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Iniciando el año.
El tiempo: primero de enero de 2017. 23 aniversario del levantamiento zapatista y día de cierre del V
Congreso del Congreso Nacional Indígena (CNI). El lugar: territorio zapatista; Caracol de Oventik
“Resistencia y Rebeldía por la Humanidad”. El Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) es el
anfitrión para la clausura de este V Congreso que definirá el rumbo y decisión de la lucha autónoma de
los pueblos originarios.
En este día se han dado cita más de 2,000 personas entre escuchas / observador@s, científic@s
asistentes al encuentro “L@s Zapatistas y las conCIENCIAS POR LA HUMANIDAD” y delegad@s del
CNI -sin contar a miles de milicianos y bases de apoyo zapatistas presentes- para atestiguar los acuerdos
a los que llegó el Congreso Nacional Indígena en sus dos días de trabajo previos en el CIDECI (Centro
Indígena de Capacitación Integral), los cuales se llevaron entre delegados y delegadas a puertas cerradas.
El auditorio del Caracol, que fue ampliado específicamente para la ocasión, no da cabida a l@s asistentes
quienes se aprietan y reparten entre los pasillos internos y al exterior del mismo bajo el sol de Los Altos
de Chiapas. Los resolutivos comunicados en la plenaria del CNI, rebasarán todas las expectativas que se
han levantado desde el anuncio de la consulta a los pueblos originarios, hecha pública en octubre pasado
en el comunicado conjunto del CNI y el EZLN “Que retiemble en sus centros la tierra”.
Signos y señales
Este día en el Caracol de Oventik se muestra, en las señas y simbolismos que lo forman, la particularidad
del hacer político que anda en los pasos de EZLN y CNI por igual. De entre estas señales, las primeras
son los arreglos florales para bienvenir que, adornando la entrada al Caracol, son una muestra de las
sencillas maneras, que el abajo pueblan, de arreglar la casa propia para recibir a quienes se estima y
decirles que son esperados, esperadas.
En ese tenor de señas sutiles, las delegaciones de los pueblos originarios asistentes al CNI, fueron
acogidos por columnas de milicianos que los flanqueaban y por la comandancia zapatista; ambos les
rinden honores y los conducen hasta el auditorio para su asamblea. Mientras tanto, serán las mujeres,
hombres, niños y ancianos bases de apoyo zapatistas, quienes reciben a la Sexta y la sociedad civil en
general que asistieron como escuchas / observador@s a la asamblea.
Además, el orden de ingreso al Caracol fue una manera práctica de dar vuelta a las opresiones
sufridas en los cuerpos de quienes el mundo habitan, al tiempo que invitó a reflexionar desde el cuerpo
mismo sobre la historia de nuestro lugar en las luchas y nuestro papel. Luego de varias horas de espera
se explicitó el orden de entrada al Caracol. Primero entraron los hombres y mujeres de los pueblos
originarios representados en el CNI: los negados, las oprimidas; condenados siempre en carne, cultura e
historia, al abuso, la muerte y el exterminio. Después vino el turno de l@s escuchas quienes se habían
formado en una sola fila, mas al iniciar el ingreso se indicó que entrarían primero las mujeres no
indígenas, quienes comparten con estos el desdén, el odio y el desprecio por su ser diferentes, por no ser
hombres y en ello vivir soportando cosificación, despojo y privaciones; finalmente entraron los hombres
no indígenas, explotados u oprimidos, limitados siempre en sus posibilidades de pensarse y construirse
otros distintos al canon de masculinidad, pero con la ventaja de vivir en el cuerpo abstracto de quien
manda, de hablar la lengua bien vista y aceptada, de no sufrir las violencias, privaciones e injusticias
específicas que mujeres y pueblos originarios sienten día tras día. El que fuesen los hombres quienes,
ahora, y sin esperarlo ni pedirlo debiesen esperar al final su turno de ingreso descolocó a más de uno y
una, sobretodo a más de uno.
La situación, al invertir simbólicamente desde la acción práctica el orden que al mundo
desorganiza, convocó a la reflexión sobre cómo sería un mundo cabal y a comprender el sitio que los y
las otras de abajo han tenido históricamente. Este detalle no es gratuito, va de la mano tanto con la
propuesta de una mujer indígena como vocera del Concejo Indígena de Gobierno, cuanto con la propuesta
del Concejo como una representación paritaria de mujeres y hombres de pueblos originarios mandatados
para gobernar México desde abajo. El ingreso al Caracol para atestiguar la asamblea plenaria del CNI
fue un recordatorio práctico de que “es el momento de los pueblos” -como dice el propio pronunciamiento
final del V Congreso-, mas también del lugar que las mujeres están tomando en ese proceso y, en general,
en las luchas de los abajos del mundo desde haca ya bastantes años, así como de la fuerza actual de la
lucha de las mujeres en general afirmando su ya basta.
Por su parte, la mesa coordinadora de la asamblea estuvo integrada por la representación zapatista
como anfitriones y por cinco mujeres del CNI, quienes tomaron la dirección y la palabra de la reunión.
El EZLN sólo habló al principio para dar una breve bienvenida e inauguración y al final para dejar
asentada su postura de apoyo a los resolutivos del Congreso y a los pasos que de ellos se desprenden, así
como para convocar reflexivamente a participar con el CNI de su iniciativa para la construcción de un
mundo en libertad.
La asamblea contó, además, con la participación de familiares de los ausentes de Ayotzinapa y
del Chanti Ollin (casa colectiva y proyecto cultural recién desalojada) quienes de esta forma fueron
abrazados por el CNI y nos recordaron el lugar nodal en la memoria, la lucha y sus razones, que tienen
nuestros muertos y muertas, nuestras desaparecidos, desaparecidas y violentados por las ambiciones de
los poderosos y sus malos gobiernos.
Quizás la seña final haya sido que, frente a las especulaciones que se desataron por el anuncio de
la posible candidata y la intromisión en la lucha electoral, lo que quedó claro al final de la jornada fue
que esta no es la preocupación central del CNI. Es más, ni siquiera se barajaron nombres posibles pues,
como se verá más adelante en el artículo, hay toda una serie de pasos organizativos fundamentales a
realizar antes de siquiera ocuparse de ello. Y al parecer el paso del CNI y el EZLN, es pausado y
silencioso, pero constante y va lejos.
El V Congreso y la Consulta
Esta segundo etapa del V Congreso -que comenzó en octubre del año pasado con la 1er etapa realizada
entre los días 9 y 14- significó la culminación de dos procesos interdependientes.
Uno de ellos, la necesaria definición del camino al que el CNI se convocó en octubre, en sus
afanes por la construcción de la autonomía, la reconstitución de los pueblos y la nación toda, y la decisión
de pasar a la ofensiva en la guerra que impone el capital contra los pueblos mismos y la vida en general.
El otro, el resembramiento y reconstrucción del propio CNI como casa de encuentro, organización
y lucha. Proceso que viene a su vez -de manera decidida- al menos de dos momentos: el primero de ellos
fue la 1ª Compartición CNI – EZLN ocurrida en agosto de 2014, de donde surgió un panorama del
momento histórico que viven los pueblos como conjunto, un reconocimiento en sus resistencias y
rebeldías, un soplo a la memoria colectiva y la convocatoria al Festival Mundial de las Resistencias y
Rebeldías que se llevó acabo entre diciembre de 2014 y enero de 2015; el segundo fue en una reunión
ampliada del CNI en enero del año pasado, donde se decidió la celebración de su XX aniversario y del
V Congreso.
Este conjunto de elementos eran los que se ponían en juego en las reuniones del CNI que se
sucedieron el 30 y el 31 de diciembre y cuyos acuerdos se dieron a a conocer y ratificaron en la asamblea
de clausura.
La consulta, como manera que el Congreso Nacional Indígena eligió para levantar el sentido
político de los pueblos originarios que habitan México, demostró que los tiempos de lo colectivo si se
escuchan y respetan, pueden transformar la decisión y circunstancias de lucha aún sin ser vistos en los
medios de paga o en las redes sociales.
La propuesta de pasar a la ofensiva con la creación del Concejo Indígena de Gobierno, que se
puso a reflexión y decisión de pueblos, naciones, comunidades, barrios y colectivos de todos los pueblos
originarios que quisieran -y no sólo de los inicialmente integrantes del CNI-, resonó profundamente. En
los poco más de dos meses desde la primera etapa del V Congreso, el número de pueblos y comunidades
que participaron en la consulta y en la 2ª etapa del congreso creció sorprendentemente, y aún quedaban
-hasta el 1 de enero- pendientes por visitar otros pueblos interesados en participar o, al menos, conocer
la propuesta.
Así, el tiempo de la palabra que anda y de la escucha, como momentos de lo político que se
renueva desde los modos comunitarios, mostró la razón que le habita. De 31 pueblos originarios
asistentes a la primera etapa del V Congreso, se pasó a 43 pueblos participantes. La cantidad de delegados
que llegaron a la segunda etapa superó por mucho el número de delegados anteriores, rondando la cifra
del millar de integrantes. 523 comunidades fueron consultadas en 25 estados de México; 430 aprobaron
la propuesta y, al 1 de enero, aún había otras 80 que continuaban su proceso de consulta, además de las
visitas que habían quedado pendientes y no habían podido realizarse, y de las comunidades que por las
condiciones de violencia y hostigamiento no habían podido reunirse. Como se mencionó en la misma
plenaria “ha sido evidente, que en este corto proceso del CNI, ha salido fortalecido”, pues incluso
participaron comunidades y pueblos que no habían estado.