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JOSEPH STIGLITZ

LIBRO: ECONOMISTAS CONTEMPORANOES UN


RESUMEN DE OBRAS SELECTAS

AUTOR: GERARDO REYES GUZMÁN

EDITORIAL: EDITORIAL TRILLAS

Las experiencias vividas en los altos círculos del poder llevaron a Joseph Stiglitz a
escribir reflexiones profundas sobre la incongruencia entre lo que se pregona y lo que
se hace en un mundo globalizado. Así, tras dedicare varios años a la investigación,
cobró conciencia de que las condiciones en que opera la economía de mercado no son
como suponen los modelos económicos, y que problemas como desempleo, pobreza,
subdesarrollo y crisis financieras se profundizan con las políticas recomendadas por las
instituciones emanadas del tratado de Bretton Woods.

LA PROMESA DE LAS INSTITUCIONES GLOBALES

La globalización ha traído beneficios indiscutibles: permitió el progreso en Asia, aumentó


el promedio de vida, facilito el acceso a la información y conocimiento, promovió tratados
importantes en pro del bienestar social como la remoción de minas, la condenación de
la deuda externa países muy pobres y el combate al Sida, entre otras cosas. No obstante
muchos caen en exageraciones al afirmar que no hay alternativa a la misma, y que
aceptarla constituye la única opción para reducir la pobreza.

Sin embargo, a pesar de ello, la globalización ha traído más desventajas que ventas;
por ejemplo, los derechos de propiedad intelectual han redundado en la prohibición y
comercialización de medicamentos para tratar enfermedades graves; los logros en el
aumento de las expectativas de vida alcanzados en décadas pasadas se han revertido;
los programas de desarrollo promovidos por el Banco Mundial (BM) han deteriorado el
medio ambiente y las condiciones de empleo y paz social.

De esta manera, así como la globalización ha fracasado en su intento por reducir la


pobreza, también lo ha hecho en el intento de crear estabilidad. Prueba de ello son las
crisis recurrentes que han acaecido en América Latina, Asia y Rusia. Lejos de que la
nueva economía generase una riqueza sin precedentes, ha ocurrido lo contrario, una
pobreza a sin fin.

Stiglitz atestigua que los países del hemisferio occidental no solo practican abiertamente
un proteccionismo en detrimento de las naciones subdesarrolladas sino que, además,
han contribuido al deterioro de sus términos de intercambio. Es decir, los países
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hegemónicos exigen a las naciones pobres que abran sus mercados a productos
occidentales, mientras ellos se mantiene protegidos; con ello, no solo se afectan los
intereses de los países pobres, sino a los consumidores de los países desarrollados,
quienes se ven en la necesidad de comprar productos más caros y contribuir al pago de
los subsidios vía impuestos.

Para entender lo que sucedió, Stiglitz señala que el origen de las instituciones
responsables y que gobiernan hoy el mundo se dio de manera muy específica;
especialmente el FMI y el BM surgieron de la Conferencia de Bretton Woods en 1944.
De esta manera la misión del BM fue velar por un desarrollo planeado de las naciones
pobres, muchas de las cuales en aquella época aun colonias. Por otro lado, al FMI se
le asignó la tarea de evitar calamidades financieras como la ocurrida en 1929; para ello
se valieron de lo enunciado por Keynes: él cual aseguraba que la causa de tal crisis se
debía a una insuficiente demanda agregada, por lo que se requería la puesta en marcha
de políticas expansivas.

No obstante aunque al inicio el BM y el FMI eran organismos con funciones distintas, a


partir de la década de los 80 esto empezó a dar un giro completamente diferente. Es así
que hoy en día el FMI ha cambiado radicalmente y defiende la idea de que el mercado
es el único mecanismo rector en la actividad económica, otorgando créditos solo a
países que aplican políticas contraccionistas.

He ahí entonces del por qué Stiglitz arremete claramente contra las políticas del FMI a
las que califica como un rotundo fracaso. Para él, el FMI ha fracasado en todas las áreas
en las que ha intervenido: desarrollo, manejo de crisis y economías de transición. Aun
en los países que han experimentado cierto crecimiento económico siguiendo con los
programas del FMI, se ha observado un aumento de la pobreza y concentración del
ingreso. Siendo posiblemente una de las mayores causas, el que sus directivos son
generalmente estudiosos de escritorio sin experiencia en problemas de desarrollo; de la
misma manera, sus altos funcionarios no son más que títeres que velan por los intereses
de un selecto grupo de países y sus sedientas comunidades comerciales.

PROMESA ROTAS

El FMI es el ejecutor de las políticas de Washington, las decisiones se toman en un


círculo ajeno a la realidad, en donde solo participan altos funcionarios de los países
solicitantes de fondos, inconscientes de las graves implicaciones de sus decisiones para
la población.

El FMI tiene una fórmula para todo tipo de crisis, algo que Stiglitz califica como one size
fits all approach. Este proceder choca con una realidad compleja. Las economías
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subdesarrolladas no son competitivas, ni trasparentes, no culturalmente preparadas


para un mercado abierto. Para el circulo de estudiosos y economistas que integran el
FMI, educados en universidades de Occidentes, no existe el desempleo. Para ellos, su
existencia en la vida real se debe a los sindicatos y políticos corruptos que obstruyen la
flexibilidad de los salarios. El FMI no acepta sugerencias de expertos que viven en los
países donde fluyen los préstamos. En esencia, las decisiones se orientan a docilitar la
mejoría en el largo plazo, para lo cual exige un sacrifico y el dolor en el corto.

Las protestas sociales derivadas de las políticas de ajuste no le interesan al organismo.


Pues afirman que no se puede vivir con recursos que no se generan en un mundo donde
la escasez un principio fundamental.

Stiglitz critica la actitud arrogante y propia de un conquistador en tiempos del


colonialismo que ostentan los directivos del FMI con respecto de los países que le
solicitan fondos. El FMI se ha salido de su competencia, oficialmente centrada en la
supervisión de los agregados macroeconómicos, para inmiscuirse en asuntos
meramente internos como reforma laboral, privatización y estrategias de desarrollo.
Disentir con las políticas del FMI puede traer consecuencias devastadoras. Y es que el
FMI tiene gran influencia en los mercados de capitales, solo basta señalar un país para
que salgan rápidamente los fondos privados, imposibilitando cualquier alternativa de
mejora, aumentando a ello, la consecuente suspensión de toda ayuda financiera por
parte del BM, de la Unión Europea, etc; por lo que se puede deducir las dimensiones
del poder que ostenta el organismo.

El FMI es poco trasparente en sus procedimientos; predominan acciones y documentos


secretos, de los que ni siquiera el BM tiene conocimiento; las negociaciones se dan
entre funcionarios de alto rango de los países involucrados y del FMI; nadie más tiene
acceso ni se le informa de las consecuencias de las implementación de las políticas
acordadas. Nadie llama al FMI a rendir cuentas de las consecuencias de la austeridad
de sus programas. A veces los países terminan más pobres y endeudados; en otras
ocasiones, si hay mejoras, en nada tienen que ver con las políticas del FMI.

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