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peculativos y su vasta cultura. Lo que dice no es incues- que pueden expresar “la fantasía personal, la ansiedad
tionable; su juicio a veces se resiente de ese ambiente egótica y el soñar despierto” que lamentaba Platón. Mur-
intelectual heteróclito y patológicamente confuso en el doch critica la banalización pretenciosa y el solipsismo
que desarrolló su obra. Por ejemplo, peca de ligereza al petulante de ese arte replegado sobre el yo del artista
enjuiciar la herencia cultural del cristianismo y sus apor- y de esas expresiones que más que revelar, eclipsan el
taciones filosóficas. Pero salvaguarda una estética que misterio invocado simbólicamente.
concibe el arte como descubrimiento y expresión de la Además, el arte tiene un importante valor educativo
belleza, de un ideal resbaladizo al que el ser humano y político. Y también existencial en la medida en que, a
solo puede aproximarse superando su primer deslum- juicio de Murdoch, puede ser un eficaz –e imperecedero–
bramiento. consuelo frente a “la ausencia o distancia de Dios”. Des-
La “expulsión de los poetas” de la república platónica graciadamente, la autora de El fuego y el sol no fue capaz
–aunque, para ser exactos, Platón no los desterró– exige de entender la aportación artística del cristianismo, que
tener en cuenta el mito de la caverna y comprender la precisamente encumbra lo real, dotando de sentido lo
relación que guardan en la ontología del filósofo griego el creado y comprendiéndolo como vestigio de la belleza
bien, la belleza y la unidad; recluido en su cueva, el arte divina.
engaña y somete al hombre a la servidumbre de las som- Tal vez un filósofo académico podría poner algunos
bras y del fuego. Murdoch, como creadora, defiende la reparos a este “ensayo artístico” sobre la filosofía plató-
vía artística como un peregrinaje alternativo y una terapia nica que, más que refutar, enriquece y amplía la dialécti-
complementaria que puede también canalizar el anhelo ca del autor de La República. Pero habría que reconocer
humano por la verdad y la belleza. que, paradójicamente, Platón ha sido uno de los más
El arte no está a salvo de desafíos que mitigan su eximios representantes de esa senda artística que nos
naturaleza evocadora, pero para ser sinceros tampoco la acerca a la belleza, de ese arte serio que Murdoch reme-
filosofía es inmune a ellos. Ambos resultan tan dúctiles mora. Josemaría Carabante.
Sentimentalismo tóxico
Theodore Dalrymple
Alianza Editorial. Madrid (2016). 202 págs. ideal cultural la fortaleza, que lleva al autocontrol, no dar
20 € (papel) / 13,99 € (digital). T.o.: Spoilt rienda suelta a las propias emociones se considera psi-
Rotten. Traducción: Dimitri Fernández cológicamente dañino y hasta sospechoso.
Bobrovski. El afán de presentarse como víctima, real o supues-
ta, es otro rasgo del sentimentalismo actual. En algunos
Siempre ha habido y habrá personas casos ha llevado incluso a inventarse un pasado de pri-
sentimentales, en las que las emociones predominan sobre sionero en campos de exterminio nazi, o de abusos o de
la razón. Pero lo peculiar y peligroso de nuestro tiempo es drogadicción, con memorias incluidas. Pero, sin llegar a la
que el sentimentalismo se convierta en el criterio inspirador mentira, hoy mucha gente empieza a sentirse víctima de
de políticas públicas. Este es el fenómeno que analiza Theo- algo –de la sociedad, de la discriminación, o incluso del
dore Dalrymple, médico psiquiatra y escritor británico. Sus propio mal comportamiento– con el afán de alcanzar esa
colaboraciones habituales en medios como The Spectator, autoridad moral que da la victimización.
The Times o The Daily Telegraph, le han señalado como un En este aspecto, Dalrymple piensa que el punto de
analista escéptico frente a las modas culturales y audaz a la vista cristiano es mucho menos sentimental que el secu-
hora de confrontar el tópico biempensante con la realidad. lar. “El punto de vista cristiano es que el hombre nace
Dalrymple cree que la escena pública de hoy está em- imperfecto, pero puede y debe esforzarse por alcanzar
papada de sentimentalismo, entendido como “la expresión la perfección”. En cambio, el punto de vista romántico es
de las emociones sin juicio”. Aclara que “la pregunta no es si que el hombre nace bueno por naturaleza pero luego la
debe haber sentimientos o no, la pregunta es cómo, cuándo sociedad lo malea, así que los seculares ven por todas
y hasta qué punto deben expresarse y qué lugar deberían partes víctimas que tienen que ser rescatadas de la in-
ocupar en la vida de las personas”. Con abundantes ejem- justicia.
plos de actualidad –se nota su hábito de escribir en prensa–, El libro es certero en sus críticas, pero su alcance se
el autor muestra que cuando el sentimentalismo es el motor queda corto. Tratándose de un médico, quizá podría ha-
de decisiones políticas en campos como la infancia, la fami- ber aplicado su análisis del sentimentalismo al campo de
lia, la educación o la ayuda al desarrollo, acaba perjudican- la bioética, donde tantos asuntos (eutanasia, infertilidad,
do a los mismos a los que se pretende ayudar. etc.) se abordan con planteamientos puramente emocio-
El ensayo esclarece también cómo el sentimentalismo nales. Tampoco cabe esperar aquí una perspectiva más
se convierte fácilmente hoy en fenómeno de masas, con la filosófica que explique el origen de esta hipertrofia senti-
ayuda de los medios de comunicación. En tales casos, el mental que nos aqueja. Pero dentro de su planteamiento
que no se suma a la emoción colectiva se coloca automá- sociológico ayuda a ver los efectos perversos de un culto a
ticamente fuera del círculo de los virtuosos. Al no ser ya un los sentimientos que obnubila la razón. Ignacio Aréchaga.
aceprensa 7 diciembre 2016
La década decisiva
Meg Jay
Asertos. Madrid (2016). 270 págs. 17,90 €. toman decisiones? Aunque toca algunas cuestiones re-
T.o.: The Defining Decade. Why Your Twenties lacionadas con redes sociales y el desarrollo de la per-
Matter and How to Make the Most of Them sonalidad del veinteañero, la autora profundiza principal-
Now. Traduccion: Almudena Ligero Riaño. mente en dos: el trabajo y el amor.
En el primer caso aconseja a los jóvenes no retrasar
Las decisiones más importantes en la entrada en el mundo laboral y les anima a esforzarse
la vida de una persona se toman entre los veinte y los en gestionar la crisis de identidad propia de la edad con
treinta años”. Esta es la premisa sobre la que se basa el el crecimiento de su capital identitario: aspectos curri-
libro en el que Meg Jay, doctora en psicología clínica en culares pero también personales. “Los veinteañeros que
Charlottesville (Virginia), comparte su experiencia de diez dedican un tiempo a experimentar y que además tienen
años con cientos de pacientes y alumnos veinteañeros. el valor de comprometerse, acaba forjándose una identi-
Jay tiene la certeza de que mientras la sociedad, por dad mucho más poderosa”, señala.
un lado, mira al veinteañero con cierta displicencia, dan- En lo relativo al amor, la autora recuerda que el dinero
do a entender que vive una adolescencia prorrogada, y el tiempo que un joven invierte en Estados Unidos para
por otra parte lo idealiza convirtiéndolo en el centro de ir a la universidad distan mucho de los recursos que de-
las modas y de la cultura. Algo que en muchos casos dica a encontrar a la persona con la que compartirá su
es la consecuencia del enfoque consumista con el que vida, cuando esta decisión tendrá más incidencia en su
la industria lo analiza. No es casualidad que el término grado de felicidad. Aunque es consciente de que apli-
millennial lo acuñara en 1993 la revista americana Adver- car el término planificar a las relaciones sentimentales no
tising Age, una publicación especializada en marketing y está bien visto, la autora defiende que hay cuestiones
comunicación. que un veinteañero si puede tener en cuenta pensando
Quienes viven inmersos en la década mencionada tie- en una relación a largo plazo.
nen la sensación de que el tiempo no existe para ellos, Se trata de un libro que puede ayudar mucho al pú-
razón por la que muchos posponen las decisiones que blico al que se dirige y que invita a los veinteañeros a
pueden marcar sus vidas olvidando que el hecho de no reivindicar su edad, su estatus como adultos y su futuro.
tomarlas es también una decisión. ¿Sobre qué temas no Álvaro Lucas.