de
un
193
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
modo
global,
puesto
que
dos
o
más
pueden
y
deben
conjugarse
y
proporcionar
datos
mucho
más
exactos.
Existe,
además,
una
tendencia
casi
general
a
la
compresión
de
datos,
una
vez
han
sido
procesados
y
cruzados,
de
forma
que
puedan
visualizarse
mediante
clientes
ligeros
(exploradores
de
internet,
por
ejemplo)
en
prác9camente
cualquier
equipo.
No
hemos
de
olvidar
tampoco
que,
una
vez
procesada,
la
información
derivada
de
los
estudios
arqueológicos
realizados
con
métodos
digitales
resulta
mucho
más
visual
y
gráfica
desde
el
punto
de
vista
de
la
difusión
del
patrimonio
arqueológico
y
cultural.
Nos
encontramos,
sin
duda,
ante
unas
herramientas
que
están
cambiando
la
forma
de
hacer
arqueología,
pero
no
sólo
eso,
sino
que
también
9enen
el
potencial
de
hacer
llegar
la
arqueología
a
la
sociedad
de
una
forma
mucho
más
sencilla
y
atrac9va.
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195
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
ABSTRACT:
This
text
analyses
the
borders
between
literature,
journalism
and
poli7cal
ac7vism
in
the
blogosphere.
Based
on
an
interview
with
the
Cuban
Blogger
Yoani
Sánchez,
conducted
as
a
didac7cal
ac7vity
during
the
course
on
new
La7n
American
Literature
at
Aarhus
University.
In
this
ar7cle
we
intend
to
go
further
in
the
discussion
about
the
rise
of
possible
new
literary
genres
created
by
the
emergence
of
new
media,
as
the
case
of
blogs
and
TwiXer.
RESUMEN:
Este
texto
analiza
la
frontera
entre
la
literatura,
el
periodimo
y
el
ac7vismo
polí7co
en
la
blogosfera.
Se
sustenta
en
una
entrevista
con
la
bloguera
cubana
Yoani
Sánchez
que
se
realizó
como
parte
de
una
ac7vidad
didác7ca
en
el
marco
de
un
curso
de
Literatura
La7noamericana
en
la
Universidad
de
Aarhus.
En
este
arjculo
pretendemos
avanzar
en
la
discusión
sobre
el
surgimiento
de
posibles
nuevos
géneros
literarios
asociados
al
desarrollo
de
nuevos
medios,
como
en
el
caso
de
los
blogs
o
TwiXer.
____________________________
1. Introducción
Durante
el
semestre
de
otoño
de
2012,
dentro
del
curso
“Nuevas
tendencias
de
la
literatura
la9noamericana”
de
la
Universidad
de
Aarhus,
hemos
experimentado
con
una
didác9ca
nueva
que
trata
de
combinar
las
clases
tradicionales
con
ac9vidades
prác9cas
involucradas
en
la
temá9ca
de
estudio.
Este
curso,
que
9ene
como
subPtulo
“The
new
course
of
La9n
American
literature
–
Prelude
to
a
new
world”,
se
dividió
en
tres
áreas
temá9cas:
en
primer
lugar,
tratamos
el
exilio
en
la
literatura
contemporánea
de
América
La9na;
en
segundo
lugar,
nos
ocupamos
de
la
influencia
de
la
violencia
y
del
tráfico
de
drogas
en
la
literatura;
y,
por
úl9mo,
nos
centramos
en
las
tecnologías
de
la
información
y
la
comunicación
(TIC)
aplicadas
a
la
literatura,
especialmente
en
la
blogosfera.
El
texto
que
aquí
presentamos
es
el
resultado
de
las
ac9vidades
prác9cas
del
curso
alrededor
de
esta
úl9ma
temá9ca:
la
blogosfera
y
la
literatura.
Además
de
las
clases,
con
el
obje9vo
de
196
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
entender
mejor
las
cues9ones
literarias
en
torno
a
este
nuevo
medio,
el
universo
de
los
blogs,
se
preparó
una
entrevista
con
Yoani
Sánchez,
bloguera
cubana
mundialmente
conocida,
que
contestó
amablemente
por
vía
telefónica
a
las
preguntas
preparadas
por
los
estudiantes
del
curso 1:
sin
ellos,
por
tanto,
este
arPculo
no
hubiera
sido
posible.
Iniciamos
este
texto
con
algunas
reflexiones
sobre
qué
es
un
blog
y
cuáles
son
sus
relaciones
con
la
literatura,
el
periodismo
y
con
el
panfle9smo.
Estas
reflexiones
fueron
las
que
orientaron
a
la
clase
y
sobre
las
que
se
construyó
la
base
teórica
para
que
los
estudiantes
posteriormente
elaboraran
la
entrevista
a
Yoani
Sánchez.
El
excelente
texto
de
Aimée
Morrison,
“Blogs
and
Blogging:
text
and
prac9ce”
(2007),
nos
sirvió
de
base
importante
para
la
comprensión
de
las
especificidades
literarias
de
los
textos
para
blogs.
Otra
fuente
de
inspiración
y
de
comprensión
sobre
el
universo
de
los
blogs
la
encontramos
en
otro
bloguero
cubano,
Reinaldo
Escobar,
sobre
todo
en
su
texto
“Blogopedia”
(2009),
que
ofrece
una
verdadera
poé9ca
del
blog.
En
este
arPculo,
después
de
presentar
el
marco
teórico
que
nos
permi9ó
comprender
qué
es
un
blog,
transcribimos
literalmente
la
entrevista
inédita
con
Yoani
Sánchez
y,
a
Ptulo
de
conclusión,
una
síntesis
de
la
entrevista
desde
los
aportes
teóricos
iniciales.
2. La blogosfera
Desde
la
creación
y
el
desarrollo
posterior
de
internet,
uno
de
los
más
populares
medios
de
interacción
entre
usuarios
ha
sido
el
blog,
puesto
que
ofrece
una
interfaz
simple
y
permite
al
usuario
publicar
entradas
(también
llamadas
posts),
comentar
e
interactuar
–en
otras
palabras,
exis?r–
en
el
mundo
de
la
red
sin
que
sea
preciso
tener
conocimientos
profundos
de
programación,
este
medio
se
popularizó
rápidamente.
De
acuerdo
con
el
servicio
WordPress
<hMp://www.wordpress.com>,
uno
de
los
hospedajes
de
bitácoras
más
populares
del
mundo,
solo
en
sus
páginas
se
hospedan
alrededor
de
59
millones
de
blogs
opera9vos
en
todo
el
mundo 2.
El
–quizá–
mayor
repositorio
de
blogs
del
mundo,
Blogger
<hMp://www.blogger.com>
–que
es
propiedad
de
Google–,
no
revela
cuántos
blogs
aloja,
pero
con
el
número
de
WordPress
ya
se
puede
tener
una
idea
de
la
magnitud
de
este
medio:
ya
en
2008
Technora9
1
Par7ciparon
del
curso
y
de
la
entrevista
los
estudiantes:
Ana
Tómas,
Annie
Jørgensen,
Chris7na
Johansen,
Chris7na
Rasmussen,
Goizane
Aviles,
Nana
Janaína
Fjord,
Priscilla
Dhaussy,
Rasmus
Nielsen
y
Sara
Boizas.
2
Según
datos
extraídos
el
15
de
diciembre
de
2012,
la
cifra
asciende
exactamente
a
58.869.809
blogs.
197
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
indexaba
133
millones
de
blogs
(Escandell,
2012b:
15-‐16).
Por
supuesto,
un
porcentaje
significa9vo
de
estos
blogs
no
9ene
una
vida
larga,
ni
tampoco
asiduidad
en
su
actualización
y
ni
en
sus
visitas.
Sin
embargo,
el
espacio
que
ocupan
es
cada
día
más
importante
no
solo
como
medio
de
comunicación,
sino
también
como
espacio
de
acción
polí9ca
y
como
medio
de
expresión
literaria.
En
este
úl9mo
caso,
por
las
especificidades
técnicas
y
formales
del
blog,
se
puede
decir
que
un
nuevo
género
literario
está
en
gestación
y
se
desarrolla
con
mucha
vitalidad
y
fuerza.
Pero, ¿qué es verdaderamente un blog? Morrison describe un blog en los siguientes términos:
As
a
wri9ng
genre,
weblogs
manifest
several
essen9al
and
op9onal
characteris9cs,
all
of
which
are
supported
by
the
common
blogging
so‡ware
packages
to
varying
degrees
[…].
These
characteris9cs,
in
decreasing
order
of
prominence
and
importance,
include:
the
discrete
post
as
fundamental
organizing
unit;
date-‐and
9me-‐stamping
of
posts;
the
appearance
of
posts
in
reverse
chronological
order;
hyperlinking
to
external
sites;
the
archiving
of
post
and
references
to
posts
with
permalinks
and
trackbacks;
the
reference
to
other
likeminded
or
otherwise
interes9ng
blogs
through
the
provision
of
a
blogroll;
the
capacity
for
reader
comments
on
posts;
and
the
organiza9on
of
posts
by
keywords
into
separate
browsable
categories.
(Morrison,
2007:
370)
Es
importante
destacar
la
primera
indicación
de
Morrison,
cuando
indica
que
el
blog
es
un
género
de
escritura,
más
que
solamente
un
medio.
Morrison
en9ende
la
bitácora
como
un
género
con
caracterís9cas
propias
y
diferenciadas
con
respecto
a
otros
géneros
de
escritura.
Su
originalidad
estriba
en
este
caso
en
que
las
caracterís9cas
del
blog
son
definidas
por
sus
posibilidades
y
limitaciones
tecnológicas
y
no
por
razones
retóricas
o
esté9cas.
Debemos
resaltar
también
que
todas
las
caracterís9cas
presentadas
por
Morrison
se
pueden
resumir,
en
líneas
generales,
en
una
observación:
el
carácter
de
interac9vidad
que
9ene
la
escritura
en
un
blog,
pero
no
solamente
entre
autor
y
lector,
sino,
a
su
vez,
entre
otros
blogs
y
publicaciones
en
la
web,
así
como
también
la
autointerac9vidad
del
propio
blog.
Esto
genera
un
concepto
de
escritura
abierta
en
constante
devenir.
En
otras
palabras,
no
hay
una
versión
final
del
texto
del
blog
porque
este
se
desarrolla
en
constante
movimiento
y
dinamicidad,
un
rasgo
propio
del
mundo
de
la
web.
198
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Otra
caracterís9ca
de
los
blogs
reside
en
la
actualidad
de
los
mismos.
Comparten
con
las
crónicas
este
aspecto
y
tratan
una
realidad
contemporánea.
Esto
quiere
decir
que,
aunque
puedan
cons9tuirse
como
un
repertorio
de
textos,
estos
se
comportan
como
un
archivo
más
que
como
una
con9nuidad,
pues
los
temas
tratados
en
los
blogs,
al
igual
que
en
las
crónicas,
9enen
par9cularmente
un
aspecto
del
hic
et
nunc.
Por
esta
razón,
la
frontera
entre
escribir
una
bitácora
y
hacer
periodismo
es
siempre
muy
tenue.
Pero
lo
que
todavía
llama
más
la
atención
es
el
hecho
de
que
la
mayoría
de
los
blogs
no
se
dedican
al
periodismo
puramente,
o
no
se
presentan
como
blogs
de
periodismo.
Esto
quiere
decir
que
los
blogueros
no
9enen
los
mismos
parámetros
que
rigen
la
prác9ca
periodís9ca,
sean
parámetros
técnico-‐es9lís9cos,
sean
parámetros
é9cos.
Según
Morrison,
la
mayoría
de
los
blogs
son
diarios
personales,
“inheritors
of
paper-‐based
genres
of
life
wri9ng:
autobiography,
memoir,
journal,
scrapbook,
and
diary.”
(Morrison,
2007:
377).
En
esa
misma
línea,
Reinaldo
Escobar
afirma
que
“el
acto
de
bloguear
oscila
entre
el
periodismo
y
la
literatura
y
suele
desbordarse
hacia
puntos
más
distantes
como
el
diario
personal,
el
archivo
de
textos
ajenos,
la
proclama,
la
confesión,
la
epístola,
la
nota
marginal
o
la
profecía”
(Escobar,
2009:
web).
Esto
ofrece
al
bloguero
una
libertad
que
dis9ngue
al
blog
de
todos
los
otros
géneros
y
medios
literarios.
Lo
que
establece
el
límite
para
la
libertad
del
bloguero
es
la
can9dad
y
la
asiduidad
de
lectores
que
logra
mantener
en
su
blog.
Así,
el
hecho
de
que
el
bloguero
sea
el
autor
del
texto,
su
propio
editor,
revisor,
jefe
de
redacción
y
algunas
veces
fotógrafo,
le
permite
una
libertad
de
expresión
que
el
ejercicio
profesional
y
tradicional
de
la
literatura
y
del
periodismo
no
siempre
conceden.
Otro
punto
interesante
en
el
universo
de
la
blogosfera
es
la
confusión
entre
género
y
formato
de
publicación.
Como
ya
hemos
referido
anteriormente,
los
blogs
inauguran
un
es9lo
de
escritura
que
se
define
mucho
más
por
los
límites
y
posibilidades
de
su
medio
que
por
cues9ones
esté9cas.
La
necesidad
de
mantener
la
atención
del
lector
ante
la
pantalla
exige
del
bloguero
una
escritura
corta,
que
pueda
ser
leída
sin
que
el
lector
tenga
que
volver
al
principio;
y
también
clara
y
sencilla,
facilitando
la
comprensión
de
los
usuarios:
se
“apuesta
por
contenidos
más
atomistas
e
independientes”
(Escandell,
2012b:
128).
199
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Los
lectores
de
blogs
no
suelen
volver
a
un
post
que
ya
han
leído
y,
por
lo
tanto,
esa
entrada
del
blog
debe
ser
comunica9va
y
eficaz.
Si
por
alguna
razón
es
memorable,
debe
serlo
por
su
síntesis.
En
la
actualidad,
los
blogs
oscilan
entre
la
novedad
y
la
con9nuidad.
Por
lo
tanto,
los
blogueros
9enen
que
escribir
posts
cuya
comprensión
no
dependa
del
ar9culado
anterior,
pero
que
sí
permita
al
lector
percibir
una
con9nuidad
es9lís9ca,
si
este
decide
leer
an9guos
posts.
Todo
esto
no
es
dictado
por
convencionalismos
esté9cos
formales,
sino
por
la
formalidad
del
medio,
la
página
web
en
la
cual
se
publican
los
posts.
Por
todas
estas
caracterís9cas,
los
blogs
están
creando
cada
día
más
una
discusión
sobre
los
límites
entre
periodismo
y
literatura,
y
también
funcionando
como
un
espacio
de
acción
polí9ca
en
todo
el
mundo.
En
América
La9na
esto
no
es
dis9nto,
ya
que
muchos
escritores
literarios
siguen
los
senderos
abiertos
por
este
nuevo
género-‐medio
e
inauguran
nuevos
blogs,
como
Hernán
Casciari,
Marcelo
Guerrieri,
Diego
Gualda,
Belén
Gache,
Pablo
Paniagua
y
otros
(Escandell,
2012a:
122-‐125).
Actualmente,
algunos
ya
publican
libros
con
selecciones
de
posts
de
sus
blogs,
como
si
fueran
antologías
—como
los
españoles
y
la9noamericanos
José
Antonio
Millán,
Vicente
Verdú,
Luis
Sepúlveda,
Hermida
Castro,
San9ago
Roncagliolo,
etc.
(Escandell,
2012b:
566-‐575)—
o
falsas
bitácoras,
como
Lorenzo
Silva
(Escandell,
2012a:
117),
e
incluso
como
fusión
de
libro
y
blog,
algo
con
lo
que
han
experimentado
Vicente
Luis
Mora,
AgusPn
Fernández
Mallo
y
otros
(Escandell,
2012b:
779-‐581).
También
han
proliferado
entre
los
periodistas
los
blogs
personales,
no
formalmente
afiliados
a
órganos
de
prensa,
como
un
acto
de
libertad
de
expresión.
Otro
aspecto
destacable
es
que
la
escritura
de
blogs
se
ha
conver9do,
en
algunos
casos,
en
un
acto
polí9co,
como
ha
sucedido
en
la
bitácora
Generación
Y,
de
Yoani
Sánchez,
quien
escribe
habitualmente
desde
Cuba.
Este
blog,
según
nuestra
percepción,
reúne
estas
tres
caracterís9cas:
es
literario,
es
periodís9co
y
se
ha
transformado
en
una
acción
polí9ca.
Quizás
por
ello
sea
uno
de
los
más
influyentes
y
leídos
actualmente
tanto
desde
América
La9na
como
desde
España.
3. Yoani Sánchez
Proclamada
por
la
revista
Time
como
una
de
las
personas
más
influyentes
del
mundo
en
el
año
2008,
Yoani
Sánchez
(La
Habana,
1975)
se
dio
a
conocer
cuando
empezó
a
escribir
el
blog
200
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Generación
Y.
En
este
blog
unió
su
experiencia
como
periodista
y
su
formación
como
filóloga
para
escribir
entradas
en
las
que
hablaba
—y
habla,
todavía
hoy—
de
la
Cuba
actual.
La
inevitabilidad
del
carácter
crí9co
de
sus
posts
hizo
que
la
bitácora
se
convir9era
también
en
un
espacio
de
acción
polí9ca
de
referencia
en
todo
el
mundo.
Pese
a
contar
con
grandes
dificultades
para
acceder
a
internet
desde
su
casa,
Yoani
logró
con9nuar
publicando
en
el
blog
mientras,
paralelamente,
crecía
su
fama
internacional.
La
consecuencia
fue
que
se
acentuó
la
persecución
y
la
censura
de
su
blog
por
parte
del
régimen
cubano.
Con
la
ayuda
de
muchos
colaboradores
siguió
actualizando
el
blog,
que
pasó
a
ser
traducido
a
veinte
lenguas
dis9ntas.
Su
ac9vidad
como
bloguera
no
solamente
ha
provocado
la
censura
de
su
blog,
sino
también
varios
casos
de
persecuciones
personales,
hasta
tal
punto
que
en
más
de
una
ocasión
la
bloguera
fue
arrestada
por
el
régimen
cubano
y
se
considera
que
está
bajo
vigilancia
constante.
Por
todas
estas
razones,
y
para
posibilitar
la
discusión
de
los
conceptos
que
se
estaban
estudiando
en
el
curso
“Nuevas
tendencias
de
la
literatura
la9noamericana”
con
una
escritora
ac9va
en
el
mundo
de
la
blogosfera,
el
24
de
sep9embre
de
2012
los
estudiantes
pudieron
realizar
una
entrevista
a
Yoani
Sánchez,
quien,
desde
La
Habana,
y
por
un
teléfono
móvil,
nos
contestó
a
las
preguntas
que
transcribimos
abajo.
Diez
días
después
de
esta
entrevista,
la
bloguera
fue
arrestada
durante
30
horas
por
el
gobierno
de
Cuba,
cuando
intentaba
llegar
al
controver9do
juicio
del
español
Ángel
Carromero.
A
este
arresto
le
siguió
otro
y
un
incremento
de
la
vigilancia
sobre
su
vida
y
trabajo.
A
pesar
de
ello,
la
bloguera
sigue
ac9va,
escribiendo
y
publicando
su
blog,
actuando
polí9camente
en
un
país
donde
este
acto
es
muchas
veces
sospechoso.
A
través
de
su
espacio
web
informa
sobre
su
visión,
percepción
y
experiencia
de
la
situación
de
Cuba,
con
una
libertad
de
la
que
los
periodistas
tradicionales
no
disfrutan,
y,
tal
vez,
creando
un
género
literario
nuevo,
con
textos
de
sabor
arPs9co
y
esté9camente
trabajados.
201
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Pregunta
(P):
¿Cómo
se
le
ocurrió
la
idea
de
empezar
su
blog?
Yoani
Sánchez
(YS):
La
idea
del
blog
fue
la
confluencia
de
muchos
fenómenos
que
estaban
ocurriendo
en
la
vida
de
Yoani
Sánchez
a
principios
del
año
2007.
Por
un
lado,
hacía
unos
pocos
meses
que
Fidel
Castro
había
cedido
el
poder
del
país
a
su
hermano.
Esto
fue
un
proceso
que
me
hizo
reflexionar
mucho
sobre
¿hacia
dónde
va
mi
país,
hacia
dónde
va
mi
isla,
hacia
dónde
va
Cuba?
De
otro
lado,
yo
ya
tenía
muchos
textos
acumulados
en
mi
cabeza;
muchas
preguntas
que
no
habían
encontrado
espacio,
muchos
temas
que
yo
comprobaba
en
la
vida
co9diana,
que
no
leía
en
la
prensa
nacional.
Y
esta
acumulación
de
interrogantes,
y
propuestas,
y
crí9cas
fueron
los
elementos
fundamentales
para
detonar
el
Generación
Y.
Por
otro
lado,
mi
experiencia
como
informá9ca,
porque,
aunque
soy
de
profesión
filóloga,
siempre
he
tenido
como
hobby
la
informá9ca.
Ensamblé
mi
primer
ordenador
en
el
año
1994
con
piezas
de
comprar
en
el
mercado
negro
y,
a
par9r
de
allí,
la
informá9ca
nunca
más
se
ha
separado
en
mi
vida.
De
manera
que
yo
senPa
que
tenía
algo
que
decir
y
tenía
como
base
una
herramienta
no
controlada,
no
censurada
en
la
que
escribiría.
Entonces,
esa
mezcla
diversa
de
mi
persona,
que
es
por
un
lado
“la
piedra”
y
por
otro
lado
“los
circuitos”,
construyó
el
Generación
Y.
Pero,
fundamentalmente,
fue
la
insa9sfacción,
la
frustración
inconmensurable
de
no
encontrar
en
mi
propio
país
espacio
para
expresarme.
P:
Nos
gustaría
preguntarle
sobre
el
impacto
que
piensa
que
7ene
su
blog
a
nivel
mundial.
Se
dice
de
usted
que
es
una
mujer
muy
influyente
a
nivel
mundial.
Pero
¿cómo
considera
el
poder
de
su
propio
blog?
¿Ve
a
su
blog
como
un
blog
muy
poderoso,
que
sí
puede
cambiar
las
cosas?
YS:
Bueno,
en
realidad,
la
palabra
poderoso
me
parece
una
palabra
muy
grande.
Eh,
¡qué
poderoso!
(Risas).
202
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
que
9ene
mi
blog?
No
transmi9r
un
mensaje
de
violencia,
no
trasmi9r
un
mensaje
de
rencor.
No
usar
la
violencia
verbal,
el
ataque
personal.
He
tratado
de
preservar
esta
dosis
de
ingenuidad,
esta
dosis
de
posi9vo
necesaria
también.
Entonces,
sí,
sé
que
mi
blog
influye
en
muchas
personas,
pero
que
influya
de
la
mejor
manera
posible.
Que
influya
hacia
cambios
pacíficos
en
Cuba.
Hacia
una
transición
democrá9ca.
Hacia
una
transformación
de
la
realidad
sin
violencia.
P:
Ha
habido
una
cierta
crí7ca
hacia
la
credibilidad
de
los
hechos
que
usted
describe
en
su
blog.
¿Cómo
puede
el
lector
asegurarse
de
que
sus
declaraciones
se
basan
en
hechos
reales?
YS:
En
primer
lugar,
mi
blog
no
es
un
blog
de
información,
sino
de
opinión.
Se
trata
del
diario
co9diano
de
una
ciudadana
que
se
cues9ona
muchas
situaciones
de
la
vida
cubana
de
cada
día.
Por
tanto,
son
fundamentalmente
anécdotas
personales
e
impresiones
que
me
causa
la
interacción
con
la
realidad
cubana
de
hoy,
y
en
este
punto
creo
que
más
allá
de
buscar
si
son
falsos
o
ciertos
los
hechos,
lo
que
hay
que
buscar
es
en
términos
de
sinceridad
en
la
opinión.
O
sea,
no
pretendo
que
mi
blog
sea
un
blog
tradicional
que
quiera
responder
las
preguntas
de
dónde,
cuándo,
quiénes
y
cómo,
sino
más
bien
yo
hago
las
preguntas
siempre
por
qué,
por
qué
vivimos
en
esta
situación,
por
qué
nos
ha
tocado
una
realidad
así.
Siempre
que
el
gobierno,
o
por
ejemplo
las
voces
oficiales,
quieren
atacarme
por
las
crí9cas
que
hago,
nunca
van
a
los
hechos
que
narra
el
blog,
sino
que
atacan
mi
persona.
Esta
es
una
estrategia
muy
extendida
en
la
Cuba
de
hoy;
se
llama
”marca
aventadores”.
O
sea,
no
atacan
la
realidad
que
yo
narro,
no
ponen
en
duda
los
hechos
que
escribo
en
mi
blog,
sino
que
tratan
de
despres9giar
a
la
figura
que
evidencia
estos
hechos.
203
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Nunca
he
militado
en
ningún
par9do.
Soy
una
persona
libre
en
muchos
sen9dos
y
trato
de
que
mis
textos
tengan
esa
claridad
humana,
literaria.
¡A
veces
acierto
o
desacierto!
Entonces,
no
me
he
censurado
temá9cas,
lo
que
si
he
tratado
es
de
intentar
eliminar
el
lenguaje
aburrido,
repe99vo
del
panfleto
polí9co.
P:
¿Cree
que
el
hecho
de
que
usted
sea
su
propia
redactora
y
editora
puede
reducir
la
credibilidad
del
blog
como
un
género
literario?
YS:
El
blog
ha
sido
una
experiencia
de
escritura
muy
importante
para
mí.
Tener
formación
como
filóloga
influyó,
de
alguna
manera,
y
se
percibe
en
la
escritura
del
blog;
un
cierto
vuelo
literario,
cierta
tendencia
a
respetar
el
lenguaje,
a
tratar
de
usar
un
lenguaje
medio
también.
Eso
me
lo
ha
permi9do
un
espacio
propio
como
es
el
caso
de
internet.
¿Por
qué?
Porque
he
podido
escapar
de
los
límites
estrictos
del
periodismo
tradicional
que
se
centra
más
en
el
hecho,
quizás
menos
literario,
menos
dado
a
los
juegos
verbales.
En
mi
caso,
es
como
cuando
se
es
capitán
de
un
barco
y
se
9ene
que
estar
pendiente
de
todo.
Uno
es
su
propio
editor,
su
propio
revisor,
su
propio
corrector,
su
propio
fotógrafo.
Esto
es;
ha
sido
una
experiencia
de
libertad
importante.
Ahora
quiero
remarcar
que
el
blog
Generación
Y
no
es
el
único
espacio
donde
yo
escribo.
De
manera
que
hago
uso
del
blog
como
una
burbuja
de
libertad
personal
e
individual.
Yo
también
me
he
ejercitado
como
panelista
en
espacios
de
televisión,
o
por
ejemplo
en
una
columna
semanal
dentro
del
periódico
El
País.
Reporto
a
veces
también
para
la
CNN.
De
manera
que
mi
intención
es
hacer
un
periodismo
quizás
no
convencional,
como
ese
que
está
más
apegado
a
la
no9cia.
Por
eso,
lo
que
trato
de
sa9sfacer
en
ese
primer
paso
es
permi9rme
un
espacio
de
ejercicio
de
esa
parte
personal
que
9ene
que
salir.
Lo
principal,
el
espíritu
que
lo
dejó
venir,
el
espíritu
original
de
Generación
Y
es
como
un
grito
desesperado
de
una
ciudadana
que
se
pregunta
por
qué
el
país
donde
vive
no
se
parece
a
aquel
que
le
prome9eron
cuando
niña.
204
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
P:
En
una
entrevista
a
una
radio
española,
Radio
53,
afirmó
que
una
película
alemana,
La
vida
de
los
otros
(Das
Leben
der
Anderen,
2006),
le
cambió
la
vida.
¿Cómo
cree
que
su
blog,
a
nivel
periodís7co,
a
nivel
de
literatura,
puede
cambiar
la
vida
de
las
personas
en
Cuba?
YS:
La
película
La
vida
de
los
otros
fue
importante
para
mí,
y
se
proyectó
en
Cuba
en
el
año
2007,
exactamente
unos
pocos
meses
antes
de
que
yo
abriera
el
blog
Generación
Y.
Se
hizo
una
proyección
muy
limitada,
con
muchas
restricciones
y
policía
alrededor
del
cine
en
este
día.
Y
los
cubanos
que
tenemos
mucho
sen9do
del
humor,
bau9zamos
aquella
película
que
se
llamaba
La
vida
de
los
otros
como
La
vida
de
nosotros,
en
una
alusión
clara
a
la
similitudes,
los
parecidos,
las
concordancias
entre
lo
que
narraba
el
cine
y
nuestra
vida
co9diana,
nuestra
vida
real
en
Cuba.
Y
me
cambió
mucho
porque
ya
en
este
momento
yo
me
senPa
vigilada,
acosada,
senPa
alrededor
de
mi
casa
la
presencia
de
personas
que
me
reportaban,
si
yo
salía,
si
no
salía,
si
recibía
amigos,
si
entraba
con
una
bolsa,
en
fin
todas
mis
ac9vidades
co9dianas.
Sin
embargo,
la
película
me
enseñó
que
también
para
estas
personas
hay
una
conversión.
O
sea,
que
este
hombre
que
escucha
al
otro
lado
de
la
pared,
esta
mujer
que
interviene
mi
línea
telefónica,
este
oficial
de
la
autoridad
del
estado
que
me
vigila
en
la
calle
también
pueden
tener
una
redención,
a
través
de
mi
propia
palabra.
Y
esto
es,
de
alguna
manera,
lo
que
quiero
con
mi
blog,
para
los
lectores
que
se
acercan
a
mis
posts
en
todas
partes
del
mundo:
que
encuentren
incluso
en
la
crí9ca,
que
encuentren
incluso
en
la
narración
de
la
magia
del
hecho,
la
ausencia
de
rencor.
Soy,
estoy
aquí,
no
me
gustan
muchas
cosas
que
pasan
en
el
país;
soy
acosada,
soy
vigilada,
pero
no
les
guardo
ni
un
mínimo
rencor
a
estas
personas.
P:
¿Porqué
define
su
blog,
en
su
perfil,
como
un
ejercicio
de
cobardía?
¿Puede
profundizar
en
eso?
YS:
¡Sí,
cómo
no!
Vivimos
en
un
país
donde
los
valores
de
la
polí9ca
se
han
valorado
durante
muchos
años
en
la
capacidad
del
polí9co
de
acometer
acciones
al9sonantes
y
de
presentarse
como
hombre
valiente.
Vivimos
en
un
país
muy
machista
también,
donde
la
debilidad
y
la
protección
al
conflicto,
a
la
batalla
y
a
la
guerra
han
sido
muy
valorados
como
punto
posi9vo
para
un
polí9co
y
también
para
un
líder
y
para
una
persona
que
toma
decisiones…
Entonces
he
en-‐r5/entrevista-‐r5-‐joani-‐sanchez-‐periodismo-‐vocacion/1338414/ (15-‐12-‐12).
205
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
tenido
que
romper
esos
marcos.
He
dicho
que
desde
el
miedo,
del
temor,
de
la
cobardía,
yo
también
quiero
hablar.
No
me
presentan
como
héroe:
tengo
mucho
miedo;
me
9emblan
las
rodillas.
Sé
el
riesgo
al
que
me
estoy
enfrentando
y
no
quiero
ponerme
como
una
valiente,
porque
entonces
no
tendría
ningún
sen9do
acercarse
al
aspecto
de
alguien
que
siente
que
9ene
toda
la
explicación
bajo
control.
Para
nada.
Ahí
tengo
mucho
miedo
y
llegó
un
punto
en
que
ese
miedo
que
yo
senPa
me
llevó
a
reconocer
que,
de
todos
los
demás
miedos,
lo
que
temía
más
era
vivir
con
miedo
y
de
allí
fundamos
la
Generación
Y.
Pero
no
quiero
presentarme
como
una
heroína
sino
como
ciudadana,
como
mujer
y
madre
que
9ene
muchísimos
temores.
P:
¿Le
ha
causado
problemas
su
hones7dad
en
su
vida
diaria
en
Cuba?
YS:
Sí,
me
ha
causado
muchísimos
problemas.
Problemas
que
van
desde
los
más
grandes
hasta
los
más
pequeños.
Creo
que
para
responder
a
esta
pregunta
necesitaría
días
y
días,
para
narrar
todo
lo
que
me
tocó.
Pero
quiero
remarcar
la
idea
de
que
no
me
siento
víc9ma.
Porque
no
me
gusta
presentarme
como
víc9ma.
Yo
soy
una
persona
responsable
de
lo
que
hago
y
cuando
el
día
nueve
de
abril
de
2007
decidí
abrir
un
blog
en
internet
estaba
dispuesta
a
aceptar
el
coste
personal
y
social.
De
manera
que
lo
hice
responsablemente
y,
por
otro
lado,
pues,
aunque
me
ha
traído
muchos
problemas
mi
blog,
me
ha
traído
también
muchas
gra9ficaciones
y
muchos
momentos
hermosos.
Entre
los
problemas
que
me
ha
traído,
está
el
que
no
puedo
salir
de
mi
país;
no
me
permiten
viajar
por
el
mundo.
En
cuatro
años
he
solicitado
en
veinte
ocasiones
permiso
para
viajar
a
diferentes
lugares,
a
presentar
mi
blog,
a
par9cipar
de
conferencias,
he
sido
invitada
por
universidades
en
todas
partes
del
mundo
y
el
gobierno
cubano
no
me
deja
viajar.
Eso
es
un
cas9go
directo
por
lo
que
escribo
en
mi
blog.
También
he
tenido
que
aprender
a
vivir
con
la
vigilancia,
con
la
observación,
con
las
detenciones,
con
los
arrestos,
no
solamente
a
mí
misma,
sino
de
muchos
amigos.
He
tenido
que
aprender
a
vivir
con
las
amenazas
a
las
personas
que
quiero,
amenazas
que
van
en
un
espectro
muy
amplio,
desde
la
amenaza
abierta
a
la
amenaza
su9l.
A
veces
me
pasan
cosas
que
son
muy
tristes,
como
que
soy
invitada
a
una
fiesta,
a
una
boda
de
unos
amigos
y
la
policía
polí9ca
advierte
a
estos
amigos
que
no
me
dejen
llegar,
o
sea,
que
no
me
inviten,
que
no
me
abran
sus
puertas.
Y
constantemente
me
veo
en
situaciones
así,
con
gente
que
ya
no
me
habla,
ya
9enen
temor
de
dirigirme
la
palabra;
de
gente
que
eran
mis
206
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
amigos
y
ya
no
vienen
a
mi
casa
por
miedo
a
la
satanización
que
colocan
en
mi
persona.
Pero
esto
es
infinitamente
menor
comparado
con
la
enorme
gra9ficación
profesional
y
personal.
P:
En
nuestro
curso
aquí
en
Aarhus,
leemos
su
blog
y
también
trabajamos
con
su
libro,
que
es
una
colección
de
posts
del
blog.
¿Cree
que
un
libro
7ene
más
influencia
que
un
blog
hoy
día?
¿O
cree
que
su
blog
7ene
una
eficacia
más
intensa
que
el
libro?
YS:
El
blog
siempre
está
mucho
más
actualizado
frente
a
lo
que
se
puede
demorar
una
editorial
para
acabar
un
libro.
Yo,
aunque
soy
filóloga,
y
me
encantan
los
libros,
el
papel,
me
gusta
la
sensación
del
olor
de
las
hojas,
tengo
que
decir
que
en
los
úl9mos
años
me
he
encantado
cada
día
más
por
la
lectura
en
la
pantalla
del
ordenador.
Especialmente
en
un
país
como
el
mío,
donde
la
producción
editorial
es
muy
exigua
y
muy
censurada,
y
más
en
los
temas
complicados,
hay
que
aprender
a
leer
de
otras
maneras
también.
Bueno,
el
libro
para
mí
es
como
un
amigo
que
se
puede
llevar
a
la
playa,
leer
en
casa,
parar
por
un
momento,
volver
a
empezar.
Pero,
sinceramente,
la
pantalla
ahora
me
da
más
actualización,
más
inmediatez
y,
sobre
todo,
me
hace
vivir
en
un
ritmo
de
la
persona
que
escribe.
Esto
para
un
blog
es
muy
importante.
El
lector
de
un
blog
9ene
que
saber
que
se
está
enfrentando
a
un
texto
donde
el
autor
se
desnuda
y,
de
hecho,
esta
situación
de
sublimación
emocional
se
da
mucho
mejor
directamente
en
el
blog
y
en
internet.
P:
¿Cómo
percibe
su
escritura?
¿La
ve
como
alguien
que
escribe
literatura
o
como
alguien
que
escribe
periodismo?
¿Dónde
ve
el
límite
entre
literatura
y
periodismo
en
sus
textos?
YS:
Yo
creo
que
mis
textos
son
un
buen
ejemplo
de
la
postmodernidad,
¿no?
Creo
que
están
a
medio
camino
entre
la
literatura
y
el
periodismo,
la
catarsis
personal,
la
notación
en
un
diario
pillado,
una
mezcla
de
muchas
cosas.
Cuando
escribí
mi
libro,
me
acuerdo
que
comparaba
mi
escritura
con
estas
figuras
mitológicas
que
9enen
la
cabeza
de
un
león,
el
cuerpo
de
un
caballo,
alas
de
otro
animal,
o
sea,
una
mezcla
muy
rara,
muy
peculiar,
que
quizás
a
un
crí9co
literario
le
parezca
que
es
demasiado
directo,
demasiado
puntual
para
ser
literatura
y
que
a
los
periodistas
les
parecería
que
no
cumple
con
el
rigor
del
periodismo
clásico.
O
sea,
muchos
me
toman
hacia
la
orilla
de
otro
género,
como
si
yo
estuviera
haciendo
mímica
de
otro
género.
Pero,
yo
siento
que
es
una
escritura
que
nace
del
interior
de
mí
misma,
por
lo
tanto,
si
mi
literatura
es
postmoderna,
si
mi
escritura
no
puede
207
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
definirse,
es
porque
soy
también
así
yo
misma,
yo
soy
una
persona
que
no
puede
ser
definida,
no
soy
una
polí9ca,
tampoco
soy
una
escritora,
no
soy
una
líder
que
de
alguna
manera
mi
opinión
puede
influir
en
otros.
Esta
mezcla
que
Yoani
Sánchez
es,
también
es
su
escritura.
5. A modo de conclusión
La
entrevista
a
Yoani
Sánchez
habla
por
sí
misma
y
no
es
necesaria
una
conclusión
para
acerca
de
la
misma.
Sin
embargo,
hay
que
resaltar
algunos
puntos
que
nos
parecen
interesantes
y
que
nos
conducen
a
algunas
reflexiones
sobre
el
carácter
de
la
escritura
en
los
blogs.
Confirmamos
las
percepciones
iniciales
de
este
texto
y
observamos
que
Yoani
Sánchez
está
de
acuerdo
con
la
noción
de
que
escribir
en
blogs
es
inaugurar
un
nuevo
género
de
escritura,
una
mezcla
entre
periodismo,
literatura
y
ac9vismo
polí9co.
La
dinamicidad
y
actualidad
de
lo
vivido
es
lo
que
confiere
a
los
blogs,
y
exige
de
ellos,
una
agilidad
y
una
fuerza
de
comunicación
únicas,
que,
si
no
son
logradas,
conducen
al
perecimiento
del
blog
en
medio
de
los
millares
de
blogs
existentes.
208
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
informa9va,
todo
esto
en
textos
con
una
dosis
de
literatura
mas
allá
del
patrón
periodís9co,
Generación
Y
consolida,
sin
duda,
un
nuevo
género
de
escritura
que
transciende
los
márgenes
impuestos
por
la
tradición
literaria,
o
por
el
rigor
periodís9co.
Las
posibilidades
de
los
nuevos
medios,
advenidos
con
el
mundo
de
la
red,
provocan
una
redefinición
de
los
conceptos
de
textualidad
y
literalidad.
Las
especificidades
técnicas
de
internet,
las
diferencias
entre
el
papel
y
la
pantalla,
el
apuro
del
escritor
y
del
lector,
reconfiguran
la
forma
del
texto,
su
contenido
y
expresión.
En
este
texto
tratamos
el
universo
de
los
blogs,
pero
Yoani
Sánchez
misma
ya
nos
apunta
otro
medio-‐género
literario
advenido
con
internet:
TwiMer.
Considerado
red
social,
este
medio-‐
género
gana
más
espacio
entre
autores
y
lectores.
Comparte
con
los
blogs
esta
combinación
entre
literatura,
periodismo
y
acción
polí9ca,
y
desde
el
punto
de
vista
formal,
obliga
al
autor
a
la
síntesis
de
los
140
caracteres
en
cada
mensaje,
siendo
este
uno
de
los
rasgos
dis9n9vos
de
la
tuiteratura
(Escandell,
2012b:
518-‐529),
aunque
siempre
teniendo
en
consideración
que
el
hecho
de
“que
se
publique
en
un
tuit
no
lo
inserta
automá9camente
en
el
campo
de
la
tuiteratura,
de
la
misma
manera
que
la
publicación
por
entregas
de
diferentes
capítulos
de
una
novela
en
una
web
o
blog
no
la
conver9rán
en
una
webnovela
o
blogonovela”
(Escandell,
2012b:
205).
En
el
contexto
la9noamericano,
TwiMer
9ene
muchos
usuarios
y
se
consolida
no
solamente
en
el
mundo
de
la
red,
sino
que
también
está
presente
en
la
literatura
publicada
en
formato
impreso.
En
Elite
da
Tropa
2,
de
Luiz
Eduardo
Soraes,
Cláudio
Ferraz,
André
Ba9sta
y
Rodrigo
Pimentel
encontramos
capítulos
enteros
que
son
transcripciones
de
mensajes
de
TwiMer
(conservando
la
misma
esté9ca
que
en
la
pantalla).
También
el
escritor
brasileño
Edson
RossaMo
publicó
la
colección
Cem
toques
cravados,
con
500
micronarra9vas
previamente
escritas
en
TwiMer.
Es
decir,
la
limitación
de
caracteres
de
los
tuits
sirvió
no
solamente
como
formato
para
los
cuentos,
sino
que
está
también
provocando
una
redefinición
esté9ca
en
la
conducción
de
la
narra9va.
Por
supuesto,
otras
muchas
experiencias
de
escritura
surgen
mo9vadas
por
la
dinámica
de
internet,
pero
queda
claro,
y
más
después
de
la
entrevista
con
Yoani
Sánchez,
que
la
blogosfera
209
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Desde
un
punto
de
vista
didác9co,
la
entrevista
con
Yoani
Sánchez,
realizada
durante
el
curso,
llevó
a
los
estudiantes
a
una
reflexión
más
profunda
sobre
los
contenidos
estudiados
y
también
los
movilizó
a
una
par9cipación
más
ac9va
en
este
nuevo
proceso
de
escritura-‐lectura
de
literatura,
especialmente
en
el
contexto
la9noamericano.
Bibliografía
Escandell
Mon9el,
Daniel
(2012b).
Narra?va
digital
hispana:
el
blog
como
espacio
de
creación
literaria
a
comienzos
del
siglo
XXI.
Tesis
doctoral.
Universidad
de
Salamanca,
España.
Hijuelos,
Oscar
(2008,
12
mayo).
“The
2008
Time
100.
Heroes
&
Pioneers.
Yoani
Sánchez”.
Time.
< h M p : / / w w w . 9 m e . c o m / 9 m e / s p e c i a l s / 2 0 0 7 / a r 9 c l e /
0,28804,1733748_1733756_1735878,00.html>
(15-‐12-‐2012).
Morrison,
Aimée
(2007).
“Blogs
and
Blogging:
Text
and
Prac9ce”.
Eds.
Ray
Siemens
y
Susan
Schreibman.
A
companion
to
digital
literary
studies.
Oxford:
Blackwell.
Disponible
en
<hMp://
www.digitalhumani9es.org/companion/view?docId=blackwell/
9781405148641/9781405148641.xml>
(15-‐05-‐2013).
Sánchez, Yoani (2010). Cuba Libre. Vivir y escribir en La Habana. Buenos Aires: Editorial Debate.
210
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Sánchez,
Yoani
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“Entrevista
en
R5:
Yoani
Sánchez:
periodista
por
vocación”.
Entrevista
en
R5.
<hMp://www.rtve.es/alacarta/audios/entrevista-‐en-‐r5/entrevista-‐r5-‐joani-‐
sanchez-‐periodismo-‐vocacion/1338414/>
(15-‐12-‐2012).
Soraes, Luiz Eduardo (et al.) (2010). Elite da Tropa 2. Río de Janeiro: Nova Fronteira.
Steiner,
Ann
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“Personal
Readings
and
Public
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Book
Blogs
and
Online
Wri9ng
about
Literature”.
Culture
Unbound
2:
pp.
471-‐494.
hMp://revistacaracteres.net/revista/vol2n2noviembre2013/blogosfera-‐yoani-‐sanchez
211
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
ABSTRACT:
The
present
study
intends
to
open
a
new
theore7cal
means
of
analysis
within
the
field
of
compara7ve
memories.
Through
the
metaphorical
designa7on
of
RAM
memory
we
will
try
to
observe
the
con7nuous
circula7on
of
social
discourses
related
to
the
collec7ve
memory
of
a
par7cular
community.
This
constant
movement
of
memory
topics
produces
the
internaliza7on
of
those
issues
within
the
social
discourse
system.
This
fact
leads
to
suppose
that
all
the
textual
material
produced
by
a
certain
social
group
remains
outside
the
general
archive
and,
therefore,
acquires
preponderance
as
a
genera7ve
power
of
an
inter-‐discursive
dialogue
that
transcends
the
local
sphere
and
gets
inserted
into
the
global
framework.
RESUMEN:
El
presente
estudio
pretende
abrir
una
vía
teórica
de
análisis
de
memorias
comparadas.
A
través
de
la
denominación
metafórica
de
memoria
RAM
pretendemos
atender
a
la
circulación
con7nua
de
discursos
sociales
a7ngidos
a
la
memoria
colec7va
de
una
determinada
comunidad.
Esa
dinamización
hace
que
los
temas
tratados
queden
insertos
dentro
del
propio
sistema,
haciendo
que
no
se
sedimente
en
el
archivo
general,
sino
que
adquiera
vigor
y
preponderancia
como
fuerza
generadora
de
un
diálogo
inter-‐discursivo
permanente
que
transciende
lo
local
y
se
enclava
en
un
marco
de
acción
global.
____________________________
El
presente
arPculo
—y
aquí
me
acuso—
se
reduce
a
introducir
los
rasgos
elementales
de
lo
que
pretende
ser
posteriormente
un
trabajo
de
inves9gación
más
extenso
que
dé
respuesta
a
todas
las
inquietudes
que
aquí
se
generan.
Por
ello,
me
dispondré
someramente
a
señalar
las
caracterís9cas
fundamentales
de
la
teoría
que
se
desarrollará
en
el
futuro,
haciendo
especial
hincapié
en
las
categorías
conceptuales
que
la
componen.
Para
ello,
además,
se
presentará
un
análisis
superficial
—y
parcial,
en
cuanto
a
que
no
incluiremos
referencias
específicas
a
otros
discursos
sociales,
salvo
el
literario—
que
permita
ver
de
qué
manera
podemos
usar
el
modelo
propuesto.
Este
úl9mo
apartado,
por
otra
parte,
queda
limitado
a
un
ejemplo
conocido,
de
tal
212
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
manera
que
se
pueda
percibir
con
claridad
y
eficacia
la
línea
de
interpretación
a
la
que
esta
posible
teoría
nos
puede
llevar.
1. Observaciones preliminares
1.1. Obje?vo
Se
presenta
este
modelo
teórico
de
análisis
con
la
finalidad
de
explorar
nuevas
vías
de
conocimiento
habilitadas
para
el
estudio
de
la
memoria
colec9va
en
un
marco
global.
Esta
primera
aserción
confirma
la
línea
compara9va
que
se
pretende
llevar
a
cabo.
La
operación
compara9sta
se
ar9culará
en
torno
a
dos
contextos
y
tres
niveles
de
interrelación.
Los
dos
contextos
corresponden
a
los
marcos
locales
(es
decir,
comparación
dentro
del
propio
sistema)
y
el
marco
global
(comparación
de
memorias
estatales).
En
cuanto
a
los
tres
niveles,
el
primero
de
ellos
corresponde
a
la
interrelación
discursiva
que
se
produce
en
el
ámbito
local
—tanto
a
través
de
la
circulación
de
los
discursos
sociales
como
de
la
par9cipación
de
otros
sistemas
o
medios
de
comunicación
tanto
interpersonal
como
colec9va
o
de
masas—.
Esta
interrelación
provoca
discusiones
locales
que
sitúan,
limitan
o
definen
el
propio
proceso
memorialista
de
una
comunidad
concreta,
es
decir,
lo
interiorizan
dentro
de
las
coordenadas
socio-‐culturales
de
la
propia
comunidad.
En
este
primer
nivel
de
análisis,
se
hará
necesaria
la
revisión
pormenorizada
de
las
significaciones
que
dentro
del
propio
sistema
local
se
generan
en
torno
a
un
determinado
eje
temá9co
de
carácter
memorialista.
Para
ello
se
deberá
atender
a
la
producción
discursiva
de
esa
comunidad
social,
no
solo
a
través
de
la
observación
del
debate
público,
sino,
más
precisamente,
a
los
discursos
humanos
y
sociales
habilitados
desde
las
dis9ntas
disciplinas
académicas
y
cienPficas
que
los
propician.
En
un
segundo
nivel
se
atenderá
a
la
forma
y
el
contenido
que
las
producciones
arPs9cas
—y
específicamente
la
literatura—
generan
para
abordar
el
tema
de
la
memoria.
Para
ello
habrá
que
concretar
un
corpus
previo
de
análisis
a
par9r
del
cual
se
filtrarán
o
señalarán
los
temas
axiales
que
definirán
el
mapa
de
sen9dos
que
esa
literatura
produce
como
medio
de
confrontación
con
el
pasado
traumá9co
de
una
determinada
comunidad.
En
el
tercer
nivel
se
procederá
a
situar
el
análisis
local
anterior
(sus
dos
niveles)
dentro
de
un
marco
global,
de
tal
manera
que
ese
ejercicio
de
traslación
pueda
ofrecernos
una
paradigma
general
con
respecto
a
la
forma
en
la
que
los
dis9ntos
estados
se
relacionan
con
su
pasado
y
con
los
otros
estados
que
han
sufrido
los
mismos
o
parecidos
procesos
históricos
en
la
configuración
de
su
posible
iden9dad
colec9va.
213
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Cabe
agregar,
por
otra
parte,
que
este
enfoque
compara9vo
se
centrará
exclusivamente
en
una
serie
de
rasgos
elementales
que
potencialmente
confirmarían
la
validez
de
la
propia
comparación
llevada
a
cabo.
Por
ello,
se
trata
de
un
9po
de
estudio
parcial,
en
cuanto
a
que
el
foco
del
proceso
compara9vo
se
centrará
en
categorías
conceptuales
—y
sus
posibles
significaciones—
que
circulan
en
el
conjunto
de
la
red
de
discursos
sociales.
1.2.
Objeciones
1.2.1.
Sobre
la
globalización
y
el
cosmopoli9smo 1
Comenzaré
este
apartado
con
una
afirmación
categórica:
la
globalización
es
la
reafirmación
exitosa
de
un
proceso
de
asimilación
recíproca
que
las
polí9cas
democrá9cas
de
economía
capitalista-‐neoliberal
han
puesto
en
prác9ca
con
el
fin
de
reproducir
de
una
manera
diferente
lo
que
otros
fenómenos
históricos
intentaron
llevar
a
cabo
a
través
de
otros
medios
y
persiguiendo
otros
propósitos.
A
lo
largo
de
la
historia,
dis9ntas
sociedades
han
impuesto
sus
sistemas
de
poder
sobre
otros
contextos
sociales
que
fueron
asimilados.
Los
expansionismos
imperialistas
de
épocas
históricas
pasadas
pretendían
la
reducción
del
mundo
a
un
solo
espacio
de
control
y
poder
dominado
por
la
fuerza
hegemónica
del
momento.
La
Europa
romana
o
la
Europa
medieval
de
Carlo
Magno,
por
ejemplo,
se
nos
presentan
como
períodos
históricos
en
los
que
las
fuerzas
de
poder
coerci9vo
extendían
la
idea
de
unidad
de
los
pueblos,
aunque
ello
fuera
solo
posible
a
través
de
la
dominación
del
otro.
El
cris9anismo
—la
religión,
en
general—,
no
ha
sido
ajeno
tampoco
a
ese
expansionismo
que
tenía
como
límite
úl9mo
crear
una
conciencia
moral
y
religiosa
común,
de
tal
manera
que
los
pueblos
quedaran
así
vinculados
bajo
la
significación
de
un
credo
común,
y,
por
ello
mismo,
unidos
a
través
de
todos
aquellos
discursos
que
acreditaban
un
9po
de
cultura.
Esos
elementos
discursivos,
esas
construcciones,
han
delimitado,
por
tanto,
el
marco
general
de
una
esfera
global
común
para
todas
aquellas
comunidades
que
quedaban
vinculadas
a
esa
moral
religiosa.
Así
pues,
fenómenos
históricos
como
la
romanización
de
Europa,
la
evangelización
de
América
o
la
expansión
imperialista
de
un
Napoleón
—por
citar
solo
tres
ejemplos—
confirman
la
existencia
de
procesos
de
globalización
pasados
que
deben
ser
examinados
a
la
luz
de
las
propias
condiciones
históricas
de
cada
época.
Pero
no
por
ser
ya
una
mera
secuencia
en
la
historia
aquéllos
procesos
de
1 Parto esta reflexión a través de una visión crí7ca del concepto. Comparto, con Nick Stevenson, la necesidad de
educar
a
los
ciudadanos
en
una
verdadera
cultura
cosmopolita,
iniciando
ese
aprendizaje
en
la
demarcación
de
la
nacionalidad
—como
fenómeno
reductor
de
la
conciencia
global—
en
lo
que
sería
un
mero
accidente
(2011:
115).
214
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
De
igual
manera
habría
que
entender
también
los
movimientos
obreros
iniciados
durante
el
siglo
XIX
a
par9r
de
la
episteme
revolucionaria
introducida
por
Marx
y
Engels.
Se
genera
una
conciencia
nueva
en
la
que
el
concepto
de
clase
de
poder
dentro
de
un
espacio
nacional
concreto
es
cues9onado
por
la
necesidad
de
crear
una
red
internacional
de
movilización
y
acción
polí9ca
obrera.
Se
trataba,
por
tanto,
de
un
9po
de
internacionalización
que
paralelamente
debía
suponer
la
ruptura
de
un
modelo
de
sociedad
anterior.
Las
construcciones
de
carácter
nacional
fundadas
en
narraciones
y
símbolos
de
iden9dad
ver9dos
hábilmente
por
las
clases
de
poder
quedarían
así
abolidos
por
este
sistema
de
globalización
obrera,
dando
con
ello
paso
a
un
nuevo
9po
de
mundo
—en
todo
caso,
solo
como
hipótesis
o,
si
se
prefiere,
como
utopía,
y
por
ello
mismo,
a
día
de
hoy,
parece
que
irrealizable—.
La
globalización,
tal
y
como
la
entendemos
hoy,
viene
a
ser
la
consagración
de
un
sistema
polí9co
y
económico
—definido
por
el
mercado
libre
(Gray,
2008:
25-‐26)—
que
confirma
el
poder
de
ciertas
clases
sociales
sobre
otras.
El
materialismo
complaciente
y
el
conformismo
radical
que
sobreviene
a
esa
prác9ca
del
consumo
reducen
a
las
sociedades
a
la
prác9ca
de
una
nueva
forma
de
sobrevivencia
—un
nuevo
darwinismo
que
cierra
al
hombre
en
un
9empo
zoológico—
fundada
sobre
la
sociedad
del
bienestar.
Estamos,
en
todo
caso,
ante
otra
de
las
caras
de
aquel
bio-‐poder
del
que
ya
Michel
Foucault
(2009:
148-‐154)
nos
invitaba
a
sospechar2.
La
globalización,
en
todo
caso,
suele
aludir
a
un
9po
de
discurso
que
aparentemente
se
infunda
con
ma9ces
posi9vos,
pues
9enden
a
lo
cosmopolita,
a
la
interrelación
de
lo
diverso,
a
establecer
una
mirada
mul9cultural
y
colorista
con
respecto
a
una
idea
de
mundo.
Pero
solo
en
apariencia
nos
movemos
en
esa
2 Antes de desarrollar la idea general que sitúa al biopoder como una elemento indispensable en el desarrollo del
capitalismo,
Foucault
ya
sugiere
una
reflexión
nada
banal
y
que
ahora
señalamos
con
el
fin
de
dar
crédito
a
la
manera
en
la
que
entendemos
que
una
serie
de
procesos
subrep7cios
de
poder
y
control
permanecen
solapados
bajo
las
consignas
globalizadoras.
Escribe
Foucault:
“Razón
general
y
tác7ca
que
parece
evidente:
el
poder
es
tolerable
sólo
con
la
condición
de
enmascarar
una
parte
importante
de
sí
mismo.
Su
éxito
está
en
proporción
directa
con
lo
que
logra
esconder
de
sus
mecanismos”
(90).
215
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
dirección,
pues
se
obvian
los
intereses
creados
a
par9r
de
la
apertura
de
tales
procesos.
Asis9mos,
por
tanto,
a
una
“internacionalización”
de
consumidores
cuya
voluntad
es
así
mismo
vendida
a
la
oferta
masiva
de
bienes
y
ac9vidades
promovidas
por
grandes
mul9nacionales,
y
no
a
una
verdadera
“globalización”
obrera
que
debería
tender
hacia
la
administración
ecuánime
de
los
recursos
y
a
la
ruptura
efec9va
de
la
estra9ficación
social.
Por
otra
parte,
la
globalización
se
manifiesta
de
forma
exuberante
en
aquellas
geograras
urbanas
abiertamente
cosmopolitas.
Una
mirada
al
Brooklyn
que
Wayne
Wang
y
Paul
Auster
nos
trasladaron
en
sus
memorables
Blue
in
the
face
y
Smoke
nos
permite
observar
el
dinamismo
intercultural
que
invade
cada
esquina
del
barrio
neoyorkino
en
el
que
transcurre
la
acción.
La
diversificación
cultural
en
el
más
amplio
sen9do
queda
sinte9zada
en
ese
micro
mundo
que
aparece
ver9do
en
los
dos
filmes.
Las
barreras
de
una
geograra
polí9ca
se
desvanecen
para
configurar,
como
alterna9va,
un
solo
lugar
en
el
que
predomina
la
intercalación,
la
convergencia
o
la
confluencia
de
memorias
sociales
colec9vas
diversas
que
en
su
inscripción
comunitaria
en
un
solo
escenario
concretan
una
nueva
y
más
compleja
memoria
hecha
de
retazos
y
tendente
a
lo
disperso
o
lo
fragmentario.
Pero
por
otro
lado,
esos
grandes
centros
de
poder
urbano
—surgidos
de
una
fuerte
inmigración
venida,
en
muchos
casos,
de
países
que
previamente
han
sido
colonizados
y
que
han
sufrido
por
ello
mismo
un
cierto
expolio
cultural
e
iden9tario—
acaban
paradójicamente
siendo
espacios
de
centralización
cultural
que
hacen
invisible
a
todo
aquello
que
se
produce
fuera
de
su
marco
social
de
acción.
El
mundo,
en
el
sen9do
de
espacio
cultural-‐global,
se
reduce
entonces
a
la
frontera
de
la
urbe
—o
las
urbes—
que
se
señala
como
cosmopolita
y
globalizada,
haciendo
que
todo
lo
exocéntrico
a
su
propio
sistema
de
existencia
quede
eliminado
del
marco
global.
Se
rentabiliza
para
sí
la
exclusión
que
en
esos
espacios
se
realiza
de
otros
centros
culturales
que
man9enen
una
tendencia
iden9taria
propia.
Se
propicia
así
una
suerte
de
interiorización
o
repliegue
del
centro
cosmopolita,
marginando
o
elidiendo
con
ello
mismo
todo
aquello
que
queda
fuera
de
ese
marco,
que
pasará
a
ser
connotado
como
localista
—en
su
acepción
más
peyora9va—.
En
esa
dirección,
podemos
argüir
que
la
verdadera
globalización
no
reside
en
aquellos
lugares
ar9culados
en
torno
a
su
cosmopoli9smo
idiosincrá9co,
sino
que
ésta
se
halla
en
la
suma
y
sostenibilidad
de
espacios
y
memorias
culturales
de
cada
comunidad
local
y
sus
peculiaridades
iden9tarias.
La
“ensalada”
mul9cultural
de
la
gran
urbe
no
es
más
que
una
fragmentación
desar9culada
y
forzosa
de
un
mundo
que
no
existe.
Se
trata
de
otro
teatro
social
en
el
que
subrep9ciamente
domina
el
impera9vo
del
consumo
y
el
comercio,
además
del
control
y
la
216
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
asimilación
de
las
culturas
humanas
dentro
del
macro-‐sistema
de
una
cultura
económica
concreta.
De
ahí
la
importancia
que
9ene
para
el
ejercicio
del
poder
que
todo
quede
a
un
nivel
de
superficie:
no
hay
verdadera
confluencia
de
culturas,
sino
retazos
de
esas
mismas
culturas
en
su
fase
de
desintegración
—primero—
y
reestructuración
—después—
en
el
marco
general
de
la
nueva
patria-‐urbe
en
la
que
se
ges9ona
una
forma
de
vida
y
se
confirma
su
iden9dad
materialista.
Por
otra
parte,
el
mapa
de
interrelaciones
humanas
establecido
a
par9r
del
desarrollo
tecnológico
y
su
implementación
en
una
esfera
digital
promueve
la
ruptura
espacial
vinculada
a
3 Concepto que traduzco del juego propuesto en lengua inglesa a través concepto “westerniza7on”. Comparto en
217
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
las
fronteras
polí9cas
para
permear
así
una
nueva
cartograra
mundial.
Este
hecho
confirma
la
elisión
de
las
iden9dades
en
su
sen9do
convencional
para
generar
un
nuevo
9po
de
“pasaporte”
vinculado
en
este
caso
a
la
existencia
on-‐line
del
sujeto.
La
hiperconec9vidad
con9nua
de
individuos
(redes
sociales,
navegación
en
Internet,
telefonía
móvil
y
otros
sistemas
de
comunicación
vinculados
al
desarrollo
informá9co)
hace
que
el
sujeto
se
re-‐sitúe
en
el
centro
de
operaciones
de
la
generación
y
recepción
de
discursos
sociales.
Esta
nueva
condición
de
actante
en
el
movimiento
de
información
global
propicia
que
el
propio
individuo
cons9tuya,
a
día
de
hoy,
un
autén9co
canal
de
filtración
personal
de
memoria.
Una
vez
procesada
la
experiencia
concreta,
el
sujeto
proyecta
a
la
red
de
discursos
su
propia
impresión,
cons9tuyendo
con
ello
un
elemento
a
tener
en
cuenta
cuando
hablamos
de
memorias
colec9vas:
pues
éstas
ya
no
se
configurarán
exclusivamente
a
través
de
la
coexistencias
de
dis9ntos
discursos
sociales,
sino,
también,
a
través
de
la
interacción
directa
del
sujeto
on-‐line.
Este
nuevo
marco
ubica
a
los
procesos
globalizadores
en
una
nueva
dimensión.
Lo
transfronterizo
se
ve
así
elidido
de
esta
fórmula
de
interacción,
pues
los
dis9ntos
individuos
intercomunican
a
través
de
nuevos
canales
y
estructuras
que
generan
un
espacio
virtual
al
margen
del
mundo
rsico
y
las
fronteras
polí9cas.
Figura 1. Mapa de conexiones de Internet. Fuente: <hMp://chrisharrison.net> (01-‐10-‐2013)
Sin
embargo,
pese
a
que
se
ha
sugerido
en
ocasiones
que
este
nuevo
modelo
de
interacción
se
fundamenta
sobre
pilares
democrá9cos
hasta
ahora
nunca
vistos,
la
realidad
no
parece
que
nos
218
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
conduzca
a
ese
op9mismo
ingenuo
que
parece
dominar
ese
aserto.
Ello
se
debe
a
que
las
condiciones
necesarias
para
que
se
produzca
el
proceso
de
comunicación
digital
son
netamente
comerciales.
La
navegación
en
Internet
conlleva
un
precio,
al
igual
que
todo
mecanismo
tecnológico
ideado
para
que
esa
comunicación
se
establezca.
Por
ello,
se
puede
afirmar
que
la
nueva
forma
de
existencia
en
el
mapa
digital
de
una
comunidad
global
solo
es
posible
en
aquellos
espacios
en
los
que
se
ha
generado
una
clase
social
capaz
de
soportar
el
precio
de
esa
forma
de
vida
digitalizada.
El
mapamundi
de
interconexiones
digitales
es,
por
ello
mismo,
una
muestra
de
la
profunda
marginalidad
a
la
que
muchas
sociedades
se
ven
abocadas,
pues
su
escaso
o
nulo
desarrollo
tecnológico
impide
su
coexistencia
en
el
marco
global,
y
con
ello,
se
cierra
su
posible
par9cipación
en
la
configuración
de
una
memoria
colec9va
en
la
esfera
digital.
Cabría
añadir,
a
modo
de
úl9ma
provocación,
que
quizá
esa
exclusión
y
todos
los
comentarios
anteriores
que
la
explican,
no
sea
más
que
otra
forma
de
intentar
legi9mar
lo
ilegi?mable:
el
derecho
de
muchos
a
no
estar
presentes
en
ese
entorno
y,
con
ello
mismo,
el
derecho
a
exis9r
pese
a
su
voluntad
de
permanecer
fuera
del
marco
digital.
En
todo
caso,
la
evidente
digitalización
masiva
de
una
gran
parte
del
mundo
confirma
la
existencia
de
la
otra
parte,
y
con
ello,
a
la
postre,
se
consolida
la
idea
de
una
globalización
en
todo
caso
parcial
y
excluyente.
Por
todo
lo
que
hemos
hasta
ahora
observado,
aceptamos
el
uso
del
término
globalización
pero
solo
en
cuanto
a
concepto
limitado
y
no
enteramente
representa9vo
—paradójicamente
contraviniendo
lo
que
se
sugiere
a
través
del
sen9do
que
se
infiere
de
su
nominalización—.
Se
trata,
entonces,
de
una
construcción
discursiva
que
vincula
a
las
democracias
occidentales
en
torno
a
un
sistema
socio-‐económico
—el
capitalismo
y
más
concretamente
el
capitalismo
neo-‐
liberal—,
que
habilita
potentes
mecanismos
discursivos
de
exclusión
y
que,
por
ello
mismo,
no
logra
adecuarse
a
las
realidades
culturales
que
conviven
en
un
verdadero
marco
global.
Este
hecho
hace
que
la
memoria
cultural
o
colec9va
de
un
grupo
se
mida
siempre
en
función
de
la
memoria
colec9va
del
grupo
dominante.
Es
este
grupo
—enclavado
en
las
coordenadas
de
un
poder
que
permite
la
regularización
y
dinamización
del
propio
sistema
global—
el
que
convoca
para
sí
el
verdadero
protagonismo
histórico
que
se
resalta
en
su
prác9ca
memorialista,
excluyendo,
con
ello,
a
las
memorias
locales
de
comunidades
históricas
elididas
de
la
propia
historia
general
por
no
haber
sido
centros
de
poder
dominante.
La
par9cipación,
por
tanto,
de
estas
comunidades
locales
en
la
esfera
global
se
reduce
al
papel
de
ente
asimilado,
por
lo
que
no
tendrán
ya
una
verdadera
representa9vidad.
219
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
La
nación,
como
otros
tantos
conceptos
vacuos,
se
carga
de
sen9do
cuando
es
traspasada
por
los
discursos
construc9vistas
de
carácter
narra9vo
(Agamben,
1996:
43)
que
la
circundan
y
coligen.
Dando
por
buena
la
tesis
de
una
obra
canónica
de
la
sociología
moderna,
sin
embargo
diré
aquí
que
no
se
trataría
de
una
construcción
social
de
la
realidad
(Berger
y
Luckmann,
1971)
sino
de
—valga
el
oxímoron—
una
autén9ca
construcción
ficcional
de
la
realidad
nacional.
Lo
curioso
—a
mi
entender—
se
produce
cuando
el
resultado
de
ese
proceso
de
creación
ficcional
—proveniente
de
la
fusión
de
discursos
sociales,
con
especial
incidencia
del
histórico,
en
esa
búsqueda
y
designación
de
lo
genuino,
de
lo
autén9co,
de
lo
propio—
adquiere
para
los
grupos
sociales
categoría
de
realidad
apodíc9ca,
seudo-‐dogmá9ca,
incluso.
Ello
se
debe,
claro
está,
a
que
el
espacio
de
representación
simbólico
ha
invadido
el
terreno
de
la
psique
individual
y
colec9va,
ofreciendo
al
sujeto
una
iden9dad
social
en
la
que
se
reconoce
y
de
la
que
no
podrá
prescindir.
Ese
proceso
diferenciador
señala,
además,
la
entrada
en
juego
del
otro
o
lo
otro,
elemento
extraño
que
se
rechaza
y
con
el
que
—en
un
grado
de
comparación—
se
establecen
4 Y no solo eso, pues, siguiendo algunas de las reflexiones de Chantal Mouffe, el futuro de una verdadera sociedad
cosmopolita
reside,
precisamente,
en
la
desterritorialización
y
desnacionalización
de
los
estados,
abortando
así
las
diferencias
nacionales
que
impiden
el
desarrollo
común
de
derechos
humanos
(2005:
96).
Por
otra
parte,
fundo
también
las
ideas
que
aquí
desarrollo
a
par7r
del
acuerdo
con
los
principios
expuestos
por
Daniel
Chernilo
en
relación
al
futuro
de
los
estados
en
función
del
rechazo
a
su
designación
como
entes
nacionales
(2006).
220
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
las
diferencias
específicas
que
confirman
la
iden9dad
propia,
ésta
siempre
equivocadamente
entendida
como
moralmente
superior.
Los
fuertes
brotes
de
nacionalismo
local
surgidos
en
los
úl9mos
años
en
toda
Europa
confirman
la
desgraciada
falta
de
toma
de
conciencia
con
respecto
a
las
consecuencias
límites
que
estos
movimientos
de
construcción
simbólica
—narraciones
que
tratan
de
perpetuar
una
iden9dad
para
los
sujetos—
han
producido
en
el
pasado
siglo.
Situando
a
Auschwitz
como
centro
de
una
reflexión
somera
sobre
el
asunto,
hay
que
afirmar
que
la
tragedia
allí
acontecida
es
la
consecuencia
úl9ma
de
una
prác9ca
de
depuración
nacional
trazada
como
operación
polí9ca
ins9tucionalizada.
Los
mecanismos
de
muerte
masiva
ideados
durante
el
Holocausto
sugieren
un
rasgo
perverso
del
propio
concepto
de
racionalismo
ilustrado,
hecho
que
finalmente
imposibilita
o
desautoriza
todo
el
proceso
de
renovación
de
ideas
acaecido
desde
el
siglo
XVIII,
condenando
a
la
Ilustración
histórica
a
un
9po
de
dialéc9ca
cerrada
en
torno
así
(Adorno
y
Horkheimer,
1944),
y
por
ello
mismo
incapaz
de
sedimentar
un
verdadero
cambio
axiológico
que
permi9era
sustanciales
modificaciones
en
las
relaciones
del
hombre
con
los
otros
hombres
y
con
los
poderes
que
éstos
arbitran
y
dirigen
hacia
sí
mismos.
Auschwitz
aparece
aquí,
entonces,
como
la
gran
metáfora
de
todo
proceso
de
desmesura
nacionalista
cuya
consecuencia
úl9ma
es
la
ex9rpación
social
del
otro,
dando
solo
como
válido
aquello
propio,
en
el
sen9do,
también,
de
lo
propio
de
una
nación
concreta.
Por
ello
mismo,
este
9po
de
construcciones
narra9vas
—las
ficciones
a
las
que
antes
hacíamos
alusión—
nos
sugiere
una
carencia
de
racionalidad
en
el
mismo
proceso
de
creación
del
propio
discurso
de
iden9dad
nacional.
Es,
por
tanto,
un
9po
de
construcción
discursiva
retórica,
no
dialéc9ca,
y
por
ello
mismo
deberá
quedar
al
margen
de
la
propuesta
teórica
que
aquí
trazo.
El
concepto
de
estado,
y
con
ello
de
relaciones
transestatales
o
interestatales,
me
parece,
con
todas
sus
limitaciones,
menos
retórico,
más
racional,
pues
en
su
nominalización
se
perciben
los
rasgos
organiza9vos
y
administra9vos
de
un
determinado
territorio,
sin
hacer
hincapié
en
la
aparatosidad
simbólica
y
en
el
teatro
de
representación
de
lo
patrio
que
se
circunscribe
al
discurso
nacionalista.
Si
nos
atenemos
al
significado
dado
a
este
9po
de
memoria
en
su
aplicación
y
fundamento
original
—es
decir,
el
campo
de
la
informá9ca—
resultará
evidente
que
la
memoria
RAM
en
el
sen9do
que
aquí
se
propone
no
cubre
la
totalidad
de
significaciones
que
el
concepto
con9ene.
221
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Por
ello
mismo,
conviene
remarcar
que
la
metáfora
que
aquí
se
usa
nos
servirá
para
resaltar
la
manera
en
la
que
se
configura
una
red
local
y
global
de
discursos
que
en
sus
dinámicas
de
interrelación
procesan,
generan,
ac9van,
filtran
y
seleccionan
aquellos
elementos
significa9vos
que
par9cipan
en
la
creación
de
una
memoria
colec9va
concreta.
Se
trata,
por
tanto,
de
la
memoria
que
circula
y
no
se
almacena
dentro
del
propio
sistema,
es
decir
una
memoria
en
acción
que
opera
para
producir
sen9dos
sociales
a
par9r
del
constante
flujo
de
información
procesada
en
el
mismo
sistema.
A
la
hora
de
realizar
este
estudio,
convendrá
primero
hacer
alusión
a
la
manera
en
la
que
vamos
a
definir
este
9po
de
memoria.
El
concepto
“Memoria
RAM”
corresponde
a
una
variación
del
Ptulo
del
libro
de
José
Luis
Brea
Cultura_RAM
(2007).
Hablamos
aquí
de
procesos
dinámicos
que
producen
material
discursivo
que
no
se
fija
o
almacena
en
el
archivo
de
memoria,
sino
que
está
llamado
a
circular
y
confluir
en
una
esfera
discursiva
más
amplia
y
de
capacidad
ilimitada
—en
cuanto
a
la
producción
con9nua
de
nuevos
materiales
textuales
a9ngidos
a
la
memoria—
haciendo
que
con
ello
—
y
sigo
aquí
a
João
Canavilhas—
el
mismo
material
de
archivo
—y
agrego
yo,
de
los
archivos
locales—
se
reinvierta
en
el
sistema
haciendo
que
su
ac9vidad
quede
reducida
a
las
coordenadas
9empo-‐espaciales
de
lo
inmediato
y
lo
global
(2013:
1);
o,
dicho
de
otro
modo,
este
proceso
dinámico
de
interacción
permanente
se
enclava
dentro
de
un
esquema
temporal
sin
anclajes
convencionales.
Se
alude
aquí
a
un
plano
de
temporalidad
circular
o
temporalidad
0,
espacio
en
el
que
se
deshacen
los
límites
cronológicos
y
sobresale
el
flujo
de
información
constante
que
queda
en
permanente
circulación,
siendo
el
presente,
en
este
caso,
la
correa
de
transmisión
de
temporalidades
a
través
de
la
cual
queda
unido
el
sistema.
En
ese
sen9do,
concedemos
al
presente
el
significa9vo
hecho
de
ser
la
única
dimensión
temporal
existente,
si
bien
la
caracterís9ca
de
dicha
existencia
será
precisamente
su
dinamismo
constante.
El
presente
es
el
?empo
en
proceso
a
través
del
cual
se
generan
las
otras
dos
dimensiones:
el
pasado,
como
narración
mul9discursiva
de
hechos
acontecidos;
y
el
futuro,
como
narración
de
hechos
potencialmente
realizables,
pero
imposible
de
confirmar,
pese
a
que
muchas
de
esas
acciones
aún
no
llevadas
a
cabo
partan
de
actos
de
la
voluntad.
Una
memoria
RAM
como
a
la
que
aquí
apelamos
supone,
por
ello
mismo,
la
ac9vación
presente
de
toda
la
maquinaria
de
difusión
de
discursos,
tomando
del
pasado
222
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
aquello
que
se
ac9va
—fijando,
con
ello,
sus
dis9ntas
narra9vas—
y
proyectándose
en
todo
caso
hacia
un
futuro
impredecible,
aunque
negociable,
pues
se
parte
del
hecho
de
que
ese
futuro
puede
resituarse
o
pensarse
en
la
medida
en
que
los
discursos
ac9vados
socialmente
y
sus
dis9ntas
significaciones
podrían
consolidar
una
posible
hoja
de
ruta
para
los
hechos
aún
no
acontecidos.
Por
tanto,
la
circulación
textual
y
discursiva
en
un
9empo
presente
se
proyecta
hacia
el
futuro,
hecho
que
conlleva,
también
desde
el
presente,
la
actualización
del
sistema
en
función
de
los
datos
aportados
por
el
archivo
—por
el
pasado—
que
son
procesados
y
ar9culados
en
el
interior
de
un
sistema
social
concreto.
5 Parece oportuno recordar aquí la función que los SMS tuvieron a la hora de convocar manifestaciones masivas
contra
el
gobierno
español
presidido
por
José
María
Aznar
en
la
jornada
de
reflexión
previa
a
las
elecciones
generales
de
2004.
Conocida
la
regla
de
aplicación
general
de
no
hacer
manifestaciones
polí7cas
durante
este
7po
de
jornadas,
sin
embargo
un
gran
número
de
personas,
ac7vadas
a
través
de
la
telefonía
móvil,
fueron
convocadas
a
manifestarse
para
exigir
—antes
de
poder
votar—
la
aclaración
de
todos
los
detalles
que
previsiblemente
el
gobierno
ocultaba
en
relación
a
la
autoría
de
los
atentados
de
Atocha.
Se
generó
así
una
red
de
comunicación
interpersonal
que
configuró
un
canal
de
distribución
de
información
que
permi7ó
una
gran
movilización
social.
6
Sin
duda
alguna
de
vital
importancia
son
los
medios
tecnológico
actuales
para
proceder
no
solo
al
almacenamiento
de
datos,
sino
también
a
su
diseminación
a
través
de
la
ac7vidad
memorialista.
Ver
Erll
(2011:
122).
223
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
vademécum
social
situado
como
paradigma
de
lo
que
sería
un
almacén
de
datos.
La
memoria
funcional
recurre
así
en
ocasiones
a
ese
espacio
para
realizar
procesos
de
selección
o
recolección
de
información
—actuando
así
como
la
“working
memory”
que
señala
hechos
que
actúan
en
una
determinada
sociedad
y
a
par9r
de
los
que
ésta
genera
un
marco
de
referencia
común
(Rigney,
2005:
17)—
que
provocan
finalmente
cambios
de
sen9do
una
vez
filtrados
dentro
de
un
marco
social 7
concreto,
es
decir,
hacen
que
el
dato
o
la
significación
de
un
acto
de
memoria
se
reseman9ce
dentro
de
la
comunidad
en
la
que
el
concepto
se
inserta.
La
memoria,
dice
Assmann,
produce
sen9dos
y
los
sen9dos
estabilizan
la
memoria
(2011:
125).
Se
percibe
así
ese
marco
de
interacción
discursiva
—el
de
los
discursos
sociales—
como
verdaderos
espacios
de
configuración,
diseño,
distorsión
o
creación
de
sen9dos.
Comenta
José
Luis
Brea
a
propósito
de
la
diferencia
que
existe
entre
una
memoria
archivo
una
memoria
en
red:
Si
aquella
memoria
era
preservadora,
reten9va,
ésta
es
fluida
y
dinámica;
si
aquélla
ponía
iden9dad
y
retención,
ésta
pone
diferencia,
red
y
flujo.
Donde
aquélla
era
monumento
y
voluntad
de
permanecer,
ésta
no
hace
sino
eco,
diferición
y
conciencia
de
otredad,
incluso
para
sí
misma.
Memoria
de
no
ser
sino
en
esa
apertura
hacia
lo
otro,
hiperenlace
ac9vo,
diferencia
en
curso.
Memoria
como
reproducción
miniaturizada
del
sistema
al
que
pertenece
(reducción
monádica:
introyección
molecular
de
las
infinitas
partes
que
dicen
a
cada
unidad
de
un
sistema
sólo
como
lo
que
el
resto
a
falta
de
ella
“no
es”)
y
al
mismo
9empo
transi9vidad
con9nua,
diferencia
desplazada,
(des)memoria
nómada
y
en
con;nuo
devenir…
(2007:
18)
7 Y me refiero aquí a marcos sociales en el sen7do que le da M. Halbwachs (1992).
224
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
5).
Dicho
de
otro
modo,
las
memorias
locales
transmi9das
a
través
de
los
distribuidores
de
memoria
sociales
se
vierten
en
un
tejido
global
que
potencialmente
o
de
facto
puede
provocar
una
respuesta
a
ese
hecho.
No
cabe
duda
de
que
estos
niveles
de
transferencia
han
permi9do
una
redefinición
más
amplia
del
concepto
de
memoria
cosmopolita
que
acuñaran
Levy
y
Sznaider
(2006),
dando
un
protagonismo
evidente
a
los
media
como
actantes
funcionales
habilitados
para
guiar
el
sistema
dinámico
global-‐local
que
transmite
eventos
par9culares
pero
de
magnitud
y
encaje
global,
como
comenta
Pawas
Bisht
(2013:
13-‐14).
La
memoria
RAM
—por
tanto—
es
una
memoria
que
fluye
de
forma
constante,
no
se
deposita
y
sedimenta,
sino
que
está
abierta
a
modificaciones,
incluso
a
la
amplificación
del
espacio
de
circulación
que
permite
nuevas
y
más
complejas
operaciones.
Las
sociedades
modernas
9enden
a
una
fuerte
tecnificación
que
necesita
de
marcos
de
transferencia
cada
vez
más
amplios.
Memoria
RAM,
en
el
sen9do
metafórico
que
le
aplicamos
al
estudio
de
la
memoria
colec9va
de
un
determinado
estado
o
de
una
memoria
comparada
interestatal,
hace
alusión
a
un
espacio
discursivo
centrado
en
núcleos
o
términos
de
memoria
que
fluyen
dentro
del
campo
discursivo
general
a
todos
los
seres
humanos
y
sus
dis9ntas
culturas,
y
que
permiten
la
opera9vidad
del
sistema
social
en
cuanto
a
que
se
genera
un
canal
de
reflexión
constante
y
necesario
para
el
mantenimiento
del
propio
sistema:
mantenimiento,
en
este
caso,
en
el
sen9do
de
que
ese
flujo,
esa
transferencia
conceptual
y
discursiva
con
relación
al
pasado,
permite
el
reconocimiento
del
propio
sistema
como
mecanismo
íntegro,
sin
fisuras,
que
determina
las
coordenadas
específicas
de
una
iden9dad
estatal
o
comunitaria
concreta.
Ahora
bien,
para
poder
atender
a
una
comparación
efec9va
entre
memorias
locales
en
un
marco
global,
habrá
que
categorizar
aquellos
elementos
discursivos
que
consideramos
relevantes
a
la
hora
de
iniciar
el
proceso
compara9vo.
Para
ello
habrá
que
determinar
una
serie
de
conceptos
que
de
alguna
manera
conviven
dentro
del
ámbito
de
los
estudios
de
la
memoria;
conceptos,
por
tanto,
que
podemos
entender
como
núcleos
genera9vos
de
la
ac9vidad
memorialista
y
que,
en
su
dinamización
o
circulación
interdiscursiva
en
el
interior
de
la
red
de
discursos
sociales,
provocan
cambios
de
sen9do.
Ahondaremos
en
ello
a
con9nuación.
225
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Son
“litemas”
términos
como
jus9cia,
trauma,
violencia,
represión,
culpabilidad,
reconciliación,
perdón,
etc.
En
aquellas
sociedades
en
las
que
se
ha
producido
la
apertura
de
procesos
memorialistas
concretos,
estos
conceptos
formarán
parte
de
las
discusiones
ac9vadas
dentro
del
ámbito
de
los
discursos
sociales.
Cada
marco
local
en
el
que
se
reproducen
estos
debates
actuará
como
centro
discursivo
transformador
del
sen9do
del
concepto.
A
su
vez,
el
diálogo
local
se
filtra
en
una
esfera
global
a
través
de
lo
que
aquí
llamaremos
distribuidores
de
memoria,
canales
de
comunicación
social
e
interpersonal
que
en
un
espacio
RAM
crean
un
tejido
hiperconectado
habilitado,
por
ello
mismo,
para
provocar
cambios
axiológicos
y
epistemológicos
dentro
de
los
marcos
locales
en
los
que
se
ac9van.
Así
pues,
serían
distribuidores
de
esa
memoria
colec9va
los
medios
de
comunicación
de
masas,
la
literatura,
la
producción
académica,
Internet,
las
relaciones
interpersonales
e
inter-‐comunitarias
establecidas
a
través
de
la
interacción
directa
o
usando
las
nuevas
tecnologías
(sms,
chat,
redes
8
Convendrá
aclarar
que,
dado
que
estamos
ante
una
categoría
que
parece
cobrar
la
imagen
de
“tema”
reproducible
o
recurrente
en
el
espacio
discursivo
de
una
determinada
comunidad,
los
litemas,
tal
y
como
aquí
se
trata
de
exponer,
solo
abarcan
a
aquellos
conceptos
vinculados
a
los
temas
generales
que
son
abordados
por
la
ac7vidad
memorialista,
pese
a
que
la
posible
extrapolación
a
otros
marcos
discursivos
parece
posible
y,
en
todo
caso,
suscep7ble
de
poder
llevarse
a
cabo.
Dejaremos
esa
posibilidad,
a
fin
de
cuentas,
para
ulteriores
inves7gaciones
sobre
este
asunto.
226
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
sociales),
los
congresos
o
espacios
de
difusión
cienPfico-‐académica
des9nados
a
los
estudios
de
la
memoria
colec9va,
etc.
Pero
además
de
distribuidores,
estos
mecanismos
de
interrelación
discursiva
son
autén9cos
ac9vadores
o
actualizadores
del
discurso
memorialista.
Cada
nueva
entrada,
cada
nueva
perspec9va
crí9ca,
cada
nuevo
ángulo
socio-‐cultural
o
polí9co-‐ideológico
provoca
un
update
del
propio
concepto,
haciendo
que
tras
el
movimiento
de
descarga
en
el
sistema
se
abran
nuevas
aproximaciones,
discusiones
o,
en
defini9va,
actualizaciones
de
la
significación
del
propio
concepto.
Dentro
de
un
marco
local
concreto,
además,
el
significado
de
estos
litemas
se
ve
some9do
a
la
filtración
de
sen9do
que
proviene
de
dis9ntos
ámbitos.
Hablamos
aquí
de
la
asistencia
de
filtros
o
modificadores
de
sen9do
como
sería,
por
ejemplo,
la
manipulación
o
transfiguración
ideológica
proveniente
de
los
núcleos
de
poder,
es
decir,
ideologías
asentadas
en
el
poder
que
filtran
el
valor
universal
del
concepto
para
adaptarlo
a
sus
propósitos
reguladores,
coerci9vos,
de
control
social
o
jus9ficadores
de
un
comportamiento;
serían
también
filtros
o
modificadores
de
sen9do
los
sistemas
polí9cos
aplicados
en
una
determinada
sociedad
—no
es
igual
el
sen9do
de
la
jus9cia
en
sistemas
democrá9cos
que
en
sistemas
dictatoriales—,
el
9po
de
culto
religioso
y
su
grado
de
influencia
en
el
ámbito
social,
las
idiosincrasias
culturales
de
una
comunidad
local,
etc.
Además
de
ello,
en
el
caso
concreto
de
la
literatura
memorialista
—a
fin
de
cuentas
este
9po
de
obras
componen
el
micro-‐marco
de
discursos
sociales
en
los
que
se
insertan
una
gran
can9dad
de
variaciones
de
sen9do—,
habría
que
sumar
filtros
de
carácter
personal
que
provocan
las
modificaciones
de
sen9do
que
el
propio
autor
de
la
obra
establece.
Señalamos
como
filtros
o
modificadores
en
este
caso,
la
propia
ideología
del
autor,
la
intencionalidad
de
la
obra,
los
componentes
emo9vos
y
psicológicos
ac9vados
en
el
espacio
ín9mo
del
sujeto,
etc.
De
todo
lo
dicho
anteriormente
se
infiere
que
los
litemas
son
categorías
léxicas
limitadas.
Señalaré
que
en
efecto
estamos
ante
un
grupo
léxico-‐conceptual
finito
dentro
de
la
propia
prác9ca
discursiva
memorialista.
Me
atrevo
a
asegurar,
sin
haber
realizado
aún
un
concienzudo
estudio
compara9vo,
que
las
sociedades
con
un
pasado
traumá9co
concreto
conservan
en
el
interior
de
sus
discursos
memorialistas
una
serie
de
litemas
permanentes
e
invariables
y
de
igual
manera
verificables
en
otras
sociedades.
Eso
no
quiere
decir
que
en
determinadas
comunidades
locales
unos
litemas
tengan
un
mayor
grado
de
incidencia
que
en
otras,
dado
que
227
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
los
condicionantes
históricos
específicos
de
una
sociedad
concreta
demarcan
también
los
temas
que
su
producción
discursiva
memorialista
ha
mo9vado
y
erigido
como
par9culares.
Por
úl9mo,
conviene
ahora
hacer
referencia
al
grado
de
visibilidad
que
un
determinado
litema
adquiere
en
un
espacio
discursivo
concreto
—y
más
específicamente
literario—.
La
literatura
se
abre
a
dis9ntos
ejes
temá9cos
a
través
de
la
forma
alusiva
o
la
elíp9ca.
Es
decir,
la
obra
puede
hacer
referencia
específica
a
un
tema
concreto
a
través
de
la
nominalización
del
asunto
par9cular
que
se
aborda
en
la
trama
novelís9ca
o
en
la
creación
poé9ca.
Pero,
por
otro
lado,
la
mayoría
de
las
obras
literarias
9enden
a
dejar
una
serie
de
huecos
a
través
de
los
cuales
se
filtran
sen9dos
a9ngidos
a
los
temas
centrales
—que
deberán
ser
posteriormente
recompuestos
en
la
operación
hermenéu9ca—
haciendo
que
éstos
queden
voluntariamente
elididos
de
la
construcción
narra9va.
En
el
caso
concreto
que
aquí
nos
ocupa,
hablaremos
de
litemas
actantes
cuando
el
concepto
negociado
cobra
presencia
efec9va
dentro
el
espacio
narra9vo.
Así
pues,
por
citar
un
ejemplo,
la
novela
El
desierto
(2005)
del
chileno
Carlos
Franz
aborda
de
forma
directa
el
tema
de
la
jus9cia
—entre
otros—,
para
lo
cual
no
solo
este
litema
aparece
en
la
voz
de
los
personajes
que
la
invocan
en
la
obra,
sino
que
en
sí
misma
se
convierte
en
uno
de
los
núcleos
centrales
que
dan
pie
a
la
narración
omnisciente
que
domina
toda
la
novela.
Por
otro
lado,
nos
referiremos
a
litemas
latentes
cuando
a
lo
largo
de
una
obra
concreta
no
se
comunica
de
forma
directa
—a
través
del
diálogo
o
pensamiento
de
los
personajes
o
mediante
el
uso
de
una
voz
narra9va
par9cular—
el
litema
que
dará
pie
a
toda
la
ac9vidad
memorialista.
Sirva
como
ejemplo
de
esto
úl9mo
la
elisión
del
posible
litema
“reconocimiento
de
las
víc9mas”
que
se
sugiere
en
la
“Segunda
derrota”
de
la
obra
Los
girasoles
ciegos
de
Alberto
Méndez,
donde
solo
a
través
de
un
proceso
de
inferencia
hermenéu9ca
podemos
establecer
ese
valor
universal
como
uno
de
los
ejes
temá9cos
que
componen
el
relato.
Por
otra
parte,
si
bien
el
litema
adquiere
estatuto
de
concepto
global
—en
cuanto
a
que
asumimos
que
designa
una
significación
que
interesa
a
todas
las
memorias
que
confluyen
en
torno
a
esta
categoría
léxico-‐conceptual—,
sin
embargo
veremos
que
el
sen9do
local
—la
variente
axiológica
y
epistemológica
local—
de
cada
uno
de
ellos
puede
llevarnos
a
que
se
observen
contradicciones
de
significación
nada
desdeñables.
Al
sen9do
o
a
los
múl9ples
228
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
sen9dos
que
en
el
ámbito
local
adquiere
el
litema,
lo
vamos
a
denominar
lisema.
Los
lisemas,
por
tanto,
serán
los
significados
contextuales
que
cada
litema
9ene
en
un
espacio
local
concreto
una
vez
que
ha
sido
filtrado
y
ac9vado
dentro
de
la
red
de
discursos
sociales.
Para
poder
atender
a
esta
diversificación,
habrá
que
observar
cómo
esas
fuerzas
rectoras
discursivas
paralelas
al
propio
discurso
literario
han
forzado
una
determinada
significación
en
ese
espacio
específico.
Los
lisemas
circulan
en
el
interior
del
sistema
como
muestra
clara
de
la
transformación
a
la
que
el
concepto
inicial
universal
ha
sido
expuesto.
La
literatura
produce
sus
propias
significaciones,
no
solo
bajo
la
guía
de
mo9vaciones
de
un
autor
concreto,
sino
también
de
bajo
el
prisma
de
toda
una
red
de
interacción
discursiva
que
se
sitúa
como
marco
de
referencia
para
el
propio
autor
de
la
obra.
Se
encuentra,
así,
inserto
en
esas
coordenadas
contextuales
que
fuerzan
o
dirigen
su
propia
producción,
siempre
atada,
como
es
el
caso
de
una
literatura
a9ngida
a
la
memoria,
a
unos
presupuestos
emo9vos,
é9cos,
esté9cos
o
ideológicos
previos.
La
significación
final
de
un
texto
literario
determinado
—el
sen9do
que
se
le
da
a
uno
de
esos
tópicos
recurrentes
o
litemas—
es
devuelto
posteriormente
a
la
red
de
discursos
sociales,
haciendo
que
la
literatura,
de
esa
forma,
no
sea
un
fin,
sino
un
punto
de
par9da
para
nuevas
y
futuras
reflexiones
inscritas
en
un
marco
colec9vo
para
todas
las
producciones
discursivas
relacionadas
con
el
tema,
es
decir,
un
canal
de
distribución
de
significaciones
especialmente
ac9vo
en
la
generación
de
discursos
de
memoria.
Dentro
de
un
marco
transestatal,
un
análisis
de
estas
caracterís9cas
nos
llevaría,
par9endo
del
estudio
de
dos
o
más
obras
literarias,
a
atender
a
los
núcleos
de
memoria
que
comparten
los
textos
tratados:
a
par9r
del
elemento
léxico-‐conceptual
compar9do
y
ac9vado
en
unas
determinadas
obras,
podemos
ver
de
qué
manera
se
interioriza
el
concepto
dentro
del
seno
de
lo
par9cular:
la
cultura
propia,
la
polí9ca
propia,
la
historia
propia.
Desde
esa
construcción
inversa,
que
parte
de
un
núcleo
común,
podremos
establecer
qué
núcleos
de
memoria
o
litemas
sobreviven
al
hecho
par9cular
para
cons9tuirse
en
materia
humana
universal,
así
como,
por
el
contrario,
estaremos
en
disposición
de
entrever
de
qué
manera
se
interioriza
en
una
cultura
concreta,
haciendo
que
el
sen9do
universal
inicial
haya
sido
transformado
por
la
propia
acción
interdiscursiva
de
una
comunidad
local.
Para
poder
concebir
en
el
futuro
una
ampliación
de
los
términos
teóricos
que
aquí
estoy
desarrollando,
habrá
que
atender
a
la
necesidad
de
convivencia
permanente
con
todo
el
ámbito
de
estudio
de
las
ciencias
humanas
y
sociales.
La
idea
surge,
precisamente,
con
la
229
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
intención
de
reunir
en
torno
así
a
dis9ntas
disciplinas
que
se
aglu9nan
en
esas
áreas
del
saber,
dado
que
solo
a
través
una
puesta
en
común
se
podrá
generar
una
cartograra
global
de
sen9dos
para
los
conceptos
fundamentales
que
dibujan
el
plano
de
toda
ac9vidad
memorialista.
Habría
que
señalar
previamente
un
corpus
general
de
obras
que
circulan
en
el
ámbito
local
para
formar
paradigmas
de
sen9do
—lisemas—
que
nos
den
cuenta
de
las
múl9ples
valoraciones
locales
que
se
hacen
del
término.
Esos
paradigmas
surgirían
de
un
análisis
previo
de
todos
aquellos
niveles
de
expansión,
modificación
o
distribución
por
los
que
el
concepto
inicial
tratado
ha
pasado,
es
decir,
su
posición
como
tema
recurrente
y
ac9vado
dentro
de
la
esfera
de
los
discursos
sociales,
las
interrelaciones
personales
y
comunitarias
y
los
modificadores
tanto
del
nivel
socio-‐cultural
y
polí9co-‐ideológico
como
los
que
afectan
al
propio
sujeto.
En
rigor,
además,
podemos
afirmar
que
la
ar9culación
de
toda
esa
red
discursiva
dentro
de
un
marco
local
confirma
la
pervivencia
de
una
preocupación
o
una
inquietud
social
no
resuelta.
De
ahí
la
necesita
de
atender
a
esos
ecos
desde
los
dis9ntos
ángulos
a
los
que
un
verdadero
conocimiento
humano
y
social
debe
aspirar
cuando
se
resitúa
—y
por
é9ca
profesional
así
debe
ser—
al
margen
o
fuera
del
marco
de
las
consignas
ideológicas
o
de
los
intereses
afines
al
poder
polí9camente
cons9tuido.
Por
otra
parte,
la
elisión
total
de
los
discursos
sociales
centrados
en
la
memoria,
así
como
su
cese
dentro
de
la
esfera
pública,
confirmarán
el
paso
a
un
siguiente
estadio,
haciendo
que
la
memoria,
una
vez
solapada
por
el
paso
del
9empo,
se
inserte
dentro
de
archivo
general
de
la
comunidad,
es
decir,
se
transforme
en
dato
y
con
ello,
en
pura
materia
histórica.
Se
habla
del
11-‐S
como
una
suerte
de
flashbulb9
en
el
que
una
determinada
comunidad
social
establece
un
9po
de
anclaje
iden9tario
que
reconoce
como
propio.
Esos
flashbulbs
pueden
relacionarse
por
extensión
con
un
determinado
litema
y
propiciar,
posteriormente
—una
vez
insertos
en
los
mecanismos
de
interpretación
o
ideologización
local
y
global—
dis9ntos
lisemas.
Pero,
¿pueden
representar
verdaderamente
esos
hechos
a
toda
una
comunidad
global?
Está
claro,
a
mi
parecer,
que
los
discursos
memorialistas
propiciados
desde
los
discursos
sociales
de
las
democracias
occidentales
circundan
esos
flashbulbs
y
reciben
de
ellos
elementos
crí9cos
y
de
análisis
que
son
intercambiables
y
que
pueden
incidir
mul9direccionalmente
en
todos
los
contextos
locales
de
esa
macro-‐comunidad
global
—es
decir,
siguiendo
a
Michael
Rothberg
9 Uso el término según la definición y explicación del mismo que hacen Williams y Conway (2009: 49).
230
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
(2009),
la
ac9vidad
memorialista
consiguiente
a
un
hecho
traumá9co,
puede
ser
exportable
a
otros
marcos
locales
en
los
que
se
ha
sufrido
un
9po
de
experiencia
histórica
similar—.
Pero,
al
mismo
9empo,
habrá
que
señalar
que
—como
en
el
ejemplo
presentado—
estamos
ante
la
profusión
de
sen9dos
en
un
marco
global-‐occidental
que
comparte
juicios
históricos
propios
filtrados
por
sus
construcciones
narra9vas
como
sociedades
que
comparten
rasgos
culturales
e
intereses
económicos
vinculados
a
una
fuerte
pulsión
de
poder
internacional.
Por
ello,
habrá
que
referirse
aquí
a
estos
discursos
como
selectores
de
memoria,
es
decir,
discursos
sociales
memorialistas
que
se
erigen
a
través
de
un
proceso
de
recolección
y
selección
de
imágenes
icónicas,
hechos
históricos
concretos
o
conceptos
vinculados
a
la
cultura
polí9ca
o
social
de
una
determinada
sociedad
que
se
tratan
de
rentabilizar
dentro
de
su
marco
común
de
acción,
para
crear
con
ello
un
sistema
axiológico
ponderado
en
esa
comunidad
de
poder.
De
ahí
que
el
flashbulb
11-‐S
sea
un
discurso
vigoroso
que
cada
mes
de
sep9embre,
desde
hace
ya
más
de
10
años,
se
recuerda
en
todos
los
países
occidentales
a
través
de
diversos
medios
de
comunicación.
Esa
rememoración
ac9va
un
sen9do
comunitario
—pues
se
selecciona
como
representa9vo
de
esa
comunidad—
que
sigue
a
un
proceso
memorialista
socialmente
opera9vo
—en
cuanto
a
que
permite
la
consolidación
de
un
imaginario
colec9vo
y
la
emergencia
de
un
reconocimiento
de
pertenencia
a
una
iden9dad
social
común—.
Ese
mismo
hecho,
con
una
significación
muy
dis9nta,
es
recibido
o
interpretado
por
la
comunidad
islámica
fundamentalista
a
través
de
una
crí9ca
opuesta
y,
sin
duda,
vinculada
a
lo
que
sería,
para
muchos,
un
hecho
heroico
come9do
por
unos
verdaderos
már9res
que
dieron
su
vida
en
su
lucha
contra
el
imperialismo
occidental.
A
la
hora
en
la
que
las
sociedades
occidentales
evalúan
atrocidades
come9das
contra
la
población
civil
como
esta
que
acabamos
de
nombrar,
podríamos
señalar
una
larga
lista
de
variedades
de
sen9dos
funcionales
—en
cuanto
a
que
operan
como
ac9vadores
de
memoria
en
una
determinada
comunidad
internacional
que
comparte
ciertos
criterios
axiológicos—
que
se
producen
en
otros
espacios
locales
ajenos
a
los
valores
socio-‐polí9cos
y
culturales
que
dominan
nuestro
entorno
cercano.
Esta
diversificación
de
sen9dos
muestra
un
límite
aparentemente
insalvable
para
la
globalización
de
ideas,
siendo
por
tanto
necesario
ac9var
algún
otro
mecanismo
compara9vo
que
permita
integrar
la
totalidad
de
sen9dos
en
torno
a
un
solo
concepto
de
carácter
universal
—claro,
hacemos
alusión
aquí
a
los
litemas—.
Una
breve
reflexión
sobre
el
Holocausto
—como
lugar
de
memoria
de
occidente—
también
nos
vale
ahora
para
ahondar
en
estas
ideas.
El
alcance
y
gravedad
de
las
atrocidades
come9das
231
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
durante
la
Shoá
señala
un
9empo
en
el
que
verdaderamente
se
hace
visible
el
fracaso
de
todo
movimiento
racionalista-‐ilustrado
por
vencer
a
la
9ranía
del
poder
y
sus
falaces
construcciones
narra9vas
e
ideológicas,
como
son
la
nación,
la
raza,
la
cultura
propia,
etc.
Sin
embargo,
otros
hechos
igualmente
execrables
desde
el
punto
de
vista
de
una
verdadera
é9ca
emancipada
de
las
reducciones
localistas,
no
han
sido
—o
no
están
siendo—
impulsados
con
la
misma
fuerza
como
núcleos
de
memoria
dentro
del
espacio
memorialista
occidental.
De
ahí
que,
por
ejemplo,
la
destrucción
completa
de
Hiroshima
y
Nagasaki,
con
la
subsecuente
aniquilación
sistemá9ca
de
cientos
de
miles
de
personas,
adquiera
en
nuestro
espacio
global
—donde
ha
quedado
relegado
en
un
tercer
plano,
indicando
con
ello
su
propensión
a
un
olvido
histórico—
significaciones
muy
dis9ntas
a
las
que
sin
duda
se
le
dan
en
un
país
como
Japón,
en
donde
a
día
de
hoy
se
sigue
conmemorando
el
exterminio
injus9ficado
de
toda
una
masa
poblacional.
Una
reflexión
residual
y
marginal
sobre
este
mismo
hecho,
aparece
en
Leviatán
de
Paul
Auster,
donde
el
autor
norteamericano
abre
el
camino
para
una
comprensión
del
hecho
fuera
del
marco
local,
situando
con
ello
lo
narrado
en
el
plano
de
una
valoración
humana
de
sen9do
universal.
Lo
citaré
a
con9nuación
como
ejemplo
de
la
ac9vación
dentro
de
un
espacio
global-‐
occidental
de
un
flashbulb
propio
la
cultura
nipona.
Escribe
Auster:
Sachs
hablaba
a
menudo
de
la
bomba.
Era
un
hecho
fundamental
del
mundo
para
él,
una
úl9ma
declaración
del
espíritu,
y
en
su
opinión
nos
separaba
de
todas
las
demás
generaciones
de
la
historia.
Una
vez
adquirida
la
capacidad
de
destruirnos
a
nosotros
mismos,
la
noción
misma
de
la
vida
humana
había
quedado
alterada;
incluso
el
aire
que
respirábamos
estaba
contaminado
por
el
hedor
de
la
muerte.
(1997:
37)
Auster
señala
el
sen9do
global
—universal—
del
hecho,
a9ngiéndolo
incluso
a
la
esfera
de
lo
que
sería
el
espíritu
de
lo
humano
—que
aquí
yo
interpreto
como
aquello
que
es
connatural
y
en
esencia
humano—.
Se
marca
su
transcendencia
al
ac9varlo
como
núcleo
desde
el
que
se
proyecta
un
cambio
en
la
historia
del
hombre.
Desde
esa
imagen
se
señala
el
instante
de
una
toma
de
conciencia
colec9va:
se
inicia
una
era
en
la
que
con
un
leve
mecanismo
de
accionamiento
el
ser
humano
es
capaz
de
autodestruirse
de
forma
masiva.
El
valor
de
la
propia
vida
queda
reducido
a
la
nada,
quitando
importancia
con
ello
al
hecho
mismo
de
exis9r,
pues
se
realza
la
precariedad
de
la
vida
frente
a
la
facilidad
con
la
que
desde
una
posición
de
poder
se
puede
lanzar
la
orden
de
aniquilación
completa
de
la
historia
de
toda
una
comunidad
—
operación,
ésta,
en
todo
caso,
prac9cada
por
muchos
otros
pueblos
desde
los
albores
de
la
humanidad,
aunque,
eso
sí,
a
través
de
mecanismos
de
actuación
diferentes—.
Paul
Auster
232
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
abre
para
nosotros
una
dimensión
é9ca
universal
de
un
hecho
que,
sin
embargo
9ene
dis9ntas
significaciones
y
valoraciones
dentro
de
espacios
locales
concretos.
Se
proyectan
lisemas
opuestos
que
impiden
la
observación
del
litema
general
que
Auster
trata
de
reducir
a
ejemplo
paradigmá9co
y
verdaderamente
representa9vo
de
una
comunidad
global.
Se
impone,
así,
un
programa
memorialista
emancipado
que
nivela
el
concepto
de
par9da
—un
flashbuld
que
genera
el
posible
litema
“exterminio
masivo
de
individuos”—
con
todos
aquellos
hechos
atroces
que
han
sido
come9dos
en
un
mismo
contexto
bélico
del
que
parte
la
memoria
colec9va
de
las
comunidades
en
li9gio.
Esta
misma
variedad
de
sen9dos
—desde
históricos
a
polí9cos—
puede
darse
también
en
torno
al
propio
Holocausto.
Podemos
entonces
aludir
de
alguna
manera
al
“cosmopoli9smo”
que
Levy
y
Sznaider
(2006)
otorgan
a
esta
tragedia
humana,
pues
lo
que
sobre
sale
de
todo
aquello
de
forma
evidente
es
el
valor
que
hay
que
otorgar
al
horror
sufrido
por
una
comunidad
humana
concreta.
Este
hecho
debe
anteponerse,
en
todo
caso,
a
la
posible
judeización
de
los
sen9dos
que
se
puedan
imprimir
al
Holocausto,
pues
esta
vía
nos
llevaría
a
conceder
a
una
determinada
interpretación
religiosa
y
cultural
el
papel
de
legislador
o
árbitro
en
exclusiva
del
fenómeno
y
sus
sen9dos
—siendo
ésta
absolutamente
legí9ma,
claro
está—,
con
lo
que
la
significación
general
quedaría
resituada
o
anclada
en
unas
coordenadas
concretas,
impidiendo
su
“liquidez”
o
fluidez
y
confirmando,
por
el
contrario,
su
esta9cidad
y
con
ello
su
incapacidad
de
abrirse
hacia
el
ámbito
global.
Por
ello,
el
valor
é9co
global
no
reside
en
esta
cristalización
de
una
perspec9va
cultural
y
religiosa
concreta,
sino
en
la
denuncia
que
como
ejemplo
de
barbarie
contra
la
humanidad
pueda
conllevar,
situando
al
Holocausto
a
la
cabeza
de
la
red
de
memorias
colec9vas
de
occidente
y
en
el
marco
de
una
reflexión
é9ca
de
carácter
universal
que
lleva
directamente
a
asociar
este
hecho
con
otros
semejantes
ocurridos
en
Camboya,
Ruanda,
Pales9na
y
un
desafortunadamente
largo
etcétera.
Para
cerrar
este
apartado,
señalaré
que
estos
úl9mos
ejemplos
han
pretendido
mostrar
cómo
determinadas
memorias
locales
o
comunitarias
seleccionan
los
valores
y
sen9dos
que
otorgan
a
hechos
concretos
—es
decir,
crean
su
propia
red
de
lisemas—.
Los
selectores
de
memoria,
por
tanto,
provendrán
de
toda
la
maquinaria
discursiva
que
cons9tuye
la
iden9dad
colec9va
del
grupo.
A
par9r
de
ahí,
los
hechos
traumá9cos
se
reevalúan
y
se
significan,
se
hacen
funcionales
en
el
interior
del
sistema
local.
Ese
movimiento
de
interiorización
aleja
las
posibilidades
de
hacer
una
lectura
universal
del
propio
hecho,
es
decir,
se
impide
la
emergencia
de
los
litemas
233
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
que
suscep9blemente
podrían
resituar
la
experiencia
par9cular
como
paradigma
general
en
la
que
cada
espacio
local
con
pasado
traumá9co
semejante
pudiera
sen9rse
igualmente
representado.
De
ahí
también
la
necesidad
de
iniciar
el
proceso
compara9vo
entre
memorias
a
par9r
de
la
demarcación
de
aquellos
litemas
que
se
visibilizan
en
los
marcos
locales
que
se
tratan
de
examinar.
2.4. Ejemplo
Señalemos
un
posible
litema
con
la
fórmula
“é9ca
individual”.
Para
recurrir
a
un
caso
paradigmá9co
ampliamente
reconocido
por
todos,
podemos
situar
ese
litema
como
el
núcleo
del
que
parte
toda
la
indagación
que
lleva
al
falso
Javier
Cercas
a
escribir
Soldados
de
Salamina
(2001).
Me
refiero,
como
es
predecible,
al
instante
en
que
el
soldado
republicano
decide
no
matar
a
Rafael
Sánchez
Mazas.
En
ese
momento,
el
soldado
ha
dejado
de
lado
su
militancia
no
solo
ideológica
sino
que
también
ha
actuado
al
margen
de
la
fuerza
militar
que
obliga
al
cumplimiento
sin
discusiones
de
las
órdenes
dadas,
transformando
todo
el
pasaje
narra9vo
en
una
suerte
de
imagen
icónica
(Assmann,
2011:
207-‐229)
con
valores
é9cos
universalistas.
Vamos
a
insis9r
ahora,
precisamente,
en
la
valía
que
como
paradigma
humano
general
con9ene
el
litema
propuesto.
Escribe
J.
Habermas:
El
estado
nacional
es
el
heredero
del
an9guo
deber
de
morir
por
la
patria
[o
de
matar
por
ella]
en
nombre
de
una
soberanía
pensada
en
términos
modernos,
sellando
con
ello
el
predominio
de
la
nación
sobre
todos
los
demás
bienes
terrenos.
(1998:
95-‐96)
10 Habermas cita directamente a Kierkegaard a par7r de la edición alemana de Lo uno o lo otro: S. Kierkegaard.
234
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Esta
reflexión
en
torno
a
la
figura
de
un
individuo
responsable
y
autor
de
su
propia
biograra,
tal
y
como
intento
presentarla,
nos
sirve
de
eje
teórico
a
través
del
cual
podemos
confrontar
ese
momento
trascendental
que
impregna
toda
la
trama
de
Soldados
de
Salamina.
La
desvinculación
del
sen9do
ideológico
marcado,
además,
por
el
impera9vo
de
actuar
conforme
a
un
mandato,
fuerza
la
necesaria
intervención
del
sujeto
que
toma
las
riendas
de
una
voluntad
personal,
haciendo
que
finalmente
sobrepase
el
límite
de
lo
colec9vo
para
regresar
a
su
in9midad
é9ca
y
así
exigir
la
entrada
en
escena
de
ese
“redactor
responsable”
de
su
propia
biograra.
El
soldado
republicano
devuelve
a
una
esfera
de
reflexión
global
—por
lo
que
9ene
de
humano
en
su
más
mayestá9co
sen9do—
el
valor
de
una
actuación
o
movimiento
é9co
individual,
haciendo
que
su
ac9tud
colisione
directamente
con
los
parámetros
de
una
memoria
ideologizada
que
representa
la
ac9tud
de
otros
actantes
de
la
obra.
O
como
escribe
Ana
Bundgård
en
relación
al
mismo
hecho:
“En
Miralles
los
lectores
descubren
a
un
“héroe”
anónimo
que
al
actuar
con
dignidad
é9ca,
se
define
así
como
sujeto
de
una
elección
moral
y
ejemplo
de
humanidad”
(2012:
119).
Soldados
de
Salamina
traslada
así
al
contexto
de
los
discursos
sociales
toda
una
controversia
ya
largamente
explicitada
en
arPculos
de
opinión
y
cienPficos
en
cuanto
a
la
valoración
de
ese
mismo
hecho
que
en
la
obra
se
señala
como
esencial.
Así,
por
ejemplo,
en
una
lectura
ideológica
de
la
obra,
el
soldado
podría
quedar
reducido
a
la
figura
de
un
traidor
que
antepuso
sus
principios
morales
a
la
causa
común
de
toda
una
comunidad
que
luchaba
por
erradicar
el
fascismo
de
España.
Esta
interpretación
da
un
sen9do
—un
lisema—
de
carácter
localista
—es
decir,
acentúa
una
fuerte
presencia
del
marco
local
que
no
produce
transferencia
fuera
del
235
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
sistema—
que
solo
podrá
ser
entendida
en
una
esfera
global
siempre
y
cuando
haya
concomitancia
pragmá9ca,
o
sea,
siempre
que
los
receptores
reconozcan
cada
rol
y
el
significado
de
los
hechos
narrados
en
el
contexto
de
la
propia
historia
de
España.
O
dicho
de
otro
modo,
la
impresión
que
desde
un
marco
global
se
pueda
tener
de
la
acción
narrada
—el
hecho
de
que
el
soldado
republicano
de
no
mate
al
militante
fascista—
quedará
reducida
a
una
evaluación
des-‐ideologizada
y
enmarcada
en
un
contexto,
por
tanto,
de
valoración
universal:
lo
que
sobresaldrá
será,
entonces,
la
libre
voluntad
de
un
hombre
que
decide
no
matar
a
su
adversario
polí9co.
Ese
acto
de
autonomía
moral
es,
en
esencia,
el
valor
é9co
y
trascendente
que
Cercas
ha
querido
señalar.
Así
pues,
se
abre
a
par9r
de
una
novela
como
esta
todo
un
canal
de
interacción
discursiva
que
se
ex9ende
por
el
ámbito
social,
mostrando
en
su
propia
dinámica
aquellas
posturas
que
tratan
de
ideologizar
la
memoria
a
la
que
la
novela
hace
referencia
y,
al
mismo
9empo,
confirmando
la
diversidad
de
significaciones
del
hecho
narrado
dentro
de
un
espacio
local.
Solo
he
señalado
una
de
esas
posibilidades,
cuando
bien
es
sabido
que,
de
entre
parte
de
las
crí9cas
que
la
obra
recibió
en
su
momento,
un
gran
número
de
reservas
se
dirigieron
a
señalar
el
sen9do
nivelador
—en
cuanto
a
que
Cercas
parece
situar
en
un
mismo
plano
a
los
republicanos
y
al
ejército
sublevado—
que
la
obra
con9ene.
No
cabe
duda
de
que
esta
interpretación
arroja
otros
lisemas
nada
desdeñables,
algo
que
confirma,
simplemente
por
el
hecho
de
circular
como
opinión
acreditada,
el
desvío
ideológico
que
se
produce
por
la
par9cipación
de
otros
discursos
sociales
que
fijan
y
determinan
las
opiniones
de
esta
índole
ver9das
sobre
la
obra.
Diré,
en
todo
caso,
que
estas
objeciones
son
tan
legí9mas
como
aquellas
que
llevan
a
realizar
interpretaciones
des-‐ideologizadas.
Todas
ellas,
en
su
conjunto,
configuran
el
debate
ac9vado
en
el
espacio
RAM,
produciendo
intercalaciones
de
sen9do,
abriendo
y
expandiendo
el
sistema
de
reflexión,
haciendo,
a
la
postre,
que
la
memoria
sea
un
fenómeno
ac9vo
y
crí9co
que
no
cesa
de
cues9onar,
en
pos
de
un
futuro
siempre
incierto,
el
pasado
traumá9co
de
una
determinada
sociedad.
En
todo
caso,
en
la
interpretación
des-‐ideologizada
que
aquí
defendemos,
toda
esa
confluencia
de
discursos
supone
una
manera
de
filtración
y
modificación
de
la
significación
esencial
del
hecho
—unido
esto,
además,
al
propio
filtro
que
un
Cercas
hijo
de
guardia
civil
y
subje9vamente
condicionado
por
una
intencionalidad
reconciliadora
entre
las
memorias
que
entran
en
li9gio
en
la
obra—,
que
no
provoca
—como
ya
se
ha
sugerido—
un
cambio
en
el
236
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
sen9do
final
del
propio
litema
que
hemos
denominado
“é9ca
personal”.
Ello
hará,
finalmente,
que
de
los
varios
sen9dos
propuestos
por
los
discursos
que
han
entrado
en
conflicto
previamente
—y
que
aquí
no
he
señalado,
dada
su
amplia
difusión
en
editoriales,
reseñas
y
arPculos
académicos—,
no
surja
en
este
caso
un
sen9do
local
propio.
Cercas
ha
creado
así
un
personaje
desligado
de
esas
significaciones
posibles,
abriendo
con
ello
el
camino
a
la
reubicación
del
hecho
trascendental
dentro
de
un
marco
global
propio
de
una
sociedad
post-‐
tradicional
o
post-‐nacional
—en
el
sen9do
que
señala
Habermas—.
Volviendo
la
mirada
ahora
al
nuestro
objeto
de
reflexión,
diré
que
todo
este
proceso
de
indagación
en
el
sen9do
y
la
valoración
que
estos
litemas
9enen
dentro
de
una
esfera
dinámica
interdiscursiva
nos
permi9rá
acercarnos
a
la
forma
en
la
que
ese
mismo
concepto
es
modificado,
alterado,
manipulado,
desviado,
etc.,
de
su
sen9do
original,
y
con
ello
estaremos
en
disposición
de
establecer
la
dimensión
de
una
é9ca
local
—modelada
dentro
de
los
códigos
narra9vo-‐discursivos
construc9vistas
de
ese
espacio—
en
relación
a
una
é9ca
universal
humana
—a
su
convivencia
o
ausencia
en
el
marco
general—.
Se
rompe,
con
la
dinámica
generada,
el
modelo
de
sociedad
e
iden9dad
tradicional
o
nacional
para
hacer
que
se
sitúe,
en
un
estadio
superior,
un
comportamiento
individualizado
que
rompe
el
molde
de
la
confrontación
ideológica
para
resituar
al
individuo
como
núcleo
desde
el
que
se
genera
una
é9ca
plena,
precisamente
porque
el
sujeto,
siguiendo
a
F.
Savater,
se
formula
así
mismo
una
pregunta
que
va
directamente
al
corazón
de
la
é9ca:
“qué
quiero
hacer”,
en
contraposición
a
otra
cues9ón,
ésta
ligada
a
todo
aquello
externo
al
individuo
que
acaba
por
condicionar
su
propia
voluntad,
es
decir,
“qué
debo
hacer”
(1992:
113).
Ese
movimiento,
como
en
el
ejemplo
que
hemos
presentado,
da
pie
a
que
se
genere
una
inversión
en
el
marco
global
a
través
de
la
cual
el
sen9do
prís9no
del
propio
movimiento
é9co
adquiere
un
valor
pleno
y
extrapolable
a
cada
contexto
local
con
el
que
se
establezca
un
estudio
de
memoria
comparada,
abriéndonos
a
un
verdadero
universalismo
—caracterís9ca
esencial
de
todo
litema—
en
el
sen9do
que
le
da
Habermas,
con
quien
termino
y
con
quien
estoy
de
acuerdo:
[El
universalismo
querrá
decir
que]
se
rela9viza
la
propia
forma
de
existencia
atendiendo
a
las
pretensiones
legí9mas
de
las
demás
formas
de
vida,
que
se
reconocen
iguales
derechos
a
los
otros,
a
los
extraños,
con
toda
su
idiosincrasia
y
todo
lo
que
en
ellos
nos
resulta
dircil
de
entender,
que
uno
no
se
empecina
en
la
universalización
de
la
propia
iden9dad,
que
uno
no
se
excluye
y
condena
a
todo
cuanto
se
desvíe
de
ella,
que
los
ámbitos
de
tolerancia
9enen
que
237
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
hacerse
infinitamente
mayores
de
lo
que
son
hoy;
todo
esto
es
lo
que
quiere
decir
universalismo
moral.
(1998:
117)
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240
Sobre los autores
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Loreto
Alonso
ACenza.
Ar9sta
e
inves9gadora
es
parte
de
los
proyectos
“Imágenes
del
Arte
y
reescritura
de
las
narra9vas
en
la
cultura
visual
global"
<www.imaginarrar.net>
y
"Nuevas
tecnologías
en
el
Arte
Contemporáneo
La9noamericano”.
Es
autora
del
libro
Poé?cas
del
siglo
XXI:
La
distracción,
la
desobediencia,
la
precariedad
y
lo
invertebrado
<hMp://
editorialuaemex.org/libros.php>.
Como
ar9sta,
realiza
producción
individual
y
también
colec9va
en
C.A.S.I.
T.A.
<www.ganarselavida.net>.
Vinicius
Mariano
de
Carvalho.
Doctor
en
Literaturas
Románicas
por
la
Universidad
de
Passau
(Alemania)
es
profesor
9tular
de
Estudios
Brasileños
en
la
Universidad
de
Aarhus,
(Dinamarca).
Especialista
en
Literatura
y
Cultura
brasileñas.
242
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Rocío
Flax.
Becaria
doctoral
de
Consejo
Nacional
de
Inves9gaciones
CienPficas
y
Técnicas
de
la
Republica
Argen9na.
Se
desempeña
como
docente
de
Introducción
al
Pensamiento
CienPfico
en
la
Universidad
de
Buenos
Aires
(UBA).
Forma
parte
de
un
proyecto
grupal
de
inves9gación
de
la
UBA
denominado
“Análisis
de
las
estrategias
de
construcción
de
representaciones
sociales
a
través
del
discurso
mediá9co,
polí9co
y
publicitario
en
Argen9na”.
Anais
Holgado
Lage.
Profesora
en
la
Universidad
de
Wake
Forest
(Carolina
del
Norte,
EE.UU.),
donde
imparte
clases
de
español
a
todos
los
niveles.
También
está
finalizando
su
tesis
doctoral
en
el
Departamento
de
Lengua
Española
de
la
Universidad
de
Salamanca,
donde
empezó
su
carrera
impar9endo
clases
de
lingüís9ca
y
de
español
como
lengua
extranjera.
Durante
los
úl9mos
años,
ha
realizado
estancias
breves
de
inves9gación
en
las
Universidades
de
Ohio
State
(Ohio),
Columbia
(Nueva
York)
y
Miami
(Florida),
antes
de
establecerse
en
Carolina
del
Norte.
Sus
líneas
de
inves9gación
están
relacionadas
con
la
pragmá9ca,
la
lingüís9ca
norma9va
y
la
sociolingüís9ca.
Beatriz
Leal
Riesco.
Historiadora
de
arte,
es
inves9gadora
free-‐lance
en
los
Estados
Unidos,
desde
donde
escribe
para
diversos
medios
africanistas
y
es
programadora
del
African
Film
Fes9val
de
Nueva
York.
Ha
publicado
múl9ples
arPculos
de
teoría
e
historia
cinematográfica
en
revistas
tales
como
Secuencias.
Revista
de
Historia
del
Cine,
Film-‐Historia,
African
Screens,
Africaneando
o
Art-‐es,
editado
libros
y
organizado
seminarios,
cursos
y
eventos
centrados
en
cines
minoritarios.
Sus
intereses
se
centran
el
papel
de
la
música
en
el
cine
africano
contemporáneo
y
en
el
papel
del
cineasta
en
la
construcción
de
un
discurso
alterna9vo
propio.
Pablo
Marín
Escudero.
Doctor
de
Teoría
de
la
Literatura
y
Literatura
Comparada
por
la
Universidad
de
Granada,
Máster
oficial
en
Humanidades
por
la
Universidad
Carlos
III
de
Madrid,
Máster
ELE
por
la
Universidad
de
Alcalá
de
Henares
y
Licenciado
en
Filología
española
por
la
Universidad
de
A
Coruña.
Ha
publicado”
Lectura
Sociocrí9ca
de
manuales
ELE”
(Marco
ELE,
nº
14,
2012)
y
Cine
documental
e
inmigración
en
España:
una
lectura
sociocrí?ca
en
la
editorial
Comunicación
Social
(2013).
243
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Antonio
Rojas
Castro.
Licenciado
en
Humanidades
y
máster
en
Estudios
Compara9vos
por
la
Universitat
Pompeu
Fabra.
Actualmente
trabaja
como
becario
FPI
en
el
proyecto
Todo
Góngora
II
y
está
escribiendo
su
tesis
doctoral
9tulada
Las
“Soledades”
en
la
era
digital:
una
propuesta
de
codificación
TEI/XML
dirigida
por
José
María
Micó.
Julio
César
Sal
Paz.
Doctor
en
Letras
(Universidad
Nacional
de
Tucumán
-‐Argen9na)
y
Máster
en
Filología
Hispánica
(Universidad
Nacional
de
Educación
a
Distancia
-‐
España).
Docente
de
la
Universidad
Nacional
de
Tucumán
e
Inves9gador
del
Consejo
Nacional
de
244
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
Inves9gaciones
CienPficas
y
Técnicas
(CONICET).
Líneas
de
inves9gación:
Análisis
del
discurso
aplicado
a
las
TIC
y
a
los
“nuevos
medios”
y
lingüís9ca
y
enseñanza
de
español
como
lengua
materna
y
extranjera.
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245
Caracteres. Estudios culturales y críticos de la esfera digital. Vol. 2 Nº2 noviembre de 2013
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