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¿Un quinta columna en la

MACCIH?
REVOLVIENDO EL AVISPERO·JUEVES, 11 DE MAYO DE 2017

Por: Sandra Marybel Sánchez


A casi siete meses de las elecciones generales, ni con la aprobación en el
Congreso Nacional de la Ley de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización a
Partidos Políticos y Candidatos, desaparecerá la amenaza de que la campaña
electoral sea penetrada por el dinero sucio de la corrupción y otras actividades
ilícitas.
La embarrada que hizo en una corte de Nueva York uno de los líderes del cartel
de Los Cachiros, a reconocidos políticos, empresarios y funcionarios públicos, y
el emblemático caso de corrupción en el Instituto Hondureño de Seguridad
Social, son suficientes para revelar una nítida radiografía de la grave situación en
que se encuentra el país en esa materia.
Por eso hoy más que nunca, las bandas criminales que buscan la continuidad de
su accionar delictivo en total impunidad, tienen como objetivo la captura de la
institucionalidad pública, a través del proceso electoral.
Quizás sea esa la razón por la que la propuesta de ley para sancionar a quienes
financien campañas electorales con dineros mal habidos impulsada por la Misión
de Apoyo Contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (MACCIH), tuvo
buena acogida en diversos sectores de la sociedad, hartos de que personajes de
toda calaña ocupen los más importantes cargos públicos.
En contraste, la Casa Presidencial no recibió con alegría el proyecto de ley, ni
siquiera porque su aprobación es parte de los acuerdos del convenio suscrito
entre la Organización de los Estados Americanos (OEA) y el gobierno de
Honduras, para sacarle las castañas del fuego al gobierno de Juan Orlando
Hernández, y apagar las antorchas de los indignados contra la corrupción que
recorrían todo el país.
Y el Congreso Nacional? Ese Poder del estado ofrece más razones para dudar
que para confiar. Allí se engavetan proyectos de ley importantes para postergar
su aprobación y aplicación, o se aprueban de la noche a la mañana porque
interesa a alguien con mucho poder. Y aunque en teoría los diputados son
representantes de la voluntad de sus electores, en la práctica permiten
frecuentemente que se impongan los intereses de reducidos grupos de poder
fáctico.
Así aprueban leyes cuyo contenido es muy bueno, pero que nacen muertas por la
incorporación maliciosa de dos o tres artículos, que desnaturalizan su razón de
ser. Ese podría ser el caso de la Ley de Financiamiento, Transparencia y
Fiscalización a Partidos Políticos y Candidatos, aprobada a finales del año
pasado y alterada en artículos fundamentales, a la hora de publicarla.
Irrespeto a la votación de los diputados
La ley fue discutida, aprobada y sancionada, bajo la presión permanente del Jefe
de misión de la MACCIH, Juan Jiménez Mayor, y de la comunidad internacional
que frecuentemente hacía notar la importancia de su aprobación. Pero
posteriormente publicada con cambios de fondo, que reducen su ámbito de
acción y que no fueron discutidos por el pleno de la Cámara Legislativa.
En el Poder Ejecutivo, necesitados de convencer a toda la sociedad que hay
voluntad política para combatir la corrupción, se montó todo un evento para la
sanción de la ley, que en honor a la verdad, recibió el respaldo casi unánime de
todas las bancadas. ¡Nadie quiere exhibirse como patrocinador de la corrupción,
aunque lo sea!
¡En ese espectáculo todos brincaban de alegría! ¡Había tanta felicidad, que casi
nos la creímos! Hasta el propio Luis Almagro, Secretario General de la OEA, se
dejó venir desde Washington a la celebración del gran acontecimiento, que tuvo
como marco la propia Casa Presidencial. Esa, donde el proyecto original no se
recibió con alegría.
“Hoy es un día histórico para el país, hoy sancionamos la Ley de Financiamiento
para las campañas políticas y eso indica que Honduras está avanzando. Esta ley
pone a Honduras a la vanguardia en la regulación de las instituciones políticas”,
dijo visiblemente emocionado el presidente Juan Orlando Hernández, para luego
sentenciar: “¡Con esta ley se garantiza que ningún partido recibirá dinero del
crimen organizado! ¡Esta iniciativa forma parte de un proceso de cambio de
nuestra realidad!”
Pero los milagros no existen. Y menos en la política, donde cada consecuencia
tiene una causa. El balde de agua fría de la cruda verdad cayó prontamente.
Apenas a unas semanas de la gran celebración. Fue el propio Jiménez Mayor,
quien lo lanzó de golpe, alertando a la sociedad hondureña, sobre la posibilidad
de que la ley aprobada por el Congreso hubiese sufrido alteraciones.
Un tuit con el mensaje “@OEA_MACCIH solicitó al Congreso Nacional
grabaciones de la sesión en que se aprobó Ley de Financiamiento xra verificar
artículos aprobados”, fue como reguero de pólvora provocando múltiples
reacciones. El Jefe de Misión de la MACCIH no tenía otra opción! No vino al
país a hacer relaciones públicas. Llegó para evitar que la indignación ciudadana
contra la corrupción, acabara votando al gobierno de Hernández.
Algunos diputados y diputadas de los partidos de oposición que respaldaron la
aprobación de la ley, reaccionaron molestos porque los cambios retorcieron su
voluntad, expresada en el hemiciclo legislativo.
Desde la bancada del partido de gobierno, los diputados Mario Pérez y Tomás
Zambrano, secretario y prosecretario de la Junta Directiva del Congreso
Nacional, corrieron a explicar lo los que según ellos fue una “publicación
errónea” o “errores de dedo”, asegurando que se rectificaría fácilmente con una
Fe de errata.
Antonio Rivera Callejas, diputado vicepresidente, no los escuchó, por eso al ser
consultado por la prensa dio una explicación distinta. Dijo que las
modificaciones que se hicieron a la ley, fueron producto de reconsideraciones
que él mismo presentó el día que se aprobó el acta que contiene la ley. Pero en
privado comentó a diputados de su confianza, que todo se había hecho ¡Vaya
sorpresa! en acuerdo con el enlace de la MACCIH con el Congreso Nacional,
Jacobo Domínguez Gudini.
No es la primera vez
Abogados consultados al respecto, que sin excepción pidieron no ser citados,
consideran que al cambiar el texto de la ley se cometieron dos delitos, abuso de
autoridad y falsificación de documentos públicos. Pero como quienes los
cometieron son personas con mucho poder, que gozan de impunidad, creen que
seguramente nunca se les presentará requerimiento fiscal, dando paso a la
repetición.
Pero no todos guardan silencio frente a los abusos legislativos. Aunque sea por
intereses de grupo, Luis Napoleón Larach, presidente del Consejo Hondureño de
la Empresa Privada (COHEP), expresó en carta enviada el 27 de marzo al
presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva, su preocupación por la
publicación de varias leyes cuyos contenidos difieren de lo aprobado por los
diputados, citando como ejemplo, un cambio de fondo hecho al artículo 72 de la
Ley de Inspección del Trabajo. Y recordándole, que lo mismo sucedió con la Ley
Marco del Sistema de Protección Social (de la que se publicaron más de 20 Fe de
Errata por supuestos “errores involuntarios”) y el Código Tributario.
El líder de la empresa privada advirtió que eso podría ser constitutivo del delito,
porque fueron acciones que usurparon funciones indelegables del Congreso
Nacional, y se despidió con una petición muy clara “que se verifique e indague
sobre lo que está ocurriendo para cumplir debidamente con el proceso de
formación de la ley que manda la Constitución de la República y que se tomen
las acciones correspondientes contra los funcionarios que han actuado con falta
de diligencia o dolo…”.
Que cambiaron y por qué?
Ante el cuestionamiento creciente y la alerta del Jefe de Misión de la MACIH, el
pasado 20 de marzo, La Gaceta publicó Fe de Errata sobre tres artículos de la
Ley de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización a Partidos Políticos y
Candidatos. La publicación advierte que “por un error involuntario” los artículos
24, 73 y 76 “se publicaron erróneamente”.
¿Qué cambiaron y por qué? Uno de los “errores involuntarios” de quienes
mandaron a publicar la ley, fue la eliminación total de un inciso del artículo 24
de la misma. En el proyecto original presentado por la MACCIH ese párrafo era
copia fiel del inciso 3 de artículo 83 la Ley Electoral y de las Organizaciones
Políticas que dice: “Se prohíbe a los sujetos obligados, aceptar en forma directa o
indirecta: 1)…; 2)…; 3) Contribuciones de ejecutivos, directivos o socios de las
empresas mercantiles que tengan concesiones con el Estado y las que explotan
los juegos de azar o vinculadas con actividades mercantiles ilícitas, prohibición
que es extensiva a empresas matrices subsidiarias, sucursales y personas
particulares.
El texto aprobado por la cámara legislativa modificó la esencia la propuesta,
eliminando la prohibición de recibir financiamiento de las concesionarias del
estado y las empresas matrices subsidiarias, sucursales y personas particulares,
limitándola solo a las “Contribuciones o donaciones de Ejecutivos, Directivos o
socios de las Empresas Mercantiles vinculadas con actividades ilícitas”. ¡Pero en
la publicación simple y sencillamente se eliminó!
Con la obligada publicación de la Fe de Errata se restituyó sólo en texto arriba
entrecomillado, pues la mutilación del texto original la hizo la Comisión
Dictaminadora, encabezada por Mario Pérez, antes de ser presentada al pleno de
la cámara.
La modificación autoritaria de la ley, provocó también la preocupación de los
miembros del G-16, quienes el 24 de abril remitieron una carta sobre el tema al
presidente del Congreso Nacional, Mauricio Oliva, a través de su presidente Pro
Témpore y embajador de Francia, Pierre Christian Soccoja,
En ella manifestaron su preocupación por los cambios que sufrió la ley en
general y específicamente por el inciso antes citado. “Fue modificado de manera
que limita su alcance original y modifica el espíritu del texto que fue plasmado
por los legisladores en la Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas, en su
artículo 83, dijeron”.
Y también enfatizaron en que “ en su forma actual, tanto el espíritu como el
alcance original del texto legal, ha sido reducido, lo cual podría limitar el actuar
de las autoridades electorales, en particular de la nueva Unidad Técnica de
Financiamiento, Transparencia y Fiscalización, adscrita al Tribunal Supremo
Electoral.”
Los otros dos artículos reformados fueron el 73 y 76. Con los cambios hechos a
espaldas de los diputados, la vigencia se extendía hasta 90 días después de
publicada la ley (76), mientras que la activación de la Unidad de Financiamiento,
Transparencia y Fiscalización se retrasaba otros 90 días (73). Más 30 que se
otorgan al TSE para aprobar el reglamento que regulará sus operaciones, la
unidad prácticamente iniciaría su trabajo, siete meses después de creada. La Fe
de Errata devolvió al texto aprobado. Vigencia de la ley a partir de su publicación
en La Gaceta y el inicio de funciones de la unidad técnica veinte (120) después.
Queda que claro que el propósito era impedir o retrasar el mayor tiempo posible,
la fiscalización de los ingresos y egresos de los partidos y candidatos en el actual
proceso electoral. ¡Y lo lograron!
Por lo menos para las elecciones primarias, donde por falta de vigilancia,
personas altamente cuestionadas se colaron en las listas de los que competirán en
las elecciones generales del mes de noviembre. Basta revisar la declaratoria final
del Tribunal Supremo Electoral sobre las elecciones primarias de los partidos
Nacional, Liberal y Libre, para confirmar que varios de los personajes
mencionados por el cachiro en la corte de Nueva York, fueron ungidos como
candidatos a cargos de elección popular, en las primeras o segundas posiciones
de sus departamentos o municipios.
Mientras tanto, la MACCIH qué?
No se puede negar que el Jefe de Misión de la MACCIH, Juan Jiménez Mayor,
ha estado poniendo el dedo sobre la llaga constantemente, sobre todas aquellas
situaciones o actos que puedan implicar corrupción.
Sus señalamientos incomodan, irritan a funcionarios y políticos de cúpula, que lo
consideran un foráneo advenedizo que vino a meter la nariz donde no debe, al
extremo que un experto en conspiraciones que ha ostentado cargos relevantes en
los últimos gobiernos y que ahora monitorea de cerca la actividad de la
MACCIH, tocó las puertas de la OEA en Washington, para expresar su fastidio
por no poder tenerlo “bajo control”.
Pero una cosa parece ser el rol que desempeña el Jefe de Misión y otra el que
juega el jefe de la División de Reforma Política Electoral, Jacobo Domínguez
Gudini, quien en su vinculación permanente con el Congreso Nacional y su
desmedido afán de quedar bien con ellos, actúa como quinta columna dentro de
la estructura de la MACCIH.
Varias parlamentarias y parlamentarios, consultados sobre el papel del asesor
internacional en el proceso de aprobación de esa ley, comentaron que el
funcionario más parecía estar haciendo incidencia a favor de las posiciones
oficiales, que promotor de los cambios propuestos por la Misión.
Coincidieron además, en que en sus frecuentes visitas al legislativo, era notoria la
relación de cercanía de Domínguez Gudini con los diputados Pérez y Zambrano,
designados por Oliva para custodiar que la ley fuera aprobada a su medida. “La
relación entre ellos es más estrecha de la que normalmente mantiene un asesor
con la autoridad”, expresó una parlamentaria.
Ambos directivos ni siquiera intentan disimular esa proximidad. Todo lo
contrario! Un día después que llegara la carta del presidente del G-16 expresando
preocupación por los cambios a la llamada “Ley de Política Limpia”, el diputado
Mario Pérez, Secretario del Congreso Nacional y miembro del primer anillo de
poder político del presidente Juan Orlando Hernández, compartió un tuit oficial
del Congreso, instrumentalizando políticamente imágenes en las que aparece
rodeado de periodistas y flanqueado por Jacobo Domínguez Gudini.
Ambos salían de una reunión donde se discutió sobre el proceso de selección de
los comisionados de la Unidad de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización,
y el parlamentario corrió a escribir: “@Mario_perezSB pide a la sociedad civil
acompañar proceso de selección de magistrados #CampañasLimpias junto a
Jacobo Domínguez@OEA_MACCIH.”
Esa cercanía podría explicar por qué flexibilizó el cumplimiento de la tarea
encomendada por la MACCIH, que era vigilar e incidir para que el proyecto de
ley fuera aprobada lo más cercano posible a la versión original. En lugar de
alertar sobre lo que estaba pasando, el funcionario informaba que todo iba bien,
mientras en el Poder Legislativo se conspiraba para desteñir la propuesta de ley
que estaba obligado a defender.
Formalmente son tres son los artículos que se desnaturalizaron al publicar la ley,
pero hubo otros cambios relevantes al proyecto propuesto por la MACCIH, que
fueron tolerados sin enfado por el funcionario en cuestión.
Uno fundamental, relacionado con la creación de la Unidad de Financiamiento,
Transparencia y Fiscalización. El proyecto establecía la elección de un solo
comisionado para dirigirla, pero se impuso un acuerdo político bajo la mesa para
nombrar tres y adscribirla funcionalmente al Tribunal Supremo Electoral (TSE),
organismo altamente politizado y de escasísima credibilidad. Igualmente se le
asignó al TSE, la atribución de aprobar el reglamento con el que operará la
unidad.
No hay duda que el propósito del negociado, es controlar o neutralizar por otras
vías, los alcances de la ley. De nuevo, todo sucedió ante la vista y paciencia de
Jacobo Domínguez Gudini, quien por alguna razón, esta vez no advirtió
oportunamente al pueblo hondureño sobre la gravedad de la situación, ni siquiera
por ser el protagonista de las protestas que dieron origen a la creación y presencia
de la MACCIH en el país.
Violaron la Constitución y nada pasó!
Dos semanas habían transcurridos apenas desde la aprobación de la Ley, cuando
los nacionalistas volvieron a la carga a través de Antonio Rivera Callejas, quien
presentó un proyecto de ley para derogar artículos de la LEOP, que según dijo “
por un lapsus no se habían derogado ni reformado y que no eran congruentes con
la nueva ley”.
Pero la verdad, uno era el artículo de su interés, el 83. El mismo que fue mutilado
por la Comisión Dictaminadora para eliminar la prohibición de que los
candidatos y partidos puedan recibir contribuciones de ejecutivos directivos o
socios de las empresas mercantiles que tienen concesiones del Estado, las que
explotan los juegos de azar, las empresas matrices subsidiarias, sucursales y
personas particulares.
Y como en el cuento de Aladino y la lámpara maravillosa, en un abrir y cerrar de
ojos se le concedió el deseo a Rivera Callejas. En un mismo día se nombró
comisión dictaminadora, se hizo el dictamen, fue sometido a discusión y
aprobado por el pleno, con dispensa de dos debates a solicitad del proyectista.
Sólo el diputado Rassel Tomé, del Partido Libertad y Refundación, pidió
explicaciones sobre esta iniciativa, recibiendo una respuesta confusa por parte de
Rivera Callejas, quien de esa manera logró ocultar el verdadero propósito del
decreto, que era eliminar también la prohibición en la Ley Electoral y de las
Organizaciones Políticas.
Y como lo manifestó el presidente de los empresarios hondureños en su carta al
presidente Oliva, esas prácticas irregulares se han vuelto habituales en el
Congreso Nacional.
Pero en este caso, los directivos de ese poder del estado, se superaron a ellos
mismos, al reformar la Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas, violando
el mandato constitucional.
El artículo 51 de la Constitución de la República ordena que “La Ley que regule
la materia electoral únicamente podrá ser reformada o derogada por mayoría
calificada de los dos tercios (2/3) de votos de la totalidad de los miembros del
Congreso Nacional, el que deberá solicitar el dictamen previo del Tribunal
Supremo Electoral, cuando la iniciativa no provenga de éste.”
Jurídicamente, la reforma a la Ley Electoral y de las Organizaciones Políticas es
inconstitucional porque no fue aprobada bajo el mecanismo que ordena la
constitución, pero eso es teoría. De facto la reforma será aceptada como válida,
porque favorece a personas poderosas que otorgaron concesiones, para recibir en
retorno “contribuciones” de las empresas favorecidas.
Lo grave, es que ni los partidos políticos de oposición, ni el encargado de
División de Reforma Política Electoral de la MACCIH, Jacobo Domínguez
Gudini, dijeron nada al respecto.
La complacencia con el poder corrupto por parte un funcionario internacional
que vino a Honduras supuestamente a combatir la corrupción y la impunidad,
golpea la dignidad de un pueblo que durante meses salió masivamente a las calles
a condenarla y a exigir cárcel para los delincuentes de cuello blanco. La
hondureñidad no puede olvidar que los protagonistas del saqueo de miles de
millones de lempiras del Instituto Hondureño de Seguridad Social (IHSS), son en
su mayoría, miembros del partido en el gobierno.
Por eso resulta inadmisible que Domínguez Gudini, exhiba sin pudor ni ética, su
cercanía con quienes fueron acusados de financiar parte de su campaña electoral,
con el dinero robado a los derechohabientess.
Como en el acto político partidario realizado la tarde de ayer en la sede del
Comité Central del Partido Nacional, bajo el pretexto de una jornada
capacitación sobre la Ley de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización a
Partidos Políticos y Candidatos, en el que compartió mesa principal con el
candidato a la reelección, Juan Orlando Hernández, directivos del Congreso
Nacional y otros aspirantes a cargos de elección popular.
Vaya ironía! Los que antes alteraron la ley, suscribieron allí un documento
llamado Compromiso de Integridad por Honduras, encabezado con los logos de
la MACCIH y del Partido Nacional , en el que se comprometieron a “cumplir y
hacer cumplir en todos sus alcances la llamada “Ley de Política Limpia” que –
junto a las demás organizaciones políticas de Honduras- y con el asesoramiento
de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras
(MACCIH), se aprobó recientemente en el Congrseo Nacional.”
El personaje de la MACCIH que corteja a los políticos en el poder en Honduras,
estaba allí
El sujeto en cuestión
Una investigación rápida de sus antecedentes, reveló que fue acusado de plagio
por publicar como suyo un artículo que en realidad había elaborado
conjuntamente con Blanca Castaneyra Chavez, su compañera concejala del
Instituto Electoral Veracruzano (IEV).
“El factor socioeconómico en los topes de las campañas: elecciones más baratas”
fue el nombre original del artículo de autoría compartida entre Domíguez Gudini
y Castaneyra Chavez, publicado posteriormente en un compendio sobre Derecho
Procesal Electoral de la Secretaría de Gobernación Federal, como
“Financiamiento y Fiscalización de las Campañas de Gobernador, la experiencia
de Veracruz”, supuestamente escrito por el ahora funcionario de la MACCIH.
La defensa de Domínguez Gudini ante la prensa fue casi infantil. Reconoció la
propiedad compartida del artículo, pero aseguró que lo publicado en la revista de
la Secretaría de Gobernación era de su propia autoría y que no quiso citarse a sí
mismo, porque nunca hace referencias a sus propios escritos anteriores.
Una comparación hecha entre ambos artículos por la acusadora, reveló que son
similares casi en un 100%, por lo que Dominguez Gudini estaba ética y
jurídicamente obligado a citarla. Sobre todo porque de acuerdo a su hoja de vida
publica, su profesión de base es la de abogado, lo que hace imposible que no
supiera que el plagiar, es un delito.
La búsqueda también reveló , que el ahora funcionario de Ia MACCIH fue
elegido concejal ciudadano de Instituto Electoral Veracruzano (IEV) para el
período 2009 – 2018, con el apoyo del Partido Revolucionario Institucional
(PRI). Cargo que ostentaba hasta antes de venir a Honduras.
Cuando apenas tenía un año en el mismo, Jacobo Domínguez Gudini, el hombre
que vino a Honduras a enseñar cómo se hace “política limpia”, fue recusado por
el Partido Acción Nacional (PAN) junto a otro concejal, por lo que sus
denunciantes definieron como evidente parcialidad a favor de Javier Duarte,
entonces candidato a gobernador de Veracruz por el PRI en contra del candidato
del PAN, Miguel Angel Yunes Linares.
Se le cuestionó por actuar “como brazo electoral del gobierno del estado, para
reciclar la camarilla en el poder”. Su desempeño en el organismo electoral fue
muy cuestionado, por no esconder sus vínculos con Javier Duarte, el hasta hace
poco gobernador de Veracruz, y sus simpatías por el PRI.
Duarte ganó la elección para gobernador el tercer estado con mayor población de
México, y en pocos años acumuló, según las autoridades de ese país, una fortuna
de 253 millones de pesos producto del saqueo de los fondos públicos. Lo acusan
por lavado de dinero y delincuencia organizada. Actualmente se encuentra
recluido en una Cárcel Militar de Guatemala, país en el que fue detenido cuando
mientras andaba prófugo. Desde allí realiza todo tipo de maniobras legales, para
evitar ser extraditado a México.
Si bien es cierto, nadie puede ser declarado responsable de los delitos que
cometan otras personas, la sola vinculación con el personaje principal de una
historia de corrupción de altos vuelos polítics como la que protagoniza el
corrupto exgobernador, descalifica éticamente a Jacobo Domínguez Gudini, para
el desempeño de un cargo donde la materia prima de su trabajo es la
transparencia y el combate a la corrupción.
Resulta difícil entender cómo es que fue seleccionado para venir a Honduras a
enseñarnos a combatir la corrupción de los políticos del patio, con esos
antecedentes, más allá del voluminoso currículum que exhibe. Quizás la
explicación sea su cercanía con Francisco Javier Guerrero Aguirre, Secretario
para el Fortalecimiento a la Democracia de la OEA, de dónde depende la Misión
de Apoyo Contra la Corrupción e Impunidad en Honduras (MACCIH).
Esa cercanía ha de ser mucha, porque hasta prologó el libro “El modelo
sancionador de quejas y denuncias y el control de la legalidad electoral” de
Guerrero Aguirre, con un artículo suyo bajo el nombre de “Vigilar y castigar en
materia electoral: El estado de la cuestión”.
El tiene ahora mismo la oportunidad de reivindicarse, pues está inmerso en la
formalidad del proceso de selección de los tres comisionados de la Unidad
Técnica de Financiamiento, Transparencia y Fiscalización. Fuera de esa
formalidad, de antemano sabemos que los tres magistrados ya están escogidos!
Sobre ese tema, el G-16 dejó una advertencia colocada con su carta: “El G-16
considera sumamente relevante que el proceso de selección de los tres
comisionados sea estrictamente basado en mérito, profesionalismo y conducta
moral, dando menor relevancia a la afiliación política.”
Soñar no cuesta nada! Porque esperar que el Ministerio Público actúe de oficio
contra los diputados violadores de la Constitución de la República y la Ley
Electoral… Es una quimera!
Tegucigalpa, 11 de mayo del 2017
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