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Alejandro Andrés Vides Carrasco

El faraón Djer: Un análisis completo de su reinado.


Alejandro Andrés Vides Carrasco

Introducción

Ya desde la unificación de las ‘’Dos Tierras’’ bajo Narmer alrededor del 3050
a.C. y la consiguiente fundación de las dinastías faraónicas bajo el nombre de dinastía
tinita (haciendo alusión a los reyes de Tinis), el mantenimiento, consolidación y
fortalecimiento de un Egipto unificado no se llevó a cabo por una vía factible para los
siguientes gobernantes de este Egipto unificado hasta la llegada del Imperio Antiguo
en la III Dinastía.

Así, bajo el reinado del faraón Djer (considerado como el tercer faraón de la I
Dinastía) tenemos evidencias de problemas sucesorios de los cuales nos detendremos
en comentar, esfuerzos por fortalecer su autoridad en el trono, ademán de pruebas de
expansionismo territorial (objeto de crítica de algunos estudiosos) de un Egipto que
busca ampliar sus fronteras para aprovisionarse de materias primas, mano de obra
esclava, entre otros ejemplos que puedo mencionar cuyos materiales encontramos en
su tumba en la necrópolis de Umm el-Qaab (Abydos), las tumbas de los nobles en
Saqqara y sus esposas que tendrán como fin la última parada de este estudio.

Filiación y subida al trono

La mayoría de los expertos coinciden en que Djer fue el tercer faraón de la I


Dinastía, gobernando antes que Narmer y su antecesor, Aha, quedando obsoleto y
superado la teoría de que Narmer y Aha eran la misma figura como ya han probado las
investigaciones. Por tanto se ha confirmado que Djer es hijo de Aha, pero el problema
resulta cuando se trata de indagar quién es su figura materna. Los expertos han
propuestos tres consortes de Aha; La primera es Neit – Hotep, identificada además
como la esposa de Narmer o como hija de éste y esposa de Aha, una segunda es
Benerib y una tercera esposa de nombre Khenethap identificada posiblemente por los
investigadores como la madre de Djer además de una concubina de Aha.

Sin embargo la escasez de fuentes envuelve en una oscura nebulosa los


acontecimientos que marcaron la filiación maternal del faraón Djer y lo que no es de
extrañar que siendo hijo, como mencioné antes de una concubina, surgiesen
problemas cuando le llegase la hora de ceñir la Doble Corona. No obstante cada vez
más son las pruebas que apuntan a una regencia de Neit – Hotep antes de que Djer
subiese al trono por lo que una minoría de edad apuntaría a un grano de arena más a
una montaña que haría mayores problemas una subida al trono pacífica y sin
problemas. Sea como fuese, antes de Djer, fuentes que nos citan las listas reales como

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la Lista de Abydos y el Papiro de Turín nos muestran un rey que lleva por nombre Iti o
Teti del cual no sabemos absolutamente nada salvo su mención y sucedió a Aha en el
trono, ¿podría tratarse de una sucesión legítima al trono pero breve? ¿O tal vez una
usurpación ilegítima del poder? La escasez de datos nos impide arrojar luz sobre este
asunto.

Imagen 1: Etiqueta de marfil incisa con el nombre de Djer, hallada en la tumba de Djer (Umm el – Qaab,
Abydos)

Cronología y nombres reales

En fechas tan tempranas de la Historia del Antiguo Egipto es difícil, cuanto


menos imposible, establecer una fecha absoluta e incluso aproximada del gobierno de
uno de sus gobernantes. En ello propondré en primer lugar la cronología que diversos
investigadores adjudicaron al reinado de Djer en primer lugar: El francés Pierre Grimal
otorga a Djer un gobierno de cincuenta y cinco años entre el 3100 – 3055 a.C. Otro
francés Jean Vercoutter sitúa su reinado entre el 3095 y el 3040 a.C. El alemán Jürgen
von Beckerath, con fluctuaciones de +/- 25 años concede a Djer una cronología de
reinado entre el 2974 al 2927 a.C. dejándole con un reinado de cuarenta y siete años a
diferencia de cincuenta y cinco como los franceses. El checo Jaromír Málek asigna a
Djer cuarenta y siete años de reinado también entre el 2939 y el 2892 a.C. Por último
con fechas más tardías Krauss y Gertoux adjudican a Djer un reinado que va desde el
2870 – 2823 y entre el 2810 – 2769, respectivamente. Los ejemplos son más
numerosos y se remiten a variadas metodologías como la aplicación del carbono 14 o
la implantación del calendario solar, aludido a la estrella Sothis.

El nombre de Djer significa ‘’El que socorre’’ y de sus nombres reales


conocemos su nombre nebti, Iti, el Athothis de Manetón y un nombre de Horus de Oro
podemos leer en los serekh como Ennub.

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Campañas militares en el oeste y en la región sirio – palestina

Dejando atrás la filiación de Djer y los problemas sucesorios pudo portar la


corona del Alto y del Bajo Egipto para una vez gobernar como soberano indiscutible. Ni
de Narmer ni de Aha tenemos constancia de ningún tipo de un expansionismo
territorial egipcio más allá de sus fronteras naturales pero si con Djer es cuando se
detecta el primer esfuerzo por superar los límites territoriales establecidos desde la
unificación de las Dos Tierras.

El contacto egipcio en la zona sirio – palestina se ha atestiguado desde incluso


antes de la unificación, lo que prueba el gran interés en esta zona por el control de sus
recursos naturales que se encuentran en esa zona, a saber por ejemplo la turquesa
cuyo material forma parte del ajuar funerario del faraón como veremos más adelante
a la hora de analizar su complejo mortuorio.

Sabemos que en toda la historia del Antiguo Egipto las enormes ventajas que
ha supuesto para los gobernantes egipcios el control de las zonas del Levante
mediterráneo a parte del control de materias primas como por ejemplo el
establecimiento de redes comerciales tanto fluviales como terrestres que se
afianzaron desde épocas muy tempranas con los reinos asiáticos, y esto es por citar un
ejemplo. Basta decir que el control de la zona acarreará sus consecuencias negativas
pues a la hora de consultar los anales reales la mayoría de los gobernantes egipcios
han de enfrentarse a rebeliones y disturbios en esta zona (y no solo en estas lindes).

El fragmento de El Cairo es el que nos da la mención de la campaña militar de


Djer en siria-palestina y textualmente cita de esta manera ‘’El año que se golpeó la
tierra de Setjet’’. Exactamente esta ubicación no se ha localizado exactamente y los
autores discrepan entre el sur de Palestina o en el mismo Sinaí y el fragmento de la
estela de El Cairo hace referencia a los primeros nueve años del gobierno de Djer. En
conclusión tenemos una victoria militar egipcia en tierras sirio – palestinas a comienzos
de reinado del faraón.

Tenemos inscripciones que prueban de que Djer además llegó al Sinaí donde se
aseguró, como mencioné anteriormente, un cargamento de turquesa que formó parte
del ajuar de su tumba en Umm el-Qaab, Abydos.

Por último de la campaña de Djer en Libia solo conocemos menciones a través


de una paleta de alabastro encontrada en Saqqara. Libia será otro de los puntos
calientes para el gobierno egipcio a lo largo de toda su historia y hasta sabemos que la
dinastía XXII y XXIII egipcia de hecho fueron libias.

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¿Una campaña militar en Nubia?

Tanto los libios como los pueblos sirios - palestinos, nubios y otros pueblos más
son definidos por los egipcios desde épocas tempranas como los ‘’Nueve arcos’’, esto
son los pueblos limítrofes enemigos a los que los faraones a lo largo de la historia del
Antiguo Egipto debieron de enfrentarse y cuya lista varió de una época a otra.1

La época de Djer coincide en Nubia con la cultura del Grupo A2 cuyo fin tendría
lugar como unos doscientos años antes del ocaso de la dinastía tinita egipcia. La
prueba de una posible campaña militar en Nubia nos la ofrece una inscripción rupestre
de grafito encontrado a unos siete kilómetros al sur de Wadi Halfa (oeste del Nilo) que
recibe el nombre de Gebel Sheikh Suleiman, cerca de la segunda catarata en la Baja
Nubia e interpretada en primer lugar por Emery que corresponde con el reinado de
Djer con el objetivo principal de conseguir ganado y esclavos. La inscripción fue llevada
al Museo Nacional de Sudán de Jartum donde fue eliminado por un mal cuidado.

Imagen 2: Inscripción de Gebel Sheikh Suleiman.

Analicemos lo importante de la escena: A la derecha podemos observar un


barco situado encima de una serie de individuos que flotan bajo él mientras otro
cuelga de su proa. La iconografía de un individuo colgando de la proa de un barco
egipcio es muy característica de la iconografía egipcia y se repetirá durante los tiempos
faraónicos, podemos pensar que dicho individuo se trate de un caudillo nubio y los que
están flotando bajo el barco podemos comparar la escena con la Paleta de Narmer; en
ella en la banda inferior se muestra al gobernador bajo la forma de un toro pisoteando
a sus enemigos y destruyendo fortalezas. En aquel momento la batalla tuvo lugar por
vía terrestre mientras que en esta ocasión tuvo lugar por vía marítima, con ello
podemos comprobar que esta iconografía trata de representar una imagen de
sumisión y de poder vencedor – vencido y lo que nos muestra (al igual que la Paleta de
Narmer) es el resultado de la batalla o cómo el faraón ultimó la batalla y no la batalla
en sí y ello se irá repitiendo por siglos teniendo pocas referencias de cómo se fue

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originando una batalla como por ejemplo las de Tutmosis III o de Ramsés II plagadas,
por supuesto, de tintes románticos. Esto lo importante que respecta a lo que nos
encontramos representado a la derecha, en cuanto a la izquierda cabe destacar un
personaje maniatado por la espalda sujetando un arco cuyo significado menciona el
nombre de ‘’Ta – Seti’’, es decir, Nubia por lo que no cabe ninguna duda de una
campaña militar en Nubia y detrás de este personaje se sitúa un serekh que ha
despertado la polémica.

El británico Walter Bryan Emery no tuvo ninguna duda en adjudicar la


inscripción al faraón Djer pero sin embargo posteriores estudios realizados a partir de
los años sesenta del pasado siglo ponen en evidencia al británico aludiendo que la
inscripción data de finales del período predinástico (Wilkinson, 2005) concluyendo
además que el serekh es anónimo lo cual supondría un dato bastante importante en el
terreno de la egiptología cubriéndose preguntar una serie de cuestiones ¿hubiese sido
ésta la primera expedición punitiva en Nubia mucho antes de que se produjese la
unificación de las ‘’Dos Tierras’’? ¿Estaríamos ante antecedentes iconográficos y
simbólicos que más tarde se pondrían de relieve en otras manifestaciones como la
Paleta de Narmer? ¿Desde cuándo habría contactos culturales entre egipcios y nubios?
Y un sinfín de preguntas más que a día de hoy quedaría sin resolver.

Lo cierto es que parece asegurarse que Djer consigue traer a Egipto materias
primas importadas desde Nubia como cobre, ébano, mica, feldespato etc., y tenemos
evidencias de contactos culturales entre egipcios y nubios en época de Djer, lo que
queda por corroborar es el hecho de una campaña militar en territorio nubio.

Política interior

La unificación de las Dos Tierras llevada a cabo por Narmer era un fenómeno
reciente y diversos sectores aún no tenían buenas miras en un Egipto bajo un único
gobernante, sobre todo las clases altas del Bajo Egipto. De ahí que la política interior
de los faraones de las dinastías tinitas se base, entre otras cosas, a apaciguar esos
ánimos y a mantener el orden interno frente a posibles intentos de rebelión que por
supuesto se llevarán a cabo no pocas veces. Así se constata la visita de Djer a Buto a
Sais muy posiblemente con estos propósitos, nomos que se sitúan en el delta egipcio.

Aparte proseguirá con la organización económica y religiosa iniciada por sus


antecesores, fundará el palacio de Menfis y además parece que también visitó lugares
como Saqqara, Tura, Helwan, entre otros.

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La Tumba O de Umm el – Qaab (Abydos)

La necrópolis de Umm el – Qaab en Abydos ha sido el lugar de enterramientos


de la mayoría de los faraones no solo de la dinastía tinita sino también de los
gobernantes locales que rigieron el Alto Egipto anteriores a la unificación.

El egiptólogo francés Émile Amélineau fue el que comenzó las excavaciones en


la tumba de Djer en la necrópolis de Umm el – Qaab (Abydos) hacia la década de 1890
pero más trascendencia tuvieron los estudios realizados por el británico William
Matthew Flinders Petrie quien entre finales del siglo XIX y principios del XX comenzó a
re excavar la tumba de Djer, además de otros faraones, para posteriormente quedar la
excavación sufragada por el Instituto Arqueológico Alemán.

Más compleja que la tumba de sus antecesores y una de las más monumentales
de la necrópolis de Umm el – Qaab, la tumba O de Djer se configura mediante un pozo
rectangular al cual se acceden a las cámaras subterráneas que se han conservado.
Éstas están formadas de adobe y de ladrillo crudo y cuenta con el típico sepulcro de
madera para ser sepultado del faraón.

Lo que no se conserva es la estructura superior que creemos constaría de una


techumbre y quizás, como señala Aidan Dodson, cubiertas con un montículo de grava
que puede representar simbólicamente la colina primigenia.

Imagen 3: Tumba O Djer en Umm el – Qaab (Abydos)

De los ajuares y objetos encontrados en su tumba cabe destacar joyas,


muebles, orfebrería, tablillas realizadas en madera y marfil, una docena de vasijas
procedente de la franja sirio – palestina, un cuchillo de piedra de enmangue de oro con
el nombre del faraón escrito en un serekh, etc. Pero el elemento dentro de la tumba
de Djer que más puede llamar la atención y que ha suscitado la polémica y el debate
en los egiptólogos se encontró incrustado en un nicho en la pared de la tumba
provocado posiblemente por el saqueo de los ladrones de tumba. Se trata de una
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parte de un brazo cubierto de lino con brazaletes que contenían incrustaciones de


piedras preciosas y minerales tales como turquesa, amatista, oro, etc. cerrados
herméticamente y que constituye el primer esfuerzo de momificación en el Antiguo
Egipto en el sentido más primitivo de la palabra pues aun faltarían unos siglos más
para que esta técnica se perfeccione. La hipótesis más postulada es que esos restos
humanos se tratasen de una de las mujeres más próximas al círculo de Djer y se dio el
nombre de Merit – Neith, atribuyéndola como esposa, aunque otros opinan que el
brazo puede ser de otras de las esposas de Djer, Nakht – Neith enterrada en la misma
tumba que su esposo, pero también expertos como Spencer creen que el propio
faraón también pudo llevar esos brazaletes tan ornamentados y lujosamente
decorados, sin embargo es otro de los misterios que rodean tanto a la figura de Djer y
a la Historia del Antiguo Egipto. Este brazo, que fue descubierto por Petrie,
desgraciadamente no es conservado a causa de malos tratos como ocurrió con la
inscripción de Gebel Sheikh Suleiman pero los adornos han sobrevivido hasta la
actualidad.

Aparte de la cámara mortuoria del faraón y las recámaras, el recinto funerario


comprende unos trescientos treinta y ocho enterramientos subsidiarios donde se
enterraron personajes de la corte del faraón (personajes relacionados con la
administración, escribas, etc.), sirvientes y mujeres de su harén real. Los
enterramientos se han postulado como sacrificios humanos, esto es una práctica
común desde tiempos de Nagada II entendidas que una vez fallecido el faraón su corte
y miembros que acompañaban y servían al faraón en vida también deberían hacerlo en
el Más Allá. Sin embargo podría haber pruebas de que no todos estos miembros se
enterrasen al mismo tiempo que el rey y que por ejemplo los personajes de posiciones
privilegiadas habrían muerto de causas naturales. De los miembros que ostentaron
estos cargos privilegiados nos han llegado sus nombres y sus títulos pero el estado de
conservación de los restos nos impide poder atestiguarlos todos. Lo que sí se puede
constatar es que la idea del sacrificio humano a partir de Djer paulatinamente se iba a
ir degradando y sus prácticas fueron sustituidas por otras más simbólicas que
devendrían en lo que conocemos como los shabtis más posteriormente, figuritas
humanoides que en el Más Allá servirían al faraón como propios humanos y en fin,
otras técnicas que sustituirían a estas primitivas (algunas más tardíamente y otras más
tempranamente) y consideradas más inhumanas, amén de que ponen en riesgo un
descenso del personal en la corte palacial. 3

Pero la tumba de Djer no se quedó en el olvido con el paso de las centurias


pues fue asociada como la tumba de Osiris en el Imperio Medio, dotada de santuario
para el culto de dicha deidad y a comienzos del Segundo Período Intermedio el faraón
Khendjer instaló la ‘’cama de Osiris’’ atribuyendo a esta tumba – santuario de mayor
solemnidad. En el Imperio Nuevo, a partir del reinado de Amenhotep III en la dinastía
XVIII, fue asociada como centro de peregrinaje hasta época tardía.

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Imágenes 4 y 5: Elementos encontrados en la tumba O de Djer, brazalete ornamentado (imagen 4) y


brazo cubierto de lino (imagen 5).

Las tumbas de los nobles en Saqqara

Si la mayoría de los monarcas egipcios eligieron su morada para la eternidad en


Umm el – Qaab (Abydos), como es el caso de Djer, los nobles y el resto de los
monarcas de la dinastía tinita lo hicieron en Saqqara. Para el reinado de Djer, Emery
excavó unas tumbas que datan de su reinado como la mastaba número 3471. En estas
mastabas podemos encontrar objetos de cobre, armas y cerámica que evidencian el
buen trabajo y procesado del metal. Pertenecen, como ya dejé antes entrever, a
dignatarios de la corte que no fueron enterrados en las tumbas subsidiarias en Umm el
– Qaab por lo cual no toda la corte ni todo su personal debía ser enterrado con él.

Las esposas de Djer

En base a las teorías formulada por los egiptólogos se han propuesto un total
de seis esposas posibles para este faraón: Merit – Neith, Nakht – Neith, Her – Neith,
Seshemetka, Penebui y Psu de las que hablaré de las más relevantes.

Sobre Merit – Neith, unos la consideran su esposa y otros su hija pero ya sería
adentrarme en otro tema de investigación pues sabemos que ocupó un período de
regencia a la muerte de Djer pero cabe recordar el hincapié que se le ha atribuido a
esta reina como la poseedora de esos restos óseos en la cámara mortuoria del
gobernante. También se le atribuye un complejo mortuorio en Umm el – Qaab en la
llamada tumba Y.

A Nakht – Neith también hay opiniones quien le atribuyen los restos óseos
envueltos en lino en la tumba de Djer por lo que de ser así denotar su posición
privilegiada dentro de las esposas reales.

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De Her – Neith, Emery excavó en Saqqara la tumba que catalogó como la 3507
y que se le atribuye a esta reina. Gran tumba de varias características el elemento más
característico y que más llama la atención a resaltar es que no encontramos ningún
enterramiento subsidiario. La única compañía que pudo haber tenido Her – Neith en la
tumba fue la de su sabueso, cuyos restos fueron hallados cerca de la entrada de la
tumba entendiéndose posiblemente a modo de que nadie perturbase el descanso
eterno de su dueña.

Imagen 6: Sabueso descubierto a la entrada de la mastaba 3507 atribuida a la reina Her – Neith.

Conclusión

A modo de conclusión podemos concluir que el reinado de Djer puede parecer


más complejo de lo que a simple vista es si atendemos a que es uno de los primeros
gobernantes que reinaron sobre un Egipto unificado pero que si se investiga
profundamente podríamos escribir páginas sobre él. Fue el primer gobernante egipcios
después de la unificación del que tenemos constancia de campañas militares más allá
de los límites territoriales egipcios, llevó a cabo una gran obra majestuosa como fue su
complejo mortuorio en donde podemos encontrar el considerado primer esfuerzo de
momificación y en fin todas las atribuciones mencionadas en cada uno de los
apéndices ya analizados que hacen de este gobernante uno de los más relevante de la
Historia del Egipto faraónico.

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Notas
1
Para más información acerca de los ‘’Nueve Arcos’’ véase ‘’Diego Espinel,
Daniel (2006). Etnicidad y territorio en el Egipto del Reino Antiguo. Bellaterra:
Universitat Autònoma de Barcelona. Págs: 129 - 132. ’’
2
Un análisis más pormenorizado sobre la cultura del Grupo A nubia nos lo
ofrece ‘’Ki – Zerbo, Joseph (2011). História General da África 1. Metodologia e pré-
história da África. Brasilia: Unesco. Págs: 822 – 824. ‘’
3
Sobre la evolución de los enterramientos reales desde la época tinita hasta el
Imperio Antiguo consultase ‘’Pérez Largacha, Antonio (1998). Egipto en la época de las
pirámides. Alianza Editorial: Madrid. Págs: 123 – 131.

Bibliografía

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Cambridge University Press.

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-González, Luis (2011). Todo lo que desea saber sobre el Antiguo Egipto. Madrid:
Ediciones Nowtilus, S.L.

-Grimal, Nicolás (2004). Historia del Antiguo Egipto. Madrid: Ediciones Akal.

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Salamanca.

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-V.V.A.A. (2004). Egypt at its origins. Leuven: Peeters en Departement Oosterse


Studies.

Referencias de ilustraciones

1. Etiqueta de marfil incisa: ‘’V.V.A.A. (2004). Egypt at its origins. Leuven: Peeters en
Departement Oosterse Studies. Página: 933 ‘’

2. Inscripción de Gebel Sheikh Suleiman: ‘’Mokhtar, G (1995). General history of Africa.


London: Heinemann. Página: 249 ‘’

3. Tumba O Djer: ‘’V.V.A.A. Ancient Egypt Transformed: The Middle Kingdom. Página:
251. ‘’

4. Brazalete ornamentado: V.V.A.A. (2004). Egypt at its origins. Leuven: Peeters en


Departement Oosterse Studies. Página: 597. ‘’

5. Brazo cubierto de lino: Aufderheide, Arthur C. (2003). The scientific study of


mummies. Cambridge, UK: Cambridge University Press. Página: 223. ‘’

6. Sabueso mastaba 3507 Saqqara: ‘’Rice, Michael (2006). Swifter Than the Arrow: The
Golden Hunting Hounds of Ancient Egypt. Londres: I.B. Tauris. Página: 46. ‘’

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