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jueves, 22 de enero de 2009

Los Principios de la Defensa Personal por Jeff Cooper

Algunas personas atacan a otras. Nos guste o no, es un hecho. Siempre fue así y no
cambiará.

El número de psicópatas en una población dada, varía ampliamente, pero para simplificar
podemos tomar que sea uno cada cien, y no erraremos por mucho. Aproximadamente una
persona de cada cien iniciara, bajo ciertas circunstancias, un ataque violento sobre otra,
quebrantando la ley, por razones que serán suficientes para él en ese momento.

Tome a la población masculina activa de su ciudad, divídala por cien y tendrá un número
bastante cercano al número posible de contactos que podría llegar a tener con gente
dispuesta a romperle la cabeza. No es pertinente discutir la matemática de este
cálculo. Quizás sea erróneo para su lugar en este momento. Pero cualquiera que este atento
al ambiente que lo circunda sabe que el peligro de un ataque existe, y que existe en
cualquier tiempo y lugar. La policía, por cierto, puede protegerlo del solo ocasionalmente.

El autor asume que el derecho a la legítima defensa existe. Algunas personas no. Este libro
no es para ellas. Es para aquellos que sienten que cualquiera que elija atacar físicamente a
otro ser humano, lo hará bajo su propio riesgo. En algunas jurisdicciones se sostiene que la
victima de un ataque debe, ante todo, tratar de escapar. Este es un bonito consejo legalista,
pero muy a menudo, tácticamente es un consejo sin sentido. Para el momento que uno a
intentado todos los medios para evadir el ataque, puede ser muy tarde para salvar su vida.

Las leyes varían, y no pueden ser memorizadas enciclopédicamente; en cualquier caso, no


estamos aquí para discutir jurisprudencia, sino supervivencia. Si uno esta vivo después de
un ataque, asumiremos que él esta mucho mejor que si no, aun si después tuviera que
enfrentar acciones legales.´
El delito violento solo es posible si sus victimas son cobardes. La victima que resiste hace a
todo el “negocio” poco practico. Es verdad que una victima que se resiste puede sufrir por
eso, pero una que no resiste, casi con certeza que sufrirá por eso, Y sufrimiento o no, el que
resiste conserva su dignidad y autoestima. Cualquier estudio de las atrocidades que
sucedieron en años recientes: Starkweather, Speck, Manson, Richard Hickcok y Carl Smith,
entre otros, muestra de inmediato que las victimas debido a su terrible ineptitud y cobardía
virtualmente ayudaron en sus propios asesinatos. (“No los hagas enojar, Martha, así no nos
lastimaran”) Un hombre que se aprecie de tal no puede someterse a amenazas. Pero muchos
hombres que no son cobardes, simplemente no están preparados para actos de salvajismo.
Ellos no han pensado en eso (por increíble que parezca esto a quien lee el diario o escucha
las noticias) y simplemente no saben que hacer.

Cuando ellos miran directo a los ojos de la depravación o la violencia, quedan atónitos y
confundidos. Esto se puede arreglar. Las “técnicas” de combate personal no son tratadas en
este trabajo. Las llamadas “artes marciales” (box, karate, el palo, la pistola, etc) son
estudios completos en si mismos y deben ser adquiridos mediante adecuados programas de
instrucción, entrenamiento y práctica.

Le convendría considerarlo a todo hombre y mujer físicamente apto. Pero el asunto de este
trabajo es más básico que la técnica, es un estudio en los principios que guían a la
supervivencia al enfrentar una violencia no provocada de parte de personas que están fuera
de la legalidad.

Táctica y estrategia están subordinadas a los principios de la guerra, así como el combate
defensivo individual esta subordinado a los siguientes principios de la defensa personal.

Principio 1: ATENCIÓN

“Un comandante puede ser perdonado por ser derrotado, pero no por haber sido
sorprendido” Esta máxima es de las primeras en ser asentadas entre los nuevos oficiales. Es
igualmente aplicable a los individuos que aspiren a un cierto grado de seguridad física
dentro de nuestra sitiada sociedad de hoy. La atención es, en cierto grado, un rasgo
inherente de la personalidad, pero sin embargo puede ser aprendido y mejorado. Una vez
que aceptemos que nuestro prosaico y familiar entorno es, de hecho, peligroso,
automáticamente afilaremos nuestros sentidos.

Las reglas son inmediatamente evidentes

Sepa que hay detrás de él y preste atención a cualquier cosa que este fuera de lugar. Es
evidente que la dirección de ataque más probable sea desde atrás. Este alerta a esto.
Desarrolle “ojos en la nuca”. Eric Hartmann, El piloto alemán de la segunda guerra
mundial, y que sin dudas fue el mas grande piloto de combate de todos los tiempos (1405
misiones de combate, 352 victorias confirmadas), sentía que había sobrevivido a causa de
una “nuca súper sensitiva”; y por el contrario, decía que el 80 % de sus victimas nunca supo
que estaba en el mismo cielo con ellos.
El combate aéreo no es lo mismo que la defensa personal, pero el principio aplica. La gran
mayoría de las victimas del delito violento son tomadas por sorpresa. El que anticipa la
acción, gana. El que no, pierde. Aprenda de la experiencia de otros y no deje que lo
sorprendan. Hágalo como un juego. Haga un grafico. Cada vez que alguien puede
acercarse a usted sin su conocimiento, marque una X. Cada vez que vea a alguien acercarse
antes que él lo vea, marque una O. Mantenga las “O” delante de las “X”. Un mes sin “X”
establece la formación de hábitos correctos.

Observe a un gato. Es difícil sorprenderlo. ¿Por qué? Naturalmente su oído superior es


parte de la respuesta, pero no toda. Se mueve bien, usando sus sentidos por completo. Él no
esta preocupado con cosas sin importancia. No esta pensando en su trabajo, o su imagen o
en su impuesto a las ganancias. Pone las cosas importantes primero, su seguridad física
sobre todo.

Haga lo mismo. Están los que objetaran el humor que genera este consejo. Se quejaran que
ellos no quieren vivir “de esa manera”. No están obligados a ello. Pueden rendirse. Pero es
un mundo salvaje, y si uno quiere desenvolverse en el, debe acomodarse a el.

Cualquier cosa fuera de lugar puede ser una señal de peligro. Ciertamente, cualquier
desconocido que se acerque a su hogar debe ser mirado de reojo. En el 99% de los casos,
será alguien inofensivo, ¿pero estará usted preparado para ese 1% que no lo es? Ciertas
cosas son obvias: un auto desconocido estacionado por largos periodos de tiempo con gente
en su interior que no se baja, un auto que mantiene una distancia constante detrás suyo,
aunque varíe la velocidad, jóvenes en grupos, sin mujeres, que están en un lugar sin hablar.

Estas cosas deberían encender una primera alarma en cualquiera, pero existen muchas otras
señales a ser leídas por alguien atento.

 Cualquiera que se sobresalte a su paso, debe ser explicado. Cualquiera que lo este
observando atentamente, debe ser explicado.

 Cualquiera cuyo comportamiento parece estar dirigido a usted, debe ser explicado. Si la
explicación no lo satisface, este listo para tomar una acción defensiva apropiada. Una
trampa de uso común entre los delincuentes es lograr el ingreso a la vivienda con falsos
argumentos.

 Cualquiera pude decir que es un plomero o un inspector de uno u otro tipo. Muchas veces
es poco práctico el verificar credenciales, pero siendo consciente que las credenciales
pueden ser fácilmente falsificadas, uno esta suficientemente protegido de cualquier
sorpresa.
Alguien fuerte solo debe estar atento, el débil deberá tomar mas precauciones. En la calle,
no deje que ningún extraño tome su mano. Permitirle a un potencial atacante que obtenga
un agarre firme de su mano derecha, es darle una posible y fatal ventaja.

Use sus ojos. No entre en áreas desconocidas que no pueda mirar primero. Haga un habito
de doblar las esquinas separado de la pared, use los vidrios de las vidrieras para obtener
visión trasera, y tenga algo sólido atrás suyo cuando haga una pausa.

Todo esto puede sonar excesivamente furtivo y melodramático, pero aquellos que han
cultivado lo que podríamos llamar un enfoque táctico de la vida, no lo encuentran ni
problemático ni conspicuo. Y así como ponerse el cinturón de seguridad, un salvavidas, o
tener unos matafuegos es reconfortante, aun cuando no sea necesario. No es necesario decir
siquiera, que ninguna persona abrirá la puerta de su casa sin saber quien llama. Si su
entrada no permite una evaluación visual del que llama, cámbiela.

Las estadísticas pueden decir que es pequeña la posibilidad de que una amenaza este
esperando afuera, pero las estadísticas serán de poco consuelo después que descubra que su
caso es la rara excepción.

Las anteriores sugerencias solo son ejemplos tomados al azar en los cuales el principio de
atención es puesto de manifiesto. Las situaciones son incontables y es imposible hacer
recomendaciones específicas para cubrirlas todas.

Lo esencial es tener en mente que los problemas pueden aparecer en cualquier


momento. Este preparado. Este alerta.

Principio 2: DECISIÓN

Es difícil para un hombre domesticado el cambiar en un instante a uno que puede tomar una
acción rápida y decisiva para enfrentar una emergencia violenta.

Para la mayoría de nosotros no es común tener emergencias violentas-especialmente


aquellas que solo pueden ser resueltas por el uso de la fuerza y la violencia de nuestra parte
y esas emergencias requieren un esfuerzo mayúsculo de voluntad para transformarnos de
gallinas en halcones.

La decisión, como el estar alerta, es en cierto grado una característica personal, pero al
igual que la atención, puede ser acentuada. En el combate formal esta es suministrada o
debería serlo por ordenes apropiadas del comando. En los casos de defensa personal, debe
ser auto-generada, y ese es el problema.

Cuando “la bola empieza a correr” cuando es evidente que enfrenta un ataque físico
violento su vida dependerá de que tome un curso de acción correcto y lo lleve a cabo sin
dudar ni desviarse.
 No puede haber vacilación.
 No hay tiempo.

Ponderar el tema sea posiblemente perecer. Y es importante recordar que la acción


específica que usted decida es, dentro de ciertos parámetros, menos importante que el vigor
con que la ejecute. La dificultad es que el curso de acción correcto cuando uno esta bajo un
ataque, usualmente es contratacar.

Esto funciona al revés de nuestro normalmente civilizado comportamiento, y tamaña


decisión es bastante difícil de alcanzar aun para una persona decisiva. A falta de
experiencias personales, las que la mayoría de nosotros preferirá no amasar, la mejor
manera de cultivar esa decisivamente táctica decisión es a través de la hipótesis: “Que
haría yo si...”pensando tácticamente, podremos arribar a soluciones tácticas correctas, y la
practica –aun la practica teórica- tiende a producir confianza en nuestras soluciones, las
cuales a su vez, hacen mas fácil y mas rápido, llegar a una decisión.

La ley inglesa común, la fuente de nuestro sistema judicial, sostiene que usted puede usar la
fuerza y la violencia necesaria para prevenir que un atacante le infrinja la muerte o lo hiera
gravemente o a su esposa, o a su hijo, o a cualquier otro inocente. Usted no puede perseguir
a su atacante con intención de matarlo, ni tampoco puede dar un golpe innecesario, pero si
alguien esta tratando de matarlo, usted esta justificado en matarlo para detenerlo, si no hay
otra manera de hacerlo. Esto esta puesto aquí de la manera más simple posible y como la
ley es eminentemente razonable, los aspectos legales de la defensa personal no deberían
detenernos al formular una decisión defensiva apropiada.

Debemos estar seguros que nuestro atacante quiere matarnos o mutilarnos, que es
físicamente capaz de hacerlo, y que no podremos detenerlo sin “bajarlo”. Estas condiciones
pueden certificarse en un instante. Entonces podremos proceder (a propósito: la violación
es considerada generalmente una “herida grave” en este asunto. Un hombre que claramente
intenta una violación, puede ser herido o muerto para evitar que cumpla su cometido, si
ninguna otra acción fuera suficiente) Entonces, cuando esta bajo un ataque, es necesario
evaluar la situación y decidir instantáneamente un curso de acción apropiado, para ser
llevado a cabo inmediatamente, con toda la fuerza que sea capaz. Aquel que duda,
realmente esta perdido.

 No lo medite.
 No se demore.
 Sea decisivo.

Principio 3: AGRESIVIDAD

Cuando nos defendemos no somos nosotros quienes iniciamos la violencia. Debemos


garantizarle a nuestro atacante la gran ventaja de dar el primer golpe, o al menos que
intente hacerlo. Pero de allí en adelante podemos devolverle la atención con lo que
idealmente seria una violencia aplastante. “La mejor defensa es un buen ataque.”

Esto es verdad, y debido a que no podemos aplicarlo estrictamente a una conducta de


defensa personal, podemos proponer un corolario: “La mejor defensa personal es un
contrataque agresiva”. Aquellos que no entienden de lucha sugerirán que el número, el
tamaño, la fuerza o el armamento, pueden invalidar esta instrucción. Insistirán que el
agresor no atacara a menos que tenga una decisiva ventaja de fuerza.

Es posible, pero de ninguna manera es siempre o aun usualmente cierto. Considere el caso
Speck, en el cual las victimas excedían en número al asesino en la proporción de 8 a 1.
Ellos disponían de mas fuerza de la necesaria para salvar sus vidas, pero solo si hubieran
dirigido esa fuerza violenta y agresivamente contra el asesino. No lo hicieron. Existen
incontables ejemplos.

La victoria de una explosiva respuesta por un sujeto obviamente más débil contra una
fuerza superior es fácil de ver en mundo animal.

Un Poodle corre a un ovejero alemán fuera de su propiedad. Un pequeño pajarito espanta a


un halcón merodeador. Un wolvering de 25 Kg. Espanta a una manada entera de lobos de
una presa que tardaron horas en llevar a cabo. La agresividad conlleva con ella un
incalculable margen moral en cualquier combate, ofensivo o defensivo. Y el hecho que el
asaltante no espera agresividad de parte de su victima, usualmente lo toma desprevenido. Si
la posible victima esta armada, la habilidad se convierte en un factor más crítico que el
número de atacantes.

Un hombre con un arma de puño confiable y poderosa y que este altamente calificado en su
uso, puede arruinar un ataque de un pelotón de rifles torpemente montado si toma la
iniciativa de una manera agresiva e instantánea. Por supuesto, este tipo de habilidad es rara,
aun (o quizá deba decir especialmente) entre nuestros protectores uniformados, pero puede
adquirirse.

Se han hecho grandes avances en años recientes en la teoría de la defensa con armas cortas.
Los resultados están disponibles para quien sepa apreciarlos. Pero nunca asuma que
simplemente por tener un arma eso hace de usted un tirador. Usted no este más armado por
llevar una pistola como no es un músico por poseer una guitarra. En un caso resiente, un
alumno mío fue asaltado por cuatro hombres armados con revólveres mientras guardaba su
auto en su casa después de volver de una fiesta que termino tarde. Un poco fuera de
practica, él violo (o solo olvido) todos los principios de la defensa personal meno uno, y ese
fue el de el principio de agresividad.

Al primer disparo, se tiro al piso con una rápida y pesada carga de fuego de su parte
(veintidós disparos en menos de veinte segundos) de tal forma que sus posibles asesinos
entraron en pánico y huyeron. Él hizo el mal la mayoría de las cosas, pero su reacción
explosiva al ataque ciertamente salvo su vida. Ahora, ¿cómo cultivamos una respuesta
agresiva? Creo que la respuesta es indignación. Lea los diarios.

Vea las noticias. Esa gente no tiene derecho a victimizar a ciudadanos inocentes. No tienen
derecho a ejercer violencia sobre usted. Ellos son malas personas y usted esta totalmente
justificado en quejarse por su comportamiento al punto de enfurecerse por eso. Su
respuesta, si es atacado, no debe ser de temor, debe ser de ira.

Estas dos emociones se encuentran muy cerca entre si y tranquilamente puede convertir una
en la otra. En este punto su vida pende de su habilidad de bloquear todo pensamiento del
peligro en que se encuentra, y concentrarse totalmente en la destrucción de su enemigo.

La ira le permitirá hacerlo. La anciana que espanta a un ladrón armado pegándole con su
bolso es ira, bien por ella !Lo antedicho no es obviamente la actitud aprobada en los
círculos sociales actuales¡ Eso no tiene importancia. Lo que importa aquí simplemente es la
supervivencia.

Después de haber hecho arreglos para nuestra supervivencia, podremos discutir sociología.
Si alguna vez tiene la mala fortuna de ser atacado, estar alerta le dará una pequeña
advertencia previa, la decisión le dará un posible curso de acción, y si ese curso de acción
es contratacar, llévelo a cabo con todo lo que tenga… Indígnese. Enójese. Sea agresivo.

Principio 4: VELOCIDAD

La velocidad es la esencia misma de cualquier forma de combate, desde un match de


esgrima hasta la guerra de los seis días (la falta de velocidad es lo que la historia dirá fue la
causa por la que perdimos en Vietnam) Napoleón dijo: “podré perder una batalla, pero
nunca perderé un minuto” La defensa personal acelera mas las cosas.

Debemos decir: “Quizá pierda esta pelea, pero no perderé este segundo!” Aparentemente
una fuerza aplastante no es importante si no es llevada a cabo antes que el atacante. En
nuestro Viejo oeste decían “hazle a los otros lo que quieran hacerte, pero hazlo primero”
Amen. Aquí otra vez decimos que este ensayo trata solo con la defensa y ni la ley ni la
moralidad justifica que dejemos plano a alguien en el piso porque pensamos que podría
atacarnos.

Sin embargo, en el mismísimo momento que sabemos que nuestro asaltante intenta
provocarnos un daño físico serio, debemos trabajar tan rápido como podamos. Si ya nos ha
disparado, debemos dispararle y pegarle antes que él pueda disparar nuevamente. Si nos
esta amenazando con usar la fuerza contra nosotros, tenemos la ventaja del tiempo de
reacción sobre él. La apuesta de la defensa personal es su propia vida. Usted no puede
permitirse jugar bajo reglas “deportivas”. Sea rápido, no justo. Haga trampa, ningún referí
detendrá el juego.
La pelea perfecta es aquella que termina antes que el perdedor entienda realmente que es lo
que esta pasando. La defensa perfecta es un contraataque que tiene éxito antes que el
asaltante se de cuenta que ha mordido mas de lo que puede masticar. Por lo tanto, si usted
es atacado, ataque inmediatamente, Sea fulminante, sea rápido. La velocidad es su
salvación.

Principio 5: SERENIDAD (referente a las armas de fuego = PRECISIÓN)

Usted debe mantener su cabeza. Si pierde la serenidad bajo un ataque mortal,


probablemente no sobreviva para dar excusas, así que no se moleste en improvisar
ninguna... solo mantenga su cabeza.

La ira, mientras sea controlada, no es impedimento para la eficiencia. Autocontrol es algo


que los psicópatas usualmente no poseen. Use el suyo para su perdición. Si usted contrataca
con sus manos, úselas cuidadosamente (recuerde que un golpe con su puño en la cabeza de
su enemigo, usualmente arruinará su mano.

Un dedo en el ojo es mas fácil, seguro y seguramente mas decisivo) Si improvisa un arma
con objetos que tenga a mano, úselos de manera de causar daño sin perderlos o romperlos.
La punta de la mayoría de las armas improvisadas, desde paraguas hasta atizadores, son
usualmente mas efectivos que los bordes, y pueden ser usados mas sorpresivamente y sin
exponerse que durante un golpe con estos últimos. Una punta roma debe ser dirigida a la
cara o la garganta. Hágalo cuidadosamente, tranquilamente y fuerte.

El arma defensiva ideal es la pistola de servicio, sin embargo una escopeta puede superarla
para defensa del hogar, si tenemos tiempo suficiente. Si tiene la buena fortuna de tener
acceso a cualquier tipo de arma cuando es atacado, recuerde que cualquier arma es tan
buena como su habilidad para mantener su cabeza y dispararla con certeza.

Mi alumno mencionado en el Capitulo Cuatro, no disparo con cuidado, y sobrevivió en


gran medida por pura suerte, pues sus atacantes dispararon tan descuidadamente como él lo
hizo. Pero no podemos contar con la mala puntería de nuestros enemigos. Los sicópatas son
usualmente, malos tiradores, pero no siempre. Clyde Barrow era muy bueno.

Otro alumno mío lo hizo mucho mejor: Para empezar, escuchó al auto de los asesinos en el
rocío del amanecer. Él estaba alerta aún a esa hora temprana. Ya inmediatamente estaba de
pie, pistola en mano. A través de las persianas vio a dos hombres acercarse rápidamente
hacia su puerta, uno con una escopeta y el otro con una pistola ametralladora. Él decidió
que ese tipo de visita, con ese equipamiento y a esa hora no necesitaba mayores
explicaciones. Abrió sorpresivamente la puerta y se puso a trabajar, se recordó permanecer
calmo y disparar con precisión. Los dos asesinos murieron sobre sus pasos, el dueño de
casa recibió seis perdigones en su pierna. Los atacantes superaban en número y en poder de
fuego a su victima, pero fueron derrotados y destruidos por un hombre que hizo todo bien.
Cuando un policía entrenado con mucho dinero de una gran ciudad yerra seis tiros a un
delincuente a poco mas de tres metros (y no piense que esto no sucede) su falla no es
debido a su inhabilidad técnica de acertarle a un blanco de ese tamaño a esa distancia, ya
que ha demostrado en el polígono que puede hacerlo. Su falla, y a menudo su consecuente
muerte, es debido a su falta de concentración en su puntería, la perdida de su serenidad.

La habilidad de permanecer sereno bajo presión es más fácil para algunas personas que para
otras. Pero de ninguna manera esta fuera del alcance de cualquiera, de hecho es la primera
aptitud de un hombre que Kipling pide en su inmortal poema “If”. Queda ilustrado
maravillosamente cada vez que un jugador de fútbol americano calmadamente elige y pasa
la pelota a otro jugador bajo la amenaza de quinientos kilos de músculos rápidos como
gatos y duros como roca a solo unos pasos de distancia.
Es un tema de voluntad.

Si usted sabe que puede y debe mantener su cabeza, probablemente mantendrá su cabeza.
Para entrenarse uno mismo para hacer esto requiere cierta dedicación. Ciertos tipos de
deportes son excelentes: por supuesto fútbol americano en particular. Navegar, volar,
carreras de autos y alpinismo son buenas también. Pero en mi opinión la mejor forma es a
través de la caza de medianos y grandes animales y un hombre que la ha conquistado, se
puede garantizar que disparara cuidadosamente bajo presión. Aunque es cierto que un
ciervo no contestara el fuego, esto es menos importante de lo que a primera vista puede
suponerse. Si no acierta su disparo, el ciervo desaparecerá enseguida, y por extraño que
parezca, el temor de fallar deportivamente usualmente es mayor que el miedo a la muerte.
Este sorprendente punto es fácil de probar:

El tirador de pistola promedio trabaja y entrena mucho mas duro para ganarse una pequeña
copa de bronce que lo que el policía promedio trabaja y entrena para adquirir una habilidad
que podría salvar su vida. No todos los cazadores se reciben: Los bosques están llenos de
gente camuflada y con chaquetas rojas. Pero el tirador/cazador realmente experto es un muy
buen hombre para tener de su lado. Bajo cualquier tipo de ataque, manténgase calmado. Y
si debe disparar, dispare con precisión.

Principio 6: SEA DESPIADADO

Cualquiera que intencional y maliciosamente ataca a otro sin causa suficiente, no merece
consideración. En tanto preceptos morales y legales se imponen contra la llamada
“sobrerreacción”, estamos totalmente justificados en valorar más la vida y la persona de
una victima, que la vida del funesto agresor. El atacante debe ser detenido. De una vez y
completamente. Quien es, porque eligió ser un delincuente, sus antecedentes sociales, su
motivación ideológica o psicológica y la magnitud de las heridas en que incurrió como
resultado de sus actos: todo eso podrá ser considerado en algún momento mas adelante.
Ahora, nuestra principal preocupación es permanecer vivos. Deje que el atacante se
preocupe por su propia vida. No se detenga. Golpee hasta que no sea capaz de tomar otra
acción en su contra, pero vea que ha sido detenido. La ley le prohíbe que tome venganza,
pero le permite prevenir. Las acciones que usted tome para prevenir mas ataques del
delincuente, mientras este sea capaz de atacarlo, son justificadas. Solo este seguro, no se
detenga por creer que ya es “suficiente”. Él puede matarlo.

Un hombre armado, especialmente si esta armado con un arma de fuego, es peligroso


mientras este consciente. No corra riesgos. Póngalo fuera de combate. Si debe usar sus
manos, úselas con toda la fuerza que posea. Golpearlo débilmente por miedo a herirlo, lo
pondrá efectivamente más furioso y como ya ha mostrado su intención de matarlo, se
esforzara aun mas ahora que le ha dado un golpe doloroso pero no decisivo. Si usted opta
por golpear, por lo que mas quiera, golpee fuerte. Esto también se aplica cuando
disparamos. Si se justifica que dispare, se justifica que mate en todas excepto algunas
circunstancias obvias. No trate de impresionar. Dispare al centro de la masa. El mundo esta
lleno de gente decente.

Podemos vivir sin delincuentes. Demasiado seguido escuchamos –especialmente de ciertos


voceros policiales quienes, me parece, deberían conocer mejor el tema- que ante el hecho
de ser victimizado, la victima no debería ofrecer resistencia, por temor a enojar al asaltante.

Quizá deberíamos ignorar el pedido de cobardía hecho aquí. La palabra “Honor” puede, en
efecto, ser una palabra obsoleta, así que consideremos solo los resultados. Los invitados a
la fiesta de Sharon Tate no resistieron. Los Starkweather no resistieron. Los La Bianca no
resistieron. Mitrione no resistió.

La próxima vez que un “experto” me diga que no me resista, podría ponerme insultante.
Aparte de las posibilidades que de todas maneras usted puede ser asesinado aunque su
someta a las amenazas, parecería –especialmente en la permisiva atrocidad del mundo de
hoy- que quizá sea su deber social resistir.

La ley parece absolutamente poco dispuesta a desalentar el delito violento. El psicópata que
lo ataque tiene poco que temer, en este momento, ya sea de la policía o de las cortes. El jefe
de policía de Washington DC ha puesto por escrito que “El mayor y real riesgo que un
asaltante enfrenta es la posibilidad que su victima este armada y pueda dispararle al
delincuente” (U.S. News and World report, 8 de diciembre de 1969, página 35)

El significado es claro. Si el delito violento no es enfrentado, es solo la posible victima


quien puede hacerlo. El delincuente no le teme a la policía, ni tampoco al juez o al jurado.
Entonces a lo que debe aprender a temerle es a su victima. Si un criminal lo ataca y sigue
viviendo, razonablemente concluirá que puede hacerlo nuevamente. Al someterse a él,
usted no solo arriesga su vida, sino que también pone en peligro la vida de otros. El primer
hombre que se resistió a Starkweather, después de once asesinatos, lo venció fácilmente y
sin salir herido. Si ese hombre hubiera sido el primero en ser acosado, once personas
inocentes podrían estar vivas. El “cuidado” que se les da a los asesinos nos ha llevado a una
encrucijada. Si es realmente una política justa y astuta ( y podemos tener serias razones
para dudarlo) dejémoslo al sistema judicial.
Cuando su vida este en peligro, olvídelo. Si se llegara a encontrar usted bajo un ataque
mortal no sea amable, sea recio. Sea duro. Sea despiadado.

Principio 7: SORPRESA

Este esta puesto último a propósito, ya que la sorpresa es el primer principio del combate
ofensivo. Sin embargo, el privilegio de dar el primer golpe es un lujo que usualmente
debemos otorgarle a nuestro atacante, así que en cierto sentido no puede haber sorpresa
estratégica en la defensa. Pero esto no significa que el defensor no pueda alcanzar una
sorpresa táctica. Haciendo lo que nuestro asaltante menos espera que hagamos, podemos
sacudirlo completamente.

Como hemos visto, lo que él menos sospecha es un violento e instantáneo contrataque, así
que el principio de agresividad esta muy ligado al de sorpresa. Un cómico episodio de una
película muestra a un cajero de banco debatiendo la escritura de una nota que le pasa un
ladrón por su ventanilla. Todo el asunto cambia de ser un robo a una discusión de si el
dinero debe entregársele aun con una nota tan mal escrita. Muy poco probable, por
supuesto, pero estimulante.

Lo inesperado es desconcertante. Un delincuente desconcertado esta momentáneamente


menos a cargo de sus pensamientos que en el momento justo antes o justo después. En ese
momento, su victima puede dar vuelta la tortilla. Realmente, puedo señalar que en cada
defensa contra un ataque violento que yo conozca y haya tenido éxito –y he estudiado este
tema por espacio de tres décadas- El atacante fue totalmente sorprendido cuando su victima
no se acobardó.La velocidad, el poder, eficiencia y agresividad del contrataque varia
ampliamente, pero el mero hecho de su existencia fue el mas elemental componente de su
éxito.

Si usted tiene amigos en las fuerzas del orden, pídales que le cuenten la broma del “día de
los inocentes”. Es un poco salvajito para una publicación de este tipo, pero aclara el punto –
y es muy divertida- Su moraleja es la moraleja de este manual: El delincuente no espera que
su presa ofrezca pelea. Quizá nunca lo elija a usted, pero si lo hace, sorpréndalo.

Unas palabras finales


Este ensayo sirve a un propósito.
La combinación de la moderna ciencia médica y el estado de bienestar ha generado
condiciones de sobrepoblación y hastío, los cuales, incrementados por la creciente
población mundial, ha resultado en una incuestionable caída de la seguridad personal.

Antes de la segunda guerra mundial, uno podía pasear en parques y calles con casi ningún
riesgo – al menos no con mayor riesgo que el de manejar por una autopista. Una joven
mujer no necesitaba ser acompañada. Uno podía pedir ayuda en la calle con seguridad.
Encontrarse con otro cazador armado era ocasión para la camaradería en vez de un alerta
roja. Esto ya no es verdad. Hoy, y en un futuro previsible, el problema del riesgo personal
es mucho mas serio que hace tiempo.

Nuestra policía hace lo que puede, pero no puede protegernos en todo lugar ni todo el
tiempo. Demasiado a menudo ni siquiera pueden protegerse ellos mismos. Su propia
seguridad física depende de usted mismo, como siempre fue realmente. Los principios aquí
enunciados son el resultado de un gran trabajo de estudio y consulta, además de una buena
cantidad de experiencia propia.

Tómelo seriamente, ellos podrían salvar su vida. Existe siempre un elemento de suerte en
cualquier clase de conflicto, y yo no conozco ninguna manera de garantizar el éxito en
todas las instancias. Sin embargo, lo que si se, es que si la docena o mas de las victimas de
las atrocidades que se hicieron conocidas en todo el país en años recientes hubieran leído
este libro, y hubieran hecho caso a lo que leían, podrían haber sobrevivido a esos ataques.
Y además, un pequeño pero selecto grupo de escorias podrían no estar vivos hoy, rebotando
de corte en corte, costándonos dinero que podría ser mucho mejor empleado. General
George Patton decía a sus oficiales: “No se preocupen por sus flancos. Dejen que el
enemigo se preocupe por sus flancos”. Es tiempo que la sociedad deje de preocuparse por
el delincuente y deje que el delincuente empiece a preocuparse de la sociedad. Y por
“sociedad” quiero decir Usted.

Jeff Cooper

El ex-coronel marine Jeff Cooper revolucionó y modernizó las técnicas de tiro instintivo
(Point Shooting) en la década del 70, y retirado de la vida militar se dedicó a enseñar
seguridad y defensa personal a civiles, con muy destacado éxito.

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