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UNIVERSIDAD NACIONAL

TECNOLÓGICA DE LIMA SUR

INGENIERÍA MECÁNICA Y ELÉCTRICA

Tema: Delincuencia Juvenil

Docente:

Alumno: Vitor Ruiz Deyvi Ronald

Curso: Teoría de las Ciencias II

Ciclo: III

LIMA-PERÚ
2017
RESUMEN
ÍNDICE
PRÓLOGO

En este trabajo presentado, usted encontrará la información sobre la delincuencia juvenil.


Como es que esta surge, como podemos combatirla, y cómo podemos vivir o actuar frente
a este problema.
En las primeras páginas se encontrará con una definición sobre lo que es Delincuencia
Juvenil.
Luego encontrara, varios puntos de vistas de diferentes especialistas en estos casos las
cuales los expresan en teorías.
Escogí este tema, ya que la delincuencia juvenil es un tema de interés nacional, ya que la
juventud de ahora está de mal en peor, y lo mejor de afrontar esto, es sabiendo con que
nos enfrentamos y cómo podemos combatirla.
INTRODUCCIÓN
DELINCUENCIA JUVENIL

1. Delincuencia Juvenil
1.1 ¿Qué es delincuencia juvenil?
Delincuencia juvenil es la denominación general que reciben aquellos delitos que son
perpetrados exclusivamente por individuos que no han alcanzado la mayoría de edad,
generalmente establecida en los 18 años. Por caso, se llamará como delincuente
juvenil a aquel joven que no llega a los 18 años y que se dedica a ejecutar diversas
acciones ilícitas.

1.2 La problemática sobre la delincuencia juvenil.


En las últimas décadas, como consecuencia del gran avance que ha tenido la
delincuencia de menores, se han realizado estudios, informe, desde los más diversos
ángulos de pensamiento, para analizar este fenómeno que crece, en tanto, es
imposible determinar un único factor como desencadenante de este accionar sino que
en realidad son muchas las condiciones que suelen reunirse alrededor de un joven
para decidir dedicarse al delito.

2. Causas y Teorías de la delincuencia juvenil.


2.1 Causas de la delincuencia juvenil.
Entre las corrientes más observadas se cuentan: la ausencia de un contexto familiar
contenedor en todo aspecto, emocional, económico; falta de oportunidades en el
contexto social en el que vive y que hace que sea la delincuencia la manera más
sencilla y fácil de conseguir dinero; la drogadicción, la necesidad de consumir y por
ende de comprar drogas hace que los adictos sean capaces de robar para conseguir
ese dinero; problemas psicológicos graves, entre otros.

2.2 Teorías de la delincuencia juvenil.

2.2.1 Teoría de la elección racional.


La criminología clásica considera que las causas del crimen tienen
principalmente su origen en el propio delincuente, más que en su entorno
externo. Para los clasicistas, lo que motiva a los delincuentes es el propio
interés racional, y se remarca la importancia de la decisión libre y de la
responsabilidad personal. La teoría de la elección racional es el ejemplo más
claro de este planteamiento.
2.2.2 Teoría social de la desorganización.
Los planteamientos positivistas actuales generalmente se centran en la
cultura, lo que produciría la ruptura de las relaciones de familia y con la
comunidad, de los valores y con un mayor individualismo. Estudios
demuestran que solamente un 16% de los niños harán algo malo, al contrarios
que un 26% de los adultos hará algo ilegal.
2.2.3 Teoría de la tensión (Robert Merton).
La teoría de la tensión sostiene que el crimen es causado por la dificultad que
tienen los que viven en pobreza para alcanzar por medios legítimos metas
socialmente valoradas. Para aquellos que, por ejemplo, no consiguen logros
educativos es más difícil alcanzar la riqueza y el estatus social asegurado por
un empleo bien pagado, y por tanto, es más probable que utilicen medios
criminales para obtener estas metas. Adaptaciones a este dilema:
-Innovación: Individuos que aceptan metas socialmente aprobadas, pero no
necesariamente los medios socialmente aprobados.
-Retirada: Los que rechazan metas socialmente aprobadas y los medios para
adquirirlos.
-Ritualismo: Los que compran en un sistema de medios socialmente aprobados
pero pierden de vista las metas. En esta categoría están los consumidores de
drogas (Merton).
-Conformidad: Los que se ajustan a los medios y a las metas del sistema.
-Rebelión: Gente que niega metas y medios socialmente aprobados creando
un nuevo sistema de metas y de medios aceptables.
2.2.4 Teoría de Subculturas.
Se relaciona con la teoría de la tensión. La dificultad de la juventud para
alcanzar objetivos y un status socialmente reconocido produce grupos de
gente joven que forman “subculturas delincuentes” y desviadas del buen
camino, que tienen sus propios valores y normas. La noción de subculturas
delincuentes es relevantes para los crímenes que no están motivados
económicamente. Los miembros masculinos de las bandas pueden discutir
para tener sus propios valores, tales como respeto por la habilidad para luchar
y por el atrevimiento. Sin embargo no está claro por qué los hace diferentes de
los jóvenes normales “no-violadores de la ley”.
2.2.5 Teoría de asociación diferenciada.
Trata de los jóvenes en un contexto de grupo, y mira cómo la presión de los
compañeros y la existencia de bandas pueden conducir al crimen. Sugiere que
los jóvenes son impulsados a cometer crímenes por compañeros delincuentes,
de los que aprenden destrezas criminales.
2.2.6 Teoría del etiquetado.
Indica que una vez que han etiquetado a la gente joven como criminal, es más
probable que delinca. La idea es que una vez que se ha etiquetado a un joven
como diferente, este puede aceptar el papel y es más probable unirse a otros
que han sido etiquetados del mismo modo. Los teóricos del etiquetado dicen
que existe una mayor probabilidad de que los niños masculinos de familias
pobres sean etiquetados como diferentes.

3. Motivaciones en la delincuencia juvenil.


3.1 Factores económicos y socio-ambientales.
3.1.1 Familias Desestructuradas.
Pertenecer a familias desestructuradas, o entornos donde resulta difícil
conciliar la vida familiar y laboral, puede generar una falta de atención en el
menor y, cuando se descuida el control de los hijos, es posible que traten de
compensar esas carencias entrando en pandillas con las que comparta ciertas
afinidades (ideológica, musical, étnica o deportiva) donde no sería extraño que
lleven a cabo ciertas conductas antisociales, violentas o delictivas.
3.1.2 Marginación Socioeconómica.
La marginación socioeconómica y la pobreza dificultan el adecuado proceso de
socialización del menor; lo que se agudiza entre aquellos que pertenecen a
familias inmigrantes o vivan en ciertos guetos de las grandes urbes.
3.1.3 Fracaso escolar.
El absentismo y el fracaso escolar suponen, según el CESE, que ya desde la
escuela se cuelguen “etiquetas” que “estigmatizan” y acaban abriendo el
camino a comportamientos incívicos o delincuentes.
3.1.4 Transmisión de imágenes y actitudes violentas.
Por parte de ciertos programas en algunos medios de comunicación social o
videojuegos destinados a los menores, contribuye a inculcarles un sistema de
valores donde la violencia se presenta como un recurso aceptable.
3.1.5 Consumo de drogas y sustancias Toxicas.
Da lugar a que el adicto acabe delinquiendo por el mero hecho de lograr el
dinero que le permita sufragar su adicción. En esta causa, tampoco debemos
olvidar los efectos del consumo de alcohol por su notable incidencia en la
comisión de actos vandálicos y en las infracciones de tráfico y contra la
seguridad.
3.1.6 Trastornos de la personalidad y el comportamiento.
Unidos a otros factores sociales o ambientales forman un cóctel explosivo
donde los jóvenes actúan de forma impulsiva e irreflexiva, sin dejarse guiar por
las normas de conducta socialmente aceptadas.
3.1.7 Carencia para transmitir valores cívicos.
Se ve sustituida por otra escala de valores (individualismo, competitividad o el
consumismo desmedido) lo que puede provocar cierta anomía social (carencia
o degradación de las normas) que se enseña a los menores.

4. Perspectivas psicológicas de la delincuencia juvenil.


4.1 Teoría del aprendizaje social.
Ronald Akers postula, desde el aprendizaje social, una teoría para explicar las
conductas delictivas. Supera la teoría de Bandura (condicionamiento vicario), la teoría
de Skinner (condicionamiento operante) y la teoría de la asociación diferencial
de Sutherland: «La conducta antisocial se desarrolla sobre la base de una serie de
procesos que incluyen el modelado o imitación de la conducta de otros, el refuerzo
diferencial, y la evaluación que realizan los otros significativos de las conductas como
buenas o malas». Son importantes los grupos del entorno por la significación que
pueden adquirir para el individuo (grupos de pares o familia). Los grupos no solo son
modelos de conducta sino además de catalogación y establecimiento de normas y
valores. La conducta como producto final es el resultado de que se han encontrado
más refuerzos que castigos al producirla comparada a su vez con otras conductas.
4.2 Teoría ecológica.
Belsky, en 1980, aplicó y adaptó el modelo ecológico de Bronfrenbrenner para
estudiar el abuso infantil. Dentro del nivel microsistema ubicó a la familia; en el
exosistema al vecindario, el trabajo, y las relaciones informales; finalmente, en el
macrosistema, a los valores culturales y los sistemas de creencias. El modelo de
estudio fue tomado por investigadores para aplicarlo a la realidad delincuencial
juvenil mexicana. Se demostró que el contexto cultural sí afectaba la forma en la que
los jóvenes se relacionaban entre sí dentro de sus vecindarios y sus escuelas. Las
relaciones vecinales también influían en sus relaciones familiares que, a su vez,
afectaban en la conducta delictiva del menor. Se encontró que la cultura y subcultura,
los factores familiares y el grado de integración en la sociedad eran variables
significativas para explicar el desarrollo de las conductas desviadas en los jóvenes
adolescentes. También se aplicó el modelo de investigación de Belsky en un estudio
correlacional en el Perú. Se quería comprobar si los adolescentes que presentaban
disfunciones a nivel, micro, exo y macrosistema desarrollarían una conducta antisocial
y delictiva. Las conclusiones de los resultados mostraron que, a nivel del
microsistema, la variable “abandono familiar de los padres” era un factor de riesgo
para el origen de conductas desviadas. En cuanto al exosistema, se encontró que las
variables “escuela” y “ambiente de barrio” desfavorables podían generar las mismas
conductas, tales como robos y formación de pandillas delictivas. Finalmente, en el
nivel macrosistema, se encontró que a mayores creencias y valores distorsionados
respecto a la violencia y la ley existen más posibilidades de que se desarrollen
conductas delictivas. La Organización Mundial de la Salud, en su Informe Mundial
sobre la violencia y la salud de 2002, utilizó el modelo ecológico para estudiar la
naturaleza multifacética de la violencia.

5. Prevención e intervención psicológica hacia la delincuencia.


5.1 Prevención de la delincuencia.
La prevención de la delincuencia es el término general empleado para todos los
esfuerzos encaminados a evitar que la juventud participe en actividades criminales o
antisociales. Cada vez más, los gobiernos están reconociendo la importancia de
asignar recursos para la prevención de la delincuencia. A menudo es difícil que los
estados proporcionen los recursos financieros necesarios para la adecuada
prevención, las organizaciones y las comunidades. Por todo esto los gobiernos
trabajan en colaboración para la prevención.
Con el desarrollo de la delincuencia en la juventud, influenciada por numerosos
factores, perspectivas de esfuerzos en la prevención son comprensibles. Entre los
servicios para la prevención se incluyen actividades tales como educación y
tratamiento del abuso de sustancias estupefacientes, asesoramiento de la familia,
tutoría y protección de la juventud, educación parental, ayuda educativa
e intervención social.
Un factor preventivo podría ser el tratar de erradicar la violencia en los medios de
comunicación. Actualmente la violencia se asoma en todos los programas, no solo en
películas o series, incluso en los horarios dedicados a los niños. La violencia se
convierte en algo habitual desde la infancia. Según Schneider, esa "familiaridad" de
los niños con la violencia "puede provocar comportamientos violentos y delictivos
cuando son adolescentes y adultos". La impresionabilidad y la capacidad emocional
de reaccionar a la violencia disminuye y la agresividad se acepta como una pauta de
comportamiento. Aunque es complicado eliminar la violencia en los medios de
comunicación, los padres deberían de controlar la situación y establecer y hacer que
se cumplan las reglas establecidas.

5.2 Intervenciones psicológicas.

Las estrategias que tienen mayor aceptación y éxito son las intervenciones o
tratamientos en los que se busca la prevención, ya que se trabaja con los factores de
riesgo de las conductas antisociales. Es decir, se centran directamente en las causas
del problema para evitar la reincidencia de las conductas delictivas. Para ello, los
psicólogos trabajan con especialistas de las áreas de victimología, criminología,
sociología, educación, trabajo social y derecho. Los tratamientos psicológicos tienen el
objetivo de disminuir los factores de riesgo relacionados con conductas delictivas y
consisten en intervenciones psicoeducativas que van dirigidas a delincuentes convictos
y jóvenes en riesgo de delinquir. Andrews y Bonta tienen un programa en el que se
hace alusión a cuatro grandes factores de riesgo para la delincuencia juvenil:

 las cogniciones antisociales


 las redes y vínculos prodelictivos,
 la historia individual de comportamiento antisocial y
 los rasgos y factores de personalidad antisocial.
Las habilidades o competencias que se deben reforzar en delincuentes juveniles se
concretan en cuatro grupos:

 desarrollo de habilidades tales como hábitos de comunicación, responsabilidad


familiar, motivación de logro por medio de condicionamientos operantes de
refuerzo y castigo para moldear o extinguir determinadas conductas del individuo.
 desarrollo moral y desarrollo de pensamiento para la resolución cognitiva de
problemas interpersonales, en donde se le enseña al sujeto a reconocer y
entender un problema, identificar emociones asociadas a este, crear opiniones,
ver las consecuencias y buscar y escoger posibles soluciones para aplicarla. En
caso del desarrollo moral, se aplican técnicas y niveles de desarrollo moral de
Piaget y Kohlberg.
 control de la ira y regulación emocional, ya que la ira y el descontrol emocional son
los principales motivos de conductas violentas y delictivas. Se intenta entrenar al
sujeto en tres aspectos: habilidades para el manejo de situaciones, interpretación
adecuada en la interacción social y evitación de exasperación emotiva.
 prevención de recaídas utilizando la generalización de los logros terapéuticos
obtenidos. Para ello, se puede aplicar la técnica psicológica de generalización y
mantenimiento, donde se utilizan programas de reforzamiento intermitente,
entrenamiento de habilidades en diversas situaciones con inclusión de personas
cercanas al individuo, uso de consecuencias y autocontrol.

6. Consecuencias para la sociedad.


La primera consecuencia de la delincuencia juvenil es la pérdida de la escala de
valores, seguida de la violencia en la calle, trayendo consigo el temor de la
población por el incremento de estos grupos.
Otras consecuencias son los daños físicos, tanto por las heridas o la muerte de
personas atacadas por los delincuentes, dando lugar a nuevas víctimas como son la
familia, que a su vez acarrean consecuencias psicológicas. Generalmente la
sociedad se preocupa más por la prevención, castigo y rehabilitación del
delincuente que por atender a las personas agredidas; es importante tratar a los
delincuentes pero también lo es tratar a las víctimas.
Una consecuencia positiva para la sociedad es el fomento de centros para la lucha
y prevención contra delitos y adicciones, así como instituciones que brindan apoyo
psicológico a familias, las cuales son el primer núcleo donde se puede terminar con
la delincuencia.
6.1 Trastornos mentales no tratados.
Una vez que el delincuente juvenil alcanza la madurez es probable que continúe
mostrando comportamientos de desadaptación y que aumente su riesgo de ser
procesado a través del sistema de justicia penal como delincuente adulto. Debido
al pequeño porcentaje de delincuentes adultos y juveniles habituales que
contribuyen en alto porcentaje a los delitos violentos (es decir, asesinato y asalto
con agravantes) el sistema de justicia penal debe supervisar esa pequeña población
de criminales profesionales en un esfuerzo para prevenir la proliferación de
delincuentes violentos serios.
Si los trastornos mentales tales como el trastorno de conducta no se diagnostican y
no se tratan el delincuente juvenil tiene el potencial creciente de desarrollar un
“trastorno antisocial de la personalidad” y continuar más adelante su vida como un
criminal profesional. La mayoría de delincuentes violentos exhibe rasgos del
trastorno antisocial de la personalidad y los muestran antes de los 15 años. El
trastorno antisocial de la personalidad es un diagnóstico común para un asesino en
serie. Los autores Álvarez y Bachman encontraron que una similitud entre los
asesinos en serie eran sus anteriores convicciones criminales. En este caso el
trastorno de conducta se puede convertir en un elemento probable para el asesino
en serie si no se diagnostica y se trata antes de que se convierta completamente en
la edad adulta en un trastorno antisocial de la personalidad.
El trastorno de conducta y el trastorno antisocial de la personalidad se categorizan
como trastornos de personalidad con definiciones extremadamente similares
en DSM-IV-TR y según lo explicado arriba en trastornos mentales. Algunas de las
características comunes incluyen el incumplimiento constante de normas sociales,
el comportamiento agresivo hacia la gente, y una desvinculación de la emoción de
la empatía. Estos rasgos son también comunes entre los asesinos en serie y si los
comportamientos de desadaptación no se tratan tienen el potencial de crear a una
persona que fantasea con matar a varias víctimas y después satisfacer su
impulsividad cuando ya no son capaces de reprimirse.

7. Delincuencia juvenil en América Latina.


7.1 PERÚ
En los últimos cinco años, los actos delictivos cometidos entre jóvenes de 12 y 23
años han aumentado al menos en 80%. Así lo informó la psicóloga forense, Silvia
Rojas, basándose en los casos que ve diariamente en la División de Escena del
Delito de la Policía Nacional.

La especialista señaló que antes el número de detenciones era de 10 jóvenes al


día, mientras que ahora, esta cifra creció a 10 jóvenes por hora. Las causas de
este preocupante crecimiento se centran en los padres y la familia, asegura.

"Los jóvenes no nacen violentos. Esta actitud la adquieren por problemas


familiares y porque buscan refugio en los malos amigos y las drogas. Unos padres
muy permisivos o muy rígidos forman hijos rebeldes", dijo Rojas, quien además es
docente en la Universidad César Vallejo.

Para la psicóloga, los padres deben actuar ante los hijos tan pronto observen
conductas negativas y rebeldes, como cuando los chicos no llegan a dormir, se
escapan de la casa, empiezan a consumir drogas, matan animales o roban. "Antes
que gritarlos o golpearlos, los papás deben llevar a sus hijos a un psicólogo para ver
qué niveles de violencia hay en sus hijos", explicó.

Para evitar el incremento de las conductas, Rojas pidió que las autoridades
atiendan los casos de maltrato físico, psicológico y violencia sexual al interior de
las familias, pues en estos ambientes crecen muchos de los futuros delincuentes
juveniles.
CONCLUSIONES
BIBLIOGRAFÍA

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