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Operación Reconquista

Operación Reconquista fue el nombre dado por los servicios secretos españoles (Servicio Central
de Documentación, SECED) para contrarrestar a la facción carlistaizquierdista dominante durante
la transición española en 1976.

El carlismo durante la guerra civil española había respaldado al nacionalismo franquista siendo
decisiva con los requetés. Con Carlos Hugo de Borbón Parma que encabezaba la parte más
numerosa, durante el franquismo, primero intentó atraerse las simpatías de Franco y
del Movimiento nacional. Al fracasar cambió de estrategia evolucionado de forma radical y su
organización se había convertido en promotor de un talante democrático con un ideario socialista
autogestionario. Por su parte su hermano más pequeño Sixto de Borbón, con menor número de
seguidores, fue postulado como sucesor por aquellos que no veían con bien el cambio tan radical
del nuevo carlismo. Este mantenía unas tesis tradicionalistas, siendo partidario del franquismo y
en contacto con la extrema derecha europea.

El denominado búnker franquista, con Antonio María de Oriol y Urquijo, ex ministro de Justicia y
presidente del Consejo de Estado, a la cabeza, pretendió actuar en la tradicional romería de los
carlistas en Montejurra para anular al carlismo izquierdista y promover la exaltación del carlismo
tradicionalista representado por Sixto de Borbón.

La operación Reconquista se gestó y montó en el despacho del director general de la Guardia Civil,
el general Ángel Campano. Se reunieron en varias ocasiones José Arturo Márquez de Prado, jefe
del carlismo sixtino, el general Campano y el general Salvador Bujanda, subdirector general de la
Guardia Civil. El plan contaba con la colaboración del SECED, los servicios secretos creados por el
almirante Carrero Blanco y dependientes de Presidencia del Gobierno. De acuerdo con el
testimonio del general José Antonio Sáenz de Santa María, entonces jefe del Estado Mayor de la
Guardia Civil, Campano le manifestó que el plan era conocido y aprobado por el ministro de
gobernación Manuel Fraga y por el presidente Arias Navarro.

En el plan se aportaría la infraestructura necesaria para llevar a cabo los que serían los Sucesos de
Montejurra, incluyendo guardias civiles vestidos con el atuendo carlista, armamento,
radioteléfonos y dinero.

A partir de este momento, como relató el general José Antonio Sáenz de Santamaría, la
participación de mercenarios en organizaciones parapoliciales, como el Batallón Vasco
Español (BVE), Guerrilleros de Cristo Rey o Antiterrorismo ETA (ATE), organizadas por el SECED o
por elementos policiales, se hizo habitual.

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