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El intestino absorbe los lípidos y son digeridos y metabolizados antes de ser utilizados

por el cuerpo. La mayor parte de los lípidos son grasas y moléculas complejas que el
cuerpo tiene que descomponer antes de se las pueda utilizar y se pueda obtener
energía de ellas.

Digestión de los lípidos

La digestión de los lípidos se compone de las siguientes etapas:

1. Absorción
2. Emulsión
3. Digestión
4. Metabolismo
5. Degradación

Absorción de los lípidos

Los ácidos grasos de cadena corta (hasta 12 átomos de carbono) son absorbidos
directamente.

Los triglicéridos y otras grasas de la dieta son insolubles en el agua lo que dificulta su
absorción. Para lograrlo, las grasas son descompuestas en pequeñas partículas que
aumentan el àrea de la superficie expuesta a las enzimas digestivas.

Emulsión de las grasas

Las grasas de la dieta pasan a ser una emulsión descomponiéndose en ácidos grasos.
Esto tiene lugar mediante una simple hidrólisis de los enlaces éster en los triglicéridos.

Las grasas se descomponen en pequeñas partículas por la acción detergente y la


agitación mecánica dentro del estómago. La acción detergente es producida por los
jugos digestivos en especial por grasas parcialmente digeridas (ácidos grasos
saponificables y monoglicéridos) y las sales biliares.

El tejido adiposo es el reservorio mas grande de energía que tiene el


organismo, proporciona entre 10 y 15 Kg. de la masa total de un adulto joven.
El tejido adiposo no es más que una acumulación organizada de células
especializadas en almacenar ¨gotas¨ de lípidos en el interior celular. La
mayoría de estos lípidos provienen de la dieta y son adquiridos por el tejido a
través de los quilomicrones, aunque también se sintetizan ácidos grasos a
partir de moléculas no lipídicas por un proceso denominado lipogénesis.

En estado de ayuno, con la finalidad de satisfacer los niveles energéticos de


los órganos esenciales, los lípidos de los adipocitos, compuestos básicamente
por Triglicéridos (TAG), se degradan a ácidos grasos libres que se transportan
en la sangre hacia otros tejidos unidos a una proteína llamada albúmina. Este
constante almacenamiento y degradación de los lípidos en el tejido adiposo
está altamente regulado por hormonas, como la insulina y las catecolaminas
(adrenalina y noradrenalina), por el estado nutricional de un individuo y
también por la actividad física del mismo durante el día.

Enfermedad de Gauchear: es una de las más comunes, originada por una deficiencia
en la enzima glucocerebrosidasa, esto produce una acumulación en el cuerpo de
glucocerebrosido, el cual se va acumulando dentro de los lisosomas de las células.
Ocurre en 1 de cada 100,000 personas.

Enfermedad de Niemann-Pick: esta sucede por una acumulación de grasas y


colesterol en el hígado, el bazo y el cerebro. Es transmitida de forma hereditaria.
Existen cuatro tipos en que la enfermedad se manifiesta: A y B (tipo I) y C y D (tipo
II).

Enfermedad de Fabry: es poco común y en muchos casos sus síntomas no son


asociados con esta. Causa una acumulación de grasa en el sistema nervioso. La
mayoría de la veces afecta a los hombres, también a las mujeres, pero se presenta la
enfermedad más leve. Los síntomas se dan durante la niñez o la adolescencia:
dolores, problemas en la sudoración, manchas rojas en la piel, problemas en el
corazón y los riñones.

Enfermedad de Krabbé: es producida por un defecto en el gen de la


galactosilceramidasa (GALC), el cual es responsable de la producción y
mantenimiento de las mielinas, las cuales protegen los nervios. Esta enfermedad
afecta al sistema nervioso central como al degenerativo.

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