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Lectura: Bouvard y Pécuchet (I-V)

Una perfección global de la literatura.

Gustave Flaubert (1821-1880) fue un novelista francés del siglo XIX, reconocido por la

perfección de su estilo y la descripción armoniosa de la realidad y sus personajes. Es el

autor de varias novelas como: Madame Bovary (1857), Salambó (1862), La educación

sentimental (1869), La tentación de San Antonio (1874), Bouvard y Pécuchet (1881), entre

otras.

Ésta última es catalogada como su propia autobiografía, la expresión de su pensamiento y

de su sentido crítico. En ella plantea una duda irónica y una expresión de escepticismo

frente al pensamiento humano y la ciencia.

Bouvard y Pécuchet son oficinista que, cansados de su trabajo y de una ciudad sin mayores

oportunidades, aprovechan una situación de herencia monetaria para dirigirse al campo y

empezar una nueva vida como grandes señores.

A lo largo de la novela tienen diversos intereses, como: la agricultura, la jardinería, la

preservación de la comida, la química, la anatomía, la medicina, la biología, la geología , la

arqueología, la arquitectura, la historia, la mnemotecnia, la literatura (incluyendo el

drama, la gramática y la estética). Los cuales quieren conocer y llevar a cabo a la

perfección. Cosa que no sucede, pues la ambigüedad de ciertas teorías y técnicas las hace

imperfectas y también porque el uso de las mismas no es adecuado en todo caso.

Representando uno de estos se encuentra la creación literaria, resultado de la lectura de

diversos autores, de su crítica hacia éstos y de su deseo de construir perfección en el arte.

Por ello, buscan encontrar un sistema de bases que les señale un camino hacia la escritura

de la mejor obra posible y la garantía de su éxito.


Esta forma de ver la creación literaria es, en cierto modo, arbitraria y algorítmica. En

primer lugar los escritores no deberían verse obligados a cumplir modelos específicos en su

totalidad, en cambio para realizar su actividad artística pueden hacer uso de ciertas

generalidades que les sean necesaria en la construcción de su obra. Además, especificar

cuál es la receta del éxito limitaría al escritor, puesto que los propósitos máximos de su

creación serían la ganancia y el reconocimiento.

En cuanto al algoritmo planteado, está claro que representa una serie de conceptos y de

acciones como generar gusto, plasmar belleza, perfección y tener un estilo específico. Sin

embargo esta empresa se ve destinada al fracaso a medida que los amigos entienden que

existe una gran ambigüedad en lo que se considera como agradable, bello, perfecto,

estilístico y admirable en la literatura.

De allí que Bouvard y Pécuchet encuentren problemas respecto al tema y gusto de este,

debido a que “la opinión de la gente de gusto es engañosa y el juicio del vulgo

inconcebible”. (Flaubert 164)

Así mismo, encuentran problemas con el estilo pues este depende de la utilización

cambiante de las palabras, para expresar diferentes cualidades o conceptos como: "Perro"

se realza con "voraces". "Vomitar" sólo se utiliza en el sentido figurado. "Fiebre" se aplica

a las pasiones. "Valentía" queda bien en verso”. (Flaubert 164-165)

Y con la belleza, puesto que “la condición primera de la belleza es la unidad dentro de la

variedad, ese es el principio”. (Flaubert 167) Siendo esta definición problemática, porque lo

excepcional no siempre será bello.

En suma, la creación de una "literatura con perfección global" es una empresa que se

encontrará con muchas ambigüedades en su proceso, por tanto pondrá al escritor en jaque y

hará que se cuestione el objetivo que se ha propuesto. Sin embargo, la limitación de los
géneros y de obras consideradas como máximas hace que los escritores quieran alcanzar el

ideal de especificidad y de reconocimiento. Estas exigencias por parte del "canon" literario

también siembran una preocupación por la perfección.

Frente a estas problemáticas, se llega a la conclusión de que el escritor como agente

creativo debe encontrar, según sus ideologías, ideas, cultura, costumbres, sociedad, entre

otros; un punto central del cual pueda partir para generar un tema y un estilo en su obra y

considerarlo como adecuado. Con esto, se entiende que el escritor debería hacer un

reconocimiento interior de su propia idea de perfección para luego relacionarlo con factores

externos como el género y el gusto. Así mismo puede hacer el proceso contrario, tomado en

cuenta ciertos aspectos de un género y relacionarlos con sus ideas.

Bibliografía

Flaubert, Gustave. Bouvard y Pécuchet. Madrid: Ediciones Cátedra, 2011. Impreso.

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