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Vanessa Belén González DERECHO CONSTITUCIONAL II CURSO 2013/2014

ORGANIZACIÓN CONSTITUCIONAL
DEL ESTADO
DERECHO CONSTITUCIONAL II
Vanessa Belén González DERECHO CONSTITUCIONAL II CURSO 2013/2014

Tema 1. La Corona.
1.1 La Monarquía parlamentaria como forma política del Estado.
1.2 Las funciones del Rey.
1.3 Irresponsabilidad y refrendo.
1.4 La sucesión en la Corona. La Regencia y la tutela del Rey menor.

Tema 2. Las Cortes Generales (I): Estructura, organización y funcionamiento.


2.1 El papel de las Cortes Generales en los sistemas parlamentarios.
2.2. Composición de las Cortes Generales. El sistema electoral del Congreso de los Diputados y
del Senado.
2.3. Los partidos políticos.
2.4. Las prerrogativas parlamentarias individuales y colectivas.
2.5. La organización de las Cortes Generales.
2.6. La estructuración del trabajo parlamentario.

Tema 3. Las Cortes Generales (II): Funciones de las Cortes Generales


3.1. La función legislativa. El procedimiento legislativo ordinario.
3.2. Los procedimientos legislativos especiales.
3.3. La función presupuestaria.
3.4. La función de control al Gobierno.
3.5. Las técnicas de control permanente al Gobierno.
3.6. Los mecanismos de exigencia de responsabilidad política al Gobierno: La moción de censura y
la cuestión de confianza.

Tema 4. El Gobierno
4.1. Configuración constitucional del Gobierno.
4.2. Composición, formación y cese del gobierno.
4.3. El estatuto de los miembros del Gobierno.
4.4. Las funciones del Gobierno.
4.5. La Administración pública.
4.6 Los principios constitucionales sobre la Administración.

Tema 5. El Poder Judicial y el Ministerio Fiscal.


5.1 La configuración constitucional del Poder Judicial.
5.2. El Poder Judicial, la función jurisdiccional y la Administración de Justicia.
5.3 La posición constitucional del Juez: independencia, inamovilidad y sujeción a la legalidad. El
Estatuto de Jueces y Magistrados.
5.4 La estructura del Poder Judicial.
5.5 El gobierno del Poder Judicial: El Consejo General del Poder Judicial.
5.6 El Ministerio Fiscal.

Tema 6. El Tribunal Constitucional


6.1. Composición y organización del Tribunal Constitucional
6.2. Las competencias del Tribunal Constitucional
6.3. Los procedimientos de declaración de la inconstitucionalidad
6.4 La resolución de los conflictos de competencias
6.5 El control constitucional de los tratados internacionales
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6.6 La protección de los derechos fundamentales mediante el recurso de amparo


6.7 Otras competencias del Tribunal Constitucional
Tema 7. El Estado de las Autonomías
7.1. La forma territorial del Estado. La autonomía de nacionalidades y regiones.
7.2. La distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas.
7.3. Los Estatutos de Autonomía.
7.4. El Estatuto de Autonomía de Canarias.
7.5. Los Cabildos como instituciones autónomas.
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Tema 1 – LA CORONA
1.1 La Monarquía parlamentaria como forma política del Estado.
Definimos al Estado como 'social y democrático de Derecho' y que la 'soberanía nacional reside en
el pueblo' según el artículo 1 de la CE, que también expresa que 'la Monarquía Parlamentaria es la
forma política de Estado'. Las constituciones anteriores proclamaban que la Monarquía es la forma
de Gobierno de la Nación.
El artículo 1.3 declara la tradición liberal del constitucionalismo español, la Monarquía
parlamentaria se entiende como forma de gobierno, no como forma de Estado (la forma de estado
es la soberanía popular recuperada después del franquismo por Juan Carlos I como fundamento del
nuevo orden estatal). Cabe destacar que el legislador constituyente prefiere llamar a la Monarquía
parlamentaria la forma política de Estado, puesto que se considera la forma 'del Estado' sin ser la
propia 'forma de Estado'.
Se considera a la Monarquía parlamentarizada es una caracterización esencial de la forma de
gobierno, implicando la separación del Rey de la función gubernamental y la responsabilidad del
Gobierno ante el Parlamento, la naturaleza unicameral o bicameral del Parlamento, o la reglas para
la disolución de las Cámaras, etc.
La Monarquía Parlamentaria proclamada en el artículo, a través de una interpretación sistemática
teniendo en cuenta las referencias constitucionales sobre la forma de gobierno, expresa un
entendimiento jurídico, preciso y verdadero de esta.

Art 1.: 1. España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho, que propugna como valores superiores de su
ordenamiento jurídico la libertad, la justicia, la igualdad y el pluralismo político.
2. La soberanía nacional reside en el pueblo español, del que emanan los poderes del Estado.
3. La forma política del Estado español es la Monarquía parlamentaria.

1.2 Las funciones del Rey.


El artículo 56.1 es la norma fundamentalmente e iniciadora de todas las referentes al Rey, define su
posición constitucional y sus funciones. Se podría decir que está inspirado en la Constitución italiana
o francesa.
Se refiere a él como el Jefe de Estado, siendo un órgano estatal configurado por la propia
Constitución que le dota de facultades y leyes, por tanto se considera un órgano
constitucional del Estado, que no podrá estar subordinado a ningún otro órgano
constitucional ya que todos derivan de la Constitución y se encuentran en la misma posición.
La acción del Rey se considera indispensable e insustituible al que le corresponde una
posición de mayor dignidad formal y honorifica.
También afirma que es 'símbolo de su unidad y permanencia', personificando el Estado y
por tanto formalizando los actos más importante del Estado. La propia Corona simboliza la
continuidad del Estado y de la monarquía. Se considera un símbolo de unidad estatal puesto
que la Corona ha sido soporte de una unidad integradora de reinos, y hoy en día de Estado
de Autonomías al que el Rey debe respetar.
El Rey 'arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones' motivando una
neutralidad política. No se debe confundir este poder neutral con el poder moderador que
coordina los demás poderes del Estado y que le otorga el derecho a ser informado por el
Gobierno. Por otro lado, la función arbitral del Rey destaca por la neutralidad política y por
la poca extensión de poderes arbitrales, siendo un arbitraje de servicio, del buen
funcionamiento de una forma de gobierno parlamentaria cuando no sea capaz de
autorregularse. Su principal facultad es la de proponer candidato al Presidente del Gobierno
en determinadas ocasiones en las que no sea posible por el Congreso, por tanto, si las
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instituciones funcionan regularmente, no será prevista la intervención arbitral del Rey.


Se le atribuye 'la más alta representación del Estado español en las relaciones
internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica', donde existe
la naturaleza jurídica y la naturaleza política y simbólica. Se considera al Rey el principal
representante internacional del Estado, teniendo la posibilidad de trasmitir el
consentimiento de tratados, declarar la guerra y hacer la paz, etc.
Por último, la función del Rey como garante de la Constitución teniendo que prestar
juramento ante las Cortes para guardar y hacer guardar la Constitución. Esto tiene dos
consecuencias: por un lado, la consecuencia de la vinculación de los poderes públicos,
puesto que le compete realizar los principales actos del Estado y el procedimiento
constitucional correspondiente en relación a los poderes públicos, por tanto le corresponde
garantizar la regularidad formal de éste y le impide realizar actos que lo vulneren; por otro
lado tiene una consecuencia por su posición en relación con las Fuerzas Armadas como
organización estatal, dependiente, y subordinada puesto que conlleva su utilización para la
defensa política de la Constitución, bajo la autoridad del Gobierno y del Rey. AMPLIAR
DESPUES

Art 56: 1. El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las
instituciones, asume la más alta representación del Estado español en las relaciones internacionales, especialmente con las naciones
de su comunidad histórica, y ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes.
2. Su título es el de Rey de España y podrá utilizar los demás que correspondan a la Corona.
3. La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus actos estarán siempre refrendados en la forma establecida
en el artículo 64, careciendo de validez sin dicho refrendo, salvo lo dispuesto en el artículo 65, 2.

1.3 Irresponsabilidad y refrendo.


Hay que tener en cuenta que los actos del Rey siempre serán refrendados, es decir, autorizados o
confirmados por otro órgano constitucional como el Presidente del Gobierno, eximiendo al propio
Rey de responsabilidad y siendo un privilegio puesto que de los actos del Rey serán responsables
las personas que lo refrenden. La responsabilidad del refrendante se extiende tanto al acto como al
contenido acreditando la legalidad de la actuación del Jefe de Estado
Son objetos de refrendo los actos que el Rey realiza como titular de la Jefatura de Estado (excepto
los correspondientes a su vida privada como los correspondientes a la administración de su
patrimonio). La forma de refrendo podrá ser por: la contrafirma de los actos del Jefe del Estado por
parte del refrendante; por refrendo táctico, consistiendo en la presencia de Ministros junto al Jefe
de Estado en sus actividades oficiales; o por refrendo presunto, implicando una presunción general
de que el Gobierno cubre con su responsabilidad la actuación del Jefe de Estado.
Comentando la titularidad del poder de refrendo, se le atribuye al Presidente del Gobierno, a los
ministros (limitado por su respectiva competencia) y Presidente del Congreso de Diputados (solo
es posible en casos determinados y previstos en la Constitución, como por ejemplo la propuesta del
candidato a Presidente del Gobierno o la disolución de las Cortes).
Por último, la naturaleza jurídica del refrendo está definida en el artículo 56 y trata de una condición
de validez de los actos del Rey y que en su ausencia se determina la nulidad de los actos. Cabe
destacar que el refrendo representa una limitación del poder del Rey que le prohíbe actuar solo,
siendo además una técnica de traslación de una responsabilidad. El refrendo se considera un
control entre el Gobierno y el titular de la Jefatura del Estado, controlado y compensando la
inviolabilidad del Rey.

1.4 La sucesión en la Corona. La Regencia y la tutela del Rey menor.


LA SUCESION EN LA CORONA: La Constitución establece una forma de gobierno monárquica
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y hereditaria, donde la sucesión de la dinastía monárquica será el legítimo heredero. Las


reglas de la sucesión de la Corona están expresadas en el artículo 57.1 y su origen se
encuentra en la Ley de Partidas de Alfonso X.
Se basa en los principios de primogenitura y representación, teniendo preferencia el primer nacido
del Rey, o los descendientes del primogénito si este fallece. Existen una serie de reglas:

No todos los familiares del Rey que estén incluidos en el orden de sucesión forman parte de
la familia Real, pues deben estar inscritos en el Registro Civil de la Familia Real.
Cabe destacar los debates actuales acerca de eliminar la preferencia del varón sobre la mujer,
teniendo que tramitarse la reforma de un precepto constitucional.
Por último, la sucesión a la Corona se produce automáticamente, pero existe la
proclamación del Rey ante la Cortes Generales y su juramento, siendo actos de integración
para la efectividad de la Magistratura y se entiende como un acto debido donde se expresa
la adhesión al orden de valores de la Constitución. Las Cortes también actúan en caso de
abdicaciones, renuncias o hecho que tenga que ver en el orden de sucesión de la corona,
mediante leyes orgánicas singulares que resuelvan las dudas respecto a la sucesión Las Cortes
también tienen otras facultades junto al Rey, como prohibir matrimonios de personas que
tengan derecho a sucesión, etc.

Art 57.1: La Corona de España es hereditaria en los sucesores de S. M. Don Juan Carlos I de Borbón, legítimo heredero de la dinastía
histórica. La sucesión en el trono seguirá el orden regular de primogenitura y representación, siendo preferida siempre la línea anterior
a las posteriores; en la misma línea, el grado más próximo al más remoto; en el mismo grado, el varón a la mujer, y en el mismo sexo, la
persona de más edad a la de menos.

LA REGENCIA Y LA TUTELA DEL REY MENOR: Cuando el Rey se halle inhabilitado para reinar,
por ser menor de edad o por una incapacidad física o mental (que debe ser reconocida por
las Cortes Generales), se establece la Regencia. Existen dos tipos de establecimiento:
1º. Por llamamiento de la propia Constitución que encomienda la Regencia (en caso de minoría de
edad) al padre, madre o pariente mayor de edad más próximo del Rey; o al Príncipe heredero (en
caso de incapacidad) si fuere mayor de edad, en caso de ser menor, ocurriría lo mismo que en el
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supuesto de minoría de edad.


2º. Forma de Regencia electiva, nombrado por las Cortes Generales de manera subsidiaria cuando
no hubiese ninguna persona disponible, puede ser individual o colectiva.
El Regente ejerce los mismos poderes del Rey, pero no le sustituye pues será de manera
temporal.
Art 59: 1. Cuando el Rey fuere menor de edad, el padre o la madre del Rey y, en su defecto, el pariente mayor de edad más próximo a
suceder en la Corona, según el orden establecido en la Constitución, entrará a ejercer inmediatamente la Regencia y la ejercerá
durante el tiempo de la minoría de edad del Rey.
2. Si el Rey se inhabilitare para el ejercicio de su autoridad y la imposibilidad fuere reconocida por las Cortes Generales, entrará a
ejercer inmediatamente la Regencia el Príncipe heredero de la Corona, si fuere mayor de edad. Si no lo fuere, se procederá de la
manera prevista en el apartado anterior, hasta que el Príncipe heredero alcance la mayoría de edad.
3. Si no hubiere ninguna persona a quien corresponda la Regencia, ésta será nombrada por las Cortes Generales, y se compondrá de
una, tres o cinco personas.
4. Para ejercer la Regencia es preciso ser español y mayor de edad.
5. La Regencia se ejercerá por mandato constitucional y siempre en nombre del Rey.
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Tema 2 – LAS CORTES GENERALES (I): ESTRUCTURA,


ORGANIZACIÓN, Y FUNCIONAMETE.
2.1 El papel de las Cortes Generales en los sistemas parlamentarios.
Las Cortes Generales son el órgano central y más definitorio de la forma de gobierno definida por
la Constitución, siendo una forma de gobierno parlamentaria. Se consideran el componente más
caracterizador de la forma de Estado, siendo indispensable e insustituible en la democracia, no hay
Estado democrático sin parlamento.
El Derecho electoral español está considerada como con extensa constitucionalización, muchos de
sus principios y contenidos básicos están regidos en el propio texto de la Constitución, en
constituciones anteriores a la actual intentaban evadir esta regulación.
La Constitución actual reserva a ley orgánica la aprobación de un régimen electoral general,
evitando sus constantes manipulaciones. La Ley Orgánica del Régimen Electoral General determina
que toda clase de elecciones serán por sufragio universal, y expresa un tratamiento determinado
para las municipales, provinciales, etc., y un tratamiento muy extenso para acerca de los gastos
electorales o el control de la contabilidad electoral.

Art 23: 1. Los ciudadanos tienen el derecho a participar en los asuntos públicos, directamente o por medio de representantes,
libremente elegidos en elecciones periódicas por sufragio universal.
2. Asimismo, tienen derecho a acceder en condiciones de igualdad a las funciones y cargos públicos, con los requisitos que señalen las
leyes

2.2. Composición de las Cortes Generales. El sistema electoral del Congreso de los
Diputados y del Senado.
COMPOSICIÓN: BICAMERALISMO. Siendo su característica más importante, las Cortes están
compuestas por el Congreso de los Diputados y el Senado. El bicameralismo se considera
una consecuencia del reconocimiento constitucional del derecho y la autonomía de las
nacionalidades y regiones que integran España. El Congreso se considera la Cámara de
representación popular y el Senado la Cámara de representación territorial, por esto mismo
cada una tiene un sistema electoral diferente. Cabe destacar que no existe un bicameralismo
perfecto, puesto que es muy asimétrico y desigual. Se considera asimétrico puesto que cada
una de las Cámaras tiene competencias que ejerce en exclusiva donde la otra no tiene
participación alguna. Aunque en determinados casos tienen competencias compartidas
como en materia legislativa, donde, por ejemplo, para aprobar una ley orgánica se necesita
la intervención de ambos. Por otro lado, se considera desigual puesto que las funciones del
Congreso no son equivalentes ni semejantes, estando el Congreso en situación de
superioridad, tanto en las relaciones con el Gobierno como en el procedimiento legislativo.
Se trata de un bicameralismo desequilibrado en favor del Congreso, siendo el papel del Senado
algo secundario tanto en el desarrollo de sus funciones como en su contenido político. Cabe destacar
que la acción del Senado se aprecia especialmente en las Asambleas de las Comunidades
Autónomas, al ser la Cámara de representación territorial, aunque sigue teniendo un papel
mejorable que se intentó modificar sin resultado favorable.
* EL CONGRESO: Entre las distintas funciones del Congreso se encuentran la de convalidar Decretos-
leyes o ejercer funciones relativas a estados de alarma.
* EL SENADO: Entre las funciones del Senado se encuentran la de autorizar medidas para obligar a
una CCAA a cumplir sus obligaciones. Se considera una Cámara con doble reflexión, pues tiene la
facultad de introducir enmiendas a los proyectos de Ley aprobados por el Congreso, y se expresa
como una 'Cámara de segunda lectura'.
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Art 66: 1. Las Cortes Generales representan al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado.
2. Las Cortes Generales ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus Presupuestos, controlan la acción del Gobierno y
tienen las demás competencias que les atribuya la Constitución.
3. Las Cortes Generales son inviolables.

SISTEMA ELECTORAL: Son las normas que estructuran la opción de los electores y la
conversión de escaños, tienen un carácter administrativo o procesal.
* Papeletas electorales: el legislador tiene poder de configuración absoluto puesto que la
Constitución no expresa nada sobre esto.
+ El Congreso utiliza el voto categórico o de partido mediante listas cerradas y bloqueadas,
siendo imposible la responsabilidad política individual de cada Diputado.
+ El Senado utiliza el voto individual, a cada candidato.
* La fórmula electora:
+ La elección del Congreso se realiza atendiendo a criterios de representación proporcional,
admitiendo un margen de discrecionalidad para el legislador pero se utiliza la regla d'Hont,
un sistema de atribución de escaños que además excluye a determinados partidos que no
lleguen a un mínimo de votos.
+ Las elecciones del Senado se basan en una formula mayoritaria, que intenta garantizar la
también la representación de la minoría
*La circunscripción: es el elemento del sistema electoral mejor y más preciso definido por la
Constitución. Siendo la misma para el Congreso como para el Senado, una circunscripción provincial.
+ En el caso del Senado, se le asigna cuatro senadores a cada provincia, tres
a cada isla mayor, dos a Ceuta, dos a Melilla, y uno a cada isla menor. Esta
distribución se hace ignorando el criterio poblacional, por tanto se determina
que el 'voto' de un diputado en islas menores será mayor que el de cuatro en
provincias mayores. Por tanto se sobrerepresenta lo rural y se subrepresenta
lo urbano.

Art 69: 1. El Senado es la Cámara de representación territorial.


2. En cada provincia se elegirán cuatro Senadores por sufragio universal, libre, igual, directo y secreto por los votantes de cada una de
ellas, en los términos que señale una ley orgánica.
3. En las provincias insulares, cada isla o agrupación de ellas, con Cabildo o Consejo Insular, constituirá una circunscripción a efectos de
elección de Senadores, correspondiendo tres a cada una de las islas mayores –Gran Canaria, Mallorca y Tenerife– y uno a cada una de
las siguientes islas o agrupaciones: Ibiza-Formentera, Menorca, Fuerteventura, Gomera, Hierro, Lanzarote y La Palma.
4. Las poblaciones de Ceuta y Melilla elegirán cada una de ellas dos Senadores.
5. Las Comunidades Autónomas designarán además un Senador y otro más por cada millón de habitantes de su respectivo territorio.
La designación corresponderá a la Asamblea legislativa o, en su defecto, al órgano colegiado superior de la Comunidad Autónoma, de
acuerdo con lo que establezcan los Estatutos, que asegurarán, en todo caso, la adecuada representación proporcional.
6. El Senado es elegido por cuatro años. El mandato de los Senadores termina cuatro años después de su elección o el día de la
disolución de la Cámara.

+ En el caso del Congreso, el número de diputados viene definido por la


Constitución, asignando una representación mínima inicial y una distribución
en función de la población, hay 350 Diputados, y a cada provincia se le asigna
un mínimo inicial de dos. En este caso, existen desequilibrios representativos,
puesto que la proporcionalidad impide el buen funcionamiento de sus efectos.
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Art 68: 1. El Congreso se compone de un mínimo de 300 y un máximo de 400 Diputados, elegidos por sufragio universal, libre, igual,
directo y secreto, en los términos que establezca la ley.
2. La circunscripción electoral es la provincia. Las poblaciones de Ceuta y Melilla estarán representadas cada una de ellas por un
Diputado. La ley distribuirá el número total de Diputados, asignando una representación mínima inicial a cada circunscripción y
distribuyendo los demás en proporción a la población.
3. La elección se verificará en cada circunscripción atendiendo a criterios de representación proporcional.
4. El Congreso es elegido por cuatro años. El mandato de los Diputados termina cuatro años después de su elección o el día de la
disolución de la Cámara.
5. Son electores y elegibles todos los españoles que estén en pleno uso de sus derechos políticos.
La ley reconocerá y el Estado facilitará el ejercicio del derecho de sufragio a los españoles que se encuentren fuera del territorio de
España. 6. Las elecciones tendrán lugar entre los treinta días y sesenta días desde la terminación del mandato. El Congreso electo
deberá ser convocado dentro de los veinticinco días siguientes a la celebración de las elecciones.

2.3. Los partidos políticos.


NO ENTRA EN EL EXAMEN

2.4. Las prerrogativas parlamentarias individuales y colectivas.


Para el correcto desempeño de la función representativa, se dota a las Cámaras a una serie de
exigencias y prerrogativas que proporcionan unas atribuciones y garantías precisas para poder
desarrollar su función sin interferencias. Se utilizan para garantizar la libre actuación de las
Cámaras, pero no están previstas como beneficio del parlamento o parlamentario, si no como
instrumentos que garantizan la libre formación de la voluntad de las Cámaras. No son considerados
derechos parlamentarios que se puedan exigir ni disponer libremente, sino normas jurídicas que
deben ser aplicadas de oficio y que son irrenunciables. Gozan de su propio Reglamento,
convirtiéndose en la principal fuente del Derecho regulador de la vida de las Cámaras.
Existen dos tipos de prerrogativas, las individuales y las colectivas, comentando las colectivas
encontramos solo tres tipos:
La autonomía reglamentaria: la potestad autorreglamentaria asegura la plena autonomía
de las Cámaras para formar su funcionamiento. La Constitución reconoce la potestad
reglamentaria de las Cámaras y dispone que los reglamentos parlamentarios de regulación
de la actividad de las Cámaras podrán ser aprobados o modificados por mayoría absoluta
de la Cámara correspondiente, esto protege a las minorías impidiendo el dominio de la
mayoría Cabe destacar que esta autonomía establece como único limite la propia
Constitución y configura una reserva de Reglamento. Los reglamentos parlamentarios son
normas emanadas del poder legislativo de cada una de las Cámaras, sin seguir el
procedimiento legislativo, están directamente vinculadas a la Constitución y subordinadas
en competencia a ella. Cabe recurso de inconstitucionalidad contra ellos.
Los reglamentos se complementan con las resoluciones de los Presidentes de las Cámaras, donde
interpretan los reglamentos en caso de duda.
La autonomía administrativa y presupuestaria: para asegurar la independencia de las
Cámaras, se instaura la potestad de autogobierno. Las Cámaras eligen a sus presidentes y a
sus demás órganos de gobierno, también se incluye la facultad autonormativa en el ámbito
personal de las Cámaras. Todo ello consigue que se actúe con libertad y con total seguridad
en la toma de decisiones teniendo completa autonomía administrativa y disciplinaria. En
caso de dictar actos sin valor de ley por parte de las Cámaras, será posible el recurso de
amparo ante el TC.
Se le otorga la capacidad de aprobar autónomamente sus propios presupuestos en favor del
Gobierno para que este pueda elaborar el proyecto de Ley de prepuestos Por tanto, el presupuesto
elaborado por cada Cámara, se integra directamente sin participación gubernativa en los
Presupuestos Generales del Estado.
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Inviolabilidad: impide que pueda exigirse a las Cortes responsabilidad alguna por sus actos,
e impide que puedan ser demandadas o citadas como testigo. La inviolabilidad de las Cortes
se manifiesta en una protección penal frente a cualquier intento de perturbar su
funcionamiento.
En cuanto a las prerrogativas individuales encaminadas a hacer posible que los parlamentarios
cuenten con todos los medios necesarios para desarrollar su función, evitando que la falta de dichos
medios le pueda generar influencias o presiones que puedan mediatizar sus actividades. Las
prerrogativas son conocidas como el conjunto de medios jurídicos que garantizan la independencia
y libertad el Parlamento asegurando una protección para sus miembros, para realizar y adoptar sus
decisiones. Estas prerrogativas son reglas objetivas que deben ser aplicadas de oficio, que son
irrenunciables e individuales. Existen cuatro tipos de individuales:
Inviolabilidad: para garantizar la libertad del parlamentario y asegurar que sus
intervenciones parlamentarias y sus votos no le traigan consecuencias negativas o sanciones
jurídicas. Impide que se reclame contra el parlamentario cualquier procedimiento
sancionador, pero solo en el ámbito de las actuaciones realizadas en el ejercicio de la función
parlamentaria. Es una garantía absoluta, temporal y con efecto indefinido, puesto que no
podrá ser atacado ni cuando deje de ser parlamentario. Esto no les excluye de las sanciones
impuestas por las propias Cámaras.
Inmunidad: Protege al parlamentario frente a cualquier atentado contra su libertad que
pudiera tener motivación política, le protege frente a la detención, o privación de la libertad
y la iniciación de procedimientos penales contra él. Cabe decir que se podrá iniciar
procedimientos que no tengan persecución política, y que en caso de flagrante delito,
pueden ser procesados con autorización de la Cámara, siendo ella misma la que juzgue si hay
o no hay indicios de persecución política, expresando una resolución coherente con la
finalidad y pudiéndole conceder o denegarle 'el suplicatorio' al parlamentario. (Si es
concedido se continuara con el procedimiento)
Tiene un ámbito temporal igual que la duración del mandato del parlamentario, con efectos
retroactivos, pues si es elegido parlamentario mientras está siendo procesado, se deberá necesitar
la autorización de la Cámara. Cubre cualquiera sea el acto del parlamentario, no solo los referidos a
su función (como la inviolabilidad)
Fuero especial: el órgano competente para conocer las causas penales contra el Diputado o
el Senador, será el propio Tribunal Supremo, para asegurar que el órgano que los enjuicia
goce de independencia, imparcialidad, y cualificación jurídica, dándoles así una garantía
adicional.
Medios materiales: otros medios para facilitarles el desarrollo de su función, con carácter
material, con una asignación económica, impidiendo que por razones económicas no puedan
ser elegidos, dando a los electores la libertad total de poder elegir a sus representantes.
También puede venir acompañada de una cotización a la Seguridad Social. Son irrenunciables
e irretenibles, pero están sujetas a las normas tributarias correspondientes.

2.5. La organización de las Cortes Generales.


Compuestos por un gran número de miembros, para que no se impida el cumplimiento de sus
funciones parlamentarias, hay que dotar a las Cortes de una organización particular. Se dividen en
órganos de gobierno, y órganos de funcionamiento, donde se distribuyen los trabajos.
Dentro de los órganos de gobierno se encuentran el presidente, la Mesa, y la Junta de Portavoces.
El Presidente: máxima autoridad de la Cámara, dirige los debates del Pleno e interpreta el
Reglamento en caso de duda. Forma parte de la Mesa, dirigiendo y coordinándola. Elegido
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por los propios miembros de la Cámara en la sesión dirigida para esto mediante votación
en papeletas, se deberá obtener mayoría absoluta de la Cámara, en caso contrario se hará
una segunda votación en la que saldrá elegido el que cuente con mayor número de votos.
Sus funciones presidenciales le otorgan una gran importancia, son de dirección, de coordinación,
con carácter representativo o procedimental (estas le otorga una gran potestad en casos
determinados). Cabe destacar que para las resoluciones de carácter procedimental hace falta la
valoración positiva de la Mesa y de la Junta de Portavoces.
La Mesa: se considera una representación popular de la Cámara, puesto que es el que se
encargará de decidir el Presidente y los Vicepresidentes a través de un sistema de
papeletas. Gracias a esta representación y sistema de votos, se tienen en cuenta las
minorías, puesto que impide que la mayoría imponga necesariamente su criterio de
organización.
La Mesa tiene una función colectiva, siendo el órgano rector de la Cámara, que organiza su
trabajo parlamentario y que ejerce su dirección
La Junta de Portavoces: refleja estructuralmente el carácter racionalizado del
parlamentarismo actual y el protagonismo que cobran los grupos parlamentarios. Se
compone de un representante por cada uno de los grupos parlamentarios, también acude
una representación del Gobierno.
En ella se institucionaliza la relación entre el Gobierno y Cámara, donde se conoce la opinión de
los grupos parlamentarios, dándole un carácter político donde las decisiones se adoptan por voto
ponderado para que cada portavoz cuente con votos moderados. Como funciones tiene fijar el
orden del día del Pleno, o adoptar decisiones como incluir en el orden del día un asunto concreto.

Dentro de los órganos de funcionamiento encontramos el Pleno, las Comisiones, los grupos
parlamentarios y la Diputación Permanente:
El Pleno: el más importante de los órganos de funcionamiento, constituido por la totalidad
de los miembros de la Cámara, es donde tiene lugar la aprobación de los actos
parlamentarios. Se reserva al Pleno los asuntos de más importancia en contenido político,
pues es donde se cobra el principio de publicidad de los actos parlamentarios donde se
obtiene mayor alcance a la sociedad.
Además de sus miembros, pueden asistir otros miembros del Gobierno en el 'banco azul' que
cuentan con voz pero sin voto, también podrán asistir miembros de la otra Cámara sin voz ni voto.
Debido a la organización del Pleno, puesto que se colocan los miembros de los grupos de la
izquierda en ese lado, y los de la derecha de ese otro lado, se ha llegado a la denominación de
izquierda y derecha. Los plenos se celebran durante los periodos de sesiones pero puede haber
extraordinarios por asuntos previstos constitucionalmente. Pueden existir Plenos conjuntos de las
dos Cámaras que tienen su origen en la Constitución.
Las Comisiones: en ella se discute los proyectos y proposiciones de ley, y donde tiene lugar
el debate técnico, tienen una función relevante en el procedimiento legislativo, de ellas
sale un Dictamen que será elevado al Pleno de la Cámara. Por otro lado, participan en la
función de control parlamentario. Pueden ser de varias clases, pero las más importantes
son las Comisiones Permanentes legislativas que tienen un área de competencia de acción
política concreta.
Cada grupo parlamentario cuenta con un número de representantes proporcional a su
importancia numérica en la Cámara, designado libremente sus representantes.
Los grupos parlamentarios: son agrupaciones de parlamentarios, constituidos sobre la
base de la opinión política de los mismos y a los que se les otorgan unas funciones y se
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les reconocen unas facultades. Representan en la Cámara su postura política y expresan su


posición. Se consideran órganos de funcionamiento de las Cámaras que están reconocidos
constitucionalmente. Son la traducción parlamentaria de los partidos políticos, por tanto
queda prohibido que se formen varios grupos parlamentarios del mismo partido.
Se exige un mínimo de componentes para constituir un grupo parlamentario y gozar de sus
beneficios (quince Diputados o diez Senadores) y se han establecido unas limitaciones que
dificulta el cambio de grupo
Tienen una función de coordinación de las actividades de los parlamentarios a las que forman y la
de definir la política parlamentaria del partido, la mayoría de los grupos parlamentarios cuentan
con un reglamento interno propio. Cabe destacar que entre sus beneficios se encuentran las
aportaciones económicas y materiales que les correspondan.
Diputación permanente: En los momentos en los que las Cámaras no puede actuar (como
en el momento de su disolución o en el paso de una Constitución u otra), Las Cámaras
cuentan con este órgano de funcionamiento que asume sus funciones durante el periodo
que corresponda. Su funciones cubrir los vacíos que se producen en estos momentos. Es
una Comisión de miembros de Cada Cámara cuyos efectos se ven prologados hasta que
corresponda.
Esta recogida constitucionalmente y sus funciones varían si es Congreso o Senado, pero asumen
las mimas funciones que les corresponde a las Cámaras de las que emanan. Cabe decir que es de
composición reducida que cuenta con al menos 21 miembros.

2.6. La estructuración del trabajo parlamentario.


Teniendo en cuenta que anteriormente era difícil señalar una fecha fija para las reuniones d ellos
Parlamentos, o fijar un plazo para ello en el momento donde el Estado tenía pocas competencias,
hoy en día se sigue arrastrando este hábito. Esto se debe a que cada vez que se cambia de legislatura,
caducan todas las proposiciones de ley que se debían aprobar en otra fecha, no aprobándose nunca.
Las nuevas Cámaras tienen la posibilidad de repescar los trabajos en curso de la legislatura anterior
que decayeron pero eso no es muy habitual.
Por otro lado, la Constitución señala un plazo de 25 días después de celebradas las elecciones para
que el Rey convoque al Congreso, por otro lado también se establece que habrán dos periodos de
sesiones ordinarios, el periodo de sesiones es el marco temporal donde podrían ser válidas las
resoluciones de la Cámara, excepto para casos excepcionales donde se podrán celebrar sesiones
extraordinarias. Para que las reuniones de las Cámaras sean válidas deben haber sido convocadas
reglamentariamente; contar con el preceptivo quorum para adoptar acuerdos (evita que un
pequeño grupo de parlamentarios aproveche la ausencia de la mayoría para adoptar acuerdos); y
ser incluido un 'orden del día', puesto que ningún punto no fijado puede ser tratado. Por otro lado,
la Constitución establece un límite de fijación del orden, estableciendo un tiempo mínimo
Las sesiones son públicas, y sus argumentos y programas expuestos en ellos por los distintos
Parlamentos también, siendo la publicidad un elemento necesario para que los electores sepan que
decisión tomar a la hora de elegir las futuras Cámaras. También se realiza desde los respectivos
Boletines Oficiales y Diarios de Sesiones del Congreso y del Senado, aunque en determinadas
ocasiones no pueden ser públicas.
En cuanto a la ordenación de los debates, se lleva a cabo una estructuración de la actividad
parlamentaria donde se designa un portavoz del grupo parlamentario para cada debate La
estructuración se proyecta sobre el curso de debate puesto que solo se limita su intervención. Se
realiza en dos turnos, uno a favor y otro en contra en un máximo de 10 o 15 minutos. Todo esto
pretende ordenar el debate e intentar evitar los malentendidos.
Vanessa Belén González DERECHO CONSTITUCIONAL II CURSO 2013/2014

Por último, respecto a los votos requeridos para que las Cámaras adopten acuerdos varía, siendo la
regla general la de la mayoría simple de los presentes. En otros casos se exigirán mayorías
cualificadas como por ejemplo para envestir al Presidente del Gobierno. La forma de votación cobra
importancia al querer dar a conocer la preferencia del parlamentario.
Vanessa Belén González DERECHO CONSTITUCIONAL II CURSO 2013/2014

Tema 3 – LAS CORTES GENERALES (II): FUNCIONES DE LAS


CORTES GENERALES.
3.1. La función legislativa. El procedimiento legislativo ordinario.
El Parlamento surge como órgano de representación nacional que expresa la voluntad popular
mediante normas de carácter general. Por es la Constitución le atribuye la función legislativa para
elaborar las normas centrales del ordenamiento jurídico, que junto con la función de control
constituyen la actividad principal de las Cortes. De manera secundaria se encuentra la función
financiera para aprobar las cuentas del Estado mediante la ley de presupuestos. Cabe destacar que
el Parlamento se ha convertido en un órgano de elaboración de normas a partir de proyectos del
Gobierno y del control de la gestión del mismo.
La facultad de iniciativa legislativa, promover la elaboración de una ley por parte de las Cámaras,
se considera de importancia central para el funcionamiento del Estado. La evolución histórica de
esta facultad ha generado una pluralidad de sujetos titulares de la misma, pero cabe decir que la
facultad de iniciativa no forma parte de la propia función legislativa, se entiende como una fase
preliminar. La Constitución la atribuye dicha iniciativa de forma plena y directa al Gobierno, al
Congreso, al Senado y una capacidad de propuesta a las Comunidades Autónomas y a la iniciativa
popular.

Art 87: 1. La iniciativa legislativa corresponde al Gobierno, al Congreso y al Senado, de acuerdo con la Constitución y los Reglamentos
de las Cámaras.
2. Las Asambleas de las Comunidades Autónomas podrán solicitar del Gobierno la delegando ante dicha Cámara un máximo de tres
miembros de la Asamblea encargados de su defensa.
3. Una ley orgánica regulará las formas de ejercicio y requisitos de la iniciativa popular para la presentación de proposiciones de ley. En
todo caso se exigirán no menos de 500.000 firmas acreditadas. No procederá dicha iniciativa en materias propias de ley orgánica,
tributarias o de carácter internacional, ni en lo relativo a la prerrogativa de gracia.
Art 89: 1. La tramitación de las proposiciones de ley se regulará por los Reglamentos de las Cámaras, sin que la prioridad debida a los
proyectos de ley impida el ejercicio de la iniciativa legislativa en los términos regulados por el artículo 87.
2. Las proposiciones de ley que, de acuerdo con el artículo 87, tome en consideración el Senado, se remitirán al Congreso para su trámite
en éste como tal proposición.

El Gobierno, de quien forma parte la mayoría de las leyes, es el impulsor del programa
legislativo de la mayoría parlamentaria. Sus textos presentados deben ser aprobados por
el Consejo de Ministros, pasándose a denominar 'proyectos de ley' (estos disfrutan de
prioridad en su tramitación). Estos proyectos son enviados al Congreso, que inicia la
elaboración de las leyes, acompañado de una exposición de motivos y antecedentes. El
procedimiento es preceptivo, no se puede rechazar, pero sí pueden presentar una reforma
los grupos parlamentarios.

Las Cámaras, sus textos reciben el nombre de proposiciones de ley. La iniciativa pertenece
a la propia Cámara, no a sus miembros individuales, ellos las presentan ante la Cámara y
esta empezará el trámite de la 'toma en consideración'
En el caso del Congreso, después de esto se empieza la toma en consideración la
propuesta de ley que debe ser presentada por 15 diputados o un grupo
parlamentario acompañada de exposición de motivos y antecedentes. El Gobierno
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podrá manifestar su opinión sobre la proposición y debatir en un plazo de 30 días.


En el caso del Senado, deberá ser presentada 25 senadores o un grupo
parlamentario junto con una exposición de motivos y antecedentes, después se
enviará al Congreso donde comienza la fase de tramitación. El Gobierno no tiene un
plazo para manifestar su opinión, puede hacerlo desde que esta se publica hasta el
momento en que sea tomada en consideración.

La iniciativa popular, ejercida por los ciudadanos. Deberá ejercerse por 500,000 ciudadanos,
excluyendo determinadas materias y con ciertos límites. Deberá ser impulsada por una
comisión promotora que debe encargarse de presentar a la Mesa del Congreso el texto que
será objeto de examen de admisibilidad. Puede ser rechazada si se encuentra en tramitación
de proyecto o proposición de ley sobre el mismo tema, o si es una copia de una iniciativa
presentada en la misma legislatura. Cabe recurso de amparo contra la resolución de la Mesa.
En caso de ser admitida, la comisión promotora dispone de un plazo de 9 meses, prorrogable
3 más, para conseguir las firmas exigidas. Los gastos ocasionados son compensados por el
Estado si alcanza la fase de tramitación. Tras esto, pasará a la toma en consideración del
Congreso.

Por último, las Comunidades Autónomas tienen una propuesta de iniciativa, pueden
solicitar al Gobierno la adopción de un proyecto de Ley, o al Congreso una proposición de
Ley que deberán defender. Su facultad solo incluye la capacidad de proponer al Gobierno
que ejerza la iniciativa legislativa, siendo una propuesta no vinculante que no tiene porqué
poner en marcha el procedimiento. Por otro lado, si decide ir al Congreso, esta tendría una
toma en consideración por parte del mismo, pudiendo defenderlo.
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Respecto al propio procedimiento legislativo, regulado en la Constitución como tal. El


procedimiento legislativo por parte de las Cámaras se divide en varias fases: presentación de
enmiendas, estudio de las mismas y elaboración de un informe, discusión y votación del informe,
aprobación del dictamen sometido a discusión en el Pleno. En caso de la disolución de las Cámaras,
todos los asuntos pendientes caducaran, excepto los que constitucionalmente se le atribuyan a la
Diputación Permanente, por tanto se caduca el trabajo legislativo pendiente, aunque la nueva
Cámara puede recuperar la tramitación, respetando la voluntad de las nuevas Cámaras.
Comentando la discusión en el Congreso, donde comienza el procedimiento:
Fase de enmiendas a la totalidad: donde el proyecto o proposición puede verse totalmente
rechazado o sustituido, se presentaran enmiendas (reformas) por parte de los Grupos
Parlamentarios que serán debatidas por el Pleno. Podrán ser enmiendas parciales o a la
totalidad (no pueden presentarse a la totalidad respecto de las proposiciones de ley del
propio Congreso ni las procedentes de la iniciativa popular).
Fase de comisión: el proyecto o proposición pasa a examen y votación, debatiendo también
las enmiendas que se hayan presentado. Las Cámaras presentan un ponente (informante)
que elaborara un informe sobre el propio texto y sus enmiendas, se elaborara un dictamen
que pasa a ser discutido por el Pleno.
Fase de Pleno: sometido a discusión y votación, el Pleno deberá pronunciarse sobre el texto
propuesto.
Comentando la discusión en el Senado:
Una vez aprobado el texto o proposición de Ley por el Congreso, se remite al Senado, este
tendrá un plazo de dos meses para oponerse o para proponer enmiendas. Tendrá lugar una
lectura en comisión y otra en Pleno, para aprobarse el veto o las enmiendas presentadas,
con una mayoría absoluta de la Cámara. Si no presenta ni veto ni enmiendas, el texto será
devuelto al Congreso.
En el momento en el que el Senado no este conforme con el texto aprobado por el Congreso, se
tendrán dos posibilidades, la interposición de veto y la aprobación de enmiendas para modificar el
texto. En el caso de la interposición de veto, se necesitara mayoría absoluta. El Congreso podrá
superar el veto y aprobar el proyecto o proposición por la misma mayoría absoluta exigida al
Senado, o puede dejar transcurrir dos meses y aprobarlo por mayoría simple. Por otro lado, la
aprobación de enmiendas, el Congreso está obligado a aprobarlas o rechazarlas por mayoría
simple.
Cabe decir que el Senado se utiliza como una Cámara de reflexión, donde se consideran aspectos
determinados.

Art 90: 1. Aprobado un proyecto de ley ordinaria u orgánica por el Congreso de los Diputados, su Presidente dará inmediata cuenta del
mismo al Presidente del Senado, el cual lo someterá a la deliberación de éste.
2. El Senado en el plazo de dos meses, a partir del día de la recepción del texto, puede, mediante mensaje motivado, oponer su veto o
introducir enmiendas al mismo. El veto deberá ser aprobado por mayoría absoluta. El proyecto no podrá ser sometido al Rey para
sanción sin que el Congreso ratifique por mayoría absoluta, en caso de veto, el texto inicial, o por mayoría simple, una vez transcurridos
dos meses desde la interposición del mismo, o se pronuncie sobre las enmiendas, aceptándolas o no por mayoría simple.
3. El plazo de dos meses de que el Senado dispone para vetar o enmendar el proyecto se reducirá al de veinte días naturales

Por último, comentando su sanción, promulgación, y publicación finalizada la tramitación


parlamentaria y fijado el texto de la ley, se deben cumplir otros requisitos para su entrada en vigor.
La sanción de las leyes es un requisito constitucionalmente necesario, expresa la voluntad real de
aprobación del texto a promulgar. Se trata del deber constitucional del Rey a sancionar las leyes
aprobadas por las Cortes en un plazo de 15 días, sin capacidad de discrecionalidad por parte del
Monarca es un requisito formal y obligado. Por otro lado, la promulgación consiste en el acto de
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comprobación y proclamación de que la ley cumple con todos los requisitos constitucionalmente
exigidos, tras la sanción, el Rey procede a la promulgación, pudiéndose negar si creyese que no se
cumplen requisitos constitucionales, dándole un control de las leyes. Ambos actos, sanción y
promulgación, deberán ser refrendados. Respecto a su publicación, que se produce de forma
automática, debe ser ordenada por el Rey, y publicada en el BOE, dando si incorporación al
ordenamiento jurídico. La entrada en vigor se inicia desde la fecha establecida en la propia norma,
el periodo de tiempo desde que la norma ha sido publicada hasta que entra en vigor, siendo un plazo
de 20 días con carácter general, se denomina vacatio legis.

3.2. Los procedimientos legislativos especiales.


Existen dos tipos de procedimientos especiales:
Procedimientos legislativos específicos que la Constitución asocia a un determinado tipo de
normas, se utilizan para la aprobación de las leyes orgánicas, los decretos-leyes, la reforma
constitucional, los Estatutos de Autonomía.
Procedimientos de tramitación parlamentaria especial previsto por la Constitución o por los
Reglamentos de las Cámaras de forma general. Son variantes respecto al procedimiento
legislativo ordinario y pueden venir asociados con el procedimiento legislativo específico.
El procedimiento de lectura única en Pleno, de exclusiva previsión reglamentaria,
está destinado a proyectos o proposiciones de ley que por su sencillez o
determinadas razones, aconsejan una única lectura (debate y votación) en el
Pleno de la Cámara, sin necesitad de previo debate o de votación posterior.
El procedimiento sin paso por el Pleno al constituir una modalidad excepcional
del ejercicio de las Cortes de la potestad legislativa, entendiéndose las Cámaras
en pleno. Quedan excluidas de esto los proyectos o proposiciones de ley que
tengan que ver con reforma constitucional, las cuestiones orgánicas o los
Presupuestos Generales del Estado.
El procedimiento de urgencia supone un acortamiento de los plazos de la
tramitación. En el Congreso corresponde a la Mesa a petición del Gobierno,
grupos parlamentarios o una parte de los Diputados y se reduce a la mitad los
plazos. En el Senado, en caso de que un proyecto haya sido declarado de urgencia,
tendrá un plazo de veinte días naturales para enmendarlo o vetarlo.
También pueden mencionarse, aunque no sean procedimientos legislativos, la aprobación
de tratados internacionales puesto que suponen procedimientos parlamentarios para la
incorporación de una norma del máximo rango del ordenamiento jurídico.

3.3. La función presupuestaria.


La función financiera de las Cámaras viene entendida como la potestad de las Cortes para
determinar la estructura de los ingresos y los gastos, basándose en la potestad tributaria y en la
presupuestaria Constituye el principio de legalidad financiera que deriva en la aprobación de los
gastos necesarios para la actuación de los poderes públicos, y en la capacidad de imponer tributos.
La potestad presupuestaria le da a las Cámaras la facultad de aprobar anualmente las
cuentas del Estado mediante la Ley de Presupuestos. Los Presupuestos Generales del Estado
constituyen la previsión de ingresos y la autorización de gastos anual de los poderes públicos,
siendo fundamental para el funcionamiento del Estado. La Constitución atribuye a las Cortes
el 'examen, enmienda, y aprobación' de los Presupuestos. Esta potestad refleja los gastos e
ingresos anuales, enseñando cualquier ejercicio del poder de enmienda por Parte de las
Cámaras, debiendo haber un equilibrio presupuestario.
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La elaboración de los Presupuestos debe ser en el Pleno de la Cámara y quedar fijadas las cuantías
globales de los presupuestos. Los Presupuestos deben estar completos, y tener la totalidad de los
ingresos y gastos del Estado y del sector público estatal Cabe decir que la Constitución contiene
principios materiales que deben seguir para el ejercicio de la potestad presupuestaria.
La potestad tributaria consiste en la capacidad para imponer tributos que imponen sobre
los ingresos y bienes de los ciudadanos. La Constitución la prevé exclusivamente al Estado
mediante ley. La potestad no puede ejercerse mediante la Ley de Presupuestos, pero si
permite su modificación para favorecer la claridad y transparencia financiera.
Al igual que el anterior, existen unos principios materiales a los que están sujetos.

Art 133: 1. La potestad originaria para establecer los tributos corresponde exclusivamente al Estado, mediante ley.
Art 134: 1. Corresponde al Gobierno la elaboración de los Presupuestos Generales del Estado y a las Cortes Generales, su examen,
enmienda y aprobación.
2. Los Presupuestos Generales del Estado tendrán carácter anual, incluirán la totalidad de los gastos e ingresos del sector público estatal
y en ellos se consignará el importe de los beneficios fiscales que afecten a los tributos del Estado.
3. El Gobierno deberá presentar ante el Congreso de los Diputados los Presupuestos Generales del Estado al menos tres meses antes de
la expiración de los del año anterior.
4. Si la Ley de Presupuestos no se aprobara antes del primer día del ejercicio económico correspondiente, se considerarán
automáticamente prorrogados los Presupuestos del ejercicio anterior hasta la aprobación de los nuevos.
5. Aprobados los Presupuestos Generales del Estado, el Gobierno podrá presentar proyectos de ley que impliquen aumento del gasto
público o disminución de los ingresos correspondientes al mismo ejercicio presupuestario.
6. Toda proposición o enmienda que suponga aumento de los créditos o disminución de los ingresos presupuestarios requerirá la
conformidad del Gobierno para su tramitación.
7. La Ley de Presupuestos no puede crear tributos. Podrá modificarlos cuando una ley tributaria sustantiva así lo prevea.

3.4. La función de control al Gobierno.


El sistema parlamentario está asentado sobre la base de la relación de confianza existente entre el
Parlamento y el Gobierno, teniendo el Parlamento unas funciones de control de la actividad
gubernamental. Surgen para y a favorecer la estabilidad gubernamental, para que la
responsabilidad de Gobierno no se vea comprometida.
El Gobierno debe contar con la confianza parlamentaria para mantenerse en el ejercicio, para
mantener esta confianza, está sometido al control de las Cámaras. Se quiere garantizar el apoyo del
parlamento consiguiendo una estabilidad gubernamental. Se presume que esta confianza se ha roto
cuando prospera una moción de censura, rompiendo la relación Gobierno-Parlamento. El control de
amas Cámaras sobre el Gobierno está previsto en el artículo 66, queriendo conocer la acción del
Gobierno, expresar una opinión al respecto y trasladar la opinión publica a ellos.
Cabe decir que no se debe diferenciar la función de control con la exigencia de responsabilidad
política del Gobierno, pues solo se dirige por el Congreso.

Art 66: 1. Las Cortes Generales representan al pueblo español y están formadas por el Congreso de los Diputados y el Senado.
2. Las Cortes Generales ejercen la potestad legislativa del Estado, aprueban sus Presupuestos, controlan la acción del Gobierno y tienen
las demás competencias que les atribuya la Constitución.
3. Las Cortes Generales son inviolables.

3.5. Las técnicas de control permanente al Gobierno.


Las Cortes Generales controlan la acción del Gobierno, esto está regulado tanto en la Constitución
como en los Reglamentos de las Cámaras. Prevén que las Cámaras puedan exigir la información y
documentación que precisen sobre el Gobierno. Puede ser ejercido por el parlamentario individual.
La actividad de control sobre la actividad gubernamental requiere información sobre su actuación
y sus motivos, y se compara, dicha comparación provoca una opinión pública que va derivada a
juzgar la actividad gubernamental. El propio Gobierno también puede comparecer a las Cámaras,
exponer por medio de un representante la materia determinada y responder a las preguntas.
Las preguntas aseguran el ejercicio del orden parlamentario, pues se reserva un tiempo mínimo
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para preguntas e interpelaciones en el Pleno, siendo desde dos horas semanales, hasta una tarde
entera. Se caracterizan porque tienen un objeto concreto y determinado, una situación o una
información. Existen las preguntas a las que se solicita respuesta por escrito en un plazo de 20 días,
si no se cumple pasará a ser una pregunta oral en Comisión, contestadas por la Comisión, estas
implican un debate. Por otro lado, las preguntas inicialmente orales en el Pleno, suponiendo un
debate entre el parlamentario y el miembro del Gobierno. La rapidez de respuesta les da un control
del Gobierno en los asuntos de actualidad más efectivo.
Por otro lado, las interpelaciones son expresadas oralmente en el Pleno de la Cámara, pero solo
tratan sobre motivos o propósitos de la política del Ejecutivo en cuestiones de política general.
Tienen un tiempo menor de 10 minutos y un debate menor.
Por último, las Comisiones de Investigación debiendo concurrir una propuesta del Gobierno, de la
Mesa de la Cámara, de los grupos parlamentarios, o una parte determinada de los Diputados para
ocurrir. Cualquier ciudadano puede ser llamado a comparecer obre ellas, y concluyen con la
elaboración y aprobación de unas conclusiones que se plasman en un Dictamen que ha de ser
sometido a votación en el Pleno.

3.6. Los mecanismos de exigencia de responsabilidad política al Gobierno: La


moción de censura y la cuestión de confianza.
La legitimidad democrática del Gobierno obtenida de en la investidura, atendiendo al programa
político del candidato, se mantiene a lo largo de toda la legislatura (legitimidad de ejercicio) a no ser
que dicha confianza se retire a través de la exigencia de responsabilidad política.
Según el artículo 108 CE, el Gobierno responde en su gestión política ante el Congreso de los
Diputados que tiene el “monopolio” de la facultad de otorgar y retirar la confianza al Gobierno. La
responsabilidad jurídica del Gobierno o de la Administración por el incumplimiento de la ley se
sustanciará ante los Tribunales. La exigencia de responsabilidad política consiste en una valoración
de la gestión en el cargo y sólo podrá ocasionar la revocación (dejar sin efectos) del gobierno.
La confianza de la Cámara se deposita en el Presidente y la responsabilidad política también se le
exigirá a éste. La responsabilidad política exigida al Presidente afecta a todos los miembros del
Gobierno y, además, el Presidente deberá responder además de la actuación de sus ministros, es lo
que se conoce como responsabilidad solidaria.
La pérdida de la confianza en el Gobierno debe manifestarse expresamente, ya sea porque
prospera una moción de censura propuesta por los miembros de la Cámara o por que no prospera
una cuestión de confianza planteada por el Gobierno para revalidar su legitimidad en un momento
políticamente “delicado”. En ambos supuestos, nos encontraremos en situación de ruptura de la
relación de confianza que debe existir entre el Gobierno y la Cámara.
La moción de censura:
Se trata de un procedimiento de carácter extraordinario, que trata la exigencia de responsabilidad
política del Gobierno por parte del Congreso de los Diputados; y con el que se produce una ruptura
eventual de la relación de confianza entre el Congreso y el Gobierno.
La retirada de la confianza parlamentaria se producía, en el constitucionalismo histórico, con la
pérdida de votaciones de especial relevancia, donde el Presidente del Gobierno presentaba la
dimisión al monarca. Más tarde, el constitucionalismo contemporáneo regula mecanismos
específicos para la retirada de la confianza, que debe producirse de manera expresa a través de la
moción de censura, un procedimiento específico y autónomo.
Según el artículo 113 CE, El Congreso de los Diputados puede exigir la responsabilidad política del
Gobierno mediante la adopción por mayoría absoluta de la moción de censura. La moción de
censura deberá ser propuesta al menos por la décima parte de los Diputados (35), y habrá de incluir
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un candidato alternativo a la Presidencia del Gobierno, que puede ser no diputado. En los dos
primeros días del plazo podrán presentarse mociones alternativas, presentando otro candidato. En
caso de que la moción no prospere, los diputados no podrán presentar otra moción en el mismo
período de sesiones.
La moción de censura en el ordenamiento constitucional español es constructiva, donde la inclusión
de un candidato alternativo sea una “moción de sustitución”; y a través del mismo mecanismo se
retira la confianza a un gobierno y se otorga a otro. Así, la consecuencia de la moción es que el
Gobierno presenta su dimisión y el Rey nombra Presidente al candidato incluido en la moción.
Con respecto su procedimiento distinguimos 4 fases:
1.- La admisión a trámite de la Mesa que vigila el cumplimiento de los requisitos y en el
momento que la moción es admitida, el Presidente pierde su facultad de disolución de las
Cortes.
2.- Sobre el período de reflexión antes de la votación, hay un plazo de cinco días entre la
presentación y la votación para dar la oportunidad a otros 35 diputados a presentar una
moción de censura alternativa con otro candidato a la Presidencia (art 176 RC)
3.- La reglamentación del debate de la moción otorga el protagonismo al candidato a la
Presidencia (la moción se asemeja a un discurso de investidura). El debate se centrará sobre
el programa de gobierno del candidato y se entabla entre el candidato y los grupos
parlamentarios.
4.- La votación se produce al finalizar el debate y como mínimo, cinco días después de la
admisión; si existiesen varias mociones se votan separadamente; en el caso de que prospere
alguna de ellas, las restantes no se someten a votación. La votación es pública por
llamamiento, por lo que debe conocerse el sentido del voto de los parlamentarios en este
tipo de votaciones de especial trascendencia.

La cuestión de confianza:
La cuestión de confianza es ejercida por el Gobierno que busca el fortalecimiento de su legitimidad
de ejercicio, por ejemplo con un Gobierno debilitado políticamente; y supone la propuesta de
renovación, a iniciativa del Presidente del Gobierno, de la confianza existente entre el Congreso de
los Diputados y el Gobierno. A efectos de responsabilidad política, la actuación del Gobierno es
solidaria, por lo que la cuestión de confianza supone el enjuiciamiento político del Gobierno en su
conjunto.
La cuestión de confianza debe girar en torno a un programa político o a una declaración de política
general. A diferencia de lo que ocurre con la moción de censura, sólo se necesita la mayoría simple
para que la confianza se entienda otorgada. Si no se alcanza ésta, el Gobierno debe presentar su
dimisión, abriéndose entonces el procedimiento de investidura.
La iniciativa de la cuestión de confianza corresponde al Presidente del Gobierno, previa deliberación
del Consejo de Ministros.
Los efectos de esta confianza suponen que el Gobierno se ve políticamente reforzado, en caso de
recibir el apoyo de las Cortes; en caso de perder, existe obligación de presentar la dimisión ante el
Rey y acto seguido, se abrirá el procedimiento de investidura. Sin embargo, el Gobierno conserva
sus funciones, aunque pierde la capacidad de disolver las Cámaras, hasta la investidura del siguiente
candidato. El Presidente que pierde la cuestión no puede ser propuesto por el Rey para su nueva
investidura.
Luego, su procedimiento:
- La cuestión de confianza se presenta a la Mesa acompañada de certificación del Consejo
de Ministros. En el escrito se exponen las razones por las que el Gobierno plantea la
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confianza.
- El debate se desarrolla conforme a las reglas establecidas para la sesión de investidura,
donde el Presidente del Gobierno ocupa un lugar central, convocará al Pleno y expondrá a
la Junta de Portavoces el escrito de la Mesa
- La votación es pública por llamamiento y debe celebrarse, como mínimo, después de 24
horas desde su presentación.
- Se aceptará la confianza con la mayoría simple de los Diputados y cualquiera que sea el
resultado de la votación, el Presidente del Congreso lo comunicará al Rey y al Presidente del
Gobierno.

MOCIÓN DE CENSURA CUESTIÓN DE CONFIANZA

Finalidad: enjuiciar políticamente, por parte Finalidad: renovar la confianza del Congreso de los
del Congreso de los Diputados, la actuación Diputados en el Presidente del Gobierno sobre la
del Gobierno, exigiendo responsabilidad base de un programa general.
política al mismo y procediendo a su
sustitución, en su caso, sin nueva
convocatoria electoral.
Iniciativa: 1/10 parte de los Diputados. La Iniciativa: el Presidente del Gobierno previa
propuesta debe acompañarse de un deliberación del Consejo de Ministros.
candidato a Presidente de Gobierno (moción
de censura constructiva).
Efectos: Efectos:
Si triunfa, el Presidente del Gobierno Si se renueva la confianza: continuidad del
dimite y el Rey nombra como nuevo Gobierno.
Presidente al candidato que propusieron Si no se renueva la confianza: se abre el trámite
los signatarios de la moción. de investidura parlamentaria en los términos
Si no triunfa: los signatarios de la moción previstos por el art. 99 CE.
no pueden proponer otra en el mismo
período de sesiones.
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Tema 4- EL GOBIERNO
4.1. Configuración constitucional del Gobierno.
La Constitución, en su título IV, del Gobierno y de la Administración, regula la estructura y funciones
del Gobierno como órgano constitucional diferenciado y con entidad propia. El origen del
constitucionalismo atribuía el poder legislativo a las Cámaras y el poder ejecutivo al Rey, quien lo
ejercía por medio de sus ministros, progresivamente se fue perfilando al Gobierno como una
institución diferenciada que seguía sin tener reflejo constitucional. Después, por el Real Decreto del
19 de noviembre de 1823, tuvo algo de trascendencia constitucional, pero casi nula. La Constitución
de la Segunda República fue la que reconoció expresamente al Gobierno como órgano distinto de
la Jefatura de Estado. La actual Constitución refleja la realidad política y jurídica, que delimita
claramente la figura y funciones propias del Rey y la del Gobierno como órganos constitucionales
distintos y separados. El Rey no forma parte del Gobierno, ni es titular de la función ejecutiva, por
tanto no se puede hablar del 'Gobierno del Rey' si no del 'Gobierno de la Nación'. Gobierno y Rey
se configuran como órganos constitucionales distintos, sin prejuicio de sus especiales relaciones,
que supone una estrecha colaboración entre ellos.
La regulación constitucional referida a aspectos estructurales y de función del Gobierno se refiere a
los artículos del 97 al 102, que permiten una mayor flexibilidad de los elementos básicos del
Gobierno para adaptarlos a distintas necesidades, aunque no por ello se debe utilizar solo la
Constitución, pues esta también se refiere a otras leyes que completen su estructura. En otros
países esto no es así, se hace de forma unitaria.

4.2. Composición, formación y cese del gobierno.


Composición:
Según el Artículo 98: “El Gobierno se compone del Presidente, de los Vicepresidentes en su caso, de
los Ministros y de los demás miembros que establezca la ley”. La previsión constitucional relativa a
la composición del gobierno es de carácter muy general: se deja intencionadamente abierta la
posibilidad de que a través de otras normas jurídicas la composición varíe y se adecue a las
necesidades de cada Gobierno.
El número de Ministros y las competencias de los ministerios podrán ir variando mediante
normas jurídicas de carácter reglamentario. El Presidente del gobierno podrá mediante Real
Decreto determinar libremente el número, denominación y competencias de los departamentos
ministeriales. En el caso de que se integre en el Gobierno a miembros distintos de los ministros,
las normas jurídicas que lo determinen deberán ser obligatoriamente leyes.
El Gobierno, es un colectivo que actúa colegiadamente en el Consejo de Ministros. Además cada
uno de sus miembros, individualmente considerado, es un órgano constitucional: Presidente,
Vicepresidente y Ministros.
El Consejo de Ministros: El Gobierno es un órgano “pluripersonal” y colegiado, y el
Consejo de Ministros es el “órgano plenario del Gobierno”. Sobre la actuación colegiada del
Presidente, Vicepresidente(s) y Ministros, los acuerdos son tomados por el conjunto de los
miembros del Consejo tras deliberación. Este órgano colegiado no actúa conforme al
procedimiento administrativo para la adopción de sus acuerdos: la naturaleza política de
muchas de sus decisiones deja una amplia autonomía al Consejo para adoptar sus
acuerdos. El Consejo de ministros actúa con una responsabilidad política colectiva, por lo
que no se permiten los votos particulares. Las reuniones del Consejo de ministros están
apoyadas por el trabajo de la Comisión General de Secretarios de Estado y Subsecretarios
(prepara las sesiones) y por el Secretariado del Gobierno (apoyo administrativo).
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Art 18. Del funcionamiento del Consejo de Ministros: 1. El Presidente del Gobierno convoca y preside las reuniones del Consejo de
Ministros, actuando como Secretario el Ministro de la Presidencia. 2. Las reuniones del Consejo de Ministros podrán tener carácter
decisorio o deliberante. 3. El orden del día de las reuniones del Consejo de Ministros se fijará por el Presidente del Gobierno. 4. De las
sesiones del Consejo de Ministros se levantará acta en la que figurarán, exclusivamente, las circunstancias relativas al tiempo y lugar
de su celebración, la relación de asistentes, los acuerdos adoptados y los informes presentados.

El Presidente del Gobierno: Es un órgano unipersonal que goza de una posición de


superioridad respecto del Gobierno y de cada uno de sus miembros, por lo que no es un
simple coordinador de los Consejos de Ministros. Destaca por su importancia en la
dirección presidencial, el mismo depende de la existencia del Gobierno y el Gobierno
depende de la existencia del Presidente.
-El nombramiento (art. 99 CE): la preeminencia del Presidente se basa en que es el único miembro
del Gobierno que goza de la confianza parlamentaria. El Presidente es el único miembro del
Gobierno que se somete a la investidura parlamentaria, con su programa de Gobierno. Los
ministros son nombrados después de que el Presidente obtiene la confianza, con absoluta
discrecionalidad (art. 100 CE). Además, la responsabilidad política sólo puede ser exigida por el
Parlamento al Presidente, único miembro del gobierno al que se otorga la confianza.
El Presidente del Gobierno tiene encomendada expresamente la dirección de la acción del
Gobierno, la coordinación de sus miembros e impulsa la actividad del Consejo de Ministros.
Tiene la facultad exclusiva para, nombrar y cesar ministros, convocar un referéndum, plantear una
cuestión de confianza, disolver las Cortes y plantear un recurso de inconstitucionalidad. Aunque
sean actos del Presidente, en algunos supuestos se exige la deliberación previa del Consejo de
Ministros. Cuenta con órganos de apoyo específicos para su gestión: secretariado del Gobierno
(asistencia administrativa al Presidente y al Consejo); Secretaría General de la Presidencia y
Gabinete de la Presidencia (órganos dependientes del Presidente que le asisten políticamente)

Art 99: 1. Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el
Rey, previa consulta con los representantes designados por los Grupos políticos con representación parlamentaria, y a través del
Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la Presidencia del Gobierno. 2. El candidato propuesto conforme a lo previsto en el
apartado anterior expondrá ante el Congreso de los Diputados el programa político del Gobierno que pretenda formar y solicitará la
confianza de la Cámara.
3. Si el Congreso de los Diputados, por el voto de la mayoría absoluta de sus miembros, otorgare su confianza a dicho candidato, el Rey
le nombrará Presidente. De no alcanzarse dicha mayoría, se someterá la misma propuesta a nueva votación cuarenta y ocho horas
después de la anterior, y la confianza se entenderá otorgada si obtuviere la mayoría simple.
4. Si efectuadas las citadas votaciones no se otorgase la confianza para la investidura, se tramitarán sucesivas propuestas en la forma
prevista en los apartados anteriores.
5. Si transcurrido el plazo de dos meses, a partir de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiere obtenido la confianza
del Congreso, el Rey disolverá ambas Cámaras y convocará nuevas elecciones con el refrendo del Presidente del Congreso.
Art 100: Los demás miembros del Gobierno serán nombrados y separados por el Rey, a propuesta de su Presidente.

El Vicepresidente: La existencia de uno o varios Vicepresidentes depende de la voluntad


del Presidente del Gobierno de turno. A falta de previsión constitucional, deberá fijarse en
cada caso cuáles son las competencias de este órgano. Normalmente, el Vicepresidente
primero sustituye al Presidente en el Consejo de Ministros en caso de ausencia y coordina
los trabajos del Gobierno a través de la Presidencia de la Comisión General de Secretarios
de Estado y Subsecretarios.
Los Ministros: Los ministros son miembros del Gobierno a los que se asigna la dirección de
un departamento ministerial. No obstante, el Presidente del Gobierno puede nombrar a
“ministros sin cartera”, que participará en las deliberaciones del Consejo de Ministros pero
que no dirigirá ningún departamento ministerial. También existen determinados ministros
encargados de una función específica pero que no se corresponde con la dirección de un
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departamento propiamente dicho (ejemplo: Ministro portavoz). El nombramiento del


Ministro corresponde formalmente al Rey (acto reglado) a propuesta del Presidente
mediante Real Decreto del Presidente.
Los ministros tienen encomendadas funciones de carácter administrativo en cuanto que dirigen a
una sección de la Administración General del Estado; además, los ministros contribuyen a la
dirección política del país en cuanto que son miembros del Consejo. “El ministro actúa así como
auténtico puente entre la política y la administración”

La formación del Gobierno:


El Gobierno de España se forma a través de la investidura parlamentaria del Presidente del
Gobierno (art. 99 CE). Con este proceso el que el Congreso de los Diputados otorga la confianza a
un candidato propuesto por el Rey entre los líderes políticos tras las elecciones generales. La
investidura se puede producir tras cada renovación electoral del Congreso de los Diputados, tras la
pérdida de la confianza parlamentaria (cuestión de confianza), tras la dimisión o fallecimiento del
Presidente de Gobierno.
Fase inicial o de propuesta: el Rey, tras oír a los representantes de las distintas
fuerzas políticas que obtienen representación en el Parlamento (estén constituidas
o no en grupos parlamentarios), propone al Congreso un candidato a través del
Presidente de la Cámara (el Presidente del Congreso refrenda la propuesta del Rey)
Fase de investidura: (art. 99 CE) El candidato así propuesto debe exponer su
programa político y solicitará la confianza ante la cámara, abriéndose a
continuación un debate con participación de los representantes de los Grupos
Parlamentarios. Después de cada renovación del Congreso de los Diputados, y en
los demás supuestos constitucionales en que así proceda, el Rey, previa consulta
con los representantes designados por los Grupos políticos con representación
parlamentaria, y a través del Presidente del Congreso, propondrá un candidato a la
Presidencia del Gobierno. Para ser investido con la confianza parlamentaria y poder
ser nombrado Presidente, el candidato necesita obtener el voto favorable de la
mayoría absoluta de los Diputados. Si no la obtiene, se procede a una segunda
votación, en la que sólo se requiere la mayoría simple. La votación debe ser pública
por llamamiento. Si tampoco así se logra la confianza, deben tramitarse propuestas
de nuevos candidatos, siguiendo el mismo procedimiento. En el caso de transcurrir
dos meses desde la primera votación de investidura sin que el Congreso haya
elegido Presidente del Gobierno, el Rey disuelve las dos Cámaras y convocar nuevas
elecciones.

REGLAMENTO DEL CONGRESO Art 171 La sesión comenzará por la lectura de la propuesta por uno de los Secretarios. 2. A continuación,
el candidato propuesto expondrá, sin limitación de tiempo el programa político del Gobierno que pretende formar y solicitará la
confianza de la Cámara. 3. Tras el tiempo de interrupción decretado por la Presidencia intervendrá un representante de cada Grupo
Parlamentario que lo solicite por treinta minutos. 4. El candidato propuesto podrá hacer uso de la palabra cuantas veces lo solicitare.
Cuando contestare individualmente a uno de los intervinientes, éste tendrá derecho a réplica en diez minutos. Si el candidato contestare
en forma global a los representantes de los Grupos Parlamentarios, éstos tendrán derecho a una réplica de diez minutos. 5. La votación
se llevará a efecto a la hora fijada por la Presidencia. Si en ella el candidato propuesto obtuviera el voto de la mayoría absoluta de los
miembros del Congreso, se entenderá otorgada la confianza. Si no se obtuviera dicha mayoría, se procederá a nueva votación cuarenta
y ocho horas después de la anterior, y la confianza se entenderá otorgada si en ella obtuviere mayoría simple. Antes de proceder a esta
votación, el candidato podrá intervenir por tiempo máximo de diez minutos y los Grupos Parlamentarios por cinco minutos cada uno
para fijar su posición. 6. Otorgada la confianza al candidato, conforme al apartado anterior, el Presidente del Congreso lo comunicará al
Rey, a los efectos de su nombramiento como Presidente del Gobierno.

Fase de nombramiento de los ministros: La elección de los Ministros y demás miembros


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del Gobierno no corresponde a la Cámara, sino al propio Presidente del Gobierno, quien
propone libremente al Rey su nombramiento y cese (artículo 100 CE). Nombramiento
mediante Real Decreto del Presidente.
También la formación del Gobierno puede surgir como consecuencia de la moción de censura.

Art 113: 1. El Congreso de los Diputados puede exigir la responsabilidad política del Gobierno mediante la adopción por mayoría absoluta
de la moción de censura. 2. La moción de censura deberá ser propuesta al menos por la décima parte de los Diputados, y habrá de incluir
un candidato a la Presidencia del Gobierno. 3. La moción de censura no podrá ser votada hasta que transcurran cinco días desde su
presentación. En los dos primeros días de dicho plazo podrán presentarse mociones alternativas. 4. Si la moción de censura no fuere
aprobada por el Congreso, sus signatarios no podrán presentar otra durante el mismo período de sesiones.

El cese de Gobierno:
El cese colectivo es tratado en el artículo 101 CE, en el que se dice que el Gobierno cesa tras la
celebración de elecciones generales, en los casos de pérdida de la confianza parlamentaria
previstos en la Constitución, o por dimisión o fallecimiento de su Presidente.
En estos supuestos el gobierno sigue en funciones para evitar un vacío de poder, el Gobierno
cesante continuará en funciones hasta la toma de posesión del nuevo Gobierno. Esta situación
temporal provoca determinadas limitaciones pues el Gobierno en funciones deberá limitarse a
despachar los asuntos ordinarios y se abstendrá de adoptar cualquier otro tipo de medidas

Art 21 Ley 50/1997 Del Gobierno en funciones: el Gobierno facilitará el normal desarrollo del proceso de formación del nuevo Gobierno
y el traspaso de poderes al mismo y limitará su gestión al despacho ordinario de los asuntos públicos, absteniéndose de adoptar, salvo
casos de urgencia o por razones de interés general.

Cabe señalar que existen algunas limitaciones expresas en relación al Presidente del Gobierno en
funciones, que no podrá ejercer las siguientes facultades: proponer al Rey la disolución de alguna
de las Cámaras o de las Cortes Generales; plantear la cuestión de confianza; o proponer al Rey la
convocatoria de un referéndum consultivo. Al Gobierno en funciones, que no podrá ejercer las
siguientes facultades: aprobar el Proyecto de Ley de Presupuestos Generales del Estado; o
presentar proyectos de ley al Congreso de los Diputados o, en su caso, al Senado.
Por otro lado, las delegaciones legislativas otorgadas por las Cortes Generales quedarán en
suspenso durante todo el tiempo que el Gobierno esté en funciones como consecuencia de la
celebración de elecciones generales.
El cese individual de los ministros es tratado en el artículo 100 CE en el que se dice que el
Presidente del podrá cesar o separar a los demás miembros del Gobierno. El Presidente es el
único que ejerce esta facultad discrecionalmente mediante Real Decreto del Presidente del
Gobierno. No obstante, podría plantearse una moción de reprobación del Parlamento contra
determinado ministro. En este caso, la legitimidad de este miembro quedaría políticamente
afectada pero el Presidente no está obligado jurídicamente a formalizar el cese.

4.3. El estatuto de los miembros del Gobierno.


Dentro del ordenamiento español, los miembros del Gobierno disponen de un status peculiar, que
incluye una serie de derechos y obligaciones que singularizan su posición en relación con el resto
de ciudadanos, estos derechos y obligaciones están regulados tanto en la Constitución como en
otras normas legales o reglamentarias. La Constitución en su artículo 98, se remite e la propia ley
para la regularización del estatuto de los miembros del gobierno, pero en la práctica se incluyen
otras disposiciones legales.
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Art 98: 1. El Gobierno se compone del Presidente, de los Vicepresidentes, en su caso, de los Ministros y de los demás miembros que
establezca la ley.
2. El Presidente dirige la acción del Gobierno y coordina las funciones de los demás miembros del mismo, sin perjuicio de la competencia
y responsabilidad directa de éstos en su gestión.
3. Los miembros del Gobierno no podrán ejercer otras funciones representativas que las propias del mandato parlamentario, ni cualquier
otra función pública que no derive de su cargo, ni actividad profesional o mercantil alguna.
4. La ley regulará el estatuto e incompatibilidades de los miembros del Gobierno.

Desde el punto de vista administrativo, la Constitución se refiere al status ministerial, puesto que la
propia Constitución establece que los miembros del gobierno no podrán ejercer otras funciones
representativas que las propias del mandato parlamentario, por tanto se admite que los ministros
puedan ser también miembros de las Cámaras.
Desde el punto de vista penal, los miembros del gobierno gozan de una especial protección, puesto
que el Código Penal tipifica como delito toda coerción de la libertad de los ministros reunidos en
el Consejo, así como las injurias y amenazas al Gobierno. También se extiende esta protección a los
ministros individualmente considerados.
Desde el punto de vista procesal, se establece un fuero especial para ellos en materia penal, la
Constitución prevé que la responsabilidad criminal del presidente y de los demás miembros del
Gobierno habrá de exigirse ante la Sala de lo Penal del Tribunal Supremo. La Ley de Enjuiciamiento
Criminal establece que los miembros del Gobierno dispondrán de un régimen peculiar para prestar
declaración ante órganos judiciales puesto que también podrán prestar declaración por escrito,
en su domicilio, o en despacho oficial. Los miembros del Gobierno tienen su derecho y obligación
de guardar secreto sobre materias cuya divulgación pudiera resultar en grave perjuicio de la
seguridad interna o externa del Estado, y da la posibilidad de que se declaren ciertas materias como
materias clasificadas (secretas o reservadas) donde tienen la obligación de guardar secreto y no
pueden ser obligados a declarar como testigos, esto también se extiende a las deliberaciones del
Consejo de Ministros.

4.4. Las funciones del Gobierno.


La Constitución encomienda al Gobierno y sus órganos una multiplicidad de tareas y funciones
sobre materias muy diversas. Estas tareas están recogidas en el artículo 97 de la CE, que sintetiza
las funciones esenciales del Gobierno, que vienen a ser: la dirección de la política interior y
exterior, de la Administración civil y militar, y de la defensa del Estado; el ejercicio de la función
ejecutiva; y la potestad reglamentaria. Entonces, podemos afirmar que la función ejecutiva del
Gobierno, no es su única función, sino que es titular de un conjunto amplio de funciones que le
atribuye la Constitución como órgano constitucional y como sujeto director de una extensa
estructura organizativa. En muchas ocasiones, estas funciones no son mandatos, sino actividades
innovadoras. Además de ejecutar leyes, el Gobierno es el encargado de la dirección política, por lo
que estas funciones, le permiten a este órgano fijar los objetivos y metas de la acción coordinada
de los poderes públicos; de coordinar y supervisar el aparato de la Administración.
Hay que tener en cuenta que la enumeración constitucional de las distintas funciones, no significa
que se encuentren de limitables entre sí, sino que están interrelacionadas, puesto que el ejercicio
de una supone el ejercicio de otra. El cumplimiento de las tareas materiales del Gobierno supone
el ejercicio simultáneo de actividades directivas, ejecutivas y normativas-reglamentarias, por lo que
las funciones del Gobierno son complejas, y en ellas se integran varios elementos.
Entre ellas, las funciones más importantes son la función de dirección y la función ejecutiva se
ejercen a través de las numerosas competencias e instrumentos que la Constitución pone al servicio
del Gobierno como una iniciativa legislativa privilegiada, la capacidad para aprobar normas con
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valor de ley (decretos leyes y decretos legislativos), la potestad reglamentaria, etc.

La función directiva es trata en el artículo 97 CE, en el que se dice que el Gobierno dirige la
política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado. La
Constitución atribuye diversas funciones y tareas a los distintos órganos constitucionales,
pero esta norma prevé que un órgano constitucional, el gobierno, que además de las
funciones específicas que se le otorga, dispondrá también de una función directiva, el
llamado poder ejecutivo. En consecuencia, el Gobierno deja de ser un mero ejecutor de la
voluntad del Parlamento, expresada a través de la Ley, y pasa a coordinar, impulsar y orientar
al resto de órganos constitucionales para llevar a cabo su programa. Por ende, la función
directiva consiste en fijar metas a los otros órganos constitucionales, para que prevean las
formas de alcanzar sus objetivos. Por ello, el papel del Gobierno presenta dos dimensiones:
como ejecutor de decisiones de otros y como director, ejerciendo una función impulsadora
sobre los demás poderes del Estado.
En el ámbito de la política interior, la función directiva del Gobierno se manifiesta en las
atribuciones que la Constitución le otorga en relación con los demás poderes del Estado.
Esto no significa que exista una primacía del poder ejecutivo, sino que el Gobierno
dispone de la capacidad de la iniciativa frente a estos poderes, orientando su actuación.
Determinadas facultades-competencias otorgadas por la Constitución al Gobierno,
reflejan la posición privilegiada del gobierno respecto a otros órganos. Así, el Gobierno
tiene asignadas las siguientes competencias para llevar a cabo la función de dirección de
la política interior o del país:
▪ La disolución de las Cámaras, pues el Presidente del Gobierno, previa consulta del Consejo de
Ministros, podrá disolver una o ambas Cámaras mediante Real Decreto.
▪ Una iniciativa legislativa privilegiada, ya que su proyecto de ley, se tramita con preferencia.
▪ A pesar de que el Gobierno no es titular de la función legislativa, la Constitución le concede la
potestad extraordinaria para dictar normas con fuerza de ley.
▪ La potestad para dictar normas con fuerza de ley en situaciones de urgencia, que serían los
decretos leyes. El Gobierno, que está capacitado para actuar con mayor celeridad en caso de
situaciones excepcionales. El Tribunal Constitucional entiende que la exigencia de “extraordinaria
y urgente necesidad” no exige la concurrencia de una situación de especial excepcionalidad sino
que se puede extender a otras situaciones imprevistas de menor gravedad.
▪ El Referéndum facultativo convocado por el Rey, a propuesta del Presidente del Gobierno y previa
autorización por la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados.
▪ También existen otras facultades de dirección política, ya que el Gobierno tiene la facultad de
nombrar a dos miembros del Tribunal constitucional, iniciar los procesos constitucionales y para
nombrar al Fiscal General del Estado, etc.
Se considera la política exterior como un elemento fundamental como un elemento
fundamental dentro de las funciones constitucionales, ya que las relaciones exteriores
en todo los ámbitos (económico, político, cultural etc.) son un elemento esenciales en
todo país, en un mundo intercomunicado e interdependiente; y más en el caso de
España, ya que se encuentra relacionada a unidades supranacionales como la UE.
Con respecto, la dirección política exterior, que la Constitución otorga al Gobierno, la actuación de
este órgano representa al Estado en el ámbito internacional, operando en distintos niveles: el Nivel
diplomático, dirección de la administración exterior del Estado; y el Nivel normativo, dirección
exterior que implica la facultad del Gobierno para concluir tratados con fuerza normativa interna.
Por tanto, se trata de una función muy amplia, teniendo en cuenta que la política exterior tiene
varias manifestaciones, aunque en algunas funciones, los otros órganos del Estado pueden
intervenir.
También las fases de negociación y conclusión de tratados con otros Estados son de competencia
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exclusiva del Gobierno. No obstante, el poder legislativo intervendrá para la autorización y para
convalidar posteriormente determinados tratados mediante ley orgánica con la que se atribuye a
la organización internacional el ejercicio de competencias derivadas de la Constitución; o ley
ordinaria con la deriva la autorización de las Cortes G para los tratados y convenios.
El Gobierno sólo deberá informar a las Cortes en el resto de tratados internacionales, pero el
Consejo de Estado emitirá un dictamen para determinar, en caso de dudas, si es o no necesaria la
autorización de las Cortes. Determinadas normas jurídicas aprobadas en el seno de las
Comunidades Europeas (los reglamentos) tienen un efecto directo, por lo que no se someterán a
control parlamentario.

La dirección de la defensa del Estado es competencia exclusiva del Estado. Así, como otras
funciones directivas del Gobierno, este comparte la dirección de la defensa con otros
órganos estatales, con la Corona y las Cortes atribuciones constitucionales respecto a la
defensa. El Rey es el mando supremo de las Fuerzas Armadas, por lo que ejerce una función
simbólica; y las Cortes desarrollan la política de defensa haciendo uso de su potestad
legislativa: “Las Cortes Generales debatirán las líneas generales de la política de defensa y de
los programas de armamentos con las correspondientes inversiones”
Sin embargo la dirección efectiva de las fuerzas armadas, configurada como un poder civil, está
encomendada al Gobierno, pues los miembros de la administración militar quedarán supeditados al
mando efectivo del Gobierno. Dentro del Gobierno son el Presidente y el titular del Ministerio de
Defensa los que acaparan la función directiva y es importante la coordinación con el Ministerio de
Asuntos Exteriores; y dichos sujetos serán los que traten de velar por la defensa nacional.
El Presidente ejerce una especial autoridad en materia de defensa, ya que le corresponde “ordenar
coordinar y dirigir la actuación de las fuerzas armadas”; además, le corresponde “la dirección de la
guerra, la formulación de las directivas para las negociaciones exteriores y la definición de los
grandes planteamientos, tanto estratégicos, como de la política militar”. El Gobierno se asiste de un
órgano de carácter militar (Junta de Defensa Militar) para determinar la política de defensa.
Esta atribución estatal está vinculada a dos funciones gubernamentales: la dirección de la política
exterior y la dirección de la Administración militar. A pesar de esta relación, las actividades son
independientes, pues hay aspectos de la política exterior que no pertenecen al ámbito de la defensa,
y algunas actuaciones de la defensa son contra los enemigos internos al orden constitucional; y la
Administración militar constituye un instrumento de la política militar.

La dirección de la Administración civil y militar es imprescindible para que el Gobierno


desarrolle sus funciones encomendadas por la Constitución, pues la actividad
gubernamental requiere de las instancias administrativas, que proporciona la información
necesaria para diseñar los objetivos y los medios para alcanzarlos. A pesar de que ambas
instituciones están vinculadas al poder ejecutivo, la Constitución diferencia el Gobierno y
la Administración como entes distintos. Así, en la Ley de Organización y Funcionamiento de
la Administración General del Estado se establece que los ministros y secretarios del Estado
son los órganos superiores de la Administración, y que la conexión entre el Gobierno y la
Administración es la figura del ministro. Por ende, el Gobierno dirige y la Administración
administra, y el ministro sería el lazo de unión entre ambos.

La función ejecutiva y la potestad reglamentaria son tratados en el artículo 97 CE, según el


cual, el Gobierno ejerce la función ejecutiva y la potestad reglamentaria de acuerdo con la
Constitución y las leyes. Así, un gran número de disposiciones legislativas, solo cobran
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importancia si son ejecutadas por el poder gubernativo, que las ejecuta mediante el aparato
administrativo. Dentro de la clásica división de poderes, la función ejecutiva ha sido siempre
encargada al Gobierno. El Gobierno es investido desde la Constitución con la facultad de
ejecución de la ley, expresión de la voluntad general. Para llevar a cabo este cometido, la
Constitución otorga al Gobierno la capacidad para crear determinadas normas jurídicas, de
carácter secundario, es decir, jerárquicamente sometidas a la ley (principio de jerarquía
normativa), y nos referimos a la potestad reglamentaria como la facultad para dictar
reglamentos.
Generalmente, la ley es una norma abstracta que establece las líneas generales y que necesita de
una mayor concreción. En estos casos el gobierno está facultado constitucionalmente para adoptar
reglamentos ejecutivos, que son un complemento de la regulación legal que resulta indispensable
por motivos técnicos o para optimizar el cumplimiento de las finalidades propuestas por la
Constitución o por la propia ley. Los reglamentos del Gobierno están sometidos en todo momento
al principio de legalidad y al control de los Tribunales ordinarios. La potestad reglamentaria
ejecutiva es normalmente ejercida por el Gobierno en conjunto, a través del Real Decreto del
Gobierno. No obstante, el Presidente del Gobierno podrá dictar, a título individual, el Real Decreto
del Presidente del Gobierno, en el caso del nombramiento de ministros, de disolución de las Cortes,
etc. Por otro lado, los Ministros podrán ejercer la potestad reglamentaria dentro del ámbito de sus
competencias a través de las Órdenes Ministeriales. Cabe decir que existen otras normas emanadas
de órganos administrativos inferiores, llamadas resoluciones y circulares, que se encargan de
organizar el trabajo administrativo y que no pueden ser consideradas parte de la potestad
reglamentaria del Gobierno.

Art 97: El Gobierno dirige la política interior y exterior, la Administración civil y militar y la defensa del Estado. Ejerce la función ejecutiva
y la potestad reglamentaria de acuerdo con la Constitución y las leyes.

4.5. La Administración pública.


El instrumento fundamental por el cual se llevan a cabo las funciones del Gobierno es la
Administración Pública, siendo una organización compleja que tiene como finalidad gestionar la
acción del Estado sometiéndose a un régimen jurídico particular. Se establecen las bases jurídicas
de la acción administrativa en los artículos 103 al 107.

Art 103: 1. La Administración Pública sirve con objetividad los intereses generales y actúa de acuerdo con los principios de eficacia,
jerarquía, descentralización, desconcentración y coordinación, con sometimiento pleno a la ley y al Derecho.

El hecho de que el Estado sea un 'Estado social' trae consigo unas dificultades a la hora de cumplir
sus funciones, puesto que deben promover las condiciones para que la libertad y la igualdad del
individuo y de los grupos en que se integra sea reales y efectivas; remover los obstáculos que impidan
o dificulten su plenitud y facilitar la participación de todos los ciudadanos en la vida política,
económica, cultural y social. Por eso, el Estado social y democrático de Derecho, por tanto se
utilizaran otros instrumentos para determinadas ocasiones.

4.6 Los principios constitucionales sobre la Administración.


Los principios básicos de la organización y funcionamiento de la Administración Pública se
desarrollan también en la Ley Orgánica de la Organización y Funcionamiento de la Administración
General del Estado. Se clasifican en varios grupos:
El sometimiento de la Administración del ordenamiento jurídico: siendo el principio
constitucional básico relativo a la Administración Publica, puesto que la Administración se
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encuentra sometida a la ley y al Derecho, la Administración debe someterse a los poderes públicos,
a la Constitución, y al resto del ordenamiento jurídico, manifestando el Estado del Derecho. Estando
sujeta al ordenamiento jurídico, es decir, a todo el sistema de fuentes (Constitución, normas con
fuerza de ley, reglamentos, etc.). El sometimiento al ordenamiento jurídico debe ser pleno, es decir,
no existen zonas de actuación inmunes a esa dependencia del ordenamiento, aunque existe
discrecionalidad para las actuaciones. Por ultimo, este sometimiento al principio de legalidad implica
que puede ser controlada jurídicamente por los jueces y tribunales.
Administraciones Públicas y estructura del Estado: corresponde a los poderes centrales
determinar las líneas del régimen jurídico de las distintas Administraciones, de los funcionarios y de
sus reglas de actuación. Esto se encuentra regulado en la ley 30/92.
Organización y estructura de las Administraciones Públicas: se formulan una serie de
principios relativos a la organización y estructura de la Administración regulados en el artículo 103
de la Constitución. Estos principios tienen carácter general, de forma que se imponen a todas las
Administraciones Públicas, tanto la del Estado como las territoriales.

Art 103: 3. La ley regulará el estatuto de los funcionarios públicos, el acceso a la función pública de acuerdo con los principios de mérito
y capacidad, las peculiaridades del ejercicio de su derecho a sindicación, el sistema de incompatibilidades y las garantías para la
imparcialidad en el ejercicio de sus funciones.

Principio de jerarquía- Siguiendo una organización piramidal jerárquica, la


administración general del estado queda dirigida por el Gobierno, a esta le siguen
distintas ramas que coinciden con cada uno de los Ministerios y después otras
múltiples subdivisiones provocando numerosos órganos administrativos. Esta
línea jerárquica es la que determina la toma de decisiones y en el ejercicio.
Principio de descentralización- siendo un criterio de acercamiento de la toma de
decisiones y de la actuación administrativa al ciudadano mediante técnicas
jurídicas de distinta naturaleza, siendo característica la descentralización
funcional (creando Administraciones especiales para prestar determinados
servicios).
Principio de desconcentración- siendo la necesidad de acercar la toma de
decisiones y la gestión administrativa a los ciudadanos, a diferencia del anterior,
la desconcentración solo se proyecta sobre una única Administración.
Principio de coordinación- se exige a la Administración Pública que posea una
organización coordinada y actué también respondiendo a ese mismo principio
para el correcto funcionamiento de la misma.
Principio de legalidad orgánica- supone que los órganos de la Administración del
Estado son creados, regidos, y coordinados de acuerdo con la ley, de esta manera
el legislador la convierte en democrática. Los criterios de la organización
administrativa son dictados por las Cortes, siempre bajo el imperio de la Ley.
Principios relativos a la acción administrativa:
Principio de objetividad- la Administración Pública sirve con objetividad los
intereses generales, siendo también denominado el principio de neutralidad
donde se manifiesta la imparcialidad de los funcionarios en el ejercicio de sus
funciones. Se determina que la objetividad de la Administración en el Estado
supone que debe actuar sometida bajo las directrices del Gobierno, es decir, la
Administración es un elemento de gestión de la política que cada caso determine
el gobierno pero su acción debe someterse al imperio de la ley teniendo como
limite el propio ordenamiento jurídico.
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Principio de eficacia- se exige que la Administración sea eficaz, siendo un deseo


sobre la forma y el resultado de la acción administrativa. La acción administrativa
debe ser eficaz y eficiente, es decir, hacerlo bien y hacerlo de la manera más
económica posible.
Principio de participación del ciudadano- establecido en el artículo 105 de la CE,
es la idea general de la participación del ciudadano en la Administración.

Art 105: La ley regulará: a) La audiencia de los ciudadanos, directamente o a través de las organizaciones y asociaciones reconocidas por
la ley, en el procedimiento de elaboración de las disposiciones administrativas que les afecten. b) El acceso de los ciudadanos a los
archivos y registros administrativos, salvo en lo que afecte a la seguridad y defensa del Estado, la averiguación de los delitos y la intimidad
de las personas. c) El procedimiento a través del cual deben producirse los actos administrativos, garantizando, cuando proceda, la
audiencia del interesado.
Principio de responsabilidad de la Administración- siendo consecuencia del
principio de sometimiento de la Administración al ordenamiento jurídico, la
actuación administrativa puede generar daños en los bienes y derechos de los
ciudadanos, lo que obliga a que dichos daños sean debidamente indemnizados
por la propia Administración.
El régimen de los funcionarios públicos: los funcionarios se encuentran sometidos a un
régimen jurídico particularmente establecido, la Constitución introduce unas reglas
generales sobre el estatuto jurídico de los funcionarios públicos donde se mencionan las
condiciones de acceso a la función pública; la habilitación constitucional para establecer una
regulación especial del régimen de los funcionarios públicos; el sistema de
incompatibilidades de los funcionarios públicos; la garantía de su imparcialidad en el ejercicio
de sus funciones; o la propia necesidad de que este régimen se determine mediante ley.
Previsiones sobre determinadas Administraciones Públicas: Se establecen algunas reglas
determinadas sobre ciertas Administraciones Públicas, como el complemento necesario
para el ejercicio de la función jurisdiccional en la Administración de Justicia, o la vinculación
a los titulares de autonomía de las Administraciones territoriales, o en el caso de las Fuerzas
Armadas.
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Tema 5- EL PODER JUDICIAL Y EL MINISTERIO FISCAL.


5.1 La configuración constitucional del Poder Judicial.
El Estado constitucional tiene como base la separación de poderes, la división material de las
funciones: la función de aprobar las leyes (legislativa), la de ejecutar los mandatos o contenidos
en estas leyes (ejecutiva), y la de resolver conflictos que pudieran suscitarse en la aplicación e
interpretación de las leyes (judicial). Esto tiene como función asegurar un principio de
especialización e intentar aumentar la eficacia en la realización de la función. Cada una de estas
tres funciones se le atribuye a diferentes órganos (legislativa al Parlamento, ejecutiva al Gobierno,
y judicial al poder judicial, siendo un conjunto de órganos que resuelven los conflictos).
El poder judicial está compuesto por aquellos órganos que tienen atribuida la función
jurisdiccional. Tiene una composición diferenciada, puesto que se atribuye a varios órganos, siendo
un poder difuso.
Su identificación es sencilla, puesto que deriva del ejercicio de la función constitucionalmente
atribuida, la función jurisdiccional. La justicia de administra por jueces y magistrados integrantes
del poder judicial, por tanto el hecho de administrar justicia es la propia función jurisdiccional, por
tanto los titulares que no ejercen la función jurisdiccional, no son integrantes del poder judicial (ni
siquiera el órgano de gobierno del poder judicial, el consejo general del poder judicial, forma parte
del poder judicial, pues no tiene la función jurisdiccional).
Cabe destacar al poder judicial de la Administración de justicia, siendo el primero un poder del
Estado, y el segundo un órgano subordinado al poder judicial, es un conjunto de medios personas
y materiales que mejoran el cumplimiento del propio poder (secretarios judiciales, médicos
forenses, o medios materiales en sí). Como igualdad entre ambas, el poder judicial es un poder del
Estado que administra justicia, que además es una actividad prestacional del Estado, un servicio
público. La Administración de justicia es una actividad prestacional que ayuda al buen
funcionamiento de los servicios públicos en general (abogado de oficio). Por tanto se da una doble
característica del poder del Estado y del servicio público de la Administración de Justicia.

5.2. El Poder Judicial, la función jurisdiccional y la Administración de Justicia.


La función jurisdiccional consiste en juzgar y hacer ejecutar lo juzgado en todo tipo de
procedimientos, incluyendo la capacidad de hacer efectiva la resolución judicial y de tener las
facultades precisas para conseguir que se ejecute.
Las características básicas del ejercicio de la función jurisdiccional son la unidad, la totalidad, la
exclusividad, y la responsabilidad.
La unidad está recogida en la Constitución respecto de la función jurisdiccional propiamente
hablando y respecto de quienes desempeñan esa función, ya que jueces y magistrados
formaran un cuerpo único. Cabe destacar que por esto, la división territorial en
Comunidades Autónomas, no afecta al poder judicial, que es único en toda España. También
excluye a todo Tribunal que no esté integrado en la estructura del poder judicial, eliminando
tribunales especiales, también elimina a la propia administración, que no podrá imponer
sanciones respecto a este poder.
Como una excepción encontramos la jurisdicción militar, puesto que deberá limitarse al ámbito
estrictamente castrense (del ejercito), por tanto se conoce como integrante del poder judicial del
Estado.
La totalidad deriva directamente de la Constitución, que garantiza la tutela judicial
ejecutiva, expresando un principio del control de la potestad reglamentaria. La jurisdicción
se extiende a todas las personas, a todas las materias y a todo el territorio español sin que
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quepan excepciones ni por razón de la persona ni por razón de la materia ni por razón del
territorio. Además, los órganos del poder judicial, jueces y magistrados, deberán resolver
en todo caso los asuntos de que conozcan, por tanto se completa un sistema cerrado que
encuentra que cualquier pretensión dirigida contra cualquier persona, tendrá siempre un
órgano judicial para conocer de ella y resolverla.
La exclusividad se interpreta como la función jurisdiccional reservada exclusivamente a
jueces y magistrados, y por otro parte, los jueces y magistrados no pueden realizar más
funciones que la jurisdiccional y las que se les atribuya, evitando que las demás funciones
dificulten el ejercicio de la función jurisdiccional, y pudiendo ejecutar otras cuando el
legislador lo considere conveniente.
La responsabilidad, los jueces y magistrados no están sometidos a ninguna responsabilidad
política, la única forma de control a que están sometidos es a la derivada de los recursos que
se interpongan contra sus resoluciones ante otros órganos. Por otro lado, la responsabilidad
disciplinaria solo será en caso de incumplimiento de sus deberes como jueces. Por ultimo la
responsabilidad civil, genera una responsabilidad estatal.
En resumen, la única forma real de responsabilidad de los jueves y magistrados por el ejercicio de
su función se traduce en la responsabilidad penal, es decir, en el delito de prevaricación, el delito
de dictar una resolución injusta sabiendo que esta es injusta.

5.3 La posición constitucional del Juez: independencia, inamovilidad y sujeción a la


legalidad. El Estatuto de Jueces y Magistrados.
El Juez debe ser imparcial, independiente, y debe cumplir la legalidad vigente para poder juzgar y
hacer ejecutar lo juzgado de manera correcta.
Imparcialidad: dentro del contenido de la función jurisdiccional está la de resolver conflictos
entre los ciudadanos y los poderes públicos, para esto es necesario la función de
imparcialidad para garantizar que la aplicación del Derecho y la interpretación de las
normas corresponde a quien que puede resolver con imparcialidad. Siendo un rasgo
fundamental que caracteriza el ejercicio de la función jurisdiccional, debería ser una
característica básica de todos y cada uno de los jueces y magistrados, para esto se ayuda a
jueces y magistrados con unas ciertas garantías que aseguran la imparcialidad de quien va
a juzgar y hacer ejecutado lo juzgado.
Independencia: los integrantes del poder judicial adoptan sus resoluciones en base al
Derecho, sin que reciban ordenes, instrucciones, sugerencias, etc., relativas al hecho
juzgado, la norma jurídica a aplicar, o el sentido que debe adoptar a la norma, es decir, está
sometido al imperio de la ley, ninguna voluntad distinta de la que el legislador ha plasmado
en la ley puede imponerse al juez. Siendo independiente y de sujeción exclusiva, sometidos
a la Ley, a la Constitución, y a Reglamentos, los jueces y tribunales los aplicaran conforme a
la jurisprudencia del Tribunal Constitucional.
Cabe decir, que esto no conlleva que el juez o magistrado pueda juzgar según su voluntad personal,
creyéndose un creador de derecho, pues solo aplica la Ley sin influencias exteriores.
Legitimidad: la sumisión a la ley es la base del ejercicio de la función jurisdiccional. La fuente
de legitimidad es la elección popular, directa o indirecta, o la participación directa en la
Administración de justicia a través del jurado.
Por otro lado, cabe comentar el estatuto de jueces y magistrados. La Constitución sostiene su
posición jurídica con garantías y limitaciones que constituyen el estatuto del juzgador. Se
encuentran la mayoría en la Constitución y en la Ley Orgánica del Poder Judicial, teniendo una
reserva de ley especifica.
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Expone ciertas garantías entre las que destacan la independencia, la inamovilidad, la sustracción de
toda potestad sancionadora, la inamovilidad relativa (le reserva de ser detenido). Comentando la
inamovilidad, consistente en que los jueces y magistrados no pueden ser separados, suspendidos,
trasladados, ni jubilados por las causas previstas en la ley. Su función es impedir que la actuación
de un juez o magistrado pueda provocarle alguna desventaja en la posición que ocupan. La
Constitución dispone que los jueces no podrán ser removidos de sus puestos sino por causas
legalmente previstas. También recoge las causas de suspensión del magistrado y la perdida de dicha
condición como son la renuncia, la perdida de la nacionalidad, la sanción administrativa, la condena
penal, la incapacidad, jubilación, etc. siendo todas ellas tramitadas por el Consejo General del Poder
Judicial.
También se incorporan ciertas limitaciones y prohibiciones, como por ejemplo pertenecer a
partidos políticos o sindicatos, con el fin de garantizar la apariencia y la imparcialidad del Juez
(obviamente no pueden impedir que tengan su ideología política) y evitar la expresión publica de
su pensamiento; también prohíbe dirigir críticas, o felicitaciones a poderes públicos, o a tener
reuniones públicas que no tengan carácter judicial, etc. Todas ellas para preservar la imparcialidad
del juzgador y asegurar su independencia. También destaca que no podrán desempeñar otros
cargos públicos mientras estén en activo, eliminando todas las actividades ajenas a la propia función
jurisdiccional, solamente la docencia e investigación jurídica o la producción literaria, artística,
científica y técnica. Incluye varias prohibiciones personales como las relativas al ejercicio de
profesiones jurídicas por parte de sus cónyuges o parientes.

5.4 La estructura del Poder Judicial.


La fragmentación es una de las características básicas del poder judicial, aunque sea único, debe
estructurarse de tal manera que permita integrar un único sistema una multiplicidad de órganos.
Se estructura conforme a tres criterios.
El criterio material que supone a división de la jurisdicción en cuando órdenes jurisdiccionales
(civil, penal, contencioso-administrativo, y social) además de una Sala para asuntos militares, y una
serie de juzgados para materias especiales y determinadas como el de Menores o el de Violencia
contra la mujer.
El criterio territorial se traduce en la división del territorio nacional en distintas zonas. El estado se
organiza territorialmente en municipios, partidos judiciales, provincias, y Comunidades
Autónomas, coincidiendo con la división administrativa pero añadiendo los 'partidos judiciales'
siendo la unidad territorial organizativa utilizada exclusivamente por el poder judicial compuesto por
uno o varios municipios dentro de la misma provincia. Los partidos judiciales vienen definidos por
la Ley 38/88. A cada uno de los ámbitos territoriales les corresponde un órgano específico: el
municipio con un Juzgado de Paz, el partido judicial con un Juzgado de primera Instancia e
Instrucción, las provincias con una Audiencia Provincial, Juzgados de lo Penal, de los Social, de lo
Contencioso-administrativo, etc.; y las Comunidades Autónomas con un Tribunal Superior de
Justicia, siendo un órgano del poder judicial en dichas comunidades. En el todo el territorio nacional
tienen jurisdicción la Audiencia Nacional y el Tribunal Supremo.
Los órganos judiciales tienen su residencia de manera general en la capital geográfica de su ámbito
territorial, los juzgados de primera instancia en la capital del partido judicial, los juzgados de ámbito
provincial y la audiencia provincial en la capital de la provincia, y los territoriales en su totalidad
en la capital de la Nación. Pero, los juzgados superiores de justicia no suele coincidir con la capital
de la Comunidad Autónoma pues tienen en cuenta el criterio poblacional o de cargas de trabajo.
Por último, el criterio jerárquico se corresponde con el geográfico, puesto que un ámbito territorial
más extenso supone un mayor nivel jerárquico. Los órganos judiciales pueden ser unipersonales o
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colegiados según el número de titulares a los que atiendan. Por tanto, este criterio jerárquico no
supone el ejercicio de jerarquía alguna, puesto que solo tiene en cuenta el número de ciudadanos a
los que debe atender.

5.5 El gobierno del Poder Judicial: El Consejo General del Poder Judicial.
La Constitución garantiza el derecho de los ciudadanos un juez imparcial, dándole una
independencia en la adopción de sus decisiones e imponiéndole el imperio de la Ley al propio juez.
Para que esta imparcialidad e independencia no pueda verse afectada, se crea un órgano del que
dependerá el juez o magistrado y el cual es el único que tiene la capacidad de modificar sus
situaciones, este es el Consejo General del Poder Judicial, que tiene la función de gobernar este
poder. Este órgano queda totalmente excluido de los otros dos poderes, dándole también su propia
independencia.
Tendrá una composición de 21 miembros, 12 de ellos elegidos entre jueces y magistrados de todas
las categorías, pudiendo elegir el propio legislador la forma de elección que considere más
adecuada; los otros 8 deben ser designados entre juristas de reconocida competencia con las de
15 años de ejercicio en su profesión. Los veinte miembros serán elegidos a partes iguales por las
dos Cámaras del legislativo, es decir, de los 12, 6 por el Congreso y 6 por el Senado, y de los 8, 4
por el Congreso y 4 por el Senado, siempre elegidos por tres quintos de la Cámara, impidiendo la
voluntad de un solo partido. No se podrá remover a miembros de este consejo antes de la
conclusión de su mandato de 5 años, y no podrán ser reelegidos. Por otro lado, el miembro restante
será el Presidente, siendo también el Presidente del Tribunal Supremo, elegido por los 20 vocales
con un mínimo de 12 votos, deberá ser elegido entre jueces o juristas de reconocida competencia
con más de 15 años en el ejercicio de su actividad, y este es el único que puede ser reelegido.
Entre las funciones del Consejo, se encuentran la designación de miembros de otros órganos
constitucionales, emitir informes sobre determinados anteproyectos de leyes, etc. Pero su función
principal es la de garantizar la independencia judicial. El ámbito competencial básico del Consejo
son las funciones relacionadas con el poder judicial, como son la selección, formación y
perfeccionamiento de jueces y magistrados, nombramientos de jueces y magistrados, inspección y
vigilancia de los juzgados y tribunales, control de la Administración de justicia, etc.
El Consejo no es responsable de su gestión, puesto que a sus miembros no se les podrá exigir
responsabilidad política, pero este mismo está sometido a un cierto control por parte de las Cortes
Generales, a las que debe dar anualmente una Memoria sobre estado, actividades, funcionamiento
del propio Consejo.
El Consejo tiene ciertos órganos subordinados a él, aunque el mismo no sea poder judicial por no
ejercer la función jurisdiccional, tiene órganos de gobierno interno, integrados por componentes
elegidos por los jueces y magistrados para garantizar el mejor funcionamiento de los órganos
judiciales. Ejemplos son las Salas de Gobierno del Tribunal Supremo, la Audiencia Nacional, o los
Tribunales Superiores de Justicia que tienen competencias organizativas, inspectoras,
administrativas y gestoras.

Tema 6 – EL TRIBUNAL CONSTITUCIONAL


6.1. Composición y organización del Tribunal Constitucional
Vanessa Belén González DERECHO CONSTITUCIONAL II CURSO 2013/2014

El Tribunal Constitucional nace como una de las piezas claves del sistema de organización y
distribución del poder, siendo su función principal la de actuar como interprete supremo de la
Constitución. Destacan entre los rasgos fundamentales del modelo español de justicia
constitucional, basado en el Derecho continental de países europeos:
El Tribunal Constitucional representa una autentica jurisdicción, el carácter jurisdiccional de su
función implica que es un órgano independiente y sometido exclusivamente a la Constitución y a
su Ley Orgánica, es decir, adopta sin influencia alguna sus decisiones, teniendo como único limite la
Constitución y garantizando que sus resoluciones están sujetas a Derecho.
Por otro lado, el Tribunal está configurado directamente por la Constitución, se considera un órgano
constitucional. También cabe destacar que solo el Tribunal Constitucional puede declarar la
inconstitucionalidad de las normas con fuerza de ley, donde los órganos judiciales pueden participar
a través del planteamiento de la cuestión de inconstitucionalidad. Aunque solo él sea el declarado
para declarar la inconstitucionalidad, y sea el intérprete supremo de la Constitución, no es el único
que puede aplicar e interpretarla. La Constitución vincula a todos los poderes públicos y
ciudadanos, por tanto, todos los órganos jurisdiccionales la aplicaran e interpretaran y será el propio
Tribunal Constitución el órgano encargado de unificar esa interpretación.
Por último, cuenta con varias competencias, puesto que la función de interpretar la Constitución la
deberá desarrollar a través de distintos procedimientos. Esto se verá en el 6.2.

Comentando la composición del Tribunal Constitucional, destaca que deberá cumplir su función de
forma independiente, esto se consigue gracias a su composición, organización y funcionamiento.
El Tribunal está compuesto por 12 miembros, siendo nombrados por el Rey a propuesta, 3 a
propuesta del Congreso, 4 a propuesta del Senado, 2 a propuesta del Gobierno, y 2 a propuesta del
Consejo General del Poder Judicial.
Los 8 Magistrados propuestos por las Cortes lo serán con una mayoría cualificada de cada Cámara.
El mandato de los Magistrados del Tribunal Constitucional es de nueve años, no coincidiendo con
las legisladoras para evitar una relación, cabe decir que no se renueva de manera global, se renueva
por terceras partes, cada tres años 4 miembros deberán ser renovados. Esto consigue una mayor
legitimidad democrática y un fortalecimiento de la institución.
La Constitución también exige los requisitos para poder llegar a ser elegido Magistrado del Tribunal
Constitucional, como son tener una calificación profesional, es decir, ser jurista, dentro de los que
escogerán a Magistrados, Fiscales, profesores, funcionarios, y abogados; también exige un mínimo
de antigüedad de 15 años en el ejercicio de su profesional; y por ultimo una reconocida
competencia, siendo el requisito más impreciso y dificulta de controlar.
Los Magistrados están limitados bajo un conjunto de reglas que refuerzan su posición de
independencia, ellas son: están sujetos a los principios de independencia e inamovilidad, por tanto
no podrán ser cesados de su cargo hasta el cumplimiento de su mandato (VER ESTATUTO CGPJ); se
encuentra sometido a un sistema de incompatibilidades, es decir, se les prohíbe desarrollar
cualquier otra actividad política, profesional, administrativa, o mercantil durante el ejercicio de sus
funciones para poder dedicarse en exclusiva al ejercicio de su función (VER ESTATUTO CGPJ), aunque
no se les prohíbe formar parte de partidos políticos o sindicatos, pero si ocupar cargos directivos o
empleos en ellos; no podrán volver a ser designados para el cargo, por tanto no podrán ser
reelegidos para evitar posibles 'compromisos', aunque se puede alargar su mandato de 9 años,
otros 3 más a aquellos que ocupan cargos de Magistrados que no han podido acabar su mandato
por razones de incapacidad, muerte, etc.; por ultimo, no pueden ser perseguidos por las opiniones
expresadas en el ejercicio de sus funciones, y cuentan con un fuero especial para la exigencia de
responsabilidad penal, solo el Tribunal Supremo puede enjuiciarlos.
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Respecto a su organización, el órgano está presidido por uno de los Magistrados, elegido por los
propios Magistrados de entre ellos cada tres años y nombrado por el Rey, siendo posible su
reelección. Se exige mayoría absoluta en una primera votación y mayoría simple en la segunda.
Le corresponden las funciones de convocatoria y ordenación de las sesiones del Pleno, dirigir el
trabajo del Tribunal y representarlo, etc. Por otro lado, también se designa un Vicepresidente,
designado de la misma manera que el Presidente, que tendrá la función de sustituir al Presidente
en caso de vacante, ausencia u otro motivo legar.
Para el ejercicio de sus competencias, el Tribunal actúa de tres formas: en secciones, en Salas o en
Pleno. Al Pleno le corresponde resolver asuntos que son competencia del Tribunal. En las Salas se
resuelven los recursos de amparo y las cuestiones de inconstitucionalidad que no se reserven al
Pleno, existen dos salas, cada una con 6 Magistrados, una de ellas presidida por el Presidente y otra
por el Vicepresidente, se reparten de forma alternativa los asuntos. En cuanto a las Secciones,
existen 4, cada una compuesta por 3 Magistrados, que tienen la función de decidir sobre la
admisibilidad de los asuntos. Para que se adopten acuerdos en cada uno de las formas del Tribunal,
será necesario la presencia de las dos terceras partes de sus miembros, y se adoptaran con mayoría
absoluta que en caso de empate, el voto del Presidente contará como voto de calidad que
determine la respuesta. Cabe decir que los Magistrados cuentan con Letrados para que les asistan
en su trabajo.

6.2. Las competencias del Tribunal Constitucional


El Tribual Constitucional cuenta con numerosas competencias que tratan de llevar a su
conocimiento las resoluciones a todos los conflictos que puedan aparecer. Se resumen de manera
sencilla:
- Control de constitucionalidad de las normas con fuerza de ley
- Protección de los derechos y libertades mediante el recurso de amparo
- Garantía de la distribución territorial de poder
- Control de constitucionalidad de disposiciones y resoluciones de las Comunidades
Autónomas
- Control del reparto de competencias entre los distintos poderes del Estado
- Garantía de la autonomía local
- Defensa de la jurisdicción del propio Tribunal.
Las competencias del Tribunal Constitucional pueden aplicarse puesto que la Constitución deja esto
abierto, siendo las últimas tres mencionadas las añadidas posteriormente. También cabe decir que
el Tribunal cuenta con una autonomía organizativa que le otorga más competencias en el ámbito
interno y que elabora y aprueba sus reglamentos de funcionamiento interno por tanto posee gran
discrecionalidad en su organización interna.

6.3. Los procedimientos de declaración de la inconstitucionalidad


Entre las competencias del Tribunal Constitucional, destaca el control de constitucionalidad de las
normas con fuerza ley, siendo esto reservado exclusivamente a él, y pudiendo declararlas
inconstitucionales.
El control de constitucionalidad de las normas con fuerza de ley es el instrumento de fiscalización
jurídica de los poderes públicos que cierra el Estado de Derecho, con el que se trata de asegurar la
supremacía de la Constitución, haciendo prevalecer esta sobre las normas. El objeto de este control
pueden ser: Estatutos de Autonomía, leyes orgánicas, leyes ordinarias, decretos-leyes, decretos
legislativos, tratados internacionales, reglamentos de las Cámaras, normas de las Comunidades
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Autónomas, y normas fiscales de determinados territorios. Aun estando esto determinado por la
Ley Orgánica del Tribunal Constitucional, siguen surgiendo problemas a la hora de determinar el
alcance del control de constitucionalidad. Cabe decir que el Tribunal Constitucional ha rechazado el
control de las normas de Derecho Comunitario Europeo, que aunque sean aplicables directamente
a España, están bajo el control del Derecho Comunitario y es el Tribunal de Justicia Europeo el que
debe efectuar este control. Por otro lado, también se controlan normas anteriores a la Constitución,
puesto que no pueden ir en contra de la misma.

Art 161: 1. El Tribunal Constitucional tiene jurisdicción en todo el territorio español y es competente para conocer:
a) Del recurso de inconstitucionalidad contra leyes y disposiciones normativas con fuerza de ley. La declaración de inconstitucionalidad
de una norma jurídica con rango de ley, interpretada por la jurisprudencia, afectará a ésta, si bien la sentencia o sentencias recaídas no
perderán el valor de cosa juzgada.
b) Del recurso de amparo por violación de los derechos y libertades referidos en el artículo 53, 2, de esta Constitución, en los casos y
formas que la ley establezca.
c) De los conflictos de competencia entre el Estado y las Comunidades Autónomas o de los de éstas entre sí.
d) De las demás materias que le atribuyan la Constitución o las leyes orgánicas.

La inconstitucionalidad de una norma con fuerza de ley puede venir determinada por tanto motivos
formales como materiales, ambos pueden justificar la calificación inconstitucional de una norma
con fuerza de ley. El marco de enjuiciamiento viene determinado por la Constitución, aunque a
veces con otras normas, como los reglamentos de las Cámaras a los que se deberá recurrir, también
pasa esto cuando la propia Constitución se remite a otras normas como al mencionar los tratados
internacionales, en el reparto de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas, o
cuando una ley orgánica choque con una norma con fuerza de ley, donde se deberá salvaguardar la
ley orgánica. Cuando se trate de normas preconstitucionales, no puede pretenderse que el
legislador se establezca el procedimiento fijado por la Constitución, por tanto estará sometido a ella
con los límites que esta establezca, pero no estará limitado en el procedimiento de elaboración de
la norma.

Se debe diferenciar el recurso de inconstitucionalidad de la cuestión de inconstitucionalidad.


Comentando el recurso de inconstitucionalidad, se trata del primer instrumento procesal para
controlar la constitucionalidad de las normas con fuerza de ley, caracterizado por tratarse de una
acción jurisdiccional para controlar la adecuación a la Constitución de las normas con fuerza de ley,
es decir, una impugnación directa de la norma.
Están legitimados para interponerlo el Presidente del Gobierno, el Defensor del Pueblo, 50
diputados, 50 senadores, los órganos colegiados ejecutivos de las Comunidades Autónomas, o las
Asambleas de las Comunidades Autónomas, es decir, solo determinados órganos pueden impugnar
ese tipo de normas, evitando continuas impugnaciones de las normas básicas. Pero, de cada órgano
que está legitimado para interponerlo surgen problemas pues la impugnación del Presidente
significaría dotarle de una importancia suprema pues el cómo individual decidirá esto; el Defensor
del Pueblo está legitimado a defender los Derechos Fundamentales olvidándose del resto; los
órganos autonómicos solo tratan asuntos que inciden en las competencias o intereses de las
Comunidades Autónomas, olvidándose de que tienen una dimensión competencial concreta; por
ultimo la acción de las Cámaras solo protegen a las minorías parlamentarias frente a la acción de
la mayoría, expresando la opinión del pueblo y de la representación parlamentaria.
El plazo para interponer el recurso de inconstitucionalidad es de 3 meses a partir de la publicación
de la norma, que puede alargarse a 9 meses en los supuestos previstos, siendo a partir de la primera
publicación en el BOE o en el diario oficial de la Comunidad Autónoma.
Comentando el procedimiento, el control se inicia mediante el correspondiente escrito de quien
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tenga la legitimación, que ha de concretar los motivos para impugnar dicha norma. El Tribunal
Constitucional, admitido el trámite, traslada el recurso al Congreso, Senado y Gobierno (en caso de
que sea de una Comunidad Autónoma, seria a la Asamblea Legislativa y al Ejecutivo
correspondiente), que tendrán la posibilidad de formar alegaciones, tras esto, el Pleno del Tribunal
Constitucional dictará sentencia.
Los efectos de la declaración de inconstitucionalidad de las normas con fuerza de Ley empiezan a
desplegarse a partir del día siguiente de la publicación de la sentencia del Tribunal Constitucional
en el BOE.

Art 164: 1. Las sentencias del Tribunal Constitucional se publicarán en el boletín oficial del Estado con los votos particulares, si los
hubiere. Tienen el valor de cosa juzgada a partir del día siguiente de su publicación y no cabe recurso alguno contra ellas. Las que
declaren la inconstitucionalidad de una ley o de una norma con fuerza de ley y todas las que no se limiten a la estimación subjetiva de
un derecho, tienen plenos efectos frente a todos.
2. Salvo que en el fallo se disponga otra cosa, subsistirá la vigencia de la ley en la parte no afectada por la inconstitucionalidad

La declaración de inconstitucionalidad declarara la nulidad de los preceptos afectados, por tanto


puede que no se declare la norma totalmente inconstitucional, solo una parte. La nulidad implica
que ha de considerarse que nunca han formado parte del ordenamiento, esto no afectará a los
efectos que haya tenido la norma anteriormente, a no ser que hayan provocado sanciones penales
o administrativas que en tal caso serán eliminadas. A pesar de estar regulado, se plantean problemas
prácticos, por tanto se ha permitido que la norma inconstitucional siga vigente hasta que otra
norma valida la desplace en determinadas ocasiones.
Las sentencias del Tribunal Constitucional tienen plenos efectos frente a todos y vincularán a todos
los poderes públicos. Por ultimo, ningún asunto resuelto por el Tribunal Supremo no puede volverse
a plantearse ante él.

El segundo instrumento procesal a través del cual se controla la constitucionalidad de las normas
con fuerza de ley es la cuestión de inconstitucionalidad, representando un complemento del
recurso de inconstitucionalidad, pero la cuestión permite reaccionar contra la inconstitucionalidad
de una norma con fuerza de ley a través de su aplicación concreta.
163
Sirve como instrumento para que intervenga cualquier persona sin que intervengan los órganos
legitimados para interponer recurso directo, siendo los órganos judiciales los que actúan como
filtro para hacer llegar al Tribunal Constitucional las quejas que posean un fundamento, se considera
como un mecanismo de depuración del ordenamiento jurídico, a fin de evitar que la aplicación
judicial de una norma con rango de ley produzca resoluciones judiciales contrarias a la Constitución
por serlo la norma aplicada.
Cualquier órgano puede plantear la cuestión de inconstitucionalidad ante el Tribunal
Constitucional, siempre que se cumplan unos requisitos previos. En primer lugar, la duda sobre la
inconstitucionalidad debe surgir en amparo de un procedimiento que sea de materia del órgano,
planteada por el mismo, o por alguna de las partes del procedimiento. El procedimiento debe ser
de naturaleza jurisdiccional. En segundo lugar, la duda tiene que ser relevante para la decisión del
proceso en que se plantea, por tanto la norma debe ser aplicable al caso y de su validez depender
la resolución. Por último, la duda debe estar fundada y motivada por el órgano judicial que eleva
la cuestión ante el Tribunal Constitucional.
La duda sobre la constitucionalidad de una norma puede surgir en cualquier proceso que se siga
ante un órgano jurisdiccional, al que le corresponde controlar que se cumplen los requisitos
explicados en el párrafo anterior. Si los requisitos no se cumplen, el órgano judicial debe rechazar
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el planteamiento de la cuestión, es decir, debe buscar una interpretación de la norma cuestionada


que la haga compatible con la Constitución y si no encuentra esta interpretación, plantear la cuestión
ante el Tribunal Constitucional.
El planteamiento se lleva a cabo mediante auto, donde han de concretarse la norma cuestionada y
los motivos por el cual se creen que es contraria a la Constitución. El planteamiento de la cuestión
solo debe realizarse una vez terminado el procedimiento y antes de dictar la resolución. Planteada
la cuestión ante el Tribunal, se abre el proceso constitucional en el que se decide la validez de la
norma cuestionada que se desarrolla totalmente ante el Tribunal Constitucional. Este realiza un
control de los requisitos exigidos donde puede ser rechazado. Admitida la cuestión, el
procedimiento continua, se envía al Fiscal General del Estado, a las Cámaras, y al Gobierno (en caso
de tratarse de una noma de una Comunidad Autónoma se enviara a también a los ejecutivos y
legislativos) para que estos presenten alegaciones. Tras esto, el Pleno del Tribunal Constitucional
dicta sentencia, teniendo que noticiar su decisión al juez o al tribunal que lo planteo para que
resuelva el procedimiento por el que se empezó.
Existe también la posibilidad de que sea el propio Tribunal el que plantee la cuestión de
inconstitucionalidad de una norma con fuerza de ley, esto se denomina auto cuestión. Esto ocurre
en los casos que conociendo un recurso de amparo, se aprecie que la lesión contra el derecho
fundamental procede de una norma con fuerza de ley contraria a la Constitución, planteando la
posible inconstitucionalidad ante el Pleno para dictar sentencia, quedando el recurso de amparo
suspenso. También ocurre en los conflictos de defensa de la autonomía local, donde apreciada una
lesión de la autonomía local causada por una norma con fuerza de ley, se deberá plantear la cuestión
de inconstitucionalidad quedando suspenso el proceso de lesión hasta que el Pleno dicte sentencia.

6.4 La resolución de los conflictos de competencias


Una de las funciones fundamentales del Tribunal Constitucional es la de actuar de garante en el
reparto de poderes entre el Estado y la Comunidad Autónoma, para ello la Constitución ha previsto
que el Tribunal Constitucional resuelva los conflictos de competencia que surgen entre el Estado y
las Comunidades Autónomas.
El objeto de los conflictos de competencia es el de resolver las discusiones que puedan surgir en
torno al reparto de competencias entre el Estado y las Comunidades Autónomas. Pueden dar lugar
al planteamiento de los conflictos de competencia las disposiciones, resoluciones, y actos emanados
de los órganos del Estado o de los órganos de las Comunidades Autónomas o la omisión de tales
disposiciones, resoluciones o actos. Pero, cuando la competencia discutida hubiese sido atribuida
por una norma con rango de ley, el conflicto ha de tramitarse como recurso de inconstitucionalidad.
Existen dos tipos de conflictos de competencias: los positivos y los negativos. Los positivos
enfrentan al Estado y a la Comunidad Autónoma en relación con el ejercicio de una competencia,
y los negativos los enfrentan por negar ambas ser titulares de una competencia. El reparto de
competencias se realiza a partir de la Constitución por los Estatutos de Autonomía, o por otras
normas a las cuales los Estatutos se remiten. El Tribunal Constitucional, al resolver los conflictos de
competencias, ha de aplicar el 'bloque de la constitucionalidad', siendo la propia Constitución, los
Estatutos de Autonomía, y las normas a las cuales estos se remiten.
Para plantar un conflicto positivo de competencias están legitimados exclusivamente el Gobierno y
los órganos ejecutivos de las Comunidades Autónomas. El procedimiento previsto para resolver
estos conflictos positivos varía. Cuando sea el Gobierno quien plantea el conflicto, este puede
interponerlo directamente ante el Tribunal Constitucional o pedirle a la Comunidad Autónoma que
derogue o anule los actos causantes del conflicto. En el caso de que sea la Comunidad Autónoma
la que lo plantee, debe pedirle al Estado o a la otra Comunidad Autónoma para que proceda de la
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misma manera, derogando o anulando los actos causantes del conflicto.


El plazo para plantear el conflicto o para pedir la anulación es de 2 meses a partir de la publicación
o comunicación del acto. Cuando no ha dado resultado la vía de entendimiento entre el Estado y la
Comunidad Autónoma, se formaliza el conflicto ante el Tribunal Constitucional en el plazo de 1 mes
a partir del rechazo. El objeto del conflicto debe ser el mismo que el contenido de la vía de
entendimiento.
En caso de ser el Gobierno quien la plantea, los actos causantes del conflicto quedan suspendidos
por un plazo de 5 meses en el que el Tribunal planteara el levantamiento o continuación de la
suspensión. En caso de ser la Comunidad Autónoma, el Tribunal Constitucional decidirá libremente
si se suspende el acto o no. Ambos podrán presentar alegaciones, y tras esto el Tribunal dictará
sentencia.
Las sentencias deberán determinar a quién corresponde ejercer la competencia en conflicto,
pudiendo eliminar el acto que dio lugar al mismo.
Por otro lado, el conflicto negativo de competencia surge cuando ninguno de los dos, Gobierno y
Comunidad Autónoma, considera que una competencia le pertenece. Siendo cualquier persona
física o jurídica la que puede plantear ante la Administración la competencia, al recibir la
contestación de la Administración dictando que no es de su competencia, el requirente podrá acudir
en el plazo de 1 mes ante el Tribunal Constitucional, que dictará sentencia determinado a quien
corresponde la competencia. También puede ocurrir cuando el Estado a través del Gobierno,
requiere que la Comunidad Autónoma ejercite una competencia que le corresponde al Gobierno.
Si el requerimiento es ignorado en el plazo de 1 mes, el Gobierno puede plantear el conflicto, pero
este no puede plantearse al revés, por una Comunidad Autónoma.

6.5 El control constitucional de los tratados internacionales


Existe otro instrumento para controlar la constitucionalidad de las normas con fuerza de ley, siendo
este el control previo de tratados internacionales, siendo un control antes de la entrada en vigor
de la norma. Se podrá interponer recurso previo de inconstitucionalidad solo a los tratados
internacionales cuyo texto este definitivamente fijado, comprobándose si existe algún precepto
que vaya en contra de la Constitución y presentando el consentimiento del tratado internacional.
Solamente el Gobierno o las Cámaras pueden tener dicho control. Realizado el control, se traslada
al resto de órganos legitimados para formular alegaciones, y el Tribunal Constitucional dicta la
resolución correspondiente.
La función de este control previo es evitar que un tratado internacional contrario a la Constitución
entren en vigor. También podrá presentarse recurso o cuestión de inconstitucionalidad posteriores
a la entrada en vigor del tratado.

6.6 La protección de los derechos fundamentales mediante el recurso de amparo


Se considera el instrumento procesal más importante de defensa ante el Tribunal Constitucional de
los derechos y libertades de los ciudadanos. Su función es ser un remedio último de protección de
los derechos del ciudadano y servir como instrumento de interpretación de los derechos
fundamentales.

Art 53: 2. Cualquier ciudadano podrá recabar la tutela de las libertades y derechos reconocidos en el artículo 14 y la Sección primera del
Capítulo segundo ante los Tribunales ordinarios por un procedimiento basado en los principios de preferencia y sumariedad y, en su
caso, a través del recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. Este último recurso será aplicable a la objeción de conciencia
reconocida en el artículo 30.
Vanessa Belén González DERECHO CONSTITUCIONAL II CURSO 2013/2014

El recurso de amparo protege de cualquier acto de los poderes públicos contra los derechos
fundamentales (artículo 14-30). Ningún derecho no reconocido en estos artículos puede
fundamentar un recurso de amparo. Cualquier disposición, acto jurídico, omisión o simple vía de
hecho de los poderes públicos del Estado, las Comunidades Autónomas y demás entes públicos de
carácter territorial, corporativo o institucional, así como sus funcionarios o agentes puede dar lugar
a un recurso de amparo. Solo existe un tipo de actuación de los poderes públicos extento de control
a través del recurso de amparo siendo las leyes que han de ser controladas a través de recursos y
cuestiones de inconstitucionalidad. En cuanto a las lesiones de los derechos y libertades que no han
sido causadas por poderes públicos sino por particulares, corresponde a los jueces y tribunales
ordinarios reaccionar contra estas vulneraciones, pero si dichos jueces y tribunales no reparan esas
vulneraciones, sus decisiones son impugnables a través del recurso de amparo ante el Tribunal
Constitucional, es decir, también protege indirectamente a los particulares.
Están legitimamos para interponer recurso de amparo cualquier persona natural o jurídica, el
Defensor del Pueblo y el Ministerio fiscal. El Tribunal Constitucional entiende la legitimación de
manera amplia, se exige que quien interpone el recurso se haya visto afectado de manera directa
por el acto u omisión recurrido, y exige que haya sido parte del proceso judicial previo. En el caso
del Defensor del Pueblo y el Ministerio Fiscal, se entienden como casos excepcionales de interés
general.
El recurso de amparo se considera un instrumento subsidiario de protección de los derechos y
libertades, le corresponde a la defensa de los derechos a los órganos del poder judicial, siendo la
intervención del Tribunal Constitucional algo extraordinario y ultimo. Se deben seguir unos ciertos
requisitos para presentar el recurso de amparo: solo se puede acudir en amparo ante el Tribunal
cuando se hayan agotado todos los instrumentos ordinarios de defensa de los derechos
fundamentales; se exige para acudir en amparo haber sido parte en el proceso judicial
correspondiente, esto deriva del principio de subsariedad puesto que quien no haya cumplido este
requisito es que no ha ido previamente a los órganos judiciales de defensa de sus derechos, este
requisito solo se rompe cuando no existe vía judicial previa; y se exige que el derecho que se
entiende vulnerado haya sido previamente invocado ante los órganos judiciales, a los órganos se
les ha tenido que dar la oportunidad de reparar la lesión de los derechos denunciada, es decir, la
cuestión a debatir en el Tribunal debe haber sido ya objeto de discusión ante los órganos judiciales.
Se establecen tres supuestos de amparo según la naturaleza del órgano al que se le imputa la
vulneración. Aunque el procedimiento a seguir es ordinario, existen particularidades:
Recurso de amparo contra actos sin valor de ley procedentes de órganos parlamentarios
de las Comunidades Autónomas. El plazo para recurrir es de 3 meses desde que el acto es
firme, es decir, los actos son directamente recurribles salvo que se establezca una
reclamación previa ante el propio órgano. Se acudirá ante los tribunales ordinarios antes de
interponer el recurso de amparo.
Recurso de amparo contra actos del Gobierno, órganos ejecutivos de las Comunidades
Autónomas, o de las distintas Administraciones Públicas. El plazo para recurrir es de 20 días
a partir de la notificación de la resolución judicial.
Recurso de amparo contra actos u omisiones de órganos judiciales. El plazo para recurrir es
de 30 días desde la notificación efectiva de la resolución que pone fin al proceso judicial. Se
deben agotar todos los recursos utilizables en la vía judicial.
Como medidas especiales encontramos:
Recurso de amparo contra negativas de aceptar la objeción de conciencia.
Recurso de amparo contra la decisión de la Mesa del Congreso de no admitir una proposición
de ley planteada a través de iniciativa popular.
Vanessa Belén González DERECHO CONSTITUCIONAL II CURSO 2013/2014

Recurso de amparo electoral.

Respecto al procedimiento, el recurso se inicia mediante la presentación de la correspondiente


demanda dirigida al Tribunal Constitucional. Donde deben exponerse los hechos que fundamentan
la demanda, los preceptos constitucionales vulnerados, y el amparo que se solicita, todo esto debe
venir acompañado de una serie de documentos que acrediten la representación del recurrente y
una copia de la resolución recurrida y las copias de todos los documentos de la vía judicial previa.
Además se deben haber cumplido los requisitos anteriormente citados.
El procedimiento consta de dos fases. La primera fase, fase de admisión, tiene como finalidad
asegurarse de que la demanda cumple con todos los requisitos exigidos, y también para valorar su
trascendencia constitucional, reservando el Tribunal para casos importantes, donde se puede
inadmitir la demanda, no por ello se desprotegen los derechos, pues ya han sido valorados por los
jueces y tribunales ordinarios. Para pasar a la segunda fase, se deben admitir por unanimidad por
la Sección, en caso de existir mayoría pero no unanimidad, será la Sala quien decida. La segunda
fase, en la que comparece el Ministerio Fiscal que ha formado parte de la vía judicial previa, se
examinan los antecedentes y las partes realizan sus alegaciones. La Sala del Tribunal Constitucional
dicta sentencia.
Las sentencias de amparo pueden suponer la desestimación de la demanda o la estimación parcial
o total. Se podrá declarar la nulidad del acto impugnado, se reconocerá el derecho o libertad
vulnerado, y se podrá restablecer al recurrente la integridad del derecho vulnerado.

6.7 Otras competencias del Tribunal Constitucional


Art 161: 2. El Gobierno podrá impugnar ante el Tribunal Constitucional las disposiciones y resoluciones adoptadas por los órganos de las
Comunidades Autónomas. La impugnación producirá la suspensión de la disposición o resolución recurrida, pero el Tribunal, en su caso,
deberá ratificarla o levantarla en un plazo no superior a cinco meses.

Se le atribuyen otras competencias al Tribunal Constitucional, siendo la que destaca la posibilidad


de impugnar ante en las disposiciones y resoluciones adoptadas por los órganos de las
Comunidades Autónomas, es decir, se podrán recurrir actos de las Comunidades Autónomas que
el Estado considere contrarios a la Constitución. Solo puede ser planteado por el Estado, a través del
Gobierno, a las Comunidades Autónomas.
También asume una competencia no prevista en la Constitución, siendo la resolución de conflictos
en defensa de la autonomía local. Podrá ser objeto de resolución una vulneración de la autonomía
local constitucionalmente garantizada, y solo aquellas lesiones que sean directamente imputables
normas con fuerza de ley, estatales o de las Comunidades Autónomas. Están legitimados para
presentarla los entes locales, o una legitimación colectiva de 1/6 de la población del territorio. Los
acuerdos serán aprobados por mayoría absoluta del Pleno correspondiente. Antes del comienzo del
procedimiento, se deberá emitir un informe no vinculante sobre la procedencia del conflicto por el
Consejo de Estado o el órgano consultivo correspondiente, su publicación deberá ser dentro de los
3 meses siguientes a la publicación de la norma con fuerza de ley lesiva de la autonomía local. En la
fase de admisión del procedimiento, el Tribunal puede declararlo nulo por falta de fundamento.
Tras las alegaciones del Gobierno, de las Cámaras, del ejecuto y el legislativo de la Comunidad
Autónoma, el Tribunal dictará sentencia. Esta sentencia declarará si existe o no lesión,
determinando a quien corresponde la titularidad de la competencia y decidir sobre la norma lesiva
de la autonomía local.
Por otro lado, también regula la resolución de los conflictos de atribuciones, que surge dentro de
los propios poderes del Estado, surge cuando uno de los órganos entiende que otro ha invadido su
Vanessa Belén González DERECHO CONSTITUCIONAL II CURSO 2013/2014

esfera de actuación. Tiene su legitimación en el Gobierno, en las Cámaras, y el Consejo General del
Poder Judicial, siendo los respectivos para cada poder. Cuando cualquiera de los órganos considere
que otro de ellos ha adoptado decisiones asumiendo atribuciones que constitucionalmente le
corresponde, su Pleno se lo hará saber al invasor, solicitando que revoque su decisión. Si no se
hiciese y mantuviese que ha actuado dentro de sus competencias, pasa el Tribunal Constitucional
que dicta sentencia determinando a quien corresponde la atribución constitucional.
Por último, la reforma 6/2007 le da al Tribunal una nueva competencia: la defensa de su propia
jurisdicción, es el propio Tribunal el que determina cuales son sus límites de competencia
jurisdiccional, y que sus decisiones no puedan ser revisadas ni enjuiciadas por ningún otro órgano
del Estado.
Vanessa Belén González DERECHO CONSTITUCIONAL II CURSO 2013/2014

Tema 7- EL ESTADO DE LAS AUTONOMÍAS


7.1. La forma territorial del Estado. La autonomía de nacionalidades y regiones.
a) La forma territorial del Estado
La Constitución debía atender a las reclamaciones de la articulación territorial del Estado, referidas
a las políticas de autogobierno que reivindicaban ciertos territorios. Tras pasar de la dictadura a la
democracia, había que tener en cuenta la libertad y la autonomía, propias de la democracia. La
Constitución reconoce la protección a los pueblos de España en el ejercicio de los derechos
humanos, sus culturas y tradiciones, lenguas e instituciones. En su Título “De la Organización
Territorial del Estado”, sienta las bases para la construcción de lo que hoy es el “Estado Autonómico”,
pero en ninguno de los artículos que lo integran hay una definición precisa de la forma territorial del
Estado ni un modelo definitivo de distribución territorial del poder.
La Constitución reconoce el derecho a la autonomía a las regiones y nacionalidades españolas
pudiéndose constituir como Comunidades Autónomas siguiendo el procedimiento específico,
abriendo el proceso de descentralización política. Cabe destacar que la Constitución solo reconoce
el derecho a la autonomía, pero no enumera las Comunidades Autónomas.
El modelo territorial se va definiendo a medida que se aprueban los Estatutos de Autonomía en las
respectivas regiones y nacionalidades, este proceso es conocido como proceso estatuyente.

b) La autonomía de las nacionalidades y regiones


La Constitución reconoce a sus regiones y nacionalidades el derecho a la autonomía, recogido en
el artículo 2 “reconoce y garantiza el derecho a la autonomía de las nacionalidades y regiones que
la integran y la solidaridad entre todas ellas”. En cuanto a la titularidad de este derecho, es colectivo,
ya que no es cada individuo el titular del derecho, sino las regiones y nacionalidades de España. Sólo
se establecen los criterios que deberán cumplir los territorios que quieran autogobernarse y
constituirse como Comunidad Autónoma.

Art. 143:“las provincias limítrofes con características históricas, culturales y económicas comunes, los territorios insulares y las provincias
con entidad regional histórica podrán acceder a su autogobierno y constituirse en Comunidades Autónomas con arreglo a lo previsto en
este Título y en los respectivos Estatutos.”

Este artículo hace que se acceda a la autonomía de forma ordinaria; aunque existe un acceso más
complejo y reforzado como es el caso de Andalucía.
El ejercicio del derecho a la autonomía es voluntario, y de contenido político, con el cual las
Comunidades disponen de capacidad de autogobierno y una potestad tanto legislativa como
ejecutiva respecto a las competencias propias de la Comunidad. Los límites de este derecho se
encuentran en la unidad de la nación española y la solidaridad con el resto de regiones españolas,
pues se tienen en cuenta el principio de unidad de la nación española.
El Tribunal Constitucional considera a la autonomía de las nacionalidades y regiones como la
capacidad de autogobierno que forma la Comunidad Autónoma, capaz de dirigir políticamente su
ámbito territorial y gestionar los intereses propios mediante políticas propias. Las Comunidades no
podrán asumir competencias que correspondan exclusivamente al Estado, solo podrán asumir las
competencias definidas en su Estatuto de Autonomía.

7.2. La distribución de competencias entre el Estado y las Comunidades


Autónomas.
En el título VIII de la Constitución se recogen las competencias exclusivas del Estado (ARTICULO
149) y las competencias que podrán corresponder a las Comunidades Autónomas (ARTICULO 148),
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que solo podrán asumir mediante su integración en los Estatutos de Autonomía.


La Constitución recoge que las Comunidades Autónomas que asuman la autonomía por vía ordinaria
se limitan a escoger sus competencias de acuerdo al art. 148 CE; mientras que las que la asumieron
por la vía rápida tienen mayor nivel de autogobierno porque pueden asumir las que dispone el art.
149 CE, siempre y cuando no sean exclusivas del Estado. Para asumir este tipo de competencias, las
Comunidades que optaron por la vía ordinaria tendrán que esperar 5 años después de la
Constitución de su Estatuto de Autonomía para poder reformarlo. Cabe decir que las competencias
que no hayan sido asumidas por las Comunidades Autónomas corresponden al Estado, de acuerdo
con la cláusula residual de cierre del sistema de competencias.
El régimen jurídico de la distribución de competencias se completa con la legislación estatal sobre
delegación y transferencia de competencias (leyes de bases, de delegación y de transferencias), con
la jurisprudencia constitucional (resolución de conflictos competenciales) y con otras normas de
carácter reglamentario sobre transferencias de funciones y servicios (Real Decreto de
transferencias).

Competencias exclusivas y competencias compartidas


Una competencia puede estar asignada exclusivamente al Estado o a la Comunidad Autónoma
(competencia exclusiva) o puede ser asumida en parte por el Estado y en parte por la CA
(competencia compartida). Así, el Estado y las CCAA intervienen sobre el mismo ámbito
competencial asumiendo distintas funciones. Pero la CA nunca podrá asumir la función
jurisdiccional sobre determinada materia, sólo el Poder judicial del Estado puede ejercer la función
jurisdiccional.
Las competencias exclusivas del Estado: El art. 149 CE enumera hasta 32 competencias que
quedan reservadas al Estado. Dentro de este listado podemos distinguir un conjunto de
competencias reservadas al Estado de manera excluyente, que en ningún caso pueden ser
asumidas por las CCAA, y otro grupo de competencias que, aunque su titularidad
corresponde al Estado, pueden ser asumidas parcialmente por las CCAA (competencias
compartidas). En lo que respecta a las competencias exclusivas, son reserva absoluta del
Estado y son intransferibles por su propia naturaleza. Las CCAA no pueden asumir ninguna
de estas funciones, ni siquiera la ejecución de las mismas. Ejemplo exclusividad Estado:
Defensa y Fuerzas Armadas. También debemos señalar otro grupo de competencias
exclusivas que no están señaladas expresamente en el art. 149 CE, pero se derivan de otros
preceptos de la CE. Ejemplo; materias que deben ser reguladas por Ley Orgánica (derechos
fundamentales)

Competencias compartidas: reserva de legislación y normativa básica


1.- Reserva legislativa a favor del Estado: dentro del art. 149 CE podemos encontrar un conjunto de
materias cuyo desarrollo legislativo corresponde al Estado, pero cuya ejecución puede ser asumida
por las CCAA.
2.- La reserva estatal de la legislación básica: la reserva legislativa de la CE a favor del Estado puede
no ser íntegra. En algunos supuestos del art. 149 CE, el Estado sólo tiene competencia exclusiva para
regular “las normas básicas” de la materia en cuestión. Según el TC, la reserva de legislación básica
a favor del Estado tiene como objeto establecer una regulación normativa uniforme y de vigencia en
toda la Nación.

Competencias de las Comunidades Autónomas: Las competencias propias de las CCAA son
las que se enumeran en sus respectivos Estatutos de Autonomía. Las CCAA han integrado en
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éstos las competencias enumeradas en el art. 148 CE como la Organización de sus


instituciones de autogobierno o la Sanidad. En el caso de que las CCAA asuman la potestad
legislativa sobre determinada materia, le corresponde al parlamento autonómico. Las leyes
autonómicas son normas con fuerza de ley, que sólo pueden objeto de control por el juez
constitucional. Las CCAA también asumen competencias ejecutivas gestionadas por la
administración autonómica, dirigida por el ejecutivo de la CA.

7.3. Los Estatutos de Autonomía.


Se considera al Estatuto de Autonomía como norma institucional básica de las Comunidades
Autónomas. El art. 147 CE sostiene que los Estatutos serán la norma institucional básica de cada
Comunidad Autónoma y el Estado los reconocerá y amparará como parte integrante de su
ordenamiento jurídico. Los EEAA tienen una doble naturaleza jurídica, pues el EA es la norma que
expresa el ejercicio del derecho de autonomía de la Comunidad Autónoma y que regula sus
instituciones de autogobierno siendo la norma institucional básica de cada una de las CCAA,
Además, el EA es formalmente una Ley Orgánica aprobada por las Cortes Generales, subordinada a
la Constitución e integrada en el ordenamiento jurídico español, aunque con un carácter peculiar
puesto que no puede ser modificada por las Cortes Generales, debe darse un procedimiento de
reforma regulado por el propio Estatuto en el que participa la Comunidad Autónoma.

Art 147: 1. Dentro de los términos de la presente Constitución, los Estatutos serán la norma institucional básica de cada Comunidad
Autónoma y el Estado los reconocerá y amparará como parte integrante de su ordenamiento jurídico.
2. Los Estatutos de autonomía deberán contener:
a) La denominación de la Comunidad que mejor corresponda a su identidad histórica.
b) La delimitación de su territorio.
c) La denominación, organización y sede de las instituciones autónomas propias.
d) Las competencias asumidas dentro del marco establecido en la Constitución y las bases para el traspaso de los servicios
correspondientes a las mismas.
3. La reforma de los Estatutos se ajustará al procedimiento establecido en los mismos y requerirá, en todo caso, la aprobación por las
Cortes Generales, mediante ley orgánica

La organización institucional de estas CCAA sigue el modelo de gobierno parlamentario, con una
Asamblea legislativa propia y un Gobierno y Presidente políticamente responsables ante ésta.

Elaboración, aprobación y reforma de los Estatutos de Autonomía


Para constituirse como CA, el primer paso es manifestar de manera expresa la voluntad de acceso
al autogobierno por las regiones y nacionalidades. Una vez que queda patente esta voluntad de
autogobierno, se abre el proceso de elaboración y aprobación de los EEAA. Existen dos maneras de
llegar a la autonomía: la “vía rápida” de acceso a la autonomía está regulada en el art. 143 que
precisa las condiciones que deben cumplir los territorios que acceden a la autonomía y determina
la forma en la que las instituciones de estos territorios deben manifestar su voluntad de
autogobierno.; la ''vía ordinaria'' El art. 151 CE establece una iniciativa del proceso autonómico más
compleja para las regiones y nacionalidades que querían acceder de entrada a un régimen de
autogobierno más intenso, esta iniciativa debía contar con el apoyo de las tres cuartas partes de los
municipios de cada provincia y debía ser refrendada por la mayoría absoluta de los ciudadanos
electores de cada provincia.

Art 143: 1. En el ejercicio del derecho a la autonomía reconocido en el artículo 2 de la Constitución, las provincias limítrofes con
características históricas, culturales y económicas comunes, los territorios insulares y las provincias con entidad regional histórica podrán
acceder a su autogobierno y constituirse en Comunidades Autónomas con arreglo a lo previsto en este Título y en los respectivos
Estatutos.
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2. La iniciativa del proceso autonómico corresponde a todas las Diputaciones interesadas o al órgano interinsular correspondiente y a
las dos terceras partes de los municipios cuya población represente, al menos, la mayoría del censo electoral de cada provincia o isla.
Estos requisitos deberán ser cumplidos en el plazo de seis meses desde el primer acuerdo adoptado al respecto por alguna de las
Corporaciones locales interesadas.
3. La iniciativa, en caso de no prosperar, solamente podrá reiterarse pasados cinco años.
Art 151: 1. No será preciso dejar transcurrir el plazo de cinco años, a que se refiere el apartado 2 del artículo 148, cuando la iniciativa
del proceso autonómico sea acordada dentro del plazo del artículo 143.2, además de por las Diputaciones o los órganos interinsulares
correspondientes, por las tres cuartas partes de los municipios de cada una de las provincias afectadas que representen, al menos, la
mayoría del censo electoral de cada una de ellas y dicha iniciativa sea ratificada mediante referéndum por el voto afirmativo de la
mayoría absoluta de los electores de cada provincia en los términos que establezca una ley orgánica.

Una vez perfeccionada la fase de iniciativa del procedimiento autonómico, se abre la fase de
elaboración y aprobación del Estatuto. La elaboración de los Estatutos se realizará conforme al
procedimiento del art. 146 CE, cuando la iniciativa del proceso autonómico siguió la vía ordinaria y
el proceso de elaboración de los EEAA sigue los siguientes pasos: la elaboración del proyecto de
Estatuto por una asamblea integrada por los miembros de la Diputaciones provinciales y los
Diputados y Senadores en las Cortes Generales que provenían de la CCAA y la posterior remisión a
Cortes para su aprobación definitiva como Ley Orgánica. Cuando la elaboración siguió el
procedimiento de la vía rápida se seguirán estos pasos: la elaboración del proyecto de Estatuto por
los Diputados y Senadores en las Cortes Generales que provenían de la CCAA; el estudio del proyecto
en el Congreso; la celebración de referéndum en las provincias que componen la Comunidad; y la
posterior remisión definitiva a Cortes para su ratificación definitiva. Estos últimos tendrán un mayor
nivel de autogobierno y la posibilidad de asumir más competencias.
Para la reforma de los Estatutos, todo Estatuto tendrá un procedimiento de reforma integrado en
él. En la reforma intervendrá necesariamente la Asamblea Legislativa de la CA y las Cortes Generales.
Sobre la iniciativa de la reforma ante el parlamento autonómico, cada EEAA determina quiénes son
los sujetos que pueden impulsar su reforma. La iniciativa de reforma corresponde normalmente al
Gobierno y a la propia Asamblea legislativa de la CA, a propuesta de un número determinado de
parlamentarios.
Respecto la rigidez de la reforma estatutaria, los procedimientos de reforma estatutaria exigen la
aprobación de los proyectos por una mayoría reforzada en el parlamento autonómico. Las
propuestas de reforma estatutarias son tramitadas en las Cortes Generales como proposiciones de
ley.
El procedimiento de reforma contiene la presentación de la propuesta ante el Pleno, una propuesta
sometida a un debate y desarrollada por una delegación de la Asamblea legislativa de la CA,
compuesta por un máximo de tres miembros, y en este debate intervienen los Grupos
Parlamentarios para fijar su posición. La Resolución también prevé la creación de comisiones mixtas
integradas por miembros de las Cortes y los parlamentos autonómicos en el supuesto de que los
parlamentarios nacionales introduzcan modificaciones esenciales al proyecto de reforma de los
Estatutos aprobados por la vía del art. 151 CE (vía ordinaria).
Algunos EEAA han previsto un procedimiento de reforma simplificado en caso de que las
modificaciones estatutarias tengan por objeto la alteración de la organización de los poderes de la
CA o cuando no afecten a las relaciones entre la CA y el Estado.

7.4. El Estatuto de Autonomía de Canarias.


El archipiélago canario tuvo que constituirse en CA mediante el procedimiento fijado en los artículos
143 y 146 CE, es decir, mediante la vía rápida La iniciativa del proceso autonómico fue impulsada
por las Mancomunidades Provinciales Interinsulares y los municipios de nuestras islas. Los
Consejeros de las Mancomunidades Provinciales Interinsulares y los Diputados y Senadores elegidos
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en las dos circunscripciones electorales se reúnen en una asamblea encargada de elaborar el


proyecto de Estatuto de Autonomía. El proyecto se remite a las Cortes Generales que finalmente
aprueban el EAC.
Comentando el contenido del Estatuto: El Estatuto de Autonomía de Canarias es la “norma
institucional básica” de la Comunidad Autónoma de Canarias. Las Islas Canarias ejercen su derecho
al autogobierno. Dicho estatuto solo ha tenido una reforma en 1996 respecto a si artículo primero
en donde Canarias pasa a ser definida como una nacionalidad. En el Estatuto se delimita el territorio
y se organizan las instituciones autónomas propias y sus competencias. También se integra el
proceso de reforma del propio Estatuto, dicha reforma deberá ser presentada ante el Parlamento de
Canarias, debe ser planteada por cinco diputados, o un grupo parlamentario para ser tomada en
consideración por el Pleno de la Cámara que deberá ser aprobada por mayoría absoluta,
provocándole un procedimiento de reforma rígido, posteriormente se enviará a las Cortes donde
será tramitada como proposición de ley y podrá ser defendida por tres diputados en la toma en
consideración del Congreso. El Congreso aprobara la propuesta por mayoría absoluta.

7.5. Los Cabildos como instituciones autónomas.


Parlamento de Canarias: Todas las CCAA han seguido el modelo de organización institucional
previsto por el art. 152 CE inspirado en el sistema de gobierno parlamentario. La
organización institucional autonómica se basará en una Asamblea Legislativa, elegida por
sufragio universal, con arreglo a un sistema de representación proporcional que asegure la
representación de las diversas zonas del territorio; un Consejo de Gobierno con funciones
ejecutivas y administrativas y un Presidente, elegido por la Asamblea al que corresponde la
dirección del Consejo de Gobierno, y la representación de la Comunidad. El Presidente y los
miembros del Consejo de Gobierno serán políticamente responsables ante la Asamblea.
En este modelo de gobierno, el Parlamento es un órgano de naturaleza representativa que goza de
legitimidad democrática directa y se sitúa por ello en una posición política central. El Parlamento
de Canarias, como el resto de las Asambleas legislativas de la CA, asume la función legislativa sobre
las competencias asumidas por la CA, elige al Presidente del Gobierno, controla su acción y la de
los miembros del Consejo de Gobierno y puede retirar la confianza.
▪ Las elecciones al Parlamento de Canarias: El Parlamento de Canarias es el órgano
autonómico representativo de los ciudadanos canarios. Puesto que la soberanía
reside en el pueblo, del que emanan los poderes del Estado, los miembros del
Parlamento de Canarias son elegidos mediante sufragio universal, directo, libre y
secreto. Las elecciones al Parlamento de Canarias son periódicas, donde el mandato
representativo dura cuatro años. El EAC determina las bases del sistema electoral
canario escogiendo la isla como circunscripción electoral y determinando el número
mínimo y máximo de Diputados a elegir en las elecciones autonómicas. Cada una de
las Islas constituye una circunscripción electoral; y el número de diputados
autonómicos no será inferior a 50 ni superior a 70. El reparto de escaños entre las
candidaturas que han superado las barreras electorales se realiza aplicando la
fórmula de reparto proporcional conocida como Ley d'Hont
▪ El estatuto de los Diputados autonómicos: Los diputados autonómicos gozan, como
los diputados y senadores de las Cortes Generales.
▪ La organización del Parlamento de Canarias: El EAC determina las bases de la
organización interna de la Cámara. El Parlamento de Canarias, en el ejercicio de su
autonomía reglamentaria, regula la composición, organización y funciones de sus
órganos de gobierno (Presidente, Mesa, Junta de Portavoces), órganos de
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funcionamiento (Pleno y Comisiones), y de los grupos parlamentarios y la


Diputación Permanente. El Parlamento, en la primera reunión de cada legislatura,
elegirá una Mesa formada por un Presidente, dos Vicepresidentes y dos Secretarios;
y el Presidente será elegido por mayoría absoluta de los miembros de la Cámara.
▪ Las funciones del Parlamento: Según el EAC el Parlamento de Canarias: ejerce la
potestad legislativa de la Comunidad Autónoma; aprueba sus presupuestos;
controlar políticamente la acción del Gobierno Canario; elige a los Senadores
representantes de la Comunidad Autónoma; solicita al Gobierno del Estado la
adopción y presentación de proyectos de Ley, y presentar directamente
proposiciones de Ley ante las Cortes Generales; e Interpone recursos de
inconstitucionalidad.
El Presidente del Gobierno de Canarias: El EAC sigue las líneas marcadas por la CE para la
investidura del Presidente del Gobierno de la Nación. El Presidente del Parlamento, previa
consulta con las fuerzas políticas, propondrá un candidato a Presidente del Gobierno
Canario. El candidato presentará su programa al Parlamento. Para ser elegido, el candidato
deberá obtener en primera votación mayoría absoluta; de no obtenerla, se procederá a una
nueva votación con la que se requiere una mayoría simple. Caso de no conseguirse dicha
mayoría, se tramitarán sucesivas propuestas. Si transcurrido el plazo de dos meses, a partir
de la primera votación de investidura, ningún candidato hubiera obtenido la confianza del
Parlamento, éste quedará disuelto, procediéndose a la convocatoria de nuevas elecciones
para el mismo. Así, una vez nombrado el Presidente, éste nombrará a los restantes
miembros de su Gobierno.
Las funciones del Presidente del Gobierno: El Presidente ostenta “la más alta
representación de Canarias y la ordinaria del Estado en el archipiélago”. En el ejercicio
de la función de representación de la CA, al Presidente le corresponde mantener las
relaciones con las otras instituciones del Estado, firmar los convenios de
cooperación con otras Comunidades Autónomas y nombrar los altos cargos de la
Comunidad Autónoma. El Presidente del Gobierno promulga, en nombre del Rey, las
Leyes de Canarias y ordena su publicación en el Boletín Oficial de la Comunidad y en
el Boletín Oficial del Estado.
El Gobierno de Canarias: El Gobierno de Canarias es un órgano colegiado compuesto por
el Presidente, el Vicepresidente y los Consejeros. De acuerdo con el EAC, el número de
miembros del Gobierno no puede exceder de once. El Presidente del Gobierno goza de una
posición preeminente en el Gobierno, ya que designa y separa a los restantes miembros del
Gobierno, además de dirigir y coordinar la actuación del órgano colegiado. Así, la formación
del Gobierno depende de la voluntad exclusiva del Presidente. El Vicepresidente será
nombrado por del Presidente entre los diputados autonómicos. El Vicepresidente sustituye
al Presidente en caso de ausencia, y también puede asumir la titularidad de una Consejería.
Los Consejeros son nombrados y separados por el Presidente. Los Consejeros dirigen los
distintos departamentos de la Administración autonómica (Consejerías). El Presidente del
Gobierno establece el número, la denominación y las competencias de cada Consejería. El
Consejo de Gobierno es el órgano colegiado de deliberación política que integra a todos los
miembros del Gobierno.
Las funciones del Gobierno de Canarias: El Gobierno de Canarias es un órgano
colegiado que establece los objetivos políticos generales de la CA, ejerce funciones
ejecutivas, dirige la Administración de la CA y goza de potestad normativa.
Relaciones entre el Gobierno y el Parlamento. Moción de censura y cuestión de
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confianza: El Estatuto de Autonomía de Canarias atribuye al Parlamento la potestad


de nombrar al Presidente de la Comunidad Autónoma, por lo que del Parlamento
nacen y dependen las demás instituciones de autogobierno de la región.
Además de la investidura del Presidente del Gobierno de Canarias, el Parlamento ejerce el control
al Gobierno a través de preguntas e interpelaciones y puede exigir la responsabilidad política del
Presidente a través de la moción de censura y la cuestión de confianza, sobre su programa o sobre
una declaración de política general. La confianza se entenderá otorgada cuando el Presidente
obtenga la mayoría simple de los votos. El Presidente y su Gobierno, cesarán si el Parlamento le
niega la confianza. Luego, el Parlamento puede exigir la responsabilidad política del Gobierno
mediante la adopción, por mayoría absoluta, de la moción de censura. Toda moción de censura
debe incluir el nombre del candidato a la presidencia y ser presentada por el 15 por 100 de los
miembros del Parlamento.
El Diputado del Común: sería la misma figura del defensor del pueblo pero en el ámbito
autonómico, y es elegido por el Parlamento. El Diputado del Común es el alto comisionado
del Parlamento de Canarias encargado de la defensa de los derechos fundamentales y las
libertades públicas
El Consejo Consultivo de Canarias: sería la misma institución que el Consejo del Estado,
pero en el ámbito autonómico, por lo que es una de las instituciones de autogobierno
previstas en el EAC. Está constituido por juristas y señala en sus dictámenes si las leyes
canarias sean adecuadas, evitando que no tratan materias del Estado.
El Consejo Económico y Social: es la institución que canaliza el diálogo social en nuestra CA,
con la participación de los agentes sociales (sindicatos, organizaciones empresariales,
cámaras de comercio, asociaciones de consumidores) en la definición de las políticas
económicas, sociales y laborales de la CA.
La Audiencia de Cuentas: es un órgano independiente y colegiado que reciba las cuentas de
los entes públicos canarias, y los auditores de cuantas son elegidos por el Parlamento
Canario.

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