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Cod Unívoco

372

Revista

Penal y Proc. Penal

Número

85

Título

LA ESTAFA Y LA TARJETA DE CRÉDITO.

Texto

INTRODUCCIÓN

El abordaje teórico de un fenómeno delictivo es amplio y no es sino a través de la interdisciplina


como se logra integrar los diversos enfoques, que permiten la aprehensión global de conductas
relacionadas al campo de la criminalidad, cuya complejidad requiere; del plano normativo, aportes
jurisprudenciales y doctrinarios que conceptualizan al delito, como así también de la perspectiva
psicológica, las características individuales y motivaciones de dichas conductas que como integrantes
sistémicos de un marco social son abordadas por la sociología.

El presente estudio se imprime en esta orientación, e intentará realizar la observación y descripción


de la conducta de estafa, comenzando con la figura básica contemplada en el art. 172 C.P. para
luego detenerme en algunos supuestos cometidos a través del uso de tarjetas de crédito.
Nuestro Código Penal no contempla en forma expresa el delito de estafa realizado a través de
tarjetas de crédito, lo que no quiere decir que la conducta estafadora utilizando este medio no pueda
ser encuadrada en el art. 172 como el 173 (estafas especiales) del C.P. argentino.

Consultando legislación internacional encontramos el Código Penal de Puerto Rico que declara: “Será
sancionada con pena de reclusión por un término mínimo de un año y máximo de diez años, o multa
mínima de quinientos dólares y máximo de tres mil dólares, toda persona que con el propósito de
defraudar a otra, o para obtener bienes y servicios que legítimamente no le correspondan, utilice una
tarjeta de crédito a sabiendas o con motivos fundados para creer que: la tarjeta es hurtada o
falsificada, ha sido revocada o cancelada, el uso de la tarjeta no está autorizado por cualquier otra
razón.”

Modestamente considero que en la próxima reforma de nuestro Código Penal sería interesante
incluir en forma expresa la estafa a través de la utilización de tarjetas de crédito, sin dejar de
considerar que el delito de estafa se encuentra en pleno avance, dúctil a cualquier cambio sobre
todo en nuestra era “cibernética” y que “Nadie en el mundo será capaz nunca de prever las
modalidades y decoraciones2 que la estafa puede revestir”.

LA ESTAFA. CONFIGURACIÓN
La estafa es un delito contra la propiedad que difiere en sus rasgos apartándose de los demás delitos
de acuerdo a las consideraciones criminológicas coincidentes en varios autores, ya sea por la
ausencia de alarma que producen sus características no violentas, o bien por su complejidad
psicológica. Hans Von Heting3 observa en su obra una gran preocupación por la estafa “como un
delito en pleno avance, dúctil a cualquier cambio y cuya peligrosidad reside en la falta de sensación
de peligrosidad general que alarma en delitos de violencia y que despiertan, el instinto del miedo”.

El concepto de estafa se concentra en la figura tipificada por el Código Penal de la Nación Argentina
en el artículo 172 que reza:

“Será reprimido con prisión de un mes a seis años el que defraudare a otro con: nombre supuesto,
calidad simulada, falsos títulos, influencia mentida, abuso de confianza o aparentando bienes,
créditos, comisión, empresa o negociación o valiéndose de cualquier otro ardid o engaño.”

UBICACIÓN EN EL C.P
El presente artículo se encuentra legislado en el Título VI del Libro Segundo del C.P. sobre “Delitos
contra la Propiedad” en el Capítulo IV bajo el nombre de “Estafas y otras Defraudaciones”. Esto
permite afirmar que el legislador quiso reflejar todas las señas personales del tipo de estafa del art.
172 como la especie de algo más genérico que es la DEFRAUDACIÓN. Por lo tanto la estafa es la
“Acción de Defraudar.” Si embargo, desde un enfoque criminológico la estafa no se agotaría en la
presente norma.

“...La estafa se estructura como un ataque a la propiedad consistente en una disposición de carácter
patrimonial perjudicial, viciada en su motivación por el error que provoca el ardid o el engaño del
sujeto activo que persigue el logro de un beneficio indebido para sí o para un tercero. De esta noción
resultan como elementos típicos diferenciales del delito el dolo al principio (anterior al acto de
disposición) exteriorizado a través del ardid o engaño y la correlativa ilegitimidad inicial de la
disposición patrimonial decidida por el error, es decir debe haber relación causal entre el ardid y el
error que decide la disposición patrimonial...4.

OBJETO MATERIAL

El objeto material está constituido por la adquisición fraudulenta o abusiva de una ventaja
patrimonial con perjuicio hacia un tercero, por lo tanto “el objeto material” son todos aquellos
bienes que constituyen el patrimonio, susceptibles de valor económico y que de un modo u otro
impliquen disminución.
SUJETOS

El Sujeto Activo; cualquiera puede revestir este carácter pues la ley comienza con la expresión “el
que..”, no exige calidad ni situación. Resulta obvio que para revestir la calidad de sujeto activo debe
defraudar a otro u otros mediante un ardid o engaño con el fin de obtener una disposición
patrimonial dañosa e injusta, esta acción debe ser dirigida intencionalmente a despojar a alguien de
algo mediante el medio comisivo indicado en la figura.

El Sujeto Pasivo; es el titular del bien jurídicamente tutelado por el art. 172 del C.P. y es siempre
aquel cuya propiedad o derecho se agravia con el correlativo perjuicio patrimonial. En relación a este
tema jurisprudencia vinculada al T.S.J establece que; se debe tener en cuenta que la inteligencia
humana tiene una variedad enorme de grados, de modo que lo idóneo para unos no lo es para
otros.

La aptitud para engañar, está condicionada por la aptitud o condiciones para ser engañado y esto
recién se revela una vez caído en el engaño. Para esto la situación en que es colocado el sujeto pasivo
es la que a menudo encierra la insidia. Puede ser privado de la reflexión necesaria o del tiempo
preciso; así el silencio, la desnuda mentira o la reticencia pueden ser tanto o más peligrosas que la
maniobra mejor urdida.5
Se afirma que cualquier persona puede ser autor del delito de estafa, pero no sucede lo mismo con el
sujeto pasivo, que tiene que ser alguien con capacidad psíquica para tener noción correcta respecto
de aquello sobre lo cual lo induce en error. También debemos distinguir entre el sujeto pasivo o
víctima, con el sujeto pasivo del engaño, (en general coinciden ambos en una misma persona), pero
puede suceder lo contrario.

En razón a la naturaleza jurídica de la estafa, podemos distinguir claramente sus cuatro elementos, el
Engaño, Error, Disposición Patrimonial y Perjuicio ¿Y el Beneficio Patrimonial?; “El delito de estafa no
requiere como elemento esencial el provecho patrimonial del autor o de un tercero”.6

Esto sin dejar de tener en cuenta algunos autores, como Rojas Héctor etc., que consideran que el
engaño tendría como subelementos el error y la falsedad.

La estafa se sustenta sobre dos formas genéricas de fraude, que importan el ardid y el engaño, a su
vez el perjuicio, el error y la disposición patrimonial deben estar vinculados subjetiva y
objetivamente, lo primero como ingrediente de inducción, mantenimiento o refuerzo del error de la
víctima; lo segundo a través de una relación causal sucesiva, entre el fraude, el error y la disposición
patrimonial.

Seguidamente analizaré estos elementos, sin dejar de lado como se manifiesta la Jurisprudencia al
respecto.

La Real Academia Española, define al ardid como el artificio o medio empleado mañosamente para le
logro de algún intento; en cambio el engaño indica que es la falta de verdad en lo que se dice, hace,
cree, piensa o discurre. No obstante ese matiz diferencial para la ley tiene un mismo valor por ser el
significado que les da el codificador al separarlos con la conjunción “o” por lo tanto jurídicamente no
tienen distintos sentidos, pues ambos importan una deformación de la verdad y producen iguales
consecuencias respecto de la estafa.

En relación al ardid el T.S.J.7 se pronunció del siguiente modo: “ Es el astuto despliegue de medios
engañosos y requiere en forma indispensable la maniobra intencional de alguna actividad cuyo
efecto sea el de hacer aparecer a los ojos de la víctima una situación falsa como verdadera y
determinante. Por eso es que la comisión de la estafa comienza con un ardid cuyo objetivo es
suscitar un error, y a su vez, en ese error se apoya la determinación tomada de efectuar la prestación
que se traduce en perjuicio”. Y respecto al engaño, “ Es el fingimiento de que es, lo que realmente
no lo es, el tipo del art. 172 de C.P. no requiere un determinado grado de idoneidad objetiva en el
engaño, sino que basta que la conducta que adopte el autor simule o disimule frente a la víctima una
realidad, cualquiera sea la fórmula o procedimiento que utilice para hacerlo.”

El error, es la consecuencia inmediata de una representación falsa afirmada como verdadera, es


precisamente esa falsa representación la que induce a la víctima a efectuar la disposición patrimonial
perjudicial, “Es la distorsión de la verdad”.

En la estafa no basta la potencialidad del daño, éste deber ser real y efectivo. El perjuicio patrimonial
no es sólo el pecuniario, tampoco es necesario que exista pérdida o disminución material de un bien,
sino que bastará que haya una restricción o perturbación en el patrimonio del disponente
engañado.8

Por lo tanto:
ARDID O ENGAÑO ERROR DISPOSICIÓN PERJUICIO

EJEMPLIFICACIÓN EXPRESADA POR ARTÍCULO 172 DEL C.P.

*Nombre Supuesto: es el uso de nombre falso, debe ser determinante del engaño en la víctima. El
nombre supuesto constituye ardid cuando es el motivo originario de la disposición patrimonial
perjudicial. Este nombre falso puede estar unido a otros medios enunciados.

*Calidad Simulada: es un modo de asumir condiciones personales que no son las que le otorgaron la
convivencia social. La falsedad recae sobre un estado, un cargo o una situación jurídica que no se
ostenta, que puede asumir la categoría de un engaño capaz de inducir a una disposición patrimonial
a través del error de la víctima.
Para que se configure dicha calidad es necesario que la actividad o despliegue verbal del imputado
anunciando su gran solvencia económica, se complete con otros datos reales como contratos, títulos
de propiedad, referencias comerciales, acciones a la orden, etc. los que maliciosamente conectados
entre sí, hubieran vencido la resistencia del futuro damnificado.9

*Falsos Títulos: implican un modo o forma de simular una calidad que no se posee, el título es una
calidad que habilita para determinadas funciones o que contiene ciertos honores. Responde por el
delito de estafa en este caso, por ejemplo; quien actuó en forma engañosa, aparentando
implícitamente una falsa calidad de funcionario público y sacando provecho pecuniario del estado de
confusión en que se encontraba la víctima, surgido de la actuación de aquél y fortalecido por la
circunstancia de que se hallaba realmente en infracción.

*Influencia Mentida: aquí se exige que la disposición patrimonial perjudicial para la víctima, sea la
consecuencia de una supuesta influencia del sujeto activo. La jurisprudencia ha considerado que
comete estafa valiéndose de este supuesto quien sobre la base del cargo que desempeña promete la
obtención de un beneficio.

*Abuso de Confianza: según parte de la doctrina, como es el caso de Soler, para que se configure
este supuesto, la confianza no debe ser anterior a la entrega de la cosa sino creada por el autor
especialmente para el caso.10 También se satisface cuando el agente busca o preordena
intencionalmente la captación de la confianza de la que luego abusará.11
No obstante lo anteriormente dicho, en los casos de abuso de confianza preexistente, el delito de
estafa requerirá para su configuración un “plus” para que el engaño tenga la entidad necesaria que
requiere ese delito.

*Aparentando Bienes, Crédito, Comisión, Empresa o Negociación: el término “apariencia” se


proyecta sobre todos y cada uno de los enunciados de la ley, o sea; bienes, créditos, comisión,
empresa o negociación. De lo expuesto que todos están denotando algo que es irreal, y en tal
sentido constituyen una deformación de la verdad, tendiente hacer caer en error al sujeto.

Falsa Manifestación de Bienes: en el caso que analizaré más adelante, veremos que el autor
manifiesta poseer determinados bienes a fin de que le otorguen la tarjeta de crédito, éste es un
supuesto con responsabilidad a cargo del titular; constituyendo una hipótesis con fraude inicial
imputable al titular de la tarjeta. (pag. 13).
Apariencia de Crédito: aquí el sujeto activo introduce para engañar a la víctima una institución de
crédito o una persona física o jurídica que respaldará su solvencia.

Aparentando Comisión: es la falsa invocación de una representación para obrar a nombre de un


tercero o más allá del mandato conferido, y dicha representación falsa implica el cumplimiento de un
encargo, orden, facultad, o mandato, usada por el sujeto activo par engañar.

Aparentando Empresa o Negociación: será necesario utilizar en este supuesto, para engañar,
cualquier tipo de organización real o inexistente con o sin fines de lucro.

También debemos tener en cuenta que la ley es muy amplia, pues además de los engaños especiales
que anteriormente enuncie conforme al art. 172 del C.P. acepta cualquier otro engaño y no sólo uno
astuto o grave, lo que se requiere en definitiva es que; esa conducta haya tenido éxito en el caso en
concreto, o sea que haya viciado efectivamente la voluntad dispositiva de la víctima. Advertimos así
que la expresión “cualquier otro ardid o engaño” le da un sentido enunciativo a la norma
mencionada.
LA ESTAFA Y LA TARJETA DE CRÉDITO

LA CIFRA NEGRA EN EL DELITO DE ESTAFA

Un concepto conveniente en su aclaración es el de la cifra oscura o cifra negra de la criminalidad, en


su acepción mas restringida indica y comprende a la porción de la criminalidad que permanece
desconocida, este concepto criminológico alude a aquellas cifras de delitos efectivamente cometidos
que por diversas razones y en términos generales no llegan a ser contenidos por la cifra conocida y
registrada de la criminalidad, según Wolf Middendorff12 en su obra Sociología del Delito expresa:
“...Podría suponerse que al delito, sigue normalmente su castigo por la justicia, lo cual no es en
absoluto y de ninguna manera así, entre los delitos cometidos pero no conocidos y aquellos de que
tiene noticia la policía o la justicia dando lugar a la instrucción de una causa (siendo por ello datos
estadísticamente registrables), se intercala como una nube gigantesca e impenetrable la cifra negra,
un número ficticio con el que se designa la relación de tensión entre lo conocido y lo desconocido...”.

La literatura criminológica distingue a determinados delitos como susceptibles en mayor grado a


integrar dicha cifra, incluyendo en ésta algunos tipos de ESTAFAS; existe un proyecto en el
Departamento de Derecho Penal y Criminología de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales junto
con el Centro de Investigaciones Jurídicas y Sociales de la U.N.C. que no pretende descifrar ni obtener
aproximadamente el volumen real de cifra negra en el delito de estafa, sino solamente, tiene por fin
acercarnos a una realidad, con las connotaciones que le son propias.
En este estudio, la metodología aplicada tiende a observar y detectar ciertas regularidades empíricas,
por lo que, se seleccionó como técnica de recolección de datos la encuesta, representando la misma
un método directo, a fin de lograr mediante el contacto con la víctima datos no asequibles de otro
modo. En dicha encuesta se observa que existe un significativo porcentaje de cifra oscura, que
deviene de la omisión de denuncias por los comerciantes

También he agregado a este estudio:

· La consulta a prontuarios de las distintas Unidades Judiciales (ex precintos) de nuestra provincia de
Córdoba.

· Lectura y análisis de sentencias, en especial las provenientes de la Cámara de Acusación.


Examiné cuarenta casos en los cuales, pude observar que el instrumento utilizado para perpetrar la
estafa en un 95% corresponde a tarjetas de crédito y cheques.

INSTRUMENTO Nº DE CASOS PORCENTAJE

Tarjeta de Crédito 22 55%


Cheque 16 40%

Otros 2 5%

TOTAL 40 100%

Del análisis de los instrumentos utilizados, se desprende la idea de una escala, cuyo orden obedece al
grado de confianza y credibilidad que el instrumento posee y genera en la persona estafada, la
tarjeta de crédito se puede ubicar en primer lugar de ésta, ya que posee toda una organización que la
respalda, otorgando la idea de un mayor contralor, debido a las características o propiedades que el
instrumento posee per se y que transmite, con independencia del portador; a las cuales se le
sumarían las especiales características, (nivel imagen, verbalización, solvencia, etc.) que de acuerdo a
estudios de personalidad, manipula el estafador predisponiendo de este modo la interrelación con el
sujeto víctima de la estafa.

Hay que tener presente que ...” No se requieren aparatosos despliegues, ni trampas astutamente
urdidas para que el fraude se tenga por consumado. Sólo basta que se utilicen medios singulares,
hábiles y mañosamente urdidos en forma tal de generar errores determinantes de disposiciones
patrimoniales perjudiciales en las víctimas, se debe tener en cuenta que, si el comportamiento del
acusado estuvo o no dotado de las falaces maquinaciones propias del ardid, consistente en una
apariencia montada que se vio acompañada de palabras, gestos, diligencias, explicaciones, estados
anímicos y demás circunstancias propias de una VERDADERA PUESTA EN ESCENA EMBUSTERA...”.13

Por lo tanto podemos afirmar que para aceptar la existencia y causalidad psicológica de un fraude
penal no hay por que concentrarse en su faz puramente externa y requerir una abundante riqueza de
formas o aparatosas maniobras, pues el lenguaje y la técnica de la estafa pueden asumir hasta la
forma del silencio o de la reticencia.

MODALIDADES
Continuando con el análisis de los elementos que conforman el hecho delictivo, nos encontramos
con la modalidad utilizada, es decir; la forma o modo en que la misma se realiza en relación al ámbito
hacia el cual es dirigida (partiendo de la premisa de que el mismo delito puede adoptar distintas
modalidades y connotaciones en función a su localización).

En los relatos de las encuestas practicadas, he observado ciertas regularidades en torno a la


modalidad en que se ha cometido la estafa con tarjeta de crédito, como por ejemplo las siguientes
descripciones: “vino apurado,” “actuó en forma natural”, etc. Los relatos en su conjunto permiten
inferir rasgos regulares en relación al modus operandi básico, cuya referencia inmediata pareciera
ser la de una compra corriente, rápida y sin preparación.

RASGOS DEL AUTOR DEL DELITO

El conjunto de datos recolectados por la encuesta, transmiten la marcada preferencia del actuar sólo
o en pareja, (situación que contribuiría a solventar la imagen que intenta proyectar éste a la posible
víctima de la estafa). Desempeñaría un papel relevante en la configuración del delito, la personalidad
del estafador, podemos observar en la siguiente tabla, la imagen que transmitió éste a los estafados.
VESTIMENTA Nº DE CASOS PORCENTAJE

Muy Buena 13 32,5%

Buena 22 55%

Modesta 2 5%

Mala 1 2,5%
TOTAL 40 100%

El alto porcentaje de una muy buena y buena vestimenta permite confirmar empíricamente, lo que la
literatura criminológica establece en relación a este punto, ya que nos habla del estafador como:“-La
contrafigura del individuo sospechoso, que se presenta pobremente vestido y que no tiene meta ni
ocupación fija-“14

“-Para el estafador es necesario brindar una imagen que represente un status social elevado-”.15
En relación a las características de verbalización, (la comunicación oral, representativa de un
mensaje, que traduce una situación o condición determinada) utilizada por el estafador se estableció
que en más del 80% del total de los casos, las respuestas se orientan hacia una muy buena y buena
instrucción, esto podría explicarse, volviendo a la manipulación de la imagen, por parte del autor;
siendo la instrucción parte integrante de la misma, cuya impresión positiva en la víctima logra el
estafador utilizando el lenguaje verbal, así como la simpatía y la seducción.

Referido a la instrucción aparente del autor:

INSTRUCCIÓN APARENTE Nº DE CASOS PORCENTAJE

Muy buena 9 22,5%


Buena 24 60%

Regular 5 12,5%

No recuerda 2 5%

TOTAL 40 100%
La puntualización de los dos aspectos mencionados (vestimenta e instrucción aparente) no agota
otras descripciones, pero pretende reflejar los elementos más frecuentemente utilizados para la
consecución del engaño; el ropaje necesario caracterizado por la ocupación, cargo y relaciones
adecuadas a un status determinado y la verbalización, seguridad y naturalidad propias de un cliente
común, son los elementos que parecen satisfacer las expectativas del comerciante, disponiéndolo a
la confianza, disposición por otra parte conocida y explotada por el estafador.

SUPUESTOS

1-Supuestos con responsabilidad a cargo del titular; aparece una hipótesis con fraude inicial
imputable al titular de la tarjeta, sería el caso en que el tarjetahabiente ha obtenido el instrumento
simulando poseer bienes con los que eventualmente ha de responder o aportando garantías falsas.
Con la tarjeta en su poder realiza de inmediato adquisiciones de bienes o servicios, hasta que
recibida la facturación a la finalización del primer ciclo en la que se incluye el costo de expedición del
documento, no paga. La acción es constitutiva del delito de estafa legislado en el art. 172 del C.P. en
cuanto declara punible la conducta de quien defraudare a otro “aparentando bienes”, en este
supuesto hay que destacar el deber mínimo de diligencia en al verificación por parte de la empresa
prestataria del servicio, de las garantías o solvencia invocadas, ya que no constituye maniobra o ardid
idónea para la estafa el invocar una identidad y solvencia que el damnificado no verificó, ya que la
propia torpeza y negligencia no pueden aducirse para configurar dichos recaudos.
Otra hipótesis; se manifiesta en la posibilidad de que el titular de una tarjeta de crédito, conocida la
cancelación de su cuenta o el vencimiento del instrumento, lo adultere y así, lograda la apariencia de
operabilidad realiza adquisiciones de bienes y servicios en distintos comercios. Aquí el autor ha sido
titular legítimo de su tarjeta, hay un fraude sobreviniente a partir del momento en que comienza a
usar el documento adulterado, adquiriendo bienes y servicios, aparentando ardidosamente ser el
titular de una cuenta operable. El beneficio indebido, aparece manifiesto, así como la disposición
patrimonial perjudicial que determina respecto de la empresa prestataria del servicio, o los
comercios adheridos según los casos. La conducta descripta en esta hipótesis debe ser calificada
penalmente como uso de documento adulterado reiterado, en concurso ideal con estafa reiterada,
en tantas ocasiones como usos se hallaren acreditados (art. 54 55, 172, 296 C.P.) han existido
debates acerca del medio comisivo del delito, discutiendo sobre si la tarjeta de crédito ostenta dicha
calidad o no de documento constitutivo del delito contemplado en el art. 292 del C.P. (falsificación),
Durrieu16 se orienta por la respuesta afirmativa, (con apoyo en antecedentes) este autor concluye
que: “... Nos encontramos ante un instrumento privado dotado de la fe pública necesaria, por
cuanto precisamente esa fe se relaciona con la creencia en la autenticidad del documento...” Debe
necesariamente creerse que el instrumento prueba el derecho emergente de él. Y el derecho surge
de la tarjeta de crédito ya por sí misma o como elemento probatorio de un contrato anterior.

2-Supuestos con fraude inicial a cargo de un tercero: aquí, quien adquiere bienes o servicios, simula
ante los comerciantes ser el titular de la tarjeta de compra o de crédito que exhibe, imitando una
firma en los cargos correspondientes. Esta sola maniobra común a los supuestos siguientes
configuran el delito de estafa mediante falsificación de instrumento privado, en concurso ideal (art.
172 y 292 C.P.). Podemos ver los siguientes casos:
a) Sustracción y Posterior Uso: un individuo sustrae en las circunstancias a que hace referencia el art.
162 C.P. diversos efectos personales y entre ellos una tarjeta de compra o de crédito. Con la misma
se presenta en diversos comercios, donde imitando la firma del titular adquiere bienes y servicios.
Como la empresa prestataria del servicio, no ha tenido tiempo material de boletinizar la sustracción,
el comerciante ante el cual es exhibido, presume la legitimidad de su tenencia y uso. El agente
comete entonces el delito de hurto (apoderamiento de la tarjeta) en concurso material o real con
estafa mediante falsificación de instrumento privado (uso ilegítimo) concursados estos últimos
idealmente, reiterada en tantas oportunidades como usos se verificaran (arts. 162,172,292, 54 y 55
C.P.)

b) Hallazgo y Posterior Uso: en este caso, el hipotético autor encuentra extraviada una tarjeta de
compra o de crédito, decide utilizarla concurriendo a varios comercios, donde imitando la firma del
titular, adquiere bienes y servicios. En cuanto a la tipicidad y antijuridicidad del uso, no se insiste por
cuanto se trata de la misma descripta en el supuesto anterior. Habrá también reiteración, conforme
se verifique más de un uso. En la mayoría de los casos investigados se constató que escapó
considerar, tanto en el momento de la acusación fiscal, como al dictarse la sentencia condenatoria, la
tipicidad y antijuridicidad del hecho inicial por el cual fortuito o casual, el agente entró en la posesión
de la tarjeta. Evidentemente, este acto configura el delito de apropiación de cosa perdida, descripto
en el art. 175 inc. 1 del C.P. así la calificación adecuada debiera ser entonces: apropiación de cosa
pérdida en concurso real o material con estafa reiterada, cometido mediante falsificación de
instrumento privado, delito este último con el que concurre idealmente. (art. 175 inc.1, 172, 292, 55
y 54 C.P.) Según Durrieu 17 declara que; “...No se perfecciona el delito cuando simplemente se
ejerce poder sobre la tarjeta, sino cuando se apropia de ella comportándose como tenedor legítimo.
La perfección del delito solo ocurrirá cuando se actúe como propietario o tenedor legítimo..”.
Estas expresiones inducen a error y parecen contradecirse con todo el contexto del artículo ya que
en primer lugar la apropiación de este instrumento en particular configura un hecho típico autónomo
aun cuando el autor no actúe como titular propietario o tenedor legítimo. El delito se perfecciona en
este caso cuando el autor toma para sí el rectángulo plástico en el que se encuentra individualizado
el titular, número de cuenta y domicilio o devolución en caso de hallazgo, privando a la persona
designada en la tarjeta del conjunto de derechos que del propio instrumento dimana. En segundo
lugar comportarse como titular legítimo de una tarjeta apropiada por vía de hallazgo, no sería otra
cosa que usarla adquiriendo bienes y servicios. Estos usos importarían la comisión del delito de
estafa del 172 del C.P. que concurriría materialmente con la apropiación de cosa perdida del art. 175
inc. 1 C.P. en cambio si la apropiación de la tarjeta impone para la configuración del delito
comportarse como titular usándola la concurrencia sería ideal.

SUPUESTO COMPLEJO

Éste se trata de un caso real conocido casualmente, ignorando si hubo o no investigación penal. El
titular de una tarjeta de crédito concurre a cenar con un grupo de personas a un establecimiento
comercial adherido a la empresa que le extendiera su tarjeta de compra, al momento de hacerse
cargo del pago, entrega al mozo el instrumento con el cual, luego el adicionista verifica su vigencia y
extiende el cargo correspondiente. Nuevamente el mozo se apersona al cliente entregándole el
cargo y una tarjeta fuera de circulación, de la misma empresa, guardando para sí la que le fuera
entregada originariamente. Obviamente, el cliente solo verifica el monto consignado en el cargo
mientras guarda la tarjeta de compra mecánicamente sin advertir la sustitución. Varios días después
el titular de la tarjeta concurre a otro comercio a efectuar una compra y recién allí advierte que la
tarjeta que exhibe no es la propia. En dicho ínterin un tercero a manos de quien fuera a parar la
tarjeta, efectúa gastos por sumas considerables imitando la firma del titular.
Nos encontramos aquí con una actividad divisible y que desde el punto de vista penal proyecta el
perjuicio en dos direcciones; el titular de la tarjeta es damnificado en tanto que deberá responder
por los gastos que se efectuaran a su nombre, hasta el momento que advierte la sustitución de la
tarjeta. La empresa prestataria del servicio deberá responder ante los comerciantes por los gastos
que se efectuaran desde el aviso que recibiera hasta la boletinización de la cancelación de la tarjeta.

Ahora bien ¿qué delitos se cometieron?:

*El tercero receptor de la tarjeta y que efectúa las compras imitando la firma del titular comete el
delito de ESTAFA MEDIANTE FALSIFICACIÓN DE INSTRUMENTO PRIVADO, reiterada en concurso
ideal (172, 292, 54 y 55 C.P.) hay un fraude inicial por cuanto esa era la única finalidad con que
recibía y utilizaba la tarjeta de la que no era titular.

*El mozo del establecimiento responde penalmente en cuanto a la maniobra en virtud de la cual se
apropia de la tarjeta como autor del delito de retención indebida ( art. 173 inc. 2) toda vez que la
recepción de la misma fue regular en virtud de una obligación que le era propia pero su conservación
y posterior destino es ilegítima a partir del momento en que valiéndose de un ardid sustituye la
tarjeta por otra haciendo caer al titular en el error de que recibía la propia, pero también debe
responder por el uso que finalmente se diera al instrumento en cuestión, nunca puede ignorar que
dicha tarjeta entregada a un tercero sea por precio o a título gratuito iba a ser utilizada con fines
lícitos. En cuanto a esto responde por el delito de ESTAFA MEDIANTE FALSIFICACIÓN DE
INSTRUMENTO PRIVADO a título de partícipe necesario (art. 172, 292, 45 C.P.) por lo que a efectos
de graduación de la pena es equiparado al autor, en tanto que existió un auxilio o cooperación sin los
cuales el delito en cuestión no hubiera podido cometerse.

EL PERJUICIO Y SU ACREDITACIÓN

El problema más serio que puede presentarse en torno a este tema, es la acreditación efectiva del
perjuicio.

“...Desplegada la actividad fraudulenta aún cuando se vieran satisfechos sus efectos perjudiciales con
posterioridad no se extingue la posibilidad de promover la consiguiente acción penal. Aún cuando
después del hecho, se devuelva o recupere el dinero, se configura el delito de estafa, si se obtuvo
mediante ardid la entrega indebida de un bien patrimonial, con el correlativo detrimento económico
de la víctima o sujeto pasivo, ya que la consumación del delito no puede hacerse depender de
eventos ulteriores..” 18 .

REITERACIÓN-DELITO CONTINUADO
Se considera que al adquirir fraudulentamente bienes o servicios mediante el uso de tarjeta de
crédito ya sea por parte de tenedores ilegítimos, como por sus titulares, (en la forma irregular) habría
REITERACIÓN de hechos delictivos, en tantas ocasiones como usos aparecieran verificados.

También se reconoce que, en algunos casos puede no tratarse de reiteración y, aún cuando se
verificara pluralidad de usos, configurase un DELITO CONTINUADO.

Se debe analizar esta distinción en el caso concreto, la reiteración aparece legislada en el art. 55 del
C.P. se trata de hechos independientes que concurren materialmente, imputables a un mismo autor,
se regla la escala de penas a aplicar por el juzgador en el caso de que la sentencia resulte
condenatoria. La norma señala que frente a hechos independientes reprimidos con una misma
especie de pena, la penalidad aplicable al reo en tal caso, tendrá como mínimo el mínimo mayor,
mientras el máximo lo obtendremos de la suma resultante de la acumulación de las penas
correspondientes a los distintos hechos. Pero posteriormente, la realidad y la experiencia
demostraron que, en determinados casos en que existía pluralidad de acciones, la acumulación de
penas se convertía a la hora de la sentencia condenatoria, en una sanción excesiva. Así en beneficio
de la aplicación de una pena única mas reducida aparece la figura del delito continuado, (debe existir
pluralidad de hechos, dependencia de estos entre sí y su sometimiento a la misma sanción legal).
En los casos de pluralidad de usos fraudulentos de tarjeta de crédito siempre habrá reiteración, y
solo se admitirá la existencia de delito continuado cuando se acredite por ejemplo; que tales usos,
tenían por finalidad la adquisición de una cantidad y especie de bienes y servicios concreta y
predeterminada. 19

CONCLUSIÓN

Luego de lo expuesto precedentemente, puedo afirmar que el delito de ESTAFA cometido mediante
el uso de tarjetas de crédito, constituye una práctica común en el ámbito delictivo, por lo que sería
conveniente, a mi parecer, una legislación acorde a este fenómeno.

Nadie duda que la sociedad avance a pasos agigantados, y esto implica un avance en la regulación
legal de las conductas que se presentan como regulares o continuas en la realidad, y debido a la
situación económica que atraviesa hoy nuestro país la Estafa se presentaría como una de las
conductas delictivas potencialmente idónea o eficaz para lograr los fines del autor de dicho delictivo.

BIBLIOGRAFÍA
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LERNER EDITORES ASOCIADOS 1983.

*OSCAR HERMELO. “LA TARJETA DE CRÉDITO EN EL DERECHO PENAL”. Ed. PENSAMIENTO JURÍDICO.
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*SANDRA RABIBOVICH. “OPÚSCULO DE DERECHO PENAL Y CRIMINOLOGÍA. RASGOS


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*MIDDENDORFF WOLF. “SOCIOLOGÍA DEL DELITO”. Ed. OCCIDENTE, MADRID. 1961.

*NÚÑEZ RICARDO C. “MANUAL DE DERECHO PENAL”. PARTE GENERAL

*CÓDIGO PENAL. ADVOCATUS. AÑO 2002.


Notas

1 Adscripta de Derecho Penal II de la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales UNC.

2 T.S.J. CÓRDOBA 23/03/45 L.L. t 38 pag. 414

3 Ver MIDDENDORFF, W. Sociología del delito, Ed. Occidente, Madrid 1971.

4 Cámara de Acusación A.I. Nº 162 12/10/90. Causa: “Rodriguez Lorenzo y otro”.

5 T.S.J. Sala Penal Causa: “Canalis Miguel Ángel” Año 1992.


6 Cámara de Acusación Causa: “Olmedo Mario Roberto” Año 1977.

7 T.S.J. Córdoba 14/08/70 Selec de Jurisp. T 4. pág. 198

8 B.J.C. Publicación, Año 86’.

9 Cámara de Acusación. Nº 127. Año 1981. Causa: “Vélez, Roque Víctor”.

10 T.S.J. Sala Penal Sent. Nº 180. Año 1991.

11 Cámara de Acusación Nº 137. Año 1980. Causa: “Caro, José y Otros”.

12 Ver MIDDENDORFF, W. Sociología del delito, Ed. Occidente, Madrid, 1961.

13 Cámara de Acusación. Causa: “Domínguez, Julio César y Otros”, Año 1990.

14 “Las Fuerza más importantes del mundo circundante del estafador son de naturaleza
subjetiva”.(Hans Von Hentig).
15 H. Marchiori, Delito y Personalidad, Ed. M. Lerner Editora, Córdoba, 1984.

16 “La Falsificación”. Publicación 97’.

17 “La Falsificación” Publ. Cit. 105.

18 Capital Federal. Rosario 4/10/90. 1-279.

19 Capital Federal. Bahía Blanca. 90’. Sala IV.

Autor

ANALÍA DE LOS ANGELES CEPEDE DE SMITH1

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