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LOCKE

1. EMPIRISMO VS RACIONALISMO. CRÍTICA AL INNATISMO

Locke es un filósofo empirista y, como tal, sostiene que todas las ideas que tenemos provienen
de la experiencia. Por tanto, la experiencia es el lugar del que procede todo conocimiento. Esto
se opone claramente a la corriente racionalista (cuyo “padre” es Descartes) que creía
justamente lo contrario: las ideas verdaderas son aquellas que no proceden de la experiencia
sino de la pura razón.

Como vemos, ambos autores sostienen que el material del conocimiento son las ideas, pero se
diferencian en el modo en que conciben como esas ideas llegan a nosotros: Descartes pensaba
que las ideas verdaderas eran innatas (es decir, ideas con las que todo hombre había nacido),
mientras que Locke pensaba que toda idea había necesitado de la experiencia para existir.
¿Recuerdas lo que hablábamos sobre la tabula rasa? La mente humana para Locke es una
“página en blanco” al nacer que se va llenando de contenido a partir de las percepciones que
tenemos de la realidad.

Locke hizo una fuerte crítica al innatismo defendido por el racionalismo. El innatismo sostiene
que todos los hombres poseen las mismas ideas verdaderas en la mente, cosa que Locke
considera radicalmente falsa. Para demostrarlo da los siguientes argumentos:

- Niños y deficientes mentales no poseen tales ideas verdaderas.

- Aceptar que las ideas innatas están en todos los seres, hasta en los que no son
conscientes de ellas (como en el caso anterior: niños y deficientes) es un absurdo: ¿de
qué sirve tener una idea de la que no se es consciente? ¿No sería lo mismo que no
tener dicha idea?

- La tesis de que hay principios morales innatos se ve desmentida por el hecho de que
algunos pueblos se comportan de forma contraria a otros y cada uno concibe sus
principios morales como algo natural y coherente.

- La misma idea de Dios no puede decirse que todos los hombres la posean puesto que
existen pueblos que no tienen nombre para Dios, ni religión, ni cultos.

2. TEORÍA DEL CONOCIMIENTO DE LOCKE

Vista la crítica al innatismo racionalista cabe plantearse ¿Cómo, pues, conoce el hombre? ¿De
dónde procede el conocimiento? Para Locke la respuesta es: de la experiencia.

La experiencia puede ser de dos tipos: a) experiencia de los objetos sensibles externos y b)
experiencia de las operaciones internas de nuestro espíritu o ánimo. De esta doble fuente de
la experiencia se derivan dos tipos de ideas: a) de la primera vienen las ideas de sensaciones y
b) de la segunda vienen las ideas de reflexiones.

Para Locke, las ideas con las que parte todo conocimiento son las primeras. Es decir, primero
tenemos sensaciones de las cosas y luego podemos hablar sobre ellas. Por ejemplo: al ver una

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bola de nieve captamos distintas cualidades de esta (que es redonda, blanca, está fría…). Al
recibir estas ideas en su conjunto al ver la bola de nieve, nuestra mente puede, por ejemplo,
descomponer la idea de nieve en sus cualidades más simples (podemos describirla diciendo
que es redonda, blanca, está fría…), podemos crear ideas más complejas (planear que le vamos
a tirar esa bola de nieve en la cara a alguien para reírnos un rato…), combinar ideas unas con
otras, etc…

En definitiva, lo que Locke nos dice es que todo conocimiento parte de la experiencia sensible y
que lo único que podemos hacer con dicho conocimiento es “jugar” de distintos modos con él
(analizándolo, descomponiéndolo, etc.), de manera que lo que sí resulta imposible es que
creemos ideas simples de la nada. Necesitamos el material de la experiencia para pensar a
través de ideas, no podemos crearlas ni tenerlas desde el principio nosotros mismos.

3. LOS LÍMITES DEL CONOCIMIENTO. LA DIFICULTAD DE LOCKE…

Con lo que hemos visto hasta ahora podríamos decir que el pensamiento de Locke es
prácticamente el mismo que el que expuso Hume más tarde (de hecho, las ideas de
sensaciones podrían traducirse en los datos de hecho de Hume y las ideas de reflexión con las
relaciones de idea del mismo). Pero hay un punto en el que estos difieren debido al radicalismo
que adoptó después Hume.

Hume sostendría que el conocimiento proviene de las impresiones y que este es el único
auténticamente certero (recuerda que para Hume lo más real es la impresión de las cosas ya
que las ideas que quedan en nosotros sólo son un recuerdo vago de dicha impresión). Locke
dirá por su parte, que la percepción no es todavía conocimiento. No existe conocimiento para
Locke hasta que exista un acuerdo entre ideas o grupos de ideas y se determinen si estos son
verdaderos o falsos.

Pongamos un ejemplo de esto: Lo que Locke quiere decir es que la percepción siempre es
simple y llanamente percepción. No podemos convencer a nadie de que este ve lo que ve, en
todo caso podremos convencer a ese alguien de que lo que ve no es real o cierto. ¿Recuerdas
el ejemplo del oasis del desierto? El que ve dicho oasis lo ve realmente, el problema le llega
cuando quiere beber el agua que hay en él. En ese momento es en el que se topa con la
realidad y puede emitir un juicio: el oasis que veía era falso. Pero el hecho de verlo no era ni
verdadero ni falso, simplemente era: nuestros sentidos captaban dicho oasis ¡lo veíamos
delante de nosotros!

De esta forma, Locke dirá que el acuerdo entre ideas se da de tres modos: por intuición, por
demostración y por sensación.

a) El acuerdo entre las que ideas que se percibe mediante la intuición es el que posee
evidencia inmediata: aquí sus argumentos se parecen mucho a los de Descartes,
aunque más débiles es evidente que pienso, razono, siento placer… tengo
experiencia de estas cosas y por tanto se que existo.

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b) La demostración en cambio percibe el acuerdo o desacuerdo entre ideas de una forma
no inmediata: esta procede mediante la intervención de otras ideas y a esto es a lo que
llamamos propiamente razonar. Por ejemplo: en las demostraciones matemáticas
vamos demostrando una serie de ideas que en principio no eran evidentes pero
nuestros pasos siempre van demostrando que el paso anterior si era evidente. Al final
de la demostración hemos llegado a lo que queríamos: “demostrar” que el teorema
matemático en cuestión es verdadero y se cumplirá siempre.

c) El acuerdo de ideas por sensación es el más débil de todos, dirá Locke, puesto que no
podemos estar tan seguros de la existencia de las cosas externas como sí lo estamos de
nuestra propia existencia (por intuición) o la de Dios (por demostración). Para Locke,
podemos estar seguros de la existencia de un objeto que produce en nosotros una
sensación, sólo en la medida en que esa sensación sea actual, es decir, esté ocurriendo
ahora, cuando dejemos de tener la percepción de dicho objeto, ya no tendremos
certeza de su existencia (¿se habrá roto? O en el caso del oasis en el desierto ¿es real la
sensación o no?). En cualquier caso, dirá Locke, suponer que lo que vemos es real es
más que suficiente para cumplir los objetivos marcados en nuestra existencia.

Aún así, si pensamos en esta última conclusión del empirismo de Locke notamos que hay algo
ciertamente extraño en lo que dice: ¿No parece estar ahora más cerca de Descartes que de lo
que después diría un empirista como Hume? Fíjate en lo que dice: no nos podemos fiar del
todo de las percepciones de tipo sensible, aunque todo conocimiento haya partido de ella ¿No
es justamente lo contrario de lo que dirá Hume? Esto es, que Hume sostendrá que lo más real
del conocimiento es la impresión, es decir, la percepción directa del objeto.

Es por esto que te he comentado varias veces que me parece un poco una “putadilla” meteros
este autor. Porque si uno mira su filosofía ve que tomó elementos del racionalismo aunque su
premisa principal (“todo conocimiento parte de la experiencia”) es claramente empirista.
Piensa sobre ello y reflexiónalo porque es el único modo de que lo comprendas.

4. SOCIEDAD Y POLÍTICA

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El pensamiento político de John Locke se encuentra desarrollado en las "Cartas sobre la
tolerancia", (de 1689,1690 y 1693), y en los "Tratados sobre el gobierno civil", de 1690,
especialmente en el segundo (siendo el primero de carácter fundamentalmente polémico). Las
primeras suponen un alegato en favor de la democracia, y en las últimas Locke intenta
fundamentar filosófica y políticamente el Estado, buscando en su origen su legitimidad.
Expone, además, los postulados básicos del liberalismo. Se ha interpretado esta obra como una
simple justificación de la Revolución de 1688, aunque es evidente que su intención es más
amplia.

El estado de naturaleza y la ley moral natural.

El estado de naturaleza se caracteriza por la libertad e igualdad de todos los hombres, en


ausencia de una autoridad común. Los hombres se mantendrán en ese estado hasta que, por
su propia voluntad, se conviertan en miembros de una sociedad política. Para aclararnos: el
estado de naturaleza es el estado previo a la sociedad civil. Es decir, aquí nos colocaríamos en
el momento en el que el hombre vive todavía en la “animalidad”, sin formar un grupo o
comunidad.

A diferencia de Hobbes, para Locke el estado de naturaleza no se identifica con el estado de


guerra. Más bien al contrario: el estado de guerra constituye una violación, una degeneración
del estado de naturaleza, mediante la imposición de la fuerza en ausencia de todo derecho,
una desvalorización de lo que el estado de naturaleza debe ser. Expliquemos esto un poco más:
Para Hobbes el Estado se constituye por el miedo con el que el hombre vive en el estado de
naturaleza. Hobbes pensaba que al no existir leyes ni normas morales en el estado de
naturaleza, cada cual busca su propio beneficio y por ello el hombre se convierte en “un lobo
para el hombre”. En Locke, en cambio, el estado de naturaleza es un estado pacífico en el que
el hombre vive según las leyes con las que Dios ha concebido toda la naturaleza ¿Cuál es el
problema entonces? Pues que precisamente una de esas leyes naturales que contribuyen a la
excelencia humana es la libertad. El hombre, al ser libre, puede acatar las leyes naturales
(divinas) o no hacerlo y comportarse contrariamente a dicha ley. Por tanto, el cometido de las
leyes humanas es hacer efectiva la ley natural que, como decimos, proviene de Dios y que
debido a la libertad que Él nos otorga puede, en ocasiones, no cumplirse.

Pero ¿Cómo sabemos cuáles son las leyes naturales? Para Locke la ley moral natural puede ser
descubierta por la razón. Esta ley es universalmente obligatoria, promulgada por la razón
humana como reflejo de Dios y sus derechos... Esta ley se impone a los hombres en ausencia
de todo Estado y legislación. Es decir, el hombre a través de su racionalidad e inteligencia
puede descubrir las leyes que Dios ha creado para la naturaleza y actuar por tanto de acuerdo
a estas.

La ley moral natural proclama, al mismo tiempo, la existencia de unos derechos naturales y sus
deberes correspondientes. Entre ellos, Locke destaca: el derecho a la propia conservación, a
defender su vida, a la libertad, y a la propiedad privada...

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El derecho natural de propiedad privada.

Puesto que el hombre tiene el derecho y el deber a la propia conservación, tendrá derecho a
poseer las cosas necesarias para ese fin. Por ello, para Locke, el derecho a la propiedad privada
es un derecho natural.

El título de propiedad es el trabajo. Es cierto que Dios no ha dividido la tierra ni distribuido sus
riquezas, sino que ésta pertenece por igual a todas las criaturas; pero la razón nos enseña que
la existencia de la propiedad privada está de acuerdo con la voluntad de Dios, ya que aquello
que el hombre obtiene mediante su trabajo (de ese dominio común natural: la tierra) le
pertenece tanto como su propio trabajo. Acuérdate aquí de la idea del campo y el trigo: la
tierra puede no pertenecerme, pero si yo planto en ella trigo y este da sus frutos ¿me
pertenecen o no dichos frutos? Para Locke es evidente que sí. Ese trigo no estaría ahí si el
hombre no lo hubiese plantado y por ello le pertenece legítimamente.

Según esta interpretación, el trabajo constituye tanto la fuente de apropiación de bienes como
su límite, ya que sólo aquellos bienes sobre los que el hombre ha invertido su propio trabajo le
pertenecen. Y también habría que tener en cuenta aquí que para Locke igual que la naturaleza
nos puede proveer de aquello que necesitamos para nuestra conservación y desarrollo,
igualmente existe un límite en aquello que podemos tomar de la naturaleza: nadie tiene
derecho a explotar más porción de la naturaleza que la que le es necesaria ¿Por qué? Pues
porque apropiarse de más de lo que necesitamos siempre crearía desigualdad al agotar los
recursos: actuar de esta manera avariciosa y egoísta conllevaría a que muchos hombres no
dispusiesen de los medios suficientes para sustentar sus necesidades.

Por otra parte, admite Locke también el derecho a heredar la propiedad, basándose en que la
familia es una "sociedad natural", naciendo ya sus miembros con el derecho a la herencia.

Los orígenes de la sociedad política: el pacto.

Aunque los hombres poseen (en el estado de naturaleza) una ley natural, no se sigue de ello
que todos la respeten de hecho, ni que respeten los derechos de los demás (debido a la
libertad de acción de la que hablábamos antes). Por ello, es de interés del ser humano, dice
Locke, constituir una sociedad organizada para la más efectiva preservación de sus derechos y
libertades, mediante un acuerdo o pacto establecido entre ellos.
La constitución de una sociedad civil supone, no obstante, renunciar a ciertos derechos; pero
conlleva unos beneficios que Locke resume en los siguientes términos:

1. Los hombres disponen de una ley escrita que define la ley natural, evitando controversias
sobre ella.

2. Se establece un sistema judicial que goza del reconocimiento general y evita arbitrariedades
(es decir, que cada cual haga lo que quiera y le venga en gana).

3. Se crea un poder capaz de castigar crímenes, y de obligar a ejecutar las sentencias.

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4. Se conserva la propiedad privada.

La sociedad civil y el gobierno establecido se basan, pues, en fundamentos racionales, es decir,


en el consentimiento. Las restricciones que la sociedad civil impone al estado de naturaleza
sólo se pueden justificar mediante el consentimiento: nadie puede ser sacado del estado de
naturaleza y ser sometido al poder político sin su propio consentimiento, libremente.
En el origen de la sociedad civil y del gobierno nos encontramos, pues, con un pacto, con un
contrato; y en el pacto el hombre renuncia a sus poderes legislativos y ejecutivos en favor de la
sociedad; pero no renuncia a su libertad, aunque si la restringe. Esta dejación de poderes tiene
por objeto, precisamente, el disfrutar con más seguridad de su libertad.

Pensemos en esto, aunque la idea es muy sencilla: ¿Pierde el hombre libertad (como algunos
contractualistas pensaban) al constituirse la sociedad y renunciar a poderse tomar la justicia
por su mano? Para Locke, es evidente que no. El hombre puede ser realmente libre cuando
puede vivir su vida con la garantía de que sus derechos serán respetados por los demás. Sin ese
respeto hacia sus derechos nadie puede ser realmente libre (ni realmente feliz si lo pensamos
bien). Así podemos entender que el hombre ceda sus derechos y deberes a la regulación de la
sociedad civil y el poder político que la gestione, porque lo hace bajo su consentimiento y en su
propio beneficio: La sociedad civil garantiza el cumplimiento de las leyes naturales y el respeto
hacia los derechos naturales del hombre.

Constitución y disolución del gobierno. La división de poderes.

Para Hobbes el mismo acto del contrato generaba simultáneamente la sociedad civil y el
Estado. Para Locke no es este el caso: la relación entre el gobierno y sus súbditos queda
definida como mandato, es decir, como el encargo de una tarea... Así, mediante el pacto se
constituye la sociedad civil y, posteriormente, el pueblo se constituye en asamblea y elige un
gobierno al que confía una tarea. Ambos momentos constitutivos están claramente
diferenciados.

Además, el poder del Estado no puede estar concentrado en los mismos representantes. Esto
va claramente en contra del absolutismo: si el poder absoluto se concentra en una persona,
dicha persona se puede convertir en un peligroso tirano para el Estado que gobierna. Al
contrario: la garantía de que no se produzca abuso de poder radica en una estricta división del
mismo en tres ámbitos diferenciados que deben ser detentados por personas distintas. La
división de poderes se estructura como sigue:

 1. El poder legislativo constituye el poder supremo en sentido estricto (Asamblea),


pero no es un poder absoluto: tiene que responder de la confianza puesta en él y
respetar la ley moral natural.
 2. El poder ejecutivo es el encargado de realizar los mandatos del legislativo.
 3. El poder federativo encargado de la seguridad del Estado y de las relaciones con el
exterior.
(Nota: para Locke el poder judicial no es un poder independiente, siendo sólo un aspecto del ejecutivo)

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Por otro lado, si Locke concibe esta división de poderes es porque cree que el gobierno civil
posee un poder superior para regular la sociedad civil que debe ser a sí mismo regulado por
una serie de reglas para no caer en el abuso de poder. Si se produce este abuso de poder y el
gobierno civil faltase a sus obligaciones (que son su misma esencia de ser), como garantizar los
derechos naturales de sus ciudadanos, la sociedad está en pleno derecho de sustituir al
gobierno y derrocarlo.

De esta forma, un gobierno se disolverá siempre que se de alguna de las siguientes situaciones:

 a) Disolución por causas externas: cuando la sociedad que gobierna no pueda perdurar
al ser conquistado el Estado por un Estado enemigo.

 b) Por causas internas:

o Siempre que el legislativo sea modificado arbitrariamente o sometido a un


poder absoluto que le impida actuar libremente.
o Si el detentor del poder ejecutivo es incapaz de poner las leyes en vigor.
o Si el ejecutivo o el legislativo obran contrariamente al mandato encomendado
(salvaguardar los derechos de los ciudadanos).

Cuando un gobierno queda disuelto por cualquiera de estas causas la rebelión de los súbditos
queda justificada.

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