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ED ITO RIA L GREDOS, S. A.
M A D R ID
Esta obra ha sido publicada con una subvención de la D irección G en eral
del L ib ro , A rch ivos y B ibliotecas d el M inisterio de C u ltu ra, para su préstam o
público en B ibliotecas Públicas, de acu erdo con lo previsto
en el artículo 37.2 de la L e y de Propiedad Intelectual.
d e p ó s it o l e g a l : m . 2.099-2008
is b n : 978-84-249-2871-1
L UIS ALBERTO DE C U E N C A
CONTENIDO
Prólogo, 13
PR IM E R A PARTE
L A S R A ÍC ES L IN G Ü ÍS T IC A S D E E U R O PA
7. C O N C L U S IÓ N , 93
S EG UN DA PARTE
L A S L E N G U A S EU R O PE A S,
SU C R E C IM IE N T O Y SUS R E L A C IO N E S
1. IN TR O D U C C IÓ N , 97
II
12 Contenido
TERCERA PARTE
L A C O N F L U E N C IA Y E X P A N S IÓ N
DE LA S LE N G U A S D E EU ROPA
C U A R TA PARTE
H IS T O R IA D E L A S G R A N D E S L E N G U A S C O M U N E S
DE EU ROPA
Notas, 319
El tema de Europa me ha apasii inado siein pre. ¿ Qué es Europa ? ¿ Qué es Es
paña? fue el título de mi discurso de ingreso en la Real Academ ia de la H is
toria.1 En realidad, conservo la invitación a una conferencia que di sobre
este tema en 1962, conferencia abreviada en un artículo de periódico.2Lue
go desarrollé el tema en diversos periódicos y publicaciones,3en innumera
bles conferencias, sobre todo en mi libro E l reloj de la historia: Homo sa
piens, Grecia antigua y mundo moderno*
El hecho es como sigue. Europa fue, en el comienzo, un puro concepto
geográfico: una península occidental de Asia, prolongada a su vez por va
rias penínsulas y rodeada de islas. Fue un concepto mítico, también: la nin
fa Europa nació de la ninfa T e Ilusa de Delfos y el rey fenicio Agenor. La
raptó y la llevó a Creta el toro-Zeus. En tanto, su hermano Cadm o la bus
caba. Inútilmente: el oráculo de Delfos le mandó abandonar la búsqueda y
fundar una ciudad, Tebas. Europa, «la de vasta mirada», se paseaba entre
tanto por la futura Europa.
El nombre de Europa se dio primero a la Grecia central, luego a la G re
cia toda, después a las ciudades en torno a la ribera norte del Mediterráneo:
se oponía a Libia y Asia, desde Heródoto. Esta geografía se amplió en la
Edad Media hasta Irlanda y el Cabo Norte, luego hasta el Don, y final
mente, en el siglo xvm , hasta los Urales. Y surgieron las nuevas Europas,
llevadas por los europeos, en buena parte del planeta.
Se amplió así el Imperio romano, eje de Europa y ampliación, a su vez, de
la primigenia Europa, Grecia. También se recortó: el norte de Africa, Asia
Menor, Siria y Palestina cayeron ante el musulmán. Y hubo pérdidas y luego
reconquistas, en la Edad Media: España y Sicilia. También se perdió Bizancio
ante los turcos, en 1453; no volvió a la civilización europea más que parcial
13
14 Prólogo
Cada vez más. Así, desde esa fecha, Europa era al tiempo geografía
— sus descendientes en otros continentes quedaban fuera de ella— y, sobre
todo, cultura. Una cultura que venía de los griegos y romanos, había absor
bido a otros pueblos, se había defendido de otras culturas y se extendía por
el mundo. Y que ahora estaba sometida a embates directos, desde dentro y
desde fuera/ Y se extendía hacia fuera, con la conquista de otras tierras y la
expansión cultural y económica.
Políticamente, Europa, desde que cayó el Imperio romano, que fue su
germen, tras los griegos, no fue nunca una unidad. Era una unidad cultu
ral y religiosa, como digo, imitaba una y otra vez a la cultura grecorroma
na, crecía y era la sede principal del cristianismo — y aun de la crítica hecha
al cristianismo— . Pero, políticamente, no era ya, insisto, una unidad, como
lo había sido el Imperio romano. Lingüísticamente tampoco. Este es el
tema de este libro.
Cierto que Bizancio era la continuación de Roma y se consideraba a sí
misma como el núcleo cultural del mundo. Cierto que se constituyó, desde
Carlom agno, el Imperio romano-germánico, que duró hasta el siglo x v ii
pa, habremos de considerar varios puntos que en este prólogo no hago sino
mencionar:
1. El indoeuropeo tiene ciertas características estructurales, variables,
por lo demás, según épocas y lugares, cierta tipología que en alguna medi
da se conserva en las lenguas indoeuropeas actuales. Trataré de ella.
2. Pero hay dos temas que no deben olvidarse. Primero, que las caracte
rísticas centrales de todas las lenguas del mundo coinciden: hay unos uni
versales lingüísticos (un derivado, sin duda, del fenómeno de la creación
del lenguaje dentro de la historia del Homo sapiens, quizá en parte antes).
Segundo, que, vecinas del indoeuropeo, hubo, en estrecho contacto, otras
familias lingüísticas: algo hemos de decir sobre las relaciones y diferencias.
Hay una copiosa bibliografía y algo he escrito ya sobre ello.1'1
3. El indoeuropeo, como ya he dicho y es bien sabido, no es exclusivo
de Europa: continuó y continúa viviendo en Asia. En este libro, como en
publicaciones mías anteriores que citaré en el lugar oportuno, lo consi
deraré como un sistema en evolución, con diversas etapas cronológicas y
locales. N o es esta la imagen común: más generalmente se describe un in
doeuropeo único, plano, por una inercia que se arrastra desde la recons
trucción de Bopp hasta las de Brugmann, Meillet y otros, reconstruccio
nes de una fecha en que todavía no eran conocidos el hetita y las lenguas
anatolias. Aunque en lingüistas como Meillet, H irt, Specht y Benveniste,
entre otros, había ya notables anticipos de un estudio en profundidad del
indoeuropeo.
He defendido esta idea en numerosas publicaciones a las que aludiré,
también la abrazan otros lingüistas." Pero es terrible el poder de la inercia
y la resistencia a las nuevas ideas, aunque el descubrimiento del hetita y el
anatolio en general, así como el del tocario, en techa muy posterior a las
primeras reconstrucciones del indoeuropeo a las que he aludido, haga im
prescindible revisar todo el tema.
N o existe, pues, una equivalencia del tipo indoeuropeo = lenguas de
Europa. Las etapas del indoeuropeo son las mismas en Europa y fuera
de Europa; hay entre ellas un paralelismo, dependiente, sin duda, de factores
internos de tipo estructural: desde el IE I, el preflexional, de tipo monosilá
bico con mínima morfología, hasta el IE II o monotemático (el del anato
lio, quedan huellas fuera de él) y el III o politemático (el de las lenguas de
ι8 Prólogo
7. P ero sí hay cierta unidad entre las distintas lenguas europeas, tam
bién entre las regionales y dialectales, en un sector im portante de las m is
mas: el del léxico cultural, en un sentido m u y am plio. Su crecim ien to es
parte de la historia cultu ral de E u ro pa, este léxico procede del g rieg o por
vías m uy distintas, lu ego del latín, y después se ha desarrollado en lugares
m uy varios, y se ha transm itido tam bién hori/.ontalm ente, de unas lenguas
europeas a otras. T o m a n en préstam o palabras tic diversos orígenes y de
diversas transm isiones: la m ayor parte griegas y latinas, pero tam bién del
m u n do extraeuropeo, directam ente o a través de calcos y traducciones.
Este es el principal factor de unificación lingüística, aunque no pueden
silenciarse algunos elem entos m orfológicos, sintácticos y literarios (estilís
ticos, de géneros literarios, etc.). L a literatura es tam bién lengua, un texto
literario es un hecho lingüístico. C la r o que los m odelos literarios y cien tífi
cos europeos se han exten did o y a a todo el orbe: son parte de la cultura
europea y de su influjo.
E fectivam ente, la antigua tradición grecolatin a fue am pliada lu ego con
desarrollos propios de varias lenguas qu e, a su v ez, influ yeron en otras len
guas europeas. Son, sobre todo, el francés, el castellano, el italiano, el ale
m án y el inglés. E l in flu jo de la lengua y el de la literatura, a través de m o
m entos diversos, no pueden separarse.
P ero hay, todavía, otras tendencias unificadoras m ás sutiles. L a s q u e se
reflejan, por ejem p lo, en sistem as d e sign os no alfabéticos, del m ism o
m odo q u e hay otros sistem as de com u n icació n no lingüísticos que tam
bién tienden a unificarse.
Este es el com p lejo tem a de este libro: cóm o en nuestras lenguas p ervi
ven viejas tradiciones previas a Eu rop a y, a su lado, resultados de evolucio
nes m ás o m enos paralelas qu e tam bién rebasan E u ropa. Y , den tro de esta,
huellas dejadas por su propia historia. T a m b ié n elem entos crecientes de
u nidad, en principio, de origen grecolatin o (que a veces tiene raíces m ás le
janas), pero unidos a evoluciones culturales qu e incluyen in flujos h o rizo n
tales entre las diversas lenguas europeas en varios m om entos de su historia.
E n nuestros días, las tendencias a la unificación del léxico europeo son más
fuertes qu e nunca.
P orq ue, evidentem ente, no hay m o tivo para establecer niveles o rangos
entre las lenguas, en principio: bien ha insistido en ello M oren o C a b re ra .'5
Prólogo
L E N G U A S IN D O E U R O P E A S
Y N O IN D O E U R O P E A S E N E U R O P A
V IS IÓ N G E N E R A L
E L N Ú C L E O DE NU ESTRAS LE N G U A S INDOEUROPEAS
lanto lo que, en d efin itiva, pienso sobre el tem a, para luego p ro fu n d izar
más en detalle y presentar diversas teorías. Prim ero, vino la argum entación
lingüística; lu ego, la arqu eológica e histórica.
L a com paración lingüística, que com en zó ya en el siglo x ix con la obra
de F ra n z B opp, d e 1816, tras el descubrim iento, a fines del siglo x v m , de la
sem ejanza del sánscrito y diversas lenguas europeas, dem ostró que hubo
un fon do lin gü ístico com ú n , más o m enos u nitario, del que proceden los
grup os de lenguas m encionados. Son las lenguas indoeuropeas, que, a par
tir de aquí, se crearon y continuaron lu ego fragm entándose.
T ra s la especulación qu e situaba la India en el origen de todo, relacio
nada sin du da con el libro de Sch legel Ueber die Sprache und Weisheit der
Inder, de 1807, v in o la ola de los estudiosos alem anes, qu e em plazab an a los
indoeuropeos originales en la llanura alem ana, com o m ucho hasta P o lo
nia. F ilo desde A d a lb e rt K u h n (han seguido lu ego K osin n a, B osch -G im -
pcra, H ausler y m uchos otros): eran altos y rubios, a lgo así com o los anti
guos germ anos. L u ego vinieron los estudiosos que, desde A . Pictet, los
situaron en A sia. P ero de esto hablarem os m ás adelante.
E n todo caso, la com paración lingüística reconstruía el esquem a d e una
lengua indoeuropea com ún. Esta lengua de la reconstrucción tradicional
de los indoeuropeístas, que debe fecharse a partir del 2500 a. C ., es aquella de
la que surgieron las gran des fam ilias lingüísticas conocidas.
Este es el estrato qu e lla m o IE III, porqu e los datos arqueológicos — las
culturas de los ku rganes m ás antiguas, desde el qu in to m ilenio, com o he
d ich o — y datos lin gü ístico s qu e verem os, hacen pensar en la existen cia
de uno o varios indoeuropeos anteriores,
P ero volvam os a la expansión del in doeu ropeo a partir, com o d ig o, del
2500 a. C , más o menos: del que m uchos califican, sim plem ente, com o «el in
doeuropeo» y en este libro se define com o una de sus fases, la últim a antes de
su dispersión.
S olo por la difu sión d e los pueblos y len g u as in doeuropeos a partir de
un p u n to g e o g rá fic o in term ed io e n tre todos ellos pu ed e com pren derse el
p arentesco d e las lenguas qu e van del in d io y el tocario en el este, en A sia,
hasta el celta en el occid en te de E u ro p a. Ese p u n to in term ed io entre los
q u e partieron hacia el este y los q u e lo h iciero n hacia el oeste (unos y
otros lu ego, a veces, bajaron hacia el sur: hacia el M ed iterrán eo o la India
Lenguas indoeuropeas y no indoeuropeas en Europa iZ
m erid ion al) está, exactam en te, en la cultu ra de los k u rga n e s, al norte del
m ar N e g ro , y p o r el este hasta el V o lg a , incluso el la go A ra l y el R a za -
k is tá n .1 Es, ho y, la m ás g e n era lm en te aceptada p a tria del p u eb lo in d o
europ eo.
A u n q u e ha podido ser, insisto, tan solo una escala de paso en sus m igra
ciones; y ha producido distintas oleadas de pueblos antes de la más recien
te, de la q u e ahora m e ocupo. D e algunas hay huella en el llam ado «anti
gu o europeo*, del que hablaré.
L as lenguas indoeuropeas cuyos descendientes han llegado a nosotros (y
a varias partes de Asia) son varias, pero podríamos dividirlas en dos grupos:*
E L C IN T U R Ó N IN D OEU R OPEO M E R ID IO N A L
Pero, antes de hablar de las fases arcaicas del IE , debo m encionar las gran
des unidades lingüísticas del cinturón indoeuropeo septentrional, el de las
len guas bálticas, las eslavas, las célticas, las itálicas y las germ ánicas en E u ro
pa, m ás algunas m enores (y el tocario en Asia).
Form an un grupo de lenguas con varios rasgos com unes, son las m adres
de todas las actuales lenguas indoeuropeas de Europa salvo el griego. Y pro
ceden de un cinturón de lenguas indoeuropeas qu e, desde la zona de los
ku rgan es, se desplazaron, p or el norte del cinturón m eridion al indoeuro
peo, en dirección a la llanu ra europea. A u n q u e hu bo tam bién un m o vi
m ien to hacia el este, el del tocario.
U n gru p o , el fo rm ad o p or las len g u as m en cionadas, se d e sp la zó hacia
el oeste por el norte de los C árp ato s después del año 1000 a. C ., y se esta
b leció en E u rop a; un segu n d o g ru p o m u ch o m en or, el del tocario, se des
p la zó hacia el este y p erd ió el con tacto con el an terior, aun con servan do
rasgos lin gü ísticos com unes. C re ó , co m o digo, el to cario (conocido en te
cha tard ía, siglos v -v m d. C .) con sus dos ram as A y B. Se estableció en el
S in k ia n g , al este de los m on tes T ie n Shan, en los oasis de T u r fá n y K u
cha. Ign oram o s la fecha de este d esplazam ien to: el caso es q u e el tocario
«se extravió » hacia el este, p or así d ecirlo , ro m p ien d o el con tacto con las
len g u as occidentales, com o he d ich o . Q u ed aro n en el rasgos com un es
con estas otras lenguas, con servó tam b ién arcaísm os y desarrolló in n o va
ciones.
T o d o este gru p o de lenguas tiene características com unes: es el que lla
m o IE III B, aquellas de cuyas lenguas qu e penetraron en F.uropa, a partir
de un cierto m om ento, creo q u e ya den tro de ella, establecieron secunda
riam ente un contacto con las del IE III A , el in doeuropeo m eridion al, lo
q u e q u ed ó reflejado en una serie de préstam os. V e rem o s el detalle.
Son lenguas las del IE 1 1 1 B (las de Europa y el tocario en A sia) que, por
u n lado, frente al IE III A , presentan arcaísm os (a veces les faltan los m o
dos, el futu ro o el perfecto) e innovaciones. T ales, en el verbo, la reducción
d el sistem a politem ático (presente / aoristo / perfecto / futuro, con in clu
sión en él de los m odos) a uno bitem ático, com o ya he dicho: solo tienen un
pretérito, que es un an tiguo im p erfecto, aoristo o perfecto. H a y otras in no
3Ü Las raías lingüísticas de Europa
vaciones com unes a todas o parte de estas lenguas. E l tocario es, dentro de
ellas, desde luego, un caso especial.
L a s hu ellas históricas d e estas len guas d e riv a d as d el IE III B son m ás
recientes qu e las del g r u p o del g rie g o , el in d o ira n io y las dem ás lenguas
del IE III A . E s m uy fácil que los orígen es de los gru p o s lin gü ístico s d e
rivad os del IE III B no sean anteriores al año 1000 a .C ., y v ario s, p oste
riores.
T o d o s estos son elem entales argum entos lingüísticos e históricos que
apenas han sido tenidos en cuenta. H a y que com pletarlos con otros basa
dos en lo que sabemos, a través del léxico, del pueblo indoeuropeo y su c u l
tura: es la llam ada paleontología lingüística. T o d o ello en conexión con los
datos arqueológicos y con las diferentes hipótesis sobre fases del in doeuro
peo anteriores a la a q u í reseñada (las fases II y I, ya aludidas) o bien sobre
localizaciones diferentes qu e se han propuesto.
E U R O P A A N T E S D E LO S I N D O E U R O P E O S
¿ Q U I É N E S E R A N L O S lN D O E U R O P E O S ? C U L T U R A Y O R IG E N E S
a la patria original. Está bien claro qu e los indoeuropeos eran un pueblo se-
m in óm ad a, de organización tribal de tipo patriarcal: se han conservado los
n om bres de parentesco (pero no los había para designar el parentesco del
hom bre con la fam ilia de la m u jer). Se m ovía por la estepa con sus caballos
y sus carros (prim ero tirados p or bóvidos, luego fueron inventados carros
de g u e rra de dos ruedas). Se dedicaba a la ganadería, tam bién a la pesca y la
c aza , en m edida más lim itada a la agricultura: conocía la cebada, no el tri
go. T am b ié n el cobre, que se usaba, jun to con la piedra, para varios in stru
m entos y arm as; luego el bronce, todavía no el hierro.
Podían los indoeuropeos hacer tapiales de barro, fortificar las alturas,
había para ello una palabra qu e ha dado en grieg o polis, en sánscrito púr.
R endían culto a los dioses, pero solo para el del C ie lo , en la India Dyaus, en
G re cia Zeus, en R om a Juppiter, se ha conservado un nom bre com ún. H abía
una poesía oral, épica y lírica, cuyos tem as fundam entales, fórm ulas y m é
trica conocem os por sus derivaciones.
T o d o ello se conoce por el estudio del léxico, ¡κ-m tam bién por la conti
nuid ad en varias culturas in doeuropeas posteriores. L a arqueología su m i
nistra escasos datos, aun que sí algun os sobre arm as, cerám ica, carros, altu
ras fortificadas, túm ulos funerarios.
Q u ed an , de todas form as, dudas en cuanto a la cron ología, qu e puede
oscilar, según los casos, entre el año 5000 y el 2000 a. C ., incluso después, se
g ú n las distintas oleadas. Por ejem plo, se duda cuánd o los indoeuropeos
adoptaron el carro de dos ruedas con radios y si fue in ven to indoeuropeo o
préstam o de las culturas del O rien te M e d io ," cuánd o conocieron ciertas
plantas y el hierro o ciertos instrum entos com o el hacha y el yun qu e, de
piedra en el origen, según la etim ología.
O si el arad o era com ú n y desde cu án d o (la palabra correspon dien te al
latín aratrum no existe en in doiranio), lo que va u nid o p or supuesto a la
entrada de la a gricultura, q u iz á posterior a la separación del indoiranio.
M u ch o debieron de tom ar los in doeuropeos ya del a n tigu o O rien te, ya de
la A n tig u a E u ro p a agraria: acabo de a lud ir a la agricu ltu ra (difu n dida
desde O rien te M ed io a partir del séptim o m ilenio), antes m e he referido al
carro de gu erra.
Y habría que d ecidir si algun o s térm inos léxicos son préstam o de otras
cultu ras, al igual qu e algunos ritos, cultos y m odos de vida. H abía entre los
40 Las raíces lingüísticas de Europa
adelante, cosas sobre los contactos entre los dos pueblos). Su m o do de vida
(y de muerte) era el m ism o.
L o s tú m u los funerarios se extendieron por todas partes, al igual que el
cab allo y, después, el cobre. Los im itaron las pirám ides de E gip to , la de P a
lenq ue v otras más.
Podem os, entonces, considerar la zona del A ra l y la de la estepa m ás
allá del V o lga com o partes de lo m ism o. L o s indoeuropeos bajaron tam
bién a A n atolia, y las gran des tum bas de M ayko p , junto al C áucaso, son
lina v e z m ás lo m ism o. L os frigios, llegados a través d e Europa, con struye
ron igu alm en te el gran tú m u lo de G o rd io n . Y en la India, los grandes stu
pas tienen el m ism o origen . Y los m on um en tos funerarios, m ás tarde, de
los m ongoles.
O sea: los indoeuropeos circulaban, desde el Pacífico, por toda Siberia
hasta atravesar los Urales y el V olga. A llí se detuvieron largo tiempo. N i más
ni m enos que otras tribus nóm adas de varias lenguas. L legaro n a la estepa
euroasiática, de allí a E u ro p a oriental, a la occidental más tarde; bajaron
lu ego hacia el sur, al ín d ico y al M editerráneo. D espués se agotaron: ape
nas hay huella de los kurganes en Europa central y del sur; los m egalitos,
los cam pos de urnas, etc. sustituyeron a los ku rganes. L o s descendientes de
los indoeuropeos se hicieron sedentarios, crearon nuevas naciones.
N o puedo term in ar este cap ítu lo sin m en cionar las qu e considero teorías
erróneas. A p arte de las ya aludidas, son dos: la de G a m k re lid ze , qu e sitúa
a los indoeuropeos en el norte d e M esopotam ia, próxim os al C áu caso, de
do n de habrían pasado a la zona de los ku rganes;3* y la de C . R en frew ,33
que sitúa a los indoeuropeos en la A n ato lia del séptim o m ilen io antes de
C risto , de do n de habrían pasado a G recia y a toda E u ropa, se supone que
a la India tam bién. Son dos teorías qu e n adie acepta, pero qu e todos citan.
E llo es obra del prestigio de la ciencia y la bib liog rafía anglosajonas (en
inglés y en prestigiosas editoriales se difu n d ieron am bos libros): lo que
aparece fuera de ese círcu lo apenas se m enciona. N i se lee. E n o rm e des
gracia para la ciencia.
lenguas indoeuropeas y no indoeuropeas en Europa 45
IN D O E U R O P E O Y O T R A S R A M A S L I N G Ü Í S T I C A S
D olgop olsky y otros.4' U n resum en más bien m axim alista de las atribuciones
d e diversas lenguas al nostrático puede encontrarse en el gran libro de J. C.
M oreno C abrera.42 D istingue u n filo af roasiático y otro drávida-euroasiáti-
co, que com prende las fam ilias drávida, sumeria y euroasiática; dentro de
esta últim a, el filo indoeuropeo estaría al lado del urálico, altaico, chucoto-es-
q u im a l y n iveji. S igo p ensan d o q u e la gran d ific u lta d para establecer p a
rientes firm es del indoeuropeo es que la m orfología indoeuropea, com o he
dicho, es reciente.
Pero, en d efin itiva, este tem a n o es el de este libro. D e lo que se trata en
estas páginas, situar local y cron ológicam ente la antigua fam ilia in doeu
ropea, tiene q u e ver con la lo ca lizació n de las len gu as vecinas, em p a ren
tadas o no, qu e dejan, entre ellas, un espacio para el in doeuropeo. U n es
pacio que coin cide, en realidad, con el que ya he señalado, el de la estepa
euroasiática.
E n realidad, la fam ilia localm ente m ás p róxim a al indoeuropeo es, sin
lu gar a dudas, la fin o u gria y, dentro de ella, el espacio próxim o al qu e, ju n
to con los baltos, ocuparon a partir de un m om en to dado el finés, el estonio
y el lapón, junto con lenguas m enores.
E l fin o ugrio com p ren de un gru p o de lenguas que, desde la curva del
V o lg a , se desplazó hacia el oeste, en varias oleadas, desde el año 5000 a. C ,
m ás o menos. N o llegaron al B áltico hasta el 3200 aproxim adam en te, en la
época de la cerám ica de cordones. Y recibieron in flujos léxicos m u y claros
del IE , sobre todo de los m ás antiguos báltico y eslavo e, incluso, del ge r
m ánico prim itivo. Los recibió a veces todo el fin o u grio, a veces el finés (los
lapones son, qu izá , un pueblo solo secundariam ente uralizad o).41
Estos desplazam ientos se hacían por conjuntos de pueblos, qu e se in
fluían o se superponían. T r a s la «cola» de los indoeuropeos que se despla
zaban hacia O ccid en te y los que, m oviéndose hacia el este, conocem os
com o tocarios. O junto con ellos.
E n definitiva: el fin o u g rio es una lengua m ás qu e, en fecha anterior o
contem poránea de la indoeuropea, se desplazó hacia el oeste: en este caso,
hasta el m ar Báltico. D en tro del indoeuropeo, los baltos quedaron retrasa
dos respecto a los eslavos, que avan zaro n m ás. U nos y otros pisaron sobre
un substrato uralio, que otras veces se com portó com o adstrato. U n nuevo
pu eb lo u ralio, el h ú n g a ro , a v a n zó hacia el oeste en fech a posterior. Son
48 Las raíces lingüísticas de Europa
E L M A S V I E J O E S T R A T O I N D O E U R O P E O DE E U R O P A
río’. Y hay derivados en -n, -o, -nt, -ko, -tifo, -yo, etc. Tenem os, por ejem plo,
d earg (cf. lat .argentum ), el A rga, Arganza, Arganda, Argén tona, etc.; decís,
is (cf, ai. isirá ‘fuerte’, gr. ιερός ‘sagrado’}, el Esta, el ¡suela, el físaro; d esa i (cf.
lat. sal), el Salo (¡alón). Salía, Salmantica, Salor, Salas, Salsum·, de tar (cf. ai.
tañí-, gr. τορός ‘ penetrante, agudo’ ), Tar ancón, Tarrientos, Tiermes, Tonnes.
H abría qu e hacer algun as acotaciones. Por ejem plo:
a) N o hay coincidencia con el lím ite histórico de las lenguas in doeu ro
peas qu e conocem os, llegadas posteriorm ente. A lgu n as de estas raíces se
encuentran en la H ispan ia m eridional, no indoeuropea, y tam bién en A sia
M en or y hasta en la India. A s í p or ejem plo, uro-, u n í -?1 tur, tar.*3
b) H ay grup os tie topónim os q u e ocupan cierta área indoeuropea, no
toda.''4 E n el «antiguo europeo» del qu e hablam os (y que no debe co n tu n
dirse con la « A n tig u a Europa» prein doeu rop ea de G im butas) responde a
lenguas indoeuropeas qu e se difun d ieron en diversas direcciones. V illa r
publica m apas relativos a las diversas raíces.
c) P o r supuesto, raíces pertenecientes a dos estratos lingüísticos pueden
com binarse, com o en el caso del río G u ad ian a. H e propuesto esto para T u -
rodanom, hoy T uré gano·, un nom bre de «río» del an tigu o europeo, ya no
entendido, recibió la adición de un nom bre de «río» más reciente (relacio
nado con el celta Danuuius, ai. daña ‘líq u id o ’, av. danu ‘río’). O tra m ezcla
de este tipo es Turóbriga (con adición de una palabra celta). O tras veces han
su rgido secundariam ente m alas interpretaciones; así, se ha enten d ido qu e
tur viene de lat. turris (Torreadrada, an tiguam en te *Turaderata, hay una
traducción latina del siglo x ii fontem aderatam).
E v id e n te m e n te , se trata de d eriv a d o s del in d o eu ro p eo qu e e n tró en
Europa antes del que crearon las grandes familias lingüísticas: procede, com o
he d icho, de las prim eras oleadas in doeuropeas, a partir del año 5000 a. C .
y antes de la q u e, a fin a le s del tercer m ile n io y p osteriorm en te, cre ó las
gran des lenguas que conocem os. E l hecho es qu e, cuando llegaron los in
doeuropeos de la últim a oleada, a m ediados del tercer m ilenio, com o digo,
aquella que dio origen a las prim eras grandes lenguas indoeuropeas de E u ro
pa (y Asia), el terreno estaba ya ocupado por los indoeuropeos procedentes
de las anteriores invasiones. T op o n im ia preindoeuropea quedaba poca.
L o s problem as que presenta ei «antiguo europeo» del qu e estoy hablan
do son dobles. P rim ero , com o be ven ido diciend o, no podem os establecer
Lenguas indoeuropeas y no indoeuropeas en Europa 31
las lenguas a las que pertenecía ni la fecha de su fijación. S egun do, nada
podem os decir de su m orfología.
C o m o verem os más adelante, el más antiguo indoeuropeo que pode
m os reconstruir (el IF. I) consistía en una serie de raíces qu e adqu irían fun
ciones y valores sem ánticos y gram aticales m edian te el orden de palabras,
el acento, elem entos aglutinados, derivación, com posición, etc. Solo en fe
cha posterior se crearon desinencias con valor gram atical (en el IE íí); y en
u n a posterior todavía, tem as con valor gram atical. E sto sucedió cuando se
creó el IE III y, dentro de él, cada uno de sus dos sectores, A y B.
C ó m o funcionaba la gram ática en la fecha del an tiguo europ eo no po
dem o s saberlo. N i en qu é m edid a deberíam os atrib uirlo al IE I (radical) o
al IF. II (m onotem ático); no, desde lu ego, al IF. III, que existía ya, sin duda,
hacia el año 2500 a .C ., en qu e debieron de separarse el IE III A — el del
cinturón m eridional del qu e hem os hablado— y el IE III B — el del sep
tentrional— . Pero en a lgo sí hay coincidencia con el IE III: en la existencia
tan to en el «antiguo europeo» com o en el IF. III d e m asculinos en -o y fe
m eninos en -a.
E n los m ilenios qu in to, cuarto y com ien zos del tercero antes de C risto,
el indoeuropeo debió de desbordarse, en m últiples oleadas y variantes,
con flictivas entre sí y con diversos inicios de m o rfolo gizació n , por Europa
y por A sia. Sin du da, a partir de la m ism a llanura euroasiática de la que he
m os hablado, a la que llegaban las sucesivas oleadas in d o eu ro p eas— u n i
das a las de pueblos uraloaltaicos— desde el in terior del A sia septen-
trion al.,'
E L IN D O E U R O P E O C L Á S IC O
Y S U S V A R I A N T E S (IE III A Y B)
G E N E R A L ID A D E S
L A F O N O L O G ÍA
El sistem a fon ológico qu e los m anuales dan, en gen eral, com o com ún al in
doeurop eo (y qu e para m í es el de su estrato III) es un sistem a m u y sim ple,
qu e incluye:
E l indoeuropeo clásico y sus variantes HE III A y B) 51
a) V ocales f , a , o breves y las largas correspondientes.
L a a era m u y rara. L a oposición de e v o y de las largas correspon
dientes se u tilizaba para crear oposiciones varias en el sistem a n om i
nal y el verbal.
b) Sonantes, qu e podían desem peñar, según su posición en la sílaba,
papeles ya de consonante (y, w , n, m, r, l), ya de vocal (/', u, », tn, r ,l,
que podían tam bién ser largas).
c) Consonantes, con cuatro puntos de articulación y, en cada uno, fo
nem as sordos, sordos aspirados (raros), sonoros y sonoros aspirados.
O sea: labiales,p ,p h ,b ,h h , dentales, t,th ,d ,d h \ g u tu ra les,l^,/(/t,g,gh;
labiovelares, Ι(“\ Ιφ" ,g “ , g h “ ■H a y qu e a ñ a d ir q u e a lgu n o s autores
distinguen, den tro de las qu e a q u í llam am os velares, una serie velar
y otra palatal, que distin guen con ayuda d e signos diacríticos tales
com o g ' o g.
Estos fonem as y, en el caso de las sem ivocales, sus variantes en la sílaba, da
ban en las distintas lenguas soluciones propias y generales o bien depen
dientes de los fonem as en contacto.
N atu ralm en te, a partir de aquí vienen las evoluciones fonéticas de las
diversas lenguas o grupos de lenguas. Por ejem plo, m uchas perdieron la
aspiración de las sonoras o las alteraron de diversos m odos (cf. ai. bhám mi,
a rm . berem, gr. φέρ«>, lat. feroj; el germ án ico alteró el sistema de oclusivas
(p. e j„ de *dek>n, el inglés h izo ten, el alem án zehn)\ las lenguas llamadas.f«-
tem, com o el indoiranio y el eslavo, cam biaron las oclusivas en silbantes o
sibilantes (p. ej., al centum latino corresponde el ai. satám, aesl. süto). Esta
ú ltim a, es fácil verlo, es una evolución reciente qu e afecta a una parte del
I E III A y del I E III B.
P or supuesto, a las evoluciones de las distintas ram as del an tiguo in
doeuropeo hay que añadir las de sus derivados posteriores. Y hay que insistir
en qu e todo esto fue propuesto antes del descubrim iento del hetita y las d e
más lenguas anatolias. En ellas, adem ás de la presencia más o m enos regu
lar de las laringales, ya m encionadas, hay diversas particularidades, com o,
por ejem p lo, la ausencia, en gen eral, de las vocales largas, la presencia de a
en lu gar de a y o , etc.4
Sin em bargo, el problem a d e las vocales largas en hetita es grave, por
5 «
Las raíces lingüísticas de Europa
que se com plica con problem as de grafía. La escritura plena o doble de al
gu n as vocales, com o ΰ -a, a veces se interpreta com o prueba de la existencia
d e largas, pero pueden ser largas secundarias, derivadas en anatolio a par
tir de breves,5 o analógicas. Resulta im posible entrar aquí en el detalle,
aun qu e ya d igo qu e el uso sistem ático de las largas, sobre todo en m o rfolo
gía, parece una innovación postanatolia.
L os m anuales, en gen eral, no m encionan apenas el hetita, dan sin más
el cuadro anterior. A veces añaden la discusión sobre la supuesta existencia
de glotales com o las del caucásico, propuesta por G a m k relid ze e Ivanov.
¡T a n to revuelo para una teoría que, al final, nadie acepta!6 Pero no hay
m an ual qu e no cite las glotales, aunque sea para rechazarlas.
E L L É X I C O , L A M O R F O L O G I A , L A S IN T A X IS
verbales (p. ej., gr. δείκνυμι ‘ m ostrar', lat. dico ‘d ecir’, gót. gateihan ‘mos
trar’).
U n as y otras pueden llevar la «vocal tem ática» <e / o y las largas corres
pondientes) entre raíz y desinencia: lat. yugum ‘y u g o ’ < yugom), lat. diets
‘dices’ < *deicesi). Y , naturalm en te, sufijos, com o en gr. δείκνυμι, qu e aca
b o de citar.
D e las raíces p ronom inal-adverbiales derivan, com o digo, ya p ron om
bres, ya adverbios. P. ej., * so, *sa, *tod, ‘este, ese, a q u e l’, pero tam bién ad
verbios com o gr. όντω ς ‘así’ .
A partir de una raíz de uno u otro tipo se crean tem as que pueden ser ya
u na sim ple raíz + φ, ya un con jun to de raíz + alargam iento(s) (en algunos
casos) + sufijo(s), Estos tem as se con vierten en palabras cuando, para m ar
car las variantes m orfológicas (casos y núm eros en el nom bre, personas, etc.,
en el verbo), llevan en su parte final ya φ, ya desinencias. P. ej., de *ei ‘ir’ el
lat. tiene un v. ei o /, de πατήρ ‘padre’ el gr. un v. πάτερ; y, de uno y otro
terna, una 2.a pers. lat. is, un g. gr. πατρός.
H ay, pues, ya ra íz, ya ra íz + sufijo; y en am bos casos hay, en la flexión, o
bien ra íz + φ, o bien raíz + sufijo. Y la raíz puede tener alargam iento.
L o s casos, según la versión tradicional del indoeuropeo, eran (para el
nom bre, adjetivo y pronom bre) siete: n om inativo, vocativo, acusativo, g e
nitivo, dativo, locativo y ablativo, conservados sobre todo en sánscrito, re
ducidos a cinco o m enos en otras lenguas. L o s géneros eran tres: m asculi
no, fem enino y neutro, al igu al que los núm eros: singular, p lural y dual.
E n m últiples estudios, co m o mis libros ya citados y diversos artículos,
he sostenido q u e esta es una versión m axim alista del indoeuropeo, cierta
tan solo para algunas lenguas, sobre todo el indoiranio. Q u e el sistema de
los siete casos es secundario, el an tigu o es el de n., v., ac., g. y dat., los casos
gram aticales. D eterm in an al nom bre (en principio, el g.); y al verbo, m ar
cando el sujeto (el n.) y los dos com plem entos (el ac. y dat.). E fectivam ente,
el indoeuropeo (todo él, p or lo que sabemos) tiene una flexión que opone
sujeto en n. / com plem ento d irecto en ac. / indirecto en dat., no una flexión
e rga tiv a, co m o errón eam en te han p ropuesto algu n o s.8 Y solo secun da
riam en te añ a d ió casos ad verb iales. P ero q u iz á ven ga de un tipo lin g ü ís
tico anterior, el de las len guas de clases. Esta es al m enos la op in ió n de
Lehm ann.
6ο Las raíces lingüísticas de Europa
H abría que añadir qu e los sufijos, la vocal tem ática, las desinencias (y el
aum en to y los prefijos iniciales) no son los únicos recursos de la com pleja
m orfología, nom inal, verbal y pronom inal del indoeuropeo. H ay que aña
d ir otros recursos que a veces se sum aban a estos, a veces funcionaban so
los. Los he a lud ido de pasada. Son:
O B S E R V A C IO N E S
N o era una lengua realm ente unitaria, sino m ás bien «a kin d o f storehou
se», una especie de alm acén, com o decía L eh m an n .'" D ejem os aparte las
desgracias del hetita y el tocario, no descubiertos a tiem po para qu e fueran
tom ados en cuenta para la reconstrucción tradicional. O bien son olvid a
dos com o no existentes, o se dice qu e los elem entos de la reconstrucción
tradicional de que carecen (el fem enino, el aoristo, el subjuntivo, etc.), «los
perdieron». E xtrañ a historia.
Pero es que, aparte de esto, en algunas de las lenguas indoeuropeas cono
cidas de antiguo y a las qu e atribuim os un tipo III B, faltan m uchos elem en
tos de esa reconstrucción, que se habrían «perdido». Los m odos en eslavo,
por ejem plo. Y hay otros elem entos, com o las desinencias verbales en -r, que
sin duda el griego perdió.
E n definitiva: la descripción q u e precede se refiere a lo sum o, com o ha
q u ed ad o anunciado, al «cinturón m eridional» y presenta innovaciones
(por creación o pérdida) que no siem pre com parten el «cinturón septen
trional» o algunas de sus lenguas.
E l indoeuropeo no era tan sim ple, tenía variantes m últiples, en el tiem
po y en la geografía. L lev o m uchos años, en realidad desde 1962," p redi
cándolo, contra viento y m area, enfren tado a un excesivo tradicionalism o
que nada quiere saber de ideas nuevas. V éanse los artículos qu e acabo de
escribir sobre la historia d e este debate.1’
V o y , pues, a insistir en cuán relativa es la reconstrucción tradicional,
u nitaria y plana, del «indoeuropeo», la que suele exponerse. Se refiere
sim plem ente a una fase del indoeuropeo y ni siquiera a toda ella. D e la fase
anterior, la del IE II, representado para nosotros sobre todo por el anatolio,
pero de la que tam bién q u edan restos en el IE III y es, sin em bargo, la m a
yor parte de las veces olvidada o n egada, m e ocuparé a continuación.
E l indoeuropeo clásico y sus variantes (IE I II A y B)
SO BR E E L IE III B
Por lo dem ás, dentro del IE III B hay escisiones, no todas las lenguas
v a n a l unísono. Por ejem p lo, hay diferencias im portantes entre báltico y es
lavo, y entre esas lenguas y el germ ánico, otras den tro del eslavo, todo él un
territorio relegado y arcaizante, por lo demás.
E fectivam ente, el eslavo conserva una flexión sem item ática, no tiene
oposición activa/m ed ia, ni su bju n tivo ni optativo, ni perfecto, presenta
una vacilación de las desinencias entre 2.“ y 3.a sg., no ofrece clara d iferen
cia entre desinencias prim arias y secundarias. E n parte igu al qu e el báltico,
en parte con diferencias. E slavo y báltico son un estrato arcaico del IE III B,
su retaguardia. Solo el bú lgaro , el m acedonio y el serbocroata conservaron
aoristo c im perfecto al lado de un n uevo p erfecto .'4
I la b ría que añadir lu ego las concom itancias c influencias entre los cin
turones III A y III B, incluida la satem ización de algunas lenguas, sobre lo
cual ya he hablado.'5 Este es u n rasgo secundario y relativam ente reciente,
no la base de la división del in doeuropeo en dialectos, com o se creía.
Y hay las relaciones, den tro del IE III B, entre las distintas lenguas itáli
cas, entre celta e itálico y entre las diferentes lenguas célticas.1'’
H abría que hablar, tam bién, del tocario, qu e pertenece al tipo del IE III B,
bitem ático, pero ofrece notables diferencias, a veces arcaizantes, por ejem
plo, en la flexión nom inal o en el verbo, el su bju n tivo sobre to d o .1"
3
M IR A N D O H A C IA A T R Á S :
F.I. I N D O E U R O P E O M O N O T E M Á T I C O (IE II)
E L IN D O E U R O P E O M O N O T E M Á T I C O :
D E S C R IP C IÓ N Y E N C U A D R A M I E N T O H I S T O R IC O
E l a djetivo está a m edio diferenciar del g. del nom bre y faltan en él los
grad os de com paración. F.l sistema del p ronom bre personal es diferente
del desarrollado luego.
En el verbo, entre m il cosas, falta la oposición de temas y de m odos (sal
vo el im perativo); hay dos conjugaciones, en -m i y en -i. L a m edia en -a
está em parentada de uno u otro m o do con el perfecto indoeuropeo, pero
no es un tem a aparte. Y hay, en gen eral, arcaísm os diversos en el sistema
desinencial, abrevian do m uch ísim o.3
H ay, sin du da, en el IF. II innovaciones, p ero tam bién arcaísm os, tales
com o la conservación de las laringales y de la flexión m onotem ática. Pare
ce evidente qu e esto im plica una fase II del indoeuropeo, com o he p ro
puesto. D e ella vendría el anatolio, del que derivarían el hetita y otras len
guas; y vendría, igu alm en te, el IE III, del q u e ,a su vez, derivan el III A y el
III B y, en cada uno, las lenguas de qu e venim os hablando. C) sea:
IE II
anatolio indoeuropeo
/ \
hetita, lu vita, etc. IE III A , III B
(luego amo), hay fut. arc. lat. dice ‘d iré ’. E n otras lenguas tenem os en ai.,
bált. y toe., en pretérito, form as en qu e una vocal radical -a, -ü, -ó alterna
con una variante con -u (ai. jajñaú / -¿tha).'¡ Se pueden com p arar form as
del het. en -ahhi (dui, tamai), en que se añade un indicador de presente -i.
T a m b ié n , en hetita, tem as com o es ‘sé’, com parables a lat. ei, -i ‘v é ’. Y en
todo el I E III hay presentes tem áticos con -o alargada, tipo gr. λύ ω , clasifi
cados com o i * sg. pres. ind. (¡y subj.!)
A veces, en tal o cual lengua se ha creado u n segundo tem a tom ado de
otra ra íz (verbos p olirrizos del tipo lat. eo / ucm . com o en esp. soy /fu i) . En
otras ocasiones, tem as «generales» han opuesto, en diferente g rad o vocáli
co, un presente y un aoristo, por ejem plo: m ientras que en ai. tanto tudáti
‘go lp ea r’ com o bhárati ‘lleva r’ son sim plem ente presentes, el gr. ha reduci
d o el tem a con e al pres. (λείπω ‘d e ja r’) y el con vocalism o φ al aoristo
ϊλ υ ιο ν ‘d ejé’). E n aesl. puede conservarse la raíz pura en pretérito, frente a
un presente d erivado (aesl. pres. spéjp ‘a va n za r’ / pret. spé).
T a m b ié n qu edan en lenguas indoeuropeas verbos con solo un tem a,
com o el verbo ‘ser’ *es. A veces se han con vertid o en polirrizos, o rga n izan
d o en sistema varias raíces o temas, tipo que he citado.
P o r otra parte, ya he apuntado q u e los varios tem as de las flexiones del
verbo del IE III no siem pre han alcan zad o a todas las lenguas de este. A sí
com o el im p erativo es universal, el su bju n tivo y optativo faltan en báltico y
eslavo. E incluso allí don de hay subjun tivo, es un derivad o secundario,
qu edan m uchas lenguas en qu e una m ism a form a actúa ya com o in dicati
vo, ya com o subjuntivo. A sí ai. dati ‘d a ’ / ‘d é’, gr. cret. νύνα τα ι ‘ puede’ /
‘pueda’, gót. ind.-subj.^atóo ‘u n gir’, etc.'4
P or supuesto, la adscripción de los tem as d e in dicativo y su bju n tivo,
co m o derivados, a los tem as gen erales del verb o es secundaria. L a in d e
pend en cia se ve en tocario, lat. arcaico y celta, sobre todo. C osas sem ejan
tes suceden con el optativo, qu e en ocasiones se fu n d e con el su b ju n tivo o
el im perativo.
E l IE III distaba m u ch o, ya se ve, de haberse in depen d izad o del todo
del IE II y de ser absolutam ente uniform e. El IE estaba siempre en desarrollo,
avan zan do , diversificándose, contagiándose sus ramas. ¡Q u é error más te
rrible e in genuo, infantil, con siderarlo com o una lengua única, hecha en
todos sus detalles de una v e z para siem pre!
Mirando hacia atrás: el indoeuropeo monotemático (IE II) 11
E sto sucede tam bién con el p erfecto ,'5 una form a verbal gen eral, con
desinencias especiales de v o z m edia, convertida en IE III, pero no en todo
él, en tem a independiente con ju ga d o com o opuesto a los otros temas del
verbo. N i había una form a única de perfecto. N i aparece el perfecto en bál
tico y eslavo. Y , cuando aparece, tiene distintos destinos: a veces se asim ila
a otros tem as co m o sim ple pretérito (es lo general en IE III B, pero secun
dariam en te tam bién en g rieg o y lenguas del A), otras se le crea una form a
m edia y una secundaria, etc.
T o d o esto es posterior, ya d en tro del IE III. C o m o la creación del fu tu
ro en varias lenguas. Y m uch o d e lo referente a las form as nom inales del
verbo, que solo en líneas gen erales coinciden con las del hetita.
P ero querría añadir algo sobre una variante del I E II apenas atendida:
el etrusco, em igrad o a Italia desde A sia sin duda en la época de los pueblos
del m a r'1' y cuya fonética y flexión nom inal conocem os bien, peor la verbal.
N o voy a defen derlo aquí. H e de expon er esta hipótesis en detalle com o he
hecho en otros lugares.'7
H e dado datos sobre la relación del etrusco con el indoeuropeo arcaico,
representado para nosotros por el anatolio, aun qu e no tiene por qu é co
rresponder al etrusco en todos sus detalles. Pero el etrusco es una justifica
ción m ás para la teoría.
I le presentado cuadros qu e perm iten ver el carácter indoeuropeo de la
flexión del etrusco, sobre todo en los casos centrales, con desinencias que
nos son fam iliares (-s de n. y g., *-tn de ac.); los tem as puros y las in d efin i
ciones en la flexión, sem ejantes a las q u e hemos visto en hetita (y anatolio
en general); derivación, tam bién fam iliar, del adjetivo; el pronom bre con
su n. pl. en -ai y con raíces bien conocidas; verbos idénticos a nom bres, te-
m atism o y atem atism o, im p erativo (con igual su fijo -thi), form as de per
fecto en -l(e, participio de perfecto, otros participios; léxico. N a d a de oposi
ciones d e temas ni en el sistema nom ínal-adjetival ni en el verbal.
O sea que a la tesis hasta a q u í sostenida, la de qu e las lenguas europeas
son IE III ven id o de las estepas de U cran ia y A sia cen tral, qu e sin du da
sucedió a un IE II, hay que añ ad ir una excepción: qu e tam bién llegaron a
Italia y q u izá a otros lugares pueblos venidos de A n atolia que hablaban el
IE II en una versión distinta de la posterior del hetita. Form a qu e incluía,
naturalm ente, innovaciones propias, en las que no entro aquí.
7^ Im s raíces lingüísticas de Europa
E L IN D O E U R O P E O M O N O T E M Á T IC O :
J U S T IF IC A C IÓ N F R E N T E A LA S C R ÍT IC A S
M Á S A T R Á S T O D A V ÍA :
E L I N D O E U R O P E O N O F L E X I O N A L (IE I)
U n a larga serie de lingüistas a partir del m ism o B opp, entre ellos autores
q u e ya he citado y a los cuales pueden añadirse en el presente otros com o
B ader, Leh m an n , Sch m alstieg o Shields, en su in vestigación de las distin
tas etapas del indoeuropeo han llegad o a la conclusión d e la existencia an
tigua de raíces, alargadas o no, qu e funcionaban com o palabras, Y ello ya
m e d ia n te el sim p le a ñ a d id o de raíces o elem en to s varios (aglu tin ación),
ya m ediante la adaptación sem ántica y gram atical de raíces alargadas de
diversos m odos (adaptación).
E n realidad, todas las hipótesis1 sobre el carácter reciente del fem enino,
la vocal tem ática, la sufijal, etc., del IE vienen a proponer, en definitiva,
sean o no conscientes de ello sus autores, la antigua existencia no solo de
sistem as m onotem áticos, sino, p re v ia m e n te :) ellos, de sistemas no flexivos.
Y ello no solo en las raíces n om inal-verbales (y, den tro de ellas, las que eran
solo nom inales o solo verbales), sino igu alm en te en las p ronom inal-adver-
biales (donde con tin uó siendo frecuen te la falta de flexión).
Pienso que en fecha antigua existieron esos sistem as no flexivos, ya que
en el in doeuropeo posterior p erviviero n raíces puras que, aisladas o bien
englobadas den tro de un p arad igm a, tom aron secundariam ente valores
gram aticales a partir de anteriores valores sem ánticos, de clases de pala
bras o de puros alargam ien tos/
En todo caso, hay diferencias de opinión: por ejem plo, para unos las
desinencias del nom bre, tales com o -s o -m, son aglutinaciones de p ron om
bres; para m í son adaptaciones, den tro del sistema del nom bre, de form as
alargad as con -s o -m, qu e tom aron diversos valores de caso a partir de la
fun ció n en la oración de ciertas subclases de palabras com o sujetos o com
plem entos directos.
77
7« Las raíces lingüísticas de Europa
H abía, por ejem p lo, en esc a n tig u o indoeuropeo raíces solo verbales,
com o es ‘ser’, do ‘d a r’, solo nom inales, corno ped ‘p ie’, aun qu e secundaria
m ente unas y otras p udieron dar derivados de la clase contraria (nom inal o
verbal, respectivam ente). E l IE I era una lengua no flexional en la q u e el
nom bre podía no necesitar una determ inación, pero a veces sí (de donde
su rgirían los posteriores gen itivo y adjetivo). Y el verbo podía llevar una o
n in gu n a, pero tam bién dos y aun tres (los posteriores sujeto y com p lem en
to directo, podem os añadir el indirecto). Está claro qu e consideraciones se
m ánticas, es decir, las que creaban clases del nom bre o del verbo, eran las
qu e perm itían o n o esas determ inaciones, q u e adem ás podían estar m arca
das por ciertas leyes de orden de palabras o de acento o atonía.
P o r ejem plo, ciertos nom bres «activos», com o *egnis ‘ fu ego’ o *al{wü
‘a gu a ’ , podían funcionar com o sujetos de un verbo, de don de surgiría lue
go el nom inativo; tam bién, sin du da, com o com plem entos (luego acusati
vos). N o podían ser sujetos, en cam bio, *pür ‘fu e g o ’ o *uodór ‘agu a ’, que
podían ser, evidentem ente, acusativos. A q u í está la raíz de los nom bres
a n im ad os e inanim ados, al final posibles en todos los casos y m arcados fo r
m alm en te ya desde el hetita.
Podían coexistir, pues, en el IE I (o P IE , protoindoeuropeo) form as de
ra íz o tem a p uro al lado de otras en qu e, en determ inadas clases o subclases
de palabras y en determ inados contextos, la raí/, o tem a podía recibir un
a largam ien to qu e m arcara, a partir de un m om ento, un uso gram atical.
A lg o que, sin duda, esos recursos a los qu e acabo d e a lud ir acababan de
form aliza r, m arcando no solo el caso, sino tam bién el gén ero (no aún el fe
m enino) y el núm ero.
En fases relativam ente antiguas del IE , com o las del anatolio y el
etru sco, con viven todavía, en el n om bre, en n. y ac. sg., form as de tema
p u ro con otras de tem a alargado: het. n. kurur o ¡(tiraras, A c . kurur o \ u n i
rán ‘am istad’; el licio tiene un n. o ac. en -i o -a, p ero tam bién un ac. nasa-
liza d o ; en etr. hay n. sg. tin o tins (form a esta de la q u e d erivan otros casos)
‘Z e u s '; un n.-ac. es clan ‘ h ijo ’; etc. H a b ía , pues, p osib ilid ad de añ a d ir al
n. u n a -s y al ac. u na *-m (etr, -n o -ni «enfática»), Y había in d iferen cia
en tre n. y g., por ejem p lo, en los n om bres tem áticos com o antuhsas h o m
b re’ , m ientras que otras veces -s, -as se con vertían en hetita en m arcas de
g. (sg. y p l„ tam b ién del inan im ado). T en ía n in defin ición sg ./ p l. Pero
8ο I m í raíces lingüísticas de Europa
tam bién había un g. en -m, p rim ero en sg. y pl., lu eg o las form as se espe
cializaro n n um éricam ente.4
M e estudiado varias clases o subclases de palabras cuyos finales se pue
den con vertir en m arcas d e caso o m arca de adjetivo. H ay secun dariam en
te elección, ciertas form as p u ed en convertirse en m arcas de v. (la -e frente a
n. -osy\a-a frente a n. -a, de n.-ac. neutr. (la -a, de d., (los temas puros en -i,
tipo gr. πόλει). E n el verbo, la -s, que es p rim ero i.“ - 2.a pers. sg., pasa lu ego
a ser m eram en te 2.a
F.n definitiva, de un sistem a en el qu e la palahra era la que, fuera raíz
pura o alargada, tenía (o tenían algunas clases de palabras) diferentes fu n
ciones en el verbo o el nom bre o un uso im presivo (vocativo tipo lat. dom i
ne, im perativo tipo lat. age), se pasó a otro en que las raíces o tem as puros
marcaban casos y géneros (en el IE II solo anim ado e inanim ado, en el IE III,
con la vocal temática y diversos sufijos, mase, y fem .). Por supuesto, a partir
de cierto m o m en to p udieron añadirse elem entos aglutinados, com o, por
ejem plo, en el im perativo, *-tod y *-swe.
F ue creándose un sistem a de desinencias que oponía, au n q u e con irre
gu laridades m últiples, las tres personas en los dos tiem pos presente y pre
térito, las dos voces (activa y m edia) y los dos núm eros (luego, en algunas
lenguas, ya en el IE III, tres con el dual). U tiliza b a la oposición -s ! -t, la de
form as radicales y tem áticas, la de las con -s y -t y las qu e les añadían -o (so ,
-to, etc.). Y las desinencias especiales del perfecto.
U tilizaba tam bién el indoeuropeo los grados apofónicos d e la raíz (e en
sg. y φ en pl., en el verbo, por ejem plo) y los desplazam ientos de lu gar del
acento (ai. émi / ¡más ‘voy’ / ‘vam os’, vida t vidmás ‘sé’ / 'sabem os', también
en el nom bre). Y hay aun la atonía del verbo, en ciertas construcciones (tipo
véd. Agtiím ¡le ‘a A g n i ven ero’). Se trataba, pues, de un sistema m u y com
plejo, que el IE II conocía ya en alguna m edid a (para las personas, núm eros,
voces y tiem pos, pero no para las oposiciones de tem as dentro de una co n ju
gación o declinación, com o he dicho),5y que, sin du da, procedía del IE I,
Para el verbo, he em plead o m uchas páginas en dem ostrar que resulta
inútil buscar varios sentidos originales a la -s-, un alargam ien to que, según
contextos, tom ó en el IF II y el IE III funciones ya de desinencia de 2.a o
sg., lu ego solo de 2.a; y usos ya de desiderativo, ya d e aoristo, ya de subjun
tivo. S olo den tro de los sistemas de oposiciones las form as con -s- y las for-
Más atrás todavía: el indoeuropeo noflexional (¡EI)
no pueden im agin ar cóm o funcionaría una lengua con solo raíces m on osi
lábicas sin flexión.
Esta es la pregunta qu e m e hizo un colega, en la X Reunión de la Indo-
germ anische G esellschaft en W ü rzb u rg , en octubre de 1999, cuando leí un
trab ajo p recisam ente sobre este tem a y al cual ya he hecho referen cia.'
¿C óm o podían los hombres entenderse con una tal lengua, enlazar esas pala
bras que eran puras raíces, alargadas o no, dentro de una sintaxis inteligible?
L a respuesta es extrem a d a m en te fácil. L o s recursos del in d o eu ro p eo
preflexion al eran, sin duda:
R esulta curiosa esta extrañ eza de algunos lingüistas, que no son capaces
de im agin ar otro tipo de lengua qu e no sea el del in doeuropeo clásico
(prácticam ente, algo ap roxim ado al an tiguo indio y el griego) o el de m o
dernas lenguas de m o rfolo gía com p leja com o el alem án.
D eberían echar una m irada a lenguas m onosilábicas, con m u ch o léxico
y poca m orfología, com o el chino y varias lenguas de Indochina. E n ellas los
alargam ien to s, los tonos, el o rd e n de palabras, la d e term in a ció n de unas
palabras por otras, la sufijación, la composición y la reduplicación, el añadido
de partículas, son esenciales.
E l indoeuropeo, pues, tiene unas raíces m uy antiguas, a partir de las
cuales ha desarrollado una com p leja m orfología, fun dam entalm en te m e
dian te la adición de sufijos y desinencias y la organización de sistemas de
flex ión en los cuales una raíz, con ayuda de alargam ientos y sufijos, crea
varios temas que se oponen entre sí. L os alargam ientos y hechos com o la
apofon ía y la variación del lu gar del acento (o la oposición de form as tóni
cas y átonas), todo ello en una fase m u y antigua, han hecho esto posible.
S a lv o excepciones com o el aum en to (y hechos de aglutinación), las pala
bras y sus variantes se am plían en indoeuropeo, en la derivación y gram ati-
calizació n , por la derecha.
Se trata, en todo caso, de un nom bre flexionado y un verbo activo con su
jeto, verbo y com plem entos,8 un sistema bastante p róxim o al urálico, com o
he señalado, pero diferente del altaico, en que hay aglutinación y no, com o en
el IE , sincretism o y am algam a, y de lenguas que am plían la raíz por la iz
quierda, com o algunas de A m érica o del vasco y lenguas caucásicas en las que
existe un sistema ergativo (distingue el sujeto de verbo intransitivo, activo,
del sujeto de verbo intransitivo, paciente). U hlen beck y V aillan t atribuye
ron este tipo al indoeuropeo, cosa que, entre otros, F. V illa r rechazó.’
Posteriorm ente, insisto, ha h a b id o y hay una tendencia hacia la dcs-
m o rfolo gizació n , una especie de m archa atrás. H a b lo de ella en el siguien -
te apartado.
5
M I R A D A T I P O L Ó G I C A A L IE Y S U S R A M A S
E sta organización del in doeu rop eo en tres estratos que hem os detendido
mis colegas y yo en nuestro Manual, ' ahora en trance de publicarse en tra
ducción inglesa en Lovain a la N u eva , Peeters, hace, ciertam ente, m ás difícil
la descripción del indoeuropeo. A n tes era fácil una descripción total, com o la
de cualqu ier lengua, ahora hay que describirlo en varios sectores, com o
hem os hecho en el M anual.1,
D e todas maneras, existen rasgos com unes a todo el indoeuropeo. Las he
mos visto al hablar del IE I. M uchas más son las que existen en el IE II y
el III, pese a la diferencia entre monotematismo y pohtematismo: ya hemos vis
to los inicios del politem atism o en el prim ero y los restos del m onotem atism o
en el segundo. Y , dentro del IE III, las coincidencias entre el A y el B y, sobre
todo, ciertas evoluciones del indogriego, en el A , de las que carece el B, que
en cam bio innova con su sistema bitem ático y arcaísm os com o la conserva
ción de la desinencia -r y la inexistencia, en algunas lenguas, de ciertos temas.
E n todo caso, aparte de rasgos generales ya m encionados al hablar del
IE III, en el I y el II encontram os el d o m in io de la palabra (no del m o rfe
m a), organ izad a en cuatro clases flexivas (nom bre, ad jetivo , pron om bre y
verbo) y varias no flexivas; y hem os visto las categorías y funciones co m u
nes al IE II y al IE III (género, caso, n úm ero, persona, tiem po, voz, temas
de A krionsart), en cierta m edid a am pliadas en el IE III, en otra com p leta
das por nuevas categorías ( fem enino, m o d o y aspecto, sobre todo).
E ra n raras en estos dos indoeuropeos la com posición de palabras y la
a glutinación , pero existían, y no había oposición sistem ática de form as te
m áticas y atem áticas. Para distin gu ir las oraciones se usaban ya los m ism os
recursos del IE III (partículas, form as verbales y las nom inales del verbo, cu r
va m elódica, orden de las palabras, contexto); existían form as con valor
85
86 Las raíces lingüísticas de Europa
y una m ayor abstracción. A l precio de una gran dificultad gram atical, p or
que la expresión m orfológica de categorías y funciones era com pleja, había
pocas form aciones analógicas y m u ch o que con fiar a la m em oria. M ás to
davía en el grieg o antiguo, que co n fig u ró la culm inación d e esta ram a.7
E n el IE 111 B lo m ás notable es la fusión de los distintos temas de preté
rito, la conservación de la flexión sem item ática y la desinencia -r; y la ten
dencia a perder el sentido de la raíz.
A h o ra bien, den tro del in dogriego, uno y otro sector coinciden con
otras lenguas en distintos rasgos. Y am bas ofrecen innovaciones. P ero las
del grieg o son, sin duda, las m ás decisivas: la creación de un in fin itivo y un
participio en cada tema y v o z, el desarrollo de la sustantivación y del artículo.
Y , en el léxico, del que tenem os que hablar, debem os destacar su inm enso
desarrollo, in cluido el de nom bres abstractos y de agente diversos, el de las
transform aciones en las qu e se pasa del nom bre al adjetivo, al verbo y al
a d verb io (y en cu alqu ier otra dirección), la creación de todo un vocabulario
técnico y científico, etc.
E l g rieg o es la punta de la za del in dogriego, que a su v ez es la punta de
lan za del I E III. N in g u n a lengua ha llegado a ofrecer tantas posibilidades
d e clasificaciones y m atices diversos, tantas posibilidades para el pensa
m ien to clasificatorio y abstracto. M e refiero al g rie g o antiguo, aun qu e al
gu n os de sus rasgos se han con servad o en el m oderno. Pero era una lengua
difícil para el uso com ún, ya qu e, corno he señalado, la relación form a / con
ten ido era en él com pleja. C o n el tiem po, ya desde la k<un¿ helenística, pasó
a sim plificarse en el m ism o sentido qu e otras lenguas, lo verem os, aunque
n o sin antes in flu ir enorm em en te en todas las len guas europeas: en el léxi
co, la sintaxis y los gén eros literarios, todo ello es lengua. N o obstante, in
flu y ó solo en E u ro p a, porque, tras A le jan d ro , se creó en A sia u na barrera,
p enetrable para el arte y hasta para ciertas ideas, m enos para la lengua.
T a m b ié n volverem os sobre ello.
L as lenguas europeas, por otra parte, procedentes todas salvo el griego
del IE III B (e influidas luego por el griego, directa o indirectam ente), se
o rgan izaro n en grupos de los qu e ya he m en cionado los principales. Estos
son el baltoeslavo (y el báltico y el eslavo dentro de él), el germ án ico, el cel
ta y el latín; otros com o el itálico (oseo y um bro sobre todo) y el ilirio tu vie
ron m en or trascendencia para la evo lu ción posterior.
88 Las raíces lingüísticas de Europa
E L I N D O E U R O P E O IV :
E V O L U C IÓ N H A S T A E L P R E S E N T E
89
90 Las raíces lingüísticas de Europa
día a elim inar los casos. Pero esto fue radical en, ¡xir ejem plo, el persa, el búl
garo, el macedonio, el inglés y el galés, mientras que el sistema casual se con
servó en lenguas com o el alem án, el ruso, el serbio y el eslovaco; y, en m edida
lim itada, en el antiguo francés, el provenzal y el grieg o m oderno. En otras
lenguas, los casos son form as flexionadas con pre- o postposiciones, así en far
si, en pehlví, en lituano y en rum ano. Y hay varias soluciones para el genitivo.
T am b ié n sucede que, a veces, perdida la flexión nom inal y adjetival,
se conserva la de los pronom bres personales, com o en español e inglés. O se
crean nuevos artículos por postposición, en nórdico y rum ano.
Por lo dem ás, f ue prácticam ente total la pérdida del dual, el n eutro (con
excepciones), etc. Y el sistema ternario del p ronom bre a veces se m an tuvo,
a veces se con virtió en binario (así en inglés, this / that), a veces se reconstru
yó el ternario (esp. este ! ese ! aquel).
A ñ a d o todavía la pérdida del género en algunas lenguas, tam bién la de
los adjetivos com parativos y superlativos logrados por derivación, m ien
tras que proliferaron los perifrásticos.
E n cuanto al verbo, la dem olición de partes del sistem a fue sucedida en
lenguas diversas por su reconstrucción m ediante form as perifrásticas. Esto
co m en zó en griego desde fecha clásica, pero creció en la helenística, b iz a n
tina y m oderna. T am b ié n en sánscrito y otras lenguas más.
E n g rieg o m oderno, el an tiguo perfecto se h izo sim plem ente pretérito
(βρήκα ‘h allé’), se creó un n uevo perfecto perif rástico con εχω, com o en ro
m ance (esp. he hecho). Y se crearon nuevos futuros tam bién en el origen pe
rifrásticos (en gr. m od. con θ α < θέλω ϊνα), en rom ánico con derivados de
haheo o te neo, en germ án ico con verbos co m o werden (al .),w ill o shall (ingl.)
Se d ifu n d ió am pliam ente una pasiva, m ientras que la m edia solo qu ed ó en
restos, reflexivos sobre todo.
T a m b ié n se d em o lió, en varias lenguas, el sistem a de los m odos (que
en esl. y bált. no lle g ó ni a existir). E l latín fu n d ió su bju n tivo y optativo,
el g rie g o helen ístico p erd ió el op tativo , el sánscrito clásico el su bju n tivo .
O tra s veces los m odos fu ero n sustituidos por form as perifrásticas con
verbos m odales, así en in glés. A llí do n de qu edó el su b ju n tivo , así en es
pañol, su uso se red u jo drásticam ente.
1 .as form as nom inales del verbo, que culm inaron en griego antiguo, s
redujeron igualm ente: quedaron, com o m ucho, una por tema y voz, luego ni
E l indoeuropeo IV: evolución hasta el presente 91
eso. M uchas lenguas (así el gr. m od., el búlg. y el rum.) perdieron el infinitivo,
otras, com o el español, redujeron enorm em ente su uso. E n griego e inglés de
sapareció el participio, sustituido por un gerundio (gr. λέγοντας, ingl. having).
D ism in u ye con todo ello la d ificultad de interpretación, aum enta la tra-
d u cibilidad. Sobre todo con los instrum entos nuevos (más bien, viejos pero
expandidos):
a) preposiciones;
b) conjunciones;
c) form as perifrásticas;
d) uso gram atical del orden de las palabras.
E u ropa no es sino una península de A sia. Y las lenguas que hoy día se ha
blan en ella son recientes, relativam ente, y llegaron de A sia, con cretam en
te, de la zona de estepas qu e va de las fronteras de C h in a y el lago A ra l al
norte del m ar N egro: de la llam ada cultura de los kurganes.
D e allí llegaron los indoeuropeos a Eu ropa hacia el año 5000 a. C . y, ha
cia la m ism a fecha, llegaron pueblos uralios o finougrios vecinos y qu izá
parientes de ellos, de los que desciende el finés (y, en fecha m ás reciente, el
húngaro). L leg ó tam bién, qu izá , por esa fecha el vasco.
Es el indoeuropeo el que ha desem peñado el principal papel en las len
guas de Europa, influyendo tam bién en las no indoeuropeas. Pero solo pode
mos reconstruirlo con aproxim ación a partir de oleadas del tercer milenio.
C o n ellas venía un indoeuropeo que construía declinaciones y conjugaciones
sobre varios temas: es el que he llam ado IE III, que, por lo demás, conserva
restos de las fases más arcaicas. Y , dentro del IE III, es la rama B, septentrio
nal, que entró por el norte de los Cárpatos, la que ha dado las principales len
guas de Europa: bálticas, eslavas, germ ánicas, itálicas, románicas, célticas.
P o rq u e los pueblos indoeuropeos no cesaron de em pujar prim ero hacia
el oeste, lu ego hacia el sur. H u ellas de lenguas no indoeuropeas quedaban
poquísim as en la A n tigü ed ad , fuera del indoeuropeo solo se han m an teni
do el finés (y el estonio), el hú n garo y el vasco, de los que he hablado. Estos
pueblos y sus lenguas han qu edad o, a partir de u n m om ento, englobados
en la cultura com ú n europea.
N o ha habido presencia directa en E uropa, qu e sepam os, del IE II o
m onotem ático (conservado en A n atolia antigua, pero de él depende el
etrusco, pienso), ni m enos del IE I, preflexional, salvo en el caso de ciertos
arcaísm os a los que he aludido.
94 Las raíces lingüísticas de Europa
LAS L E N G U A S EUROPEAS,
SU C R E C I M I E N T O Y SUS R EL AC IO N ES
I
INTRODUCCIÓN
« A I R E DE F A M I L I A » , DE O R I G E N I N D O E U R O P E O ,
DE N U E S T R A S L E N G U A S I N D O E U R O P E A S A C T U A L E S
Pienso qu e a lo largo del p rólogo y de la prim era parte de este libro he de-
jad o claro qu e nunca hubo una unidad lingüística de Europa. N i siquiera
había una geografía clara: E u ropa es una península de A sia, con una f ron
tera poco definida. C o m o entidad geográfica solo poco a poco entró en la
conciencia de sus pueblos. Y esa frontera ha oscilado: en la E d ad M edia y
aun después retrocedió aquí y allá ante árabes y turcos, solo lu ego se ha re
cuperado, y a veces no totalm ente.
Recapitulo. Las lenguas europeas actuales, igu al que otras asiáticas, vie
nen m ayoritariam ente de pueblos indoeuropeos qu e se expandieron desde
el centro de Asia. Y ello desde el año 5000 a. C ., m ás o m enos. O tra oleada
llegó en el tercer m ilen io y las lenguas de ella derivadas se encuentran hoy
en toda Europa, desde el A tlá n tico y el M editerráneo, y, por una deriva
oriental, en parte de A sia, hasta el S in k ia n g y la India inclusive. E n la m e
dida en que, dentro de este conjunto, hay un sector europeo con al m enos
algunos rasgos com unes, este es un hecho histórico posterior, que estudia
remos a lo largo de este libro.
Insistiré en esto. Y en qu e tam bién entraron en Europa, por las mismas
fechas y posteriorm ente, lenguas finougrias y altaicas, entre otras, que es
tán em parentadas con lenguas asiáticas. Y el vasco, del que ya he hablado.
En suma: no hay una E u ro p a lin güística original o nos es inaccesible, y
aquella a la que m ás o m enos podem os acceder, la de las lenguas d e riv a
das de las llegadas desde el año 2500 a. C ., no es, en sus orígenes, especial
m ente europea.
97
98 Las lenguas europeas, su crecimiento y sus relaciones
P ero esto no es sino una parte de un hecho más am plio: tam poco hay
una E u ro p a cultural y política original. L a que existe, en la m edida en que
la hay, es creación de una larga historia. L os pueblos nóm adas que con sus
caballos, sus tiendas y sus carros, su organización tribal, su sociedad y
sus creencias nos invadían en sucesivas oleadas traían a E u rop a la cultura
qu e tenían en A sia y que expandieron por A sia M enor, M esopotam ia, el
Sin k ia n g, Irán y la India.
P or otro lado, tam poco existe una población o raza europea. Solo hace
unos 35-000 años que llegó de Á frica el Hom o sapiens, tras otras poblacio
nes llegadas en fechas m uy anteriores, se cree que igualm en te de A frica .
C o n todo, n o se puede negar que las lenguas indoeuropeas dan un tono
dom inante a las lenguas de E u ro p a, aun qu e no se lim itan a estas ni en
E u ro p a faltan lenguas no indoeuropeas.
E n efecto, en la m ayor parte de las lenguas in doeu rop eas de E u ro p a
hay elem en tos com u n es q u e vien en del in doeuropeo: son lenguas q u e no
están tan distantes entre sí ni en la gram ática ni en el léxico. P ero se han
a p roxim ad o (y distanciado, al tiem po, de las lenguas in doeu rop eas asiáti
cas), y ello es debid o a que, por razones estructurales y cultu rales, han
p od id o a d m itir elem entos ya grieg os y latinos, ya de unas lenguas eu ro
peas qu e penetran en otras: del grieg o y el latín y, en fecha m ás reciente,
de las lenguas y dialectos de Italia y F ran cia, ahora del inglés. Estos in
flujos, p rin cip alm en te en el léxico, se han exten did o a las lenguas no in
doeurop eas de nuestro continente.
Esto no es sino una visión gen eral, escrita para qu e se tenga presente el
panoram a de conjunto. L a com pletaré punto por punto.
N atu ralm en te, la creciente unificación de las lenguas europeas desde
com ien zos de la E d ad M edia, y ello ya por influjos q u e vienen en d efin iti
va o bien de los griegos, o bien de relaciones recíprocas, com o acabo de se
ñalar, se im posta sobre hechos lingüísticos que vienen, com o sabemos, del
indoeuropeo, en su m ayoría, y algunos de otras ram as lingüísticas.
P o r otra parte, den tro de cada una de las diversas ramas lingüísticas in
doeuropeas, sobre todo el g riego, el báltico, el eslavo, el germ ánico, el celta,
el latín y el itálico, surgió a partir de un m om ento una m ultitud de dialec
tos, algun os de los cuales se con virtieron en lenguas de grandes com u n id a
des y naciones europeas. T en em os qu e verlo.
Introducción 99
com puestos. L os tipos de derivación y com posición son los m ism os en las
distintas lenguas (aunque las haya más o menos propicias a los com puestos,
por ejem plo). L o s preverbios y desinencias, ciertos tem as gram aticales
(para el fem enino, el pretérito, etc.) son tam bién los m ismos. Y existen,
jun to con las form as flexivas, otras no flexivas.
El indoeuropeo del que hablam os tiene, en las palabras flexivas, catego
rías y funciones p rácticam ente iguales: dos núm eros, tres personas, tres g é
neros (pero faltan en ciertos pronom bres, y en el n om bre y adjetivo el fe
m en ino o el neutro pueden haberse perdido aq u í o allá), tres tiem pos
(dentro de cada uno, puede haber diferencias form ales, de origen histórico
an tigu o o reciente), m odos (salvo el im perativo, son residuales, se han re
creado a veces perifrásticam ente), una flexión nom inal o declinación (per
dida en diversas lenguas, com o hem os señalado; el caso más resistente es el
vocativo). Los aspectos verbales antiguos apenas se han conservado, los hay
a veces de origen m odern o y extensión restringida. P ero sí restos de siste
m as de « A ktionsart» con causativos, desiderativos, etc.
El orden de las palabras, de im portancia en gen eral pequeña, m ás bien
estilística, ha cobrado valor gram atical decisivo en varias lenguas.
L a clase de los p ron om b res con tien e subclases gen erales: así los p e r
sonales y los reflexivos (que con servan a veces la flex ió n a llí d o n d e el
n om bre la ha p erd id o), dem ostrativos (pero puede haberlos con dos té r
m in os o con tres), posesivos, etc. E l a rtícu lo , d e riv a d o casi siem pre del
pro n om b re d em ostrativo, es gen eral, va ante el n om bre (tras él en nórdico
y rum ano).
Se ha perdido en el verbo, en general, la oposición activa / m edia, a v e
ces esta ha sido recreada con ayuda de reflexivos; en cam bio, se ha d ifu n d i
do m u y am pliam ente la pasiva. T a m b ié n se ha recreado, a veces, m ediante
varios procedim ientos un im perfecto.
L as oraciones pueden ser unim em bres, pero gen eralm en te son bim em
bres, dom inando las predicativas con sujeto + verbo + com plem entos (aun
que tam bién hay los verbos intransitivos sin com plem ento). L o s verbos tie
nen form as nom inales, a saber, in fin itivo y participios, incluso geru n dios y
gerun divos.
E n la flexión en general ha coexistido el sistem a desinencial con el de la
oposición de temas y el uso de preposición + nom bre.
102 Las lenguas europeas, su crecimiento y sus relaciones
T o d o esto parece tan obvio, el hablante com ú n está tan acostum brado a
ello qu e le parece algo propio de todas las lenguas. Pero no es así; los univer
sales lingüísticos, que desde lu ego existen, son otra cosa.5 Y otras lenguas
carecen de m uchos de los elem entos aq u í citados. El m ism o indoeuropeo
más arcaico, según lo hem os descrito previam ente, era m u y diferente e in
cluso lo eran el m onotem ático (el II) y el III A . E l indoeuropeo de Europa
qu e tenem os hoy, divid id o en fam ilias y estas en lenguas, es el producto de
una evolución com pleja a partir del III B (salvo en el caso del griego, com o
he dicho).
T o d o esto en cuanto a la gram ática: podría haber insistido tam bién en
la fonética. Este aire de fam ilia es cierto asim ism o respecto a un sector im
portante del léxico y procede, por supuesto, de su origen indoeuropeo.4
P ara decir «nuevo» el español dice nuevo, el catalán nou, el inglés new, el
alem án neu, el antiguo eslavo novu: la relación es trasparente, alcanza tam
bién al sánscrito navas. C ie rto que, a veces, para reconocer el parentesco
hay que conocer ciertas correspondencias fonéticas: así en el caso, por
ejem plo, del esp. dos, el ruso dvá, el inglés tw o, el alem án zw ei, el sánsc. dvü\
o en el del gr. κλέος ‘fam a’ frente a aesl. slovo o el sánscr. sravas.
E sto en cuanto a los rasgos m ás o m enos com un es de las lenguas eu ro
peas y aun asiáticas, in clu idas las actuales. Insisto en q u e, adem ás de re
fleja r un estado presente q u e a veces d ifie re de otros m ás an tigu o s que
nos han o cu p ad o en p ágin as anteriores, d e fin e n estas len gu as de una
m an era d em a sia d o am p lia, por cu an to rebasan a E u ro p a, y dem asiado
estrecha, por cu an to no afectan a a lgu n as len g u a s no in d o eu ro p eas de
E u ro p a.
A P R O X I M A C I O N E S DE O R IG E N C U L T U R A L
EN TRE N U ESTRAS LEN GU AS
la India en el 305 a. C ., después cayeron en poder de los partos los reinos in-
d ogriegos y el propio Irán.
N o es que cesaran las influencias griegas en O rien te. P ero los Estados
griegos helenísticos, lu ego Rom a y más tarde B izan cio encontraron su
fro n te ra en el E u frates. Y desde el siglo v n d .C . A sia M en o r e in clu so
E u ro p a fueron invadidas por árabes y turcos.
R om a y B izan cio fueron forzados a establecer así por el sudeste los lí
m ites de E uropa, en otras direcciones estos lím ites llegaron al A tlán tico , al
A rtico , por el este a los U rales ya en el siglo x v m . N o es este un libro de his
toria, en otros lugares m e he ocupado m ás detenidam ente de este proceso.8
E l hecho es qu e se creó un m arco cultural, a veces tam bién político, dentro
del cual vivieron desde entonces las lenguas europeas: crecieron, se interre-
lacíonaron y, m ás tarde, se expandieron por el m undo.
Este es el tem a qu e trataré, a continuación, en este libro. En la m edida
en que hay una aproxim ación entre las lenguas europeas, esta no deriva de
los orígenes indoeuropeos, aun que sí proporcionaron el m arco más gen e
ral. V in o lu ego de hechos culturales y políticos dentro de Europa: el in flu
jo del grieg o y el latín en las nuevas lenguas que se form aban y las ap roxi
m aciones recíprocas entre estas.
H u b o , efectivam ente, a partir de un m om ento, una barrera entre A sia y
E u rop a, aun qu e esa frontera adm itiera excepciones, influjos en una y otra
dirección. Y paradojas. Los árabes, por ejem plo, trajeron a Eu ropa una
parte de la cultura griega y de su léxico. Y E u ropa se fragm entó en dos: la
de los herederos del Im perio rom ano de O ccidente, una am plia serie de
naciones, y la de los del de O rien te, Bizancio. E sto tuvo consecuencias lin
güísticas im portantes. Y , cóm o no, las tuvo el cristianism o, d ifu n d id o al fi
nal por toda E u rop a, aun que fuera entre disputas religiosas, y los nuevos
reinos qu e se crearon dentro de E uropa.
Pero vu elvo al tem a de cóm o no hubo una unidad lingüística europea
no ya en los com ien zos, tam poco cuando llegaron las sucesivas invasiones
indoeuropeas y las no indoeuropeas. Si acaso, puede afirm arse que en E u ro
pa no quedaron lenguas indoeuropeas m onotem áticas (IE II), salvo, en mi
opinión, el etrusco, llegado secundariam ente de A sia M en or y elim in ado
lu ego por Rom a; aun que hay rastros de m onotem atism o, com o de otros ar
caísmos diversos, en varias lenguas europeas. E n A sia, sí hubo lenguas mo-
Introducción 105
notem áticas en fecha antigua, las lenguas anatolias de las que he hablado:
pero bien pronto se perdieron con el h u n d im ien to del Im perio hetita y de
varias naciones com o Licia y L id ia.
C asi todas las lenguas indoeuropeas de E u rop a son, com o he dicho, del
tip o III B, que p rodujo el eslavo, el báltico, el germ án ico, el itálico, el célti
co y otras lenguas de m en or n úm ero de hablantes, más otras hoy perdidas,
com o el ilirio (pero de él viene posiblem ente el albanés), el m esapio v el ve
nético; aun que tam bién hubo una lengua em parentada en A sia, el tocario.
D el tipo III A q u edó en E u ro p a solo el griego, q u izá el tracio y lenguas
em parentadas com o el dacio, qu e lu ego se perdieron. F ue, en cam bio, pre
dom in an te en A sia , con el arm enio y el indoiranio.
N o había frontera lingüística clara, pues, en el com ien zo entre E u rop a
y A sia. E ran , si acaso, conceptos geográficos, aun que los griegos los opu sie
ran com o Libertad y T ira n ía . Y los rasgos del IE IV , com o hem os visto, se
extendieron por los dos sectores. A lgu n as evoluciones secundarias que
agrupaban varias lenguas, así la asibilación o fricativización de las gu tu ra
les, que creó las lenguas llam adas satem , se extendieron a lenguas tanto de
E uropa (eslavas y bálticas) com o de A sia (indoiranio). E n la E d ad M edia y
después el fenóm eno se repitió, sin duda independientem ente, en lenguas
rom ánicas y en dialectos griegos.
D e aquí viene esa especie de «indoeuropeo com ú n », europeo pero ta m
bién asiático, que he tratado de describir, en térm inos generales, en p ági
nas anteriores, com o IE IV .
Entonces, lo que hay de com ú n o de tendencia a la com unidad entre las
lenguas indoeuropeas de E u ro p a y es ajeno a las lenguas de A sia tiene ra
zones culturales y políticas en conexión con el concepto de Europa, no ra zo
nes estrictam ente lingüísticas, hereditarias. Y lo m ism o cabe decir de la
creación de grandes lenguas nacionales, en conexión estrecha con la histo
ria. Incluso, la de rasgos secundarios de las lenguas no indoeuropeas de
Europa.
Por m u ch o que, a partir de un m om ento, se estableciera una barrera,
dentro de Eu ropa y su cultura, entre el O rien te bizan tin o y el O ccid en te
rom ano-germ án ico, barrera qu e no cortó absolutam ente los intercam bios
cultu rales y lingüísticos, está claro qu e el ferm ento lin güístico que d ifu n
d ió por todas partes rasgos «europeos» fue el g rieg o antiguo, que in flu yó
io6 Las lenguas europeas, su crecimiento y sus relaciones
F u ero n , com o es bien sabido, los m onjes C irilo y M etodio, griegos de o ri
gen y evangelizad ores de los eslavos, los que crearon en el siglo ix los dos
alfabetos eslavos antiguos, el glago lítico y el cirílico, derivados, respectiva
m ente, de la m inúscula y la uncial griegas. E l ú ltim o es el usado hoy para
notar, con algún retoque, la m ayor parte de las lenguas eslavas.
El alfabeto latino continúa siendo el de las lenguas de la Eu ropa central,
occidental y m eridional, incluidas algunas eslavas.
H a y, pues, un gran corte entre las escrituras derivadas de la de los grie
gos y las asiáticas. Sobre todo las de la cultura del Indo, las cun eiform es, la
jeroglífica y otras de E gipto, y otras usadas por los pueblos sem itas o d eri
vadas de ellas en la India. L o s griegos dieron un gran salto en la escritura, a
partir de ese origen sem ítico, fenicio más concretam ente, del que he habla
do, y del alfabeto grieg o proceden directa o indirectam ente la escritura o
escrituras europeas. O tros intentos, com o la escritura ogám ica del irlandés
y la de las runas germ ánicas, qu edaron obliterados.
Es, pues, el alfabeto grieg o un verdadero signo de identidad de Europa,
aun qu e derive de una raíz no europea. Frente a él existen diversas escritu
ras, varias acabo de m encionarlas, y hay creaciones paralelas en C h in a , en
tre los m ayas, etc.
2. I^)s griegos proporcionaron el m odelo de los géneros literarios europeos.
N o es el m om ento de hacer balance de lo que conservaron de las culturas
anteriores, el caso es que la epopeya de tipo hom érico, la lírica, el teatro, el
tratad o c ien tífico , la historia crítica, la oratoria, la n ovela y tantos otros
gén eros literarios de los griegos siguen vivos. L legado s a través del latín
an tigu o o introducidos en fecha m edieval o renaciente o posterior, siguen
siendo de factura griega. L o m ism o ocurre con las continuaciones de estos
géneros en diversos pueblos del m undo.
D irecta o indirectam ente los griegos han con form ado nuestra literatura
y nuestra ciencia, aunque estas hayan crecido, tantas veces, en lucha con
ellos. Y la literatura y la ciencia son tam bién lengua. H ay, en lo fun dam en
tal, unidad frente a otras culturas. Y sin la difusión de elem entos lingüísti
cos a los que aludiré, toda esta literatura occidental no habría sido posible.
3. Sobre todo: el léxico culto europeo es de origen griego, llegado a
nuestras lenguas por varias vías. Y de origen grieg o de diversas fechas,
pues en la Edad H elenística creció un nuevo g rieg o cultural y científico,
ιο8 Las lenguas europeas, su crecimiento y sus relaciones
después se añadió el léxico cristiano, lu ego todo llegó a través del latín de
diferentes épocas y niveles o bien, más tarde, de B izan cio. M ás adelante se
tom ó, m uchas veces, directam ente del g rieg o antiguo, o bien se calcó d e él.
C on vien e estudiar las vías de difusión del léxico griego, porque sin él y
sus derivaciones, factor de unidad de nuestras lenguas, la cultura europea
no habría podido existir. Este léxico nos separa profundam ente de otras di
versas culturas del m undo; aunque hoy está p enetrando en todas.
N o se trata solo d e la herencia recibida por las lenguas europeas, in clu i
do el griego m odern o, del griego an tiguo y de la recibida por las lenguas
románicas del latín (a veces se trata de palabras griegas que «viajaron» a tra
vés del latín). Y ello, com o ya se ha dich o páginas atrás, por un fenóm eno
de difusión cultural qu e no solo no ha dism in uid o, sino qu e ha crecido con
los siglos, y sigue creciendo.
Insisto en qu e al hablar de léxico no hay que pensar solo en palabras
completas. Los elem entos form ativos (iniciales y finales) de nuestras lenguas
y sus sistemas de derivación y composición son, sobre una base indoeuropea,
fun dam entalm en te g riegos y latinos. D aré datos sobre esto.
4. L a sintaxis de la oración com puesta es una herencia, sobre todo, de
sus desarrollos en los prosistas griegos, incluidos los oradores, todos ellos
im itados en no escasa m edida en latín. H a sido el m odelo de la prosa de to
das las lenguas europeas. N o son com parables, por ejem plo, la prosa del
sánscrito o la del chino. Y no se trata solo de la sintaxis de la oración com
puesta, sino de la sintaxis en general.
5. El latín siguió siendo, tras la A n tigü ed ad , la lengua culta de Europa;
prim ero sola, luego acom pañada de otras. A l menos así fue hasta el siglo x vm .
Y es qu e ha habido tres latines: el v u lg a r o hablado, del qu e surgieron las
lenguas rom ances y qu e tam bién in flu yó en otras más; el m edieval, qu e in
cluía una m ín im a literatura antigua y literatura cristiana, y que sum inistró
constantem ente m odelos y sirvió para la adm inistración; y el latín clásico,
descubierto grad ualm ente, pero sobre todo tras el siglo xv, y q u e fue esen
cial en la enseñanza y la literatura de Europa.
6. Y hubo, en la E d ad M edia, dos griegos: la lengua «pura» o katharé-
vasa, con tin uadora de la k oin é literaria y que fue un veh ícu lo de trasm i
sión de la cu ltu ra antigua y cristiana, tam bién la len gu a oficial del Estado,
y la «popular» o áimotikí, lengua oral derivada de la kpiné pop u lar y rara
Introducción ________________ 109
P A N O R A M A L IN G Ü IS T IC O A C T U A L DE E U R O P A
111
112 Las lenguas europeas, su crecimiento y sus relaciones
das, pero no excesivam ente grandes. E l «aire de fam ilia» del qu e he habla
do se reconoce fácilm ente. U n a afirm ación com o la de M eillet1 de que
nada puede haber m ás alejado qu e el inglés del tipo indoeuropeo es exage
rada. C o n algun as excepciones y recortes form ales, el sistema de sus cate
gorías y funciones es indoeuropeo.
El hecho es que, pese a todo, qu eda un elenco im portan te de lenguas
indoeuropeas en Europa. G ran d es lenguas y pequeñas lenguas, tam bién
dialectos. L en gu as que son oficiales y otras que son cooficiales, más una
am plia colección de lenguas y dialectos qu e no son ni lo uno ni lo otro.
A u n q u e con ven dría notar que la diferencia entre lengua y dialecto no es
tanto lingüística com o sociológica. Se habla de lengua, preferentem ente,
cuando los hablantes la sienten com o diferenciada de otras y propia, com o
reconocida social y hasta políticam ente, regu larizada, poseedora de una li
teratura y de fronteras fijas y claras. A veces se habla, cuando faltan a lg u
nos de esos rasgos, de dialecto o de variante.
V o y a dar un breve catálogo de las lenguas actualm ente vivas en Europa
(algunas, por obra de la colonización o em igración, tam bién fuera de ella).
Es preferible proceder por grupos. M e lim ito a enum erar las lenguas y los
dialectos vivos m ás im portantes,2 sobre su historia se hablará más tarde.
deña, el corso, m u y diferente. Y otro gru p o tam bién diferente, el del reto-
rrom ance, al que pertenece el friulan o, en el A lto A d ig io .
b) En España, el castellano o español, lengua oficial, procedente del latín
de la antigua C astilla. Se d ifun d ió desde pronto desde su lugar de origen.
Pero son lenguas cooficiales en sus respectivas regiones el catalán (del que
derivan variantes, consideradas com o lenguas propias, en Valencia y B alea
res) y el gallego. E l español, de todos m odos, adem ás de lengua oficial, es
lengua com ún en todo el Estado, incluso para aquellos que tienen otra len
gua m aterna. H ay luego lenguas o dialectos m u y m inoritarios, com o el as
turiano, el leonés y el aragonés, que en tiempos fueron im portantes.
A p arte, vive el aranés, y hay una variante m edieval del castellano que es
el judeoespañol, hablado en M arruecos, Israel, T u rq u ía y otros lugares de
la diaspora judía. Se perdió, en cam bio, el m ozárabe. Y el elem en to germ á
nico procedente del g ó tico q u edó m u y reducido en las lenguas posteriores.
c) E n F rancia, la lengua oficial es el francés, procedente del rom ance de
la antigua lle-d e-F ran ce, en definitiva, del latín, con elem entos germ án i
cos que sobrevivieron a la rom anización de los francos. Se habla tam bién
en B élgica y en zonas lim ítrofes de F rancia. En ella siguen más o menos vi
vas antiguas lenguas com o el p roven zal y el norm ando. P ero desde el d e
creto de Francisco I en 1539 haciendo oficial el francés (decreto de V illers-
Cotterets), todas las antiguas lenguas pasaron a ser consideradas com o
dialectos con uso decreciente.
d) E n Portugal, el portugués, lengua oficial, próxim a al gallego, del que se
separó en el siglo xiv. Quedan restos de dialectos españoles, com o el leonés.
e) E n R um ania, el rum ano, lengua oficial. Se m an tuvo la lengua latina
incluso después de la retirada de los rom anos en 216 (T ra jan o había ocu p a
do la D acia en el 106).
C ab e señalar la tendencia a hacer coincidir las fronteras políticas de las
grandes naciones con una lengua oficial. Pero nunca ha culm in ado, esas
lenguas com parten a veces su d om in io con diversas lenguas y dialectos. Y
varias de ellas se han d ifu n d id o am pliam ente fuera de Europa.
3. Grupo germánico
a) E l inglés, lengua oficial en Inglaterra e Irland a, cooficial en otros lu
gares. E s el resultado de un largo proceso de fusión de dialectos germ án i-
" 4 Las lenguas europeas, su crecimiento y sus relaciones
eos, com o los de los anglos, sajones, jutos y frisones (entrados desde el 449,
tras la retirada rom ana) y del in flu jo rom ánico de) n orm an d o (ya en el si
glo x). Reintrodujo elementos latinos que habían sido desplazados junto con
el latín cuando se produ jo la retirada de los rom anos de Inglaterra en el 410.
b) El alem án, lengua oficial en A lem ania, A u stria y S u iza , y oficial re
gional en Italia (A lto A d ig io y T iro l del S u r ), en D in am arca (junto con el
danés) y en B élgica (Saint-V ith y Eupen).
E s un d erivado del antiguo gru p o del alto alem án, qu e a d q u irió form a
literaria con L u tero , en el siglo x v i, y ha ido desplazan do poco a poco los
dialectos.
c) E l neerlandés, lengua oficial en H o lan da y en parte de B élgica, con el
nom bre de flam enco. Es una derivación del dialecto bajo alem án (tam bién
hablado en zonas de A lem ania).
d) E l luxem b urgués, lengua oficial en L u x em b u rg o (con el francés).
U na variante más del bajo alem án.
e) Eli danés, lengua oficial en D in am arca (junto con el alem án). Está es
trecham ente u nid o a las lenguas de N o ru eg a, Suecia, Islandia y las islas
F eroe, form an un gru p o lingüístico propio dentro del germ ánico.
4. Grupo céltico
a) E l irlandés, oficial con el inglés en Irlanda. Se añaden el gaélico de
Escocia y el m anés de la isla de M an, pero con escaso n úm ero de hablantes
hoy día, com o todas las lenguas célticas, sustituidas ya por las germ ánicas,
ya por las románicas.
b) E l galés, oficial en el País de G ales (con el inglés).
c) F.1 bretón, en la Bretaña francesa, procedente de celtas venidos de la
G ran Bretaña, no del celta antiguo.
5. Grupo eslavo
Procede de pueblos que llegaron a Europa orienta! ya en el prim er m ile
nio antes de Cristo. Se expandieron hacia el oeste y el sur, chocando con grie
gos y germ anos (con quienes com partieron algunas isoglosas). Se divide en:
a) El eslavo oriental: ruso, bielorruso y u craniano, lenguas oficiales en
los respectivos países. T am b ién el sorabo superior e in ferio r en pequeñas
regiones de A lem an ia oriental.
Historia de las lenguas y los dialectos indoeuropeos de Europa
6. Grupo báltico
F orm aba la retaguardia de las invasiones del gru p o eslavo y tenía estre
cho contacto con él.
H o y se hablan solam ente el letón y el lituano. S u extensión hacia el oes
te era m ayor, el an tiguo prusiano fue sustituido por el germ ánico; en el este
se encuentran huellas bálticas com o substrato del ruso.
U N P R IM E R B O CE T O H IST Ó R IC O
I-as lenguas y los dialectos que hem os presentado son com o puntas de un
gran iceberg: el de las lenguas indoeuropeas qu e entraron en Europa,
com o he dicho, desde en torno al 2500 a. C . y que se im pusieron a las más
antiguas com o el «antiguo europeo» y, q u izá, el pelásgico.
A veces representan fragm entos de la evolución dialectal de los grandes
grupos: el griego es, com o hem os visto, una especialización o derivado dia
lectal den tro del IE III A , el politem ático, del qu e otras derivaciones son el
tracio, el frigio, el arm enio y el indoiranio. Y a sabem os qu e el latín, el esla
Las lenguas europeas, su crecimiento y sus relaciones
vo, el báltico, el germ án ico, etc. son derivaciones de edades diferentes y con
localizacion es geográficas diferentes del IE III B, el qu e tun día en un solo
terna de pretérito los antiguos temas de perfecto, im perfecto y aoristo.
C u a n d o hablo de latín, eslavo, etc., hablo de «lenguas com unes». E n un
principio, eran dialectos que se crearon dentro del in doeuropeo y que, a su
vez, se fragm entaron en dialectos, y estos, a su v ez, en otros dialectos y le n
guas. A lgu n as de estas lenguas se d ifu n d ieron extraordin ariam en te por ra
zones culturales e históricas, com o las de la prim era serie m encionada arri-
ba. la del italiano, el castellano, el francés, el inglés, el alem án y el ruso.
O tras han su frido avatares diferentes.
L a evolución histórica, cultu ral y política ha hecho, efectivam ente, que
algunas de estas lenguas derivadas hayan crecido extraord in ariam en te en
su im portancia política, cultu ral y dem ográfica. O tras han q u edad o en lí
mites m ás reducidos, otras todavía tienen tan solo una im portan cia local.
P o r últim o, otras se han perdido en diferentes m om entos p or causa d e la
expansión de las lenguas que se convirtieron en dom inantes.
T o d o esto merece un estudio histórico, aunque sea de tipo general. T ie
ne q u e co m en zar por las grandes líneas de fractura del in doeuropeo (tema
estudiado páginas atrás) y seguir luego con las fracturas dentro de Europa: es
tudio de las características de los grupos, su localización inicial, su trayecto
posterior. M e refiero a qu e las «lenguas com unes» latina, eslava, g e rm án i
ca, etc., deben ser definidas desde estos puntos de vista, así com o sus descen
dientes principales, ya reseñados. T am b ié n debe estudiarse la historia de
las diversas lenguas descendientes de cada «lengua com ú n », ya he ofrecido
un breve catálogo de ellas.
L a creación de lenguas com unes a partir del in doeuropeo III (A y B) no
es sino una nueva fase de la evolución de la lengua indoeuropea: una serie
d e innovaciones y elecciones crearon el IE II, m onotem ático (del qu e a su
v ez derivaron las lenguas anatolias, m ediante innovaciones y elecciones
también); y de él, el IE III A y B, politernáticos, que pueden conservar,
com o arcaísm os, verbos m onotem áticos, com o se ha ejem plificado.
D e u no y otro indoeuropeo vienen así las diferentes «lenguas com unes»
a las qu e he hecho referencia, qu e. a su v ez, crearon lenguas derivadas, a su
v ez fragm entad as en otras. P o r ejem plo, el «griego com ún» creó el grieg o
oriental y occidental; el prim ero a su v ez creó el jónico, el cólico, etc.; el se
Historia de tas lenguas y los dialectos indoeuropeos de Europa 121
H I S T O R I A DE L A S P R I N C I P A L E S L E N G U A S . C O M U N E S
GR [ECO
LE N G U A S CELTAS
E n el siglo ni a. C . los celtas, que ahora están reducidos a una situación peri
férica, ocupaban todo el oeste y centro de Europa, desde Irlanda y G ran B re
Las lenguas europeas, su crecimiento y sus relaciones
taña a Bohem ia, pasando por Francia, casi toda A lem ania, el norte de Italia y
España, salvo la costa mediterránea. E n A sia M enor se im plantaron los gála-
tas. T o d o esto representa lina gran expansión a partir de la patria original,
que se sitúa en una zona que va del este de Francia a Suiza, Baviera y B ohe
mia. Y ello en las épocas de H allstatt y L a T én e, entre los siglos vin y v a. C .
E n orm e expansión fue, pues, la de los celtas a partir de esa patria o rig i
nal.' H an dejado abundantes huellas toponím icas y de préstam os léxicos.
D espués v in o su progresiva decadencia. O cu p aro n R om a en el 390 a. C .,
pero luego la G alia C isalpin a, esto es, el norte de Italia, fue conquistada por
los rom anos. Y C ésa r h izo lo propio con las G alias en el siglo r a .C . En ese
m om ento, los celtas sufrían las ofensivas de los germ an os, ofensivas que
continuaron cuand o, ya en el siglo v d. C ., al retirarse los rom anos, los an
glosajones ocuparon Inglaterra. M ás tarde llegaron a esta isla los frisones y
los daneses, entre otros germ anos.
L as lenguas celtas han qu edad o reducidas, com o he dicho, al extrem o
occidente, en G ales, Escocia e Irlanda, don de hoy son m inoritarias, y a la
Bretaña francesa (adonde los celtas pasaron desde Inglaterra).
P ero los celtas fueron im portantes para la cultura europea. C onocem os
bastante bien el celtíbero y el galo de antes de la conquista rom ana gracias a
inscripciones ya en alfabeto griego, ya en alfabetos o sem ialfabetos de origen
griego o ten icio. Introdujeron luego los celtas, en Irlanda, desde el siglo v d . C .,
el alfabeto latino para escribir prim ero glosas, después una literatura propia
(antes había existido la escritura llam ada ogámica). Y cristianizaron Inglate
rra y Escocia desde Irlanda, de donde llegó san C olom ban o, y desde Rom a,
de donde llegó del m onje A gu stín , enviado por G re go rio M agno.
H u b o en la E d ad M edia inicial una im portante cultu ra celto-latino-
cristiana, qu e llevó a la fundación del m onasterio de S ain t-G all en S u iza y
que in flu yó con A lc u in o y otros m on jes en el R en acim iento carolingio
y luego en el conocim iento de los clásicos, incluidos los griegos, en Europa en
general. Scoto Erígena, del siglo íx, es uno de los nom bres más conocidos.
Y , sin em bargo, así com o la gran nación celta en E u ro p a sucum bió
a n te rom anos y germ an os, la nación celta m edieval de las islas Británicas
decayó poco a poco, irrem ed iablem en te, ante los ejércitos y la cu ltu ra de
los anglosajones, que acabaron p or con qu istar E scocia e Irlanda, los casi
últim os bastiones.
Historia de las lenguas y los dialectos indoeuropeos de Europa λ 21
A sí, las lenguas celtas han dejado escasa im pronta en el panoram a lingüís
tico europeo, salvo préstamos y bastantes topónimos tomados del celta antiguo.
Por ejem plo, entre los préstam os, m uchas veces llegados a través del la-
tin: esp. cerveza, port, cerveja (de cervisia), derivados diversos de cavallu, ca-
panna, bracea,sagú, lancea,alauda, carro, leuca, etc. E n los topónim os son fre
cuentes term inaciones com o -briga ‘ciudad’ {Mirobriga, Turobria, Cotmbra <
Conimbriga, Bragan^a); -dunun ‘ciudad, fuerte1 (Lyon < Lugdunum, referen
te al dios L u g; Verdun de Uperdutium); -laño ‘llano’ {Milano < Mediolanum)·,
-rito ‘vado’ (Madrid < Magetoritum ‘vado del cam po’, creo que Botorrita
'vado de las vacas’); y los p r e fijo s ^ ·- ‘victoria’ (en Segovia, Segóbriga, Sisa-
món < Segisama, Sigiiensa < Segontia); nemeto- ‘bosque sagrado' (Nanterre).
Las lenguas celtas eran m orfológicam en te conservadoras, pero su foné
tica ofrece algunos rasgos originales im portantes. E l celta perdió la p - in
doeuropea inicial: el IE para es en celta are (así en Aremorica). H ay un debi
litam iento o lenición de las consonantes: en irl., p or ejem plo, c, t ,g , d, b se
transform an en sordas aspiradas. Y den tro del celta, la kw indoeuropea da
\ en irlandés (ctíig ‘cin co’) ,/> en galés (pump) y bretón. E n la m orfología,
que conservó en an tiguo irlandés los cinco casos, pero perdió grad u alm en
te el n eutro y el dual, hay arcaísm os im portantes en el verbo (form as m e
dio-pasivas con -r, su bju n tivo que deriva directam ente de la raíz), pero
tam bién innovaciones com o varios futuros, la pérdida del optativo, la crea
ción de una flexión absoluta y una con jun ta.1'
El celta antiguo, el galo y el celtibérico eran m ás arcaizantes todavía,"'
LE N G U A S G E R M Á N ICA S
tas. con los cuales pronto entraron en contacto y a los cuales desplazaron,
com o he dicho.
D esde el siglo n d. C . los germ an os nos dejaron las inscripciones llam a
das rúnicas, que m uestran un germ án ico poco diferenciado. H o y el g e r
m án ico es d ivid id o por los lingüistas en tres grandes grupos: el occidental,
el septentrional y el oriental. D e n tro de cada uno había lenguas diferencia
das. Y a en el siglo iv a. C . Piteas de M arsella hablaba de la tribu de los teu
tones, situada cerca del m ar del N orte: pertenecían al gru p o occidental.
El germ án ico septentrional es el qu e perm an eció en la península escan
din ava y D in am arca, prácticam ente en la patria prim itiva; en el oriente se
establecieron los godos, desplazados hacia el sur y luego en varias direccio
nes; son los qu e hablaban la lengua germ ánica m ejor conocida, gracias a la
traducción de la B iblia del obispo U lfilas, en el siglo iv d. C .
El conocim ien to de los germ an os, sin em bargo, es para nosotros ante
rior: com ien za con las invasiones de los cim brios y los teutones, germ anos
occidentales, lanzadas contra la G alia e Italia a finales del siglo ii a. C . y ven ci
das por el cónsul M ario en 102 y 101. C o m e n zó así la larga confrontación
entre rom anos ν germ anos, que con tin uó con la derrota del cónsul V a ro en
el bosque de T eo to b u rgo , en el año 9 d. C ., y con diversos enfrentam ientos
con los germ an os occidentales, a los qu e R om a intentaba con tener con el li
mes que seguía el R in y el D anubio; los intentos de in vasión hasta el E lba
fracasaron. F u e d efen d id o hasta el final el limes, pese a todo.
Sobre estos germ anos tenem os inform ación relativam ente abundante,
suministrada por Cesar y T ácito. Luego, de entre ellos, fueron a finales del si
glo n i los francos y los alam anes los qu e cobraron m ayor protagonism o. Los
anglos y otras tribus tam bién occidentales pasaron a G ran Bretaña cuando
d e allí se retiraron los rom anos, en el 410, com o hemos señalado.
Estos germ anos occidentales, de entre los cuales los francos ocuparon la
G alia mientras que otras tribus, que perm anecieron en A lem ania y la costa
del m ar del N orte, crearon el alem án, bajo y alto, se contaron entre los prin
cipales enem igos de Roma. Pero tam bién los godos, ya mencionados, germ a
nos orientales que chocaron con el Im perio de O riente y luego erraron crean
do reinos en el norte de Italia (ostrogodos) así com o en el reino de T olosa en
Francia y en España (visigodos). A cabarían |v >r ser destruidos todos ellos,
bien por los francos, bien por los árabes, en el caso de los visigodos de Fspaña.
Historia de las lenguas y los dialectos indoeuropeos de Europa [2 9
C o m o se ha dicho, son los godos los prim eros germ anos que adoptaron
la escritura, tom ada de los griegos (aparte de las inscripciones rúnicas ya
m encionadas). M ás tarde los germ an os occidentales de A le m a n ia e Ingla
terra adoptaron el alfabeto latino.
E n definitiva, m ientras que los germ anos q u e quedaron dentro de las
antiguas fronteras del Im p erio occidental, en Italia, F ran cia e H ispania,
perdieron sus lenguas, adoptan do p rim ero el latín, lu ego lenguas rom an
ces, los que quedaron fuera de estas fronteras conservaron sus lenguas ge r
m ánicas, ya d e tipo occidental, ya de tipo nórdico: he dado páginas atrás un
catálogo de estas lenguas. Pero todos se cristianizaron, todos adqu irieron
una cultura qu e, conservando elem entos germ án icos, era fu n d am en tal
m ente latina y cristiana.
Fueron los francos y los visigodos los prim eros qu e se rom anizaron y
cristianizaron: los francos al cristianism o de N icea (con C lod oveo en el 496,
los visigodos al arrianismo, luego al credo de N icea con Recaredo en el 589).
O tros pueblos germ anos se con virtieron tam bién. Juan de B iclaro fue el
prim er go do que escribió en latín. Y san Isidoro escribió en latín en un m o
m ento, ya en el siglo v il, en el que en el resto de Europa ya no se escribía en
latín culto.
Sobre el m odelo rom ano crearon reinos y, finalm en te, un im perio: el
rotn an ogerm án ico de C arlo m agn o (coronado en R om a en el año 800) y sus
sucesores. Intentaban así reconstruir el Im perio rom ano."’ Y exp an dir otra
v e z un latín aproxim adam en te clásico, usado desde entonces en la a d m i
nistración y la literatura.·11
Paralelam ente, en B izan cio las lenguas germ án icas no lograron despla
za r al griego, pese a los triunfos, en u n m om ento dado, de los godos (bata
lla de A d n a n ó p o lis en 278 d. C .). T a m p o co lograron im plantar estas len
gu as los v ikin g os, germ anos nórdicos que, con sus barcos, recorrieron y
asaltaron las costas del A tlán tico y el M ed iterrán eo del siglo ix al xt. In clu
so llegaron a Rusia y, en ella, al C aspio y el m ar N e gro . P ero allí don de se
asentaron, en N o rm an d ía , aceptaron un dialecto francés. E n Inglaterra los
daneses invasores fueron asim ilados p or los anglosajones.
A sí, resum iendo, las num erosas tribus germ ánicas que conocem os por
referencias varias 110 dejaron, en general, rasgos lingüísticos que podam os
atribuir a una tribu definida. H a qu edad o un n órdico bastante indíferen -
Γ3° Las lenguas europeas, su crecimiento y sus relaciones
ciado internam ente, así com o el bajo alem án, el alto alem án (o alem án lite
rario actual) y el inglés, del qu e hablo más adelante. Las lenguas g erm án i
cas m odernas proceden, sin duda, de m ezcla de dialectos tribales. T o d a s
ellas tienen un im portante com pon en te léxico latin o (y lu e g o francés, etc.).
A n tes he presentado algunas innovaciones fonéticas de todo el ge rm á
nico: prim era m utación consonántica, vocalización de las sonantes con u.
O del alto alem án (segunda m utación consonántica). Por lo dem ás, el ge r
m ánico es, dentro del IE III B, una lengua bastante tradicional, con cinco
casos y con fusión del aoristo y perfecto en un pretérito. E s nueva la exis
tencia en el adjetiv o de una declinación fuerte y una débil, tam bién de una
flexión fuerte y una débil en el verbo; en él se crearon diversas form as p eri
frásticas para el perfecto, la pasiva y el futuro. H u b o una reestructuración
del sistema de los m odos.“
D entro de estos rasgos com unes, los hay propios de las distintas ramas.
L o m ás notable es la postposición del artículo (derivado del dem ostrativo)
en nórdico.
E n cuanto al léxico germ án ico absorbido por lenguas rom ánicas com o
el francés, el castellano o el floren tin o, a m enudo resulta difícil d ilu cid a r su
origen d i a l e c t a l . Y ello p orque de las lenguas germ án icas antiguas no nos
han qu edad o textos escritos, salvo la Biblia gótica. H ay, lu ego, textos m e
dievales, pero ya de las lenguas germ án icas m odernas: del inglés (desde el
siglo vn), del alto alem án (siglo v m ), del bajo alem án (holandés, siglo xn ),
del islandés (siglo xin ).
Las lenguas germ ánicas, que ocupan una parte m uy importante de E u ro
pa y han pasado a otros continentes y, en el caso del inglés com o segunda
lengua, a todo el m u n do, ofrecen, pues, un panoram a m uy diferente del que
presentaban en la A n tigü ed ad . En ella ocuparon casi toda Europa al oeste
de] eslavo y al norte del antiguo Im perio rom ano, pero estaban m uy fra g
m entadas de una form a que difícilm ente podemos reconstruir.
Eso sí, aun qu e vencieron a R om a, lin güísticam ente no pudieron pene
trar en su ám bito, quedaron fuera. Y cultural y aun lingüísticam ente se
con form aron a los m odelos rom anos y cristianos. C o n lo cual E u ro p a q u e
dó enorm em en te am pliada hacia el norte. En lo fun dam ental, esta fue la
suma de los descendientes de Rom a y de los pueblos germ ánicos cu ltu riza-
dos por ella, más B izan cio y los pueblos eslavos, qu e B izan cio cultu rizó.
Historici de las lenguas y tos dialectos indoeuropeos de Europa
A sí, las antiguas divisiones lingüísticas se reflejan mal en las lenguas ger
m ánicas m odernas, salvo en el caso del nórdico.1* Las lenguas germ ánicas
m odernas son, repito, fundam entalm ente, el germ ánico continental, con el
alem án bajo y alto; el nórdico; y el insular, con el inglés, todo dentro de un
universo m u y rom anizado y con una notable tendencia a la aproxim ación
lingüística y cultural, pese a los enfrentam ientos que trajo la historia.
LE N G U A S ESLAVAS
LE N G U AS BÁLTICAS
Pero los pueblos bálticos, presionados por el este y sur por rusos y polacos,
por el norte por los fineses, por el oeste por los alem anes, declinaron. H an es
tado, durante m ucho tiempo, ocupados por Rusia, hasta que con la desinte
gración de la U nión Soviética Letonia y Lituania recobraron la independen
cia, aun qu e con un peso d em o gráfico y territorial m u y dism inuido.
H a habido teorías que han propuesto una antigua lengua com ú n balto-
eslava. H o y más bien se piensa’'' en un gru p o con relaciones internas bas
tante laxas. Y a hem os hablado de isoglosas coincidentes, a veces tam bién
con otras lenguas indoeuropeas que en algún m om ento fueron vecinas, y
de arcaísm os.
C o n todo, no siem pre hay coincidencia con el eslavo: se conserva en bál
tico un futu ro sigm ático, por ejem plo, que no existe en eslavo. Y no se dan
ciertas innovaciones del eslavo (y, a veces, de otras lenguas) en fonética y en
m orfología: por ejem plo, el pretérito con -H +s, el aspecto p e rfe c tiv o / im
perfectivo, etc. Faltan arcaísm os com o el optativo. Pero tam bién hay inno
vaciones bálticas, com o el com p lejo sistema de la flexión nom inal.
Bálticos y eslavos son, pues, grupos próxim os, no tan distintos. E l bálti
co y el celta son hoy restos lingüísticos indoeuropeos en los dos m árgenes
occidental y oriental de C entroeu rop a, la ocupada por germ anos y eslavos.
evolucion aron hacia el que he llam ado IE IV7, cuyos rasgos tam bién se im
plantaron en el indoeuropeo de A sia. H e descrito los rasgos principales de
este indoeuropeo.
T ra s él, hubo varios fenóm enos im portantes, al pasarse d e la E d ad A n
tigua a la M edia y la M oderna:3"
1. F ragm en tació n del latín en varios grandes grupos en los que, a su
v ez, destacaron algunas lenguas im portantes por su papel político y cu ltu
ral. A d q u iriero n nuevos hablantes al latinizarse la población germ ánica
del sur.
Las lenguas rom ánicas tienen hoy, en total, en Europa, unos 225 m illo
nes de hablantes. L im itán d om e a las más difundidas: 42 el español, 60 el
italiano, 55 el francés, veinte el ru m ano, ocho el p ro ven zal, nueve el cata
lán, d ie z el portugués, tres el gallego. En total, 225 m illones de personas,
m u ch as de las cuales hablan, jun to con las lenguas oficiales, diversos d ia
lectos o lenguas.
2. C on servación del grieg o unitario, a saber, la kpiné y sus con tin uacio
nes, con reducción de su espacio y som etido a algun as evoluciones internas,
pero apenas fragm entado. El grieg o m oderno tiene unos once m illones de
hablantes.
3. C recim ien to geográfico, dem o gráfico , político y cultural del germ á
n ico y el eslavo, qu e a su v ez produjeron algunas lenguas im portantes.
M e lim ito a estas. Las germ án icas las hablan en E uropa unos 230 m illo
nes de habitantes, 20 las nórdicas, 110 el alem án, 25 el neerlandés y flam en
co, 65 el inglés. L as eslavas, unos 280 m illones, 200 las septentrionales
(ruso, ruso blanco y ucraniano), 56 las occidentales (polaco, checo, eslova
co), 32 las m eridionales (esloveno, serbocroata, m acedonio, búlgaro).
4. D ism in u ción del n úm ero de hablantes de otras ramas indoeuropeas:
así, hoy existen un m illón y m edio de hablantes del celta, cinco del báltico,
cinco del albanés. Las lenguas no indoeuropeas son m inoritarias, habladas
por unos 23 m illones: dieciséis el hú n garo, siete el finés, y uno el vasco.
5. M ovim ien tos de unificación de origen cultu ral, a partir del grieg o y
el latín, de todas estas lenguas y, a veces, a partir de influjos horizontales.
Este es el fenóm eno, esencial para el con ocim ien to de las lenguas de E u ro
pa, qu e estudiaré en la tercera parte de este libro.
ü i Las lenguas europeas, su crecimiento y sus relaciones
perfecto com puesto. C on ocem os tam bién los m odos y sabemos cóm o han
ten did o a reducirse, perdiéndose con frecuencia el subju n tivo y el optativo
o uno de los dos (o restringido su uso). Se han m antenido las form as n om i
nales del verbo y las voces activa y pasiva, más form as reflexivas, a veces,
m ás o m enos equivalentes a la m edia. H e hablado, por otra parte, de ar
caísm os e innovaciones aqu í o allá.
T o d o esto se refiere, principalm ente, al contenido. En cuanto a la for
m a, con la m ayor frecuencia los procedim ientos form ativos son de heren
cia indoeuropea y, por tanto, sem ejantes en unas y otras lenguas. P ero a ve
ces se han perdido aquí o allá; a m en ud o los contenidos de las oposiciones
gram aticales se han recobrado con ayuda de nuevos recursos form ales. E n
tre estos, m uy frecuentem ente, form as perifrásticas.
En sum a, con form as de herencia indoeuropea o con otras, los sistemas
gram aticales de las lenguas indoeuropeas actuales de Europa no difieren
dem asiado entre sí, dentro del tipo general del IE IV . M ucho m enos que
los sistemas fonológicos, qu e hay que d om in ar para hacerse consciente de
las coincidencias (y diferencias) gram aticales, expresadas por form as here
ditarias o nuevas.
Y habría qu e hablar tam bién de la form ación de palabras y de la d eriva
ción y com p o sición , q u e son fu n d a m e n talm en te igu ales en todas partes,
así co m o del n úcleo de la sintaxis n om in al, ad jetiva l y v erb a l, tam bién
coincidente.
B ajo sistemas fonológicos varios que en ocasiones los hablantes de una
lengua no reconocen, el sistema esencial de categorías y funciones, sujeto a
algunos cam bios, reducciones y am pliaciones, es fun dam entalm en te el
m ism o en las lenguas indoeuropeas de la Eu ropa de hoy (y en las de A sia,
insisto). Su form a externa a veces difiere, y esto es lo qu e hace, junto con las
diferencias de los sistemas fonológicos, que los hablantes de una lengua ge
n eralm ente se pierdan en otra, salvo qu e la hayan estudiado especialm ente
o de un m odo u otro se hayan habituado a ella.
A este «perderse» contribuyen, tam bién, las diferencias en el léxico: pa
labras del m ism o origen no son reconocidas com o iguales a causa de las
distintas evoluciones fonéticas o p orqu e su sentido ha variado en cada len
gu a o en diferentes niveles den tro de ellas. O p orque algunas lenguas han
introdu cid o léxico nuevo de diferentes orígenes.
140 Las lenguas europeas, su crecimiento y sus relaciones
D e todos m odos, verem os que, jun to con las sem ejanzas sobre todo g ra
m aticales, más o m enos claras, más o m enos enm ascaradas, com o acabo de
decir, existen las otras, de origen cultu ral, a las qu e ya m e he referido: en el
léxico, en la sintaxis, en la literatura.
Estas afectan ya solo a E uropa. E n definitiva: las lenguas indoeuropeas
de E u ro p a no están tan lejanas unas de otras com o creería el p rofan o, si
se las a n a liza con ven ien tem en te. N i de las de A sia . Pero su p ro xim id a d y
sem ejan za ha a va n za d o , con el tiem po, sobre to do m ed ian te hechos lé x i
cos y tam bién sintácticos y literarios. E sta sem ejanza es ya e x clu siv a m e n
te europea.
3
LA S L E N G U A S N O IN D O E U R O P E A S D E E U R O P A
E L VASCO
141
Η2 Las lenguas europeas, su crecimiento y sus relaciones
E l nom bre de los qu e fueron llam ados «vascones» por los rom anos lo
recibieron de pueblos indoeuropeos vecinos. C on cretam ente hallam os el
nom bre ba(r)scunes de una leyenda m onetal de lengua indoeuropea, que
significa «los de las m ontañas». Es una propuesta de A . T o v a r gen eral
m ente aceptada. E s n orm al que un pueblo reciba su nom bre de los vecinos.
P ero la lengua se llam a tam bién euskera.
Resulta difícil establecer la patria de los vascos de España y F ran cia.
D esde luego, hoy nadie acepta qu e los vascos fueran iberos y el vasco fu e
ra hablado en toda España, com o propuso H . Sch uh ardt. A u n q u e existen
en varias regiones de España, sobre todo a lo largo del P irineo y al oeste
del territorio del v izca ín o (donde hay un corte lin gü ístico claro, resultado
de una invasión), topónim os vascos o de aspecto vasco, qu e pudieron lle
ga r de varías m aneras.
En la A n tig ü ed a d , los vascos habitaban, en lo qu e hoy es España, al sur
del Pirineo y los m ontes cántabros un territorio reducido, lim ítrofe con los
de várdulos y caristios, pueblos indoeuropeos. En el libro de J. C a ro Baroja
Materiales para una historia de la lengua vasca en relación con la latina 2 pu e
den verse una serie de m apas y de datos qu e reflejan una prim era exp an
sión en la E d ad M edia y un retroceso desde el siglo x v m en las llanuras p e
riféricas (en N a va rra y A la va , sobre todo) antes vascohablantes en cierta
m edida. Se encuentran térm inos vascos en Berceo, en las glosas de Silos, en
docum entos m edievales aragoneses, riojanos y navarros.
El vasco nos es con ocido3 desde 1545, por un libro de poesías de D ech e-
pare; lu ego hay una docum entación bastante abundante, con traducciones,
refranes, sentencias, etc.
P ero hay, antes, anotaciones m edievales: en las Glosas Emilianenses del
siglo x, en la Guía de Peregrinos a Compostela del siglo x m , etc. Y hay a lg u
nas palabras vascas en inscripciones latinas del tardo im perio, más los d a
tos de la toponim ia y antroponim ia. M ás lo que puede deducirse del estudio
de la gram ática histórica.4 Por supuesto, tenem os la recogida de datos y las
encuestas en época contem poránea.
Por lo dem ás, con la expansión del castellano y la decadencia de la cu l
tura tradicional, se redu jo p rogresivam ente el n úm ero de hablantes del
vasco en los siglos x ix y xx: era una lengua rural, el castellano se d ifun d ía
com o la lengua de las ciudades y la lengua de cultura, la de más alto nivel
Las lenguas no indoeuropeas de Europa ___________ 143
i. Descripción y tipología
Pueden hallarse descripciones del sistema del vasco y su tipología: así en la
obra citadas de Entw istle6 y en otras más.7 R em ito tam bién a un trabajo
m ío11en el que hago ver que no hay una tipología misteriosa ni extraña y ab
solutam ente cerrada y original en el vasco: sus principales rasgos se encuen
tran tam bién en m uy diversas lenguas y en diversas conexiones.
Se puede pensar qu e algunos han surgido a lo largo de su historia e
igualm ente en la historia del indoeuropeo (partículas aglutinadas al final de
palabra para m arcar los casos y en otras funciones, conjugación objetiva,
form as verbales perifrásticas, etc.); otros, com o el ergativo, caso sujeto de un
verbo transitivo, se encuentran en m u y diversos am bientes lingüísticos.
E l vocalism o es m uy sim ple y análogo al del castellano (aunque la e
cuenta con una gran dispersión); falta, en gen eral, la f , convertida en los
préstam os en p , así com o la h , qu e subsiste aquí o allá; />, /, ^ son raras en
posición inicial, las sonoras correspondientes pueden ser oclusivas o fricati
vas, com o en castellano. T o d o esto es sem ejante en el castellano, y se ha
pensado en un in flu jo vasco. Pero n o ocurre así con la existencia de varias
silbantes y africadas, ni con la prótesis vocálica ante r- y ciertos grupos.
E l sustantivo no tiene genero, sí núm ero y anim ación. H ay hasta cator
ce casos en el nom bre y el adjetivo, se crean por aglutinación al final. El
144 Las lenguas europeas, su crecimiento y sus relaciones
verbo se conjuga por persona, tiem po, m odo y aspecto y no opone activa y
pasiva; puede hacer referencia m ediante afijos al agente, paciente y destina
tario. E n e¡ verbo intransitivo n o se distingue si el sujeto es agente o pacien
te. E n el transitivo, es ergativo. Y no hay nada com parable a las construccio
nes indoeuropeas transitivas con sujeto + verbo + com plem ento directo.
P or lo dem ás, los verbos sintéticos, con conjugación propia, son raros, la
m ayor parte tiene una conjugación perifrástica. H ay partículas para el m odo.
En definitiva, en ú ltim o térm ino la gram ática del vasco se m u eve m edian
te form as perifrásticas y partículas aglutinadas. N o es m u y diferente de lo
que ocu rre en indoeuropeo, aun que el sistema verbal y las antiguas partí
culas sean distintas.
Por otra parte, hay qu e hacer notar que el vasco no rom pe la gran ho
m ogeneidad genética de Eurasia desde el paleolítico'* y lu ego el neolítico.
Y la tiene en com ún con cántabros y gallegos.
Fue, pues, el vasco un com ponente de los grupos de lenguas que entra
ron paulatinam ente en Eu ropa desde el este, sin duda a partir del neolítico.
Es excepcional el hecho de que, debido sin duda a circunstancias históricas
de aislam iento, no ha sido absorbido por las lenguas vecinas, que lo in fluye
ron fuertem ente, por lo dem ás, sobre todo el celta, el latín y el castellano.
A l contrario de otras lenguas indoeuropeas citadas, en especial el celta,
no está clara la cronología del vasco. D ebió de pasar por Eu ropa antes de la
creación definitiva de los gran des grupos del germ án ico y el celta com u
nes, a finales del segundo m ilen io antes de C risto. La llegada de los vascos
a A q u ita n ia debió de ser anterior a la de los celtas, cjue los arrinconaron,
pero no pudieron absorberlos (tam poco luego los pueblos posteriores, ha
blantes del latín, el francés y el español). A u n q u e estos pueblos y lenguas
in flu yeron m uy fuertem ente en la cultura y la lengua vascas y dejaron, en
la m ism a A q u ita n ia , una fuerte im pronta to pon ím ica.'9
En sum a, en el vasco, pienso, hallam os un resto aislado de una de las
m últiples invasiones de nóm adas que, procedentes de la estepa euroasiáti-
ca, invadieron E u rop a a partir del quin to m ilen io antes de Cristo. D e en
tonces a los tártaros en el siglo x iv d .C ., siguieron llegand o interm itente
m ente a Europa. E n todo caso, los indoeuropeos se alzaron con el dom inio
d e casi toda ella, los dem ás pueblos o desaparecieron o, cuand o no, se m e z
claron con ellos y con pueblos indígenas. Los vascos son una excepción.
LAS L E N G U A S F IN O U G R IA S
Esta gran fam ilia form aría, unida al aleutoesquim al y otras lenguas,
una gran fam ilia euroasiática, que a su v e z sería parte del llam ado nostráti-
co, del que ya he hablado, e incluía, entre otras lenguas, las dravídicas,
kartvélicas y la sum eria. E n otro lu gar" m anifesté m is dudas sobre estas y
otras especulaciones, dado lo incierto de la com paración del léxico sin con
tar con correspondencias fonéticas regulares, y lo incierto de com p aracio
nes entre sistemas m orfológicos de cronología relativam ente reciente.
E n todo caso, y para ceñ irm e al tem a de este libro, ya he h ablad o de
qu e hubo sin du da estrecho con tacto entre el fin o u g rio o u na parte de él y
lenguas in doeu rop eas com o el báltico y el germ án ico. E llo se dem uestra
con ayu da de los préstam os léxicos q u e hubo, en fecha an tigu a, entre es
tas lenguas.
P o rq u e el fin o u g rio contenía una gran núm ero de len gu as/' de las que
el g ru p o baltofinés (finés, estonio, carelio, etc.}, el sami (esquim al) y el che-
rem m ís (lapón) llegaron a la E u ro p a báltica y a la septentrional, entrando
en contacto, algunas de estas lenguas, con los indoeuropeos. Más tarde, ya en
plena E d a d M ed ia, lo hiciero n tam b ién los h ú n garos, q u e establecieron
contacto con los germ anos en el valle del D an u bio, en lo qu e hoy es H u n
gría y R um ania, en el siglo x d. C . P ero otras lenguas del g ru p o ugrofinés
(el m o rd ovo y el pérm ico) se qu edaron en la que es hoy la Rusia europea,
otras en la asiática.
C om p arten , así, el ugrofinés y el indoeuropeo el hecho de estar a caba
llo entre Eu ropa y A sia. En E u ropa las lenguas ugrofinesas son m u y m in o
ritarias, pero quedan huellas de sus antiguos contactos con el indoeuropeo,
ya he aludido a ello. Y más adelante, a lo largo de la E d ad M edia, estos
pueblos, antes o después, qu edaron unidos a la cultu ra europea y sus len
guas fueron in flu idas por las nuestras.
Este g ru p o cuenta con unos veinticuatro m illones de hablantes, unos
dieciséis el h ú n garo y unos siete el finés.
Por otra parte, m erece la pena indicar algunas de las características lin
güísticas del g ru p o u rálico o ugrofin és.22 El sistem a de oclusivas y fricativas
no tiene gran origin alid ad , aun que conviene notar la existencia de tres sil
bantes. Y , sobre todo, los tres grad os de abertura de las vocales, algunas con
redondeam iento de los labios. M ás notable aún es la arm onía vocálica,
com o en altaico. T o d o ello resulta extraño al indoeuropeo.
Las lenguas no indoeuropeas de Europa •49
LA CO NFLUE NC IA Y EXPANSIÓN
DE LAS L E N G U A S DE EUROPA
I
E L A L F A B E T O , L O S T E X T O S G R IE G O S Y L A T IN O S
Y SU L L E G A D A A E U R O P A
E L A L F A B E T O G R IE G O : O R IG E N E S Y D I F U S I O N
P u ede decirse que E u ropa, cultu ralm en te hablando, nació con el alfabeto
g rieg o y su difusión; difusión que llegó luego, a partir de un m om en to, a
gran parte del m undo.
M e refiero a m últiples inscripciones y papiros griegos en todo el ám bi
to de la G recid ad y del Im perio rom ano oriental, pero tam bién al uso del
alfabeto g rieg o , más a m enos m o d ificad o , para notar diversas lenguas,
com o explicaré.
N ótese que la lengua grieg a nos es conocida desde el siglo x iii a. C . has
ta ahora, durante tanto tiem po com o el chino; pero prim ero lo fue gracias
al silabario m icénico, luego, desde finales del siglo ix, gracias al alfabeto.
D irectam en te o a partir de derivados que acabo de citar, ha constituido el
eje de la cultura europea y es im portante en otros diversos lugares.
G racias a él nos han llegad o la lengua y la literatu ra grieg as de diversas
épocas (arcaica, clásica, helenística, rom ana, bizan tin a, m oderna), lengua
y literatura qu e han in flu enciad o fuertem en te a otras. Y todas ellas han
cread o Europa.
El alfabeto y la lengua griega están en la base de todo.
A un q ue debo señalar que son la lengua griega clásica y helenística, cono
cidas por vía literaria, las que más han in flu id o en nuestra cultura. Por vía
oral, en la edad tardorrom ana se incorporaron térm inos griegos al latín
vu lga r y de ahí a las lenguas europeas; y en la E d ad M edia se incorporaron
a ellas térm inos bizantinos, llegados en ocasiones por interm edio de las re
públicas italianas o de F rancia o P rovenza.
En la A n tigü ed ad , a veces fue usado el alfabeto griego, sim plem ente,
'53
‘ 54 La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
para m arcar diversas lenguas, del oseo y m esapio al galo y el ibérico. Pero
su historia es m ás com pleja.
E n A sia y A fric a el alfabeto griego, con el surgim iento de los pueblos
sem íticos, desapareció, igual que la lengua griega, que dejó, sin em bargo,
abundantes restos de léxico en toda clase de lenguas, semíticas o no, com o
el aram eo, el siriaco, el hebreo, el copto, el árabe, el nubio, etc. E igual que
entraron en latín el alfabeto y el léxico griegos, tam bién en eslavo, etc.
F u e este un hecho concom itante con el del retroceso de la cultu ra griega
y rom ana en A sia y Á frica , por obra de los sasánidas, los árabes y los turcos.
A u n q u e huellas im portantes quedaron.
Busquem os, ahora, m ás atrás. L a cultura y la lengua griegas, con su al
fabeto o variantes del m ism o, se habían exp an dido desde fecha m uy tem
prana por A sia y A frica , por obra de las navegaciones, el com ercio, las co
lonias. Siguieron desem peñando un papel im portante en época rom ana y,
por supuesto, en la bizan tin a, incluso en la árabe. Y luego, pese a las p érdi
das, en toda E u rop a, com o es bien sabido, a través de las edades subsi
guientes, hasta ahora.
E l alfabeto fu e un adelantado de esa expansión, a veces lim itada, nunca
cortada del todo. Se trata, por una parte, del uso del grieg o en infinitas ins
cripciones y otros docum entos, en todo el M editerráneo, desde la época a r
caica a los reinos helenísticos y en todo el Im perio rom ano.1 N otaba, p ri
m ero, los distintos dialectos griegos, en distintos alfabetos; después, la
lengua com ú n o kpiné, lentam ente salida del ático y escrita en el llam ado
alfabeto jónico, adoptado por A ten as el año 403.
Es el qu e se difu n d ió y fue la base de varios alfabetos subsiguientes, el
últim o el eslavo. Pero otro alfabeto, el calcidico del tipo llam ado occiden
tal, está en la base del alfabeto etrusco y por consiguiente del latino.
Y hay otros dos hechos. El prim ero, qu e los sistemas de escritura qu
intentaron crear germ an os y celtas (las runas y la escritura ogám ica, ya
m encionadas) fracasaron, se extinguieron tras una corta vida (no podían
com petir). O tro , ya apuntado: qu e no es exactam ente el alfabeto grieg o el
que se im puso siem pre directam ente, tam bién lo h izo a través de d eriva
dos. H e dado ya algunas indicaciones.
D esde m u y pronto, digam os el siglo v a. C ., se habían creado en O rie n
te y O ccid en te, para notar diversas lenguas, alfabetos derivados del griego;
E l alfabeto, los textos griegos y latinos y su llegada a Europa 155
la m ayor parte desapareció hace tiem po, algun os llegan hasta nosotros.
Q u iero citar, en los Balcanes y A sia, a partir más o m enos del siglo v a. C .,
el al tabeto griego más o m enos m o dificado usado por el tracio, el lidio, el
licio, el cario y otras lenguas, todas perdidas. A ñ ad am o s en fecha posterior,
ya rom ana, los alfabetos copto y etiópico (en Á frica ) y arm en io (en Asia).
H a y qu e añadir los alfabetos occidentales derivados del griego: el etrusco
desde el siglo vii a. C . (y alfabetos derivados de él, com o el lepóntico, el ré-
tico, el venético, los itálicos y el latino), creado, com o ya he dicho, a partir
de un alfabeto grieg o de tipo occidental, tom ado de los calcidios de Eubea
y sus colonias, C um as ante todo. E n la península Ibérica, a partir del griego y
a veces del fenicio, se crearon alfabetos y sem ialfabetos usados por los ibe
ros, los tartesios y los celtíberos.
Y , en O rien te, el alfabeto gótico, en el siglo iv d. C ., y el eslavo, en el
siglo ix d. C ., fueron dos alfabetos derivados del griego.
T o d o s estos alfabetos han desaparecido, salvo uno de ellos, el latino, el
propio alfabeto grieg o y el eslavo.
L a E d ad M edia y los tiem pos que la siguieron, hasta hoy, han notado
sus lenguas bien en grieg o (en O rien te, en el Im perio bizantino), bien en
dos alfabetos derivados del griego, qu e acabo de m encionar. El latino en la
E u rop a latina y germ án ica (pero el alfabeto gótico, com o ya he dicho, pro
cede del griego, fuera de allí se usó el latino). E l eslavo, derivado del griego,
se usó en B ulgaria y lu ego en U crania y otros países eslavos. Por lo dem ás,
el alfabeto latino se ha exten did o a toda clase de lenguas, incluso a algunas
eslavas y a las no indoeuropeas. H o y ocupa casi todo el m undo.
L im itán d om e a E uropa, qu e es m i tem a, q u izá pudiera decirse que el
rasgo fun dam ental de su unidad consiste en qu e todas sus lenguas, a partir
de un m om ento, se han notado y se notan bien con el alfabeto griego, bien
con variantes derivadas del m ism o, la latina y la eslava. H oy en día, en
cualqu ier pueblo europeo, el orden de las letras del alfabeto es, con alguna
excepción, el m ism o del alfabeto griego, ¡que a su vez era el m ism o del de
sus precedentes en Fenicia y Ras Sham bra, de los que hablaré! Es este un
ejem p lo notable de continuidad cultural.
Sín el alfabeto grieg o no habría habido ni literaturas europeas, en el
más am plio sentido, ni E u ropa. Piénsese qu e a la cultura iniciada por los
griegos se fueron sum ando, grad ualm ente, pueblos ágrafos (todavía los ha
La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
bía al final del Im perio rom ano en H ispania y las islas Británicas, sobre
todo). L os griegos, directa o indirectam ente, sum inistraron en todas p ar
tes, a los pueblos que alcanzaban cierto nivel, el instrum ento cultural que
es la escritura.
C la ro está que, a partir de diferentes m om entos, los alfabetos griegos o
postgriegos arrastraron la im itación de la cultura griega y de su sucesora la
latina, y em p u jaron en la m ism a dirección, a saber, la integración y u n ifi
cación de E uropa. L u e g o estos alfabetos y esta cultura se hicieron m ás que
europeos, se extendieron por el m undo.
D e esos alfabetos postgriegos ya he dado algun os datos, pero volveré
con m ás detalles sobre ellos. A n tes, convendría insistir sobre el origen del
alfabeto griego, los alfabetos griegos m ejor dicho: es la prim era pieza de todo
el sistema.
D e los orígenes del alfabeto grieg o y su difusión he escrito en otro lu gar
con cierto detalle, dan do la bib liografía adecuada, a la que hoy se puede
añadir otra.2 A q u í m e lim itaré a algunas consideraciones generales que
son im portantes.
L a p rim era es recordar que si en el alfabeto grieg o está el origen de la
cultura griega y, por tanto, de la cultu ra europea, no fue en ella un hecho
prim ario. N o se creó hasta finales del siglo ix o el v m a. C ., cuand o G recia
(m últiples ciudades griegas, G recia no fue nunca una unidad política, sal
vo en un m om ento, con A lejan dro) fue edificada com o algo radicalm ente
n uevo después de la caída de la cultura m icénica.
C on la cultura m icénica, arrasada por los llam ados pueblos del m ar en
torno al 1200 a. C ., se perdió su escritura, la llam ada lineal B, qu e era una es
critura silábica, que añadía ideogram as y signos num erales y de m edidas, y
que notaba el griego de la época, el que llam am os griego m icénico.3
Y se perdieron tantos elem entos de su cultura qu e derivaban de los rei
nos e im perios teocráticos de O riente: la adm inistración y la econom ía cen
tralizadas, la organ ización burocrática en torno a los archivos en que se
gu ardaban las tablillas con esa escritura, el carácter sem idivin o del rey, la
religión en torno a él, etc. C u a n d o los pueblos del m ar cayeron sobre los
viejos im perios, estos sufrieron el em bate, pero se reconstruyeron lu ego o
bien se crearon otros nuevos: así ocurrió en E gip to, en M esopotam ia, en
Irán. Pero no en G recia.
E l alfabeto, los textos griegos y latinos y su llegada a Europa 157
F u era que H o m ero escribiera, fuera que dictara: hay varias hipótesis. Y
había H esío do y los dem ás. T a m b ié n la lírica era oral, fue escrita desde el
siglo v u i, con E u m elo de C o rin to , lu eg o desde el siglo v n , con la elegía y
el yam bo sobre todo. A sí se difun d ieron los grandes dialectos literarios, base
de la posterior unidad del griego, com o ya he dich o .s
Y llegaron estos poetas e inscripciones a todas partes, sufrieron en todas
partes el in flu jo de H o m ero, lu ego del jónico. D espués llegó la prosa jóni
ca, desde el siglo v i, lu ego la ática, desde el v. E l grieg o com o lengua litera
ria y de cultu ra estaba, pues, lanzado. Y el alfabeto griego llevaría la cu ltu
ra griega a E tru ria y Rom a, a través de los alfabetos etrusco y latino
(derivado del prim ero). A n tes o m ás tarde la llevaría a pueblos diferentes,
que he citado, y a los m ateriales de apoyo citados se añadirían el pergam i
no, desde fecha helenística, y el papel ya en la bizantina.
Sin em bargo, lo ú nico que realm ente podem os tocar con nuestras m a
nos y ver con nuestros ojos, en las fechas más antiguas, son las inscripciones.
Y en ellas se com prueba cóm o la cultu ra griega, naciendo de las orientales,
era desde el com ien zo m u y diferente. H abía con tin uidad en inscripciones
privadas relativas a la propiedad, las funerarias, las votivas, las de artífice,
pero faltaban en G recia las grandes inscripciones conm em orativas de
construcciones y hechos gloriosos, com o las conocidas del Im perio persa.
La escritura no era va el in strum en to para la glorificación de los grandes
reyes (la m icénica sí, en una m edida).
Tam bién había temas nuevos, en relación con fiestas y celebraciones, desde
las dos m ás antiguas inscripciones griegas, la de la copa de N éstor en Pitecusa
y la del elogio de un danzarín en Atenas. Y había los ecos literarios en tantas
inscripciones y epigram as arcaicos, así com o había mil inscripciones de gente
privada (votos, firmas de artista) y de textos relativos a la administración de la
ciudad: leyes, decretos, cuentas de gastos, otras de diversas actividades adm i
nistrativas y políticas. Era un nuevo m undo, como el de la literatura en papiro.
E l m u n d o del autogobiern o y del individuo. L a escritura hacía posible
qu e funcionara. A veces, las inscripciones tenían, junto al texto escrito, re
lieves escultóricos y otros subrayados artísticos.
El c o m ien zo de la cultura europea estaba, pues, en m archa con la escri
tura grieg a, acom pañada del arte, la poesía, el pensam iento, la nueva polí
tica, el valor del individuo.
E l alfabeto, los textos griegos y latinos y su llegada a Europa 161
LO S T E X T O S G R IE G O S A N T I G U O S Y SU L L E G A D A A E U R O P A
Se usó para ejem plares de lujo, com o los cincuenta ejem plares de la B i
blia qu e regaló C on stan tino a las cincuenta iglesias que había fun dado, y
para los grandes prototipos de los clásicos, los códices que los salvaron en
las bibliotecas monásticas de B izan cio en los siglos oscuros, hasta que en el
siglo ix d .C . fueron transliterados a la letra m inúscula. C o m o consecuen
cia, el pergam in o fue u tilizad o para otros usos y los códices se perdieron,
salvo excepciones, com o he dicho.
Entretanto, el papiro desapareció hacia el año 800. Y el p ergam in o, tan
caro, encontró un sustituto más barato en el papel, invención de los chinos:
una v e z más la cultura griega (y la latina) fueron salvadas m ediante instru
m entos de lejano origen. L o encontram os desde el siglo xi, y en B izan cio,
desde el x m . F acilitó la difusión de los textos antiguos entre los estudian
tes, en C onstanti nopla y Salónica.
A h o ra bien, ¿cuáles eran estos textos griegas antiguos y cóm o se salva
ron? ¿C óm o se perdieron otros? L a continuidad de la cultura grieg a en la
europea pendió de un hilo du ran te m ucho tiem po. H e escrito sobre esto,
pero daré aquí una idea.9
La literatura griega fue durante m ucho tiem po, com o tantas otras, ex
clusivam ente oral. Sin duda los rapsodas tenían copias de H om ero, que re
citaban. E igual hay que pensar para la lírica, qu e se cantaba en el banquete
y en la fiesta. T o d a v ía, para el siglo v a. C „ se nos recuerda la lectura de la
obra de Parm énides por Zen ón de Elea, de la de H eródoto por él m ism o."’
E ra raro tener en casa un H o m ero com pleto, com o E u tid e m o ." O tros
escritos eran, sin duda. Hypomnemata, es decir, notas o apuntes, lo im p o r
tante era la presentación oral, así en el caso de la épica, la lírica y la oratoria.
Sócrates no escribió, Platón escribió diálogos y subrayó la superioridad de
la palabra oral sobre la escrita."1L as obras «esotéricas» o «internas» de A ris
tóteles, conservadas por un azar histórico, eran sim ples notas para la ense
ñ an za, igual que las de los m édicos hipocráticos.
Pero ya a finales del siglo v a. C . y en el iv com en zó en A ten as un tím ido
com ercio librero, prim ero para vender ejem plares de las obras teatrales (la
gente las recordaba y quería leerlas), tam bién podían adquirirse las de pen
sadores com o A n axágoras.'3 L icu rgo , gobernante de A tenas a finales del si
glo iv, h izo gu ardar ejem plares de todas las tragedias en el archivo público:
había conciencia de la im portancia de conservar el texto original.
164 La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
qu e está claro que ciertos géneros (com o la tragedia y la com edia en sus
form as antiguas, la oratoria política) ya n o se escribían o habían cam biado
gran dem en te su espíritu. Y había géneros nuevos (los antológicos, la cien
cia, la novela, la erudición).
E n la escritura de la ciencia y la erudición helenística floreció la koiné, el
dialecto derivado del ático y exp an d id o por los m acedonios y los colonos
griegos q u e se asentaban en O rien te. Y en ella, m u y especialm ente, el léxi
co culto y científico, qu e tanto in flu jo había de ejercer en el desarrollo del
léxico latino y, tam bién, en el de nuestras lenguas.
Pero, volvien d o a la literatura antigua ahora recogida y estudiada, hay
que notar que la palabra κδοσις, edición, se refería a un ejem plar único,
depurado y crítico. Solo en ocasiones se difu n d ían ejem plares m últiples, de
los qu e tenem os restos en los papiros encontrados en E gipto. Y se hacía una
selección: para cada género, ya lo he apuntado, se establecía un canon, una lis
ta de autores seleccionados. A lg u n o s autores, por ejem plo oradores líricos,
filósofos y autores teatrales del siglo iv a. C ., com o F ilox en o y T im o teo , y
dram aturgos sicilianos m enores no entraban en ese catión. Se piensa que
entonces se perdieron, q u izá algunos continuaran propagándose por vías
m arginales.
Esta fue la prim era salvación, acom pañada de un n au fragio parcial, de
la antigua literatura griega. M ás adelante, en época im perial, el panoram a
fue más vario. Sustancialm ente, la escuela salvó a los grandes clásicos, que
allí se estudiaban, a oradores, historiadores y autores de teatro sobre todo.
P ero parcialm ente: se hacían, por ejem plo, selecciones del teatro qu e in
cluían las obras principales, se salvaron algunas m ás, m uchas se perdieron.
Y las escuelas filosóficas, en especial los académ icos y peripatéticos, sal
varon la antigua filosofía (pero no hubo salvadores para los presocráticos y los
pitagóricos). Y fueron m enos afortunadas las filosofías helenísticas de es
toicos, epicúreos y cínicos, entre otros. Por otra parte, los cultivadores de
diversas ciencias, com o la astronom ía, la geografía, la m atem ática, la g ra
m ática, la m edicina, al escribir nuevos tratados sobre ellas en fecha poste
rior, hicieron que se perdiera una parte im portante de la ciencia helenísti
ca. A h o ra estaban Ptolom eo, G alen o, A p olo n io de Perga, H erodiano,
H efestión y tantos otros (más los tratadistas latinos), que hicieron que se
perdieran sus m odelos de época helenística.
La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
Y , tras la ocu p ación de C on stan tin o p la por los cruzad os, desde finales
del siglo x iu y en el x iv h u b o un ren acim ien to g rieg o , se crearon las u n i
versidades de C on stan tin o p la y Salónica y surgieron nuevas escuelas de
filólogos: Plan udes y M oscópulo, en C on stan tin o p la, y M agistros y T r i
clin io , en Salónica, son los nom bres m ás citados. E d ita ro n , com en taron la
antigua literatu ra. A veces, perdidos los m anuscritos anteriores, son los
de esta época los qu e nos han llegado. Eran a m en u d o ediciones baratas
en papel. El tipo de letra, la m in ú scula reciente, fue lu ego im itad o por la
im prenta.
L a hu id a de los eru ditos g rieg o s a Italia, cu a n d o la in vasión tu rca que
c u lm in ó en la con qu ista de C o n stan tin o p la en 1453, trajo a O ccid en te
estos tesoros qu e eran los m an uscritos, qu e acabaron llega n d o n o solo a
las gran d es bibliotecas italianas, sino tam bién a P arís, a O x ío r d , a E l E s
corial y otros lu gares. F u e ro n ob jeto d e estudio, tam bién de ed ición con
ayu d a de la im p ren ta, recién descu bierta. En 1495 solo se había p u b lica
do una docena de edicion es griegas: gram áticas de Láscaris y C risolo ras,
E sop o, T e ó crito , la Batracomiomaquia, H o m e ro , Isócrates. S igu iero n
m u ch ísim as edicion es m ás, por obra de A ld o M a n u zio y otros editores
bien co n o cid o s.15
A partir de aqu í vino el in flu jo de la antigua literatura en las nuevas
culturas y el estudio por eruditos y hum anistas de la antigua cultura grie
ga. Se añadieron, poco a poco, textos griegos qu e se habían perdido y ahora
se recuperaban: los procedentes de papiros, inscripciones y óstraca; y las co
lecciones de fragm entos de filósofos, poetas y dem ás autores, cuidadosa
m ente recogidos y analizados por los estudiosos occidentales. A sí aum entó,
por una parte, el con ocim ien to de la antigua cultura griega en sus varias
etapas, y aum entó el in flu jo de esta sobre toda la cu ltu ra europea.
El bache fue, así, salvado, en la m edida de lo posible. Se añadió el con o
cim iento indirecto de G recia a través de la literatura latina, entre otras
vías. Y , refiriénd om e ahora, una v ez más, a la lengua, al in flu jo de la len
gua griega en las nuestras en la E d ad M edia por vías gen eralm en te in d i
rectas, se añadió ahora el in flu jo directo, factor de unidad entre ellas y en
toda nuestra cultura.
C la ro está, con esto ni siquiera tocam os el desarrollo de la literatura
griega en las épocas rom ana y bizantina. Resulta esencial decir qu e en esta
La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
E L A L F A B E T O L A T I N O : O R ÍG E N E S Y D I F U S I Ó N
tenían cuatro vocales: a, e, i, «). Y crearon una fricativa labial sorda con un
signo com p lejo W H . H abía varias letras para las silbantes, q u e parece qu e
eran dos, según las zonas: hallaron hueco, según los casos, las letras g r ie
gas sigma y san.
E l alfabeto etrusco, aparte de su uso com ercial y en inscripciones cuya
tipología es griega, lo usaban los nobles com o orn am en to en objetos deco
rativos y de lujo: con todas sus letras, incluso las qu e en la práctica de la es
critura no se usaban.
Este alfabeto fue tom ado en préstam o, con las variantes necesarias, por
lenguas itálicas com o, en el norte, el vcnético, el lepóntico y el rético; en el
sur, por el um bro, el oseo y el falisco. Y por el latín, claro está. C u a n d o
Rom a conquistó Italia, a partir del siglo ni a .C ., desaparecieron g rad u a l
m ente las dem ás lenguas y sus alfabetos. E n cam bio, la lengua y el alfabeto
de esta pequeña ciud ad, R om a, estaban destinados a una difusión por toda
Italia, por casi toda Eu ropa y por gran parte del m u n do.
M ás el alfabeto qu e la lengua, pues fue adoptado por toda clase de len
guas y el latín acabó por desaparecer, aun que fue m ás difu n d id o qu e el
griego, su últim o m odelo, desde luego.
E n alfabeto latino hay un m ín im o n úm ero de inscripciones en los si
glos vi y v a. lu ego crecen enorm em en te a partir del in , no solo en Italia,
sino en todo el M editerráneo, sobre todo en el occidental. En el oriental se
prefería el griego, pero hay tam bién inscripciones, papiros de óstraca lati
nos, sobre todo dependientes de la adm inistración im perial, la m ilitar y la
de justicia. El latín siguió siendo, por lo dem ás, la lengua oficial del Im pe
rio de O rien te, hasta Justiniano.'*
El alfabeto latino se origin ó, com o he señalado, a partir del etrusco, en
realidad de sus form as m eridionales. D e ellas vino la reglam entación del
uso de C , K o Q para m arcar la Pero hay algunas diferencias, com o el uso
de la O, de las oclusivas sonoras B y D , de \asigma (no la san), d e la C (form a
m odificada de la gamma, G), la F (form a sim plificada de la fricativa labial,
a partir de la digamma). L a Z casi no se usaba, en su lu gar se colocó en el a l
fabeto la G , luego se rein trodujo y se colocó al final. O tros detalles podrían
darse sobre m odificaciones del alfabeto en la época republicana.
L a escritura latina era de izqu ierd a a derecha, m ientras q u e la etrusca
era, norm alm ente, de derecha a izq u ierd a , en algún caso de bustrophedon y
¿7o La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
LO S T E X T O S L A T I N O S A N T I G U O S Y SU L L E G A D A A E U R O P A
Pero, antes de pasar a B izan cio y Europa, no solo el alfabeto y varios ele
m entos lingüísticos de los qu e hablaré, tam bién la literatura griega tu vo una
continuación en la A n tigü ed ad : la latina. T ra s unos com ienzos itálicos m uy
pobres — cantos rituales de los Salios y Arvales, elogia fúnebres. Annales,
farsas dram áticas com o lasfescennmae— , a partir de finales del siglo m a. C .
se creó una nueva literatura que im itaba la griega. Esa literatura, con el
tiem po, pasó en la m edida que fuera a la Edad M edia, fue una vía para su
helenización indirecta. Y luego fue redescubierta en el Renacim iento.
Según el esquem a habitual, que lu ego se repitió varias veces, hem os de
verlo, el p rim er paso fue escribir textos literarios en la lengua de cultura
ajena: en grieg o escribieron, por ejem plo, los historiadores F ab io P ictor y
C in cio A lim en to . El segundo paso fue el de hacer traducciones de esa len
gua, así la de la Odisea de L iv io A n dro n ico .
El tercer paso fue hacer im itaciones o contrapartidas latinas de los g rie
gos, qu e eran ya obras propiam ente literarias: así la tragedia cothurnata y
praetexta, la com edia palliata y la togata (L ivio A n d ro n ico , N e v io , etc.) des
de finales del siglo m y sobre tocio en el n a. C.: la com edia culm in ó, com o
se sabe, en P lau to y T eren cio. L a m ayor parte de las obras eran im itaciones
de otras griegas (a veces contam inadas), con am biente griego.
E n n io hizo, por su parte, épica rom ana, con tem a ya rom ano (\os Anna
les), pero sobre m odelos helenísticos; L u cilio escribió sátiras, sobre las de
C alim aco; C atón , obras en varios géneros (historia, m áxim as). H abía tam
bién los oradores, pero sus discursos o no se editaban o no han llegado a n o
sotros, y las obras de agricultura, gram ática, etc. Se creó así una literatura
que doblaba a la griega en tem as y géneros y que usaba un latín qu e co
m en zaba a helenizarse.
N ótese que la literatura latina helen izada no siguió el orden de apari
ción de los géneros en G recia (y en otros varios lugares): prim ero géneros
orales, la épica y la lírica, lu ego las versiones escritas de estos y otros, con
una apertura ideológica grad ual. En R om a se com en zó por im itar los g é
neros helenísticos contem poráneos, com o la sátira, la historia y un cierto
tipo de épica, al tiem po que géneros anteriores, com o la tragedia del siglo v
y la com edia del iv. C iertos géneros griegos estaban m al vistos en una so
E l alfabeto, los textos griegos y latinos y su llegada a Europa '73
LO S A L F A B E T O S G O T IC O Y E S L A V O Y S U S P R IM E R O S T E X T O S
de Sofía y San Petersburgo y en las tum bas de los reyes tracios en la propia
B ulgaria (en K a za n la k , Silistra, Sveshtari, etc.). H abía tam bién ciudades
rom anas, Sérdica y F ilipópolis, cuyas ruinas se encuentran bajo Sofía y
P lovd iv. Y N icopolis ad Istrum , fundada por T ra ja n o , hoy N ik ju p .
L o s búlgaros, que apenas tenían cultura, organ izaro n su reino al estilo
bizan tin o, con una diarquía del rey y el patriarca. Los palacios reales, com o
los de Plisca y Preslav, im itaban a los de B izan cio, los príncipes estudiaban
en C on stan tinopla, en grieg o escribían los búlgaros sus prim eras inscrip
ciones, com o la del santuario de M adara y las inscritas en m iliarios rom a
nos. Su religión era la cristiana, en la versión de B izancio. Su arte derivaba
del del propio B izancio.
N a d a es de extrañar, pues, qu e de los griegos tom aran los búlgaros su
alfabeto y que su literatura com en zara traduciendo textos griegos, el pri
m ero los E vangelios.
Igual en O crid a, en K ie v y en todo el m u n do eslavo m eridional y orien
tal. Es una prolongación del m u n d o bizantino, pese a que el reino búlgaro
fue destruido por B izan cio en i o 18 (fue reconstruido en 1 1 85) y a qu e M os
cú desplazó, en un m om en to dado, a K iev.
B izan cio fue, pues, el punto de partida de la cultura eslava: hubo un
cam bio de acento, pero no ruptura. C ie rto q u e hubo, gradualm ente,
un cam bio de lengua, aun que no de alfabeto, salvo los lógicos retoques. En
O ccid en te las cosas fueron diferentes: seguía el m ism o alfabeto (tam bién
con retoques, a veces). Y el latín tardó m ucho en ser desplazado, al final
fueron nuevas lenguas las qu e tom aron el peso. Pero tanto en B izan cio
com o en O ccid en te hubo una con tin uidad cultu ral, sobre el m odelo de las
antiguas lenguas y culturas, porque tanto la cultu ra bizantina com o la
m edieval europea dependen, en ú ltim o análisis, de la griega y rom ana y
de la cristiana. Y la aproxim ación de sus lenguas, a la qu e ya he aludido,
tam bién.
C la ro que las culturas eslavas m ás m odernas y las occidentales incorpo
radas a la cultura latina, así las germ ánicas y rom ánicas, tam bién la h ú n ga
ra y otras, tienen una historia un poco diferente. A q u í, fuera del limes, no
hay continuación de las antiguas ciudades. K ie v rem onta al siglo v, M oscú
al x ii, Praga, C raco via o Pozn an al ix o el x. P ero continúan, en últim o
análisis, el antiguo m odelo.
La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
sabios griegos del siglo xv, sobre todo los em igrad os a Italia, y los de P olo
nia y otras naciones eslavas influidas por O ccidente.
L a Ilustración penetró en Rusia, com o acabo de decir, en el siglo xviii.
Y SU P A S O A LAS L E N G U A S DE E U R O P A
IDEAS GENERALES
Es de sobra conocido que cualqu ier lengua tiene una gram ática y un léxi
co, aunque entre una y otro hay zonas de transición: palabras usadas para
m arcar categorías o funciones gram aticales, nom bres de seres hum anos y
anim ales de uno y otro sexo para m arcar el gén ero, preposiciones in dica
doras de lo que en otras lenguas se m arca con el caso, creación de form as
perifrásticas qu e pasan a form ar parte de la con jugación del verbo. Por
otro lado, lo qu e en unas lenguas es léxico en otras es gram ática.
E n térm inos generales, el léxico es la parte m ás creativa y viva del len
guaje. A veces se organ iza en pequeños sistemas, com o los de parentesco, a
veces no. Es la parte de la lengua más susceptible tie adm itir préstam os de
otras y cam bios form ales y de sentido dentro de una m ism a. C u a n d o se in
troduce en una fecha el conocim iento de nuevos seres o entidades, se crea
la necesidad de nuevas palabras: creadas por derivación den tro de la m is
m a lengua, o inventadas con ayu da de siglas o de im itación de ruidos natu
rales, o tom adas en préstam o de otras lenguas. Y con el desarrollo del pen
sam iento, la ciencia y la técnica, esa necesidad crece.
C rece un vocabulario que. en realidad, lo qu e hace es establecer las enti
dades nom brables, que se consideran (aunque luego, a veces, resulten no
serlo) fijas y perm anentes. Es un vocabulario qu e consta de palabras que,
en principio, no son sensibles al contexto com o lo son las palabras com unes
del lenguaje hum ano: en español un banco, un gato, incluso un padre signi-
185
La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
fican varias cosas. P ero un triángulo, en cualqu ier lengua y en cualqu ier
contexto, será siem pre lo m ism o, salvo en usos figurados. N atu ralm en te,
hay un sector del léxico qu e está en el lím ite: democracia tiene un claro sig
n ificado general, pero en distintos contextos y en los labios de diversos h a
blantes significa cosas diferentes.
En realidad, el léxico culto y científico, al que m e estoy refiriendo, tiene
precedentes, en cu alq u ier lengua, en las llam adas taxonom ías: nom bres de
anim ales y plantas que, en principio, tienen un sign ificado fijo e in m u ta
ble. A u n q u e el estudio científico posterior averigü e que bajo un nom bre
puede haber varias especies y qu e hay otras varias indeterm inaciones.
Pero, en fin, yen d o a nuestro tema y centrándonos en las lenguas in d o
europeas (aunque el desarrollo del léxico culto y científico haya alcanzad o
lu ego a las dem ás), el hecho es que podem os reconstruir una gram ática
aproxim ada de las distintas fases del indoeuropeo, de los distintos grup os
lingüísticos den tro del m ism o, de las distintas lenguas. H e dado ya algunos
datos, así com o bibliografía. Y podemos, en alguna m edida, reconstruir un lé
xico indoeuropeo, pero no en medida m uy amplia, desde el m om ento en que
hay, cronológicam ente hablando, varios indoeuropeos. Y dentro de cada
uno, sobre todo del IE III, diversos sectores. D e todos modos, una cosa es ha
b lar de raíces, q u e son com u n es (a to do o a parte del in doeu rop eo) y otra
h ablar de palabras, m uchas veces no elem entos radicales, sino sufijados.
L a verdad , es un tem a no bien establecido. L o qu e nos interesaría sería
tener un léxico in doeuropeo com ún al indoeuropeo III (a veces, a sectores
del mismo). Este es el que llamaríam os léxico patrimonial: diríamos, aproxi
m adam ente, el qu e se encuentra en el grieg o hasta el ático, en el latín hasta
el latín republicano, en las otras lenguas, hasta el m om en to en qu e entran
en la E d ad M edia (diríam os, hasta el siglo ix) y en qu e al léxico patrim onial
(a veces con d iferen cias d en tro del rom ance, ge rm án ico , eslavo, etc.) se
añade el cultural d erivado, por unas u otras vías, del griego.
L im itán d om e al IE III, que es, después de todo, el punto de partida de
nuestras lenguas, q u izá el m odo más práctico de presentar el conjunto
de sus raíces y de su vocabulario desde el punto de vista de la sem ántica sea
acudir a la conocida Introduction de M eillet.
A llí encontram os, entre otros, los nom bres de parentesco (los corres
pondientes a una sociedad patrilinear, con los nom bres del padre, la madre
Léxico griego, latino y cristiano en la historia de las lenguas de Europa 187
y todo el parentesco inm ediato por esa vía); los de anim ales (oveja y carnero,
vaca y toro, cabra y macho cabrío, cerdo, /o¿o, oío, ciervo, ratón,pájaro,grulla,
oca,pez,serpiente,avispa,abeja)·, los de ciertos vegetales y árboles y sus d eri
vados, com o el haya, el abedul, el sauce, la encina (y la bellota), la cebada (no
el trigo), la manzana·, alim entos com o la sal·, en religión , el dios o cielo, pero
tam bién el mortal. Y siguen los nom bres de ciertos objetos com o la rueda y
el carro, el hacha, el arado, el barco·, de entre los m etales, el cobre o bronce, no
tan seguram ente el oro y la plata, no el hierro. H a y luego las diferentes par
tes del cuerpo hum ano. Y num erales; y adjetivos que significan color,
grande /pequeño y otras oposiciones varias. Y diversos pronom bres, a dver
bios y preposiciones.
E n cuanto a los verbos, raíces qu e significan fabricar, hacer (con especia-
lizaciones), darform a a la arcilla,hilar, tejer, coser, vestirse, conducir un cairo,
remar, arar,forjar, agujerear, ordeñar, untar, pasar la noche a cubierto, comer,
dormir, beber, despertarse, gustar,pedir, llevar...
T o d o este léxico tiene una característica com ún: que se refiere a las re
laciones más elem entales del hom bre, a su entorno más usual, a sus accio
nes habituales, a su trabajo y actividades tam bién habituales, a sus creen
cias y ritos, a indicaciones de tiem po, lu gar y relación.
Es un m u n do concreto, tradicional y fijo: no varía gran cosa de unas
culturas a otras en los estadios de tipo neolítico y posteriores centrados en
la caza y pesca, la agricultura y ganadería, unas pocas artesanías. Puede
este léxico am pliarse con el uso de prefijos, sufijos y otras form as de deriva
ción, pero en form a restringida.
E n realidad, coincide todo esto con el concepto de léxico patrim onial en
las lenguas indoeuropeas (luego receptoras de influencias léxicas externas)
y en las m edievales y otras, derivadas en definitiva de ellas. Es el qu e ha rea
liza d o la evolución fonética propia de cada lengua y ha m antenido, en g e
neral, su antigua sem ántica. El léxico culto suele ser un léxico evolucion a
d o internam ente o de origen externo: en ú ltim o origen, del griego. Y ello
tanto para las raíces com o para los elem entos form ativos.
Efectivam ente, en diversos m om entos de la historia del m u n do, con el
crecim iento de la capacidad intelectual, que establece nuevas relaciones, se
crea un m u n do abstracto y un m u n d o personal, y sobre todo, un m undo
del pensam iento, la ciencia y la técnica, de nuevos objetos y conocim ientos.
La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
superarla, con la ayuda del léxico griego, que se tom aba en préstam o o se
calcaba. C o m o ahora tom am os en préstam o o calcam os el léxico inglés, el
léxico griego pasaba al latín, y uno y otro, más tarde, a las dem ás lenguas.
Es la m ism a cosa. En realidad, en latín hay palabras griegas desde sus m is
m os m om entos iniciales escritos.
V o lv ie n d o atrás, el problem a del latín se reprodu jo cuando, al final de
la A n tigü ed ad , el nivel lexical y cultu ral del llam ad o latín vu lga r — el ha
blado por el v u lgo — se im puso. U n a gran parte del léxico culto anterior
desapareció por innecesario cuando se bajó a ese nivel. Se creó así una ca
rencia, que se supliría cuando llegara el m om en to de un crecim iento inte
lectual y de la necesidad de léxico culto.
E l latín vu lga r era, fun dam entalm en te, unitario en todo el im perio,
f>ero no dejaba de haber diferencias. Incluía, por lo dem ás, térm inos g rie
gos. T o d o él, en la m edida en que entró en las lenguas rom ánicas y las de
más, pasó a form ar parte del léxico patrim onial.
P ero cuand o los pueblos rom ánicos com en zaron a crecer cultu ralm en te
desde el siglo ix d. C . y sobre todo desde el x u i, y necesitaron n uevo léxico,
había una fuente, ya sabem os, en la que buscarlo. El proceso se repitió lu e
go , una y otra vez, con el paso de los siglos.
L a fuente varió. H a b ía , jun to con el latín v u lg a r, el latín m edieval, el
latín eclesiástico, el latín a rro m a n za d o ; a veces, desde el siglo x m , en g e
neral en fecha posterior, la fuente era el latín clásico. E n todos ellos había
helenism os.
A sí, en nuestras lenguas, junto con el léxico patrim onial que ha pasado
a través de todos los siglos y ha seguido las evoluciones fonéticas propias de
cada una de ellas, se adoptó y sigue adoptándose cada día u n léxico qu e es
con tin uid ad del grecolatino. A veces pasa de unas lenguas a otras: nos llega
hoy con frecuencia a través del inglés.
Y no se trata tan solo de las lenguas románicas. Estas partieron de un es
tadio, com o he dicho, en que se había perdido una gran parte del léxico cul
to, eran lenguas orales del pueblo, lo qu e se escribía era el latín de los cultos.
C u a n d o las nuevas lenguas rom ánicas com en zaron a escribirse, tuvie
ron qu e acudir, cada v e z más, a los préstam os griegos y latinos qu e sabe
m os. P ero no es qu e las lenguas célticas, germ ánicas, eslavas, bálticas, el
hú n garo, el vasco, hubieran perdid o ese vocabulario culto, es que no lo ha
192 La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
bían tenido nunca ni habían sido escritas nunca (lo hicieron, ya sabemos,
con ayuda del alfabeto grieg o y sus derivados).
T uvieron que crearse ese vocabulario culto a partir del griego y del latín,
tom ánd olo bien directam ente o bien a través de las lenguas europeas. En
realidad, desde los prim eros balbuceos de las lenguas germ ánicas, desde el
siglo v ili d. C ., se encuentran ya en ellas latinism os, eclesiásticos y no, com o
verem os. A veces son, en el origen, helenism os. Por supuesto, el léxico c u l
to, de origen grecolatino, com en zó a crecer desde el siglo x ii, pero sobre
todo en el x iv y siguientes, bajo el im pulso del m ovim ien to del R enaci
m iento y el H u m an ism o.
Y no m u y diferente es el caso del grieg o m oderno. E n gran m edida,
las épocas bizantina y turca, los griegos habían perdido el antiguo léxico
culto y científico. A l m enos en la lengua popular, hablada: la dimotikí. Salvo
pequeños textos, no se escribió hasta el siglo xiv. L o recobraron y aum en ta
ron luego, a partir del griego antiguo, cuand o se creó el grieg o m oderno,
aun que la base de este fuera, precisam ente, la dimotikí.
E l léxico grieg o an tiguo les llegaba a los griegos, con frecuencia, a tra
vés de las lenguas europeas. A sí, si en griego m o dern o hay δημοκατία, la
palabra llegó a través del francés. Pues ¿qué dem ocracia podía haber habi
do en fecha bizan tin a y turca?
En definitiva, las lenguas europeas son, com o he dicho otras veces, una es
pecie de sem igriego o criptogriego (a veces las raíces griegas están traducidas,
ya he dicho, al latín). El profesor griego A . Psom adakis ha establecido una
lista de 150 términos de base griega que aparecen en siete lenguas europeas
(español, francés, italiano, inglés, alem án, ruso, griego) en form as m uy próxi
mas. A sí, los representantes de δημοκατία, ya citada: esp. democracia, fr. dc-
mocratie, it. democracia, ingl. democracy, al. democratia, rus. ΔΗΜΟΚΡΑΤΗΝ.
Igual ocu rre con algunos térm inos latinos, incluso m edievales, com o
universitas·, bastan unas m ínim as m odificaciones al final de la palabra para
que obtengam os esp. universidad, fr. université, ingl. university, al. Universi-
tat, it. universita. E l grieg o m oderno usa calcos (έλκυκλοπαιόεία en la fa
chada de la U n iversidad de Salam anca, πανεπιστήμιον hoy generalm ente).
A hechos com o este me refería yo cuando, en páginas anteriores, hablaba de
las tendencias unificadoras, a partir de un momento, de las lenguas europeas.
Anticipaba ya que el léxico es uno de los factores esenciales de esa unificación.
Léxico griego, latino y cristiano en la historia de las lenguas de Europa 193
El léxico griego, quiero decir, pero tam bién el latino. O el griego antiguo
a través del latín helenizado, com o he señalado. Incluso del latín vulgar, aquí
los helenism os llegados por vía oral eran ya palabras latinas com o cuales
quiera otras y entraban en el léxico patrim onial de las nuevas lenguas. A sí
κεράσιον 'cereza', de donde vienen tanto el esp. cereza com o el fr. cérise, el
ingl. cherry, en al. Kirsh. A veces las palabras latinas son griegas alteradas, así
la palabra citada (con asimilación vocálica cere-) y otras que citaremos.
Y tam bién sucede que una palabra griega haya entrado en nuestras len
gu as con un sentido cristiano; se trataba, en definitiva, del lenguaje q u e di
ríam os técnico de los cristianos. Pero otras veces a nuestras lenguas llegó
una n ueva palabra griega creada por los cristianos para evitar la antigua:
de εκκλησία con un sentido cristiano vienen esp. iglesia, fr. église ‘iglesia’
{‘iglesia católica’ por oposición a temple), pero del n uevo térm ino κυριακόν
‘casa del señor’ vienen al. Kirche, ingl. church.
E n fin, sobre la fecha y el origen de los térm inos griegos y su vía de en
trada en las diversas lenguas, así com o sobre su carácter, en ellas, ya patri
m onial, ya culto, d o y bibliografía.
A sí, el léxico culto grieg o y latino, con varias especializaciones, ha con
tribuido gran dem en te al nacim iento de una lengua culta y cien tífica eu ro
pea; hay, sin duda, aportaciones posteriores, por ejem plo, en el vocabulario
político palabras com o ‘congreso’ , ‘p rim er m in istro’, ‘liberal’, ‘constitu
ción ’, etc.; en realidad, tienen raíces grecolatinas. Esta lengua es transpa
rente, solo existen variaciones ortográficas y de adaptación a los su fijos de
cada lengua. Pero tam bién «calcos» y traducciones. Y es estable, pero no
absolutam ente, pues, considerada la evolución de las culturas y ciencias,
puede suceder qu e en un m om en to se trate de precisar más o que haya que
abandon ar un térm in o y crear uno nuevo.
Pero hay algo qu e añadir, algo que no qu erría olvidar en esta visión g e
neral. E l in flu jo del léxico grieg o no consiste tan solo en una colección de
palabras aisladas, com o las que vienen de las lenguas prerrom anas o ger
m ánicas o del árabe o de las distintas lenguas europeas.
A sí proceden nuestras historias de las distintas lenguas europeas, por
ejem plo, la de la lengua española de Lapesa, excelente, por otra parte. E l
grieg o sería un depósito más de palabras q u e tom ar en préstam o, ju n to con
otros depósitos varios de distintas lenguas. A u n q u e tienen q u e reconocer
194 L a confluencia y expansión de las lenguas de Europa
que m uchos arabism os, y no digam os latinism os, anglicism os, etc., vienen
del grieg o en ú ltim o térm ino.
Pues bien, ese proceder es absolutam ente incom pleto. D el grieg o o del
latín o de ese g recolatín del qu e he hablado vienen, adem ás de palabras, in
num erables elem entos form ativos com unes, com o la m ayor parte de esas
palabras, a todas o m uchas de las lenguas de E uropa. Son elem entos fo r
m ativos iniciales procedentes de gr. ά-, άντι-, βιο-, φιλο-, etc., o de lat. in-,
super-,agri-, etc. O finales, com o innum erables sufijos y segundos térm inos
de com puesto: bien griegos (-ία, -ισμός, -ιατής, -μα, -σις, etc.), bien la ti
nos (-men, -osus, -tor, etc.). C la ro que, de entre los elem entos latinos, m u
chos habían sido tom ados en préstam o del griego.
Y hay los procedim ientos de com posición del griego, y los que derivan
un verbo de un n om bre o un nom bre de un verbo, etc. T o d o s estos elem en
tos y procedim ientos habían entrado, a veces, en el latín vulgar, y palabras
patrim oniales de nuestras lenguas los conservan. M ás frecuentem ente, es
tos elem entos pertenecen al vocabulario culto, han sido introducidos en va
rias fechas. Y en ocasiones son «traducidos», así cuando térm inos de o ri
gen g rie g o en -logia son «traducidos» en alem án por -ktmde (Erdfytnde
‘ciencia de la tierra’ es el equ ivalen te de Geographia y sus derivados).
A m enudo nuestras lenguas tienen ya, com o inició el griego, redes léxi
cas en las que se incluyen diversas clases de palabras.
N u estras lenguas, al aproxim arse, se han aproxim ado tam bién al g rie
go. Y , en buena m edid a, poseen un léxico y unos procedim ientos de desa
rrollo del léxico qu e ya no son ni griegos, ni españoles, ni ingleses: son, sim
plemente, europeos. Faltan en las lenguas indoeuropeas de Asia. Se pueden
usar, en nuestras lenguas, librem ente con toda clase de palabras, no solo ya
con las heredadas.
E l papel del grieg o en el desarrollo de las lenguas europeas es único.
Frente a todos esos elem entos form ativos y derivativos de los qu e he habla
do, apenas hay otros que no sean griegos. El al- árabe, por ejem plo, solo
está en palabras de origen árabe, no se difu n d ió en otras. Y tienen espacio
reducido sufijos com o el árabe -i, el germ án ico -ing (-engo en castellano an
tiguo), el francés -age.
Pero, antes de estudiar la difusión del léxico grieg o y sus elem entos fo r
m ativos prim ero en el latín, lu ego en las lenguas europeas, volveré a la
¡léxico griego, latino y cristiano en la historia de las lenguas de Europa
más com pleto en los seis volúm enes publicados (están a punto de aparecer
el prim ero, en una edición m uy m ejorada, y el séptim o), solo llega a la ter
cera parte, más o m enos, del total. E n cuanto al gran Thesaurus Linguae
Graecae de Irvine, C alifo rn ia, es sim plem ente un índice en el que, para
cada uno de sus térm inos (no lem atizados) se pueden buscar contextos. Es,
pues, com o los diccionarios en gen eral, una acum ulación de m ateriales, no
otra cosa.
C la ro qu e hay m últiples diccionarios (y concordancias y léxicos) de d i
ferentes autores. Y diccionarios parciales, com o los de papiros de Preisigke
y sus continuadores, o el cristiano de Lam p e, diccionarios etim ológicos e
infinitos estudios sobre palabras y elem entos de derivación y com posición.
P u ed e encon trarse una buena bib lio g ra fía lexicog ráfica en el Repertorio
lexicográfico de la lengua griega, de P. B on ed y J. R o d ríg u e z S om olin os.
P ueden añadirse algunas obras recientes que son im portantes.
Solam ente para qu e se vea el cam po que queda abierto hoy en la lexico
g ra fía grieg a, d o y a lgu n o s datos sobre las noved ad es del D iccionario grie
go-español, vol. V I (έκβιβάζω - εκδηλος). Para ese m ín im o sector del léxico
griego, una pequeña estadística es esta: 62 nuevos lem as, 8 lem as elim in a
dos, 22 hapax qu e dejan de serlo, 22 lem as con nuevas acepciones, ejem plos
de nueva organ ización de los artículos (εγγράφω, έγκλίνω, έθέλω, δόγμα,
είρηνη, εγκρατής, εγχώριος, εαυτού).
Por otra parte, no parece ocioso señalar, en este m om ento, que los g rie
gos fueron, en O ccid en te, los creadores de la lexicografía. T en ía n algunos
precedentes en O rien te, precedentes qu e ellos sin du da desconocían. Pero
en O ccid en te fueron ellos quienes com en zaron a hacer diccionarios y léxi
cos diversos del griego, sus dialectos, sus lenguajes especializados. L o s de
las edades subsiguientes partieron, sim plem ente, de ellos: los continuaron.
Y la lexicografía m oderna no es sino una continuación de la antigua y
más directam ente, de los grandes diccionarios latinos y griegos de la época
hum anística, con el gran diccionario latino de R obert Etienne y el grieg o
de H enri E tienne (G inebra, 1536 y 1572).
Sobre los léxicos y diccionarios griegos m odernos véase J. L ó p e z Facal
en la m ism a obra, pág. 106 sigs. L o cierto es qu e la tradición occidental en
este terreno, a partir del R enacim iento, pende de la latina y la griega: de los
dos gran des diccionarios citados. Es varia y m u ltiform e, sin em bargo. En
Léxico griego, latirw y cristiano en la historia de las lenguas de Europa 197
Son ya las que para nosotros son entidades naturales, com o Γ αΐα ‘la T ie r r a ’
en H esío do (una entidad natural y una diosa, al tiem po), ya los qu e noso
tros calificam os de abstractos, com o ’Ή βη ‘la Juventud’ en Píndaro.
Y son to davía sem idivin os ciertos «principios» (άρχαί) de los presocrá
ticos, com o recon oció especialm ente W . Jager1’ y yo he repetido frecu en te
m ente.
A q u í está el origen de los abstractos griegos, aun qu e el pensam iento a r
caico continuó m uchas veces vivo. Las Ideas platónicas, desgajadas del
m u n do tangible y pertenecientes al suprasensible y divin o, accesibles solo
para el νους, son un buen ejem plo. H u b o que esperar a A ristóteles para
qu e fueran sustituidas por los conceptos. Pero la tendencia a la interpreta
ción de estos térm inos com o abstractos es m uy anterior.
Se creó, así, en grieg o arcaico y clásico, y luego creció en el posterior, un
sistema de abstractos — y otro de térm inos derivados, volveré sobre ellos—
qu e com pletaba, com o léxico, el sistem a gram atical griego. Este, con su
am plia red de categorías y funciones presentes en el nom bre y adjetivo y en
las form as personales y las nom inales del verbo, era un instrum ento más
idóneo, qu izá , q u e el de cualqu ier lengua para captar la realidad, se ha d i
cho m uchas veces y ya he a lud ido a ello.
Efectivam ente, el am p lio despliegue del léxico g rieg o iba en esta m ism a
dirección, com pletan do el sistema gram atical. Fun cion aba gracias a un uso
abundantísim o de los sufijos, tam bién de form as con diversos elem entos
com positivos iniciales y finales y, tam bién, de nom bres compuestos."
Por supuesto, todo esto partía de los orígenes indoeuropeos del griego,
com o ya he dicho; pero esta lengua lo llevó más lejos. D esde los prim eros
textos griegos, incluidos los m icénicos, se encuentran, aun que con frecu en
cias a veces m u y bajas, m uchos de los prefijos y sufijos lu ego usados cada
v ez más en el n om bre y en el adjetivo. Y de los tipos de com puestos lu ego
usados, tam bién.
L a diferencia está, por una parte, en hechos de frecuencia dentro del
griego, que podem os cuantificar estudiando el libro de C han train e de 1933s
o, sim plem ente, los diccionarios griegos, incluidos los que siguen el orden
inverso.9 A u n q u e , desgraciadam ente, las cuantificaciones qu e se han he
cho son para el vocabulario total del grieg o antiguo; habría qu e hacer otras
para los diferentes períodos y géneros.
Léxico griego, latino y cristiano en la historia de las lenguas de Europa 199
ser derivados con sentido m édico de nom bres de uso corriente, com o
καρκίνος ‘can grejo’, ‘cáncer’, π ο λύ π ου ς ‘el p u lp o’, ‘los pólipos nasales’,
ά λώ π η ξ ‘la zo rra ’, ‘la alopecia’. T o m a n sentido m édico igualm en te
σύμπτωμα ‘síntom a’, χυμοί ‘los hu m ores’, κώμα ‘sueño’ y otras varias pala
bras, com o κρίσις, κράσις, μίασμα, μετάστασις, πέψις, ύγίεια, ΰδρωψ .
O podían partir de una form a anterior y añadir derivados, así νοσηρός
y νόσημα (derivados d e ático νοσος ‘enferm ed ad ’, en H o m ero, y jónico hay
νούσος). Se ocupaban de la φύσις, su ciencia era una τέχνη, ellos ιατρικοί
τεχνΐται. Es notable y fue im portante para el léxico grieg o posterior el uso
abundante de prefijos y sufijos, incluidos los destinados a den om inar en
ferm edades y enferm os de las mism as.
P o r ejem plo, prefijos: δυσεντερία y otros con δυσ-, ά-, περι-. Y com
puestos num erosos. Pero sobre todo sufijos den otan do enferm edades
(-αίνα, -ία, -μα / -ωμα, -σις / -ωσις) y enferm os (-ικός, -ώδης). C f., por
ejem plo, κοιλία, -ιακός; αιμορραγία / -ιακος; γάγγραινα; νεφρΐτις,
νεφριτικός; άρΟρϊτις, αρθριτικός; πλευρά, πλευριτικός; γλαύκω μα,
καρκίνωμα; νάρκωσις, -κώδης; πριαπισμός, σατυρισμός, y un largo etcétera.
En fin, los hipocráticos fueron im portantes no solo por su creación de
sistemas léxicos que procuraran definiciones científicas, exactas, sino tam
bién para el desarrollo del léxico de los abstractos y de los adjetivos d eriv a
dos de ellos. A veces, de los verbos tam b ién .12
Esta es la medicina hipocrática, la prim era verdadera ciencia griega, y que
encontraba a su lado escuelas médicas diversas. T odas ellas encontraban la
m ejor acogida en Persia, en la corte de los A quem énidas (Ctesias fue m édico
de D arío II y A rtajerjes M nem ón) y luego en fecha helenística y romana. G a
leno es, en esta, el escritor m édico más prolífico y más conocido. H ay que in
sistir en la im portancia de su aportación al crecim iento del léxico griego.
Por ejem plo, el sufijo -ίτις se especializó para nom brar enferm edades di
versas: en esto y en tantas otras cosas el léxico de los hipocráticos fue continua
do y desarrollado por la m edicina posterior. H o y sigue, en lo esencial, vivo.
Por otra parte, los hipocráticos no son los únicos representantes del
m u n do literario jónico y de su creatividad en el terreno léxico. D esgracia
dam ente, apenas quedan fragm entos literales de escritos jónicos de los lo-
gógrafos y los sofistas. Pero tenem os al menos a H eródoto, algo más joven
que H ipócrates y dorio de origen com o él, ya lo he dicho.
Léxico griego, latino y cristiano en la historia de las lenguas de Europa 203
Pero la m áxim a extensión del léxico griego está en la prosa de la época he
lenística y rom ana. Eso lo sabe cualquiera que m aneje diccionarios griegos.
Y son m uy incom pletos, sin em bargo.
C u a lq u ie r persona o cualqu ier gru p o de hablantes podía crear en grie
go, en esta fecha sobre todo, nuevas palabras o nuevos sentidos de las exis
tentes, en una proporción m ayor qu e en cu alqu ier otra lengua conocida.
L o que y o decía en un artículo arriba citado sobre la tipología del griego,
centrada en la m agn itud del léxico, se revela absolutam ente cierto para
esta época, en la que, por otra parte, el an tigu o sistema m o rfoló gico tendía
a sim plificarse, salvo en la literatura m u y aticista.
2o 8 La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
vel de aticism o era diferente según los autores, cóm o al aticism o propia
m ente basado en la lengua ática se le añadió ya en fecha tardía un lenguaje
poético que im itaba a los antiguos poetas áticos o no.
T o d o esto, y cóm o cayó el nivel de len gua, in clu id o el léxico, en el si
g lo v i d. C ., lo estudié en m is Estudios sobre el léxico de las fábulas esópicas. *0
F ech o en él m u y exactam ente, sobre el precedente de Sch m id y en la m edi
da de lo posible, la fecha de reincorporación a la prosa griega de las d ife
rentes palabras. Pero es un tem a m u y abandonado hoy en día.
Y hay lu ego el segundo tem a, el de la entrada del léxico técnico, tom ado
de la tradición anterior o creado ahora. Sobre el estado de la cuestión m e he
expresado en el trabajo realizad o en colaboración con D olores L a ra y que
he citado antes. A llí estudiam os, con indicaciones bibliográficas, el léxico
de la botánica, de la zoología, la geom etría, la m edicina, la arquitectura, la
retórica, la gram ática y la astronom ía. Estos térm inos, com pletados o tra
d ucidos algunos en época latina, son la base de los que han seguido em
pleándose hasta hoy en día.
P ero este estudio es insuficiente, porque hay que añadir que, a partir de
A ristóteles, creció enorm em ente en diversos autores el léxico filosófico en
los más distintos sentidos. Y el léxico legal y adm in istrativo en general,
con fo rm e a las nuevas necesidades de los tiem pos. Y el de tantos con oci
m ientos nuevos en cam pos com o el de la m ecánica y en m il aspectos de la
v id a com ún. Pero, una v e z más, no tenem os estudios precisos. A u n q u e sí
otros sobre el desarrollo de ciencias e instituciones en las edades helenística
y rom ana: de ellos es posible obtener datos sobre el nuevo léxico, sus fechas
de aparición, sus cam bios de sentido, etc.
A u n q u e chocam os siem pre con el m ism o problem a: nuestras fuentes
son incom pletas y tardías, el n u evo vocabulario que aparece en G ale n o o
P tolom eo o los gram áticos tardíos, p or poner un ejem plo, puede proceder
de fecha helenística. Y qu izá, a veces, de otra anterior.
E n todo caso, por una vía u otra, incluida la latina, la ciencia m oderna,
cuand o com en zó a despuntar a partir del siglo x m y, sobre todo, del xvi
y x v ii, pudo encontrar, en los griegos, una gu ía (para seguirlos o contrade
cirlos) y lo esencial del léxico necesario.
L o m ism o ocurre en otro sector esencial: el n uevo léxico del cristianis
mo. Y a el E van gelio, sobre todo algunos evangelistas, acogió léxico griego,
210 La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
DEL L ÉX IC O GRIEGO AL L A T IN O
gu o llegó asim ism o directam ente a O ccid en te a partir del R enacim iento,
por la lectura d e los textos griegos y latinos antiguos.
O bien se trata, otras veces, en nuestras lenguas, de palabras del griego
b izan tin o, que suelen haber llegado o por vía eclesiástica, o por la latina
m edieval, o a partir de las ciudades italianas o de P roven za o F rancia. D e
esto hablaré m ás adelante.
Pero dejem os esto por el m om en to y volvam os al in flu jo del léxico g rie
go en latín, don de era aceptado bien en la lengua hablada, bien en la culta,
sim plem ente transcrito (pero frecuentem ente con alteraciones) o con a yu
da de calcos. Y ello desde fecha m uy antigua.
El griego estaba, com o quien dice, siem pre a la puerta, esperando en
trar por la vía de la lengua hablada (la latina o las m edievales) o por la de la
literatura, y ello en varios niveles y épocas. A u n así, tanto el latín com o las
diversas lenguas europeas, rom ánicas y no, quedaron inundados de pala
bras griegas.3J
Y eso que la lengua griega su frió duros golpes en la A n tigü ed ad . D es
pareció, ante el latín, en las antiguas colonias griegas de O ccidente: en Ita
lia, Sicilia, M arsella, H ispania, cuando fueron conquistadas por R om a a
partir del siglo m a. C . En O rien te, el grieg o tue expulsado de la India e
Irán, a finales del siglo iv a. C . y lu ego en el m , cuando los pueblos indios y
más tarde los partos se im pusieron, y los reinos helenísticos qu edaron lim i
tados por la frontera del Eufrates; e igual, más tarde, Rom a y B izancio.
Esta es, com o ya se ha dicho, el lím ite del léxico europeo in flu enciad o por
los griegos. Y del alfabeto europeo y la cultu ra europea derivada de la grie
ga y latina, en general. E l lím ite de E u ropa por un tiem po, diríam os; m u
sulm anes y turcos lo estrecharon más, más tarde.
D esde la conquista rom ana de los reinos helenísticos y G recia, el grieg o
perm aneció en G recia y M acedonia, pero en los dem ás lugares fue, com o
m áxim o, la lengua d e las clases urbanas e ilustradas trente a las lenguas in
dígenas. A u n q u e había un dom in io del latín en la adm inistración, la m ili
cia y el derecho.33 P ero después de Justiniano desapareció en B izan cio lo
que quedaba de latín en la adm inistración del Im perio bizantino.
Y , en O ccidente, en la R om a de los siglos iv y v d. C ., el grieg o era sola
m ente la lengua de ciertos inm igrantes de O rien te y de algunos pocos c u l
tos. En la E d ad M edia, era casi siem pre desconocido, con contadas excep
Léxico griego, latino y cristiano en la historia de las lenguas de Europa 213
sordas aspiradas com o sim ples sordas (purpura, ampulla, Poenus). Y que
otras veces se encuentran adaptaciones o alteraciones form ales de las pala
bras griegas o bien derivaciones va latinas. A d aptaciones pueden conside
rarse las form as en -a de la p rim era declinación m asculina (nauta,poeta), o
las derivadas de la tercera pasadas a la prim era (sporta, ya citado, norma de
ac. γνώμονα) o a la segunda (bracchium, Tarentum, Agrigentum). O el paso
de los verbos a la prim era con jugación (machinari, exanclare). Por otra par
te, el latín podía hacer derivaciones propias de palabras griegas: paedicare
de τά παιδικά, stomachari de στόμαχος, pausare de παϋσαι.
T o d o esto indica una perfecta asim ilación del vocabulario grieg o al lati
no. N ótese la vid a de las palabras citadas: m uchas pasaron luego a las len
guas europeas. Y nótese qu e el fenóm eno del in flu jo de la vía oral en la
entrada d e helenism os tu vo lu gar tam bién en la tarda A n tigü ed ad , en latín
vulgar. Sobre esto volveré.
Estos elem entos léxicos antiguos se refieren más bien a la vida de todos
los días: por ejem p lo a objetos (camera, linterna, chorda, calamus), a term i
nología relacionada con el m ar (ballaena, delphinus, thunnus, cáncer, poly
pus; scopulus, spelunca, crypta; puppa, gubernare, ancora), al com ercio (pur
pura, serica, tapete, apotheca, nummus, mina, talentum), a la agricultura y
alim entación (putare, cannabus, sinapi, rapanus, oleum, castanea, malum,
ampulla), a la m úsica (cithara, cymbalum). L u e g o entraron térm inos refe
rentes a la n ueva cultura que llegaba a Rom a (epistula, grammatica, schola,
horologium, balneum), al cuerpo y la m edicina (stomachus, melancholia, p o
dagra, catarrhus, diaeta), a los m inerales y las piedras preciosas (magnes, ala
baster, adamas, smaragdus, margarita), a la sociedad y las costum bres (poena,
punire, crapula), etc.
Pero pasemos a los térm inos incorporados por la antigua literatura lati
na, aun qu e no podem os asegurar la vía por que llegó a ella cada uno. P u e
den ven ir de la lengua hablaba o de textos literarios griegos.
E l caso es que encontram os helenism os ya en la más antigua literatura
latina: algun os son de carácter literario o m usical, otros no. A sí ya en L iv io
A n d ro n ico (cothurnus, purpureus), en N e v io (barbarus, melos, nauta), en
Plauto (absinthium, basilica, comoedia), en T e r e n d o (musicus, scaenicus)·, y
lu ego en C a tu lo (ambrosia, astrum, satyrus), en L u crecio (cycnus), en V ir g i
lio (calathus, magicus, narcissus).
léx ico griego, latino y cristiano en la historia de las lenguas de Europa 215
P A S O D E L L É X I C O L A T I N O Y G R I E G O A LAS L E N G U A S D E E U R O P A
GENERALIDADES
eran los in flu jos internos de unas en otras. L o s externos, com o estos del
árabe, eran excepcionales, más frecuentes en la península Ibérica.
En todo caso, los préstam os de vocab ulario grecolatin o de u na edad o
de o tra in clu ían , p or añ ad id o, elem en to s de sus sistem as de com p o sición
y d erivación de palabras. E sto era m u ch o m enos cierto en el caso d e los
préstam os que tom aban las lenguas europeas unas a otras y en el de los del
árabe.
V a m o s a estudiar este tem a, com pletando lo dich o hasta ahora y d ejan
do algunos puntos para la conclusión, divid ién d o lo en cuatro apartados:
los préstam os latinos y grecolatino® recibidos por e¡ O ccid en te rom ánico;
por el O ccid en te n o rom ánico; la entrada de léxico g rieg o en O ccid en te a
través de B izan cio y a partir de B izancio; la entrada de léxico grieg o en el
m u n d o eslavo.
El m ovim iento cultural com en zad o por C arlom agn o y que tuvo ecos en
España e Italia, al favorecer el estudio del latín y su escritura, sentó las bases
para que com en zaran a escribirse las lenguas rom ances, ya he dado las fe
chas. Se escribían nuevos textos en latín, se hacían gram áticas y léxico·;.-'1''
Entraban palabras latinas, qu e o bien se hacían patrim oniales, o bien semi-
cultas, por influencia de la Iglesia. E n trances, por ejem plo, baptisier, basili-
q ue, église, idée, paradis, allegoric, aromatiser, astronomien, zone: puro griego.
Se podrían dar algunos ejem plos de los m ás antiguos latinism os caste
llanos. En M ío C id hay laudar, mirra, tus, uigilia, voluntad', tienen un con
texto eclesiástico.
Es m uy interesante, por otra parte, el estudio de actas notariales y textos
legales de la península Ibérica4" del siglo v m al x n , en cuyos lemas se in clu
yen tanto form as latinas com o otras rom anceadas, con m uchas variantes.
H ay, p or ejem p lo, mercato, mergado, mergato; letrato, literato, literado;
ermo, eremo, yermo (palabra esta de origen g rieg o );exido, éxito; directo, dere
chura. L as palabras rom ances pugnaban por entrar en docum entos latinos,
pero las latinas se defendían. El resultado de esta pu gn a fue el triu n fo a ve
ces del latín, a veces del rom ance, a veces del sem icultism o.
E n fin, a partir del siglo x m la adm isión de latinism os fue ya im portan
te. E n cualqu ier m anual o estudio se cita u na relativam ente larga serie de
latinism os en, por ejem plo, Berceo y A lfo n so el Sabio.4' Sin duda proceden
de textos latinos escritos: algunos antiguos, otros ya m edievales. C o n fre
cuencia son helenism os: así en B erceo abysso, evangelistero, epistolero, en
A lfo n so X teatro, comedia, himno, crónica, triángulo; gigante, centauro, del
fín ; tirano, zodiaco, bigamo, anatema.
C o m o se ve, se trata a m en ud o de u n léxico especial, culto o científico; a
veces se rom ancea, com o en idolería. Igual en francés (austérité, authénti-
q ue, bigame) y en italiano (arismctica, canonista, coszienza,dottrina).*‘
N o table es qu e por esta época com en zaron a funcionar dobletes de tér
minos rom ances y latinos: artejo / artículo, santiguar / santificar. C o m o en
francés (livrer t liberare, chance / cadence) y otras lenguas. Los más frecuen
tes son aquellos en que a un nom bre patrim onial se opone un adjetivo lati
no, del tipo hierro /férreo, hermano /fraternal, dedo / digital, qu e tienen para
lelos en francés, en inglés y en otras lenguas. Se intentaba reconstruir redes
léxicas de nom bre / adjetivo / verbo, com o las del griego y latín antiguos.
220 La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
LOS P R É S T A M O S L A T I N O S Y G R E C O L A T I N O S
EN UT RA S L E N G U A S E U R O P E A S
E n las lenguas n o rom ánicas de E u ro p a entraron igu alm en te, desde fecha
tem prana, préstam os latinos, qu e podían ser a veces de origen griego.
E fectivam ente, adem ás de con los griegos, los rom anos estuvieron en
contacto desde pronto con otros pueblos en Europa, para prescindir de los
de A frica y A sia: etruscos, oscos y um bros, m acedonios, varios pueblos de
222 La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
Sicilia, ilirios, iberos, otros m ás. D e todos ellos, cuyas lenguas se han p erdi
do, no hablo aquí. Sin duda recibían vocabulario latino, corno lo recibieron
los vascos, según hem os visto.
Siguió el contacto con celtas y germ anos, lo que fue la base de la entrada
en latín y en las lenguas m edievales de algún (escaso) vocabulario celta, así
com o de un notable núm ero de térm inos germ ánicos. N o entro aquí en el de
talle de esos contactos, que especificaré al hablar, precisamente, de los présta
mos. L a cuestión es que, en todo caso, el contacto fue frecuente desde la pri
mera vez que se nos habla de las invasiones germ ánicas, cuando los cimbrios
y teutones fueron derrotados por M ario en el año 101 a. C .
E n la guerra y en la paz, cuand o los germ anos eran establecidos dentro
del im perio desde el siglo tu d. C . y cuando, posteriorm ente, crearon sus
reinos en territorios de lengua latina, que contaban con una población más
num erosa y culta que la suya, y se cristianizaron y quedaron inm ersos en
esta cultura, sus lenguas com en zaron a recibir de ella, y del latín fun da
m entalm ente, las palabras que ahora necesitaban.
Los germ anos, con excepciones, se latinizaban y aceptaban la cultura
romana: los visigodos escribieron sus leyes en latín (la L e e romana visigoto-
rum), ellos y los dem ás organizaron reinos estables sobre un m odelo en
parte tradicional indoeuropeo, en parte rom ano; Se cristian izaban y, salvo
excepciones, aceptaron las lenguas rom ances (incluso los norm andos en
F rancia, ya en el siglo xi, una lengua francesa). P o rq u e reconocían la supe
rior cultura occidental {y la bizantina, en un m om ento, los godos) y eran
cuantitativam ente una pequeña m inoría, había algo así com o un germ an o
por cincuenta rom anos. L a excepción principal estuvo en G ran Bretaña,
donde las lenguas germ ánicas se im pusieron al latín y casi siem pre al celta
(pero su lengua recibió un fuerte in flu jo del norm ando).
C u a n d o se com en zaron a escribir las lenguas germ ánicas, en térm inos
generales y salvo excepciones com o la poesía épica, ello se hacía en latín,
com o en el resto de F-uropa. Y eran la cultura y la literatura europeas las
que in flu ían en esos textos escritos y en las lenguas germ ánicas en general.
A si, los latinism os de fecha antigua se increm entaron con el tiem po.
V o y a poner algunos ejem plos: claro está, no los tenem os contempvorá-
neos al m om ento en que tuvo lu gar el préstam o. N o podem os hacer otra
cosa que. conjeturas a partir de estadios posteriores de las lenguas.49
LJxico griego, latino y cristiano en la historia de las lenguas de Europa 223
AI menos para los térm inos cristianos tenem os un terminus post quem.
E ncontram os latinism os (a veces de origen griego) cristianos en alto ale
m án hacia el año 1000 d. C .: chriuze ‘c r u z ’ (lat. crux), tievel ‘d em o n io ’ (lat.
diabolus), Kirche {de gr. κ υ ρ ια κ -ν ) 'iglesia', tam bién en an tiguo inglés se
encuentran num bres y calcos sem ejantes (Haiga ‘santo\godpell ‘evan gelio’ ,
etc.). Siguen térm inos com o bishop, church y tantos otros. T od o s estos tér
m inos, sé supone, vienen de la época de la cristianización.
P ero hay, sin du da, térm inos m ás antiguos, en unas y otras lenguas
germ ánicas: térm inos culturales latinos. A sí, al. 1V ein, ingl. wine de ui-
num ; al. Strasse, ingl. street de strata·, al. Z ieg el ‘teja’ de tegula; al. kaufen,
a in g l. ceapian ‘co m p rar’ (tam bién cheap) de ampo; al. Birne, ingl. pear
‘p era’ d epirum ; al. K elch, aingl. calic ‘copa’ de calix, etc. H ay m uchos tér
m in os relacionados con frutos y productos qu e eran nuevos para el m u n
do germ án ico (he m en cionado algunos); con transacciones com erciales
(aparte de derivados de caupo, los de moneta, pondus, uncia, mango, etc.);
con la cocina y la com ida (ing!. coo/( de coquus, dish cie discus. al. Schüssel
d e scute/la, K eller de cellarium)·, etc. E n alem án A rzt ‘m e d ico ’ viene deüj·-
chiater, un helenism o.
E n lenguas nórdicas hay térm inos correspondientes, tom ados sin duda
de los m ercaderes rom anos (danés kpbe ‘com prar’ , vin ‘ vin o’).
T o d o este am biente continuó durante la E d a d M ed ia, cuando en todo
el m u n d o germ án ico la lengua de cultura era el latín, aquella en la que es
cribían los doctos.
En Inglaterra, donde el inglés era una lengua que había sintetizad o las
lenguas germ ánicas originales, desde finales del siglo vii entró u na m u lti
tud de palabras danesas y noruegas, y desde el siglo si entraron m uchísim as
norm andas. T o d o ello fue consecuencia de las sucesivas invasiones. El latín
era, junto al inglés y el n orm ando, la tercera lengua, la de la cultura: teolo
gía , gram ática, docum entos oficiales, etc. D esde el siglo x iv com en zó a en
trar una avalancha de palabras latinas, a veces las tom adas del francés se
retocaban para hacerlas m ás fdatinas» (describe, April, equal).
E n el siglo x iv , C h a u ce r está Heno ya de latinism os y helenismos: doc-
tour, physic, naturel, pacient, drogges, diete, cordial. La cosa creció en el xvi:
anachronism, analogy, antipathy, apostrophe, helenism os, com o se ve. H abía
una verdadera gu erra entre el latín y el inglés, con partidarios de uno y de
224 La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
otro; el inglés com en zó a triu n far a finales del siglo xvi, M ulcaster ju stifi
caba los latinismos por «pure necessity»;5" a veces había ternas de sinónim os
inglés / francés / latín, del tipo rise / m ount / ascend.
L o m ás notable, qu izá, fue la introducción d efinitiva de prefijos y sufi
jos de tipo latino o griego, que pasaron a coexistir con los tradicionales in
gleses {un-, be-,ge-, of-·, -ness, -ty, -dom).
C osas parecidas pueden decirse del alem án. F.n este vasto do m in io los
dialectos proliferaban , com o lengua escrita un alto alem án general com en
z ó su difusión desde el siglo x iv, a partir de la zona de A u g sb u rg o y W ü r-
tem berg. E n él entró una pléyade de latinism os, por ejem p lo en la religión
(Reliquien, Hastie, Monstranz), en la m úsica (Octave, Fuge, Kontrapunkt) y
en la vida de la enseñanza (Abitur, Derail, Gy mnasium, Examen, Katheder).
Y hay calcos com o Freitag (de Veneris dies), vergangen (de praeteritus), Hand-
buch (por manuale, que a su v e z viene de έγχειρίόιον).
El panoram a es sem ejante en otras lenguas germ ánicas, sobre todo en
cuanto a escritas: en el bajo alem án (especialm ente en neerlandés y flam en
co), en nórdico. Y en las eslavas, el hún garo y otras más.
Y habría que añadir otras lenguas: el vasco, del que ya he hablado;
cím brico y el bretón, lenguas celtas (galés mynwent de lat. monumenta)·,
el aibanés; el grieg o bizan tin o (térm inos legales y religiosos).
E L E M E N T O S L É X I C O S G R I E G O S DE F E C H A M E D I E V A L
E N LAS L E N G U A S D E E U R O P A
das las lenguas. L o m ism o sucede con otros m uchos térm inos griegos com o
β ούτυρον, que da derivados com o ingl. butter, τα ρ τα ρ ο ΐχ ο ς, de don de esp.
tortuga, it. tartaruga, etc.
C iertam en te, cuando hay iotacism o las cosas son más claras: com o en el
caso de περγαμνή, con -i- en todas las lenguas occidentales (esp.pergamino,
fr. parchemin), ελεημοσύνη (esp. limosna), άποθήκη (esp. botica, fr. bouti
que, térm inos sem icultos, pero hay tam bién esp. bodega, en al. se ha conser
vado el térm ino latino Apotheke).
E n m i Historia de la lengua griega doy m ás detalles, así com o listas de
térm inos bizantinos que pasaron a las lenguas de E u ro p a, a unas u otras, y
que pueden ser fechados con m ayor o m enor seguridad (de los siglos v-vi,
v ii-v in , rx-x, x i-x ii, x m -x iv ); a ellas rem ito.55 A lg u n o s continúan térm inos
antiguos, con cam b io de sentido, así σκάλα ‘pu erto’, la m ayor parte son
nuevos. O tros vinieron a través del latín, com o de κανονικός, canonicus
(esp. canónigo, cat, calonge de lo uno o lo otro). O provienen de las nuevas
circunstancias históricas (σκλάβος ‘esclavo’, del nom bre de los eslavos;
βυζάνχιον, de donde esp. besante, it. bisante, nom bres de una m oneda).
M u ch o s p roceden de la v id a religiosa y eclesiástica (ναός, esp. nave,
fr. nef, de u n tem plo; είκώ ν, de do n de esp. icono y palabras corresp on
dientes); otros de la eco n ó m ica, com ercial y social, otros del m u n d o del
m ar y la m arin a. C o n frecu en cia estos han lle g a d o a nosotros a través de
las ciud ades italianas q u e tenían estrech o con tacto con B iza n cio (V en e
cia y G én o v a sobre todo). O del italiano en gen eral, en todo caso. T a m
bién del p ro v e n za l o del francés. En su fon ética dejan traslucir, a veces,
la vía de entrada.
C ito unos pocos ejem plos. H a y térm inos que entraron a través de V e-
necia: κοντούα ‘barca de cola corta’, ‘gó n d ola’; κατάστιχον, d e donde venec.
catasttco, esp. catastro.
T érm in o s m arineros llegados p or vía italiana, sin que podam os m uchas
veces d efinirla exactam ente, son, por ejem plo, nom bres de barco a partir
de γα λέα y κάραβος; de anim ales m arinos com o esp. anchoa de ax$m\,gam
ba de καμπή (en it. es ‘p iern a’); el nom bre del alm irante (de origen árabe,
de άμιρας, contam inado a veces con lat. ad, así en ingl. Adm iral); esp. chus
ma ‘la tripulación de una galera’ (gr. κέλευσμα). T érm in o s económ icos y
adm inistrativos son άπάόειξις, de donde it. polizza, esp. póliza. A veces se
228 La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
hicieron calcos: τρά π εζα se trad ujo literalm ente al italiano com o banco o
banca, de ahí pasó a todas las lenguas europeas.
A través del francés (la fonética lo asegura) vinieron al español palabras
grecobizan tinas com o ‘cisne’, ‘m o n je’, ‘p age’ (παιδίον). A través del latín
llegaron helenism os bizan tin os a las lenguas germ ánicas. A sí aaa.prestar
de πρεοβύτερος. U n calco de ψ αλμός es salmsang ‘psalterio’ . En inglés hay
m últiples térm inos religiosos griegos, algunos sin duda bizantinos, llega
dos a través del francés: charity,parish, etc.
E n suma: B izan cio contribuyó a la unificación del léxico europeo, sobre
todo en el dom in io de la religión, pero tam bién en el económ ico, com ercial
y m arítim o. En realidad, los barcos bizantinos de gu erra y com ercio y la ac
tividad bancaria y burocrática fueron un m odelo para O ccidente, después
del m odelo romano: no es de extrañar que B izan cio exportara sus palabras.
T am b ién las exportó al m undo eslavo, del que sabemos que fue el m ode
lo religioso y cultural; las m ism as palabras y otras. Y a en antiguo eslavo, al
que se recordará que se tradujo por prim era v ez el E vangelio, aparecen tér
minos com o ankjyra ‘ancla’, dijavol ‘diablo’, myro ‘perfum e’, drérsinja ‘cere
z a ’, siem pre del griego. Y a lo largo de la prim era Edad M edia aparecen en
diversas lenguas eslavas otros térm inos procedentes del griego bizantino:
por ejem plo, aserb. icona de είκών, rasa de έάσον ‘tela basta de lana’.
O T R O F A C T O R DE U N I D A D :
LOS P R É S T A M O S E N T R E LAS L E N G U A S DE E U R O P A
H ab ría qu e com en zar por los resultados del contacto con los celtas: los g a
los, los celtíberos, los celtas de Irlanda, G ran Bretaña y Escocia. D esde el si
glo iv a. C . lo hubo. Son lenguas, com o he dicho, que fueron sustituidas por
las germ án icas en el centro de E u ropa, por el latín en lo que son hoy Italia,
F rancia, B élgica, S u iza, las islas Británicas, España y Portugal.
D e las lenguas célticas se tom aron préstamos en latín, no m uy abundan
tes. Por supuesto, estos préstamos se convirtieron en otras palabras latinas
más y dejaron huella en varias lenguas: en el léxico com ún o en la toponim ia.
En esta pueden encontrarse, aq u í y allá, efectivam ente, huellas de pala
bras celtas (doy los temas) com o briga ‘ciudad, fo rtale za ’, rito ‘v ad o ’, laño
Léxico griego, latino y cristiano en la historia de las lenguas de Europa 229
‘llan o’, mago ‘cam p o’, ardentía ‘bosque’, epo ‘caballo’, duno ‘ciu d ad ’, segó
‘v icto ria ’. Y a través del latín o directam ente han llegado a varias lenguas
palabras celtas de vehículos, arados, vasijas (esp. carro, ingl. car, fr. char, fr.
soc ‘reja del arad o’, fr. tonne, tonneau, esp. tonel, tonelada)·, bebidas (esp. cer
veza, Ir. cervoise, fr. brais, brasseur, brasserie)·, anim ales (esp. salmón, fr. sau-
mon; esp. caballo, fr. cheval, gr. κα βα λλικεϋω ‘cab algar’); prendas de vestir
(esp. it. braga, fr. braie; esp. camisa; esp. sayo de sagum).
Pero ya he dicho que, hoy en día, las lenguas célticas han qu ed ad o re-
ducidas a m ínim os en Irlanda, G ales, Escocia y Bretaña. H an ejercido es
casa influencia.
M ás interesante es lo sucedido con las lenguas germ ánicas, que dejaron
unos pocos préstam os en latín y, sobre todo, en las lenguas rom ánicas y
otras no germ ánicas; y hay préstam os, tam bién, de unas lenguas germ án i
cas en otras. Y presentan, desde pronto y a lo largo de la E d ad M ed ia, m u
chos latinism os.
T o d o esto arranca de los contactos de los germ anos con los rom anos
prim ero, con las lenguas rom ances después, tam bién con otras.
L o s germ anos, pueblos con hábitos de expansión y conquista (com o los
indoeuropeos en general), invadieron Italia y fueron derrotados por M ario
en el 101 a. C . D esde entonces los choques continuaron: C ésar los rechazó
de la G alia, pero los intentos de los rom anos de conquistar G erm an ia hasta
el E lba fracasaron una y otra vez, tuvieron qu e contentarse con establecer
su limes en el D an u b io y el R in, en época de C lau d io . Pero siguieron las in
vasiones germ ánicas, por ejem plo, bajo M arco A u re lio y Juliano.
Y los visigodos chocaron en el siglo iv con el Im perio de O rien te, luego,
en el 410, bajo A larico , conquistaron Rom a, desμ·>ués fundaron el reino de
T olo sa en la G alia, más tarde se establecieron en H ispania (tam bién otros
germ anos, com o los suevos y vándalos, estos pasaron el 429 a A frica ). F u e
ron germ anos varios los qu e en 454 pusieron fin al Im perio rom ano de O c
cidente, deponiendo al em perador R ó m u lo A u g ú stu lo . E n el 488 los ostro
godos, con T eo d o rico , fundaron un reino en Italia.
En cuanto a los francos, se apoderaron de la G alia septentrional (487),
luego de toda ella, im poniéndose a burgundíos, alamanes y otros; y bajo
C lo d o v eo se hicieron católicos (otros, com o los ostrogodos y los visigodos en
una prim era fase, arríanos). Y hay lu ego los longobardos, que ocuparon Ita
2^0 La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
lia, para ser desplazados en el 774 por los francos. Por otra parte, tras la retira
da de los rom anos de G ran Bretaña, se establecieron allí tribus germ ánicas, a
saber, los anglos, jutos, sajones y frisones; desde el 790, llegaron las invasiones
danesas y noruegas, luego, en buena parte de Europa, las de los vikingos.
N o pu ed o entrar aquí en el detalle,'’ pero estas son las bases de los dos
procesos que nos interesan: el de la entrada del léxico germ án ico en la Ro-
m ania y aun en otros lugares {B izancio, territorios eslavos) y el de la latin i
zación de los germ anos.
D esde fecha m u y antigua entraron en latín germ anism os qu e lu ego p a
saron a las lenguas rom ánicas:ganta ‘gan so’ (fr. ant.jante, cat.ganta 'c ig ü e
ña'}, aringus (it. aringa, fr. haréng, esp. arenque), bandum ‘bandera’ (ir. ant.
ban, esp. bandera).
Para la entrada de vocab ulario germ án ico en general en las lenguas ro
m ánicas m e lim ito a rem itir a la bib liografía pertinente, sobre todo a G a-
m illscheg.'57 Q u iero apuntar tan solo a lo com plejo de este estudio, por dos
causas. U n a, lo tardío de nuestros docum entos germ ánicos, a partir del si
glo ix: hubo lenguas com o el godo, el franco y tantas otras que no llegaron
a escribirse (salvo la traducción de U lfilas al godo). L u e go , por la m u ltip li
cidad de sus lenguas: en italiano quedan palabras de los varios estratos (go
dos, longobardos, francos); en castellano es d ifícil decidir, a veces, si los
préstam os son del go d o o del franco. E l vocabulario inglés reposa sobre
una m ezcla de lenguas, a las que, desde el siglo ix , se añadieron el danés y
el n oru ego .5*
E n todo caso, los préstam os germ ánicos — que tam bién penetraron en
el finés, desde fecha m uy antigua— han con trib uid o en algun a m edida a la
ho m o gen eizació n (relativa, desde luego) de las lenguas europeas. V éanse,
por ejem plo, series en qu e el francés y el italiano van con el germ án ico y el
castellano con el latín: fr. besoin / it. bisogna (esp. necesidad); fr. blond / it.
biondo (esp. rubio)', ir. guérir / it. guante (esp. sanar, curar); fr. regarder /
it. guardare (esp. mirar).
O tras veces la palabra germ án ica está solo en una lengua: fr. affreux (it.
orribile, esp. horrible); fr. blesser (it. ferire, esp. herir); ir. ha i tie (it., esp.
odio).
C la ro que otras veces el térm ino germ án ico está en las tres lenguas: así
esp. rico, fr. rich, it. ricco; esp., it .guerra, fr. guerre; esp. blanco, it. bianco, fr.
Léxico griego, latino y cristiano en la historia de las lenguas de Europa
I N F L U J O S L É X I C O S DE L E N G U A S D IV ER SA S EN E U R O P A ,
EN FECH A M OD ER N A
IDEAS GENERALES
cien tífico , más aún lo fue el g rieg o . D e él ha derivad o, en ú ltim o térm ino,
sobre todo a partir de L in n eo, la term in o logía científica de la botánica y el
rein o anim al.
H ablem os prim ero de la entrada de léxico procedente de lenguas euro
peas diversas. D e todas ellas surgieron palabras viajeras, que se im p lan
taron en otras. D e España, por ejem plo, liberal y jun ta . Pero en los si
glos x viii y x ix fue el francés la principal fuente del léxico de las lenguas
europeas. C o n frecuencia, ese léxico procedía en defin itiva del latín y del
griego. El francés tom aba el relevo del italiano.
L a m oda francesa — en el vestir, la cocina, la literatura, la ideología—
dom in ó, pese al terrible paréntesis de la R evolución. A u n q u e la R evo lu
ción y el Im perio napoleónico tam bién exportaron palabras. Pero en gen e
ral su fuente estuvo en la m on arq uía del siglo x viii y en la sociedad de las
m onarquías, el im perio y los regím enes republicanos y aun las tendencias
socialistas del x ix .
M enos im portante fue el in flu jo alem án, salvo en térm inos com o el
Kaiser, el proletariado, transcripciones de lenguas exóticas com o «los (error
por el fem enino) U panisads», giros com o «espacio vital» por Lebensraum,
«autopista» por Autobahn, etc.
Sin em bargo, desde finales del x ix y aun antes la lengua qu e todo lo in
vadía era el inglés. D esde el x v m Inglaterra se había exten dido poco a poco
por casi todo el planeta, derrotan do a los franceses en la India, C an a d á y
Estados U nidos, fun dan d o im portantísim as colonias, dom in an d o el co
m ercio internacional, poniéndose a la cab eza de la técnica.
L u e g o , poco a poco los dom inios británicos fueron independizándose:
prim ero Estados U nidos en 1776, lu ego progresivam ente otros países, has
ta la gran ola tras la segunda gu erra m undial. P ero esto no fue obstáculo
para la difusión del inglés, m ás bien al contrario: ahora ganaba terreno in
ternacional no solo desde Inglaterra, tam bién desde otros países, sobre
todo Estados U n idos, con su dom in io de la tecnología, la econom ía y la po
lítica m undiales, tam bién de nuevos estilos de vida y «entertainm ent».
H o y día el in glés es la lengua in tern acion al p or excelen cia, la que
debe saber todo el q u e qu iere p articip ar en la cu ltu ra o la econom ía o la
p olítica m u n d ia l, viajar, estar al tanto de todo lo nuevo. H o y estudian in
glés m ás personas en C h in a qu e en In g la te r ra ." E s la segu n da lengua
para m illo n es de personas, algo así com o lo qu e era el g rie g o en la a n ti
gu a R om a.
En fin, desde finales del siglo x ix sobre todo y cada v ez más las palabras
inglesas entran a ch o rro en todas las lenguas. Pero no solo en E u ropa,
com o lo hacía p redom in an tem en te el f rancés, sino en todo el m undo.
C o n esto no m e refiero tanto al léxico científico, qu e es prácticam ente
internacional desde el com ien zo, n azca donde nazca, com o al más específi
cam ente inglés o norteam ericano. Palabras inglesas o am ericanas com o
humor, gangster, golf, bar, water se han hecho universales.
El léxico inglés es fácil d e adaptar (a las lenguas europeas sobre todo)
cuand o deja ver bien clara su estructura griega o latina: bastan pequeños
cam bios en grafía (así en tecnicolor, computador, cibernética, entre mil
ejem plos) o en la derivación. E inversam ente, palabras grecolatinas entran
fácilm ente en inglés. Pero hay otras palabras inglesas, sobre todo las patri
m oniales, qu e entran más difícilm ente en otras lenguas.
Léxico griego, latino y cristiano en la historia de las lenguas de Europa 31
A q u í hay varios problem as. A lgu n as palabras son aceptadas, pero con
alteraciones fonéticas: así, térm inos deportivos, goal (esp. gol),footb a ll (esp.
fú tb o l), aun que en otras lenguas se m antiene la grafía inglesa. O tras veces
no hay este problem a, com o en golf. E n otras aún se pronuncia la form a es
crita, com o en club, y se prescinde de la oral. O se m antiene la escrita, pero
se pronuncia a la m anera inglesa (leasing, hall). O se adopta la oral, que se
escribe tam bién (esp. mitin, de meeting, cuya form a se m antiene en fran
cés). H ay, en las diversas lenguas, toda suerte de corrientes y contraco
rrientes: el resultado es cierta aproxim ación entre las lenguas en la form a
escrita, m enos en la oral. Pero no siem pre.
Otras veces se hacen calcos de las palabras inglesas: blac\ hole es en espa
ñol agujero negro, se duda entre lobby y grupo de presión. O se acude a am pliar
el sentido de una palabra patrim onial, siguiendo al inglés: así cuando usamos
ratón hablando del mouse del ordenador, amarillo de cierta prensa o ciertos
sindicatos (yellow). Se am plían los sentidos de otras m uchas palabras, así cor
poración o taller o agresivo (calificación favorable en ciertos contextos).
Las traducciones pueden com p ortar graves errores: science fiction no
debería traducirse por ciencia ficción sino porficción científica, tour operator
por operador turístico. Se verá qu e los térm inos ingleses son a veces de o ri
gen grieg o o latino, a veces francés. Por la vía inglesa se difun den .
E n fin, no son solo el francés y el inglés las lenguas qu e sum inistran
nuevos térm inos. V ien en un poco d e todas partes. D e Italia vienen la pizza,
la mafia y tantos térm inos artísticos, teatrales, musicales. D e A le m a n ia hay
térm inos traducidos com o la Autobahn, que es it. autostrada, esp. autopista,
com o he señalado. A su v ez A le m a n ia ha seguido la política de trad ucir el
vocabulario técnico y científico internacional: Fernsprecher ‘teléfon o’, tér
m in os de gram ática co m o Z eitw ort ‘v erb o ’ y m u ch ísim os otros m ás. Su
adhesión al léxico europeo es, diríam os, disim ulada. D el ruso entraron tér
m inos revolu cionarios com o bolchevique,soviets, estajanovismo, etc. O tros
térm inos más antiguos son paneuropeos, en gen eral de origen alem án.
En fin, existen m uchísim os casos en que, en varias lenguas, las form as de
una m ism a palabra básica, griega, solo tienen pequeñas diferencias. Y a he ha
blado del léxico de Psom adakis, que relaciona 120 palabras básicas en siete
lenguas europeas que ofrecen pequeñas variantes de una m ism a palabra grie
ga del tipo de δημοκρατία. L o m ism o podría hacerse con las palabras latinas.
236 La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
Así, en el caso del húngaro, cuyos textos escritos más antiguos son del
siglo xii. A través de la Edad Media, tanto en el léxico como en otros aspec
tos, siguió el modelo latino;1'7 luego recibió innum erables préstamos ger
mánicos, eslavos y de todas las lenguas de cultura occidentales. Si se toma
un diccionario húngaro se encontrarán préstamos latinos antiguos como
lampa, keretszt ‘cruz’, Evangelium; más helenismos o latinismos entrados a
través de diversas lenguas, como los que incluyen bank^, porta, mito, m auso
leum, legende, perverz, politiza, status, szocialis, navigáció, etc., con toda
suerte de derivados, generalm ente con los sufijos que nos son familiares en
E uropa (-ismus, -logia, - ator, -tory, -alis, -ista). Hay montones de palabras,
tam bién, con prefijos del tipo a - / an-, auto-,peri-. O tras más propiam ente
francesas, com o parkett, balet. O alemanas como herzeg, de Herzog.
Hay, naturalm ente, calcos: de l{lalít se saca -itás ‘exposición’, -itó expo
sitor’; y derivados calcados de las lenguas occidentales, como varios a partir
de világ ‘m undo’.
En fin, solo el 7,1 % de su vocabulario es de origen finougrio; el 6,6 es
eslavo, el 3,9 propiam ente húngaro, el 3,9 germ ánico, otra parte im portan
te de origen desconocido.6*
Cosas no muy diferentes podrían decirse del finés, donde hay un im
portantísim o sector de vocabulario de origen germánico. Del más antiguo
ya he hablado. Pero hay luego muchísimas palabras de varias edades cuyas
fuentes germ ánicas son evidentes:69aalato ‘viejo’, airo ‘aire’, armas ‘pobre’,
al(so ‘hacha’, autia ‘desierto \fuolf{e ‘familia’, tartaño ‘camo, jard ín ’, kauppa
‘m ercancía’ (en últim o térm ino de lat. caupo), kidta ‘oro’, etc.
Por lo demás, el influjo de las lenguas occidentales en finés se nota me
nos que en húngaro: se ha acudido con m ayor frecuencia a fenómenos de
calco o traducción. Pero se han asimilado palabras de diversas lenguas, a
veces con sufijos fineses: así, por ejemplo, materia, merimies ‘m arinero’,
mausoleummi, mytologia, portti ‘puerta’, penkj ‘banco’. Y no faltan, por su
puesto, palabras internacionales com o sosiologia, sosiologi ‘sociólogo’; socia
lism i, sosialisti.
Y, sobre todo, existe, como en gótico, el vasto núm ero de derivados y
compuestos del ámbito cultural occidental, lo que da a todas las lenguas de
Europa un aire de familia.
238 La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
EL LÉXICO ESPECIALIZADO Y C IE N T IF IC O
L a del léxico especializado y científico es ya, hoy en día, una lengua inter
nacional, no solo europea. U na lengua especial qu e arrancó en el siglo x v ii,
com pletos. A p orta n pocos datos sobre la fecha de los térm inos y su fre
cuencia. U na excepción es el Diccionario médico-biológico de helenism os de
F . C ortés G ab a u d án .73 C om p ren d e un diccionario de térm inos, con 3.765
entradas, así com o otros de lexcm as y sufijos. D a la fecha de creación de
esos térm inos siem pre que es posible.
H o y día, con ayuda de los bancos de datos, puede trabajarse m ejor en
este cam po. C o m o el léxico cien tífico y técnico es prácticam ente com ún
en las distintas lenguas europeas, los diccionarios especializados y técnicos
de las m ism as son m ás bien repetitivos. Pero les faltan, m uchas veces, datos
cronológicos y no siem pre es fácil establecer por qué lengua entraron o en
qué lengua se crearon y cuándo o cóm o pasaron a otras.
A L G U N O S DA T O S E S T A D I S T I C O S
Este creciente desarrollo se debe, fun dam entalm en te, al léxico culto. Ú lti
m am ente es exponencial.
3. E stadística de los p refijo s (en sentido am plio) y su fijo s (igual o b
servación).
O b servo qu e en la edición del 2001 del D R .\E o Diccionario de la Real
Academia Española, el núm ero de prefijos m arcados com o tales (con guión
final, en entrada independiente) es de unos 200. D e ellos, la proporción de
helenism os y latinism os es aproxim adam en te del 95 %: a - / an- , a- / ad-,
aden- / adeno-, aero-, afro-, agro-, al- (árabe, no productivo), alti-, ana-,
anarco-, etc. N ótese que en este diccionario hay 100 palabras qu e com ien
zan con auto-, 80 con hiper-, 24 con filo -.
E n la m ism a obra, el n ú m ero de sufijos es unos 300. A q u í la pro p or
ción de los sufijos grecolatinos es a lgo m ás baja, aun así son un 75 %: los
hay, ya, rom ances (-able, -ador, -ear, -ero, etc., patrim on iales de origen
latino). A u n así, véanse algun as cifras, relativas al m ism o diccionario:
600 palabras con -ario, 1.900 con -ico, -tico (no es fácil d ecidir si es grieg o o
es latín), 800 palabras con -ismo, 850 con -ista, 225 con -sis, 60 con -itis,
200 con -logia, 225 con -sis, etc.
P o r otra parte, puede com pararse el Diccionario inverso de la lengua es
pañola, de don de pueden obtenerse m ateriales en el m ism o sentido.75
Sería curioso com parar este léxico con el correspondiente griego. Por
ejem plo, en Buck-Petersen tenemos 2.000 palabras con -μός, -ίσμός, 5.400
con -σις, etc.; claro que influye la asim etría del carácter y la extensión de los
textos en que se basan am bos diccionarios.
E n cuanto a elem entos iniciales, en griego (y latín) encontram os ya fre
cuencias im portantes. Por ejem plo, en la parte publicada del D G E encon
242 La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
tramos: ά γαθο- 30 veces, ά ντι- cerca de 500, α ύτο- unas 660. N in g u n a len
gu a, qu e sepam os, ha o rga n izad o su léxico den tro de una red de sign ifica
dos tan clara y densa com o el griego.
E n otras lenguas hallaríam os resultados sem ejantes sobre la persisten
cia de los elem entos form ativos griegos. Véase, por ejem plo, lo qu e dice
Jespersen7*’ sobre las preposiciones latinas y griegas en inglés. Y , para el in
flu jo del léxico g riego en general, la afirm ación de Constantinides-7 de que
entre las 166.000 palabras del Diccionario inglés de W ebster hay 35.000 he
lenism os, el 21 % .
E n fin, no es necesario insistir en que los helenism os y los latinism os son
especialm ente im portantes en la lengua científica. Y no se trata tanto de un
tema de vocabulario com o del estudio de una lengua viva, que funciona
con ayuda de prefijos, sufijos y lexem as que son ya internacionales. N a d a
com parable a los préstam os lim itados procedentes de tal o cual lengua
(préstamos que, con frecuencia, son a su vez de origen grecolatino).
4. C o n clu y o con algunos datos del diccion ario de D . Pharies relativo a
los su fijo s españoles."s U n lib ro q u e es una excepció n en un cam p o d o n
de los estudios sistemáticos no son abundantes. Se encuentran en él cosas de
interés, por ejem plo, el en trecruzam ien to de los sufijos griegos y latinos, a
veces no podem os establecer el origen exacto de un sufijo, -ico por ejem plo,
com o ya he dicho. Y datos cronológicos.
Por ejem p lo, -ismo entró en el castellano en el siglo x m (baptismo, el ca
rácter culto es claro), en fecha m oderna (siglo xvi) el prim er -ismo ín cca to
licismo·. hoy crece im parablem ente; -ista, igual de im parable hoy, entró en
el x ii con exorcista; -ción y -zón estaban desde el siglo x m ; el cultism o -tión
entró en el xv. Para -trofia lo más antiguo es atrofia (siglo xvi). Junto a -go
(tósigo), desde el siglo x m entró el cultism o -ico (lógico, retórico); -isa (profe
tisa) es del siglo xv, antes hay la form a patrim onial -esa, etc.
Se podría seguir la historia, en todas las lenguas, de los sufijos (y los p re
fijos) grecolatinos p rim ero en la lengua culta en general, lu ego en la cien tí
fica. Y , por supuesto, de los lexem as.7”
Léxico griego, latino y cristiano en la historia de las lenguas de Europa 243
C O N C L U S IÓ N
S I N T A X I S , E S T IL O Y C O M P O S I C IO N L I T E R A R I A ;
DE LO S G R IE G O S Y L A T I N O S A E U R O P A
P R IN C IPIO S GENERALES
245
246 La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
EL GRIEGO A N TIG U O
EL L A T ÍN A N T IG U O
entre la lengua más plana de Lisias y la más com pleja de D em óstenes, lle
gar incluso a la im itación de Isócrates. Y para los historiadores había,
igu alm en te, varios m odelos.
E ntra aquí lo que podem os llam ar, am pliam ente, estilo, que incluye el
tipo de léxico y el ritm o de la prosa, así com o la organ ización de los poemas
y, sobre todo, d e los discursos, según los esquem as com positivos desarrolla
dos por los griegos.
E n sum a, sin n egar la origin alid ad , la b rillan tez en ocasiones de la pro
sa latina (y del verso, por supuesto), lo cierto es que, a partir de una base in
doeuropea com ún , el desarrollo de la prosa depend ió del m odelo griego.
D e los varios m odelos, m ejor dicho. Pues la literatura griega qu e prim ero
se im itó, a partir del siglo 11 a. C ., fue la de los escritores helenísticos con
tem poráneos. Solo después se pasó a im itar a los escritores áticos.'5
L os géneros literarios fueron, en definitiva, los m ism os: im itados de los
griegos. Sustituyeron a la antigua literatura de tipo itálico. En traron en fe
chas varias, no en el orden cron ológico de los de los griegos; pero al final el
panoram a general fue el m ism o. E s este repertorio de géneros el que fue
im itado, tam bién en fechas diversas, en las literaturas latinas m edievales y
en las nuevas literaturas m edievales y posteriores.
LA CRISIS L IN G Ü ÍS T IC A A L F IN A L DE LA A N TIG Ü E D A D
Y C O M IE N ZO S DE LA EDAD M EDIA
Pero, en fin, nada puede com prenderse sobre el estado de las lenguas la
tina y griega al final de la A n tigü ed ad y la evolución lingüística a partir de
ahí si no se coloca todo en un cuadro am plio. En el cuadro cultu ral esboza
d o y, tam bién, en un cuadro del total de ambas lenguas, no solo de su sinta
xis, tam bién de todo lo dem ás, incluida la literatura.
Pues hay que recordar la decadencia de la subordinación y d e la prosa
literaria y com pleja en el latín y el grieg o vulgares. Es un fen óm en o qu e no
dejó de in flu ir en la estructura de las nuevas lenguas qu e crecieron en la
E d ad M edia.
P orq ue ya he hablado de las innovaciones del IE I V qu e se reflejaron en
una evolución de esas nuevas lenguas europeas y que tuvieron con fre
cuencia trascendencia sintáctica. E l fen óm en o se m an tuvo pese a los poste
riores influjos de las lenguas clásicas.
C item os, por ejem plo, la pérdida de la flexión nom inal en algunas len
guas: así en francés, inglés o bú lgaro. Q u é du da cabe de que este hecho,
que se produjo gradualm ente, llevó, por un lado, al uso más frecuente (obli
gatorio a veces) de preposiciones; por otro, al em pleo, com o sustitutivo, del
orden de palabras.
A u n q u e , la verdad, ello tiene m ás trascendencia desde el punto de vista
form al que desde el del contenido. L o m ism o d ig o, aun qu e habría que es
pecificar el detalle, de la sustitución de las form as sintéticas por otras analí
ticas, así en el caso de los grad os de com paración del adjetivo y en el de la
recreación de form as verbales com plejas (de perfecto, pluscuam perfecto,
v o z pasiva, usos m odales del verbo, etc.).
T o d o esto es com ún , en grad os diversos, a lenguas rom ánicas, g e rm á
nicas, grieg o m ed ieval, lenguas eslavas. E n d e fin itiva , todas estas lenguas
con servaron una estructu ra apta para con tin u ar la sintaxis a n tigu a del
indoeuropeo y aceptar, en el m om ento adecuado, la sintaxis com pleja de las
prosas grieg a y latina. H a b lo en térm inos gen erales, porqu e el uso del in
finitivo y participio decayó o (a veces) se perdió y los usos m odales del v e r
bo dism in u yero n en gran m edid a o se perdieron , salvo el del im perativo.
Y , en gen eral, los tiem pos com puestos del verbo in tro d u jeron algun as
n o v ed ad es.'9
C iertam en te, la reducción m o rfológica h izo d ifícil o im posible, en cier
tas lenguas, la concordancia de n om bre y adjetivo, así com o el hipérbaton
254 La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
del g rieg o y el latín clásicos. Su reintroducción culta no siem pre se h izo sin
violencia hacia las nuevas lenguas.
EL IN F L U J O DEL GRIEGO Y E L L A T IN
EN LAS LEN GU AS DE EU RO PA EN LA EDAD M ED IA
pleja y las unidades textuales, era sin lu gar a du das la literatura griega en
O rien te, la latina en O ccidente.
E l O rien te m adrugó más. H u b o prim ero, en el siglo iv, la traducción
go da de la Biblia, desde el ix la eslava tam bién de la Biblia en B ulgaria, en
fechas posteriores diversas traducciones en B ulgaria, en la Rusia de K ie v y
en otros lugares. Por supuesto, todos estos textos calcaban la sintaxis del
grieg o de los Evangelios y los Padres. Y la literatura eslava posterior deri
vaba directam ente de esos textos traducidos del griego.
E n cam bio, en el caso de las lenguas occidentales, tanto las románicas
com o las que ahora se escribían por v e z prim era — célticas, germ ánicas, es
lavas occidentales, húngaro, finés y, más tarde, el vasco— , el m odelo era a
todas luces el latín.
N ótese que n o m e refiero solam ente al latín an tigu o d e fecha tardía: el
de O rosio o la V u lg a ta o las vidas de santos o el Pamphilus pseu dovidian o o
las Etimologías de san Isidoro. M e refiero tam bién al latín m edieval qu e se
gu ía escribiéndose: el de la literatura de la corte de C arlom agn o , las crón i
cas asturianas, los fueros y docum entos notariales, las fábulas, el preteatro
cristiano, el Navigium Sancti Brandami, el Liber Sancti Iacobi, la Disciplina
Clericalis de P ed ro A lfon so, el Carmen Campidoctoris, la Historia Regum
Britanniae, la Ecbasis Captivi, el Ysengrimus (m odelo del Roman de la Rose),
las com edias latinas de H rosvith a y otras, el Speculum Historiale de V ic e n
te de Beauvois, el Liber Thesauri de B runetto L a tin i, obras gram aticales,
otras filosóficas...
Piénsese qu e en el siglo x n las obras árabes de origen g rieg o se trad u
cían al latín en la Escuela de T o led o . E n el x m ya al castellano, igu al que
las obras árabes sapienciales de origen griego o iranio e indio a las qu e me
refiero más adelante.
E n ese m ism o siglo los prim eros historiadores castellanos qu e supera
ban ya las viejas crónicas escribían todavía en latín obras com o las de Lucas
de T u y y el arzobispo D o n R odrigo; pero lu ego ellos m ism os las trad uje
ron al castellano. C o m o em p ezaron a proliferar las traducciones de obras
latinas, a veces derivadas de originales griegos: las Vidas de A p olo n io, de
Esopo, de Secundo; la Disputatio de A d ria n o y E picteto (de don de salieron
innúm eras «disputas» en francés y en castellano). Y hay en latín m áxim as,
fábulas, cuentos, espejos de príncipes, obras preteatrales (Visitatio sepulchri,
La confluencia y expansión de las lenguas de Europa
ción y la antigua prosa rítm ica. L a m ayor parte de las veces en el latín que
ahora se escribía, pero tam bién en las nuevas lenguas, en m odelos literarios
que im itaban a los antiguos: en la oratoria, la historia, géneros poéticos.2,;
DE L A L I T E R A T U R A G R E C O L A T IN A A L A S E U R O P E A S
Por supuesto, no es este el lu gar adecuado para hacer una exposición de las
literaturas europeas de la E d ad M edia y de las posteriores, hasta hoy. Pero
sí para exponer algunas consideraciones generales en buena parte anticipa
das en m i libro E l reloj de la historia. Homo sapiens, Grecia antigua y mundo
moderno.26
Recojo algunas de sus conclusiones fundam entales:
1. Es im posible exponer la historia de las literaturas occidentales y de
otras más de E u rop a sin hacerla preceder o acom pañar de la historia de la
literatura latina: de la m edieval y, tam bién, de la antigua, esta redescubier
ta poco a poco, sobre todo desde el siglo xv.
H a b ía , diríam os, un reparto: gén eros q u e se escribían en latín , otros
q u e co m e n za ro n a escribirse g ra d u a lm e n te, en especial a p a rtir del si
g lo x ii, en las n uevas lenguas. P e ro para estos, y lu eg o tam b ién para los
p rim eros, el latín (el a n tigu o y el m edieval y este de trad u cció n o de crea
ción) era el m odelo. Sin él no habría habido literatu ra p ropiam en te en las
nuevas len guas.
Y com o el m odelo era el m ism o para todos, de ahí se deduce el paral
lism o entre las nuevas literaturas, acom pañado de influencias entre ellas: el
p roven zal in flu yó en toda la lírica, la leyenda de A le jan d ro pasó del fran
cés al español, B occaccio in flu yó en toda la cuentística, lu ego D an te en la
poesía épica, lu ego Petrarca en la lírica, etc.
2. U n corolario se deduce de aquí: la exposición aislada de las distintas
literaturas, justificada sin duda por razones prácticas (y a veces por razones
nacionalistas), es un p ro fu n do error. Se escriban en la lengua qu e sea son
paralelos, por ejem plo, el teatro, las crónicas, los espejos de príncipes, los
debates, las alegorías, y los dem ás géneros m edievales y posteriores.
3. A h o ra bien: den tro de las distintas literaturas hay un segm ento de
origen oral y otro de origen escrito. E l prim ero es el de la épica, ya germ á
Sintaxis y literatura en la historia de las lenguas de Europa 259
C O N C L U S IÓ N
H I S T O R I A DE LAS G R A N DE S L E N G U A S
COMUNES DE EUROP A
LAS G RAN D ES LE N G U A S CO M U N ES DE EUROPA
LA C R E A C IÓ N DE LAS G R A N D ES L E N G U A S E U R O PE A S
G ENERALIDADES
L a prim era im presión que recibe cualquiera que se acerca al tem a de las
lenguas europeas es la de que existen unas cuantas graneles lenguas en E u ro
pa: español, francés, italiano, inglés, etc. Parece com o si las lenguas eu ro
peas hubieran salido directam ente del indoeuropeo, de las diversas ramas
del indoeuropeo: del IE III A (el griego), del IE III B (las lenguas occidenta
les: el latín, el celta, el germ án ico, el eslavo, el báltico, el ilirio, con lenguas
derivadas). Y del no indoeuropeo (el vasco, las lenguas fm ougrias qu e son
el h ú n garo y el finés, entre otras).
Pues bien, no es así. D e las grandes ramas del indoeuropeo salió un pu
lu lar de lenguas diversas, con elem entos com unes, eso sí, pero em parenta
das de algún m odo: he hablado de los rasgos qu e unen al báltico y el eslavo,
al eslavo y el germ án ico, a este y el griego, al latín y el itálico, tam bién al
celta, etc. Y de las relaciones secundarias, horizontales.
D en tro de cada una de las gran des ramas había una alfom bra cam bian
te, en la que se pasaba de unos dialectos o lenguas a otros. A p a rte de los in
flujos transversales en épocas diversas, que acabo de estudiar.
C u a n d o se dieron ciertas circunstancias políticas y literarias, se crearon
las grandes lenguas com unes, debajo de las cuales seguían vivien d o len
gu as particulares. N o surgieron directam ente ni del indoeuropeo ni de sus
ram as diversas: fueron el resultado de unificaciones o elecciones secunda
rias. Es com o cuando, en A m érica, el nahua, el quechua o el gu aran í, di
fun did os principalm ente por los m isioneros, se convirtieron en lenguas co
m unes, debajo de las cuales pervivían otras.
268 Historia de las grandes lenguas comunes de Europa
E n Inglaterra, del inglés; en la E u ropa germ án ica, del alto alem án (de
don de deriva el alem án de hoy), el nórdico (danés, sueco, noruego), el fla
m enco o neerlandés (única variante del bajo alem án que alcan zó la d ig n i
dad de constituirse en lengua nacional). E n los países eslavos y bálticos, de
las grandes lenguas ya m encionadas, que se convirtieron en lenguas nacio
nales y lenguas de exportación, algunas.
H a y, pues, escalones. Son pocas las grandes lenguas com unes europeas,
lenguas nacionales, en general exportadas luego, m ás o m enos, B ajo ellas
h ay a veces otras y en algunos casos un pulular de dialectos.
T am b ié n , no m enos, hay dialectos que, u nificados, se con virtieron o
intentan convertirse en lenguas generales o com unes: el vasco, el catalán y
algun as otras. C o n una p ro liferación , a veces, b ajo ellas, de dialectos parti
culares. P u ede haber, pues, situaciones de un solo piso (una sola lengua) o
de dos o tres pisos. L a represen tatividad externa la tienen, en gen eral, las
lenguas superiores. M ás bien la superior. A u n q u e hoy, a veces, otras le
discuten esc puesto. T ra s las tendencias unitarias han ven id o en ocasiones
las disgregadoras.
H a y , pues, las grandes lenguas com unes (y, con frecuencia, nacionales,
con frecuencia exportadas luego). Son de fechas diversas, m edievales y m o
dernas. Su origen está liga d o a la historia: a la política, tam bién a la litera
ria y la cultura en general.
Bajo ellas, a veces no hay lenguas o dialectos diferentes, a veces sí. Y tienen
estatus cambiante; en algunos casos son lenguas com unes de un territorio en
el que ese lugar se lo disputa una lengua local que a su v ez tiene variantes,
com o el catalán. P o r otra parte, cuando en un lugar coinciden varias lenguas,
hay que investigar su estatus sociolingüístico, que puede variar con el tiempo.
Insisto en qu e los conceptos de «lengua», «dialecto» y «variante» no
son propiam ente de orden lingüístico, sino de orden social y aun político.
Se convierte en «lengua» el antiguo dialecto qu e es aceptado com o com ún
para una sociedad m ás o m enos unificada social, cultural y políticam ente.
Y a he dicho que puede tener tam bién expresiones lingüísticas particulares.
Y que, en este caso, puede haber opiniones contrapuestas, de condiciona
m iento social, sobre si se trata de una «lengua» o un «dialecto». Y que, fi
nalm ente, lo que en un m om ento dado se considera una «lengua» puede
considerarse lu ego un «dialecto». O al revés.
270 Historia de las grandes lenguas comunes de Europa
EL C A S T E L L A N O , EL PO R TU G U E S Y LAS LE N G U AS DE H ISPA N IA
Generalidades
latín de H ispan ia {que tenía ciertos rasgos com unes con el de las Galias)
p ro du jo, fundam entalm ente, cuatro lenguas (gallego-portugués, asturleo-
nés-castellano, n avarro-aragonés y catalán, dejo aparte el vasco) qu e pre
sentan algunos rasgos com unes.
Y tam bién, naturalm ente, rasgos diferenciales, qu e no pudieron salvar
se más que por la absorción grad ual, en el curso de la historia, del m ozára
be, el asturleonés y el aragonés por el castellano. E ste fue en el com ien zo un
dialecto leonés, de los confínes orientales, que se extendió en todas direccio
nes e infiltró com o lengua com ún a todas las lenguas en torno, sin expu l
sarlas radicalm ente. Resultó en algunos lugares una especie de bilingüism o.
L a ra íz del fenóm eno está en hechos culturales y políticos: el crecim iento
del reino de C astilla y de su cultura.
Esta es la historia: fue la conquista m usulm an a la qu e selló el destino de
España, recom puesta lu ego pero nunca del todo. N o solo tuvo qu e haber
una penosa reconquista m ilitar (casi ocho siglos), tam bién una larga histo
ria política y cultural, qu e al final im puso el castellano com o lengua de
toda la España central, de norte a sur, y com o len gu a com ú n del resto. A sí,
el castellano se con virtió en español.
Solo el portugués alcanzó el m ism o estatus de lengua nacional, desga
jándose, ya en el siglo x iv , del tronco com ún del gallego-portugués. Por
causa, tam bién en este caso, de un hecho político y cultural: la creación en
1139 de la m onarquía portuguesa bajo A lfo n so H e n ríq u e z y la estabiliza
ción del portugués com o lengua literaria (prim ero de la lírica, luego gen e
ral), desde el siglo xiv.
A sí, la conquista m usulm an a fue el gran desastre de la historia de E spa
ña. Im puso un gran retraso en la cultura (que tu vo qu e ser salvada con las
influencias carolingia, borgoñona y cisterciense) y un gran retraso en la
unificación lingüística de España. E llo pese a algunos influjos culturales,
casi todos de origen griego o iranio, y lingüísticos derivados de la cultura
m usulm ana. F ue la de España una unificación siem pre parcial y que toda
vía hoy sigue causando problem as.
Hispania se fragm entó, en efecto, tanto política como lingüísticamente,
por el hecho de que la Reconquista se realizó valle a valle o región a región de
los Pirineos, con corrimientos, luego, hacia el sur. V in o luego la pugna entre
las lenguas así surgidas y la primacía, pero no dom inio absoluto, del castellano.
272 Historia de las grandes lenguas comunes de Europa
D el castellano a l español
carneóte bilin güe. C iertam en te, el catalán y el castellano tenían papeles so-
cíolingüísticos en cierta m edida diferentes.
Pero el renacim iento del catalán fue más antiguo y decisivo que los otros,
se puede fechar en la «O da a la patria», de A rib au , de 1833, y continuó luego
con la Renaixenca, a com ienzos del xx. Y más com pleto: hubo y hay una lite
ratura catalana, hubo una norm alización del catalán que ya he citado.
A l tiem po, se escribía, leía y editaba en español. Salvo en algún m om en
to especialm ente tenso, nadie prohibió el catalán, aunque el castellano o es
pañol era, ciertam ente, la lengua adm inistrativa oficial.
N o había, realm ente, con flicto lingüístico, lo han creado solam ente po
líticos qu e han iniciado una persecución sistem ática del español. A I tiem
po, buscan im poner el catalán de Pom peu F ab ra sobre las variantes de las
islas Baleares y V alen cia, que son consideradas socialm ente com o lenguas.
U n error notorio, ciertam ente, p u ro fanatism o.
L a G alia , rom anizada grad ualm en te, poseía un latín con rasgos com unes
con el de H ispania. Era fun dam entalm en te un país celta, aun qu e los celtas
ocupaban una extensión m u ch o m ayor, lucra de Francia tam bién, com o se
sabe; queda gran dísim a huella de ellos en la toponim ia, com o en España.
P ero desde el 121 a. C . hubo ya la provincia, la qu e fue lu ego la Galia Nar
bonensis; y ya se sabe de la conquista del resto de la G alia por Julio C ésar a
partir del 58 a. C .
A u n q u e dividid a p or A u g u sto en cuatro provincias y sufriendo v ici
situdes posteriores, la G alia siem pre se consideró com o una u nidad, m uy
rom anizada y qu e p rodu jo personajes políticos y literarios, incluso en el si
glo v. D esde los tiem pos de D ioclecian o era regida desde T réveris, cabeza
de una de las cuatro tetrarquías.
L a G alia sufrió pronto invasiones germ ánicas, qu e fueron graves desde
el siglo ni d. C . y, sobre todo, a com ien zos del siglo v, cuando los bárbaros
atravesaron el Rín y acabaron con el poder rom ano. Se trataba, fu n d a m en
talm ente, de los alam anes, los vándalos, los suevos, los burgundíos, los visi
godos y los francos.
27^ Historia de las grandes lenguas comunes de Europa
«lengua del rey», el papel de los notarios reales y de las traducciones he
chas del latín para el rey fue im portante en su difusión.
H u b o, ya digo, lenguas varias en F rancia y algunos restos quedan. Pero
no vienen de varios puntos in dependientes qu e crearan lu ego una d ifu
sión. Son grup os de lenguas cam pesinas, agrupadas en varios tipos, prin ci
palm ente tres, el establecim iento de cuyas fronteras (por otra parte, no pre
cisas) ha sugerido diversas hipótesis qu e hablan sobre todo del substrato y
de las cuales ninguna es decisiva.
Por otra parte, los testim onios de un protofrancés y un francés antiguo
son más tem pranos qu e los de los dialectos hispánicos posteriores al m o
zárabe. Y ello p orqu e ya en 813 el con cilio de T o u rs aceptó para los ser
m ones en la Iglesia la lingua romana rustica. Y m ientras qu e en H ispania
para fecha antigua tenem os que contentarnos con faltas en docum entos
notariales y las glosas de los siglos x i o x ii, en F rancia hay glosas ya en el
siglo v iii y tenem os en el 842 los «juram entos de Estrasburgo» entre L u is
el G erm án ico y C arlo s el C a lv o (con versiones en francés y en germ ánico):
en ellos falta la declinación latina y aparece el artículo. Y en el 881 hay ya
un texto literario, la Séquence de Sainte Eulalie. H a y una con tin u id ad en
tre esta obra y el an tigu o francés clásico.' E n España, para la literatura,
hay q u e esperar al siglo x ii.
EL IT A L IA N O Y LAS LEN GU AS DE IT A L IA
de esta región (Gante, Brujas), h izo cam biar el nom bre más que la realidad de
la lengua. M ientras qu e al norte del R in y del M osela se hablan variantes
germ ánicas que no son el neerlandés.
E n fin, la lengua com ún neerlandesa viene de este contexto original: de
la independencia y de una notable literatura. H a habido, luego, in flujo
francés e inglés.
F in alm en te, el inglés, tras aportaciones celtas y latinas (estas recurren
tes y m u ch as d e ellas cristian as, co m o he ap un tado), n ació d e una fusión
de dialectos germ án icos nórdicos y occidentales previos a la segun da m u
tación consonántica del alto alem án: los jutos, los anglos, los sajones y los
frisones de los que he hablado. T am b ié n he m encionado las aportaciones
posteriores danesas (a partir de las invasiones vikin gas desde 787) y n or
m andas (tras la invasión de G u ille rm o el C on qu istad or en 1066).
T o d a v ía se distinguían, en el siglo v m , los diferentes dialectos germ án i
cos en algunas zonas de Inglaterra, y quedan huellas de ello. E n otras con
tinuaban hablándose dialectos celtas.
H u b o lu ego una fusión de los dialectos germ án icos. E n realidad, el in
glés, conservado siem pre por las clases inferiores m ientras que los nobles
hablaban el francés de los n orm an d os, solo ocu pó un prim er plano, por
una reacción nacionalista, desde el siglo x m . P ero antes había h abid o ya
testigos del an tiguo inglés, com o el poem a épico B eow ulf, de origen oral,
que se fecha en el siglo v m . L u e g o , pese a una intensa latin ización desde
el siglo x v , de la q u e ya he hablado, a p a rtir del siglo x v i h u b o un e n o r
m e e sfu e rzo para crear una le n g u a re g u la riza d a : en la o rto g ra fía (desde
J. H a rt, 1568) y la gram ática (sobre todo B. Johnson, 1640), tam bién en el
léxico (sobre todo en el siglo x v m , d iccion ario de S. Johnson). T o d o ello
sobre el m odelo de las lenguas y gram áticas europeas, y, a su vez, sobre el
m odelo latino.
El inglés es, pues, una lengua m ixta. M uy latin izad a y afrancesada, y
con un alto índice de innovación, en el sentido de la m áxim a sim plificación
morfológica pero de una complicada fonología.1" Y con gran intervención cul
ta en su plasm ación definitiva.
H u b o , den tro de ella, la introducción desde el siglo xvi de nuevos tér
m inos italianos, franceses y españoles. E l inglés, por otra parte, tu vo ya una
im portante literatura en este siglo.
Las grandes lenguas comunes de Europa 287
Está, ante todo, el ruso, pero tam bién son im portantes lenguas com o, en el
eslavo m eridional, el búlgaro, el serbocroata (cuyos hablantes ahora tien
den a considerar com o dos lenguas aparte); y, en el occidental, el polaco, el
checo, el eslovaco y el sorabo. Y a he dicho en otro lu gar qu e en el oriental
jun to al ruso están el ucraniano y el ruso blanco.
H em os estudiado ya, a lo largo del libro, las características m ás im p o r
tantes de las lenguas eslavas: su tipología, su relación con el báltico, la in
troducción del alfabeto y el in flu jo cultural cristiano y grieg o en B u lga ria y
el reino de K ie v (y latino entre los eslavos occidentales). R ealm ente, toda
vía en el siglo v d. C . los eslavos n o eran otra cosa qu e una serie de tribus es
tablecidas entre el D n iep er y el V ístu la. T rib u s q u e form aban alianzas, se
desplazaban, com batían.
A veces, con el tiem po, se convertían en reinos de resultas de conquistas
o unificaciones en torno a tribus y poblaciones varias. Y com batían o asim i
laban a poblaciones diversas no indoeuropeas: finougrias, turcas (com o los
paleobúlgaros, los k azares, los m ongoles, los tártaros), germ anas (los vi
kin gos sobre todo). L os eslavos eran la «cola» de las oleadas indoeuropeas,
288 Historia de las grandes lenguas comunes de Europa
com en zad o a principios del x v con V asilio I y II, se expan dió a finales del
m ism o siglo con Iván III (1462-1505) hacia el este, el sur y el oeste. C o n
quistó N o v g o ro d y disputó las fronteras a lituanos y polacos.
A l contrario de lenguas com unes fundadas de una v e z a partir de pe
queños lugares — com o el francés y el castellano— aquí hemos presencia
do experim entos sucesivos para crear una lengua nacional com ún. F ueron
varias: algunas desaparecieron, otras siguen hoy vivas. E l ruso es, sim ple
m ente, hablado por el m ayor núm ero de personas y en la m ayor extensión,
tam bién la lengua de la nación más poderosa de la zona.
Iván casó con una sobrina del últim o em perador bizan tin o y consideró
M oscú, una v e z caída Constantinopla ante los turcos en 1453, com o la nue
va Rom a. El y sus sucesores llenaron el K rem lin de catedrales y el país de
m onasterios de estilo bizantino. Se llam aron zares, del n om bre del César.
Rusia era un im perio.
Esta es la Rusia que, ya en el siglo x v m , Pedro I occidentalizó en torno
a su n ueva capital, San Petersburgo, en el Báltico. Y que C atalin a expan
dió a costa de los tártaros y los pueblos de Siberia. C rearon una gran len
gua u n ificad a, que pronto tu vo una literatura propia, som etida a los in flu
jos occidentales.
H u b o, pues, en el m u n do eslavo una serie de intentos sucesivos para
crear una g ran lengua, sobre la base de un gran reino o im perio y con in flu
jo p rim ero bizan tin o, lu ego occidental. L a línea principal es la qu e he tra
zado, hu bo otras paralelas que crearon lenguas nacionales en Serbia, P olo
nia, B ohem ia, C ro acia, etc. Y desarrollaron literaturas, sobre todo en los
siglos χ ία y xiv: tam bién, durante m ucho tiem po, a base de traducciones y
obras religiosas, pero tam bién históricas, épicas, líricas y de sabiduría.
N o hubo nunca una unificación lingüística de los eslavos, com o tam po
co de los germ an os ni de los celtas. Igual que, disuelto el latín, las unifica
ciones lingüísticas qu e siguieron fueron diversas, alguna tan tardía com o la
de Italia. Y siem pre, tanto en territorio latino com o en el celta y el germ á
nico, al lado de la lengua com ún, difundida por el poder regio y la literatu
ra, qu edaron otras más o m enos sum ergidas: dialectos o lenguas que se
guían hablándose en sectores locales o sociolingüísticos o am bas cosas.
H a habido, pues, en Europa, unificaciones lingüísticas secundarias de
lenguas indoeuropeas y no indoeuropeas, en distintas fechas y lugares. N u n
Luis grandes lenguas comunes de Europa
E L GRIEGO M ODERNO
Im posible hablar del grieg o m odern o, una lengua u n ificad a iden tificada
con el su rgim ien to del E stado g rie g o en 1830, sin decir a lgo de sus prece
dentes antiguos y m edievales. T a n im posible com o hablar de las lenguas
rom ánicas sin hablar del latín. L a gran di te rene ia es que el latín se fra g
m entó, ju n to con el Im perio rom ano, naciendo de él las diferentes lenguas
rom ánicas, m ientras qu e el g rie g o no se fragm en tó. Y ello p orqu e política
y cu ltu ralm en te el Im perio b izan tin o se m an tu vo intacto, aun qu e dism i
nuido, hasta 1453.
Esta es la gran diferencia. Y tam bién otra: que las lenguas rom ances na
cieron, está bien claro, de la fragm entación del latín hablado o popular, y
hu bo lu ego procesos secundarios de creación de lenguas nacionales en tor
no a las nuevas naciones y las nuevas culturas; y procesos de in flu jo del la
tín culto en las lenguas rom ánicas y en todas las lenguas europeas. E n cam
bio, el grieg o m oderno heredó la unidad del grieg o culto o katharévusa de
la lengua escrita bizan tin a, pero en realidad predom in ó en él la dim otikí o
lengua popular, tam bién con fuerte in flu jo de la prim era. A veces, a partir
del in flu jo del grieg o antiguo, ático o kpiné, en todas las lenguas europeas.
Y a he hablado de ello.
294 Historia de las grandes lenguas comunes de Europa
C O N CL U SIO N E S
L A E X P A N S IÓ N F U E R A D E E U R O P A
DE LAS LEN G U AS EUROPEAS
V IS IÓ N G E N E R A L
3o1
3<>2 Historia de las grandes lenguas comunes de Europa
diversas fases hasta crista liza r en len g u a s nacion ales, en algu n a s ocasio
nes g ran d es len guas.
Bien es verdad, tam bién, que Europa y sus lenguas se encogieron a partir
de un m om ento por la presión, en el este y el sur, de árabes y turcos. L u ego
hubo parciales reconquistas. A l final, quedó reducida a lo que es ahora.
Pues bien, lo que qu iero apuntar es qu e esas lenguas que dom in an aho
ra, sobre todo algunas de ellas, E u rop a, venidas de fuera de E u ropa, han
saltado m ás allá de ella. E l ím petu expansivo de los indoeuropeos (y de los
otros pueblos a que he hecho referencia) no se agotó en Eu ropa y en sus
guerras y avances culturales, ni en la im plantación de sus lenguas. Y a he
hablado de cóm o el ruso se exten dió por Asia: rebasó por el norte a lenguas
com o el m ongol, el chino, el m anchó y el coreano, se sobrepuso a lenguas va
rias finougrias, altaicas y otras, llegó al Pacífico. Es, en realidad, una nueva
invasión indoeuropea.
E sto por vía terrestre, hacia el O rien te, por el norte de la barrera de v ie
jas civilizacion es, com o la china. En A sia M enor, Siria, Palestina y Á frica ,
los indoeuropeos y sus lenguas, lejos de avan zar, retrocedieron ante árabes
y turcos, qu e les cerraban el paso. Les quedaba el océano: bien para rodear
A frica con sus barcos, saltando el obstáculo y llegar a la India y las islas de
las Especias, com o hicieron los portugueses en el siglo xv; bien para surcar
el A tlá n tico hasta A m érica y lu ego más allá.
Son las exploraciones y conquistas iniciadas por C astilla y continuadas
por otros pueblos europeos desde el descubrim iento de A m érica en 1492.
Es com o si, esta vez, los indoeuropeos hubieran segu ido su cam ino hacia el
oeste cru zan d o el m ar con sus caballos y sus guerreros.
L a cultu ra europea, resultado de la expansión de nóm adas asiáticos
fun dam entalm en te indoeuropeos, pero no solo indoeuropeos, es algo ú n i
co en la historia del m undo. P u ede com pararse, ciertam ente, con la expan
sión de árabes y otros sem itas, o la de hunos, turcos y tártaros. Pero la de los
indoeuropeos fue más lejos geográficam en te. En Eurasia, se extiende de
Irlanda a K a m ch a tk a ; en Europa hacia el O ccid en te, de S evilla a F ilipinas,
de Lisboa a M alasia, de Lon dres a casi el m u n do entero.
Y no solo es cosa de extensión, la cultura islám ica se extiende de M a
rruecos a Indonesia. A ñ ad ió , adem ás, una nueva onda de progreso in d iv i
dualista y científico qu e venía de griegos, rom anos, cristianos y m edievales
La expansión fuera de Europa de las lenguas europeas 3r>3
D E T A L L E S P A R T IC U L A R E S
E L PO RTUG UÉS
EL ESPAÑ O L
E L FRANCÉS
EL INGLÉS
tica, en el m undo actual, incluida E u ropa, com parán dolo con el de las otras
grandes lenguas europeas, qu e en el m u n do de la alta cultura siguen sien
do esenciales, en el de la vida diaria, m enos im portantes.
EL RUSO
E n fin, al lindar el ruso con el inglés am ericano a los dos lados del estre
cho de B eh rin g (antes en A laska), se ha cerrado el círculo de las lenguas in
doeuropeas en el hem isferio norte. U n círculo paralelo al del español y el
portugués en el hem isferio m eridional, más en el siglo x vi que ahora m is
mo: el qu e atravesaba, desde E u ropa, el A tlán tico , A m érica, el Pacífico con
sus islas, ciudades y tuertes aislados en A sia hasta llegar al M editerráneo.
Pero la im portancia de las lenguas indoeuropeas rebasa con m ucho el
nivel geográfico. Partien do de oleadas de tribus nóm adas de diversas fe
chas y que llevaban hablantes de diferentes variedades dialectales del in
doeuropeo, se ha creado una evolución lingüística que he tratado de des
cribir a través del tiem po, el espacio y el m undo cultural.
NOTAS
PRÓLOGO
3 21
3** Notas
PRIMERA PARTE
doeuropea, Madrid, CSIC, 1988, págs. 19-38 y traducido al alemán con el título Die
rdumliche und zeitliche Differenzierung des Indoeuropaiscken im Lichte der Vor- und
Frühgeschichte, lnnsbrucker Beitrage zur Sprachwissenschaft, Innsbruck, 1982).
He trabajado repetidamente sobre estas ideas, nada me ha hecho descartarlas.
Véanse, entre otros trabajos, los ya citados «The new image o f Indoeuropean» y
«La reconstrucción del indoeuropeo y de su diferenciación dialectal», así como los dos
trabajos en prensa que he mencionado en la nota 11 del prólogo, en los que insisto
en la historia de la cuestión indoeuropea. 3. Véase A. Martinet, De las estepas
a los océanos, trad, esp,, Madrid, Gredos, 1997, pág. 36 sigs. 4. Véase mi E l re
loj de la historia, cit., pág. 98 sigs., así como A. Leroi-Gourhan, La prehistoria en el
mundo, trad, esp., Madrid, Akal, 2002, pág. 259 sigs., entre múltiple bibliografía.
5. E l reloj de la historia, cit., pág. 105 sigs. 6. C f. V . Day, Indo-European Ori
gins, the anthropological Evidence, Washington, D .C ., Institute for the Study of
Man, 1997, pág. 315 sigs. También F. Villar-B. Prosper, Vascos, celtas e indo
europeos: genes y lenguas, cit., pág. 367 sigs. 7. Véase la bibliografía de Μ.
Gimbutas en mi «Arqueología y diferenciación del indoeuropeo», cit., pág, 21,
nota 9 (sobre todo «Die Urheimat der Indoeuropaer», en A. Scherer (ed.),D/f Ur-
heimat der Indogermanen, Wege der Forschung 165, Darmstadt, Wissenschaftliche
Buchgesellschaft, 1968, págs. 414-425; The Gods and Goddesses o f Old Europe: yooo
to ¿500 BC. Myths, legends and Cult Images, Londres, Tham es and Hudson,
1974. También The Language o f the Goddess, Londres, Thames and Hudson, 1989;
«The collision o f two ideologies», en T . L. Markey-J. A, C. Greppin (eds.),
When worlds collide: the Indo-Europeans and the Pre-Indo-Europeans, Ann A r
bor, Karoma Publishers, 1998, págs. 5-14. Puede consultarse también F. Villar,
Los indoeuropeos y los orígenes de Europa: lenguaje e historia, 2.a ed., Madrid, G re
dos, 1996, págs. 15 y 38 sigs.; H . W alter, La aventura de las lenguas en Occiden
te, M adrid, Espasa Calpe, 1998, pág. 22 sigs. No hay que confundirlo con el
«Alteuropaisch» o antiguo europeo de Krahe y demás, del que me ocupo más
adelante. 8. C f., sobre todo para la cronología, L ’art des Cyclades dans la
collection N. P. Goulandris: marbre, céramique et metal a l ’dge du bronze anden,
París, Ministerio de Cultura, 1985. 9. C f. P. Raulwing, Horses, chariots
and indo-europeans: foundations and methods o f chariotry research from the view
point o f comparative Indo-European linguistics, Budapest, Archaeolingua, 2000,
pág. 79 sigs. 10. Véase G. Ruiz Zapatero, «Los grupos de campos de urnas
y la edad del hierro “céltica”: tradición y continuidad cultural en Iberia duran
te el I milenio a.C .», en J. de H oz-E . Luján-P. Sims-W illiams (eds.), New
approaches to Celtic place-names in Ptolemy’s Geography, Madrid, Ediciones
Notas
Clásicas, 2005, pág. 35. 11. C f. A . Martinet, De las estepas a los océanos,
cit., pág. 62 sigs. Para los de Malta, cf. D. H. Trum p, Malta. Prehistory and
Temples, Malta, Midsea Books, 2002. 12. Así los primeros indoeuropeístas,
también ahora R. S. P. Beekes, Comparative Indo-European Linguistics: an intro
duction■
, Amsterdam, John Benjamins, 1995, pág. 50 sigs. 13. Véase L. Kilian,
Zum Ursprung der Indogermanen. Forschungen aus Linguistic, Prahistorie undAnthro
pologic, 2.a ed., Bonn, Habelt, 1988, pág. 155 sig. 14. C f. Κ. H. Schmid,
«The postulated Pre-Indoeuropean Substrates in Insular Celtic and Tocharian»,
en When worlds collide: the Indo-Europeans and the Pre-Indo-Europeans, cit., págs.
179-202. Véase también W. Thomas, «Zur Frage der nicht-indogermanischen
Komponenten im Tocharischen», en R. Bielmeier-R. Stempel (eds.). Indogermá
nica et Caucasica. Festschrift fiir Karl Horst Schmidt zum 65. Geburtstag, Berlin-
Nueva York, de Gruyter, 1994, págs. 223-235. 15. Véase F. Villar-B. Pros
per, Vascos, celtas e indoeuropeos: genes y lenguas, cit., pág. 104. 16. Véase
«F.truscan as an IE Anatolian (hut not Hittite) Language», JIES 17, 1989 [1990],
págs. 363-383; «More on Etruscan as an IE-Anatolian Language», Historical Lin
guistics 107, 1997, págs. 54-76; «El etrusco como indoeuropeo anatolio: viejos y
nuevos argumentos», Emerita 73,2005, págs. 45-55. Sobre hipótesis semejantes a la
mía, pero sin implicación lingüística, cf. R. S. P. Beekes, The Origin o f the Etrus
cans, Amsterdam, Real Academia de Ciencias de Holanda, 2005 (y mi reseña en
Emerita 71, 2003, págs. 374-375), C. di Palma, Le origini degli etruschi, Bolonia,
Patrón, 2004 (y mi reseña en Emérita 73,2005, págs. 161-162). Sobre etrusco y réti-
co, posiblemente emparentados, cf. H. Rix, Rdtisch and Etruskisch, Innsbrucker
Beitrage zur Sprachwissenschaft. Vortrage und kleinere Schriften 68, Innsbruck,
Instituí für Sprachwissenschaft der Universitat, 1998, y mi reseña en Emérita 69,
2001, págs. 359-360; de su relación con el nurágico de Cerdeña se ha ocupado
M. Pittau en varios trabajos. 17. Sobre esta familia, véase J. C. Moreno Cabrera,
El universo de las lenguas, Madrid, Castalia, 2003, pág. 285 sigs. 18. Véase mi
Historia de la lengua griega, cit., pág. 42 sigs. 19. Sobre los límites de la Hispa
nia no indoeuropea (ibérica y tartesia) en relación con la indoeuropea, véase J. Un-
termann, Sprachrüume und Sprachbewegungen in vorromischen Hispanien, Wiesbaden,
Harrassowitz, 1961. Sobre topónimos ibéricos en el sur de España, en Portugal y el
norte de Africa, F. Villar, Los indoeuropeos y los orígenes de Europa, cit., pág. 469
sigs. 20. Cf. J. de H oz, «Los orígenes lingüísticos de Europa», E l Campo de
las Ciencias y las Artes 136,1999, págs. 11-27. 2I* Véase una revisión en P. Ra-
mat. Las lenguas indoeuropeas, Madrid, Cátedra, 1995, pág. 28 sigs.; otras en F. V i
llar, Los indoeuropeos y los orígenes de Europa, cit., pág. 32 sigs., E. Campanile, La
Notas
de de la laringal con apéndice velar. Sobre el tema de las raíces y los temas pu
ros en el verbo, véase ibidem, pág. 542 sigs. 14. Véanse más detalles en
ibidem, pág. 719 sigs. También «Perfect, middle voice and Indoeuropean ver
bal endings», Emerita 49, 1981, págs. 27-58 (recogido en Nuevos estudios, cit.,
págs. 329-357. 15. Véase Lingüística indoeuropea, cit., pág. 695, Manual de
Lingüística indoeuropea, cit., II, pág. 256 sigs. 16. Véase C. di Palma, Le
origini degli etruschi, cit. 17. C f. «Etruscan as an IE Anatolian (but not
Hittite) Language», cit.; «More on Etruscan as an IE-Anatolian Language»,
cit.; «El etrusco como indoeuropeo anatolio: viejos y nuevos argumentos», cit.
En este último artículo explico las desgraciadas circunstancias (veto nacionalista
de Pallottino y arqueólogos italianos, veto de indoeuropeístas alemanes de la es
cuela tradicionalista) que han hecho que aquello que los datos hacen evidente sea
mal expuesto o rechazado. Es fácil que al etrusco haya que añadir lenguas empa
rentadas con él, como el rético y el nurágico. 18. «Bopp’s Image o f Indo
european and some recent Interpretations», en R. Sternemann (ed.), Bopp Sympo
sium igg2 dei■
Humboldt- Universitat zu Berlin, Heidelberg, C. Winter, 1994, pág. 11.
19. «Hethitisch und Indogermanisch», en J. Knobloch (ed.), II Fachtagung für
indogermanische undallgemeine Sprachwissenschaft. Innsbruck 10-15 October /96/,
Innsbrucker Beitrage zur Kulturwissenschaft 15, Innsbruck, 1961, págs. 145-151.
20. Evolución y estructura del verbo indoeuropeo, cit. 21. F. R. Adrados, «The
archaic structure o f Hittite: the Crux o f the Problem», JIES 11, 1982, págs. 1-35
(también en Nuevos Estudios, cit., pág. 391 sigs.) y otros lugares. En ia nota 18 aña
do una amplia relación de artículos míos sobre el tema. 22. Véase mi «The
new Image o f Indo-European», cit., pág. 4. 23. Cf. H. Eichner, «Die Vor-
geschichte des Hethitischen Verbalsystems», en H. Rix. (ed.), Flexion und Wort-
bildung. Akten der V. Fachtagung der Indogermanischen Gesellschaft, Wiesbaden,
Reichert, 1975, págs. 71-110. Véase también mi crítica a Jasanoffen mi artículo en
prensa en ¡IES, «Panorama oí Indoeuropean Linguistics since the middle o f the
twentieth century: advances and inmovilism». 24. Cf. W. Cowgill, «More
evidence for Indo-Hittite: the Tense-Aspect systems», en L. Heilmann (ed.),
Proceedings o f the Eleventh International Congress o f Linguists, II, Bolonia, II
Mulino, 1975, págs. 557-570. 25. Comparative Indo-European Linguistics.
An introduction, cit., pág. 31 sigs. 26. C f. J. H. Jasanoff, Hittite and the
Indo-european Verb, O xford, Oxford University Press, 2005. Véase mi crítica
detenida en «Must we postulate an unitary and plain Indoeuropean?», en
prensa en IF. 27. Wiesbaden, Lu dw ig Reichert, 2001 (véase la Introduc
ción). 28. C f. «The new image o f Indo-European», cit., pág. 14, con la bi-
Notas ili
structure of Híttite: the Crux of the Problem», cit.; «La flexion nominate du grec
et de rindoeuropéen III á la lumiére de l’Anatolien», cit. (recogido en Nuevos
estudios, cit., págs. 283-298); «Der Ursprung der grammatischcn Kategorien des
Indoeuropaischen», A^ten der VII Fachtagung der Indogermanischen Gesellschaft,
Wiesbaden, 1985, págs. 1-46 (recogido en Nuevos estudios, cit., págs. 211-249);
«Archaisms in Anatolian nominal Inflexion», en Y. L. Arbeitman (ed.), A L in
guistic Happening in Memory o f Ben Schwarz, cit., págs. 13-40 (recogido en Nuevos
estudios, cit., págs, 263-282); «Agglutination, suffixatíon or adaptation? For the
History of IE nominal Inflexion», IF 94,1989, págs. 21-44 (recogido en Nuevos es
tudios, cit., págs. 299-327); «De la flexión nominal del indoeuropeo a la del esla
vo», en Jornadas de Filología Eslava de la Universidad Complutense de Madrid, M a
drid, U CM , 1990, págs. i - i 1; «El formante -n y el origen de la flexión heteroclítica
en indoeuropeo», Ementa 59, 1991, págs. 5-21. 39. Cf. ibidem. 40. «Must
we again postulate a unitary and uniform Indoeuropean?», «Panorama o f Indo
european Linguistics since the middle o f the twentieth century: advances and in-
movilism», en prensa en IF y I IES, respectivamente.
4. m á s a t r á s t o d a v ía : e l in d o e u r o p e o n o f l e x io n a l (ie i)
seg u n d a parte
LA S L E N G U A S EU R O PE A S, SU C R E C IM IE N T O
Y SUS R E L A C IO N E S
I. INTRODUCCIÓN
Evolución y estructura del verbo indoeuropeo, cit., pág. 447 sigs. 23. Véase
E. Gamillscheg, «Germanismos», en Enciclopedia Lingüística Hispánica, Madrid,
C SIC , 1967, vol. II, págs. 79-91 (y, en general, Romania Germanica, 3 vols., Berlín-
Leipzig, de Gruyter, 1934 sigs.). 24. Sobre las fronteras del nórdico y el ger
mánico occidental cf. W . Euler, D ie Herausbildung von Übergangsdialekten und
Sprachgrenzen: Überlegungen am Beispiel des Westgermanischen und Nordischen,
Innsbrucker Beitrage zur Sprachwissenschaft. Vortrage und kleinere Schriften
73, Innsbruck, Institut für Sprachwissenschaft der Universitat, 2002. 25. Cf.
J. P. Mallory-D. Q. Adams (eds.), Encyclopedia o f Indo-European Culture, cit., pág.
524 sigs. 26. Sobre esto véanse mis dos artículos ya citados «Las lenguas esla
vas en el contexto de las lenguas indoeuropeas» e «Indoeuropeo, eslavo, báltico:
algunas notas tipológicas». Sobre los eslavos y sus lenguas en general, F. Villar,
Los indoeuropeos y ¿os orígenes de Europa, cit., pág. 312 sigs.; A. Giacalone-P. Ra-
mat (eds.), Las lenguas indoeuropeas, cit., pág. 529 sigs.; f. P. Mallory-P. Q. Adams
(eds.), Encyclopedia o f Indo-European Culture, cit., pág. 523 sigs. 27. Véase mi
«Contactos culturales entre Bizancio y el Imperio Romano-Germánico en la épo
ca de Metodío», en Revista déla Universidad Complutense, vol. extr. 1988, págs. 51-
54, y «Los eslavos: de los orígenes a la helenización y la integración en Europa»,
cit. En estos artículos se da abundante bibliografía. 28. Cf. «Las lenguas es
lavas en el contexto de las lenguas indoeuropeas», cit. También, F. Villar, Los in
doeuropeos y los orígenes de Europa, cit., pág. 302 sigs., A. Giacalone-P. Ramat
(eds.). Las lenguas indoeuropeas, cit., pág. 575 sigs. 29. C f. F. Villar, Los in
doeuropeos y los orígenes de Europa, cit., pág. 282 sigs.; A. Giacalone-P. Ramat (eds.),
Las lenguas indoeuropeas, cit., pág. 607 sigs.;}. P. Mallory y D. Q. Adams (eds.), Ency
clopedia o f Indo-European Culture, cit., pág. 8 sigs. 30. Los datos numéricos
proceden principalmente de I. C. Moreno Cabrera, Lenguas del mundo, Madrid,
Visor, 1990, con algunos reajustes. Se refieren siempre a los hablantes europeos.
TERCERA PARTE
L A C O N F L U E N C IA Y E X P A N SIÓ N
DE LAS LE N G U A S DE EU R O PA
ga?», Revista de la Universidad de Madrid i, 1953, págs. 525-552. 10. Cf. Pla
tón, Parménides 127c; Marcelino, Vida de Tucídides 54. 11. Cf. Jenofonte, M e
morables IV 2.10. 12. C f Platón, Vedro 247c. 13. C f. «¿Cómo ha llega
do a nosotros la literatura griega?», cit., pág. 528 sigs. 14. En mis Modelos
griegos, cit. 15. Cf. J. E. Sandys,/1 History o f classical scholarship, Nueva York-
Londres, Hafner, 1967, vol. II, pág. 95 sigs. 16. Sobre ellas y las literaturas
que las utilizaron, véase mi Historia de la lengua griega, cit., pág. 204 sigs., y L. Po
litis, Historia de la literatura griega moderna, trad, esp., Madrid, Cátedra, 1994, pág.
37 sigs. 17. Véase L. Bonfante, «Etrusco», en Leyendo el pasado, cit., sobre
todo pág. 566 sigs.; y, sobre los alfabetos etrusco y latino, J. Gorrochategui, «Los
alfabetos de Italia y el alfabeto latino», en J. Bartolomé et al.. La escritura y el libro
en la Antigüedad, cit., págs. 79-92. 18. Sobre el tema del uso de las dos len
guas, cf. Historia de la lengua griega, cit., pág. 387 sigs. 19. Cf. mi «La d m i
núscula», en Al pie de la letra, Salamanca, 2001, págs. 51-57. 20. Cf. E l reloj de
la historia, cit., pág. 372 sigs. 21. Véanse más detalles, por ejemplo, en D.
Chivhevski, Historia comparada de las literaturas eslavas, Madrid, Credos, 1983.
i. He estudiado el tema en mi Historia de la lengua griega, cit., págs. 148 sigs. y 187
sigs., con bibliografía; también en «Human Vocabulary and naturalistic Vocabu
lary in the Presocratics», Glotta 72, 1995, págs. 182-195, entre otros lugares que se
citarán más abajo. Por supuesto, el nuevo léxico griego ha sido objeto de numero
sos estudios, que citaré también más abajo. Entre ellos destaco P. Chantraine, La
formation des noms en Grec antique, París, 1933. 2. Puede encontrarse en
P. Boned Colera-J. Rodríguez Somolinos, Repertorio bibliográfico de la lexico
grafía griega, M adrid, C S IC , 1998. Entre las obras generales, además de las de
Chantraine, puede verse E. Frankel, Geschichte dergriechischen Nomina Agen
tis I-II, Estrasburgo, 1910-1912, y A. Debrunner, Griechische Wortbildungsleh-
re, Heidelberg, C arl W inter, 1917. 3. Études sur le vocabulaire grec, París,
1956. 4. «El testimonio del micénico a propósito de los nombres de las di
versas fuerzas en Homero», Emerita 44,1976, págs. 421-436. 5. Dichtungund
Philosophic des frühen Griechentum, Nueva York, 1951, pág. 613 sigs. 6. La
teología de los primerosfilósofos griegos, 2.a ed., México, Fondo de Cultura Econó
mica, 1952. 7. Sobre ellos véase A. Debrunner, Griechische Wortbildungsleh-
re, cit., pág. 15 sigs. 8. Citado antes en nota 22. Aparte de publicaciones rese-
Notas 341
nadas en mis «Los orígenes del lenguaje científico», RSEL 27,1997, pág. 307, n. 8,
y en mi Historia de la lengua griega, cit. Véase también mi «Human Vocabulary
and naturalistic Vocabulary in the Presocratics», cit. Tam bién N. Marinone,
Morfología greca, T urin, Giappichelli, 1985, pág. 129 sigs., con estadísticas.
9. Para los nombres y adjetivos, véase C. D. Buck-W . Petersen, A reverse Index
o f Gree^ Nouns and Adjectives, Chicago, 1944, que añade frecuencias, pero solo
totales; P. Kretschmer-E. Locker, Riickliiufiges Wórterbuch der griechischen
Sprache, Gotinga, Vandenhoeck und Rupprecht, 1963. 10. Sobre el léxico
de Heráclito, véase mi «El sistema de Heráclito: estudio a través del léxico»,
Emerita 41, 1973, págs. 1-43 (recogido en Palabras e ¡deas, Madrid, Ediciones
Clásicas, 1992, págs. 35-90). 11. Véase bibliografía en mi Historia de la len
gua griega, cit., pág. 152. Hay estudios sobre el lenguaje médico en general,
cf. entre ellos S. Boscherini, Studi di Lessicologia medica antica, Bolonia, Patron, 1993;
A . Debru-G. Sabbah (eds.), Nommer la maladie. Recherches sur le lexique greco -
latin de la pathologie, Saint-Étienne, 1998; M. D. G rm ek, Les maladies a l ’aube de
la civilization occidentale, París, Payot, 1983. 12. Véase más léxico nuevo de
los hipocráticos en A. Bozzi, Note di Lessicografta ippocratica, Roma, Edizioni
dell’Ateneo, 1882. 13. Sobre el talante crítico de Heródoto, cf. E l reloj de la
historia. Homo sapiens, Grecia antigua y mundo moderno, cit., pág. 53, n. 45. Sobre
su léxico, cf. bibliografía citada en Historia de la lengua griega, cit., pág. 127.
14. Véase mi «La lengua del teatro griego», en J. de H oz (ed.), Estudios sobre los
géneros literarios, I, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1975, págs. 29-48, so
bre todo 37 sigs. También «Sobre los orígenes del vocabulario ático», Emerita 21,
1953, págs. 123-162, y 23, 1957, págs. 81-121. 15. Sobre todo esto véase, más
detalladamente, mi Historia de la lengua griega, cit., pág. 135 sigs. 16. La for
mation des noms en Grec antique, cit. 17. Véase mi «La lengua de Sócrates
y su filosofía». Palabras e ideas, cit., págs. 251-278. 18. Véase mi Ilustración y
política en la antigua Grecia, Madrid, Revista de Occidente, 1966, pág. 489 sigs.; J.
de Rom illy, Les grands sophistes dans l'Athénes de Péneles, París, 1988 (y mi comen
tario «Cara y cruz de los sofistas», Saber leer, 20,1989, págs. 5-6, recogido en Pala
bras e ideas, cit., págs. 91-95). 19. En «Lengua, ontología y lógica en los sofis
tas y Platón», Revista de Occidente 96,1971, págs. 340-365, y 99,1971, págs. 289-309
(ambos recogidos en Palabras e ideas, cit., págs. 113-157). 20. C f. A. D íaz T e
jera, «Ensayo de un método lingüístico para la cronología de Platón», Emerita 29,
1961, págs. 241-286. 21. Se da un repertorio de la mayor parte de ellas en
F. R. Adrados-D. Lara, «El vocabulario técnico en el Diccionario Griego-F.spa-
ñol», en P. Radici Colace (ed ),Atti del ¡¡Seminario ¡nternazionale di Studisui Les-
Notas
sici Greci e Latini, Messina, 1998, págs. 13-26. 22. Véase mi Historia de la len
gua griega, cit., pág. 139 sigs., y múltiple bibliografía allí citada. 23. C f. tam
bién F. Cortés Gabaudán, Fórmulas retóricas en la oratoria judicial ática. Salaman
ca, Universidad de Salamanca, 1986. 24. Cf. pág. 140 sigs. 25. Véase mi
Tucídides. Historia de la guerra del Peloponeso, Madrid, Centro de Estudios Políti
cos y Constitucionales, 2002, pág. XXXII. 26. Me interesó en este tema una
tesis de licenciatura de Patricia Perán, inédita («La lengua de la Vida de Esopo»,
1985). Véase también mi reseña de la edición de Papathomopoulos, Aesopus revisi-
tatus, en Saber leer 70, 1993, pág. 3. 27. Cf. I- Ursing, Studien zur griechischen
Fabel, Lund, 1930. 28. Véase mi Historia de la lengua griega, cit., pág. 175
sigs. 29. Véase sobre el tema en general mi trabajo «Sobre el movimiento ati-
ásta», Estudias clásicas 14,1970, págs. 433-451. 30. Salamanca, 1948.31
obra comprensiva de 2005: La Lexicografía griega y el Diccionario Griego-Español
(ed. por mí junto con J. Rodríguez Somolinos), Madrid, CSIC, 409 págs., en la
cual, entre otros artículos, se recogen los que siguen: «Diccionario Griego-Espa
ñol, vol. V» (en colaboración con J. Rodríguez Somolinos), Museum Criticum 30-
31, 1995-96, págs. 301-317; «The Diccionario Griego-Español and Byzantine Le
xicography» (en colaboración con J. Rodríguez Somolinos), en Jahrbuch für
Ostcrreichische fíyzantinisti^ 42, 1992, págs. ι - ii; «El vocabulario técnico en el
Diccionario Griego-Español», cit. (en colaboración con D. Lara); «La Semán
tica en el Diccionario Griego-Español», en Cien años de investigación semántica:
de Michel Bre'al a la actualidad, La Laguna, 2000, págs. 99-110; «Diccionario
Griego-Español, vol. VI» (en colaboración con f. Rodríguez Somolinos), Illinois
Classical Studies 27-28,2003, págs. 115-130. 32. Véase, por ejemplo, mi Histo
ria de la lengua griega, cit., pág. 187 sigs., con abundante bibliografía; J. Bergua,
Introducción al estudio de los helenismos del español, Zaragoza, Universidad de
Zaragoza, 2002, pág. 121 sigs.; H . Lüdtke, Historia del léxico románico, cit., pág.
37 sigs. El estudio más amplio de los helenismos del latín sigue siendo el de O.
Weise, D ie griechische Worter im Latein, Leipzig, 1882. 33. Sobre griego y
latín en el Imperio, véase la bibliografía en Historia de la lengua griega, cit., pág.
192. 34. C f. Historia de la lengua griega, cit., pág. 230 sigs. 35. Véase
sobre esto mi Historia de la lengua griega, cit., pág. 192 sigs.; f. Bergua, Intro
ducción al estudio de los helenismos del español, cit., pág. 125 sigs.; H. Lüdtke,
Historia del léxico románico, cit., pág. 31 sigs.; H. W alter, La aventura de las len
guas en Occidente, cit., pág. 119 sigs. 36. Véase arriba y A. Bernabé, «La géne
sis de la terminología lingüística», RSEL 34, 2004, págs. 363-395. 37. Véase,
entre otra bibliografía, C. P. Brachet-C. Moussy (eds.), Latín et langues techni-
Notas 343
voces afines en iberorromance, Madrid, Gredos, 1999, también «El elemento árabe
en la historia lingüística peninsular», en R. Cano Aguilar (coord.), Historia de la
lengua española, cit., pág. 183 sigs. 53. Cf. W . J. Entwistle, Las lenguas de
España, cit., pág. 160 sigs. («no existía comunidad espiritual»). 54. Véase
«Contactos culturales entre Bizancio y el Imperio Romano-Germánico en la
época de Metodio», cit.; «La fábula en Bizancio, entre Grecia, el Oriente y el
Occidente», SIF C 11, 1993, págs. 196-204. Entre múltiple bibliografía. Del
tema de los préstamos bizantinos me ocupo en Historia de la lengua griega cit.,
pág. 230. 55. Historia de la lengua griega, cit., pág. 232 sigs. 56. Véase
G . Bonfante, Germani e Latini in Italia, Bolonia, Patrón, 1977. 57. E. Ga-
millscheg, Romania Germanica I-III, Berlín-Leipzig, 1934-1936, también
«Germanismos», Enciclopedia lingüística Hispánica, II, 1967, págs. 79-91.
58. Para el inglés, véase O. Jespersen, Growth and structure o f the English lan
guage, Oxford, Blackwell, 1954, págs. 31 sigs., 55 sigs. 59. Véase, con más
amplitud, I. Iordan-M. Manoliu, Manual de Lingüística románica, cit., pág. 152
sigs.; H. Lüdtke, Historia del léxico románico, Madrid, Gredos, 1974, pág. 94
sigs., etc. 60. Véase, por ejemplo, I. Iordan-M. Manoliu, Manual de L in
güística románica, cit., pág. 160 sigs. 61. C f. I. Iordan-M. Manoliu, Manual
de Lingüística románica, cit., pág. 155 sigs. 62. F. Fernández, Historia de
la lengua inglesa, cit., pág. 49. C f. sobre todo O. Jespersen, Growth and structu
re o f the English language, Oxford, Blackwell, 1954, P¿g· 78 sigs. 63. Véase
I. Iordan-M. Manoliu, Manual de Lingüística románica, cit., II, pág. 127. 64. Cf.
H. W alter, 1m aventura de las lenguas en Occidente, cit., pág. 133. 65. Véase R.
Lapesa, Historia de la lengua española, cit., pág. 429, con bibliografía. 66. Cf.
C . Power, «Not the Queen’s English», Newsweek 7-III-2005, págs. 47-58.
67. C f. por ejemplo A . Meillet, Les langues dans ¡'Europe nouvelle, París, Payot,
1928; A. Sauvageot, L ’édification de la langue hongroise, París, Klincksieck, 1971.
68. C f. F. Pappa, «Some general features o f Slavic borrowings in the Hungarian
language», Studia Slavica 19, 1973, págs. 225-234. 69. Los principales datos
los recogió W. Thomsen, Überden Einfluss der germanischen Sprachen au f die Fin-
nisch-Lappischen, Halle, Waisenhauses, 1970. Cf. «Wortverzeichniss», en pág. 128
sigs. 70. Cf. M.a A . Martín Zorraquino, «Formación de palabras y lenguaje
técnico», RSL 27, 1997, págs· 299-339, con múltiple bibliografía. 71. C f. mi
artículo «Scientific Language: Instrument and Obstacle. Examples from the field
o f Linguistics», en Th. Bungarten (ed.), Wissenschaftsprache und Gesellschaft,
Hamburgo, 1986, págs. 13-23. 72. Véase, «Griego y latín, vivos en la lengua
culta internacional», cit.; y «El griego y el latín, ¿lenguas muertas?». Estudios
Notas 345
clásicos 125, 2004, págs. 7-16. 73. F. Cortés Gabaudán, Diccionario médico-
biológico (histórico y etimológico) de helenismos, Salamanca, Universidad de Sala
manca, 2005. 74. Diccionario etimológico de helenismos españoles, Burgos,
1945. 75. I. Bosque y M. Pérez Fernández, Diccionario inverso de la lengua
española, M adrid, Credos, 1987. 76. Growth and structure o f the english
language, cit., pág. 115 sigs. 77. Hellenic words in the english language, Sa
lónica, 1991. 78. D. Pharies, Diccionario etimológico de los sufijos españoles,
Madrid, Credos, 2002. Véase mi reseña en R SE L 35, 2005, págs. 651-652.
79. H. y M. Gursau, Dictionnaire européen des mots usuels. Francais-anglais -alie-
mand-espagnol-italien-portuguais, Saint-Orens-de-Granville, Gourseau, 1989.
Latina, Madrid, C SIC , 1963, vol. II, pág. 207 sigs. 12. De agricultura 141.
13. Todo en Fr. 45. 14. E. Norden, Die antike Kunstprosa, Stuttgart, Teub-
ner, 1958,1 , pág. 156 sigs. 15. Véase mi «De la literatura helenística a la lite
ratura latina», Actas del VIH Congreso Español de Estudios clásicos, II, Madrid,
1994, págs. 855-862. 16. Cf. sobre él, V . Vaananen, Introduction au latín vul-
gaire, París, Klincksiek, 2006. 17. Sobre él, véase mi Historia de la lengua
griega, cit., págs. 168 sigs. y 211 sigs. 18. Cf. Historia de la lengua griega, cit.,
pág. 262 sigs. 19. Hay que recurrir, sobre estos temas, a la bibliografía espe
cializada. Sobre las formas perifrásticas del verbo en lenguas románicas, ct.
W. Dietrich, E l aspecto verbal perifrástico en las lenguas románicas, Madrid, Gredos,
1983. Sobre incidencias del griego en el latín vulgar en estas formas, cf. E. Cose-
riu, «Das Problem des griechischen Einflusses auf das Vulgarlatein», en G. Narr
(ed.), Griechisch und Romanisch, Tubinga, T B L , 1971, págs. 1-15. 20. Buenos
Proverbios y otras ya citadas, estudiadas en mis Modelos griegos de la sabiduría caste
llana y europea, Madrid, RAE, 2001 (véase pág. 324 sobre literatura castellana de
rivada de las traducciones). 21. C f. R. Lapesa, Historia de la lengua española,
cit., pág. 218. 22. C f. J. Elvira en R. Cano A guilar (coord.), Historia de la
lengua española, cit., pág. 453 sigs. 23. Ct. J. Chaurand, Nouvelle Histoire de
la langue FranQaise, cit., págs. 126 sigs., 215 y otros lugares. 24. C f. por
ejemplo R. Penny en R. Cano Aguilar (coord.). Historia de la lengua española,
cit., pág. 629; J.-L. Tritter, Histoire de la langue franqaise, cit., pág. 99 sigs.; F.
Fernández, Historia de la lengua inglesa, cit., pág. 400 sigs. 25. C f. E. N o r
den, Die antiae Kunstprosa, cit., pág. 748, etc. 26. Barcelona, Ariel, 2006,
págs. 431 sigs., 518 sigs. Véase también, entre otros trabajos míos, «La heleniza-
ción de la lengua y la literatura españolas: una visión global» (en el Homenaje a
Manuel Alvar, Institución Fernando el Católico, ya citado). 27. Véase mi
Fiesta, comedia y tragedia, cit., pág. 560 sigs. 28. Cf. mis «Orígenes del teatro
español en Salamanca», en Salamanca y la literatura, Madrid, 1996, págs. 13-38.
29. Véase, entre otros trabajos, «De la Vida de Esopo al Lazarillo y Cervantes»,
en Charisterion Francisco Martín García oblatum, Cuenca, Universidad de Casti
lla-La Mancha, 2004, págs. 21-33; “ El género literario del Quijote», BRAE
C C X C I-C C X C II, 2005, págs. 573-584; «Cervantes y los antiguos», en La España y
el Cervantes del primer Quijote, Madrid, Real Academia de la Historia, 2005, págs.
45-70. 30. C f. L. Politis, Historia de la literatura griega moderna, cit., 1994,
pág. 42 sigs. 31. «Una lengua europea» (en El Independiente 31-X-1989, re
cogido en De nuestras lenguas y nuestras letras, Madrid, Visor, 2003, págs. 85-87).
Notas 347
CUARTA PARTE
H IST O R IA D E L A S G R A N D E S L E N G U A S
C O M U N E S D E E U R O PA
i. E l reloj de la historia, cit., pág. 461 sigs., 567 sigs. 2. Véase H. R. Robins-
E. M. Uhlenbeck (eds.), Endangered Languages, Oxford-Nueva York, Berg, 1991.
3. Sobre Colón y el Descubrimiento, cf. últimamente C. Martínez Shaw-C. Par-
cero (dirs.), Cristóbal Colón, Valladolid, Castilla y León. Consejería de Educación
y Cultura, 2006. Hay una infinita bibliografía sobre la Conquista. Sobre las na
vegaciones en Oceania y la conquista de Filipinas, véase J. G il, Mitos y utopías
del Descubrimiento. 2. E l Pacífico, Madrid, Alianza Editorial, 1989; En memoria
de Miguel López de Legazpi (J. Pérez de Tudela, coord.), Madrid, Academia de
la Historia, 1964. 4. Cf. entre otra bibliografía P. Carnac, Les conquérants
du Pacifique, París, Robert Laffon, 1975. 5. E l reloj de la historia, cit., pág.
105 sigs. 6. Puede obtenerse una visión general en W . A. Entwistle, Las
lenguas de España, cit., pág. 275 sigs.; R. Lapesa, Historia de la lengua española,
cit., pág. 536 sigs.; J. G. Moreno de Alba, El español en América, 2.“ ed.,
México, Centro de Cultura Económica, 1993. 7. Para los anglicismos véase,
por poner un ejemplo, A. Morales, Anglicismos puertorriqueños, San Juan, Edito
rial Plaza Mayor, 2001. 8. Aparte de una abundantísima bibliografía, el léxi
co especial hispanoamericano puede verse en las nuevas ediciones del D R A E , así
como los dos bancos de datos, CO RD E y D R A E y en el nuevo Diccionario pan-
hispánico de dudas. El Diccionario de Americanismos está en curso de redacción.
9. «La difícil españolización lingüística de América», en Libro conmemorativo del
Symposium Internacional /992, Kioto, 1993, págs. 99-137. 10. Cf. H. Walter,
La aventura de las lenguas en Occidente, cit., pág. 29}. 11. Cf. mi E l reloj de la
historia, cit., pág. 672 sigs., sobre la occidentalización, y 72} sigs., sobre la america
nización.
ÍN D IC E D E L EN G U A S Y D IA L E C TO S
acadio, 313 186, 201-203, 205,208, 210, 282, 293-
albanés, 55, 105,1 1 1 , 11 5 ,119 ,13 5 ,137, 294, 296
171, 224, 282 avéstico, 55
alemán, 19, 20, 42, 57, 73, 83, 90, 91,
1 14 -116,118 ,122,128 ,130 ,131,137, bajo alemán, 114, 130, 224, 269, 283-
192, 224, 231, 234, 236, 256, 263, 285
269, 282, 283-285, 297, 316, 323, báltico, 28, 36-37, 47, 65-66, 70-71, 81,
véanse también alto alemán, bajo 87-88, 98, 100, 105, n i , 115-117,
alemán 119, 132, 134-135, 137, 148, 246, 267,
aleutoesquimal, 148 285,287
altaico, 46, 47, 83, 147, 148 bantú, 49
alto alemán, 114, 118, 130, 223, 224, batúa, 141, 274
269,283-286 bengalí, 28
anatolio, 17, 27-28, 32, 36, 45, 56, bielorruso, 114, 131, 134, 137, 178, 287
58, 63-64, 68-69, 7 «* 7 3 - 7 4 ’ 7 6’ 7 9 - bretón, 114, 127, 224,279, 281
81 búlgaro, 55, 66, 90, 115, 118, 123, 131-
andalusí, 225 132, 1 54,137, 178, 180-181, 253, 256,
aqueo épico, 122 287-288, 290
árabe, 123, 154, 166, 171, 174-176, 182,
193, 211, 217-218, 224-225, 232, 241, camito-semítico, 46, 48
256, 259, 270, 274 carelio, 36, 148
aragonés, 113, 271, 273 cario, 106, 155
arameo, 123, 154, 158,161 castellano, 18-20, 113, 116, 118, 125,
aranés, n ^ , 280 130, 141-143,145,147, 194, 216, 218,
armenio, 27, 28, 55, 60, 105, 115, 118, 220,225, 230-231, 242, 255, 257, 268,
•55- 326 270-277, 279, 285, 292, 298, 309-311,
asturiano, 113, 273 véase también español
ático, 18-19, 117,122-123, 154,164-165, catalán, 89, 113, 115, 118, 125, 137,
Indice de lenguas y dialectos
218, 268-269, 271-274, 276-277, 225-226, 228, 231-232, 240, 258, 262-
279-282 263, 267-268, 271-275, 277, 283, 298,
caucásico, 45, 46, 58, 146 306, 308-311, 316, 318, véase también
celta, 26, 28, 35, 50, 66, 70, 87-88, 98, castellano
n i , 114-115, 117-119, 121, 124, 126- esquimal, 36, 148
I 2 7 ’ r3 5 >137- I 4 I* r4 4 ’ M7 ' ^0,222, estonio, 36, 37, 47, 93, 148
246, 267, 277,292, 294,327 etrusco, 36, 69, 71, 72, 79, 93, 104, 106,
celtíbero, 106, 126 123, 124, 154, 155, 160, 168-169, 2I3
celtibérico, 55, 127 euskera, véase vasco
checo, 115,131, 134, 137, 178,287
cheremisio (o mari), 36 falisco, 123, 124, 169
chino, 83, 108, 153, 294, 302 farsi, 28, 89, 90
chucoto-esquimal, 47 fenicio, 106,107, 126, 155, 159
címbrico, 224 finés, 18,36, 37,46,47, 93, 99, 137, 141,
ciriano, 36 148-149, 171, 230, 237, 255, 267
copto, 106, 154 finougrio, 37, 46-47, 141, 147-148, 237
coreano, 46,302, 317 flamenco, 114, 137, 224, 269, 279, 284,
corso, 1 13, 268 285, véanse también holandés, neer
croata, 134, 178, 236, 282 landés
florentino, 18, 112, 125, 130, 282, 297
danés, 114, 115, 2^0, 269, 284 francés, 18-20, 89, 90, 113-116, 118,
dtmotikí, 108, 122-123, l 92' 257> 293- 125,129-130,137, 147,192,194, 218-
295 221, 223-224, 227-228, 230-231, 233-
dravídico, 31, 36,46 235, 239, 253, 255-256,258-260,262-
263, 267-268, 274-283, 285-286, 292,
egipcio, 123 3 ° 3 -3 ° 4 >3 I 2 -3 I3 >3 15 -3 l 6
elamita, 36 francoprovenzal, 280,282
élimo, 124 frigio, 27-28, 55, 106, 115, 118,136
eslavo, 36, 47, 55, 57, 64-66, 70-71, 81,
87-88,98-100,105-106, n i , 114-119, gaélico, 1 14
I2 5 ' 1 137- I 5 4 - I 5 5 . 161. l66> galés, 90, 1 14, 127
170-171, 177, 178-179, 182, 186, 228, gallego, 113, 137, 218, 268, 273, 275,
232, 236-237, 245-246, 256, 267-268, 276, véanse también gallego-portu
286-292, 294, 296-297 gués, portugués
eslovaco, 90, 115, 134, 137, 178, 287 gallego-portugués, 271, véanse también
español, 19,46,73, 89-91, 102,113,115, gallego, portugués
122,125,137,145,147, 185,192,221, galo, 55, 126, 127, 154
Indice de lenguas y dialectos 353
rmbio, 106, 154 sánscrito, 26, 28, 38-39, 42, 55, 59-
númida, 124 60, 63-64, 90, 108, 117 , 176, 189,
nurágicoj 324, 330 334
santongués, 280
oseo, 55, 87, 123, 124, 154, 169 sardo, 282
semita, 46
pastum, 28 serbio, 90, 178
pehlví, 90, 182, 259 serbocroata, 66, 115, 131, 134, 137,
pelásgico, 36, 51, 115, 119 287
peonio, 136 sicano, 124
pérmico, 148 siciliano, 282
persa, 55, 90 sículo, 124
piamontés, 112, 282 siríaco, 123, 154
polaco, 115, 131, 134, 137, 178, 256, 287 sorabo, 114, 134, 287
portugués, 89, 113, n g , 125, 137, 218, sueco, 269, 284
225, 226, 268, 270, 271, 275, 276,303, sumerio, 36
304, 306, 308,315,318
precelta, 51 tartesio, 36,106
provenzal, 90, 113, 137, 218, 227, 231, tocario, 17, 26, 28-30, 32, 35, 38, 61, 63-
254, 258, 268, 276, 281 66, 70, 72, 81, 105, 119,120, 132
prusiano, 134 toscano, 282-283
púnico, 124 tracio, 27-28, 55, 65, 105-106, n i , 115,
118, 125,132, 136, 155
quechua, 262, 267, 307, 309 turco, 46, 48, 61, 171, 236
rético, 124-125, 165, 169, 324, 330 ucraniano, 114, 134, 137, 178,287
retorromance, 113 umbro, 55, 87, 123-124, 169
romano, 282 urálico, 47, 83, 147,148
romañol, 282 uraloaltaico, 36, 46
rumano, 90, 101, 113, 115, 125, 137, urartu, 48
232, 268, 288, 293
ruso, 55, 90-91, 114-116, 122, 131, 134, vasco, 16, 35-36, 40, 48-49, 83, 93, 97,
i 37, 178, 192, 235, 263, 287, 289, 291, 99. 137' 14 1' 147 ’ 17 ° ' 17 1* ' 9 1 * 2 , 3>
292, 297, 302, 316-318 224, 236, 255, 267-271, 273-276, 279,
ruso blanco, véase bielorruso 281, 337, véanse también batúa, gui-
puzcoano, labortano
samoyedo, 46 védico, 55, 64, 334
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