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Las dos últimas décadas

en el estudio de la conformidad
y la influencia social
José Miguel Fernández Dols
Universidad Autónoma de Madrid

¿Cómo deben entenderse aquellas si- La manipulación clave de esta situa-


tuaciones en las que un grupo puede ción experimental radica, por supuesto,
hacernos modificar nuestros juicios ha- en el hecho de que todos los sujetos
ciendo incluso que incurramos en error? excepto uno —situado en los últimos lu-
Para responder a tal pregunta, Asch gares— están de acuerdo con el experi-
(1951, 1952) parte de dos presupuestos mentador para, en determinados ensa-
claves: la independencia cognoscitiva del yos, emitir sin titubeos juicios unánime-
sujeto y la concepción de que la cogni- mente erróneos.
ción social del individuo depende de un Los resultados del experimento des-
contexto que le permite establecer un crito parecen comprobar que, efectiva-
patrón de validación de 14 realidad. mente, existe una independencia cogniti-
Los estudios empíricos de Asch sobre va del sujeto en la elaboración de sus
el tema son bien conocidos: siete o nue- juicios pero sólo hasta cierto punto: las
ve individuos deben indicar, en una se- estimaciones erróneas de la mayoría pro-
rie de tareas perceptivas bastante senci- vocan juicios erróneos en un tercio de
llas y claras, cuál de varias lineas es igual las declaraciones de la minoría, aunque
a otra patrón. Como la tarea no tiene existían marcadas diferencias individua-
dificultades, todos los sujetos están de les.
acuerdo hasta que, de pronto, se produce Es importante tener en cuenta que,
un brusco desacuerdo entre el grupo para Asch, la clave de tales muestras de
—que establece un determinado juicio— conformidad no radican sino en una
y uno de sus miembros que disiente. El serie de características que configuran
sujeto disidente se halla, súbitamente, en lo que Sherif (1936) denominó como
una situación incómoda e incomprensible «marco de referencia»: un conjunto de
para él, ya que el juicio parece estar condiciones que determina el campo per-
claro; le quedan dos alternativas: acep- ceptivo del sujeto.
tar el juicio de la mayoría o mostrar su El efecto producido por Asch es dra-
disidencia en esta ocasión y en otras en mático e implica la imposición de la
que pueda ocurrir. conducta de un modelo (grupo) a un

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sujeto, proceso unidireccional igualmente meno forme parte de la elaboración mis-
atractivo para los teóricos del Aprendi- ma del marco de referencia. No se trata
zaje Social y para los de la Teoría del de observar si el sujeto elabora un patrón
Campo. De hecho, Asch se preocupa ante perceptivo a partir de una determinada
todo por subrayar las causas de la inde- información, sino de comprobar si emite
pendencia del individuo en el grupo, pero una respuesta «correcta o incorrecta ante
cuando se produce conformidad en con- un ítem por medio de unos criterios de
tra de lo que él mismo esperaba (Deutsch objetividad ya establecidos». La unidirec-
y Krauss, 1965; Moscovici, 1980) se cionalidad del proceso es evidente. La
produce un vacío explicativo que da jue- situación de conformidad pierde su ca-
go —especialmente durante los años cin- rácter de actividad cognitiva en términos
cuenta— a la aplicación del método de estructuración del medio y se con-
experimental de Asch desde visiones teó- vierte en una actividad meramente reac-
ricas distintas e incluso sin visión teórica tiva que acentúa un fenómeno ajeno a
alguna. los planteamientos iniciales de Sherif y
El planteamiento de Asch se consti- Asch.
tuye en referencia operacional común Ante tal panorama el propio Asch in-
para el estudio de la influencia. Como dica en 1961 que:
indica Eiser (1980), fueron los experi-
mentos de Asch los que establecieron el «Los efectos seleccionados para su estu-
dio generalmente han implicado poca sen-
término «conformidad» como un elemen- sibilidad hacia las condiciones percibidas.
to importante del repertorio explicativo Parecen mostrar que uno puede manipular
del psicólogo social. el juicio arbitrariamente, sean cuales sean
las circunstancias dadas. La principal con-
dición que los psicólogos han extraído de
LOS AÑOS CINCUENTA esta región es que uno puede inducir a las
personas a creer lo que los otros sin más
razón que la de que los otros lo creen...»
A pesar del éxito del procedimiento (Asch, 1961, pp. 150-151).
experimental, los psicólogos sociales
prestaron poca atención al modelo expli- Al comienzo de los años sesenta se
cativo del autor (Allen y Wilder, 1980), siente la necesidad de un estudio de los
que fue reinterpretado habitualmente con procesos de conformidad que integre una
connotaciones que recuerdan, a menudo, relación bidireccional entre el sujeto y el
los planteamientos de la escuela lewinia- grupo. Sin embargo, para comprender
na y el Grupo de Yale. cuáles van a ser las principales líneas de
Blake y Mouton realizan en 1961 una investigación durante la década de los
consideración global de los resultados de sesenta es preciso tener en cuenta algu-
la investigación sobre conformidad, fun- nas otras aportaciones importantes que
damentalmente durante la década de los matizan o perfeccionan los aspectos heu-
cincuenta. rísticos o teóricos del estudio de la con-
Es interesante observar cómo, según formidad. Se trata de los trabajos de
Blake y Mouton, son tres las característi- Deutsch y Gerard (1955) y Thibaut y
cas del material que elicitarían una mayor Kelley (1959).
conformidad: la dificultad de los ítems, El trabajo de Deutsch y Gerard su-
la carencia de indicios de validación aje- pone una matización a los estudios lewi-
nos a la propia conducta de los miembros nianos sobre las fuerzas que rigen la
del grupo y la presión hacia la conformi- interdependencia grupal. Para estos auto-
dad a las instrucciones. res existen dos tipos de influencia social
Los investigadores de esta década con- en experimentos como el de Sherif o el
ciben el marco de referencia como algo de Asch. La influencia social normativa
que se elabora para la interpretación de es «la influencia a conformarse a las
un fenómeno, sin que el propio fenó- expectativas positivas del otro»; «expec-
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tativas positivas» son aquellas cuyo cum- mo una cuestión de ceder ante una persona
plimiento «lleva o refuerza sentimientos más poderosa.»
positivos más que negativos». La influen-
cia social informativa es más bien la in- La Teoría del Intercambio va a plan-
fluencia «para aceptar la información tear uno de los modos de interpretación
obtenida del otro como evidencia sobre de la situación de influencia durante los
la realidad». Aunque ambos fenómenos arios sesenta (Nord, 1969) y posee, para
suelen, según Deutsch y Gerard, presen- el argumento del presente escrito, dos
tarse entrelazados, es posible conformar- aportaciones de interés: restablece la re-
se sin creer en lo que se hace y «aceptar lación bidireccional en el mantenimiento
las creencias del oponente como eviden- del orden social y tiene en cuenta la acti-
cias de la realidad aun cuando no se vidad cognitiva de los sujetos, aun cuan-
esté motivado a coincidir con él». do ésta sea solamente un supuesto inelu-
Deutsch y Gerard redescubren una ob- dible para la comprensión de la relación
servación de Asch: la influencia norma- de intercambio y no un objeto real de es-
tiva no es la única en la situación de tudio en las investigaciones empíricas de
conformidad, existe la influencia incluso estos autores (Morales, 1981).
si el sujeto no se halla normativamente
influenciado.
Sin embargo, tal puntualización va a LA INVESTIGACION
tener, sobre todo, importancia en la dé- EN LOS AÑOS SESENTA
cada de los sesenta, a partir quizá de su
difusión generalizada en el manual de La Teoría del Intercambio fue uno
Jones y Gerard (1967) y, sobre todo, de de los productos de la década de los cin-
la atención creciente que se presta al cuenta que, durante los arios sesenta, va
aspecto cognitivo de la influencia social a tener su momento álgido, ya que coin-
a partir de la Teoría de la Atribución ciden en la tarea los psicólogos, por su
(Heíder, 1958). propia dinámica de estudio, y los soció-
Más significativa de la actividad de logos, en los que:
esta década es la confluencia de John W. «... su rechazo del modelo consensual
Thibaut y Harold H. Kelley en la Teoría (...) lleva a reconsiderar algunas de las
del Intercambio (1), con su obra The cuestiones clásicas fundamentales de la teo-
Social Psycholbgy of Groups (1959). Se- ría social. Por ejemplo, la reconsideración
gún la versión de la Teoría del Intercam- del «problema hobbesiano del orden» en
el contexto de una renovada teoría utilita-
bio a cargo de Thibaut y Kelley, los ria (es decir, del intercambio)» (Buckley,
interactuantes procuran «negociar» con el 1970, pp. 205-206).
otro un patrón de conducta lo más bene-
ficioso posible. La influencia social des- Además, el modelo de intercambio re-
cansa en un adecuado control de la cibe un complemento teórico a partir de
conducta en términos de una economía la Teoría de la Atribución (Heider,
de refuerzos, economía en la que deben 1958). El propio Harold H. Kelley
participar voluntariamente —por interés (1967), uno de los padres de la Teoría
compartido— el sujeto influyente y el in- del Intercambio indica que:
fluido:
«En nuestro libro The Social Psychology
«El problema de B es reforzar la tenden- of Groups Thibaut y yo hemos hecho un
cia de A a actuar del modo deseado sin análisis de la dependencia (e interdepen-
hacer demasiado visible su dependencia res- dencia) en términos de resultados —outco-
pecto a A. Esto se hace apelando a un mes— (recompensas y costos). Dicho aná-
valor supraindividual (...); las normas se lisis supone que tendremos, en último tér-
basan en un acuerdo o consenso que reduce mino, la capacidad suficiente para medir
la necesidad de vigilancia (...) (y) reducen o establecer un índice del nivel de resulta-
el grado en que la sumisión se percibe co- dos (outcomes) de una persona. Propone-
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mos ahora que se haga un análisis similar En realidad, tanto la Teoría del In-
de la dependencia informacional (y la inter- tercambio como la Teoría de la Atribu-
dependencia). Y suponemos que en último ción se configuran en términos de hipó-
término los psicólogos proporcionarán un tesis normativas que han dificultado el
índice significativo del nivel de informa-
ción de la persona a lo largo de las líneas desarrollo empírico de los estudios sobre
generales sugeridas anteriormente» (Kelley, procesos de conformidad. Utilizo el tér-
1967, pp. 198-199). mino «hipótesis normativas» en el sen-
tido de que no se estudian directamente
En el caso de la dependencia y la in- los procesos cognitivos y conductuales
fluencia informacional, la pregunta clave implicados, sino unas «normas generales
para Kelley sería: «cuando una per- de actuación» que solamente se infieren
sona tiene la impresión de que algo res- indirectamente a partir de la conducta de
pecto a una entidad es verdad, ¿cómo los sujetos; de hecho, no se supera, es-
determina que su impresión refleja las trictamente hablando, el nivel de descrip-
propiedades inherentes de la entidad y ción de conductas aunque se infiere a
no sus propias características o alguna partir de él una serie de «reglas de con-
interacción peculiar con la entidad?» ducta» no regidas estrictamente por los
principios de la teoría.
La atribución del sujeto depende de
En el caso de la Teoría del Intercam-
la información que obtiene. La depen-
bio, Morales (1981) indica que:
dencia e influencia queda definida obje-
tivamente por los efectos de la informa- «... ofrece una serie de explicaciones plau-
ción del sujeto influyente sobre el influi- sibles sobre los fenómenos más importantes
do y, en términos subjetivos, por la de la interacción (...); sin embargo, no se
creencia —por parte del sujeto depen- la puede considerar como una teoría en el
diente— de que el sujeto influyente va sentido estricto de la palabra (...): los
conceptos fundamentales no se han opera-
a proporcionarle el mejor nivel de infor- cionalizado» (Morales, 1981, p. 220).
mación posible.
Toda situación que implique inestabi- Y, en el caso de la Teoría de la Atri-
lidad en la atribución del sujeto favore- bución, Eiser (1980) indica que:
cerá la conducta conformista que no es
sino una búsqueda de conductas consis- «... hemos llegado a una etapa en la que
tentes o consensuadas. Por lo demás, las ya no es útil, si es que lo ha sido alguna
vez, poner a prueba y "verificar" la teoría
características que proporcionan validez a de la atribución (...). Esto no supone afir-
un fenómeno son las mismas que la pro- mar que no se pueden derivar predicciones
porcionan a un sujeto influyente (cons- de una u otra versión teórica y someterlas
tancia, consenso, univocidad, etc.). Los a comprobación empírica, sino que la contri-
criterios de atribución de validez descri- bución más útil de la teoría de la atribucióin
ben «las distintas fuentes informativas ha sido proporcionar un marco heurístico
que una persona puede tener para una de trabajo para definir los procesos cogni-
creencia». tivos implicados en la percepción interper-
sonal. La investigación empírica debería fi-
Como se ve, la Teoría de la Atribu- jar su meta en la identificación de los
ción pretende salvar la dicotomía, no factores situacionales e individuales que
superada en la Teoría del Intercambio, afectan a tales factores» (Eiser, 1980, pá-
entre realidad objetiva —plano interac- gina 124).
tivo, conductual— y el plano referencial,
subjetivo, de los procesos de influencia Por lo demás, la necesidad de una
social. Mediante una serie de hipótesis consideración en términos de procesos
normativas supone cuál es la conducta ca- cognitivos y conductuales fue, en la dé-
racterística del sujeto que se conforma a cada de los sesenta, una exigencia de
nivel informacional, frente al sujeto que diversos autores que critican las deficien-
se conforma a nivel estrictamente con- cias conceptuales del estudio de la con-
ductual. formidad y los procesos de influencia

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social (Jahoda, 1959; Kelman, 1958, ría de la Atribución y, en general, para
1961; Willis, 1965; Hollander, 1965; todos los estudios que subrayan la inde-
Hollander y Willis, 1967). pendencia y utilización óptima de alter-
En este marco, dos autores elaboran nativas por parte de los sujetos en situa-
nuevas perspectivas en la consideración ción de influencia.
del problema: Stanley Milgram y Serge La experiencia de Milgram demuestra
Moscovici. Ambos publican sus trabajos que una cosa es tener en cuenta los as-
más conocidos en la década de los se- pectos cognitivos y conductuales de la
senta (Milgram, 1963, 1964, 1965) (Mos- situación de influencia, como en su mo-
covici et al, 1969), pero su influencia se mento los tuvo Sherif, y otra muy dis-
va a extender hasta la siguiente década tinta suponer que el sujeto es una enti-
con la publicación de sus trabajos ante- dad perfectamente diferenciada; un ente
riores en dos libros: Obedience lo Au- pensante que estudia sus posibilidades y
thority (Milgram, 1974) y Social Influen- decide, en consecuencia, tomando pers-
ce and Social Change (Moscovici, 1976), pectivas respecto a su entorno.
ambos traducidos al castellano. El sujeto concentra su atención en la
autoridad, reinterpreta la situación en
términos de la explicación implicita o
EL ESTUDIO explícita de la autoridad, etc. El sujeto
DE LA CONFORMIDAD entra en una dinámica conductual que
DURANTE LOS ULTIMOS desdibuja la relevancia del «sujeto calcu-
DIEZ AÑOS lador» de la Teoría del Intercambio y la
Teoría de la Atribución:
Los experimentos de Milgram sobre «Algunas personas interpretan la situa-
obediencia a la autoridad son, quizá, uno ción experimental como que el sujeto, de
de los planteamientos experimentales más un modo latamente racional, puede superar
controvertidos de la última década (vid., los valores en conflicto de la situación, pro-
p. ej., Miller, 1972). Como se sabe, se cesar los factores de acuerdo con algún
compararon las predicciones de psiquia- cálculo mental, y basar su acción en el pro-
tras y estudiantes y adultos de clase ducto de tal ecuación (...). Este análisis
media con los resultados reales de una ignora un aspecto crucial de la conducta
situación en la que se ordenaba a un iluminado por los experimentos. Aunque
sujeto, en un supuesto ejercicio de me- muchos sujetos tomen intelectualmente la
decisión de que no deberían administrar
moria, aplicar descargas a otro en un más descargas a las víctimas son frecuente-
rango que comenzaba con 15 voltios y mente incapaces de transformar su convic-
terminaba con 450 voltios. ción en acción» (Milgram, 1974, p. 148).
Resultó impresionante para la opinión
pública que, mientras la media predicha La obra de Milgram ha sido, sin duda,
fue que los administradores de descargas una influencia estimulante en el estudio
se detendrían a los 135 voltios, la reali- de la conformidad, pero no ha generado
dad fuera otra: los sujetos, a pesar de una línea de investigación explícita.
oír las quejas de la víctima, siguieron Los trabajos de Moscovici, sin embar-
administrándole descargas con unos va- go, sí han creado escuela en el seno de
lores medios que oscilaron (según la pro- la Psicología Social europea. En la in-
ximidad de la víctima) entre 270 y 405 troducción de su obra más relevante (So-
voltios. cial Influence and Social Change), Mos-
Existieron otras variaciones del diseño covici parte de un supuesto discutible:
original, pero lo que aquí nos interesa no el tratamiento del tema de la influencia
son las implicaciones metodológicas o éti- social se ajustaría a un modelo único
cas que implica el experimento de Mil- —«funcionalista»--- que, al parecer, ha
gram, cuanto que supone un aldabonazo uniformado su estudio. Tal modelo acen-
para la Teoría de Intercambio y la Teo- tuaría la visión del sujeto como pasivo,
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dependiente y reactivo, mientras que gunos aspectos de la Teoría del Inter-
Moscovici propone una nueva perspectiva cambio: negociación como base de la
que considera al medio social como pro- influencia para la resolución de un con-
ducto de la interdependencia y la inter- flicto; interdependencia de las partes
acción de los individuos, y no como algo implicadas —que se persuaden recípro-
dado ante lo cual el sujeto reacciona. Tal camente— y sujetos más o menos cons-
nueva perspectiva, consonante con los cientemente calculadores.
principios de la Teoría del Intercambio El trabajo de Moscovici plantea mu-
de autores como Thibaut y Kelley (inter- chos problemas; uno de los más impor-
acción como lucha y negociación y ob- tantes es que la afirmación de que una
servación de los productos de tal inter- minoría consistente es influyente resulta
dependencia) es denominada «modelo experimentalmente discutible. El bloqueo
genético». que incita una postura fija de la minoría
En resumen, la conclusión fundamen- puede provocar en el grupo polarizacio-
tal de Moscovici será que cualquier grupo nes aún más radicalizadas, de modo que
o individuo puede ser objeto de influen- los autores que han desarrollado la tesis
cias, sea mayoría o minoría. Las minorías de Moscovici tuvieron que idear la hi-
pueden ejercer influencia y algunos de pótesis subsidiaria de la «flexibilidad»
sus experimentos (Moscovici et al., negociadora: son influyentes las minorías
1969) parecen demostrarlo: cuando una consistentes pero «flexibles», quedando
mayoría se enfrenta a una minoría que tal flexibilidad definida de forma muy
se mantiene consistente en sus juicios en imprecisa y circunstancial (vid., p. ej.,
una tarea de percepción de colores (verde Mugny, 1980a).
o azul) sufre un «desplazamiento» hacia Sin embargo, es indudable que Mos-
el color postulado por la minoría en si- covici ha animado la polémica en torno
tuaciones posteriores de juicio percepti- al problema de la conformidad y es el
vo; ha habido una influencia larvada de prototipo de la tendencia actual a consi-
la minoría. derar la influencia social desde una vi-
La razón de que la influencia pueda sión que subraya las estrategias indivi-
ser ejercida por la minoría radica en que duales de la conducta conformista e in-
la clave de la influencia consiste en pro- conformista.
ducir un conflicto. Planteando de forma Es interesante constatar cómo la inves-
ambigua la distinción entre conflicto so- tigación actual sobre los procesos de in-
cial y conflicto conceptual (Berlyne, fluencia y conformidad puede entenderse
1960), Moscovici considera que la dis- contrastando los contenidos de la Psi-
conformidad produce, ante todo, con- cología Social europea y norteamericana.
flictos ansiógenos que los sujetos tratan Por una parte, la investigación norte-
de reducir no cognitiva sino socialmente, americana ha concentrado gran parte de
tratando de converger hacia la postura sus esfuerzos en la definición de los de-
conflictiva. La incertidumbre se deriva, terminantes cognitivos del proceso de
pues, del conflicto, y la influencia es un conformidad. Los puntos de referencia
modo de negociación de tal conflicto. En en tal tarea son, principalmente, dos:
tal negociación la clave del éxito radica la reconsideración del paradigma explica-
en los «estilos conductuales»: el indivi- tivo de Asch (vid. Allen y Wilder, 1980,
duo implicado, autónomo y, sobre todo, en este mismo dossier) o el desarrollo
consistente pero no dogmático es un in- de la teoría de la atribución (vid. Ross
dividuo influyente. et al., 1976, en este mismo dossier).
Nótese que Moscovici plantea una vi- En los dos casos los resultados no dan
sión del individuo influyente (mino- más de lo que prometen (una reconside-
ría influyente) que deriva hacia el tema ración más documentada y matizada de
del cambio social y donde, en último lo que el propio Asch ya afirma o, en
término, se subrayan exageradamente al- los desarrollos del principio de atribu-
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ción, una descripción normativa basada para el estudio de la influencia pública
en inferencias indirectas), pero se intuye y privada.
claramente una búsqueda de modelos Por lo demás, su trabajo reciente (Ne-
explicativos alternativos, un mayor cui- meth, 1982, vid. dossier) es un buen
dado en los niveles de descripción del ejemplo de imaginación en la utilización
fenómeno (Wilder, 1977; Allen, 1980) de diseños alternativos e ilustra las difi-
y la utilización de experimentación en cultades que encuentran los investigado-
nuevos contextos (Nemeth, 1980; La- res para contrastar empíricamente la va-
tané, 1981) y situaciones (Nemeth et al., riable «estilo conductual», clave en el
1974; Allen, 1975). modelo teórico de Moscovici: ¿tienen to-
En el área europea, diversos autores das las minorías consistentes la suficiente
(Deconchy, 1980; Mugny, 1980, 1981; habilidad expresiva para lograr un estilo
Personnaz, 1979, etc.), además del pro- conductual «flexible»?; si no es así,
pio Moscovici, recalcan la importancia ¿qué variable media entre consistencia y
del conflicto y los contextos ideológicos estilo conductual y cómo evaluarla expe-
en la situación de influencia. Desde el rimentalmente?
punto de vista cognitivo importan espe-
cialmente fenómenos tales como la cate-
gorización ideológica del bando propio ADDENDA
y el bando adversario. El proceso de
conformidad queda explicado desde di- El último apartado de este escrito
versas versiones del modelo de Moscovici plantea un enfrentamiento entre la Psi-
que matizan sus hallazgos experimentales cología Social europea y norteamericana.
y los encuadran en una perspectiva crí- Existe, sin embargo, un nexo común: en
tica de tipo político-social. ambos bandos la atención se centra en
La perspectiva europea es quizá la más las estrategias individuales que cada indi-
conocida actualmente en España a partir viduo adopta en la situación a la que se
de una serie de traducciones recientes enfrenta, sea negociación del conflicto
( Moscovici, 1981; Mugny, 1980b; Mug- sea estructuración cognitiva de la situa-
ny, 1981; Mugny y Papastomou, 1980a ción.
y 1980b), por lo que no aparecerá re- Por lo demás, el postulado de tal en-
presentada directamente en este dossier. frentamiento debe considerarse en sus
Sí aparece en el dossier, sin embargo, justos términos: se trata de un guión
un artículo de Nemeth (Nemeth et al., expositivo que, como todo esquema, ig-
1974; Nemeth y Wachtler, 1974; Ne- nora una realidad mucho más compleja
meth et al., 1977; Nemeth, 1980); una y multiforme en sus opciones tanto por
investigadora norteamericana que parti- parte americana (vid., p. ej., Gerard,
cipa también en la corriente europea 1980; Latané, 1981), como por parte
(Moscovici y Nemeth, 1974) y que se europea (vid., p. ej., Avermaet y Doms,
plantea el estudio de la influencia en tér- 1980; Hatcher, 1982; Montmollin,
minos de negociación, persuasión y deci- 1977). Tal riqueza certifica la buena
sión grupal. Es significativo que Nemeth salud de la Psicología Social Experimen-
encuentre en la negociación que precede tal, gracias o a pesar de la complejidad
a una toma de decisiones (p. ej., en un de los problemas a los que se enfrenta.
jurado simulado) el planteamiento básico

Nota
(1) Para una exposición más amplia de la obra de estos autores vid. Morales, 1981.

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Estudios de Psicología n.. 10 - 1982

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