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Karl Marx divide este capitulo en dos partes, proceso del trabajo y proceso de valorización
ejemplificando el proceso del hilo, que, a través de las diferentes etapas que sufre el
algodón, nos explica el proceso de trabajo, y a su vez, también el proceso de como el
capitalista valoriza ese producto.
El uso de la fuerza de trabajo es el trabajo mismo. Bajo esa premisa Karl Marx comienza
explicando el uso que el comprador le da a la fuerza de trabajo es el trabajo mismo. Pero
mucho antes que eso, el trabajo mantiene una relación estrecha entre el hombre y la
naturaleza, esto con el fin de apoderarse de los recursos que provee la madre tierra para la
utilidad del hombre. Y el trabajo se concibe en una forma en que únicamente pertenece al
hombre. Pertenece a un hombre que en su mente modela, piensa e idealiza un objeto,
objeto el cual, en la realidad, tratara de ejemplificar tal cual nació en su mente.
Los elementos simples del proceso laboral son a actividad orientada a un fin - o sea el
trabajo mismo – su objeto y sus medios. El objeto general, son los recursos que provee la
tierra (incluyendo el agua). Son cosas que ya están dadas solo para que el hombre llegue
y las utilice para su beneficio (creación de bienes), sin embargo, en el instante que esos
recursos intervienen en un primer proceso mediado por el trabajo, son llamados materias
primas. El medio de trabajo es una cosa o conjunto de cosas que el trabajador interpone
entre él y el objeto de trabajo y que le sirve como vehículo de su acción sobre dicho objeto.
Para que se entiendan bien todas estas determinaciones, Marx analiza a continuación el
proceso de formación de valor a través de dos supuestos sucesivos: primero, suponiendo
que no se genera plusvalor, después, suponiendo que sí. Si el valor del producto fuera sólo
igual al del capital adelantado (el dinero con que paga los medios de producción,
instrumentos y objeto de trabajo, y la suma que paga los salarios que sirven a los obreros
para comprar sus bienes de consumo), no habría nada parecido al plusvalor, por mucho
que el capitalista, o los profesores de economía política que aquél paga para ello, traten de
convencernos de que hay que remunerar su sedicente “servicio”, ya sea en forma de
“abstinencia”, “renuncia”, o “trabajo propio” –no el de su “overlooker [capataz] y su manager
[gerente]”, que son los que en realidad trabajan–.
Teniendo el resultado neto del análisis que todo esto ocurre a la vez dentro y fuera de la esfera de
la circulación. La transformación del dinero en capital significa, por tanto, que la formación de valor
se ha “prolongado” más allá del punto clave y su proceso simple se ha convertido en proceso de
valorización. Para finalizar el capítulo, Marx recuerda que, así como en la unidad de proceso de
trabajo y de formación de valor teníamos la producción mercantil, como unidad de trabajo y
valorización tenemos la “forma capitalista” de la producción de mercancías.