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Revista de Literatura, 2016, julio-diciembre, vol. LXXVIII, n.

o 156,
págs. 639-669, ISSN: 0034-849X

GONZÁLEZ ROLÁN, Tomás y Antonio LÓ- ción general» que comienza, a su vez, con
PEZ FONSECA. Traducción y elementos un apartado denominado «En la frontera»
paratextuales: los prólogos a las versiones (13-19), en el que se analiza el período de
castellanas de textos latinos en el siglo XV. transición entre la Edad Media y el Renaci-
Madrid: Escolar y Mayo, 2014, 689 pp. miento castellano y se presenta a las cuatro
figuras más destacadas de este período: En-
Dos ideas fundamentales constituyen el rique de Villena, Alfonso de Cartagena, Íñigo
germen de este valiosísimo volumen, fruto de López de Mendoza, marqués de Santillana,
la laboriosidad y del minucioso trabajo de y Juan de Mena. El siglo XV será testigo de
dos especialistas consumados en el humanis- una serie de cambios de índole histórica, téc-
mo castellano, el Dr. Tomás González Rolán nica y lingüística que revolucionarán el pa-
y el Dr. Antonio López Fonseca. La prime- norama cultural y que tendrán como última
ra de ellas radica en el hecho de que el hu- consecuencia el progresivo abandono del la-
manismo renacentista de nuestro país se di- tín y, por tanto, un incremento notable de la
fundió y asentó durante la primera mitad del traducción, lo que nos conduce precisamen-
s. XV, tesis que desecha definitivamente el te al siguiente apartado de la introducción:
falso prejuicio de que España se incorporó «La importancia de la traducción» (19-22).
con retraso a las corrientes humanísticas eu- Puesto que la concepción de la traducción de
ropeas. La segunda, menos controvertida esta época difiere en gran medida de la ac-
pero igualmente reveladora, hace referencia tual, no es extraño que los parámetros para
a la influencia de la práctica traductora en el su realización no estuviesen todavía bien
desarrollo de las mencionadas corrientes delimitados; no será hasta la publicación del
humanísticas y del romance castellano como tratado de Leonardo Bruni De interpretatione
lengua de cultura, que dio lugar, en palabras recta (ca. 1420) cuando se plantee la proble-
de nuestro autores, a que «los escritores de mática de la traducción desligada de la gra-
la primera mitad del siglo fueran traductores mática, disciplina a la que había estado su-
y estimaran tanto sus obras traducidas como bordinada hasta el momento. De hecho, a
las suyas propias» (15). Partiendo de estas excepción de los prólogos de las propias tra-
dos premisas fundamentales para su objeto ducciones, no se produjo durante el Medie-
de estudio, los autores presentan la edición vo ninguna suerte de reflexión sobre esta
crítica y el estudio de un total de cincuenta práctica que pudiese guiar a los traductores
y ocho prólogos a las traducciones castella- por una senda definida. A partir de la obra
nas de textos latinos, algunos a su vez tra- de Bruni y de la consolidación de este ejer-
ducidos del griego, llevadas a cabo durante cicio, las versiones al romance castellano
el s. XV, así como un estudio pormenoriza- comienzan a proliferar y resulta ya más sen-
do de cada uno de ellos. cillo establecer cuáles eran los rasgos prin-
Inserto en el proyecto de investigación cipales de las traslaciones de esta centuria,
«Estudio sobre la transmisión, conservación todos ellos enumerados y analizados por
y difusión del legado clásico en el Medievo nuestros autores en el apartado subsecuente,
hispánico (siglos XIII- XV) (II) y (III)», la «El siglo XV: traducción y reflexión traduc-
obra se abre con una magnífica «Introduc- tora al final de la Edad Media» (22-33).
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Una vez contextualizados los textos edi- resulta pertinente, las ediciones publicadas
tados y tras haber realizado un estudio por- con anterioridad. Del mismo modo, es pre-
menorizado de la importancia de la traduc- ciso destacar que, incluso para aquellos tex-
ción en el renacimiento incipiente, parece tos que ya cuentan con ediciones anteriores,
lógico que los autores aborden seguidamen- los autores han vuelto a colacionar cada uno
te el género prologal. En «Prólogo: un inten- de los códices que los transmiten con el fin
to de definición y recorrido histórico hasta de proporcionar una versión del texto lo más
el siglo XV» (33-42), se remontan a la co- certera posible y un completo aparato críti-
media latina, concretamente a la producción co.
terenciana, para explicar el origen de la con- El volumen se cierra con una nutrida bi-
cepción de este género como paratexto, en bliografía (643-686) en la que se desarrollan
terminología de Genette, si bien la equipa- todas las referencias citadas a lo largo de las
ración entre los prólogos del comediógrafo 642 páginas precedentes y se añaden otras
latino y los que aquí se editan no puede ser muchas, que no solo nos revelan la solidez
total. El siguiente capítulo, «Los prólogos a de la investigación llevada a cabo, sino que
las traducciones del siglo XV» (42-50), cons- además se antojan utilísimas para la realiza-
tituye la intersección de los dos temas trata- ción de futuros estudios en esta misma vía
dos, pues será en estas páginas donde se re- de investigación. Traducción y elementos
vele la información contenida en dichos paratextuales, así pues, además de erigirse
textos y se descomponga su estructura, ba- como la culminación de una serie de traba-
sada en parte en la preceptiva retórica anti- jos anteriores realizados por el equipo de
gua y medieval. A modo de conclusión, la investigación ya mencionado, en forma de
introducción se cierra con unas «Reflexiones libros, artículos y tesis doctorales, esboza
finales sobre la importancia de los prólogos» también multitud de estudios, traducciones y
(51) y con los «Criterios de edición» (51-53) ediciones que restan por hacer y que ofrecen
perfectamente definidos. la posibilidad a latinistas e hispanistas de
El grueso del trabajo lo constituye la seguir enriqueciendo el panorama del rena-
edición crítica de los prólogos, dispuestos por cimiento castellano.
orden cronológico del autor traducido y Si hasta ahora habíamos aludido única-
englobados en tres secciones distintas, a sa- mente al contenido del volumen, no podemos
ber: «Autores de la Antigüedad clásica y acabar sin dar cuenta de la calidad de su
tardía (hasta Boecio)», «Autores medievales continente. Una maquetación sin tacha y una
(hasta Dante)» y «Autores renacentistas». edición muy limpia y cuidada hacen de esta
Los autores traducidos son sin duda nume- obra un volumen precioso, tanto en el senti-
rosos (desde Platón o Plutarco entre los grie- do latino como en el sentido castellano del
gos, hasta Cicerón, Virgilio, Ovidio, San término, convertido ya en una obra de refe-
Bernardo, Boccaccio o Poggio Bracciolini rencia. Así pues, podemos concluir que los
entre los latinos), lo que demuestra la gran profesores González Rolán y López Fonseca,
difusión de la literatura clásica en la Castilla tras años de consagrada dedicación, han lo-
del s. XV. Tampoco se quedan atrás los tra- grado realizar interesantísimas aportaciones
ductores, entre los que encontramos figuras al mundo de la filología y de la traducción
de la talla de Alfonso de Cartagena, Juan de que no dejarán impasible a ningún experto en
Mena, Alfonso Fernández de Madrigal, Juan estas materias.
de Lucena, Nuño de Guzmán, Hernando de
Talavera o Vasco Ramírez de Guzmán. Asi- JULIA AGUILAR MIQUEL
mismo, cada prólogo cuenta con un comple-
tísimo estudio introductorio y una bibliogra-
fía propia, en la que se incluyen, cuando

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VÉLEZ SÁINZ, Julio. «De amor, de honor e cas es signo de las «fracturas ideológicas»
de donas». Mujer e ideales corteses en la entre bandos nobiliarios, del ambiente de
Castilla de Juan II (1406-1454). Madrid: «exultante festividad» en las cortes, y de la
Editorial Complutense, 2013, 248 pp. consciencia del sistema de «prebendismo»
social y económico. El análisis de la Cronica
Este libro refleja la eficacia de la pers- de Juan II, o Crónicas en plural, como pre-
pectiva interdisciplinaria y sociológica para fiere considerarlas Vélez, presentan los va-
comprender la realidad literaria del reinado lores caballerescos al servicio del ideal de
de Juan II de Castilla. Frente a las teorías Reconquista, y, sobre todo la segunda redac-
«escapistas» de Joachim Bumke, Johan Hui- ción, el carácter palatino de la corte como
zinga y Roger Boase, Vélez opta por las teo- fuente de estudio de los valores de la corte-
rías sociológicas y culturales de Norbert sía. En este ámbito la presencia de la mujer
Elias y C.Stephen Jaeger para comprender es significativa en la medida en que la rela-
los fenómenos europeos e hispánicos del ción entre hombre y mujer es fruto de la
Medievo y del siglo XV, donde el desarrollo nueva orientación de los valores sociales y
de la corte y los elementos que la configu- de la superioridad política que manifiestan
ran suponen un punto de inflexión en la ciertos comportamientos. Muestra de ello son
«nueva manera de mundo» en la que también el tono festivo, la fuerza caballeresca expre-
la literatura está influida por unos «mecanis- sados y la «sublimación del amor» (43) pre-
mos de poder» en evolución y por un sentes en el Passo Honroso y en los certá-
«aparataje ideológico» que forma parte del menes de amor y las conexiones sociales y
«cultural y literario cortesano» (15, 26, 30 y políticas presentes en la boda de Álvaro de
70). En este marco se demuestra cómo la Luna con doña Juana Pimentel, donde no por
mujer no es, precisamente, el elemento me- casualidad la magnificencia funcionará como
nos importante. específico signo de poder. En esta línea
La revolución cultural que también tiene Vélez analiza el carácter prebendista del in-
lugar en Castilla sirvió como instrumento tercambio clientelar de reyes y nobles como
para nobles laicos y eclesiásticos que recla- si de una network de intereses se tratara,
maban sus posiciones de poder, amparadas donde el mecenazgo significa superioridad
en unos valores que, si no necesitaban ser intelectual, artística y sobre todo política
sustituidos, sí exigían una rearticulación y (51). Es en esta telaraña de relaciones don-
renovación. Los reyes seguían siendo el eje de resulta esencial la figura de ciertas regen-
de las relaciones sociales y en ese entrama- tes y reinas. Doña Leonor y la infanta Cata-
do cobra especial relieve la liberalitas, ba- lina son fruto del sello político que supone
sada en la concesión y autorización de mer- el matrimonio. También alrededor de ciertas
cedes. Esta liberalidad no se manifiesta ahora mujeres se gestaron bandos nobiliarios. A
exclusivamente en el campo de batalla, sino algunas se las llegó a culpar de la guerra
que el mecenazgo —también literario— se civil (los años 1420-1434 de la Crónica)
convierte en un prebendismo clientelar don- aunque también otras hicieron posible los
de la figura femenina tiene un papel desta- procesos de paz. Razones suficientes todas
cado. «Dones y gualardones» son términos ellas para que cronistas y poetas dediquen
propios de las justas caballerescas pero tam- sus obras a aquellas de las que esperan no
bién de ambiciones políticas, económicas y, pocos «galardones» económicos y políticos.
por lo tanto, literarias. Por eso Vélez anali- Así, bajo los prólogos, historias y poesías
za distintos géneros literarios y cierra el ca- laudatorias subyace la consciencia de que la
pítulo cuarto con una exposición de la tradi- mujer no es simplemente objeto de amores
ción filógina y su interés político. sino también «animal político» (63).
En primer lugar, el género de las cróni- En segundo punto, la poesía de cancio-

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nero supone la praxis de la formación y edu- sía laudatoria regia y la exaltación del amor
cación cortesana y transmite, por lo tanto, el cortés conviven con la tradición misógina.
ethos nobiliario. Así, el Cancionero de Ésta pretende advertir al rey de la dictadura
Baena y el Cancionero de Palacio son fuen- de un amor no sólo causante de enfermeda-
tes estéticas, históricas y sociológicas del des (amor hereos), sino también de desórde-
periodo. El prologus baenensis, apoyado en nes sociales. El Dezir contra el amor del
las raíces de la tradición clásica, defiende la mundo es signo de la tradición misógina te-
discreción (sapientia), mesura (moderatio) y rapéutica avalada, a su vez, por los consejos
gentilidad (affabilitas) de la actuación de un aristotélicos a Alejandro Magno en la Lai
caballero a quien le conviene estar enamo- d’Aristote. El Libro del Arcipreste de
rado. Esto explica las reglas de conducta del Talavera, Corbacho y Reprobación del amor
amante cortés que propone Francisco Impe- mundano se refiere a la envidia, soberbia e
rial y que Suero de Ribera, entre las virtu- indiscreción como vicios femeninos que son
des sociales de la honestidad (claritas), me- también causa de la frivolidad de la corte y
sura (mansuetudo) e ingenio, mencione de los desórdenes en la estructura estamental.
también la liberalidad del enamorado. Aquí Aunque también se percibe en esta obra un
Vélez se separa muy acertadamente de la ataque a los vicios en que cae Álvaro de
concepción de Jaeger, quien excluye esta Luna y una búsqueda de la propia promoción
virtud del entramado cortesano, cuando la eclesiástica y política por parte del autor. Por
realidad social e ideológica refleja lo contra- otro lado, no han desaparecido las tradicio-
rio. Porque entre las virtudes caballerescas y nes que recuperan la virtuositas femenina,
cortesanas que conforman el código de com- apoyadas en las figuras clásicas de Dido y
portamiento, la liberalidad se mantiene, evo- Medea de acuerdo a las corrientes ovidianas
luciona y se adapta a las nuevas coordena- y boccaccianas. Y es que la visión del cua-
das ideológicas y económicas. De hecho, un dro social y literario no es completa sin con-
ejemplo de esta transición del noble bellator tar con la tradición filógina, objeto del cuarto
al cortesano es la poesía de Alonso de capítulo y representada en el género
Montoro (85). prosístico alegórico representado por el
Por último, como ejemplo de un análisis Triunfo de las donas, el exordio y debate que
que combina la autopromoción individual presenta Diego de Valera en la Defensa de
con las coordenadas sociológicas y cultura- las virtuosas mujeres y el empleo de las
les de la corte, Vélez ofrece el estudio autoridades patrísticas de las que se sirve
comparatista del manuscrito 207 de la Biblio- Álvaro de Luna en el Libro de las virtuosas
teca Universitaria de Salamanca y el análi- e claras mujeres. El destinatario de las tres
sis de la iconografía de la Sala Rica del pa- es la reina y en las tres se contesta a las
lacio de Escalona donde estaba albergado, críticas misóginas, corroborando una filoginia
como ejemplo de la pluma y la magnificen- sin ambigüedades, como propone Robert
cia nobiliaria al servicio del privado que pre- Archer.
tendía cuasi-reinar en Castilla. Este capítulo La literatura castellana del siglo XV no
se cierra con una propuesta que sirve de sín- es ajena a la corriente europea: el De amore
tesis. La poesía de Diego de Valencia y de Andrés el capellán entronca con la parti-
García de Córdoba, elaboradas a propósito cular creación del Arcipreste de Talavera y
del nacimiento de Juan II, vaticinan la im- las de Álvaro de Luna, Diego de Valera y
portancia de la literatura laudatoria cortesa- Juan Rodríguez del Padrón se adscriben a la
na que utiliza el código ético heredado de la filoginia de Ovidio y Boccaccio. Al mismo
Antigüedad y el de la doctrina cristiana y son tiempo, no se puede simplificar ni parcializar
signo de las tradiciones a favor o en contra el contexto: lo vemos en la convivencia de
de la figura femenina. Por un lado, la poe- tradiciones misóginas y filóginas y, sobre

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todo, en cómo las perspectivas literarias obe- que abarcó muchos otros repertorios cuya
decen a diversos, calculados y cambiantes impronta no ha sido convenientemente estu-
intereses. La complejidad de la realidad so- diada» (15).
cial e ideológica queda reflejada en una li- Abre la monografía un análisis bio-biblio-
teratura que necesita intrínsecamente de la gráfico que también explica el contexto na-
corte y que, a su vez, constituirá una fuente politano en el que vivió Masuccio, es decir
para comprender la «sociogénesis» de un el de la corte del Magnánimo. Aspecto im-
Estado moderno. prescindible en el examen de la importancia
de dicho escritor, por acoger con sumo inte-
MARÍA DÍEZ YÁÑEZ rés la Nápoles aragonesa de Alfonso V el
género de literatura divertida y de entreteni-
miento (según recuerda J.M. Laspéras). Y
justamente en la época del Magnánimo «el
BERRUEZO SÁNCHEZ, Diana. Il Novellino salernitano debió de empezar a escribir algu-
de Masuccio Salernitano y su influencia nos de sus cuentos» (26) que ya empezaban
en la literatura española de la Edad de a divulgarse a finales de su reino. Cabe pre-
Oro. Vigo: Academia del Hispanismo, guntarse si esa herencia aragonesa contribu-
2015, 246 pp. yó a que, desde Nápoles, Il Novellino se di-
fundiera entre los humanistas castellanos, que
Hace algunos años que la recepción de los pudieron valerse de su lectura también gra-
novellieri en España se ha convertido en un cias a las sucesivas ediciones venecianas que
tema de investigación corriente y que varios indica Berruezo, siendo esa zona septentrio-
e interesantísimos proyectos científicos permi- nal de Italia uno de los mayores territorios
ten ahora investigar en profundidad: es el de circulación de novelle e incluso lugar de
caso del Proyecto Boscán dirigido por María alta presencia de españoles en época renacen-
de las Nieves Muñiz (Universidad de Barce- tista. Así que «Il Novellino pudo conquistar
lona), del Pampinea y sus descendientes di- las ciudades del norte [de Italia] por la mis-
rigido por Isabel Colón Calderón (Universi- ma vía [del Decameron]» (42). Esto es lo
dad Complutense de Madrid) y del más que se deduce de la lectura de la primera
reciente Novellieri italiani in Europa dirigi- sección de la monografía, donde la autora
do por Guillermo Carrascón Garrido (Univer- enmarca al Salernitano en su contexto histó-
sidad de Turín). Pese a que todavía queda rico y encuadra su estela en la antigua reali-
mucho por hacer, la pista que actualmente se dad literaria italiana.
está siguiendo pretende dar importancia a El trabajo de Diana Berruezo parece
aquellos autores italianos de novelas que hasta orientado hacia un estudio analítico que pro-
hace poco tiempo se consideraban «menores» cura enseñar el estado de la cuestión sobre
—con respecto a la estela de Boccaccio— la obra de Masuccio en Italia, con varias
pero que en cambio tuvieron éxito entre los referencias a los demás novellieri, y luego
antiguos humanistas españoles, como demues- examinar su recepción en la literatura espa-
tran las traducciones (parciales) renacentistas ñola. De ahí que después de haber presenta-
—Straparola, Bandello, Sansovino, Doni, Gui- do el contexto en el que vio la luz, la reco-
cciardini, Giraldi— o los evidentes parecidos pilación del Salernitano se analice con
textuales entre obras de autores pertenecien- minucia a nivel estructural y con relación a
tes a las letras italianas y castellanas. Hacia la intención del autor. Llama la atención la
esta última dirección se orienta el trabajo de referencia al epílogo final, donde, como un
Diana Berruezo, porque «la revitalización de padre que habla a su hijo, Masuccio se des-
la novela corta italiana no partió únicamente pide de su libro con la fórmula «novellino
de conocidas colecciones de cuentos [...] sino mio» (48). Curiosa casualidad, también

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Truchado —traductor de Le piacevoli notti— cuyos temas fueron mediados por otros auto-
llama su libro «Entretenimiento mío» en su res que siguieron su estela: se trata más de una
dedicatoria a Leonor Carrillo de Quesada. admisión indirecta a la que la autora dedica
Tanto el tema (la despedida) como la fórmu- la parte más importante de su trabajo (111 y
la (título + posesivo) son los mismos, y no ss.). Ahí resuenan nombres como Timoneda,
sorprendería si se tratara de un caso de inter- Tamariz, Mey y Montalbán, y obras como la
textualidad consciente. De hecho, que esos Historia del Abencerraje, el Lazarillo de
textos se leyeran primero en italiano está Tormes y el Guzmán de Alfarache, hasta lle-
bastante atestiguado, como el hecho de que gar al teatro de Lope de Vega, grande estima-
no todas las recopilaciones italianas de no- dor de los temas y motivos de los novellieri
velas se tradujeron al castellano. Lo mismo (como demuestran por ejemplo los estudios de
pasó con la de Masuccio, que no se trasladó Arróniz, Levi, Farinelli y Romera Castillo, por
por su «virulencia del anticlericalismo [...] citar algunos).
así como el gusto lúdico y obsceno con que De hecho el estudio de Berruezo demues-
reviste la polémica anticlerical y lo aleja del tra que Il Novellino fue una importante fuen-
estilo de otros novellieri» (57), por su «léxi- te literaria y que tal vez hasta hoy no se
co virulento», «polémica constante» y «blas- había considerado con la debida atención. A
femia», elementos con los que «ataca la hi- pesar de esto, el volumen sigue la pista tra-
pocresía de los religiosos, la superstición, y zada por los proyectos de investigación ci-
la jerarquía eclesiástica» (58). De hecho se tados al principio de esta reseña, y bien po-
prohibió en 1557-1559 y en 1564 (81) con- dría enmarcarse en ellos por enseñar la
temporáneamente al Decameron y pocos influencia de un autor italiano considerado
años antes de que muchas de las traduccio- un émulo de Boccaccio (sobre todo con re-
nes de los novellieri en España empezaron a lación a los ataques anticlericales) y por tra-
realizarse. No obstante, la falta de una ver- zar su estela europea. Pero no solo esto: a
sión castellana de Il Novellino no es índice partir de la publicación de la monografía de
de un escaso éxito, que de la lectura de esta Diana Berruezo, el antiguo y aún valiosísi-
monografía parece en cambio bastante ates- mo ensayo de Bourland sobre la recepción de
tiguado en Europa (cap. III) y en la propia Boccaccio y de su Decameron en la litera-
España (cap. IV), y que futuras investigacio- tura castellana y catalana ya no queda como
nes podrán comprobar también a partir del el único trabajo sobre la recepción de un
capítulo 2.5 del volumen de Berruezo. Ahí novelliere en la península ibérica.
se ofrece un resumen de los motivos litera-
rios que aparecen en la antología de Ma- MARCO FEDERICI
succio: una herramienta de seguro interés
para los especialistas de folclore y literatura
comparada.
A propósito de la fortuna del libro, su cir- FRAGO, Juan Antonio. Don Quijote. Lengua
culación se traza por la autora de forma cla- y sociedad. Madrid: Arco/Libros, 2015,
ra, a partir por ejemplo de la recepción por 188 pp.
medio de la antología de Sansovino (cuya tra-
ducción castellana queda registrada pero en la En Don Quijote. Lengua y sociedad el
actualidad sin la existencia material de ejem- lector encontrará un certero, extenso y minu-
plares), o bien de su huella en La Zucca de cioso análisis de la lengua de Cervantes en
Doni, en las Novelle de Bandello y en Le relación con las convenciones sociales, lite-
piacevoli notti de Straparola (de estas tres sí rarias e incluso de norma ortográfica que
existen traducciones) (94-95). Se perfila enton- configuraban la sociedad de comienzos del
ces una recepción bastante capilar de la obra, siglo XVII.

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RESEÑAS DE LIBROS 645

A lo largo del primer capítulo del libro, En el libro se analiza asimismo el habla
dedicado a la onomástica en El Quijote, el de Sancho y la caracterización que Cervantes
autor argumenta en favor de la tesis que hace de este personaje a través de ella, la
adjudica la autoría de El Quijote apócrifo a cual Frago califica de «intermitente» (112),
Gerónimo de Pasamonte, debido a la apari- si bien señala que en la segunda parte, de
ción de numerosos aragonesismos —abolo- 1615, Sancho ya tiene un carácter mejor
rio, amprar, señal...— en esta versión apa- definido, gracias en parte a su lengua pecu-
recida entre el Quijote de 1605 y su segunda liar. Por otro lado, la obra detalla con esme-
parte no apócrifa, publicada en 1615. Ade- ro cómo la clase baja es caracterizada en El
más, en estas primeras páginas analiza nom- Quijote a través de determinados arcaísmos,
bres como el de Micomicona (que aludiría a vulgarismos y términos coloquiales, ex. gr.
la procedencia de este personaje), entre otros, adverbios como harto y asaz, considerados
y concluye que —en una época en que el de habla campesina.
nombre decía mucho de la procedencia so- El autor de El Quijote. Lengua y socie-
cial del individuo— Cervantes ajusta el con- dad compara el sayagués que emplea Cer-
tenido a la forma, con que sus diferentes vantes en el encuentro de don Quijote y San-
personajes llevarían «nombres significantes». cho con tres pastoras que salen del Toboso
No faltan en este capítulo las menciones y con el sayagués que verdaderamente se ha-
disecciones de secuencias ternarias como blaba según los testimonios y expone sus
Roldán, Rotolando u Orlando y bimembres razonados argumentos de por qué Cervantes
como Urganda, hurgada. fracasó en esta imitación, si es que verdade-
En el segundo capítulo, en que se trata la ramente deseaba imitar aquel dialecto.
toponimia, el autor se pregunta por nombres Finalmente, Frago termina su obra con El
como el presunto origen de El Quijote, uso y la norma, un capítulo en que contras-
Argamasilla de Alba, que según Frago guar- ta con agudeza la lengua empleada en El
daría una implícita relación con argamasa, un Quijote con obras que en la época registra-
término poco noble en la época. También ron los usos cultos del siglo XVII: el Teso-
Barataria se considera un símbolo del sueño ro de la lengua castellana o española (1611)
de las Américas, que en un principio parecía de Covarrubias, el Arte de la lengua espa-
muy noble, como denota el sufijo culto -aria, ñola castellana (1625) de Correa y el Diá-
pero terminaría relacionándose con lo barato, logo de la lengua (c. 1635) de Juan de
que en la época era sinónimo de engañoso. Valdés, principalmente. No olvida incluir la
Estas dos palabras no son más que una mues- bibliografía consultada y, por separado, los
tra del amplio conocimiento de la historia del textos y diccionarios del siglo XVII de los
castellano que recorre este capítulo, titulado que se ha servido para su laboriosa y amplia
consecuentemente De los nombres de lugar. investigación, con que el lector puede con-
En El humanismo filológico en El Qui- sultar las fuentes con facilidad si lo desea.
jote y La expresión lingüística y el número,
capítulos tercero y cuarto, se analizan, res- FRANCISCO MARTÍNEZ REAL
pectivamente, la exhibición que Cervantes
lleva a cabo de sus conocimientos de la len-
gua a través de reflexiones sobre, por ejem-
plo, los arabismos, y el valor simbólico de FERNÁNDEZ MOSQUERA, Santiago. Cal-
los números para Cervantes, siendo el más derón: texto, reescritura, significado y re-
frecuente el tres, así como las secuencias presentación. Frankfurt – Madrid: Ver-
nominales trimembres, por su gran carga y vuert – Iberoamericana, 2015, 354 pp.
multiplicidad de significado en la sociedad
de la época. Una de las preocupaciones de los estu-

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dios calderonianos internacionales sigue sien- de la creación dramática de Calderón. El


do el estado de sus textos. A pesar de los primero es la presencia de géneros claramen-
enormes esfuerzos del GRISO (Grupo de te poéticos, como el soneto, en su poesía
Investigación Siglo de Oro, Pamplona) y del dramática, mientras que el segundo trata del
GIC (Grupo de Investigación Calderón, San- recurso del relato ticoscópico frecuente en
tiago de Compostela) que han hecho posible Calderón, aunque pocas veces estudiado por
tanto la serie ya casi completa de las edicio- la crítica. Fernández Mosquera demuestra
nes críticas de sus autos sacramentales, como que Calderón se sirve de dicho recurso para
la publicación de sus obras completas en la fines tan diversos como la caracterización de
editorial Biblioteca Castro, seguimos los es- un personaje, la modulación o focalización
tudiosos de cuando en cuando enfrentados de la acción o incluso para reflexiones meta-
con el problema de tener que usar una edi- teatrales.
ción poco fiable de alguna obra de Calderón. El tercer capítulo, uno de los más largos,
La serie de las ediciones críticas de todas sus se dedica a un tema que ya desde hace al-
comedias sigue abierta pero, también a falta gunos años ocupa a los calderonistas de casi
de recursos financieros, no sigue un ritmo tan todo el mundo: el fenómeno de la reescritura,
estricto como la de los autos sacramentales. frecuente en casi todos los autores del Siglo
Otros equipos, ya fuera del ámbito español, de Oro, y de manera muy especial en la obra
contribuyen puntualmente a estos esfuerzos de don Pedro Calderón de la Barca. El au-
por el texto, pero más allá de España pocas tor menciona brevemente los modelos de
veces constituye un interés primordial de los reescritura de Cervantes, Góngora y Lope de
respectivos investigadores. Vega para diferenciar en el caso calderoniano
No sorprende, pues, que uno de los re- entre la «hetero-reescritura», la «auto-reescri-
presentantes más importantes de los estudios tura» y la «autocita». Termina esta apartado
calderonianos de España, Santiago Fernández taxonómico con una consideración de dicho
Mosquera, encabece su monografía actual fenómeno en el caso de las comedias escri-
con un importante capítulo sobre cuestiones tas en colaboración y los autos sacramen-
de la ecdótica de la obra calderoniana. En tales.
esta primera parte del libro no entra en dis- A continuación analiza un caso muy con-
cusiones de detalles ecdóticos o de proble- creto de reescritura, que es la frecuente apa-
mas de la edición de obras de Calderón. Da rición del personaje icónico de Europa en los
un paso más atrás y vindica la importancia autos sacramentales y sus loas. Fernández
del texto escrito, frente al espectáculo. Re- Mosquera demuestra que la representación
cuerda y subraya que Calderón no solo es- del esquema de las cuatro partes del mundo
cribió para el escenario, sino también para la apenas varía en Calderón y que siempre si-
publicación en Partes de comedias. Repre- gue una línea ideológica y doctrinal muy
senta este primer capítulo una justificación parecida. Termina este capítulo un apartado
importante de la preocupación de la crítica sobre el trasvase de un género dramático a
textual por cada palabra y verso que nos dejó otro. El autor analiza algunos pasajes de La
este prodigioso dramaturgo que casi exclusi- señora y la criada que tienen un claro tono
vamente escribía para el arte tan efímero que entremesil y que incluso podrían representar-
es el teatro. se independientemente de la comedia. Estos
Los dos siguientes capítulos se ocupan de entremeses embebidos representan otro as-
algunos aspectos del proceso de creación del pecto del fenómeno de la reescritura caldero-
dramaturgo madrileño. «Texto y literatura. niana que todavía se merecería más atención
Recursos literarios de la comedia» trata de por la crítica.
dos tradiciones literarias distintas que sin El capítulo cuatro, «Texto y sentido lite-
embargo conforman una parte considerable ral», es el más amplio y seguramente el más

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polémico de la presente monografía. Trata de a su construcción literaria pero no opina que


la cuestión muy debatida en los últimos años puedan encontrarse valores ideológicos mo-
sobre posibles sentidos políticos de algunas dernos, como el feminismo, en el tratamien-
obras calderonianas. Se concentra en obras to que le da Calderón al papel de la mujer
como La selva confusa, Amor, honor y po- en Las manos blancas no ofenden.
der y algunas fiestas cortesanas como El La presente monografía es en gran me-
mayor encanto, amor o Los tres mayores dida una recopilación de textos anteriores del
prodigios. Sobre todo en la crítica anglo- autor, a los que sin embargo se añaden al-
sajona se ha defendido la interpretación de gunas partes sin publicar. A pesar de este
posibles sentidos políticos en dichas obras. El carácter recopilatorio, Santiago Fernández
autor estudia estos trabajos —entre los cua- Mosquera logra darle a su libro una lógica
les destacan las contribuciones de Frederick expositiva convincente que pasa de la vindi-
A. de Armas y Margaret Greer— y las obras cación del texto, por algunos aspectos de la
calderonianas en cuestión muy detenidamen- escritura y la interpretación, para terminar
te, pero llega a conclusiones contrarias. Por con algunas consideraciones acerca de la
varias razones defiende que es imposible ver representación. La monografía se ocupa,
mensajes políticos explícitos en las obras pues, de algunos de los temas más importan-
citadas. Justifica su conclusión con varios tes de los estudios calderonianos actuales y
argumentos. Destacan dos: Por una lado, la articula, sin lugar a dudas, la posición de una
supuesta improbabilidad de que un autor de parte considerable de los calderonistas espa-
la corte que goza muchos privilegios de la ñoles frente a algunos temas controvertidos,
misma la critique a través de sus obras, como la interpretación de posibles sentidos
muchas de las cuales fueron escritas por políticos en sus comedias o la importancia de
encargo, y, por otro, la ausencia de pruebas la ecdótica para un autor teatral. Por tanto,
que documenten que el autor haya estado en el libro no solo ofrece contundentes y con-
desacuerdo con la política contemporánea o vincentes análisis de algunos aspectos impor-
que documenten que el público contemporá- tantes de la obra calderoniana, sino que tam-
neo haya percibido la presencia de conteni- bién puede leerse como una defensa del
dos políticos en dichas obras. Con todo, no punto de vista del calderonismo de raigam-
quiero seguir el debate en el formato de una bre más bien española. Este aspecto podría
reseña, pero sí quisiera subrayar que se tra- ser de interés especial para un lector de otros
ta de un debate abierto sobre el que los ámbitos académicos que todavía no ha teni-
calderonistas seguirán pronunciándose. do la ocasión de familiarizarse con esta co-
Cierra la monografía un capítulo dedica- rriente de la crítica. Con todo, es una mo-
do a la representación. «Texto y representa- nografía cuya lectura es muy recomendable.
ción» es básicamente un estudio extendido de
la comedia Las manos blancas no ofenden, SIMON KROLL
obra cómica que, como tantas otras de su
género, ha sido poco atendida por la crítica.
Fernández Mosquera analiza la construcción
de la obra, el doble disfraz (mujer vestida de DURÁN LÓPEZ, Fernando. Versiones de un
varón y hombre vestido de mujer) y el re- exilio. Los traductores españoles de la
curso del teatro dentro del teatro. Destaca la casa Ackermann (Londres, 1823-1830).
brillantez de la construcción de la obra, la Madrid: Escolar y Mayo editores, 2015,
antítesis entre los dos disfraces, sin embar- 217 pp.
go propone no ver una exagerada moderni-
dad ideológica en dicha obra. Fernández Este libro puede leerse de muchas for-
Mosquera subraya su modernidad en cuanto mas, entre ellas, como un capítulo en la his-

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toria de la traducción, un capítulo con una con cuidada tipografía, que se regalaban por
mirada transnacional que implica a Hispano- año nuevo. Este producto era ejemplo de
américa, al Reino Unido y a España, con los cómo la literatura se había convertido en
exiliados como protagonistas en tanto que objeto de consumo. A estas producciones hay
mediadores culturales y creadores de opinión. que añadir las traducciones de poesía; las de
El libro explora las relaciones entre cul- novelas de Walter Scott, que significaron la
tura y mercado, los aspectos económicos del introducción del relato histórico en la cultu-
exilio basados en la colaboración entre dife- ra española; y otras de obras de entreteni-
rentes ámbitos de trabajo e individuos: los miento, como historias de fantasmas, y de
hombres de letras asalariados y contratados, carácter didáctico dirigidas a las jóvenes y a
que se dedican básicamente a traducir, resu- las familias, que a veces no eran traduccio-
mir, adaptar; el empresario Rudolph Acker- nes, sino obra propia presentada como «anó-
mann, que concibe la cultura como una mer- nima» y escrita por mujer, del tipo de las
cancía, y el diplomático ecuatoriano Vicente Cartas sobre la educación del bello sexo y
Rocafuerte, pagador ocasional con intencio- la Gimnástica del bello sexo o ensayos so-
nes políticas que propone trabajos literarios bre la educación física de las jóvenes, de
de propaganda. Todos conciben una fábrica José Joaquín de Mora. A estos hay que aña-
de cultura, con autorías colectivas en mo- dir trabajos de asunto hispanoamericano,
mento de exaltación de la autenticidad y la como las Memorias de la revolución de
originalidad románticas, dirigida a difundir Méjico, la Historia antigua de Méjico y el
sus resultados culturales e ideológicos en el Resumen histórico de la revolución de los
mercado hispanoamericano. Son, por tanto, estados unidos mejicanos. Estos textos sobre
varios los aspectos que explora el libro: des- historia y política americana no iban solo
de la aculturación al introducir modelos bri- dirigidos al lector del otro lado del Atlánti-
tánicos en la América hispana, a la adapta- co, sino que se miraba también a Europa y,
ción de la cultura a diferentes mundos dentro de ella, a España, como en el caso del
morales, sin olvidar la consideración de la Resumen, realizado por Mendíbil sobre un
cultura como negocio. farragoso y parcial texto previo de Carlos
Con prosa clara y concisa, Fernando María Bustamante.
Durán ha dividido su trabajo en varias sec- Esta sección del proyecto editorial tendía
ciones. Tras reflexionar sobre el exilio espa- a unir, desde la nueva situación, los puentes
ñol y la literatura que en él se hizo (ya «des- y lazos rotos entre España e Hispanoaméri-
de», ya «en» él), pasa a estudiar las figuras ca tras los procesos independentistas. Por un
que intervinieron en un proyecto que, a la lado, se dotaba de identidad a las repúblicas
postre, fracasó desde el punto de vista eco- nacientes y se acataba su libertad, y, por
nómico: el empresario sajón instalado en otro, los expatriados españoles fijaban un
Londres, el amigo americano, y los colabo- relato de carácter liberal que buscaba el con-
radores españoles: principalmente Blanco senso de las dos orillas, sin que la Metrópo-
White, José Joaquín de Mora, Pablo de li saliera muy mal parada. Son significativos
Mendíbil y José de Urcullu. A continuación de estas tensiones los esfuerzos que Pablo de
se referencia el trabajo por ellos realizado en Mendíbil hace en su introducción al Resumen
esos años, en periódicos, catecismos sobre histórico de la revolución de los estados
diferentes materias —que es lo que tuvo unidos mejicanos para defender su patriotis-
mejor salida—; en los famosos No me olvi- mo y al mismo tiempo aceptar la indepen-
des de Mora y Mendíbil, a imitación de los dencia de los territorios americanos.
alemanes, pasados por los Forget me not El balance de la actividad llevada a cabo
ingleses, que consistían en pequeños libros por la casa Ackermann en relación a Hispa-
con poemas y relatos, muy bien ilustrados y noamérica se hace en la última parte del li-

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bro. Ya se adelantó que el empresario no artífices y su concentración en intereses na-


consiguió los beneficios que esperaba, en cionales.
parte por juzgar erróneamente la capacidad Aborda también el autor el problema de
y el tamaño del mercado en el naciente Cono la cuestión religiosa. Ackermann publicó li-
Sur. Él y otros se lanzaron a algo para lo que bros contra el ateísmo y el indiferentismo,
aún no estaban preparadas la republicas ame- nociones que se identificaban con el enciclo-
ricanas y abandonaron el mercado editorial pedismo francés y con la irreligiosidad que
trasatlántico poco antes de que ese espacio acompañaba a los liberales españoles, y no
se transformara y ofreciera sus beneficios a adoptó una postura anticatólica en el merca-
los franceses, que aprovecharon unas condi- do hispanoamericano. El resultado fue la
ciones económicas y culturales consolidadas. proyección de un cristianismo latitudinario
Pero si Ackermann fracasó en lo económico, que postuló la base cristiana de la educación
no sucedió así en lo ideológico y cultural. El y omitió puntos teológicos controvertidos.
plan de publicaciones llevado adelante pro- Los españoles que, como Joaquín Lorenzo
mocionó los modelos y gustos británicos en Villanueva, escribieron sobre religión se en-
América del Sur, frente a los franceses. contraron además con el problema del tole-
Pero quizá fue más importante otro resul- rantismo, introducido por las Cortes en 1810,
tado: la creación del llamado por Jaime Ro- pero no adoptado por la generalidad, y abo-
dríguez «Hispanoamericanismo», una formu- garon por la reforma de la Iglesia. Es decir,
lación nueva, a la postre efímera, de las la emigración les puso ante un campo de
relaciones, identidades y caracteres de los experiencias nuevo, tanto en lo personal
pueblos hispánicos situados a ambos lados como en lo profesional, y las respuestas fue-
del Atlántico. Esta reformulación la llevaron ron tantas como individuos.
a cabo los emigrados colaboradores en el Para terminar, una de esas experiencias a
proyecto (como se ha visto en el caso de que se enfrentaron los expatriados fue esté-
Mendíbil y México), que hicieron depender tica, se enfrentaron al Romanticismo. Fernan-
su propia suerte de la del desarrollo ameri- do Durán dedica unas suculentas páginas a
cano, vinculado a los modelos británicos mostrar el carácter y el limitado influjo en
promocionados. Se trataba, y fue el sueño de España de su experiencia con el nuevo mo-
una generación, de ver la América española vimiento, desmontando el discurso tradicio-
como la patria propia y común, que continua- nal sobre los orígenes del Romanticismo en
ría la tradición liberal española. Algunos de España, como en parte ya empezaron a ha-
los que así pensaban, españoles y america- cer Juan Luis Alborg y Derek Flitter, entre
nos, trabajaron en América, en España y en otros. La gran mayoría de los emigrados,
otros lugares de Europa, y a ellos se unie- además, no participó de esa escuela, aunque
ron los exiliados. Los libros publicados por aceptaran algunos de los que han pasado a
la casa Ackermann son en parte el reflejo considerarse sus ingredientes, como Pablo de
cultural de este pensamiento y de la conver- Mendíbil y Mora, partidarios del historicis-
gencia señalada. Los libros se publicaban en mo, y lejos ambos de la «secta romancista».
inglés y español, en los periódicos de Acker- Pero lo mismo le sucedía a José Marchena,
mann se reproducían muchas noticias sobre que no estaba en este grupo de emigrados,
América, se traducían obras, etc.; es decir, se según desgrana en el «Discurso preliminar»
creaba una nueva comunidad trasatlántica de a las Lecciones de Filosofía Moral y Elo-
hispanohablantes. Pero es cierto que era de- cuencia.
masiado pronto para que esa comunidad tu- Decía al comienzo que este libro puede
viera unidad de criterios, enfrentados como leerse de muchas maneras. Ya se ha visto, por
estaban los discursos. La consecuencia, como la breve enumeración de algunos de los as-
señala Durán López, fue la dispersión de sus pectos que trata, la cantidad de aproximacio-

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nes que tiene a la actividad de los emigrados acabado la presencia y la recepción de Es-
y las perspectivas que abre para renovar el paña y su cultura en la Europa de la prime-
estudio de diferentes materias: desde la cons- ra mitad del XIX, atendiendo a la superación
trucción de la historia literaria a la de los de concepciones que o bien menoscabaron o
mercados culturales, pasando por cuestiones bien idealizaron la cultura hispánica en el
de creación, aculturación y recepción de mo- imaginario europeo por largos decenios.
delos, aspectos económicos y la dimensión Del conjunto de trabajos que componen
personal del fenómeno de la emigración. José el texto, 4 se hallan dedicados a Francia, 3
Joaquín de Mora escribió: «Tienen los espa- a Inglaterra, 2 a Alemania y tan sólo 1 a la
ñoles un instinto / de exclusión, una sed de cultura italiana, mientras que los dos restan-
intolerancia, / que da lástima». Este libro es tes artículos, referidos a la presencia de la
también una lectura comprensiva de los resul- lírica española en las antologías extranjeras
tados que produce ese instinto lamentable. y a las aportaciones del exilio español libe-
ral en la Europa decimonónica, exhiben un
JOAQUÍN ÁLVAREZ BARRIENTOS marco geográfico más amplio y abarcador. El
volumen se abre con un estimable artículo de
Le Guellec, quien —a través del análisis de
algunas publicaciones significativas del pe-
CHECA BELTRÁN, José (ed.). La cultura ríodo— estudia la definición del imaginario
española en la Europa romántica. Ma- español en la cultura francesa, reflexionan-
drid: Visor Libros, 2015, 290 pp. do sobre los variados estereotipos asociados
al carácter español que fueron moldeando la
Por largos decenios la crítica y la histo- mentalidad de los franceses en los años de
riografía literarias subestimaron la presencia entresiglos (1793-1813), años cruciales en el
y la recepción de la España moderna en la proceso de configuración del concepto de
cultura europea de los siglos XVIII y XIX, «nación». En el siguiente estudio Bittoun-
como asimismo su legado en el campo lite- Debruyne se ocupa del Voyage de Alexandre
rario y cultural. El volumen colectivo que Laborde, poniendo de realce cómo en el tex-
estamos reseñando, impecablemente editado to del arqueólogo y diplomático francés,
por el destacado dieciochista Checa Beltrán España se halla alejada tanto de los prejui-
(CSIC), prosigue la línea de investigación ya cios del siglo XVIII como de los clichés del
abordada por el editor en otro apreciable tex- romanticismo. La autora resalta las noveda-
to dedicado a la Ilustración, Lecturas del des presentes en el texto, por lo que atañe a
legado español en la Europa ilustrada la construcción del imaginario español, des-
(2012). La docena de estudios que componen tacando el propósito del político francés en
el volumen, en efecto, se complementan y superar estereotipos ampliamente asentados
«completan cronológicamente» —como ex- entre sus compatriotas. El tercer estudio in-
plica Checa— con el precedente, afrontando daga la recepción de la literatura española en
desde diversas perspectivas y metodologías la la prensa francesa del primer cuarto del XIX.
imagen —o mejor dicho las imágenes— que Para ello Checa Beltrán examina con pers-
España suscitó entre los europeos en época picacia los juicios de valor y la recepción del
romántica, así como los múltiples canales y legado cultural hispánico en algunos perió-
procesos de recepción que exhibe el perío- dicos franceses del período. En dicho itine-
do. Este preciado texto, que se abre con una rario el autor observa que las múltiples lec-
introducción en la que se contextualiza el turas que exhibe la prensa gala se hallan
campo de la investigación y se presentan condicionadas por tres factores cruciales: el
brevemente los diversos estudios, se halla nacionalismo, la ideología —con el trasfon-
orientado a examinar y valorar de modo más do de los vaivenes en las relaciones diplo-

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máticas entre Francia y España— y la defi- ambos autores, Calderón e Inglaterra mode-
nición del canon, en el que se percibe un lan una relación «añeja y constante» (165),
deseo de conciliar el buen gusto francés con articulada en torno a tres eslabones claves
el genio artístico español. El último artículo que han signado el proceso de recepción: la
dedicado a Francia, en el que Prot armoniza refundición y adaptación, los comentarios y
sabiamente historia cultural con musicología, por último, y más tardíamente, las traduccio-
aborda la presencia de la gramática musical nes de sus obras.
española en el París del Romanticismo, con- En el único estudio referido a las letras
cebida como «una tercera corriente de in- italianas, Scamuzzi examina atentamente los
fluencia extranjera, al lado de la alemana y posibles influjos que la literatura del siglo de
de la italiana» (97). Oro, de modo especial el Quijote, ejerció
Tres son las aportaciones en el campo de sobre I promessi sposi de Manzoni. Para ello
la cultura inglesa, de las cuales dos remiten la autora traza un iluminador análisis de la
al Quijote y al cervantismo. La primera de génesis de la obra, desde el paratexto (Fermo
ellas, cuya autoría se debe a Pérez-Magallón, e Lucia; 1821) hasta la versión definitiva
se ocupa de la recepción de la genial novela (1840), pasando por las diversas revisiones
en las letras inglesas: en dicho itinerario el estructurales (1827) de la obra. A lo largo de
autor pasa revista a las diversas lecturas este recorrido es posible reconocer la presen-
interpretativas que ha suscitado el Quijote a cia de diversos elementos y recursos estilís-
finales del XVIII y primeros decenios del ticos procedentes de las letras hispánicas, los
XIX, para centrarse luego en la más recien- cuales, conjuntamente con los cervantinos,
te aproximación romántica de Close, conce- logran «fundirse y amalgamarse perfectamen-
bida como aportación clave para la compren- te» (210) en la que sin duda es la novela por
sión del proceso de interpretación de la excelencia del romanticismo italiano.
novela cervantina en el XIX. A lo largo de En el primero de los dos estudios dedi-
este sugestivo recorrido el Quijote ha sido cados al romanticismo alemán, sin duda uno
percibida como «obra antiespañola», y por de los de mayor calado por la profundidad
tanto —anota el destacado dieciochista— de los planteos que se perciben, Uzcanga
ello dio origen a la idea de que el texto «era Meinecke se ocupa de la tragedia de Herder,
más inglés que español», situándolo «en un Almansor (1823), con el propósito de expli-
marco de enfrentamientos militares, políticos car los modos en que el autor alemán logra
y económicos» (118) entre ambos países. Los apropiarse de temas y motivos españoles,
textos de Radcliffe, Combe, Waverly e Inglis sancionando de este modo «su lectura» de
—entre otros— remiten al binomio viaje/ España. El poeta alemán reelabora el tema
quijotismo, inscribiéndose su producción en morisco, apropiándose de los personajes de
el siglo de oro cervantino que exhibieron las la tradición hispánica, para trazar, afín a sus
letras británicas entre 1740 y 1840. En su ideas políticas progresistas, una crítica impla-
pormenorizado estudio Pardo García explo- cable a la Alemania de la Restauración.
ra con acribia las huellas que han dejado en Ahumada y Jelovac, por su parte, abordan la
la cultura inglesa los textos asociados al viaje recepción de la ciencia española en Alema-
cervantino, ahondando en la naturaleza nia a caballo entre el XVIII y los primeros
quijotesca del viaje que acabaría convirtien- decenios del XIX. En este apreciable estudio
do el Quijote en privilegiada guía de viaje referido a un campo poco explorado hasta
por España. Moro Martín y Sáez, por su ahora, del casi centenar de obras que exhibe
parte, trazan un ejemplar repaso de la recep- el período, los autores trazan un muy útil
ción del drama de Calderón en los siglos catálogo razonado, poniendo de realce cómo
XVII-XIX, resaltando su importancia como mayoritariamente dichos textos fueron redac-
modelo proteico para el teatro inglés. Para tados directamente en francés, para luego ser

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traducidos al alemán, actuando la gala, pues, BOJNICANOVÁ, Renáta. El Romanticismo


como lengua mediadora en el campo cientí- en las literaturas de España. Bratislava:
fico. Universidad Comenius de Bratislava,
En su meritorio estudio —que incluye un 2015, 192 pp.
estimable cuadro sinóptico comparativo (253-
8)—, Lama estudia la lírica hispánica en las Diseñada por su autora para dar a cono-
antologías extranjeras que vieron la luz a lo cer a sus estudiantes de la Universidad
largo del primer tercio del XIX. El autor Comenius de Bratislava las literaturas espa-
examina con perspicacia las antologías ñolas románticas, esta obra contribuye de
—tanto las literarias como las escolares— en diversas maneras al panorama de la forma-
el proceso de recepción y difusión de la li- ción de los hispanistas en Centroeuropa y
teratura española en la cultura europea, al también a una idea de Europa cultural —a
tiempo que se detiene en las novedades un espíritu cultural europeo—. Plantea la
—en cuanto a la definición del canon— de cuestión del Romanticismo español en su
las que son portadoras las antologías decimo- dimensión plural, son «las literaturas» y no
nónicas. Por último la presencia y recepción «la literatura» de una España diversa que
de la literatura española en el exilio es el ahonda en la exploración de su diversidad
tema del que se ocupa Aradra Sánchez, cen- precisamente a raíz de las tendencias propias
trando su atención en la imagen que exhiben de este movimiento cultural. Un planteamien-
España y las letras españolas a partir de la to que busca ser fiel a la pluralidad de lite-
significativa labor cultural que los intelectua- raturas románticas en España, expresadas en
les del exilio —principalmente en Francia e otras lenguas distintas del español y expre-
Inglaterra— desarrollaron en las primeras dé- sivas de una pluralidad de identidades colec-
cadas del XIX. tivas. La misión pedagógica de la obra se
Imposible dar cuenta en esta apretada completa con una selección cuidadosa de
síntesis de las novedades y las aportaciones textos, actividades y pinturas de la época
de este apreciable volumen colectivo dedica- enfocadas a favorecer su comprensión tanto
do a explorar el legado hispánico en la Eu- en el contexto biográfico de los autores
ropa decimonónica. En todo caso, del con- como en el contexto histórico-cultural de su
junto de los estudios emerge una imagen de tiempo. Esta metodología pedagógica contri-
España más articulada y menos esquemática, buye sin duda a que los futuros hispanistas
superadora tanto de los estereotipos que ali- profundicen en la comprensión de la litera-
mentaron la leyenda negra, menoscabando el tura como expresión y conformación de rea-
legado cultural hispánico, como de la leyen- lidades psicológicas y sociales, y también
da rosa, que concibió a España como privi- como objeto estético-cultural.
legiada «tierra romántica». El texto, en suma, Lejos de escribir un «catálogo de gran-
constituye una inestimable aportación al cam- des nombres», la autora articula su magiste-
po de la recepción de la cultura española en rio mostrando los entresijos del Romanticis-
la Europa romántica, abriendo nuevos hori- mo español, incluyendo todas las voces
zontes y arrojando nueva luz sobre la com- relevantes, también voces femeninas como
plejidad del proceso de recepción cultural y las de Gertrudis Gómez de Avellaneda y
sobre los canales de difusión a través de los Carolina Coronado. Por un lado, las relacio-
cuales dicho proceso logró desplegarse. nes entre política y literatura se articulan a
través de los influjos de los ideales políticos
FRANCO QUINZIANO en los autores y autoras, en paralelo con la
clasificación entre un Romanticismo conser-
vador y uno revolucionario (38). Además, las
tendencias represivas del gobierno absoluto

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de Fernando VII obligan al exilio a muchos muestra Bojnicanová, las literaturas román-
de los literatos españoles, que entran así en ticas vasca, gallega y catalano-valenciana se
contacto directo con las tendencias románti- erigen como soporte y vehículo de la litera-
cas fuera del país. Éste es el caso de Fran- tura y tradición oral precedente (la recopilan
cisco Martínez de la Rosa, José de Espron- y la reconstruyen). La estructura de esta re-
ceda o Telesforo de Rueda y Cossío (34), construcción del pasado es semejante en los
entre otros. Por otro lado, identificar los via- tres casos: se produce un Renacimiento (Eus-
jes, las traducciones de obras románticas kal Pizkundea), Rexurdimento o Reinaxença
europeas y sus influjos, la creación de aso- de las tradiciones medievales previas, que se
ciaciones, instituciones y revistas literarias, comprende por referencia a una etapa de
los estrenos y éxitos teatrales, y el influjo a oscurantismo anterior, en la que las lenguas
su vez de las obras románticas españolas en españolas minoritarias —el gallego, el vas-
el extranjero —como Don Álvaro y la fuer- co y el catalán-valenciano— eran lenguas de
za del sino, del Duque de Rivas, que inspiró transmisión oral pero no vehículos de pro-
La forza del destino de Giuseppe Verdi ducción literaria escrita o «culta». La orga-
(62)— transmiten al estudiante la compleji- nización de Juegos Florales para la promo-
dad del movimiento estético-literario y lo ción de la creación literaria en las lenguas
sumergen en los avatares de la microhistoria. vernáculas, la creación de revistas o perió-
La autora evita con habilidad las clasificacio- dicos como el Faro de Vigo en el caso ga-
nes o reducciones simplistas, un riesgo de llego (44), y la fundación de las Reales Aca-
este tipo de trabajos. Al tomar conciencia de demias de las diferentes lenguas, como la
las condiciones existenciales, políticas y Real Academia de la Lengua Vasca en 1919
socioculturales en las que se escriben, se (49) fueron soportes comunes para la
promueven y se producen la recepción y crí- institucionalización y oficialización de las
tica de las obras literarias, los estudiantes lenguas, todo ello muy vinculado a la toma
pueden apreciar el modo en que éstas están de conciencia y la creación de identidades
integradas en las experiencias personales de colectivas precisas para el desarrollo de los
los autores —la literatura se erige así en movimientos nacionalistas sin los que no se
maestra de la experiencia de la vida— y en puede entender la historia reciente de nues-
el contexto de su tiempo —la literatura se tro país, ni nuestra actualidad política. Esta
involucra en los avatares político-sociales, en aproximación tan rica al panorama románti-
el caso del Romanticismo español a través de co español se completa, como señalaba an-
un «pathos libertador» (29) expresado ejem- tes, con una serie de textos y actividades, que
plarmente por los versos de Espronceda «que en los casos de la literatura en lenguas ver-
es mi barco mi tesoro/ que es mi dios la li- náculas incluyen las versiones originales.
bertad, / mi ley, la fuerza y el viento, / mi El Romanticismo en las literaturas espa-
única patria, la mar» o como la crítica so- ñolas, por parafrasear el título de la obra, no
cial que encontramos en la poesía de Rosalía se entiende sin atender a su contexto euro-
de Castro—. peo. El modo en que Bojnicanová realiza tal
Como señalaba al principio, una de las contextualización contribuye a una idea de
características esenciales de esta obra es que Europa cultural en la que se desenfocan las
articula pluralmente la literatura romántica fronteras nacionales. Primero, porque identi-
española, lo cual la convierte en un manual fica los movimientos e influjos internaciona-
y/o en una obra de divulgación original, si les de las ideas y los escritores —por ejem-
tenemos en cuenta que está pensada para un plo, figuras tan emblemáticas como José
público y un contexto centroeuropeo. Desde Zorrilla o José de Espronceda pasaron largos
luego, todo movimiento estético se constru- períodos de su vida en otros países euro-
ye sobre cierta mirada al pasado. Como peos— mostrando cómo el movimiento es-

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tético romántico traspasa las fronteras nacio- lectura en forma de diario íntimo (como hizo
nales. Y segundo, porque pone sobre el es- el apócrifo de Alberto Ghiraldo, Diario de
cenario europeo nuevas literaturas regionales amor. Obra inédita. Madrid: Aguilar, 1928)
en lenguas minoritarias. o novela epistolar (Tu amante ultrajada no
Escrita en español —con prólogo y con- puede ser tu amiga. Cartas de amor. Nove-
clusión también en eslovaco—, en un lengua- la epistolar. Intr. y ed. de Emil Volek. Ma-
je rico y preciso y un estilo cuidado y ame- drid: Fundamentos, 2004) y abre la posibili-
no, se trata sin duda de una obra capaz de dad a biografías literarias (como la de Rafael
superar su objetivo original —contribuir a la Marquina. Gertrudis Gómez de Avellaneda.
formación de hispanistas en Eslovaquia—, La Peregrina. La Habana: Trópico, 1939) y
que muy bien puede cumplir con esta fun- memorias ficticias (Mary Cruz (ed.). Obra
ción pedagógica en otros lugares y que ade- selecta. Gertrudis Gómez de Avellaneda. Ca-
más posee un indiscutible valor como intro- racas: Ayacucho, 1990). En esta tradición de
ducción a la literatura y el pensamiento vincular autobiografía y cartas de amor se
romántico y como obra de divulgación para sitúan por ejemplo las ediciones de Roselló
el público interesado. Selimov (Autobiografía epistolarios de amor.
Newark: Juan de la Cuesta, 1999) y Valdés
NOELIA BUENO GÓMEZ (Autobiografía. Cartas a Ignacio Cepeda.
Palencia: Simancas, 2006). El estado final de
estas manipulaciones facilita la conversión de
Avellaneda en un auténtico personaje litera-
GÓMEZ DE AVELLANEDA, Gertrudis. Au- rio como han pretendido piezas de teatro,
tobiografía y otras páginas. Ed., estudio y novelas, e incluso ballets de reciente confec-
notas de Ángeles Ezama. Madrid – Bar- ción, esta vez con el propósito de la conme-
celona: Real Academia Española – Espa- moración y el homenaje.
sa – Círculo de Lectores, 2015, 535 pp. El resultado de estas manipulaciones no
ha sido siempre beneficioso para la estima-
Por lo general, ha sido tradición publicar ción crítica de Avellaneda, mejor conocida y
conjuntamente la autobiografía involuntaria valorada en el siglo XIX por su obra litera-
de Avellaneda junto con cartas o poemas, de ria, en especial el teatro, que por su turbu-
contenido amoroso. Esta costumbre, iniciada lenta vida pasional, a la que ha prestado
con la edición de las cartas a Cepeda por mayor atención el XX.
Cruz de Fuentes junto con la autobiografía, En este sentido, es singular la selección
en 1907 (y reeditada en varias ocasiones) ha antológica de textos preparada por M.ª de los
perjudicado una correcta valoración de la Ángeles Ezama para la Biblioteca Clásica de
escritora romántica, ya que orienta la inter- la Real Academia Española. Como ha de-
pretación de toda su obra como fruto de una mostrado Ezama ya en otro lugar («Un siglo
sensibilidad extremada y una biografía pasio- de manipulación e invención en torno a su
nal. La aparición de otros epistolarios amo- autobiografía», Decimonónica. 6.2.2009), la
rosos, a Tasara (Mario Méndez Bejarano. lectura de Avellaneda a la luz de su itinera-
Tassara. Nueva biografía crítica, Madrid: rio sentimental no sólo minusvalora su obra
[s. n.], 1928) y Romero Ortiz (José Priego sino también falsea la biografía de la escri-
Fernández del Campo. Gertrudis Gomez De tora. En esta edición Ezama prepara el texto
Avellaneda. Cartas Ineditas Existentes En El de la Autobiografía de Avellaneda (a partir
Museo Del Ejercito. Madrid: Fundacion Uni- del cuadernillo autobiográfico autógrafo y de
versitaria Espanola, 1975) ha reforzado esta las notas de la segunda edición de Cruz
tendencia pues, en efecto, la selección y se- de Fuentes, 1914) y lo hace acompañar de
cuencia de las cartas amorosas permite su «otras páginas», de gran interés para la pon-

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deración de la escritora puesto que permiten neda en su temperamento, ambiciones, juicio


descubrir diversas facetas de su carácter, de sus contemporáneos escritores y críticos,
estilo literario, modelos, relaciones etc. éxito de público, reconocimientos obtenidos,
En esta línea de romper con la tradición amistades literarias, redes de solidaridad fe-
crítica encabeza el volumen no la Autobio- menina, modos de influencia en la corte, etc.
grafía (a pesar del título de la edición) sino Sigue a la Autobiografía la edición de
la novela que Avellaneda desechó en la pu- dos leyendas en prosa «La Dama de Am-
blicación de sus Obras literarias en 1869, boto» y «La ondina del lago azul», también
Sab, su primera novela, además. Esta cir- analizadas y comentadas críticamente. De la
cunstancia la explica Ezama por la intención segunda es necesario precisar que hasta ahora
de Avellaneda, tal vez, de reforzar su obra no era posible consultar un texto más recien-
poética (en el drama, la poesía o la leyenda) te que el de la edición de las Obras publi-
y no sus ensayos narrativos, inferiores en el cada en La Habana (Impr. Aurelio Mirando)
conjunto de su producción, o bien por el en 1914 (tomo V, Miscelánea). El trabajo
intento, a la altura de 1869, de alejar «su de Ezama, por tanto, pone a disposición del
imagen de escritora romántica, (muy notoria lector actual un texto poco accesible hasta
en Sab y en Guatimozín)» (421). Ezama si- ahora.
gue para la edición de Sab la única edición La selección de las cartas (dieciséis) per-
preparada por Avellaneda en 1841. En el mite descubrir nuevas facetas del carácter y
estudio crítico que acompaña toda la selec- actividad de Avellaneda, más allá de su bio-
ción de textos, esta vez no introductorio sino grafía amorosa, dado que describen su nego-
posterior a la lectura de los mismos, Sab es ciación en asuntos de su interés (en cartas de
analizada por Ezama desde todos los ángu- pretendientes), sus intereses literarios, su
los, en relación al panorama histórico (novela amistad con hombres y mujeres, sus opinio-
feminista, abolicionista, romántica, antiescla- nes políticas, etc. De este conjunto hay que
vista, e incluso autobiográfica) y a la luz del destacar una carta dirigida a Ignacio de
panorama literario español (María Rosa Gál- Cepeda, inédita hasta ahora (Sevilla, 6 de
vez, condesa de Merlín, Salas y Quiroga) julio de 1840) y dos semiinéditas dirigidas a
europeo (Olimpia de Gouges, Aphra Benn, Fernán Caballero y Antonio de Latour.
Madame de Stael) latinoamericano (José An- Finalmente, componen la selección poé-
tonio Saco, Domingo Delmonte, Juan Fran- tica realizada por Ezama veinte textos que
cisco Manzano, Félix Tanco, Anselmo Suá- evidencian las ideas de Avellaneda sobre la
rez, Antonio Zambrano, Pedro José Morillas, poesía, sus temas, modelos de inspiración,
Cirilio Villaverde, José Ramón Betancourt) experimentaciones métricas, e incluso géne-
e incluso norteamericano (Stowe). La inves- ros, ya que Ezama no desprecia poemas de
tigadora da cuenta de las diversas interpre- circunstancias (dirigidos a Isabel II).
taciones y estudia los caracteres novelescos Sigue Ezama para su edición la versión
de Avellaneda en relación a los actantes de de 1850, segunda y última corregida por
sus dramas, así como las cualidades estéti- Avellaneda y la edición de las Obras litera-
cas y lingüísticas de su estilo. rias de 1869. Como es sabido, la edición de
A continuación inserta Ezama la Autobio- la poesía de Avellaneda reviste ciertas difi-
grafía, también analizada en el estudio críti- cultades dada la incesante revisión a que la
co después de cotejar los datos repetidos y poetisa sometió la mayoría de sus textos,
constantes de todas las biografías y obras de hasta el punto de que Cotarelo llegaría a
ficción biográfica publicadas sobre Avella- decir que eran dos escritoras completamente
neda. La investigadora hace un retrato per- diferentes la Avellaneda de las primeras edi-
filado de la escritora, a través de los hitos ciones y la que compiló sus obras entre 1869
principales de su vida, presentando a Avella- y 1871. Ezama decide ofrecer en su trabajo

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la edición de las dos versiones de cinco poe- cisa de los mecanismos de la narración para
mas escritos por Avellaneda «A la poesía», erigirse como tal» (12). Galdós establece un
«A él», «A la luna», «A S.M. la reina doña género, el «episodio nacional», y marca el
Isabel Segunda con motivo de la declaración origen de la España contemporánea en la
de su mayoría», «La noche de insomnio y el Guerra de la Independencia, coincidiendo
alba», por entender —en contra de la opinión ideológicamente con la historiografía liberal,
de Piñero, 1904— que no siempre la escri- de la que era deudor.
tora deforma sus textos con la revisión, sino El recurso a la figura del dios Jano, bi-
al contrario, a veces los mejora: «si bien es fronte, «anverso y reverso de la realidad his-
cierto que creo mejores las versiones de poe- tórica que disecciona para sus lectores» (13),
mas de 1850, algunas composiciones expe- se basa en el convencimiento de que los
rimentan modificaciones que las mejoran en hechos del pasado definen y condicionan el
la edición de 1869» (466). proyecto colectivo de desarrollo de una so-
En este punto, como en muchos otros de ciedad hacia el futuro. La construcción del
la cuestión crítica sobre Avellaneda, Ezama relato nacionalista no está exenta de contra-
revela un profundo trabajo y reflexión sobre dicciones, por eso las dos caras de la deidad
la totalidad de la obra crítica producida en romana representarían el ambivalente discur-
torno a la escritora, razón por la que puede so que Galdós reconoce en la complejidad
matizar muchas de las opiniones ya asenta- del momento fundacional de la nación en la
das sobre la poetisa. El estudio crítico, al que Guerra de la Independencia (1808-1814) y
nos hemos referido en varias ocasiones aquí, que proyecta al turbulento período político en
compendia, analiza, revalida o discute todas que escribió la primera serie de los Episo-
las modalidades de la crítica sobre Avella- dios Nacionales, el Sexenio Democrático
neda y resulta una magnifica aportación al (1868-1874). El paralelismo entre las dos
estado de la cuestión. épocas, lo reflejó acertadamente en el cuen-
La edición de Ezama, cuidadísima en su to «Dos de mayo de 1808, dos de septiem-
anotación crítica y en la aportación bibliográ- bre de 1870» (1870), probable boceto del
fica permite leer a Avellaneda desde otras proyecto de los Episodios, que inició pocos
presunciones más fidedignas de su carácter años después.
e itinerario vital. El autor de este estudio ha dividido su
análisis de la ficción histórica galdosiana en
PILAR VEGA RODRÍGUEZ tres bloques. El primero, «La crisis», comien-
za con el análisis de la segunda novela de
Galdós, El audaz (1871), ambientada en 1804,
que tiene «el honor de erigirse en la novela
DORCA, Toni. Las dos caras de Jano. La fundacional del canon histórico galdosiano»
Guerra de la Independencia como mate- (30), pues engarza perfectamente con las tres
ria novelable en Galdós. Madrid – Frank- primeras entregas de los Episodios, formando
furt: Iberoamericana – Vervuert, 2015, todas ellas una unidad histórico-temática que
263 pp. contempla los antecedentes de la Guerra de la
Independencia. El audaz es, ante todo, una
Antonio Dorca, especialista en la obra de novela crítica con la sociedad de principios del
Benito Pérez Galdós, ha centrado su estudio siglo XIX. El profesor Dorca, valiéndose de
en la primera serie de los Episodios Nacio- diversos artículos publicados por Galdós en la
nales. En la «Introducción», el autor señala Revista de España (1871-1872), establece el
su objetivo de analizar la obra del escritor paralelismo entre pasado y presente.
canario por su papel en la construcción de la A continuación entra en escena el perso-
nación en el siglo XIX, pues «la nación pre- naje clave de la primera serie: Gabriel Arace-

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li. En Trafalgar, La corte de Carlos IV y El ma Gerona (1893) contrasta con el éxito de


19 de marzo y el 2 de mayo, Galdós narró la epopeya nacional Zaragoza (1908), estre-
los antecedentes de la crisis de 1808. En este nada en circunstancias distintas, coincidien-
caso, el profético capricho 56 de Francisco do con los fastos del centenario.
de Goya («Subir y bajar») se convierte en la Cádiz y La batalla de los Arapiles se
«síntesis de la biografía de Godoy» (55), analizan desde el punto de vista antropo-
mientras que Gabriel representaría al hombre lógico, de los rasgos y carácter del ser espa-
nuevo que asciende por sus méritos. No obs- ñol. Las representaciones de la nación son,
tante, como bien matiza el autor, «Ni la éti- según el autor, complementarias. El quijotis-
ca del trabajo ni la meritocracia que Gabriel mo y la mirada romántica provocaban, a la
continuamente invoca tienen, en suma, rango vez, rechazo y atracción, porque la España
de verdad absoluta: la primera ocupa un lu- pintoresca que anhelaban ver los extranjeros
gar transitorio en su vida, la segunda se des- era más imaginada que real y se basaba en
virtúa ante la fuerza del enchufismo» (62). tópicos que impedían la modernización. La
Tras los precedentes, aborda el núcleo descripción de la jornada inaugural de las
central del estudio: «La guerra». Primero Cortes de Cádiz, el 24 de septiembre de
analiza el costumbrismo de Galdós, más un 1810, adquiere para Galdós un significado
marco de referencia que un elogio a la for- especial, pues «La inserción de la españo-
ma de ser de las capas populares, y su in- lidad más acendrada en el constitucionalismo
fluencia en el relato nacional de los Episo- de 1812 supone un paso decisivo en la for-
dios, para pasar después al mito fundacional mación del héroe, reflejo a su vez de las
del Dos de Mayo que le sirve al novelista esperanzas de regeneración del país que el
para invocar «un sentimiento compartido de Galdós de 1870 comparte con su alter ego
nacionalidad que permita superar las rémo- Gabriel» (144).
ras del pasado y construir un país moderno Después llega el turno de las guerrillas.
en sintonía con Europa» (84). La opinión de Galdós también resulta ambi-
En el siguiente capítulo, «Revolucionarios valente. Por un lado, los guerrilleros son
y afrancesados: los enemigos de la nación en ensalzados como representantes de la «nación
el imaginario galdosiano», los personajes en armas», pero por otro, constantemente
adquieren protagonismo estableciendo «una criticados por la desolación que provocaron,
relación de mutua dependencia en el binomio siguiendo la interpretación goyesca de los
Historia/historia» (89). Los antagonistas de Desastres de la Guerra. La dualidad se hace
Gabriel, arquetipos de los villanos, abarcan patente en el protagonista del episodio, Juan
toda una serie de tonalidades: desde los pa- Martín, el Empecinado, «un héroe problemá-
triotas tibios hasta los enemigos de la patria, tico cuyos arrebatos de generosidad, violen-
los afrancesados. cia y temeridad son una estrategia de con-
A continuación, dos ciudades, Zaragoza trol con que ocultar la voluntad de poder que
y Gerona, se erigen en protagonistas, como lo domina» (161).
símbolos de la resistencia contra el invasor. Por último, El equipaje del rey José, el
Posteriormente, Galdós volvió sobre estos primer episodio de la segunda serie sirve de
mitos en dos obras teatrales. El profesor nexo de unión con la anterior. Para Antonio
Dorca analiza la evolución del enfoque gal- Dorca, sin ser «ni el epílogo ni el prólogo
dosiano; en el caso de Gerona, determinado de un ciclo, participa de la naturaleza de
por la figura de Mariano Álvarez de Castro, ambos: expone el fin de la dominación napo-
el mensaje evoluciona del heroísmo a la leónica en España y pronostica el restable-
megalomanía y en el de Zaragoza desde el cimiento del absolutismo [...] Galdós, en fin,
horror al patriotismo sin fisuras. La indife- ha dispuesto la novela en el punto interme-
rencia con la que el público acogió el dra- dio que divide dos periodos de la historia

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española de su siglo, instándonos a contem- tos, autores que siempre arrastraron tras de
plar uno y otro simultáneamente» (166). sí un buen número de críticas condenatorias
El tercer apartado, «Apéndices», se aden- hacia su obra, que eran extrapoladas inme-
tra en la edición ilustrada de la primera serie diatamente al ámbito personal. Entre ellos,
de los Episodios Nacionales (1882-1885) y en Joris-Karl Huysmans o Gabriele D’Annunzio
la edición infantil de los mismos (aproxi- serían en su literatura paladines del decaden-
madamente 1908). El propósito de reciproci- tismo. A los dos admiraba el escritor grana-
dad e interdependencia que manifestó Galdós dino Isaac Muñoz (1881-1925), uno de los
en el prólogo a la edición de los Episodios más importantes impulsores de esta estética
ilustrados, no se logró plenamente por el mar- en el modernismo español; perteneciente ade-
gen de libertad que tuvieron los dibujantes. El más al círculo modernista de Villaespesa y
estudio de la edición extractada para niños coetáneo de los Machado o de Valle-Inclán,
muestra el propósito pedagógico de Galdós, al que considerará otro de sus maestros. La
que no perdió nunca de vista el público al que provocación fue para él uno de los pilares de
estaba dirigida. En aras de la simplicidad, su ideario artístico, lo que supuso a la larga
suprimió ambivalencias y contradicciones. La el destierro de su obra. Por fortuna, desde
función de este texto era «educar a los niños hace algunos años, su literatura está siendo
en el amor a la Madre patria» (229). Hasta rescatada del olvido gracias a la valiosa la-
ahora, esta obra ha sido poco estudiada por la bor de la Dra. Amelina Correa Ramón, ca-
crítica como pone de manifiesto el profesor tedrática de Literatura Española en la Uni-
Dorca. Su inclusión constituye un acierto versidad de Granada. A los artículos y
puesto que clarifica parte de las ambivalencias ensayos que la profesora Correa ha dedica-
presentes en la obra galdosiana, gracias al do a estudiar la figura y la obra de este apa-
esfuerzo de síntesis. sionante escritor granadino, junto con las
El profesor Dorca apunta que el escritor ediciones de sus obras, se une ahora la de
canario concibió la Guerra de la Independen- Voluptuosidad (1906), una de sus novelas
cia como «un componente clave de la nación más transgresoras.
que va adaptando a su biografía política du- Lo positivo en la recuperación por vez
rante casi cuarenta años: el liberalismo bur- primera de una obra tan singular del pano-
gués de la juventud, el escepticismo de la rama literario español de principios del No-
madurez y la conversión republicana de la vecientos, se completa además con lo rigu-
vejez» (19). El autor analiza, mediante la roso de esta edición, cuidada hasta el más
atenta lectura que destaca los dualismos y las mínimo detalle. El volumen va encabezado
ambivalencias del texto, la obra histórica del por la introducción «El placer decadente de
novelista, dando una novedosa, original y lú- fin de siglo», donde se realiza un acerca-
cida interpretación del relato galdosiano de la miento a la personalidad de Isaac Muñoz,
construcción liberal de la nación española. justamente en relación a algunos de sus
maestros del decadentismo europeo ya men-
ELISA MARTÍN-VALDEPEÑAS YAGÜE cionados, para proseguir con un pormenori-
zado estudio de la novela. A la introducción
le sigue el texto de Voluptuosidad, normali-
zado al tiempo que se respeta plenamente su
MUÑOZ, Isaac. Voluptuosidad. Amelina original estilo; pero además, la profesora
Correa Ramón (ed., intr., estudios y no- Correa acompaña a la prosa del autor grana-
tas). Sevilla: Renacimiento, 2015, 276 pp. dino un amplísimo cuerpo de notas, que per-
mite al lector profundizar en el texto gracias
La literatura europea de finales del siglo a la aclaración erudita de muchos aspectos
XIX cuenta con un buen puñado de proscri- relativos al autor y a su tiempo. Cerrando el

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volumen encontramos un completo estudio Muñoz, «¿No es preferible el culto fálico,


titulado «Tratado sobre la voluptuosidad de sincero y vital a ese culto a las llagas de
las violetas: catálogo de perversiones», don- Cristo?» (36), «Sin desprenderse de toda esa
de se analiza el complejo erotismo motor de podredumbre cristiana, no es posible amar la
la novela, al tiempo que se establecen suge- vida» (39). Se desliza aquí una postura vita-
rentes comparaciones con otras literaturas lista que tiene mucho que ver con su admi-
europeas. La última parte de esta edición está rado Nietzsche. Sin duda aparece así una
integrada por el extensísimo apartado biblio- nueva formulación de la dicotomía
gráfico, que ocupa más de setenta páginas. nietzscheana que oponía la vida y el super-
Todas las secciones que integran esta hombre a la moral de esclavos con la que era
edición de Voluptuosidad, separadas además necesario acabar para volver a la esencia
por ilustraciones y fotografías del autor y de humana perdida. La profesora Correa lo con-
la novela, dan cuenta del profundo conoci- firma: las influencias que Muñoz recibe del
miento que la profesora Correa posee de la filósofo alemán (aunque sea a través de
obra de Muñoz, y la sitúan como una refe- D’Annunzio) son cruciales, sobre todo en la
rencia ineludible en las investigaciones del exaltación de las «potencias vitales [...] más
fin de siglo hispánico. Esta novela reúne gran allá del bien y del mal» (19). El sexo será
número de las preocupaciones estéticas de la así, una propuesta vitalista a su sociedad y
época, empezando por el ansia de épater le al mismo tiempo una religión de la belleza:
bourgeois tan característica del decadentis- «Hay que hacer de la vida una obra de arte,
mo. Según se advierte en la introducción, la y no un tratado de ética fosilizada [...] Sí os
provocación es clara desde la dedicatoria, aconsejo que seáis Fidias de vosotros mis-
nada más y nada menos que a José María mos; que riméis vuestras sensaciones como
Vargas Vila (14), otro de los autores moder- podíais rimar un soneto escultórico» (39).
nistas que mejor representaron ese carácter Para llevar a cabo esta propuesta poética de
subversivo, tanto en literatura como en polí- «rimar las sensaciones», Muñoz se servirá
tica, de los valores aceptados por su socie- del héroe de su novela.
dad. El propio Muñoz expresa sus ideas en Entre estas prácticas sexuales, cataloga-
las «Palabras» en forma de aforismos, pre- das negativamente en la época como perver-
ludio a Voluptuosidad: con esa suerte de siones en tanto que buscan salirse de la nor-
«memorias eróticas» al estilo de Bradomín o ma social (139 y 141), la profesora Correa
Casanova (13), el autor comienza por cues- analiza en profundidad la presencia de la
tionar el concepto de «inmoralidad» (36) homosexualidad, el lesbianismo, el ménage à
para distanciarse así de la sociedad que pro- trois, la necrofilia, la ninfulofilia o «pasión
pugna tales nociones; a los «castellanos aus- por las muchachitas» (172), el onanismo, el
teros, rígidos hidalgos calderonianos» (35), él sadismo/masoquismo, el sexo oral y la sodo-
antepone el perfume sensual (y sexual) de su mía, dedicando un apartado a cada una de
libro, «digno de la reprobación de las per- ellas. La pauta de estudio sigue en cada caso
sonas rectas y sensatas» (36). Pero el autor el siguiente esquema: primero se describe
no permanecerá sólo en el terreno de los cada práctica y el «diagnóstico» de psicopa-
anatemas a la moral burguesa, sino que ela- tólogos y médicos de la época como Have-
bora después una propuesta a la situación que lock Ellis. Después, se analiza el reflejo de
critica. cada parafilia en la literatura española y eu-
El estudio introductorio deja claro que la ropea de la época (Valle-Inclán y D’Annun-
obra en sí es el intento llevado a la práctica zio entre otros) para llegar finalmente a las
de fundar una nueva moral, una moral supe- obras de Muñoz y a Voluptuosidad. Todo
rior a la imperante, una «moral del placer» ello favorece una imagen más profunda de la
o «de la voluptuosidad» (17); en palabras de novela de Isaac Muñoz, en diálogo inter-

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textual con las principales tendencias litera- JENKINS WOOD, Jennifer. Spanish Women
rias de su tiempo. En los estudios se desve- Travelers at Home and Abroad, 1850-
lan más claves de construcción, como la for- 1920. From Tierra del Fuego to the Land
ma de roman à clef adoptada, que permite of the Midnight Sun. Plymouth: Bucknell
reconocer toda una galería de personalidades University Press, 2014, 413 pp.
de la época con las que el autor tuvo con-
tacto, como su amigo Villaespesa, Villaclara La monografía que nos ocupa se aproxi-
en la ficción (n.10, 48). En Voluptuosidad ma a la nueva mirada transatlántica desde la
convive el ambiente cosmopolita de Madrid que se han estudiado las letras hispánicas en
(24 y 25) con el barrio granadino del los últimos años. La autora sigue la línea de
Albaicín, el pueblo de Tendilla (Guadalajara) estudios que ha leído con atención, y cuya
(23) o la ciudad de Tánger, escenarios por perspectiva ha sabido adaptar a su materia,
los que pasea un dandi de molde d’annun- como: Making Place, Making Self: Travel
ziano (26), gozando de todas las prácticas Subjectivity and Sexual Difference de Inger
sexuales imaginables. Birkeland; The Beaten Track: European Tou-
El final de la novela transcurre en ese rism, Literature, and the Ways to Culture,
«paraíso artificial» que es su Oriente miti- 1800-1918, el de James Buzard; o Discourses
ficado (129), la puerta que se puede abrir of Difference: An Analysis of Women’s Tra-
completamente al «Otro» (28), a una sexua- vel Writing and Colonialism de Sara Mills.
lidad diferente. Así, los capítulos de Tánger Estos textos, incluido el que nos ocupa,
son completos cuadros orgiásticos donde al echan mano de herramientas críticas que no
mismo tiempo se da la homosexualidad y el han sido de uso frecuente en los estudios
lesbianismo, el sadismo y la necrofilia. Al sobre literatura española. En el caso del es-
final se llegará al clímax deseado y a la tras- tudio de Jennifer Jenkins están aplicadas a
cendencia, cuando se haga posible la unión los textos de viajes escritos por mujeres a
de los vértices del triángulo «sangre, amor y finales del siglo XIX y principios del siglo
muerte» que la profesora Correa considera XX. La autora ha intentado dar una idea glo-
nuclear en Muñoz (139). Pero cada uno de bal de la viajera española de ese periodo: su
estos vértices no es un fin en sí mismo; la selección incluye a poetas, narradoras, perio-
sangre no es una mera realización del instin- distas, princesas y misioneras. Desde esta
to sádico del protagonista, sino el «cauce de perspectiva, no interesa tanto mirar las
la vida [...] y purificación» (169-170). «Be- singladuras personales y las repercusiones en
lleza infinita de la muerte, suma Ilíada de su obra (como había señalado, aunque de
amor. Y la sangre, agua de divino placer y forma periférica, la bibliografía anterior),
de divina purificación. Y el dolor, rebeldía como encontrar nexos entre sus discursos
de arcángel y grandeza más que humana» desde una perspectiva cultural.
(133). El texto y los estudios que ofrece esta Como apuntamos, los motivos del viaje
edición de Voluptuosidad permitirán al lec- son muy diferentes en unas y otras viajeras
tor sumergirse en una cara oculta del moder- seleccionadas. En las románticas, suele ser
nismo español, donde además de la descrip- una huida de la melancolía (así ocurre espe-
ción de las prácticas perversas, se ofrece y cialmente en Cecilia Böhl de Faber y Caro-
se analiza la propuesta de un personaje a una lina Coronado). El motivo profesional está en
sociedad con la que no está de acuerdo, al las periodistas, cuyos textos son especialmen-
tiempo que se busca una entidad humana te interesantes en el caso de las crónicas de
superior, una autorrealización por medio del guerra, con reflexiones que van desde «Una
erotismo. excursión a Waterloo» de Cecilia Böhl de
Faber (en el que trata la relación de las
ANDRÉS SÁNCHEZ MARTÍNEZ mujeres y el campo de batalla, un espacio

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público asociado al domino masculino); hasta se sabe juzgada y que por esto está forzada
Sofía Pérez de Casanova y Carmen de a adquirir unos mecanismos de defensa.
Burgos, encargadas de cubrir las guerras del Con gran acierto, la autora signa como
siglo XX. Por otro lado, a modo de repre- una de las estrategias discursivas coinciden-
sentante de estado, María Eulalia de Borbón, tes en las viajeras la utilización de citas de
«la princesa andante» (como la denominó autoridad. Así ocurre con las lecturas de
Pilar García Louapre), deja por escrito su Colón, el Padre de las Casas y Ercilla en
misión diplomática a América en 1893. Emilia Serrano; y Núñez de Balboa en el
Sin embargo, como hemos dicho, la apor- relato del tercer viaje a Latinoamérica de
tación de Jennifer Jenkins se basa, sobre Carmen de Burgos. Cuando las viajeras pre-
todo, en mirar sus textos desde la perspecti- tenden hacer antropología son otras las refe-
va de los estudios de la historia cultural. Las rencias, por ejemplo, Emilia Serrano enmarca
dos partes introductorias («Introduction to the en la cuestión de civilización y barbarie la
History of Spanish Women Travelers» y «An defensa de los derechos de los indígenas, y
Overview of Gender and Travel Writing») Carmen de Burgos recurre a la frenología.
insisten en los contextos culturales que son Por otra parte, la autora, vinculando su
comunes a las viajeras (la educación limitada trabajo con textos anteriormente citados
de las mujeres en España, la fuerte presen- como los de Inger Birkeland o Sara Mills,
cia del catolicismo en ella, el conservaduris- reflexiona sobre la representación del paisa-
mo, las condiciones del mundo profesio- je. La utilización de un discurso de lo pin-
nal...). toresco (desde el que se miran montañas,
Tras ello, cada capítulo se ocupa de una monumentos y gentes) y la acumulación de
de las viajeras seleccionadas: Cecilia Böhl detalles aparecen como característicos de la
de Faber (1796-1877), Carolina Coronado escritura de nuestras viajeras. Se trata de una
(1820?-1911), Emilia Serrano (1833?-1923), literatura de encuentro con lo sublime, que
Rosario de Acuña (1850 o 1851-1923), Emi- cada viajera halla en su lugar de destino. En
lia Pardo Bazán (1851-1921), Eva Canel las primeras, como en el caso de Cecilia
(1857-1932), Sofía Pérez de Casanova (1861 Böhl de Faber, destaca una mirada al paisa-
o 1862-1958), la princesa María Eulalia je desde la imaginación femenina, marcada
de Borbón (1864-1958), María de la Paz de por los términos de la ilusión, en oposición
Borbón (1862-1946), Carmen de Burgos a un razonamiento positivista (más propia-
(1867-1932), y las misioneras en Nueva Gui- mente masculino).
nea (1884-1885). Se trata, como podemos ver La representación de la mujer por las
a primera vista, de escrituras y singladuras mismas viajeras ocupa gran parte del estu-
vitales muy distintas, que le sirven a la auto- dio, lo que recuerda a libros como Women
ra para analizar qué caracteriza el discurso through Women’s Eyes: Latin American Wo-
femenino que todas ellas nos aportan. men in Nineteenth-Century Travel Accounts,
Jennifer Jenkins Wood indaga en las téc- en el que se indagaba en la visión que las
nicas de legitimación de unos textos firma- viajeras europeas nos daban de la mujer la-
dos por voces tradicionalmente silenciadas. tinoamericana. En el caso de Jennifer Jenkins
La autora rastrea los motivos del viaje, y se estudian textos como América y sus mu-
después indaga en los textos. Su objetivo es jeres (1890) de Emilia Serrano de Wilson.
ver cómo se lleva a cabo la representación En la baronesa es fundamental la visión tran-
del nuevo lugar a través de la mirada feme- satlántica, que la hace sentirse parte de una
nina, y qué caracteriza a ese lenguaje que hermandad de mujeres a ambos lados del
debe ganarse el respeto que de antemano le océano.
han quitado. En definitiva, en este estudio se Además, en casi todas las viajeras, se
nos pone sobre la pista de una escritura que plantea también una mirada de la situación

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intelectual de España. En este sentido, la lista en poesía y teatro vanguardistas espa-


autora del estudio observa que textos como ñoles, pretende analizar las traducciones que
Por la España pintoresca (1895) de Emilia de la prosa y el teatro poéticos se vertieron
Pardo Bazán adelantan a la Generación del en español desde la lengua gala. Se compo-
98, en cuanto a su posición ante España. En ne de nueve artículos, que tienen en común
las Antípodas de este pensamiento están los el estudio de traducciones mediante la com-
artículos de Eva Canel, que obtienen una paración entre el texto original y el traduci-
recepción pésima por parte del público pro- do, partiendo de la clásica pregunta en los
gresista, lo que no es de extrañar en tiem- estudios de traducción de si es posible aca-
pos en los que se clamaba por un cambio so traducir, de modo que los autores presen-
social (lejos del conservadurismo que pro- tan conclusiones relativas a los cambios,
pugnaban sus textos). concretamente los relacionados con el ritmo
Se trata de voces que luchan por un hue- y la prosodia y, en algunos casos, a qué su-
co en el espacio público, dominado por lo ponen en relación con la poética dominante
masculino. Para ello, despliegan sus medios de la última década del siglo XIX al primer
de legitimación. Son textos llenos de contra- tercio del XX en España. Todos los autores
dicciones, de mezcla de viejos y nuevos ro- son hispanistas, miembros del Centre de
les, escritos mitad desde el silencio impues- recherches sur l’Espagne contemporaine de
to, mitad desde el convencimiento. Todo ello l’université Paris 3 – Sorbonne nouvelle, y
permite reconstruir algunas de las claves del no traductólogos, lo que, sumado al interés
protofeminismo español, y tener una visión por la recepción de los textos y al análisis
mucho más completa de la literatura del pe- métrico presente en muchos artículos, impri-
riodo a través de unos testimonios de gran me un carácter interdisciplinar al libro.
potencialidad desde la perspectiva transa- En el primer artículo, Sergio Salaün pasa
tlántica y desde la historia cultural. revista a las características principales de la
El lector anglosajón se verá especialmen- «prose dramatique» de Maurice Maeterlinck,
te sorprendido por la inclusión de voces tan cuyo objetivo principal era «élever la scène
distintas. Se trata de una selección que, si jusqu’au poème» (20), y aborda las traduc-
bien no deja de tener un carácter personal, ciones de L’intruse (1890) por parte de
nunca se aparta de su objetivo: la búsqueda Pompeu Fabra, Azorín y Gregorio Martínez
de manifiestos comunes en aquellas mujeres Sierra y de Intérieur (1894), atribuida a Va-
decimonónicas que, por tan distintos motivos, lle-Inclán. Son fidedignas a los originales,
agarraron la pluma para dejar constancia del salvo en el caso de Azorín, que divide L’in-
viaje como un momento de su vida pública. truse en seis actos, cuando Maeterlinck es-
tableció un acto único, y despoja al texto de
RAQUEL FERNÁNDEZ MENÉNDEZ elocuentes ambigüedades. Más grave es la
intervención en el texto de Valle-Inclán, de
la que se afirma lo siguiente: «Il s’approprie
Maeterlinck à sa façon, le recrée, l’espag-
CARANDELL, Zoraida (ed.). Traduire pour nolise ou le valle-inclanise» (27).
l’oreille. Versions espagnoles de la prose Marie Salgues comenta en su artículo la
et du théatre poétiques français (1890- traducción de L’Aiglon (1900) de Edmond
1930). París: Presses Sorbonne Nouvelle, Rostand por parte de Manuel Machado y
2014, 195 pp. Luis de Oteyza. Según Salgues, resulta ma-
lograda: «la surdité des traducteurs aux échos
El presente volumen, coordinado por du passé qui nourrit Rostand semble con-
Zoraida Carandell, profesora en la Université damner au silence la voix singulière de
Paris Ouest Nanterre la Défense y especia- l’Aiglon» (38). Cuando se estrenó, en enero

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de 1920, la crítica coincidió en destacar la del ritmo como procedimiento de composi-


personalidad francesa de la obra y, contradic- ción musical para aplicarlo en la traducción
toriamente, la transposición de la obra por que Antonio Marquina hace de Las flores del
parte de los traductores en versos castellanos mal. Según la autora, Florene Légise, Mar-
(46). La autora sugiere que esto puede tener quina no traduce la dimensión performativa,
una casuística ideológica: en el momento en y pone como ejemplo el poema «Élévation»,
el que apareció la traducción versificada de que tiene un «mouvement ascensionnel»
l’Aiglon, en España comenzaba a tener ma- (124) obviado en la versión española. A con-
yor acogida el «teatro poético», que enton- tinuación, Laurie-Anne Lagent comenta la
ces tenía como fin la recuperación de idea- antología La poesía francesa moderna (1913)
les nacionalistas; sin embargo, Marie Salgues y el lugar que los poemas en prosa tuvieron
no aclara si se trata de un movimiento simi- en ella. Resulta este un artículo especialmen-
lar de recuperación, o bien de un intento de te interesante porque se pone en relación con
neutralización. el cultivo de la poesía en prosa que, en la
El tercer capítulo, a cargo de Évelyne fecha de la publicación del florilegio, era
Ricci, trata de las versiones españolas en incipiente en España. Se aprecia así un es-
verso y en prosa de Hernani (1830) de fuerzo por reivindicar el estatus de la prosa,
Victor Hugo, una traducida por Manuel y al papel renovador con respecto a la lírica
Machado y Francisco Villaespesa, y otra por que tuvo en los albores del siglo XX. Preci-
un anónimo. El interés se centra en la pro- samente, los dos últimos artículos están de-
blemática del ritmo y, como en el artículo dicados a dos obras en prosa: Aurélia (1855)
anterior, se señala que la traducción españo- de Gérard de Nerval y Les chants de Maldo-
la de Machado y Villaespesa se encuentra en ror (1869) de Isidore Ducasse. En el caso de
las antípodas de la modernidad europea de la primera, Melissa Lecointre estudia las
entonces, dotando al texto de una regulari- versiones de Juan Chabás, con una recu-
dad y monotonía ausentes en el original (72). rrencia a la repetición ausente en la original,
Ricci atribuye la regresión a una falta de y la de Emilio Carrere, con frases más cor-
preparación en el mundo teatral español para tas, publicadas en 1923 y en 1925, respecti-
una traducción moderna (76). vamente. Los cantos de Maldoror es el ob-
Miguel Gallego Roca presenta, por un jeto de estudio de Zoraida Carandell. La
lado, un recorrido a través de la concepción autora parte de la idea de que la obra crea
del ritmo de Henri Meschonnic y Agustín un «espace transité par la voix», un espacio
García Calvo y, por otro, algunas considera- acústico, en definitiva. El reto que esto su-
ciones sobre la traducción de los principales pone para la traducción, en este caso reali-
actantes de los movimientos de vanguardia zada por Julio de la Serna, se aborda en el
europeos. El autor ya abordó pormenorizada- último artículo del libro, comparando
mente estos temas en su libro Poesía impor- sistemáticamente el texto de Isidore Ducasse
tada. Traducción poética y renovación lite- y el de De la Serna, y se llama la atención
raria en España (1900-1936) (1996). Marta sobre la importancia de la recepción en el
Giné Janer, por su parte, se ocupa de la prosa estudio de las traducciones, debido a que,
poética y de la oralidad de Auguste Villiers, según Carandell, «la traduction invite à un
además de la recepción que tuvo en los pacte de lectura différent de celui qu’instaure
modernistas y, particularmente en Rubén la relation directe à l’œuvre originale» (184).
Darío, para quien resultó una personalidad Aunque los artículos están ordenados cro-
fascinante. También para Ramón Gómez de nológicamente, atendiendo a la fecha de apa-
la Serna se trató de un hombre singular de rición de las obras, tal vez el artículo de
quien tradujo parte de su correspondencia. Miguel Gallego Roca, más general, ya que
El sexto capítulo parte de una concepción presta atención a la concepción de la traduc-

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ción por parte de algunos creadores españo- y su etapa francesa apenas se han estudiado.
les, estaría mejor situado al inicio del libro, En 2011, fecha en la que Gloria Llorca
a modo de introducción. De hecho, en su Blasco-Ibáñez organizó una exposición en el
texto se acuña el término poésie importée Museo Valenciano de la Ilustración y la
[‘poesía importada’], empleado en otros ar- Modernidad dedicada a la figura de su abue-
tículos del mismo volumen. Asimismo, se lo, Fourrel de Frettes obtuvo una beca de la
hace necesaria la inclusión de fechas en las Casa de Velázquez que le permitió investi-
obras originales para orientar al lector, y tal gar contratos cinematográficos y documentos
vez aportaría un carácter más divulgativo relacionados con la experiencia parisina de
introducirlas netamente. Si estamos hablan- Blasco Ibáñez durante la Gran Guerra, con
do de transiciones entre dos lenguas, en fin, el objetivo de abordar la influencia de esa
dos culturas, conviene empezar por los da- etapa en su carrera artística. El resultado se
tos más básicos dentro de cada una de ellas. ha plasmado en este documentado libro, di-
En definitiva, este volumen, de título elo- vidido en tres capítulos, que se circunscriben
cuente pero equívoco una vez leído, viene a al periodo de la Gran Guerra (1914-1918) y
subrayar la importancia que, «después de mediante los cuales Fourrel de Frettes abor-
Babel», en palabras de George Steiner, la da tres elementos cruciales de la trayectoria
traducción tiene tanto en la configuración de literaria y profesional de Blasco Ibáñez en
una obra determinada como en la influencia relación con la naciente industria del cine: la
que puede ejercer sobre sus contemporáneas. estética, el medio y la ideología.
En el primer capítulo, «Le contexte de
SOFÍA GONZÁLEZ GÓMEZ création du roman cinématographique blas-
quien», se traza una breve historia de los
orígenes del cine. La autora señala cómo el
nuevo arte se asoció pronto a un símbolo de
FOURREL DE FRETTES, Cécile. Vicente modernidad, puesto que se trataba de una
Blasco Ibáñez et le cinema français experiencia colectiva que instauraba una
(1914- 1918). París: Presses Sorbonne complicidad íntima entre los espectadores y,
Nouvelle, 2015, 248 pp. además, esa comunión artística resultaba ren-
table económicamente. Entre 1905 y 1914,
Vicente Blasco Ibáñez fue una figura po- tiene lugar una «fase de transición» en Eu-
lifacética e internacional. Vicente Blasco ropa, en la que el cine deja de ser itinerante
Ibáñez et le cinema français (1914-1918) para radicarse en salas estables y para pasar
ahonda en esas dos condiciones y nos pre- a establecerse como un arte narrativo que
senta a un hombre moderno, interesado en el comienza a industrializarse. Esa evolución
cine y en la empresa editorial, pasaportes implicó un cambio en la recepción: ya no era
para emprender iniciativas culturales en paí- un espectáculo meramente popular, sino que
ses como Francia, Argentina y Estados Uni- el refinamiento de las películas implicó que
dos. La autora es Cécile Fourrel de Frettes, las clases más elevadas y cultas asistieran a
especialista en la historia cultural de la Es- las proyecciones. El estallido de la Gran
paña contemporánea y agregada de Español Guerra frenó la producción por parte de las
en la Universidad París 13, de cuya tesis grandes empresas francesas Pathé Frères y
doctoral L’évolution du rapport à l’image de Gaumont. En 1916, Vicente Blasco Ibáñez
Vicente Blasco Ibáñez (1908-1928), bajo la incluyó la industria cinematográfica en el
dirección de Marie-Linda Ortega, nace esta negocio editorial Prometeo, fundado entre
publicación. 1913 y 1914 por él y por su amigo Francis-
Fourrel de Frettes advierte de que la per- co Sempere. El autor español ya había ma-
cepción del cine por parte de Blasco Ibáñez nifestado su interés por la gran pantalla en

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su obra literaria, como se percibe temprana- Fourrel de Frettes reflexiona sobre los
mente en su novela Entre naranjos (1900). motivos que llevaron a Blasco Ibáñez a co-
El contexto comenzó a ser especialmente laborar tan estrechamente a favor del gobier-
propicio para Blasco Ibáñez, sobre todo en no francés: su trabajo se pudo deber a una
Francia, donde fraguó amistad con persona- propaganda espontánea de un francófilo re-
lidades como Max André, director francés sidente en París, o tal vez a una relación de
que le ayudó a llevar a la gran pantalla la intereses con el gobierno con el fin de, por
novela Sangre y arena en 1916. Creó la pro- parte de Francia, obtener el apoyo de los
ductora Prometo Film, mediante la cual bus- países hispanohablantes y, por parte del es-
caba, por un lado, diferenciarse del cine pro- critor, prosperar en sus planes (73). Ferrel de
ducido en España y, por otro lado, llevar a Frettes sugiere que la labor editorial de Pro-
la gran pantalla obras literarias; Blasco Ibá- meteo recibió subvenciones del estado fran-
ñez quería ser, en fin, «le grand promoteur cés, aunque no aporta ningún documento
de la littérature européenne, en particulier para demostrarlo.
latine» (55). El escritor empleaba el término En el tercer capítulo, «La guerre à
roman cinématographique, una manera co- l’écran», se analizan las peculiaridades de
mercial de denominar una novela llevada al Debout les morts! (A. Heuzé, 1917), la pri-
cine, caracterizada por una intermedialidad mera adaptación de la novela Los cuatro ji-
novedosa entonces. De hecho, en El paraíso netes del Apocalipsis (1916), ignorada por la
de las mujeres (1922), explicó que la nove- crítica que, sin embargo, fue decisiva en la
la sufría entonces una crisis dada la falta de carrera cinematográfica de Blasco Ibáñez,
originalidad y que el cine puede paliarla, dado que le abrió las puertas del cine fran-
proporcionando a la novela «la universalidad cés (151). Se dedica también un interesante
de un cuadro, de una estatua o de una sin- comentario a los relatos «La vieille du
fonía». cinéma» y «El monstruo», que sirven a la
El segundo capítulo, «De la tribune à autora para hablar de las características in-
l’écran: image et propagande durant la Gran- trínsecas a toda obra propagandística y sus
de Guerre», a pesar de haber trazado la evo- características, sin valorar lo que podría di-
lución histórica del cine, habla de fotografía. ferenciar a la producción del español, salvo
La posición de extranjero testigo directo pro- la alusión en las últimas páginas del capítu-
porcionó al periódico blasquista El Pueblo lo a la estética de lo grotesco. Esos relatos
(1894-1939) un colaborador internacional que están marcados por lo que en el libro se
debía cubrir un suceso histórico, cuyos artí- denomina la (dis)continuité, concepto acuña-
culos sentaron las bases para una colabora- do por Marie-Linda Ortega, investigadora a
ción más estrecha a favor de Francia. La la que Ferrel de Frettes remite sin aportar la
ruina económica en la que se encontraba definición del concepto; así, comienza un
Blasco en 1914 le hizo contemplar la guerra epígrafe sin haber explicitado el marco teó-
como un negocio en potencia: «Felices no- rico en el que se circunscribe, una laguna
sotros que estamos al margen de la guerra y que resulta inexcusable para un libro de esta
hasta podemos aprovecharla editorialmente» índole.
(96). Inició entonces el mayor proyecto edi- En los anexos, se puede encontrar una
torial de Prometeo, Historia de la Guerra tabla cronológica y una bibliografía sumamen-
Europea de 1914, publicado en fascículos te detallada: se distinguen las fuentes prima-
entre 1914 y 1921. En él otorgó, a diferen- rias y las secundarias, se recomiendan edicio-
cia de sus contemporáneos, un rol protago- nes concretas, las novelas están organizadas
nista a las fotografías, particularmente a las por temática y se ha incluido una filmografía,
más atroces, que retocaba cuando considera- así como un índice onomástico. Destaca es-
ba necesario. pecialmente el repertorio de fotos en color y

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de documentos relacionados con Blasco Ibá- con la causa republicana que terminó sus
ñez, Prometeo y el diario El Pueblo. días en el exilio.
La etapa francesa de Vicente Blasco Ibá- Guerra viva, obra que no contaba hasta
ñez es esencial para comprender el éxito la fecha con edición crítica, fue publicada en
cosechado más tarde en Estados Unidos: en 1938 por el propio Herrera Petere y preten-
Francia, supo abordar el cine no solo como día recopilar «todos los romances que ha[bía]
un arte prometedor, sino como un negocio. ido publicando en diversas revistas, periódi-
Fourrel de Frettes lo demuestra con este li- cos y romanceros durante los dos primeros
bro, que viene a llenar un vacío en la biblio- años de la Guerra Civil» (62). En la edición
grafía referida a un intelectual internacional; que nos ocupa, la obra recupera todo su es-
en él, para concluir, el lector interesado en plendor político y literario gracias a su edi-
Blasco Ibáñez encontrará un equilibro entre tor moderno, Guillermo Ginés Ramiro, que
lo académico y lo puramente divulgativo. le dedica un extenso y sesudo estudio preli-
minar.
SOFÍA GONZÁLEZ GÓMEZ La amplia introducción crítica —115 pá-
ginas— se abre con una amena semblanza
biográfica que resume los acontecimientos
más importantes de la vida del poeta. El edi-
HERRERA PETERE, José. Guerra viva. tor confiesa honestamente desde el comienzo
Ed. crítica de Guillermo Ginés Ramiro. que los datos de la biografía de José Herrera
Madrid: Escolar y Mayo Editores, 2016, Petere están basados principalmente en los
231 pp. estudios de Jesús Gálvez Yagüe y Mario
Martín Gijón, dos de los principales investi-
A pesar del interés que vienen suscitan- gadores de la vida y la obra del autor. No
do los estudios sobre memoria histórica en obstante lo anterior, el punto de vista adop-
la actualidad, especialmente en los medios de tado es ciertamente original y atractivo para
comunicación, con frecuencia los comenta- el lector, pues a lo largo de esta amplia rese-
rios vertidos no discurren paralelos a una ña biográfica la circunstancia vital de Petere
investigación exhaustiva y muestran visiones va siempre unida a su circunstancia literaria.
parciales y sesgadas de la realidad histórica Así, por ejemplo, el editor utiliza continua-
de España. Pues bien, en contraposición con mente citas textuales para ejemplificar aspec-
lo anterior, la nueva colección «Literatura y tos de su vida personal; busca asociar la fi-
Guerra Civil», publicada por Escolar y Mayo gura del poeta con la de otros autores de la
Editores y avalada por el proyecto Métodos época, como Rafael Alberti, Miguel Hernán-
de propaganda activa en la Guerra Civil dez o Federico García Lorca; e intenta des-
española: teatro, cine, poesía, música y pren- cribir las distintas etapas vitales del poeta a
sa, busca recuperar esa memoria perdida a partir de las tres etapas literarias en las que
través de algunos de los testimonios litera- la crítica ha divido su obra. Además, estas
rios más relevantes de la época y desde un referencias culturales van unidas permanente-
punto de vista objetivo y riguroso. mente a detalles historiográficos que muestran
Esta incipiente colección se abre con dos el convulso momento político que se vivía en
números inéditos que pretenden rescatar del el momento y que completan el cuadro vital
olvido dos textos totalmente antagónicos: la del poeta.
novela Checas de Madrid, de Tomás Borrás, Indudablemente, esta gran cantidad de
escritor de estirpe falangista bien acomoda- referencias eruditas no sólo permiten al lec-
do en el franquismo; y el poemario en el que tor conocer detalladamente la vida y la obra
se centrará esta breve reseña, Guerra viva, de José Herrera Petere, sino que también
de José Herrera Petere, autor comprometido consiguen describir de una manera exhausti-

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va y rigurosa la efervescencia cultural, polí- apartado está ya dedicado plenamente al aná-


tica y literaria de la primera mitad del siglo lisis de la obra: Guerra viva: arquitectura y
XX. Así las cosas, la primera parte de este análisis del poemario. Tras una interesante
estudio introductorio nos transporta continua- descripción material de la primera edición
mente de lo particular a lo general, de lo li- del libro, el editor se afana en diseccionar
terario a lo político y de las revoluciones cada uno de los aspectos de la obra que pue-
ideológicas a las culturales. dan resultar interesantes para el lector actual,
Este punto de vista totalizador continúa desde su división interna al comentario crí-
en la sección posterior, cuyo primer epígra- tico de más de veinte composiciones —de un
fe se titula «Poesía de propósito»: hacia una total de cuarenta y dos—. Todo ello con la
poética de la claridad. En este subapartado firme intención de iluminar al máximo los
inicial el editor profundiza en una de las aspectos teóricos, políticos y literarios que
cuestiones literarias más interesantes de rodean este «diario de guerra en forma poé-
Petere: su evolución estética e ideológica tica» (100).
desde los presupuestos del surrealismo y las Después de una primera lectura nos in-
vanguardias de los años 20 hasta la poesía vade la sensación de que la mayor parte de
de compromiso social. De nuevo, el ensayo las composiciones tienen un valor más huma-
académico se ve aquí completado con citas no que estético. Sin embargo, la pericia filo-
del autor que buscan poner de manifiesto el lógica del editor en el comentario de los
cambio artístico que supuso su afiliación al poemas permite apreciar al lector detalles
Partido Comunista a principios de 1931. Esta que, a simple vista, le hubieran pasado des-
descripción de su proceso vital no sólo per- apercibidos. A través del comentario de
mite al lector comprender el recorrido ideo- «Monólogo del fusil», «5.º Regimiento», «El
lógico hacia el compromiso de José Herrera tren blindado», «Contra el frío de la sierra»,
Petere, sino también el de una gran cantidad «Aire, tú» o «A muerte es la guerra», entre
de poetas de la época que siguieron un ca- otros, Guillermo Ginés nos presenta un ro-
mino similar. mancero lleno de simbolismo, de musicalidad
El complemento perfecto para esta des- y de artificios retóricos muy lejano al que
criptiva evolución de la vida literaria del podríamos apreciar sin sus acertados apuntes.
poeta lo encontramos en el siguiente epígra- Todos estos comentarios suelen además ir
fe, Poesía como propaganda: participación acompañados de referencias biográficas y
en los principales periódicos, revistas y ro- contextuales que ayudan a comprender la
manceros de guerra españoles, que señala y inspiración y la intención de Petere en el
describe la mayor parte de las publicaciones momento en el que se disponía a escribir sus
periódicas en las que José Herrera Petere fue poemas. Además, se ha de reseñar aquí que
publicando su obra. Sin duda, esta amplia las notas a pie de página no son tan nume-
descripción sumerge plenamente al lector en rosas como para incomodar la lectura y, de
el contexto editorial de la época y le permi- hecho, añaden siempre información pertinen-
te comprender la importancia que tenía en- te, aclarando términos o cuestiones filoló-
tonces para un poeta la prensa y las revistas gicas interesantes.
literarias. Además, todo este cuadro docu- La edición se cierra con un excelente
mental se completa con la bibliografía adjun- apéndice ecdótico dirigido a los especialis-
ta al final del prólogo, donde se rescata una tas que, por un lado, da cuenta de todos y
amplia nómina de fuentes primarias —poe- cada uno de los periódicos, revistas y roman-
marios, antologías, narrativa, epistolarios, ceros en los que se fueron publicando estos
etc.— que redondean ese interesante contexto poemas; y por otro, registra minuciosamente
editorial del poeta. las variantes textuales impresas que podemos
El último de los epígrafes de este largo encontrar en cada una de las composiciones

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que conforman este romancero de guerra. ferente al estudiar el periodo posterior a esa
Esta ardua tarea, tan poco gratificante para fecha, entre 1992 y 2012. En estos veinte
el investigador en algunas ocasiones, es una años últimos, afirma Encinar, el cuento no
herramienta fundamental de estudio para los solo demuestra buena salud sino capacidad
filólogos, que debemos agradecer siempre el para desterrar el maleficio de su nombre.
esfuerzo de los editores por realizar un re- Ahora al decir cuento no se habla del volu-
gistro de variantes tan exhaustivo. men escrito por una minoría para una audien-
En definitiva, esta primera edición críti- cia escasa, sino de un género tan arraigado
ca de Guerra viva es un excelente ejemplo como la novela, con revistas y editoriales
de recuperación de la memoria de España y específicas, estudiosos españoles y extranje-
un modelo para cualquier investigación his- ros y una nómina de autores relativamente
tórica y filológica. A través de los miles de jóvenes.
versos que conforman este romancero el lec- ¿Qué ha ocurrido para que se interrum-
tor se sumerge de lleno en el bando republi- pa la fatal deriva que llevaba el cuento en
cano y en la dolorosa historia de la Guerra España? En primer lugar, la popularidad que
Civil española, una guerra fratricida de una alcanza este género en el fin de siglo, don-
España que, buscando alumbrar una nueva de se configura como el cauce más adecua-
luz política y social, terminó ahogándose en do para expresar la disgregación y la frag-
las tinieblas de una lucha intestina cuyas mentación de un mundo escindido. Pero
heridas aún hoy no han terminado de cica- también contribuye a su auge la más amplia
trizar. formación lectora de los jóvenes cuentistas y
su aprendizaje del oficio en talleres de escri-
ÁLVARO PIQUERO RODRÍGUEZ tura donde fueron alumnos y serán profeso-
res con la aureola de publicados. De este
modo, un círculo cada vez más numeroso de
escritores, editores y críticos —asegura Enci-
ENCINAR, Ángeles (ed). Cuento español nar— se empeña en la supervivencia del
actual (1992-2012). Madrid: Cátedra, cuento, despojado del estigma de excentrici-
2014, 522 pp. dad y anomalía que soportaba.
Impresiona el catálogo de nombres y tí-
Los escritores de la generación del me- tulos con que Ángeles Encinar defiende su
dio siglo no pudieron vivir del cuento. En la tesis. El limitado número de páginas de una
época de Ignacio Aldecoa y Medardo Fraile edición de bolsillo, como esta, ha obligado
y en la de sus sucesores Cristina Fernández a la antóloga a eliminar de su selección a los
Cubas y José María Merino, el cuento lite- cuentistas hispanoamericanos, aunque publi-
rario arrastró una existencia precaria. Se le quen en España, a los peninsulares que no
consideraba el pariente pobre de la narrati- escriben en castellano pero acaban siendo
va, un minusválido respecto a la novela que, traducidos y los microrrelatos o, por el con-
por disponer de más páginas, adquiría un trario, aquellas narraciones de una extensión
aspecto más respetable. Gracias al esfuerzo más cercana a la novela corta. Con todo,
de los mejores, el cuento siguió cultivándo- logra reunir en su libro treinta y ocho cuen-
se, pero circuló prácticamente con la clandes- tos de excelente calidad media, de otros
tinidad de la octavilla y hasta hace bien poco tantos autores que publican en los años no-
no se instaló entre nosotros sin complejos. venta del pasado siglo y los doce primeros
La profesora de la Universidad de Saint años del posterior.
Louis Ángeles Encinar, que publicó con An- A esta cifra verdaderamente extraordina-
thony Percival una antología del cuento es- ria de cuentistas se añade la de los autores
pañol hasta 1992, describe un panorama di- que editan al mismo tiempo que ellos y que

Revista de Literatura, 2016, vol. LXXVIII, n.o 156, 621-651, ISSN: 0034-849X
RESEÑAS DE LIBROS 669

figuran con su bibliografía en la introducción tores se acogen al intimismo, el lirismo o el


de la profesora Encinar aunque no entren en humorismo, la metaliteratura, el surrealismo
la antología. Ambos grupos superan el me- o el culturalismo. Esa riqueza de enfoques y
dio centenar de nombres. Si agregamos a tratamientos de la realidad permite deducir a
estos los excluidos desde el principio por la profesora Encinar que el eclecticismo y la
razones extraliterarias, coincidiremos con la heterogeneidad son características fundamen-
responsable de esta obra en que el cuento tales del cuento español de hoy.
atraviesa un momento pletórico, bien distin- Esta antología de Ángeles Encinar es tes-
to del precedente. timonio de la libertad que disfruta el cuento
De los treinta y ocho autores que publican español contemporáneo. En nuestro panora-
cuento en esta antología —un cuarenta por ma literario se mueve como le da la gana y
ciento son mujeres—, la mayoría nació en los por donde le apetece, sin que nadie le mar-
años sesenta y setenta (veinte y catorce, res- que el rumbo. Hoy, en el mostrador de las
pectivamente), tres en los años cincuenta y librerías alternan relatos de múltiples tenden-
uno en los ochenta. El núcleo más numeroso cias y escrituras, para beneficio del lector.
de cuentistas se sitúa, pues, entre los cuaren- Esta edad de oro del cuento comporta una
ta y los cincuenta años. Como sucede en cual- revolución en el género. En nada se parecen
quier grupo literario, unos han alcanzado una los cuentos de esta antología a los de la pri-
relativa consagración en tanto que otros están mera mitad del siglo, una referencia, asegu-
en trance de obtenerla. En la pequeña biogra- ran muchos jóvenes autores, con la que con-
fía que antecede a la publicación de cada viven, pero no comparten.
cuento, los autores desvelan su poética al res- Completa la introducción de la profesora
ponder a una doble pregunta de la profesora Encinar una bibliografía abundante sobre los
Encinar sobre las tendencias del relato espa- estudios de teoría y crítica del cuento y so-
ñol contemporáneo y sus cuentistas preferidos. bre los que han merecido los escritores re-
El conjunto de contestaciones no resulta ho- cogidos en la antología, así como la relación
mogéneo, afortunadamente, por la rabiosa in- de otras antologías similares surgidas en los
dependencia que muestra cada autor al elegir años que abarca este libro. Incluye, pues, una
tema y estilo para su obra. información suficiente sobre el estado actual
Desde siempre confluyen en el cuento de los estudios en torno al cuento.
español las tendencias fantástica y realista. De la larga lista de publicaciones de la
En el género fantástico, apunta la profesora profesora Encinar, orientadas mayoritaria-
Encinar, nuestros jóvenes autores se inclinan mente a la narrativa breve, estamos ante la
por lo gótico, lo onírico y lo fantasmal. En más ambiciosa. Es también la más consegui-
cuanto al realismo, que prevalece como da. Su meticuloso enfoque del cuento espa-
orientación más seguida, aunque ya no sea ñol entre dos siglos deslumbra por su impar-
excluyente, los nuevos cuentistas abandonan cialidad y solvencia, y resulta un testimonio
experiencias narrativas pasadas. Distancián- histórico y literario imprescindible.
dose del costumbrismo más o menos velado
de los años cincuenta, nuestros jóvenes au- MANUEL LONGARES

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