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¿Cuáles son las consecuencias del consumo de alcohol en menores de 18

años?
Consumir alcohol en la infancia y en la adolescencia es nocivo, independientemente de la
cantidad o la frecuencia con que se haga. Principalmente porque el alcohol genera daños
en su organismo, los expone a mayores riesgos y es ilegal.

Además de lo anotado anteriormente, como el alcohol llega a todo el cuerpo a través de la


sangre, cuando la adolescente toma y además abusa del alcohol, es decir, cuando bebe en
una cantidad y frecuencia que es dañina para el organismo, el consumo puede hacerlo
vulnerable a otros riesgos que afecten su salud y bienestar, como, por ejemplo:

 Alteraciones en el desarrollo y crecimiento de los huesos


 Mayor predisposición a enfermedades respiratorias
 Mayor susceptibilidad a contraer infecciones
 Trastornos del sistema endocrino: disminución de la producción de la hormona del
crecimiento (GH) encargada no sólo del crecimiento y el desarrollo sino también de los
procesos de diferenciación sexual y maduración en la pubertad
 Retardo en la maduración de los caracteres sexuales secundarios (características
fisiológicas que permiten distinguir al hombre y a la mujer, diferentes del aparato
reproductor, como,
 por ejemplo, la barba y la voz)
 Trastornos cardiovasculares: alteraciones del ritmo cardiaco, hipertensión arterial y
miocardiopatía dilatada por consumo crónico (afección a partir de la cual el corazón se
debilita y se dilata y no puede bombear suficiente sangre al resto del cuerpo)
 Trastornos gástricos: irritaciones en la pared intestinal que aumentan la probabilidad de
desarrollar gastritis, vómito y alteraciones del tránsito intestinal
 Cáncer: la Agencia Internacional para la Investigación en Cáncer afirma que hay
suficiente evidencia en humanos para concluir que el consumo de alcohol causa cáncer
de cavidad oral, faringe, laringe, esófago, colon, recto, hígado y mama en la mujer.
Cabe recordar que el consumo masivo de alcohol en adultos también está asociado con
esta enfermedad; sin embargo, mientras a más temprana edad empiece una persona a
tomar alcohol, mayor riesgo tendrá

También se encuentran otros tipos de riesgos o daños asociados al consumo de alcohol


durante la infancia y la adolescencia:

 Mayor probabilidad de desarrollar problemas del estado del ánimo, como depresión o
ansiedad
 Aumento en la probabilidad de realizar conductas sexuales de riesgo que pueden
llevarlos a contraer enfermedades de transmisión sexual y embarazos no deseados
 Mayor probabilidad de ser víctima de delitos como violación, robo y agresión
 Se ha visto que el inicio del consumo a temprana edad aumenta las probabilidades de
ser víctimas o estar vinculados con crímenes violentos
 Dificultades académicas (ausentismo, deserción escolar, dificultades en el aprendizaje,
entre otros)

Las señales principales del uso de alcohol y del abuso de drogas por los adolescentes
pueden incluir:

 Físicas: fatiga, problemas al dormir, quejas continuas acerca de su salud, ojos


enrojecidos y sin brillo y una tos persistente.
 Emocionales: cambios en la personalidad, cambios rápidos de humor,
irritabilidad, comportamiento irresponsable, poco amor propio o autoestima,
carencia de juicio, depresión, retraimiento y una falta general de interés.
 De Familia: el comenzar argumentos, desobedecer las reglas, el retraerse o dejar
de comunicarse con la familia.
 En la Escuela: interés decreciente, actitud negativa, calificaciones bajas,
ausencias frecuentes, faltas al deber y problemas de disciplina.
 Problemas Sociales: amigos o pares envueltos con drogas y alcohol, problemas
con la ley y el cambio dramático en el vestir y apariencia.
Soluciones al Problema del Alcohol y drogas
Para algunas personas el alcohol se va convirtiendo poco a poco en algo cada vez más
importante en su vida, pudiendo llegar a hacerse dueño de sus acciones y pensamientos,
así como a alterar de una forma negativa su comportamiento. Cuando esto sucede, y la
persona continúa bebiendo, es cuando se puede hablar de "dependencia" , de "adicción"
o de "alcoholismo".

Los familiares o amigos del bebedor problemático suelen ser los primeros en darse cuenta
de que algo no marcha bien y tratan de presionarle para que deje de beber.

Otras veces es uno mismo el que intenta por sus propios medios apartarse del alcohol,
beber menos o dejarlo completamente.

El problema viene cuando se constata que uno no es capaz por sí mismo de controlar su
consumo de alcohol.

· Cuando bebe más de lo que se propone


· Cuando declara solemnemente que "yo lo dejo cuando quiero"
· Cuando aparecen sentimientos de culpabilidad o remordimientos tras haber bebido en
exceso
· Cuando las relaciones familiares o sociales se van deteriorando
· ... en definitiva, cuando una persona continúa bebiendo a pesar de que las
consecuencias negativas de su conducta son cada vez mayores y más evidentes .

La dependencia del alcohol no es una enfermedad corriente que se solucione tomando


una determinada medicina o mediante una intervención quirúrgica. ¡Ojalá fuese así!.

Para que una persona sea capaz de superar su dependencia del alcohol es necesario que
aprenda a hacer frente a las situaciones de la vida cotidiana sin beber ... y sin pasarlo mal
por no hacerlo.

Una vez que el alcohol se convierte en un problema para una persona o una familia, lo
mejor es ponerse en manos de especialistas.

Intentar solucionarlo con buenas palabras, con presión, con amenazas o esperando que
el tiempo lo solucione, solo conduce a retrasar y agravar el caso, aumentando la
frustración del paciente y de la familia.

La única presión positiva que se debe ejercer es aquélla orientada a que el bebedor
problemático se ponga en contacto con un terapeuta especializado y competente.
Consecuencias para la salud
Las drogas acarrean una serie de consecuencias perjudiciales para la salud física
y psíquica de los consumidores; sin embargo, al encontrarse en una etapa de
desarrollo y de formación del hombre adulto, estas consecuencias son más
graves en los adolescentes:
Daños en el aparato respiratorio: Sobre todo asociados al consumo de cannabis
(bronquitis, enfisemas pulmonares, etcétera).

Daños cardiovasculares: Como hipotensión y alteración de la frecuencia


cardiaca (cannabis), taquicardia e hipertensión, riesgo de angina de
pecho e infarto de miocardio, hemorragias cerebrales (cocaína), arritmia,
cardiopatía isquémica (drogas sintéticas).

Daños cerebrales: Alteraciones neuropsiquiátricas, neurotoxicidad (muerte de


neuronas), riesgo de infarto cerebral, etcétera.

Otros daños en el organismo: problemas dentales, pérdida de olfato, sinusitis,


perforación del tabique nasal, insomnio, convulsiones, insuficiencia renal,
rabdomiólisis (necrosis del tejido muscular que provoca la liberación de contenidos
de las fibras musculares y que provoca fuertes mialgias), coagulopatía,
insuficiencia hepática, etcétera.

Daños psicológicos: Trastornos de la memoria, la concentración y el aprendizaje


(lo que deriva en fracaso escolar), trastornos psicomotores y en la realización de
tareas complejas, reacciones de ansiedad y de pánico, aumento de la depresión,
desarrollo de esquizofrenia (en personas con predisposición), brotes psicóticos,
etcétera.

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