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LAKLOAKADA

Neovanguardia latinoamericana de los 80

Coordinación, edición e introducción

Enric Mallorquí Ruscalleda


Sandra Pérez Preciado

Libros Pórtico

Zaragoza

2015
146 GIANCARLA DI LAI,RA

A modo de conclusión, reiteramos que el Movimiento Kloaka


a
través de sus escritos optó por problematizar y cuestionar
las bases
de un sistema rígido. Con un tono irrespetuoso e irreverente
pero a la
vez ingenioso tocó puntos importarites de nuestra época
actual. por
eso, los grandes aportes que este movimiento sugiere Et cu¡npo .E¡,¡ FUcA: LA PoEslA DE MAruELA DREYFUS]
en los estudios
decoloniales son; Ia inclusión de lo indigena, la búsqueda de
nuevos Rossella di Paolo
héroes populares y autóctonos, y la inserción de temas para (Poeta y profesora universitaria)
criticar
la violencia del momento. Todos estos factores producen que
se re_
valorice ciertos presupuestos establecidos y además coloca a
este
grupo de intelectuales pertenecientes al Movimiento
Kloaka como
uno de los más oontroversiales, importantes y sagaces de la Mariela Dreyfus nació en Lima en 1960. Estudió Literatura en
década
del 80. la Universidad de San Marcos y en la Universidad de Columbia,
en Nueva York, donde vive desde 1989, y donde obtuvo el Doctora-

OBRAS CITADAS do en Literatura Latinoamericana con una tesis sobre César Moro.
Actualmente enseña en el Departamento de Español y Portugués de
Ángeles L., César (2004). <<ZZ años del movimiento Kloaka». la New York University, en la ciudad de Nueva York. Entre 1995
3 1 mayo 2004. Ciberayllu. <h@://vrvw.andes.missouri.edu/andes/ y i999 vivió en Aubum (Alabama), enseñando Literatura Hispa-
Comentario/CAl_Kloaka22.html>. noamericana en la Universidad de Aubum. En el 2000 apareció su
Gigen4 Andrea Ivanna (2011). «Lecturas poscoloniales y traducción del volumen Diosa de las Américas. Escritos sobra la
deco_
loniales de la analítica foucaultiana para el an¿ilisis en contextos virgen de Guadalupe (Random House, N.Y), de la escritora chicana
de
herencia coloniaL> . Confluenzo 3/2, l-21. Ana Castillo. Ha traducido a Sylvia Plath, Edward Dorn, Diane
Santiviiñez, Roger (2006). Dolores Morales de Sanfivtiñez: Wakoski y AI (Muestra de poesía norteamericana contemporánea.
Poesía 1975-2005. Lima: Hipocampo y Asaltoalcielo. rNC, 1987).
Zevallos Aguilar, Juur (2002). Movimiento Kloaka (lgg2_lgg4): La obra de Mariela Dreyfus, que incluye tres libros de poesía,
Cultura juvenil urbana de la postmodernidad penferica. Lima: Memorios de Electra (1984), Placer fantasma (Premio de Poesía
Edi_
torial Ojo de Agua. Asociación Peruano Japonesa 19%) y Ónix (200 I ), llamó siempre
mi atención por ese raro y admirable equilibrio de disciplina estética,

I Este texto corresponde al de la ponencia presentada 9n el marco del con-


versatorio <<La Ausencia y la Multitud: Poesla peruana e§crita por mujeres (1920-
1980», realizado por et Certro Cultural de España en Lim4 PerÍI, ertle septieÚbrc
y diciembre del 2003.
148
RoSSELLA DI pAo]-o lllrield l)rcÍus 149
l.l ttterpo en Júga: ltr pttesía de

emoción y hondura reflexiva. Lo suyo es un lenguaje


acerado como A l'uelta de comeo, Mariela escribió: «Es el amor lo que yo veo
ta hoja de un cuchillo que, súbitamente alzado,
refleja, destella, el como ese goce pasajero siempre dispuesto a desvanscerse. Pero la
instante fugaz del amor, su breve goce, su felino salto
desde el vérti_ palabra también tiene sus trucos (también se evade' también te hace
go de la plenitud hacia la nada. Es un placer como
lectora encontrar disfrutar y sufrir). Entonces quizá el libro (su título) puede leerse en
[a sabia concisión de sus versos, la límpida adjetivación,
su tensión más de un sentido».
de cable, su ausencia de concesiones, para que no se pierda
ni el En efecto, una vez publicado Placer fantosma, pudimos apre-
ritmo ni el aliento de las palabras en su vigoroso viaje
hacia la punta ciar cómo los poemas, de un modo o de otro, giraban en torno a
de la ola, hacia la instantánea revelación del goce o
el miedo. estas preocupaciones. La desrealización actuaba desde muchos án-
Con frecuencia se habla de la obra de Mariela Dreyfus
como gulos; por ejemplo, en el poema titulado «lmagen», los cuerpos de
situada en la «temática del cuerpo», con todo Io que ello
implicaría los amantes, observados en un espejo por el yo poético. lo llevan
de solidez camal, visceral. o de anécdota más o meuos
llamativa a meditar sobre el paso del tiempo y la acechanza de la muefte;
aunque doméstica; pero creo que no se presta la suficiente
atención en «Todos saben que vivo, que respiro», un yo poético enfermo se
a lo que en su obra hay de preocupación metafísica,
de fondos dolo- agota poco a poco en un hospital; en <<Dame el abismo que nace de
rosamente conscientes de la fugacidad de esos mismos
cuerpos y los tu perfil», ante un cuerpo gozosamente poseído se concluye diciendo
actos a él Iigados, como el amoq por ejemplo, tenta
vertebral de sus que se ha vuelto sudor y «pálida luz».
libros.
Su reciente poemario, ónfu, confimra esta suefte de posición
Cuando hace poco menos de diez años, en una carta
desde Nueva existencial y, por ende, estética. Tal vez, su título, por contraste con
York, Mariela mencionó el título del poemario que venía
trabajando el de Placer fantasna, puede darnos la impresión de hallamos al
recuerdo haberle respondido que ese título me
-Placerfantasma- fin en un universo contundente. Sin embargo, esa piedra nos remite
evocaba Io que para mí es la poesía: un place¡ sí,
el placer de Ia nuevamente a lo inasible, pues el ónix no es un objeto opaco, con-
palabra que nombra las cosas, pero un placer
fantasmal, doloroso. tenido en sus estrechos y bien planteados líniites, sino una materia
en el sentido en el que Alejandra pizamik escribió:
que escapa de sí misma a través del destello, del raro juego de re-

no
verberaciones, de leves e intermitentes claridades aun en lo oscuro
las palabras y sólido de su naturaleza. En efecfo, a lo largo de los espléndidos
no hacen el amor poemas de este libro, todo parece estar de paso, o desestabilizárdose,
hacen la ausencia por la obra lenta o rápidamenfe socavante de la angustia, nacida de
si digo agua los desencuentros afectivos o del deterioro fisico, como se ve desde
¿beberé? el poema inicial, En una calle desiefta:
si digo pan
¿comeré?
150
RoSSELLA Dr pAoLo
lll arcrpo enfuga: la poesía de lltaríela DreyJits l5l
l€ntamente
como nieve contornos: Ante quién los dientes la prisa y el asombro / El umbral
como un templo es de polvo y tu cuerpo no existe (Placer fantasma: «Devant qui)).
cuyos iconos se esflman Ya en el inaugural Memorias de Electra, podíamos leer en el
he perdido
poema «Somos este tiempo inconstante»: Menudo ejercicio, la ruti-
___€n ml de mí a pesar mío_ na. / Menudos los reflejos de las sombras / la torpeza de estas aguas /
el leve roce del amor
sin ningún cadáver varado / a sus orillas.
(hace años advertia, ligera, Asimismo, en <<Se busca el amor en la ciudad» (Parte 7), de
que sin él no se vive) Ózrt, encontramos:

¿y qué es esto, di, entonces, Temla la ciudad


esta maraña de luces y de niebla lo que la excede y j ustifica
donde mi cuerpo sus largos edificios coronados de palomas y aljibes
desnudo y sin cabeza los secos labios del viento
para no veÍ / ni olr el ulular de relojes y antenas
para no presentir el paso de el vaho de la calzada en el invierno
las horas
ni la risa de aquellos que se abrazan las viejas ataviadas de armiño
se encamina, pulcramente, y esos jóvenes golfos
hacia la nada?
suplicando una noche en el muelle una pose de afecto
Quizá a lo largo de los años la crítica se quedaba como yo enfebrecida buscando tu perfil en el tiempo
enganchada en
los seres y actos de contundencia en el ardor del bar
insospechable que tamin, ,"Onaa
los poemarios de Mariela Dreyfus: trepada en una berma
to, _*"r'0.. ,, ante un perro que ladra
".pu"io. "orrt
d:l hombre, la ciudad y sus calles, puenter,
"difi;;., ;;..,
1n*:
hoteles, habitaciones, escaleras,
tu perfil y tu frente
umbrales cobran espe"iuf Ji* enquistados en mí
su obra. Sin embargo, una mirada
más atenta nos frl* ", dueños de la ciudad en que partlas
que aquel entramado de hierro y "".rr"r¿*
piedra, aquellas líneas u"'aJr". en dos mi corazón, mi inquieto caÍto
y horizontales como en las pinturas
de piet Mondrian, ph;;; *
sub),ugante contrapunto con las evanescentes Si atendemos a las palabras que más se oyen en sus libros: nie-
figuras humanas a las
que encuadran, seres fantasmales
que deambulan por las ciudades, bla, extravio, fiebre, noche, imagen, abismo, sueño, lun4 espejo,
torturadas por el deseo o el deli¡io. sombra, reflejo, delirio..., confirmamos esta idea de una poética
Aunque es p",ti"";;;";*
que es tal el poder socavante del fundada en la angustiosa conciencia de la fuga" de lo evanescente.
dolor o el ansia A" qr" l"
misma ciudad, las casas, los umbrales Lo mismo ocurre si observamos los poemas que nos hablan desde
p*"""n al.olro"rn".,
;'n;;", la enfermedad, desde la cama de un hospital; pienso nuevamente
152 RossrlLADr pAol-o Irl cuerpo enfuga: la poesia de Maield Drclfu§ 153

en «Todos saben que vivo, que respiro» de placer


, fantasma: Hos_ su exasperada sensibilidad por el universo de la noche y la muer-
pitales. Un olor a lejía/ invade sus paredes verdes.
/Allí bien pueden te. No es casual que en Ónix se dé una suerte de tributo a ambas
salvarte la vida / o quedarse con tus huesos para siempre. y
// aquí manifest¿ciones estéticas. En lo primero, a Ia poesía mística, en el
está mi osamenta. / Este es el débil cuerpo qu€ p¿rsean
de consulta hermosísimo homenaje a Santa Teresa a través de los poemas que
en consulta. / Este el espectro que concede: / estira la
lengua,
respira conforman la tercera sección del libro («En este muro asomó el
profirndo, relaja las piemas, escupe. / Un Cristo
divinamente clavado ríngeb>). Un conjunto de siete textos que describen el desapego de las
en la pared / proyecta el sufrimiento hasta su límite.
vanidades mundanas, el encuentro amoroso, la disolución extiítica en
Este texto lanza un cable al que hallamos años después
en át*, lo inmenso: Abomino del mundo / como quien se desprende / de una
aquel dedicado a la pintora Leonora Carrington, enferma por
el de_ / Se abandonan el nombre y la memoria / el cont¿r de
azarosa piel:
seo hacia quien es sólo una foto, un perfil que
se pierde («En lo alto monedas contra el tiempo / entornados los ojos difuminan / el con-
de un pozo»).
torno preciso de los seres...
Así como aquellos espacios encuadrantes, aquellos fondos
su- Creo que no se ha prestado la debida atención a estos textos
puestamente sólidos a la larga servían para potenciar
la imagen de que alcanzan en su febril lucidez las notas más expresivas e intensas
desvalimiento y del andar emítico detrás de un amor en eterna
huida de la tradición mística. De hecho, este largo poema es la confirma-
(pues como se lee en el poema «En lo alto de
un pozo»... sólo el amor ción de un camino emprendido por la obra de Mariela Dreyfus desde
pefinanece como enigma), de igual manera los contomos
deñnidos Memofias de Electra y Placer fantasma, una poesía en la que el
de los cuerpos en el abrazo, las imágenes recurrentes
de los amantes cuerpo y sus deleites no se agotan en su Íaturaleza camal, pues esta
vistos como sudorosos equinos, o deseosos como chacales,
la textura es siempre asumida como dolorosamente finita, siempre a punto de
de la piel, los besos y arañazos de [a dulce lucha, no proclaman
solo disolverse, o de ser raptada en el sentido místico, en su obstinado
el goce de lo que existe, la sensualidad miis rotundq sino
el terror intento de alcanzar el absoluto del amor, hecho imposible desde y4
de su inminente extinción, sea por obra del olvido y
el hastío de los y por ello capaz de arrastrar a los amantes a su destrucción fisica o
propios protagonistas, sea por la enfermedad o la
muerte: Avanzo, psicológica.
apago el cigarrillo y al fin
/ que nada permanece // eue los aman_

La sensibilidad noctuma y abismal del Romanticismo está tam-
tes / prestos o lentamente se disuelven, / cortan algo en
sazón y se bién presente a lo largo de la obra de esta aulora. Si me remiro a áix,
aborrecen // Tanto, que desde aquí / arranco con los
dientes esa uña / pongo como ejemplo el poema «Noctumo y viento», que considero
la arrojo entre los pinos y me entrego / a cantar el oficio
de lo negro paradigmático en este aspecto. En é1, el yo poético atrapado en una
(de Ónix: «Se pierde el amor entre los pinos», 4).
tormenta, lamonta su soledad, la ausencia del amado. Como en un
Me detengo en esta última imagen: a canta¡ el oficio de Io
negro. diálogo con el celebre poema de Edgar Allan Poe, en medio de ese
Pienso en la muerte, tema caro al canto místico qo"
-u".
no muere, y también a lo mejor de la poesía del Romanticismo.
porlo" escenario noctumo y tempestuoso, ese yo poético observa de pronto
con un cuervo y se dirige a é1, interrogándolo:
154
RoSSELLADT pAol,o Mariela DreyJús 155
l,[ cuerpo enfuga: la poesia cle

Cuervo de los desvelos y las penas en sazón


tu que oteas y muerdes entre la cruda hierba vistazo a los ftulos de sus poemarios: Placer fantasma, Mariposa
el olor y los restos que lo corrupto c¡ea:
negra, O un cuchillo esPerándome.

¿ha desgajado el tiempo su última estación?


Diestro en la peripecia y el asombro Quizá las reflexiones que acabo de presentar puedan ayudar
las batientes campanas y su duelo: a centrar el concepto del mal en el caso particular de la obra de
¿revelarán las horas su epitafio, Mariela Dreyfus. A partir de lo visto, se podria decir que este
su inminente final de cara al viento? descansa en la desrealidad o irrealidad a que estamos condenados
a despecho de la vitalidad y belleza de los cuerpos que nos ubican
Cuervo de la tristeza y el insomnio:
en el mundo, a despecho de su fervorosa búsqueda de perpetuarse
sacude con tus alas el presagio
en el otro, concebido íntimamente como el Otro. Como aves de mal
n"" agüero, la indiferencia y el hastío, el deterioro y la muerte, hostigan,
un cuerpo a qué afe*rrr"
"r*:lutJi',m:.oo o abiertamente desgarran la realidad.
Es interesante observar el sutil contrapunto
de posiciones exis_ El cuerpo, entonces, multiplica sus instancias, sobrepasa aquella
tenciales entre «El cuervo», de poe, y este
«Noctumo y viento», formula reduccionista con que ha sido abordado por la crítica y según
de Dreyfus. Recordemos que mientras en la cual la poesía que surgió en los ochenta sólo se mueve, se canta o se
aquel, el poeá peaá al
cuervo «¡Quita el pico de mi pecho!», esto lacera en el epidérmico trecho que va del cuello a los pies.
es, que r" rl"¡" y no
le recuerde una y otra vez a Leonor; en el poema
de Dreyfus, en
cambio, se le pide al cuervo aviéntame del pico OBRAS CITADAS
/ u, u qre
aferrarme entre las piedras. En el poema poe, "u".po
de la a"r".p**o;
en el de Mariela Dreyfus, el amor terco a Dreyfus, Mariela ( !984). Memorias de Electra. Lima: Orellana
todo (como reza una d"
las secciones de placer & Orellana Editores.
fanta,rma), está dispuesto a continuar en la
lucha, a encontrar la utopía. Dreyfus, Mariela (1993). Placer fantasma. Llma: Asociación
Deseo concluir estos apuntes invitando al Peruano-Japonesa del Peru.
estudio de la impor_
tante obra de esta poeta. Su poesía y Ia de
muchas de la, ,no;".". d" Dreyfus, Mariela (200\. Ónlx. Lima: J. Campodónico Editor.
mi generación no ha sido analizada en todos Ollé, Carmen (2000). «La estética de la ética». Ideele. Revista
sus ángulos. Co.o Ul",
escribió Carmen Ollé (2000: 56): del Instituto de Defensa Legal 131,56.
Pizarnik, Alejandra (1987). «En esta noche, en este mundo».
La poesÍa que escribieron en la década de los g0
Maxiela Drey- Antología de la poesía hispanoatnericana actuaL Selección, prolo-
fus, Rocio Silva-santisteban y patricÍa
en una poética del cuerpo, en el mal. Es
Alba está c""tu¿e .á q,l" go y notas de Julio Ortega. México DF: Siglo X)C Editores, 291.
el mal el rayo refracto que
dispara de esa zona oscura de nuestra historia.
SOtá fAta Oarte un

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