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“Dialogo en la comunidad de pastaza”

La comunidad concede a pluspetro el derecho de uso sobre el área de terreno superficial para
sus instalaciones, carreteras, derechos de vidas y embarcaderos y entre otras, a fin de
pluspetrol pueda realizar las operaciones previstas.

-Comunera:
en ese tiempo cuando estaban firmando, la mayoría no estaba de acuerdo, pero que paso con
los varones, por que le dijeron que le iban a dar trabajo si firman el convenio sino no
(amenazante).

Representante de pluspetrol:
tiene que saber que hay derechos de otras personas y derecho a la propiedad privada, las
instalaciones, o bien puede estar en los territorios de la comunidad pero son áreas privadas,
hay que respetar eso.

-Abogado :
En ningún momento se señala acá, que este convenio es para el extraer tierras o utilizar un
determinado espacio del territorio de la comunidad como cantera, no dice este convenio.

Yo no puedo decir en un contrato, y otro y etc, no , entonces desde el punto de vista legal, no
hay convenio sobre la cantera, pueden ustedes tranquilamente dialogar, iniciar su demanda
respecto a la cantera.
Se a hecho saber a todas las autoridades comunales que son una manera sistemática de no
reconocer derechos a las comunidades.

*Solicitan una consulta previa antes de darse la licitación

*Exigen que se remedie los pasivos ambientales, tras la explotación petrolera de 40 años.

*Otorgar garantías para una gestión ambiental con participación indígena.

*reconocimiento de la población indígena.(Ley de la consulta previa)

Ley de consulta

En agosto de 2011, el gobierno del presidente Ollanta Humala promulgó la ley de consulta (Ley
N° 29785), norma que había sido rechazada por el anterior presidente con argumentos que no
demostraban más que su ignorancia sobre el Convenio 169.

La ley de consulta contiene una serie de medidas que modifican el espíritu del derecho de
consulta expresado en el Convenio 169. Mientras las organizaciones plantearon que la
consulta sea previa a la celebración de contratos que otorguen derechos de exploración o
explotación de recursos naturales y que también los estudios de impacto ambiental fuesen
sometidos a procesos de consulta antes de su aprobación; el Estado sostuvo e impuso en la ley
que la consulta fuese antes del inicio de las actividades de una empresa pero después de la
firma de los contratos de exploración y explotación. Con esto, evidentemente la convirtió en
una “ley de consulta posterior”.
Lo que siguió a la promulgación de esta ley fue una larga y surrealista discusión acerca de a
quién debía consultarse. ¿Quién es indígena?, se preguntaba el gobierno que desde el inicio
tenía una respuesta parcial, provisional pero respuesta al fin y al cabo: “los menos posibles”. El
presidente Humala opinaba que solo eran los aislados, los “no conectados” como un tiempo
antes los había llamado su antecesor. Era la salida perfecta porque en su condición de tales
ciertamente no podían ser consultados. Pero si eso pensaba el presidente, ¿para qué entonces
se fue a Bagua a promulgarla? Por su parte, la Primera Dama desacreditaba a dirigentes y
colectivos concretos de indígenas porque “ya usaban celular y computadora”.

Y así siguieron las opiniones hasta que a alguien del gobierno se le ocurrió que debía
elaborarse una “base de datos”. El gobierno determinó de antemano que esta no podían estar
“los quechuas” andinos porque quechua “es una lengua”. Al parecer, no se había enterado
hasta entonces que en la Amazonía peruana existen cuatro identidades étnicas que hablan
quechua o kichwa, y que tres de ellas definen su condición de pueblos combinando el nombre
de la lengua con su ubicación geográfica. El Ministerio de Cultura pasó meses en este intento
que nunca llegó a servir para viabilizar la consulta, cuando lo más lógico habría sido tomar
como referencia a las comunidades campesinas y nativas que figuran en los directorios
oficiales, sin descartar otras que, a pesar de no estar inscritas, tienen las mismas
características. Pero claro, el objetivo de la base de datos no era viabilizar un proceso sino
dilatar una respuesta, inventando un problema.

Pero el principal problema relacionado con la ley de consulta es que no se usa, o si se lo hace
es solo para consultas sobre temas que no implican mayor conflicto, o ninguno. Los otros
quedan afuera en la práctica. Por ejemplo, la ley 30230 no ha sido consultada, como tampoco
lo han sido los contratos de explotación minera y de hidrocarburos. Todo indica que dos
procesos pesados de consulta deberán realizarse pronto: el que exigen las organizaciones
indígenas que representan comunidades de las cuencas del Pastaza, Corrientes, Tigre y
Marañón antes de la licitación del lote petrolero 192; y el que reclaman las organizaciones y
comunidades de la cuenca del Marañón, ante el interés del Estado de dragar el río con fines de
establecer una hidrovía.

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