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PROGRAMA DE LA ASIGNATURA
* “GESTION SOCIAL EN AMBITOS PUBLICOS ”
4TO AÑ0 - PLAN 2004
FUNDAMENTACIÓN:
La Política Social latinoamericana ha experimentado cambios significativos en el
último cuarto de siglo en relación con las fuertes transformaciones de los
escenarios más amplios del vínculo política – economía – sociedad. El papel del
Estado como garante de derechos sociales se transformó radicalmente a la par
que se modificó la institucionalidad a través de la cual éste interviene sobre los
problemas sociales Conjuntamente, una diversidad de formas asociativas pueblan
crecientemente el espacio social y político. Organizaciones de la Sociedad Civil,
asociaciones diversas y redes de políticas publicas, entre otras, desempeñan hoy
un papel relevante en procesos tales como la elaboración y puesta en marcha de
Políticas Sociales, en el desarrollo y solución de procesos conflictivos, en la
intervención frente a problemas que afectan la calidad de vida, la promoción de la
vida social, etc., y realzan su importancia a partir tanto de sus propias estrategias
para la defensa de los derechos sociales, culturales o colectivos, como del nuevo
lugar que se les ha asignado desde los ámbitos local o internacional en diversas
actividades de desarrollo o fortalecimiento democrático.
Estos nuevos escenarios socioeconómicos y políticos institucionales presentes en
América Latina, junto al deterioro y retroceso que en sus condiciones de vida han
sufrido importantes mayorías de la población, han puesto a la Gestión Social en la
agenda de las políticas desde mediados de la época del „90.
En el campo de la gestión pública, una revisión de la literatura especializada da
cuenta de los debates fundamentalmente generados ante los primeros resultados
de la aplicación de la denominada “Nueva Gestión Pública” que expresan también
profundas transformaciones en las reglas de juego y en los actores que
tradicionalmente caracterizaron la estructura y dinámica de la Gestión Social en
los diferentes niveles, especialmente a nivel local. Hoy, se trata de repensar las
estrategias de implementación desde las reformas estructurales orientadas al
mercado y de la expansión de programas focalizados en los mas pobres hacia las
intervenciones de carácter mas integral que materialicen una visión mas amplia e
inclusiva del desarrollo social, superando aquellas reformas que privilegiaron la
decisión inconsulta y el diseño burocrático de lo social a favor de una
implementación acorde con la complejidad de lo social , dando relevancia a
herramientas de gestión tales como la participación, la articulación intra y extra
gubernamental y la asociación del Estado con Organizaciones Sociales y del
ámbito privado, en la construcción de nuevos modelos de gestión publica de
proximidad, poniendo en cuestión los déficit para articular programas, para
gestionar la coordinación entre los niveles nacional, provincial y municipal, entre
organizaciones publico-estatales , de la sociedad civil y del ámbito privado y para
hacer mas efectivo el uso de los recursos a los efectos de generar mayores
impactos.
Los desafíos con que se enfrenta la Gestión Social también nos plantean desafíos
relativos a la formación de Trabajadores Sociales capaces de actuar en contextos
complejos. Al decir de Coraggio: “... los profesionales que operan en ese campo
se enfrentan cotidianamente a la necesidad de intervenciones que requieren
creatividad, complejidad de visión y acción, otras metodologías de vinculación con
la realidad social, otros saberes, otras formas de aprendizaje y socialización de
conocimientos” En el caso de la gestión de las políticas sociales, consideramos
que en la formación de los Trabajadores Sociales no solo deben abordarse las
cuestiones relacionadas con las concepciones que las orientan, sus contenidos y
los problemas relativos al diseño de la intervención y su evaluación, sino mirar
especialmente los procesos de implementación, pues son ellos los que conectan
los diseños de políticas con las necesidades y expectativas de las comunidades y
de los ciudadanos. Es decir, prestar atención a lo que ocurre “entre” el diseño de
los programas y la evaluación de sus resultados, ya que una adecuada ejecución
de las decisiones publicas puede abrir interesantes oportunidades para generar
resultados valiosos para los ciudadanos y fortalecer en la práctica el camino hacia
una ciudadanía activa e integral., constituyéndose así la gestión de lo social, en un
elemento clave para reconstruir la legitimidad del Estado y para fortalecer la
democracia de los países.
Coincidimos con Martínez Nogueira en que “la implementación consiste en
transitar un sendero complejo, porque ella misma es fuente de problemas
complejos”, pero también de oportunidades estratégicas para el fortalecimiento de
las capacidades estatales y de los papeles ciudadanos. Para el TS, centrar la
atención en la gestión, y por lo tanto, en la implementación, implica abordar el
análisis desde la perspectiva de los procesos desencadenados, de las relaciones
establecidas y de los impactos producidos en la sociedad (R. Martínez Nogueira:
2007)
Los nuevos escenarios, con sus retos y desafíos anteriormente mencionados,
requieren de los TS involucrados en procesos de gestión, capacidades para actuar
critica y reflexivamente en una “acción con sentido” (Chiara – Di Virgilio), con
manejo de herramientas adecuadas para ello y que aprendan a pensar los
problemas que enfrentan cotidianamente mas que a brindar un conjunto de
respuestas inteligentes. A pesar de la creciente importancia de temática de la
gestión, el instrumental conceptual y analítico movilizado en torno a la misma, no
tiene una consolidación suficientemente satisfactoria. Mientras que las
perspectivas para abordarla son múltiples y de significación variada, nos
enfrentamos con carencias significativas en la disponibilidad de herramientas
adecuadas para su implementación.
El presente Programa, intentará contribuir para que el estudiante pueda reconocer
y valorar a la Gestión Social como “sendero por construir”, lo que implica superar
obstáculos, identificar y explorar oportunidades y desplegar comportamientos
estratégicos.
La asignatura de Gestión Social en Ámbitos Públicos, en el nuevo Plan de Estudio
2004 de la carrera de Licenciatura en Trabajo Social de la UNC, se inscribe en el
núcleo intervención profesional, que refiere al “estudio, comprensión y análisis
de las lógicas de intervención profesional que se traducen en metodologías y
significaciones que las mismas adquieren en los contextos particulares de
intervención, articulando su explicación teórica y su instrumentación operativa,
introduciendo las perspectivas contemporáneas y ofreciendo un espacio de
construcción permanente de la teoría de intervención en Trabajo Social” (Plan
2004: 13).
OBJETIVOS
Este Programa se propone proporcionar a los estudiantes un marco teórico-
conceptual actualizado que aporte a la problematización de las grandes
cuestiones que configuran y definen el campo de la Gestión Social en Ámbitos
Públicos y en el Trabajo Social y presentar un conjunto de herramientas que
permitan analizar y comprender los procesos de gestión y las características de su
estructura y dinámica, particularmente las de carácter inclusivo y participativo. En
este marco, se abordaran diversos enfoques y experiencias innovadoras
estableciendo un diálogo con las mismas, con especial énfasis en el análisis de
procesos locales de gestión social: su especificidad, complejidad, tensiones y
problemas. En este sentido, no se trata de un programa que aborde cuestiones
exclusivamente técnicas, sino de una perspectiva política y ética de la
problemática de la gestión social, revalorizando el debate sobre la misma como
expresión del conflicto de intereses y de negociaciones en el que se encuentra
inmerso el TS.
Pretende, así, contribuir al aprendizaje de las oportunidades y problemas que la
gestión social plantea cotidianamente a los Trabajadores Sociales y a una mayor
comprensión de las condiciones y cursos de acción necesarios para alcanzar una
mayor efectividad de las acciones desarrolladas en diversos ámbitos públicos.
Al finalizar al mismo, se espera que los estudiantes:
1- Se familiaricen con el conjunto de categorías analíticas y conceptuales que
posibiliten una mejor comprensión desde el TS, de la gestión social en ámbitos
públicos con una perspectiva de participación ciudadana y en clave de derechos.
2.- Conozcan y analicen experiencias innovadoras de gestión social desarrollas en
el contexto latinoamericano, identificando sus obstáculos y posibilidades y la
intervención del TS en las mismas.
3.- Desarrollen competencias para operar progresivamente en contextos
complejos.
METODOLOGÍA
La cátedra esta concebida como un tiempo y un espacio de (y en) construcción de
conocimientos, de comprensión de significados y de reflexión compartida:
Espacio que debe permitir la problematización, la curiosidad, la inseguridad
frente a los que sabemos y a lo que no.
Espacio para aprender a interrogar y a interrogarse que permita encontrar
nuevas respuestas provisorias y co-construir otras posibilidades.
Espacio de investigación generando conocimiento ante la presencia de nuevas
dudas y el replanteo de otros más antiguos.
Modalidad de trabajo:
La asignatura desdobla su dictado semanal (3 horas), con momentos de teóricos
los días jueves (De 20.00 a 21,30 hs) y con momentos de actividades prácticas los
días lunes (de 18.00 a 19,30 hs.).
La propuesta pedagógica se estructura en base a diferentes momentos curriculares.
CONTENIDOS
UNIDAD 1: La Gestión Social en el ejercicio profesional – Gestion Social y
Ambito Público. La Gestión de la Política Social: aportes a su
problematización – Por una “Gestión Inclusiva” de la Política Social.
Contenidos:
Aproximaciones conceptuales a la temática de la Gestión Social. ¿Qué es
“gestionar lo social”? Agenda pública y Agenda de Gobierno. La Gestión en
contexto: el concepto de régimen de implementación. Los actores en el entramado
de la gestión social: actores en y de la gestión; cuestión, actor y situación. La
noción de “entramado” como herramienta crítica de la gestión. Capacidades de
gestión de los trabajadores sociales: acciones, actitudes, posicionamientos,
vinculaciones y negociaciones.
Innovaciones en los modelos de organización y gestión de los sectores públicos
en AL. Nuevas formas de gestionar lo social: gestión asociada, gestión de redes
institucionales y sociales. Los caminos hacia una gestión "inclusiva" en el ámbito
público.
Bibliografía:
- CHIARA, Magdalena y DI VIRGILIO, María Mercedes: “Conceptualizando la
Gestión Social”. En Chiara, M. y Di Virgilio, Ma. Mercedes (organiz.): “Gestión de
la Política Social. Conceptos y herramientas”. Prometeo Libros. UNGS - Bs. As,
abril de 2009.
- ILARI, Sergio: La reformulación estratégica de los programas sociales. Del “Plan
Vida” al “Plan Más Vida”. Provincia de Buenos Aires, Argentina. (Resumen de
Cortázar Velarde). INDES-BID, Washington, D.C, 2005.
- ISAIA, Marta: "Aproximaciones conceptuales a la Gestión Social en Ámbitos
Públicos" - Ficha de Cátedra - ETS - UNC, febrero de 2014.
- ISAIA, Marta: La definición de los Problemas Públicos y la formación de la
Agenda Gubernamental. Ficha de Cátedra - ETS - UNC, marzo de 2014.
- MARTINEZ NOGUEIRA, R: “La gestión pública: del diálogo crítico a la
evaluación de la diversidad” Ed. Homo Sapiens. Bs. As., 2000
- MASSA, Laura: Implicancias de la Gestión en el ejercicio profesional del
Trabajador Social respecto a la definición de Necesidades y sus formas de
resolución: notas preliminares. Ponencia presentada en el XX Seminario
Latinoamericano de Escuelas de Trabajo Social, organizado por ETS, ALAETS,
CELATS, Córdoba, 2012.
- CONTRERAS SEPÚLVEDA, Juan: El escenario de la gestión social y las
alternativas del Trabajo Social. Costa Rica - Descargado el 26/03/14 On Line:
www.ts.ucr.ac.cr/binarios/congresos/reg/slets/slets-015-015.pdf
- TORCIGLIANI, I; ISAIA, M; CHACARELLI, Ma. E. y GODAGNONE, Ma. J:
“Relación Estado y Organizaciones de la Sociedad Civil en contextos de pobreza y
desigualdad: Cambios y Aprendizajes en la aplicación de Programas Sociales en
la Ciudad de Córdoba”. Publicado en el marco del IV Congreso Nacional de
Políticas Sociales, organizado por la AAPS, en Santa Fe, Noviembre de 2008.
Bibliografía:
- ISAIA, Marta y CHACARELLI, María Eugenia: “La gestión de las políticas y
programas sociales con enfoque de derechos en un contexto de cambios de la
institucionalidad social. Desafíos para los trabajadores sociales”. Ponencia
presentada en V Encuentro Internacional de Trabajo Social y Rehabilitación
Sociocupacional “Avances, fortalezas y retos profesionales por un mundo mejor”-
La Habana, Cuba., 16-21 de Mayo de 2016.
- REPETTO, Fabián: “El marco institucional de las Políticas Sociales: posibilidades
y restricciones para la gestión social”. En Chiara, M y Di Virgilio, Ma. Mercedes
(organiz): “Gestión de la Política Social. Conceptos y herramientas”. Prometeo
Libros. UNGS. - Bs. As, abril de 2009.
- REPETTO, Fabián: “Retos para la coordinación de la Política Social: los casos
de la descentralización y la intersectorialidad”. En Chiara, M y Di Virgilio, Ma.
Mercedes (organiz.): “Gestión de la Política Social. Conceptos y herramientas”.
Prometeo Libros. UNGS - Bs. As, abril de 2009.
UNIDAD 3: La Participación Ciudadana y la articulación de actores como una
Estrategia de la Gestión Social - Construcción de Capital Social a través de
la Gestión.
Contenidos:
La participación en la gestión: concepto, alcance y límites. Disputas de sentido y
desafíos del consenso. La institucionalidad de la participación .Gestión desde la
”proximidad”.
La gestión social desde el enfoque de capital social. Tipos: de unión, de puente y
de escalera. Matriz para el análisis de programas sociales desde la perspectiva del
capital social. Análisis del capital social y del conflicto en el nivel local.
Herramientas para gestionar Programas Sociales con enfoque de capital social
Bibliografía
- ARRIAGADA, Irma: “Gestión de las Políticas Sociales desde el enfoque del
capital social”. En Chiara,M y Di Virgilio, Ma. Mercedes (organiz.) : “Gestión de la
Política Social. Conceptos y herramientas”. Prometeo Libros. UNGS - Buenos
Aires, abril de 2009.
- CATENAZZI, Andrea y CHIARA, Magdalena: “La participación en la gestión:
Alcances y límites en su institucionalización”. En Chiara, M y Di
Virgilio,Ma.Mercedes (organiz.) : “Gestión de la Política Social. Conceptos y
herramientas”. Prometeo Libros. UNGS - Buenos Aires, abril de 2009.
Contenidos:
La Responsabilidad Social: concepto. La Responsabilidad Social como
instrumento de Política Pública y estrategia de desarrollo multi-actoral y
participativa. Articulación pública-privada: Estado - Empresas y Sociedad Civil: el
"triángulo virtuoso " de la RS? Responsabilidad Social Empresaria: protagonismo
social empresarial. Tensiones y contradicciones. Organizaciones comprometidas
con la Responsabilidad Social: Universidades, sindicatos, etc. Diversas
experiencias.
Bibliografía:
- IARSE : Responsabilidad Social empresaria e Inclusión Económica y Social -
Guía de Primeros Pasos - Instituto de Responsabilidad Social Empresaria
(IARSE) -Agencia Española de Cooperación Internacional - Centro de
Comunicación, investigación y Documentación Europa-AL (CIDEAL) - Cba -
Argentina- 2008. –Cap.1 y 2
- ISAIA, Marta y CHACARELLI, María Eugenia (2017). Organizaciones y
Responsabilidad Social. Aportes para profundizar el debate. Ficha de Cátedra.
- Ley Provincial Nro. 9991 “Creación del „Sistema Provincial de Promoción en Red
de la Solidaridad Social‟ denominado „Ayudar‟. Córdoba, 2011
- MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL DE LA NACIÓN. Responsabilidad
Social. Un compromiso de todos. Buenos Aires, 2011.
- PAOLI, María Cecilia: Empresas y Responsabilidad Social. En Democratizar la
Democracia. Los caminos de la democracia Participativa - Boaventura de Sousa
Santos (coord.) Fondo de Cultura Económica - México – 2004
- RED ARGENTINA DEL PACTO MUNDIAL: Un nuevo organismo público se
compromete con los Principios del Pacto Mundial. 29 de julio de 2015. Descargado
el 30/07/15 On Line: http://pactoglobal.org.ar/novedades/un-nuevo-organismo-
publico-se-compromete-con-los-principios-del-pacto-
mundial/?mkt_hm=15&utm_source=email_marketing&utm_admin=58851&utm_me
dium=email&utm_campaign=Red_Pacto_
- RODRIGUEZ ORTEGA, Julio Armando: La Responsabilidad Social, nuevo
paradigma para las empresas y los sindicatos. Umbral Científico núm. 15,Junio
2009, pp 103-110 fundación Universitaria Manuela Beltran, Colombia. [Bajar On
Line: http://redalyc.uaemex.mx/src/inicio/artPdfRed.jsp?iCve=30415144012]
- VALLAEYS, Francois: “Responsabilidad Social Universitaria”: Una nueva filosofía
de gestión ética e inteligente para las Universidades. En Revista Educación
Superior y Sociedad/Nueva Época: El movimiento de responsabilidad social de la
universidad: una comprensión novedosa de la misión universitaria. Año 13,
Número 2, UNESCO. Septiembre 2008.
- BIBLIOGRAFÍA A DETERMINAR.
Andrea Catenazzi
Es licenciada en Arquitectura por la UBA y especialista en planificación y gestión de
políticas sociales. Es profesora asociada del área de Urbanismo del Instituto del
Conurbano (ICO) de la UNGS y fue directora de dicho Instituto entre 2008 y 2010. Es
profesora de grado y posgrado en planificación urbana y política habitacional en varias
universidades nacionales: UNGS, UNTREF, UNMDELP, UNLP y UBA. Ha coordinado
equipos técnicos municipales para la formulación de planes urbanos y fue consejera
del Consejo de Planificación Urbana del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. Ha
dirigido equipos de investigación interdisciplinarios en la UBA y en la UNGS, con
especial énfasis en el análisis de los impactos territoriales de las políticas públicas, y
ha participado como consultora externa en diferentes ámbitos académicos
internacionales en el área de formación e investigación urbana (UNESCO, PNUD,
BID, EPFL). Es autora de varios artículos en libros y revistas especializadas sobre
temas urbanos, en particular con relación a la gestión de redes de agua.
Magdalena Chiara
Antropóloga Argentina, con estudios de posgrado en sociología económica y
desarrollo regional y urbano (CEPAL, INAP/España). Desde mediados de la década
del 80 viene trabajando en planificación y gestión de la política social en distintos
campos para organismos gubernamentales (locales, provinciales y nacionales) y para
organismos internacionales (OIT, INICEF, PNUD). Desde 1995 es investigadora y
profesora adjunta regular del Instituto del Conurbano de la UNGS. Entre 2002 y 2006
se ha desempeñado como Directora del Instituto del Conurbano de la UNGS. Ha
publicado en co-autoría Condiciones de vida y control de embarazo (2007) y
Municipios y Gestión Social. De los escritorios de Banco Mundial a las calles del Gran
Buenos Aires (2005). Asimismo publicó artículos en revistas y capítulos de libros
referidos a las políticas sociales urbanas.
IARSE
El Instituto Argentino de Responsabilidad Social Empresaria se crea a mediados del
año 2002 con la misión de "promover y difundir el concepto y la práctica de la RSE
para impulsar el desarrollo sustentable de Argentina, trabajando junto a las empresas
a través de redes de información, intercambio de experiencias y colaboración mutua"
El IARSE pretende fortalecer el compromiso de las empresas privadas con los
esfuerzos provenientes de la llamada economía social, y por ende el desarrollo
sustentable de las comunidades en las que están insertas.
Promueve, además, la colaboración mutua entre las compañías que han decidido
hacer de su conducta responsable un valor a partir del cual contribuir a la construcción
de una sociedad mas justa y responsable.
El IARSE produce información, conocimiento, divulga buenas prácticas, trabaja en red
y establece alianzas con otras organizaciones comprometidas con la promoción de la
RSE en Argentina y en la región, para facilitar el compromiso gradual y creciente del
mundo de los negocios con una gestión ética y socialmente responsable.
Director Ejecutivo: Alejandro Roca
Director de Investigación+ Desarrollo: TS Luis Ulla
Directora Editorial: Jimena Mercado
Directora de Relaciones Institucionales: Laura Massdari
Colaboradora Externa Experta en Reportes y Fundadora IARSE. TS Alicia Rolando
BIBLIOGRAFÍA COMPLEMENTARIA:
Unidad 1
- ADELANTADO, José: "Por una Gestión "Inclusiva" de la Política Social" en
Chiara, M. y Di Virgilio, Ma. Mercedes (organiz.): “Gestión de la Política Social.
Conceptos y herramientas”. Prometeo Libros. UNGS - Buenos Aires, abril de 2009.
- AGUILAR VILLANUEVA, Luis (Compilador): La implementación de las políticas
públicas. Estudio Introductorio. Material de uso con fines exclusivamente didactico.
México, 1993
- AGUILAR VILLANUEVA, Luis: Problemas Públicos y Agenda de Gobierno.
Miguel Angel Porrua Grupo Editorial. México, 1993
- CHIARA, Magdalena. Políticas e instituciones en salud: el desafío de construir
nuevos escenarios. Revista Debate Público. Reflexión de Trabajo Social. Artículos
Centrales. Año 3 - Nro. 6. Año 2013.
- COHEN, Ernesto y FRANCO, Rolando: “Gestión Social. Cómo lograr eficiencia e
impacto en las Políticas Sociales”. CEPAL – Siglo XXI. Año 2005.
- CORTAZAR VELARDE. Juan Carlos: La implementación de los programas
sociales como proceso estratégico y gerencial. Rev. del CLAD “Reforma y
Democracia”. Nro. 33. Caracas Venezuela, octubre de 2005.
- CUNILL GRAU, Nuria: Que ha pasado con lo público en los últimos 30 años.
Balances y Perspectivas. Revista del CLAD Reforma y Democracia Nro. 52
(Febrero 2012) Caracas.
- DIRECCIÓN REGIONAL del PNUD para América Latina y el Caribe y Agencia
Española de Cooperación y Desarrollo (AECID)- Fondo España-PNUD:
Experiencias Sociales Ejemplares. Renovando la Gestión Social en América
Latina. 2010. [Bajar On Line en:
http://www.fondoespanapnud.org/2010/02/publicacion-experiencias-sociales-
ejemplaresrenovando-la-gestion-social-en-america-latina/
- FANTOVA, Fernando: “Perspectivas en gestión de servicios sociales. Artículo
preparado para revista Zerbitzuan (www.siis.net), 2003.
- FANTOVA, Fernando: “Sistemas Públicos de servicios sociales. Nuevos
Derechos, nuevas respuestas”. Cuadernos de Derechos Humanos Número 49
Instituto de Derechos Humanos Pedro Arrupe Universidad de Deusto, 2008.
- FLORES, Ma. Elena (coord.) y AYLLÓN, Silvia; PESCE, Eugenia y BATALLES
Victoria: "Evaluación y Análisis integral de un Programa Testigo - Programa de
Atención Integral a la Niñez y la Familia (PROPERANF)". Observatorio de Políticas
Sociales. Córdoba.
- MARTINEZ NOGUEIRA, Roberto: Los Proyectos Sociales: de la Certeza
Omnipotente al Comportamiento Estratégico - CEPAL - Serie Políticas Social -
Chile, 1998.
- MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL DE LA NACIÓN. La Bisagra. Primera
parte, Cap. 4 y 5 Justicia recuperando derechos. Segunda Parte, Cap. 6
Herramientas. Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Septiembre de 2007.
[Bajar On Line en: http://www.desarrollosocial.gob.ar/Uploads/i1/biblioteca/3.pdf]
- PIGNATTA, María Angélica: La vinculación entre política social, género y
democracia. Dossier Diálogo sobre el enfoque de género. Revista Cátedra
Paralela N° 10. Escuela de Trabajo Social de la UNR, 2013
- ROVERE, M. y TAMARGO, Ma del C.: “Redes y coaliciones o cómo ampliar el
espacio de lo posible” – Colección GS = Universidad de San Andrés – Bs.As. 2005
Unidad 2
- CHIARA, Magdalena: “Gestión Social Local: balance de la última década y tareas
pendientes” - Revista Confluencias - Colegio de Profesionales en Servicio Social
de Córdoba - Año 12 – Nro. 49 – Septiembre de 2004.
- CHIARA, Magdalena y DI VIRGILIO, María Mercedes: “Enseñando un ´saber´
para un ´hacer´ reflexivo o ¿cómo desarrollar competencias profesionales
complejas para la Gestión Local de las Políticas Sociales?”. Biblioteca Virtual TOP
– www.top.org.ar , 2005
- DIRECCIÓN REGIONAL del PNUD para América Latina y el Caribe y Agencia
Española de Cooperación y Desarrollo (AECID)- Fondo España-PNUD:
Experiencias Sociales Ejemplares. Renovando la Gestión Social en América
Latina. 2010. [Bajar On Line en:
http://www.fondoespanapnud.org/2010/02/publicacion-experiencias-sociales-
ejemplaresrenovando-la-gestion-social-en-america-latina/ ]
- GARMA, María Eugenia y CASTRO ROJAS, H. Ignacio: La gestión de la política
de asistencia y promoción social en Rosario (2003-2011). Revista Cátedra
Paralela N° 10. Escuela de Trabajo Social de la UNR, 2013.
- LOPEZ, Silvana y TECCO, Claudio. El papel de las Instituciones Formales e
Informales en la Gobernabilidad Local. Ponencia presentada en el Segundo
Congreso Argentino de Administración Pública. Sociedad, Gobierno y
Administración. Córdoba, noviembre de 2003.
- MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL DE LA NACIÓN. Nueva
institucionalidad para un país más justo e inclusivo. Secretaría Nacional de Niñez,
Adolescencia y Familia. 2012. [Bajar On Line en:
http://www.desarrollosocial.gob.ar/Uploads/i1/biblioteca/55.pdf ].
- MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL DE LA NACIÓN. Sistematización del
Proyecto “Familia y Nutrición”. Experiencias de Apoyo a la Crianza en espacios
comunitarios. Marzo de 2008. [Bajar On Line en:
http://www.desarrollosocial.gob.ar/Uploads/i1/biblioteca/68.pdf ].
- REPETTO, Fabian. Argentina: aspectos político-institucionales que dificultan la
construcción de una autoridad social. CEPAL – Colección Documentos de
proyectos.
- REVISTA OBSERVATORIO SOCIAL. Redes de protección social. Publicación
trimestral de la Asociación Civil Observatorio Social Número 35. Buenos Aires,
Agosto de 2012.
- SECRETARIA DE NIÑEZ, ADOLESCENCIA Y FAMILIA: Los sistemas de
atención en la perspectiva de derechos de niñas, niños y adolescentes. Gobierno
de la Provincia de Córdoba, 2008.
- TECCO, Claudio y BRESSAN, Juan: “La descentralización como Estrategia para
la Reforma del Estado” – Revista Administración Pública y Sociedad – IIFAP -
UNC– N° 8 – Córdoba, junio de 1993.
Unidad 3
- CAMOU, A. y DI VIRGILIO, María M.: Participación ciudadana, Gestión Social y
Gobernabilidad: las especificidades del Nivel Local en el conourbano Bonaerense
(Argentina). Capítulo del libro Dilemas de la descentralización y de la participación
en América Latina, coordinado por el Dr. Martín Tanaka (Lima, Perú, Instituto de
Estudios Peruanos, en prensa). Año 2006.
- MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL DE LA NACIÓN. La Bisagra. Primera
parte, Cap. 4 y 5 Justicia recuperando derechos. Segunda Parte, Cap. 6
Herramientas. Ministerio de Desarrollo Social de la Nación. Septiembre de 2007.
[Bajar On Line en: http://www.desarrollosocial.gob.ar/Uploads/i1/biblioteca/3.pdf]
- ORTIZ SANDOVAL, Luis: La instancia pública de la gestión. Algunas
consideraciones sobre la participación ciudadana en el Estado. Revista del CLAD
Reforma y Democracia. Nro. 54 (Octubre 2012). Caracas.
Unidad 4
- MINISTERIO DE DESARROLLO SOCIAL DE LA NACIÓN: Políticas Sociales en
Acción - La Bisagra - Memoria - Verdad - Justicia - Organización Social. Cap. 6:
La Aplicación de la PS - Herramientas - Pag. 183 a 187 - Publicación del
Ministerio de Desarrollo Social de la Nación - Año 2007 [Bajar On Line en:
http://www.desarrollosocial.gob.ar/Uploads/i1/biblioteca/3.pdf]
- REVISTA EDUCACIÓN SUPERIOR Y SOCIEDAD/NUEVA ÉPOCA: El
movimiento de responsabilidad social de la universidad: una comprensión
novedosa de la misión universitaria. Año 13, Número 2, UNESCO. Septiembre
2008.
- REVISTA OBSERVATORIO SOCIAL. Partenariados público-privados en la
gestión de políticas sociales. Publicación trimestral de la Asociación Civil
Observatorio Social Número 26. Buenos Aires, Abril de 2010.
Páginas Web:
www.iarse.org
www.desarrollosocial.gob.ar
http://observatoriosocial.com.ar/dev/pub_revista.html
www.redalyc.org
www.cba.gov.ar
NOTA: La bibliografía recomendada puede sufrir variaciones durante el transcurso
del período lectivo, así como también podrán incluirse nuevos trabajos que se
considere contribuyan a una mejor comprensión de la asignatura y a la articulación
con otras asignaturas del nivel.
MODALIDAD DE EVALUACIÓN
Condiciones para estudiantes basadas en el Régimen de Enseñanza vigente
para el Plan 2004:
PROMOCIONALES Aprobar 1 Trabajo Práctico con 7 puntos como mínimo,
sin opción a un recuperatorio. Aprobar 1 parcial con 7 puntos como mínimo
sin opción a un recuperatorio. La PROMOCIÓN DIRECTA se alcanzará
conforme Nuevo Régimen de Enseñanza (Resolución HCACETS N°
192/2013)
REGULARES Aprobar 1 Trabajo Práctico con 4 puntos como mínimo, con
opción a un recuperatorio. Aprobar 1 parcial con 4 puntos como mínimo con
opción a un recuperatorio.
LIBRES Quienes no cumplan con los requisitos antes mencionados o
abandonen el cursado de la asignatura serán considerados alumnos libres.
La cátedra considera que la evaluación cumple una función formativa y a la vez
normativa. Valorará la presentación que los estudiantes realicen de sus
conocimientos, de la capacidad de transferencia, su iniciativa y la creatividad, sus
capacidades para argumentar, comparar, establecer distinciones y, en general,
para la expresión oral y escrita.
Trabajos Prácticos: Se consideran como un tiempo y espacio de reflexión e
indagación. Los mismos deberán contener conclusiones planteadas como apertura
a nuevas reflexiones, establecer relaciones con otros contenidos (otras miradas,
asignaturas o experiencias prácticas) y siempre se deberá explicitar la bibliografía
utilizada (tanto la proporcionada desde la cátedra como la que los estudiantes
incorporen). Se realizaran 2 trabajos prácticos:
1.- Individual/grupal, áulico, oral y/o escrito con desarrollo de contenidos
correspondientes a la Unidad I.
2.- Con carácter recuperatorio versará sobre temas de la Unidad I y/o II con
modalidad a determinar.
Parciales: Los estudiantes deberán aprobar un parcial áulico, individual y escrito.
Se implementará un segundo parcial de carácter Recuperatorio, también áulico,
individual y escrito.
UNIDAD I
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UNIDAD II
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V Encuentro Internacional de Trabajo Social y Rehabilitación
Sociocupacional “Avances, fortalezas y retos profesionales por un mundo
mejor”
La Habana, Cuba. Mayo, 16-21 de 2016
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Introducción
“Nuestro tiempo es un tiempo paradójico. Es, por un lado, un tiempo de grandes
avances y de transformaciones dramáticas, dramáticamente designadas por la
revolución de la información y de la comunicación, la revolución electrónica, la
revolución de la genética y de la biotecnología. Pero es, por otro lado, un tiempo
de inquietantes regresiones, del retorno de males sociales que parecían
superados o en vías de serlo: el regreso de la esclavitud y del trabajo servil; de la
alta vulnerabilidad a enfermedades antiguas que parecían erradicadas, por lo
menos las pandemias como el VIH/Sida; de las repugnantes desigualdades
sociales que dieron nombre a la cuestión social a fines del Siglo XIX; en fin, el
regreso del espectro de la guerra, tal vez ahora más mundial que nunca y con una
temperatura ( ¿caliente? ¿fría?) , por ahora todavía indefinible.” (Boaventura de
Souza Santos, 2004: 25)
Tiempos en que la Política Social latinoamericana ha experimentado cambios
significativos en relación con las fuertes transformaciones de los escenarios más
amplios del vínculo política - economía - sociedad. El papel del Estado como
garante de los derechos humanos se transformó radicalmente a la par que se
modificó la institucionalidad a través de la cual interviene sobre los problemas
sociales.
Las nuevas institucionalidades políticas y sociales emergen como portadoras de
nuevos proyectos centrados en la búsqueda de mayores niveles de equidad y de
inclusión social y en los que lo político, lo público y el Estado aparecen
revalorizados. Se caracterizan por la incorporación de nuevos actores y de
nuevas temáticas a las Políticas Sociales las que ya no están inspiradas por
enfoques compensadores sino por el paradigma de los Derechos Humanos.
Con sus orientaciones más incluyentes y ciudadanizadoras, estas nuevas
institucionalidades conllevan cambios en las relaciones Estado-Sociedad, en el
diseño de la organización administrativa del Estado y en las concepciones,
modelos de actuación y prácticas desplegadas para la promoción y protección de
los Derechos Humanos por parte de múltiples actores que pueblan crecientemente
el espacio social y político.
Laura Pautassi se refiere al Enfoque de Derechos como el “… amplio conjunto de
principios, reglas y estándares que integran los derechos humanos fundamentales,
y que son pasibles de ser aplicados para fijar pautas y criterios para el diseño e
implementación de estrategias de desarrollo sustentable, y con mayor interés aún,
en materia de políticas sociales.” (Pautassi, 2010:2)
Si consideramos que las normas y valores moldean las políticas y las
instituciones, el enfoque de Derechos Humanos se constituye, entonces, en un
marco normativo explícito para la actuación profesional. Con sus respuestas
incluyentes a los nuevos y viejos temas de la cuestión social afecta la priorización
de problemas sociales, a la vez que el qué, el cómo y el para qué de las Políticas
Sociales. De esta manera, el “enfoque de derechos” se presenta como un desafío
a las formas tradicionales de gestionar lo público, ancladas en diseños
burocráticos sostenidos en la administración de las personas más que de las
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cosas y en la pasividad inconsulta de los “beneficiarios” de las políticas.
Postulando una implementación de las políticas más acorde con la complejidad
de lo social, en que se privilegie la participación como herramienta central de la
gestión, conjuntamente con la articulación intra y extra-gubernamental, la
asociación del Estado con organizaciones de la Sociedad Civil y del ámbito
privado, entre otras. Es decir, propugnan profundas transformaciones en las reglas
(los Derechos Humanos pasan a ser derechos exigibles) y en los actores que
tradicionalmente caracterizaron la estructura y dinámica de la gestión de las
políticas en los diferentes niveles de gobierno, especialmente a nivel local.
Finalmente, porque, al decir de José Adelantado, se propone una “gestión
inclusiva” de lo social, “esto es, una visión de los ciudadanos no como meros
beneficiarios, sino como partícipes en la definición, implementación y evaluación
de su bienestar” (Adelantado, José, 2009:15)
Para los trabajadores sociales, esta nuevas institucionalidades implican que se
aboquen no sólo en fortalecer su comprensión de las concepciones sobre
Derechos Humanos que orientan las Políticas Sociales, posibilitadoras de la
construcción de una nueva ciudadanía, sus contenidos y las cuestiones relativas al
diseño de la intervención y su evaluación, sino mirar especialmente los procesos
de implementación de las mismas, pues son ellos los que conectan los diseños de
las políticas con las necesidades y expectativas de los ciudadanos. Es decir,
centrar la atención a lo que ocurre “entre” el diseño de los programas y la
evaluación de sus resultados, ya que una adecuada implementación, además de
posibilitar el acceso a bienes, servicios, etc., crea oportunidades y fortalece las
capacidades de los sujetos en términos de ejercicio de derechos en el camino
hacia una ciudadanía activa e integral.
Coincidimos con Martínez Nogueira en que “la implementación consiste en
transitar un sendero complejo, porque ella misma es fuente de problemas
complejos”, pero también de oportunidades estratégicas para el diseño y/o
reforzamiento de instituciones que sean “consistentes con la garantía de derechos
y que doten de viabilidad a su real ejercicio” (Martínez Nogueira, 2007:63)
El objetivo de este trabajo es contribuir a enriquecer el debate acerca de los
problemas de la gestión de Programas y Políticas Sociales con “enfoque de
derechos”, destacando el valor del proceso de gestión en el marco de las nuevas
institucionalidades, y los desafíos que entrañan a la intervención profesional.
En la primera parte se efectúa una aproximación a la perspectiva de los Derechos
Humanos y su incorporación en el diseño e implementación de las políticas
sociales. En una segunda parte se examina el concepto de Institucionalidad e
Instituciones, desde la perspectiva neoinsntitucionalista, incorporando algunas
críticas y señalando la importancia de las instituciones para la gestión de las
políticas sociales con enfoque de derechos. Se desarrolla el concepto de
Institucionalidad Social que enmarca las Políticas Sociales y su gestión. En la
tercera parte se explora la gestión como instrumento para la ejecución de las
Políticas Sociales, enfatizando su dimensión política y los desafíos que entraña en
tanto su potencialidad para construir nuevas significaciones y sentidos
relacionados a la promoción de los derechos humanos. Seguidamente se señalan
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formulación está destinada a todos los hombres y mujeres que conforman la
especie humana; b) “irrenunciabilidad” : nadie puede -por sí mismo o por otros-
renunciar al ejercicio y goce de sus derechos, ya que va en contra de la naturaleza
humana planteada explícitamente en las diversas convenciones internacionales; c)
“imprescriptibilidad”: los derechos humanos no tienen un plazo temporal de
vigencia y/o caducidad, es decir que son una condición permanente del ser
humano, y no pueden ser acotadas a un tiempo y/o espacio definido; d)
“instransferibles”: el titular de derechos no puede transferir su individualidad en
derechos a nadie. (Alarcón Muñoz, 2013:36-37; Cunill Grau, op cit:3).
Dos características adicionales a las mencionadas son: el “concepto de
progresividad”, que alude a que estos se encuentran en constante evolución, y
que, además, los Estados deben trabajar en forma permanente y secuencial en su
cumplimiento. Este concepto alude implícitamente a la no “regresividad”, es decir,
que el Estado no debe adoptar medidas que vayan en direcciones contrarias a un
avance del ejercicio y goce efectivo de ellos; y el “concepto de interdependencia
e indivisibilidad”: alude a que no existen derechos más importantes que otros.
(Alarcón Muñoz, 2013:37-38).
Además de las características ya nombradas, la literatura especializada coincide
en reconocer que los principios sobre los que se fundan las Políticas Públicas con
“enfoque de derecho” incluyen, además, la exigibilidad, la participación social y
la integralidad. La “exigibilidad” se fundamenta en que, para asegurar el ejercicio
de un derecho no basta con instituirlo y proveerlos respectivos servicios, sino que
es necesario que existan reales obligaciones sobre los responsables de su
concreción ante la ciudadanía. “Participación” vinculada a la exigibilidad de los
derechos, pero también como un derecho en sí mismo. El “enfoque de derechos”
requiere participación activa e informada de los ciudadanos en la formulación,
implementación y monitoreo de las estrategias de reducción de la pobreza
(Naciones Unidas, 2002). Por último, la “integralidad”, entendida como la
interdependencia de los derechos, habida cuenta que el disfrute de algunos
derechos puede ser dependiente o contribuir al disfrute de otros (Cunill Grau,
2010: 3-4)
Y destaca CunillGrau: “Todos estos principios se plasman en la ciudadanía. Es
más, lo que cabe destacar es que ellos crean, al menos nominalmente, un
nuevocampo de poder social”.
¿Qué implicancias tendría, entonces esta perspectiva de derechos en las Políticas
Sociales? Retomando la perspectiva de diversos autores puede destacarse que
“…En líneas generales… implica poner en marcha un nuevo mecanismo de
intervención estatal que contempla tres dimensiones. En primer lugar, una
dimensión ética, pues se rige por principios plasmados en los derechos humanos
que deben ostentar un carácter vinculante. En segundo lugar, una
dimensiónprocesal, es decir mecanismos instituidos que faciliten el diálogo entre
actores sociales y políticos y que permitan traducir los acuerdos logrados en
instrumentos normativos y dichos instrumentos en políticas, y finalmente una
dimensión decontenidos relativos a la protección social, que oriente acciones
concretas en los campos donde la población se sienta más desprotegida, como la
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comprensión del tema. Al respecto, Fabián Repetto plantea que: “Los modos en
que se agregan o desagregan intereses, se procesan los conflictos, se negocian
intercambios de recursos y percepciones del mundo están constreñidos por un
tejido de mecanismos históricamente conformados que se denominará aquí
‘marco institucional’” (Repetto, 2009: 143)1
Si bien sobre las instituciones existen diferentes concepciones, retomamos el
concepto de Douglas North, que desde el neoinstitucionalismo2, expresa que las
mismas son: “las reglas del juego o las constricciones convencionalmente
construidas para enmarcar la interacción humana en una sociedad determinada.
(Instituto Internacional de Gobernabilidad, 1998:12). Las reglas de juego se
plasman en reglas formales, en las que se establece un modo de entender las
cuestiones socialmente problematizadas, los actores involucrados y sus
relaciones, las modalidades de abordaje, etc. No obstante lo anterior, debe
reconocerse también la existencia de reglas informales, como un modo de hacer
tradicional, no escrito, acuerdos informales (por ejemplo modalidades clientelares
de distribución y acceso de recursos estatales a los que hicimos referencia
anteriormente).
Desde esta perspectiva, las reglas de juego formales e informales constituyen un
límite al accionar humano, determinan qué se puede y qué no se puede hacer,
cuál es el margen de posibilidades y de restricciones, qué temas entran o no en
las agendas pública y de gobierno, qué intereses están en juego, quiénes son los
que pueden y tienen suficiente poder para participar del juego, cómo se procesan
los conflictos. La interacción entre los individuos y/o grupos interesados en una
temática pública determinada, por ejemplo la inclusión social, el enfoque de
derechos, la ciudadanía, se da dentro de un marco de reglas de juego, razón por
la cual el papel de las instituciones es central. (Repetto, 2009).
Con una mirada crítica al neoinstitucionalismo, Acuña y Chudnovsky entienden a
las instituciones como el “conjunto de reglas que apuntan a resolver problemas de
coordinación y conflictos distributivos en una sociedad. Las instituciones
distribuyen poder y recursos y son, a su vez, producto de la lucha entre actores
desiguales (lo cual es consecuencia de previas distribuciones de poder y
“El marco institucional es entendido como la estructura de la interacción humana… El proceso de reproducción
social, en tenso equilibrio entre la paz y la violencia, ha ido generando dos tipos de reglas para normar el comportamiento:
por un lado, las que establecen constreñimientos de carácter informal, prácticas sociales provenientes de una información
socialmente transmitida y que forman parte de la herencia que llamamos cultura: por el otro aquellas normas formales
jerárquicamente ordenadas que constituyen el mundo del derecho” (Romero, 1998: 42-43).
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institucionalidad social representa un entramado de incentivos que estructura sus
límites y oportunidades de negociación y acción, lo cual, sin embargo, no clausura
las posibilidades para que se avance en transformaciones más o menos amplias
de dicha institucionalidad”. (Repetto, 2014:22)
La Institucionalidad Social, además de referir a las reglas formales plasmadas en
leyes basadas en nuevos paradigmas con enfoque de derechos, por ejemplo las
Leyes de Protección a la Infancia y Adolescencia, la igualdad de género, etc.,
contemplan específicamente el diseño de las normas generales de
funcionamiento, procedimientos, protocolos de abordaje, etc.. lo que tiene efectos
directos sobre la gestión.
Debido a la multidimensionalidad de los problemas sociales, esta Institucionalidad
Social también remite a otras reglas y otros jugadores, tales como el mercado y la
sociedad civil organizada, además del sistema de reglas (por lo general formales)
relacionado con los organismos del Estado con responsabilidad en materia de
política social, propiciando coordinaciones intersectoriales e interjurisdiccionales,
que constituyen efectos transversales sobre la gestión (Repetto,2010)
A pesar de la importancia de estas nuevas institucionalidades constituyentes de
las Políticas Sociales con “enfoque de derechos” como prioridad ineludible y
estratégica, la posibilidad de su viabilidad requiere de procesos políticos cuyo
horizonte trasciende una reforma legal o una política sectorial, ya que no podemos
obviar que los Derechos Humanos, si bien se fundan en principios morales y
éticos, están subsumidos como cualquier otro ámbito de la vida social a la
dinámica de la política. “Todas las leyes que construyen ciudadanía y son de alta
calidad democrática, demandan transformaciones políticas, culturales, de
mentalidades y subjetividades, conjuntamente con un modelo de país inclusivo,
con políticas económicas redistributivas y en un marco de fortalecimiento
democrático institucional”. (Arbuatti, 2012)
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Para la construcción de una ciudadanía activa que subyace en las políticas con
“enfoque de derechos”, son necesarios cambios no sólo en los diseños
institucionales, sino también, transformaciones en las reglas formales, en las
relaciones de poder y de intereses, en los incentivos sociales, en las
oportunidades y capacidad de los actores.
Con respecto a la gestión, si bien, en sentido amplio se la entiende como un
proceso que contiene planificación, diseño, implementación, ejecución, evaluación
y monitoreo, a los fines de este trabajo nos referiremos específicamente a los
procesos de implementación y ejecución de las Políticas Sociales.
En estos escenarios enmarcados por los Derechos Humanos, la gestión de la
Política Social adquiere una nueva dimensión y nos convoca a los trabajadores
sociales a encarar sus desafíos. Sin embargo, a pesar de que la gestión es crucial
para el resultado de las políticas, consideramos que es necesario enriquecer y
profundizar el debate de esta temática en el campo disciplinar que aborde la
complejidad de los procesos de gestión.
Esta complejidad de la gestión deviene del carácter inacabado de la política en el
momento de su puesta en práctica, ya que en condiciones de gran incertidumbre
participan de la misma, en interacción estratégica, diversos grupos de poder
variable, lo que deriva en tensiones en el campo de la intervención, y por ello la
política formulada pocas veces es la que va a ser implementada.
Dada esa incertidumbre y esas relaciones de poder, pareciera ser que el momento
crítico se centra en los procesos de diseño, planificación y evaluación de las
políticas, como momento central y único de toma decisiones en relación a los
objetivos y orientación de las políticas y programas. Cortázar Velarde (2007)
califica de “concepción mecanicista”, el creer que lo decidido en la fase de
formulación de objetivos es o debe ser exactamente lo que va a resultar
implementado, en una suerte de ejecución mecánica centrada en la relación
medios-fines. A partir de esta concepción, quien gestiona sólo debe administrar
eficientemente los recursos para lograr los resultados planeados, enfatizando la
dimensión técnica de la gestión, operando una falsa dicotomía entre
administración y política.
El concebir a la gestión como mero instrumento para la ejecución de políticas
estatales, opera como una despolitización expresa de la misma y de los sujetos
que en ella se involucran. Al contrario, las Políticas y Programas Sociales
constituyen arenas de tensión y de conflicto, cuya gestión implica “la inserción
radical en estos conflictos, con capacidades para la gestión, pero también para el
juego político” (Martínez Nogueira, 2007: 68).
Respecto a esta cuestión, Marilee Grindle subraya que “la imagen idílicamente
administrativa no tiene en cuenta las continuas luchas por el poder que se
presenta alrededor de los programas sociales. La asignación de recursos no se
produce en el vacío sino en un marco dado de correlaciones de poder…”. Por ello,
es necesario enfatizar la dimensión propiamente política de los procesos de
gestión, que implican la constante reinvención y resignificación de las políticas, en
función de las relaciones de poder, los conflictos de interés y la diversidad de los
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valores en una sociedad heterogénea y desigual, donde diversos actores, en
competencia por los recursos del programa, ejercen presiones a fin de orientar la
política en el sentido de su conveniencia(Álvarez Díaz, 1992).Capacidades de
influencia condicionadas por la distribución del poder en la sociedad global.
Enfatizar la dimensión política de la gestión de las Políticas Sociales implica
considerar las relaciones entre el Estado y la Sociedad Civil, que son
resignificadas en el contexto de las nuevas institucionalidades con “enfoque de
derechos”, centrando la mirada en el fortalecimiento de la participación ciudadana
y de la deliberación en los espacios públicos, a efectos de que los ciudadanos
puedan influir en las decisiones
En este sentido, retomamos la concepción de participación planteada por Bruguè,
Font y Gomà (2001): “(…) entendemos a la participación ciudadana como aquella
actividad que nos involucra de una u otra forma, en las decisiones políticas que
afectan a la comunidad. Participación, por lo tanto, comporta tomar parte en la
definición de escenarios de futuro, en fijar prioridades y optar por formas
alternativas de hacer las cosas. Hay múltiples formas de vehiculizar estas
capacidades, pero en definitiva, se trata siempre de mejorar la relación entre
gobernantes y gobernados de forma que estos tengan la oportunidad de incidir
efectivamente en los asuntos colectivos que les afectan. En ese sentido,
consideramos débiles otras aproximaciones a la participación que se limitan a su
dimensión informativa, consultiva o cooperativa en la prestación de servicios
públicos (citado por Hintze, 2006)
Estas nuevas institucionalidades exigen también a la gestión, un abordaje integral
y multisectorial y la búsqueda de efectos sinérgicos a través de estrategias de
coordinación y trabajo en redes, a visiones compartidas de los diferentes actores
de los diversos sectores a fin de compartir los recursos ( entre otros, de
conocimientos), que son propios de cada sector, interviniendo para la efectiva
protección de un derecho instituido, y a la vez que producir soluciones integrales
a las problemáticas que el derecho interpela (Cunill Grau, 2010).
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Estado con el consiguiente abandono de la universalidad de los derechos
humanos” (VALVERDE MOSQUERA, 2008: 14).
Finalmente, es necesario conocer el horizonte de intervención y el cambio que se
espera con la misma, porque eso hará la diferencia “entre estar trabajando con y
desde el enfoque de derechos, o solo administrando el modelo y aportando a la
contención de la crisis social que esta situación puede producir”. (VALVERDE
MOSQUERA, 2008: 14).
CONCLUSIONES
Sobre la gestión existe una variada y compleja literatura, llena de ambigüedades y
confusiones, y diversidad de definiciones. En sentido amplio hablar de gestión
significa “hacer que las cosas sucedan”. Sin embargo este hacer no es tan fácil. La
gestión es el terreno de la creación, del conflicto y las tensiones. Es el resultado
de complejos procesos de interacción, negociación y compromiso que involucra a
los distintos actores que participan. Estos actores construyen diaria y
colectivamente la gestión. Por ello, no existe un modelo único de gestión, una
práctica única, el trabajador social la construye conjuntamente con los diversos
actores a partir de su actuación cotidiana.
Se ha señalado que hablar de nuevas institucionalidades que enmarcan la gestión
y la intervención profesional, implica considerar la incorporación del enfoque de
derechos como guía de construcción e implementación de las políticas públicas y
sociales en particular. Sin embargo es importante tener en cuenta que: “Los
aportes del enfoque no constituyen una «receta» que en mayor o menor medida
genera resultados exitosos al aplicarse. La realidad de cada país, región,
provincia, municipio, ciudad, etc., determinará los esfuerzos a seguir y las
estrategias a implementar. Como se ha indicado desde el inicio, se trata de un
marco referencial que adquirirá diversos matices en la medida en que las distintas
situaciones lo ameriten”. (Giménez Mercado y Valente Adarme, 2010:75-76)
En cuanto a la gestión el logro de los objetivos de las políticas y programas
sociales con enfoque de derechos depende en gran parte de la calidad de la
misma. Los profesionales que nos desempeñamos en esos ámbitos debemos ser
capaces de construir nuevas modalidades de gestión en relación a los procesos
sociales que se movilizan en torno a ella y a los sujetos que puedan resultar
fortalecidos en el proceso. Por ello, la participación es central desde donde se
piensa la gestión para el fortalecimiento de la democracia y la constitución de
actores políticos con adecuados recursos de poder. En estas nuevas modalidades
de gestión interesa especialmente el proceso que permita reforzar en los sujetos
la idea de derechos y posibilite la exigibilidad en relación a los mismos, no sólo el
resultado y el impacto.
Por lo expuesto, es necesario que los trabajadores sociales, al decir de Cortazar
Velarde, desentrañen esa “caja negra” de lo que ocurre entre el diseño y la
evaluación, para enfrentar el reto de construir una “gestión inclusiva” a través de
la participación ciudadana. Esta construcción implica como desafío para los
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Red Pacto Global Argentina
Entrevistas > Novedades
INTRODUCCION:
La Responsabilidad Social (RS) suscita en estos tiempos un amplio debate no
exento de controversias. Respecto al tema, convergen posiciones favorables y
contrarias… diferentes y divergentes… un campo en el cual florecen las
diversidades y la multiplicidad de lenguajes y simbologías en su interior, dando lugar
a un juego complejo e inestable de oposiciones y complementariedades. Sin
embargo, el concepto mismo ha sido muy poco reflexionado en cuanto a su sentido
y alcance, lo que genera permanentemente “confusiones y malentendidos, sobre su
idoneidad o carácter ilusorio”. (Vallaeys, 2012). Especialmente en relación a las
posibilidades de transformación de la estructura social y económica en la cual
estamos insertos y sus aportes a los proyectos de sociedad en disputa en este
contexto. Por ello, aunque la toma de conciencia acerca de la RS de las
Organizaciones crece día a día, la misma sigue siendo una noción borrosa, que
debe abrir paso a una reflexión ética y política permanente acerca de nuestras
prácticas económicas, técnicas, científicas y sociales. Para no caer en estrechas
visiones ideológicas en pro o en contra, sino entender desde qué exigencias éticas
se interpela a la RS y qué desafíos para su gestión y administración nos plantea, es
bueno partir de algunos elementos conceptuales que respalden un análisis crítico
más profundo y abarcativo.
Para los trabajadores sociales, la RS provee también un marco de actuación.
Aunque aparece como un concepto de características no del todo consensuadas
hasta la fecha, se nos presenta como un reto y una oportunidad que no podemos
dejar de abordar desde una perspectiva laboral. La RS despierta expectativas e
invita a asumir compromisos no indiferentes; de allí la necesidad de provocar la
reflexión y el debate en el seno de la disciplina acerca de qué podemos hacer y de
cómo hacerlo en estos nuevos ámbitos.
La presente Ficha de Cátedra responde a esta necesidad, proporcionando un marco
teórico que demarca el campo de la RS, sacándola del ámbito exclusivo de la
empresa, o sólo como un asunto de estrategia empresarial y de inversión social. Con
la pretensión de poner en cuestión algunos sentidos comunes imperantes sobre la
RS que resultan insuficientes para dar cuenta de la complejidad del término aporta
algunos temas relacionados a la RS en general, enfocándola como una modalidad
de gestión relacionada a todo tipo de organizaciones. El texto se restringe a situar
1
algunos puntos que puedan contribuir para el debate de dichas cuestiones en el
ámbito del Trabajo Social, sin profundizar análisis críticos en relación a su potencial
para la construcción y efectivización de un nuevo modelo de desarrollo ambiental,
económico y social, ya que sería inviable en este texto abordarlas en profundidad.
En el desarrollo de la misma nos permitimos compartir las producciones de algunos
autores que referencian teóricamente nuestra inserción en la temática.
El contenido está estructurado en cuatro secciones y una conclusión. En primer
lugar, caracterizamos brevemente el escenario mundial y latinoamericano que
enmarca el debate y la emergencia del tema de la RS frente a la “insostenibilidad”
del mundo. De la amenaza de insostenibilidad deviene el imperativo de un desarrollo
más humano y la demanda una política de gestión integral. En relación a ello,
agregamos algunas consideraciones sobre la relación entre ética y gestión y la
necesidad de reflexionar sobre la denominada “ética del cuidado”. En un segundo
momento, se introducen algunas precisiones conceptuales básicas para disipar
confusiones y aportar a la comprensión y análisis de la institucionalización
diversificada de la Responsabilidad Social, entre ellas, la Responsabilidad Social
Organizacional. En este último caso, recuperamos hitos referenciales y diversas
definiciones, además de la propuesta por la ISO 26.000, que data del año 2010.
Luego, para enriquecer el debate, señalamos algunas de las críticas más comunes
a la RS. En un cuarto momento pretendemos contestar a la pregunta de a qué
organizaciones les competería gestionar de manera socialmente responsable, para
finalizar con unas breves conclusiones.
2
Este nuevo paradigma de Desarrollo Humano no plantea la desaparición del Estado
o el Mercado sino una serie de transformaciones esenciales centradas en un
crecimiento compartido con presencia del Estado, Mercado y la Solidaridad Social
buscando su plena implementación. Para ello se impone como necesario la
redefinición de sus roles: un Estado como órgano direccionador del desarrollo de la
comunidad, un Mercado con mayor compromiso social con los ciudadanos que a la
vez son consumidores, y acciones solidarias que lleguen a quienes más lo
necesiten, en forma eficaz y sostenible en el tiempo, dejando de lado políticas
clientelistas y oportunistas (Silva-Colmenares, 2002, citado en Módulo 1, curso
virtual de RS - Gobierno de la Provincia de Córdoba en 2017).
Esta modalidad de desarrollo a la que aludimos exige gestionar los impactos de las
acciones individuales y colectivas generadas en las relaciones propias del sistema
globalizado del que estamos insertos.
Siguiendo a Edgar Morín, el problema de la “sostenibilidad” e “insostenibilidad” nos
permite concebir un puente entre ética y gestión. Lo que implica pasar a una ética de
la sostenibilidad, una ética global propia del sistema globalizado o ética de tercera
generación, superando la ética personal o de primera generación, propia de las
sociedades tradicionales preocupadas por la diferencia entre el “bien” y el “mal” en
las intenciones personales y en las consecuencias de las decisiones y la ética de la
segunda generación o social, propia de la Edad Moderna, de un Estado nación
fuerte con un notable auge del concepto de ciudadanía y un resurgimiento de los
derechos humanos. Así, a las nociones de “bien” y “mal”, se suma la preocupación
de “justicia” e “injusticia”.
Entendemos que realizar el proyecto de una convivencia armoniosa y justa para
todos los seres humanos implica un gran desafío y responsabilidad. Por ello resulta
un gran aporte el de Adela Cortina quien, a través del concepto de “ética cívica”
como parte de la ética, reflexiona sobre nuestro comportamiento como comunidad
social. Cortina plantea que una sociedad es moralmente pluralista cuando conviven
en ellas personas con diferentes concepciones morales sobre lo que es la vida
buena, diferentes proyectos de felicidad, o sea, diferentes máximos de felicidad;
pero que logran convivir pacíficamente porque al mismo tiempo existen mínimos de
justicia que todos comparten y que todos respetan: libertad, igualdad, solidaridad,
tolerancia y diálogo.
Consideramos de importancia destacar que, en estos últimos tiempos, está cobrando
importancia el denominado “Paradigma del Cuidado” que sustenta una mirada
diferente en el debate moral, una nueva ética: la “Etica del Cuidado”: “El cuidado
no es una opción. Aprendemos a cuidar o desaparecemos”. Respecto a su valor, se
destaca el de “prevenir los daños futuros y regenerar los daños pasados”. Este
nuevo paradigma privilegia las personas y sus relaciones y representa un avance
sobre el anterior, sustentado en el ser y el tener, el del éxito, el poder y la
acumulación que ha producido hambre, escasez de agua, cambio climático, etc…
Retomando el denominado paradigma de Desarrollo Sostenible, la RS surge como
una política integral de gestión organizacional con miras a la creación de valor que
propicie este desarrollo y minimice los impactos que puedan perjudicarlo a través del
desarrollo de personas, organizaciones, localidades y regiones sustentables a partir
de la participación de ciudadanos movilizados para reducir, prevenir y sancionar
estos impactos negativos. Y como compromisos irrenunciables de las
3
organizaciones que aspiran a responder a las sensibilidades de su entorno y tiempo,
en pos de la inclusión, el desarrollo, la transmisión de valores, la protección
medioambiental y la transformación social.
Respecto a los beneficios de la RS, en términos generales, los diversos autores
consultados sostienen que las acciones de RS contribuyen a la construcción de un
entorno social, cultural, económico y ambiental más favorable al desarrollo local y
global, a mejorar el bienestar de la sociedad aliviando la pobreza, y a la de una
sociedad más inclusiva mediante el incremento del protagonismo, el liderazgo y la
incidencia de las organizaciones.
En resumen, para muchos, entre ellos, Bernardo Kliksberg, se trataría de reforzar el
compromiso con la democracia, la transparencia, el cuidado de la gente y del
ambiente, aportando a la construcción de una sociedad más justa y sostenible.
2. ¿CÓMO ENTENDER LA “RESPONSABILIDAD”? - ALGUNAS
ESPECIFICACIONES CONCEPTUALES
Antes de definir y demarcar la RS, consideramos necesario indagar previamente
sobre el concepto de Responsabilidad. Y también preguntarnos: ¿responsabilidad de
quién, ante quién, y hasta dónde?
Responsable, del latín respondere, implica responder, tomado en la significación de
responsabilizarse, garantizar, asegurar, asumir un pago del que se obligó o del
hecho que practicó. Ser responsable es ser consciente de las obligaciones que cada
uno de nosotros tiene, y a la vez, aquellas que adquiere, y estar dispuesto a obrar en
consecuencia. Hacernos cargo de nuestras decisiones, de las acciones y de las
consecuencias de ellas para con nosotros y para con otros, implica captar el sentido
y la relevancia de nuestro accionar.
Se trata, entonces, de asumir una posición de hacer lo correcto en toda la magnitud
de la palabra, entendiendo que lo correcto implica evaluar o analizar el impacto o
efecto de nuestras decisiones y acciones en el mundo que nos rodea. La
responsabilidad es, entonces, la capacidad de las personas de prever, conocer y
aceptar las consecuencias de sus actos.
Este hecho de responder por nuestros actos, frente a los demás, y responder por el
futuro en general nos exige tomar conciencia de que es necesario “construir” el
futuro, entendiéndolo como un proceso social cuyos resultados no están
predeterminados y el desarrollo es un proceso de avances por etapas de la cultura,
la economía y la política, donde asumamos como personas el desafío de buscar una
alternativa de vida más “vivible y humana” ante el fracaso de los modelos que han
implicado la explotación de los recursos humanos y naturales de nuestro entorno.
En sentido general, entonces, Responsabilidad se refiere a la obligación de
responder por alguna cosa. Quiere significar, así, la obligación de satisfacer o
ejecutar el acto jurídico que se tenía convencionado, o la obligación de satisfacer la
prestación o de cumplir el hecho atribuído o imputado a la persona por
determinación legal. En síntesis, “Responsabilidad” es el cargo u obligación ética
que asume y/o se le impone a una persona frente a otros, por su actuar en sí mismo,
como así también por las consecuencias de sus acciones en un área o asunto
determinado. La responsabilidad, entonces, es un concepto que refiere a nuestras
acciones y más específicamente a la responsabilidad que debemos asumir por los
resultados o el impacto que generan nuestras actividades y decisiones (personales
y profesionales) en el contexto social. Es decir, por las consecuencias no sólo de
4
nuestro hacer, sino por lo “qué hace lo que hacemos”. Tema que profundizaremos
más adelante.
Groisman y Lerner (2000) se refieren a la “RESPONSABILIDAD” como una:
“Obligación originada en una norma, que se hace efectiva ex -post. Responsabilidad
derivada de una obligación que la impone o determina.”
Complementando lo expresado en párrafos anteriores, Vallaeys (2012) expresa:
“Es el hecho de responder por sus actos, frente a los demás, y responder por el
futuro en general. Esta capacidad es la de un ser que tiene la facultad de hacer
promesas y cumplirlas….” Lo que supone que la humanidad es capaz de “…escapar
de la inmediatez del presente para poder preocuparse, imaginar y orientar el futuro,
actuar para seleccionar ciertos estados futuros del mundo y descartar otros posibles.
Tal promesa de futuro deseado nunca es solitaria ni unilateral. Uno no puede
prometer en el aire, ni por uno solo. Prometemos a los demás, y delante de los
demás. Y por eso mismo, ellos esperan algo de nosotros y nos juzgan en referencia
a lo que hemos prometido cumplir: nuestras promesas nos “ligan”... y nos obligan a
la rendición de cuentas (accountability)”. (Vallaeys, 2012: 2).
Mientras que “RESPONSABILIZACION”, supone un componente adicional y
diferenciado de la responsabilidad en sentido tradicional, en cuanto supone no sólo
su “asignación” por parte de un tercero, sino la existencia de un compromiso
personal. Es decir, no se trata de una obligación originada sólo en la norma, sino
de un compromiso originado, además, en la conciencia. Supone una acción
consciente y voluntaria. Implica responsabilizar y responsabilizarse. (Groisman y
Lerner: 2000).
Vallaeys se pregunta: “¿Responsabilidad o Compromiso?”. Se cuestiona la idea de
pensar la Responsabilidad sólo como un “compromiso personal”, porque mientras la
responsabilidad supone una obligación impuesta, el compromiso no. Es decir, la
diferencia entre ambos es que los demás me pueden encarar y oponer mi
responsabilidad, aunque no lo quiera; mientras que un “compromiso” depende
estrictamente de mi querer, y nadie me puede obligar a querer. Por ello, RS es una
cosa y otra es el compromiso social.
A su vez, “RESPONDABILIDAD / ACCOUNTABILITY” refiere a la: “Obligación de
responder ante la responsabilidad que nos ha sido conferida. Es el deber de informar
o rendir cuentas a terceros ante los cuales se es responsable respecto de los
recursos manejados o trabajo ejecutado”. (Groisman y Lerner: 2000). Indica la
“Responsabilidad de la que hay que dar cuenta por el lugar que se ocupa”. Dicha
obligación de rendir cuentas se entiende en términos amplios como a) legal y b)
política. Además de a) horizontal y b) vertical (electorado y social).
Si bien ciertas promesas no son de obligatorio cumplimiento, todas las promesas
responsabilizan al que promete, lo transforman en el encargado de una misión
delante de los demás, luego, en sujeto pasible de sanción si fracasa. “Nuestras
responsabilidades son cargas, pero nos honran y nos dan dignidad” expresa
Vallaeys (2012:2). Se considera que, cuando se transgreden las obligaciones o
cargas inherentes a su actuar, hay CULPA, es decir, cuando no se ha conducido o
no ha hecho lo que debía hacer, o se actúa irresponsablemente porque se ha
violado el derecho ajeno y ha habido una actuación negligente o imprudente. A la
persona negligente o imprudente que, por su comportamiento, aumenta los riesgos o
daños, se le puede reprochar su irresponsabilidad.
5
3. DEFINIENDO LA RESPONSABILIDAD SOCIAL- RECORRIENDO EL CAMINO
DE LA RESPONSABILIDAD HACIA LA RESPONSABILIDAD SOCIAL.
El adjetivo “social” califica a la Responsabilidad. Del latín “socialis”, hace referencia
a lo perteneciente o relativo a la sociedad. ¿Qué puede significar una
“responsabilidad” social?” ¿Qué quiere decir ser “socialmente responsable”?,
¿Puede la sociedad ser responsable? ¿Existen “responsabilidades sociales”?
Frente a ello, Vallaeys (2012) se pregunta: “¿Cómo la responsabilidad, que jurídica y
moralmente hablando, concierne a las personas autónomas (individuos o personas
jurídicas) que pueden responder por sus actos, puede de pronto volverse “social?”,
es decir, ¿responsabilidad de todos y para todos? Una RS sería tan amplia que no
se entiende cómo podría evitar, al final, ser inaplicable, entonces incapaz de
constituir ninguna coacción sólida para los ciudadanos y las organizaciones. A lo
sumo, sería una mera invitación al “compromiso solidario” con causas sociales
(pobreza, discriminación, contaminación, etc.), más no una “responsabilidad” en
cuanto tal”.
Resulta difícil, entonces, englobar en un concepto unívoco la RS…. Una revisión de
la bibliografía disponible nos revela una pluralidad de enfoques que expresan
diversas corrientes e intereses y muestran en varios casos, hasta cierta pobreza
conceptual. Desde entenderla como un “experimento colectivo”… un “movimiento
polimorfo y plural…” (Vallaeys:2008), hasta una estrategia para dar “nuevo ropaje
al capitalismo salvaje” o como “anclaje de la democracia…” (Calvo Castilla: 2013).
Es así que la RS aborda cuestiones tan diversas que van desde la filantropía
empresarial y la beneficencia social, hasta la gestión de la calidad, pasando por
reivindicaciones laborales, los derechos humanos, la ciudadanía, la ecología…No es
casual, entonces, que la RS siga siendo una noción confusa y todavía se esté
tratando de desentrañar qué es y qué debería ser.
Para contribuir a responder las preguntas enunciadas precedentemente interesa
destacar que, en estas épocas de globalización, nuestro actuar local se ha vuelto
global afectando la totalidad del mundo humano y no humano. Al alcanzar a cierta
escala una dimensión mundial, provocan impactos globales (satélites, centrales
nucleares, etc.). “Todo rebota y se relaciona con todo, la acción humana con los
procesos naturales y viceversa” (cambio climático, por ejemplo…). Y la culpa se
diluye… parece que “no hay más culpa de nadie”. Por ello es necesario
“renegociar las estrechas fronteras de la responsabilidad a la nueva medida del
mundo entero…” (Vallaeys, 2012: 3). Lo que implica, entonces, la necesidad de
compartir esta responsabilidad global como una promesa de corresponsabilidad
entre todos, emergiendo la idea de la RS como “exigencia de instituir una sociedad
responsable en la que cada quien participe, según su poder (como directivo,
empresario, ama de casa, consumidor, estudiante, profesional, etc.) en el futuro
digno y sostenible de la humanidad, en coordinación con todos los demás, bajo
promesa de mutua responsabilidad.” (Vallaeys, 2012:3). Implica una
responsabilidad con la sociedad y de contribuir a resolver los problemas que afectan
a la misma, aportando los recursos necesarios para ello.
La idea de Responsabilidad Social surge, entonces, de la necesidad de hacernos
todos, como ciudadanos del mundo, corresponsables, y compartir globalmente la
responsabilidad de nuestros actos.
6
En base a estas consideraciones y retomando el concepto de Responsabilidad
expresado anteriormente, entonces la RS sería: “la carga u obligación ética que los
miembros de una sociedad –ya sea como individuos o como miembros de algún
grupo – tienen, tanto entre sí como con la sociedad en su conjunto”; es decir,
refiere a la obligación de ser responsables con la sociedad, moral y legalmente,
independientemente de si están o no de acuerdo. Engloba todas aquellas acciones
y decisiones que realizan las organizaciones – tanto sociales, económicas, políticas,
culturales, etc.- sean públicas o privadas, para contribuir al bienestar de la sociedad
en la que se insertan. Implica una contribución activa de la organización al
mejoramiento de su entorno y la sociedad en general, en un marco de inclusión,
restitución de derechos e igualdad de oportunidades.
A pesar de esta diferencia de criterios a los que aludimos precedentemente, el
movimiento mundial de la RS avanza hacia una definición cada vez más
consensuada: la RS es la responsabilidad de una organización por los impactos
sociales y ambientales (positivos o negativos) de sus decisiones y acciones.
Es gestión de impactos, no por los actos... Expresa Vallaeys (2012): “los
impactos no son actos, no son lo que hacemos, sino lo que hace aquello que
hacemos”. Y continúa: “Los impactos son efectos sistémicos, no son
consecuencia de actos. Los impactos son responsabilidad de una multitud, no de
algunos. Nadie puede manejar “sus” impactos por sí solo .Quien quiere ser
socialmente responsable tiene que asociarse para operar cambios sistémicos. Por
eso es responsabilidad “social” y no individual (de una persona o de una
organización) y corresponsabilidad por la sostenibilidad. Si solamente velamos por
no cometer actos dañinos desde nuestra organización, cada uno por su lado, cada
quien cuidando “su” pequeña Responsabilidad Social Organizacional, no estamos
haciendo nada. Las buenas acciones no tienen efectos sistémicos. Seguimos con la
insostenibilidad social y medioambiental y la Responsabilidad Social Organizacional
no tiene poder transformador“. (Vallaeys: 2012). La RS, entonces, se construye
socialmente en relación a la promoción y fortalecimiento de la ciudadanía, de la
democracia y del Desarrollo Sustentable.
Este siguiente cuadro elaborado por el mencionado autor, nos ayuda a comprender
esta “curiosa” RS:
ACTOS IMPACTOS
Los actos tienen autor, son productos Los impactos no tienen autor, son productos
de las personas sociales sistémicos
Los actos son visibles y distinguen a Los impactos ligan y enredan a sus
sus autores “interactores en forma generalmente en
forma invisible e involuntaria
7
responsabilizar a la sociedad por
sus impactos
Nadie puede controlar sus impactos asolas,
Cada autor puede controlar sus necesitamos mutualizar esfuerzos para
actos por sí solo regularlos
8
1. Las empresas deben apoyar y respetar la protección de los derechos humanos
proclamados en el ámbito internacional y
2. Las empresas deben asegurarse de no ser cómplices en abusos a los derechos
humanos.
NORMAS LABORALES
3. Las empresas deben respetar la libertad de asociación y el reconocimiento
efectivo del derecho a la negociación colectiva;
4. Las empresas deben eliminar todas las formas de trabajo forzoso u obligatorio;
5. Las empresas deben abolir de forma efectiva el trabajo infantil y
6. Las empresas deben eliminar la discriminación con respecto al empleo y la
ocupación.
MEDIO AMBIENTE
7. Las empresas deben apoyar los métodos preventivos con respecto a problemas
ambientales;
8. Las empresas deben adoptar iniciativas para promover una mayor
responsabilidad ambiental y
9. Las empresas deben fomentar el desarrollo y la difusión de tecnologías
inofensivas para el medio ambiente.
LUCHA CONTRA LA CORRUPCIÓN
10. Las empresas deben trabajar contra la corrupción en todas sus formas,
incluyendo la extorsión y el soborno.
Respecto a las organizaciones socialmente responsables, resulta muy interesante
esta reflexión de Llanos: “A partir de estos principios, se entiende que una
organización es socialmente responsable, cuando los asume en toda su amplitud,
es decir, si una organización aplica sólo algunos de ellos prescindiendo de otros,
entonces sólo estará realizando acciones de compromiso social, pero no puede
decirse que sea socialmente responsable en sentido amplio del concepto. (Llano,
2010; citado por Martínez D., 2014:171; destacado nuestro).
En el año 2009, en la Asamblea Plenaria de las Naciones Unidas, se reafirmó un
amplio consenso internacional, tanto institucional como político, sobre la necesidad
de impulsar un modelo de desarrollo sostenible con un también amplio consenso en
los principios y la responsabilidad social que requieren las organizaciones para
garantizarlo (Asamblea Plenaria de las Naciones Unidas, 2009). Y señalan cuatro
Dimensiones del Desarrollo Sostenible: la Sociedad, el Medio Ambiente, la
Economía, y más recientemente, se ha incorporado la dimensión de la Cultura, todas
interconectadas entre sí.
El “Desarrollo Sostenible” es el paradigma global de las Naciones Unidas que se
define como el “desarrollo que satisface las necesidades de la generación presente,
sin comprometer la capacidad de las generaciones futuras de satisfacer sus propios
necesidades” (Comisión Bruntland, ONU, 1987). En este caso, lo “insostenible” se
refiere a lo absurdo, insoportable, injusto. Mientras que la “sostenibilidad” articula la
dimensión de pertinencia en el funcionamiento de un sistema con la de la justicia de
aquel sistema. Lo sostenible busca perdurar, regenerarse, repararse, progresar…
9
Objetivos del Desarrollo Sostenible (ODS) de la Agenda 2030 de las Naciones
Unidas: Aprobada en septiembre de 2015 por la ONU, incluye 17 objetivos y 169
metas por las cuales los Estados miembros se comprometen a trabajar para
erradicar el hambre y lograr la seguridad alimentaria, garantizar una vida sana y una
educación de calidad, lograr la igualdad de género, asegurar el acceso al agua y a
energía sustentable. La iniciativa también se propone fortalecer una alianza mundial
para el desarrollo sostenible.
Entre los organismos de carácter internacional que han desarrollado un concepto
teórico de RS, y directrices que orientan a las organizaciones que deciden transitar
ese camino, se encuentra la ISO 26000 (publicada en noviembre de 2010)1.
Para esta entidad internacional: “La Responsabilidad Social es la Responsabilidad
de una Organización ante los impactos que sus decisiones y actividades
ocasionan en la sociedad y en el medio ambiente, mediante un comportamiento
ético y transparente que:
. contribuya al desarrollo sostenible, incluyendo la salud y el bienestar de la
sociedad;
. tome en consideración las expectativas de sus partes interesadas
(stakeholders)2;
. cumpla con la legislación aplicable y sea coherente con la normativa
internacional de comportamiento, y
. esté integrada en toda la Organización y se lleve a la práctica en sus todas sus
relaciones.”
Complementariamente, la ISO 26.000 ha elaborado 7 principios de la RS que,
“aunque es un listado mínimo, permite facilitar la integración de la Responsabilidad
Social en la gestión de lo cotidiano y establecer así una base sólida que maximice la
contribución de ésta al desarrollo sostenible”. (Lerner, K, 2015)3.
Por otra parte, ¿sería esta Responsabilidad un compromiso voluntario o debiera
instituirse en forma obligatoria? En la actualidad, la RS se considera un concepto
normativo no obligatorio o “ley blanda” (es decir, sin la fuerza de la ley), tales como
los plasmados en algunos acuerdos internacionales, por ejemplo, la “Declaración
Universal sobre Bioética y Derechos Humanos” adoptada por la UNESCO, etc. Es
decir, como no hay obligación legal, sería de naturaleza siempre voluntaria la
incorporación por parte de las organizaciones del respeto por los valores éticos, las
personas, las comunidades y medioambientales en sus estrategias, políticas y
2 Los stakeholders refiere a: Individuos o grupos que dependen de la organización para alcanzar sus intereses u
objetivos propios y de los cuales la organización también depende para alcanzar sus metas. (Johnson y Scholes, 1997). Para
Srour (2000)… stakeholders son agentes que mantienen vínculos con determinada organización (trabajadores, propietarios,
clientes, prestadores de servicios, autoridades gubernamentales, comunidad local, entidades de la SC.)
3 Los 7 principios listados en la ISO 26000 (2010) son: 1. Rendición de cuentas; 2. Transparencia; 3. Comportamiento
ético; 4. Respeto a los intereses de las partes interesadas; 5. Respeto al principio de legalidad; 6. Respeto a la norma
internacional de comportamiento y 7. Respeto a los Derechos Humanos.
10
procedimientos. Implica ir más allá de lo exigible por la ley y la norma. Sin embargo,
debemos acotar que el que sea una actividad voluntaria no debe significar que sea al
mismo tiempo incontrolable y no verificable. Una vez que las organizaciones deciden
voluntariamente ser reconocidas como socialmente responsables tienen que cumplir
unos criterios mínimos y realizar acciones comprobables que atestigüen la
concreción de su elección.
En síntesis:
Se trata de una responsabilidad de las organizaciones por los impactos
(o efectos directos y colaterales) que sus decisiones y acciones generan
hacia dentro y fuera de organización. Lo que indica, en primer lugar, que la
organización debe ser consciente de las consecuencias y efectos que sus
actuaciones provocan en los ámbitos humanos, sociales y ambientales. Para
que, de manera progresiva, dichos impactos sociales y ambientales negativos
puedan (idealmente) desaparecer. Esto constituye la promesa exigida que
mencionábamos en párrafos anteriores.
Según Vallaeys, las organizaciones deben ser responsables por sus impactos
fundamentalmente en dos planos, organizacional y social: 1. Impactos
organizacionales : refiere a los aspectos laborales, ambientales, de hábitos de
vida cotidiana en la organización, que derivan en valores vividos y promovidos
intencionalmente o no, que afectan a las personas y sus familias. (Por ej.:
Cuáles son los valores que vivimos a diario? ¿Cómo debemos vivir en
nuestra organización en forma ciudadana y responsable, en atención a la
naturaleza, a la dignidad y bienestar de los miembros de la organización?).
2. Impactos sociales: refiere a todo lo relacionado con los vínculos de la
organización con actores externos, su participación en el desarrollo de su
comunidad y de su Capital Social, que derivan en el papel social que la
organización está jugando como promotora de desarrollo humano sostenible.
(Por ej.: ¿Qué papel asumimos en el desarrollo de la sociedad, con quiénes y
para qué?). (Vallaeys, 2008)
Esta responsabilidad exige, entonces, un modalidad de gestión cuya
finalidad es la sostenibilidad de la sociedad, a través de la promoción de
modos de desarrollo sustentables (o sostenibles). Se trata de diagnosticar,
cuidar y prevenir los impactos negativos posibles, y de maximizar los
positivos, para que la organización pueda considerarse socialmente útil y
beneficiosa para la sociedad en todas sus operaciones. De esta manera, al
decir de Vallaeys, “una organización evita el “autismo social”, internaliza sus
“externalidades”, empieza a entender cómo ella es parte del problema que
denuncia y también cómo puede ser parte de la solución”. (Vallaeys: 2008).
Es decir, es una política de gestión que obliga a la organización a internalizar
sus externalidades. En Economía, los efectos colaterales de las transacciones
económicas se llaman “externalidades”, y éstas no se facturan ni se
administran. Se abandonan a su suerte en el campo “social”. Así, todas las
organizaciones abandonan lo que no les incumbe (o aparentemente no les
incumbe) a la suerte de la Providencia.
Por otro lado, la RS no está más allá de las leyes y fuera de ellas sino que
se articula en un marco de respeto con las obligaciones legales, dando por
supuesto su estricto cumplimiento. Implica el reconocimiento de que el
11
cumplimiento de la ley es una obligación fundamental para cualquier
organización y una parte esencial de su responsabilidad social. La RS no
constituye, entonces, un sustitutivo de la legislación y /o reglamentación
relativa a los derechos sociales, laborales, medioambientales, etc. Son las
leyes quienes deben definir cuáles con los impactos negativos prohibidos y
motivar a la responsabilización social de todos. Ser socialmente responsable
no significa, solamente cumplir las obligaciones jurídicas, sino también ir más
allá invirtiendo más en capital humano, el entorno y las relaciones con sus
interlocutores. Además, las prácticas de RS pueden ser precursoras y
anticipar nuevas normas; adelantar un espacio que, posteriormente, sea
normativizado por quien tiene la legitimidad para hacerlo. En la medida en que
las exigencias sociales cambian con el transcurso del tiempo y que hoy se
exigen medidas y actuaciones que hace tiempo no se exigían, del mismo
modo, iniciativas que hoy son voluntarias para algunas organizaciones se
convertirán en obligatorias mañana. Esto es particularmente obvio en el
terreno medioambiental donde las exigencias sociales van incrementándose a
la par que la investigación científica y la conciencia ciudadana. Son las leyes
las que garantizarán de una manera duradera los derechos de los ciudadanos
y trabajadores.
La RS plantea, además, una coordinación entre las partes interesadas
capaces de actuar sobre los impactos negativos diagnosticados, en situación
de corresponsabilidad. Ello supone integrar las preocupaciones sociales,
medioambientales y éticas y el respeto por los Derechos Humanos, en sus
operaciones y estrategias básicas a fin de buscar las soluciones mutuamente
beneficiosas (construir valor para todos los actores sociales, soluciones
“gana-gana”, y no sólo valor para algunos a costa de los demás)”. Se trata,
más bien, de la exigencia de construir una sociedad responsable de sí misma
a partir de la contribución de todos los actores y organizaciones sociales,
tanto privados como públicos, con o sin fines de lucro, para lograr al bienestar
de la sociedad en la que se insertan, en un marco de inclusión, restitución de
derechos e igualdad de oportunidades.
Por último, toda responsabilidad implica el deber de rendir cuentas a las
partes interesadas; deber basado en el respeto por los demás. Es decir,
responder por sus decisiones y por la forma en que su actividad impacta las
dimensiones ambientales, económicas y sociales de su entorno y de asegurar
que ese impacto genere beneficios equitativos y sostenibles y ningún daño, a
todas las partes interesadas. En una organización se entrecruzan los
intereses de muchos actores vinculados directa o indirectamente con ella,
actores que se ven afectados por su desempeño y que tienen, a su vez, la
capacidad de afectarla. La organización debe responder a los stakeholders
(grupos de interés) y entablar con ellos una relación transparente y
democrática. Con respecto al concepto “partes interesadas”, es importante
señalar sus límites. En el caso de las empresas, el empleo del término “partes
interesadas”, en contraste con el término “accionistas”, puede resultar útil para
comunicar responsabilidades sociales de las empresas pero no puede
sustituir el concepto de interlocutores sociales. No todas las partes
interesadas son iguales.
12
Algunas Voces Críticas:
Así como la RS ofrece muchos puntos de convergencia en el debate con relación a
oportunidades de innovación y elaboración de respuestas críticas y creativas frente a
la inclusión social, a los derechos humanos, al desarrollo económico y social, a la
defensa del medio ambiente, en la construcción de una sociedad más justa y
democrática, etc., a partir del tensionamiento de la propia realidad y las diferentes
comprensiones sobre la misma, provocan el surgimiento de diversas críticas. Voces
disonantes dirigidas especialmente la Responsabilidad Social Empresarial (RSE), ya
que la actuación de las organizaciones empresariales bajo la esfera de la RS se
constituye en un campo contradictorio de relaciones sociales. Estas críticas, en
muchos casos teñidas de escepticismo, devienen de las distintas perspectivas e
intereses que aportan los principales agentes sociales afectados. Algunas de ellas
son muy comunes y pueden hacerse extensibles al conjunto de las organizaciones
que gestionan bajo esta modalidad:
a) Se la asocia a “ayuda social” o “beneficencia”; en muchos casos, de “neo-
filantropía”; de ejercer un “paternalismo asistencialista” más que una
verdadera promoción del cambio social, y de ser una “máscara cosmética”
para darle buena conciencia a los directivos de las organizaciones y mejorar
su reputación corporativa gracias a algunos actos de ayuda a los necesitados,
focalizando la atención de las demandas sociales en el campo del “no
derecho”, de la beneficencia, de la filantropía. Frente a este cuestionamiento
responden sus defensores, alegando que ninguna organización que practique
beneficencia social puede pretenderse por ese sólo hecho ser “socialmente
responsable” ya que la Responsabilidad Social no es una mera acción social
filantrópica al margen de la actividad principal de la organización, sino un
nuevo sistema de gestión de las organizaciones que va más allá del
altruismo. No es una función más de la organización, sino un modo
permanente de operar todas sus funciones, basado en el diagnóstico y la
buena gestión de sus impactos directos e indirectos. Su implementación
conlleva actividades de medición y reporte de sus impactos y su relación con
el desempeño de la organización, por lo que les exige rendición de cuentas y
transparencia. Afirman que la RS ha dejado definitivamente de ser una moda
o un factor más del marketing organizacional para convertirse en un elemento
transversal de la estrategia moderna con una dimensión global. Autores como
Rodrigo Villar hacen una diferencia entre inversión Social Privada (ISP) y
filantropía. La inversión tiene retorno, y siendo inversión corporativa, tiene
retorno para la empresa. La filantropía no tiene necesariamente retorno, es
donar sin esperar retorno. (Villar, R., 2012)
b) Por otro lado, partiendo de la consideración de que las políticas públicas
incorporan derechos y garantías constitucionales en el campo social, las
críticas se dirigen a considerar si la RSEmpresarial contribuye a la ampliación
(o anulación) de la conciencia y práctica de derechos de ciudadanía para una
sociedad. Celia Paoli, no obstante considerar que los programas sociales
elaborados por el activismo social empresarial presentan dimensiones
bastante positivas, afirma: “Por más innovadora y técnicamente competente
que sea la propuesta en la reducción de las carencias más elementales de la
población, contradictoriamente la cara más conservadora de la solidaridad
privada se muestra por completo en la misma institución de la filantropía
13
empresarial: la de retirar de la arena política y pública los conflictos
distributivos y la demanda colectiva por ciudadanía e igualdad”. Y continúa “...
las acciones filantrópicas rompen con la medida pública ampliada entre
necesidades y derechos, y por lo tanto, no crean su otro polo, el ciudadano
participativo que comparece en el mundo más allá de la figura pasiva del
beneficiario, sombra de quien lo beneficia” (Paoli, 2004). En general critican la
banalización del término ciudadanía y su aparición en forma genérica en el
discurso de la RSEmpresarial, tanto como la democracia y la solidaridad.
Esta discusión viene generando un proceso rico en formulaciones teóricas. Si
bien es innegable la visibilidad y la emergencia de las acciones empresariales
bajo la égida de la RS, cabe aquí resaltar que el Estado y sus funciones
esenciales no pueden ser sustituídos, ni siquiera por el mercado. A éste y sus
organizaciones puede caber el papel de partícipe, jamás de sustituto. Por
ende, la RS no pretende reemplazar, modificar o cambiar de ninguna forma
las obligaciones del Estado.
4. ¿A QUÉ TIPO DE ORGANIZACIONES LES COMPETE GESTIONAR DE
MANERA SOCIALMENTE RESPONSABLE? DESDE LA FOCALIZACIÓN EN
LAS EMPRESAS A LA RESPONSABILIDAD SOCIAL ORGANIZACIONAL
La RSOrganizacional es un concepto joven que se desprende del análisis y reflexión
del mundo empresarial en cuanto a los aportes y beneficios que una organización
puede ofrecer a una sociedad. Sin embargo, aún reconociendo que dicho enfoque
comenzó a desarrollarse en el corazón de algunas empresas, progresivamente está
saliendo del micro ámbito empresarial. En los últimos años, el término RS se ha
convertido en un concepto de mayor alcance que ya no es de competencia exclusiva
de las empresas privadas, sino que compromete también al sector público. El
avance de mirar a la RS como un tema de gestión aplicable a todas las
organizaciones, y no solamente a aquellas dedicadas a los negocios, reside en que
existe un reconocimiento que, por el grado de impacto que puedan tener en la
sociedad y en el entorno, tanto las instituciones públicas como privadas tienen
iguales responsabilidades ya sea en la contribución del desarrollo sostenible como
del bienestar de la sociedad. En síntesis, como imperativo ético, la RS no es sólo
privativa de las empresas, sino que concierne a todas las organizaciones, públicas y
privadas, con o sin fines de lucro, nacionales e internacionales: cooperativas,
sindicatos, universidades, empresas y gobiernos locales. Por ello es que hablamos
de RS de las Organizaciones.
Respecto de la institucionalización diversificada de la RS que se viene sucediendo a
nivel mundial, sintéticamente, podemos mencionar:
- Responsabilidad Social Empresarial: Las empresas son responsables de
manejar la huella positiva o negativa que deja su acción en la comunidad. La
gestión responsable de esta huella consiste en una forma ética de gestión que
implica la inclusión de las expectativas de todos los grupos de interés
(accionistas/ inversionistas, colaboradores y sus familias, comunidad, clientes,
proveedores, medioambiente y gobierno) alrededor de la empresa para lograr
el desarrollo sostenible. Esta visión de la gestión de la empresa va más allá
de la búsqueda de utilidades. Involucra la capacidad de discernir entre
estrategias socialmente responsables que impacten en la calidad de vida de
todos los afectados por el accionar de la empresa y las acciones de marketing
y filantrópicas.
14
- Responsabilidad Social Gubernamental: Se define a esta responsabilidad
como “el conjunto de decisiones estratégicas integrales e interrelacionadas,
tendientes a propiciar el mejoramiento de la calidad de vida de los
ciudadanos, del medio ambiente y de la salud y bienestar de los trabajadores
del Estado, contribuyendo así el desarrollo sustentable. Como modelo de
gestión implica: garantizar la transparencia de las acciones, facilitar el acceso
a la información pública, brindar servicios de calidad al ciudadano, contribuir
al desarrollo de los recursos humanos, propiciar el uso de tecnologías de
vanguardia.” (Allub: 2013). Para el Instituto Argentino de Responsabilidad
Social Empresaria (IARSE), esta modalidad de responsabilidad “permite
entender mejor el modo en que los administradores públicos y los partidos
políticos hacen uso del poder conferido y de los recursos públicos”. (IARSE:
2007).)
- Responsabilidad Social de las Cooperativas: Para el IARSE, la Federación de
Cooperativas Eléctricas y de Obras y Servicios Públicos Ltda. de la Pcia. de
Cba. (FECESCOR) y el Instituto Nacional de Asociativismo y Economía Social
(INAES), dependiente del Ministerio de Bienestar Social de la Nación, la RS
de las Cooperativas es “un estilo de gestión, que basado en la fortaleza de
los principios del cooperativismo, refuerza su compromiso con la democracia,
la transparencia, el cuidado de la gente y del ambiente; atravesando toda la
cadena de valor y aportando a la construcción de un nuevo modelo de
gobierno y sociedad”. “En este sentido, es preciso tener en cuenta que
encarar una gestión con RS conlleva profundizar la propia naturaleza solidaria
de las empresas cooperativas, entendiendo a los siete principios del
cooperativismo en un sentido amplio y en absoluta relación con las siete
dimensiones que dan forma a la RS”. (IARSE, FECESCOR, INAES: 2008).
- Responsabilidad Social de los Sindicatos: El sindicalismo recibe el impacto de
los cambios en el nuevo escenario económico y social y las transformaciones
que se producen en los paradigmas técnico-productivos, pues la tecnología
ha ocasionado profundas modificaciones en la empresa, la fábrica y la oficina,
dando lugar a una permanente innovación en la gestión de la producción y un
crecimiento sostenido en los sectores de servicios, en el sector industrial y en
el sector agrícola. El sindicalismo tradicional, sujeto central en la defensa
colectiva de los derechos de los trabajadores, está dando lugar a un nuevo
sindicalismo orientado con más profundidad y mayores alcances hacia el
campo social, con miras al mejoramiento de la calidad de vida y niveles
óptimos de bienestar general de los trabajadores, sus familias en general y no
sólo de los trabajadores sindicalizados. Desde este nuevo enfoque el
sindicalismo tendrá que ocuparse también de los trabajadores del llamado
sector informal, trabajadores independientes y por cuenta propia, asegurando
su productividad, sus ingresos, y especialmente, su ejercicio del derecho a la
seguridad social y que combata el trabajo precario o atípico de forma de
fortalecer la participación, la negociación, la concertación y en los términos
modernos un equitativo y realizable Pacto Social sustentado en su
responsabilidad social.
- Responsabilidad Social de las Organizaciones de la Sociedad Civil: en
referencia al modo en que se comportan respecto de la transparencia, la
15
participación y la confianza pública las organizaciones de la sociedad civil.
(IARSE: 2007).
- Responsabilidad Social Universitaria. Aunque no existe un consenso
generalizado sobre el concepto de RSUniversitaria, Vallaeys nos acerca la
siguiente definición: “La Responsabilidad Social Universitaria es una política
de mejora continua de la Universidad hacia el cumplimiento efectivo de su
misión social mediante 4 procesos: Gestión ética y ambiental de la institución;
Formación de ciudadanos responsables y solidarios; Producción y Difusión de
conocimientos socialmente pertinentes; Participación social en promoción de
un Desarrollo más humano y sostenible” (Vallaeys, 2008: 209).
Se entiende que este enorme desafío de la pobreza, desigualdad de oportunidades,
etc., no puede sino ser encarado desde una lógica de trabajo y esfuerzo conjunto
entre el Estado, Empresas y Sociedad Civil. Todo ello requiere una mayor
articulación de esfuerzos para multiplicar el impacto como parte de este compromiso
de RS compartida. Por ello, aporta Bernardo Kliksberg, la RS es: “convergente y
complementaria de las Políticas Públicas. Ello responde a la necesidad de discernir
e identificar las problemáticas que se plantean en el territorio, con el fin de diseñar
acciones que favorezcan transformaciones reales, que involucren a todos los actores
de la sociedad. Esta complementariedad resulta fundamental para potenciar el
anclaje de proyectos socialmente responsables con un enfoque de eficiencia,
competencia y efectividad en la satisfacción de las demandas sociales logrando su
verdadera alineación con la realidad local”.
Para ello, propone un “ECOSISTEMA DE RESPONSABILIDAD SOCIAL4”: donde
participen las más diversas organizaciones en un modelo colaborativo de desarrollo
local. La RS aparece, así, como un gran espacio donde las empresas privadas, las
organizaciones civiles, las ONGs, las universidades, los sindicatos y el Estado
interactúan en el desarrollo de la estrategia con bases éticas firmes de desarrollo
sostenible y políticas públicas de ética e inclusión para el bienestar de toda la
población y la disminución de la desigualdad. (Devit Montealegre). Implica una
nueva manera de pensar el equilibrio entre el hombre, la naturaleza y la economía,
como base del trabajo en políticas públicas y en acciones de RS. Requiere
planificación y articulación de sinergias y lenguajes entre los actores del ecosistema
y su inter-vinculación con el entorno social y ambiental, reconocer las necesidades
de la ciudadanía y construir estrategias que se sostengan a largo plazo.
Además, plantea promover el trabajo intersectorial con una mirada integral y
transversal, coordinando organizaciones, enfoques y recursos, para lograr gestiones
efectivas, eficaces y competentes y crear entornos viables para la participación de
una pluralidad de organizaciones e instituciones con capacidad de acción y decisión.
De esta manera se pueden concretar proyectos colectivos a partir de la visión y
especificidad de cada uno de los integrantes y desde objetivos estratégicos
explícitamente definidos y compartidos”. Lo que denominan “triángulo virtuoso de
la responsabilidad social”.
En estos últimos tiempos ya se viene hablando de Responsabilidad Social
Territorial en relación a los espacios de articulación para las esferas de gobierno,
universidad y sector privado y la articulación entre diversas Regiones de
4 Alessandra Minniceli, Presidenta de la Fundación Observatorio de Responsabilidad Social es la autora del concepto
de Ecosistema de Responsabilidad Social, incuba desde la Fundación que preside, más de 80 proyectos pymes y minipymes.
16
Latinoamérica y El Caribe. Esta reflexión se sitúa en el terreno de lo que tiene que
ser un territorio socialmente responsable, con una implicación de todos los actores
que lo integran.
Sin embargo, parafraseando a Vallaeys, queremos destacar que “estas tendencias
articuladoras entre sectores hasta ahora separados, no debe conducirnos a ningún
entusiasmo ingenuo. La RS no armoniza los intereses en conflicto por acto de
magia, no reemplaza los necesarios sistemas de regulación jurídicos y políticos, sino
que se conjuga con ellos”.
CONCLUSIONES
Indudablemente, la RSOrganizacional ha trascendido los círculos de expertos más
reducidos para instalarse en el debate público, como consecuencia del papel que
desempeñan, en especial las empresas, como actores de la cooperación al
desarrollo, y del impacto que tienen actualmente las mismas en la sociedad. Pese a
ser un área todavía en construcción, el tema goza de un protagonismo notable y día
a día cobra mayor interés debido a la conciencia y necesidad de mantener un
comportamiento socialmente responsable del conjunto organizacional que permita
contribuir al desarrollo sustentable. Como parte integrante del concepto de desarrollo
sustentable, la RS se inserta en la dimensión social, que juntamente con las
dimensiones económica, ambiental y cultural, constituyen los pilares del desarrollo
sustentable. Las sociedades cada vez más complejas, y por ende, con problemáticas
sociales multidimensionales y multicausales, demandan estrategias integrales e
intersectoriales como respuestas, poniendo en marcha procesos de gestión social
que involucran diversos actores, entre ellos el Estado, (el más importante e
ineludible), en todos sus niveles jurisdiccionales de gobierno y sectores que lo
integran. Además de que en nuestro país la RS forma parte de las políticas del
Estado. Y los trabajadores sociales estamos insertos en estos espacios...
Las cuestiones pertinentes a la RSO, reiteramos, son por demás complejas,
polémicas y contradictorias, especialmente porque la relación entre las necesidades
y los derechos sociales está en el núcleo de muchos problemas que, cada vez
cobran mayor visibilidad y producen innumerables discusiones en la actualidad. Por
ello, es inviable en este texto abordarlas con profundidad, y el objetivo se ha
centrado en aportar algunas precisiones conceptuales y ejes de debate en torno a la
RS en general, a la vez que situar algunos puntos críticos que contribuyan para
guiar la discusión de dichas cuestiones, especialmente en el ámbito del Trabajo
Social. Si la ampliación de las acciones sociales organizacionales se presenta como
un campo potencial para la actuación profesional, de lo que se trata, entonces, es
provocar la reflexión y el acercamiento al nuevo embrión que se está gestando y no
para de crecer. En este momento en que nuevas expresiones de la cuestión social
emergen en los contextos organizacionales, no se justifica el alejamiento de aquellos
profesionales que abordan la cuestión social. La pregunta sería, ¿cómo viene
posicionándose el Trabajo Social frente a este nuevo campo de actuación
profesional que representa la RS?
Aunque este carácter ambivalente de la misma conlleva riesgos y oportunidades,
consideramos que se trata de una actividad novedosa de la que aún queda por
hacer una evaluación a más largo plazo, y cuyos resultados todavía deben ser
valorados con mayor perspectiva.
17
Para finalizar, consideramos importante puntualizar que tal vez no hay que pensar en
un concepto único de RSO, sino que en cada región de nuestro país y del mundo se
pueden plantear acciones y programas entre los diversos sectores que la conforman
para que ofrezcan soluciones concretas a las necesidades de las comunidades
donde se asienta cada organización.
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