Los fenómenos naturales son todos aquellos procesos constantes de movimientos
o transformaciones que tienen lugar en la naturaleza sin que medie intervención humana. Pueden ser cíclicos o pueden constituir un acontecimiento extraordinario e inusitado.
Los fenómenos naturales no dependen del ser humano o, dicho de otro modo, son independientes del factor antrópico.
Dependiendo de las dimensiones en que los fenómenos naturales afectan a la vida
humana, estos pueden llegar a ser catalogados como desastres naturales.
Según los procesos involucrados en su ocurrencia, los fenómenos naturales pueden
ser clasificados de distintas formas:
Biológicos: son causados por organismos vivos, como plagas, epidemias,
pandemias, marea roja, etc. Físicos: son producto de fenómenos físicos, como movimientos de las mareas, evaporación del agua, erosión, arcoíris, aurora boreal. Meteorológicos: son ocurridos en la atmósfera, como vientos, precipitaciones (lluvias, granizadas, nevadas), tormentas, tornados, huracanes, inundaciones, sequías, heladas, cambios repentinos de temperatura. Hidrológicos: son aquellos que ocurren en el agua o las grandes masas de agua como, oleajes, tsunamis o inundaciones. Geofísicos: son aquellos que se forman o surgen desde el interior del planeta o en su superficie: avalanchas, derrumbes, deslizamientos, terremotos, erupciones, hundimientos de tierra, etc.
En este ensayo nos centraremos en un fenómeno natural geofísico, el terremoto, y
la afectación que tiene este sobre las obras civiles. Estos generalmente ocurren de forma natural, por los movimientos de las placas en el interior de la Tierra. En estos términos, un terremoto es lo que sucede cuando, bajo la superficie terrestre, placas o bloques de tierra y roca se deslizan repentinamente, unas sobre las otras. Ahora, técnicamente, un terremoto es una vibración que viaja a través de la corteza terrestre. Cerca del punto donde se originó el sismo, llamado epicentro, se perciben movimientos intensos tanto verticales como horizontales; mientras que en lugares alejados cientos de kilómetros, el movimiento predominante es el horizontal. Ya que las estructuras se crean normalmente para cargas estáticas las acciones sísmicas como otras acciones no gravitatorias que producen cargas dinámicas suelen generar varios daños en las infraestructuras. El movimiento que generan los terremotos consiste en una vibración en la superficie de la tierra cuya dirección contiene las tres componentes espaciales: dos horizontales y una vertical. Ese movimiento vibratorio produce unas fuerzas de inercia que sacuden los edificios horizontal y verticalmente, y en algunas ocasiones también se generan fuerzas de rotación que complican todavía más el comportamiento y la estabilidad de la estructura. Realmente, la componente horizontal de la acción sísmica es mucho más importante que la vertical, ya sea la estructura de mampostería, ladrillo, hormigón o acero, ya que en un edificio sometido a fuerzas horizontales aparecen esfuerzos cortantes de consideración. Como es un fenómeno oscilatorio, el cortante varía de sentido, produciéndose una excesiva inversión de esfuerzos que en los planos verticales se manifiesta como grietas en forma de "X" claramente definidas. Aunque en algunos terremotos de gran magnitud se han llegado a registrar aceleraciones horizontales próximas a la de la gravedad, movimientos más pequeños pueden producir daños muy graves en los elementos verticales de los edificios como los pilares, columnas, muros, etc… que son los que más influyen en su estabilidad, por lo que un fallo en ellos puede hacer colapsar el edificio. Por tanto, se requiere que la seguridad sismo resistente sea superior en los nudos que en sus piezas -vigas o pilares- y que la de estos últimos sea superior a la de las vigas (viga debil – pilar fuerte). Cuando se recurra, por ejemplo, al hormigón armado para ejecutar los cerramientos, es necesario disponer una armadura específica para soportar el cortante que puede aparecer como consecuencia de un sismo. En caso de que coincida la frecuencia de la onda sísmica y la frecuencia de oscilación del edificio se produce el fenómeno de la resonancia. Esto producirá, probablemente, el derrumbe del edificio. Normalmente, sin embargo, se originan grandes deformaciones y la rotura de algunas partes del edificio varía su frecuencia de oscilación por lo que la construcción tenderá a estabilizarse. Los sismos son un fenómeno natural impredecible, ya que pueden presentarse a cualquier hora y en cualquier lugar, si una estructura no está construida adecuadamente, un sismo puede causarle graves daños, desde fisuras o grietas, hasta el derrumbamiento total o parcial de la misma, sin embargo, hoy en día gracias a los avances en sismología e ingeniería se pueden construir estructuras con una mayor resistencia a estos fenómenos, garantizando una mayor seguridad y previniendo así muchas pérdidas económicas y tragedias.