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La cuestión de Egipto:
Ismail, jedive de Egipto, aprovechó las facilidades que le ofrecían los créditos bancarios para
emprender gastos considerables no sólo en la construcción de infraestructura (ferrocarriles, canales de
riego) sino también para sus gastos de la corte. Esto lo llevó a contraer una deuda abrumadora con los
bancos europeos, sobre todo con los franceses.
No bien se abrió al tráfico el canal de Suez, en 1869, Inglaterra intentó reparar el error de sus
capitalistas y del gobierno, que no había creído en el éxito de la empresa. En noviembre de 1875, el
Jedive ya no pudo pagar los intereses de la deuda contraída y el único activo que poseía eran las acciones
de la Compañía del Canal de Suez que le correspondían. El gobierno inglés hizo saber al Jedive que la
cesión de aquel enorme paquete de títulos a un grupo financiero francés sería inaceptable. Finalmente, los
ingleses se adueñaron de estas acciones que constituían el 30% de la Compañía, al precio de los intereses
que adeudaba el Jedive.
En abril de 1876, el Jedive se encontró nuevamente acorralado y se vio obligado a suspender el
pago de los atrasos de la deuda egipcia. Entonces, el gobierno francés (ya que sus ciudadanos eran los
principales acreedores) reclamó la creación de una Caja de la Deuda (al igual que en Túnez) para que
administrase las finanzas egipcias. El gobierno inglés intervino para que el control fuese ejercido
conjuntamente.
En el condimino franco-inglés, el servicio de los intereses de la deuda tenían prioridad y absorbían
los 7/8 de las rentas del estado egipcio. Para evitar el riesgo de que el jedive animara una resistencia
popular, Francia e Inglaterra exigieron la abdicación de Ismail, siendo sustituido por su hijo Tewfik. Esta
presión sólo consiguió avivar las protestas y el coronel Arabi Pachá organizó un partido nacionalista
egipcio que exigía la supresión del control financiero franco-inglés.
El movimiento xenófobo se extendió y en julio de 1882 se desencadenó una matanza de 72
europeos (casi todos griegos). Este fue el pretexto que el gobierno inglés necesitaba para poder intervenir
militarmente en Egipto. Ofreció participar a Francia, pero ésta no aceptó al no recibir una clara respuesta
de consentimiento por parte de Alemania. Pero al mismo tiempo, Bismarck daba a Inglaterra su
consentimiento sin reservas. Quizá con esto buscaba crear un resentimiento entre Francia e Inglaterra,
pero el gobierno francés necesitaba conservar buenas relaciones con Inglaterra, debido al aislamiento
internacional al que había sido sometida por Bismarck
El 13 de septiembre, el cuerpo expedicionario inglés derrotó totalmente a las tropas de Pachá. En
lo sucesivo, el ejército inglés ocuparía Egipto a título provisional. Entre tanto, dirigía la vida económica y
política de Eugpto, puesto que su representante en El Cairo daba "consejos" al Jedive. Sin embargo,
Francia aún participaba de la Caja de la Deuda e Inglaterra no podía manejar las rentas sino el
consentimiento de Francia. Esta arma financiera fue la que utilizó el gobierno francés para obtener el
establecimiento de un estatuto internacional del canal, en 1888, que establece el control conjunto del
mismo.
La cuestión de Túnez:
Aquí, también el Bey se dejó tentar por las facilidades de crédito y sus gastos fueron cubiertos
mediante empréstitos contraídos con intereses usurarios, en los bancos europeos.
A partir de 1868, el Bey ya no pudo pagar los intereses de sus deudas y tuvo que soportar que los
estados cuyos bancos le habían proporcionado créditos le impusieran una Caja de la Deuda que
interviniese las finanzas tunecinas.
Finalmente, la cuestión tunesina se planteó en el Congreso de Berlín, en 1878 que se resolvió a
favor de Francia. Inglaterra trató de dar a Francia una compensación por la pérdida de influencia en
Egipto, así como también evitaba que Italia dominara ambas orillas del estrecho de Sicilia.
Por su parte, Bismarck veía con agrado que Francia buscara una expansión colonial y esperaba que
esto llevaría a la opinión pública francesa a que se olvidaran de la cuestión de Alsacia-Lorena. Además,
daban por seguro que esto llevaría a crear un antagonismo duradero entre Francia e Italia.
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- El imperialismo cultural:
También se da un imperialismo cultural que es sufrido principalmente por las elites africanas, que
son occidentalizadas. En cambio, el resto del pueblo sólo acepta aquellos valores que pueden asimilar, a
diferencia del funcionariado nativo, que sí asimila los modos culturales europeos (Mr. Jones)