Sunteți pe pagina 1din 85

contenido

Poema
Antecámara Alejandría Doble
Ana Claudia
horizonte Zamudio Aguiar
51
Poemas búlgaros Historias
Me fumaría un cigarrito
Petia Dubarova para enamorar
Raúl Bañuelos Tacha
versión de a Irene
38 Carlos Castillo
Luis Antonio Serrano Dante Medina
Novelo
4 27
Las huellas 53
Jorge Fernández
Poemas rusos Tanguedia iii
Andrei Schetnikov (Libro de efluvios)
Granados Cien puertas
39
versión del Gabriela Velázquez
autor 31 Narrativa del norte:los
Los cómicos del cabuz cuentos de Eduardo
10
Carlos Pineda Antonio Parra
Hay una cicatriz
41 Luis Martín Ulloa
Poemas daneses en la memoria...
Morten Søndergaard Mario Heredia 56
Poema
versión de 34
David Flores
Daniel Babenco Valle
43
16
de los reyes
La casa
Leticia Cortés Al margen del bullicio
45 Rafael Medina
entrevista a
Poema Mauricio Montiel
Fanny Enrigue Figueiras
Lancaster-Jones 63
49
Revista de Literatura
Año iii • Número 15

Heliópolis Ilustraciones
Segunda Época
julio-septiembre de 2003

Directora Isabel Jazmín Ángeles


Roberto Bolaño Nicolás de Maya
a fondo Editor Antonio Marts
Rogelio Guedea
Consejo Editorial
71 Hilda Figueroa, David Flores, Rafael Medina,
Brahiman Saganogo, Luis Martín Ulloa, Elizabeth Vivero

La verdad
Consejo Honorario
de los escritores Nicolás de Maya Luis Armenta Malpica,
Isabel Jazmín Ángeles Cehegín, Murcia, 1968. León Plascencia Ñol
Graduado en Artes Aplicadas
75
y Oficios Artísticos y Técnico Corresponsales
Superior de diseño industrial. chiapas Tanya de Fonz, Marco Fonz de Tanya
Como despertar el agua Fue becado por la Comunidad colima Nadia Contreras
de Maritza Buendía... y Autónoma de Murcia para cuernavaca Ricardo Venegas
la realización del proyecto mérida Svetlana Larrocha, Fernando de la Cruz
otros gatos tlaxcala Berenice Huerta Bazán, Jair Cortés
pictórico La luz del paisaje
Arturo Suárez de Murcia, Valencia. En 1997
xalapa Judith Santopietro

76 obtuvo el premio de pintura


Diseño
Colegio San josé, Valencia,
Editorial Paraíso Perdido
en 1998 la Medalla de Honor
Luz que se anuncia
Párraga, Murcia y en 1999 el
Patricia Medina II Premio Regional de Pintura Imagen portada
Nicolás de Maya
78 José M. Párraga. De manera
individual ha expuesto en
Revista electrónica
galerías de Murcia, Barcelona,
www.paraisoperdido.ws
Madrid, Valencia, Sevilla, Editorial Paraíso Perdido
Londres, Roma, Guanajuato y
Guadalajara.
Correspondencia y colaboraciones
Apartado Postal 39-37 c.p. 44171
Guadalajara, Jalisco, México.
Teléfonos 36 13 07 01 / 35 63 01 07 Fax 35 63 01 07

correo electrónico:
isabel_jazmin@hotmail.com,
antonio_marts@paraisoperdido.ws

Esta revista cuenta con el apoyo


de la Beca «Edmundo Valadés 2003»
Antecámara
traducción

4
Petia Dubarova
versión Luis Antonio Serrano Guerra

Si fuera el invierno
La nieve es blanca como almohada
y limpia, y clara es como inocencia
la luna como mochila amarilla
las estrellas— vaso con vino blanco.

Yo quiero fundirme en el vino helado


por primera vez quemada
la luna aún no se ha visto
cargada en su espalda.

Yo quiero el fuego en las bocas


en la nieve no calienta se ahoga
los vidrios, de dureza gustosa (solidez rica)
debajo de los dientes se metía.

Yo quiero endurecerme toda


—parecerme al invierno
Ser el invierno. Pero, mi corazón
que se quede joven. •

5
6
De ser caliente y de nieve

La calle blanca, como la cola de gata


quiero arrojarme para congelarme al final
El aire había alejado a los muchachos muy hondo
con bolas de nieve me avientan, feliz como durante mayo

¡Cuán raro es ver el invierno así!


¡Cuán raro es ver su ciudad así!
Con las calles, nevadas, la luna como cerrada (secreta)
con las cuerdas tiradas en la blanca nieve bramante

Puede ser que eso sentía calor


mi boca, el cabello se adormecen como nieve
Ah si fuera caliente y de nieve es fantástico esto
Si fuera toda de nieve, pero caliente de nuevo •

7
8
El mar y yo
Un sin fin de conchitas lloran
me muestran su oscuridad
y retroceden de sus profundos hoyos
maldiciendo la salada humedad.

La sal fría me coge y quema


y la espuma en la palma se me funde
oscilan emblanqueciendo el dinero del mar
con el aire, la frialdad me bebe.

Cómo quisiera estar con las conchitas verdes


pero regreso callada al hogar
y las conchitas pareciera que van conmigo
conmigo se va el calor de la ola.

Ahora entiendo: en el calor de mis palmas


se estrecha el mar salado
En mis sueños los mecía
entonces rápido recoge. •

9
Andrei Schetnikov
versión del autor

ЗЕРКАЛО

Спящие — в твоём не нуждаются слове.


Не нуждаются в нём
также и те,
кто проснулся:
ведом им голос
холодных ветров
и горизонты молчанья.
К тому подойди,
чьё лицо
к зеркалу пробужденья прильнуло.
В сердце своём шёпотом имя его назови —
шорох ресниц будет ответом тебе.
Слышишь? — Молча
прочь уходи, а не то
неосторожным движеньем
зеркало ты разобьешь,
И в мириадах слепящих осколков
затеряется
нерасторжимая связь двух миров,
и безвозвратно канет лик
в омут круговращений осенних.

10
El espejo
Los que están durmiendo
no tienen necesidad
de tu palabra.
Los que han despertado
tampoco
porque conocen a fondo
la voz de los vientos fríos
y el horizonte del silencio.
Acércate a él,
cuyo rostro
ha tocado al espejo del despertar.
Nómbralo en tu corazón:
un susurro de pestañas será tu respuesta.
¿Estás oyendo?
¡Vete de aquí! Si no te vas
puedes destrozar el espejo
con un movimiento imprudente
y esa inseparable relación de dos mundos
se perderá
en miríadas de cascos cegados
y sin regreso el rostro desaparecerá
en torbellino de otoño. •

11
ЭПИЛОГ
Заложники страсти,
познавшие горечь иного вина,
скупы на слова.
Но никогда
не забывают они
повествованье своё
завершить
ещё одной фразой:
«Быть может, всё,
что я вам сейчас говорил, —
неправда».
Я же всегда
свой рассказ
начинаю со слов:
«Быть может, всё,
что я вам сейчас расскажу, —
неправда».
И замолкаю.
Мне нечего больше сказать.

12
Epílogo
Los peregrinos de la pasión,
que conocieron la amargura del otro vino,
son avaros con las palabras.
Pero nunca
olvidan
terminar su relato
con un enunciado más:
«Acaso todo
lo que he dicho ahora
no es verdad.»
Pero yo
siempre empiezo mi relato
con estas palabras:
«Acaso todo
lo que voy a decir ahora
no sea verdad.»
Y me quedo callado.
No tengo más qué decir. •

13
ЗДЕСЬ И СЕЙЧАС
Звуку внимая любому,
слушай,
как он качается
на волнах тишины.
Подмечай краем слуха,
как словесные стаи
кружатся
под небесными сводами.
В помутненье
мгновенном пойми:
мысль
свободно скользит
по просторам немыслия.
Ты и так уже —
здесь и сейчас:
нет нужды
ни бежать от себя,
ни следить
за самим собой.

14
Aquí y ahora
Atendiendo a cualquier sonido
oye que él
se está balanceando
en las ondas del silencio.
Con el extremo del oído
advierte bandadas verbales
que dan vueltas
bajo los firmamentos.
En un instante
de turbulencia
sabe que la mente se desliza
con facilidad
en espacios sin una idea.
Ya estás
aquí y ahora
y no necesitas
ni espiarte
ni huir
de ti. •

15
Morten Søndergaard
versión Daniel Babenco

Du siger
at bier dør sovende,
men de
styrter til jorden
ramt af en
hjerneblødning,
der er formodentlig honning
inde i væggen
og de kommer tilbage
år efter år.

Så blev det oktober og kærligheden kom,


som altid uventet,
og stillede sine kufferter ind i vores hjerter,
herfra fortsatte det, en langstrakt forhandling, et kys,
en nat hvor en brændende færge sank
og en grå helikopter kasted igen og igen en lyskegle hen
over havoverfladen,
hvert ord var en redningskrans smidt ud til de nødstedte,
og jeg stod op hele natten som en skipper.

16
Tú dices
que las abejas mueren durmiendo,
pero se caen al piso
atacadas por un
derrame cerebral,
que probablemente sea miel
en la pared
y vuelven
año tras año. •

Llegó octubre, y llegó el amor,


inesperado como siempre,
y puso sus maletas dentro de nuestros corazones,
de aquí continuó, una larga negociación, un beso,
una noche en la que un ferry en llamas se hundió,
y un helicóptero gris tiraba una y otra vez un cono luminoso
sobre la superficie del mar,
cada palabra era un salvavidas lanzado para los necesitados,
y yo estuve despierto la noche entera como un capitán. •

17
Men drukturen standser her
og vi bliver kørt hjem i en meget langsom limousine,
kisterne er dekoreret med hvide kunstige blomster
og vi har tavshedspligt,
men noget bliver altid tilbage, en grundform i landskabet,
en kølighed, et par henkastede bemærkninger,
et knivskarpt fotografi
af en panik så stor som en by,
en tankerække der fortsætter ind i en andens bevidsthed.

Klokken slår tolv tydelige slag og det nye år kommer væltende


med sine kødkroge og offerpræstinden blotter sit bryst
så tyrene kan drikke af den søde klistrede mælk,
de bløde muler lukker sig om de stenhårde nipler,
alting står frem på en bund af dybgrønt mos
og knivskarpe stjerner river maverne op på paniske heste,
for sommerfuglene har drukket benzin igen
og champagnen står urørt,
i byens biografer bryder borgerkrige ud mens filmene smelter
og løber tilbage om fremviserens spoler,
i et hjørne sidder en flok skræmte statister
og knuger deres værdiløse billetter

18
Pero la jarana termina aquí,
y nos llevan a casa en una limusina muy lenta,
los ataúdes están decorados con flores blancas artificiales
y debemos respetar el secreto profesional,
pero siempre queda algo, una forma básica en el paisaje,
una frescura, un par de observaciones hechas,
una filosa fotografía
de un pánico tan grande como una ciudad,
una serie de ideas que continúa en la conciencia de otro. •

El reloj indica las doce con claras campanadas y el año nuevo hace su entrada
con sus garabatos, y la sacrificadora desnuda su pecho
para que los toros puedan beber de su dulce y pegajosa leche,
los suaves hocicos se agarran de los duros pezones,
todo está expuesto sobre un fondo de musgo verde fuerte,
y filosas estrellas abren las panzas de los aterrados caballos,
porque las mariposas han vuelto a beber combustible,
y el champán está sin tocar,
en los cines de la ciudad estalla la guerra civil mientras las películas
se derriten y vuelven a rebobinarse en los carretes del proyector,
en una esquina están sentados un grupo de asustados extras
que estrujan sus billetes sin valor.
Buscamos una estructura racional
en los secretos que se cuentan
cuando los músculos de las flores cierran las flores
y los rostros se arremolinan, trozos de papel quemándose,
es una historia sucia, es el camino hacia
y desde las tontas fiestas y cositas
compradas en tiendas que venden todo por un peso.•

19
Jeg ved det og jeg ved det ikke,
Orfeus vendte sig om
og jeg er tilsyneladende ikke blevet klogere,
ville den lige vej, den direkte, men vendte om
og fulgte en anden, den eneste farbare,
jeg tegnede tre kort over tiden,
et blåt, et gult og gråt, i størrelsesforhold en til en, en serie
hjemløse matematiske formuleringer i en labyrintisk ørken.
Men andre lyde løb igennem mig og ud i det sandfarvede lys,
klare som vandmelonens farve gentaget i solnedgangen
og rodede som regnens læsning af bjergene.

Jeg trækker luften helt ned i lungerne


og mærker at sekundet omslutter mig,
mærkeligt hvidt tøj og alting føles betydningsløst,
og jeg begynder at gå, til trods for
at alle skilte vender den anden vej,
men ting og farver og mennesker kommer imod mig
med overvældende styrke,
at lette med et fly og giver sig hen til farten,
læne sig op mod det uundgåelige,
mod et ryglæn af mørkerødt fløjl og forvredne metaldele,
du og jeg, den sorte kasse der registrerer de forelskedes lyde,
det er først bagefter, længe efter, når redningsmandskabet
når frem og giver sig til at grave i de rygende ruiner,
at tingene giver en form for mening,

20
Lo sé y no lo sé,
Orfeo se dio vuelta,
y al parecer yo no me he avivado,
quería ir por el camino derecho, el directo, pero pegué la vuelta
y seguí a otro, el único viable,
tracé tres mapas del tiempo,
uno azul, uno amarillo y otro gris, en escala uno en uno,
una serie
de fórmulas matemáticas sin casa
en un desierto laberíntico.
Con otros sonidos corrió a través mío saliendo hacia la luz color de arena,
claros como los colores de la sandía repetidos en la puesta del sol
y confuso como la lectura que hace la lluvia de las montañas. •

Es un loco homenaje al mundo,


atravesar la luz más baja, clara de noche y a tras luz,
vuelven a haber narcisos amarillos en el césped,
un coloquio de monjas amarillas locas,
el perrito de la luna le ladra a la oscuridad,
aquí estoy gritando como cualquier idiota,
debe haber alguna razón pero no la conozco.
Respiro el aire bien adentro de los pulmones
y siento que el segundo me rodea,
rara ropa blanca y todo parece sin importancia,
y comienzo a caminar, a pesar de que
todos los carteles miran en dirección contraria,
pero las cosas y los colores y la gente se viene en contra mía
con una fuerza incontenible,

21
men da ligger vi allerede helt stille i mørket,
en hastigt nedfældet ansøgning
til Glemselsministeriet.

22
despegar con un avión y dejarse llevar por la velocidad,
recostarse sobre lo inevitable,
contra un respaldo de terciopelo rojo y partes de metal torcidas,
tú y yo, la caja negra que registra los sonidos de los enamorados,
es recién más tarde, mucho más tarde,
cuando el cuerpo de salvamento empieza a cavar en las humeantes
ruinas,
que las cosas ofrezcan una forma de sentido,
pero allí ya estamos quietos en la oscuridad,
una urgente solicitud
para el Ministerio del Olvido. •

23
de las traducciones
Petia Dubarova ráneos (Eduardo Galeano, Silvio Rodríguez, Alberto de
Nació en la región de Burgas, empezó a escribir cuando Cuenca, Luis Armenta Malpica). Es redactor jefe de la
sólo tenía 10 años. Todos sus poemas, cartas e inclusive revista literaria Kto zdes’? (¿Quién está aquí?).
algunas partes de un diario se encuentran en su obra que
lleva por nombre: Petia Dubarova, cartas, diario y sus tra- Morten Søndergaard
bajos, editado por Spektaer, Sofía, Bulgaria, 1991, Petia Nació en en 1964. Estudió Literatura comparada en la
muere a los 18 años, fue reconocida por grandes poetas Universidad de Copenhague. Ha publicado los siguien-
búlgaros como Xristo Fotev. Su muerte fue trágica, se tes libros: Sahara i mine hænder (Sahara en mis manos),
fue caminando al mar hasta desaparecer. 1992; Ild og tal (El fuego y los nombres), 1994; Ubestem-
melsessteder (Lugares de indeterminación), 1996; Bier dør
Luis Antonio Serrano Guerra sovende (Las abejas mueren durmiendo), 1998, la novela
Egresado de la carrera en Comunicación, de la Maestría Tingenes orden (El orden de las cosas), 2000, et Vinci, senere
en Periodismo por la Universidad de Sofía «Saint Kli- (Vinci, un día) 2002.
ment Ohridski» Bulgaria, de la Maestría en Literaturas
del Siglo xx y pasante del Doctorado en Letras de la Daniel Babenco
Universidad de Guadalajara. Actualmente imparte las Buenos Aires, Argentina, 1966. Reside en Dinamarca
materias de Medios de comunicación y Metodología desde 1987. Master de Traducción e Interpretación por
para el análisis de la producción noticiosa, en la u. de g. la Escuela Superior de Comercio y Lenguas de Copen-
Diversos artículos suyos han aparecido en publicaciones hague. Ha trabajado como traductor y asesor lingüístico
nacionales e internacionales, entre los que se destaca una para ministerios, agencias gubernamentales y empresas
entrevista al pintor Georgi Pablovj. privadas, como el Centro de Literatura Danesa y la
Agencia Danesa de Desarrollo
Andrei Schetnikov
Nació en Novoribirsk (Rusia, Siberia) en 1963. Vive en
la misma ciudad hasta el día de hoy. Estudió física en la
Universidad de Novosibirsk. Ha realizado investigacio-
nes científicas en historia de la matemática antigua y en
epistemología aplicada. Autor de siete libros de poemas:
Сиянье глубин (El resplandor de las honduras, 1997),
Новый сад (El nuevo jardín, 1999), Между ударами
сердца (Entre dos golpes del corazón, 2001), entre otros.
Ha traducido del español al ruso a algunos poetas clá-
sicos del siglo xx (Juan Ramón Jiménez, César Vallejo,
Pablo Neruda, Jorge Luis Borges) y autores contempo-

24
Alejandría
narrativa
Historias
para enamorar a Irene
Dante Medina

3. Del erotismo de Irene

L a parte más erótica de Irene está por dentro. Sólo la exhibe a solas.
Cuando está con ella misma. A ningún amante ha dejado entrar a ese
castillo del placer que es su más profunda piel, armado de palabras. Irene
sabe andar descalza, para desconcertar sobre su sinceridad.

Los besos de Irene son sensibles, cálidos, deleitosos. Para dormir, en honor al pasado, Irene se enrosca
Pero son apenas una muestra de lo que en ella es como un bebé, como un feto, como para esconderse
la gran hoguera, la sensibilidad, el mundo que de ella misma en el cuerpo de ella misma, desnuda.
la habita. Irene, mientras duerme, quisiera ser Puede que llore Irene, antes de dormir, un poquito.
amante de ella misma, de su espejo, de alguno Y si se le acompaña, elegantemente, hasta dejarla
de los destinos del laberinto de la memoria. en manos del sueño, Irene lo agradece, y durante la
O convertirse en alguna especie biológica que noche entera, con los ojos cerrados, piensa en uno.
pudiera bipartirse, como las células, con el perdón Acompañar a Irene hasta sus sueños, es un privilegio.
de Dios, ser algo que perviva más allá de la vida. No es que permanentemente haya cascadas, o
Irene puede ser irreverente, aunque tenga cara príncipes azules, pero uno ahí, dentro de ella, no
de chiquilla respetuosa. escapa a los placeres del vértigo.

27
El erotismo de Irene es deliciosante que el erotismo de
exquisito. Si no fuera una frase Irene te haga caer en el silencio.
mercadotécnica, diríase que De esto no hay testimonios.
es erotismo de exportación. Estoy hablando de memo-
Aunque en materia de erotismo ria. De oídas es el cuerpo de
Irene no exporta, importa. Lo Irene. Su erotismo es de boca
lleva a uno hacia dentro de en boca. Lo que uno oye, lo que
ella sin que pueda defenderse, uno dice, ningún testimonio
va por un torbellino donde los verdadero, nada confiable,
reflejos son espejos que dicen, nada válido. Gran secreto, sin
de múltiples imágenes: Irene voces, el erotismo de Irene.
es tú, tú eres Irene, Irene es Pero ella sí lo sabe, y, a solas,
yo. Viaje del que uno regresa con el corazón lo practica, se lo queda para sí, lo comparte con
lleno de dicha. La cara de uno cambia, el mundo quien ella quiere.
nos sonríe, sabe uno que ha sido habitado por Y si uno tiene la suerte de caer entre las sutiles,
el erotismo de Irene, y los demás lo saben, las finas, las delicadas, redes de Irene, que son
también, aunque, discretos, lo callan, porque la también sus manos, su pelo, sus ojos, sus labios,
sensibilidad de Irene exige el silencio. sus piernas, sus senos, su irenidad completa, hay
Uno sólo puede ser uno con Irene. Nada una condición en el erotismo de Irene que, como
de lo que han inventado los inventores de los en las Sirenas, cuesta caro, pero es un precio que
rompecabezas del cuerpo, las posiciones del bien vale el placer de cabalgar en el monte de
erotismo dibujable, los consejos del placer Venus de Irene: el silencio.
impartido, se compara con las improvisaciones de Así que uno ya sabe, de antemano, y la
Irene. La cadencia, la voz en que su voz se forma elección es contundente, y es una opción entre la
en tu oído, la polifonía de su respiración, el dar simplelengua o el erotismo entero, a escoger: o la
de sí todo lo que ella tiene, hace, en un vaivén palabra, o el cuerpo de Irene. •

28
5. De la infancia de Irene

I rene, de chiquita, tuvo infancia, y un presentimiento amoroso: quería


guardar la infancia para cuando ya no fuera niña, darle la oportunidad
de todo el tiempo a aquella mocosa, flaca, orejienta, espeluznada por la
testarudez de las pesadillas en volverse, adentro de nosotros, en cuanto
nos descuidamos en el sueño, monstruos y fantasmas cuya sombra es de
oscuridad y luz.

Irene no quería ser adulto, por eso no comía. miraba cómo, a medida que se alejaba, la ventana
Y si era inevitable crecer, Irene deseaba crecer de su cuarto que daba al faro se hacía pequeñita,
a la sombra de un árbol. No uno cualquiera, la puerta de su casa que daba al mar parecía de
no un árbol de los que dan frutos, atraen los juguete, y el internarse en el universo de afuera
rayos, tumban hojas en otoño, se pavonean en no le daba a Irene los encuentros alucinantes con
las primaveras, y languidecen en invierno, no. los unicornios, las sirenas, los faunos, eleguá, las
Quería, Irene, crecer a la sombra de su padre, ninfas, o el niño que su padre fue cuando ella
crecer con «s», que él la ayudara a ser, plantita hubiera querido tenerlo por su mejor amigo.
apenas, ella que nunca tuvo un Principito que Los sueños son traidores, piensa Irene. Prefiere
la cuidara, rosa o cordero, ¿qué carajos era ella, los deseos.
se preguntaba Irene?, y su torso se estiraba, sus Irene, por todo esto, decidió, un día cualquiera,
senos desafiaban leyes de la gravedad, sus caderas lluvioso para que sea verosímil, encerrarse en la
respiraban Caribe, increíblemente, la especie memoria. Y, desde ahí, mirar lo ya pasado, para
botánica o biológica que Irene fuera, estaba ejercer la sutileza de un reordenamiento, un poco
floreciendo. con la ambición de los colibríes que escriben, yendo
Irene empezó a alejarse de su casa, a ir cada de una flor a otra, escriben una palabra que ellos
vez lo más lejos posible por los caminos que sus son incapaces de leer. Hizo de sí Irene una casa. Y,
pies le permitían. Cada día un poco más lejos, desde adentro, mira por la ventana. Y, vea lo que
mirando hacia atrás, en perspectiva, su hogar. Y vea, siempre ve a su padre, que pasa corriendo,

29
relajado, sudoroso y alegre, con la mejor sonrisa pesar de Irene. Lo verdaderamente infantil de
que han producido las tardes de verano, y ella lo Irene, es que cuando el viajero la ve ya no puede
moja con la manguera, al campeón, para que se le olvidarla, y se va melancólico, como si hubiese
refresquen los recuerdos a su cuerpo de destellos dejado algo que nunca fue suyo... y también que,
solares. Irene, en su mirador, es una ventana, y claro, estuve a punto de olvidarlo por pensar
el viento la toma por una pintura, y le quita el en Irene, que desde esa ventana en el Caribe,
polvo a su rostro, le limpia la mirada, le esculpe Irene, con mirar a lo lejos con sus ojos, orienta
una felicidad que nadie de los que pasan por ahí a los navegantes, refleja a las estrellas, le da un
ignora, ni deja de admirar, y la narran en países motivo de quietud a la luna, hace saltar a los peces
lejanos a donde van, en sus navíos. sobre las olas mansas del Caribe, y ningún ser
De Irene cuentan los robustos marinos, humano, ninguno, sabe que Irene se ha quedado
envejecidos y fantasiosos, llenos de una infancia ahí, clavada en su ventana, porque quiere seguir
que les inculca Irene, que esta niña de la ventana siendo niña, y está muerta de miedo de haber
que ve pasar los barcos, esa flacucha de ojos crecido, y el insomnio es su aliado para escapar a
iluminados, frente a la chimenea y al faro, es sin las pesadillas del sueño.
duda una sirena que esconde su cola en la bañera, El faro es lo único que, de vez en vez, ilumina
y muestra únicamente en la ventana el talle, la sus ojos despiertos. •
única parte de sí misma que pudo ser adulta, a

30
Tanguedia iii
(Libro de efluvios)
Gabriela Velázquez

A lejada del bullicio observa a las parejas que


ansiosas aguardan el sonido de la música. El
empilche, elegante; las paicas, de vestido de lentejuela
los primeros pasos. Se unió el piano y el melancólico
contrabajo, el baile comenzó. Siempre le había
fascinado esa parte, cuando vertiginosamente las
estilo tweedy; otras, de falda discretamente corta, por piernas se enredan en las del compañero, como
arriba de la rodilla, un listón como tratando de retenerlo. La fuerza
gargantilla rodeando los cuellos. de la música suena. Las luces
Ellos de bacan y gacho, pasean por el exigües brillan y todos danzan
salón buscando a la pareja adecuada. al compás. El salón repleto, el
La milonga aguarda una noche más; sabor dulzón y triste del tango
chocan copas, una y otra vez; risas, fluye. Dicen que significa sentir
humo de cigarrillos y miradas. Una la música que se toca, que el tango
inquietud volaba, los pies taconeaban es de una gran languidez y por eso
impacientes; las manos inquietas lo prohibieron, ¿tú qué pensás?,
jugueteando en collares perlados... el coso le decía esto mientras
De súbito se hizo el silencio: el bebía de la copa. Yo sólo sé que
fuelle inició el llamado, sonando lento, la música corre por mis venas,
insinuante y las parejas caminaron pensó ella. La descubrió en un
hacia la pista. Ellos las llevan del rincón y fue directo a sentarse.
brazo; ellas con garbo acomodándose Te invito una, le dijo moviendo
entre los brazos varoniles, ejecutando el cuello acentuando la petición

31
y ocupó la silla junto a ella. La piba no hablaba, la un momento y decidió aceptar. Se desembarazó de
música le entraba por la piel, le erizaba y no quería la esclavina y los guantes. Tocó la mano del coso con
interrumpir su frenesí, era como una descarga timidez, un poco turbada por lo ocurrido minutos
eléctrica. Miraba los sensuales muslos femeninos antes. Él la tomó con determinación y amoroso
deslizarse, provocando adoraciones. Ella anhelaba envolvió la mano en la suya. Las cosas cambiaron,
estar con la música, no quería bailar, no deseaba amar, súbitamente de la mano pasó al abrazo dirigiéndola
sólo ansiaba que la música la poseyera en todos sus a la pista, buscando un pedacito para ellos, un lugar
sentidos. Él hablaba, ella no escuchaba. Por sobre donde pudieran perderse entre los demás cuerpos y
sus pensamientos y las palabras, oyó: «busca lleno de poder tomar el de la piba sin temor «... en su afán de
esperanza/ el camino que los sueños/prometieron a sus dar su amor, / sufre y se destroza hasta entender / que uno
ansias». La piel se le encrispó y sintió cómo le recorría sea quedao sin corazón...».
la espalda, igual que en el acto amoroso, cuando llega Ella se abandonó a los brazos del coso y de la
al erotismo y no puede más porque ya lo dio todo. Él música, sin resistencia dejó que tomara su cuerpo
continuó hablando sin darse cuenta que ella estaba en llevándolo a ritmo de bandoneón. Sin mancada le
otra parte, sabía su papel de milonguera: aparentar rodeó la cintura atrayéndola hacia sí con firmeza,
que el acompañante es lo más importante del mundo. como apresándola; ella levantó los brazos: la mano
Con la piel erizada, hirviéndole la sangre a cada nota izquierda en el hombro y la derecha en la de él. Lo
de bandoneón, no pudo evitar entreabrir las manos miró simulando interés, al cruzarse las miradas
con ansiedad y cerró los ojos. atrapó su atención: los ojos del coso eran profundos
y pequeños, de un color dulce. Algo que no podía
El coso la miró sorprendido, algo tenía la piba, un aire descifrar la maravilló y lo aceptó sin reserva. Sus
nostálgico como la música o era la melodía que hacía cuerpos se acoplaron al instante; ambos, sorprendidos,
verla así. Sintió un fuerte impulso de tomarle el rostro pensaron al tiempo no dejar ir al otro. Él, a cada
y besarla; besar sus ojos y las mejillas sonrosadas compás, la deseaba con furia, a cada ejecución de la
y los delgados labios rojos. La admiró, hubiera danza la atraía más para sentirla; ella enredaba sus
querido contemplarla eternamente, algo tiene esta piernas en las de él, al igual que todo el cuerpo; una,
piba. Cuando por fin ella abrió los ojos se dio cuenta dos, tres veces el mismo paso. Entre más cadente el
la forma en que la miraba. Desconcertada, como bandoneón más los incitaba a unirse, la mirada, las
si nunca se hubiera dado cuenta de su presencia. manos entrelazadas y los pies jugueteando a medir la
Él terminó su copa, se levantó sin decir nada y distancia; los torsos unidos, acariciantes. La milonga
extendió la mano invitándola a levantarse. Titubeó al tope del frenético y lascivo deseo.

32
El bochinche había cesado, nadie quedaba en la milonguera atrapados en la macana de la pasión.
milonga. El salón quedó vacío, las sillas sobre las Uno de ellos murmuraba: «es posible que a tus ojos/
mesas, los instrumentos en su estuche, las luces que me gritan su cariño/ los cerrara con mis besos... sin
apagadas, sólo se escuchaba el leve susurro de pensar que eran como esos... otros ojos...».
una pareja que continuaba su baile. El coso y la Buenos Aires, 1926. •

33
Hay una cicatriz
en la memoria...
Mario Heredia

...El amor mata al hombre,


lo pone en entredicho frente a su conciencia.
Un día la sangre se coagula,
otro renace y todo ha sido un sueño...
Silvia Tomasa Rivera

A Aurelio Valle

C uando Gilda levantó la fotografía las estrellas


no habían aparecido y la poca luz que
aún daba ese sol moribundo, hacía más triste el
las montañas azules y el final de la tarde, el edificio,
el callejón... quiso ir por algo para cubrirse. Tonta,
¿cubrirse qué?, le dio una pereza inconcebible ir
momento. Fue entonces que se le vino a la mente el a la cama, ¿o era vergüenza?, y prefirió el frío a
que tanto el atardecer del retrato como el atardecer moverse de aquel lugar.
de la ventana eran tristes porque eran intemporales, La ruptura había comenzado desde el día
no se podían medir con minutos, no; quizá con en que aceptó. Fue consciente de ello desde un
recuerdos. Como nosotros, suspiró y dejó caer la principio. ¿Por qué acepté entonces casarme?,
foto en la silla de mimbre; la única. Y quedó ahí otra se preguntó, mientras miraba ahora hacia abajo,
ventana entreabierta. Gilda se asomó, un viento frío hacia las negras lajas hundidas del piso de la calle
la hizo abrazarse y frotar sus brazos. Frente a ella angosta: cementerio oscuro y sobrepoblado.

34
No se atrevió a cerrar la ventana, pero sí a atardecer?, seguía mirando las dos pieles. ¿Dónde
voltear y mirarlo, así, con un haz de luz que le el deseo por esa piel?, ¿dónde había quedado la
partía en dos la espalda, las nalgas, las piernas. verdadera vida? Miró desde la silla, esperaba algo
Estaba desnudo y rígido, como debían estar los que nunca llegaba.
muertos que apilaban en los campos de batalla, El hombre suspiró y giró hasta quedar boca
como todos los personajes del álbum familiar. arriba, desnudo, bellísimo, fuerte. Gilda siguió el
Entonces podría llorarle de verdad; pero así, camino de vellos que descendía desde el tupido
sabiendo que en cualquier momento podría pecho y se iba haciendo más angosto hasta llegar
moverse ese cuerpo tan muerto como cualquier al otro pequeño oasis. Y ahí, medio excitado,
cadáver, como cualquier esperanza, no... Fue aquel símbolo del apareo antiguo, hoy en desuso,
hacia él y se sentó en la orilla de la cama, su la hizo temblar. Un viejo traste, qué era eso sino
pierna quedó junto al brazo dormido del hombre. un viejo traste, igual a la copa verde, a la cámara
Qué pieles tan diferentes, y qué maltratadas las de fotografías, al plato aún con restos de comida
dos. Y eso que apenas tenían treinta años, doce echada a perder... Sonrió y al levantarse él abrió
de estar juntos, tres de morir ahí, en el lugar los ojos. Gilda se sintió avergonzada de que la
de sus sueños, con la escalera de caracol, el piso viera de nuevo con toda su desnudez a cuestas;
de madera, el horno antiguo, la puerta de roble esos ojos grises podían mirarle el corazón estático,
oloroso a brea que daba al callejón; cuántos las venas, su matriz aún fecunda pero tan muerta
años de haberla buscado, tantos pueblos, tantos como todo dentro y fuera de ella. ¿Estás triste de
hotelitos, camas revueltas, escribir números en nuevo? Sí, contestó; qué otro estado de ánimo
la misma libreta que descansaba sobre el eterno puede compaginar con nosotros si no es la tristeza.
olor a sexo, hasta que la encontraron. Entonces El sonrió y se incorporó, la trató de abrazar, pero
un clic, uno solo y quedó encerrado su mundo. ella fue más rápida y no paró hasta estar en la
Y en ese instante, momento de meter la llave otra esquina del cuarto, la esquina más oscura,
en la cerradura y escuchar el raspar de los dos la que colgaba en el precipicio cubriéndose con
metales igual de herrumbrosos, y escuchar los las sombras. Cada día estás más loca. Y lo que
pasos de los dos en aquel eco que producía el nos falta.
vacío, dejaron de respirar y se convirtieron en Entonces Gilda lloró, empezó primero con
dos sombras. Así nada más, después de todo, si un goteo igual al de un grifo descompuesto, para
había algo caprichoso e imposible de entender llorar cada vez más fuerte hasta ser toda ella un
era el amor. ¿Un atardecer?, ¿por siempre un gemido de animal moribundo. Antonio se levantó

35
y quiso ir hacia aquel grito, pero la mirada aún aguzaba la vista, también al vacío del cuarto, la
cubierta por las lágrimas lo hizo detenerse. Dos escalera de caracol, el hombre desnudo, la cama
sombras desnudas en aquel vacío que alguien de latón, etc., etc... El arrepentimiento no tardó
quizá miraría también con miedo. Después de en llegar a Gilda que, sentada, no dejaba de mirar
comprar la casa, empezaron los arreglos, no había aquella fotografía al igual que ahora, y que una vez
mucho dinero ni ganas, un arrepentimiento de hiciera Antonio quien ni era fotógrafo, ni volvió a
estar vivos se los fue tragando, oscuro, hasta que tomar otra en su vida porque sentía que apresaba
Gilda, porque fue ella y por eso lloraba tanto, como Dios, a la existencia; y no tenía ningún
decidió terminarlo todo. Pero qué decisión más derecho a hacerlo. ¿Por qué lo hiciste entonces?, le
rápida. Así era ella, decidida a vivir con alguien había preguntado. No lo sé, fue algo que necesitaba.
al igual que a morir. Desde niña aprendió a Y así, sin más preguntas ni respuestas, los siguió
sacrificar a sus mascotas siempre que empezaban aquella obra de arte primitiva y frágil que podía
a estorbarle: un canario ser sólo recuerdo, pero
ahogado en la pileta, también presente la-tido
un perro ahorcado en de esos dos corazo-nes
el álamo más alto del que, entonces, querían
jardín, una lagartija, seguir marchando a la
un recuerdo... Si nos perfección. Los siguió en
separamos nos morimos, su deambular por ca-da
suplicó él. Ella fue espacio, centímetro de
inflexible. Un Antonio pared, cada agujero,
se fue y otro Antonio se puerta vieja, calentador
quedó en aquel lugar sin helado, hasta morirse.
más muebles que una La foto blanco y negro
cama de latón, un espejo, adornó la pared de la
una alfombra que de tan estancia casi blanca, sola,
vieja había perdido el pequeñita inmensidad
color, la copa aceitunada en aquella majestuosa
y la fotografía en la que albura, sin aceptar nada
podía mirarse aquella más, ni siquiera a ellos.
misma ventana, y si se El sexo se fue acabando

36
sin darse cuenta hasta no solamente no despertar el no suplicaba, era imposible ya la reunión. No te
apetito a ambos cuerpos, sino llenarlos de asco. Y el puedo matar, dijo ella; no puedo matarte porque
tic tac continuaba, frío y calculador. Por eso Gilda ya estoy muerta.
se cansó, por eso destruyó a la pareja con sólo cerrar Y regresó a la ventana, el paisaje se había
los ojos y los oídos. No más, Antonio, no más. desvanecido dejando a algunas estrellas sal-
Frente a la fotografía tomó la decisión y fue picando el cielo. Gilda frunció el ceño, el vacío
la tina blanca, medio percudida, humanizada de la casa apabulló sus oídos, ella se apretó las
por tantos cuerpos que la habían usado antes, el orejas con las manos y arqueó la espalda hasta
escenario más adecuado para realizar el rito. Una dejar a la intemperie todo su espinazo. No había
navaja de rasurar fue el instrumento que tuvo que otra salida, recogió la fotografía y tratando de
usar varias veces; su corazón no tenía tanta fuerza olvidar lo que era la rompió en pedazos. Los miró
para echar afuera toda la sangre. nevar unos segundos sobre las lajas negras. Y el
Desde la esquina de la habitación ella lo miró. invierno aún tardaría en llegar. Después... sólo
Él, desnudo e indefenso, inútil, tan muerto, ya desapareció. •

de los narradores
Dante Medina nical del periódico Crónica y en Ágora de El Diario de
Jilotlán de los Dolores, Jalisco, 1954. Doctor en letras Colima, y en las revistas El Zahir, Tierra Adentro, Luvina,
románicas. Ha recibido la beca Guggenheim y el premio y Última.
Casa de las Américas en dos ocasiones. Ha publicado
una veintena de libros entre los que destacan: La dama Mario Heredia
de la gardenia, Niñoserías, Como perder amigos, Los placees Orizaba, Veracruz, 1961. Reside en Guadalajara desde
de la lengua, Zonas de la escritura y Bibliografía mayor del 1989. En 1993 obtuvo el primer lugar en el Concurso
mito de Don Juan en todas las artes. Sus libros más recien- nacional de cuento «Edmundo Valadés», en 1997
tes son: Ir, volver y qué darse, Alianza Editorial (2003) y mención honorífica en el concurso «Benemérito de
Doktor Psiquiatra, Ediciones B (2003). América» y el Premio internacional de novela «Sergio
Galindo» en 2003. Ha publicado los libros de cuentos
Gabriela Velázquez Los trece círculos del caracol (1993), A dos tintas (1997),
Tiene publicado el libro de cuentos En medio de un Un bosque muerto (2003) y Las sagradas noches (2003), las
derrumbe de cielos (Tierra Adentro, 1997) Publicó en los novelas Memoria de mis huesos (1999), Estas celdas que soy
suplementos Nostromo del periódico Siglo 21, el domi- (2000) y el poemario Los espíritus de la música (1999).
37
doble
horizonte poesía

Raúl Bañuelos

Me fumaría un cigarrito

S
in prisa de ir más allá del polvo, me fumaría un cigarrito luego de morir
tranquilo. Con la música de todos los cantores, silbaría una canción a la
tierra. Un cigarrito me fumaría (y no fumo) con mis amigos que no he
visto nunca. La distancia y el tiempo me fumaría por tocar en libertad
la quietud movible del perpetuo canto. Oyendo en vivo a Benny Moré, Javier
Solís, María Luisa Landín o Agustín Lara —amigos desde la infancia— un
cigarrito me fumaría (sin límite de tiempo ni repertorio) en la rockola más viva
del Universo. •

38
Jorge Fernández Granados

Las huellas
en mis sueños habito casas viejas
o estoy de viaje
y no sé a dónde voy

tengo un boleto arrugado en la mano


y no puedo leer lo que dice voy
en destartalados vehículos llenos de gente
que me saluda
pero no la conozco

en mis sueños tengo los pies mojados


y me pierdo
por rutas de terracería o minas abandonadas
siguiendo ridículas señales
que sólo yo comprendo

en mis sueños
soy invitado a rituales incógnitos

39
con círculos piedras cuarzos
hay escaleras
puertas muros falsos y brillantes insectos
que caminan por mis manos
me acechan los muertos
y hay luces verdes al fondo de un pasillo
o bajo el agua

no tengo nombre en mis sueños


pero entiendo cuando me llaman
(y siempre no puede ser alguien
me llama) por eso acudo
y por eso
me pierdo allá adentro

a veces tengo diez años y a veces soy un espectro


en mis sueños
oigo palabras que me sorprenden y me digo
«voy a guardarlas
para cuando despierte»
pero al despertar ya no son palabras
son huellas •

40
Carlos Pineda

Los cómicos del cabuz


Para Hugo Gutiérrez Vega

Los ya sin maquillaje,


con el rictus adelantado de mejilla a mejilla.

Los cómicos sin sonrisa


que hacen horizonte de los durmientes sin esperanza de fábula alguna.

Los hombres de mala fama


que son vistos bajo el hombro por académicos y divas políticas.

Los cómicos que apuestan centavos sobre los rieles del tranvía,
en tanto el humo del monte se inmola sin causa alguna.

Los cómicos que van en todo ferrocarril, y no tienen sombra,


pero que se nota su paso cuando el tren cambia de vía;

41
cuando pasa sobre el río y el puente cimbra;
cuando antes de llegar a la estación, aprietan las mandíbulas.

Los cómicos del cabuz: los hombres sin sonrisa,


que van atrás, tan atrás en la vida, que no precisan más ya de la alegría. •

42
David Flores

Poema
I

Raya en el agua
la palabra
Transparente presagio del olvido
en la memoria del que escribe

Raya en la piel del viento


la palabra

Trémulo músculo
anclado en la garganta
de los olvidados

De los condenados a vivir en el silencio

43
De los amantes
que
se
van
sin decir
se
adiós. •

44
Leticia Cortés

La casa
Here is the house / Where it all happens
Those tender moments/under this roof
[…]
And as it happens
It happens here / In this house
Martin Gore

Estas son las últimas cosas […]


Desaparecen una a una y no vuelven nunca más.
Paul Auster. Anna Blume. El país de las últimas cosas

La casa ha quedado en silencio. Sus brazos


caen.
De sus senos cuelgan tristezas que no duermen.
Llora. Sobre el piso, tiemblan recuerdos etílicos: las últimas bocanadas.
Vaho en la cornisa que dejaste a tu salida.
Todas las escaleras hechas polvo,
humo de cigarro humedece con su vana nostalgia.

45
Toda la casa llena de tus pasos.
El olor a madera me abrasa.
El refrigerador lleno de caricias congeladas,
la televisión sin imágenes,
la lavadora sin purificarnos,
la ropa tendida al borde de la cama,
hasta aquí: todo vacío.
La soledad: vacía.
La casa: muda.
Ya no nos pertenece la piel de tu cuerpo.
Estamos
desnudas para siempre.
En los libreros guardo trozos de tu carne.
Las hojas y las novelas se convirtieron en nada.
Relojes volteados.
La regadera arroja puños de lodo.
Ventanas sin lengua me gritan.
Cada noche se extienden por los pasillos
eternas letanías.
Él me mira desde afuera. Y dice Casandra
y no digo nada
porque el nombre de Casandra
pesa en la distancia,
retumba en los rincones,
marea los objetos.
Espero ver caer
a través del techo navajas, tormentas de todo lo que era nuestro:
lo permanente.
Y cuido la pintura

46
el timbre
el buzón del tiempo.
Las cortinas de aceite que lubrican mis sentidos.
Las puertas me hablan del perfume del otoño.
Tinta púrpura sobre postales de mujeres que se van.
La música del verbo me agita.
Quiero volar.
Matar al Minotauro que duerme en el laberinto.
Las palabras me acechan,
se vuelven en mi contra.
Me hacen girar hacia la casa que se incendia
se queda muda, se derrumba.

Y dentro
la cama donde se agitan los ríos de mis sueños.
Donde desnuda me deshojabas las alas como girasol del deseo
arrebatándome la espuma.
Todavía hay muebles tapizados de ti.
Puedo todavía recorrerla aunque esté hueca,
aunque sienta el vacío de la ausencia,
lo último,
y las horas caigan: hojas del árbol del tiempo.
Todavía queda tu mirada.
La casa está muda.
Tú afuera
con una estrella en las manos
fingiendo leer un poema.
Persigo fantasmas que habitan los muros.

47
Quedo
bailarina inmóvil
sin brazos, sin piernas
música sin ritmo.
Y río de mi lucha constante por borrar de cada rincón lo que me invade.
Habito la casa que está muda.
Repito su nombre.
Aunque de repente las paredes caigan.
Aunque me quede sola y todo me sepulte.
Notas de un piano invisible aturden mi ternura.
Mis labios se convierten en violines.
Y me quedo sola,
disuelta en sangre y polvo,
hablándole a la noche que lastima. •

48
Fanny Enrigue Lancaster-Jones

Poema
Reneixen tots els focs
al fons de
la foscúria
Ramón Xirau

Entre el puente y el suelo


aire como cuchillo
ráfaga

A lo lejos niños
juegan a cazar
lo inalcanzable
Algo en esta caída
de campo amarillo
de girasol quemado
Algo en mí del horizonte
que se ensancha
y vuelve a convertirse

49
en pequeña tierra
en los diez siguientes pasos

A la deriva
vértigo
sin raíz ni vela
un vaho luminoso
queda del día. •

50
Ana Claudia Zamudio Aguiar

Poema
No basta
cerrar los ojos
para reconciliar el sueño
(ni la noche
o el silencio)
si decapito las horas del insomnio
veo rodar escenas antiguas
y no
no es suficiente:
la noche es una habitación llena de espejos
donde el mundo se modifica
cien veces
en un instante
busco
persigo esa imagen
me veo en sus caras
yo se pierde

51
entre destellos y sombras
esa niña que fui avanza
en un desliz de arrullo
y polvo de mi sueño entre sus manos
el sol de su ojo eclipsa las miradas que me azogan
se rompe la noche
todos los rostros son yo misma
ella se acurruca en el esquirla nocturna
que me queda
murmullos de luz
lastiman mis pupilas
cargo las horas
acumuladas en los párpados
y a veces
cerrar los ojos
no basta
para reconciliar el sueño
(ni la noche
o el cansancio). •

52
Carlos Castillo Novelo

Tacha
Un puño de sangre me aprieta el corazón
y repito las confesiones de sus latidos.
Digo las cosas en el tono que la noche quiere escuchar.

El efecto es un anónimo que canta con fervor,


un gato sin ojos en las venas más arrinconadas,
una lluvia de cicatrices que se prolonga.

Cuando descubro tus sentidos endulzados,


el Todo vibra como en un estanque
donde prevalece la piedra con alas de música. •

53
de los poetas
Raúl Bañuelos fundador de la revista Última, ha publicado en revis-
Guadalajara, 1954. Es autor de Tan por la vida (1978), tas locales y de circulación nacional. Fue ayudante de
Menesteres de la sangre (1980), Por el chingo de cosas producción del programa radiofónico Anatomía musical
que vivimos juntos (1980), Poema para un niño de edad en la radio del Estado de Jalisco y actualmente imparte
innumerable (1980), Puertas de la mañana (1983), Cantar clases a nivel secundaria en la sep y en el itesm, Campus
de forastero (1988), Cuaderno de miniaturas (1992), Casa de Guadalajara.
sí (1994), Junturas (1996), Los solos (1996) y Bebo mi limpia
sed, antología personal (2001). Leticia Cortés
Guadalajara, Jalisco. 1980. Estudió la Licenciatura en
Jorge Fernández Granados Letras hispánicas en la Universidad de Guadalajara y un
Ciudad de México, 1965. Es autor de los libros de poesía diplomado de creación literaria en Sogem. Ha publicado
La música de las esferas (1990), El arcángel ebrio (1992), en las revistas locales Nuestra Casa, Memoria de la voz y
Resurrección (1995) Los hábitos de la ceniza (2000) y El Reverso. En La Nuez de la ciudad de Monterrey, en el
cristal (2002), así como del volumen de cuentos El cartó- suplemento del diario Ananke de Aguascalientes y en El
grafo (1996). En 1995 obtuvo el premio Jaime Sabines de muro de La Paz, Baja California Sur.
poesía y en 2000 el Premio Nacional de Poesía Aguas-
calientes. Fanny Enrigue Lancaster-Jones
Guadalajara, 1976. Estudió filosofía en la Universidad
Carlos Pineda de Guadalajara y actualmente realiza el doctorado en
Poeta, editor y ensayista. Estudió Letras Hispánicas la Universidad Complutense, en Madrid. Textos suyos
en la Universidad Autónoma Metropolitana. En 1996 aparecen en los libros colectivos Travesía poética (Sogem,
la uam premió su poemario Imago el cual se publicó 1999) y Seis (Ágata, 2000).
en 1997 en la colección «Molinos de Viento». En 1998
obtuvo el primer lugar en el Concurso Nacional de Ana Claudia Zamudio Aguiar
Poesía «Rubén Bonifaz Nuño» con el libro Escenas en Poza Rica, Veracruz, 1966. Radica en Guadalajara desde
el proscenio del cual en el año 2000 la unam edita una 1984. Ha publicado cuento en el periódico El informador
selección del autor. En 2003 publica Antología perpleja y formó parte de la antología de cuento De tanto Contar
en Punto G Editores. Fue becario de la Secretaría de II que compiló Martha Cerda. Actualmente asiste al
Cultura de la Ciudad de México en el área de Literatura taller de poesía José Gorostiza que dirige Luis Armenta
(poesía) en 2001 y 2003. Malpica.

David Flores Carlos Castillo Novelo


Guadalajara, 1969. Licenciado en Letras por la Uni- Mérida, Yucatán, 1983. Ha publicado el libro De espaldas
versidad de Guadalajara con estudios de Maestría en a Dios (Presagios, 2000). Actualmente radica en Cancún
Literatura Mexicana en la misma universidad. Miembro y se dedica al periodismo.

54
Cien puertas
ensayo

Narrativa
del norte: los cuentos
de Eduardo
Antonio Parra
Luis Martín Ulloa

Guadalajara, 1970. Maestro en Literaturas del


Siglo xx. Investigador y profesor de literatura en la
Universidad de Guadalajara y en el Iteso. Realiza la
investigación «Narradores mexicanos de finales del
siglo xx». Tiene publicado el libro de cuentos Damas
y caballeros y ha sido incluido en varias antologías de
narrativa. Becario del Fonca en 1996 y 2002.

56
L a narrativa escrita en la zona norte de México ha despertado un interés
notable desde hace algunos años. A finales de la década de los ochenta
ya comenzaba a hablarse de una tradición regional, con autores como
Jesús Gardea y Daniel Sada. Gardea murió en el 2000, interrumpiendo
una extensa obra de alrededor de veinte volúmenes de cuentos y novelas.
Sada ha continuado hasta el momento en activo, y su novela Porque parece
mentira la verdad nunca se sabe ha sido calificada como una de las mejores
novelas mexicanas de los últimos años.

Otros autores han continuado y ensanchado en fechas poder central; de la convivencia con las constantes
recientes este prestigio norteño: Luis Humberto oleadas de migrantes de los estados del sur y
Crosthwaite, Gabriel Trujillo Muñoz, David del centro; y de una mitología religiosa que se
Toscana (para mencionar algunos). Uno de los más manifiesta en la adoración a santones regionales
destacados es Eduardo Antonio Parra, quien en un [...] Esta particularidad del «ser» norteño es la
artículo habló precisamente de las características que materia prima de la narrativa de sus escritores.
adquiere la narrativa de esta región: (Parra, 2001:5)

El norte de México no es simple geografía: hay En la literatura mexicana se está dando una
en él un devenir muy distinto al que registra la reorganización geográfica, donde ciertas regiones
historia del resto del país; una manera de pensar, han ido adquiriendo importancia como auténticos
de actuar, de sentir y de hablar derivadas de ese centros desde los cuales se produce buena parte
mismo devenir y de la lucha constante contra el de la literatura más vigorosa del país. Y en efecto,
medio y contra la cultura de los gringos, extraña el norte es un ejemplo contundente, y Eduardo
y absorbente. Derivadas también del rechazo al Antonio Parra uno de sus autores puntales.

57
Con un reconocimiento pleno a nivel nacional el que se va, para regresar años después. Su culpa
e internacional, su obra (hasta el momento tres irrefutable, según los antiguos amigos, es querer
volúmenes de cuentos y una novela) se ha vuelto volverse gringo, por eso lo retan en un duelo de
una referencia indispensable. navajas. Uno de los amigos tiene el deseo íntimo
Nació en León, Gto., pero se le identifica dentro de acompañarlo a su regreso al otro lado, pero la
de la producción artística de Monterrey, donde animadversión de los otros frustra su intención.
residió por muchos años y se gestaron sus primeros Desde este cuento inicial (es el primer relato del
libros. Pertenece a una generación de escritores que primer libro publicado), Parra deja muy en claro su
comenzó a forjar una obra de alcance mayor desde su concepción acerca del límite natural que marca la
lugar de residencia, sin emigrar a la capital del país, frontera. El Río Bravo es una presencia constante,
hecho que parecía inevitable hace un par de décadas pero más que una división en sí mismo, se erige
para aquellos que deseaban que sus libros atrajeran la como un breve espacio interregno de atributos casi
atención nacional. Hoy reside en el Distrito Federal, sobrenaturales. Nuestro país termina a la orilla de
pero el reconocimiento lo tuvo ya desde su estadía en ese afluente; el de los gabachos empieza con la tierra
esta ciudad norteña. seca del otro lado. Una zona intermedia entre dos
Hay dos grandes representaciones en la obra fracciones del mundo terrenal, una especie de Lago
de Parra, sobre todo en sus dos primeros libros, Estigia en el que se internan los hombres osados con
Los límites de la noche y Tierra de nadie: la línea la ilusión de llegar más allá. Pero no existe ningún
fronteriza México-Estados Unidos, y la noche como Caronte que los guíe en su barca, y muchos quedan
el terreno propicio para la ruptura de los límites, en el intento, naufragando en esas aguas turbias, en
para la transgresión. Estados Unidos representa la los gemidos del Bravo:
promesa del progreso, pero también el riesgo del
no retorno. Muchos de los personajes viven con la Son los muertos [...] las ánimas de los difuntos ahogados
obsesión permanente de cruzar la línea en busca en estas aguas traidoras. Por eso el río maldito pudre
de una mejor vida, que se fortalece cuando les han todo lo que esté cerca. No hay otro río en el mundo
precedido los padres, hermanos, amigos. Esto se ve donde se ahoguen más cristianos que en éste; por eso
de manera clara en el cuento «El juramento» (de Los de cuando en cuando salen a gritar su rabia a los vivos.
límites de la noche), donde un grupo de adolescentes (Parra, 1996: 13)
hacen una promesa de vengar a sus compatriotas,
«chingando» a cualquier gabacho que se les cruce. La frontera es una línea, la demarcación del fin
Pero es precisamente el impulsor de este juramento de un país y el comienzo de otro, un señalamiento

58
espacial. Lo que conocemos es lo que se encuentra Viven al borde de la «normalidad», lo mismo
antes de cruzarlo. El otro lado es lo desconocido. si se dedican a la prostitución, si son mendigos,
Es el más allá, donde rige acaso otro orden muy si ejercitan una sexualidad «diferente», etc. La
diferente al nuestro. Esto lo vemos en el cuento noche es su elemento natural, donde se permiten
«Traveler hotel», donde dos hombres que han cada uno ser el otro que no pueden sacar a la luz
logrado llegar hasta San Antonio, Texas, parecen del día. El mismo Parra dijo al respecto:
haber traspasado no solamente una división
geográfica sino también temporal. A su llegada Siempre he buscado que al leer mis cuentos el
a la ciudad encuentran un clima frío que no lector nunca salga indemne. Tiene que sufrir un
habían calculado. Uno de ellos llega enfermo, y se sacudimiento al momento de leer y es por eso que elijo
hospedan en un hotel que desde el momento que estos temas y ambientes, más bien sórdidos y violentos,
cierran la puerta de entrada, los envuelve en una los seres marginales a los que todo mundo les saca la
atmósfera ominosa. Es un lugar para pensionados. vuelta. Mis personajes son aquellos que por lo general
Sus silenciosos huéspedes los miran llegar con la la gente no quiere ver. Pero siempre dentro de estas
indiferencia de los que ya sólo esperan la venida situaciones límites se puede encontrar lo más profundo
de la muerte. El cuento está narrado desde la de la humanidad. (Suárez, 2000:7)
óptica del enfermo quien, en una convalecencia
que ha difuminado las unidades y los límites del Entonces, con este objetivo central en su
tiempo, y en medio de alucinaciones producidas quehacer narrativo, encontramos cuentos que son,
por la fiebre, descubre después que tanto él como como los describió Álvaro Enrigue, «violaciones
su amigo han sufrido una metamorfosis que los ejemplares de esa convención borrosa, odiosa y
empata ya al común de los demás alojados. necesaria que es la decencia» (Enrigue, 1997:76).
La vocación de Eduardo Antonio Parra por Ejemplos de la dualidad vida/muerte (que
indagar acerca de esos seres que se aventuran a además aparece ligada de manera inherente
traspasar las fronteras (geográficas o de cualquier a la problemática fronteriza), son los cuentos
índole), ha provocado también que su narrativa «El placer de morir» y «Viento invernal». En
esté poblada de personajes que se debaten siempre el primero, el personaje central se reconoce
en el límite. De la vida a la muerte, del amor a asimismo como un buscador de placer, ya que
la soledad, de la tranquilidad a la histeria, de la persigue «exprimir el máximo goce que la vida
comodidad indolente de la vida cotidiana al suceso pueda ofrecer a un hombre», y se dedica a ejercitar
que rompe en definitiva el orden del mundo. la vocación que el sexo le ha descubierto. Puesto

59
a reflexionar sobre los límites que ha tocado, Entonces, como un ciclo perpetuo que sólo da otra
reconoce que le queda todavía un placer inédito: vuelta, absuelve enternecida al infante dándole el
el de la muerte. Entonces, en busca de ese cúlmen mismo nombre que el del muerto.
de perfección para una vida que había llevado Parra es un narrador nocturno, conocedor de
a niveles artísticos la sexualidad, decide cuál los entresijos que afloran cuando el fastidioso lapso
podría ser su obra maestra. En las líneas finales, diurno deja lugar a la noche. En la luz reinan el
el personaje aparece complacido después de cierto orden y la seguridad, la civilización, la vida
trance con una compañera de cama ya inánime, ordenada; la oscuridad convoca y remueve esa
«satisfecho de haber experimentado la última zona sombría de los seres humanos, llevándolos
frontera del placer». a rebasar las demarcaciones impuestas. La noche
En «Viento invernal» se narra un trayecto es el momento exacto para el temerario que
inverso, es decir, de la muerte que produce vida. busca la complicidad de las sombras para el acto
Otra constante en estos volúmenes es el inicio en criminal, así como para el indefenso que por
el centro mismo de la anécdota: el lector penetra desgracia lo encuentra al paso. Como el joven
de golpe desde la primera línea a la situación travesti prostituto que se topa con los policías
medular de cada universo creado por Parra, y extorsionadores en «Nomás no me quiten lo
conforme avanza el relato sabe de los antecedentes poquito que traigo»; o el anciano que conduce
mediante párrafos intercalados. De esta manera, forzadamente a un muchacho por el desierto,
encontramos a una mujer embarazada a punto hacia un lugar consabido para consumar una
de parir en una casucha miserable y con otro hijo venganza esperada por años, en «El pozo».
enfermo de gravedad, olvidada ya por el esposo Hay dos textos sobresalientes que pueden
que se fue al norte. Esa condición humana a la resumir las características de la obra de Eduardo
que alude el autor que aflora en las situaciones Antonio Parra: los ambientes nocturnos, los
más adversas, queda plasmada aquí con gran personajes marginales, situaciones al borde, la
efectividad y sin apuntes moralistas: la mujer violencia latente y explícita. En «La noche más
no desea al hijo por venir y ha pensado en oscura» hay cuatro historias que se desarrollan
abandonarlo en la calle para que el frío invernal de manera simultánea durante un apagón: una
se encargue de él. Tampoco puede sanar al pareja de novios que se detiene en un mirador,
enfermo. Dos líneas vitales se desencadenan y cuatro amigos que ya encendidos por la droga
corren opuestas: al mismo tiempo que el primer salen a conseguir con qué continuar la fiesta, un
hijo muere de fiebre, ella expulsa al recién nacido. muchacho que camina por la calle hacia su casa

60
a falta de dinero para un taxi, otra pareja que del término. Cómplices en contra del universo.
en su departamento hipermoderno se encuentra Amantes unidos por la suciedad y el hambre, los
al borde de la histeria al ver en la televisión solventes y el alcohol, la libertad y el deseo. Unidos,
las noticias de la guerra. La expectación y la en fin, por la pura valentía de permanecer unidos.
connivencia que parece otorgar el ambiente (Parra, 1999: 30)
cálido de la noche, se disparan hacia el lado oscuro
justo cuando la oscuridad se vuelve total con la Los límites de la noche y Tierra de nadie.
ausencia de luz eléctrica. De esta manera, las Cuando los límites se rompen, entonces la noche
cuatro historias se tocan en algún momento con se vuelve una tierra de nadie, donde pueden
desenlaces inesperados. En la noche más oscura, suceder los incidentes más insospechados, ya sea
los límites se difuminan y desatan las pasiones en Nuevo Laredo, Ciudad Juárez o Monterrey.
soterradas. Los siguientes libros publicados por Eduardo
«La vida real», del volumen Tierra Antonio Parra también continúan esas obsesiones
de nadie, debe recordarse en el contexto de la temáticas: Nadie los vio salir (2001, cuento
literatura mexicana por abordar algunos de los ganador del premio Juan Rulfo de París), y la
más entrañables personajes marginales, y por la novela Nostalgia de la sombra (2002). Esperemos
gran pericia narrativa de Parra para presentar la nuevas obras de una de las voces más sólidas de
imagen inédita de un mundo que, como él mismo la narrativa mexicana actual. •
lo dijo, la gente prefiere ignorar. Un reportero
de nota roja conoce a una pareja de indigentes, y ENRIGUE, Álvaro
se fascina por lo que encuentra bajo las heridas 1997 «Libros: Los límites de la noche», Viceversa, México
DF., no. 47, abril, p. 76.
infectadas y el tufo de olores mezclados:
PARRA, Eduardo Antonio
Dos seres cubiertos de andrajos que a su modo 1996 Los límites de la noche, México, Era.
encarnaban una metáfora del deseo: en medio 1999 Tierra de nadie, México, Era.
2001 «Notas sobre la nueva narrativa del norte», La
de lo más abyecto construían su propio paraíso,
Jornada Semanal, no. 325, 27 de mayo, p. 5.
gozaban placeres secretos y engañaban al dolor.
Dos auténticos clochards que vivían en la calle, SUÁREZ, Huberto
se alimentaban en los basureros, dormían en 2000 «Ponen en alto cuento mexicano», periódico
parques o edificios abandonados y fornicaban Público, Guadalajara, México, 12 de diciembre, sec.
«Arte y gente», p. 7.
donde les daba la gana. Pareja en el exacto sentido

61
Valle
de los reyes
entrevista

fotografías Rafael del Río


Al margen del bullicio
Rafael Medina
entrevista a
Mauricio Montiel Figueiras

N o se puede ser más claro a la hora de definir su postura ante el embate del
marketing editorial de hoy en día, que como lo fue el escritor Mauricio Montiel
(Guadalajara, Jal. 1968) en su pasada visita a su ciudad natal. En sus Seis propuestas
para la narrativa actual, charla convocada por la Secretaría de Cultura, fue inclemente
con todo aquello que distrae y deslumbra al escritor contemporáneo de su quehacer
primordial: escribir. Posturas y fobias de un escritor sólido que nos alerta del canto
seductor de las sirenas y que nos incitó a continuar la conversación en estas páginas.

—Tu animadversión hacia las modas literarias, viento a Juárez. La amenaza mediática, si se pue-de
el barullo mediático, los grupos literarios definir en esos términos, es en todo caso para el
prefabricados, etcétera, es clara. Sin embargo, lector de a pie, es decir, para aquel que no posee
¿cuál es el impacto real de todo esto en la verda- más referencia literaria o libresca que la oferta
dera (o gran) literatura; en verdad representa abrumadora de las mesas de novedades. Creo
una amenaza? que los medios de comunicación, específicamente
—A la verdadera o gran literatura, como tú la los consagrados a la difusión cultural, deberían
llamas –yo preferiría hablar de literatura a secas–, ser más equilibrados, más heterogéneos, más
le tienen sin cuidado el barullo y las modas; le propositivos, y lanzarse a hablar también de lo
hacen, por utilizar un refrán popular, lo que el que no iluminan los reflectores.

63
–¿Asumes el riesgo de que tu discurso sea rapidez y una facilidad pasmosas. En cuanto a la
interpretado como una pugna de posiciones y de insistencia, no hay que alarmarse: ya he dicho lo
poder en el mundo literario? que tenía que decir sobre el crack. Hay muchos
—Asumo el riesgo, por supuesto, aunque otros asuntos por atender.
tengo que aclarar que –al menos de mi parte– –¿Cuál es el beneficio de Mauricio Montiel
no hay un deseo de poder a ultranza: ¿poder de en destapar estas cloacas?
qué, en principio, o para qué? Si alguien lo ve —Ninguno. (Tengo serios problemas con
de ese modo, pues bienvenido; a mí lo que me «cloacas», una palabra que según yo debe aplicarse
interesa es poder seguir escribiendo. Una cosa es sólo a la política y a ciertas deformaciones del espíritu
la ansiedad de posicionarse en nuestra pequeña humano.)
República de las Letras, muy respetable y en –Basándote en tu clasificación de escribidores
dado caso hasta comprensible, y otra el derecho y y escritores, ¿a quién consideras en el segundo
–por qué no– las ganas de externar una posición grupo de entre los creadores actuales, y cuál sería
contraria a los dictados del marketing editorial, el sustento que darías para afirmarlo?
opuesta al barullo y la confusión que campean —En primer lugar, la distinción entre escritores
en el medio literario de hoy. Parecería que y escribidores no es mía sino de Roberto Bolaño.
actualmente, por desgracia, lo que más importa En segundo lugar, la lista de los que considero
no es el contenido de un libro sino el contenedor: escritores es bastante amplia; menciono por ahora
las tapas y solapas llenas de comentarios elogiosos, a cinco extranjeros vivos que de un tiempo a la
a veces desproporcionados, que mantienen unido fecha han marcado mi trabajo: J. G. Ballard, J. M.
un puñado de páginas. Coetzee, Denis Johnson, Ismaíl Kadaré y Haruki
—Tu postura hacia el grupo del crack, que Murakami. No están todos lo que son, insisto, pero
muchos podrían considerar insistente, ¿no te sí son todos los que están. Entre otras razones,
convierte automáticamente en parte de otro grupo creo que son escritores y no escribidores porque,
literario (el anticrack)? aunque gozan de reconocimiento internacional,
—Hasta donde sé, no existe un grupo –literario les interesa la vida literaria, privada, más que
o no– llamado anticrack. Existe, eso sí, un grupo los frutos de la fama y la vida pública; para
de amigos al que pertenezco y que comparte, demostrarlo ahí está su obra, fiel no a los devaneos
entre un sinfín de cosas, una postura crítica no del mercado sino a una visión íntima y rigurosa
sólo hacia el crack sino hacia varios escritores que que mantienen contra viento y marea, lo que
se han encumbrado –ésa es mi opinión– con una implica correr riesgos todo el tiempo.

64
—¿Qué vicios y virtudes observas en la generación cuento sea una afrenta al mercado –sería una
emergente de escritores (y escribidores)? afrenta un tanto ridícula. Habría que hablar
—Destacaría un solo defecto: ganas de saltar mejor de resistencia: que cada autor escriba lo
al escenario lo más pronto posible, no importa que tenga que escribir en el momento en que así
si los libros son malos o medianos o les falta lo sienta, sin importarle que el mercado privilegie
pasar por la criba necesaria de la madurez y la y aun exija un género como la novela.
autocrítica. Destacaría una sola virtud: ganas de —Todos aquellos que conocen tu trabajo saben
escribir a toda costa. (o por lo menos lo suponen)
—¿Desde tu perspectiva, del papel preponderante que
qué papel juega el cuento en ha jugado el cine en tu mundo
la actualidad dentro de la creativo. ¿Hay un cineasta en
literatura mundial? ciernes o un cineasta frustrado
—El que siempre ha en Mauricio Montiel?
jugado: ganar por nocaut, —En un principio
como diría Cortázar, un creí que había un cineasta
combate que la novela gana frustrado. Con el tiempo,
por puntos. Que el mercado no obstante, descubrí que
editorial haya intentado –que siempre ha habido un cinéfilo
no logrado– relegar el cuento irreductible.
a la penumbra, haciéndolo —¿Qué directores han
pasar por una especie de nutrido (y nutren) la narrativa
patito feo al que nadie presta de Mauricio Montiel?
atención, es otro cantar de los —Al igual que la de los
cantares. escritores que me entusiasman,
—¿Entonces consideras la lista de los cineastas que
que escribir cuento hoy en me han acompañado a lo
día es un especie de acto largo del tiempo es vasta. Me
subversivo, una afrenta al mercado editorial? ciño a un name dropping veloz y, por supuesto,
—Pienso que escribir es en sí mismo un incompleto: P. T. Anderson, Olivier Assayas,
acto subversivo; el género viene, digámoslo así, Ingmar Bergman, Peter Bogdanovich, David
por añadidura. Ahora bien, no creo que escribir Cronenberg, Brian De Palma, David Fincher,

65
Francis Ford Coppola, Michael Haneke, Alfred los casos, a una exhibición fugaz en un reducido
Hitchcock, Jim Jarmusch, Wong Kar-wai, número de salas. Hay que recordar que el cine nació
Abbas Kiarostami, Takeshi Kitano, Stanley con una doble función: como manifestación artística
Kubrick, David Lynch, Terrence Malick, Julio y como forma de entretenimiento. La amnesia que
Medem, Hideo Nakata, François Ozon, Sam caracteriza a la mentalidad empresarial de nuestros
Peckinpah, Mark Pellington, Sean Penn, Roman días amenaza con eliminar esa primera función
Polanski, Lynne Ramsay, Philip Ridley, Nicolas para implantar un elitismo al revés, llamémosle
Roeg, Ridley Scott, Martin Scorsese, Alexander mcdonaldizado.
Sokurov, Tom Tykwer, Lars von Trier, Peter —¿Te gustaría que fuera recíproca tu relación
Weir, Billy Wilder, Robert Zemeckis. con el cine, o sea que algunas de tus historias
—Tu postura hacia el cine de Hollywood fueran llevadas a la pantalla? ¿Hay planes en
también ha sido un poco más que crítica. ¿No esta área?
crees que ese tipo de cine tiene sus propios fines, —Claro que me gustaría, pero la verdad es que
su propio mercado, su propia estética, y que en el fondo la idea me pone a temblar –aunque no
uniformarlo a altos vuelos artísticos lo alejaría me quita el sueño. Existe, sí, el plan de trabajar con
de las mayorías, convirtiéndolo en elitista? ¿No un muy buen cineasta mexicano en el guión para un
crees que hay cine para todos? largometraje; se han dado algunos pasos, aunque el
—Claro que hay cine para todos. Lo que proyecto está en pausa. Ya veremos qué sucede.
sucede, al igual que con los libros, es que los —¿Qué nos podrías adelantar de tu próximo
reflectores iluminan siempre lo mismo –los productos libro?
comerciales, los blockbusters hollywoodenses– y —Se trata de un proyecto ensayístico en el que
minimizan las películas que provienen de otras trabajo desde hace varios años y donde procuro dar
latitudes, relegándolas por lo general a ciclos o cuenta del cruce entre dos de mis mayores pasiones:
muestras internacionales de cine o, en el peor de el cine y la literatura. •

Rafael Medina Mauricio Montiel Figuerias


Guadalajara, 1972 Psiquiatra y narrador, autor de los Guadalajara, 1968. Narrador, ensayista y traductor. Es
libros Crónicas del Civil (1996), Sangre de perros y otros autor de cinco libros de relatos y ha publicado también
gritos (1999) y de La cruz de la bestia (2001). Coautor de dos libros de poesía. Obtuvo el Premio Nacional de
la novela Doktor Psiquiatra de Dante Medina (Edicio- Poesía Joven «Elías Nandino» y el Premio Latino-
nes B, 2003). Colaborador del suplemento cultural del americano de Cuento «Edmundo Valadés».
períodico El Informador.
66
Nicolás de Maya
obra plástica
Rogelio Guedea
Roberto Bolaño a fondo

Heliópolis
miscelánea • crónica • libros • cine • música • arte

R ecuerdo que llovía a


cántaros en aquella tarde
de Madrid. Recuerdo que viajé
sentirse cómodo en medio de
tanto frío, sobre todo cuando
no tomó uno la precaución de
del desgañitado sujeto como
buscando la aprobación que, ni
tardo ni perezoso, el desga-
de Córdoba a Madrid en un llevar paraguas y llegó al bello ñitado le dio con una sonrisa
autobús estupendamente incó- edificio empapado de pies a ciertamente afable. Muchas
modo, al lado de un hombre que cabeza. Déjeme pasar, por gracias, le dije al hombre mien-
tenía un mal urinario congénito favor, recuerdo que le dije al tras cruzábamos el jardincito
que lo hacía levantarse cada policía de guardia de la Casa con fuente y nos aproximába-
cinco minutos para ir al baño. de América, y recuerdo que mos a las escaleras de ingreso.
Recuerdo que había salido con el policía de guardia, al verme ¿Eres mexicano?, me preguntó
esa ilusión perdida de ver a con ligera o suma sospecha, sin verme. Sí, le contesté. ¿Y
Bryce Echenique, justamente sólo se limitó a contestarme: lo qué andas haciendo tan lejos?,
en la presentación de Final de siento. Por fortuna, un hombre insistió. Estudio un posgrado
novela en Patagonia, la novela de pelo chino alborotado, en Córdoba y como me enteré
de Mempo Giardinelli, que, flaco y de anteojos redondos que Bryce Echenique presenta-
dicho sea de paso, había ganado que llegaba en ese momento, ría la novela de Mempo, quise
el premio de narrativa Gran- reconoció mi pobre imagen venir a conocerlo, a ver si tengo
des Viajeros. Era una tarde de tercermundista y, sin más, me suerte. Ah, mira, dijo. ¿Y cómo
lluvia en Madrid, una tarde dijo: qué pasa, mi amigo. El te llamas?, me preguntó. Roge-
en la que era difícil realmente policía de guardia miró los ojos lio Guedea, ¿y usted? Roberto

72
Bolaño, pero sin el usted, el parque acompañado
me dijo como inten- de su secretaria, que me
tando un conciliábulo. remitían –en su arqui-
No me diga, le contesté tectura verbal— a ciertos
asombrado. Ya te digo, fragmentos de La princesa
me dijo. del Palacio de Hierro,
Una o dos semanas de Gustavo Sainz, una
antes yo había leído pro- novelita quizá alejada
fundamente absorbido en su sentido teleológico,
Los detectives salvajes, por así decirlo, de Los
encerrado en la buhardilla sin me di cuenta de que estaba detectives salvajes pero no así en
ventana que tenía por habi- frente a un autor entrañable, su intención ontológica, en la
tación en la residencia donde de la estirpe de Ernesto Sábato, cual el rapto humorístico tiene
me hospedaba. La había leído Guillermo Cabrera Infante que ver más con el aspecto dis-
absorbido por una sencilla o el Juan Marsé de Rabos de cursivo que con el meramente
razón: me recordaba mi país. lagartija. Pero, sobre todo, me temático.
Fue un hallazgo afortunado parecía que Los detectives salva- Mientras la nostalgia y el
haberla encontrado en la jes entroncaba con esa oralidad deseo me hacían avanzar, tré-
librería, al lado precisamente y ese desparpajo, pero también mulo, hacia el corazón del bello
de La vida exagerada de Martín con esa estética de la expecta- recinto, en donde, rodeados de
Romaña, de Bryce Echenique, tiva y de la hiperrealidad (no paparazzis, llegué a reconocer
en la colección de bolsillo de la carente de imaginación, claro) la figura de Luis Sepúlveda,
editorial Anagrama. Cuando propia de la nueva novela Mario Vargas Llosa, Zoé
me apoltroné y comencé a occidental. La propuesta de Valdés, Luis Goytisolo, Anto-
leerla con la incredulidad del Roberto Bolaño, en suma, me nio Muñoz Molina, entre otros
que tiene malos presagios o sorprendió, como me sorpren- muchos célebres de bufanda y
estridentes prejuicios, y fui dió en su momento la obra de chaquetón, el asequible Roberto
envolviéndome en esa escritura Fernando del Paso o Daniel Bolaño me colocó la mano en
vertiginosa, a veces rota y en Sada, tan mal leído todavía en el hombro y me llevó donde
ocasiones plañidera pero siem- México. Había pasajes, incluso, Bryce Echenique. Alfredo, le
pre subversiva como la poesía, como el de Paz paseando por dijo, este hombre viene desde

73
México sólo para tomarse una gente empezó a rodearlos y ya absorto y sin palabras que era yo.
copa contigo. Bryce Echenique, no hubo tiempo. En un hueco, Cruzamos la avenida, y mientras
mi admirado Bryce, sacó la y antes de ocupar el sitio de los ellos conversaban acerca de lo
mano de la chamarra y, tosco el honorables, adonde, claro, no bien que se vivía en Barcelona,
hombrazo, me la apretó dura- podía ir yo, Roberto Bolaño me adonde, por cierto, Bryce pronto
mente como si hubiésemos ido a dio la instrucción: cuando acabe regresaría, y de lo formidable
la escuela juntos. Me da mucho esto te acercas con nosotros. No que había sido estar bañándose
gusto conocerlo, maestro, le dije me pierdas de vista. Después, en las playas de Acapulco, yo los
escondiendo mi mano magu- me dio dos palmadas en la observaba como se observan las
llada en el bolsillo del pantalón. espalda y se fue. figuras de un caleidoscopio, tal
El gusto es mío, me dijo. Yo Ya había menguado la lluvia como si fueran presencias fantas-
iba a decirle que no sabía qué cuando salieron del edificio Bryce males que, al entrar a la taberni-
decirle, que realmente estaba Echenique, Mempo Giardinelli, lla, se hubieran disuelto como la
impresionado, que… pero la Roberto Bolaño y el muchacho espuma entre las manos. •

74
La verdad
de los escritores

Isabel Jazmín Ángeles


¿conservar los nombres reales o A través de 273 páginas y
Ah, la vanidad del escritor… evitarlos? Haga lo que haga el doce capítulos rondamos por la
Podemos llegar a ser una autén- autor se arriesga a ser juzgado vida de una periodista y escri-
tica peste. a partir de lo que escriba y de lo tora que rememora sus inicios
Rosa Montero que no. Pero los escritores son en las letras así como una serie
seres mañosos, que se sirven de colegas que han influido

L os escritores son una especie


extraña. Todo lo que ven
tiene para ellos un sesgo ficcio-
de las letras para organizar los
hechos a su arbitrio, sin impor-
tarles ni la veracidad ni la lógica,
en su obra. Dicha influencia
no es solamente por el trabajo
en sí mismo sino también por
nal, un elemento que es capaz de pues crean en sus libros un su vida: las elecciones que los
ser narrado a su antojo. Ya sean universo particular donde sólo lo llevaron a ser figuras impor-
las experiencias ajenas o la vida que es en él tiene sentido. tantes en la literatura mundial,
misma, todo es material para Tal es el caso de la más los tips que cada uno desarro-
su obra en proceso. Cuando un reciente novela de Rosa Montero llaba para realizar su trabajo.
escritor decide tomar su propia La loca de la casa (Alfaguara, Un ejemplo: Stevenson y sus
vida para ser narrada surgen una 2003), en la cual el hilo conductor brownies, duendecillos que le
gran cantidad de problemas a es su vida, el mero pretexto para dictaban sus novelas.
resolver: ¿ser verídico o permitir reflexionar sobre la escritura: el La narradora se permite las
que la ficción tome el mando?, proceso y los resultados. contradicciones, los juegos y

75
las trampas para aquel lector Cómo despertar el agua
interesado por la Verdad de de Maritza Buendía... y otros gatos
su vida incluida en la novela
y sin interés por las ventajas
de la ficción, que le permiten
acomodar los hechos a su
conveniencia. Después de todo,
¿realmente podemos creerle
a un escritor lo que nos dice?
Mejor dejarnos envolver por
la ficción que rodea sus vidas
para disfrutar de un libro Arturo Suárez
divertido. •

narrativa
E n tres de los trece cuentos
de La memoria del agua
(«Agua dormida», «Gatos»
estanque sereno aviva una her-
mosa imposibilidad: «¿Acunar
las olas?» del mar. Después de
La loca de la casa y «Oníricos») me apoyo pensar estados y sentimientos
Rosa Montero para referirme a una teoría del agua, fluye Maritza por la
Alfaguara húmeda de la somnolencia y entera vivencia, retrato, modo
México, 2003 de la capacidad narrativa en la y perfil del ser querido. Ahí
275 páginas. metamorfosis; en esto último, sigue el agua, testigo de las
lo felino no sólo es humectante, diarias maneras de vivir: de
sino activa proposición a la transcurrir detalles, su descrip-
manera de Kafka, o que a éste ción exacta. Motivo recurrente
agradaría. el agua, en las manos de
El agua dormida no sólo es Maritza es prodigio narrativo
materia propicia de reflexión, y de estructura:
sino de conciliar el agua —que Son las diez menos veinte. Y
se queda de haber enjuagado estas ganas de despertar al agua
algo— con la saturación de están llenando de sal mi boca
líquido de la vida cotidiana y Se suceden, inagotables,
de los recuerdos familiares. El objetos y situaciones de la

76
memoria: frescos o diapositivas gráfica: El agua, siempre, es el sueño no se queda atrás: van
de intimidad. «El estanque otra principal motivo de aparentes los dos tipos juntos ya men-
vez». Ese otro confesionario de realidades, pero sólo como la cionados. Gana la realidad
tiempo, musgo y pátina. « ‘Me presencia de aquel mago del entrecomillada: «Ella ahoga el
estás matando, amor. Me estás suspenso. Se da la pesadilla con grito con su boca».
matando’ «. «Escucho la per- magnífica descripción (en tipo Magnífica, terrible, surge
fumada voz de mamá mientras redondo). Viene el ensueño. Ma-ritza del agua de las Alon-
me desbordo por el cuarto». Pero se parece a la realidad, dras. Recomiendo la lectura de
En admirable encarnación, no hay descanso. ¿Para qué? los otros diez cuentos. •
envidia camaleónica, Maritza Continúa la descripción (en
es ya el «gato por las cuatro tipo cursivo). Es un flashback narrativa
orillas», alguna vez definido que se incorpora a la realidad La memoria del agua
como suavidad con garras. anterior. Es amplio, discur- Maritza M. Buendía
Fiereza y ternura, la lengua sivo, con gotas de frío sudor Fondo editorial
es el instrumento acuoso. La (otra vez el agua). tierra adentro
humedad, que es como un Así es soñada ella por él (otra México, 2002
sistema. vez la realidad): tipo redondo. 104 páginas.
En los sueños hay un regis- Comienza el sueño de nuevo,
tro de cinematografía tipo- largo. Irrumpe la realidad y el

77
Luz que se anuncia

Patricia Medina
Confieso, sin ningún pudor, hongo y en las aguas heladas estertor, para paliar el llanto.
que a mí me gusta la poesía de buscaba reanudar mis fuerzas Luz de todos y de ninguno.
Luis Armenta Malpica. Entro extinguidas entre la metralla Luz privada de Luis —en sus
en ella con una facilidad pas- y el antifaz. Me armé con la dos acepciones— y Luz de los
mosa. De tal índole, que he lle- Voluntad de la luz, mojada otros y para los otros.
gado a mirar con los ojos que en néctares prohibidos, para Luz de los otros, que en Cam-
él mira y a oler con su olfato a pasar el trance de la Ebriedad peche se casó con un premio
esos seres y a esos mundos que de Dios con un Vino de mujer porque venía de apremios y
Luis construye y puebla y pinta cuya resaca aún nos dura a rupturas, venía de encandilar
con su brocha de luz. ambos. a la serpiente y de ahogarla
Cuando su poesía ha andado Pero es en este asunto de en unos versos largos que no
en la urbe, yo me he puesto la luz donde se me ha puesto tenían salida ni retorno. Fue
pies de asfalto para deambu- difícil la simbiosis. Es una luz ahí que vio a las bestias de
lar por las calles prohibidas que se ha vuelto huidiza, que los hombres convertidos en
y abrir los escenarios donde brinca de un libro a otro, que lobos y leopardos que rugían
cada pasión era representada se disfraza de vida. Cuando desolados.
como una puesta en marcha creo estar en ella toco el rostro En «maitines» y «laudes» los
de las fuerzas vivas. Cuando de un hombre; es vasta y es ojos de Luis se hicieron mona-
anduvo en Chiapas yo contaba anémica; luz de contrarios y cales para dejar pasar sólo la luz
las ceibas, me enredaba en el luz de afines, para alumbrar el suficiente que pone en eviden-

78
cia el pecado mayor: negar la «Las pequeñas ternuras», que a aparecer las figuras esenciales
herencia. Luz persecutoria pueden ser las sílabas sonoras de la poesía. Y la Luz de los
que primero anarquiza las de un beso a medio tiempo otros parpadea con sus ritmos
imágenes y luego las retorna a de la asfixia o un suspiro sin en expansión, con el repliegue
su cauce. boca en dónde guarecerse; que que augura y concreta nuevas
Y de pronto esa luz me también puede ser la lengua de experiencias de luz. Está allí,
da risueños golpes que son una carne universal que cho- donde del espesor en sombras
las vagas réplicas sobre la rrea la saliva del deseo insatis- brota el calor.
densidad del mundo que fecho y su semen de apremios La llamada filosofía sistemá-
entorpece al poema, que yugulares. tica es una mera autognosis,
entorpece a la luz, que hace El color se oscurece como simple percepción de uno
que Luis tropiece en cada si transitara por el margen de mismo. Y es de la autognosis
irradiación, en las texturas de su propia sombra. Desde ese como se accede a la herme-
pirámides, volcanes, estelas margen, desplegado por todo néutica, o sea al conocimiento
y códice. Larga es la piedra el campo del poema, asomán- de la vida, para ir de ésta al
donde el poeta inventaría el dose apenas por los recovecos conocimiento de la historia y
silencio y la «Música para del relieve, aflora la luz y, de la naturaleza que Luis hizo
quedarse en casa», a veces, con ella, la profundidad sin poesía y que la poesía hizo luz.
evocando la señal y aquel límite del espacio en medio del Esta poesía representa una
mínimo triángulo espejeante espesor matérico. Y se realiza especie de viaje, desde su pers-
de cosas escondidas que abre así su apertura hacia tonos pectiva, entre lo más cercano,
otra puerta de luz para asom- más claros, como si la luz y la que es el propio poeta, y lo más
brarme. forma necesitaran de un movi- lejano, que es el saber que lo
Otras veces repite la miento abarcador surgido a hace —y que como bien dice
disposición de los recuerdos. partir de la fuente: una cortina Luis: hace se que hace—.
Reaparecen los puntos, en que para descubrir oculta, que Y la Luz de los otros adquiere
relieve, para simbolizar aquel abre sensaciones y realidades una velocidad que no tiene
sitio de papel, o de la vida, a partir de su tensa red, pero límites. Una «Corola de
en donde nacen todas las que sobre todo construye un milagros» se posa sobre el
formas y todas las unidades espacio de formas y de indicios límite que Luis es, porque: «de
de una lengua que se afina en en medio de los cuales vuelven entonces a esa fecha la luz es solo

79
una caricia que revienta los posos la luz hacia él la convirtió no «Penúltima luz». Nos hemos
de su cuerpo». Cada verso vital en una luz ajena, no en una vuelto ciegos y todavía no le
implica el reconocimiento de luz distinta, ni siquiera en una vemos el fin a la serpiente. Yo,
su propio límite, pero también luz prestada, no; ésta de la que como los otros —porque yo soy
la posibilidad de superarlo. La hablo se transformó en una los otros—, me pregunto cuál
poesía de Luis no entiende de Luz de los otros: una poesía en parte de mi luz se quedó en este
actualidad ni de presente, sino la que el poeta trasciende lo libro. Y si a veces me ataca un
de una porción de pasado y que le es ajeno, en la que la atisbo de sombra, puedo pensar
otra de futuro, pero reunidas muerte reside de antemano en que es la luz que me falta
y con las limitaciones propias la vida y constituye la trascen- porque Luis se la lleva.
de la luz. dencia de ésta sobre sí misma, De todos modos, a mí me
Para Simmel, la vida es, a la ya que la poesía y su muerte sigue gustando la luz que Luis
vez, más vida y más que vida. trascienden la vida hacia promete y que siempre se
Y Luis, con su poesía se fue arriba y hacia abajo, toda vez cumple. Aquí se enciende esta
asiendo a la luz que ha sido que la vida necesita la forma y, luz que se anuncia inacabada.
más que luz: en su primera a la vez, más aún que la forma. Sea. Yo le doy una tregua si
acepción era sólo de Luis, pero «Ya lo tenía dispuesto quien también me promete repararla
un movimiento en pugna por me enseñó a leer aunque luego a su tiempo. Porque la luz se
arrastrar hacia él o para atraer me diera la ceguera», dice la cansa. •

80
La sangre de Bukowski

Antonio Marts
Soy la orilla de un vaso que común. A decir que no se trata
después de varios poemas corta, soy sangre, es, por supuesto, de poemas excelsos sino más
el poeta se levanta una antología publicada por bien salvajes, viscerales, auto-
y anuncia
«ustedes pinches mierdas, la Universidad Autónoma del biográficos, más que poemas,
creen que esto es fácil Estado de México, las traduc- narraciones en verso.
pero no es más que un desangrarse ciones (y supongo la selección), En ellos encontramos frag-
hijos de su chingada madre» estuvieron a cargo de Roberto mentos escogidos de la vida
Charles Bukowski Castillo Udiarte. Son poemas cotidiana, el poeta hace de lo
tomados de siete diferentes común el punto de encuen-
De Bukowski (1920-1994) libros, los cuales nunca sabe- tro con el destello de lo otro;
se puede decir que escribió mos si son considerados por el camaleones, se ocultan en la
más de treinta libros, que en traductor los mejores, si es nada fuerza narrativa, en el grito, en
lengua castellana es más cono- más una muestra o por qué eligió la protesta, en el coraje, en una
cido por su obra narrativa precisamente éstos y dejó fuera el irónica resignación.
que por su poesía y que sus que para muchos es el mejor: los Son varios los poemas
poemas traducidos al español días pasan como caballos salvajes contenidos en esta antología
sólo se pueden leer en anto- sobre las colinas. en los que nuestro espíritu es
logías o en algunas páginas Hablar de la poesía de conmovido. Aquellos en donde
electrónicas. Bukowski nos lleva al lugar de lo cotidiano escapa hacia

81
pasajes luminosos de reflexión desde siempre un vínculo con la tacto con aquello que intuimos
sobre la condición humana, su vida, con el conocimiento de lo sin comprenderlo del todo. Su
finitud, la nada que somos ante que somos, un medio de heredar experiencia vital
la muerte anunciada, en algún esta sabiduría. Esto es lo que nos No todos los poetas son igual
verso, por una mosca. deja todo poeta, sus visiones y de ricos, pero con un poema que
Bukowski nos recuerda por encandilamientos, sus dudas y nos salve, bien vale conservar el
momentos que la poesía ha sido temores, sus momentos de con- libro. •

poesía
Soy la orilla de un vaso
que corta, soy sangre
Charles Bukowski
version:
Roberto Castillo Udiarte
Universidad Autónoma del
Estado de México
Toluca, México, 1998
122 páginas.
de venta
en librería códice

82
Museo de Maquinaria
y Herramientas Antiguas de la Joyería

Exposición Permanente de la Obra
de Don Jesús Valencia González

Galería de Artes Aplicadas

Exposiciones Temporales

Escultura en Plata Pequeño Formato

Arte Objeto, Pintura, Grabado, Cerámica

Joyería de Artistas Plásticos Ediciones Limitadas

libros • revistas
plaquettes • manuales
catálogos • folletería
papelería • invitaciones
imagen corporativa
negativos • impresión
web • multimedia

01 (33) 35 63 01 07
a.p. 39-37 c.p. 44171
Guadalajara / Jalisco / México
http://paraisoperdido.ws

S-ar putea să vă placă și