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VERBALES DEL
INDOEUROPEO AL LATÍN
Universidad de Valladolid
Desinencias verbales del indoeuropeo al latín ● Mª Victoria Yagüe Kuzminska ● Curso 2013/2014
Universidad de Valladolid
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Desinencias verbales del indoeuropeo al latín ● Mª Victoria Yagüe Kuzminska ● Curso 2013/2014
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Índice
1. Introducción 4
a) Lengua flexiva y aglutinante 4
b) Categoría de número 4
c) Categoría de persona 4
2. Desinencias verbales 4
a) Las desinencias activas 6
b) Las desinencias de perfecto 6
c) Las desinencias de pasiva y deponente 8
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Desinencias verbales del indoeuropeo al latín ● Mª Victoria Yagüe Kuzminska ● Curso 2013/2014
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1. INTRODUCCIÓN
a) Lengua flexiva y aglutinante
Desde el punto de vista morfológico, el latín y las antiguas lenguas indoeuropeas son lenguas
flexivas, y por tanto cuentan con unas formas flexionadas y otras invariables. Una lengua flexiva se
caracteriza por tener añadidos al tema de una palabra diversos morfemas que, dependiendo de su
alternancia definen la función sintáctica que las palabras realizan en el enunciado. En
contraposición, las lenguas aglutinantes añaden morfemas gramaticales, pero éstos no alternan. Un
ejemplo de lengua aglutinante es el turco, que a partir, por ejemplo, del radical sev- “ama-”,
añadiendo el morfema -er “hay”, forma la 3ª persona del singular sever, “hay amor, él ama”, y con
el morfema -im “para mí” la 1ª persona severim “hay amor para mí, yo amo”. En cambio, las
lenguas flexivas como el latín, en vez de aglutinar diversos morfemas, los alternan para cambiar la
información y las relaciones sintácticas. Así en el verbo amare latino, am-o es la primera persona
del singular y am-a-t, la tercera. A este último morfema se le denomina desinencia.
Las categorías morfológicas que más se oponen entre sí son la de nombre y verbo, y cada una lleva
desinencias propias a las que se les asocia la expresión de unas determinadas categorías: al nombre,
el género, número y caso; al verbo, la persona, el número, modo, aspecto, tiempo y voz.
b) Categoría de número
El número es una categoría morfológica que indica si el referente de un sintagma o una predicación
se refiere a una o más entidades. En indoeuropeo existían cuatro números: el singular, el plural, el
dual y el colectivo, éste último sólo para el nombre y el pronombre, ya que en el verbo se confundía
con el singular. De estos cuatro números todavía se conservan vestigios en lenguas tales como el
griego, como el dual τὼ ὀφθαλμώ “ambos ojos”, o la forma colectiva, con un neutro plural y el
verbo en singular τὰ ζῶα τρέχει “los animales corren”.
En latín han quedado únicamente el singular y el plural, eliminándose las categorías de colectivo y
dual.
c) Categoría de persona
La persona es una categoría gramatical que indica qué papel ocupan el hablante, el oyente u otro
interviniente respecto de la predicación. Además de las desinencias verbales, también reflejan el
morfema de persona los pronombres personales. En el caso nominativo de primera y segunda
persona son enfáticos cuando van en el enunciado, ya que estas personas son las personas marcadas,
mientras que la tercera persona es la persona no marcada y no tiene valor enfático.
Es interesante también notar que probablemente la desinencia del nominativo de la primera persona
de singular tenga que ver con la desinencia verbal de primera persona de singular, puesto que ambas
son -eH3 , como se ve en las formas *eg-eH3 y *am-eH3 (en la primera persona pareces ser que se
une directamente a la raíz).
2. DESINENCIAS VERBALES
Antes de entrar de lleno en la evolución del indoeuropeo al latín de las diferentes desinencias
verbales, es pertinente hablar sobre ciertos criterios que afectan al verbo y que las desinencias
pueden expresar, tales como la voz y el aspecto indoeuropeo.
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Desinencias verbales del indoeuropeo al latín ● Mª Victoria Yagüe Kuzminska ● Curso 2013/2014
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Voces
La voz es una categoría gramatical que marca las relaciones entre el sujeto, el verbo y el objeto,
asignando al sujeto un papel frente a la acción. En indoeuropeo no existía la voz pasiva, sino que
había una oposición entre voz activa y media, aunque la distinción no era demasiado marcada, y se
manifestaba mediante la permutación de dos series de desinencias.
Las lenguas históricas han innovado en este sentido. Así, el griego ha creado una voz pasiva además
de las otras dos que, salvo en el futuro y el aoristo (λυ-θή-σομαι y ἐλύ-θη-ν), tiene las mismas
desinencias que la media. El latín por su parte ha tomado una voz pasiva anterior a los primeros
textos, eliminándose la voz media; también posee los llamados verbos deponentes y una voz
impersonal.
La voz pasiva sólo tiene desinencias propias en el presente, imperfecto y futuro de infectum,
añadidas a los mismos temas temporales o modales de la activa, pues el perfectum se construye
mediante formas perifrásticas (amatus sum). Las formas desinenciales parecen proceder de la
antigua voz media, mezcladas con características impersonales.
Los verbos deponentes, verbos con forma pasiva pero significado pasivo, continúan un grupo de
verbos indoeuropeos flexionados sólo según la voz media, los media tantum. Son bastante comunes
pese a que era difícil aprehender su valor.
Las formas impersonales como pluit, tonat tienen desinencias actualizadoras, y por tanto su
paradigma es unipersonal. En las lenguas indoeuropeas se toma normalmente la desinencia de
tercera persona del singular para marcar morfológicamente la impersonalidad, ya que es la “no
persona”.
Tiempo y aspecto
Mientras que las lenguas modernas se ordenan según la perspectiva de tiempo, localizando el
proceso verbal en su duración, el indoeuropeo lo hacía en cuanto al aspecto, que sitúa el proceso por
una referencia interna al proceso mismo, si está a punto de acabarse, en su comienzo, mientras dura,
en su término, acabado, etc. El tiempo se expresaba mediante procedimientos léxicos, y el futuro
era apenas existente.
El indoeuropeo distingue tres aspectos fundamentales: 1) El infectum, un aspecto dinámico y
progresivo, caracterizado en la voz activa por el vocalismo pleno radical e y desinencias primarias.
2) El perfectum, un aspecto estático y acabado, caracterizado por un vocalismo radical pleno de
timbre o y una serie específica de desinencias. A veces se le añadía una reduplicación. 3) El aoristo
un aspecto “cero”, ni dinámico ni estático, ni progresivo ni acabado, con vocalismo radical reducido
y desinencias secundarias.
El latín presenta algunas innovaciones. Sincretiza, como el itálico común, el antiguo aoristo y
perfecto indoeuropeos en el perfectum, que cada vez ha tendido a expresar cada vez menos el
aspecto, funcionando como un tiempo histórico-narrativo en el pasado. El tiempo le gana terreno al
aspecto, y cada tema ( infectum y perfectum) gana un pretérito y un futuro.
Por último, hay que decir que las desinencias indoeuropeas se caracterizaban por tener dos series en
cuanto a la voz y dos series paralelas llamadas “primaria” y “secundaria” que caracterizarían a las
formas verbales actualizadas y no actualizadas respectivamente. El término “actualizar” se refiere a
la introducción de una palabra en el acto de habla, dándole cercanía en el tiempo y realidad. El
indoeuropeo habría conocido también una oposición parcial entre desinencias temáticas y
atemáticas, que sólo se aprecia en la primera persona del singular de la voz activa -mi/-o. Por otra
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parte, como ya se ha dicho, las desinencias de perfecto activo en el singular son diferentes al resto.
El latín ha innovado sobre estas desinencias. En primer lugar, ha generalizado como primera
persona del singular la desinencia temática -ō, en detrimento de la atemática -mĭ, que sólo se ve en
la forma sum < *s-o-mĭ. Otra innovación importante es la abolición de las distinciones entre la serie
primaria y secundaria de desinencias, que en la primera y segunda persona del plural eran iguales, y
en las demás personas la ĭ, al tratarse de una vocal cerrada y breve en sílaba final y por tanto, muy
débil, ha desaparecido produciendo distintas evoluciones. En la primera persona del singular *-mĭ
> -m, y en la segunda persona del singular *-sĭ > -s. Sólo las terceras personas del singular y del
plural debían mantener la oposición; pues las desinencias primarias evolucionaron *-tĭ > -t y *-ntĭ
> -nt, mientras que las secundarias lo hicieron de otra forma: también se debilitó el fonema final,
una consonante oclusiva simple dental sorda, sonorizándose *-t > -d y *-nt > -nd, como se observa
en testimonios arcaicos como la Fíbula de Preneste (Fhefhaked) o en el Vaso de Duenos (feced). Sin
embargo, por analogía con las desinencias de primera y segunda persona del singular, donde se
había abolido la oposición, que tampoco aportaba ninguna marca especial, se igualaron las
desinencias primarias -t y -nt a las secundarias -d y -nd, quedando las primarias únicamente.
Sólo se ha conservado en latín una desinencia secundaria con fines funcionales, la de la primera
persona del singular en -m (amaba-m), porque de lo contrario, una forma con una desinencia
primaria como amab-ō habría sido homófona con el futuro.
Por último, el latín presenta una segunda persona del plural en -ti-s, resultado del debilitamiento de
la vocal de timbre e de la desinencia indoeuropea por encontrarse en posición final y la posterior
adición de un morfema -s desconocido en las demás lenguas, que quizá provenga, por analogía con
la primera persona del plural, de la desinencia -mu-s.
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posición final y débil dando -er-unt. En cuanto a la escansión, normalmente se mide la e como
breve, pero en ocasiones los poetas dactílicos la miden como larga.
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pleno *-ro (al igual que existía una desinencia secundaria *-t, y una media *-to). Se habría
producido un cruce más tarde entre la desinencia secundaria de tercera pers. plur. activa *-nt y la
desinencia media *-ro, creándose una desinencia secundaria media de tercera pers. plur. *nt-ro,
apocopada en *-ntr, que sería el origen de la desinencia -ntur latina. La desinencia de tercera pers.
sing. se habría obtenido por analogía.