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Qué es la parroquia:
La parroquia es célula viva de la Iglesia y el lugar privilegiado donde la mayoría de los cristianos
tienen una experiencia concreta de Cristo y de comunión eclesial. La parroquia está llamada a ser
casa y escuela de comunión.
Por medio de los laicos, la Iglesia debe estar presente en el área de la cultura, del trabajo, de la familia,
de la educación, de las ciencias, de las artes, de la política, de la economía, de los medios de
comunicación…
Siguiendo el ejemplo de las primeras comunidades cristianas, la comunidad parroquial debe reunirse
para:
Participar y profundizar la palabra de Dios.
Integrar una verdadera comunidad de hermanos /as.
Participar en el pan eucarístico.
Practicar la caridad y la solidaridad.
La Eucaristía, signo de unidad de todos con todos, hace presente el misterio del Hijo de Dios hecho
hombre (Fil 2,6-8) y nos plantea la exigencia de una evangelización integral.
Si Jesús vino para que todos tengamos vida en plenitud, la parroquia tiene la hermosa ocasión de
responder a las grandes necesidades de nuestros pueblos.
Cada parroquia debe concretar algunos signos solidarios en su compromiso social. No puede ser ajena
a los grandes sufrimientos que vive la mayoría de nuestra gente.
Debe también ofrecer el sacramento de la reconciliación con celo pastoral y con entrañas de
misericordia.
La renovación de la parroquia exige actitudes nuevas en los párrocos y en los sacerdotes que están a
su servicio. La primera exigencia es que el párroco sea un auténtico discípulo de Cristo y ardoroso
misionero (DA 201).
Que sean promotores de una verdadera participación laical, de modo que los laicos se sientan
corresponsables.
Una parroquia comunidad de discípulos / misioneros (as) exige tener vigente el Consejo Pastoral, así
como el Consejo para asuntos económicos, animados por una espiritualidad de comunión y de
servicio.
Dentro del territorio parroquial, la familia cristiana es la primera referencia en la comunidad eclesial.
En ella viven y se transmiten los valores fundamentales de la vida cristiana, por eso se la llama Iglesia
doméstica en la que los padres son los primeros transmisores de la fe.
Los fieles deben experimentar en la parroquia un verdadero ambiente de familia, vivido a través de
la fe, de la amistad y de la solidaridad.
Sumario:
I. Introducción
II. El Plan Pastoral
III. El Plan Pastoral, Instrumento Misionero
1. Objetivos
2. Formación integral de los discípulos misioneros.
3. Procesos evangelizador
4. Itinerario de la misión (5 etapas)
Conclusión
I. Introducción.
En nuestra XC Asamblea Plenaria nos hemos propuesto como objetivo general ‘Redescubrir e
impulsar los procesos y las estrategias pastorales que orienten la misión Continental a fin de
sensibilizarnos como pastores, “discípulos-misioneros” en continua conversión para dinamizar el
proyecto de la misión permanente’.
Después de haber considerado los desafíos sociales de la situación del país y los desafíos pastorales
desde Aparecida (ver), hemos considerado como temas iluminadores: “El Obispo misionero de la
esperanza” y “El Obispo animador de los procesos misioneros” (juzgar-iluminar), pasamos a la
tercera parte con los temas: “La visita pastoral como servicio e impulso misionero” y “El Plan Pastoral
Instrumento Misionero” (actuar).
El proyecto pastoral de la Diócesis, camino de pastoral orgánica, debe ser una respuesta consciente y
eficaz para atender las exigencias del mundo de hoy, con indicaciones programáticas concretas,
objetivos y métodos de trabajo, de formación y valorización de los agentes y la búsqueda de los
medios necesarios, que permiten que el anuncio de Cristo llegue a las personas, modele las
comunidades e incida profundamente mediante el testimonio de los valores evangélicos en la
sociedad y en la cultura. (DA 371)
Esta firme decisión misionera debe impregnar todas las estructuras eclesiales y todos los planes
pastorales de diócesis, parroquias, comunidades religiosas, movimientos y de cualquier institución de
la Iglesia. Ninguna comunidad debe excusarse de entrar decididamente, con todas sus fuerzas, en los
procesos constantes de renovación misionera, y de abandonar las estructuras caducas que ya no
favorezcan la transmisión de la fe. (DA 365)
Formar misioneros.
Un proceso evangelizador
Un itinerario para la misión
Evangelizar es llevar la buena nueva y la buena nueva es una persona Jesucristo y con su influjo
transformar la conciencia personal y colectiva de los hombres, la actividad en la que ellos están
comprometidos, su vida y ambiente concretos (cf. EN 18)
La Iglesia también tiene el encargo de transmitir el amor de Cristo, “ Les doy un mandamiento nuevo:
Ámense los unos a los otros como yo los he amado, así también ámense los unos a los otros, por el
amor que se tengan los unos a los otros reconocerán todos que son mis discípulos (Jn 13, 34-35)
El amor es el que da la vida; por eso la Iglesia es enviada a difundir en el mundo el amor de Cristo,
para que los hombres y los pueblos tengan vida y la tengan en abundancia (cf. Jn 10,10)
Esta V Conferencia, recordando el mandato de ir y de hacer discípulos (cf. Mt 28, 20), desea despertar
la Iglesia en América Latina y El Caribe para un gran impulso misionero. No podemos desaprovechar
esta hora de gracia. ¡Necesitamos un nuevo Pentecostés! ¡Necesitamos salir al encuentro de las
personas, las familias, las comunidades y los pueblos para comunicarles y compartir el don del
encuentro con Cristo, que ha llenado nuestras vidas de “sentido”, de verdad y amor, de alegría y de
esperanza! No podemos quedarnos tranquilos en espera pasiva en nuestros templos, sino urge acudir
en todas las direcciones para proclamar que el mal y la muerte no tienen la última palabra, que el
amor es más fuerte, que hemos sido liberados y salvados por la victoria pascual del Señor de la
historia, que Él nos convoca en Iglesia, y que quiere multiplicar el número de sus discípulos y
misioneros en la construcción de su Reino en nuestro Continente. Somos testigos y misioneros: en
las grandes ciudades y campos, en las montañas y selvas de nuestra América, en todos los ambientes
de la convivencia social, en los más diversos “areópagos” de la vida pública de las naciones, en las
situaciones extremas de la existencia, asumiendo ad gentes nuestra solicitud por la misión universal
de la Iglesia. (DA. 548)
Respecto a la acción pastoral planificada nos dice el Documento de Puebla: “El camino práctico
para realizar concretamente esas opciones pastorales fundamentales de evangelización es el de una
pastoral planificada” (Puebla 1306). Esta acción pastoral planificada “Es la respuesta específica,
consciente e intencional, a las necesidades de la evangelización. Deberá realizarse en un proceso de
participación en todos los niveles de las comunidades y personas interesadas, educándolas en la
metodología de análisis de la realidad, para la reflexión sobre dicha realidad a partir del Evangelio;
la opción por los objetivos y los medios más aptos y su uso más racional para la acción
evangelizadora” (Puebla 1307).
Pastoral es la continuación de la obra salvadora de Jesús, Buen Pastor, a través acción de la Iglesia.
Dentro del proceso de dicha acción en la Iglesia universal, en cada diócesis y en cada una de las
parroquias, se deben tomar en cuenta algunas preguntas: ¿Qué necesidades o carencias hay en la
comunidad? ¿Cuáles son prioritarias? ¿Qué estamos haciendo para responder a ellas? ¿Qué
queremos lograr? ¿Qué queremos cambiar o transformar? ¿Qué queremos hacer desaparecer?
¿Cuáles son nuestros objetivos? ¿Con qué recursos contamos?
Todo plan contiene 4 fases o momentos fundamentales en los que debe estar concentrado el máximo
de participación: a) elaboración; b) la difusión; c) la ejecución y d) la evaluación.
Necesitamos ir analizando la realidad para ir descubriendo las dimensiones de pecado –que trastorna
el plan de Dios, rompe la comunión con Él y con la comunidad- y poder redimirla, transformarla en
Reino de Vida, de Justicia, de Verdad, de Unidad, de Gracia, de Amor y de Paz.
B). Modelo ideal, ¿Qué imagen de Iglesia debemos construir que este conforme al plan de Dios?
C). Modelo de diagnóstico, conocer las dificultades y obstáculos que impiden el futuro deseado
(modelo ideal) y los recursos y potencialidades que lo favorecen
E). Modelo operativo consiste en elaborar los pasos, planificación y programación para acercarse al
futuro deseado.
1. Objetivos:
1.1. Objetivo general
Abrirse al impulso del Espíritu Santo, para promover la conciencia y la acción misionera
permanente de los discípulos, mediante la misión Continental.
2.1 El kerigma,1
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Dios te ama, eres precioso a sus ojos, saliste de sus manos. ¿Por qué tantos males? El hombre cerró su
corazón al amor de Dios, le dio la espalda y entraron todos los males, ruptura de la armonía, injusticia,
violencia, desequilibrio, enfermedades, muerte, pero Dios que te ama envió a su Hijo Jesús él tomó el pecado
y pagó la deuda por ti, canceló, borró tus pecados “Canceló la nota de cargo que había contra nosotros . . . la
suprimió clavándola en la cruz” (Col 2, 14)
“El kerigma no solo es una etapa, sino el hilo conductor de un proceso que culmina en la madurez del
discípulo de Jesucristo, sin el kerigma los demás aspectos de este proceso están condenados a la
esterilidad, sin corazones verdaderamente convertidos al Señor. Sólo desde el kerigma se da la
posibilidad de una iniciación cristiana verdadera, por eso la Iglesia ha de tenerlo presente en todas
sus acciones” (D.A 278, a).
“No se comienza a ser cristiano con una decisión ética o una gran idea, sino por el encuentro con un
acontecimiento, con una persona, que da un nuevo horizonte a la vida y con ello una orientación
decisiva. (D.A. 243)
“Comuniquen por doquier por desborde de gratitud el don del encuentro con Jesucristo” (D.A. 14)
“El mayor tesoro que les podemos ofrecer es que lleguen al encuentro con Jesucristo resucitado,
nuestro Salvador”. (D.A. 95)
Uno de los anhelos más grandes que se ha expresado en las Iglesias de América Latina y el Caribe es
la renovación de las Parroquias y que estas se conviertan de verdad en “espacios de la iniciación
Cristiana, de la educación y celebración de la fe.” (cf. D. A. 170).
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Por los Sacramentos de la iniciación cristiana, los hombres, liberados del poder de las tinieblas, muertos,
sepultados y resucitados con Cristo, reciben el Espíritu de hijos adoptivos y celebran con todo el pueblo de Dios
el memorial de la muerte y resurrección del Señor (Ad gentes 14).
Por el Bautismo, se recibe la dignidad de hijos de Dios, se restituye la inmortalidad, abre las puertas del reino
de los cielos, queda revestido de Cristo, se llena de la luz de Cristo e incorporado a la Iglesia cuerpo místico de
Cristo, Pueblo de Dios, consagrado sacerdote, profeta y rey.
Por la Confirmación, se recibe el Espíritu Santo para dar testimonio de Cristo y colaborar en el anuncio del
Evangelio y la extensión del reino de Cristo, en la Confirmación se perpetúa la gracia de Pentecostés y se
participa en la responsabilidad apostólica de anunciar el evangelio y establecer su reino, el ungido por el Espíritu
Santo recibe la fortaleza para vencer el mal, para ser justo, santo, portador de paz, lleno de alegría “has amado
la justicia y odiado la impiedad por eso Dios te ha ungido con oleo de júbilo” (Sal 45,8)
Son muchos los creyentes que no participan en la Eucaristía dominical, ni reciben con regularidad los
sacramentos, ni se insertan activamente en la comunidad eclesial (D.A 286). La iniciación cristiana
en muchas partes ha sido pobre o fragmentada (D.A. 287) muchos cristianos tienen una identidad
cristiana débil, vulnerable, porque no ha habido una adhesión personal a Jesucristo y no hay
coherencia entre fe y vida. Los sacramentos se reciben sin la suficiente formación (EIA 34). La
iniciación cristiana, un gran desafío ante mucha gente que no valora el sentido de la vida Sacramental,
de la participación comunitaria y del compromiso ciudadano.
Ante la realidad antes mencionada, se impone la tarea irrenunciable de ofrecer a todos los hombres
el kerigma como una experiencia de encuentro vivo con Cristo y de una experiencia de discipulado,
mediante una iniciación cristiana viva y operativa (cfr. D.A. 287)
Este catecumenado está íntimamente unido a los sacramentos de iniciación: Bautismo, Confirmación
y Eucaristía, celebrados solemnemente en la Vigilia Pascual (D.A. 288) La iniciación cristiana realiza
mediante el conjunto de los tres sacramentos: el Bautismo, que es el comienzo de la vida nueva; la
Confirmación, que es su afianzamiento; y la Eucaristía que alimenta al discípulo con el Cuerpo y la
Sangre de Cristo para ser transformado en él. (CCE 1275).
a) El rito de iniciación cristiana de adultos (RICA, año 1973) nos presenta cuatro tiempos o
pasos graduales para la iniciación cristiana:
Un proceso catequético orgánico y progresivo, que se extienda a todo el arco de la vida desde la
infancia hasta la ancianidad, con una formación integral: a) humana y comunitaria, b) espiritual, c)
intelectual d) pastoral y misionera (cf. DA 280). Para formar discípulos misioneros que respondan a
su vocación en la Iglesia y en el mundo.
4.3 Una etapa para profundizar la experiencia cristiana con grupos prioritarios en la pastoral de
la Iglesia
En la tercera etapa: Misión con Grupos Prioritarios (por ejemplo profesores de religión, catequistas,
periodistas católicos)
Fortalecer su compromiso de fe
Catequizar sobre el sentido del domingo
Catequizar sobre la Eucaristía como proyecto de solidaridad
Darle importancia a la pastoral familiar
Prepararlos como discípulos misioneros que hagan presencia específica en sus ambientes
(hacer un itinerario de formación)
Continuar la visita casa por casa
Los jóvenes pueden preparar una página web o blog de cada Parroquia al servicio de la
comunidad.
En la quinta etapa: Misión Territorial, tener Parroquias acogedoras, participativas, misioneras,
solidarias, que ofrezcan una experiencia de vivencia fraterna y de formación de discípulos misioneros
a partir del kerigma.
Conclusión:
La Diócesis tiene como prioridad pastoral favorecer el encuentro vivo con Cristo, por medio del
anuncio del kerigma, facilitar la formación de los discípulos misioneros de Cristo, comenzando con
la iniciación cristiana donde todos los miembros de la Iglesia Particular vivan la experiencia de una
comunidad fraterna y solidaria, haciendo de ella una verdadera casa y escuela de comunión.
El Obispo es el primer responsable de la misión en cada Iglesia particular y es quien debe convocar
a todas las fuerzas vivas de la comunidad, para este gran empeño misionero: Sacerdotes, religiosos,
religiosas y laicos. La evangelización está íntimamente unida a la promoción de la dignidad humana.
Que María Santísima de Guadalupe, misionera de nuestra nación nos acompañe a todos los
mexicanos, especialmente a los agentes de pastoral para emprender la Gran Misión Continental y
permanente en nuestra patria de México.