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Número Especial
DE S ASTR E S
Comité Editorial
Ximena Sánchez, Universidad de Playa Ancha, Chile.
Alain Basail, Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, México.
Ximena Valdés, Centro de Estudios para el Desarrollo de la Mujer, CEDEM-Chile.
Marisol Facuse, Universidad de Chile, Chile.
Claudio Duarte, Universidad de Chile, Chile.
Abraham Santibáñez, Colegio de Periodistas de Chile.
Alejandra Brito, Universidad de Concepción, Chile.
Hugo Olea, Universidad de Concepción, Chile.
Bernardo Castro, Universidad de Concepción, Chile.
Jorge Rojas H., Universidad de Concepción, Chile.
D i r ec t o r
Manuel Antonio Baeza R., mbaeza@udec.cl
Secretario Ejecutivo
Robinson Torres Salinas, robtorre@udec.cl
19/ 2010
2do Semestre
Sociedad Hoy
Departamento de Sociología y Antropología • Universidad de Concepción • Chile
5 Presentación
7 Prólogo
ARTÍCULOS
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Alain Musset. “Vulnerabilidad social, cultura del riesgo y resiliencia: Concepción (Chile) entre dos terremotos
(1751-1835)”. Conferencia dictada en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Concepción, 28 de
septiembre de 2010.
5
aún están en deuda, ya que la lección dejada por esta catástrofe fue que aún no
existen explicaciones científicas, ni menos aún políticas públicas, que aborden los
aspectos múltiples del fenómeno, tanto antes, durante, como después del evento.
Sin embargo, la experiencia del desastre ha sido un aprendizaje social de país. De
esta experiencia resta ahora sacar las lecciones del caso y así estar mejor preparados
para futuros terremotos y maremotos. Porque si hay alguna certeza dentro de toda
la incertidumbre y caos social que trajo consigo el terremoto del bicentenario, es
que estos desastres seguirán ocurriendo a futuro en Chile.
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PrÓLOGO
Sociedad Hoy 19: 7-9, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512
7
Sociedad Hoy 17: 5-9, 2do Sem. 2009 ISSN 0717-3512 Prólogo
Los siguientes artículos tratan sobre los impactos sociales y económicos del
terremoto. Bajo el concepto de los “imaginarios sociales”, el sociólogo Manuel
Antonio Baeza reflexiona sobre la “destrucción social” que súbitamente surgió
en los días posteriores al terremoto, que se expresó en saqueos de la población al
comercio establecido en diversas ciudades afectadas por el desastre, la autodefensa
de pobladores contra amenazas externas de vecinos, así como también las diversas
estrategias de solidaridad y defensa de las propiedades surgidas durante los tres
días posteriores al terremoto. Por su parte, los economistas Jorge Dresdner y
Kirsten Sehnbruch exponen la “destrucción económica” causada por el terremoto,
focalizando su análisis en el mercado laboral de la Región del Bíobío. Los autores
sostienen, con razón, que en Chile no existen políticas públicas preventivas que
ayuden a enfrentar de manera adecuada situaciones tipo shock, en ninguna área,
incluida la de los desastres por terremoto. Junto con describir la precaria situación
laboral de los trabajadores y de proponer una metodología para evaluar los impactos
económicos del terremoto en el mercado laboral de la Región del Bíobío, los autores
esbozan una propuesta de políticas públicas sustentada en derechos universales y
garantías explícitas, que eventualmente podrían ayudar a atenuar los impactos de
futuras situaciones extremas, como la suscitada por el terremoto 2010.
El terremoto provocó también “destrucción patrimonial” a lo largo de las zonas
afectadas. Monumentos naturales e históricos fueron destruidos por el movimiento
sísmico. Desde la perspectiva antropólogica, el artículo de Edgar Gaytan se ocupa
de la destrucción del Cementerio Parroquial de la comuna de Penco (Región
del Bíobío), y de las implicancias afectivas que ello produjo en los familiares la
remoción de tumbas, agravada por la falta de respuesta inmediata para reparar
el cementerio, quedando restos dispersos en el medio. Al igual que respecto del
desastre económico y social, el autor deja constancia que en esta delicada área no
existen políticas públicas expresadas en protocolos de intervención que ayuden a
enfrentar de manera sistemática estas situaciones de desastre.
Los últimos dos artículos de corte sociológico constituyen importantes
aportes analíticos, ya que, si bien parten del análisis de la destrucción y de los
impactos sociales, en su desarrollo van dando paso a propuestas relacionadas con
la reconstrucción. El artículo de Jorge Rojas Hernández, además de abordar la
debilidad institucional post-terremoto, emprende un abordaje sociológico de
los impactos en la convivencia humana de los desastres naturales, de sus causas
y consecuencias sociales. En ese sentido, este artículo busca definir un marco
conceptual que bien podría ser considerado en futuras investigaciones sobre
el tema. Partiendo de la teoría crítica profundiza en el concepto de comunidad
humana como el sustento básico de la vida en sociedad, es decir, como un refugio
de sociabilidad y protección desde la cual enfrentar con mejores condiciones
las críticas situaciones de un desastre, tanto en los momentos inmediatos como
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Sociedad Hoy 17: 5-9, 2do Sem. 2009 ISSN 0717-3512 Prólogo
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ARTÍCULos
Sociedad Hoy 19: 11-32, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512
Resumen
Se estudian 11 casos de procesos de remoción en masa (PRM) co-sísmicos producidos por el mega-
terremoto 8.8 Mw del 27/F, en el litoral de Concepción, Región del Biobío (Chile). Se caracterizan
y evalúan morfométricamente en terreno y se estudian los factores condicionantes de peligrosidad
(pendientes, litología, manejo de laderas, uso del suelo, etc.). La vulnerabilidad de la construcción
se evaluó mediante observación directa y a través de datos aportados por los residentes y las mu-
nicipalidades respectivas. Los tipos de PRM identificados fueron: PRM mixtos, deslizamientos,
desprendimientos de roca y suelo y PRM por falta de confinamiento lateral y licuación del suelo. El
40% de los eventos se ha producido en áreas con afloramiento de rocas graníticas y el otro 40% en
rocas sedimentarias, con manteos de hasta 40ºNW y juegos de falla con manteos principalmente
hacia el E; ambas meteorizadas y humectadas. Todas las remociones en masa observadas tienen di-
mensiones reducidas, con perímetros de 9 a 65m de longitud, volúmenes ≤ 5000 m3 y un alcance
horizontal entre 10 a 30m. Estos resultados son consistentes con las ideas planteadas por Antinao
& Gossen (2009) y Ren & Lin (2010) acerca de que los grandes sismos por subducción generan
sólo pequeños deslizamientos. Sin embargo, aunque pequeños, estos PRM han sido numerosos, han
afectado a sectores vulnerables de la población, han bloqueado vías de comunicación y perturbado
ecosistemas lacustres.
Palabras clave: Procesos de remoción en masa co-sísmicos, desastre natural, riesgo natural, terremo-
to de Concepción 2010, deslizamientos, geomorfología.
Abstract
We studied 11 cases of mass removal processes (PRM) co- seismic produced by mega-earthquake
8.8 Mw of 27/F on the coast of Concepción, Biobío Region (Chile). They are characterized and
evaluated morphometrically in the fieldwork and discusses the determinants of hazard (pend-
ing, lithology, slope management, land use, etc.). The vulnerability of the building was assessed
by direct observation and through data provided by residents and the respective municipalities.
PRM types identified were the following: mixed PRM, landslides, landslides of rock and soil and
PRM for lack of lateral confinement and soil liquefaction. The 40% of events occurred in areas with
1
Dra. en Geografía, Centro de Ciencias Ambientales EULA-Chile, Universidad de Concepción. Concepción,
Chile. E-mail: mmardone @udec.cl
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Sociedad Hoy 19: 11-31, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512 Procesos de remoción... / M. Mardones
granite outcrop and the other 40% in sedimentary rocks, with a dip of 40 degrees NW and games
with cloaks failure mainly to the E, both weathered and moist. All the mass removals observed have
reduced dimensions, with perimeters of 9 to 65m in length, volumes ≤ 5000 m3 and a horizontal
range of 10 to 30m. These results are consistent with the ideas raised by Antinao & Gossen (2009)
and Ren & Lin (2010) regarding to the large subduction earthquakes generate only small landslides.
However, although small, these PRM have been numerous, they have affected vulnerable popula-
tion sectors, they have blocked roads and disrupted lake ecosystems.
Keywords: Mass removal processes co-seismic, natural disaster, natural hazard, earthquake Concep-
ción 2010, landslides, geomorphology.
Introducción
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Objetivos y métodos
El área de estudio se sitúa en la zona costera de la región del Biobío, entre los
36º58’ S y los 36º53’S de latitud (Fig. 1). Desde el punto de vista geomorfológico,
las unidades mayores del relieve costero han sido formadas por la tectónica de falla
del Terciario Superior, que ha originado una estructura de bloques (penínsulas) y
fosas (llanuras). En las ciudades de Concepción y Talcahuano, la llanura arenosa
está enmarcada por escarpes de falla que limitan la Cordillera de la Costa consti-
tuida por roca granítica paleozoica al E y las penínsulas de Tumbes y Hualpén al
W, labradas en rocas metamórficas, también de edad paleozoica. Al interior de esta
llanura, emergen cerros isla estructurados en rocas sedimentarias (lutitas, areniscas,
conglomerados, etc.) de edad cretásica a terciaria; ellos son los cerros La Pólvora,
Chacabuco, Chepe, San Miguel, Cosmito y la U, cuyos estratos rocosos se encuen-
tran fallados y basculados por la tectónica. Las abruptas pendientes topográficas de
estos escarpes de falla (> 20º) y la intensa meteorización de los afloramientos ro-
cosos debido a la humedad del clima, son factores que contribuyen a la ocurrencia
de PRM.
La llanura está conformada por arenas basálticas aportadas por el volcán Antu-
co, a través de los ríos Laja-Biobío. El depósito de estos sedimentos se ha realizado
en un ambiente deltaico. Resultado de este ambiente es la construcción de peque-
ños lagos y paleocanales del río Biobío abandonados en dirección hacia las bahías
de Concepción y San Vicente, cuyos estuarios de Rocuant y Lenga respectivamente
fueron obstruidos y transformados en pantanos litorales por la construcción de
flechas litorales y dunas. Estos sectores bajos (humedales) han sido artificialmente
rellenados y utilizados para la expansión de la ciudad.
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Resultados
El hipocentro del terremoto de magnitud 8.8 Mw del 27F del 2010 se localizó en
el mar a 36º17’23’’ de latitud sur y 73º14’20’’ de longitud oeste, a una profun-
didad aproximada de 30 km (Servicio Sismológico de la Universidad de Chile).
Concepción se sitúa a una distancia de 150 km del epicentro. El evento sísmico
generó variados tipos de PRM entre los que destacan desprendimientos de roca y
de suelo (derrumbes), deslizamientos de riberas por falta de confinamiento lateral
y deslizamientos mixtos. Los sitios analizados están representados en la Fig. 2 y sus
características en la Tabla 3. A continuación se analizarán algunos ejemplos de los
tipos de PRM más frecuentemente observados.
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Tabla 3. PRM co-sísmicos evaluados en el litoral de Concepción, detonados por el terremoto 8.8
Mw del 27F del 2010.
Localidad LocalizaciónWGS84 Altitud L.P Pº Pem Hm Hco Li CoH CoT AlcR Vm3 E Vu TPRM
en m
18H base
Prom- 8-40 31 48 27* 42* 16 40%1 >50%2 >703 2-32 28- 5-37 A D
rango – 3100
Localidad: 1. Cerro Caracol; 2. Pedro de Valdivia; 3. Camino a Chiguayante; 4. Cerro Lo Galindo; 5. Cerro Lo Pequén;
6. Denavi Sur; 7. Los Bagres; 8. Caleta Cocholgüe; 9. Cerro Zaror; 10. Cerro San Martín; 11. Laguna Lo Galindo.
Características: L.P: longitud de pendiente en m; Pº: pendiente en grados; Pem: perímetro de corona en m; Hm: altura
del escarpe remocionado en m; Hco: altura de la corona en m; Li: litología del escarpe; g.m granito meteorizado; a/g: are-
niscas sobre granito; a/: areniscas y lutitas; f.m: filitas metorizadas; a/c: areniscas y conglomerados.1el 40% de los eventos
se ha registrado en áreas con afloramiento de granito y arenisca.2Más del 50% de los eventos se ha registrado en suelos
húmedos.3 > del 70% de las laderas afectadas por PRM estaban sometidas a alguna deformación tectónica que facilitó el
desplazamiento. CoH: condiciones hidrológicas; s: seco; h: húmedo; CoT: condiciones tectónicas; f: falla; s/d: sin datos;
m: manteo; AlcR: alcance horizontal de la remoción; Vm3: volumen en metros cúbicos; E: exposición en número de
personas o infraestructura, V: vía; s/h: sin habitantes; H: hospital; P: parque; Vu: vulnerabilidad, B: baja, A: alta; TPRM:
tipo de proceso de remoción en masa. D: desprendimiento; DR: deslizamiento rotacional; PRMM: proceso de remoción
en masa mixto; CR: caída de rocas; DS: deslizamiento por falta de confinamiento lateral. *Se descarta localidad 11.
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ladera y se transforman en un flujo de barro al llegar al pie del talud. Este tipo de
proceso se observó en una rinconada con exposición SSE del Cerro Denavi Sur,
sobre afloramientos meteorizados de la Formación Quiriquina, conformados por
areniscas media a fina, arcilla inconsolidada y una capa de suelo limo-arcilloso. El
sismo del 27F reactivó en este lugar deslizamientos anteriores a espaldas de un con-
junto habitacional, cuyas casas están a menos de 0.5m de distancia del borde del
talud del cerro. El desprendimiento fue acompañado de un flujo laminar de barro,
con las características morfométricas señaladas en la Tabla 4 y Fig. 3. Se observó
que el agua fue incorporada desde la napa freática.
Los factores que han facilitado este proceso son: la intensa meteorización de la
roca que produce material inconsolidado, la saturación subsuperficial de la alterita
que opone débil resistencia al colapso y actúa como plano de deslizamiento y el án-
gulo de la ladera (~28º). Los taludes fueron artificialmente labrados para construir
las habitaciones.
La corona de desprendimiento tiene forma de arco con un perímetro de 19 m;
presenta grietas extensionales de aproximadamente 12 cm, por donde el agua de
lluvia puede penetrar y saturar fácilmente el suelo. Su cima está forestada con eu-
caliptus adultos que implican una sobrecarga al talud. Este proceso afectó a 20
personas e implicó la destrucción de 2 habitaciones. La presencia de grietas y la
sobrecarga de la masa vegetal mantienen la amenaza de deslizamientos y/o de flujos
de barro durante futuros años pluviosos.
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areniscas verdes con menor alteración. Ambas cubren al Batolito Costero que en
esta zona constituye un monzogranito de biotita igualmente meteorizado (Creixell,
2001). La ladera ha sido intervenida para la extracción de material, desde 1970
hasta la fecha. Esta extracción incrementa el vigor de la pendiente de ésta y con ello
su inestabilidad.
Los taludes resultantes tienen una altura media de 35 m, la pendiente de la
corona de derrumbe es de aproximadamente 80º, mientras que en los conos ésta
decrece hasta unos 30º. Los conos tienen longitudes media de 32.9 m y anchos
promedio de 20.6 m (Tabla 5).
Sin embargo, a lo largo del talud existen características morfométricas distintas
según las unidades litológicas que afloran. En la Fig. 4b se muestran 3 perfiles de
ladera:
Figura 4a. Cerro Lo Galindo. Talud de origen antrópico modelado por conos de derrumbe co-
sísmicos. La arenisca mantea ~ 40° NW; se distinguen 2 juegos de falla paralelas, con manteo 75°
E y diaclasas verticales en el granito.
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Figura 4b. Perfiles de los puntos P1 a P3 de la Fig. 4a. Cerro Lo Galindo (C. Mora, & C. Cis-
terna, 2010).
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Figura 6. Cono de derrumbe en Caleta Los Bagres. Foto de K. Díaz y A. Ortega, 2010.
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Figura 7. Perímetro y alto de la corona del derrumbe cosísmico de Caleta Los Bagres, comuna
de Tomé (K. Díaz y A. Ortega).
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dimentos en forma de paquetes en el pie del talud, producida por la presión sobre
los materiales, propia de los deslizamientos rotacionales (Keller & Blodgett, 2007).
Sin embargo, la intensa intervención antropogénica en el área (construcción de
taludes sin estabilizar, densificación del poblamiento costero, tala de bosques, etc.)
dificulta definir con claridad la extensión y periodo de ocurrencia de estos PRM.
Los factores condicionantes de base son de naturaleza geológica. En el lugar del
desprendimiento, se observó una secuencia litológica semejante a los sitios ante-
riormente descritos: en la base una capa de lutitas de 2.5 m de espesor, alteradas y
poco consolidadas. Sobre éstas se disponen secuencialmente una capa de areniscas
cuarcíferas de grano medio-fino, poco consolidadas, de un espesor aproximado
de 17 m; un estrato de areniscas grises, fosilíferas, de grano medio, con 33 m de
potencia; un estrato de areniscas poco consolidadas, de un espesor aproximado de
15 m y en la superficie una capa de suelo de unos 2 m, con abundante vegetación
y raíces. Las rocas tienen estructura fallada (Fig. 9). Tanto la meteorización de la
roca, como la estructura fallada y estratificada de éstas, facilitan el desplazamiento
de los materiales.
Figura 9. Estructura fallada y estratificada de las rocas que forman el talud deslizado de Caleta
Cocholgüe (Foto: L. Donoso y A. Osorio, 2009).
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Figura 10. Vista panorámica del deslizamiento pre-sísmico y su relación con la vía de acceso a la
caleta Cocholgue ((Foto: L. Donoso y A. Osorio, 2009).
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Figura 14. Composición del suelo en la sección deslizada durante el terremoto del 27F
en la ribera de Laguna Lo Galindo.
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Discusión y conclusiones
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Figura 15. Relación entre pendiente del talud en grados y el alcance horizontal de los PRM co-
sísmicos (tomados de la Tabla 3).
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mentarse hasta 2.5 grados, respecto de la intensidad estimada en roca. Es decir, las
vibraciones sísmicas habrían sido notablemente superiores en la roca meteorizada y
en los sedimentos húmedos que en la roca sana y seca, lo que explica la baja resis-
tencia del suelo a los esfuerzos de tensión y la alta densidad de PRM en los taludes
de los relieves costeros.
Sin embargo, nuestros resultados son consistentes con lo planteado por Anti-
nao & Gossen (2009) y Ren & Lin (2010): los PRM generados por el terremoto
de subducción del 27F 2010, cerca de la zona de ruptura son numerosos, pero de
superficie y volumen reducido. Aún así, estos PRM han afectado a sectores vulne-
rables de la población, han bloqueado vías de comunicación y perturbado ecosiste-
mas lacustres. Varios taludes han quedado con grietas extensionales que amenazan
con provocar nuevos deslizamientos.
Entre los factores que han favorecido los PRM está la intervención humana de
laderas previamente al sismo (tuberías rotas, construcciones de carretera, taludes
sin estabilizar, rellenos artificiales sin compactar, falta de confinamiento lateral,
etc.). Y entre los factores naturales: estructura y meteorización de la roca y el vigor
de los taludes. Se recomienda considerar estos aspectos en el Ordenamiento del
Territorio, particularmente estabilizar los taludes en caso de intervención y evitar
sobrecargas y filtraciones de agua en el subsuelo.
Agradecimientos
Referencias
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Sociedad Hoy 19: 11-31, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512 Procesos de remoción... / M. Mardones
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Anexo 1.
Factores de riesgo de prm co-sísmicos en la zona costera
de Concepción (Ficha de Evaluación)
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Sociedad Hoy 19: 33-51, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512
Claudio Valdovinos1
María Dolores Muñoz2
Natalia Sandoval3
Daniela Vásquez4
Viviana Olmos5
Resumen
Los humedales costeros son reconocidos a nivel mundial como ecosistemas de particular interés para
la conservación de la biodiversidad; además proporcionan múltiples servicios ecosistémicos para
nuestra sociedad, entre los que se destacan la producción de recursos bentónicos de importancia
comercial, especialmente algas y moluscos. En la región del Biobío, estos ecosistemas están represen-
tados principalmente por los humedales Tubul-Raqui, Rocuant-Andalién, Lenga y Carampangue,
los cuales albergan a una diversa avifauna, incluyendo a un significativo conjunto de aves migratorias
estacionales. El ecosistema costero más importante de la región del Biobío por su elevada biodiver-
sidad y los servicios ecosistemas que ofrece, es el humedal Tubul y Raqui (37°13’S - 73°26’O), que
ocupa una extensión de 2.238 ha. Este humedal fue severamente afectado por el terremoto ocurrido
el 27 de febrero del 2010, porque gran parte del humedal tuvo un alzamiento vertical de aproxi-
madamente 1,6 m sobre el nivel medio del mar, lo que ha significado fuertes modificaciones en el
componente acuático del humedal, especialmente en la zona de pantanos intermareales que que-
daron parcialmente desecados. El objetivo del presente artículo es presentar como caso de estudio
del efecto de los desastres naturales en ecosistemas costeros tomando como referencia la situación
ocurrida en este importante humedal de las costas de Chile central.
1
Biólogo, Unidad de Sistemas Acuáticos. Centro de Ciencias Ambientales EULA, Universidad de Concep-
ción. Concepción, Chile. E-mail: cvaldovi@udec.cl
2
Arquitecta, Unidad de Planificación Territorial. Centro de Ciencias Ambientales EULA, Universidad de
Concepción. Casilla 160-C, Concepción, Chile. E-mail: marmunoz@udec.cl
3
Bióloga, Unidad de Sistemas Acuáticos. Centro de Ciencias Ambientales EULA, Universidad de Concep-
ción. Casilla 160-C, Concepción, Chile. E-mail: nataliasandoval@udec.cl
4
Geógrafa, Unidad de Sistemas Acuáticos. Centro de Ciencias Ambientales EULA, Universidad de Concep-
ción. Casilla 160-C, Concepción, Chile. E-mail: danielavsq@udec.cl
5
Bióloga, Unidad de Sistemas Acuáticos. Centro de Ciencias Ambientales EULA, Universidad de Concep-
ción. Casilla 160-C, Concepción, Chile. E-mail: volmos@udec.cl
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Sociedad Hoy 19: 33-51, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512 Desastres naturales y biodiversidad:... / C. Valdovinos et al.
Abstract
Coastal wetlands are recognized worldwide as ecosystems of particular interest for the conservation
of biodiversity. They also provide multiple ecosystem services for our society, among which the pro-
duction of commercially important benthic resources, especially algae and mollusks. In the region
of Biobío, these ecosystems are mainly wetlands represent it by Tubul-Raqui, Rocuant-Andalién,
Lenga and Carampangue, which are home to a diverse avifauna, including an important set of sea-
sonal migratory birds. The most important ecosystem on these shores for its high biodiversity and
ecosystem services is the Tubul-Raqui Tubul wetland (37° 13’S - 73° 26’O). This wetland is consi-
dered the most important at the region (2238 ha). The Tubul-raqui wetland was severely affected by
the earthquake on February 27, 2010. This had the effect that much of the wetland have a vertical
lift of approximately 1.6 m above mean sea level, which has led to strong changes in the aquatic
component, especially in the intertidal marsh area were partially dried . The aim of this paper is
to present as a case study of the effect of natural disasters in coastal ecosystems, the situation that
occurred in this important coastal wetland in central Chile.
Introducción
Los humedales costeros son reconocidos a nivel mundial como ecosistemas de par-
ticular interés para la conservación de la biodiversidad (Valiela et al., 2009). Ade-
más proporcionan múltiples servicios ecosistémicos a la sociedad, entre los que
destacan la producción de recursos bentónicos de importancia comercial, especial-
mente algas y moluscos (Valdovinos, 2004). A lo largo de la costa chilena, desde
las regiones áridas del norte hasta los fiordos patagónicos australes, se distribuyen,
a modo de un mosaico, numerosos tipos de humedales estuarinos. Cada uno posee
determinadas características ecológicas y ambientales, según su latitud, geomorfo-
logía costera, regímenes de marea, aportes de agua dulce, historia geológica reciente
y grado de intervención humana (Valdovinos, 2004). En las costas de la región del
Biobío, localizada en el centro-sur de Chile, existe una serie de humedales mari-
nos y costeros (ver Stuardo & Valdovinos, 1989), los cuales, según el sistema de
clasificación de la Secretaría de la Convención Ramsar (2006), corresponden a las
tipologías de “estuarios”6 y “pantanos y esteros intermareales”7. Esta última tipolo-
gía incluye a ecosistemas considerados dentro de los más escasos y relevantes de las
costas chilenas, especialmente por albergar numerosas especies singulares, muchas
de las cuales presentan problemas de conservación. Estos ecosistemas con caracte-
rísticas estuarinas dependen de un delicado equilibrio entre los sistemas terrestres,
6
Tipo F, que incluye aguas permanentes de estuarios y sistemas estuarinos de deltas.
7
Tipo H, que incluye a marismas y zonas inundadas con agua salada, praderas halófilas, salitrales, zonas ele-
vadas inundadas con agua salada, zonas de agua dulce y salobre inundadas por la marea.
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Sociedad Hoy 19: 33-51, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512 Desastres naturales y biodiversidad:... / C. Valdovinos et al.
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Sociedad Hoy 19: 33-51, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512 Desastres naturales y biodiversidad:... / C. Valdovinos et al.
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Sociedad Hoy 19: 33-51, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512 Desastres naturales y biodiversidad:... / C. Valdovinos et al.
primeros 6 km, desde la desembocadura hacia arriba. Por su parte, el río Raqui tie-
ne una longitud aproximada de 15 km y es más somero que el Tubul, presentando
profundidades máximas que alcanzaban los 2 m y escurrimientos de agua durante
todo el año. El gran estuario conformado por la unión de ambos ríos en su desem-
bocadura, denominado estuario Tubul-Raqui, corresponde al régimen microma-
real, con aportes estacionales de agua dulce. Desde un punto de vista hidrológico,
el sistema estuarino que domina gran parte de la marisma recibe sus principales
aportes de agua dulce a través del río Raqui, aun en la estación de verano, mientras
que en el río Tubul se constata una mayor influencia marina, descrita por Stuardo
et al. (1992). Como se discutirá más adelante, esta situación ha sido fuertemente
perturbada luego del terremoto de febrero del 2010, que produjo grandes cambios
en la interacción entre las aguas continentales y marinas, producto de la elevación
del fondo.
Según el estudio agrológico de la VIII Región realizado por CIREN-CORFO
(1999; fide Vásquez 2009), la mayor superficie de la zona estudiada se encuentra
ocupada por suelos pertenecientes a la clase VII, es decir, a aquellos suelos con li-
mitaciones muy severas, lo que los hace inadecuados para los cultivos, no así para
los usos forestal y de pastoreo. Gran parte de la superficie ocupada por este tipo
de suelos se encuentra muy degradada o erosionada. Según Mardones (1971), ello
se debe fundamentalmente a las malas prácticas agrícolas y de pastoreo intensivas
de fines de siglo pasado y mitad de éste, y a la plantación de especies exóticas para
la actividad forestal, reemplazando más del 80% de la vegetación nativa original.
Debido ello, aproximadamente un 54% de los suelos se encuentra en un avanzado
estado de erosión, a pesar de no presentar sectores de fuertes pendientes, salvo en
las quebradas de los ríos. Gran parte de la vegetación boscosa nativa ha sido reem-
plazada por plantaciones de Pinus radiata y Eucalyptus globulus, pudiéndose encon-
trar actualmente relegada a pequeños parches de vegetación nativa entremezclados
con las plantaciones forestales y/o en el interior de las quebradas.
Con respecto al ambiente de humedal costero propiamente tal, éste se compone
por una gran marisma dispuesta en la llanura litoral de sedimentación fluvio-mari-
na con sedimentos del cuaternario. Las marismas son pantanos salinos, que sufren
dos inundaciones diarias con aguas costeras producto de los ciclos mareales. El ane-
gamiento crea condiciones anaeróbicas en los sedimentos, y la salinidad sequía fi-
siológica, lo que genera condiciones ecológicas extremas (San Martin et al., 1992).
En estas zonas sólo sobreviven especies adaptadas a la salinidad, encontrándose prin-
cipalmente la asociación denominada Sacocornio - Spartinentum densiflorae (según
San Martin et al., 1992), que incluye a las especies Spartina densiflora y Sarcocornia
fruticosa, la primera mucho más abundante que la segunda (Stuardo et al., 1992).
La vegetación de las marismas de Tubul y Raqui está constituida por comunida-
des emergidas, no arbóreas, de plantas vasculares con raíces, que ocupan territorios
donde la salinidad, derivada de la influencia marina costera, generalmente excede
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1-4 UPS, y donde se dan empozamientos periódicos generados por las mareas, al
menos una vez al año durante las mareas equinocciales. En las marismas dominan
las especies perennes y casi todas halófitas, aunque también existen otras de amplia
distribución, que no presentan este carácter (Adam, 1990). El escaso número de
especies capaces de tolerar la elevada salinidad de estos ecosistemas determina una
vegetación poco diversa (Chapman, 1974; Adam, 1990; Jiménez, 1996). En el
humedal Tubul-Raqui domina S. densiflora, una gramínea tolerante a la sal, aunque
también es posible encontrar en algunos sectores la halófita suculenta Sarcoconnia
fruticosa, observándose en muchos casos una combinación de ambas especies, dan-
do lugar a complejos mosaicos de vegetación. La especie Spartina densiflora, por su
amplia cobertura, densidad y biomasa, es una fundamental en la estructuración del
humedal Tubul-Raqui (Figueroa & Valdovinos, 1997). Los “espartales” del hume-
dal Tubul-Raqui son claves para la conservación del ecosistema por tratarse de una
especie ingeniera que modela fuertemente la estructura de los hábitats acuáticos.
Afortunadamente es una especie tolerante a fuertes cambios ambientales, y se es-
pera que no haya sido seriamente afectada por el terremoto del 27 de febrero. Una
situación diferente hubiese ocurrido en el caso que esta especie haya sido afectada,
provocando una serie de cambios físicos, químicos y biológicos en el humedal.
Biodiversidad
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http://www.iucnredlist.org/
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nerales realizadas en el área por nuestro grupo de investigación antes del terremoto
del 2010, constató la presencia de especies estuarinas y marinas, tales como “Roba-
lo” (Elegonops maclovinus), “Lisa” (Mugil cephalus), “Puye” (Galaxias maculatus) y
“Cauque” (Odontesthes mauleanum).
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en cuanto a la estructura del hábitat físico, calidad de agua y biota acuática del hu-
medal, a partir del terremoto del 27 de febrero del 2010, muestra que el sismo ha
generado una serie de cambios ambientales. Algunos ocurrieron inmediatamente
durante el terremoto, y otros todavía se están manifestando. Aquellos generados
durante estos eventos propiamente tales, han sido inferidos a partir de evidencias
indirectas obtenidas a los 40 días post-terremoto. Por otra parte, los cambios ob-
servados a los 40 días, 6 y 10 meses corresponden a observaciones y mediciones
directas realizadas en terreno. A continuación se presenta una breve discusión los
resultados obtenidos por estos autores, siguiendo la secuencia temporal de los even-
tos y muestreos en terreno.
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Cambios registrados a 40 días del terremoto: A principios de abril del 2010, prác-
ticamente no se observó el escurrimiento de agua desde el humedal hacia el mar.
La zona de la desembocadura estaba embancada por una amplia barra de arena,
que no podía se cruzada por embarcaciones artesanales de escaso calado. Se pudo
constatar la desecación parcial del 100% de los canales interiores que irrigan el
humedal, conservándose sólo pozas aisladas de aguas estancadas o con limitados es-
currimientos hacia los cauces principales. Con respecto a estos últimos, se observó
la desecación de hasta un 85% de los fondos de los canales principales de los ríos
Tubul, Raqui y del estero Las Peñas.
Debido a que a los 40 días del terremoto se mantuvo la pérdida total del régimen
de mareas en el interior del humedal y el intercambio con las aguas marinas costeras,
se registró una disminución de la salinidad, especialmente en el sector del río Raqui.
Con respecto a los fondos blandos, se registró la mortalidad total de los bancos
de bivalvos. La especie más afectada dada su elevada abundancia y biomasa en el
área, fue la “navajuela” (Tagelus dombeii), de las cuales aún se observan en los sedi-
mentos miles de conchas vacías en posición de vida, indicando una rápida muerte
en los fondos emergidos. Esta es una especie de importancia comercial presente en
las planicies intermareales del sur de Chile (Clasing et al., 1994, Jaramillo et al.,
2007). Según las mediciones de Navarro et al. (2008), se trata principalmente un
organismo con alimentación por suspensión, por lo que su ausencia tendría fuertes
implicancias en las características de la comunidad fitoplanctónica del humedal.
Con respecto a los substratos duros presentes en el humedal, tales como pi-
lares de puentes y embarcaderos, ya sean de madera, concreto o metal, así como
enrocados artificiales, en todos ellos se reportó la mortalidad total del crustáceo
estuarino Elminius kingii. Estos organismos acuáticos viven normalmente hasta el
límite superior de la zona intermareal. Dado el severo alzamiento de la costa, todas
las bandas intermareales que conformaban estos organismos quedaron expuestas a
la desecación.
Otro organismo que desapareció del área fue el pequeño bivalvo estuarino de
fondos blandos someros Kingiella chilenica Soot-Ryen 1957, el cual había sido re-
portado previo al terremoto en las estaciones de los ríos Tubul y Raqui, siempre en
muy bajas densidades. Este es un bivalvo endémico, que habita en fondos blandos
de marismas de estuarios del sur de Chile (Gallardo et al., 2006). Con respecto al
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sistema terrestre del humedal, es importante señalar que a los 40 días del terremo-
to, a que a pesar que todo el “espartal” se elevó significativamente sobre el nivel
medio del mar, ellos no mostraron evidencias haber sido afectadas.
Cambios registrados a seis meses del terremoto: En los muestreos llevados por Valdo-
vinos & Sandoval (2011) a los seis meses del terremoto, se constató que se man-
tuvieron las condiciones de hábitat registradas previamente a 40 días del sismo, en
cuanto a desecación de los canales interiores, de los hábitats acuáticos radiculares
y la ausencia de intercambio con las aguas costeras. Sin embargo, se observó un
leve incremento del nivel de espejo de agua, producto de una mayor cantidad de
agua dulce procedente de la cuenca de drenaje derivadas de las lluvias invernales.
A diferencia del muestreo de abril realizado en estiaje, y al igual que lo reportado
en años anteriores para el período invernal, en el muestreo de agosto la totalidad
del humedal presentó condiciones dulceacuícolas, en cuanto a salinidad y a otros
parámetros de calidad de agua.
En relación a la biota acuática, a los seis meses de ocurrido el terremoto se man-
tuvo la defaunación de las áreas desecadas. Un aspecto muy significativo en el eco-
sistema, por su relevancia en la dieta de aves acuáticas, fue una parcial recoloniza-
ción de anfípodos y poliquetos en las zonas de los canales principales no desecados,
a pesar de haber agua dulce en el momento del muestreo. No se registró ningún grado
de recolonización por parte de T. dombei, E. kingii y H. crenulatus, que habían previa-
mente desaparecido del área. Dentro de las especies que mostraron recolonización fue el
poliqueto estuarino Perinereis gualpensis, el cual en términos de abundancia y biomasa
corresponde a una de las especies de poliquetos más importantes de estuarios del
centro y sur de Chile (Bertrán, 1989; Díaz-Jaramillo, 2010). Una situación similar
ocurrió con el anfípodo Paracorophium hartmannorum, componente importante en
las cadenas tróficas estuarinas, especialmente por ser organismos detritívoros que son
consumidos por peces estuarinos como el “Róbalo” (Eleginops maclovinus (Cuvier,
1830) (Pequeño et al., 2000; Jaramillo et al., 2001; Bertrán et al., 2006).
A los seis meses del terremoto, el “espartal” tampoco mostró evidencias de haber
sido afectado. Sin embargo, en muchas zonas se pudo constatar la recolonización
de las zonas anegadas por las lluvias invernales, por el “Camarón de vega” (Parasta-
cus pugnax), que es típicamente dulceacuícola.
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cho de este humedal uno de los más importantes de Chile en términos de conser-
vación de la biodiversidad. A pesar que fue severamente afectado por el terremoto
de febrero del 2010, mantiene propiedades que le permiten mantenerse dentro de
los humedales costeros más importantes del país, porque continúa proporcionando
sitios de nidificación y refugio para numerosas especies de aves, residentes y migra-
torias, muchas de las cuales presentan problemas de conservación o están califica-
das dentro de la categoría de “Raras”. Esta situación fue reconocida a nivel regional,
identificando al humedal como uno de los seis sitios prioritarios establecidos en la
Estrategia Regional y Plan de Acción para la Conservación de la Biodiversidad de
la Región del Biobío, situación que se mantiene luego del terremoto.
Las principales amenazas antropogénicas para la conservación del humedal y
sus alrededores, han sido históricamente la caza de aves, y la deforestación de las
cuencas que afecta la sedimentación de los ríos que lo alimentan. En relación a
lo anterior, las principales medidas adoptadas corresponden, en primer lugar, a la
prohibición de caza o captura de anfibios, reptiles, aves y mamíferos silvestres, en
un territorio de 7.822 ha. Esta prohibición tiene una vigencia de 30 años a partir
de junio del 2006 y fue establecida mediante el Decreto Supremo Nº 285 del Ser-
vicio Agrícola y Ganadero. La segunda medida de relevancia fue la destinación, con
fines de conservación, de 350 ha el predio fiscal de Isla Raqui, a través del Decreto
Supremo Nº 454 del Ministerio de Bienes Nacionales, que pretende conservar
hábitats y su biota asociada. Una tercera medida que actualmente se encuentra en
proceso de ejecución, y evidentemente la más importante por su extensión y en-
foque ecosistémico, corresponde a la postulación del humedal como sitio Ramsar,
para integrar la red humedales de importancia internacional. La superficie total que
se solicita sean declaradas como Sitio Ramsar es de 562 ha, de las cuales 350 ha son
terrenos fiscales y las otras 212 ha conforman los cuerpos de agua de los ríos Tubul,
Raqui y Estero Las Peñas, que corresponden al área de concesión de acuicultura
que posee la Asociación Gremial de Tubul, otorgada en 1994 por la Dirección de
Territorio Marítimo y Marina Mercante, mediante Decreto Supremo Nº 296. Los
terrenos que circundan el área que se está solicitando incorporar a los sitios Ram-
sar son propiedad particular. Es evidente que la designación del humedal como
sitio Ramsar sería un avance para la conservación de este humedal, considerando
que el principal objetivo de estos sitios es la conservación y el uso racional de los
humedales mediante acciones locales y nacionales, apoyadas por la cooperación
internacional. Esta situación aseguraría en gran medida la recuperación de este
ecosistema severamente dañado por una de las catástrofes naturales más severas que
ha afectado a los ecosistemas de nuestra región en el último siglo.
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Tabla 1. Cuadro resumen de los principales cambios registrados en el humedal Tubul-Raqui, que
pueden asociarse al terremoto y tsunami ocurridos el 27 de febrero del 2010. Los cambios ocu-
rridos durante el terremoto y tsunami, son inferidos a partir de evidencias indirectas obtenidas
a los 40 días post-terremoto. Los cambios a observados a los 40 días, 6 meses, 10 y 18 meses,
corresponden a observaciones y mediciones directas realizadas en terreno.
180 segundos –Levantamiento del humedal en ca. –Probablemente incremento de la –Probablemente sin efectos signifi-
durante el 1,6 m sobre el nivel medio del mar. turbidez por resuspensión de sedi- cativos, salvo el soterramiento de
terremoto –Agrietamiento de muchos sectores mentos del fondo. algunos macroinvertebrados por
terrestres del “espartal”. –Erosión de parte de algunas riberas transporte de sedimentos causado
por el incremento del oleaje dentro por el oleaje al interior del estuario.
del humedal, incrementando la
turbidez del agua.
10 horas post- –Probablemente fuertes corrientes –Incremento de la salinidad y la tur- –Destrucción del 100% de las plan-
terremoto en dirección al mar asociadas al bidez del humedal por el ingreso taciones de “Pelillo” (Gracilaria
levantamiento del humedal. del tsunami. spp.) por el arrastre causado por el
–Entrada de olas de tsunami de has- –Probablemente incremento de tsunami.
ta 12 m de altura y una carga de seston orgánico, debido a la –Alta mortalidad del crustáceo es-
arena marina, que ingresó hasta ca. incorporación de materia orgánica tuarino Hemigrapsus crenulatus por
3 km al interior del humedal. Dada particulada gruesa extraída al arrastre hacia el sistema terrestre.
la dirección N-S de la onda y la “espartal”. –Mortalidad de algunas aves acuáticas
configuración del terreno, el sector e incremento de aves carroñeras en
más afectado fue el del río Tubul, el área.
que estuvo más expuesto.
–Destrucción y transporte de gran-
des porciones del espartal por la
fuerte corriente.
–Pérdida total del régimen de ma-
reas debido al levantamiento y em-
bancamiento con arenas en la boca
del humedal.
40 días post- –Desecación parcial del 100% de los –Marcada disminución de la salini- –100% de mortalidad total de ma-
terremoto canales interiores que irrigan el hu- dad, especialmente en el sector del croinvertebrados acuáticos asocia-
medal, conservándose sólo pozas río Raqui. dos a las raíces de Spartina (Bryozoa,
aisladas de aguas estancadas. –Incremento de nutrientes (amonio, Crustacea, Annelida).
–Desecación de hasta un 85% de los nitrógeno total y fósforo total) y –100% de mortalidad de bancos de
fondos de los canales principales de clorofila en el interior del humedal. moluscos bivalvos, especialmente
los ríos Tubul, Raqui y estero Las –No se registraron condiciones de de la “navajuela” (Tagelus dombeii),
Peñas. En las aguas remanentes se hipoxia o anoxia en los canales cuyas conchas mantuvieron su po-
constató una significativa dismi- principales del estuario. sición de vida en los sedimentos
nución de la profundidad en hasta –En las pozas aisladas de aguas estan- emergidos.
ca. 2 m. cadas que se mantuvieron en los ca- –100% de mortalidad de los cirri-
–Formación de grietas de secamien- nales interiores, se registró hipoxia. pedios estuarinos Elminius kingii
to en gran parte de los fondos de- adheridos a substratos duros.
secados. –100% de mortalidad del cangrejo
–Desecación total de todos los hábi- estuarino Hemigrapsus crenulatus.
tats acuáticos radiculares de Sparti- –En los canales principales de los ríos
na por quedar fuera del agua. Tubul, Raqui y estero Las Peñas, en
–Se mantuvo la pérdida total del ré- los cuales se conservó agua, se regis-
gimen de mareas y el intercambio traron comunidades bentónicas con
con las aguas marinas costeras. menores abundancias y riquezas de
especies que las previas al terremoto.
–No se registró daño en la vegetación
de los “espartales”.
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6 meses –Se mantuvieron las condiciones de –La totalidad del humedal mostró –Se mantuvieron las mortandades de
post-terremoto hábitat registradas a los 40 días del condiciones dulceacuícolas, en organismos bentónicos de las áreas
terremoto, en cuanto a desecación cuanto a salinidad o otros paráme- desecadas.
de los canales interiores, de los há- tros de calidad de agua. –Se observó una leve recolonización
bitats radiculares y casi ausencia de –Se registró un incremento evidente de anfípodos y poliquetos en las zo-
intercambio de aguas con el mar. de metales (Hierro y Manganeso), nas de los canales principales no de-
–Se observó un leve incremento del en las aguas que escurrieron de los secados, a pesar de haber un 100%
nivel de espejo de agua, producto suelos de “espartales”. Estas con- de agua dulce.
de una mayor cantidad de agua centraciones estuvieron fuera de –No se registró una recolonización de
dulce procedente de la cuenca de rangos que pudieran significar un T. dombei, E. kingii y H. crenulatus.
drenaje. riesgo a la salud de las personas y –Se registraron peces de agua dulce en
–Las marcas del nivel máximo de al ecosistema. las cercanías de la boca del estuario,
las aguas registrado en las orillas, situación que no había sido previa-
muestra que en el período de cre- mente reportada en el área.
cida existió una inundación atípica –Se registró una recolonización de
del humedal producto del emban- los hábitats radiculares por arañas
camiento de la boca del humedal Lycosydae.
que dificultó el flujo de agua dulce –Se observó una colonización de par-
hacia el mar. te de los “espartales” anegados con
–El “espartal” manifestó un hundi- agua dulce, del “Camarón de vega”
miento de entre 8 y 15 cm y una (Parastacus pugnax), que es típica-
leve deformación horizontal, de- mente dulceacuícola.
bido a una pérdida de agua de los –No se registró daño en la vegetación
suelos en que se desarrolla. de los “espartales”.
10 meses –Se mantuvieron las condiciones de –En los sectores que se mantuvieron –Se mantuvieron las mortandades de
post-terremoto hábitat registradas a los 40 días y inundados, se observó un claro incre- organismos bentónicos de las áreas
seis meses del terremoto, en cuanto mento en la salinidad, profundidad desecadas.
a desecación de los canales interio- y cambios de nivel e hirodinamismo –Se observó una intensa recoloniza-
res, de los hábitats radiculares. asociados a los ciclos de marea. ción de anfípodos y poliquetos en
–En los canales interiores que irrigan las zonas de los canales principales
el humedal, que en los muestreos no desecados, con un retorno a una
anteriores conservaban algunas po- condición de aguas salobres.
zas aisladas de aguas estancadas, en –No se registró una recolonización
diciembre casi desaparecieron en de T. dombei, E. kingii y pero sí del
su totalidad. cangrejo H. crenulatus.
–Se observó un incremento del nivel –No se registraron peces de agua
de espejo de agua, producto de una dulce en las cercanías de la boca del
aparente recuperación en ca. 0,3 m estuario.
por hundimiento del humedal, y –Se estabilizó en términos de abun-
por lo tanto de un incremento de dancia la recolonización de los há-
los fondos inundados. bitats radiculares por arañas Lycos-
–Se registró un claro incremento del ydae.
intercambio con el agua de mar, lo –Se limitó la colonización de parte
cual se manifestó en cambios en los de los “espartales” del “Camarón de
efectos de marea, los que fueron vega” (P. pugnax).
más evidentes en el río Tubul que –No se registró daño en la vegetación
en el río Raqui. de los “espartales” (incluso de obser-
–Hubo un incremento de la profun- vó su masiva floración).
didad en la boca de estuario que –Se observó una masiva recoloniza-
facilitó la navegación y el inter- ción de los fondos desecados por
cambio entre las aguas estuarinas y parte de vegetación terrestre, las
marinas costeras. cuales cubrieron hasta un 60% de
los fondos emergidos.
–Se registró un aparente incremento
de zancudos Culicidae.
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18 meses post- –Se mantuvieron las condiciones de –En los sectores que se mantuvieron –Se mantuvieron las mortandades de
terremoto hábitat registradas a los 40 días y inundados, se observó un claro organismos bentónicos de las áreas
seis meses del terremoto, en cuanto incremento en la salinidad, pro- desecadas.
a desecación de los canales interio- fundidad y cambios de nivel e hi- –No se registró una recolonización
res, de los hábitats radiculares. rodinamismo asociados a los ciclos de T. dombei, E. kingii y pero sí del
–Se registró un claro incremento del de marea. cangrejo H. crenulatus.
intercambio con el agua de mar, lo –Se registró daño parcial en la vege-
cual se manifestó en cambios en los tación de los “espartales”, limitada
efectos de marea, los que fueron sólo a las riberas de los canales de-
más evidentes en el río Tubul que secados.
en el río Raqui.
Referencias
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Sociedad Hoy 19: 53-69, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512
Resumen
La tragedia de fines de febrero de 2010 interpela también a las ciencias sociales por la amplitud de la
crisis y, en especial, por los alcances que tuvo sobre la vida social de los chilenos. El resultado de este
desastre tiene un sentido de deterioro muy amplio: destrucción material y pérdida de vidas humanas
en un primer momento, pero también destrucción social por el tema de saqueos posteriores en di-
versas ciudades afectadas y reacciones defensivas resultantes de un fuerte sentimiento de desamparo.
Por cierto, existió como siempre el ímpetu consabido de solidaridad en situaciones de crisis agudas,
pero también existió desconfianza para con un Otro convertido en enemigo potencial. Más que un
fenómeno de anomia, en el sentido clásico del concepto, se sugiere la idea de la ocurrencia de lo
que en este artículo llamamos un carnaval perverso, ocurrido durante tres días de desaparición del
Estado, del poder y de la norma social.
Abstract
The tragedy of the ending of February 2010 is also addressing to the social sciences by the ampleness
of the crisis and, especially, for the reach it had on the social life of the Chilean people. The result of
this disaster has a very broad sense of deterioration: material destruction and loss of humans’ life at
first, but also social destruction by the subsequent lootings in several cities affected, and defensive
reactions resulting from a strong sense of helplessness. Indeed, there was as always the familiar mo-
ment of solidarity raised on situations of acute crisis, but there was also distrust of one for another
since they could become a potential enemy. More than a phenomenon of anomie, at the classic sense
of the concept, it suggested the idea of the occurrence of what this article calls a perverse carnival,
which took place during three days of the disappearance of the State, the power and the social norm.
1
Este artículo es la versión corregida de la conferencia pronunciada el 10.06.10 en los Jueves Culturales
organizados por el Departamento de Ingeniería Eléctrica de la Universidad de Concepción. Concepción, Chile.
2
Profesor Titular de la Universidad de Concepción. Doctor en Sociología y Magíster en Antropología (Uni-
versidad de La Sorbonne Nouvelle, Paris III). Sociólogo y Director del Departamento de Sociología y Antropo-
logía de la Universidad de Concepción. Concepción, Chile. Coordinador del Grupo Sociedad Civil y Recons-
trucción de la Universidad de Concepción. Coordinador para América Latina del Grupo Compostela de Estudios
sobre Imaginarios Sociales (GCEIS). E-mail: mbaeza@udec.cl
53
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“¿La realidad? Bueno, todos quienes estábamos aquí el 27 de febrero y los días posterio-
res, la vivimos y también la vimos con nuestros propios ojos”, se escuchó y se escucha
aún decir en una infinidad de testimonios recogidos en las zonas afectadas por el
terremoto y posterior tsunami. Todos éramos, al fin y al cabo, simultáneamente,
actores y espectadores de una tragedia mayúscula. Las vivencias y las imágenes eran,
por cierto, muy crudas e impactantes como para no remitirnos en forma directa a
ellas y provocar incluso en muchos de nosotros un sórdido y brutal miedo escatoló-
gico, o sea una manifestación quizás tangible del persistente imaginario social del
fin de los tiempos3. En otras palabras, en ciertas condiciones particulares, pudimos
constatar que el miedo adquiere también –en determinadas circunstancias– una
dimensión social, en donde intervienen factores culturales y psicosociales (Baeza,
2008; Solsona, 2011). Podemos resumir diciendo que el miedo entonces, básica-
mente, revela su génesis social cuando las formas rutinarias del mundo de la vida
social son alteradas.
Pero, más allá de una vivencia sin duda espantosa, ¿qué es lo que finalmente vi-
mos con nuestros ojos? Lo que hemos percibido, al fin y al cabo, ¿comprende todo
lo que ha de entenderse por “realidad”? ¿Hasta qué punto esa “realidad” puede estar
compuesta por elementos fantasmagóricos o “irreales”? Incluso, ¿qué papel puede
jugar la divulgación de un rumor en una construcción determinada de “realidad”,
independientemente del hecho de que tal “realidad”, descrita a menudo con un
lujo de detalles, sea “real” o simplemente “virtual”?
Al intentar responder a todo este conjunto de preguntas nos encontramos con
un problema de fondo y según el cual no podemos sino problematizar en torno a
lo que, a priori, parece muy simple: con rigor científico podemos decir que la rea-
lidad tiene, sin embargo, varios planos o niveles, que van desde la superficie de la
apariencia hacia la profundidad de lo no directamente sensible y que esto es mucho
más problemático aún tratándose de definir lo que llamamos realidad social 4.
3
“El miedo escatológico vincula la creencia en poderes ultraterrenales que manejan y deciden el fin del mun-
do, es una experiencia que va más allá de lo que pueda ocurrir en términos personales, es la estancia última de este
mundo, involucra el sentido último de la vida, es lo inexorable, la realización del mito final, el día del juicio final.
El miedo escatológico subyace en el inconsciente colectivo y es un miedo que va más allá del solo hecho de morir.
Es el ajuste final de la vida toda, se cruza con el destino colectivo, con el fin último de la vida, no de mi vida, sino
del universo, del cosmos, de la explicación y razón última de nosotros los seres humanos, que ‘no somos nada sino
polvo’. Es la llegada del tiempo bíblico profetizado, aunque no por ello bienvenido” (Luna, 2005: 155).
4
Se puede decir que la realidad, cualquiera sea ella, está compuesta por los siguientes planos o niveles: a) plano
aparente o superficial, accesible a los sentidos en su totalidad, a condición de haberlo experienciado anteriormente
y así poder hacerlo consciente; b) plano subyacente, medianamente accesible a los sentidos porque requiere de
informaciones complementarias; c) plano ideacional o imaginado, de ninguna manera relacionado con los sen-
tidos, configurado subjetivamente por el observador en base a su imaginación creativa; d) plano inconsciente o
arquetípico, con sede en el inconsciente colectivo (en el sentido de C. G. Jung). Ahora bien, la dificultad mayor
que acarrea todo ejercicio de inteligibilidad de la realidad social es, en especial, el carácter engañoso del primero
de estos planos.
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5
Una totalización cognitiva no puede ser sino provisoria en tanto ella no hace más que revelar el estado actual
del conocimiento, pero éste no indica jamás cuáles son sus propias fronteras.
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6
La alusión directa que hacemos aquí es al concepto de anomia, empleado por Émile Durkheim para referirse
al desajuste que puede producirse en individuos con respecto a las normas sociales vigentes (cf. Durkheim, 1985).
Más adelante veremos, en todo caso, que tal concepto no es adecuado en la situación aquí analizada.
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7
Lo cual implica pasar a tener, sobre todo, aspiraciones de tipo mesocrático.
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En este punto, la primera tesis que se puede defender en esta oportunidad con-
sistirá en decir que esos factores ideológicos negativos, que conjugan elementos de indi-
vidualismo exacerbado y consumismo frenético, así como también de comunicación a
distancia, intervinieron de sobremanera en el momento del terremoto, en especial en los
primeros días con motivo de los ampliamente conocidos saqueos masivos, tal como se
verá más adelante en este artículo.
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8
En la mañana del día 27 de febrero, a las 07:34 A.M., un tercer fax de la Armada hablaba de variaciones de
marea “notables” y de la observación de olas de magnitud variable; a las 09:00 A.M. la Presidenta de la República
descartaba el riesgo de tsunami…
9
Obsérvese en este punto el fracaso absoluto de la regionalización, en cuanto a la nula posibilidad de dictar
in situ las medidas urgentísimas que la situación ameritaba. El Estado central evaluaba, tarde e incorrectamente,
una situación producida en regiones, a partir de informes que se calificaba sustantivamente en Santiago. En este
sentido de la falla del Estado, no es tampoco anodino el hecho de la reticencia del gobierno de la Presidenta
M. Bachelet en llamar a las fuerzas armadas para el restablecimiento del orden público, dados los antecedentes
entregados por la historia aún reciente de nuestro país y por todos conocida. En este punto, el sociólogo M. A.
Garretón expresaba en un libro suyo serias dudas acerca de la transición democrática y la permanencia de enclaves
autoritarios y, sobre todo, la existencia de “prerrogativas de las Fuerzas Armadas por encima del poder político” (M.
A. Garretón, 2007: 44).
10
Con la instalación del estado de sitio y la llegada de fuerzas militares, la población pareció respirar aliviada,
siendo estas últimas saludadas con aplausos en las calles. En sentido metafórico, la población no hacía otra cosa
que “re-visualizar” al Estado.
59
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11
Cf. VV. AA., Propuestas para la reconstrucción de la Región del Biobío. Concepción, Universidad de Concep-
ción, 2010.
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12
Hemos preferido esta denominación a la de “terremoto social”, por cuanto éste se podría producir si las au-
toridades del país, más allá de los hasta ahora demorosos programas de contingencia, no levantan más allá de éstos,
un plan masivo de reconstrucción. En efecto, los efectos previsibles de la catástrofe en materia de actividad econó-
mica, de empleo, de disponibilidad habitacional, de conectividad interurbana, etc., hacen necesario un auténtico
Plan de Reconstrucción, con créditos internacionales de gran envergadura, una especie de mini Plan Marshall, que
los actuales gobernantes aún no anuncian. De prevalecer esta llamativa inercia, no se puede descartar, en mayor o
menor grado, una explosión –o “terremoto”– social de descontento.
13
La anomia, en el sentido dado al concepto por el sociólogo É. Durkheim, se refiere a individuos que se
encuentran en una situación de inadaptación mayor o menor con las reglas sociales vigentes, lo cual puede ser
causal de suicidio, por ejemplo. Es de constatar, sin embargo, que en esta situación planteada por el sociólogo
francés la regla social sigue estando presente en la sociedad y que el problema es de ciertos individuos y grupos
colocados en situación de inadaptación frente a las normas sociales; pero es de constatar que la situación vivida
con motivo del terremoto y tsunami da cuenta de una “suspensión” o invisibilización no prevista y momentánea
de dichas reglas, razón por la cual, con cierta cautela conceptual, hemos preferido hablar de fenómeno anómico sui
generis. No obstante, quizás sea mucho más pertinente hablar de clima carnavalesco perverso, como lo insinuamos
más adelante en el texto.
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14
“(…) en los saqueos hubo variadas motivaciones: desesperación por la pérdida de todo bien material, pero tam-
bién un tremendo espíritu de lucro (quienes robaban para revender) y de consumo (tener aquello que no se podía com-
prar, pero que se deseaba), deseo estimulado por una cultura que valoriza el bienestar material en desmedro de los valores
sociales” (V. Valdivia, in: VV.AA., 2010a:153).
15
Testimonios del primer caso: “Robar bencina el día sábado, lo entendí como la única forma que tenía para
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Por último, es necesario también efectuar una mirada referida a las subjetivida-
des sociales con motivo del “terremoto anómico” sui generis, en materia de estig-
matización del Otro. La identificación presunta o real del saqueador, convertido en
una suerte de actor colectivo (la horda, según el propio lenguaje de los habitantes
del Gran Concepción), contiene un elemento muy pernicioso como lo es –en len-
guaje goffmaniano– el estigma (Goffman, 1995). Ese Otro, convertido por sensa-
ción de temor en un enemigo potencial, tomó distintos nombres y apellidos: los
“flaites”16, los habitantes de tal o cual sector de la conurbación, los fugados de las
cárceles, etc., daban cuenta de la enorme segmentación social del país, al mismo
tiempo que estimulaban los imaginarios sociales de la amenaza inminente, del es-
pectro del asaltante.
Hace algunos años ya, expresamos nuestra preocupación por la forma que han
ido tomando nuestras ciudades, transformadas cada vez más en verdaderos “archi-
piélagos”, a través de la constitución de espacios disociados entre sí17, a partir de
una ausencia de planificación urbana pertinente y de una pérdida sensible de pres-
tigio de los centros de las ciudades (Baeza, 2003). La ciudad espacial y socialmente
fragmentada, incide directamente en comportamientos colectivos de desconfianzas
mutuas, cuando no en el sentimiento de amenaza proveniente de áreas cercanas.
Resulta impactante observar que la curiosa y corrosiva “metodología del rumor”
–en el sentido patológico planteado por Edgar Morin (1969)– funcionó exacta-
mente en esta lógica de la amenaza proveniente de sectores abiertamente sindicados
como los inminentes atacantes, incluso en sentido recíproco. Mientras un sector A
de la ciudad se atrincheraba literalmente para repeler el presunto ataque de un sec-
tor B, convertido para la ocasión en una “horda”, este último hacía exactamente lo
mismo con respecto al primero. En síntesis, con el a menudo pernicioso fenómeno
del rumor (Baeza, 2000) nos encontramos aquí en presencia de aquello que algu-
nos especialistas denominan un miedo abstracto, vale decir provocado sin una causal
directa identificada plenamente (Luna, 2005)18. El miedo, en tanto que construc-
ción social y que factor irracional de comportamientos individuales y colectivos a
partir del rumor, es algo que debe tomarse en cuenta (Solsona, 2011).
Ahora bien, en investigación reciente realizada por investigadores/as de la Uni-
versidad de Concepción, hemos puesto en evidencia que la construcción socio-
arrancar de aquí”; “yo pensé que al día siguiente no habría nada en ninguna parte”. Testimonios del segundo caso:
“¿Por qué yo no iba a aprovechar, si estaban todos allí sacando cosas?”; “me dijeron que en ese supermercado estaban
autorizando a llevarse cosas”.
16
“Flaite” es una denominación de uso corriente en Chile para referirse en forma peyorativa a sujetos prove-
nientes del mundo popular.
17
El mejor ejemplo de esta fragmentación de la ciudad contemporánea lo constituyen los espacios condomi-
niales.
18
“Se le llama miedo abstracto al que se siente sin justificación alguna, o mejor dicho, que no es producido por una
fuente claramente identificada –sea auditiva, visible o sensible por cualquiera de sus medios y formas– y de cuya mani-
festación no hay aparentemente razón alguna” (Luna, 2005: 145).
63
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19
Manuel Antonio Baeza, Andrea Aravena y Miguel Urrutia: Proyecto FONDECYT Nº 1071090: “Imagina-
rios sociales del Otro en el Chile contemporáneo: la mujer, el indígena y el inmigrante”.
20
Manuel Antonio Baeza, Andrea Aravena y Miguel Urrutia, op. cit., Informe final.
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21
Un análisis sociológico, obviamente, no inhibe el aporte del análisis propiamente psicológico y psicosocial
en este tipo de fenómenos. En efecto, es posible recordar los ya antiguos aportes del psicólogo social francés Gus-
tave Le Bon, por ejemplo, quien hablaba de una psicología de las muchedumbres (psychologie des foules), fenómeno
que se produce cuando los patrones de conducta se modifican en un individuo que se encuentra al interior de un
grupo, el cual interviene como motor activo y decisivo de modificación de dichos patrones.
22
Durante el tiempo de carnaval, como bien lo han señalado los antropólogos (cf. J. Duvignaud, 1984), las
normas sociales e incluso las jerarquizaciones debidas a la estratificación social, quedan en suspenso, son invali-
dadas provisoriamente por un lapso de tiempo especial. Sociedades que cuentan con una fuerte normatividad y
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una reacción más “saludable” que logró re-posicionar valores sociales tradiciona-
les23 en pleno escenario de precariedades creadas con motivo de la catástrofe. La so-
lidaridad entre vecinos, la cooperación voluntaria con personas en dificultad extre-
ma, la amistad cívica para ir resolviendo problemas múltiples con mayor paciencia
y sentido de convivencia, etc., constituyó el polo opuesto a la situación de anomia
ya analizada, por las razones que veremos a continuación.
A primera vista, al observar aquello que podríamos denominar el factor cultural
tradicional en situaciones de catástrofes, advertimos que ha existido a lo largo del
tiempo un predominio de comportamientos solidarios y de cooperación mutua
desinteresada. En el terremoto de 196024, pero también en 196525, el rol de los
radioaficionados fue fundamental en materia de comunicaciones en amplias zo-
nas afectadas por el desastre; en aquel de 197126, los profesionales (especialmente
médicos) y estudiantes universitarios formaron brigadas de ayuda voluntaria. En
terremotos sucesivos, el comportamiento solidario de vecinos en particular y de
ciudadanos en general se hizo sentir con fuerza, en los barrios, en los sindicatos, en
las organizaciones sociales; obviamente, habrá siempre que añadir el trabajo enco-
miable y abnegado de bomberos y de organismos de protección civil, sin olvidar
aquel que cumple el personal de carabineros y fuerzas armadas, más allá de sus
obligaciones estrictamente profesionales.
Muy ciertamente, este factor cultural con sello positivo no ha inhibido siempre
manifestaciones de desmanes y saqueos en el pasado: en el terremoto que azotó
Valparaíso en 1906 –y que significó más de 3.000 víctimas fatales– aquéllos fueron
sancionados duramente por el entonces jefe de plaza de la Armada de Chile, inclu-
yendo unos quince hasta hoy muy controvertidos fusilamientos mediante adminis-
tración de justicia bastante expedita, por decir lo menos, con tribunales militares
conformados en tiempo de paz27.
control social sobre sus miembros viven el carnaval como una válvula de escape saludable frente a la presión que
cotidianamente tienen sus miembros como efecto de esa fuerte normatividad y control social. Al término del car-
naval, las poblaciones retoman sus rutinas con mayor grado de soportabilidad. Escribe a propósito del carnaval el
ya mencionado J. Duvignaud: “Diremos que la fiesta, al igual que el trance, permiten al hombre sobrepasar la norma-
lidad y alcanzar ese estado en donde todo es posible, porque el hombre no está más en el hombre sino en una naturaleza
que aquél termina de hacer, mediante su experiencia o sin ella” (J. Duvignaud, 1984: 249).
23
Entendemos por valores sociales, esquemas bastante difusos que contienen ciertos principios normativos a
través de los cuales, tras validarlos imaginario-socialmente, la sociedad en cuestión simplemente confía en que se
apliquen en los comportamientos individuales y colectivos. Se trata, por lo tanto, de conductas o comportamien-
tos esperables. Además, dichos esquemas son tradicionales porque están inscritos desde larga data en la subjetivi-
dad social de una comunidad nacional o grupo social.
24
El terremoto de 1960 tiene el triste privilegio de ser el más grande del mundo en los registros mundiales
efectuados según escala de Richter.
25
Este terremoto afectó la zona central y del Norte Chico. Una de las imágenes más impactantes en esa opor-
tunidad fue la desaparición del poblado de El Melón bajo un alud de lodo y minerales, en la zona interior de la
región de Valparaíso, provocando decenas de muertos y cuyos cadáveres quedaron, en su gran mayoría, sepultados
bajo la avalancha.
26
Una vez más, la actividad sísmica alcanzó este año las mismas zonas que en 1965.
27
Tal es la reputación que alcanzó el Almirante Luis Gómez Carreño, Jefe de Zona en Valparaíso con motivo
66
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del terremoto de 1906. Salvo error u omisión de mi parte, la dictación del estado de sitio en esa oportunidad se
ajusta a las disposiciones de la Constitución Política del Estado de 1833 (la cual tuvo sólo modificaciones en 1866)
y que otorgaban al Presidente de la República dicha facultad aunque de una manera algo compleja y hasta engo-
rrosa al combinar tal dictación con atribuciones del Congreso o, en su defecto, del Consejo de Estado, tal como
se lee en el Artículo 80:20ª “Declarar en estado de sitio uno o varios puntos de la República en caso de ataque esterior,
con acuerdo del Consejo de Estado, i por un determinado tiempo”. Pero en el párrafo siguiente agrega: “En caso de
conmoción interior, la declaración de hallarse uno o varios puntos en estado de sitio, corresponde al Congreso; pero si éste
no se hallare reunido, puede el Presidente hacerla con acuerdo del Consejo de Estado, por un determinado tiempo. Si a la
reunión del Congreso no hubiese espirado el término señalado, la declaración que ha hecho el Presidente de la República,
se tendrá por una proposición de lei”. En aplicación de estas disposiciones constitucionales, el Intendente de la época
dictó primero un toque de queda y pidió la pena máxima para los malhechores…
67
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Referencias
28
Un terremoto y un tsunami nos recuerdan abruptamente que la naturaleza simplemente se manifiesta y
que el drama que tal manifestación puede provocar es una derivación posible. En otras palabras, las tragedias
que se desprenden de fenómenos naturales ocurren sobre todo por la acción humana inescrupulosa e insensible,
que prioriza los buenos negocios antes que la seguridad de la población. A esto se agrega una cierta displicencia
preocupante en el ámbito de la toma de decisiones: ocho inmuebles fueron declarados rápidamente en estado de
“peligro público” en la ciudad de Concepción por el municipio y esto sin que se determinara, por razones antes
que todo económicas, cómo y cuándo aquéllos serían demolidos. A fines de 2010, un primer cronograma técnico
de demoliciones vio la luz del día. No obstante, la pregunta permanece intacta en términos de responsabilidad
política del Estado de Chile: ¿dónde quedó la noción de “peligro público”, más allá de fijar ciertos perímetros de
seguridad que se respetaron a menudo sólo a medias?
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Sociedad Hoy 19: 71-96, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512
Jorge Dresdner1
Kirsten Sehnbruch2
Resumen
Este trabajo examina el efecto del terremoto del 2010 sobre el empleo de la Región del Biobío y
sugiere varias políticas públicas que podrían considerarse a futuro para enfrentar mejor eventuales
situaciones de emergencia en el ámbito de la política social y laboral. Antes del terremoto, la Región
del Biobío no tenía una buena situación laboral en comparación con el resto del país. Los datos
inmediatamente posteriores al terremoto muestran que su principal forma de ajuste frente a la crisis
del terremoto fue el retiro de trabajadores de la fuerza laboral. Este trabajo identifica además cuáles
fueron los grupos de trabajadores más afectados por la crisis. El trabajo resalta que no existe una
política sistemática en Chile para enfrentar situaciones de tipo shock, cualquiera que sea su origen.
Aunque el terremoto haya sido un shock de una magnitud y de una extensión masiva, su efecto
en las zonas afectadas podría haber sido atenuado por políticas de derechos universales y garantías
explícitas. Además, se discute el potencial rol de una política de fomento productivo para ayudar en
generar una mejor situación laboral para las regiones afectadas en el mediano a largo plazo.
Abstract
This paper examines the effect of the 2010 earthquake on the labour market in the Biobío region in
Chile and suggests various public policies that could be considered for the future that would better
equip the country for dealing with emergency situations in the areas of social and labour policy.
The before the earthquake, the labour market of the Biobío region was underperforming compared
to the rest of the country. The data gathered immediately after the earthquake show that its main
form of adjustment to the crisis was the retreat of workers into inactivity. This paper examines this
development in more detail and identifies which particular groups of workers were most affected by
the crisis. Our analysis highlights the fact that Chile does not have an institutionalized system of pu-
blic policies designed to counteract the effects of a shock of this magnitude, which could have been
attenuated by policies that guarantee universal rights and benefits. We also discuss the potential
role of industrial policy in the regions so affected in the medium and long-term by the earthquake.
1
Departamento de Economía, Universidad de Concepción. Concepción, Chile. E-mail: jdresdne@udec.cl
2
Instituto de Asuntos Públicos, Universidad de Chile. Santiago, Chile. E-mail: ksehnbruch@gmail.com
71
Sociedad Hoy 19: 71-96, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512 El impacto del sismo 2010 sobre... / J. Dresdner y K. Sehnbruch
1. Introducción
Este artículo examina el efecto del terremoto del 2010 sobre el empleo de la Región
del Biobío y sugiere varias políticas públicas que podrían considerarse a futuro para
enfrentar mejor eventuales situaciones de emergencia en el ámbito de la política
social y laboral.
Antes del terremoto, la Región del Biobío no tenía una buena situación laboral
en comparación con el resto del país. Los datos inmediatamente posteriores a este
evento muestran que su principal forma de ajuste frente a la crisis del terremoto fue
el retiro de trabajadores de la fuerza laboral.
En este trabajo se proponen tres hipótesis relacionadas a este fenómeno. Prime-
ro, sostenemos que el efecto del terremoto en el mercado laboral ha sido significa-
tivo. Segundo, planteamos que este efecto no ha sido homogéneo en la población:
determinados grupos de trabajadores, particularmente los más vulnerables, fueron
más afectados por el terremoto que otros. Tercero, sugerimos que Chile no está pre-
parado en términos de las estructuras de sus sistemas sociales para enfrentar crisis
económicas significativas, cualquiera sea su origen.
Concluimos que, aunque el terremoto haya sido un shock de una magnitud y
de una extensión masiva, su efecto en las zonas afectadas podría haber sido atenua-
do por políticas de derechos universales y garantías explícitas. Además, discutimos
el potencial rol de una política de fomento productivo para ayudar en generar una
mejor situación laboral para las regiones afectadas en el mediano a largo plazo.
2. Revisión de literatura
Actualmente existe una cantidad de evidencia acumulada sobre los impactos eco-
nómicos que tienen distintos tipos de desastres naturales, como son los terremotos,
tsunamis, inundaciones, sequías, huracanes, etc. Resúmenes de estudios y resul-
tados al respecto se encuentran en Cavallo y Noy (2010), Hallegatte y Przyluski
(2010) y Skoufias (2003). También existe un conjunto de estudios específicos
sobre casos particulares, como son el tsunami generado por el terremoto de Anda-
man – Sumatra en Indonesia y Sri Lanka en el año 2004 (Athukorala, y Resosudar-
mo, 2005), e inundaciones y sequías en México (Rodríguez-Oreggia et al., 2010).
En general, se distingue entre los impactos directos y los indirectos. Los im-
pactos directos están asociados a las pérdidas de capital físico, natural, y humano
a raíz del desastre. Mientras que los efectos indirectos se relacionan con las inte-
rrupciones en la producción de bienes y servicios que surgen a raíz del desastre y
las consecuencias que éstas tienen para la generación de ingresos de las empresas,
familias y para los niveles de actividad económica. De igual forma, al evaluar los
costos económicos de los desastres se distingue entre los costos directos e indirec-
72
Sociedad Hoy 19: 71-96, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512 El impacto del sismo 2010 sobre... / J. Dresdner y K. Sehnbruch
tos, donde los primeros surgen de los efectos directos y los segundos de los efectos
indirectos (Hallegatte y Przyluski, 2010). Además, se realiza una distinción entre
efectos inmediatos, de corto, mediano, y largo plazo.
Los costos asociados a estos eventos se ha estimado que son muy cuantiosos. Por
ejemplo, Barro (2009) estima que las sociedades podrían estar dispuestas a reducir
en un 20% su producto interno bruto con el fin de evitar desastres raros como los
generados por los eventos discutidos aquí. Este costo es muy superior al que nor-
malmente sufren las sociedades producto de las fluctuaciones coyunturales que vi-
ven las economías. Naturalmente que la capacidad de evitar una parte de los costos
relacionados con estos eventos impredecibles está asociado con el desarrollo de los
sistemas de protección y aseguramiento (formales e informales) con que cuente la
sociedad. Se estima que las naciones que tienen un mayor desarrollo institucional
y político deberían incurrir en menores costos a consecuencia de los desastres, que
las naciones con menor desarrollo (Kahn, 2005).
Como se enfatiza en Skoufias (2003), normalmente la falta de una muestra
adecuada de la situación base anterior al desastre muchas veces hace que las evalua-
ciones de los impactos de la catástrofe sean con datos de corte transversal.
En el caso del análisis de impacto sobre el mercado laboral la evidencia es aún
menos abundante. Sin embargo, el análisis se centra en las rutas por las cuales el de-
sastre puede afectar al mercado de trabajo. Se han identificado al menos tres rutas
(Kirchberger, 2010). Primero, un shock negativo sobre la oferta laboral, producto
del impacto directo sobre la fuerza laboral disponible en términos de muertos,
heridos, emigrados, o impedidos de participar en el mercado de trabajo. Segundo,
un efecto positivo sobre la demanda por trabajo como consecuencia del efecto sus-
titución que se produce con el capital, a raíz de la depreciación del retorno esperado
de este último. Tercero, un shock positivo en la demanda por trabajo en ciertos sec-
tores, como consecuencia del influjo de recursos para la reconstrucción, que eleva
esta demanda en sectores como la construcción. Estos efectos en conjunto deberían
tender a generar un aumento en los salarios en el mercado de trabajo. La evidencia
parece confirmar esta predicción, al menos parcialmente en algunas categorías de
trabajadores (Belasen y Polachek, 2008; Rodríguez-Oreggia y Rivera, 2011).
Un aspecto importante que se ha levantado en la literatura ha sido los costos
de mitigar estas catástrofes. Se distingue entre los costos ex-ante y ex-post de miti-
gación (Skoufias, 2003). De relevancia para el análisis del mercado de trabajo son
los instrumentos que permiten reducir los costos de mitigación ex-post, como son
los empleos de emergencia públicos, asistencia al desempleo (seguro de cesantía),
y subsidios a la contratación. Estos instrumentos tienen asociados ventajas y des-
ventajas, que deben ser medidas para poder evaluar un mejor diseño de acciones de
mitigación. En general se distinguen los efectos inmediatos de estos instrumentos,
que pueden ayudar a mitigar los efectos inmediatos de la catástrofe, de los efectos
de mediano y largo plazo, que pueden generar incentivos perversos a la partici-
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pación laboral por parte de los trabajadores y a la contratación por parte de los
empleadores.
Desde el punto de vista del presente artículo, y como consecuencia del corto
tiempo transcurrido del terremoto y tsunami del año 2010 cuando se escribió este
artículo, la discusión se enfoca sobre los efectos de corto plazo. Además, centrando
el foco en el mercado del trabajo, se consideran los efectos de carácter indirecto, o
en términos de costos, los costos indirectos que se manifiestan en el mercado del
trabajo. Por esta misma razón, muchos de los efectos discutidos en la literatura no
han podido ser medidos porque no ha pasado el suficiente tiempo para que éstos
se manifiesten y, por ende, para ser medidos. Por esta razón, en este artículo esco-
gemos un enfoque descriptivo para ordenar la información, lo cual puede servir de
base para un posterior análisis de los efectos sobre el mercado de trabajo (por ejem-
plo salarios) y la discusión sobre los instrumentos disponibles y su funcionamiento
en el caso chileno. Sin embargo, antes de entrar en este análisis, debemos explicar
primero los problemas de información y metodología que limita nuestro análisis.
En esta sección se analiza el impacto más inmediato que tuvo el terremoto y tsuna-
mi del 27 de febrero del 2010 sobre el mercado laboral de la Región del Biobío3.
El objetivo es evaluar cuál fue el impacto sobre la ocupación y la desocupación e
identificar los sectores laborales más afectados por este evento. Para analizar este
impacto, primero se establece la situación base que existía en esta región previo
al 27 de febrero. Luego se realiza una comparación entre las cifras de ocupación y
desocupación antes e inmediatamente después del movimiento telúrico. Sin em-
bargo, antes de entrar en este análisis, debemos explicar primero los problemas de
información y metodología que limita nuestro análisis.
3
Un análisis de los efectos mediatos del evento telúrico sobre el mercado laboral regional es una tarea pen-
diente.
74
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luar su impacto de una manera rigurosa. En el caso del terremoto chileno del 2010
tenemos que lidiar con el mismo problema.
En primer lugar, cabe señalar que Chile no cuenta con información administra-
tiva completa para la política pública. En general, los datos necesarios se obtienen
de encuestas de hogares, tal como la encuesta de Caracterización Socioeconómica
(CASEN) o la Encuesta de Protección Social (EPS). Aunque estas encuestas abor-
dan una gama muy amplia de temas sociales que son relevantes para la política
pública, tal como la salud, la vivienda, los ingresos, la situación laboral y los niveles
educativos del hogar, se realizan tan solo cada tres años. Es por eso que sus datos
son poco útiles para monitorear el desarrollo de variables en forma continua. La
Nueva Encuesta de Empleo (NENE) del Instituto Nacional de Estadísticas (INE)
es la única encuesta que se realiza con una periodicidad suficiente para realizar un
análisis de los efectos del terremoto.
Por el otro lado, no existe en Chile un registro consolidado de datos administra-
tivos de las diferentes políticas sociales y laborales. Por ejemplo, los datos del seguro
de cesantía no se combinan con los registros de los programas de empleo, con los
registros del sistema de salud, con las políticas sociales municipales y otros.
La falta de información sistemática por lo tanto limita el tipo de análisis que
podemos realizar sobre el efecto del terremoto en las situaciones laborales de los
trabajadores.
En este análisis también es necesario lidiar con la existencia de un cambio me-
todológico en la NENE que se produce entre los meses de marzo y abril del año
2010. Por ello, inicialmente se describe en qué consiste este cambio y cómo se
abordó la medición del cambio en las cifras del mercado laboral regional entre es-
tos dos meses. El análisis se concentra en una evaluación de los cambios generales,
para posteriormente identificar cuáles son los grupos más afectados laboralmente
por el sismo. Estos grupos se dividen, de acuerdo a la información disponible, por
territorio, género, sector de actividad económica, nivel de calificación y categoría
ocupacional. Finalmente, se resumen algunas conclusiones.
Existen dos consideraciones de tipo metodológico que se realizan para la me-
dición de los cambios en la situación laboral en este análisis. Primero, las fuentes
de información básicas para realizar este análisis son las encuestas de empleo que
realiza el Instituto Nacional de Estadísticas (INE). El evento telúrico coincidió
con el cambio en la encuesta nacional de empleo del INE de la Encuesta Nacional
de Empleo (ENE) a la Nueva Encuesta Nacional de Empleo (NENE). A raíz de
este cambio, la nueva encuesta de empleo permite una mejor caracterización de la
ocupación, desocupación e inactividad. Sin embargo, esta transformación de la en-
cuesta significa, a la vez, que las cifras obtenidas por la encuesta antes del terremoto
no son comparables con las posteriores a éste. Ello dificulta la medición de los cam-
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bios producidos en el mercado de trabajo a raíz del terremoto. Sin embargo, el INE
ha mantenido desde el año pasado una encuesta piloto de la NENE con carácter de
medición preliminar para analizar cómo este nuevo instrumento entrega resultados
que difieren del antiguo instrumento (ENE). Son los resultados de esta primera en-
cuesta los que utilizaremos para evaluar los efectos del terremoto sobre el mercado
laboral regional. Vale recalcar que los resultados obtenidos de esta encuesta previos
a marzo, no son los resultados oficiales de empleo.
Una segunda consideración metodológica está relacionada con el período que
se utiliza para medir el cambio en las condiciones laborales. Dada la forma en que
el INE presenta la información del mercado laboral en trimestres móviles, en la
práctica las cifras más recientes con las que contamos corresponden al trimestre
móvil marzo-mayo 2010 (MAM2010). Esta es la primera medición que entrega
el INE de la situación laboral completamente posterior al sismo. Es decir, los tres
meses que se incluyen en el trimestre móvil son posteriores al 27 de febrero. Cabe
recordar que la medición del mes de marzo fue imperfecta e incompleta, precisa-
mente a raíz de la situación post-sismo. Como período de referencia contamos con
información del trimestre móvil diciembre 2009 - febrero 2010 (DEF2010). Estos
son tres meses que contienen información previa al sismo. Al comparar los trimes-
tres DEF y MAM tenemos que considerar el efecto estacional que existe entre estos
dos trimestres. Una revisión de la magnitud de este efecto en años anteriores, con
los datos de la ENE, indica que este efecto es variable año a año, pero que en pro-
medio el nivel de ocupación suele ser igual en el trimestre MAM que DEF y que
las desviaciones son pequeñas (desviación estándar de 1,5%). Por ende, este efecto
no debería, en principio, ser relevante tampoco en este caso.
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Esta conclusión se confirma al considerar las tasas de desocupación del resto de las regiones del país.
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Tabla 1. Indicadores laborales para la Región del Biobío. Trimestres móviles DEF2010 y MAM2010 (miles
de personas y porcentajes).
DEF2010 Cambio
MAM2010 (miles
(miles de (miles de %
de personas)
personas) personas)
5
Esta última interpretación es compartida por el INE regional (ver INE, 2010).
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Tabla 2. Cambio en la ocupación y desocupación en la Región del Biobío entre los trimestres
móviles DEF2010 y MAM2010, para los segmentos Urbano y Rural (miles de personas y por-
centajes).
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Información casual permite inferir que, dentro de las comunas que se contabilizan dentro del “Resto”, pro-
bablemente las comunas de Tomé y Penco deben haber sido las más afectadas.
7
La información entregada por el INE sólo permite diferenciar entre la intercomuna de Chillán y Chillán
Viejo y el resto de la provincia.
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Existen otros factores, externos al terremoto y tsunami, que pueden haber contribuido a este resultado, como
es la baja disponibilidad de los recursos, pero indudablemente la catástrofe sísmica es un factor muy importante en
la explicación de esta caída en la ocupación pesquera.
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Las categorías de la Clasificación Internacional Uniforme de Ocupaciones (CIUO) las agrupamos en cinco
categorías: Calificación alta, calificación media, calificación baja, sin calificación, y no identificadas.
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10
En la CASEN del 2009 se cambio el formato de las preguntas necesarias para calcular esta variable com-
puesta. Por lo tanto los datos del 2009 no son estrictamente comparables con los del 2006. Sin embargo, tan solo
un 2% de los trabajadores contestó que estaba subcontratado.
11
Somos conscientes de que, en términos estrictamente legales, los trabajadores sin contrato pueden ir a los
tribunales laborales en caso de despido para que se reconozca su condición de asalariado con los derechos legales
correspondientes. Sin embargo, en la práctica, eso no ocurre frecuentemente. Por lo tanto, para los efectos de este
análisis, los trabajadores sin contratos escriturados se consideran desprotegidos por la ley.
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que es el único componente real de seguro en el sistema del seguro de cesantía. Los
trabajadores independientes y sin contrato están excluidos ex - ante del sistema y
no contribuyen a él. Y los trabajadores con contratos atípicos reciben solamente
un máximo de tres pagos correspondientes a una tasa de reemplazo salarial de un
33%. Si a estos datos sumamos la rotación de los empleos que se ha generado en
Chile durante los últimos siete años, vemos que el seguro de cesantía difícilmente
protege a los trabajadores en tiempos normales12. La Tabla 4 muestra que casi un
60% de los empleos en el año 2009 se había generado durante el último año. Solo
un 34% de los empleos que se genera en Chile tiene contrato indefinido y solo un
33% del total de empleos generados tendría derecho al Fondo Solidario del seguro
de cesantía.
Pero en situaciones de shock, el seguro no cumple ningún rol efectivo.
Tabla 4. Porcentajes de trabajadores afiliados al sistema de seguro de cesantía por tiempo y según
tipo de contrato.
Tipo de contrato
Contratos indefinidos 33.9 66.2 81.5 88.5 93.3 94.4 93.8 53.3
Contratos atípicos 66.1 33.8 18.5 9.8 6.7 5.6 3.1 46.7
Total fuerza laboral 100.0 100.0 100.0 98.4 100.0 100.0 96.9 100.0
Contratos indefinidos 37.1 18.8 14.1 10.1 7.9 6.4 5.6 100.0
Contratos atípicos 82.7 10.9 3.6 1.3 0.6 0.4 0.2 99.8
Total fuerza laboral 58.4 15.1 9.2 6.1 4.5 3.6 3.2 100.1
Fuente: Superintendencia de AFP.
12
Sehnbruch (2006) estima que un 9% de los trabajadores cubiertos por el seguro de cesantía recibe un bene-
ficio del fondo solidario del sistema que es el componente que realmente se puede considerar como su elemento
de “seguro” propiamente tal.
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Los nuevos indicadores sobre la calidad del empleo que se pueden calcular con
la NENE permiten también confirmar la peor situación de empleo en la Región del
Biobío, constatándose además peores índices en la calidad del empleo en la región,
tal como se indica a continuación:
Tabla 6. Indicadores de la calidad del empleo provenientes de la Nueva Encuesta de Empleo del
Instituto Nacional de Estadísticas.
En este contexto, la Región del Biobío preveía que reanudaría totalmente sus
operaciones en negocios o empresas para un 12,8% en menos de un mes, 18% en
menos de 3 meses, 9,6% en menos de 6 meses y un 52,3% en más de 6 meses, lo
cual da cuenta de una inestabilidad y falta de preparación a emergencias gravísima
para un país tan sísmico, que además posee costa en toda su extensión y con un sis-
tema de comunicaciones que paraliza cualquier instancia de coordinación y organi-
zación posterior a la ocurrencia de una catástrofe. Esto se ve más nefasto cuando se
estima que un 7,3% de las empresas o negocios de la región jamás se recuperará13.
13
Ver OIT, 2010.
90
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Los programas de empleo de emergencia tienen una larga historia en Chile que se ha discutido particular-
mente en relación a los programas de la dictadura militar, el Programa de Empleo Mínimo (PEM) y el Programa
Ocupacional de Jefes de Hogar (POJH). Durante la crisis económica del 1982, que fue masiva, estos programas
emplearon al menos un 13% de la fuerza laboral para evitar que el desempleo subiera por encima del 20%. Sin
embargo, los programas han sido criticado fuertemente en la literatura por sus deficiencias y limitaciones que
mantenían a sus participantes en estados de indigencia. Ver, por ejemplo, Arellano (1985), Angell (1992) y Se-
hnbruch (2006).
15
Ver Card (2010).
91
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El supuesto que ha regido en la política pública chilena es que una política eco-
nómica sensata generará crecimiento económico, lo que a su vez crea puestos de
trabajo y determina los niveles salariales. Lo que este supuesto no considera es que
ese mismo crecimiento económico no necesariamente ni automáticamente genera
empleos de mejor calidad. Pero es la calidad de los trabajos que determina una serie
de otros factores, como por ejemplo, la continuidad de los ingresos, la probabilidad
de permanecer ocupado o de caer en la cesantía, o la probabilidad de salir o caer a
la pobreza. De este modo, el crecimiento económico es traspasado a las personas
a través de sus puestos de empleo, determinando así sus capacidades y su nivel de
bienestar.
En todos los países, el empleo es el mecanismo principal que genera las capacida-
des individuales. Sin embargo, esto es particularmente cierto en los países en desarro-
llo, que generalmente carecen de un verdadero estado de bienestar que pueda garantizar
niveles mínimos de ingresos, y por tanto, prevenir la pobreza, especialmente duran-
te cualquier tipo de crisis personal o de la economía.
Por el lado de las políticas sociales, sin embargo, hace falta distinguir entre las
estructuras sociales y los beneficios sociales. Por estructuras sociales, se entienden
los mecanismos que proveen los derechos sociales asociados al tipo de contrato del
trabajador. En América Latina, pero particularmente en Chile, donde las estructu-
ras de los servicios sociales están mayoritariamente privatizadas, los beneficios a los
que tiene derecho el trabajador dependen, sobre todo, de sus condiciones laborales
y de la estabilidad laboral que logre.
Dada la estructura de la legislación laboral en América Latina, los trabajadores sin
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Es probable que esta legislación cambie a futuro y que se les obligue a los trabajadores por cuenta propia
a cotizar.
17
Entre los países industrializados, España y Holanda se encuentran entre los que tienen un mayor porcentaje
de contratos de plazo fijo.
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El punto más importante que este gráfico debería resaltar es que el nivel de
bienestar individual, y por lo tanto también la vulnerabilidad social, dependen en
mayor medida del empleo per se y de las condiciones laborales de éste. Por lo tanto,
en situaciones de shocks económicos, en los cuales se pierden empleos, sea por ce-
santía o por el retiro de los trabajadores de la fuerza laboral, los mecanismos de pro-
tección social más importantes de un país en vías de desarrollo dejan de funcionar.
Como mostraron los datos sobre la calidad del empleo, ésta ya estaba deteriora-
da en la Región del Biobío relativo a la situación del país en general. Por lo tanto,
un alto porcentaje de la fuerza laboral se encontraba desprotegido en el momento
el terremoto. Si a esta conclusión agregamos que el terremoto afectó en mayor
medida a los trabajadores de cuenta propia, mujeres, y menos calificados (con la
excepción de los trabajadores con educación universitaria), debemos concluir que
el terremoto y tsunami afectaron en mayor medida a los trabajadores más vulne-
rables.
5. A modo de conclusión
Los shocks laborales ocurren por diferentes razones y el terremoto constituye sólo
una manifestación masiva de la problemática que sufre el sistema laboral nacio-
nal cuando surge una situación de crisis. A continuación se presentarán algunas
propuestas para una política pública más capaz de enfrentar situaciones de shock,
cualquiera que sea su origen.
En primer lugar y dada la estructura desigual de oportunidades y recursos en
Chile, particularmente el hecho que nuestra legislación laboral y nuestros sistemas
sociales protegen más a los menos vulnerables, debemos trabajar hacia la meta de
lograr sistemas de protección social con derechos universales e iguales para todas las
personas. La exclusión ex-ante de una proporción tan alta de la población (trabaja-
dores por cuenta propia o sin contrato y sus dependientes) por razones de legisla-
ción laboral es una política pública particularmente regresiva en tiempos de crisis.
A eso se suman los derechos parciales de los trabajadores con contratos atípicos que
también se encuentran muy desprotegidos en situaciones económicamente difíciles
y la igualmente precaria situación de los asalariados con contratos indefinidos de
corta duración. Al sumar estos segmentos del mercado laboral, nos damos cuenta
que, en realidad, la mayoría, no la minoría, de nuestros trabajadores están despro-
tegidos por las actuales estructuras laborales y sociales.
En segundo lugar, se debe avanzar en el desarrollo de sistemas de apoyo al fun-
cionamiento del mercado laboral que le permitirían sobrevivir mejor a las crisis.
Esa política debe consistir en dos componentes: por un lado se deben fortalecer
las instituciones y los servicios existentes para la capacitación, la reorientación y
a la reinserción laboral de los trabajadores desocupados. Por el otro lado, se debe
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de un mercado laboral altamente segmentado y flexible, pero que sin embargo brinda apoyo muy efectivo tanto a
empresas como a trabajadores individuales.
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96
Sociedad Hoy 19: 97-111, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512
R. Edgar Gaytán1
Resumen
Abstract
In this particular paper events which happened in Penco parochial Cemetery related to the crum-
bling of a wall containing graves during the mega earthquake of February 27th 2010 in Chile from a
forensic anthropological intervention perspective are discussed. The relevance of the lack of integral
assistance with a social and cultural perspective and the corresponding consequences of the earth-
quake are highlighted. Thus, emotional implications, identity and affection consequences which
derive from the loss of bond among kinsfolk and their corresponding deceased when cemeteries are
significantly damaged with no inmediate adequate response are analyzed. Forensic Anthropology as
integral discipline shows outstanding advances in its interventions related to disasters. However an
adjoining and coordinate kind of work in association with other areas and various institutions based
1
Profesor del Departamento de Sociología y Antropología, Universidad de Concepción. Concepción, Chile.
E-mail: edgaytan@udec.cl
97
Sociedad Hoy 19: 97-111, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512 Cambios en los vínculos... / R. Edgar Gaytán
on updated protocols that can lead the way in the emergent complexity of social phenomena which
happen during the different stages of a disaster is required.
Introducción
El efecto directo e indirecto de los fenómenos naturales sobre las poblaciones hu-
manas no discrimina sectores sociales, grupos étnicos, regiones o países; sin em-
bargo, el impacto que producen se expresa diferencialmente en función de las con-
diciones del asentamiento humano, la estructura social, las tradiciones culturales
y la educación en materia de emergencias. El desconcierto y la ambigüedad que
dominan la vivencia durante una situación catastrófica arrastra, en innumerables
casos, hacia la toma inadecuada y apresurada de decisiones por parte del estado,
las cuales, ineludiblemente, conllevan a nuevas acciones desastrosas y desorgani-
zadas. La inexistencia de un plan de emergencia sumado a una exigua organiza-
ción interinstitucional propende a la improvisación, según vayan apareciendo en
la inmediatez inesperadas necesidades y emergencias. Equívocas oleadas de infor-
mación arrastran a la gente ha operacionalizar medidas “precautorias” sin previo
conocimiento de su efectividad o real necesidad de aplicación y ejecución. Por otra
parte, en una situación de crisis colectiva se distinguen positivamente las relaciones
comunitarias que difuminan el individualismo y permiten los acuerdos entre los
individuos. Con respecto a la materialidad, como son vivienda y capital de trabajo,
sin lugar a dudas, su destrucción, sea parcial o total, adquiere un significado fatídi-
co que trasciende al dominio de lo patrimonial familiar, comunitario y territorial.
En este sentido, los cementerios en tanto espacios depositarios de símbolos identi-
tarios y vínculos de pertenencia familiar y secular requieren ser considerados con la
misma atención que reciben otras áreas de la vida social. La principal implicancia
de su desatención se encuentra en la pérdida de los vínculos entre los difuntos y
sus respectivos deudos, tema central en la antropología forense y áreas afines a la
intervención humanitaria en situaciones de desastre.
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Sociedad Hoy 19: 97-111, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512 Cambios en los vínculos... / R. Edgar Gaytán
dar las necesidades que tales eventos implican. Así, cuando una catástrofe ocurre,
suele crearse un desorden en la atención de la situación, insatisfacción, desatención
de sectores vulnerables, mala distribución y recepción de ayuda externa, a veces
innecesaria según las necesidades locales. La evaluación de los efectos y la toma de
decisiones en función de las alternativas de acción disponibles y sus consecuencias,
en el caso de cambios de la magnitud de una catástrofe, requieren sin duda de una
preparación previa cuidadosa, que eche mano tanto a la acumulación de la expe-
riencia humana global como de las distintas disciplinas del conocimiento.Como
mencionamos anteriomente, una catástrofe como en el caso de un terremoto, en
tanto fenómeno complejo, actúa desencadenando una serie de eventos físicos y so-
ciales que afectan de diversa manera en distintos niveles y escalas a las poblaciones
humanas. La intervención antropológica en un escenario de desastre, entendiendo
este último como la ocurrencia de un hecho extremo e impredecible que produce
un desequilibrio en la vida cotidiana, es vista como una medida complementaria
para reparar los daños materiales y restablecer el normal funcionamiento de la vida
cotidiana (López, 1999). Al agregar el enfoque cultural a esta forma de intervenir se
comienza a plantear el evento físico, no como el eje central del suceso, sino que se
pone en consideración una serie de factores y condicionantes socioculturales que,
una vez asociados a la ocurrencia de un evento físico, permitirían las consecuen-
cias del desastre, agravando o facilitando la situación en curso. Visto de ese modo,
la ocurrencia de un terremoto interrumpe drásticamente la vida cotidiana, aca-
rreando graves daños materiales, además de verse afectados distintos sentimientos
individuales y colectivos que pueden variar según las posiciones sociales, de edad,
de género, entre otras variables. La gran variedad de estas situaciones que surgen a
consecuencia de un terremoto hace que se considere éste como el causante directo
del desastre, sin considerar los complejos procesos sociales que se suman uno a
uno a la ocurrencia de los eventos. De esta manera, las medidas de intervención se
dirigen hacia la mitigación de la emergencia, estableciendo prioridades según ne-
cesidades relativas y jerárquicas que se determinan desde los planes de ayuda y de
acción estandarizados luego de ocurrido el desastre (López, 1999).
Si percibimos a los desastres como procesos sociales, históricos y culturales, los
enfoques de intervención deben, por tanto, seguir la línea de comprensión de los
dichos procesos que acompañan al fenómeno. De otra manera, al ignorar dichos
procesos, se estará manteniendo una concepción cerrada de los eventos, que des-
encadenan en medidas mal implementadas inquietando principalmente a la pobla-
ción ya afectada por el terremoto. En este sentido, las personas que interactúan en
el contexto deben cumplir un rol en la intervención, proponiendo sus intereses y
preocupaciones sobre las acciones y, por sobre todo, participando en las etapas del
proceso de emergencia, recuperación y reconstrucción para fortalecer mecanismos
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que permitan la preparación ante eventos similares, siendo el fin principal el respe-
to hacia las personas afectadas.
Al igual que en otras situaciones sociales de crisis, la organización social y la
preparación integral en la atención y manejo de un desastre demanda la existencia
previa de una plataforma de apoyo, asistencia, solución, recuperación inmedia-
ta, eficaz y planificada que guíe el uso de protocolos adecuados a escala macro y
micro-institucional, según las condiciones sociales preexistentes y los factores de
riesgo potenciales para cada lugar. Las consecuencias secundarias por un manejo
improvisado e inadecuado en la asistencia de un desastre pueden ser aún peores que
la misma catástrofe que asoló un país o región. En ese sentido, la gestión, manejo y
asistencia de un desastre debe tomar en consideración un sinnúmero de variables,
factores y parámetros sobre los cuales actuar de manera coordinada a fin de asegu-
rar una solución planificada e integral del suceso.
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si bien aparentan ser una gran solución, al parecer ésta se atenúa cuando se evalúa
la probabilidad de riesgo ante un evento impredecible, como en el caso de un te-
rremoto. Cabe mencionar que la contracción por renta o compra de un nicho im-
plica una adquisición a más bajo costo para el deudo, lo cual en ocasiones reditúa
negativamente en detrimento de la calidad constructiva, aumentando con ello la
propensión a los daños y pérdidas permanentes.
El terremoto del 27/F causó importantes daños a distintas escalas en los cemen-
terios de las regiones afectadas por las fuertes oscilaciones. Concepción, Lota, Tal-
cahuano, Quirihue y Penco son algunas de las ciudades y municipios que advirtie-
ron mayor perjuicio en algunos sectores de sus cementerios después del terremoto.
Especialmente, los cementerios de Lota, Talcahuano, Quirihue y Penco fueron
los más afectados. En el caso particular del Cementerio Parroquial de Penco, un
trecho importante del muro limítrofe suroeste, constituido por nichos de cuatro
niveles, cayó completamente sobre la calle contigua y alcanzando a perjudicar la
vereda adjunta a las casas colindantes con dicha calle (ver Imagen1).
Esta destrucción parcial, si bien fue advertida por los medios de comunicación,
nunca fue atendida adecuadamente, ni oportunamente por las autoridades sanita-
rias como municipales. Ello devino en una acción de rescate y levantamiento de los
féretros y cadáveres muy improvisada e inadecuada en muchos sentidos2.
2
Es importante mencionar que la labor más destacada fue de parte del propio administrador, quien coordinó
las faenas de rescate y limpieza del siniestro.
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Población
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3
Para mayor detalle consultar la memoria de título presentada en el 2010 por la exalumna de la carrera de
Antropología de la Universidad de Concepción Camila Guerra Ceppi con el título: “Intervención Antropológica
en el Cementerio Parroquial de Penco: Impresiones sobre procesos de la muerte y la experiencia revivida, a partir
del derrumbe de nichos”.
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Caracterización antropofísica
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Estos aspectos permiten prever algunas de las consecuencias directas más nefas-
tas ante un posible fenómeno natural de gran envergadura. La predicción en ma-
teria científica de un desastre es aún una espesa nebulosa. La aseveración con toda
fiabilidad del contexto espacial y temporal de la ocurrencia del evento natural es
inalcanzable. En ese sentido, la preparación es tan sólo un mecanismo de reducción
y amortiguamiento del impacto que produce una eventual catástrofe en la vida hu-
mana. La solución no pasa por la elaboración de planes para el peor escenario –por
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Referencias
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Resumen
La vulnerabilidad social y ambiental existentes en el país y en particular en las regiones afectadas por
el terremoto y tsunami del 27 de febrero de 2010, ha adquirido mayor visibilidad y dramatismo en
las actuales circunstancias. En efecto, al movimiento sísmico grado 8.8 en la escala Richter se agregó
el “terremoto social”. El déficit de sociedad, la grave carencia de comunidad, el predominio de una
cultura individualista, la falta de confianza y respeto en el otro y la debilidad institucional (falta de
Estado) quedaron de manifiesto a partir de las primeras horas de la catástrofe natural y en los días
que siguieron. La institucionalidad no fue capaz de responder con la debida eficiencia y rapidez
a la emergencia, lo que se tradujo en un aumento significativo de la inseguridad de la población.
Resulta indispensable aprender de estas desastrosas y dramáticas experiencias para preparar mejor
a la sociedad, a las personas y a las instituciones. Lamentablemente, la reconstrucción se encuentra
todavía en una fase inicial y tanto el país como las regiones afectadas aún no se encuentran prepara-
dos para enfrentar un desastre similar. El presente artículo busca entregar una explicación científica
al comportamiento social e institucional del desastre, relevando también los anhelos más profundos
de las comunidades.
Abstract
The social and environmental vulnerability, in existence at the country and particularly in the re-
gions affected by the earthquake and tsunami, has become more visible and dramatic in the current
circumstances. Indeed, to the earthquake degree 8.8 on the Richter scale it was added the “social
earthquake”. The deficit of society, the serious lack of community, the dominance of an individual-
1
El presente artículo forma parte del proyecto de investigación ANILLOS “Impactos sociales y ambientales
del Cambio Climático Global en la Región del Biobío: Desafío para la sostenibilidad del siglo XXI”, 2009-2011,
patrocinada por CONICYT y cuyo Director es el autor del presente artículo. CONICYT autorizó a posteriori
incluir en la investigación, durante el desarrollo del proyecto, el tema del terremoto del 27 de febrero de 2010, dada
su importancia como proceso de aprendizaje, aplicable a una eventual estrategia de adaptación al cambio climático.
2
Dr. en Sociología, Universidad de Hannover, Alemania, profesor titular del Departamento de Sociología y
Antropología, decano de la Facultad de Ciencias Sociales Universidad de Concepción. Concepción, Chile. E-mail:
jrojas@udec.cl
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istic culture, lacks confidence, the lack of showing respect to the others; moreover the institutional
weaknesses (lack of state), were revealed from the early hours after of the natural disaster and in
the days that followed it. The institutional framework could not respond quickly and efficient-
ly to the emergency, which resulted in a meaningful increasing of insecurity of the population.
It is essential to learn from these disastrous and dramatic experiences for preparing at the best way
to the society and institutions. Unfortunately, the reconstruction is still in its initial phase, and both
the country and the affected regions are not yet prepared to face a similar disaster. This article seeks
to provide a scientific explanation of social and institutional behavior of the disaster, also relieving
the deepest desires of the communities.
Introducción
La magnitud y los impacto físicos y sociales del terremoto y tsunami que afectaron
fuertemente a las Regiones del Biobío y Maule, movilizó rápidamente a las capa-
cidades profesionales e intelectuales instaladas en las universidades e instituciones
públicas y privadas, con el propósito de entender lo que estaba sucediendo y apor-
tar al proceso de ayuda urgente y posterior reconstrucción. Las primeras reacciones
fueron de shocks y paralización, para luego empezar a actuar para resolver proble-
mas básicos.
La Universidad de Concepción organizó rápidamente un Programa de Recons-
trucción, basado en 9 comisiones, compuestas y coordinadas por profesores de di-
ferentes áreas disciplinarias. Entre ellas funcionó la Comisión Sociedad Civil y Re-
construcción. Las conclusiones de este trabajo se publicaron en un libro (Propuestas
para la Reconstrucción, UdeC, 2010). Además, se organizaron numerosas salidas
de terreno a las localidades afectadas por el desastre, observaciones participativas,
acciones solidarias, visitas a campamentos o “aldeas” y seminarios con actores so-
ciales y representantes de instituciones públicas y privadas. El Proyecto ANILLOS/
CONICYT SOC 28 sobre Cambio Climático en la Región del Biobío organizó en
junio del 2010 una actividad abierta en las ciudades Concepción y Talcahuano, de-
nominada “Árbol de los Sueños”. Se invitó a los ciudadanos a escribir en tarjetas sus
anhelos de reconstrucción que colgaron en un árbol nativo instalado para tal efecto,
señalando cómo quisieran que sus ciudades volvieran a ser reconstruidas en el futu-
ro cercano. El resultado de esta técnica de “tormenta de ideas” fueron 370 tarjetas
(286 en Concepción y el resto en Talcahuano). En ese mes el Instituto Regional de
Administración de Empresas (IRADE) organizó su tradicional evento Encuentro
Regional Empresarial (EREDE) –basado en el tema de la Reconstrucción– e invitó
al autor del presente artículo a coordinar el Taller Reconstrucción Social, con la par-
ticipación de actores empresariales, universitarios, institucionales y sociales.
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Junto con colaborar con las personas damnificadas o desplazadas de sus locali-
dades, hemos aprovechado el desastre para aprender e integrar dichos aprendizajes
en las actividades universitarias, de manera de preparar mejor a los profesionales y
a la sociedad para enfrentar en el futuro, con capacidades para estas difíciles y com-
plejas situaciones que con frecuencia afectan a Chile. En esta línea precisamente
hemos preparado la dictación (en septiembre de 2011) de un Diplomado sobre
Gestión Social de Riesgo de Desastres.
Las reflexiones del presente artículo están basadas en numerosas experiencias de
observación participativa, entrevistas a dirigentes de campamentos, lecturas de artí-
culos, documentación, coordinación de talleres, charlas y múltiples conversaciones
con personas víctimas del desastre. El artículo busca explicar el comportamiento
social e institucional ante el desastre, empleando los conocimientos que el autor
maneja de la realidad de la sociedad chilena a partir la teoría crítica (Rojas, 2011:
125-152). Ello, en el marco específico de las experiencias humanas del 27 de fe-
brero de 2010.
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menos solidarias, sino por las llamadas leyes de la competencia que, finalmente,
favorece al más fuerte.
The Worldwacht Institute define como desastre “un peligro excepcional o anormal
que afecta a comunidades o zonas geográficas vulnerables. Provoca considerables
daños, perturbaciones y posibles víctimas. Las comunidades afectadas tienen difi-
cultades para funcionar normalmente y requieren asistencia externa”. Y vulnerabi-
lidad es definida como “potencial de sufrir daños o pérdidas. Mayor susceptibilidad
a los impactos de peligros debido a factores físicos, sociales, económicos y ambien-
tales” (The Worldwacht Institute, 2007: 225).
Para este Instituto el riesgo “es la probabilidad de que ocurra un peligro en un
lugar determinado y sus consecuencias probables sobre la población y la propie-
dad”.
Los desastres no son meros eventos fortuitos, como frecuentemente lo repor-
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tan los medios de comunicación. “Son producto de una relación cambiante entre
acontecimientos naturales (peligros), condicionantes físicos y sociales (vulnerabili-
dades) y unos sistemas de gestión de riesgo que existen –o que, con frecuencia, no
existen– para protegernos. Salvo raras excepciones, la gente no muere a causa de
los fuertes vientos o los temblores de un sismo, sino por los efectos de estos riegos
naturales sobre sus viviendas, sus escuelas, sus oficinas y su entorno” (Worldwacht
Institute, 2007: 224).
Por lo tanto, el riesgo es el resultado de un conjunto complejo de interaccio-
nes entre el entorno socialmente construido y el sistema natural. Algunos autores
contemporáneos sostienen que en la actualidad se vive en una sociedad del riesgo,
lo que constituiría una verdadera base estructural propicia para el surgimiento de
vulnerabilidades.
Ulrich Beck ha desarrollado teoría del riesgo global. Su concepto de “irresponsa-
bilidad organizada” busca explicar cómo y por qué las instituciones de la sociedad
moderna deben reconocer ineludiblemente la realidad de la catástrofe mientras
que, simultáneamente, niegan su existencia, ocultando sus orígenes y excluyendo
la compensación o el control. La sociología del riesgo es una ciencia de potenciali-
dades y de juicios sobre probabilidades. El concepto de riesgo, cuando se considera
científicamente (riesgo = accidente x probabilidad), adopta la forma del cálculo
de probabilidades, que, como sabemos, nunca puede excluir el peor caso posible.
Finalmente, la noción de sociedad del riesgo global, para Beck, es pertinente para
un mundo que puede caracterizarse por la pérdida de una distinción clara entre
naturaleza y cultura (Beck, 2006). En la primera etapa de la modernidad (desde
el inicio de la modernidad industrial en los siglos XVII y XVIII hasta comienzos
del siglo XX), riesgo significa esencialmente una forma de calcular consecuencias
impredecibles (decisiones industriales).
Para la CEPAL la vulnerabilidad social se asocia al concepto de “riesgo social”,
por lo general aplicado a la población pobre, la que a su vez se identifica con la
“falta de activos”:
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El balneario de Dichato después del tsunami mostraba tal nivel de destrucción que
parecía haber sido objeto de un bombardeo o de una guerra. Ni los paraderos de
pasajeros que estaban en los sectores altos del balneario se salvaron de la implaca-
ble furia del mar. Fueron tres olas gigantescas de entre 10 y 15 metros, aunque la
más destructiva fue la tercera que arrasó con todo lo que pilló a su paso y la que
provocó la mayoría de las muertes… La experiencia de los antiguos pescadores fue
fundamental para que la mayoría de los habitantes optara por buscar refugio luego
del terremoto hacia lugares altos, pese a que no existían las señaléticas respectivas y
la oscuridad reinante hacía difícil llegar a los lugares de mayor altura por la confor-
mación geográfica del sector costero del balneario. Para los sobrevivientes, las horas
de espera hasta la madrugada, cuando amaneció, fueron interminables, pero mayor
fue el impacto al ver el grado de devastación sufrida con viviendas flotando en el
mar y lanchas esparcidas en medio de las casas destruidas (Revista Nos, 2010: 82).
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Nos han dicho tantas cosas que ya no nos extraña nada. Pero ahora el principal te-
mor es que nos expropien nuestras viviendas y locales comerciales. (Isabel Riquelme
pobladora del campamento El Molino, Dichato) (Pinto, 2010).
Por más que pasen los años, no deja de impresionarme el color del mar, su belleza.
(María Antonieta, pobladora del campamento El Molino, Dichato) (Íbidem).
El lugar de arraigo, donde echaron raíces, antes del tsunami, corre por sus venas
y cuerpo. No es posible olvidarse de él. El paisaje, el mar, a pesar del daño que oca-
sionó con sus salidas violentas, sigue estando presente en la vida de los desplazados,
junto con el temor a poderlo todo. Aun hoy puede leerse en la fachada de una casa
destruida el clamor: “Dichato no está en venta”. El temor de ser expropiados, de
perder definitivamente sus antiguos lugares de habitación, bajo el pretexto de refor-
zar el borde costero, construyendo una franja arborizada que actúe como defensa
de posibles nuevos maremotos.
En la realidad concreta del mundo de hoy, los lugares y los espacios, los lugares y
los no lugares se entrelazan, se interpenetran. La posibilidad del no lugar no está
nunca ausente de cualquier lugar que sea. El retorno al lugar es el recurso de aquel
que frecuenta los no lugares… Lugares y no lugares se oponen (o se atraen) como las
palabras y los conceptos que permiten describirlas (Augé, 2008: 110).
El no lugar, desplazado, allí donde fuimos arrojados por el mar y las institu-
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2
Encuentro Regional de Empresas, EREDE en Concepción, convocado y organizado por el Instituto Regio-
nal de Administración de Empresas, IRADE, bajo el lema de la Reconstrucción, realizado el 3 de junio 2010. Este
Encuentro fue muy representativo y de alto interés público y privado. Reunió a representantes de empresas, de
universidades, organizaciones sociales y autoridades públicas de la Región del Biobío. Analizó y discutió en diver-
sas Comisiones temáticas (8) el tema de la Reconstrucción, elaborando una Propuesta para la autoridad pública
regional. Las conclusiones citadas en el presente trabajo corresponden a la Comisión 7 Reconstrucción Social,
coordinada por el autor del presente artículo y en la que participaron cerca de 15 representantes de empresas,
universidades y organizaciones sociales de la Región del Biobío, para manifestar las experiencias vividas durante y
después del terremoto/tsunami. Las reflexiones sistematizadas –y las recomendaciones a las autoridades regiona-
les– fueron presentadas al plenario de EREDE y recepcionadas muy positivamente por los asistentes.
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Los líderes tienden a adoptar actitudes reactivas cuando se enfrentan a una crisis.
Cada una de las fases que aquí se han analizado sobre la gestión política del caso
“Prestige” confirma esta hipótesis. La reacción de los gobernantes fue lenta, tanto
en el reconocimiento de la crisis como en la toma de decisiones, su política comu-
nicativa adoleció de transparencia y coordinación y, en última instancia, procuraron
evitar a toda costa cualquier responsabilidad política por la catástrofe (Freijeiro,
2010: 345).
Según este mismo autor, en los estudios sobre crisis y catástrofes se pueden
destacar otros tres tipos de comportamientos y errores: i) los dirigentes públicos
prestarían nula o escasa atención a la comunicación política de la crisis, considerán-
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Este clamor del alcalde Hualpén refleja la entendible desesperación de una au-
toridad comunal ante reacciones de sectores de la población (también de bandas
organizadas) que se aprovechan de las circunstancias para cometer ilícitos o practi-
car conductas antisociales, producto del pánico y horror frente a la catástrofe. Este
es un testimonio representativo de una autoridad que clama por el restablecimiento
del orden y la normalización de la vida social.
Existe la impresión, cierta o equivocada, que las dimensiones de la tragedia
sobrepasaron técnica y humanamente las posibilidades de reacción de los órganos
competentes, como el SHOA (Servicio Hidrográfico y Oceanográfico de la Ma-
rina) y la ONEMI (Oficina Nacional de Emergencia). Las órdenes que se dieron
fueron en muchos casos contradictorias y equivocadas, como por ejemplo el hecho
de que el SHOA cancelara el alerta de tsunami en la madrugada del 27 de febrero,
no obstante que contaban con la información del PTWC (Pacific Tsunami War-
ning Center) de Estados Unidos sobre la inminencia de un maremoto que afectaría
las costas del centro y sur del país, en particular las Regiones del Maule y Bio-
bío. Informaciones provenientes de la investigación sobre el desastre revelan que
el error en el alerta del tsunami se habría debido al temor de los jefes del Shoa
a ser cuestionados por la “exactitud” de la información: “Los marinos del Shoa
esgrimieron para cancelar la alerta que no querían caer en inexactitudes frente a
3
Estas declaraciones del alcalde fueron hechas a Radio Bío Bío el día 1° de marzo de 2010.
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4
Informe de la Armada sobre el Tsunami, diario La Tercera, 25 febrero 2011.
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El liberalismo del siglo XVIII puso al ser singular sobre sus propios pies, y entonces
éste pudo ir exactamente tan lejos como sus pies lo llevaron. La teoría estableció que
la constitución natural de las cosas se cuidara de que la competencia ilimitada de los
individuos se uniera en la armonía de todos los intereses y que el conjunto quedara
lo mejor parado posible con la aspiración sin consideraciones a la ventaja individual:
fue ésta la metafísica con la que el optimismo naturalista del siglo XVIII justificó
socialmente la libre competencia (Simmel, 2003: 138).
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Anhelamos amar, ser amados y formar parte de algún grupo humano. Es posible
que la ciencia ofrezca pronto una explicación completa de esos anhelos, pero sospe-
cho que seguiremos ansiando la trascendencia (Lovelock, 2005: 537).
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tes. Sin duda, también en este caso la figuración de las valencias satisfechas
e insatisfechas de cada persona será también distinta de las demás. Pero la fi-
guración engloba –mientras la unidad siga siendo pequeña– a todo el grupo.
Si las unidades sociales se hacen mayores y adquieren más niveles, se generan
nuevas formas de relaciones emocionales. Su referente no son ya sólo perso-
nas, sino también, cada vez más, símbolos de las unidades más grandes, escu-
dos, banderas o conceptos llenos de carga emotivas (Elías, 1999: 165-166).
La comunidad, los lazos y redes sociales, resultan de vital importancia para en-
frentar los problemas de la vida cotidiana y la realización del ser humano. Con
mayor razón las situaciones de riesgos de desastres, como un terremoto y tsunami,
requieren de la fortaleza y riqueza de estos lazos. Con frecuencia se observa que en
dicha circunstancias estos lazos, debilitados, tienden a desarrollarse en pequeños
círculos sociales, en la familia y en los entornos vecinales más próximos. Las expe-
riencias post desastre mostraron también acercamientos, modalidades de ayudas
mutuas y formas limitadas, pero eficaces de cooperación vecinal. Así, por ejemplo,
los mencionados comités de vigilancia, aunque originalmente surgieron como mo-
dos de autodefensa contra posibles agresores, luego evolucionaron hacia formas de
cooperación y solución de problemas cotidianos de sobrevivencia. También se ocu-
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Que no piensen que nos van a perjudicar con expropiaciones o permutas de terre-
nos que sean injustas. Queremos que el Presidente cumpla su palabra y nos dejen
volver a la costanera. Si no cumple, vamos a volver al lugar en que estábamos cuan-
do vino el tsunami y de ahí no nos moverán. (María Antonieta Fuentes, pobladora
del Campamento El Molino, Dichato) (Pinto, 2010).
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Uno de los grandes problemas es que hay gente que está en el campamento y se
siente muy cómoda acá. Antes del terremoto ellos no tenían otro lugar donde vivir.
Estaban de allegados, hacinados en casas muy chicas o en malas condiciones. En-
tonces no tienen ningún apuro. (pobladora Isabel Riquelme) (Pinto, 2010).
Nos han dicho tantas cosas que ya no nos extraña nada. Pero ahora el principal
temor es que nos expropien nuestras viviendas y locales comerciales. (Isabel Riquel-
me) (Pinto, 2010).
Las personas afectadas, desplazadas de sus lugares de residencia, esta vez mejor
organizadas, reclaman con razón participación en el proceso de reconstrucción.
La reconstrucción de las zonas devastadas debe necesariamente hacerse con
participación ciudadana y orientación sustentable. De lo contrario la vulnerabili-
dad de los más pobres, mayoritariamente afectados por el desastre, profundiza aún
más la condición de vulnerable, transformándola en irreversible. De hecho, esta
realidad ya puede observarse en los campamentos.
Por otra parte, las soluciones sustentables, como la construcción de viviendas
dignas con aislamiento térmico y dimensiones adecuadas (por cierto muy superio-
res a los 18 m² y al hacinamiento de mediaguas que se está implementando por
ejemplo en algunas localidades), el empleo de energías renovables, el aprovecha-
miento de las aguas lluvias, la protección frente a eventuales eventos extremos,
las planificación sustentable del borde costero, el respeto a la actividad productiva
de los pescadores artesanales y de sus espacios habitacionales (arraigo, identidad y
cultura local) y el incremento de la calidad de vida de la población afectada (me-
jorar lo que tuvieron antes del terremoto/tsunami) deberían constituir la carta de
navegación de la reconstrucción en democracia. Este salto cualitativo puede darse.
Existen los recursos económicos, la tecnología y la voluntad de los ciudadanos por
involucrarse en sus propias decisiones. Y existe también la voluntad de las univer-
sidades regionales, por aportar con sus conocimientos y experiencias formativas y
valóricas a la reconstrucción con participación ciudadana.
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Sociedad Hoy 19: 113-140, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512 Vulnerabilidad social... / J. Rojas H.
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–“Mi sueño es que las personas de Talcahuano y también las demás ciudades en-
tiendan, aprendan y apliquen lo que es vivir en comunidad, que se comparta de
forma genuina y sin esconder el amor por miedo a ser vulnerables”.
–“Reconstruir Talcahuano respetando su historia, cultura, actividad económica por-
tuaria y su identidad”.
–“Principalmente rescatar el patrimonio de la ciudad”.
–“Me gustaría que se reconstruyera más firme, más lindo”.
–“Me gustaría que Talcahuano construya las casas que se cayeron.
–“Que se eleven sus construcciones para que no se afecten por los futuros tsunamis”.
5
El proyecto ANILLOS SOC 28 CONICYT “Impactos sociales y ambientales del Cambio Climático Global
en la Región del Biobío: Desafíos para la sostenibilidad del siglo XXI, 2009-2011” investigó las percepciones y
sueños de ciudadanos en las ciudades de Concepción y Talcahuano, respecto de la reconstrucción. Transcurridos
varios meses del terremoto/tsunami, surgen con fuerza importante ideas de cómo reconstruir sus lugares de vida y
las ciudades más afectadas por el desastre. Los pensamientos que se escribieron y colgaron como tarjetas en el Árbol
de los Sueños –árbol nativo que finalmente se plantó en la plaza de Talcahuano– reflejan las fortalezas propias
de los habitantes, la resiliencia comunitaria, siempre presente en las personas a la hora de enfrentar situaciones
difíciles y dolorosas como las vividas durante y después del terremoto del 27 de febrero de 2010. La sistematiza-
ción de las opiniones emitidas fue realizada por el profesor Dr. Manuel Antonio Baeza, investigador del Proyecto
ANILLOS SOC 28.
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–“Me gustaría que fuera un puerto con más entretención para la comunidad, en
donde existan áreas de esparcimiento para la familia”.
–“Me encantaría que tuviera un paseo peatonal a orillas del mar para poder jugar con
nuestros hijos en un lugar lindo”.
–“… que consideren espacios permanentes para el desarrollo integral de los niños y
su creatividad”.
–“Una ciudad sustentable del punto de vista urbano, social y económico”.
–“… poder convertir partes de la zona de desastres en áreas verdes y de relajación para
la ciudadanía y los turistas”. “Con muchos árboles, color verde puro”.
–“Talcahuano… sin malos olores”, “… sin contaminación”.
–“Me gustaría que Talcahuano se reconstruya con vista al mar”.
–“… me gustaría que Talcahuano se reconstruyera igual que antes o con mejores
instalaciones”.
–“Queremos una ciudad más solidaria, necesitamos unión”.
–“Me gustaría que Talcahuano construya las casas que cayeron y que la gente que
vive en la calle tenga casa”.
–“… darle mucho apoyo y solidaridad para las personas que lo hayan perdido todo”.
–“Anhelo una comuna con trabajo y dignidad para sus habitantes”.
–“Reconstruir Talcahuano con la participación activa de sus habitantes y sus autori-
dades locales”.
–“… con espacios donde la gente se pueda juntar, que recupere su costanera y su
alegría de Puerto”.
–“Que nuestro puerto lo puedan arreglar más lindo”.
–“… superar la pobreza de nuestra ciudad”.
–“Me gustaría que Talcahuano se reconstruyera con mucha ayuda de gente de Tal-
cahuano”.
–“Que la reconstrucción sirva para tener una ciudad más unida”.
–“Una ciudad alegre”. “Una comuna con gente feliz”.
Los primeros momentos del desastre fueron complejos y difíciles para la mayo-
ría de la población afectada, especialmente para las familias y personas más vulnera-
bles, carentes de recursos. Luego, junto a las primeras ayudas, surgen las iniciativas
de bases. Los campamentos se organizan, canalizando las ayudas y aunando fuerzas
para salir adelante y superar los problemas más básicos, como la alimentación,
agua, habitación, energía, salud, conectividad, educación, contención emocional,
distracción, etc. Ha habido diferencias en la formas de enfrentar las dificultades.
Así, por ejemplo, las comunidades que estaban mejor organizadas, que contaban
con mayor capital social y capacidades de resiliencia, pudieron enfrentar mejor los
problemas, adaptándose más rápidamente a las nuevas y difíciles condiciones de
vida. También hubo en algunos casos pasividad y lamentables desbordes, como ya
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lo hemos analizado. Pero muchos compartieron sus escasos recursos y lograron una
mejor comunicación con las autoridades locales.
Son, precisamente, estos segmentos más proactivos de la población afectada los
que manifiestan los pensamientos y anhelos en el Árbol de los Sueños, registrados
en Talcahuano. Apelan a la solidaridad, a la necesidad de reconstruir con la ayuda
de todos, considerando lo que la ciudad fue, su historia económica y arquitectóni-
ca. La ciudad debe reconstruirse mejor, manteniendo su calidad de puerto abierto
al mar. El mar es el paisaje natural de la ciudad y, a pesar que la violencia de las
aguas destruyó parte importante de ciudad y poblaciones costeras, sus habitantes
siguen pensando en el paisaje marítimo, sigue siendo el constitutivo fundamental
de la identidad porteña.
Nuevos espacios ciudadanos, especialmente para los niños, debe construir y
presentar el nuevo Talcahuano post-terremoto. Esta vez con áreas verdes, acceso
costero al mar, mayor belleza, calidad de vida, trabajo digno, menos pobreza, más
sustentabilidad y alegría en el rostro de sus ciudadanos.
Estos pensamientos se manifiestan en diferentes localidades afectadas por el te-
rremoto y tsunami. Por lo general las personas desean volver a los lugares en los
que vivieron, en los que tienen sus raíces, construyeron sus vidas y establecieron sus
lazos comunitarios. No quieren por ningún motivo ser alejados del paisaje en que
residían. Así, por ejemplo, los que viven en la costa como en Talcahuano desean
mantener su relación con el mar y la costa. Lo mismo expresan los pobladores de
Dichato, en conflicto con las autoridades, por anunciadas expropiaciones en la
zona costera, con propósitos defensivos frente a posibles tsunamis. Es natural que
defiendan su pertenencia territorial. Su identidad y actividades están vinculadas
fuertemente al mar, a la morfología del borde costero. Además, los pescadores arte-
sanales y sus familias viven del mar y de sus productos. Tienen el derecho histórico
a permanecer en la costa, mejorando sus condiciones de defensa habitacionales y de
trabajo. Se puede y debe construirse de una manera diferente, adaptada a riesgos de
desastres. Los pobladores afectados por el desastre no deben ser desplazados de sus
localidades, para que luego se instalen en las mismas otras actividades, comerciales
o turísticas, por ejemplo.
Por su parte, en Concepción, lo sueños giraron en torno a visiones ambientales:
–“Quiero un Concepción verde, limpio, alegre, ojala con plantas de reciclaje para
que todos podamos cooperar”.
–“Yo quiero que mi ciudad sea ecológica y que haya más jardines y no tantos edi-
ficios”.
–“Haciendo de las plazas de la ciudad y barrios, lugares de encuentro más acogedo-
res, con espacios verdes, árboles, banquitas”.
–“Quiero una ciudad verde”.
–“Me gustaría reconstruir mi ciudad en primer lugar inculcando una fuerte con-
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ciencia ambiental que sensibilice a las personas sobre una reconstrucción con una
matriz “verde” que promueva el cuidado y conservación de los espacios naturales
de Concepción para que la nueva ciudad que emerja sea sustentable”.
–“Quiero una ciudad, un país y mi comuna libre de contaminación”.
–“(…) con muchas bicicletas para disminuir el ruido, la contaminación y el estrés”.
–“Una ciudad con arquitectura sustentable”.
–“Quiero una ciudad llena de colores”.
–“(…) que la reconstrucción se haga tomando conciencia de los fenómenos naturales
de nuestro país”.
–“Más utilización de energías renovables y la aplicación en la arquitectura”.
–“Me gustaría que volviera a ser como antes, que las partes que se cayeron se recons-
truyan”.
–“Mi sueño es que todas las familias que perdieron sus hogares en el terremoto les re-
construyeran lo antes posible y así dejaran de sufrir”.
–“Deseo una mejor calidad de vida para cada una de esas personas que lo perdieron
todo y también sus familias”.
–“Me gustaría que Concepción se reconstruyera de una manera equitativa”.
–“(…) sin tanta desigualdad”.
–“Me gustaría reconstruir mi ciudad, cosas creativas que le den sueños y magia a la
vida, y que la juventud aporte cosas nuevas”.
–“Por sobre todo, reconocer a nuestra ciudad como un ente que la conformamos
todos nosotros. Cada uno que participe de su desarrollo y reconstrucción, desde el
ámbito que pueda participar. Es tarea de todos hacer de Concepción algo mucho
mejor de lo que era antes”.
–Quiero una reconstrucción social, educativa, hecha con valores, en donde la gente
muestre respeto, hermandad, igualdad y no todos los antivalores que se enseñaron
en el terremoto”.
–“Yo espero que con la reconstrucción del país después de este terremoto, renazca-
mos con más fortaleza y amor entre nosotros, para convivir en una sociedad más
fraternal y solidaria”.
Los sueños de los ciudadanos de ambas comunas tienden a coincidir. Sin em-
bargo, resalta especialmente en Concepción el deseo de que la ciudad se transforme
en un espacio urbano verde, con muchas áreas verdes, con protección del medio
ambiente. La ciudad verde o sustentable. El paisaje hermoseado, estético, agradable
a los ojos, motiva a los habitantes de Concepción. Pero también les preocupa que
la ciudad cuide su patrimonio arquitectónico, sus casas antiguas y lugares de recrea-
ción, que se descontamine, evite los ruidos, así como que surjan valores como la
fraternidad, el respeto mutuo y la solidaridad. Que se reconstruya equitativamente,
sin pobres y con involucramiento ciudadano.
La reconstrucción debe llevar el sello, acción y sueño de sus habitantes. Las
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Referencias
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Sociedad Hoy 19: 141-152, 2do Sem. 2010 ISSN 0717-3512
Resumen
El terremoto que sacudió a Chile el 27 de febrero de 2010 incrementó el número de familias chi-
lenas “sin casa”. De esta situación surge el interés por contrastar la historia de los tradicionales “sin
techo” con los(as) actuales damnificados, poniendo especial énfasis en las continuidades y disconti-
nuidades de las prácticas y discursos políticos. En este contexto, el presente artículo analiza, desde
un enfoque cualitativo y descriptivo, los modos de acción colectiva ejercidos por las comunidades
de pobladores(as) residentes en Campamentos de Emergencia de la provincia de Concepción, tras
el terremoto de febrero 2010.
Abstract
The earthquake occurred on twenty seventh of February 2010 increased the number of homeless
Chilean families. This situation promotes the interest to contrast the history of traditional homeless
people in Chile, with the current victims of the earthquake; emphasizing the continuities and dis-
continuities of the practices and political discourses. In this context, the present article analyzes from
a qualitative and descriptive approach, the ways of collective behavior practiced by the communities
of victims of the earthquake who are living on emergency camps in Concepcion Province, Chile.
El 27 de febrero del año 2010 Chile fue sacudido por uno de los terremotos de
mayor magnitud en la historia de la humanidad. El movimiento telúrico que des-
1
Socióloga, Magíster Política y Gobierno. Facultad de Ciencias Sociales, Universidad de Concepción. Con-
cepción, Chile. E-mail: kavalenzuela@udec.cl
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We solve our own problems here. We are people, not objects – autonomous, free
(…) it is the right of the poor to make their own decisions. (Oxhorn, 1995:126).
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han asociado para abordar la temática de la vivienda de manera colectiva, qué tipo
de relaciones han emprendido con la institucionalidad pública, cómo evalúan sus
niveles de participación y deliberación en el proceso de reconstrucción, etc.
Enfoque metodológico
Principales resultados
La grave crisis vivida tras el terremoto del 27 de febrero de 2010 implicó que las co-
munidades articularan improvisados mecanismos de organización para sobrellevar
las duras semanas post-catástrofe que se vendrían. En este contexto, en los distintos
territorios existieron personas que fueron asumiendo el liderazgo de la situación.
En un intento por caracterizar a las y los nuevos líderes de los campamentos de
emergencia, el trabajo de campo realizado identifica dos tipos de líderes según ex-
periencia dirigencial: los que ya tenían un currículum de dirigencia social previa, y
los liderazgos emergentes que adquieren protagonismo con la emergencia:
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tes2, así como por el propio trabajo de campo realizado, indican que casi la mayoría
de los(as) líderes actuales de los campamentos corresponde a este segundo perfil.
En este sentido, la experiencia de los campamentos de emergencia ha generado un
proceso nuevo de participación comunitaria a nivel país. La tradición de las últimas
décadas en materia comunitaria apuntaba a la perpetuación de los liderazgos expe-
rimentados en los territorios, ante la falta de pobladores jóvenes o no experimen-
tados que estuviesen interesados en renovar los cargos dirigenciales. Sin embargo,
la experiencia de los campamentos post-terremoto marca un absoluto quiebre de
este modelo, ya que es considerable el número de liderazgos emergentes asumiendo
roles directivos en sus respectivas organizaciones.
Por otra parte, si nos remontamos a los días, semanas y meses inmediatamente
posteriores al terremoto y tsunami, nos podemos percatar que éstos estuvieron
marcados por particulares modos de resolución colectiva de las necesidades y pro-
blemas que las familias damnificadas debían enfrentar. La histórica olla común
masificada en las poblaciones de los ochenta es un claro ejemplo de esta afirmación:
… tuvimos que hacer ollas comunes y ayudarnos entre vecinos (…) nunca me ima-
giné que llegaríamos a organizarnos de esa manera (…) si bien hubo conflictos, el
espíritu siempre era de luchar por algo común, por todos. (Dirigenta Campamento
Coihueco, Penco).
2
Documento Sistematización Participativa del Programa de Apoyo a la Gestión Comunitaria en comunidades
afectadas por el terremoto y tsunami. FOSIS - U.E.
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Empezamos con diálogo y respeto, si la cosa se pone fea, ahí nos paramos y em-
pezamos a exigir más. Es decir, si nos resulta a la buena genial, si no, vamos a la
pelea, pero siempre con información y teniendo claro lo que estamos peleando, con
fundamentos… (Dirigenta Aldea Coihueco, Penco).
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Ya lo hemos intentado con el diálogo, yo creo que después viene la protesta. Es que
somos miles de damnificados, no somos la gente de acá solamente. Porque esperar
para qué, si la reconstrucción no se va a terminar en este Gobierno… (Dirigenta
Aldea El Molino, Dichato).
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panorama, que se repite en casi todos los testimonios, cabe preguntarse, ¿Dónde
quedó la participación?
La distancia entre la propuesta gubernamental y los modos de llevar ésta a la
práctica, nos permiten argumentar que la llamada “Reconstrucción Participativa”
no ha sido más que un componente retórico utilizado por la actual administración
para legitimarse ante una sociedad civil cada vez más demandante.
Reflexiones finales
Los grupos de damnificados(as) del terremoto del 27/F que habitan en las llamadas
“Aldeas de Emergencia” se pueden entender como parte integrante de un sujeto
colectivo y popular que ha tenido mayor o menor visibilidad a lo largo de la histo-
ria de nuestro país. Nos referimos al “poblador”, actor que ha encarnado la lucha
popular en múltiples ocasiones, desde la toma de sitios para afirmar su derecho a
un lugar donde vivir, hasta la toma de las calles para exigir el término de la dic-
tadura. En este sentido, podemos argumentar que los nuevos “sin techo” no son
“individuos” a-históricos que sólo están pasando una mala racha por el azar de la
naturaleza; más bien, podemos entenderlos como actores integrantes de un sujeto
colectivo cargado de historicidad, y cuya posición en la estructura de clases deter-
mina su nivel actual de vulnerabilidad frente al desastre vivido.
Los resultados del trabajo de campo realizado muestran a las y los pobladores
residentes en campamentos de emergencia como actores integrantes de esta nue-
va sociedad civil popular, que, como tales, establecen diferentes mecanismos de
interrelación con el Estado. En términos generales, se puede señalar que las y los
pobladores(as) damnificados(as) han demandado con fuerza su derecho a la vivien-
da, así como su derecho a participar activamente de la reconstrucción de sus vidas.
Al entender la solución habitacional como un derecho, éstos dirigen su demanda
al Estado, el que, con mayor o menor claridad, se ha comprometido a atender la
situación de los damnificados.
Si se analizan las demandas de los ciudadanos damnificados, y se contrastan
con las políticas y lineamientos gubernamentales en materia de reconstrucción, no
debería presentarse mayor disonancia, ya que desde lo discursivo el Gobierno de
Chile ha auspiciado una reconstrucción profundamente participativa, que involu-
craría a los afectados en todas las etapas de la solución habitacional. Sin embargo,
la evidencia empírica recogida en los testimonios muestra una distancia abismante
entre el discurso y la práctica de la participación. En efecto, las limitaciones a la
participación de la comunidad no deberían sorprendernos, si consideramos que
nuestro actual Estado neoliberal incorpora como prácticas comunes las alianzas
con el mercado y, específicamente aquí, con el sector inmobiliario. Si de lo que se
trata es de reproducir la lógica subsidiaria, que implica transferir la construcción de
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Referencias
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SOCIEDAD HOY
–Información del autor del libro: Nombre y apellido (año), Título del libro. Lugar de
publicación: editora, número de páginas, ISBN.
–Datos del autor de la reseña: Nombre, institución, e-mail.
–Desarrollo de la reseña: máximo 4 páginas.
–La reseñas pueden ser en español, inglés y portugués.
NORMAS DE PUBLICACIÓN
–Artículos originales. Las contribuciones a la revista deben ser escritas a doble espacio,
en hoja tamaño carta, con márgenes de derecha e izquierda y superior e inferior de 3 cm,
en caracteres Times New Roman, tamaño 12. Debe consignarse:
153
a) Título del trabajo, en español e inglés.
b) Nombre de autor(es).
c) Especialidad, institución a que pertenece y correo electrónico.
d) Resumen y palabras claves.
e) Abstract y keywords.
f ) Introducción.
g) Desarrollo, dividido en títulos y subtítulos si fuese pertinente.
h) Reflexiones finales o conclusiones.
i) Referencias bibliográficas: debe contener sólo aquellas citadas en el texto.
–Cuando el apellido del autor forma parte de la narrativa se incluye solamente el año
de publicación del artículo entre paréntesis.
–Cuando tanto la fecha como el apellido forman parte de la oración no se usa parén-
tesis.
–Si hay más de una obra/artículo de un solo autor aparecido el mismo año, se citará
con una letra en secuencia seguida al año.
–Las referencias de la lista final deben disponerse en orden alfabético y año de publi-
cación. Referencias múltiples de un mismo autor se ordenan por año desde la más
antigua a la más nueva.
Ejemplo: Salazar, G. (1990). Ser niño “huacho” en la historia de Chile (Siglo XIX).
Proposiciones, Vol. 19, pp. 55-83.
–Libros: Apellido(s), nombre(s) (año de publicación) Título del libro. Ciudad donde fue
publicado: nombre de la editorial.
Ej.: Beck, Ulrich (2008). La sociedad del riesgo mundial. Barcelona: Editorial Paidós.
154
–Capítulos de libros: Apellido, nombre (año) Titulo capítulo. En Apellido, nombre: Tí-
tulo del libro (página inicial-pagina final). Ciudad: editorial.
Todas las citas deben aparecer en la lista final de referencias bibliográficas, y viceversa,
dichas referencias deben estar citadas en el texto.
155
SOCIEDAD HOY
Its objective is to disseminate and encourage research and reflection on social sciences at
national and international levels, especially at the Ibero-American level.
Sociedad Hoy includes topics of scientific interest on different areas of social science
research, such as epistemology, sociological and anthropological theory, environment, gen-
der, education, social movements, research methodologies, social policies, culture and so-
cial imaginaries, ethnic problems, globalization, territories and productive systems, public
participation, poverty, regional development and sustainability, among other related areas.
It’s a publication directed to academics, researchers, students and the general public.
SOCIEDAD HOY considers for its publication original articles, which will be subject-
ed to evaluation according to originality, relevance, rigor and scientific quality criteria.
Possible papers are welcomed to be included in the following sections of the Journal:
Articles, Documents, and Book-Reviews. Papers can be written in Spanish, English or
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Articles: Must be 20 pages maximum, including references, titles and abstracts in Eng-
lish and Spanish.
–Book author information: Name and last name (year). Book title. Place of publication:
publisher, number of pages.
–Reviewer information: Name and last name, institution, e-mail.
–Development of the book review: Maximum 4 pages.
–Book reviews can be in Spanish, English and Portuguese.
FORMATTING GUIDE
156
b) Name of author (s).
c) Speciality, institution to which s/he belongs and e-mail.
d) Abstract and keywords.
e) Resumen y palabras clave.
f ) Introduction.
g) Development, divided into titles and subtitles, if applicable.
h) Final thoughts and conclusions.
i) References: should contain only those quoted in the text.
–Quotations and bibliographic references. Quotations at the text and at the final list
of references must be submitted according to the format of American Psychological
Association (APA):
–When the author’s name is part of the narrative, only the year of publication of the
article in parentheses.
Example: Foucault (2000) studied the relationship between knowledge and power ...
–When the name and date (year) of publication are not part of the narrative of the text,
put both parenthetically, separated by a comma.
Example: The study of the relationship between politics and language (Habermas,
2000) opened a new perspective...
–When both the date and the name are part of the sentence a parenthesis is not used.
Example: In 1867 Marx published the first volume of Das Kapital ...
–If more than one book / article by one author appeared the same year, the quote will
be done with a letter in sequence following the year.
–The references in the final list should be in alphabetical order and year of publication.
Multiple references by the same author are sorted by year from the oldest to the new-
est.
–Journal articles: Last name, name (year of publication) Title of the article. Journal name,
volume number, initial page-final page.
Example: Salazar, G. (1990). Ser niño huacho en la historia de Chile (Siglo XIX).
Proposiciones, Vol. 19, pp. 55-83.
–Books: Last name, name (year of publication) Book title. City where was published:
Name of the publisher.
Example: Beck, U. (2008). La sociedad del riesgo mundial. Barcelona: Editorial Paidós.
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–Book chapters: Last name, name (year) Chapter title. In: Last Name, First Name: Book
title (initial page-final page). City: publisher.
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must be quoted in the text.
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