Documente Academic
Documente Profesional
Documente Cultură
Fundamentos teóricos
Varias veces se ha señalado que la psicología social es una disciplina con una historia corta,
pero con un pasado largo (Ver Allport, 1985; Farr 1996; Graumann, 1996; Jones, 1988). La
historia corta esta frecuentemente relacionada a un experimento temprano realizado por
Triplett (1898) mostrando que los ciclistas pedaleaban más rápido cuando estaban en público
que cuando iban solos; el largo pasado se relaciona con el pensamiento de los antiguos
filósofos griegos. De cualquier manera, el enfoque siempre ha estado en cómo las personas
le dan sentido al mundo. Esta es también una característica que define la cognición social-
entender como las personas entienden por ellos(as) mismos(as), los mundos (físicos, sociales,
ambientales) a su alrededor, y su relación con aquellos mundos. Entender el mundo es una
temática central a lo largo de este libro y las diferentes perspectivas contenidas en el mismo,
como lo son la identidad social, representaciones sociales y perspectivas discursivas que se
desprenden de la amplia categoría de la cognición social. Sin embargo, esta categoría amplia
falla en diferenciarse de lo que comúnmente se refiere a cognición social desde esas otras
perspectivas, y falla en capturar importantes diferencias meta-teóricas entre ellas. El objetivo
de este capítulo por lo tanto es poner al descubierto el núcleo definitorio de cada una de estas
aproximaciones de tal forma que puedan informar nuestra comprensión de temáticas
centrales de la psicología social como lo son: percepción social, actitudes, atribuciones, ser
e identidad, prejuicio e ideología.
Aceptemos entonces, que la cognición social es una aproximación o una perspectiva, no una
teoría per-se y que se desprende de manera clara de los métodos y conceptos de la psicología
cognitiva. ¿Qué la hace social? ¿Para qué necesitamos este adjetivo en sí? La definición de
Ostrom expuesta anteriormente simplemente señala sin elaboración que la cognición social
y la psicología cognitiva difieren solamente en el fenómeno a ser estudiado, Necesitamos
elaborar más claramente que tiene de ‘social’ la cognición social.
Fiske y Taylor elaboran más profundamente las maneras en las cuales la cognición social es
social. Empezando por la aparente “trillada” observación- que rápidamente se convierte en
algo para nada obvio o “trillado”- de que “las personas no son cosas”. Fiske y Taylor (2010,
pp. 16-17) enumera nueve “importantes diferencias entre las personas y las cosas”. Podemos
añadir a esta lista características ofrecidas por otros investigadores (ej. Leyens & Dardenne,
1996), substrayendo algunos puntos por superposición, sugiere los siguientes puntos como
críticos significados sociales en la cognición social:
Cada uno de los puntos en esta lista de las maneras en que las personas no son cosas es
indudablemente importante. Pero no es claro si más allá de la afirmación de que la cognición
social, como perspectiva, es “descaradamente mentalista” y de que se sustenta en los métodos
y conceptos de la psicología cognitiva, pueden proveer un entendimiento adecuado del
fenómeno ´social´. No es del todo claro que la intencionalidad o percepción recíproca, por
ejemplo, pueden ser reducidas a procesos mentales. En cambio, puede argumentarse,
especialmente por otras perspectivas cubiertas en este libro, que una comprensión completa
de este fenómeno ( y de hecho, todo los fenómenos de interés de la cognición social) requiere
una aproximación que es no-reduccionista. Esta visión, sin embargo, no implica que la
investigación en cognición social esta “mal” o que valga menos. En cambio, indica un
diferente significado de la investigación en cognición social.
Un estudio prototípico
Antes de detallar los principios de la investigación en cognición social describimos dos
estudios de Macrae, Milne o Bodenhausen (1994) que son prototípicos de la investigación en
esta tradición. Estos estudios sirven como buenos ejemplares de los principios subyacentes
que definen este trabajo. Los estudios fueron designados a examinar los procesos cognitivos
implicados en [17] estereotipacion, y si, como es comúnmente reclamado, pensar
‘estereotípicamente’ libera recursos cognitivos para otras tareas que de otra manera tendrían
que ser utilizados procesando información acerca de objetos del estereotipo en un proceso de
“parte por parte”. Específicamente, aquellos estudios fueron designados para evaluar la
suposición de larga data de que los estereotipos son esencialmente dispositivos de “ahorro de
energía”. (Capítulos 3 y 7 consideran estos procesos de manera más completa).
En este experimento, Macrae et al. (1994) uso un paradigma de tarea doble para obtener que
sus participantes desarrollen la impresión de bastantes personas objetivos en términos de
rasgos presentadas en la pantalla de un computador mientras realizaban otras tareas que no
estaban relacionadas (escuchando un pasaje de prosa reproducido en una grabadora). A los
participantes se les dijo que después de las ´tareas´ se les preguntaría acerca de las
impresiones que se habían formado, así como de la prosa que habían escuchado. El pasaje en
prosa consistía en una serie de datos acerca de la economía y geografía de Indonesia, un tema
sobre el que los estudiantes galeses no sabían nada. La tarea sobre impresión de la persona
consistía en el nombre de la persona-objetivo siendo presentado en la parte superior de la
pantalla, con una palabra sobre un rasgo presentada en la parte inferior de la pantalla. Había
cuatro personas-objetivo y cada una fue descrita a lo largo del experimento por adjetivos.
Para la mitad de los participantes, la persona-objetivo fue también presentada con una
etiqueta o categoría (como doctor, artista, skinhead o agente del estado). Por cada persona-
objetivo, la mitad de los diez adjetivos fueron estereotipo-consistentes (por ejemplo,
cuidadoso, honesto, confiable, recto y responsable para el doctor y rebelde, agresivo,
deshonesto y poco confiable y peligroso para el skinhead).
El primer resultado para denotar de este estudio es que aquellos participantes a los que se les
pusieron las etiquetas de categoría para las personas-objetivo subsecuentemente recordada
dos veces como muchos adjetivos estereotípicamente consistentes como hicieron los
participantes a los que no se les proporciono con las etiquetas, sin embargo, los dos grupos
de participantes no difirieron en su habilidad para recordad los adjetivos estereotípicamente
neutros. Esto es un indicativo de que los estereotipos fueron funcionales esquemáticamente
facilitando ya sea una codificación el recuerdo de información estereotípicamente
consistente.
Constructivismo y realismo
La visión ingenua de la percepción, de cómo cada uno aprehendemos el mundo que nos
rodea, es que nuestros sentidos detectan información en el mundo, que esa información es
transferida verídicamente hacia nuestra conciencia y que todo este proceso es de alguna
manera pasivo, verosímil y realista. Esta visión podría ser descrita como un “realismo
ingenuo”. La visión de la cognición dentro del paradigma cognitivo social es que este es
activo, no pasivo y constructivo no verídico. De hecho, el constructivismo es muchas veces
aclamado como una de las características definitorias del paradigma cognitivo (ej. Ross &
Nisbett, 1991). Existen incontables ejemplos - incluyendo casi todas las investigaciones que
describimos en este libro- de como la percepción y la cognición son constructivistas.
Cognitivismo perceptivo
Fuertemente relacionado con las suposiciones naive-realistas en el apuntalamiento de
modelos de cognición social es una meta-teoría perceptiva-cognitiva. En el núcleo del
cognitivismo perceptivo esta la visión de que la ‘realidad’ está directamente percibida por
nuestros sentidos y que este input esta por lo tanto subsecuentemente trabajado sobre
procesos cognitivos computacionales en la mente. Fundamentalmente, estos procesos
internos computacionales producen salidas en la forma de representaciones mentales las
cuales están guardadas en la mente como ‘plantillas’ que pueden ser usados para entender y
darle sentido al mundo. Esta meta-teoría perceptiva cognitivista, por lo tanto, ha hecho
necesario el postular la existencia de constructos internos cognitivos, como lo son
‘categorías’, esquemas, actitudes, atribuciones y estereotipos, acerca de todos los cuales
fueron ‘hipoteizados’, para representar para representar aspectos particulares de la realidad
y experiencia psicológica.
Representaciones mentales
La noción de representaciones mentales es por lo tanto un principio central de los modelos
de cognición social. Categorías, esquemas, actitudes, atribuciones, identidades y estereotipos
fueron teorizados como [20] estructuras mentales que organizan nuestro conocimiento,
evaluaciones y expectativas, acerca objetos particulares sociales en el mundo. Estas
representaciones mentales del mundo son aprendidas y desarrolladas a lo largo del tiempo a
través de nuestra percepción y experiencia directa e indirecta. Estas representaciones nos
permiten interactuar con el mundo sin tener que tratar cada objeto individualmente. Estas
‘plantillas’ mentales ayudan a guiar lo que atendemos y lo que ignoramos, como codificamos
información y experiencia en la memoria, lo que recordamos y lo que inferimos y como nos
sentimos en respuesta a situaciones e interacciones específicas. La categorización es un
proceso critico dentro de los modelos cognitivo-sociales: como categorizamos un estímulo
particular-como lo representamos cognitivamente en nuestra mente- le damos forma a
nuestras actitudes, atribuciones y comportamiento hacia el objeto.
Operaciones inconscientes
Aunque la idea de los procesos mentales inconscientes ha desaparecido a gran escala de la
psicología, al menos en parte debido a la fuerte reacción en contra del ‘psico-dinamismo
Freudiano’, permanece como una parte la orientación social cognitiva. ‘Inconsciente’, sin
embargo, no tiene el mismo significado en cognición social que tienen en la teoría
psicodinámica.
El desempeño de los participantes en las dos exigentes tareas que enfrentaron fue ayudado
por la presentación de una categoría de etiqueta. Ya sea que ellos estén conscientes de la
etiqueta o no, sus efectos en los recuerdos subsecuentes de información acerca de la persona-
objetivo y acerca de la economía y geografía de Indonesia era automática. No requirió
intervención consciente, atención o esfuerzo. Los efectos de la etiqueta en procesos
cognitivos fueron más allá de la conciencia. Y los efectos de la etiqueta de categoría no
requirieron capacidad de procesamiento cognitiva-de hecho, la etiqueta libero capacidad.
Esta es una linda demostración de principio cognitivo en la percepción social, en el cual los
receptores confían en limitadas y esquemáticas representaciones como lo son los estereotipos
en orden de procesar información rápidamente y sin mucha deliberación. Veremos en el
Capítulo 3, de hecho, que una etiqueta de categoría no produce un efecto automático. En
cambio, la automaticidad es condicional y sujeta a los objetivos de la persona en la
interacción. En estas circunstancias, el receptor social es un metódico motivado más que un
tacaño cognitivo.
Modelos metafóricos
Como es evidente y por lo tanto lejos, la investigación socio-cognitivo ha adoptado un
numero de metamorfosis a lo largo de los años para entender como las personas perciben y
le dan sentido al mundo. Una dominante y subyacente metamorfosis que apuntalan los
modelos de cognición social es el de la persona como procesador de información. Este
modelo de procesamiento de información del receptor floreció, por supuesto, con el
advenimiento de las computadoras. El proceso cognitivo ha sido comparado con las formas
en las que los computadores reciben, reconocen y almacenan y programan la información.
Otra metáfora que ha sido invocada es aquella sobre la persona como científico ingenuo
(Fiske & Taylor, 1984). Dentro de esta perspectiva, las personas intentan dar sentido al
mundo a su alrededor de la misma manera que lo hacen los científicos, observando
sistemáticas variaciones en la relación entre condiciones antecedentes y comportamientos
consecuentes y haciendo inferencias acerca de la naturaleza de las personas involucradas en
la interacción. Esta metáfora subyace mucho de la teoria de la atribución (Ver Cap. 5) y de
nuevo es agradablemente representada en la caricatura de Leunig en el capítulo 1.
Una tercera metáfora, continuando desde la del científico ingenuo y reconociendo que las
personas a menudo fallan al pensar o actuar en un sentido racional supuestamente usado por
los científicos, es la del tacaño cognitivo (Fiske & Taylor, 1991). Esta perspectiva contiene
que pensar científicamente es enormemente agotador y que si las personas pensaran de esta
manera se verían rápidamente abrumados por el exceso, confusión y complejidad del
estímulo social al que se está atendiendo. En lugar de prestar atención a todos los estímulos
que los bombardean constantemente, las personas ignoran mucha información, hacen rápidas
inferencias acerca de la información, ´cortan´ el estímulo en categorías discretas y luego
piensan en términos de categorías en lugar de parte por parte y generalmente toman cualquier
atajo cognitivo que puedan encontrar para reducir la enormidad de las tareas de
procesamiento de información que la vida cotidiana les presenta. Desde esta visión, las
personas son cognitivamente perezosas, gastando la mínima cantidad de energía y recursos
para “ir pasando”.
El estudio de Macrae et al. (1994) muestra de manera clara la aplicación de la metáfora del
metódico motivado (y de igual manera del tacaño cognitivo). Cuando los participantes
estuvieron ocupados trabajando en tareas demandantes (tratando de comprehender
información acerca de Indonesia), ellos formaron impresiones de las personas objetivo
usando etiquetas de categoría proporcionadas con otra información acerca de estas personas.
Ellos se desempeñaron mejor en la tarea demandante cuando tenían etiquetas para usar que
cuando no existían estas etiquetas. Ellos también recordaron más características
estereotípicamente relacionadas acerca de las personas objetivos. En términos de metáfora,
los participantes parecieron tener recursos mentales limitados para dedicar hacia las dos
diferentes tareas y redujeron la demanda total hacia sus recursos limitados al explotar
estratégicamente las etiquetas de categoría proporcionadas acerca de las personas objetivo.
En los últimos diez años han visto un nuevo giro en los modelos metafóricos del perceptor
social. El crecimiento de la investigación en la percepción social automática (y las medidas
neurales en la activación cerebral – ver abajo) ha llevado a la visión de la persona como un
actor activado. De acuerdo con Fiske & Taylor (2010, p 13), esta metáfora orienta hacia las
maneras en las cuales ´los ambientes sociales rápidamente señalan perceptores´ conceptos
sociales, sin conciencia y casi inevitablemente apunta a cogniciones asociadas, evaluaciones,
afectos, motivación y comportamiento. Mientras en una mano esta perspectiva enfatiza la
rápida y espontanea naturaleza del pensamiento, sentimiento y acto, también señala la
motivación y afecto están integrados en cada etapa de la percepción social y que el ambiente
social o contexto es aprehendido incluso en el modelo inconsciente. Como tal, el actor
activado no es visto necesariamente como sujeto de parcialidad y percepción defectuosa pero
adaptada para pensar-sentir-actuar rápidamente en formas que son adaptativas al escenario
social. A pesar de la insistencia de los investigadores socio-cognitivos en que el giro reciente
hacia procesos inconscientes y substrato neural del pensamiento social está produciendo una
comprensión matizada social y contextualmente de la cognición social, como veremos en
este capítulo, desarrollando aproximaciones desafían la auto-evaluación.
Neurociencia socio-cognitiva
Dados los recientes avances en las neurociencias facilitados por el uso de un rango de
tecnologías como lo son las imágenes de resonancia magnética funcional (fMRI),
electroencefalogramas (EEG) y la electromiografía facial (EMG), fue cuestión de tiempo
para que los psicólogos sociales aplicaran estas herramientas de medición para examinar
temáticas centrales sobre la cognición social. Nikolas Rose (1989) ha argumentado que la
llegada de nuevas tecnologías e instrumentos de medición ha sido fundamental en la
organización de la producción de conocimiento psicológico y su práctica (ver Cap. 6). Tal
vez en ninguna otra parte ha sido esto más evidente que en un nuevo campo de la neurociencia
social. Documentaremos algunas de estas investigaciones y su aplicación en temáticas
centrales socio-cognitivas en algunos de los capítulos de este libro.
Otro hallazgo que emerge desde este campo es la inesperada convergencia entre como el
cerebro procesa experiencias físicas y sociales, en particular aquellas conectadas con
recompensar contingencias (Lieberman, 2010). Por ejemplo, el rechazo social, como ser
excluido de jugar un videojuego con otros, activa las mismas regiones del cerebro que el
dolor físico (Eisenberg, Lieberman & Williams, 2003). De manera inversa, las recompensas
sociales activan la misma región del cerebro que las recompensas físicas como ganar dinero
o comer chocolate. Lieberman argumenta que estas convergencias sugieren que nuestras
necesidades sociales como conexión y aprobación social parecen ser tan importantes como
la satisfacción de nuestras necesidades físicas. Esto desafía de manera radical modelos
tradicionales como lo son la jerarquía de necesidades de Maslow (1941), la cual les da
prioridad a las necesidades biológicas primarias como la comida o seguridad física antes que
a las necesidades sociales. La investigación en neurociencia social esta, por lo tanto,
enfatizando el rol fundamental y central de la conexión y afiliación social para la
supervivencia humana (Lieberman, 2010). Documentaremos más de esta investigación en los
próximos capítulos. [24].
FIGURA 2.1 Mapeo de las activaciones en la corteza media frontal observadas durante el
monitoreo de la acción, cognición social y monitoreo de resultado. Fuente: Amodio y Frith,
2006, p 271.
Resumen
La aproximación socio-cognitiva es un aporte fundacional dentro de la teoría y la
investigación de la psicología social, abordando el cómo comprendemos el mundo que nos
rodea y nuestro lugar en el mismo. La investigación socio-cognitiva es experimental y se
enfoca en los procesos mentales intra-individuales. El énfasis es puesto sobre la estructura
de conocimiento acerca de memoria y facilita el recuerdo de información. Los esquemas son
activados, comúnmente de manera inconsciente, a partir de estímulos ambientales situados.
La activación hace más probable que otros esquemas relacionados y también hace menos
probable la activación de otros esquemas de competencia. Recientemente, este trabajo
experimental se ha extendido hacia la frontera biológica de la neurociencia cognitiva, desde
psicólogos emprenden el mapeo de todos los substratos neurales de la cognición social [25]
La pregunta acerca de la identidad es una de las inquietudes más cercanas que las personas
enfrentan a lo largo de sus vidas. Las maneras de responder esta pregunta son casi infinitas,
pero, al menos en sociedades occidentales contemporáneas, solo existen algunas maneras
razonablemente consistentes de pensar acerca de quiénes somos.
Es muy útil distinguir entre identidad personal e identidad social. La identidad personal se
refiere a aquellas cualidades y características que vemos en nosotros las cuales son
estrictamente individuales. Enunciados tales como ´estoy aburrido ´, ´me preocupo
demasiado´, ´tengo hambre´ y ´soy muy fuerte´ revela aspectos en lo que normalmente se
conocería como identidad personal. Por otro lado, frases como ´soy un estudiante de
psicología, ´yo soy australiano´ o ´estoy en el grupo A en este experimento´ revela aspectos
de la identidad social. La identidad social está definida como esa parte de auto-concepto
individual lo cual deriva de su conocimiento de sus pertenencias a un grupo social (o grupos)
juntos por el valor y la significancia emocional de esa ´membresía´ (Tajfel, 1981 a, p. 255,
énfasis original). La identidad social normalmente localiza a un individuo en relación con
una categoría social, posición social o estatus social. Nuestras identidades sociales
normalmente están vinculadas a y derivan de los grupos a los cuales pertenecemos (estos
están llamados grupos de membrecía). Pero también podemos identificarnos con grupos a los
cuales no pertenecemos (grupos de referencia) y con unos individuos particulares. El texto
de Roger Brown ´test para ser un fan´ (de los Celtics de Boston o de la soprano Renata Scotto,
en sus ejemplos) es simple: tu propia autoestima debe surgir y caerse con los éxitos y fracasos
del objeto de tu admiración. (1986, pp.555-556). El mismo test aplica más generalmente
como un test de identidad social. La identidad social está siempre vinculada a algunos
referentes sociales, usualmente un grupo social. Si tu fortuna psicológica crece y mengua con
las fortunas de ese referente social, luego te identificas con el referente.
Otro punto preliminar debe ser establecido antes de que podamos empezar a pensar la teoría
de la identidad social. Cuando decimos que la distinción entre personal y social esta forzada
y es ficcional, queremos decir que lo social esta para siempre reproducido desde dentro del
individuo. La distinción entre personal y social, entre individuo y grupo ha sido problemática
a lo largo de la historia de la psicología social. Hace tiempo los debates fueron decantados
sobre el asunto de si la idea de ´mente grupal´ era sensible. En la otra mano estaban aquellos
que discutieron que todos los grupos, y toda la psicología de grupo fue a la larga reducible a
los individuos [26] que constituían aquellos grupos y hacia su psicología individual (e.g.,
Allport, 1924). En el otro lado estaban aquellos quienes argumentaban que tal deducibilidad
era imposible, que a medida que los individuos eran agregados a los grupos, emergían
propiedades de aquella agregación la cual no era reducible a los elementos constituyentes
(e.g., McDougall, 1921). Nuestra posición es que la psicología es genuinamente social (Hogg
& Abrams, 1988, pp 10-14; Taylor & Brown, 1979), que los fenómenos que la psicología
social busca comprender no son explicables en términos de propiedades individuales,
elementales y subsidiarias.
La aproximación que más abarca sobre el estudio de la identidad social es conocida como la
Teoría de Identidad Social (SIT, por sus siglas en inglés; Abrams & Hogg, 1990a; Brewer &
Brown, 1998; Brown 200; Ellemers & Haslam, 2012; Hogg & Abrams, 2003; Postmes &
Branscome, 2010; Tajfel & Turner, 1979, 1986). La SIT se ha venido desarrolando desde
las formulaciones seminales de Henri Tajfel a principios de los años 70s y representan todo
un movimiento en la psicología social europea, lejos del exceso de individualismo de la
psicología social norteamericana (Jaspars, 1986). La SIT se ha descrito como una gran teoría
o una aproximación ´meta-teórica´ que ha sido utilizada para explicar un amplio rango de
fenómenos psicosociales, desde procesos psicológicos interpersonales hasta
comportamientos intergrupales y relaciones sociales (Ellemers & Haslam, 2012).
Un experimento temprano
Anterior a la SIT, la teoría dominante de comportamiento intergrupal fue la teoría realista del
conflicto (RCT [por sus siglas en ingles]; Sherif, 1966). La RCT tiene su premisa en la noción
de que el conflicto intergrupal esta siempre basada en la competición real entre grupos sobre
recursos escasos. Existe evidencia amplia (e.g., Brewer & Campbell, 1967; Sherif, Harvey,
White, Hood & Sherif, 1961; Sherif & Sherif, 1956) para soportar esta premisa. Pero existen
ejemplos en los cuales la competencia real no puede ser o bien insuficiente o innecesaria
causa de conflict intergrupal (Ver, e.g., Tajfel & Turner, 19886)- Aunque indudablemente es
una causa principal.
Para investigar los singulares efectos para cada una de las muchas posibles causas del
conflicto intergrupal sería ideal crear un grupo ´mínimo´ en el laboratorio experimental- un
grupo que haya sido despojado de todo lo que tomamos como caracterización normal de lo
que significa ser un grupo, como son las relaciones económicas y sociales, interacción entre
miembros del grupo, divisiones estructurales dentro del grupo para la creación de distintos
roles, interdependencia entre los miembros del grupo, etc. [27]
El objetivo del experimento original del grupo mínimo era crear una condición de ´línea-
base´ experimental en la cual no hubiera diferenciación intergrupal, dentro de los cuales se
pudieran identificar capas de características diferenciales de “grupalidad” para evaluar los
efectos de cada característica en la diferenciación intergrupal (Reynolds & Turner, 2001).
Esta es el programa de investigación que Henri Tajfel inició en sus ya famosos experimentos
de grupo mínimo y que llevaron directamente al desarrollo de la SIT (Tajfel 1970; Tajfel,
Billing, Bundy & Flament, 1971).
Para crear un grupo mínimo, se crearon grupos experimentales en los cuales los miembros
estaban solos y eran anónimos. Los sujetos eran jóvenes estudiantes de 14 – 15 años en una
escuela del estado en Bristol, Inglaterra. Cada uno estimo el número de puntos que fueron
projectados rápidamente en una pantalla en racimos consecutivos. Después de hacer esto,
los sujetos fueron asignados ya sea en grupos de ´sobreestimadores´ o ´subestimadores´ (La
asignación fue realizada de manera aleatoria). Mientras el primer experimentador estaba
aparentemente marcando las planillas de respuestas, otro experimentador anunciaba que un
segundo experimento seria conducido, involucrando recompensas y castigos y que los grupos
existentes de sobre y sub estimadores continuarían siendo usados. Los participantes serian
entonces sentados en un cubículo y se les pediría completar una serie de ´matrices de pago´
que aparecían en un folleto. Se les dijo que ellos estaban por asignar puntos a otras dos
personas. Algunas veces las dos personas serian del mismo grupo, algunas veces las dos
serian de diferentes grupos y algunas veces habría una persona de cada grupo. Al final del
experimento, el número de puntos asignado por todos los participantes a cada persona seria
añadido y esa persona recibiría una cantidad de dinero proporcional al número de puntos.
Para eliminar el propio interés, los participantes nunca hicieron la decisión de asignación
involucrándose a ellos mismo. El folleto consistió en una matriz de pagos en cada una de las
18 páginas. Cada Matriz tenía dos filas de números, como se muestra en la tabla 2.1. Lo que
es de interés es lo que pasa cuando los dos receptores pertenecían a diferentes grupos.
Suponiendo que a un participante se le hubiera dicho que el era un sobre-estimador y que
fuera confrontado con la tabla 2.1. Él sabe que uno de los receptores es también un sobre-
estimador. Este grupo será, entonces, el ´intragrupo´. El otro receptor es un sub-estimador y
por lo tanto pertenece al grupo externo. ¿Cómo decidirían los participantes qué asignación
hacer? El podría seguir una estrategia de maximización de la ganancia conjunta y escoger la
respuesta 19:25. También escogería la 19:25 si siguiera una estrategia de maximización la
ganancia del intra-grupo. O podría seguir una estrategia de máxima diferencia en el pago para
los dos grupos y escoger la respuesta 7:1.
Miembro 26 de los
sobre-estimadores 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19
Miembro 17 de los
sub-estimadores 1 3 5 7 9 11 13 15 17 19 21 23 25
Las diferentes matrices de pago pueden ser construidos para evaluar las fuerzas relativas de
estas estrategias de asignación.
¿Que hicieron los jóvenes participantes en el estudio original del grupo mínimo? Para la
matriz en la tabla 2.1 los participantes a los que se les dijo que eran sobre-estimadores se
establecieron, en promedio, escogiendo la respuesta 2:11. ¿Qué significa esto? Significa que
que los participantes no siguieron una estrategia comunal de maximización de la ganancia
conjunta. Ni intentaron de maximizar la ganancia inter grupal o asignar estrictamente lo justo.
En cambio, parecía como si quisieran resolver un conflicto entre una estrategia de justicia y
una máxima ganancia intergrupal al escoger la respuesta más justa que también permitió al
intra-grupo recibir más puntos que el grupo externo-incluso cuando hacer esto significaba
que el miembro del intra-grupo recibiría menos puntos que si el participante hubiera seguido
una estrategia de máximos puntos conjuntos.
Investigación posterior con el paradigma del grupo mínimo muestra que los resultados son
obtenidos cuando los participantes son categorizados de acuerdo con sus preferencias
putativas para pinturas abstractas de Klee o de Kandisnky (Tajfel et al. 1971, experimento 2)
e incluso cuando la categorización es hecha explícitamente aleatoria al tirar una moneda
(Tajfel & Billing, 1974). La investigación ha mostrado también que los resultados no son
solamente debido a algo que tienen los jóvenes estudiantes ingleses, con el efecto que se
obtiene (aunque con fuerza variada) con niños maoríes y polinesios (Vaughan, 1978ª, 1978b,
Wetherell, 1982) y con adultos en los Estados Unidos (Brewer & Silver, 1978; Locksley,
Borgida Brekke & Hepburn, 1980) y en Suiza (Doise & Sinclair, 1973). Una revisión de 137
test sobre la parcialidad del intergrupo en 37 diferentes estudios concluyo que el efecto es
robusto. (Mullen, Brown & Smith, 1992).
La SIT se desarrolló largamente para apuntar el fenómeno del grupo mínimo. Señalaremos
aquí los tres principios fundamentales de esta teoría.
Principios fundamentales
Categorización
Es un dato innegable que el mundo social este dividido en muchas categorías sociales.
Algunas de ellas son grandes como lo son clase, raza, religión, etnicidad y género. Otras son
más pequeñas, mas [29] localizadas, más transitorias y tal vez más idiosincráticas, como lo
son grupos de ocio, grupos políticos menores, y grupos creados por un investigador en el
laboratorio. Para cualquier persona, de hecho, algunas de estas categorías serán intergrupales,
o membresías de grupo y otras pueden ser de grupo externo. La mayoría, aunque no todas las
categorías sociales se establecen en un estatus real o en relación de poder entre ellas. La
categorización social refiere al proceso de identificar un individuo como perteneciente a un
grupo particular.
El efecto de acentuación también opera en el juicio del estímulo social. Un grupo de estudios
mostró, por ejemplo, que los sujetos blancos en los estados unidos a quienes se les pidió
calificar el nivel de “negritud” de una serie de imágenes de caras, impusieron su propia
clasificación sobre las caras de tal forma que unas fueron juzgadas de ser “blancas” y otras
juzgadas de ser “negras”. Una vez clasificadas, las similitudes entre las caras dentro de una
categoría y las diferencias entre categorías fueron acentuadas (Secord, 1959; Secord, Bevan
& Katz, 1956). Otros ejemplos de lso efectos de la categorización con etnicidad fueron
proporcionados porTajfel, Sheikh, y Gradner (1964) y Doise (reportade en Doise et al.,1978).
Es posible ver como el básico y probablemente ineludible proceso perceptivo de
categorización del mundo social puede llevar a la formación de estereotipos. Sin embargo,
no todas las categorizaciones producen juicios acentuados. El efecto de acentuación
solamente puede ser esperado cuando las categorizaciones son salientes a la persona que está
juzgando el estímulo y cuando las categorizaciones son útiles para la persona que realiza la
tarea de ´juzgamiento´ (McGarty & Penny, 1988).
Para resumir, entonces, la parte más elemental del SIT es la simple y obvia proposición de
que el mundo social es percibido en categorías las cuales son socialmente construidas. Cada
uno de nosotros pertenece a unas categorías, pero no a otras. En los experimentos de grupo
mínimo, las categorizaciones disponibles para participantes son, literalmente, mínimas.
Cualquier significado que tengan para los participantes quien siempre está asignado a una u
otra categoría, es impuesta por el participante mismo. A pesar de ser categorías vacías, el
acto de categorización genuinamente produce efectos sistemáticos en la percepción y el
comportamiento. [30]
Identidad
La identidad es central para el SIT. Una de las más básicas categorizaciones – tal vez la más
básica-es la distinción entre el yo y el otro y su corolario más social, la distinción entre
nosotros y ellos. La adquisición de la distinción entre el yo y otro es una forma temprana y
necesaria de socialización. Algunas-notablemente los interaccionistas simbólicos-
argumentan que la distinción solamente emerge a través de la interacción social y que una
consecuencia necesaria es la distinción entre el ser como sujeto y el ser como objeto (Ver
Mead, 1934; Striker & Statham, 1985).
Un motivo poderoso y tal vez universal es el motivo de pensar bien de nosotros mismos, de
tener una evaluación positiva de identidad; o en el lenguaje de la psicología popular y también
en una vasta cantidad de investigación en psicología individual, de tener una auto estima
positiva (ej. Tesser, 1986,1988). El fracaso en representar este motivo exitosamente es
frecuentemente considerado psicológicamente insalubre. Pero el motivo opera tanto en el
nivel social como en el nivel individual. Existe un motivo tan fuerte para evaluar nuestra
identidad social positivamente como para evaluar nuestra identidad personal positivamente.
Este motivo para una identidad social positiva impulsa mucho comportamiento social y es
expresado como una tendencia a evaluar nuestras membrecías intergrupales., las categorías
sociales a la cuales pertenecemos positivamente.
La identidad social de una persona está constituida del vasto número de identificaciones
sociales que la persona tiene con varias categorías sociales. No todas esas identificaciones
están preparadas o activadas o son salientes de ninguna manera al mismo tiempo. En cambio,
la identidad social al tiempo de cualquiera está hecha de algunas identificaciones
seleccionadas para ajustarse al contexto social particular (Ellemers, Spears & Doosje, 2002).
Tenemos más que decir acerca de identidad en el capítulo 6. Por ahora, es suficiente señalar
que el conocimiento de las identificaciones sociales por sí mismo no es una forma suficiente
de de evaluación de esas identificaciones. Para una persona saber si él o ella es australiano(a)
o un estudiante de psicología, o un padre o madre, no es suficiente y por definición nunca
podrá ser suficiente para esa persona poder evaluar esas categorías de membresía. Las
evaluaciones de categorías de membresía solo se pueden hacer a través de procesos de
comparación social.
Comparación
Al evaluar el yo en cualquier dimensión, una comparación social con los otros es necesaria.
Por lo tanto, es también, solamente talvez mas, con la evaluación de las identificaciones
sociales del yo con las categorías sociales. Cualquier categoría social particular de membresía
puede reportar una identidad social positiva solamente a través de la comparación social entre
el intra-grupo y algún otro grupo externo relevante. El valor de ser australiano, o un
estudiante de psicología, o un padre, solamente puede ser evaluado a través de la
comparación con otras categorías sociales.
Como las personas evalúan atributos personales y sociales a través de la comparación social
ha sido teorizado y estudiado desde los años 1950s. La teoría de los procesos de comparación
social, la cual forma el esqueleto de esta última parte de la SIT, ha sido objeto de grandes
cambios a lo largo de los años.
La versión original de la teoría fue formulada por Festinger (1954) y fue a grandes rasgos
una teoría sobre como las personas evalúan cualidades individuales. Sugiere que las personas
prefieren [31] evaluar el yo y sus cualidades contra algún criterio objetivo u otro. Cuando
este criterio objetivo no está disponible, las personas se vuelven hacia la comparación social-
comparación con otros – por estándares evaluativos. Festinger distinguió entre la
comparación de habilidades y la comparación de opiniones y sugirió que los motivos que
condujeron las comparaciones entre cada uno eran distintos: precisión y auto-mejoramiento
en el caso de las habilidades; obtener consenso social en el caso de las habilidades. El
principio de similitud afirma que, todas las otras cosas siendo iguales, una persona
seleccionara como “otro” de comparación a una persona que es más similar que disímil. Al
unir el dinamismo hacia arriba con el principio de la similitud lleva hacia la predicción de
que, al evaluar habilidades, como “otro” comparativo será seleccionado quien sea solo
levemente mejor que el comprador.
El motivo que subyace todas las comparaciones, de acuerdo con Festinger, es el deseo de una
precisa auto-evaluación. Bastante evidencia se ha acumulado desde 1950 de que este no es
el caso. Al contrario, las personas parecen articularse en las comparaciones sociales
principalmente por razones de auto-mejoramiento. La proposición de que las personas
comparan por lo alto para evaluar el yo y sus abilidades y está en conflicto con bastantes
investigaciones sobre la autoestima lo que sugiere que las personas selectivamente atienden
a información que refuerza la visión de sí mismos. La auto-evaluación y el auto-
mejoramiento son usualmente conflictivos y antagonistas motivos y usualmente las personas
siguen una estrategia de auto-mejoramiento, Esta es la posición tomada por la SIT y es la
piedra angular del uso de la SIT de la comparación social.
Para hacer una comparación social entre un grupo interno y un grupo externo dos personas
deben estar involucradas primero. Primero, el miembro del grupo interno debe decidir cuál
de los muchos grupos externos disponibles debe ser escogido como el “otro” de comparación.
Esto es conocido como el problema de la selección referencial. Y Segundo, ¿junto con cual
dimensión se debe hacer la comparación? Este es el problema de la selección dimensional.
Estos problemas “gemelos” han estado invadiendo la teoría de la comparación social por
décadas (Brown, 2000; Kawakami & Dion, 1993, 1995; Pettigrew, 1967; Wheler, 1991).
Sin importar la manera en que las personas se involucran en comparaciones sociales entre
grupos internos y externos, son las consecuencias mas que los mecanismos, de tales
comparaciones las que son mas importantes para la SIT. Indudablemente son las
consecuencias de la comparación social las que son de importancia primaria para aquellos
que están haciendo la comparación también, en la medida de lo posible que las personas
seleccionan referentes objetivos y dimensiones de acuerdo con el resultado anticipado (y
positivo) de la comparación.
La SIT propone que las personas están motivadas para lograr una identidad social psitiva, de
la misma manera en que están motivadas para lograr autoestima positiva (Hogg 2000). La
mayor parte del tiempo las membresías de categoría social en sí mismas, no pueden ni
mejorar ni degradar la identidad social. Son solo las posiciones de estatus regular de un grupo
interno y de un grupo externo en una dimensión comparativa de valor para el miembro del
grupo interno que afecta la identidad social de aquel miembro. La SIT propone el axioma de
que hay un motivo para evaluar membresías grupales positivamente para mejorar la identidad
social [32] y que es una diferenciación positiva del grupo interno desde el grupo externo es
alcanzada a través de la comparación del grupo interno con un grupo externo.
Diferenciación intergrupal
Recordemos que en los experimentos de grupo mínimo los participantes actuaban en la base
de una trivial o incluso explicita clasificación aleatoria al discriminar entre los miembros de
grupo interno y grupo externo. Este es un enigma desde el punto de vista de la teoría realista
del conflicto. Los participantes en un experimento de grupo mínimo están confrontados con
una situación que está casi vacía. Ellos son clasificados a uno de dos grupos sobre la base de
algún tipo de acto trivial aleatorio, ellos son separados de todo el mundo menos del
experimentador y a ellos se les pide asignar puntos a otros participantes que son identificados
solamente por un número y su membresía de grupo. ¿Qué significado puede tener una
situación tan vacía para ellos? De acuerdo con la SIT, los participantes reconocen su
membrecía de grupo. Ellos también están motivados para mejorar su identidad social. La
situación es tan mínima y vacía que solamente existe una vía abierta para hacer esto. Los
participantes solamente pueden mejorar su identidad social al esforzarse por diferenciar su
grupo del otro grupo. Al hacer esto ponen su grupo en una posición superior relativa con el
otro grupo y por lo tanto a través de la comparación social, su propio grupo se valoriza
positivamente, lo cual sucesivamente y a través de su identificación con aquel grupo, mejora
su identidad social. [33]
La SIT, formulada en tales términos tan rígidos y minimalistas, no reclama que se pueda
simplemente generalizar su explicación de la diferenciación intergrupal en un experimento
de grupo mínimo para situaciones de conflicto intergrupal y hostilidad entre grupos “reales”.
Por lo menos, la historia de las relaciones intergrupales y las posiciones económicas y
sociales de los grupos en conflicto deben ser consideradas, Sin embargo, los principios de la
SIT se afirman como ceñidos a todos los contextos intergrupales. Un ejemplo de la manera
en que los grupos mínimos no son lo mismo que grupos reales es proporcionada por Brown
(1986), quien nota que los participantes de los grupos mínimos son libres de mejorar su
identidad social al discriminar en su punto clasificaciones entre miembros de grupos internos
y externos. No hay nada en el escenario experimental que les impida hacerlo. Pero los
miembros de los grupos reales, con estatus real y diferencias de poder entre los grupos no
son tan libres. No es nada fácil, e incluso algunas veces es totalmente imposible, para
miembros de grupos de minorías en la sociedad afirmar la superioridad de su grupo
inventando dimensiones aduladoras comparativas o la comparación de otros. Esto eleva el
asunto de las consecuencias de las amenazas a la identidad social, las cuales están cubiertas
con más detalle en el capítulo 7 sobre el prejuicio.
La teoría de la auto-categorización
Tajfel y Turner (1986) cimentaron la SIT sobre la dimensión interpersonal-intergrupal. Pero,
¿Cómo y porque es una situación interpretada por un individuo como “interpersonal” o
“intergrupal” o en medio de las dos? [34] En parte como respuesta a esto y otros problemas,
John Turner y sus colegas (1985,1999; Turner, Hogg, Oakes, Reicher, & Wetherell, 1987;
Truner & Oakes 1989; Turner & Reynolds, 2012) desarrollaron la teoría de la auto-
categorización (SCT por sus siglas en ingles). Además, mientras la SIT estaba preocupada
con explicar porque los sujetos discriminaban en el paradigma del grupo mínimo, la SCT
abordo una cuestión distinta: ¿Por qué los sujetos se identifican con grupo mínimos del todo
y actuaban de maneras que reflejaban que estas identidades de grupo les importaban? (Turner
& Reynolds, 2012 p.401).
Resumen
La teoría de identidad social provee una idea sistemática de los vínculos entre la identidad
personal y social y entre los comportamientos interindividuales e intergrupales. Se enfoca en
la [35] naturaleza de la categorización social, especialmente dentro de grupos internos y
externos, la primacía de la identidad social y diferenciación social positiva y en procesos de
comparación social como el recurso principal para evaluar la valencia de las identificaciones
sociales. La teoría de la auto-categorización extiende la SIT dentro de un examen más
completo de los procesos cognitivos y los mecanismos mediante los cuales las personas se
definen así mismas y a otros en términos personales o grupales y los contextos en los que las
identidades personales y sociales se vuelven destacados.
Introducción a la teoría de las representaciones sociales
Moscovici define las representaciones sociales como las ideas, los pensamientos, imágenes
y conocimiento que comparten los miembros de un colectivo: universos consensuales de
pensamiento que son socialmente creados y socialmente comunicados para formar parte de
una ´conciencia común´. Las representaciones sociales se refieren al ´stock´ de conocimiento
social que las personas comparten en formas de teorías de sentido-común acerca del mundo
social y que son compuestas tanto de elementos conceptuales como pictóricos (Moscovici,
2000). Las representaciones sociales forman nuestras creencias, actitudes y opiniones y son
el proceso mediante el cual construimos la realidad social (Philogene & Deaux, 2001).
Moscovici ha definido la representación social así:
Las representaciones sociales fluctúan desde estructuras hegemónicas que son compartidas
por una sociedad o nación hasta estructuras de conocimiento diferenciado que son
compartidas por subgrupos dentro de un colectivo (Moscovici, 1988). La concepción
individualista de la persona como el centro de la cognición, acción y proceso es un ejemplo
de aquella representación colectiva compartida la cual permea la mayoría de aspectos de
pensamiento dentro de las sociedades occidentales industrializadas (Lukes, 1973).
A diferencia de Durkheim, de quien Moscovici argumenta que tiene una concepción un tanto
estática de las representaciones , Moscovici enfatiza la plasticidad de las representaciones ,
caracterizándolas como estructuras dinámicas : “…existe una necesidad continua de
reconstituir el “sentido común” o la forma de comprensión que crea un sustrato de imágenes
y significados, sin los cuales ninguna colectividad puede operar (Moscovici, 1984, p. 19)
Una vez creadas las representaciones se comportan como ´entidades autónomas´ o ´fuerzas
materiales´: ´…ellas lleva una vida propia, circulando, emergiendo, atrayendo y repeliéndose
unas a otras y dando vida a otras representaciones mientras las más viejas van muriendo
(Moscovici, 1984, p.13).
Dos procesos son centrales para la generación de las representaciones: anclaje y objetivación.
Estos son procesos mediante los cuales objetos no familiares, eventos o estímulos son
reproducidos como familiares. El propósito de todas las representaciones es hacer familiar o
extraño. Moscovici le da importancia primaria a la necesidad de individuos de dar sentido a,
de comprender la naturaleza del objeto extraño: de que lo que es foráneo o ajeno es
amenazante y aterrador y obliga a la comprensión. Las personas le dan sentido a lo que es
poco familiar cuando se le da un significado y el rol de las representaciones es el de guiar
este proceso de atribución de sentido. Las personas buscan el sentido entre lo que ellos ya
conocen y con lo cual se sienten familiares.
…las imágenes, ideas y lenguaje compartido por un grupo particular siempre parecen
dictar la dirección inicial y expediente mediante el cual el grupo trata de llegar a
términos con lo extraño. El pensamiento social le debe más a las convenciones y la
memoria que a la razón; a las estructuras tradicionales más que a las estructuras
intelectuales o perceptuales actuales. (Moscovici, 1984, p.26)
Anclaje
El Anclaje se refiere a la clasificación y nombramiento de objetos extraños o estímulos
sociales al compararlos con las reservas existentes de categorías familiares y culturalmente
accesibles [38]. Al clasificar, nosotros compramos con un prototipo o modelo y de allí se
deriva una perspectiva sobre el nuevo estímulo al determinar su relación con el modelo o
prototipo. Cuando comparamos, nosotros bien decidimos que algo es similar a un prototipo
(esto es, generalizamos ciertas características del prototipo con el estímulo extraño), o
decidimos que algo es diferente (esto es, que particularizamos y diferenciamos entre el objeto
y el prototipo). Si nosotros privilegiamos la similitud, lo extraño adquiere las características
del modelo. En casos donde existe discrepancia, el objeto es reajustado de tal manera que se
ajuste a las características principales del prototipo. Por lo tanto, clasificar y nombrar siempre
involucra comparaciones con un prototipo.
objetivación
La objetivación es el proceso mediante el cual nociones extrañas y abstractas, ideas e
imágenes son transformadas en realidades concretas y objetivas del sentido común. Se refiere
a la tendencia humana de simplificar o destilar información compleja en un ´núcleo
figurativo´ de elementos tanto pictóricos (icónicos) como cognitivos. ´El objetivar es el
descubrir la cualidad icónica de una idea imprecisa o ente, para reproducir un concepto en
una imagen´ (Moscovici, 1984, p.38). Muchos conceptos científicos y tecnológicos pasan
por este tipo de transformación mientras se diseminan dentro del uso y el discurso del
lenguaje cotidiano. La propia investigación de Moscovici (1961, 2008) sobre la difusión de
conceptos psicoanalíticos a través de secciones de la sociedad francesa fue esencialmente un
estudio del proceso de objetivación. Moscovici fue capaz de mostrar como personas laicas
adoptaron nociones freudianas como el consiente, inconsciente, represión, complejos y las
usaron para explicar si propio comportamiento y el de los demás. En el proceso de este uso,
estas categorías conceptuales y analíticas son transformadas en entes objetivos con
propiedades que las retratan como con una existencia independiente. Entonces, constructos
abstractos como ´mente´ o ´ego ´son percibidas como entidades físicas y ´represión´ y
´complejos´ son construidos como condiciones objetivas que afectan a las personas. Este
proceso de objetivación es similar al de la metáfora por lo cual cualquier fenómeno nuevo
puede ser acomodado en términos de similitud a lo ya conocido (Lakoff & Johnson, 1980).
Como Moscovici y Hewstone (1983) señalaron, la difusión y popularización de conceptos
científicos a través de la sociedad está ocurriendo en una [39] tasa rápida a través de los
medios masivos. La proliferación creciente de conocimiento científico a través de todos los
sectores de la sociedad ha convertido al ciudadano de a pie ´científicos amateurs´,
´economistas amateur´, ´psicólogos amateur, ´doctores amateur´, etc. Personas ordinarias con
poco entrenamiento experto discute asuntas como la crisis financiera mundial o GFC, el
cambio climático, dolencias físicas y psicológicas como la depresión o el cáncer, problemas
familiares e interpersonales, etc. La mayoría de este conocimiento se convierte en una parte
integral de la cultura de masas y a la larga esto se convertirá en lo que es comúnmente
conocido como el ´sentido común.
Moscovici y Hewston (1983) describen los tres procesos externos a partir de los cuales el
conocimiento es convertido en sentido común o una representación social: la personificación
del conocimiento, figuración y ontologización. En primer lugar, la personificación del
conocimiento vincula la idea, teoría o concepto hacia una persona o grupo - por ejemplo,
Freud y el psicoanálisis o Einstein y la teoría de la relatividad. La asociación de una idea a
una persona da la idea de una existencia concreta. En segundo lugar, la figuración es el
proceso mediante el cual una noción abstracta es encarnada o dominada por una imagen
metafórica de tal manera que, de nuevo, lo que es conceptual este hecho más concreto o
accesiblemente. Por ejemplo, las metáforas gráficas religiosas, como lo son el libro de la vida
y la mano de Dios fueron usados por tanto científicos como medios de comunicación para
describir la terminación del mapa del genoma humano en el año 2000. De manera similar, la
detección reciente de la evasiva partícula bosón de Higgs en el largo colisionador Hadron en
Cern fue invariablemente referido desde las noticias reportando el descubrimiento de la
´articula de Dios´. Estas metáforas sirven para anclar la comprensión del público sobre estos
hitos científicos hacia conocimiento cultural ya existente. Tercero, ontologizar es el proceso
mediante el cual un constructo verbal o conceptual es imbuido con propiedades físicas – por
ejemplo, conceptos abstractos como ´mente´ o ´neurosis´ se convierten en construidos como
un fenómeno material. Estos tres procesos contribuyen al desarrollo de conocimiento
altamente especializado más asequible a la comunidad ´laica´ de tal forma que la
comunicación acerca de este conocimiento puede tomar un lugar.
Núcleo y periferia
Una representación social es un conjunto organizado, coherente y socialmente compartido
de conocimientos acerca de un objeto o dominio de objetos. Implícita en esta
conceptualización esta la noción de estructura-el conjunto de conocimiento que constituye
la representación consiste de un rango de elementos algunos más importantes o centrales que
otros para la total representación (Rateay, Moliner & Abric, 2012). Abric (1976) fue el
primero en distinguir entre lo que es llamado núcleo central y la periferia de la
representación social (Ver también Abric, 1984, 1993, 2001).
El cambio climático antropogénico (causado por el ser humano) es un asunto que ha atraído
una considerable cantidad de controversia en las ultimas 3 décadas. Esta controversia
vislumbra la creciente importancia del involucramiento público con la ciencia para la
generación de políticas científicamente basadas. El debate alrededor del cambio climático ha
sido único en las enteramente opuestas perspectivas que existen a su alrededor (1) la realidad
del cambio climático; (2) sus causas humanas; y (3) los resultados proyectados. Preguntas que
un psicólogo social podría hacer en referencia al debate sobre el cambio climático podrían
ser: ¿Cuáles son los factores que alimentan el debate? ¿Cómo es la ciencia entendida por la
sociedad? ¿Cuáles son las implicaciones políticas de este debate?
Un evento que ha contribuido indudablemente al debate alrededor del cambio
climático es el evento que fue conocido como ´clima-gate´. En el 2009 se filtraron emails
emergieron desde el instituto de cambio climático de la universidad East Anglia, sobre los
cuales se reclamó que eran pruebas de que los científicos del cambio climático habían
manipulado y suprimido información para poder sustentar empíricamente el calentamiento
global. Mientras que un número de investigaciones independientes eximieron a los científicos
de cualquier mal proceder, el incidente atrajo atención mediática considerable alrededor del
mundo y fue vista por muchos como la evidencia de que el cambio climático antropogénico
era una “estafa”.
La teoría de las representaciones sociales (SRT), con su foco en la transformación del
conocimiento científico en interpretaciones del sentido común, provee de una forma para
que los psicólogos sociales puedan mirar la controversia sobre el cambio climático como una
emergente representación del conocimiento científico en el dominio público. El incidente del
´clima-gate´ en particular proporciona un fondo para analizar como las controversias
científicas son construidas y contestadas por miembros del público.
Jaspal, Nerlich y Koteyko (2012) investigaron las representaciones del cambio
climático en relación con la controversia del clima-gate en un estudio que analizó comentarios
de lectores en línea del periódico tabloide británico ´The Daily Mail´. Estos datos de
ocurrencia natural capturan los textos y habla de las personas comunes de la vida real
proporcionando de esta manera una excelente fuente de datos para examinar la comprensión
del sentido-común y las construcciones sobre el cambio climático.
Los autores describieron dos tipos de representación en relación con la controversia
sobre el cambio climático. La representación ´hegemónica´ es la representación dominante
[44] acerca del cambio climático, la cual en la Europa occidental sostiene que el cambio
climático es una amenaza genuina y seria causada principalmente por la actividad humana.
La representación ´polémica´ es generada en el curso de del conflicto social y toma una visión
opuesta a la representación hegemónica. En relación al cambio climático, la representación
polémica es que es bien sea un fenómeno de ocurrencia natural o una estafa inexistente
llevada a cabo por gobiernos, científicos u otras instituciones por razones políticas o
económicas. Mientras que la SRT ha articulado tradicionalmente la transformación del
conocimiento científico en entendimiento del sentido común, asumiendo una confianza
implícita en la ciencia por parte del público (Irwin, 1995), Jaspal et al. (2012) demostraron
como la denigración de la ciencia puede formar la perspectiva del sentido común.
a
La representación hegemónica del cambio climático es socavada y deslegitimada al
anclar las categorías de ´ciencia´ y ´científicos´ con ´políticos´ y ´dinero´. Una forma retorica es
dada a representación polémica tal que lo que cuenta como sentido común no es una
transformación del conocimiento científico, sino un rechazo del mismo.
Jaspal et al. (2012) argumenta que las estrategias para rechazar la representación
hegemónica del cambio climático siempre han estado disponibles, pero que el cambio climático
proporciono el ´material que pudo ser usado para crear legitimidad en el uso de tales
estrategias´ (p.20). El clima-gate funciona como un recurso retorico para construcciones
polémicas sobre el cambio climático y la resistencia subsecuente a la representación
hegemónica al proporcionar un detalle que sirvió como ´evidencia´ para construir una
representación alternativa, contiende a la representación hegemónica y convence a otros de la
validez de la alternativa representación polémica (Jaspal et al., 2012). Piensa
sobre el cambio climático como tú lo entiendes en relación con los principios de la SRT:
Investigación cualitativa
Aunque aquellas encuestas cuantitativas como el Euro barómetro sobre Biotecnología revelo
tendencias interesantes, estas meramente ´rascaron´ en la superficie de las complejas
representaciones públicas y entendimiento sobre la biotecnología. Las encuestas no están
diseñadas para responder preguntas acerca de las representaciones que forman y subyacen
las respuestas ambivalentes a los elementos de los cuestionarios. Aunque los datos de la
encuesta nos pueden decir que el público encuentra algunas formas de biotecnología
moralmente inaceptables o ´riesgosos´, estos no revelan la exacta naturaleza de estas
preocupaciones morales o como están enmarcadas por el público. Por estas razones, una serie
de grupos focales de discusión fue conducida con diez de los países participantes para
proporcionar una rica y detallada comprensión de las percepciones del público sobre la
biotecnología (Wagner et al., 2001). Aunque había variaciones locales en los asuntos que
emergían en los grupos focales a lo largo de los países participantes, existía sin embargo
preocupación común y entendimiento que fue compartido a lo largo de toda la muestra. A
grandes rasgos, como los estudios de encuestas anteriores sugirieron, los europeos eran
ambivalentes acerca de la biotecnología: aunque reconociendo sus beneficios potenciales,
también fue representado su riesgo potencial e inseguridad debido a su trayectoria y
desarrollo desconocido. La metáfora del tren descarrilado fue usada para representar la
biotecnología como una fuerza en aceleración con la cual el público no podría mantener el
paso, y cuyas autoridades institucionales luchaban para controlar adecuadamente. Esta
representación de la inevitabilidad e incontrolabilidad del progreso científico, como está
incorporado en la biotecnología, resuena con las proposiciones de Warner y Kronberger
(2001) de que el público se esfuerza por entender estos rápidos avances para representarlos
en sus propios imaginarios puede ser descrita como una forma de copiado simbólico (ver
Wagner Kronberger & Seifert, 2002).
El progreso científico entonces, fue percibido como un dilema que en una mano
proporcionaba ventajas futuras, pero en la otra posibles riesgos y desconocidas y adversas
consecuencias. La idea de un futuro incierto también se encontró que era un tema penetrante
a lo largo de los grupos, a pesar del hecho de que estas preocupaciones eran poco específicas
y le faltaba detalle. Estos miedos proyectados acerca del futuro retrasaron los efectos de los
avances de la biotecnología como lo son los alimentos genéticamente modificados y la
clonación de animales y humanos, fueron frecuentemente ancladas a percances del pasado
como lo fueron el miedo que rodeo la explosión de la enfermedad de la “vaca loca” y sus
variantes humanas, BSE, en el reino unido y el poco claro accidente Chernobyl estos dos
incidentes fueron usados para sembrar duda en la confiabilidad de las autoridades
regulatorias, gobiernos y comunidad científica para que fueran completamente honestos con
el público acerca de los riesgos asociados con la biotecnología. Más adelante los participantes
expresaron [46] una considerable desconfianza sobre lo que ellos describían como poderosos
intereses comerciales asociados con el incremento de la globalización e industrialización de
la producción de alimentos. Los participantes discutían que los consumidores ordinarios y
las instituciones democráticas tenían relativamente poco poder para controlar y regular estos
intereses comerciales. Como un participante británico expresaba:
… muchas cosas se han hecho mal en el pasado todo lo que hemos comido y tomado
y de un momento para otro ellos salen con algo que tiene un problema, y tú piensas que bueno
esto estaba probado por eso tome esta píldora. (citado en Wagner et al., 2001, p. 90).
Esta investigación, por lo tanto, sugiera que las representaciones de la biotecnología están
arraigadas en significados culturalmente compartidos y prácticas formadoras de sentido que
prestan entendimiento a fenómenos complejos. De manera importante tanto las
representaciones religiosas como seculares de la naturaleza y la vida son centrales en la
formación de la visión del publico acerca de la biotecnología. Además, las ansiedades y
miedos del público hacia la tecnología también están arraigadas en experiencias pasadas, en
las cuales las promesas de los científicos y expertos hacia el público acerca de su seguridad
en las cuales las garantías de científicos y expertos hacia el público acerca de su seguridad
se han encontrado esperando. No es sorprendente entonces, que el público sea tan
ambivalente acerca de los avances científicos en genoma y biotecnología.
Resumen
Las representaciones sociales se refieren a ideas, pensamientos, imágenes y estructuras de
conocimiento las cuales comparten los miembros de una sociedad o colectividad. Estas
estructuras consensuales son creadas socialmente a través de la comunicación y la interacción
entre y a través de personas. Las representaciones convencionalizan o anclan objetos sociales,
personas y eventos entre un contexto categórico familiar-ellas le dan sentido a lo extraño.
Las representaciones son reducidas u objetivadas dentro de elementos tanto cognitivos como
pictóricos los cuales forman juntos una base de núcleos figurativos guardados en la memoria
y accesados durante la comunicación y la interacción. Muchas de nuestras representaciones
sociales vienen del mundo de la ciencia que nos ha sido comunicado a través de los medios
masivos y elaborados por personas ordinarias para ayudar a darles sentido a la vida cotidiana.
En resumen, la teoría de las representaciones sociales es “un marco conceptual flexible que
nos permite entender y explicar la manera en que los grupos e individuos elaboran,
trasforman y comunican su realidad social” (Rateau et al., 2012, p. 477).
Introducción a la psicología discursiva
Las tres aproximaciones teóricas que hemos considerado hasta ahora-cognición social,
identidad social y representaciones sociales-adhieren a la noción de representaciones internas
mentales. La presuposición filosófica básica que subyace esta noción es que la maquinaria
cognitiva interna maneja el entendimiento y la experiencia humana y que la tarea de la
psicología, incluso la psicología social, es la de estudiar y analizar esta arquitectura cognitiva
subyacente. Desde esta perspectiva, la cognición es conceptualizada como anterior al
lenguaje y el lenguaje es visto como comunicación media a través de la cual la cognición
encuentra expresión. Aunque las tres aproximaciones enfatizan en la naturaleza
constructivista [48] del pensamiento humano, todas se suscriben a un realismo
epistemológico: una creencia de que existe un dominio de datos que pueden ser conocidos
acerca de la experiencia humana y la conciencia los cuales puedes ser descubiertos a través
de la razón y la racionalidad (ciencia) o a través de métodos hermenéutico interpretativos. La
emergencia de perspectivas criticas como el post estructuralismo y la teoría social post
modernista a través de varias disciplinas ha desafiado al realismo epistemológico. Este
desafío puede ser atribuido al creciente interés en el rol y función del lenguaje como una
fuerza constitutiva socialmente en conciencia y experiencia. Este giro del lenguaje es
reflejado en el floreciente desarrollo de la investigación del discurso analítico dentro de la
psicología social. En esta sección consideraremos esta tradición en la investigación y la
crítica radical que ha direccionado hacia muchos de los conceptos centrales tomados por
sentado en la psicología social.
Cada vez más estas aproximaciones criticas al conocimiento psicológicas están siendo
referidas colectivamente como crítica social psicológica (Hepburn, 2003; Ibanez & Iniguez,
1997; Tuffin, 2005). Como lo explica Hepburn (2003) la crítica social psicológica es “critica”
en dos maneras. primero es una crítica a la psicología, sus teorías, modelos y prácticas,
argumentando que como disciplina la psicología ha producido modelos asociales,
descontextualizados y deshumanizantes de las personas. Segundo al explícitamente
involucrarse con asuntos sociales y políticos centrales para la sociedad es particularmente
critico el rol de la psicología en el mantenimiento, reproducción y legitimación de relaciones
y prácticas opresivas. Como una tradición de investigación, la psicología discursiva
representa una de estas aproximaciones críticas, pero como veremos existe un numero de
aproximaciones discursivas que difieren filosóficamente unas de otras.
Han pasado ya más de 25 años desde la publicación en 1987 de discurso y psicología social:
más allá de las actitudes y el comportamiento, por Jonathan Potter y Margaret Wetherell.
Este libro innovador es ampliamente reconocido como contribuyente a una revolución
silenciosa en la psicología social al abogar por una manera fundamentalmente diferente de
hacer psicología social (ver Augoustinos & Tileaga, 2012). En ese punto del tiempo y por
algún tiempo más, esta nueva manera de hacer psicología social fue referida como “análisis
discursivo”, teniendo como su preocupación principal [49] el estudio del discurso situado
(tanto escrito como hablado) y su rol en la construcción de realidad social. el análisis del
discurso, o DA como es comúnmente conocido probo ser una descripción inadecuada de esta
aproximación, ya que el nombre implicaba simplemente un método que tal vez podría ser
llevado a otros métodos en psicología. El uso de la psicología discursiva, o DP desde 1992
en adelante (Edwards & Potter, 1992), enfatizo que la epistemología que apuntala este
trabajo era fundamentalmente diferente de la epistemología positivista y realista de la
psicología social dominante. Específicamente, la DP es construccionista social y no
cognitivista, y fundamentalmente “re-trabaja” temas centrales para la psicología social
tradicional temas como lo son el yo y la identidad, atribuciones, actitudes, prejuicio y
racismo.
El primero de estos puede ser ampliamente identificado por el trabajo de Jonathan Potter y
Dereck Edwards quienes han desarrollado una aproximación que esta significativamente
influenciada por el análisis conversacional y cuyo enfoque está en la naturaleza local,
interactiva y secuencial de la conversación cotidiana en sus ajustes naturales (Edwards, 1997,
2012; Edwards & Potter, 1996,2012). En el otro extremo del espectro, está la psicología
critica discursiva, la cual es tal vez mejor ejemplificada por el trabajo de Ian Parker (2002).
Esta aproximación tardía se llama a si misma crítica para enfatizar su agenda política
explicita y su epistemología critica, realista y materialista. Mientras este trabajo está
informado desde el construccionismo social, enfatizando la dificultad de indagar en una
verdadera versión de la realidad, mantiene sin embargo que es posible llegar a una versión
verídica que corte con las capas mitificantes de la ideología. Esto entra en contraste con el
trabajo de Potter y Edwards, el cual mantiene una epistemología relativista que cuestiona la
noción de una realidad fija e inteligible (Edwards, Ashmore &Potter, 1995) y Michael Billig
(1991,1999) cuyo trabajo toma prestadas las ideas del análisis conversacional, pero también
atiende a las maneras en las cuales el discurso (y la retórica) están formados por prácticas
formadoras de sentido y recursos discursivos que penetran en una sociedad o cultura
tradicional, pueden encontrarse en algún lugar en el medio de estas dos aproximaciones
contrastantes. A lo largo de este libro usaremos la categoría genérica de ´psicología
discursiva´ al referirnos a todas estas aproximaciones. Nos basaremos predominantemente
en investigaciones discursivas que aborden explícitamente la reformulación de temáticas
centrales en la psicología social usando el análisis empírico del discurso. La mayoría de este
trabajo ha sido influenciado primaria, pero no exclusivamente, por la escuela de psicología
discursiva de Loughborough. [50]
Lingüistas filosóficos
El reciente “giro al lenguaje” que muchas áreas de las humanidades y ciencias sociales han
experimentado es en parte debido al creciente interés en los escritos filosóficos tardíos de
Wittgenstein (Investigaciones Filosóficas, 1953), los cuales enfatizaron en la naturaleza
contextual e interactiva del lenguaje. En contraste a las teorías convencionales que teorizan
el lenguaje como un abstracto y coherente sistema de nombres y reglas, Wittgenstein vio al
lenguaje como una práctica social. Mientras el primero trata al lenguaje como un “espejo de
la realidad”, reflejando un mundo que “está ahí”, Wittgenstein argumentaba que las palabras
y el lenguaje no tienen significados objetivos e independientes afuera del contexto y los
escenarios en los cuales estos son usados. Además, Wittgenstein desafió la visión de que el
lenguaje era meramente un medio a través del cual las personas expresan y comunican
fenómenos mentales como sentimientos o creencias. Wittgenstein rechazo la comprensión
dominante y convencional tanto en la filosofía como en la filosofía, de que existen dos
sistemas separados y paralelos – cognición y lenguaje- uno privado el otro público. En
cambio, Wittgenstein argumento que “el lenguaje mismo es un vehículo del pensamiento”
(1953, p. 329).
Este énfasis en el lenguaje como práctica social es central para la psicología discursiva, que
busca analizar empíricamente como el lenguaje es usado en las actividades y escenarios
cotidianos por los participantes. Esta orientación en la acción del habla o del discurso situado
está asociada con otra influencia importante en la psicología discursiva: La teoría del discurso
acto de John Austin (1962). La teoría del discurso acto enfatiza como las personas usan el
lenguaje “para hacer cosas”, para lograr ciertas metas. Las palabras no son simplemente
herramientas abstractas usadas para describir cosas, estas también son usadas para hacer que
ciertas cosas sucedan. Las personas usan el lenguaje para persuadir, culpar, excusar y
presentarse en la mejor manera posible. Por lo tanto, el lenguaje es funcional - “hace que las
cosas pasen” (Potter & Wetherell, 1987).
Hablar es barato
Hablar es “Yo soy”, “yo hago”, “no fui yo”, “no estuve ahí”
Hablar puede inspirar una nación, puede mover a los hombres a la grandeza
Piensa acerca de lo que esta publicidad está diciendo acerca del poder que tienen las palabras
para formar realidades. Esta perspectiva re-conceptualiza el habla como un tipo de práctica social –
una actividad que tiene consecuencias prácticas para los participantes. Piensa acerca de los diferentes
tipos de trabajo o actividades que puedes realizar en tus charlas cotidianas.
Posestructuralismo y Foucault
El discurso es constitutivo
La investigación discursiva esta primariamente interesada en como las personas usamos el
lenguaje para entender y darle sentido a la vida cotidiana. El discurso es visto como reflexivo
y contextual, construyendo la misma naturaleza de objetos y eventos mientras estos son
mencionados. Esto enfatiza la naturaleza constructiva y el rol del discurso como es usado en
la vida cotidiana. Esto es fundamentalmente diferente de la aproximación tomada en la
cognición social, teoría de identidad social y en una extensión menor, la teoría de las
representaciones sociales. Estas aproximaciones teóricas tienen en su núcleo meta-teoría
perceptual cognitiva (Edwards, 1997) que amenaza los objetos en el mundo o “realidad”
como algo dado a problemático. La “realidad en esta perspectiva, es percibida y trabajada
sobre unos procesos cognitivas computacionales. [54], que son entonces, finalmente
reflejados en el discurso. Esta relación puede ser resumida en la siguiente representación
(Potter, 2000)
Realidad ---- percepción ------- discurso
El discurso es funcional
Otro principio central en el trabajo discursivo es que el discurso es funcional; hablar es una
práctica social que logre las acciones sociales en el mundo. Lo que las personas digan
depende del contexto particular en el cual sea hablado y las funciones a las que sirve. En el
menguante flujo de la vida cotidiana el contexto dentro del cual se habla ocurre y su función
continuamente cambia. Mientras las personas se involucran en conversaciones con otros,
ellos construyen y negocian los significados, o el contexto o la misma realidad de la que están
hablando. En contraste con la mayoría de las aproximaciones en la psicología social, las
cuales miran hacia la estabilidad y consistencia de las cogniciones de las personas, la
psicología discursiva enfatiza en la inherente variabilidad de lo que las personas dicen, como
contenido es visto para reflejar cambios conceptuales y las funciones a las que el habla sirve.
Entonces, por ejemplo, las visiones o responsabilidades de las personas acerca de un asunto
en particular son posiblemente para variar dependiendo de cómo la charla es organizada y lo
que está organizada para hacer: por ejemplo, ¿está organizada de tal manera para justificar
una posición, atribuir culpa, presentar nuestra posición de una manera positiva? La
investigación discursiva, por lo tanto, está interesada en analizar porque una particular
versión de la realidad social está construida en una forma particular y lo que logra en este
particular contexto, Por lo tanto, el foco está en el discurso mismo: como está organizado y
que está haciendo (Potter & Weetherell, 1987, p. 4; énfasis original). Volveremos a este rema
en el capítulo 4 sobre las actitudes para demostrar más específicamente como es el aspecto
funcional del dsicurso desafía la aproximación cognitiva tradicionales sobre la actitud
construida en psicología social. Relacionado con esta observación está el discurso es
frecuentemente organizada retóricamente para ser persuasiva. Las personas orientan la
disponibilidad de múltiples y diferentes [55] versiones del mundo en su dsicurso al construir
las construcciones especificas en maneras que minan responsabilidades alternativas, El
trabajo de Billig (1991) en el contexto argumentativo y retorico del discurso ha sido
influyente en el desarrollo de la psicología discursiva y señalaremos en los capítulos
siguientes las características retoricas del habla cotidiana y el discurso.
Los recursos discursivos que son dibujados acerca de construir significado en charlas
cotidianas están formadas por procesos sociales, culturales e históricos. (Wetherell, 2001).
Las prácticas de generación de sentido de las personas son maneras de comprender que el
mundo puede variar y cambiar dependiendo del contexto particular, pero estos están sin
embargo constreñidos por los recursos culturales y lingüísticos que son compartidos dentro
de una comunidad de lenguaje particular.
Discurso e identidad
El discurso no solo construye objetos y versiones del mundo, también construye identidades
para los hablantes. En lugar de ver el yo y la identidad como una esencia interna psicológica
poseída por los individuos, como responsabilidades tradicionales, la psicología discursiva
discute que las identidades o “posiciones subjetivas” son traídas a ser a través del discurso.
Las diferentes formas hablar invocan diferentes posiciones subjetivas como “madre”, “hija”,
“amante”, “mujer profesional”, “amigo”, etc. De tal manera que los patrones específicos de
habla son reconocibles para el trabajo al constituir discursivamente la identidad (Weetherell,
2001). Por ejemplo, la identidad de un padre puede ser trabajada en una variedad de maneras
para el uso de narrativas culturales reconocibles en charlas referentes a derechos paternales,
responsabilidad y obligaciones morales. [56]. A diferencia de la noción tradicional de un yo
estable cognitivo, la psicología enfatiza el cambio y las múltiples identidades que los
hablantes construyen activamente en el habla (algunas de las cuales pueden incluso ser
contradictorias) para lograr un rango amplio de objetivos interaccionales. EL discurso es
constitutivo de identidad, esto es, las personas se pueden posicionar por una manera particular
de hablar, pero al mismo tiempo las personas pueden tomar sus decisiones activas acerca de
las identidades que ellos movilizan en escenarios particulares. Las personas están
constituidas y reconstituidas a través de varias practicas discursivas en las cuales participan
(Davies & Harré, 1990, p.46) Esta cuenta identifica es más sobre mantener las teorías
postmodernas y pos estructurales las que enfatizan la múltiple y dinámica e interactiva
naturaleza de subjetividad.
Entrevistador: entonces si fuera una decisión entre tú y tu esposa sobre quién debe quedarse
en casa, ¿tu preferirías quedarte en casa o ir a trabajar?
Participante: Bueno, no, esa tendría que ser una decisión unánime, en otras palabas si mi
esposa fuera firme en que quisiera ir a trabajar, uh y si yo estuviera 90 por ciento convencido
de que quisiera ir a trabajar, entonces es posible que yo cuidaría a los niños. Pero yo diría
que es poco probable que yo me casara con una persona que fuera tan cerrada en sus
opiniones de cualquier manera. Entonces, sabes, no es realimente posible que pase. Yo iría a
trabajar.
En este extracto podemos ver como el participante describe la decisión acerca de quien se
quedaría en casa para cuidar a los niños y quien iría a trabajar como una “decisión unánime”
que sería negociada entre marido y mujer. Esta decisión refleja el principio de igualdad en la
toma de decisiones entre compañeros y permite al respondiente manejar y presentar una
visión particular de sí mismo como justo e igualitario. Hay que notar, sin embargo, como
entonces él da un paso al costado en su igualitarismo al describir a una mujer que quisiera ir
a trabajar como “cerrada en su visión” y diciendo que el probablemente no se casaría con
alguien de esta naturaleza, en cualquier caso. Además, termina su cambio de opinión diciendo
categóricamente que “yo iría a trabajar”
Tal investigación discursiva demuestra como las personas utilizan un rango de recursos
discursivos para construir versiones particulares y posiciones, y hacerlo en maneras que
sirven importantes funciones en la interacción social. En términos de las cuatro temáticas en
la investigación discursiva que identificamos anteriormente, podemos ver como esta pieza
de la conversación es constitutiva: construye asuntos y objetos en maneras muy específicas,
tales como la manera en que las decisiones son tomadas entre compañeros acerca de trabajo
y paternidad y las características de las mujeres quienes insisten en trabajar. Este discurso o
charla es también funcional, dado que atiende metas auto-presentacionales, en este caso en
particular, presentándose a uno mismo positivamente como alguien igualitario. Por lo tanto,
también atiende a la identidad del hablante quien se posiciona a el mismo como un cierto tipo
de persona o compañero potencial. De manera importante también, en esta charla podemos
ver los trabajos de un enigma de larga duración a través de la aproximación tradicional socio
cognitiva a las actitudes: como las personas logra mantener lo que podría parecer posiciones
contradictorias. En este estudio en particular, por ejemplo, Weetherell et al (1987) pudo
identificar recurso discursivo persistente o practica que los participantes pueden usar para
manejar estas inconsistencias, las cuales llaman la dicotomía del principio/practica. Mientras
en una mano los participantes invariablemente exponían principios igualitarios, en la otra
mano estaban minados por consideraciones prácticas. Tal charla practica fue desplegada en
maneras que lo justificaban [58] y legitimaban inequidades de género en las sociedades. Por
lo tanto, en escenarios más naturalistas conversacionales, las personas articulan un complejo
set de posiciones que mezclan visiones igualitarias con discriminatorias. La investigación
discursiva de este tipo es por lo tanto capaz de explicar cómo las inequidades de genero
existentes son mantenidas y reproducidas en la sociedad a pesar de los reclamos de que los
estudios tradicionales y los estereotipos sobre las mujeres han cambiado dramáticamente- los
hallazgos que tienden a ser producidos por encuestas cuantitativas tradicionales y
cuestionarios. En el capítulo 4 elaboraremos más en como la investigación discursiva fue re-
teorizada la actitud de investigación y que ideas puede tirar acerca de cómo las actitudes están
organizadas retóricamente cuando son producidos en su más natural contexto cotidiano.
La psicología critico-discursiva
Al contrario de la investigación discursiva que es primariamente influenciada por la
aproximación etnometodologica tomada de los análisis conversacionales, la psicología
critica del discurso enfatiza como las practicas discursivas o maneras de hablar acerca de
asuntos particulares, están formadas por influencias afuera del inmediato contexto interactivo
de los hablantes. Específicamente, estas influencias son el contexto histórico, político y
cultural en el cual los hablantes viven sus vidas (Wetherell, 1998, 2001). Los psicólogos
critico-discursivos han argumentado que ciertas maneras de hablar o construir objetos y
eventos se vuelven permanentes y dominantes en momentos históricos particulares, lo cual
los hace más disponibles culturalmente y por lo tanto más poderosos para construir realidad
social. Si tomamos el estudio expuesto anteriormente, de Wetherell et al. (1987) como un
ejemplo, un estricto análisis conversacional se limitaría a la interacción entre el entrevistador
y el entrevistado solamente, enfocándose solamente en lo que orienta a los participantes
mismos y hacen relevante en la interacción (Schegloff, 1968). Por lo tanto, en el extracto
anterior, mientras el respondiente afirma categóricamente que él “irá a trabajar”, él al mismo
tiempo atiende claramente a su auto-presentación como alguien que es razonable y justo,
como alguien que negociaría con su pareja acerca de estos asuntos. Este es probablemente lo
más lejos que puede llegar el análisis. En contraste, la psicología critico-discursiva miraría
hacia afuera de esta interacción específica y comentaría sobre el contexto histórico y social
de las relaciones de género en las democracias liberales occidentales. ¿Qué tiene que decir
este contexto socio-político acerca de las relaciones de poder entre hombres y mujeres y
como varias instituciones dentro de la sociedad más amplia propagan y reproducen
construcciones particulares que llegan a dominar nuestra experiencia subjetiva y nuestras
mismas identidades como hombres y mujeres (Edley, 2001; Henriques et al., 1998;
Wetherell, 1998, 2001)?
Como ya fue señalado, la psicología critico-discursiva se dibuja de manera clara en la teoría
posestructuralista y particularmente en los escritos de Foucault sobre el discurso, pero de
nuevo no existe una aproximación para esta tradición del discurso psicológico. Mientras los
grandes exponentes como Wetherell (1988, 2001) adopta su marco crítico, su trabajo es
largamente empírico y aun comparte similitudes con trabajos de análisis más conversacional
inspirados en trabajos discursivos. En contraste, Ian Parker (1990,2012) evita el empirismo,
esta menos interesado en las conversaciones o charlas cotidianas y está más preocupado con
identificar y describir “discursos” hegemónicos los cuales [59] proliferan dentro de las
sociedades y los cuales informan, forman y construyen la manera en que nos vemos a
nosotros mismos y al mundo. Es hacia esta construcción del “discurso” que nos volvemos
ahora.
Como coherentes sistemas de significado, Parker argumenta que los discursos tienen una
presencia material y casi física. Como las representaciones sociales, los discursos, una vez
creados, proliferan dentro de la sociedad. De manera importante, sin embargo, no ve los
discursos en términos idealistas sino como fundados y formados por realidades históricas y
políticas (materiales). Por lo tanto, el no solo suscribe al relativismo lingüístico y político el
cual es asociado con algunas aproximaciones discursivas. Parker y otros investigadores
discursivos (ej. Willing 1999, 2001) se posicionan como “realistas críticos”, quienes están
comprometidos en desarrollar una aproximación al discurso que enfatiza en como algunos
discursos funcionan para legitimar instituciones existentes y para reproducir relaciones de
poder e inequidades en la sociedad. (Parker, 1990).
La noción de “discursos” de Parker ha sido criticada por sus estados abstracto y reificado.
Para él, los discursos, como entidades, existen independientemente de las personas que los
usan. En contraste, las aproximaciones que están localizadas al otro extremo del continuo
trabajo discursivo están sintonizados al contexto especifico y las maneras funcionales en las
que el habla o el discurso es movilizado en situaciones específicas. Estas aproximaciones
definen el discurso como “práctica situada” y por lo tanto proporcionan un enfoque más
psicosocial a la investigación discursiva (Edwards, 2012; Potter, 2012). Sin embargo, este
enfoque socio-psicológico se enfoca en como los participantes usan el lenguaje en contextos
específicos interaccionales no imposibilita un análisis crítico y político de cómo son de
persistente y recurrentemente los patrones del habla justifican y legitiman relaciones y
practicas desiguales (Augoustinos, 2013). Ciertamente, demostraremos en el capítulo 7 como
el análisis sistemático del discurso racista contemporáneo de Wetherell y Potter (1992)
funciona precisamente de esta manera.
Discurso y cognición
Como era de esperarse, la psicología discursiva y su crítica radical de los métodos de
investigación cognitivo y positivistas ha recibido considerables críticas desde otras
aproximaciones teóricas en la psicología social incluyendo la psicología cognitiva (Conway,
1992), la teoría de identidad social (Abrams & Hogg, 1990b) y la teoría de las
representaciones sociales (Moscovici, 1985). Al mismo tiempo, sin embargo, algunos
métodos y conceptos de psicología discursiva han sido adoptados de manera entusiasta por
psicólogos sociales prominentes que trabajan en otras tradiciones como la teoría de identidad
social (Condor, 2006; Durrheim, 2012; Reicher & Hopkins, 2001) y la psicología social del
prejuicio y racismo (Condor, Figgou, Abell. Gibson & Stevenson, 2006; Durrheim & Dixon,
2004; Verkuyten, 2005). A pesar de su aceptación creciente en la psicología social británica,
la fuerte epistemología anti cognitivista de la psicología discursiva continúa atrayendo
considerable antipatía desde la corriente principal. La psicología discursiva y sus métodos de
investigación cualitativos son frecuentemente ridiculizados como faltos de objetividad
científica y precisión. La ironía, por supuesto, es que tales criticas fallan en reflejar
críticamente las suposiciones cuestionables que estás construidas dentro de la misma fabrica
de los métodos de investigación cuantitativos y sus reclamos de objetividad científica.
Potter (2012) y Edwards (2012) han abordado recientemente concepciones erróneas y críticas
hacia la DP, que han sido usadas para legitimar su continua marginalización y exclusión de
la psicología social dominante. Potter específicamente aborda dos criticas principalmente
recurrentes: que la investigación discursiva es principalmente descriptiva más que
explicatoria y acerca de la construcción más que a las causalidades lo cual falla en satisfacer
los criterios de la investigación científica genuina (Manstead, 2008). Contrario a esta
representación equivocada de la DP, Potter detalla la coherencia la coherencia tanto
metodológica como teórica de la DP como un programa empíricamente conducido del
análisis sistemático de los archivos naturalistas de la interacción humana y de la acción social
mientras son desplegados en tiempo real. Ciertamente, un aporte que enfatice la observación
cuidadosa y la descripción antes que la generación de hipótesis o la construcción de modelos
es central para el método científico. Como lo clarifica Potter, es sorprendente que una
disciplina como la psicología social (y la psicología en general) prefiera estudiar el
comportamiento humano de maneras idealizadas y artificiales más que en sus escenarios
naturales de la vida cotidiana donde los asuntos psicológicos son preocupaciones vivas para
los participantes. La DP contemporánea apunta a identificar y entender practicas
ampliamente compartidas que regulan y secuencialmente organizan la interacción social.
[61]
Mientras progresamos a través de cada capítulo y tratamos con los temas centrales de la
psicología social, discutiremos los criticismos de la psicología discursiva sobre las
suposiciones cognitivas que subyacen estos constructos centrales y su investigación empírica
en los ambientes de laboratorio.
Sin embargo, talvez no sea difícil de entender la objeción que muchos de los psicólogos
sociales tienen hacia la psicología discursiva. Para muchos de nosotros, la experiencia de la
conciencia y el pensamiento nos dota con la auto-evidente “realidad” de representaciones
cognitivas internas y la idea misma de que nuestras experiencias y practicas no están
cognitivamente mediadas puede sonar absurda. El cognitivismo es ciertamente un “discurso”
que es dominante, no solamente dentro del marco científico, sino también en el mundo real
cotidiano donde las personas viven sus vidas. Los conceptos cognitivos como las actitudes y
creencias son parte y parcela de nuestro lenguaje cotidiano y muchas personas hablan acerca
de sus “actitudes”, “creencias” y “opiniones”. ¿La sola experiencia debería ser tomada como
evidencia de que estas cosas realmente existen? Como lo veremos, la psicología discursiva
trata estos constructos como “temáticas del habla” : temáticas que los participantes mismos
atienden en su habla en orden de actuar el importante negocio de la interacción social
cotidiana (Edwards, 1997) Las categorías de la mente están por lo tanto tratadas como tópicos
de conversación más que como verdaderos estados mentales que tienen una existencia
independiente.
Ya sea que suscribamos a la visión del lenguaje como medio de cognición o que existe un
lenguaje externo en sí mismo, la reciente aceptación de la psicología discursiva nos fuerza a
tomar el discurso más seriamente en nuestras deliberaciones empíricas y conceptuales como
psicólogos sociales. La psicología discursiva ha intentado establecer una epistemología y
ontología de la vida social que resiste los dualismos inherentes que han proliferado en la
psicología y las ciencias sociales más generalmente –dualismos como lo son el individuo vs
lo social, adentro vs afuera, cognición vs discurso, lenguaje vs práctica (Wetherell, 1999).
Permanece, sin embargo, una resistencia substancial hacia el colapso de estas dicotomías
tradicionales, incluso dentro de la psicología crítica misma. Es claro, sin embargo, que los
realistas fundamentos epistemológicos de la investigación en psicología cognitiva, la
búsqueda del conocimiento y la verdad a través de la aplicación de los métodos positivistas
de la ciencia, siempre serán un hueso de contención con el construccionismo social y la
noción relativista del conocimiento asociado con aproximaciones discursivas (aunque una
epistemología realista no es necesariamente incompatible con algunos trabajos de la crítica
discursiva). Por lo tanto, la aproximación la aproximación socio cognitiva en la psicología
social permanece largamente inafectada por los recientes desarrollos en la psicología
discursiva. Ciertamente, la siguiente cita de Holtgraves y Kashima (2008) demuestra la
extensión a la que la psicología social dominante permanece impermeable y felizmente
inconsciente del giro discursivo de la psicología:
Muchos de los procesos que son más centrales para la cognición social- atribuciones,
percepciones personales y estereotipacion y demás –involucran el lenguaje de alguna manera.
Las personas usan el lenguaje para comunicarse unas a otras (y los investigadores) sus
atribuciones, percepciones y estereotipos, por ejemplo, con el uso del lenguaje algunas veces
formando los mismos productos que están siendo comunicados…Es de hecho, difícil pensar
en ningún proceso socio-cognitivo que no involucre el lenguaje de alguna manera.
Claramente el estudio del lenguaje puede contribuir grandemente al entendimiento del
pensamiento y la acción social…Desafortunadamente…el rol del lenguaje no ha recibido la
atención focal que merece en la cognición social. (2008, p.73)
Apuntamos a demostrar a través de este libro que este claramente no es el caso y que en los
últimos 25 años ha existido un sistemático y riguroso programa de investigación que aborda
específicamente el rol del lenguaje en las temáticas principales de la psicología social lo cual
ha, en retorno, llevado a su re especificación teórica y empírica.
Resumen
La psicología discursiva rechaza la búsqueda de representaciones internas mentales y la
confiabilidad de mecanismos internos para entender la vida social. En cambio, el discurso es
visto como constitutivo o funcional y por lo tanto se reclama como el sitio propicio de análisis
de la psicología social. La interacción discursiva esta ejemplificada y ordenada, dibujando
sobre recursos discursivos compartidos como lo son los repertorios interpretativos para traer
la realidad social a la vida y para administrar las identidades de los “interactuantes”.