PP. 145. 16. 2. Los lugares y los Sociolugares. LUGAR 17. El concepto de lugar como unidad de análisis sociofísica y no únicamente espacial. 18. “Por “lugar” se entiende el sitio localizado geográficamente en el ambiente construido en relación con los significados adquiridos, debido a las prácticas que allí ocurren, las reglas que la regulan y cómo se negocian las interacciones personales y la forma de acceder a dichos lugares (Merril, Snow, y White, 2005, Páramo 2007). El lugar, entonces, es construido arquitectónica, social y psicológicamente; denota unas transacciones con el ambiente físico que nos rodea, al igual que una creación cultural que dota de significado el ambiente en que nos movemos. […]” SOCIALIZACIÓN 20. “Mediante el proceso de socialización llega el individuo a ser miembro de la sociedad, dotado de las conductas comunes, propias de su sociedad particular. El individuo se adapta al grupo aprendiendo las conductas que llevan a la aprobación por parte del mismo. Aunque el término socialización se usa generalmente en relación con el desarrollo del niño, se trata de un proceso general y es aplicable a los adultos de cualquier edad cuando se vinculan a nuevos grupos u organizaciones. La socialización, entones, se lleva a cabo toda la vida, especialmente en las fases de transición tales como la entrada en la escuela, el ingreso al trabajo, el matrimonio o la migración a otro país [o ciudad]. El objetivo de la socialización es llevar al individuo a ajustarse dentro de una sociedad y los grupos a los que pertenece si quiere ser aceptado como miembro del grupo social. El análisis de las influencias culturales ha mostrado que la sociedad es una base fundamental de la conducta social.” 23-24 “Si bien es cierto que las relaciones sociales se han estudiado en los contextos de la vivienda, los hospitales, la escuela y en los lugares de trabajo, en menor medida se ha investigado la socialización en los espacios públicos y en aquellos que siendo privados tienen una vocación colectiva y cumplen una función socializadora. Aunque la temática sobre el espacio público ha llamado la atención de planeadores, políticos y del público en general, los estudios sociales sobre la vida social en el espacio público, es de desarrollo relativamente reciente. En los Estados Unidos se han destacado los trabajos de Erving Goffman, Jane Jacobs, Bernard Rudofsky y Lyn Lofland evidenciando las formas de relación que se dan en los distintos escenarios de la vida pública en la que predominan predominantemente [sic] extraños. En nuestro medio, el estudio de la dimensión social del espacio público es aún más reciente (Saldarriaga, 2000, Pérgolis, 2000, Silva, 2004, Yory, 2007, Páramo y Cuervo, 2006, Páramo, 2007 Páramo y Cuervo, 2009). Con menos frecuencia se han iniciado estudios que se encuentran en la interfase entre el lugar de vivienda y el de trabajo. Ray Oldenburg emprendió la tarea de demostrar que una parte esencial de la verdadera calidad de vida de las ciudades modernas, es la posibilidad de contar con lugares comunitarios, libres o también gratuitos, a los que llamó: “Tercer Lugar”, donde la gente puede reunirse, conversar, compartir y establecer nuevas relaciones no guiadas por el interés o por la obligación. El bar, el café, el pub, la calle principal, el parque, la cervecería, etc., son sitios que mejoran significativamente la vida comunitaria y las relaciones entre las personas que habitan un mismo vecindario. Las virtudes que para la salud mental y psicológica tiene poder acceder a un tercer sitio, han quedado ampliamente demostradas por el trabajo de Oldenburg (1999). Al mismo tiempo, como señala este autor, estos lugares son esenciales para el fundamento último de la democracia y sirven para promover la igualdad mediante la no discriminación. Incluso, promueven la libre asociación de las personas y dan un fundamento básico a la acción política, como veremos más adelante. 24 La idea de tercer lugar para este tipo de escenarios viene de que el primero es el hogar, la familia, y el segundo es el trabajo. Para Oldenburg cabe dentro de esta definición el espacio público (la calle principal, el parque o la plaza), pero dada su gradual desaparición como lugar de encuentro y de socialización (en los parques vemos gente sola caminando, meditando o haciendo ejercicio), restringiremos nuestras observaciones y análisis a aquellos lugares que, siendo privados, prestan una función socializadora, a los que denominaré de ahora en adelante “sociolugares”. Su carácter está determinado por una clientela regular y por un ambiente de diversión, lo cual contrasta con el envolvimiento más serio que tiene la gente en otras esferas. Aunque radicalmente inapropiado para una casa, el sociolugar es notoriamente similar a una casa en cuanto al confort psicológico y condiciones que ofrece. Este tipo de lugares se han venido convirtiendo en el corazón de la vitalidad social de la comunidad en los centros urbanos. En la ausencia de la vida pública en el espacio público como consecuencia de la vida agitada de los tiempos modernos, el advenimiento del automóvil, la inseguridad, han desaparecido muchas prácticas culturales que estaban situadas en el espacio público como la religiosidad, la socialización, el entretenimiento y el comercio. […] El sociolugar aparece entonces como un refugio en el que las personas buscan socializar, aunque mediados estos procesos por el consumo y por consiguiente limitando las posibilidades para quienes por su nivel de ingresos no pueden acceder a este tipo de lugares. 24. Antes de la era industrial no existía una clara distinción entre el lugar de vivienda y el del trabajo; la industrialización los separó dando lugar a la división entre lo público y lo privado. Si bien los sociolugares existían antes de esta separación, a partir de la diferenciación entre el lugar de vivienda y el trabajo se hicieron más necesarios. 25. […] Oldenburg sugiere que los jardines, calles, bares, cafeterías, cafés, oficinas de correo, y otros terceros lugares como son denominados por él, son el corazón de una vitalidad social de la comunidad y el soporte de una democracia en funcionamiento. Promueven la igualdad social por la nivelación de la situación de los clientes, proporcionan una base para la política, crean hábitos de asociación pública y ofrecen apoyo psicológico a las personas y a las comunidades. 123. Una de las causas por las cuales la gente recurre a los sociolugares y no al espacio público en sí es por seguridad [otra es por aceptación]. 125. El autor muestra la desintegración social que conlleva la privatización de los espacios de socialización. 137. Pareciera que al Estado no le conviniera que la gente se reuniera; los planeadores urbanos han mostrado desidia frente a la necesidad de la gente por socializar; han delegado esta responsabilidad al sector privado. 138-139. Una ciudad bien gestionada debe contemplar el balance entre la vida doméstica, el trabajo y la posibilidad para socializar y divertirse, cada una contextualizada dentro de lugares que, aunque físicamente sean distintos, estén integrados en su manejo y conexiones espaciales. Otro balance que debe buscarse es entre los sociolugares y los espacios públicos con miras a recuperar su función socializadora. Será necesario estudiar y considerar para efectos de la planeación y gestión de los sociolugares la interconexión que existe entre ellos y los espacios públicos; por ejemplo, la relación entre un centro universitario, los bares y discotecas y su impacto sobre el espacio público. En palabras de Bronfenbrenner (1979) los mesosistemas. […] Una opción para lograr este balance se conseguiría combinando sociolugares privados con el espacio público en las calles permitiendo que cafeterías o restaurantes ocupen parte del espacio público en las épocas menos lluviosas del año y cerrando las calles para los vehículos, dejándolas exclusivamente para los peatones. El diseño de nuevos sociolugares crearía nuevas formas de socialización al presentar espacios para distintas clases de encuentros. Las recientes experiencias al poner televisores en sitios públicos a propósito de los últimos mundiales de fútbol, son una clara prueba de las dinámicas sociales que se crean al explorar nuevas posibilidades de encuentro social. 140. Se requiere entonces de una política que estimule la socialización en la ciudad, que de incentivos a la presentación de propuestas innovadoras sobre cómo vincular más a los individuos y hagan de la ciudad un lugar de encuentro. Goffman, E. 1971. Relaciones en público. Madrid: Alianza editorial. Jacobs, Lofland. L.H. 1998. The public realm. Exploring the city’s quintessential social territory. New York: Aldine de Gruyter. Oldenburg, R. (1999). The Great Good Place: Cafés. Coffee shops, Bookstores, Bars, Hair salons and other Hangouts at the heart of community. New York: Marlowe. Páramo, P. y Cuervo, M., 2006. Historia social situada en el espacio público de Bogotá desde su fundación hasta el siglo XIX. Bogotá: Ediciones Universidad Pedagógica Nacional. Páramo, P. y Cuervo, M., 2009. La experiencia en el espacio público de Bogotá durante el siglo XX. Bogotá: Ediciones Universidad Pedagógica Nacional. Páramo, P. (2007) El significado de los lugares públicos para la gente de Bogotá. Bogotá: Ediciones Universidad Pedagógica Nacional. Pérgolis, 2000, trés plazas públicas de Cartagena de Indias. Colombia Credencial Historia, número 97. Rudofsky Saldarriaga, A. 2000. Bogotá siglo XX. Urbanismo, arquitectura y vida urbana. En: Colombia 2000. Bogotá: Departamento Administrativo de Planeación Distrital, pp. 358-370. Silva, A. 2004, Imaginarios urbanos: hacia el desarrollo de un urbanismo desde los ciudadanos. Bogotá: CAB-UNAL. Yory, C.M. 2007, Espacio público y formación de la ciudadanía. Bogotá: Editorial Pontificia Universidad Javeriana.