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DISCIPULADO
Pertenece a:
INTRODUCCIÓN
Recibir a Cristo en su vida es sólo el principio. Hay mucho más (Romanos 5:10). Ahora usted tiene que crecer
como un cristiano. Usted necesita de la iglesia local, tanto como un bebé necesita de sus padres y de la
comunión del hogar.
Nuestra congregación es una Iglesia Cristiana Evangélica que forma parte de una Organización mundial
denominada Iglesia de Dios. El objetivo fundamental de nuestra organización es proclamar las Buenas
Nuevas de Salvación. Nosotros creemos y enseñamos aquellos principios que están en absoluta armonía con
las Sagradas Escrituras, y nuestro interés primordial es ayudar a las personas a desarrollar el carácter
cristiano y su compromiso con Jesucristo.
El derecho de llegar a ser hijos de Dios sólo lo otorga Jesucristo. De tal manera que no todos los habitantes
del mundo son hijos de Dios. Todos somos criaturas de Dios, pues Él nos creó. Pero para poder llegar a ser
sus hijos, es necesario depositar nuestra fe, nuestra confianza, totalmente en Jesucristo.
La Biblia dice, refiriéndose a Jesucristo: "A lo suyo vino y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le
recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios, los cuales no son
engendrados de sangre, ni de voluntad de carne, ni de voluntad de varón, sino de Dios " (Juan 1:11-13).
Al llegar a ser hijos de Dios, somos miembros de la Familia de Dios. Así que, la única forma de llegar a ser
miembro de la Familia de Dios es a través de JESUCRISTO.
Cuando una criatura nace, es objeto de cuidados especiales; por ejemplo: cambiarle de ropa con frecuencia,
alimentarle, protegerle, enseñarle, etc. Del mismo modo, la persona que pasa a ser miembro de la Familia
de Dios, que ha nacido de nuevo, debe ser objeto de cuidados especiales. Así que, el objetivo principal de
este estudio bíblico es ayudar a aquellos que han pasado a formar parte de la Familia de Dios a desarrollar
su carácter como hijos de Dios.
El proceso normal de desarrollo de una nueva criatura es que crezca, llegando a ser niño o niña, luego
adolescente, después joven, y al final adulto. Así también en el área espiritual, debemos crecer y
desarrollarnos hasta llegar a la madurez espiritual. El deseo de Dios es que lleguemos a ser fuertes y
maduros espiritualmente, y esto sólo se puede lograr por medio del estudio serio de la Palabra de Dios.
Cuando una persona es adulta, se espera que se case y que se reproduzca. Así también, en la vida espiritual,
Dios espera que nos multipliquemos. A este proceso de crecimiento, desarrollo y multiplicación espiritual se
le llama DISCIPULADO CRISTIANO, y es precisamente a esto que nos ha llamado Jesucristo: A HACER
DISCÍPULOS (Mateo 28:18-20)
Este Manual contiene ocho lecciones bíblicas para el desarrollo de la Vida Cristiana. Sugerimos el siguiente
procedimiento para su estudio.
Por lo tanto, sugerimos que las mismas sean compartidas a aquellas personas que, aun cuando ya
estén bautizadas, no hayan tomado este proceso de estudio bíblico.
Esperamos que cada miembro de la Familia de Dios, y todo aquel cristiano que quiera experimentar
desarrollo en su compromiso con Cristo, estudien este Manual con amor y dedicación, llevándolo a la
práctica en todas las áreas de la vida diaria.
La vida cristiana empieza con un nacimiento espiritual por la fe en el Señor Jesucristo (Juan 3:3).
La exigencia de Jesucristo es: "Os es necesario nacer otra vez" (Juan 3:7). Nacer de nuevo implica un
comienzo absolutamente nuevo. Este milagro es universalmente necesario, si uno quiere ser miembro del
Reino de Dios.
El Nuevo Nacimiento es algo que Dios hace a favor del hombre, cuando el hombre está dispuesto a rendirse
a Dios (Juan 1:13; Efesios 2:8). El Nuevo Nacimiento es una transformación espiritual, radical y total. Es un
cambio interno que se refleja en la conducta externa del hombre.
El Nuevo Nacimiento Dios lo realiza cuando la perdona se arrepiente de sus pecados y rinde toda su vida a
Jesús acepta a Jesús por la fe como su único Señor y Salvador. El hombre acepta vivir bajo el señorío de
Jesús. (Juan 1:12).
En el Nuevo Nacimiento ha nacido en su alma una nueva vida. El hombre recibe una Nueva Naturaleza y
Nuevo Corazón. El hombre se convierte en una Nueva Criatura. En el Nuevo Nacimiento pasa lo siguiente: La
Vida y Naturaleza de Dios son engendradas en nosotros (Juan 1:13; 1 Pedro 1:23).
En el momento en que usted, en un acto de fe, recibió esto, muchas cosas ocurrieron. He aquí algunas de
ellas:
Así que, el hombre nuevo, es aquel que nace a la Vida Cristiana y comprende que la Vida Cristiana es una
vida de cambios, orientados hacia lo nuevo. Estos cambios se reflejarán en nuestra conducta y apariencia
diarias ( 2 Corintios 5:17). La persona no se verá presionada a cambiar, porque el cambio es algo natural,
pues ha sido llena de la naturaleza de Dios, y la obediencia es la manifestación del Nuevo Nacimiento a una
vida de consagración voluntaria a Jesús como Rey y Señor ( 1 Juan 2:3).
¿Dónde empezar?
Ejercicio
EJERCITA
TU CEREBRO
Texto para memorizar
“Esta es la palabra de fe que predicamos: que su confesares con tu boca que Jesús es el señor, y creyeres en tu
corazón que Dios le levanto de los muertos, serás salvo. Porque con el corazón se cree para justicia pero con la
boca se confiesa para salvación”. –Romanos 10:8-10
Leccion 2
LA VIDA CRISTIANA
La Vida Cristiana es una relación diaria de compromiso con Cristo. Es un compromiso de obediencia del
discípulo hacia Cristo. Es una relación que se vive por fe. La fe es confianza. Confiamos nuestras vidas al
cuidado y dominio de Cristo, porque Él, a través de su vida, muerte y resurrección, ha demostrado ser
digno de nuestra confianza.
Cuando alguien invita a Jesucristo a entrar en su vida para ser su Señor y Salvador, confesando su
pecado y su necesidad de perdón, Él contesta esa oración. Jesucristo entra a su vida.
Cuando Jesucristo entró a su vida, Él le dio poder a usted. La vida cristiana, entonces, no es el cristiano
tratando de imitar a Cristo, sino que es Cristo impartiendo su vida y viviendo su vida en usted y a través
del cristiano. La vida cristiana es lo que Cristo hace en usted y a través de usted. La vida controlada por
Cristo siempre produce el fruto del Espíritu Santo (Gálatas 5:22-23). En la vida cristiana se obedece por
amor, disfrutando verdaderamente la vida bajo el señorío de Jesús.
a. La Vida de Dios es engendrada en nosotros. Se genera en nosotros una Nueva Vida (Juan
1:12).
b. Somos convertidos en nuevas personas ( 2 Corintios 5:17).
c. Recibimos la Salvación como regalo (Efesios 2:8-9).
Ahora nuestro propósito es: Vivir para Dios y agradarlo sólo a El; o sea someter siempre nuestra
voluntad a la voluntad de Jesús ( 2 Corintios 5:15; Hechos 5:29; Mateo 10:37; Marcos 8:34; Hebreos
12:28-29.
Jesús ha ocupado el lugar de nuestro EGO o YO. Ahora el primer lugar de nuestra vida lo ocupa Jesús.
Ahora vivimos bajo el señorío o dominio de Jesús. Nuestra voluntad está gobernada por Jesús.
Analicemos, por ejemplo el matrimonio. El matrimonio no es verdadero si no hay una entrega mutua.
La relación matrimonial incluye el intelecto, el corazón y la voluntad (pensamiento, sentimiento y
voluntad). Asimismo es el ser cristiano. Uno se debe entregar completamente a Cristo en
pensamiento, emociones y voluntad. Alguien puede decir: "Yo creo que Jesús es el hijo de Dios, creo
que El murió por mis pecados. He creído esto toda mi vida, por lo tanto soy cristiano". Sin embargo, si
esta persona no ha entregado su voluntad bajo el dominio de Jesús, entonces no es cristiana.
La renuncia de nuestra voluntad es la clave para ser cristiano y para vivir una vida victoriosa en Cristo.
4. La vida Cristiana es una VIDA DE UNA NUEVA RELACIÓN CON LOS DEMÁS:
a. Ahora nuestras relaciones con los demás deben ser regidas por el amor (Juan 13:35; Romanos
12:9,10; 1 Juan 3:11-14).
b. Tenemos que relacionarnos con los demás, conscientes de que ahora somos "Ministros de
Reconciliación " (2a. Corintios 5:18). Tenemos que vivir como ministros de reconciliación. Esto
significa que ahora tenemos la responsabilidad de ayudar a los demás a reconciliarse con Dios.
Con nuestra conducta tenemos que inspirar a los demás a que se rindan a Jesús.
c) Tenemos que relacionarnos con los demás estando conscientes de que ahora somos "Embajadores
de Cristo" ( 2 Corintios 5:20).
Nosotros los cristianos tenemos que comportarnos como "Embajadores de Cristo"; o sea, como
representantes de Cristo aquí en la tierra. Un embajador es un representante oficial de su país en otro país.
Entonces nosotros tenemos que vivir y comportarnos como embajadores del Reino de Dios en la tierra.
EJERCITA
TU CEREBRO
Texto para memorizar
“De modo que si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas
nuevas”. –2 Corintios 5:15
El haber recibido a Jesucristo como Señor y Salvador es la decisión más importante de su vida. El deseo de
Dios es que crezcamos continuamente en nuestra vida cristiana. Así como la vida física requiere de
alimentos, aire y ejercicio, también la vida espiritual tiene sus condiciones para su crecimiento y desarrollo.
Ahora veremos cinco cosas o bases que nos ayudarán a crecer y a desarrollarnos hasta llegar a la madurez
espiritual.
I. DEBEMOS ORAR:
A menudo los fracasos y problemas del carácter se dan por la ausencia de oración. Tenemos que
aprender que cuando más dificultades tengamos, más debemos buscar a Dios a través de la oración.
El nuevo discípulo debe entender que él no tiene poder en sí mismo para mantener una vida
espiritual victoriosa. El cristiano necesita a diario poder y gracia de Dios a través de la comunión con
el Señor Jesucristo. Si usted ora, no desmayará, ni se dará por vencido. Jesús indicó que si usted no
ora, va a desmayar. Sin la oración usted será fácilmente derrotado por las tentaciones del enemigo
(Lucas 18:1).
Sin duda usted ya ha experimentado algunas de las pruebas y tentaciones, el desaliento y la duda que
vienen a cada cristiano. Quizás usted se ha preguntado, ¿es posible que podamos vencer el mal
carácter, irritabilidad, orgullo, celos, chismes, preocupaciones, enojo, odio, lujuria? ¿Enseña la Biblia
algo acerca de la seguridad de victoria sobre estas cosas? Claro que sí.
Una vida de victoria no sólo es posible; es una promesa. La Palabra de Dios dice: "Y esta es la victoria
que ha vencido al mundo, nuestra fe" ( 1 Juan 5:4).
¿Qué es una vida de victoria? Es simplemente una vida completamente dedicada al Señor, con Cristo
morando en nosotros y en completo control. Es una vida en la que el único deseo es obedecer y dar
gloria a Dios. Es una vida de victoria sobre pasiones lujuriosas, avaricia y orgullo.
2. Jesús dio la orden de orar (Mateo 26:40,41; Lucas 18:1). Cristo vivía en oración. Si usted desea crecer
a semejanza de Él, necesita un tiempo diario de oración con Él. Marcos 1:35).
3. Debemos orar con fe: Fe es tener la seguridad de que Dios es fiel para cumplir sus promesas en
nuestra vida. La fe es ver lo que no se ve con los ojos naturales. La duda es lo contrario a la fe, y es
una arma del diablo para que nosotros no experimentemos las bendiciones de Dios (Mateo 21:22;
Marcos 9:23 ¿10:27; Hebreos 11:6; Santiago 1:6,7).
El Señor promete responder a todas sus oraciones, pero hay ciertas condiciones Juan
15:7). "Permanecer" significa "vivir constantemente". En otras palabras, si usted vive
en constante comunión con Cristo y en obediencia diaria a su Palabra, entonces
puede pedir lo que quiera, y será hecho.
4. Debemos orar con alabanza y acción de gracias a Dios (Colosenses 4:2): Por medio de la alabanza a
Dios, ya sea a través de cantos o palabras espontáneas, dejamos de poner la atención en los
problemas y necesidades que tenemos y ponemos nuestra atención en el gran poder y amor de Dios,
y logramos que ese poder de Dios se manifieste en nuestra vida solucionando nuestros problemas y
supliendo nuestras necesidades. Las expresiones de queja y de lamento no nos permiten
experimentar el amor de Dios y, naturalmente, nos impiden crecer en la vida cristiana.
Al principio, orar puede ser difícil. Las palabras vendrán despacio, pero debe persistirse. Aun los
discípulos tuvieron que aprender a orar. Ellos fueron a Jesús y le dijeron: "Señor, enséñanos a orar"
(Lucas 11:1).
6. La oración debe dirigirse al Padre en el Nombre de Jesús (Juan 14:13-14; 1 Timoteo 2:5).
Los alimentos son necesarios para la vida física; sin ellos nos debilitamos y, consecuentemente,
enfermamos. Esto es aplicable a la vida espiritual.
2. El Origen de las Sagradas Escrituras: Los cristianos nos caracterizamos, entre otras cosas, porque
creemos que la Biblia es la Palabra de Dios, y que, en tal sentido, es infalible y digna de toda
confianza. Además, sostenemos que la Biblia es la única guía en materia de fe y conducta en la vida
del hombre.
La Biblia fue escrita por unas cuarenta personas, en un período aproximado de mil seiscientos años.
Entre los escritores hubo profetas, reyes, pescadores, médicos y pastores de ovejas. Cada uno de
ellos escribió en distintas condiciones espirituales, sociales y políticas; y a pesar de ellos, en vez de
haber contradicciones hay un perfecto sentido de unidad. Esto confirma categóricamente que la
Biblia es la Palabra de Dios.
Hay varias evidencias que demuestran que la Biblia es de origen divino; pero, sin duda, una de las
más irrefutables es la transformación que las Escrituras generan en la vida de aquellas personas
que, sin prejuicios, se aproximan a ellas. Donde quiera que el mensaje de la Biblia ha llegado, así se
ha producido un cambio en la vida de los hombres y de las naciones.
3. La Biblia es la Palabra de Dios: La Biblia fue escrita por inspiración divina. La inspiración divina es la
influencia sobrenatural del Espíritu de Dios ejercida sobre la mente de los escritores sagrados, que
los capacitó para escribir la verdad sin mezcla de error. Es el poder inexplicable que el Espíritu
Divino ejerció en los escritores de la Biblia, para guiarlos aún en el empleo de los vocablos o
palabras que debían usar, y preservarlos de todo olvido y de error. Así que, todas las personas que
participaron en la escritura de la Biblia recibieron la dirección sobrenatural del Espíritu Santo, para
guiarlos en todo lo que debían escribir. Ellos escribieron sien do influenciados por el Espíritu Santo
( 2 Timoteo 3:16, 17; 2 Pedro 1:21).
4. Estructura interna de la Biblia: La Palabra "Biblia" significa libros. Es realmente una pequeña
biblioteca que consta de 66 libros. Se divide en dos partes principales que son: Antiguo Testamento,
con 39 libros: y Nuevo Testamento, con 27 libros.
Para facilidad de estudio, cada libro de la Biblia fue dividido posteriormente en capítulos y
versículos.
Hay que ser espontáneos en el servicio a Dios. Tenemos que aprovechar cualquier oportunidad para
servir en la con gozo, diligencia y amor (Salmos 100:1,2; Roma-12:11: 1 Corintios 15:38, Hebreos 12:28)
Ahora Jesús es nuestro Señor. Por lo tanto, como dice 6:33, tenemos que poner en primer lugar los
asuntos del Reino de Dios. El propósito de Dios es: Salvar a todos los seres humanos. No olvidemos que
el trabajo para Dios es más importante que cualquier otro trabajo, pues este trabajo ene como
propósito: conducir a los hombres y mujeres a Jesucristo.
Compañerismo es pasar tiempo y realizar actividades nuestros hermanos en la fe. En las Sagradas
Escrituras se nos amonesta a ser fieles en nuestra participación en las actividades de la Iglesia (Hechos
2:42; Hebreos 10:25).
En la Iglesia, los otros discípulos de Cristo son nuestros hermanos (Hechos 11:29; Mateo 12:50, 2 Pedro
3:15). No podemos estar en comunión con Dios si no estamos en comunión con otros cristianos.
Nuestras relaciones con los hermanos y las hermanas en la fe son la expresión de nuestra relación con
Dios ( 1 Juan 2:9-11, 3:10; 4:20,21).
Usted necesita de la Iglesia tanto como un bebé necesita de sus padres y de la comunión del hogar.
Usted necesita de la ayuda que se encuentra en la reunión de la familia cristiana. Así como el pez no
puede vivir fuera del agua, tampoco el cristiano puede vivir sin la comunión de sus hermanos. El deseo
de Dios es que nosotros vivamos en armonía dentro de esta GRAN FAMILIA DE DIOS, llamada IGLESIA.
Si usted ama a Dios, su amor por su hermano en la fe se dejará ver. Usted será paciente y amable. No
tendrá envidia ni jactancia, ni orgullo; no será grosero, ni egoísta, ni se enojará fácilmente. No guardará
rencores. Se alegrará en la verdad y no en el mal. Protegerá y confiará en sus hermanos y hermanas en la
fe. Deseará lo mejor para ellos y perseverará en su amor (1 Corintios 13:4-8).
Testificar es compartir lo que usted ha experimentado. Como usted ya recibió a Cristo, puede decir a
otros cómo llegó a conocer a Cristo y cómo su vida ha sido cambiada. Su labor es testificar, no
argumentar. Todo aquel que tiene una relación vital con Jesucristo, puede ser un testigo de Él.
Cuando nuestra vida está llena del Señor Jesucristo, no podemos evitar compartirlo con quienes
tenemos contacto. Es privilegio y responsabilidad de cada cristiano, alcanzar a los demás con el mensaje
del Evangelio de Jesucristo (Mateo 28:18-20; Romanos 1:14-16; Hechos 1:8).
El testimonio personal es la única manera por la cual este mundo sabrá acerca de nuestro Señor. Muchos
inconversos nunca se salvarán, a menos que alguien llegue a su casa y comparta a Cristo con ellos.
Usted testifica tanto por lo que hace como por lo que dice. En el hogar, en el trabajo en la escuela, debe
haber algo en usted que lo hace diferente: bondad, amor, paciencia, honestidad, consideración, espíritu
cooperativo. Háblele a sus amigos y vecinos acerca de Cristo, quien hace su vida diferente.
EJERCITA
TU CEREBRO
Texto para memorizar
“Toda la Escritura es inspirad por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a
fin de que el hombre de Dios sea perfecto, eternamente preparado para toda buen obra”.
-2 Timoteo 3:16-17
Lee la parábola del sembrador (Marcos 4:1-20). Después de leer llenar el cuadro con lo que se te pide: Los
tipos de tierra y recuerda que cada tipo de tierra representa a un tipo de persona.
Escribe las dos grandes secciones de la Biblia y explica cómo son distintas pero complementarias.
EJERCITA
TU CEREBRO
Texto para memorizar
-Salmos 119:89
Lección 4
GANANDO A OTROS PARA LA FAMILIA DE DIOS
1. El hombre sin Dios está condenado eternamente y muerto espiritualmente (Romanos 3:23; 6:23).
2. Dios desea que todos los hombres sean salvos (1 Timoteo 2:1-5; 2 Pedro 3:9).
3. Dios nos ordena compartir nuestra fe (Mateo 28:18-20).
4. Es privilegio y responsabilidad de cada cristiano alcanzar a los demás con el mensaje del evangelio
(Hechos 1:8).
5. El compartir nuestra fe es uno de los frutos que debe darse en cada cristiano como resultado del
encuentro personal de Cristo (Juan 15:8; Hechos 26:12-18).
6. Cuando usted respondió la invitación de Dios a tener una relación personal de amor con El, Dios le
hizo su SOCIO. Dios también lo colocó en un cuerpo local o congregación local de cristianos. El
pueblo de Dios de cada congregación local es parte del Reino de Dios. En esta sociedad con Cristo
como Rey, usted quedó incluido en la MISIÓN de reconciliar a un mundo perdido con Dios.
Relacionarse con Cristo es participar con Él en SU MISIÓN.
Dios estableció cada iglesia como Cuerpo de Cristo, a modo de poder continuar su obra redentora en el
mundo. Dios puede tocar al mundo por medio de nosotros. Necesitamos ajustar nuestra vida a la
actividad de Dios en donde estamos.
II. EL PLAN DE SALVACIÓN: Presentación del Plan de Salvación a través de las CUATRO LEYES ESPIRI-
TUALES:
¿Por qué la mayoría de las personas no están experimentando esta vida en abundancia? Porque...
2. SEGUNDA LEY: "El hombre es pecador y está separado de Dios; por lo tanto, no puede conocer ni
experimentar el amor y el plan de Dios para su vida"
3. TERCERA LEY: “Jesucristo es la única provisión de Dios para el pecado del hombre. Sólo en Él
puede usted conocer y experimentar el Amor y el Plan de Dios para su vida".
Dios cruzó el abismo que nos separaba de Él al enviar ¿su Hijo Jesucristo a morir en la cruz en
nuestro lugar, llevando el castigo por nuestro pecado.
4. CUARTA LEY: "Debemos individualmente recibir a Jesucristo como Señor y Salvador, para poder
conocer y experimentar el amor y el Plan de Dios para nuestras vidas"
El recibir a Cristo comprende un cambio de actitud hacia Dios, confiar en Cristo para que Él entre a
nuestras vidas, perdone nuestros pecados y nos transforme en las personas que Él quiere que seamos.
El estar de acuerdo sólo intelectualmente que Jesucristo es el Hijo de Dios y que murió en la cruz por
nuestros pecados, no es suficiente. Revivimos a Cristo por la FE, como un acto de VOLUNTAD.
Usted puede recibir a Cristo ahora mismo por la fe, mediante una oración. Orar es hablar con Dios. La
siguiente oración se sugiere como guía:
¿Desea usted hacer esta oración ahora mismo y recibir a Cristo como su Señor y Salvador? Si es así,
haga esta oración y Cristo entrará a su vida según su promesa (Romanos 10:9,10; Apocalipsis 3:20)
Recordemos que el éxito al testificar es: compartir a Cristo en el poder del Espíritu Santo, dejando los
resultados a Dios. Los cuatro pasos o cuatro leyes del plan de salvación hay que presentarlos en un
diálogo natural.
1 Corintios 2: 1-2 ¿Por qué es tan importante predicar de “Jesucristo Crucificado”? ¿Cuál
es la importancia de la muerte de Jesús? ¿Por qué fue necesario morir en la cruz?
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Romanos 10:14 – Según este versículo ¿Por qué es necesario que prediquemos?
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Romanos 1:16 – Pablo insiste que no se avergüenza del evangelio. ¿Cuáles son algunas
razones por las que muchos están avergonzados de su fe?
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Una forma eficaz de evangelizar a otras personas es a través de nuestro testimonio.
Cuenta tu testimonio en 10 minutos. Anota los nombres de por lo menos cuatro
inconversos que conoces, con quienes podrías compartir tu testimonio.
Nombre
1
2
3
4
EJERCITA
TU CEREBRO
Texto para memorizar
“Por tanto, no te avergüences de dar testimonio de nuestro Señor, no de mí, preso suyo, sino participa de as
aflicciones por el evangelio según el poder de Dios” – 2 Timoteo 1:8
I. QUE ES LA IGLESIA:
En el Nuevo Testamento, la segunda parte de la Biblia, la palabra para referirse a IGLESIA es la palabra
griega Ekklesia. El significado de esta palabra es: Asamblea o Congregación. En el Nuevo Testamento es
usada para referirse a la comunidad a: cristianos de un determinado lugar, y en general, a todos los que
han creído en Jesucristo en todas partes.
1. La Iglesia Universal: Se refiere a todo el Cuerpo de Cristo en todo el mundo. Cuando usted recibió
al Señor Jesucristo pasó a ser parte de la gran familia de Dios, que es la Iglesia Universal.
La Iglesia es el Cuerpo espiritual de Cristo en el mundo. Por tal razón, es comparada a un cuerpo
humano (1 Corintios 12:27; Efesios 1:22-23, 5:23).
La Iglesia es: el organismo constituido por todas las personas que por medio del Evangelio de
Jesucristo han sido llamadas por Dios para Salvación, y que, habiendo respondido positivamente a
este llamado, viven en obediencia a los mandamientos de su Señor y Salvador Jesucristo. Le
siguen, le adoran, le sirven, le obedecen y le esperan.
2. La Iglesia Local: Es un grupo o congregación de cristianos que viven en una determinada región y
se reúnen generalmente en un templo o en otro lugar apropiado para orar, estudiar la Palabra,
alabar a Dios, tener comunión unos con otros y servir.
La Iglesia Local es parte del Cuerpo de Cristo en el mundo. En otras palabras, la Iglesia Universal
está compuesta por miles de grupos llamados Iglesias Locales.
En la Biblia hay varios ejemplos de iglesias locales. Veamos rápidamente dichos ejemplos: Hechos
2:46,47; Hechos 4:32,33; Romanos 16:5; 1 Corintios 16:19. Así que, cada verdadero cristiano debe
identificarse o comprometerse con una iglesia local y participar activamente como miembro de
ella.
B) Qué significa ser miembro de una Iglesia Local: La Iglesia es el cuerpo de Cristo, nosotros somos
los miembros. Así como el cuerpo humano tiene sus miembros, y cada miembro tiene su función
diferente pero útil, también nosotros debemos tener una función en el Cuerpo de Cristo y
pertenecer a una congregación local en donde podamos funcionar como miembros del Cuerpo
de Cristo.
Ser miembro de una iglesia local significa estar comprometido con una congregación cristiana
determinada, en donde se puede desarrollar el carácter cristiano y participar activa en el trabajo o
ministerio de la iglesia, demostrando lealtad, sujeción, compañerismo y servicio.
La iglesia local es como un hogar espiritual para el cristiano, en donde se le provee alimento
espiritual, protección, educación, corrección y desarrollo. Además, en nuestro hogar espiritual
vamos a ejercitarnos en el cumplimiento de nuestras responsabilidades como discípulos de Cristo
que somos, de tal modo que seamos discípulos fructíferos en el Reino de Dios.
Así como en la vida social no puede haber un crecimiento sano si no se pertenece a un hogar o
familia, también en la vida cristiana no habrá desarrollo si no estamos dispuestos a establecernos
seriamente en un hogar espiritual o iglesia local determinada.
No es una conducta sana ni honesta andar como cristianos aislados del Cuerpo de Cristo, sin
asumir un compromiso serio de servicio a Dios en una iglesia local. Aquel cristiano que no se
compromete en una iglesia local demuestra que no ha tornado en serio la vida cristiana porque
quiere andar suelto sin meterse a un programa de capacitación y trabajo, y sin sujetarse a las
autoridades espirituales que Dios ha establecido en la iglesia local. Además, no es manifestación
de madurez cristiana o de verdadera espiritualidad cuando el cristiano anda cambiando de iglesia
local, sin que existan razones verdaderamente válidas para hacerlo.
La promesa que hacemos de ser miembros fieles en una congregación local debemos cumplirla
como verdaderos discípulos de Cristo. Nunca debemos olvidar que es una promesa o pacto que
hacemos delante de nuestro Dios Todo poderoso. Como cristianos maduros debemos
mantenernos con fidelidad a las promesas o votos que hacemos (Mateo 5:33-37; Eclesiastés 5:4).
En nuestra iglesia, después del bautismo hay un acto que se llama "recepción de miembros"; en
donde el discípulo cristiano expresa públicamente su compromiso con la congregación local y con
el Cuerpo de Cristo.
C. Transferencia de Membresía:
Según el Manual de Gobierno y Disciplina de la Iglesia de Dios a nivel mundial, cuando un miembro
en plena comunión con la iglesia local se traslada a otro lugar, fuera de la jurisdicción de su iglesia,
se le debe de entregar una carta de recomendación, la cual solicitará el interesado de acuerdo con
Romanos 16:1,2. El nombre del miembro debe permanecer en la lista oficial de membresía de la
iglesia local hasta que se reciba una petición especial de transferencia.
Cuando algunos miembros de la iglesia local se ven obligados a cambiar de domicilio por su
empleo o trabajo secular, y se ubique definitivamente en otra ciudad o pueblo demasiado lejos
(no del templo sino más bien de la cobertura de los programas de la iglesia), haciéndose imposible
su participación en la congregación donde son miembros, el pastor puede concederles su
transferencia de membresía a una iglesia en donde puedan perseverar. Debemos notar que la
transferencia de membresía se realiza cuando hay razones de fuerza mayor, no es por un simple
capricho de los miembros. Además, la transferencia de membresía se hace para una iglesia de la
misma organización cristiana o denominación eclesiástica.
1. Se conserva:
2. Se pierde:
a) Por alejamiento de la Iglesia sin que el miembro indique a dónde va, ni busque
medio de comunicarse con ella.
Según el Manual de Gobierno y Disciplina de la Iglesia de Dios un miembro debe
ser excluido de la Iglesia de Dios por falta de asistencia regular a las actividades de
la iglesia de la cual es miembro, a menos que tenga una buena razón para faltar.
Hay que tomar nota que la razón para tal medida es solamente por una continua
ausencia; esto no implica el faltar algunas veces al culto por fuerza mayor.
b) Por unirse a grupos contrarios a la doctrina y orden, especialmente con aquellos
que se declaran adversarios. Los miembros de la iglesia local pueden ser amigos de
Como miembros de una Iglesia local somos parte importante del Cuerpo de Cristo en la tierra; y
tenemos grandes privilegios, pero también grandes responsabilidades, como las siguientes:
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2. ¿De qué manera puede la iglesia, como pueblo de Dios, dar a conocer las buenas
nuevas de salvación al mundo?
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3. Todos nosotros somos parte del cuerpo de Cristo, cada uno desarrolla una función
dentro de la iglesia. ¿Qué función crees que Dios te ha dado?
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EJERCITA
TU CEREBRO
Texto para memorizar
“Así que ya no sois extranjeros no advenedizos, sino conciudadanos de los santos, y miembros de la familia de Dios”
– Efesios 2:19
Llamamos ordenanzas a aquellas prácticas que la Iglesia desarrolla en su culto público en obediencia al
mandato de Cristo.
A. EL BAUTISMO EN AGUA:
Según la Palabra de Dios después de nuestra conversión a Cristo el siguiente paso es ser
bautizado en agua e involucrarse en el ministerio o trabajo de la iglesia local (Hechos 2:41,42).
El bautismo es un paso de obediencia al Señor y un testimonio público de la fe aceptada y de
lo que Cristo ha hecho en nosotros. Solamente las personas que ya se han convertido al Señor
pueden ser bautizadas. Las personas son bautizadas no rara convertirse en cristianas, sino
para dar testimonio de que ya son cristianos.
Los pasajes del Nuevo Testamento enseñan claramente que d bautismo debe hacerse por
inmersión (Mateo 3:16; Romanos 6:4; Colosenses 2:12).
En la Gran Comisión nuestro Señor mandó a sus discípulos bautizar en el nombre del Padre,
del Hijo y del Espíritu Santo Mateo 28:19).
Aquellos que participan de la Cena del Señor, están manifestando a Dios, a sí mismos y a otros, de
la confianza que tienen en la muerte eficaz de Cristo.
La Santa Cena fue instituida por el Señor Jesús y establecida como señal visible para ser observada
después de su muerte y en memoria de Él. (Lucas 22:19,20; 1 Corintios 11:23-26).
El pan y el vino fueron los elementos usados por nuestro Señor y los apóstoles. Los elementos son
únicamente simbólicos y no se convierten literalmente en la carne y la sangre de Cristo. El pan es
usado como un símbolo del cuerpo de Cristo y el vino como un símbolo de la sangre de Cristo.
(Mateo 26:26-29).
Así que, al participar de la Santa Cena, debemos recordar que Jesús ha cargado todas nuestras
culpas.
C. EL LAVATORIO DE PIES
Esta es una práctica que se realiza siguiendo el ejemplo de Cristo, y tiene como propósito
fomentar la obediencia, la humildad, el servicio y la comunión en el Cuerpo de Cristo (Juan 13:1-
15; 1 Timoteo 5:10).
El lavatorio de pies debe ser practicado reverentemente y sólo entre los miembros del mismo
sexo. Todos los hermanos que participen en la Santa Cena y en el lavatorio de pies deben
bautizados.
Cuando en la iglesia se celebra la cena del Señor y el lavatorio de pies, se anuncia con anticipación
a todos los miembros a fin de que se preparen y puedan participar adecuadamente.
La iglesia tiene la tarea de predicar y enseñar la Palabra de Dios a todas las personas, conducirlas
hacia la nueva vida en Cristo y capacitarlas e involucrarlas en el servicio cristiano de tal modo que
sean Cristianos fructíferos (Mateo 28:18,19; Hechos 1:8; 2 Timoteo 4:2).
La Gran Comisión o Tarea Suprema de la Iglesia, es una responsabilidad de todos. Dios quiere
salvar a todos los pecadores (1 Pedro 3:9), pero, para que ellos se arrepientan, tienen que oír las
buenas nuevas de la Salvación que es por medio de Jesucristo. En esa tarea debemos participar
todos los que hemos creído en Cristo.
La predicación del evangelio, en cualquier forma que se haga, no debe verse sólo como una
responsabilidad, sino como un gran privilegio; ya que al hacerlo, nos convertimos en "embajadores
en nombre de Cristo" (2 Corintios 5:20), para llevar al mundo la Palabra de la reconciliación; y en
colaboradores de Dios en el propósito de la salvación de la humanidad.
La evangelización de los perdidos requiere salir de los templos y buscarlos ahí donde ellos se
encuentran: en su lugar de residencia, trabajo o estudio.
Cuando Juan el Bautista bautizaba en el río Jordán, dijo al pueblo que le seguía: "Yo a la verdad os
bautizo en agua; pero viene uno más poderoso que yo,... El os bautizará en Espíritu Santo y fuego"
(Lucas 3:16). Dicha promesa fue confirmada por el mismo Señor al anunciar a sus discípulos que
después de su muerte y resurrección derramaría el Espíritu Santo sobre ellos, el cual les revestiría
del poder divino necesario para que realizaran eficazmente la obra de la predicación del evangelio
(Hechos 1:4-8).
El capítulo 2 del libro de los Hechos narra la manera como sucedió este suceso tan extraordinario
anunciado por Jesús y sus apóstoles. Se nos dice que todos los que estaban reunidos en el mismo
sentir fueron llenos del Espíritu Santo, manifestándose en ellos señales sobrenaturales de ese
prodigio (Hechos 2:1-4). Uno de los apóstoles dirigiéndose a la multitud que se había congregado,
les aseguró que esa promesa era para todos ellos y para todos los que seríamos llamados por Dios.
(Hechos 2:39).
El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad, la cual está formada por el Padre, el Hijo y el
Espíritu Santo, No es una sombra vaga ni tampoco es una fuerza impersonal o activa. Él es una
persona, igual en todo sentido al Padre y al Hijo. Posee todos los atributos divinos, tiene intelecto
infinito, voluntad y sentimientos (1 Corintios 2:11; 12:1; Romanos 15:30).
Es importante aclarar que el Espíritu Santo viene a morar con rodos los que han recibido a Cristo
como su Salvador desde el momento mismo de la conversión, pero eso no es el bautismo en el
Espíritu Santo prometido por el Señor. Todos aquellos que ya han recibido en sus vidas a Cristo y
anhelan servirle con todo su corazón, deben clamar a Dios por este don del bautismo en el Espíritu
Santo. Seguramente Él escuchará su oración y les concederá esa bendición (Lucas 11:13).
El principal propósito de este don es capacitar y equipar al cristiano con el poder de Dios para que
realice con eficiencia su servicio a Dios, y que, básicamente, sea un testigo dinámico y efectivo del
mensaje del evangelio de Jesucristo. Somos llamados a ser testigos de Cristo a todas las naciones,
empezando desde nuestra propia casa. Pero tal labor no sería posible, si no tenemos el respaldo
del Espíritu Santo de Dios en nosotros.
Muchos cristianos han entendido que el bautismo en el Espíritu Santo es sólo para hablar en otras
lenguas o para recibir dones prodigiosos. Pero no; Dios bautiza a sus hijos con el propósito
primordial de dotarlos de gracia y poder para la proclamación de su Palabra de Salvación (Hechos
1:8).
El Bautismo en el Espíritu Santo viene a desarrollar en nosotros el fruto del Espíritu (Gálatas 5: 22-
23), y abre la puerta para el impartimiento de dones espirituales que Dios tiene disponibles para
sus siervos (1 Corintios 12: 4-11).
4. Evidencias del Bautismo en el Espíritu Santo:
En varias partes de la Biblia se indica que la evidencia inicial y notoria de que una persona había
sido bautizada, era que comenzaba a hablar en otras lenguas (Hechos 2 4; 8: 14-17; 10:44-46;
19:6).
Si bien es cierto que hablar en otras lenguas como el Espíritu dirija a la persona es la evidencia
inicial del Bautismo en el Espíritu Santo, hay que enfatizar que no es la única. Una persona que ha
recibido el Bautismo en el Espíritu Santo lo manifestará en la calidad de servicio que rinda a Dios y
en el comportamiento que manifieste en la Iglesia y en la comunidad. Como una iglesia apegada
estrictamente a las Escrituras, nosotros enseñamos que el hablar en lenguas sigue siendo la
evidencia inicial de que un cristiano ha sido bautizado en el Espíritu Santo; y que una vida
comprometida en el servicio a Dios será el resultado posterior e inmediato de ese acto sobre
natural de Dios.
a) Ser salvo, ser hijo de Dios. El Bautismo en el Espíritu ir: es la promesa del Padre para sus
hijos, y éstos son solamente los nacidos de nuevo, los que han aceptado a Cristo (Juan
1:12-14).
b) Tener la motivación correcta. El Bautismo en el Espíritu Santo debe buscarse no para
sobresalir ni para lograr un cargo en la Iglesia o para cualquier otro propósito, sino para
alcanzar una vida cristiana y de servicio eficaz al Señor, con poder de lo alto, en todo lo
que Él demande (Hechos 1:8).
c) Tener fe. Recibirlo en un acto de fe, no de la mente .vi 7:38; Hebreos 11:6).
d) Orar sin cesar. Orar fervientemente por el favor divino, es la clave para recibir
bendiciones abundantes y las respuestas adecuadas a nuestras peticiones (Lucas 11:13).
e) Recibirlo como un regalo o don de Dios, con la seguridad de que Dios lo hará (Números
23:19).
Es nuestra responsabilidad mantenernos cada día llenos del Espíritu Santo (Efesios 5:18). Para
lograr esto, usted debe hacer lo siguiente:
a. Cultive una vida de oración y meditación en la Palabra (Mateo 4:4).
b. Guarde su vida sin pecado; busque cada día rendirse más y más a Dios, viviendo bajo el
señorío de Cristo (Romanos 12:1).
c. Viva una vida de obediencia a Dios (Juan 14:15).
d. No permita que su comunión con Dios se interrumpa por causa del pecado (1 Juan 1:9).
e. Sirva a Dios con un corazón dispuesto y por amor; recuerde que Dios le ha provisto el
poder del Espíritu Santo para que sea un testigo de Jesucristo y para que usted sirva
eficazmente en el Reino de Dios (Hechos 1:8).
f. Manténgase en comunión con los hermanos; no deje de asistir a las reuniones de la
Iglesia (Hebreos 10:25).
Dios es el Creador y, por lo tanto, dueño de todas las cosas (Salmos 24:1; 1 Crónicas 29:11).
Un mayordomo es una persona a la cual le ha sido dada autoridad sobre la propiedad de alguien con la
responsabilidad de administrar fielmente y hacer producir para el propietario.
Un mayordomo, entonces, es alguien que cuida y hace producir adecuadamente los bienes que no son de él
pero que están bajo su responsabilidad.
Es la responsabilidad que el cristiano tiene de administrar adecuadamente los recursos que Dios le ha
dado.
Los cristianos reconocemos que todo lo que somos y lo que tenemos es propiedad de Dios;
consecuentemente, lo debemos cuidar y usar según las normas del propietario, expuestas en las
Sagradas Escrituras, la Palabra de Dios. El espera que seamos fieles administradores (1 Corintios 4:2).
Los cristianos debemos honrar a Dios con todo nuestro ser (1 Corintios 6:20). Debemos rendir nuestra
vida cada día a Jesús, permitiendo que sea él quien domine todas las áreas de nuestra vida, y que ya no
A causa de que nuestra vida pertenece a Dios, tenemos la responsabilidad de guardarla en santidad; es
decir, apartarla de cualquier expresión de pecado y consagrarla para Dios (Romanos 12:1-2).
Todos los cristianos tienen la responsabilidad de ser buenos administradores del mensaje del evangelio
de Jesucristo. Debemos ser responsables en compartir el evangelio a todas personas (Mateo 28:18-20).
Hay que orar a Dios y pedirle que nos revista de poder para dar testimonio de Jesucristo.
La primera responsabilidad que se le da al ser humano es la de cuidar su propio cuerpo. Nuestro cuerpo
es el templo del Espíritu de Dios (1 Corintios 3:16,17; 6:19,20; romanos 6:12,13).
Somos responsables de velar por la salud de nuestro cuerpo; consecuentemente, debemos de evitar
todo aquello que ponga en riesgo nuestra salud física y nuestra salud mental.
El cuerpo no se desgasta por el uso, sino que se deteriora por el abandono. Las personas que hacen
ejercicio con cierta regularidad, viven más y saludablemente.
Debemos tener cuidado con nuestra alimentación. El comer con exceso es dañino
para las personas, principalmente para aquellos de edad avanzada (Romanos
13:13).
Hay que dormir lo necesario (7-8 horas diarias). Dormir poco disminuye la
resistencia hacia una gran variedad de enfermedades.
Como buenos administradores debemos sacar el máximo provecho de nuestro tiempo, tanto para el
trabajo como para el descanso (Efesios 5:16; Colosenses 4:5).
Todos disponemos de la misma cantidad de tiempo al día, 24 horas, ni más ni menos; 168 horas a la
semana; 720 horas al mes; 8,640 horas al año. Sin embargo hay algunas personas a quienes les alcanza el
tiempo para todo, y por el contrario hay otras a quienes no les queda tiempo para nada; la razón es la
forma en que se administra el tiempo.
Los cristianos debemos ser las personas que mejor distribuyen y administran el
tiempo. Hay un viejo refrán, que dice: "el tiempo es oro", sin embargo, más que oro,
el tiempo es vida. Si usted pierde el tiempo, usted pierde la vida.
Debemos dedicar el tiempo específico para trabajar, estudiar algo beneficioso, descansar lo necesario,
convivir con la familia, reunimos para adorar a Dios, servir a Dios y estar a solas con Dios, orando y
leyendo su Palabra.
Todos los seres humanos tenemos habilidades naturales que hemos recibido de Dios (Santiago 1:17).
Estas habilidades o capacidades humanas debemos ponerlas al servicio de Dios en primer lugar. De esta
manera, al mismo tiempo que estamos contribuyendo con la extensión del reino de Dios, estamos dando
lugar para que las bendiciones de Dios vengan a nosotros.
Los dones espirituales son aquellas capacidades sobrenaturales que el Espíritu Santo derrama sobre los
cristianos, para que sean usados poderosamente en la edificación de la Iglesia y la predicación del
evangelio. Los dones del Espíritu Santo son capacidades sobrenaturales para el servicio.
Los dones espirituales no se reciben por voluntad propia, sino por voluntad y poder del Espíritu Santo.
Los dones son distribuidos a discreción del Espíritu. No todos los miembros de la iglesia reciben
capacidades similares; hay diversidad de dones en la iglesia (1 Corintios 12:4-11).
El bautismo en el Espíritu Santo abre la puerta para el impartimiento de los dones espirituales que Dios
tiene disponibles para sus hijos.
Debemos recordar que el bautismo en el Espíritu Santo es el acto divino mediante el cual el Espíritu
Santo llena de poder sobrenatural al cristiano, y lo capacita adecuadamente para el servicio en la iglesia.
El bautismo en el Espíritu Santo es poder para testificar con poder.
Así que, la capacitación que el cristiano recibe en el bautismo en el Espíritu Santo es una capacitación o
dotación general; pero, a través de los dones del Espíritu, el cristiano recibe una capacitación específica;
o sea que el cristiano es capacitado en una área específica de las muchas en que el poder del Espíritu
Santo puede manifestarse. De tal modo que los dones del Espíritu Santo son dotaciones o capacidades
específicas sobrenaturales que el cristiano recibe de Dios. Si hay diversidad de dones, es para que el
poder del Espíritu Santo se manifieste de diferente forma para beneficio de toda la iglesia, y para dar
testimonio del poder de Dios a los no cristianos.
El cristiano tiene la responsabilidad de administrar apropiadamente los dones espirituales que Dios le ha
dado. Los dones no son para promover, idolatrar o exaltar a las personas que los tienen; no es la
persona, sino los dones del Espíritu Santo a través de la persona. El cristiano solo es un canal o
instrumento que el poder de Dios usa para la edificación de la iglesia y para la predicación del evangelio.
Entonces la gloria no es para el cristiano sino para Dios.
Dios en su misericordia provee siempre para nuestras necesidades; ya sea que nuestros ingresos
provengan de un empleo, un negocio o cualquier otra fuente honrada, debemos siempre tener presente
que todo eso proviene de Dios, quien es el dueño del oro y de la plata (Hageo 2:8). Pero, también
debemos entender que sólo somos mayordomos para administrar ese dinero; por lo tanto, debemos
hacerlo con prudencia, poniendo siempre aparte lo que debemos devolver a Dios de eso que recibimos,
y utilizando el resto con sabiduría.
En 1 Crónicas 29:14 dice que damos a Dios de lo que hemos recibido de Él. De modo
que todas nuestras posesiones son realmente de Dios y debemos ponerlas a su
servicio.
Los cristianos tenemos la responsabilidad de hacer uso sabio del dinero. No debemos
poner nuestro corazón en las cosas materiales (Mateo 6:19-21; 1 Timoteo 6:10,16-19).
La sencillez es lo único que puede orientar adecuadamente nuestra vida, de tal modo que disfrutemos
genuina-mente nuestras posesiones sin destruirnos.
La sencillez es la disciplina que nos enseña y ayuda a colocar las posesiones materiales en la perspectiva
correcta. Esto implica tres cosas: 1) Reconocimiento de que lo que tenemos es un regalo de Dios; 2)
Confianza en Dios para el cuidado de lo que tenemos y 3) Disposición de ayudar a los necesitados.
La sencillez, entonces, es una disciplina que orienta adecuadamente la prosperidad que Dios nos da, y
evita que nos convirtamos en orgullosos y vanidosos.
Un cristiano debe evitar gastar más allá de su nivel de ingresos y contraer deudas por artículos que no
sean indispensables. Todos debemos usar un presupuesto mensual, personal o familiar y apegarnos al
mismo con disciplina.
Las virtudes del ahorro y la sencillez son honrosas, mientras que el despilfarro y la arrogancia son
radicalmente prohibidas en las Sagradas Escrituras (Isaías 55:2; Mateo 6:19-21).
2. El Diezmo:
a. ¿Qué es el diezmo?: El diezmo es la décima parte de todos nuestros ingresos, sea en dinero, en
granos, en ganado o en otro fruto.
b. ¿A quién pertenece el diezmo?: El diezmo pertenece a Dios (Hebreos 7:6-9; Génesis 28:20-22;
Levítico 27:30, 32; Malaquías 3:8,9). Diezmar es, entonces dar al Señor lo que es del Señor y
quedarnos con lo que el Señor ha autorizado que sea para nosotros.
e. ¿Para qué pide Dios el diezmo?: El diezmo fue establecido por Dios para nuestra propia bendición.
Ya que la regla de oro respecto a las finanzas dice que es necesario dar para poder recibir (Lucas
6:38). Dios promete bendiciones sobreabundantes a quienes somos fieles en esta área de nuestra
vida cristiana (Malaquías 3:10-12).
Esta es la práctica cristiana más atacada por los incrédulos a quienes el diablo usa ya que él sabe
que si los cristianos no aprenden a dar, serán privados de las grandes bendiciones económicas que
Dios ha prometido a sus hijos. El enemigo quiere vernos en la miseria, pero Dios ha establecido el
procedimiento, a través de los diezmos y las ofrendas, para que vivamos en prosperidad.
Prosperidad es tener lo necesario para suplir nuestras necesidades y un poco más para compartir a
los necesitados (2 Corintios 9:8).
f. Para qué sirve el diezmo: El diezmo que damos en obediencia a la palabra de Dios, es usado para
el sostenimiento del pastor o del equipo pastoral de la iglesia local (Mateo 10:7-10; 1 Corintios
9:7-14; 1 Timoteo 5:18).
3. Las Ofrendas.
a. ¿Qué es la ofrenda?: La ofrenda es la entrega a Dios de nuestro dinero o bienes materiales para
satisfacer cualquier necesidad en la obra de Dios, la iglesia.
c. ¿Para quién es la ofrenda?: La ofrenda es para Dios (Éxodo 35:4-9; 1 Crónicas 29:9, 16, 17).
La Biblia y la experiencia cristiana fieles nos dicen que Dios es fiel y justo en bendecir a los que con
fidelidad y generosidad dan para la obra de Dios (Proverbios 3:9-10; Malaquías 3:10-12; Hechos 20:35; 2
Corintios 9:7,8; Filipenses 4:19).
I. DECLARACIÓN DE FE:
La declaración de Fe es: La expresión o declaración de las verdades bíblicas sobre las cuales la Iglesia de Dios
fundamenta su fe. En otras palabras, es nuestro "CREDO"; o sea, la declaración firme, breve y concreta de lo
que nosotros creemos como Iglesia de Dios, a diferencia de otros.
CREEMOS:
Los Principios Prácticos nos indican, a la luz de la Biblia, cómo debemos vivir en la Iglesia, en la familia y en
la sociedad.
El Cristiano debe ser luz en el mundo. Esto implica un estilo de vida que sirva de ejemplo a los demás. Los
Principios Prácticos incluyen siete áreas:
I. EJEMPLO ESPIRITUAL
1. A través de la oración expresamos nuestra confianza en Jehová Dios, el dador de todas las cosas
buenas, y reconocemos nuestra dependencia en Él para suplir nuestras necesidades y las de otros
(Mateo 6:5-15, Lucas 11:1-13; Santiago 5:13-18).
2. A través de la adoración, tanto pública como privada, alabamos a Dios, tenemos comunión con Él y
recibimos diariamente enriquecimiento espiritual y crecimiento en la gracia.
3. A través del ayuno podemos acercarnos a Dios, meditar en la pasión de Jesucristo y disciplinarnos
para vivir bajo el control del Espíritu Santo en todos los aspectos de nuestra vida (Mateo 6:16-18,
9:14-17, Hechos 14:23).
4. Por medio de la confesión de nuestros pecados a Dios tenemos asegurado el perdón divino (1 Juan
1:9-2:2). El compartir nuestra confesión con otros creyentes da la oportunidad de pedir la oración y
apoyarnos mutuamente a llevar nuestras cargas (Gálatas 6:2; Santiago 5:16).
5. Por medio de la meditación y el estudio de la Palabra de Dios fortalecemos nuestro crecimiento
espiritual y nos preparamos para guiar e instruir a otros en las verdades bíblicas (Josué 1:8; Salmos
1:2; 2 Timoteo 2:15, 23-26).
La vida del discipulado cristiano implica el cumplimiento de nuestros deberes hacia el cuerpo de Cristo.
1. Debemos reunirnos constantemente con otros miembros de la iglesia con el propósito de magnificar
y alabar a Dios y escuchar su Palabra (Mateo 18:20; Juan 4:23; Hechos 2:42, 46,47; 12:24; Hebreos
10:25).
2. El domingo es el día cristiano de adoración. Como día del Señor, el domingo conmemora la
resurrección de Cristo de entre los muertos y debe utilizarse primordialmente para la adoración, la
confraternidad, el servicio cristiano, la enseñanza, la evangelización y la proclamación de la Palabra
(Mateo 28:1; Hechos 20:7; Romanos 14:5,6; 1 Colosenses 2:16,17).
3. Debemos proveer para las necesidades financieras de la iglesia a través de nuestros diezmos y
ofrendas (Malaquías 3:10; Mateo 23:23; 1 Corintios 16:2; 2 Corintios 8:1-24; 9:1-15).
4. Es nuestro deber respetar y someternos a aquellos que el Señor ha puesto sobre nosotros en la iglesia
(1 Tesalonicenses 5:12,13; Hebreos 13:7,17).
1. Las virtudes del ahorro y la sencillez son honrosas, mientras que el despilfarro y la
ostentación son solemnemente prohibidas en las Escrituras (Isaías 55:2; Mateo 6:19-23).
2. El vivir una vida piadosa y sobria requiere el uso sabio y frugal de nuestras bendiciones
temporales, incluyendo el tiempo, talento y dinero.
3. Como buenos administradores debemos sacar el máximo provecho de nuestro tiempo, tanto para
esparcimiento como para trabajar. El mal uso del tiempo degrada; pero cuando el tiempo se utiliza
en forma constructiva, experimentamos renovación interna. (1 Timoteo 5:13; 2 Tesalonicenses 3:6-
13; Efesios 5:16; Colosenses 4:5).
4. Todo nuestro trabajo y diversión deben honrar el nombre de Dios (1 Corintios 10:31).
5. Como buenos mayordomos debemos utilizar bien nuestros dones espirituales, así como nuestros
talentos naturales, para la gloria de Dios (Romanos 12:3-8; 1 Corintios 12:1-11, 27-31; Efesios 4:11-
16; 1 Pedro 4:9-11).
6. Como buenos mayordomos debemos reconocer que el uso sabio del dinero es parte esencial de la
economía de la vida del cristiano. Dios nos ha encomendado bendiciones temporales para que
cuidemos de ellas (Mateo 7:11, Santiago 1:17).
1. Nuestro cuerpo es el templo del Espíritu Santo, por lo cual debemos usarlo para la gloria
de Dios (Romanos 12:1-2; 1 Corintios 6:19,20; 10:31).
2. Debemos andar en el Espíritu y no satisfacer los deseos de la carne. La Escritura contiene varios pasajes
con ejemplos de una conducta carnal que no glorifica a Dios (Gálatas 5:16; Romanos 1:24; 1 Corintios
6:9,10; Gálatas 5:19-21; Apocalipsis 21:8). Las prácticas pecaminosas más prominentes que aparecen en
esos pasajes incluyen: la homosexualidad, el adulterio, actitudes mundanas (como el odio, la envidia, y
los celos), comunicación corrupta (como el chisme, el estallido de emociones iracundas, y las palabras
sucias), robo, asesinatos, borracheras, y brujería. La brujería tiene que ver con prácticas de ocultismo,
las cuales son prohibidas por Dios y conducen a la adoración de Satanás.
1. El cristiano debe usar su tiempo libre en actividades que edifiquen tanto al individuo como al cuerpo
de Cristo (Romanos 6:13; 1 Corintios 10:31,32).
2. Debemos evitar prácticas y lugares mundanos. Consecuentemente, un cristiano no debe participar
en ningún tipo de entretenimiento que apele a la naturaleza carnal y traiga descrédito al testimonio
cristiano. (2 Corintios 6:17; 1 Tesalonicenses 5:21, 22; 1 Juan 2:15-17).
1. El cristiano debe ser una persona confiable y de palabra. Jurar es contrario a la confiabilidad del
cristiano, por lo tanto debe evitarse (Mateo 5:37; 1 Pedro 2:11,12; Mateo 5:34-37; Santiago 5:12).
2. Cristo enseñó, por precepto y ejemplo, que debemos amar a nuestros enemigos y dar la preferencia
a nuestro prójimo (Mateo 5:43-48; Romanos 12:10; Filipenses 2:3; 1 Juan 3:16).
3. Debemos comportarnos de tal manera que nuestra conducta lleve a otros a Cristo (Mateo 5:16; 1
Corintios 11:1).
1. El distintivo de la vida en Cristo es el amor por otros (Juan 13:34,35; 15:9-13; 1 Juan 4:7-11).
2. En su relación con el Padre, Jesús mostró su misión. En su relación con otros, demostró aceptación,
compasión y perdón (Lucas 22:42; Juan 4:34; 5:30; 8:11; Mateo 9:36; Marcos 6:34; Mateo 9:2; Lucas
5:20).
3. No podemos llevar el Fruto del Espíritu y manifestar el carácter de Cristo si no estamos
espiritualmente unidos a Él y sin tener la semilla de la Palabra sembrada en nuestro corazón (Juan
15:4,5; 15:3; 1 Pedro 1:22, 23).
1. La familia es la unidad básica de las relaciones humanas y como tal es indispensable, tanto para la
sociedad como para la Iglesia (Génesis 2:18-24).
2. El origen divino de la familia y su carácter institucional exigen que se le ministre con prioridad, tanto
desde el punto de vista personal como colectivo.
3. La práctica de las disciplinas y virtudes cristianas debe empezar en el hogar; por lo tanto, la familia
cristiana debe establecer un plan para los devocionales familiares y proveer una atmósfera cristiana
en el hogar (Deuteronomio 6:6,7; 1 Timoteo 3:3,4; 5:8).
1. El matrimonio es ordenado por Dios y es un acto de unión espiritual en el que un hombre y una
1. Cuando Dios creó al hombre, varón y hembra los creó. Los dotó con características diferentes y les
dio responsabilidades diferentes (Génesis 1:27; 1 Corintios 11:14,15; 1 Pedro 3:7; Génesis 3:16-19; 1
Pedro 3:1-7).
2. En el orden bíblico, el esposo es la cabeza del hogar (Efesios 5:22-31; Colosenses 3:18, 19).
3. Los padres deben criar y disciplinar a sus hijos y éstos deben honrar a sus padres (Efesios 6:4;
Colosenses 3:21; Éxodo 20:12; Efesios 6:1-3; Colosenses 3:20).
4. Para que haya armonía en el hogar debe observarse el orden bíblico de responsabilidades.
V. TEMPLANZA EN LA CONDUCTA.
A. Practicando la templanza.
1. Una de las virtudes cristianas cardinales es la templanza o dominio propio. Se encuentra en la lista
del Espíritu (1 Corintios 9:25; Tito 1:8; 2:2; Gálatas 5:23).
2. Se nos amonesta a ser moderados y equilibrados en nuestra conducta (Filipenses 4:5).
3. La Escritura indica que tenemos la prerrogativa de controlar nuestro pensamiento, nuestro enojo y
nuestro hablar (Filipenses 4:8; Efesios 4:29; Colosenses 3:8).
4. El ejercicio del dominio propio refleja el poder de Dios en nuestra vida (1 Corintios 9:27; 2 Pedro
1:5-11).
1. La Biblia enseña claramente que debemos ser sensibles a las necesidades y los sentimientos de los
demás, como una demostración de nuestro amor por ellos (Mateo 22:39; Romanos 12:9-21; 13:10;
Filipenses 2:3-5).
1. Uno de los beneficios principales de nuestra libertad en Cristo es la facultad que tenemos de
dominar los impulsos negativos (Juan 8:32, 36; Romanos 6:1-4; 8:2).
2. Se nos aconseja no volver a quedar bajo el yugo de esclavitud (Gálatas 5:1).
3. Por lo tanto, un cristiano debe abstenerse totalmente de toda bebida alcohólica y de cualquier
substancia química que forme hábito y altere el ánimo. Se debe evitar el uso del tabaco en cualquier
forma, la marihuana y cualquier otra substancia que cause adicción.
4. Debemos también abstenernos de actividades como los juegos de azar y la glotonería, los cuales
profanan el cuerpo, que es el templo de Dios; o que dominan y esclavizan el espíritu que ha sido
libertado en Cristo (Proverbios 20:1; 23:20-35; Isaías 28:7; 1 Corintios 3:17; 5:11; 6:10; 2 Corintios
7:1; Santiago 1:21).
"Por tanto, es necesario que con más diligencia atendamos a las cosas que hemos oído, no sea que nos
deslicemos". Hebreos 2:1.
"Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de
todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,
puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la
cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios". Hebreos 12:28.
JESUCRISTO ES EL SEÑOR
Estimados hermanos reconozcan que al presentarse hoy ante esta santa congregación para ser admitidos
como miembros de esta amada Iglesia, es un solemne privilegio que viene de nuestro Señor, levanten su
mano derecha a la altura del hombro y respondan con un amen a las siguientes preguntas:
1. ¿Confiesan ustedes haber recibido al Señor Jesucristo como su único y suficiente Salvador?
2. ¿Prometen ustedes caminar a la luz de las enseñanzas de la palara de Dios tal y como es
enseñado por nuestro sistema de Enseñanza, Gobierno y Doctrina?
3. ¿Prometen ustedes sostener a esta su amada Iglesia por medio de su fidelidad y servicio a
través de sus Diezmos y Ofrendas y su involucramiento en los diversos ministerios de la misma?
4. ¿Promete usted someterse a la Disciplina y Dirección de los que le presidirán en el Señor?
5. Les animó a permanecer firmes en el Señor y amar y ser fieles a Dios y a su amada Iglesia