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CARTA Nº 57

Para responder a Tschirhaus, Spinoza le propondrá abordar el tema del libre


albedrio, dirá que la persona que niega algo y otra que lo afirma, en ambos casos
serán verdaderas ya que es la concepción de libertad de tendrá cada uno.
La respuesta inicial de Spinoza será que estamos determinados, sin embargo en
ciertas cosas si podemos hablar de libertad. Lo expone en tres aspectos, en el
primer caso niega que tenemos algún poder absoluto sobre las cosas externas,
en el segundo actuamos con cierta libertad pero también con limitaciones que
dependerán tanto de las cosas exteriores, así como de nuestro cuerpo, por último
que es donde se centrará el despliegue de está libertad de elección, de forma
absoluta y que no está determinada por alguna causa externa es decir en el
pensamiento mismo, en la razón. Me permitiré usar un ejemplo para apoyar mi
comprensión:
Se me ha encomendado una tarea, ésta es, entregar un comentario sobre la
carta Nº57 de Spinoza, en un primer momento ya hay factores externos que
determinan la entrega de éste, los que puedo mencionar son los siguientes: a) Es
un trabajo asignado por el Prof. Sergio Pérez Cortes, b) El objeto mismo del
comentario, a razón de ser un criterio de evaluación o saber si algo de Spinoza ha
quedado en mi pensamiento, c) El tiempo establecido para la entrega, 21 de julio
de 2016, son factores que están determinadas por causas que no son las mías,
de las que no tengo poder alguno, a menos (esto me lleva al segundo punto) que
decida no entregarlo e incluso no escribirlo, es decir una limitación orientada
hacia mis voliciones e ideas y lo lleve a la acción, lo escriba, dentro de lo
cognitivo y corpóreo.
El tercer punto tiene que ver con el mero pensamiento que he desarrollado, es
aquí donde mi pensamiento está pensando con libertad, sobre todas las ideas con
respecto al libre albedrio, Dios inserto en el mundo causal de las cosas, de las
ideas verdaderas o inadecuadas que pudieran estar surgiendo en torno a este
ejercicio, etc., por lo que no hay determinación alguna, aquí la voluntad no
interviene en lo absoluto.
Todo está dado por Dios, éste y la naturaleza son uno mismo, dentro de ese
orden causal de las cosas; siendo causa de sí, pero también lo es de la esencia,
las afecciones como atributos de éste, así, nuestro pensamiento en acto se
encuentra inserto en ese orden, necesariamente, pues nada se da arbitrariamente
o parte desde la contingencia, por lo que si todo parte de Dios, las cosas limitadas
y singulares no se determinan a sí mismas.
Mi formación e incluso el contexto me llevó a pensar que mi cuerpo, se
sumerge en una batalla constante entre mi pensamiento y mis pasiones;
buscando entre las filosofías existentes alguna que me permitiera llegar a un
equilibrio entre la razón y lo que mis afectos quieren, con el objetivo de que la
razón triunfara en esa lucha y no dejarme arrastrar por mis pasiones o por lo
menos se redujeran a una apatía generalizada, había encontrado sólo en Epicuro
ciertas respuestas a mi búsqueda.

Spinoza nos habla de la relación entre cuerpo y alma, no hay facultades del
alma, que piense, quiera o desee, nuestra alma no está fragmentada por ese
cumulo de facultades, sino que es una relación de unidad entre ambos, nuestra
alma son ideas en acto que se niegan o afirman, nuestra voluntad es un modo del
pensamiento, por lo que ésta estará determinada, por lo tanto no es libre, porque
no decide arbitrariamente en su actuar, las cosas finitas no se auto determinan.
Pero para que se den esas ideas en acto debe existir un cuerpo, sin este no se
darían las afecciones del alma. No puede existir el alma sin el cuerpo siendo
estos la realización práctica del cumulo de pensamientos, ideas, voliciones y para
entender su constitución hay que comprender la naturaleza de nuestro cuerpo.

Somos un organismo constituido por materia, huesos, piel, sangre, etc., éste
cuerpo requiere de alimento para sobrevivir y conservarse pues es finito, que
produce movimiento pero al mismo tiempo somos afectados por otros cuerpos en
movimiento y podemos a su vez hacer uso de las cosas exteriores, así mismos el
alma puede percibir las afecciones que recibe del cuerpo.
Lo mismo pasa con el alma, constituida por una compleja red de ideas que,
ante la presencia del cuerpo, el alma responde de acuerdo a las afecciones que le
generen las cosas exteriores y estará determinado por aquellas.
Es entonces lo que explicaría el primer punto al que se refiere Spinoza en su
carta, somos cuerpos que afectados por las cosas externas estaríamos
determinados.
Debo remitirme aquí al Tratado de la reforma del entendimiento pues si bien el
hecho de que estemos determinados por lo externo no nos sugiere que no
seamos libres y esa libertad radica en la búsqueda de la autodeterminación a
través del pensamiento y la razón donde este se reafirma con las ideas.
En su Tratado, Spinoza nos habla de los modos de percepción y de la idea
verdadera, estos a mi parecer se relacionan con esa parte constitutiva del alma,
en cuanto a su formación como pensamiento. Son cuatro distintas maneras de
afirmar o negar algo con certeza, en el cual alcanzaremos la verdad.
El primero que es el de oídas y es arbitrario, considerado un modo pasivo y
confuso, que no se pondrían en duda; el segundo: por experiencia vaga, que se
dan por hecho por que forman parte de la vida práctica, son accidentes; el tercero:
es una forma de deducción, que universaliza con cierto grado de arbitrariedad, lo
hace vincular una cosa con otra, es decir es contingente. Estas tres considero que
se vinculan con aquellas cosas externas que nos influyen y no nos hacen llegar a
la verdad.
Es a través del cuarto modo en el que el pensamiento operará de otra forma, es
en este donde se conocen las cosas en su esencia, e inicia el proceso de
producir ideas y con ellas, mas ideas, en el que se comprenden los actos de
nuestro propio entendimiento, lo que nos hace libres es conocer las causas del
por qué deseo lo que deseo y a partir de ahí auto determinarme y regirme en la
razón porque me conozco, ya no entra aquí ninguna volición porque mi
pensamiento se reafirma a sí mismo, en el entendimiento, en las ideas verdaderas
y que me harán ver aquellas ideas mutiladas.
Todo esto me lleva a pensar sobre las razones que tuve para seguir estudiando,
una de ellas era y es la comprensión del mundo, de las cosas, de manera
racional, no detenerme en la construcción de mi pensamiento, pero sobre todo, en
esa búsqueda de comprensión del entendimiento para llevarlo a cabo, de esa
congruencia entre lo que se hace y lo que se piensa.
Bibliografía
Spinoza, B. (1988). Tratado de la reforma del entendimiento. Madrid: Alianza.
Spinoza, B. (2015). Ética. Madrid: Alianza.

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