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AMÍGDALA FARÍNGEA O ADENOIDES:

Son unas glándulas formadas por tejido linfático y, se encuentran ubicadas entre la vía respiratoria nasal y la parte
posterior de la garganta, más concretamente en la nasofaringe, pudiendo aumentar de tamaño de manera natural
(comenzando incluso durante el desarrollo fetal), o bien puede estar causado por una infección e inflamación crónica. Se
las conoce vulgarmente como “vegetaciones”.
Este componente también recibe el nombre de amígdala faríngea de Luschka y su localización se halla en el centro superior
del anillo linfoideo que rodea al istmo de la orofaringe, a modo de tejido linfoide en forma de pirámide triangular. Su base
se sitúa en el techo y pared posterior de la nasofaringe, mientras que su ápex se sitúa en dirección hacia el septum
nasal.
En su porción media es posible encontrar una fosita denominada bolsa faríngea, junto con unas invaginaciones
recubriendo su vertiente anteromedial desde la punta hasta la base.
Al igual que las amígdalas palatinas, posee un epitelio que la recubre. Dicho epitelio es pseudoestratificado columnar
ciliado, pero en este componente del anillo, no se llega a formar criptas. En él se dispone difusa y profusamente el epitelio
linforeticular.
En cuanto a su desarrollo, se termina alrededor del séptimo mes de gestación. Después del nacimiento, continúa su
crecimiento hasta aproximadamente los 5 años, momento en el cual comienza su periodo de involución.
Su aporte vascular procede de la arteria faríngea ascendente, de ramas faríngeas de la maxilar interna y facial.
El drenaje venoso termina en el plexo parafaríngeo, y a su vez en la vena yugular interna y facial. Sus linfáticos eferentes
alcanzan el espacio retrofaríngeo y faringomaxilar.
Su inervación viene dada por el plexo parafaríngeo.
Estas estructuras nos protegen de las infecciones, aunque generalmente no tienen mucha utilidad después de la infancia,
además si por cualquier motivo se agrandan demasiado pueden provocar una obstrucción de las vías respiratorias,
ocasionando otros problemas más graves, como pueden ser: respiración bucal, ronquidos, mal aliento y goteo nasal
crónico.
ADENOIDITIS
Es una patología de la faringe que cursa con hipertrofia o aumento de las glándulas adenoides, debido a un proceso
inflamatorio e infeccioso que se encuentra en la pared posterior de la retrolaringe entre la nariz y nasofaringe. Suele curar
de forma espontánea en 5 ó 6 días, pero en ocasiones recidiva. Las adenoides son susceptibles de infecciones agudas y
crónicas al igual que las amígdalas. Frecuentemente, se presenta esta enfermedad en los niños de entre 3 a 10 años.
EPIDEMIOLOGIA
Los cuadros agudos son más frecuentes durante la infancia, en recién nacidos y en niños hasta los 6 años de edad. En el
adulto es excepcional, por la regresión fisiológica de la amígdala faríngea, es decir aunque la adenoiditis crónica se puede
presentar en otras edades.
factores predisponentes;
Las adenoides se inflaman o hipertrofian fundamentalmente por infecciones, como la rinitis, la sinusitis, las condiciones
ambientales: mala higiene, humedad, la mala nutrición.
Recurrentes infecciones faríngeas, de las amígdalas
Contacto con virus aéreos, gérmenes y Bacterias.
ETIOLOGIA
La infección puede ser debida a virus (rinovirus, coronavirus, adenovirus) o bacterias (neumococos, estreptococos, H.
influenzae).
CLASIFICACIÓN
Adenoiditis aguda: es particularmente difícil de diferenciar de una infección respiratoria alta viral o de una rinosinusitis
bacteriana. El paciente tiene una rinorrea mucopurulenta con descarga posterior, obstrucción nasal, fiebre y otalgia con
sensación de oídos tapados.
Adenoiditis aguda recidivante: cuando se producen varios episodios de adenoiditis agudas con con periodos intercriticos
cortos pero asintomáticos. En estos casos debe realizarse un tratamiento antibiótico profiláctico A su vez, las adenoiditis
de repetición pueden desembocar en una hipertrofia adenoidea obstructiva por el acúmulo de tejido fibroso, con la
correspondiente afectación a regiones vecinas.
Adenoiditis crónica: la triada de adenoiditis crónica está constituida por: halitosis, descarga posterior persistente y
obstrucción nasal. En muchos niños se asocia patologías oticas asociadas puede además relacionarse con hiperplasia que
ocasiona voz nasal y respiración bucal en el niño.
CLINICA
Los síntomas son:
-Rinorrea anterior bilateral y posterior mucosa o mucopurulenta
-Puede cursar con cuadro febril entre más pequeño sea el niño
-Puede complicarse con una otitis media, sinusitis y absceso retrofaringeo ( solo se da en recién nacidos y lactantes siendo
grave y excepcional)
-obstrucción nasal, hipoacusia conductiva, alteraciones del sueño, derrames del oído medio con pérdida auditiva y
adenopatía en los ganglios cervicales.
Se encuentran fundamentalmente en dos formas clínicas:
Adenoiditis catarral viral
Consiste en que, tras un cuadro febril poco importante (38 a 38.5 °C) con un cuadro general poco afectado, aparece
secreción nasal anterior y posterior clara.
Adenoiditis purulenta
Infección bacteriana primaria o secundaria por sobreinfección de la forma catarral. La afectación general y el cuadro febril
suelen ser importantes (40 °C) y la rinorrea es francamente purulenta.
En ambas formas puede haber una obstrucción nasal importante, no sólo como consecuencia de la rinorrea y la afectación
de la mucosa nasal, sino, sobre todo, por la hipertrofia del tejido adenoideo, por lo que no es raro que el niño muestre
una respiración bucal con voz gangosa y ronquidos nocturnos. Junto a esta sintomatología puede presentarse afectación
de los órganos vecinos, particularmente otitis media exudativa o secretora, rinitis, sinusitis, laringitis, bronquitis, etc.

CONCLUSION cuadro clínico infrecuente, que se caracteriza por fiebre, rinorrea purulenta y obstrucción nasal.
Aquí habría que plantearse el diagnóstico diferencial con las sinusitis agudas. A su vez, las adenoiditis de repetición pueden
desembocar en una hipertrofia adenoidea obstructiva por el acúmulo de tejido fibroso, con la correspondiente afectación
a regiones vecinas. De no atenderse pueden ocurrir faringitis, gastritis, laringitis, infecciones a distancia
(meningoencefalitis, problemas renales y articulares), y las más frecuentes, son las otitis medias agudas.
Cuando el cuadro agudo de la enfermedad es muy agresivo, la adenoiditis puede confundirse con
la meningoencefalitis y, en ocasiones, con trastornos digestivos.

DIAGNÓSTICO
se realiza gracias a la historia clínica y a la exploración de la rinofaringe mediante endoscopia, pudiendo ser útil la palpación
del cavum e incluso el estudio radiográfico.
A la exploración puede apreciarse rinorrea anterior con facilidad y las fosas nasales llenas de moco; por faringoscopia
puede apreciarse la caída de moco abundante precedente de la rinofaringe.
No se suelen plantear problemas de diagnóstico diferencial, aunque debe descartarse la posibilidad de atresias de cavum,
imperforación de coana unilateral, tumores y quistes del cavum. El tratamiento va dirigido no sólo a curar la adenoiditis,
sino, además, a evitar las complicaciones y las posibles recidivas. La limpieza de las secreciones de la rinofaringe por medio
de lavados nasales con suero fisiológico isotónico, puede ser muy útil. En caso de obstrucción nasal y sobre todo en los
lactantes, si aquélla compromete la alimentación, pueden ser útiles las gotas nasales con vasoconstrictores, asociados o
no a un antibiótico.
Las adenoides no se pueden visualizar por observación directa de la cavidad bucal, pero pueden verse mediante un espejo
especial que permite observar dentro de la nasofaringe, o bien a través de pruebas radiológicas.
En ocasiones el médico especialista puede solicitar una serie de pruebas de diagnóstico complementarias, siendo las más
habituales:
1. Rinoscopia posterior. Se lleva a cabo mediante un fibroscopio flexible, que se introduce a través de la nariz, permite
visualizar la hipertrofia adenoidea y el grado de obstrucción de las vías respiratorias.
2. Rinofibrolaringoscopia simple. Se lleva a cabo mediante un rinofibrolaringoscopio, que se utiliza para valorar el grado
de inflamación, obstrucción y aspecto de las adenoides.
3. Pruebas de estudio del sueño o Polisomnografía. Se realiza en aquellos casos severos, donde puede estar
comprometida la salud del paciente.
En caso de no poder realizar estas pruebas o siempre que el médico especialista en Otorrinolaringología lo estime
oportuno, recurrirá a la exploración radiológica mediante:
1. RX lateral de garganta.
2. TC o Tomografía Computarizada de la faringe.
TRATAMIENTO
*Farmacológico
Los antibióticos deben ser prescritos en caso de infecciones bacterianas; aunque puede ser suficiente la utilización de
penicilina o amoxicilina solas o asociadas a ácido clavulánico, a veces hay que recurrir a la cefuroxima o la cefixima.
En casos de alergia a las penicilinas o sospecha de infecciones por gérmenes de penetración intracelular (miringitis bullosa
o neumonía atípica asociada), puede ser necesario recurrir a un macrólido.
*Tratamiento quirúrgico
La adenoidectomía evita y cura, si ya existen, las complicaciones relacionadas con la obstrucción crónica de las vías
respiratorias superiores; está indicada:
1) cuando exista una hipertrofia adenoidea que impida una buena ventilación nasal;
Ocasiona obstrucción de las vías respiratorias.
Los síntomas que manifiesta son:
a. Problemas para respirar por la nariz debido a la obstrucción nasal.
b. Ronquido excesivo.
c. Episodios de Apnea Obstructiva del Sueño Infantil, con periodos cortos de ausencia de respiración durante
el sueño.
2) cuando existan adenoiditis de repetición, asociadas a otitis medias, bronquitis, sinusitis, etc.
Ocasionan Infecciones crónicas de oído que:
o Interfieren de manera importante en su rendimiento escolar.
o No desaparecen después del tratamiento con antibióticos.
o Aparecen 5 o más veces al año
 Ataques crónicos o recurrentes de Amigdalitis.

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