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REGION DEL GOLFO DE MEXICO

CULTURA OLMECA

Los olmecas, cuyo nombre significa "país del hule" (del azteca ulli, hule o caucho)

Antiguo pueblo del sur del golfo de México que originó la más antigua civilización en
Mesoamérica (México y América Central), y cuyo esplendor se fecha desde
aproximadamente el 1500 hasta el 900 a.C. Su área central ocupó unos 18.000 km2, en las
pantanosas selvas de las cuencas ribereñas de los actuales estados mexicanos de Veracruz
y Tabasco. Su influencia se extendió gradualmente hasta las tierras altas de México, esto
es, el valle de México, conocido como el Anáhuac, y los actuales estados de Oaxaca y
Guerrero, por lo que influyeron en otras culturas posteriores como la mixteca y zapoteca.

Los olmecas fueron muy inteligentes y cultos, aprendieron a observar el cielo y con ello
lograron establecer un calendario muy preciso que contemplaba la duración del año, el mes
lunar, el ciclo agrícola y las fechas de las ceremonias religiosas que realizaban. Tenían
un sistema de escritura de jeroglíficos e ideográfica, es decir que por medio de dibujos
daban a entender alguna idea.

La cultura Olmeca fue considerada como la cultura madre, debido a los adelantos que
tuvieron en varias ciencias y que compartieron con otras culturas, entre ellos destacaban:

Las matemáticas, porque inventaron un sistema de numeración vigesimal que después fue
perfeccionado por los mayas, quienes le incorporaron el número 0. Desarrollaron grandes
habilidades en astrología, hasta el grado de poder establecer un calendario de 365 días y
poder predecir los eclipses y movimientos lunares. Llevaban un control de sus eventos que
era grabado en grandes rocas llamadas estelas. Fueron los primeros en desarrollar
proyectos arquitectónicos, es decir planificaban muy bien sus ciudades.

A pesar de que en la zona en que habitaban no existían grandes piedras para hacer
pirámides, la construcción de columnas, edificios, templos, esculturas y plazas no fue nada
fácil porque el traslado de piedras se hacía desde muy lejos y se piensa que las colocaban
sobre troncos de árbol que iban rodando kilómetros y kilómetros, sobre un terreno nada fácil
o por medio de canoas construidas también con troncos de árbol.

Lo más notable es que muchas de las construcciones fueron elaboradas con barro y lo
trabajaban de tal forma que aún en la actualidad existen restos de ellos.Los olmecas
estaban organizados en tribus dirigidas por un solo jefe llamado Chichimecatl. Su gobierno
era teocrático, porque estaban dirigido por sacerdotes.

Tenían un tipo de organización comunitario conocido como "ciudad dispersa", en la que


cada comunidad o granja estaba dirigida por un rey o sacerdote y en ella vivían algunas
familias, cerca de las milpas.
El pueblo se encargaba de la construcción de los centros ceremoniales, que estaban
rodeados por las aldeas de campesinos, quienes se encargaban del cultivo de la tierra,
mientras que las mujeres elaboraban figuras y utensilios de barro, tejían telas y cuidaban a
los hijos.

Los olmecas destacaron por su arte escultórico en el que sobresale el volumen, o sea la
imagen tridimensional, la masa y peso, las estructuras en forma geométrica, las superficies
redondeadas y una excelente proporción armónica.

Trabajaron el barro, el jade y la piedra en forma maravillosa. Tallaban desde pequeñas


figuras en jade, hasta enormes rocas en las que esculpían cabezas de piedra, altares y
columnas labradas en rocas que traían desde muy lejos, probablemente haciéndolas rodar
sobre troncos de árbol.

Entre sus principales obras destacan por supuesto las monumentales cabezas de piedra
que pesan más de cuarenta toneladas, talladas en grandes piedras y cuyas caras tienen
rasgos negroides, las mejillas llenas, los ojos almendrados, la nariz amplia y los labios
carnosos y grandes. Todas tienen en la cabeza como cascos con protectores en las orejas.

También se han encontrado grandes, estelas, es decir rocas verticales, en donde se


presentan grabados de hombres llevando niños en las manos o rostros humanos saliendo
de las fauces de un jaguar, hombres desnudos en posición sentada o descansando sobre
sus rodillas. Todas ellas curiosamente llevan casco, pectoral y collares también tallados.

Las esculturas humanas tienen expresiones diferentes que denotan alegría, tristeza o enojo.
Una de las más famosas es la estatua del luchador, encontrada en Uxpanapan, Veracruz o
la del pensador.

También son típicas de los Olmecas, las esculturas pequeñas con cara de niño y las de
enanos, que eran considerados seres superiores.

La cerámica, fue otro de sus grandes artes, la utilizaban en forma doméstica, es decir para
uso en sus casas. Los platos y vasijas eran decorados con figuras geométricas o cabezas
de animales y utilizaban varios colores para pintarlos. Su cerámica era negra y gruesa, a
veces con manchas blancas, naranjas o amarillenta. Fabricaron tecomates, botellones y
vasijas.

El arte textil también fue muy importante en de desarrollo de los olmecas, utilizaban algodón
y aprendieron a cultivarlo en grandes cantidades. Aprendieron a tejerlo y a elaborar
preciosas telas y adornos. El final de la Cultura Olmeca, como de muchas otras culturas es
desconocido, ya que no hay evidencia de que fueran invadidos por los enemigos o los
conquistadores españoles.
Sin embargo, los restos encontrados de sus civilización hacen pensar que fueron ellos
mismos los que destruyeron sus templos y casas, antes de que su población se dispersara.

Los centros olmecas

Los centros de población y poder político más importantes de la cultura olmeca fueron: San
Lorenzo, La Venta y Tres Zapotes. Cerca de La Venta se encontraron los asentamientos
aldeanos más antiguos del área. Hacia 2250 a. de N.E., había grupos humanos que
cultivaban maíz en las riberas del río Barí y aprovechaban los recursos del manglar. De este
ambiente obtenían pescados, moluscos, tortugas, venados, fauna variada, yuca, etc.

San Lorenzo fue el centro olmeca de mayor importancia entre el 1150 y 900 a. de N.E. Se
situó entre las tierras altas y las planicies irrigadas por el río Chiquito, ramal del
Coatzacoalcos, en el estado de Veracruz. La mayoría de sus construcciones fueron erigidas
sobre una gran plataforma de 45 m de altura y 50 hectáreas de superficie. Este
asentamiento contó con plazas rectangulares, estructuras habitacionales y un acueducto.
Fue ocupado y abandonado varias veces en el transcurso de más de dos milenios y medio.
En este sitio se han encontraron más de 80 monumentos y diez cabezas colosales. Hacia
el 950 a. de N.E, San Lorenzo fue abandonado y la hegemonía territorial fue asumida por
La Venta (Tabasco).

La ocupación olmeca de La Venta se extiende durante 800 años, entre el 1200 y el 400 a.
de N.E. En La Venta, los edificios públicos se levantaban sobre una isla y el resto de las
viviendas se distribuían alrededor, entre los pantanos. En el centro de la ciudad se
encontraban varias plazas, con edificios a sus costados. En este periodo ya no se tallaron
cabezas colosales. Tres Zapotes fue ocupado después del 400 a. de N.E. Fue construido
sobre las colinas que rodean los ríos Papaloapan y San Juan, en Veracruz. Este centro
urbano fue habitado por pueblos que se supone que fueron de la misma familia lingüística
que los olmecas, la mixe. Aquí se encontraron más de 50 edificios y numerosos
monumentos pétreos. A partir de la ocupación de Tres Zapotes, los arqueólogos consideran
que ya no se puede hablar de una unidad cultural entre los olmecas.

TOTONACAS

Pueblo, grupo étnico amerindio del tronco lingüístico maya-totonaco, cuyo más cercano
pariente es el tepehua. Al parecer los totonacas tuvieron su primer asentamiento en el norte
del actual estado mexicano de Puebla. Ya en el periodo clásico mesoamericano (siglos I-
VIII d.C.) penetraron en territorio veracruzano dando lugar a centros tan importantes como
los de El Tajín, Zempoala, Papantla, isla de Sacrificios y otros, entre ellos Yohualichan en
Puebla. En la actualidad los totonacas continúan viviendo en las inmediaciones de los
lugares mencionados de Veracruz y asimismo en otros de la sierra norte de Puebla. Se
caracterizan por haber conservado sus antiguas tradiciones y forma de vida. Puede citarse
a este respecto su danza del volador que mantiene profundas connotaciones religiosas. De
acuerdo con los datos del censo de 1990 existían aproximadamente 220.000 personas de
filiación étnica totonaca, la mayoría de las cuales seguía hablando su lengua, si bien un
considerable porcentaje dominaba también el español.

Los voladores de Papantla, rito prehispánico de origen totonaca que se celebra para
solicitar de los dioses la concesión de lluvias abundantes que propicien la fertilidad de la
tierra. Para su celebración es necesario un tronco o palo volador al que se acoplan varias
piezas: una cruz, un pivote (para unir y posibilitar el giro), una escalera y una pequeña base.
En el extremo de cada brazo de la cruz se ata una cuerda para sujetar a los danzantes
voladores que simbolizan los cuatro puntos cardinales. En la parte más alta de la estructura,
a más de 12 metros de altura, se sitúa el caporal, encargado de tocar una flauta y un tambor,
y de dirigir el ritual. A una señal predeterminada, cada volador disfrazado de ave se lanza
al vacío para girar 13 veces que, multiplicadas por los cuatro participantes, totalizan 52, que
son los años que integraban un ciclo indígena. El círculo se abre de forma progresiva hasta
que los danzantes alcanzan la tierra.

Conocido también como la danza de los hombres voladores, este ritual se celebra
actualmente en la ciudad de Papantla, estado de Veracruz, acompañado de música y
danzas, como atractivo turístico del lugar. A poca distancia se ubica la zona arqueológica
totonaca de El Tajín

HUASTECOS
Sabemos que los antiguos huastecos, por su lenguaje, pertenecían al tronco mayense y
tenían rasgos culturales similares a los de los grupos del centro de Veracruz. Es probable
que entre los años 1500 y 1200 a.C., llegaran al área donde se desarrollaron y fundieron
con otros grupos que ya habitaban el territorio y que tenían contacto con los habitantes de
la sierra de Tamaulipas. Sin embargo, los huastecos, como cultura claramente definida,
comenzaron a tener importancia después de los años 750 a 800 d.C. y cobraron especial
relevancia en el periodo Posclásico mesoamericano.

Sobre el origen de los huastecos, Sahagún refiere en su Historia general de las cosas de la
Nueva España que el nombre de los huastecos tómase de la provincia que llaman Cuextlan,
donde los que están poblados se llaman cuexteca, si son muchos, y si uno cuextécatl y por
otro nombre toueyome cuando son muchos, y cuando uno, toueyo, el cual nombre quiere
decir nuestro prójimo. A los mismos llamaban panteca o panoteca, que quiere decir hombres
del lugar pasadero, los cuales fueron así llamados porque viven en la provincia de Pánuco,
que propiamente se llama Pantlan o Panotlan, quasi Panoayan, que quiere decir lugar por
donde pasan, que es a orillas o riberas de la mar, y dicen que la causa porque le pusieron
el nombre de Panoayan es que dizque los primeros pobladores que vinieron a poblar esta
tierra de México, que se llama ahora India Occidental, llegaron a aquel puerto con navíos
con que pasaron aquella mar.

Esta relación probablemente se refiere a la llamada migración de Pánuco ocurrida a finales


del periodo Clásico que, de acuerdo con los relatos, llegó hasta Tamoanchan y después
regresó al lugar de donde había salido. Algunos investigadores piensan que este grupo salió
del área maya. Cabe hacer mención de que se han localizado restos de esta cultura o
portadores de la misma en la Huasteca, en Hidalgo, en Morelos, en el valle de Toluca y en
Tlaxcala. Además, es necesario destacar que desde ese momento la Huasteca llamó la
atención de otros grupos mesoamericanos, al grado de que hasta ahí llegó la expansión
tolteca en el periodo Posclásico Temprano y que, siglos después, los mexicanos
conquistaron varios de los señoríos huastecos.

En términos geográficos actuales, los antiguos huastecos ocuparon el norte de Veracruz, el


oriente de Hidalgo, noreste de Puebla, sureste de San Luis Potosí y una pequeña porción
de Tamaulipas, hacia las fronteras de ese estado con Veracruz y San Luis Potosí. Los
límites del territorio huasteco llegaban por la costa desde Tuxpan (Tabuco) hasta Pánuco
(Tumilco). Al sur de esta zona se extendía sobre una faja costera que compartía con los
totonacos.

Los huastecos traían la sal de Campeche; no la recogían en las salinas de Tampico por las
hostilidades de los indios que poblaban la zona. Por el noroeste los límites eran los ríos
Huayalejo y Tamesí. Sobre los bancos del Tamesí había villas y poblados tan lejanos como
Tanchipa, cerca de lo que hoy es Ciudad Mante.

Para la parte suroccidental de la frontera puede tomarse como punto de referencia a Teayo,
actualmente en Veracruz. Un poco más al sur, en Cazones comenzaba el Totonacapan. Por
la parte baja de la sierra, los restos arquitectónicos atribuibles a esta cultura se extienden
hasta Metlatoyuca, en el estado de Puebla.

Hacia el occidente, sirven como indicación varios puntos: el occidente de Yahualica,


Hueyapan y Tamazunchale, hasta bajar a la llanura costera de San Luis Potosí, donde la
parte baja de la sierra de Micos forma una delimitación natural.

Los restos materiales encontrados nos hablan de grupos con tradición costeña que al
principio se asentaron en las partes norte de Veracruz y sur de Tamaulipas. Después se
extendieron por la llanura costera, principalmente por la de San Luis Potosí y en la sierra de
Tamaulipas. En el periodo Clásico mesoamericano, los huastecos continuaron su avance
por la llanura costera de San Luis Potosí hasta llegar al Altiplano potosino. Se extendieron
hasta Querétaro, la sierra de Hidalgo y el norte de Puebla. Los asentamientos huastecos en
la sierra ocuparon los valles y las mesetas bajas como parte de una ruta comercial
importante en la época prehispánica: Atlapexo, Atlatipa, Tehuatlán, Huejutla, Acuimantla.

Los poblados más antiguos de la Huasteca se encontraban diseminados en pequeñas


aldeas dispersas, con algunas casas de barro y varas que en ocasiones eran de planta oval.
Más tarde, construyeron sus casas sobre pequeñas elevaciones o plataformas artificiales
para protegerse de la humedad. Hacia los años 1 al 100 comenzaron a elaborar plataformas
para sostener sus templos.

Aproximadamente a partir del año 200 d.C., la cultura huasteca tomó perfiles particulares,
entre los que sobresale su arquitectura. En el periodo comprendido entre los años 200 y 500
dominaron las formas circulares, ovales o derivadas del círculo en sus templos y
plataformas. Parece ser que las formas circulares de las grandes estructuras tuvieron su
origen y desarrollo en la costa del Golfo. En otras áreas culturales que tuvieron distintos
contactos con la Huasteca estas ideas arquitectónicas no aparecieron sino hasta épocas
tardías.

Los edificios de forma circular se han localizado principalmente en la costa y en la llanura


costera potosina. Un buen ejemplo es la estructura descubierta en El Ébano, San Luis
Potosí, donde se construyeron montículos sobre una plataforma natural rodeada de esteros.
El núcleo está formado por lodo comprimido sin ningún recubrimiento aparente; no tiene
escalinata que conduzca a la parte superior, pero se encontraron restos de lo que tal vez
fue una construcción de madera que ha hecho suponer a los investigadores la existencia de
semejanzas con algunos edificios de La Venta, tanto por su forma como por su técnica de
construcción.

En la Huasteca meridional los asentamientos fueron más numerosos; el comercio con el


centro de Veracruz era constante y se percibe la influencia de grupos del área maya y del
Altiplano Central.

Los rasgos culturales que la Huasteca llegó a compartir con otros grupos mesoamericanos
próximos los adquirió paulatinamente y no antes de finales del periodo Clásico. Según
parece, en este periodo los huastecos no utilizaban el estuco y las escaleras a menudo
carecían de alfardas. El uso del complejo constructivo de tablero y talud, característico por
ejemplo en Teotihuacan, hasta donde se sabe no se observa; sin embargo, hacia finales del
Clásico los huastecos adoptaron el tablero escalonado que limita el talud, rasgo que tal vez
tomaron de la arquitectura de El Tajín. De ese periodo, hasta ahora tampoco se conocen
estructuras escalonadas. Hay una completa ausencia de estructuras relacionadas con el
juego de pelota, y las características formas arquitectónicas de Mesoamérica no se
manifiestan sino en la última parte del periodo, pero con un sello muy propio de la cultura
huasteca: las esquinas redondeadas.

Hacia las partes bajas de las laderas de la sierra, en sitios localizados en Amatlantépetl,
Tancoco, Tantima y Tamalín, entre otros, el sistema de construcción varía notablemente
con respecto del de la costa y se identifica más con el de la sierra: rellenos de canto rodado
y lodo revestidos con lajas o con cantos rodados unidos con lodo. Por lo general las formas
son circulares, aunque las hay rectangulares, todas de pequeñas dimensiones.

Entre los sitios que hay en San Luis Potosí y que pertenecieron a esta cultura, cabe hacer
mención del complejo Buenavista-Huaxcamá ya muy cercano al Altiplano potosino, en
donde hay construcciones de formas circulares y rectangulares. Aquí las estructuras están
formadas con lajas calizas asentadas con barro; los edificios tienen escalinatas en las que
la huella de los escalones es corta en relación con el peralte y carecen de alfardas. Los
arqueólogos asocian la cerámica que han encontrado en este lugar a la de El Tajín.

Los sitios arqueológicos localizados en Tancanhuitz, Cuatlamayán y Tamposoque tienen


construcciones que corresponden a este periodo y exhiben características semejantes a los
de Buenavista en el sistema de construcción y en los elementos arquitectónicos. En todos
los edificios el círculo es el elemento fundamental, aunque puede presentarse combinado
con formas rectangulares como en Tamposoque.

Los arqueólogos consideran que el uso de lajas unidas con lodo en los taludes de los
edificios tenía como verdadera finalidad dar una apariencia de mejor acabado y no servían
como muros de contención porque no tenían la solidez que para ello se requiere. Sin
embargo, hay muros en la base de los edificios que probablemente se levantaron para
contener el núcleo formado de piedras y lodo o solamente lodo.

Para esta época existía ya un estrecho contacto con el centro de Veracruz. Se han
encontrado yugos y palmas en la costa y llanura costera así como cerámica de El Tajín y el
Altiplano Central, lo que lleva a pensar que hacia finales de este periodo los huastecos
tenían estrechos contactos comerciales con otras áreas.

La frontera entre huastecos y totonacas quedó claramente establecida en el siglo XV,


después de las conquistas mexicanas. Quizá los mexicanos escogieron este punto por dos
razones: la primera, porque de esa manera separaban a ambos grupos e impedían cualquier
coalición que pusiera en peligro la expansión mexicana; la segunda, porque Tabuco-Tuxpan
era el último centro de gran importancia económica y política por la costa sur de la Huasteca.
Cazones, límite convencional entre la Huasteca y el Totonacapan, tuvo menor importancia
en esos aspectos. Obviamente, desde Tabuco los mexicas podían ejercer un mayor control
tanto al norte como al sur. Puede agregarse que hasta hace unos cuantos años se registró
la existencia de hablantes de náhuatl en esa faja costera. Los actuales grupos nahuas que
habitan en la zona provienen de esta época y se asentaron ahí desde las conquistas
mexicanas.

Es posible que los grupos huastecos que se asentaron en el Altiplano potosino quedaran
aislados de los grupos de la llanura costera por la presencia de grupos hostiles; no obstante,
buscaron relaciones comerciales con sus vecinos más accesibles.

En la actualidad, casi todo el territorio que fuera ocupado por los huastecos se cultiva
mediante el sistema de bastón plantador, y es posible que en la llanura costera potosina se
hubiera utilizado algún sistema de riego hacia el sur de Tamuín. Los huastecos practicaron
la agricultura en una escala considerable; sin embargo, no hay prueba de que sus sistemas
productivos hubieran tenido las magnitudes que alcanzaron en otros lugares de
Mesoamérica. Es muy posible que las formas de organización social, económica y política,
basadas en pequeños señoríos, no requirieran de un sistema de explotación agrícola de
grandes volúmenes. Al parecer, los intercambios comerciales con otras regiones se
realizaron principalmente en el terreno de las manufacturas.

Para el estudio de las culturas mesoamericanas, el análisis de la cerámica ocupa un lugar


relevante. Mediante él se pueden inferir épocas evolutivas, motivos estéticos y religiosos así
como los recursos tecnológicos; también se pueden rastrear las rutas comerciales y los
intercambios entre una cultura y otra.

La cerámica huasteca de los primeros periodos de la costa, en especial en lo que toca a


Veracruz, ha sido relacionada y aun identificada con otras del Veracruz central, el área maya
e incluso con las primeras fases de Monte Albán.

Alrededor del año 300, en el periodo que los arqueólogos han definido como Pánuco III,
aparecieran como cerámicas características las llamadas de pasta fina, cuya dureza y
acabado son superiores a las de los anteriores periodos. Estos tipos de cerámica no se
encuentran en otras áreas de Mesoamérica y se cree que son originarios de la Huasteca.
Los investigadores coinciden en que todo parece indicar que durante ese periodo no hubo
nexos con cerámicas de otras áreas, aunque existen desarrollos similares entre algunos
tipos cerámicos del centro de Veracruz.

En el periodo comprendido entre los años 700 y 900, llamado periodo IV, la cerámica
huasteca adquirió una fisonomía propia. No se aprecian formas que muestren relaciones
directas con otras áreas culturales. Las cerámicas pintadas de rojo en el exterior o en el
interior muestran similitudes con las del Tajín del periodo Clásico, lo que puede deberse a
la existencia de un desarrollo cerámico común que incluye el norte de Veracruz y el Tajín.
La zona de Buenavista parece mostrar ciertas relaciones no sólo con la costa y el centro de
Veracruz, sino también con el Altiplano Central, especificamente con las cerámicas de
Mazapa. En el periodo Posclásico, de 900 a 1100, la cerámica huasteca en general muestra
influencia clara de otras expresiones. La cerámica más notable, denominada de Las Flores,
muestra conexiones con el área maya y el centro de Veracruz. Asimismo, hay evidencias
de otras cerámicas provenientes de diversas zonas: la cerámica denominada anaranjado
fino, originaria del área maya; la cerámica roja parece ser intrusiva en la Huasteca, aunque
presente características semejantes a otros tipos representativos que han sido
considerados como locales. Durante este periodo aparecen en las cerámicas de la costa del
centro de Veracruz motivos decorativos de influencia azteca de la primera época. En Pánuco
existen motivos semejantes a los de la cerámica Azteca I, como por ejemplo el signo del
día. También en la última época de Tanquián se encuentran motivos de signos del Altiplano
Central, entre ellos el del movimiento. Se aprecia también la relación de los tipos cerámicos
con la cultura mixteca en lo que se refiere tanto a motivos como a colores. Igualmente, la
decoración manifiesta relaciones con Tula y el área maya. En la sierra, de seguro por el
estímulo del intercambio, se generaron tipos cerámicos de gran originalidad que muestran
una policromía hasta entonces desconocida. Se han encontrado cerámicas huastecas de
este periodo en concheros o en campamentos de la costa norte de Tamaulipas y el sureste
de los Estados Unidos.

La cerámica del último periodo de la Huasteca, el VI, un poco antes de la llegada de los
españoles, aparece como producto del comercio, por el norte hasta el río Bravo y por el sur
basta Nautla y Zempoala.

Por lo que respecta a las figurillas, existen desde el periodo formativo. Muestran un claro
estilo local hacia la costa y en ocasiones encontramos algún parecido con la cultura olmeca.
Los rasgos burdos de las locales evolucionaron rápidamente y adquirieron un sello distintivo
que las hace sobresalir por sus características. En el modelado de las figurillas los
huastecos lograron plasmar un tipo físico determinado. El uso de moldes se identifica con
las técnicas utilizadas en otras partes de Mesoamérica.

Los huastecos trabajaron con gran habilidad la concha y la piedra. En concha labraron
multitud de implementos, como anzuelos, agujas, botones, cinceles, anillos, brazaletes,
pulseras, orejeras, cuentas para collar, pendientes, pectorales lisos. Elaboraron también
instrumentos musicales como cascabeles y trompetas, pero tal vez lo mas notable son las
escenas míticas y religiosas de alta calidad plástica que grabaron en pectorales.

La escultura en piedra es una manifestación del periodo Clásico Tardío y Posclásico. En el


último lapso, el dominio de la técnica del tallado o bajorrelieve alcanzó su máxima expresión.
Uno de los más bellos ejemplos que se conservan es el denominado "Adolescente
huasteco".

La cultura huasteca, como se deduce de los vestigios arqueológicos, permaneció en cierta


medida aislada de Mesoamérica hasta ya muy entrado el periodo Clásico. Al parecer, al
proceso de asimilación e intercambio con otras culturas siguió el siguiente proceso: contacto
con el área maya, probablemente por vía marítima, así como con el centro de Veracruz;
más tarde, con la cultura mixteca y con el Altiplano Central. De esas relaciones, los
huastecos adquirieron nuevas concepciones religiosas, numerológicas y de calendario,
conocimientos arquitectónicos, urbanísticos y sistemas de construcción más sofisticados.
Durante el Posclásico, sin abandonar las formas arquitectónicas circulares recurrieron a
otras soluciones más elaboradas, como el rectángulo con esquinas redondeadas y la
combinación de ambas formas, que son características de las construcciones del Clásico
tardío y el Posclásico. Nuevos elementos son introducidos: tablero escalonado que limita al
talud, rasgo típico del Tajín; pirámides escalonadas y cierto arreglo en los centros que les
dio un carácter más formal.

La influencia mesoamericana se dejó sentir de muchas maneras, como sucede en


Cuatlamayán, Tamposoque y Tamuín. Estos centros muestran planificación, uso de
alfardas, estuco, grecas y aun pintura mural. En la sierra se levantan edificios que son
verdaderas fortalezas y cuya erección fue parte de la estrategia defensiva contra los
ejércitos mexicas que hacia finales de esa época trataron de conquistar a los huastecos. 7

El juego de pelota, considerado un rasgo cultural importante de Mesoamérica, es muy raro


en la Huasteca. Se conoció en épocas tardías pero no se practicó con regularidad, tal vez
porque estuvo ligado a ritos de índole religiosa que no se conocieron ni se practicaron antes
del Posclásico en la Huasteca.

Costumbres, religión y sociedad

A causa de su organización política, los huastecos aparecen como grupos distintos, aunque
culturalmente formaron uno solo. En gran medida, por su vecindad y situación respecto de
otros grupos, quizá no sólo compartieron ciertas similitudes culturales, sino también otras
de carácter étnico y físico. Estas últimas pudieron haberse dado en la sierra tamaulipeca a
consecuencia de una fusión de grupos.

En la Huasteca, los rituales estaban vinculados estrechamente con la luna y la lluvia, y en


ellos Nahualpilli solamente era el "gran mago" o "principal hechicero"; al ser incorporado al
panteón mexica, lo tomaron como un dios al que se describe vestido como "cuexteca", con
el cabello enmarañado, de cabeza como cayendo, con escudo de oro en la frente y con un
sarcillo de oro y un báculo de pluma. Sahagún habla de la existencia de magos hechiceros
que a la vez eran una especie de prestidigitadores.

En la religión huasteca el culto a la fertilidad fue una de las manifestaciones principales.


Tlazoltéotl probablemente fue diosa madre, creadora de la vida, la primera diosa sin forma
animal ni humana; si los mexicas la tuvieron como diosa de la lujuria, de los placeres
carnales y comedora de inmundicias, quizá se haya debido precisamente a que veían
algunas de las costumbres huastecas como actos de escarnio, imagen que también tuvieron
los cronistas españoles que constantemente reaccionaron en sus escritos con expresiones
de repudio hacia la conducta de los huastecos. Estas primeras reacciones europeas han
valido para que, a lo largo de la historia, se les haya calificado como pueblo libertino, vicioso
e inmoral.

El sol y la luna fueron objeto de culto entre los huastecos y aún en el siglo pasado se le
tenía por uno de los principales. También eran adorados por los chichimecas, quienes les
llamaban padre y madre. No es improbable que los chichimecas, en los contactos que
tuvieron con los huastecos, hubieran tomado de ellos ese culto. Otro grupo que quizá pudo
haber tomado el culto lunar de los huastecos fue el otomí.

Ehécatl, dios del viento, también aparece en las fuentes como originario de la Huasteca e
invariablemente ligado a Quetzalcóatl. Ehécatl era el viento del norte barredor de las nubes
que traen la lluvia. Esta advocación se vincula a un fenómeno natural que periódicamente
ocurre en la costa atlántica, cuya naturaleza húmeda o seca es benéfica o maléfica para las
cosechas; por tanto, su númen, Ehécatl, fue de gran importancia entre los huastecos
también como deidad de la fertilidad. Durante el Clásico se le representó como un caracol
cortado en el centro, porque ahí se encontraba encerrado el viento. Más tarde, a finales del
Clásico Tardío, tal vez fue sincretizado con Quetzalcóatl, al cual, para enfatizar su
advocación como Ehécatl se le representaba portando a manera de pectoral un joyel del
viento. No fue sino hasta el Posclásico Tardío cuando se le concibió con una especie de
pico de ave, como para reafirmar su carácter de gran soplador del viento, pero no
necesariamente ligado con Quetzalcóatl. Ehécatl también fue el dios de la lluvia. En la
Huasteca, antes de las conquistas mexicanas no hubo representaciones de Tláloc, Xipe o
Xilonen, por lo que no es difícil suponer que fueron ellos quienes las introdujeron.

En la Huasteca había un número considerable de provincias internas; en cada una, un señor


independiente gobernaba sin guardar, al parecer, ningún compromiso político o económico
con las demás. A menudo las fuentes se refieren a las provincias de Tzicóac, Tamuín,
Pánuco, Tampatal, Tuxpan, Huejutla y Tamapache, entre otras, que eran entidades
políticamente independientes y es de presumir que a causa de ello pudieron presentar poca
o nula resistencia a las invasiones mexicanas. Las provincias eran gobernadas por caciques
y los cacicazgos eran hereditarios. Si el cacique moría, el hijo ocupaba su lugar; pero si en
ese momento no era adulto, se nombraba un tutor. Si el cacique no tenía descendencia, el
puesto era ocupado por un principal, llamado "pascole" entre los huastecos y, aunque no
era común ocasionalmente la esposa o la hermana era nombrada cacica del lugar. Existía
una especie de primer juez auxiliar —oklek— que era ayudado por los mayules (mayores)
que integraban una fracción de gobierno. Las provincias gobernadas en forma autónoma
dan la impresión de no haber llegado a consolidarse en una organización política más
compleja que rebasara la concepción de meros señoríos, probablemente por la baja
densidad de población cuyo modelo de organización eran los pequeños poblados o villas.
El caso de la Huasteca, en cierto sentido, podría equipararse al del occidente de México,
donde, hasta cierto punto, las condiciones políticas parecen haber sido semejantes, tal vez
también como resultado de su marcada marginalidad respecto de Mesoamérica. Parece ser
que también hubo un consejo de ancianos encargado de impartir justicia, pero no sabemos
nada sobre su antigüedad y estructura, y quizá sean el resultado de la influencia de otros
grupos establecidos tardíamente en la Huasteca que modificaron las organizaciones
originales. Entre esas posibles influencias deben anotarse las de los grupos mexicas que,
al mezclarse con los huastecos, llegaron a formar en algunos casos una sola unidad, como
se cree que ocurrió en ciertas partes de San Luis Potosí.

La estructura política de la Huasteca sobrevivió a las conquistas mexicanas y aun a la más


devastadora conquista española. Lo que fuera una forma de organización social que facilitó
la primera conquista, complicó la segunda, que aparentemente tomó mucho menos tiempo
que el sometimiento de los chichimecas pero que no concluyó con el exterminio.

Recientemente se han descubierto en el área cultural huasteca importantes vestigios


arqueológicos, entre los que destaca un complejo urbano de grandes dimensiones, Tantoc,
que podría arrojar por tierra las generalidades que se atribuyen a dicha cultura. El complejo,
cuya ubicación ya era conocida, presenta ahora —tras una más amplia y sistemática
investigación y descripción arqueológicas—, todas las modalidades de los grandes centros
mesoamericanos y aparece, en el horizonte de la cultura huasteca, como la llave para
formular nuevas teorías en torno a su organización social, intercambios culturales y
desarrollos tecnológicos, artísticos y religiosos.
REGIÓN MAYA

CULTURA MAYA

La cultura maya, su ubicación geográfica cubrió el territorio sureste de lo que es hoy la


República mexicana y que corresponde a los estados de Yucatán, Campeche, Tabasco,
Quintana Roo y la zona oriental de Chiapas, lo mismo que la mayor parte de Guatemala,
Honduras, El Salvador y Belice, cubriendo una extensión territorial que varía, de acuerdo
con los diversos arqueólogos e historiógrafos, entre 325,000 a 400,000 Km2, teniendo por
límite el Golfo de México y mar de las Antillas; el océano Pacífico; el río Grijalva (conocido
en Guatemala como río Usumacinta), en el estado de Tabasco y el río Ulúa en Honduras y
el río Lempa en El Salvador actuales. Se les dividió para su estudio en tres grandes
regiones o zonas naturales:

1ª - Zona Norte: Que incluye los actuales estados de Yucatán, en su totalidad y la mayor
parte de Campeche y Quintana Roo. En tal territorio el terreno es pedregoso y semiárido
con partes bajas donde predomina una vasta planicie calcárea con vegetación de monte
bajo, con clima regularmente seco y cálido en demasía. No hay ríos de superficie, pero el
terreno es permeable y el agua se filtra rápidamente, formando corrientes subterráneas
que se abren en bocas naturales llamadas "cenotes".

2ª - Zona Central: Cuenta desde el río Usumacinta o Grijalba en el actual estado de


Tabasco, hasta la parte oriental de Honduras, incluyendo también el Petén guatemalteco,
Belice y parte de Chiapas. Tiene un clima caliente y húmedo, con lluvias abundantes en la
temporada. La vegetación es de tipo tropical.

3ª - Zona Sur: Comprende las tierras altas y la faja costera del océano Pacífico, con parte
de Chiapas, Guatemala y El Salvador. El clima es templado y frío en las serranías, con
zonas calientes y húmedas, pobladas de densos pinares y cipreses en su mayoría. Hay
alturas que sobrepasan los 1500 metros sobre el nivel del mar.

La trayectoria histórica de la civilización maya prehispánica se ha dividido en tres grandes


períodos:
El preclásico En el que se estructuran los rasgos que caracterizarán a la cultura maya; la
agricultura se convierte en el fundamento económico, surgen las primeras aldeas y centros
ceremoniales, y se inician diversas actividades culturales en torno a la religión.

El clásico Que empieza alrededor del siglo III, constituye una época de florecimiento en
todos los órdenes: se da un gran desarrollo en la agricultura, aumento en la tecnología,
una intensificación del comercio, y se consolida la jerarquización política, social, sacerdotal
y militar. Así mismo se construye grandes centros ceremoniales y ciudades, donde
florecen las ciencias, las artes y la historiografía. Hacia el siglo IX, se presenta un colapso
cultural, cuya causa pudo haber sido una crisis económica y, consecuentemente, socio-
política. Cesan las actividades políticas y culturales en las grandes ciudades clásicas en el
área central, muchas de las cuales son abandonadas, y se inicia el período denominado
postclásico.

El postclásico Iniciado alrededor del siglo X, termina con la conquista española en el siglo
XVI. Ella puso fin al proceso cultural mesoamericano, y los mayas quedaron sometidos y
marginados en sus propios territorios. El período preclásico fue una época de crecimiento
demográfico paulatino, y de progresiva elaboración de instituciones sociales y políticas
para todas las sociedades mesoamericanas. Se observó el surgimiento de sociedades
estratificadas a partir del preclásico temprano, en regiones tales como la costa del Pacífico
de Guatemala, así como el desarrollo de cacicazgos durante el preclásico medio. Por el
contrario, la evidencia disponible para las tierras bajas es menor, y apunta hacia un patrón
de desarrollo relativamente tardío en relación con regiones vecinas. La evidencia
disponible indica que las tierras bajas se poblaron más lentamente que muchas otras
regiones mesoamericanas. Sin embargo, a partir del preclásico medio se observa un
crecimiento rápido de la complejidad social y política. Los hallazgos recientes en el sitio de
Nakbé sugieren el surgimiento de cacicazgos a partir del preclásico medio, los cuales
contaron con la capacidad de organización y la disponibilidad de mano de obra necesarias
para la realización de proyectos de construcción de gran escala. En resumen, los procesos
que llevaron al desarrollo de las sociedades complejas en las tierras bajas mayas no están
claros. Tal tema plantea problemas significativos, considerando las condiciones
ambientales de la región. Del mismo modo, no hay explicaciones definitivas para el
desarrollo de alguno de los centros más importantes de esa región, tales como el Mirador
e incluso Tikal, en localizaciones aparentemente aisladas y pobres en recursos naturales,
en especial el agua. Sin embargo, es evidente que los habitantes preclásicos de las tierras
bajas de Petén supieron aprovechar al máximo las condiciones ecológicas del territorio
que habitaban, los cuales implican tecnologías agrícolas suficientes para el sostenimiento
de poblaciones crecientes. La búsqueda de explicaciones para estos procesos plantea un
reto significativo para la investigación arqueológica.

Los mayas primitivos se agrupaban en pequeños caseríos, distantes unos de otros.


Posteriormente fueron erigidos algunos centros ceremoniales. La vida de estos primeros
habitantes del área maya dependía enteramente de los elementos naturales y del cultivo y
recolección de sus cosechas. Con la vida sedentaria y la práctica continua de la agricultura
primitiva, surgió lo que al principio fue el culto sencillo de la naturaleza y de los elementos
ligados a la siembra, tales como el sol, la lluvia, el viento, las montañas, el agua, etc.
Habría que imaginar que las sencillas ceremonias eran oficiadas y dirigidas por el jefe de
la familia. Posteriormente, con la tecnificación incipiente de la agricultura, la práctica
religiosa fue organizada en forma más compleja y surgieron los primeros sacerdotes
profesionales. Los sacerdotes se convirtieron el los depositarios de la ciencia y adquirieron
un poder político creciente que los transformó en una casta dominante. A ellos se debió el
perfeccionamiento del calendario, la cronología y la escritura jeroglífica. En el siglo IV de
nuestra era, la cultura maya se había establecido sólidamente en el norte y en el centro
del Petén. La religión maya se había convertido en un culto sumamente desarrollado y
complejo. Hemos visto cómo la primera etapa de la civilización maya transcurre durante el
ciclo correspondiente a la caza, a la pesca y recolección. También hemos conocido la
etapa correspondiente al cultivo de las primeras plantas o período inicial de la civilización
agrícola. Durante esta segunda etapa surgió una nueva unidad política que era la aldea
gobernada por un consejo de jefes o cabezas de familia. La tercera fase del desarrollo de
la civilización maya corresponde un orden social y económico, en el que predomina la
mujer y se establece el matriarcado. La cuarta etapa de desarrollo se caracteriza por la
consolidación de las formas esenciales de la civilización maya y por el paso del derecho
materno al paterno definitivo.

En la época de mayor florecimiento de la civilización maya, la jerarquía del poder estaba


conformada por:

Sacerdotes gobernantes

El sumo sacerdote maya (Ah-Kin-May)

El sacerdote (Halach Uinic)

Jefes y señores principales (Bacab)

Mayordomo real Consejo de estado, integrado por los sacerdotes y gente principal

Jefes guerreros (Nacon)

La economía es muy simple, ya que la producción depende de los requerimientos


familiares, pero poco a poco se genera una división del trabajo, que dará origen a la
diferenciación de clases sociales. Cuando se inicia la agricultura y los grupos mayences se
hacen sedentarios, esa actividad se convierte en la base de la economía, complementada
con la caza, la pesca y la recolección. El sistema agrícola de los mayas fue el de rosa o
milpa, el cual consistía en derribar árboles y arbustos, quemarlos y después sembrar
usando un palo aguzado, llamado bastón plantador, al inicio de la temporada de lluvias. El
descubrimiento de restos de obras hidráulicas indica que los mayas construyeron canales
para riego, lo que les permitió una mayor producción agrícola. La tierra era explotada de
forma comunal. El comercio tuvo gran desarrollo. Se exportan productos como miel, copal,
algodón, cacao, plumas y obsidianas.

La sociedad en este periodo es todavía de carácter tribal, es decir, grupos de familias


relacionadas por parentesco, que comparten una cultura, un lenguaje y un territorio. A
medida que la agricultura se hace más compleja, creándose sistemas de riego e
incluyendo el cultivo de productos comerciales, como el cacao y el algodón, aumenta la
población y empiezan a surgir centros ceremoniales, así mismo se consolida la
jerarquización de las clases sociales, que resulta de la división del trabajo. En los centros
ceremoniales y ciudades, que se multiplican durante la época clásica y cuyo gobierno fue
de tipo teocrático, habitaba la clase dirigente, ocupada en funciones intelectuales, como la
planeación socioeconómica, la proyección de obras públicas, la organización política, la
creación de conocimientos científicos (matemáticas, astronomía, cronología, medicina) y la
conservación, por medio de una desarrollada escritura, de la historia de los linajes
gobernantes. Los especialistas (constructores, artistas y artesanos), así como los
sirvientes, residían también en las ciudades, mientras que los campesinos, habitaban
cerca de las siembras. También se realizó comercio a gran escala, constituyéndose los
comerciantes en otro grupo social. A pesar de todos los cambios ocurridos a finales del
período clásico y en el postclásico, entre los que destacan el predominio de intereses
pragmáticos y militaristas, la jerarquización social se mantiene firme; el único cambio
parece haber sido la división de poder supremo en político religioso, que antes estuvieron
concentrados en una sola persona. Según las fuentes, el estrato más alto estaba
constituido por los nobles o hidalgos, llamados almehenoob por los mayas yucatecos, la
gente de linaje ilustre, los destinados por decreto divino a gobernar sobre los demás, ya
fuera con el poder político, con el poder religioso o con la fuerza de las armas. Así
gobernantes (encabezados por el Halach unic, "Hombre verdadero"), sacerdote,(una
jerarquía en cuya cúspide estaba el Ahau can, "Señor serpiente"), jefes guerreros y quizá
los comerciantes, que tenían ciertas funciones políticas, pertenecían a esta clase
privilegiada. Bajo ellos, estaba el pueblo, los hombres sin grandeza o ah chembal
uinicoob, "hombres inferiores", quienes se dedicaban a la construcción, a las artes,
artesanías y a labrar la tierra. También existieron esclavos (pentacoob), que eran
delincuentes, prisioneros de guerra, huérfanos e hijos de esclavos; pero ellos no fueron
numerosos ni jugaron un papel importante en la sociedad.

Toda la vida de los mayas está inspirada en ella, de allí que hasta la organización del
estado sea teocrática. Los mayas rindieron culto a las fuerzas de la naturaleza, sus
principales dioses fueron:

Hunab Ku (el creador), señor de los cielos y dios del día.

Itzamná (hijo de Hunab Ku)

Chac (dios de la lluvia, y fertilidad de la agricultura)

Ah Puch (dios de la muerte)


Yun Kaax (dios del maíz)

Esto nos muestra que la cultura maya era "Politeísta". Todas las creaciones mayas están
fundamentadas por una concepción religiosa del mundo, ya que este se concibe de origen
divino y perneado por energías sagradas que determinan todo acontecer. Estas energías
son los dioses, que encarnan en las fuerzas de la naturaleza, como los astros y la lluvia
(Chaac); y también son energías de muerte, como los dioses que producen enfermedades
y la misma muerte. Pero esas deidades también tienen aspectos animales: el Sol se
manifiesta a veces como una guacamaya o un jaguar; la Lluvia, como una serpiente; la
Muerte como un murciélago o un búho, etc. En las artes plásticas se representa como
seres fantásticos, mezcla, de varios animales y conformas humanas que llevan un atributo
animal y vegetal, como ojos de serpiente, garras, colmillos y hojas saliendo de su frente.

El universo está constituido por tres grandes planos horizontales: el cielo, la tierra y el
inframundo. En el cielo, dividido en trece estratos o niveles, reciben los astros, que son
dioses, como la luna (Ixchel) y Venus (Nohok Ek). El espacio celeste está representado
por una deidad llamada Itzamná, "el dragón", que se representa como una serpiente
emplumada de dos cabezas o un dragón (mezcla de serpiente, ave, lagarto y venado).
Este dios, que es el supremo de la religión maya simboliza la energía fecundante del
cosmos, que infunde vida a todo el universo. La tierra, es una plancha plana que flota
sobre el agua; pero también se concibe como un gran cocodrilo o lagarto, en cuyo dorso
crece la vegetación. Los mayas yucatecos la llamaron Chac Mumul Aín, "gran cocodrilo
lodoso".

Los mayas clásicos desarrollaron, según las regiones, diversos estilos en arquitectura,
pintura, escultura y otras artes, en las que desplegaron un alto grado de calidad técnica.
La labor de los artistas estivo íntimamente relacionado con las características sociales,
culturales y políticas de su entorno. El despliegue ritual era esencial para reafirmar el
poder político. Los grandes conjuntos arquitectónicos, escultóricos y pictóricos servían
como escenarios para la actividad ritual y cortesana, la cual involucraba el uso de
artefactos lujosos, lujosamente elaborados, tales como vestimenta, adornos personales y
otros de uso ritual. Entre dichos objetos, los de lujo también formaban parte de utensilios
funerarios, cuyo grado que elaboración reflejaba la categoría del individuo en vida. En
buena medida, el arte del periodo clásico se derivó de modelos originados durante el
preclásico. Sin embargo fue en el periodo clásico cuando se alcanzaron los niveles más
altos de elaboración artística, tanto en las artes monumentales como en los objetos
portátiles.

En la arquitectura la planificación de los centros ceremoniales mayas siguió la topografía y


condiciones del terreno, lo que determinó las diferentes formas y estructuras de las
edificaciones. La arquitectura maya participó de las características generales de las
culturas americanas, pero tuvo modalidades especiales, incluso dentro de su propio estilo
(el "arco falso",- bóveda maya-, cresterías o peines, estelas y altares.,etc). Se registraron
varios estilos arquitectónicos como el "estilo de Petén" en Uxmal; el "estilo Usumacinta:"
En Palenque; el "estilo Puuc" de Uxmal, etc. Y, hubo además otro detalle muy valioso: el
de la pintura integrada a la arquitectura.

Su escultura incluye una gran variedad de manifestaciones: altares, estelas, lápidas,


dinteles zoomorfos, tableros, tronos, jambas, columnas, figuras de bulto y marcadores de
juego de pelota. Sus principales características son la utilización del relieve, la
monumentalidad en el tratamiento de los temas, el uso del color en el acabado superficial,
la dependencia del ámbito arquitectónico, la profusión de signos caligráficos y
ornamentales, la relevancia de las líneas curvas y el carácter abigarrado y escenográfico
de la composición. Las estelas conmemorativas son magníficos trabajos entre los que
destacaremos las de Tikal, Copán, Quiriguá y Cobán. Se trata de enormes lajas de piedra
clavadas verticalmente en el suelo, en las que los escultores mayas tallaron en
bajorrelieve imágenes del jubileo de sus reyes. Se erigían al finalizar un periodo temporal
concreto, cada cinco y cada veinte años, y en ellas, mediante jeroglíficos, se narraban los
acontecimientos más importantes del reinado. Excelentes son los dinteles figurativos que
flanqueaban las puertas de los palacios y templos de Yaxchilán, los altares de Piedras
Negras y los zoomorfos de Quiriguá, aunque quizá la cumbre de la escultura maya sean
los paneles de los edificios de Palenque. El palacio, y los templos de las inscripciones, el
Sol, la Cruz y la Cruz Foliada, constituyen uno de los mejores ejemplos de cómo el
hombre es capaz de plasmar en piedra su universo religioso.

En el arte, la pintura mural del periodo clásico maya alcanzó una gran perfección técnica y
una gran calidad artística, logrando un difícil equilibrio entre el naturalismo de los diseños y
la gravedad impuesta por el convencionalismo de los temas. Aunque utilizan tintas planas
carentes de perspectiva los muralistas mayas supieron crear la ilusión del espacio.
Primero trazaban el dibujo en rojo diluido sobre una capa de estuco, después se pintaba el
fondo quedando las figuras en blanco y posteriormente se iban rellenando los diferentes
espacios con sus respectivos colores. Para sugerir la perspectiva y el volumen recurrían al
fileteado de las figuras, la yuxtaposición de colores y la distribución de los motivos en
diversos registros de bandas horizontales. Los murales más importantes que se conservan
son los del sitio de Bonampak (Chiapas). Las pinturas ocupan la totalidad de las paredes
de tres habitaciones de un edificio (790 d.C.). Relatan acontecimientos bélicos que
incluyen las ceremonias preliminares a la batalla (cuarto I), la batalla (cuarto II) y el
sacrificio final (cuarto III). Existen fragmentos de antiguas pinturas en Uaxactún, Palenque,
Coba y Chichén Itzá.

La cerámica polícroma —asociada con el mundo funerario— fue la más extendida. La


técnica era similar a la de los murales aunque jugaron también con las posibilidades
expresivas que les brindaban el engobe y el pulimento. Suelen ser cilindros, platos y
fuentes de distintas dimensiones donde la pintura cubría casi la totalidad de la superficie.
Los perfiles de los dibujos se realizaban en negro sobre un fondo monocromo, crema o
anaranjado. El otro estilo, del que se conservan muy pocos, llamado códice, recuerda la
técnica utilizada por los escribas mayas sobre las tiras de papel vegetal estucadas y
pintadas. Las figuras antropomorfas alcanzaron también una gran popularidad y
perfección. Las llamadas figuritas de la isla de Jaina (Campeche) incluyen una variada
muestra de tipos físicos diferentes. A esta lejana isla llegaban para enterrarse personajes
ilustres de muy diversa procedencia, y los artesanos de la necrópolis preparaban los
ajuares que habían de acompañarles en su viaje al mundo de los muertos (Xibalbá). La
talla de las piedras semipreciosas, en jade y obsidiana, suponen una valiosa aportación al
arte maya. Figuras humanas, excéntricos y collares alcanzaron un grado de perfección
que las hizo ser incluidas en los ajuares de las tumbas más principescas.

Los reyes y dignatarios aparecen vestidos con taparrabos, camisas, capas, túnicas y
mantas realizadas en algodón, piel y fibra vegetal. Los trabajos plumarios alcanzaron un
gran desarrollo. Los artesanos mayas disponían de una tradición muy rica dentro del
medio natural más apropiado.
CULTURAS DE LA REGIÓN DE OAXACA

LOS ZAPOTECAS

Zapoteca, pueblo mesoamericano perteneciente al tronco lingüístico otomangue,


establecido desde el I milenio a.C. en la sierra, valle central y en la parte del istmo de
Tehuantepec de lo que es en la actualidad el estado mexicano de Oaxaca, que tuvo una
destacada importancia durante el periodo precolombino y recibió la influencia de los
olmecas,

Organización económica de los Zapotecas

La base de la economía zapoteca fue la agricultura, el comercio artesanal y para subsistir


practicaban la caza, la pesca y la recolección. La agricultura fue muy variada. Entre los
productos que sembraron se encontraba el maíz, fríjol, calabaza, chile, jitomate y cacao,
que regaban por medio de canales y acequias. En los cerros excavaban las laderas para
formar grandes escalones de tierras llamados terrazas, y con ello evitar la erosión del
suelo y que la lluvia se llevara consigo a la tierra fértil. Esta forma de siembra les permitió
obtener abundantes cosechas. Los comerciantes llevaban un bastón como representación
de su oficio. Ellos utilizaban una moneda de cobre en forma de T.

Organización política y social de los Zapotecas

La familia representaba la unidad básica y social de los zapotecas, en donde a cada


persona, de acuerdo con su sexo, le correspondía realizar una determinada actividad. Al
hombre le correspondía la caza, la pesca, las labores del campo, el comercio, la
fabricación de cerámica y la guerra. A la mujer la recolección, la preparación de los
alimentos, el cuidado del hogar, la industria casera del tejido de fibras vegetales y en
algunas ocasiones también participaba en las labores agrícolas.

La organización social de los zapotecas estaba dividida en grupos dependiendo del oficio
que cada persona desempeñaba:

Clase dominante

· Sacerdotes

· Militares

· Comerciantes Clase dominada

· Campesinos
· Cargadores

· Cazadores

· Orfebres

· Tejedores

El pueblo estaba gobernado por el “Gocquitao” o rey, que era auxiliado por los sacerdotes
y militares. Los sacerdotes estaban ligados a la divinidad y fungían como jueces supremos
del reino, guardaban celibato y permanecían aprisionados en el palacio. El sucesor del rey
era engendrado por él mismo y la hija de un caudillo. Podría decirse que regía un estado
monárquico, pero en realidad funcionaban bajo normas teocráticas. Los dirigentes del
pueblo vivían en habitaciones de mampostería mientras que el pueblo lo hacía en casas
de materiales perecederos. Su laboriosidad y disposiciones artísticas han revelado que los
zapotecas eran fundamentalmente un pueblo pacífico, pero la necesidad de proteger sus
vidas, posesiones o familias les obligó a sostener interminables luchas con sus vecinos y
con grupos invasores.

Religión de los Zapotecas

Los zapotecas fueron politeístas y zoolatras, es decir, adoraban a muchos dioses, pero
además había entre sus dioses algunos animales. Respetaban a los muertos a los que
enterraban en urnas con ricas ofrendas. Su dios principal o superior era Xipe Totec, a
quien consideraron creador de las otras deidades y que representó una figura común a
todas las religiones indígenas precortesianas. Se le representaba tapado con una piel
humana y llevando en la mano derecha el “chicahuaztli” y en la izquierda la cabeza de la
víctima o una rodela. Esta gran civilización creía en numerosas supersticiones, entre ellas
el “nahualismo”, que consistía en tener un animal cuyo destino iba unido al hombre. De ahí
que muchos niños llevasen nombres de animales. El “nahual” era un hechicero que en las
noches tomaba la forma de animal para la práctica de sus maldades. Estos hechiceros
eran temidos por el daño que podían causar. Su principal centro religioso fue Monte Albán,
Mitla y Zaachila.

Situación Geográfica de los Zapotecas

Los zapotecas se ubicaron en la zona sur de este estado de Oaxaca, en una región
geográfica que comprende valles templados y zonas costeras. Esta civilización alcanzó su
mayor esplendor entre los años 200 a. de C. y 750 d. de C., dejando plasmado su
desarrollo y grandeza en sus monumentos y hallazgos, aunque su origen se encuentra
aún impreciso a pesar de las numerosas hipótesis y leyendas formuladas al respecto. Su
decadencia se inicia entre los años 750 y 1200 d. de C. con la dominación de los mixtecas.

Unión con los Mixtecos

La cultura zapoteca entró en decadencia entre los años 750 y 1200 d. de C. debido a
diversos factores entre el que destacó la penetración de los mixtecas, que conquistaron
los centros zapotecas, obligándolos abandonar Monte Albán al que convirtieron en
cementerio, teniéndose que ubicar en Mitla y luego en Zaachila. Más tarde dominaron el
fértil Valle de Tehuantepec y las ricas costas de Soconusco.

MIXTECOS

La cultura Mixteca se desarrolla en la sierra madre del sur en Oaxaca y los estados de
guerrero y puebla entre el 692 D.c. a 1519, de acuerdo a su historia que ellos mismos
registraron misma que habla de grandes conquistas militares, ceremonias oficiales y una
reforma calendaría hecha en el siglo X. Mixtecapan o Mixteca, nombre dado por los
mexicas a estos, significa en náhuatl habitante del país de las nubes tal vez por sus
asentamientos ubicados en la sierra, aunque ellos daban a su cultura y región el nombre
de Ñuu Dzahui, que se a interpretado como país o pueblo de la lluvia aunque también
podría ser lugar de lluvia, su distribución geográfica se dividía en tres regiones, la Mixteca
alta, la baja y la costa. desde las altas montañas de la sierra madre sur de Oaxaca el sur
de puebla y las costas del pacifico fundaron señoríos como Tilantongo, Coixtlahuaca y
Tututepec por mencionar algunos.

Lámina 37 del Códice Vindobonensis

los mixtecas nunca llegaron a formar un estado ni unidad política poderosa, al encontrarse
en constantes disputas entre un señorío y otro para someterse entre si. al alcanzar el
imperio mexica su poderío militar que los lleva a tratar de dominar las tierras mixtecas, los
distintos pueblos celebran alianzas para enfrentar la invasión, misma alianza que
celebraron con el pueblo zapoteca con el que continuamente entraban en guerra y que
dominaron totalmente al hacerlos abandonar Monte Alban y ocupando otras ciudades
zapotecas como Cuilapan y Mitla entre los años 1000 y 1200 D.c.
Al igual que las demás culturas prehispánicas mesoamericanas, existen evidencias
arqueológicas en la zona arqueológica de Monte Negro ubicada en santiago Tilantongo en
la Mixteca alta de Oaxaca, de una cultura contemporánea a las primeras civilizaciones del
valle de México, aproximadamente del 500 A.c.

Para el 700 D.c. comienza el periodo Mixteco Poblano que llego a su esplendor a partir del
800 D.c. en Cholula. para el 1173 las invasiones chichimecas obliga a los mixtecas a
moverse hacia la zona zapoteca invadiendo Monte Alban. Para el siglo XIV recuperan el
valle de puebla y comienza su influencia en los pueblos chichimecas.

El constante asedio mexica en el siglo XV nunca los logra someter totalmente esto sucedió
hasta casi la llegada de los españoles que es cuando se convierten en vasallos del imperio
mexica.

La sociedad estaba formada por dos clases sociales principales, en la primera se


encontraban los caciques, nobles, mercaderes, sacerdotes y guerreros seguida de la
clase inferior formada por artesanos , campesinos y esclavos que pagaba tributo a la clase
superior que los gobernaba, el poder de los distintos señoríos y reinos se heredaba de
cacique a cacique, que además era el jefe supremo en la guerra y contaba con consejeros
provenientes de las clases nobles.

En los que respecta de las creencias religiosas creían que antes de la vida en la tierra una
pareja de dioses llamados dios culebra de león y la diosa culebra de tigre hicieron surgir la
tierra de las aguas y tuvieron dos hijos que inventaron la agricultura y procrearon a los
demás dioses, entre los dioses que veneraban están Cohuy: dios del maíz Hituayuta: dios
de la generación entre otros, además de un dios principal que según su mitología reunía
todas las virtudes de los demás dioses y regia el destino del mundo al cual llamaban
yostaltépetl, los sacerdotes interpretaban las señales o agüeros, realizaban observaciones
astronómicas y escribían la historia de la comunidad en códices o estelas, además de
desempeñar cargos importantes militares y civiles.

Su calendario al igual que el de las demás civilizaciones prehispánicas era ritual y solar el
primero dividido en 260 días y el segundo en 365 días en el siglo X hacen cambios en los
símbolos que daban nombre a los años que en el sistema zapoteca eran turquesa,
venado, búho y serpiente que cambiaron para ser caña, conejo, casa y pedernal, de
acuerdo al sistema calendario Mexica; en la representación de los números primeramente
eran utilizadas las barras y los puntos, cambiando después a solo puntos influenciados tal
vez por los Mexicas.

ocho venado y 4 jaguar Lámina 52 Códice Nuttall.

su historia como sus conocimientos fueron registrados en códices elaborados en piel de


venado preparada con una fina capa de cal y decorada con diversas figuras con una
variedad de colores que los hacen únicos, se registraban fechas y datos de lugares y
personas además de sucesos de carácter mitológico, uno de estos códices se encuentra
en el museo de etnología de Viena Austria el cual describe la vida de 8 venado un cacique
de suma importancia en su historia.

La arquitectura Mixteca es notable en construcciones echas por los zapotecas durante el


dominio de los primeros sobre este pueblo, Mitla es el mejor ejemplo de su arquitectura
con hermosos relieves en forma de grecas con distintos patrones geométricos, la cerámica
y la orfebrería también muestran notables obras en la fabricación de vasijas y figurillas de
animales y personas,el escudo de Yanhuitlán es un ejemplo del arte orfebre Mixteca

CULTURA MIXTECA CULTURA ZAPOTECA

REGION DE OCCIDENTE

PUREPECHAS O TARASCOS
Entre el año 1000 y el 1521 d. C. tuvo su desarrollo el pueblo purépecha. Vivieron
principalmente en Michoacán, en la zona de los lagos. Se dedicaron a la agricultura, a la
pesca, a la artesanía, al comercio y a la guerra de conquista. Comerciaron con los
mixtecas y pueblos de Sudamérica.

Su gobierno fue militar. En el siglo XIV el rey Tariácuri creó una liga militar de tres
ciudades: Tzin tzun tzan, Pátzcuaro e Ihuatzio. Los sucesores de este gobernante
conquistaron Colima y Jalisco. Constantemente peleaban contra los aztecas y nunca
fueron conquistados por los aztecas como otros pueblos de Mesoamérica Se rapaban todo
el cuerpo. También se les conoce con el nombre de tarascos, ya que así los llamaron los
españoles cuando conquistaron esa zona del país.

Su religión fue politeísta. Su dios principal fue Cuvecaveri, dios del sol y de la guerra.
Cremaban a sus muertos y realizaban sacrificios humanos.

Los purépechas recibieron influencia cultural de Colima (los perritos bailadores) y de los
toltecas, por ejemplo: chacmool, coyotes, serpientes, águilas, etc. Construyeron yácatas,
pirámides redondas con cuerpos escalonados. En cerámica hicieron ollas con asas y
vertederas, cajetes, vasos, recipientes con formas fitomorfas, zoomorfas y antropomorfas,
juguetes, vasijas miniatura y pipas de barro. También elaboraron orejeras y bezotes con
obsidiana y cristal de roca.

Sobresalieron en orfebrería con cobre y otros metales preciosos para este arte recibieron
influencia mixteca y de Sudamérica. Fabricaron armas de cobre. Algunos de sus
instrumentos musicales eras de hueso. Su escritura fue núdica como la usada por los
incas del Perú. Su influencia cultural llegó a Guanajuato, Querétaro, Guerrero y otros
lugares del occidente de México. La lengua purépecha está relacionada con la lengua
quechua del Perú.

Fueron la principal civilización del Occidente de Mesoamérica.

LA CULTURA CAXCAN

Los caxcanes o cazcanes eran un grupo nómada indígena del troncoutoazteca.Los


caxcanes constantemente eran el blanco por parte de los Zacatecos y losGuachichiles
debido a su alianza con los conquistadores españoles después dela Guerra del Mixtón.
Durante la rebelión, eran descritos como «el corazón ycentro de la rebelión
indígena».Fueron dirigidos por el famoso caudillo Tenamaxtle. Sus principales centrosde
religión y población eran Nochistlán, Teúl (hoy llamado Teúl de GonzálezOrtega),
Tlaltenango, Juchipila, Jalpa, Teocaltiche y Aguascalientes.Los caxcanes, liderados por
Tenamaxtle, peleaban bajo el lema

¡Ashcanquematehual nehual!
'¡Hasta tu muerte o la mía!'. Y el lema se cumplió, tanto en eltriunfo como en la derrota.
Ante la desproporcionada respuesta de losinvasores, los guerreros prefirieron morir
lanzándose al vacío

Los Caxcanes y tecuexes usaban los templos como fortalezas en tiempode guerra, y aún
quedan algunas ruinas ³en el cerro de la Corona, en elBolón, en Teocaltitán, en Támara y
en algunos otros lugares´.

CULTURA DE CAPACHA

Con el nombre de cultura Capacha se conoce un complejo arqueológico de Colima, en el


Occidente de Mesoamérica. La cultura Capacha fue la primera con rasgos complejos que
se desarrolló en la región, aproximadamente entre los años 2000 a. C. y 1200 a. C. Fue
estudiada y descubierta por Isabel Trusdell-Kelly, arqueóloga estadounidense que realizó
excavaciones en la zona de Colima en el año de 1939. Las semejanzas entre las piezas
de esta cultura y la cerámica contemporánea de la región de Ecuador apuntan a que hubo
alguna relación muy temprana entre el Occidente de mesoamericano y las culturas
andinas.

Capacha fue contemporánea de otros desarrollos culturales importantes de Mesoamérica,


como El Opeño, en Michoacán, y la primera fase de Tlatilco, en el valle de México. La
extensión geográfica de las piezas de cerámica Capacha abarca toda la costa del océano
Pacífico, entre los estados mexicanos de Sinaloa, en el norte, y Guerrero, en el sur.
Especialmente importantes son los entierros descubiertos por Gordon F. Ekholm en
Guasave, Sinaloa.
cultura
capacha
REGION DEL ALTIPLANP CENTRAL

TEOTIHUACAN

Teotihuacan significa ( El lugar don se hacen los dioses.) Una de las primeras
grandes civilizaciones de México Central (200a.C.-700d.C.). Su capital, Teotihuacan,
situada a 45km del actual México D.F., se convirtió en la ciudad más importante de
Mesoamérica. Las mejoras en las técnicas agrícolas, basadas fundamentalmente en la
canalización de las aguas, hicieron posible una gran concentración de población que
serviría de sostén económico de la ciudad y de mano de obra para las grandes
construcciones públicas. El arte teotihuacano expresa por primera vez de forma grandiosa
la concepción estatal mesoamericana que encontraría eco en lugares tan alejados como
Monte Albán, El Tajín, Kaminaljuyú o Tikal. La mayor contribución de Teotihuacan fue
establecer las características definitorias de la ciudad sagrada. Toda ella constituye un
gran teatro propagandístico donde la escenografía es espectacular y conmovedora. La
gran Avenida de los Muertos con las grandes pirámides del Sol y la Luna constituían un
eje grandioso, en torno al cual se levantaban construcciones palaciegas y templarías,
mientras las áreas habitacionales se situaban en los barrios de las afueras (Atetelco,
Tetitla, Tepantitla). Su grandiosidad es tal que cuando varios siglos después los aztecas
tuvieron que elegir un lugar para situar la creación del mundo se decidieron por
Teotihuacán. Un creciente comercio llevó su influjo hasta los lugares más distantes de
Mesoamérica: por el norte hasta los desiertos de Sonora y Sinaloa y, por el sur, hasta
Uaxactún y Tikal en las tierras bajas mayas. El resultado fue un enorme crecimiento de los
sectores artesanales y un perfeccionamiento técnico de todas las artes como nunca antes
se había conocido.

Está estrechamente relacionada con el urbanismo. La planificación urbanística de la


ciudad no sólo se encuentra en el centro, sino que toda ella responde a un reticulado muy
preciso. Además del eje principal de la ciudad, que corre de norte a sur, la avenida Este
(este-oeste) divide el centro en cuatro partes. La ciudad se extiende por 20 km2 y debió
tener una población de 100.000 habitantes. Alcanzó su mayor auge en la fase Xolalpan
(450-650d.C.) cuya superficie abarcó 24km2 llegando a tener 250.000 habitantes. Las
grandes pirámides del Sol y la Luna, el templo del Quetzalpapalotl y la Ciudadela son los
elementos más característicos. La pirámide del Sol (65m de altura por 225m de base)
pesa alrededor de un millón de toneladas. El carácter cortesano de las construcciones se
pone de manifiesto con la gran importancia que adquiere la Ciudadela. Se trata de una
enorme plataforma de 400m de largo que sostiene pirámides, templos y altares. Al fondo
del patio principal se levanta el palacio de Quetzalcóatl, una estructura de seis cuerpos
con tablero-talud, que más tarde se ornamentaría con imágenes de los dioses
Quetzalcóatl (serpiente emplumada) y Tláloc (dios de la Lluvia) y con numerosos
elementos marinos y conchas. La utilización del sistema constructivo tablero/talud para
cubrir los edificios alcanzó en Teotihuacán su máxima expresión difundiéndose después
por toda Mesoamérica. Los materiales básicos de construcción eran de origen local. Se
trituraban las rocas volcánicas de los afloramientos del valle y se mezclaban con tierra y
cal para obtener una especie de hormigón resistente a la humedad que se utilizaba en las
cimentaciones de los muros, que se hacían de adobes o de piedra sujeta con mortero. Los
suelos y el revestimiento de los muros solían acabarse con un revoco que se pulimentaba
cuidadosamente. El estilo geométrico y severo manifestado en su planificación y en el
revestimiento de sus edificios fue suavizado por los relieves y murales que los cubrían.
Las construcciones neurálgicas de la ciudad eran sagradas. Toda la capital fue concebida
como un proyecto sagrado, el centro cósmico donde se creó el mundo que habitamos. Los
barrios de las afueras constituían verdaderos conjuntos de apartamentos unifamiliares.
Las habitaciones se disponían hacia el patio interior y las paredes exteriores eran altas.
Los edificios fueron estucados y pintados de vivos colores, mientras el interior era
decorado con murales de gran riqueza técnica y simbólica. Es muy probable que los
ocupantes de estos recintos estuvieran relacionados primariamente por lazos de
parentesco, pero también por una común especialización artesanal. En la fase Metepec
(650-700d.C.) Se inicia la decadencia de la ciudad. Aparecen fortificaciones en algunos
lugares y las representaciones de guerreros en los murales se hacen abundantes. La
deforestación del área, el estrangulamiento social y, lo más importante, la fuerte presión
de poblaciones seminómadas procedentes del norte, dieron al traste con la ciudad en la
que se empiezan a detectar vestigios de incursiones bélicas.

Ejemplifica muy bien la concepción sagrada de la ciudad. Las escenas están presididas
por figuras de dioses o por sacerdotes ataviados con sus atributos. El más representado
es el dios de la lluvia, Tláloc, protagonista de numerosas ceremonias relacionadas con la
tierra y la fertilidad. El Tlalocan, o paraíso del dios Tláloc, es el mural más conocido.
Situado en el barrio de Tepantitla nos muestra a las almas de los difuntos disfrutando
felices de los dones de la naturaleza. A mediados del siglo V, y coincidiendo con la
expansión de la cultura teotihuacana a otros territorios, los murales se llenan de escenas y
motivos militares, con guerreros armados con escudos, dardos y propulsores, jaguares y
coyotes comiendo corazones humanos y diferentes signos calendáricos asociados con
textos dinásticos. Otros murales en Atetelco, Zacuala o Teopancaxco, arrojan información
sobre otros dioses, sobre el calendario, el comercio y las actividades guerreras.

Fue uno de los elementos más característicos de la cultura teotihuacana. Una vez
cubiertas por una fina capa de estuco se pintaban sobre ellas temas geométricos y
escenas naturalistas que incluían dioses, sacerdotes, jeroglíficos, animales y plantas. El
tipo más difundido fue el cilindro trípode con tapadera, decorado con pintura, relieve e
incisión. La cerámica llamada Naranja Delgada alcanzó una gran difusión utilizándose
como moneda hasta los confines del Imperio. Coincidiendo con la aparición de escenas
militaristas encontramos una cerámica antropomorfa, realizada a molde, que representa
hombres desnudos en actitud de movimiento o sentados a la manera oriental. Su rostro es
triangular con deformación craneana predominando la concepción lineal del cuerpo.

No alcanzó entre los teotihuacanos la importancia que tuvo entre pueblos anteriores
(olmecas) y posteriores (toltecas y aztecas). En términos generales podríamos decir que
se limita a reforzar el mensaje ideológico de las elites. Son geométricas y de apariencia
pesada. La pieza más singular es una cariátide utilizada como elemento arquitectónico y
asociada con la pirámide de la Luna que parece ser un antecedente de la estatua azteca
de la diosa del agua (Chalchiuhtlicue) El marcador de Juego de Pelota de La Ventilla es el
único ejemplo notable que poseemos.

Tuvo un gran desarrollo. Se conservan excelentes máscaras realizadas en piedras


duras, como el ónice, la diorita y las serpentinas, enriquecidas con mosaicos de coral y
obsidiana. Aunque todas las máscaras están descontextualizadas parece que existe un
acuerdo respecto a su carácter marcadamente funerario.

El arte teotihuacano sentó las pautas de lo que luego sería el arte mesoamericano.
Como sistema de expresión simbólica no tuvo parangón con ningún otro, llevando su
influencia a lugares que nunca más volvieron a estar relacionados de forma tan estrecha.
Lo imponente de su arquitectura, la gravedad de sus formas y lo delicado de sus
artesanías harían de Teotihuacán la ciudad sagrada por excelencia.

LOS TOLTECAS

Tolteca, (en náhuatl, “maestros constructores”), pueblo nativo de México que emigró
desde el norte de lo que ahora es México.

Entre los años 650 y 800 de nuestra era mesoamérica sufrió cambios radicales por la
desaparición de grandes centros como Teotihuacan, Monte Albán, Palenque, etc., que
hasta entonces habían regido la política y la economía de la región. Esto originó que
muchos de sus habitantes emigraran en busca de nuevos horizontes, surgiendo nuevos
pueblos que se mezclaron con los herederos de las antiguas tradiciones y juntos crearon
una nueva integración político, cultural y social, consolidando nuevas ciudades y nuevos
estados.
Gente emigrada de Teotihuacan se mezcló con grupos chichimecas y Mixcoatl logró
unificarlos, surgiendo así el grupo tolteca. La palabra tolteca significa “civilizado”. Esta
civilización se desarrolló entre 850 y 1168 d. C.

A partir del siglo X Tula se convirtió en el centro urbano de mayor importancia del Altiplano
Central. Debido a conflictos políticos y religiosos en 1184 varios grupos nómadas
saquearon e incendiaron Tula, quedando destruida, lo que provocó que sus habitantes se
fueran a vivir a otras regiones.

Organización económica de los Toltecas: Al principio la economía de los toltecas estuvo


basada en la agricultura cultivando maíz, fríjol, chile, algodón y maguey con el que
elaboraban pulque; después en la producción de artesanías como el hilado y tejido de
prendas de algodón, así como el comercio y también en el tributo.

Arquitectura; El pueblo tolteca creó una refinada cultura, que incluía conocimientos sobre
la fundición del metal, el trabajo de la piedra, la destilación y la astronomía. Su arquitectura
y su arte reflejan influencias de Teotihuacan y de la cultura Olmeca. Los restos de Tula, a
veces llamada Tollan Xicocotitlán, incluyen tres templos piramidales, de los cuales el más
grande está rematado por columnas de 4,6 m de altura en forma de estilizadas figuras
humanas conocidos como "atlantes" (guerreros); se cree que estaba dedicado a
Quetzalcóatl, la Serpiente Emplumada, deidad que los toltecas adaptaron de culturas
anteriores y la adoraron como el dios del planeta Venus. Según la leyenda, un dios rival
tolteca Tezcatlipoca, hizo que Quetzalcóatl y sus seguidores abandonaran Tula en torno al
año 1000 d.C. Se desplazaron al sur y posteriormente desarrollaron la ciudad maya de
Chichén Itzá, convirtiéndola en su capital y en un importante centro religioso.

Arte: Las mejores obras fueron en piedra con esculturas que muestran escenas militares y
de sacrificios humanos.

Una de las más importantes es el Chacmool , una gran figura sentada en forma reclinada,
sosteniendo en el vientre un recipiente y con la cabeza mirando hacia un costado.

También destacan frisos arquitectónicos de Tula, los cuales representan guerreros,


animales poderosos como el jaguar y a Quetzalcóatl como serpiente emplumada.

Junto a ellos se observa partes de cuerpos humanos como calaveras y huesos largos
cruzados. También destacan las columnas talladas con la figura de guerreros provistos de
atlatl o estolicas, dardos, escudos y pectorales en forma de mariposa.

El estilo cerámico Tolteca más antiguo y que antecede a la fundación de Tula, conocido
como Coyotlatelco , se caracteriza por el color rojo y café de sus vasijas.

Más tarde, se desarrolla un tipo de cerámica conocida como estilo Mazapa , cuya
dispersión por gran parte de Mesoamérica se asocia a la expansión política de los
toltecas. Sus formas alfareras más sobresalientes son escudillas con su interior decorado
con líneas rectas u onduladas, pintadas de rojo intenso.
A la par del estilo Mazapa, existe una cerámica llamada "Plumbate", originaria de
Guatemala, que es una de las pocas alfarerías del Nuevo Mundo con superficies que
aparentan estar vitrificadas, gracias a la pintura con pigmentos minerales y su cocción a
altas temperaturas

Organización política y social; Los toltecas eran cazadores hábiles y fueron considerados
un pueblo guerrero, ya que sostuvieron peleas constantes con tribus vecinas. Al
establecerse en Tula se convirtió en un pueblo civilizado.

En el estado tolteca predominó la casta militar, la expansión imperialista, las conquistas y


los tributos de los poblados vecinos. La sociedad tolteca se dividió en dos clases: el grupo
superior integrado por jerarcas militares, funcionarios, el supremo gobernante y los
sacerdotes, los cuales estaban al servicio de la casta militar y se encargaban de atender el
culto. La clase inferior o explotada estaba integrada por trabajadores agrícolas y
artesanos.

Entre los gobernantes más importantes del pueblo tolteca destacan:

Ce Acatl Topiltzin Quetzalcóatl; Fue indudablemente el más importante de los


gobernantes, considerado héroe cultural del mundo prehispánico. Con el nombre de
Quetzalcóatl fue venerado como dios. Llevó un reinado muy próspero en donde esta
civilización alcanzó su máximo desarrollo. Impuso la práctica de los sacrificios humanos
que su pueblo rendía a Tezcatlipoca.

Huémac; Fue el último gobernante tolteca. Su gobierno, considerado despótico, tuvo una
duración de sesenta años. Durante este periodo existieron muchos conflictos entre los
toltecas-chichimecas y los nonoalcas. Con este gobernante culminó el ocaso de Tula.

Religión; Su dios principal fue Quetzalcóatl, dios del bien, hombre y sacerdote, símbolo de
inteligencia de este pueblo. Otros dioses fueron Tezcatlipoca, dios de la noche y las
tinieblas, Tlaloc, dios de la lluvia y Tonatiuh, dios del Sol.

Situación geográfica de los Toltecas; El pueblo tolteca se desarrolló en la parte sur del
actual estado de Hidalgo y zonas cercanas. Al principio se establecieron en Tulancingo y
posteriormente fundaron su capital en la ciudad de Tula, que tuvo gran importancia debido
a que fue cabeza de un nuevo estado, cuya influencia fue determinante en diferentes
grupos.

La civilización tolteca decayó en el siglo XII, cuando los chichimecas, junto con otros
pueblos indígenas, invadieron el valle central y saquearon Tula. Los toltecas del sur fueron
absorbidos por los mayas, a los que habían conquistado anteriormente. Hacia el siglo XIII
la caída de Tula y del poder tolteca abrió el camino para la ascensión de los aztecas.
LOS AZTECAS O MEXICAS.

Azteca o Mexica, miembro de un pueblo que dominó el centro y sur del actual México, en
Mesoamérica, desde el siglo XIV hasta el siglo XVI y que es famoso por haber establecido
un vasto imperio altamente organizado, destruido por los conquistadores españoles y sus
aliados tlaxcaltecas.

Algunas versiones señalan que el nombre de "azteca" proviene de un lugar mítico,


situado posiblemente al norte de lo que hoy en día es México, llamado Aztlán; más tarde
se auto- denominaron mexicas.

Tras la caída de la civilización tolteca que había florecido principalmente en Tula entre
los siglos X y XI, oleadas de inmigraciones inundaron la meseta central de México,
alrededor del lago de Texcoco. Debido a su tardía aparición en el lugar, los aztecas-
mexicas se vieron obligados a ocupar la zona pantanosa situada al oeste del lago.
Estaban rodeados por enemigos poderosos que les exigían tributos, y la única tierra seca
que ocupaban eran los islotes del lago de Texcoco, rodeados de ciénagas.

El hecho de que, desde una base tan poco esperanzadora, los aztecas fueran capaces
de consolidar un imperio poderoso en sólo dos siglos, se debió en parte a su creencia en
una leyenda, según la cual fundarían una gran civilización en una zona pantanosa en la
que vieran un nopal (cactus) sobre una roca y sobre él un águila devorando una serpiente.
Los sacerdotes afirmaron haber visto todo eso al llegar a esta zona; como reflejo de la
continuidad de esa tradición, hoy en día esa imagen representa el símbolo oficial de
México que aparece, entre otros, en los billetes y monedas.

Al aumentar en número, los aztecas establecieron organizaciones civiles y militares


superiores. En 1325 fundaron la ciudad de Tenochtitlán (ubicada donde se encuentra la
actual ciudad de México, capital del país).

Los aztecas convirtieron el lecho del lago, que era poco profundo, en chinampas
(jardines muy fértiles, construidos con un armazón de troncos que sostenían arena, grava
y tierra de siembra, atados con cuerdas de ixtle, para lograr islas artificiales donde se
cultivaban verduras y flores y se criaban aves domésticas). Se hicieron calzadas y puentes
para conectar la ciudad con tierra firme; se levantaron acueductos y se excavaron canales
por toda la ciudad para el transporte de mercancías y personas. Las construcciones
religiosas —gigantescas pirámides escalonadas recubiertas de piedra caliza y estuco de
vivos colores, sobre las que se construían los templos— dominaban el paisaje.

La ciudad floreció como resultado de su ubicación y del alto grado de organización. En


la época en la que los españoles, capitaneados por Hernán Cortés, comenzaron la
conquista en 1519, el gran mercado de Tlatelolco atraía a unas 60.000 personas diarias.
Las mercancías llegaban a manos aztecas gracias a los acuerdos sobre tributos
establecidos con los territorios conquistados. Muchas de esas mercancías se exportaban a
otras zonas del Imperio azteca y a América Central.

Los aztecas-mexicas establecieron alianzas militares con otros grupos, logrando un


imperio que se extendía desde México central hasta la actual frontera con Guatemala. A
principios del siglo XV Tenochtitlán gobernaba conjuntamente con las ciudades-estado de
Texcoco y Tlacopan (más tarde conocida como Tacuba y en la actualidad perteneciente a
ciudad de México) bajo la denominación de la Triple Alianza. En un periodo de unos 100
años los aztecas lograron el poder total y, aunque las demás ciudades-estado continuaron
llamándose reinos, se convirtieron en meros títulos honoríficos.

Al final del reinado de Moctezuma II, en 1520, se habían establecido 38 provincias


tributarias; sin embargo, algunos pueblos de la periferia del Imperio azteca luchaban
encarnizadamente por mantener su independencia. Estas divisiones y conflictos internos
en el seno del Imperio azteca facilitaron su derrota frente a Cortés en 1521, ya que
muchos pueblos se aliaron con los españoles. Además de los problemas internos que
contribuyeron a su caída, el emperador Moctezuma había dado una bienvenida pacífica a
Cortés y lo instaló junto a sus capitanes en los mejores palacios, desde donde se hicieron
con la ciudad. Es posible que la interpretación de antiguos presagios sobre el regreso del
dios Quetzalcóatl indujera a Moctezuma a confundirlo con Cortés, si bien lo que más
interesaba al emperador era colmar de regalos a los españoles para que se retiraran.

La sociedad azteca estaba dividida en tres clases: esclavos, plebeyos y nobles. El


estado de esclavo era similar al de un criado contratado. Aunque los hijos de los pobres
podían ser vendidos como esclavos, solía hacerse por un periodo determinado. Los
esclavos podían comprar su libertad y los que lograban escapar de sus amos y llegar
hasta el palacio real sin que los atraparan obtenían la libertad inmediatamente. A los
plebeyos o macehualtin se les otorgaba la propiedad vitalicia de un terreno en el que
construían su casa. Sin embargo, a las capas más bajas de los plebeyos (tlalmaitl), no se
les permitía tener propiedades y eran campesinos en tierras arrendadas. La nobleza
estaba compuesta por los nobles de nacimiento, los sacerdotes y los que se habían
ganado el derecho a serlo (especialmente los guerreros).

En la religión azteca numerosos dioses regían la vida diaria. Entre ellos Huitzilopochtli
(deidad del Sol), Coyolxauhqui (la diosa de la Luna que, según la mitología azteca, era
asesinada por su hermano el dios del Sol), Tláloc (deidad de la lluvia) y Quetzalcóatl
(inventor de la escritura y el calendario, asociado con el planeta Venus y con la
resurrección).

Los sacrificios, humanos y de animales, eran parte integrante de la religión azteca.


Para los guerreros el honor máximo consistía en caer en la batalla u ofrecerse como
voluntarios para el sacrificio en las ceremonias importantes. Las mujeres que morían en el
parto compartían el honor de los guerreros. También se realizaban las llamadas guerras
floridas con el fin de hacer prisioneros para el sacrificio. El sentido de la ofrenda de sangre
humana (y en menor medida de animales) era alimentar a las deidades solares para
asegurarse la continuidad de su aparición cada día y con ella la permanencia de la vida
humana, animal y vegetal sobre la Tierra.

Los aztecas utilizaban la escritura pictográfica grabada en papel o piel de animales.


Todavía se conserva alguno de estos escritos, llamados códices. También utilizaban un
sistema de calendario que habían desarrollado los antiguos mayas. Tenía 365 días,
divididos en 18 meses de 20 días, a los que se añadían 5 días ‘huecos’ que se creía que
eran aciagos y traían mala suerte. Utilizaban igualmente un calendario de 260 días (20
meses de 13 días) que aplicaban exclusivamente para adivinaciones. La educación era
muy estricta y se impartía desde los primeros años. A las mujeres se les exhortaba a que
fueran discretas y recatadas en sus modales y en el vestir y se les enseñaban todas las
modalidades de los quehaceres domésticos que, además de moler y preparar los
alimentos, consistían en descarozar el algodón, hilar, tejer y confeccionar la ropa de la
familia. A los hombres se les inculcaba la vocación guerrera. Desde pequeños se les
formaba para que fueran fuertes, de modo que los bañaban con agua fría, los abrigaban
con ropa ligera y dormían en el suelo. A la manera de los atenienses de la Grecia clásica,
se procuraba fortalecer el carácter de los niños mediante castigos severos y el fomento de
los valores primordiales como amor a la verdad, la justicia y el deber, respeto a los padres
y a los ancianos, rechazo a la mentira y al libertinaje, misericordia con los pobres y los
desvalidos. Los jóvenes aprendían música, bailes y cantos, además de religión, historia,
matemáticas, interpretación de los códices, artes marciales, escritura y conocimiento del
calendario, entre otras disciplinas.

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