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importante de estos recientes agrupamientos sociales. Entonces no se trata
simplemente de aplicar la teoría, sino de comprender esas nuevas prácticas,
estudiarlas y conocerlas para producir un nuevo conocimiento, enriquecedor de la
teoría revolucionaria existente, de la cual se toman los principios teóricos y
metodológicos fundamentales.
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partidos. En realidad, los defensores de esta posición exageran sobre la
capacidad de estos nuevos actores, porque la historia ha demostrado que el
movimiento no está en condiciones, por sí solo, de sustituir o diluir las clases
sociales en lo humano general o grupal concreto, ni a otras formas organizativas,
a la hora de la acumulación político-social para producir un cambio revolucionario
integral y profundo de la sociedad; se necesita de una articulación entre el
movimiento social y el resto de los partidos y organizaciones de avanzada.
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Cfr. Daniel Camacho: «Los movimientos sociales en la sociología latinoamericana
reciente», en: Sistemas políticos, poder y sociedad. Estudios de caso en América
Latina,Editorial Nueva Sociedad, Caracas, 1992, pp. 149-153. En este trabajo pueden
encontrarse otros puntos de vista y valoraciones sobre los enfoques “clasisista” y
movimientista respecto a los nuevos movimientos sociales.
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2 La médula racional teórica de esta concepción marxista no se enraizó de forma
natural a la cultura particular del sujeto social latino, en dinámica formación.
4 A ello se sumó la crisis de los proyectos políticos clasistas, que condujo a finales
de los años 80 a la caída del socialismo en la URSS y Europa del Este y la
consiguiente influencia negativa en la teoría marxista.
Hoy se aprecia una recuperación del referente de clase en la lógica de los análisis
movimientistas más serios (aunque no siempre se declare de forma abierta),
manifestándose un discreto cambio respecto a sus iniciales posiciones
intransigentes. El enfoque clasista, ni como teoría, ni como realidad ha agotado
sus posibilidades, no ha perdido vigencia para el estudio de este nuevo fenómeno
social (cambiante y más inestable que la configuración de clases). Pero hay que
tener en cuenta que el interés de clase también ha estado sometido a la dinámica
de los cambios y se entremezcla, junto a otros, al sistema de los intereses
sociales que activan y conforman los nuevos movimientos sociales, no ocupando
siempre dentro de la regularidad de las relaciones grupales del sistema, el lugar
central y preponderante.
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incorpora nuevos elementos al estudio y teorización sobre los movimientos
sociales y el propio contenido de lo clasista.
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alguna manera, de la contradicción clasista de la sociedad particular y global en la
que vivimos.
Hay que desmistificar la concepción que ve a la lucha de clases como algo del
pasado y niega su actual existencia, la lucha de clases hoy esta presente, dentro y
fuera de los componentes clasistas fundamentales que reproduce el capitalismo;
se ha hecho más compleja, adoptando disímiles formas, aunque no puede
afirmarse categóricamente que su contenido no se ha modificado. El contenido
clasista de cualquier manifestación social en los marcos del sistema de
dominación capitalista está presente, ello es innegable, sólo que no se da en
blanco y negro, en un polo positivo y otro negativo, sino que se presenta en un
espectro más diverso.
Los elementos que dan identidad a estos sujetos y los temas en torno a los cuales
se organizan, se articulan de manera compleja y diversificada con los criterios de
clase. Son actores y sujetos que tienen un referente de clase en el sentido de que
están presentes en ellos los ingredientes de empobrecimiento, opresión y
explotación, pero solo forzando las cosas pueden ser reducidos a una
determinación clasista. Ellos son el producto de una “desestructuración de las
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clases populares que no tiene equivalente en las clases dominantes” 2 , con una
pérdida y mutación de identidades de los actores populares. La clase de los
capitalistas, en el sentido más clásico de la palabra, se enrarece, pero su
mentalidad y modo de vida se extiende, y como cultura contagia a un grupo de
sectores que giran alrededor de su égida.
2
Carlos Vilas, La izquierda en América Latina: Presente y futuro. (Notas para la discusión), en
Alternativas de izquierda al neoliberalismo, FIM, Madrid, 1996, p.41
3
Carlos Marx y Federico Engels, Manifiesto del Partido Comunista, Obras Escogidas, en un
tomo, Editorial Progreso, Moscú, pp.33 y 38
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heterogeneizado la estructura interna y externa de ellos, propiciando la aparición
de grupos, capas y sectores sociales, algunos de los cuales, en aspectos
puntuales de la vida, sobrepasan límites de los dos grandes componentes
clasistas. En esta nueva realidad global la sola estratificación clasista no satisface
plenamente el espectro de los intereses sociales creados. Así, los cambios
operados en el capitalismo transnacional no sólo se manifiestan en la estructura y
resultados productivos del capital sino que también han conformado nuevos
actores de su emancipación, han enriquecido “las armas que han de darle
muerte” y “los hombres que empuñarán esas armas”.
A pesar de esta diversidad y heterogeneidad social provocada por los impactos del
capitalismo neoliberal no se puede perder de vista que la gran mayoría de los
hombres y mujeres en Latinoamérica viven, por un lado, de su salario, la
precariedad de este o de la necesidad de un salario ausente, y del otro, de la
explotación de la fuerza de trabajo, renta del suelo, su capital o de la propiedad
territorial; lo que expresa las bases de grandes desigualdades sociales y por lo
tanto la presencia innegable de dos grandes componentes sociales
fundamentales, inmersos en el sistema de dominación global del capitalismo.
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que desean vivir o construir, está comenzando a ocupar un lugar fundamental en
la definición de una posición de clase o al menos en una actitud de rebeldía,
frente a la explotación y exclusión a la que están sometidos. Las acciones que
despliegan para reivindicar sus derechos, cada vez más, ponen al desnudo su
vínculo con las relaciones políticas e ideológicas que se derivan del conflicto de
clases que genera el sistema de dominación capitalista.
Los nuevos movimientos sociales han venido a dinamizar la lucha de clases entre
“burgueses y proletarios”, léase toda la clase de los capitalistas (incluidos sus
altos gerentes a sueldos) y la clase de los trabajadores modernos ampliada.
Simplemente se han abierto otros espacios de lucha (que se expresa como
movimiento, pero que contiene la esencia clasista), con modalidades diferentes
(el barrio, el medio ambiente, la mujer, los jóvenes, los estudiantes, los excluidos
laboralmente, etc.) La lucha de clases se ha enriquecido. Contra quién y para qué
se realizan las luchas movimiento-clasistas que están teniendo lugar en el mundo
(movimiento antiglobalización, anticorrupción, etc.). De movimientos
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“espontáneos”, puntuales y asistencialistas algunos de ellos se han ido convertido
en fuertes movimientos políticos capaces de deponer presidentes y proyectarse
hacia la necesidad de construir un mundo mejor.
La propia experiencia nos está demostrando que todas las viejas reivindicaciones
incumplidas, junto a las nuevas creadas y las que surgirán, forman parte
indisoluble de alternativas plurales de contenido profundamente humanista con un
enfoque de racionalidad de vida diferente que está en el imaginario y la teoría de
los fundadores del socialismo y en los que defendemos la idea de que otro mundo
es posible.
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